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AULA:
1
Donde falta la fuerza, desaparece el
derecho;
Empieza a resplandecer
2
El presente trabajo de investigación lo
dedicamos con mucho cariño y respeto a
nuestro profesor GERMÁN, SMALL
ARANA, quien aportó positivamente a lo
largo de nuestra formación académica
dándonos el apoyo e incentivación que
necesitábamos para trabajar día con día ya
que es el testigo del trabajo perseverante
para lograr un nuevo éxito en nuestras
vidas profesionales.
3
Agradezco a Dios, por haberme guiado y
dedicamos este trabajo a nuestros padres,
a nuestro docente por sus enseñanzas y
sobre todo por darme las pautas necesarias
y la guía en nuestro trabajo.
4
INDICE
EPÍGRAFE…………………………………………………………………………………….. 2
DEDICATORIA………………………………………………………………......…………. .. 3
AGRADECIMIENTO………………………………………………………………………. … 4
SINOPSIS DE LA MONOGRAFÍA………………………………………………………….. 7
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………... .. 11
CAPÍTULO I
CAPITULO II
CONCLUSIONES…………………………………………………………………………. ……43
RECOMENDACIONES……………………………………………………………………. …..44
ANEXOS……….......……………………………………………………………………............45
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SINOPSIS DE LA MONOGRAFÍA
Al parecer el tratamiento post penitenciario no sólo es una “asistencia social” sino que
constituye también un derecho de naturaleza constitucional del liberado o excarcelado.
Finalmente se propone a modo de recomendación efectuar reformas pertinentes para que
la institución penitenciaria sea regulada de acuerdo al mandato constitucional y normas
sustantivas de la Ejecución Penal.
7
entre otros; en los que obviamente también se encuentra el derecho de ejecución
penal.
8
3. DELIMITACIÓN DEL TEMA
4. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
9
INDUCCIÓN POR SIMPLE CONCLUSIÓN PROBABALE: Porque tiene como
objetivo inferir de la semejanza de algunas características de las variables de la
investigación, la probabilidad de que las características restantes sean también
semejantes; por tanto, sus conclusiones no pueden ser tomadas como
demostraciones de algo, sino como posibilidades de veracidad.
10
INTRODUCCIÓN
Ahora bien ,si realmente se quiere hacer cumplir lo establecido en la Constitución Política
del Perú , aquel que expresa lo siguiente : “la defensa de la persona humana y el respeto
de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”, nada impide que también
al liberado o excarcelado le alcance este derecho, ya que la persona humana como tal es
el centro esencial de la sociedad, en la cual el respeto y defensa de sus derechos
constituyen el interés prioritario del Estado, de exigibilidad y responsabilidad básica no
solo a este ente sino también de todos sus miembros que la conforman.
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CAPITULO I
Por otro lado, Solís Espinoza 2 indica que se trata de una acción o conjunto de
acciones enfocados a cambiar la conducta del interno, pero basándose en las
características peculiares y personales de este, a fin de que se reincorpore a la
sociedad y no reincida en un acto delictivo.
14
b) Alimentación. - Se brinda al liberado cuando este carece
absolutamente de recursos para poder afrontar en los primeros días
de su liberación la necesidad de alimentación, la cual estará a cargo
de la entidad establecida para este objeto.
c) Vestimenta. - Se proporciona a aquellos liberados que no cuenten
con ropa o vestido mínimo al momento de su egreso carcelario, esto,
inclusive conforme a las reglas mínimas de las Naciones Unidas de
1955.
d) Trabajo y empleo. - Constituye la principal y la de mayor necesidad
de los recién liberados, siendo que por ello a través de este tipo de
“ayuda” se busca brindarle al liberado condiciones, medios o capitales
para que desarrolle una fuente económica para su subsistencia
propia o de terceros4.
e) Herramientas. - A través de esto se proporciona al liberado las
herramientas necesarias para que desarrolle su profesión, técnica o
determinada habilidad laboral que requiera de ciertas herramientas o
instrumentos para ello.
f) Transporte a su residencia de origen. - En caso el liberado procede
de lugares distantes o muy lejanos, mediante esta “asistencia”, se
proporciona el costo de su transporte o traslado.
g) Suministro de documento de identidad. - Facilitar al liberado el trámite
o la obtención de documentos de identidad o los certificados de su
liberación definitiva o condicional o anulación de los antecedentes
judiciales, penales y policiales a fin de actualizar su nueva situación
jurídica o civil.
1.3.2. Asistencia moral o psicológica
Con esta asistencia se busca superar posibles problemas psicológicos o
emocionales que haya adquirido el liberado como consecuencia de su
encierro carcelario, tratamiento que debe estar encaminado hacia su
completa reintegración social . 5
4
BARRETO SANTAMARÍA, Cecilio (1997); Manual Teórico-Práctico de Derecho Penal Excarcelario-Casos Prácticos;
Editora FECAT-EIRL; Lima-Perú
5
TORRES GONZÁLES, Eduardo (2012); Beneficios Penitenciarios / La criminología moderna; IDEMSA, Lima – Perú
15
1.3.3. Orientación social y supervisión
A través de ella se busca proporcionar, al liberado, asistencia adecuada
para que pueda afrontar las nuevas circunstancias sociales, tanto en el
ambiente familiar donde habrán ocurrido diversos cambios, por lo que a
veces les puede ser difícil reasumir el rol que desempeñaban, sobre todo
de padre o madre de familia, así como en el contexto social extrafamiliar.
El personal encargado de este aspecto, debe trabajar también con el
entorno o los miembros del medio social donde va a reintegrarse el
liberado, para contribuir a un mejor ajuste social.
La supervisión o vigilancia del liberado también resulta importante; esta
supervisión y orientación social es bajo ciertas pautas de comprensión
del excarcelado; para contribuir a enfrentar las dudas o problemas que
encuentre, por ejemplo, en la liberación condicional la supervisión es una
condición estipulada en la resolución que dispone dicha libertad.
Con ello busca lograr y fortalecer una política de prevención social,
evitándose y previniéndose -inclusive- que los excarcelados puedan
volver a delinquir o simplemente puedan devenir en reincidentes o
habituales, pues, si el Estado los ignora y la sociedad es indiferente con
el excarcelado puede generarse, como consecuencia negativa, que estos
los excarcelados puedan recaer en conductas reincidentes y o inclinarse
por un comportamiento habitual hacia la comisión de delitos. 6
1.4. Antecedentes históricos de la Asistencia Post Penitenciaria
En la edad Moderna: Es en esta época donde aparece por primera vez la cárcel
como método de castigo, esto más debido al interés de los monarcas de usar a
los reos como fuerza de trabajo que en querer correccionales, pero son en
casos aislados. Y es que en esta época el carácter absolutista de los monarcas
hace que los castigos de la edad media sigan vigentes, algo que no era acorde
con la época, debido a las corrientes del renacimiento y siglos después de la
ilustración.
Ahora que tenemos claro que la pena privativa de la libertad es una sanción
reciente. Con la instauración de esta institución, es que se plantea el problema
de la publicidad, una vez cumplida esta. Por ejemplo, en España, la Real Orden
3 de abril 1896 no especificaba su publicidad, lo que atrajo problemas. Es en la
Real Orden 1 de diciembre de 1910, que mantuvo la distinción de su
predecesora, donde en su artículo 4 establece: “Las certificaciones podrán ser
también solicitadas por persona distinta de aquella a que se contraigan; pero en
este caso si resultaren antecedentes penales no se entregaran sino mediante
autorización expresa del interesado (…)” finalmente en a) Nuevo Código Penal
de España (1995) confirmó la última regulación y afirmó que el RCP no es un
registro público. El artículo136.4 establece: “Las inscripciones de antecedentes
penales en las distintas Secciones del Registro Central de Penados y Rebeldes
no serán públicas. Durante su vigencia sólo se emitirán certificaciones con las
limitaciones y garantías previstas en sus normas específicas y en los casos
establecidos por la Ley. En todo caso, se librarán las que soliciten los Jueces o
Tribunales, se refieran o no a inscripciones canceladas, haciendo constar
expresamente, si se da, esta última circunstancia.”
19
Los ex convictos, o bien llevan varios años sin trabajar o bien antes de entrar en
prisión no habían tenido una profesión estable. Por eso la Administración
penitenciaria invierte todos los años en estos programas en cada uno de sus
países. Asimismo, existe el riesgo de exclusión social, motivo por el que la
eliminación de los antecedentes penales es una gran ayuda para ellos.
7
En el Código de Ejecución Penal se tiene los siguientes artículos:
“Artículo 125 (Finalidad de la Asistencia Post-penitenciaria).- La Asistencia Post-penitenciaria tiene como finalidad
apoyar al liberado para su reincorporación a la sociedad. Sus actividades complementan las acciones del tratamiento
penitenciario”.
“Artículo 126 (Juntas de Asistencia Post-penitenciaria).- En cada región penitenciaria funcionan las Juntas de Asistencia
Post-penitenciaria que sean necesarias, integradas por un equipo interdisciplinario con participación de las
Universidades, Colegios Profesionales, Gobiernos Regionales y Locales y demás entidades que establece el
Reglamento”.
“Artículo 127 (Atribuciones de las Juntas de Asistencia Post-penitenciaria).- Son atribuciones de las Juntas de Asistencia
Post-penitenciaria:
1.- Gestionar la anulación de antecedentes judiciales, penales y policiales del liberado.
2.- Brindar asistencia social al liberado, a la víctima del delito y a los familiares inmediatos de ambos.
3.- Vigilar al liberado condicionalmente y solicitar la revocación del beneficio en el caso de incumplimiento de las reglas
de conducta impuestas.
4.- Apoyar al liberado en la obtención de trabajo.
5.- Las demás que establece este Código y su Reglamento”.
“Artículo 128 (Coordinación de las Juntas de Asistencia).- Las Juntas de Asistencia Post-penitenciaria mantendrán
coordinación con las instituciones y organismos dedicados especialmente a la asistencia de los internos y de los
liberados”.
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1.5. Doctrina a la Asistencia Post Penitenciaria
Segundo, el artículo 139º, inc. 22, de nuestra Constitución Política, señala que
“[…] el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y
reincorporación del penado a la sociedad”. Con lo que se observa que el
régimen penitenciario no es en sí un medio sino es el ente que tiene como fin el
hacer o materializar la triple finalidad de la pena; dado que corresponde al
sistema penitenciario (conformada por las normas y leyes del Derecho
Penitenciario o de Ejecución Penal) llevar a cabo la reeducación, rehabilitación y
reinserción social no sólo del penado sino también del liberado. Pues, si existe
un régimen para el tratamiento penitenciario, también equivalentemente y por el
principio de igualdad, existe una regulación normativa para el “tratamiento
postpenitenciario” (mal denominada “asistencia postpenitenciaria”), en donde
ambos tipos de tratamiento coinciden en una misma finalidad: rehabilitar y
reinsertar a la comunidad tanto al penado [en una primera fase] como al liberado
o excarcelado [en una segunda y última fase].
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cual, en suma, lleva a determinar que la naturaleza jurídica del tratamiento post-
carcelario es la de ser un derecho constitucional exigible al Estado, ya que no es
un servicio ni un favor que el Estado presta al liberado, sino es una obligación y
tutela que la propia Constitución Política reconoce tanto al interno como al
liberado, para que desde sus órganos inmediatos se efectúen coordinaciones
con las instituciones o personas autorizadas encargadas de la culminación de la
reinserción o resocialización de la persona que ya egresó de un Establecimiento
Penitenciario.
22
una escasa y nula importancia a esta institución, primero, porque el legislador no
lo regula como “tratamiento postpenitenciario” sino solamente como “asistencia
postpenitenciaria”, y, segundo, porque no se encuentra acorde con lo dispuesto
y amparado en la norma constitucional (artículo 1 y 139, inc. 22, de la
Constitución Política del Perú), es decir, no cumple con los parámetros
normativo-constitucional de que el interno liberado tiene derecho a ser
resocializado y reinsertado a la sociedad, con lo que se presenta una defectuosa
regulación en la que se determine si el tratamiento extramuros es un derecho
constitucional o no y, por ende, exigible al Estado; inclusive, como un tercer
punto, así como actualmente se regula, mediante esta institución solamente se
estarían dando un “auxilio” o “asistencia voluntaria” al excarcelado; tanto más si
esta circunstancia colisiona con la actual realidad de la Administración
Penitenciaria - INPE, en donde –en la práctica- se observa que a nivel de la
Oficina Regional Lima (conformada por Lima, Ica y Ancash) solo existe 08
Unidades Operativas de Asistencia Postpenitenciaria [o Juntas de Asistencia
Postpenitenciaria], a nivel de la Oficina Regional Norte Chiclayo (conformado
Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad y Cajamarca) existen solamente 17
Juntas de Asistencia Postpenitenciaria, a nivel de la Oficina Regional Sur
Arequipa (conformado por Arequipa, Moquegua y Tacna) solo existen 05 Juntas
de Asistencia Postpenitenciaria, a nivel de la Oficina Regional Centro Huancayo
(conformado por Junín, Huancavelica y Ayacucho) solamente existen 09 Juntas
de Asistencia Postpenitenciaria, a nivel de la Oficina Regional Oriente Pucallpa
(conformado por Huánuco, Pasco y Ucayali) existen 04 Juntas de Asistencia
Postpenitenciaria, a nivel de la Oficina Regional Sur Oriente Cusco (conformado
por Apurímac, Cusco y Madre de Dios) solo existen 08 Juntas de Asistencia
Postpenitenciaria, a nivel de la Oficina Regional No Oriente San Martín
(conformado por San Martín, Iquitos y Amazonas) existen 07 Juntas de
Asistencia Postpenitenciaria, a nivel de la Oficina Regional Altiplano Puno
(conformado por Puno, ) hay solo 04 Juntas de Asistencia Postpenitenciaria.
Finalmente, al observarse un escaso número de estas unidades operativas o
juntas de asistencia –sin temor a equivocarnos- estimamos y prevemos que el
funcionamiento de estas no debe ser de lo más óptimas, idóneas y efectivas.
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CAPITULO II
El marco contextual está dado por la situación histórica y actual del sistema
penitenciario, el cual permite identificar sus principales problemas.
24
A inicios de la época republicana el modelo carcelario no varió mucho, salvo que el
derecho carcelario pasó a ser pagado por las municipalidades, figura que fracasó
posteriormente por falta de presupuesto.
Fue el gobierno del general José Rufino Echenique (1851-1855) el que se preocupó
por el tema y encargó al historiador y geógrafo peruano Mariano Felipe Paz Soldán
que efectuase un estudio de la problemática carcelaria del país.
En este contexto, en 1853, Paz Soldán viajó a los EUA con la finalidad de visitar
cárceles y casas de corrección en Maryland, Pensilvania, Nueva York,
Massachusetts, Columbia y Washington y analizar el modelo carcelario de dicho
país, muy en boga en esa época. Producto del viaje, con fecha 24 de noviembre de
1853, elaboró un informe recomendando al gobierno la construcción de dos
penitenciarías, una en Lima y otra en Cusco.
Tres décadas después, en 1892, durante el gobierno del coronel Remigio Morales
Bermúdez, se construyó e inauguró la Penitenciaría Central. Ese mismo año, a
petición de sor Hermelinda Carrera, se inauguró la Cárcel Departamental de
Mujeres en el antiguo local del Convento de Santo Tomás, con la propia religiosa
como su primera directora.
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Funcionó hasta 1986 y solo se clausuró después del trágico incidente, denominado
Matanza del Frontón, en el que miembros de la Marina de Guerra debelaron violentamente un motín de los presos por
terrorismo causando la muerte de más de un centenar de detenidos.
25
Pero estas fueron obras aisladas. En cambio, con la dación del Código Penal de
1924 se inició una tendencia hacia la organización carcelaria integral, ordenándose
la creación de la Inspección General de Prisiones, cuyo objetivo era encargarse de
la dirección de todos los establecimientos penitenciarios del país.
Bajo esta nueva óptica, en 1951, el gobierno de Manuel A. Odría construyó la
colonia penal agrícola Él Sepa, establecimiento penitenciario sin muros ubicado en
un fundo aislado de 37,000 hectáreas, en la desembocadura del río Sepa en el Bajo
Urubamba, que tenía como objetivo albergar a los reclusos con condenas largas y a
los reincidentes, para que cumplieran sus condenas en compañía de sus familiares
y, además, trabajaran para subsistir. Dicho establecimiento funcionó entre los años
1951 y 19933 . 9
Entre 1963 y 1968, en el primer gobierno del arquitecto Fernando Belaunde Terry,
se construyó en Lima el Centro Penitenciario de Lurigancho y se inició la
construcción del Centro Penitenciario de Ica (Cachiche) y de la cárcel de Quenqoro
en Cusco.
En 1968, durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, la Inspección
General de Prisiones pasó a denominarse Dirección General de Establecimientos
Penitenciarios y se adscribió al Ministerio del Interior.
Posteriormente, en 1979, durante el gobierno del general Francisco Morales
Bermúdez, esta dirección se adscribió al Ministerio de Justicia.
El 6 de marzo de 1985 se promulgó el Código de Ejecución Penal, aprobado
mediante el Decreto Legislativo 330 y, el 12 de junio del mismo año, se promulgó su
Reglamento, aprobado mediante el Decreto Supremo 012.
Estas normas ordenaron la creación del actual INPE, organismo público ejecutor
descentralizado perteneciente al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, cuya
misión es dirigir y controlar, técnica y administrativamente, el sistema penitenciario
nacional asegurando una adecuada política penitenciaria que favorezca la
reeducación, la rehabilitación y la reincorporación del interno a la sociedad; y el
establecimiento y el mantenimiento de la infraestructura penitenciaria. Sus
9
Ese año se cerró, debido a su escasa población penitenciaria y a sus elevados costos de mantenimiento
26
funciones comprenden tres grandes áreas: administración, tratamiento y seguridad,
conforme a las cuales ha adecuado su estructura organizativa (figura 1.1).
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De acuerdo con las normas vigentes, 17 establecimientos penitenciarios, entre los
que se encuentran los penales de Lurigancho, Miguel Castro Castro y Barbadillo,
entre otros, son administrados y operados directamente por la Policía Nacional del
Perú (PNP) y no por el INPE.
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Es justo anotar también que en ese proceso la visión que la sociedad y el Estado
tenían de la cárcel varió en beneficio de los reclusos, pues transitó de un modelo de
custodia o guarda de presos a un modelo resocializador. No obstante, como en
tantos otros países, en el Perú su ejecución y materialización se desarrolla en
locales o recintos que distan mucho de ser mínimamente dignos, lo cual evita
conseguir la finalidad del sistema penitenciario.
Al respecto, según la estadística penitenciaria del INPE (2013) y los datos previos
presentados por un exdirector de esta entidad (Small Arana, s. f.), se puede señalar
que los principales problemas comunes a todos los establecimientos penitenciarios
del país en la actualidad son:
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• Presupuesto insuficiente para construir nuevos penales y/o mantener
adecuadamente los existentes.
• Corrupción enquistada en los establecimientos penitenciarios.
Del universo de internos del 2013, 36,670 estaban siendo procesados y solo
30,927 eran sentenciados, lo que significa que existía una diferencia entre la
capacidad de albergue de los establecimientos penitenciarios y la población
penal de 36,145 internos, un 115% de la población total. Esto se traduce en
el gran hacinamiento de las cárceles peruanas. Peor aún, esta
sobrepoblación era considerada crítica.
30
La tendencia al incremento del número de internos subió al 8.8% anual en
promedio en los últimos 14 años. A diciembre del 2008, por cada 100,000
habitantes había 154 internos, mientras en 1993 esta cifra era de 84 internos
por cada 100,000 habitantes (ProInversión, 2009).
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Este desbalance ocasiona, entre otras consecuencias, que existan sectores
de la población penitenciaria que no se encuentren bajo el control y la
disciplina de la autoridad penitenciaria y que no se materialice ni
mínimamente su rehabilitación.
Así, hasta octubre del 2011 se registraban más de 1200 casos de TBC y 540
casos de internos con VIH/SIDA en todo el país.
Así, si bien es cierto que el presupuesto anual del INPE aumentó del 2013 al
2014, no logra cubrir las necesidades básicas de esta institución, mientras
que la partida presupuestal para proyectos nuevos se ha reducido del 52% al
39% del total en ese mismo periodo.
• Educación. Este servicio no está disponible para todos los internos pues,
hasta octubre del 2011, solo existían 30 Centros de Educación Técnico-
Productiva (Cetpro), 10 centros de educación ocupacional, 7 centros de
educación básica alternativa, 2 instituciones educativas de adultos y 8
programas de alfabetización para solo 50 establecimientos penitenciarios.
Lo que significa que 17 de los establecimientos penitenciarios administrados
por el INPE no contaban con estas instituciones y, por ende, sus internos no
recibían educación alguna. Además, 445 docentes dictaban clases para los
internos, de los cuales 279 provenían del Ministerio de Educación y 165 del
INPE, pero distribuidos en todo el territorio nacional, lo que ocasionaba que
no todos los internos recibieran educación.
11
En todo el país solo existen contratados dos psiquiatras .
35
• Muertes de los internos dentro de los establecimientos penitenciarios. Entre
enero del 2006 y junio del 2011 habían fallecido 122 internos, siendo las
principales causas: enfermedad (75), suicidio (21), reyertas (10), accidentes
(3) e intentos de fuga (2). Con relación a los suicidios se puede apreciar que
existe una falta de apoyo emocional por parte de personal especializado para
estas personas y, respecto de las reyertas, se observan circunstancias de
falta de seguridad interna plenamente atribuibles al INPE.
2.3.5. Corrupción
Según la Defensoría del Pueblo (2011), además de los comentados, existe
otro problema común e igualmente nefasto para el sistema penitenciario: la
corrupción. En la mayoría de los establecimientos penitenciarios se aprecian
graves hechos de corrupción atribuibles al personal del INPE y/o de
la PNP en cuatro zonas de riesgo:
En función a ello precisa que, producto de esa gestión poco eficiente (control
de visitas), en los operativos de registro de celdas, o requisas, se encuentran
casi siempre los mismos objetos prohibidos en poder de los internos (cuadro
1.5).
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Asimismo, según el propio INPE su personal de seguridad viene laborando
en una situación de estrés constante que se traduce en agotamiento físico,
emocional y mental. De igual forma, reporta que sus equipos electrónicos de
seguridad son obsoletos o inoperativos, lo cual facilita la fuga de los internos,
y que no cuenta con los equipos de inteligencia y contrainteligencia que
permitan detectar cualquier problema en los establecimientos penitenciarios
antes de que ocurra.
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administración penitenciaria, resocializarlo y, posteriormente, reincorporarlo en la
sociedad12.
El actual Sistema Penitenciario Peruano, es rectorado por el Instituto Nacional
Penitenciario INPE desde 1985, a partir del D. Leg. N° 330, anteriormente estaba a
cargo de la Dirección General de Establecimientos Penitenciarios.13El sistema
adoptado por nuestro país es el Progresivo Técnico (artículo IV del T.P. del D.L. N°
654).
Según su Reglamento de Organización y Funciones, el Instituto Nacional
Penitenciario, es un organismo público descentralizado del sector Justicia, con
personería jurídica de derecho público, que tiene por misión: dirigir y controlar
técnica y administrativamente el Sistema Penitenciario Nacional asegurando una
adecuada política penitenciaria, que favorezca:
La reeducación, rehabilitación y reincorporación del interno a la sociedad.
El establecimiento y mantenimiento de la infraestructura penitenciaria.
El 13 de abril de 2012, el Ministro de Justicia y Derechos Humanos y el presidente
del INPE, presentaron el PLAN DE REFORMA DEL SISTEMA PENITENCIARIO
NACIONAL compuesto por diez medidas a implementar a nivel nacional.
12
CÁRCAMO, J. Enrique; GUARNIZO, Amparo; MENDOZA, Marcia Y.; PAJARES, Carlos; VIGNOLO, Giancarlo.
Asociaciones público-privadas en el sistema penitenciario. Una alternativa de solución para la inseguridad en el Perú –
Lima: Universidad ESAN, 2015 , Pág. 62
39
Dichas medidas están dirigidas a establecer un nuevo modelo de establecimiento
penitenciario para una inserción social efectiva e iniciar la ruta que lleve al INPE a
cumplir fielmente con el rol que le corresponde.
SITUACIÓN ACTUAL
La población del sistema penitenciario nacional está compuesta por las personas
procesadas con medidas de detención y personas sentenciadas a pena privativa de
libertad que se encuentran en los establecimientos penitenciarios, asimismo,
personas liberadas con beneficio penitenciario de semilibertad o liberación
condicional y personas sentenciadas a pena limitativa de derechos, que son
atendidas en los establecimientos de medio libre.
El INPE está descentralizado en ocho Oficinas Regionales, las que a su vez tienen
a su cargo establecimientos penitenciarios para personas privadas de libertad y
establecimientos de medio libre para personas liberadas con beneficios
penitenciarios y sentenciados a penas limitativas de derechos.
40
La población del sistema penitenciario al mes de febrero 2018 es de 104,643
personas. De ellos, 86,2292 se encuentran en establecimientos penitenciarios al
tener mandato de detención judicial o pena privativa de libertad efectiva, mientras
que 18,414 personas asisten a establecimientos de medio libre al haber sido
sentenciados a penas limitativas de derechos, dictaminado medidas alternativas al
internamiento, o liberados con beneficio penitenciario de semilibertad o liberación
condicional.
Como fue señalado en el primer informe de la Defensoría del Pueblo sobre la
realidad de las cárceles a nivel nacional 13, el exceso de internos e internas sobre la
capacidad de los establecimientos penitenciarios para albergarlos, constituye el
principal factor que menoscaba los derechos humanos de las personas privadas de
libertad:
“La sobrepoblación y el hacinamiento resulta ser el elemento detonante de la
situación de violencia cotidiana que se vive en algunos penales”
Tómese en cuenta, que, a la fecha del citado informe, el total de personas
privadas de libertad ascendía a 24,888 personas. Hoy, casi 20 años después, se
alberga a casi 70,000 reclusos/as más. De acuerdo a cifras del Instituto Nacional
Penitenciario a agosto del 2018, la población penitenciaria asciende a 89,166
internos e internas mientras que la capacidad de albergue a nivel nacional es de
solo 39,156 plazas7. Esto significa que existe un nivel de hacinamiento que alcanza
el 128%. En el 2011, fecha de publicación del último informe defensorial sobre esta
materia, esta cifra se situaba en 75%. En un periodo de 7 años se registra un
crecimiento del 53%.
13
Informe Defensorial N°11, publicado en 1999
41
Las evidencias demuestran con absoluta claridad que no es posible combatir el
hacinamiento mediante la construcción de más unidades de albergue (cárceles). Se
requiere, en forma indispensable, de reales niveles de coordinación entre las
entidades que conforman el sistema de justicia (Ministerio Público y Poder Judicial)
y los Poderes Ejecutivo y Legislativo.
Conviene tener presente14, que en estos últimos descansa la responsabilidad por el
excesivo aumento de penas, la eliminación progresiva de los beneficios
penitenciarios y el reducido uso de medidas alternativas a la prisión, como la
vigilancia electrónica personal, conversión de pena, entre otros.
Conviene advertir, que, de no implementarse medidas concretas, en el año 2035 la
población penitenciaria alcanzaría los 222,487 internos e internas, mientras que las
unidades de albergue solo tendrían capacidad para 58,187 personas, llegando a un
hacinamiento del 282%15. Para evitar este gravísimo escenario se requiere de una
firme voluntad política por parte de todos los sectores públicos involucrados.
Lamentablemente a la fecha, no es posible sostener que tal voluntad se encuentre
plasmada. El Plan Nacional de Política Penitenciaria, único instrumento público, que
14
Informe de Adjuntía N° 006-2018- DP/ADHPD “Retos del Sistema Penitenciario Peruano: Un diagnóstico de la
realidad carcelaria de mujeres y varones”, Lima, 2018
15
Política Nacional Penitenciaria y Plan Nacional de la Política Penitenciaria 2016 - 2020. Página 59
42
plantea acciones en la materia no cuenta con los recursos ni difusión necesarios
que aseguren su real cumplimiento.
CONCLUSIONES
43
simplemente puedan devenir en reincidentes o habituales, pues, si el Estado los
ignora y la sociedad es indiferente con el excarcelado puede generarse, como
consecuencia negativa, que estos los excarcelados puedan recaer en conductas
reincidentes y o inclinarse por un comportamiento habitual hacia la comisión de
delitos.
Es responsabilidad del Estado que actualmente no exista una efectiva y real
“Asistencia Post-penitenciaria” y que inclusive su actual o vigente regulación no solo
sea defectuosa sino que además las Juntas Asistencia o Unidades Operativas que
existen y que dependen del INPE no son lo suficientemente operativos y efectivos.
Por ello, a través de este trabajo se propone que el Estado asuma responsabilidad
e inmediatamente reforme, renueve e institucionalice –acorde a los parámetros
constitucionales- un ente encargado de realizar los Tratamientos Post-
penitenciarios de los liberados.
BIBLIOGRAFÍA
44
TORRES GONZÁLES, Eduardo (2012); Beneficios Penitenciarios / La criminología
moderna; IDEMSA, Lima – Perú
SOLÍS ESPINOZA, Alejandro (1999); Ciencia Penitenciaria y Derecho de Ejecución
Penal; Perú – Lima
ANEXOS
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