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Delirium

Tremens, El Fantasma de
un Secuestro: No Tengas Miedo

Por

Olga del Valle Vegas Vásquez




NOTAS DE LA AUTORA

El eje central de esta obra y alguno de los hechos aquí narrados ocurrieron
en la vida real y pueden ser comprobados, no obstante la historia fue recreada,
lo quehace que este relato se convierta en una novela, ya que los personajes,
sus diálogos, su entorno, sus actos y el modo de comportarse, son
completamente ficticios, por lo cual toda semejanza con la realidad es pura
coincidencia.

DEDICATORIA

Hoy pido autoridad celestial al espíritu guerrero de la pareja de amantes


que me inspiró a desarrollar esta novela, para que me permita concluirla y
transmitirla con bien, porque su drama, ocurrido a finales de la década de los
amados sesenta, me conmovió profundamente cuando yo era todavía una niña,
es una historia de amor sublime que me introdujo en el mundo del
romanticismo, en esta obra, el tema central gira en torno a la vida de un
adolescente que en el proceso de transformación adulta, sucumbe ante los
embates de su complejo entorno familiar, mientras laprotagonista de la ficción
se sobrepone a su tragedia, en la búsqueda de la felicidad.
Con ello, intenté aligerar e invertir la carga emocional que implicóla
verdadera historia del relato en el que ella decidió morir por amor, a ellos va
dedicada esta versión de los hechos, basada en lo poco que conocí de sus
respectivas vidas, adaptada a los tiempos modernos y desarrollada en mi
amada tierra natal.
A mí adorada familia

PENSAMIENTO DE LA AUTORA

“Autoridad, palabra que impone respeto, significa derecho y poder de


mandar y de hacerse obedecer, se transforma en una falta cuando se ejerce con
abuso, con exceso, cuando los valores humanos de la fraternidad y del respeto
al pensamiento ajeno, quedan a un lado para dirigir un conjunto de
disposiciones a fin de coaccionar con fuerza, violencia física y psíquica a un
ser querido para obligarlo a hacer algo en el nombre de “Su propio bienestar”.
Olga Del Valle Vegas Vásquez

PROLOGO DE LA AUTORA

“Delirium Tremens, El Fantasma de Un Secuestro: No Tengas Miedo”, es


una historia novelada basada en un hecho de la vida real ocurrido en Francia a
finales de la década de los sesenta, que fue versionada y recreada en nuestro
país Venezuela, bajo el embrujo de los hermosos paisajes del Estado Apure, de
acuerdo a las ideas que fueron surgiendo en la mente de la autora, en función
de sus propias vivencias y como resultado del conjunto de percepciones y/o
reflexiones captadas en sus lecturas, en los programas que usualmente mira,
observa y examina por televisión, en las películas relacionadas con el área y
finalmente apoyada en la búsqueda de información por internet.
La historia narra la relación amorosa que nace entre Mateo un adolescente
y Amanda su profesora de educación física, la cual es interrumpida por la
actitud de su padre Daniel Monteverde, quien en la búsqueda de establecer
límites para imponer su autoridad, ejecuta acciones violentas que coartan la
libertad del joven estudiante hasta convertirlo en un melancólico ser viviente.
Mateo es un joven heredero de una fortuna ganadera y el contexto en el
cual crece, “Hacienda Utopía” ubicada en el Estado Apure, está signado por la
presencia del delito del secuestro, entre otros, del cual ha sido víctima Daniel
Monteverde, hijo de un ex - jefe militar de la región, quien queda padeciendo
de un estrés post traumático que encarcela a su hijo y a su amante en un
laberinto de dolor y de pasión.
La acción comienza con la llegada de su abuelo Don Jorge Lander a tierras
venezolanas proveniente de España con su hija Patricia, su amigo Sebastián
Belal, otros colaboradores y su hijo de crianza, Frank Salvatierra quien se
desempeña como su guardaespaldas y es el enamorado secreto de su hija
Patricia.
Patricia, es una joven socialité que coquetea con su suerte, se hace amiga
de Daniel Monteverde y cuando este es secuestrado descubre que está
embarazada y se casa con el joven cuando el mismo es rescatado, ambos
viajan a Estados Unidos para resolver los traumas que padece su esposo
mientras el niño de ambos, crece en el Estado Apure con su abuelo, su nana y
quien resulta ser su verdadero padre Frank Salvatierra.
A los doce años el niño es arrebatado de los brazos de su abuelo para ser
criado en la ciudad, bajo la tutela de Daniel Monteverde con unas estrictas
medidas de seguridad.
El chico se revela una vez que comienza su proceso de desarrollo y en
plena transición de la niñez a la adultez, se enamora de su profesora quien es
diez años mayor que él.
Ella se ve deslumbrada por la madurez del muchacho, su belleza física y
por su fortuna, comenzando así una serie de aventuras para lograr escabullirse
del control de Daniel Monteverde quien se desempeña como Director de la
Clínica Monteverde, empresa que funda en asociación con su suegro.
Lo que comienza como una aventura termina con transgresión de leyes,
normas y reglamentos que conducen a los protagonistas a purgar sus culpas en
un Reten de Mujeres y en el caso del adolescente, en un Centro Terapéutico
para Jóvenes con Problemas de Conducta
El caso trasciende a los medios de comunicación y se impone un estudio
del tema en el cual se determina que la actuación de los implicados en el
mismo, es consecuencia directa de la paranoia de Daniel Monteverde.
Un niño nace en la cárcel y cambia la vida de Mateo quien comienza a
comprender lo difícil que resulta ser padre, su reinserción a la sociedad, la
ejecuta asumiendo las riendas de la hacienda de su abuelo gracias a las
orientaciones de sus psiquiatras con quienes mantiene excelentes relaciones y
es así como comienza un nuevo transitar por el mundo de la gerencia y la
planificación, lo cual lo hace enfrentarse a la realidad de la que fue custodiado
toda su vida, los conflictos internos de la hacienda motivan una acción de
venganza en contra de la familia Lander y el niño resulta víctima de un
atentado, Mateo inicia un proceso de reflexión sobre su vida, su manera de
actuar y ante el temor de que a su hijo hubiera podido haberle pasado algo
reafirma su conducta y su proceder, el amor a la libertad y la eterna búsqueda
de la felicidad, su hijo Nicolás, fue salvado no solo por las medidas tomadas
por sus guardaespaldas sino por el entrenamiento que recibió durante sus trece
años de edad, su capacidad de tomar decisiones y su gran independencia
intelectual y cuando se produce el encuentro entre él y su muchacho este lo
primero que le dice es “No tengas miedo”
La acción ejemplarizante de los guardaespaldas sentó un precedente, lo
cual incidió, junto a otros factores, en la reducción del índice de secuestros en
la zona.
Finalmente Nicolás, el primogénito de una nueva generación, se emparenta
con la bisnieta del mejor amigo y socio de su bisabuelo, comenzando así una
nueva dinastía bajo el emblema “No tengas miedo”
Olga Del Valle Vegas Vásquez


CAPITULO I
EL SECUESTRO FISICO

1. Inicio de Clases

Era miércoles 15 de Septiembre de 1993, día de inicio de clases escolares,


de acuerdo a la programación del “Colegio Inmaculada Concepción de
María”, correspondía practicar deportes, a la sección 4to. “B” de la unidad
educativa, que estaba ubicada en una prestigiosa urbanización de la capital de
Venezuela, la cual operaba con un régimen de semi-internado y funcionaba en
una edificación de tres pisos, rodeada de árboles frutales, jardines, caminerías,
estacionamiento, piscina olímpica, comedor, biblioteca y gimnasio.
El curso del cuarto nivel, de cinco que conformaban el ciclo del
bachillerato, se engalanaba con la llegada de la nueva profesora de educación
física,mientras tanto, muy cerca de allí, en la “Mansión Utopía” de los
Monteverde Lander, los hermanos Mateo y Matías de dieciséis y quince años
respectivamente, se alistaban para la salida hacia el inicio de la jornada de
estudios.
Ambos hermanos eran muy agraciados físicamente pero con algunas
diferencias, en el caso de Mateo, el mayor de los hermanos, destacaban sus
rasgos europeos heredados de su abuelo, era rubio con el cabello liso en sus
raíces y encrespado en las puntas, el cual se dejaba crecer en contra de la
voluntad de su padre, Daniel Monteverde, tenía los ojos color ámbar, alto
fuerte y muy varonil, siempre aparentó tener más edad que la que
realmentedetentaba y por ser deportista desarrolló una discreta musculatura,
mientras Matías heredó los rasgos latinos de su progenitor, piel acanalada,
tenía una abundante cabellera lisa, cortada en varias capas, color castaño claro,
con algunos reflejos dorados, la cual llevaba a la altura de la nuca, con una
pollina, picada a la mitad, que le rozaba las cejas, ojos verdes como los de su
mamá y contaba con unaestructura corporal frágil, debido a que practicaba
pocos ejercicios.
El elemento en común, era que ambos eran tímidos e introvertidos, tenían
pocos amigos, compañeros de clase en su mayoría,perola calidad de la
relación existente entre ellos y sus amigos era muy fraternal ya que se
conocían desde la niñez. Los primos Alejandro y Diego, hijos del Dr. Darío
Monteverde, hermano mayor del Dr. Daniel Monteverde,padre de los chicos
(Matías y Mateo), formaban parte de ese minúsculo entorno, unidos por
valores de lealtad y compañerismo
Ese día, a las seis de la mañana, los jóvenes tomaron un desayuno ligero
junto a sus padres, el estricto Doctor Daniel Monteverde Villarroel, de
profesión cardiólogoy Patricia Lander Torres, rubia socialité de alta alcurnia,
hija de un terrateniente europeo.
Por otro lado, en la amplia cocina de la vivienda, Nanita, la vieja nodriza
de la familia, afro descendiente de fuertes rasgos físicos endulzados por una
maternal sonrisa que contrastaba con un vozarrón imponente, coordinaba los
detalles relacionados no sólo con el desayuno de los propietarios de la casa,
ella también atendía con esmero la alimentación de Frank y Horacio, los
guardaespaldas de los chicos, y de los choferes, Gonzalo y Abraham, este
ultimo trabajaba exclusivamente para Daniel y quienes prácticamente
formaban parte de la familia.
Como era costumbre, los muchachos, se iban al colegio en el carro del Dr.
Monteverde, seguidos por la moderna y confortable camioneta blindada color
dorado, vidrios antibalas ahumados,asignada para ellos, manejada por los
guardaespaldas, quienes después de constatar el ingreso de sus protegidos a las
instalaciones educativas, se quedaban en el estacionamiento, en situación de
vigilia,esperando que terminara la jornada diaria del semi internado, aún
cuando ya tenían edad suficiente para cuidarse solos y estaban cursando el
tercer y cuarto año de la escuela secundaria, los jóvenes se encontraban bajo
un régimen de vigilancia férrea que hasta ese momento, no les había pesado.
Ambos eran herederos de una gran fortuna proveniente del abuelo materno,
Don Jorge Lander, inmigrante europeo que se radicó, casi tres décadas atrás,
en Venezuela, específicamente en el Estado Apure, impresionado por sus
hermosas y productivas tierras, por lo cual adquirió un extenso terreno donde
edificó un emporio ganadero, lugar donde posteriormente conoció al General
Mateo Monteverde,en ese entonces, Comandante Militar de la zona,a quien el
Sr Jorge brindó un apoyo especial cuando se produjo el incidente que marcó la
vida del menor de sus tres hijos, Daniel Monteverde Villarroel, emparentado
posteriormente con su única hija, Patricia Lander Torres.
Durante el trayecto, el Señor Abraham, chofer de Daniel consultó la hora,
estaba extrañado de que hubieran salido tan temprano, entonces Matías
confesó que Mateo, que era el que siempre se levantaba más temprano pero se
retrasaba tomando el desayuno por su costumbre de comer lentamente, ese día
se había alistado rápidamente porque estaba ansioso por conocer a la nueva
profesora de educación física, el destino comenzaba así a tejer sus redes,
entonces Mateo, sin hacer caso a la broma que le jugaba su hermano, intervino
en la conversación para recordarle a Daniel:
-Papá acuérdate que esta tarde voy a jugar futbol a la salida del colegio,así
que no me esperen para la cena.
-¿Quién te lleva? -Preguntó Daniel, en un tono sobreprotector.
- El profesor Gustavo, mi entrenador- contestó Mateo.
El recorrido fue corto, a la hora en que salieron, el tráfico estaba
suficientemente ligero, aunado a la proximidad geográfica existente entre la
escuela y la casa, por lo cual en pocos minutos ya los dos vehículos estaban
haciendo su entrada al recintode la institución educativa.
Al llegar al prestigioso colegio, se estacionaron en el lugar de costumbre,
Daniel, se bajó del carro para despedir a sus hijos, ese día tenía una extraña
percepción y después de acariciar y besar a los chicos sujetó con delicadeza a
Mateo por un brazo y le pidió que no llegara tan tarde en la noche, Mateo le
devolvió el abrazó con fuerza y lo beso en la mejilla después de pedirle la
bendición, ese sería uno de los últimos abrazos que se darían en la vida y
Daniel lo presintió, tuvo la sensación de que aquel jueves sería el primer día
del resto de sus vidas.
Al mediodía, almorzaron juntos en el comedor del colegio, Mateo, Matías,
sus primos Alejandro y Diego sus amigos Máximo, Roberto, Arturo y Marco
Vinicio, juntos estaban coordinando las pautas para el juego de futbol de esa
tarde, tenían que pasar primero por la casa deportiva que distribuía los
uniformes para que les entregaran los nuevos equipos, que iban a usar en este
nuevo año escolar, por supuesto la conversación obligatoria era la llegada de la
nueva profesora, el motivo: todos comentaban que era una mujer hermosísima
y que enloquecía a los alumnos.

2. Conociendo a la Profesora

Tal como estaba previsto, luego de culminada la jornada matutina de clases


teóricas, pasada la hora del almuerzo, los estudiantes de la sección del cuarto
año “B”, se prepararon para su clase de educación física, acudieron a las
duchas, se cambiaron de uniforme y se sentaron en las gradas del gimnasio
para esperar a la profesora, quien hizo su entrada, ataviada con un mono
deportivo azul celeste y una franela blanca ceñida al cuerpo, dejando relucir
sus vigorosos senos y su marcada cintura, su derriere era discreto pero firme,
su abundante cabellera color castaño claro, estaba sujeta con una cola que al
bambolearse de lado y lado, hacia gracioso cada uno de sus movimientos, su
rostro era angelical caracterizado por un cutis terso, una piel color canela, ojos
grandes, color verde aceituna, rodeados de unas espesas pestañas que podían
parecer postizas, sus labios eran gruesos, carnosos y rojizos,los chicos tenían
la boca abierta, la política del colegio fue siempre contratar hombres para la
instrucción deportiva, era la primera mujer que había logrado perdurar por
cuatro años consecutivos en esa cátedra y para esta nueva jornada escolar le
asignaron los cursos de cuarto y quinto año.
Pasaron un buen rato en dinámicas de grupo para conocerse, se presentó
como Amanda Bustamante, tenia veintiséis años y se graduó a los veintidós,
dijo que era divorciada (Se casó solo en ceremonia civil), sin hijos, vivía lejos
del colegio en una urbanización compuesta por cómodos edificios elaborados
para la clase media, en un pequeño apartamento de no más de sesenta y cuatro
metros cuadrados, dos habitaciones y un solo baño, que le quedó como fruto
de la disolución de los bienes conyugales, pidió que no la llamaran profesora,
habló sobre su experiencia laboral y exigió disciplina en el entrenamiento,
igualmente los jóvenes se fueron presentando uno por uno en el marco de
juegos y bromas.
Después de las presentaciones, disponían de dos horas para comenzar la
rutina inicial, ejercicios de calentamiento, unas vueltas al gimnasio, aeróbicos
y aparatos, entre los cuales se encontraba una escalera en forma de arco, cuyos
escalones debían ser atravesados manualmente por los alumnos, al tocar el
turno de Mateo este le explicó a la profesora que él estaba eximido de
practicar ese tipo de ejercicio de fuerza manual (no era que no pudiera, solo
que no le gustaba debido al mal recuerdo que guardaba por un accidente que
tuvo con su caballo ) y ella no le creyó, pensaba que le estaba mintiendo sobre
todo porque Mateo no dejaba de sonreír al verla.
El paso de la pubertad a la adolescencia estaba produciendo cambios
físicos en el cuerpo y en el organismo del joven heredero, tenía el cabello
largo, dorado y rizado acorde con su estilo “boheme chic” que lo hacía parecer
un hippie de los años sesenta, ojos color ámbar, era un niño mimado
acostumbrado a jugar, a disfrutar de lujos, de un sequito de personal de
servicio dispuesto a favorecerlo en todo cuanto él y su hermano requerían, ya
tenía bellos en su rostro y en otras partes de su cuerpo, su voz se tornaba más
gruesa, su pecho se estaba ensanchando cada vez más y aun cuando no tenía
tendencia a ostentar grandes músculos, sus brazos y piernas poseían firmeza,
producto de sus múltiples actividades complementarias, entre las cuales se
encontraban sus prácticas de Karate con Frank, su guardaespaldas, su afición
al futbol y a la equitación que practicaba casi a diario en el lujoso Club
Campestre al cual estaban asociados.
Particularmente el joven estaba sintiendo, justo en ese momento,una
extraña sensación de gozo que no se podía explicar y eso perturbó a la
profesora quien le habló con firmeza:
-¡Es su turno!
El muchacho, por su parte, se sintió abochornado y se alistó para hacer el
ejercicio, reunió todas su fuerzas y se fue agarrando poco a poco de cada uno
de los barrotes que desde niño siempre le parecieron interminables, entonces,
cuando ya estaba a punto de concluir su primera ronda, sintió que ya no podía
seguir más por lo contrariado que estaba y se soltó de las barras cayendo
estrepitosa y malhumoradamente al suelo.
Los muchachos comenzaron a burlarse y se reían a gusto, Máximo, un
joven rubio de ojos azules, hijo del abogado de la familia Monteverde, le
reclamó con fuerza a la profesora que hubiera obligado a su amigo, a quien
apreciaba como a un hermano, a actuar en contra de su voluntad, por lo tanto
procedió a tratar de levantar a Mateo del suelo y pudo percatarse que no podía
afincar el pie derecho, entonces lo sentó en las escaleras de la grada, la
profesora, en consecuencia se acercó a ellos, se sentó en una de las gradas
deportivas y lentamente, como si estuviera solicitando poco a poco su
permiso,le quitó el zapato y la media para sobarle el pie, cuando vio que
comenzó a hincharse, le dijo que se levantara para llevarlo al servicio médico
estudiantil del colegio.
Mateo estaba indispuesto, solía enojarse con facilidad y se negó a acudir al
servicio médico, por lo cual pidió a la profesora que lo dejara continuar en la
clase, mientras se reponía del golpe, pero ella insistió en buscar ayuda médica,
fue entonces cuando él le explicó que si acudían al servicio médico, el colegio
informaría inmediatamente a su familia de lo sucedido y él no quería
alarmarlos, entonces ella le dijo:
- ¿Por que tendrían que alarmarse con una simple torcedura de tobillo?,
Máximo y Mateo se miraron a los ojos y Roberto, otro de los amigos de
Mateo, quien también era hijo de otro de los abogados de la familia
Monteverde,exclamó:
-¡Ay! como se ve que usted es nueva en esta clase, si el papá de Mateo se
entera que usted lo obligó a montarse en ese aparato este será su debut y
despedida.
La profesora comenzó a inquietarse, con el comentario de Roberto y
consideró que con más razón debía llevarlo a la consulta médica.
Así pasaron casi una hora, debatiendo sobre si debían o no, ir a la
enfermería, mientras contaron anécdotas de las hazañas del papá de Mateo, en
su afán por proteger a sus hijos y poco a poco fueron profundizando la
conversación hasta llegar al punto de decir que esa era una relación asfixiante
entre padres e hijos y que estos muchachos al igual que la mayoría de los que
allí estudiaban tenían prácticamente restringidas sus libertades.
Amanda poseía un espíritu liberal, se amigaba con causas revolucionarias,
era amante de los espíritus luchadores por una razón justa,
independientemente del tinte político que se tenga, siendo su norte los valores
de la igualdad, la justicia y la libertad, ella fue criada entre intelectuales
(humildes profesionales) y sus padres siempre le permitieron expresar lo que
pensaba, desde niña tuvo capacidad de toma de decisión y muchas veces se
cayó y se volvió a levantar, su ascenso social lo alcanzó con su unión con un
banquero que después de acondicionarle un inmueble le informó que tenía que
separarse de ella porque se había enamorado de otra mujer, Amanda agradeció
su sinceridad y acepto el apartamento y el carro que redimían de culpas a su ex
marido, solo duraron veinticuatro meses de casados, ella tenía veintidós años
cuando se divorció y mas nunca volvió a casarse, se dedicó en cuerpo y alma a
su profesión y poseía un gran grupo de amigos conformado por algunos
colegas y sus estudiantes, antiguos y actuales, que la consideraban más que
una profesora una amiga, por lo que ella atesoraba eso como su gran fortuna.
En cuanto tuvo la oportunidad de hablar a solas con Mateo le pidió
disculpas por haber dudado de su palabra, ella le confesó que sintió malicia en
su mirada y por eso lo obligó a hacer el ejercicio, el se volvió a sonreír de
manera extraña, entonces ella le dijo:
-¡Ves, lo estoy sintiendo nuevamente, es como si me estuvieras
desvistiendo con la mirada!
Mateo, que era tímido, se puso rojo de la pena y bajó la cabeza, entonces
comenzó a enseriarse nuevamente, (pasaba de un estado de ánimo a otro con
mucha facilidad), esquivó su mirada buscando de restar importancia al
comentario de la profesora y se dirigió a Máximo:
-Tráeme de mi casillero una cajita de analgésicos y un gelanti-inflamatorio,
por favor.
Luego de buscar los implementos de primeros auxilios que Mateo cargaba
habitualmente en su bolso deportivo, Máximo se los entregó a la profesora
yella procedió a buscar tiernamente la mirada a Mateo y a tantear en el tobillo
para determinar el área afectada, le preguntó, no sin antes contemplar
maravillada sus hermosos ojos, de los que parecía sentirse avergonzado, ya
que cuando sabia que lo estaban viendo fijamente, (como solía suceder con la
mayoría de las personas que quedaban prendadas de tan poco común color de
ojos), bajaba la mirada con verdadera humildad:
- ¿Te duele?
- Creo que la inflamación está avanzando- contestó el joven con tono de
vozfirme, seguro de sí mismo.
Entonces ella siguió sobándole el pie mientras pensaba en lo varonil que
era el jovencito, Mateo por su parte, continuaba sintiendo esa extraña
sensación que recorría su cuerpo pero esta vez dejó de sonreír al respecto.
Sonó el timbre indicando que se había terminado la hora de deporte, los
chicos se las habían ingeniado para armar un partido de básquet, mientras la
profe conversaba con el grupo que se quedó atendiendo a Mateo, ella le
preguntó cuál era el número de teléfono donde se podía comunicar con él, un
vez obtenida la información procedió a repicarlo desde su moderno equipo
telefónico celular con la finalidad de verificar que el numero era el correcto,
en estos maravillosos equipos de nueva generación, que estaban surgiendo,
revolucionando así, el mundo de las telecomunicaciones, luego le prometió
que estaría pendiente de la evolución del caso.
Ya eran las cuatro de la tarde cuando Máximo le dijo que en esas
condiciones no podía jugar el partido de futbol previsto, pero Mateo insistió en
que tenía que hacer tiempo para poder llegar a su casa sin reportar la novedad,
entonces, para el momento, hizo su entrada en el gimnasio el profesor
Gustavo, un viejo entrenador con varios años de experiencia en el colegio,
sonando su estridente pito para ordenar a los miembros integrantes del equipo
de futbol del colegio, que debían abordar el transporte que los trasladaría,
desde el instituto, hasta el estadio de futbol donde se jugaría el partido de
entrenamiento contra el equipo campeón del “Colegio San Onofre” otra de las
unidades educativas ubicadas en el área metropolitana.
Tal como estaba planificado, antesde partir a la práctica, debían recoger los
nuevos uniformes en la tienda deportiva, luego, cuando llegaron al jardín de
juego, el entrenador se dio cuenta que el grupo de jóvenes en el que se
encontraba Mateo venían caminando lentamente y el muchacho se estaba
apoyando en Máximo, era evidente que no podía afincar bien el pie y le
preguntó las causas, ante lo cual Mateo no ofreció mayores detalles para no
perjudicar a Amanda. El entrenador lo llevó al servicio médico del estadio y
allí el especialista quiropráctico le diagnostico esguince de pie. Por supuesto
no le permitieron jugar y le recomendaron reposo absoluto ante lo cual le pidió
a su entrenador que le permitiera quedarse a ver la práctica.
Mateo olvidó indagar si su hermano, que estudiaba en otro nivel, se había
enterado de los hechos, porque los comentarios de pasillo en el colegio se
desplazan con la velocidad de un jet. Efectivamente, una vez ubicado en un
espacio desde donde podía presenciar el juego, procedió a llamar para su casa
para reportarse, como corrientemente acostumbraba a hacerlo,eran las seis de
la tarde y ya Matías había comentado el incidente.
No había terminado de conversar por teléfono con Patricia, su madre,
cuando una voz repetía por el altoparlante del estadio:
-¡Sr Mateo Monteverde, lo solicitan en la entrada!
Todos los jugadores que estaban en el jardín de juego voltearon a las
gradas a verlo, imaginando lo que le esperaba, demasiado tiempo había pasado
libre de la reacción de su padre.
El Dr. Monteverde estaba en la clínica de guardia cuando Patricia lo llamó
desconsolada diciendo que Mateo había tenido un accidente en el colegio y
que se había ido todo golpeado a jugar futbol, este argumento fue suficiente
para que Daniel se dirigiera inmediatamente hacia el estadio y le pidiera a su
hijo que lo acompañara al hospital para tomarle unas radiografías, Mateo
insistió en que estaba bien pero no pudo evadir el cerco familiar.
Estando en la clínica, aproximadamente a las siete de la noche, un teléfono
repicaba incesantemente, el ruido salía del morral de Mateo, quien se
encontraba en la sala de rayos x, tomándose las placas en el tobillo, mientras el
Doctor Monteverde lo esperaba en su despacho, entonces se decidió a sacar el
teléfono del bolso de su hijo, para contestar la llamada.
-Mateo, ¿donde estas? - Preguntó ella sin advertir que estaba dirigiéndose
al temido padre del estudiante.
Daniel no reaccionó en el momento porque justamente Mateo hacía acto de
presencia en la habitación, angustiado porque sintió la llamada telefónica y
pensó que era su profesora, inmediatamente le preguntó:
- ¿Era mi teléfono el que estaba repicando?
- Sí- contestó Daniel
- ¿Qué te dijo Amanda? -Volvió a preguntar Mateo
- ¿Amanda?, ¿La nueva profesora? ¿Por qué llamas por su nombre a tu
profesora y sobre todo si la acabas de conocer? ¿Es que tú no respetas?
Mateo se volvió a sentir minimizado, su papá le ofrece cariño,
sobreprotección, pero lo trata como a un obrero de su clínica, y seguía con su
inquisición,
- ¿Fue cierto que ella te obligó a hacer ese ejercicio?
Mateo se quedo pálido, de alguna manera Daniel se había enterado de lo
sucedido y supuso lo que le esperaba a Amanda, entonces, para ganar tiempo,
Mateofingió que se había lastimado, razón suficiente para que surgiera
nuevamente el padre protector:
- Elías, tráeme el analgésico por favor apúrate, (le gritó a uno de los
enfermeros que estaba de guardia).
-Ya se te va a pasar no te preocupes hijo- le dijo Daniel invitándolo a
recostarse de uno de los cómodos muebles de su oficina.
Después de pedirle que ingiriera el calmante, le suministró un vaso con
agua lo tomó con delicadeza por la espalda para ayudarlo a inclinarse y le
facilitó una muleta para que pudiera terminar de levantarse del mueble donde
lo había recostado, luegomandó a llamar a Frank y a Gonzalo para que fueran
a buscar a Mateo a la clínica y lo llevaran a la casa, porque él estaba de
guardia y no podía volver a dejar el recinto médico sin personal directivo.
Cuando Frank llego al estacionamiento, eran las nueve de la noche, allí en
la entrada de la clínica pudo divisar a Daniel quien bajó acompañando a Mateo
que continuaba apoyado en la muleta porque no podía afincar el pie, Frank se
indispuso, el sentía un afecto especial por los hermanos Monteverde pero
estaba particularmente identificado con Mateo, a quien había visto crecer,
tenía su mismo color de ojos su mismo color y textura de cabello, sus rasgos
eran idénticos y siempre lo trató como al hijo que siempre quiso tener.
Al traspasar el portón y llegar a la Residencia de los Monteverde, se
produjo otra escena de angustia, Mateo observó como Patricia salió a su
encuentro, con los ojos enrojecidos:
-Hijo mío ¿qué fue lo que te paso?
- Nada mamá, fue una simple torcedura de tobillo-dijo en tono de
cansancio Mateo.
-Sí pero me dijeron que te fuiste a jugar futbol así –continuaba Patricia
- No es cierto, yo fui al estadio pero no a jugar, sino a ver al equipo, le dijo
en tono ya de molestia.
-Frank dime que dijo el médico por favor -Patricia se dirigió al
guardaespaldas, como siempre lo hacía para pedirle que le respondiera por sus
hijos.
-Es un esguince de primer grado, se produce por la distensión de los
ligamentos que unen los huesos del tobillo-le explicó Frank.
Pero Patricia no dejaba de llorar, la respuesta la asustó más, y seguía
interrogando a Frank con angustia:
-Eso significa que tendrá que guardar reposo ¿verdad?
-No necesariamente, la hinchazón es poca, puede continuar con sus
actividades en una o dos semanas, en las instrucciones el traumatólogo
recomendó que no debe apoyar el pie, se debe colocar compresas de agua fría
durante periodos de treinta minutos, mantener el pie elevado conservar el
vendaje para comprimir la lesión y reducir la inflamación, ya compramos las
medicinas que le recomendaron, antiinflamatorio cada seis horas y analgésico,
sólo si hay dolor- Terminó Frank su exposición, dejando a Patricia un poco
más tranquila.
Como siempre Mateo descargaba en Frank igualmente, la responsabilidad
de rendir cuentas ante sus padres, una vez terminado el interrogatorio se sintió
con libertad de desplazarse hacia su habitación, cuando fue detenido
nuevamente por la lluvia de preguntas de Patricia:
- ¿Quieres comer algo?
- No, estoy bien, llévame un vaso de leche al cuarto por fa- respondió
Mateo, ya casi sin ánimo, pero muy respetuoso

3. De Niño a Hombre

Así terminó el primer día de clases, cuando Mateo recibió en su habitación


a Nanita. El verdadero nombre de aquella voluminosa señora era Ana, nacida
en el Estado Apure, fue quien se encargó de atender a Patricia cuando llegó
huérfana al país, a los nueve años de edad, desde un principio la nodriza se
volcó en atenciones para con aquella niña que no parecía desconsolada, pero
que si requería de atención especial, por lo que fue tratada como una miembro
más de la familia, con los años su nombre en diminutivo Anita, se mezcló con
el de Nana, su cargo, entonces pasó a ser Nanita y así se quedó, luego se
dispuso a supervisar la crianza de los hijos de Patricia, convirtiéndose en una
figura indispensable en la familia Monteverde Lander.
Después de mimarlo por un buen rato, Nanita obligó a Mateo a tomarse
toda la leche, luego lo ayudó a desvestirse, él se despidió de ella, se metió al
baño y como pudo se duchó y se acostó, no quiso hablar con Matías porque
eran más de las diez de la noche y en realidad estaba cansado no tanto del
ajetreo, sino de la tensión nerviosa que le produjo el interrogatorio del papá y
luego el de su mamá, no obstante atendió la llamada de Amanda que trató
nuevamente de comunicarse con él, para preguntarle cómo había evolucionado
la inflamación.
Esa llamada lo perturbó, al acostarse y sentirse sólo en la intimidad de su
habitación, sin que nadie lo viera, relajado entre sus limpias sabanas y sus
acogedoras almohadas, comenzó a revivir las escenas en las que Amanda le
estaba acariciando el pié, no dejaba de recordar la tersura de su rostro, sus ojos
brillantes, su perfume con olor a almizcle, cuanto tuvo que contenerse para no
agarrarla con toda la fuerza del sentimiento que le inspiraba y darle besos en
todo su cuello tan seductor, plagado de pequeños lunares que desembocaban
en lo poco que pudo distinguir de su pecho, tales pensamientos intensificaron
un sentimiento de nerviosismo e impaciencia que terminó transformándose en
lo que Frank le había explicado era una excitación, aquella mujer le estaba
provocando su primer deseo sexual, de pronto sintió una fuerte rigidez en el
pene, lo sentía tan hinchado como su tobillo, estaba experimentando una
erección de sus genitales externos, provocado tan sólo por el pensamiento en
aquella hermosa mujer.
Siendo que el mismo Frank lo había instruido sobre cómo debía proceder
en esos casos, se decidió con firmeza a disfrutar sin miedo, la sensación
agradable que había vivenciado, por lo cual comenzó a excitar manualmente
sus órganos genitales externos con el fin de continuar provocándose ese
sentimiento de agradable satisfacción que no tiene otro nombre que el de
placer sexual, hasta sentirse verdaderamente agotado, posteriormente procedió
a ducharse.
Al día siguiente no había terminado de abrir los ojos cuando sintió la
presencia del Dr. Monteverde dentro de su habitación, sin solicitar permiso
para entrar, al ver que estaba despertándose, se fue acercando amenazante
hasta su cama y procedió a examinar su tobillo, le recordó que debía tomar el
antiinflamatorio y que tomara el analgésico, solo si tenía dolor, por su parte
Mateo estaba petrificado, no estaba escuchando absolutamente nada, pensando
en las sensaciones experimentadas unas cuantas horas atrás, no podía dejar de
sentir miedo, pena, angustia si su papá lo hubiera pillado en aquellos
menesteres, rápidamente recuperó la cordura y se incorporó en la cama,
permitiéndole inconscientementeal Dr. Monteverde, observar que su hijo
estaba durmiendo desnudo, ante lo cual gritó desesperado:
-¡No pases! -Dirigiéndose a Patricia que ya se encontraba en la puerta de la
habitación para preguntar por el estado en que había amanecido el tobillo de
su adorado niño.
-¿Por qué? -Preguntó Patty angustiada
-Es que tu hijo está completamente desnudo.
El colmo de la indignación, de asustado y apenado, paso inmediatamente al
estado de enojo con el que se estaba habituando, eso le dio coraje para
incorporarse y decir con firmeza, que le esperaran afuera mientras se duchaba
y se vestía.
-Epa, epa, epa ¿para dónde vas tú? dijo el padre.
-Al colegio con ustedes, respondió Mateo.
-No en ese estado, ese pie amaneció más hinchado.
Mateo aspiró profundamente y se sintió agobiado, tenia dieciséis años y
sus padres lo trataban como un niño, ningún tobillo hinchado le iba a impedir
que volviera a ver a su profesora, entonces esperó a que se salieran de la
habitación y se metió a la ducha, se vistió y se desayunó, así pudo percatarse
de que uno de los guardaespaldas de confianza de Frank, Horacio, estaba
merodeándolo cuando lo vio tratando de salir de la casa.
-Mateo ¿hacia dónde te diriges? preguntó el viejo amigo y empleado en la
compañía de seguridad propiedad de Frank.
Horacio era un señor catire casi calvo que trataba de rescatar lo último que
le quedaba de pollina, su cara era muy parecida a la de un felino y su manera
de actuar también, era lento pero seguro, se movía con gran destreza cuando
así se requería, era el encargado de atender a los jóvenes en horarios en los que
ni Frank ni Gonzalo podían estar con ellos.
-Voy al colegio- respondió Mateo
-Si pero tu papá desea que guardes reposo médico.
-Por favor, no me jodas, estoy harto, ¿acaso me estabas espiando?-
preguntó Mateo en uno de sus peores momentos
-Claro hijo, llámalo como quieras, es por tu seguridad, pero no puedes salir
sólo de aquí y menos sin permiso.
Ya era demasiado tarde, el taxi que Mateo solicitó estaba en la puerta, sólo
debía cruzar el umbral del gran portón de hierro forjado y sería libre por
primera vez, de entrar al vehículo de un desconocido y conducirse sin ataduras
de ningún tipo, el vigilante que estaba de guardia miró tímidamente al
guardaespaldas antes de dejar salir al muchacho de la mansión.
Las dos edificaciones fueron confeccionadas con las mismas características
de la “Hacienda Utopía” era como traer un espacio del campo a la ciudad,
construidas hacía casi tres décadas, poseían tres niveles incluyendo la planta
baja que contaban con sala, comedor, cocina, biblioteca (que operaban como
oficina) y sala de estar, la segunda y tercera planta poseía cada una, cuatro
habitaciones con sus respectivos baños , el techo a cuatro aguas, revestido con
tejas, y la decorativa chimenea de calefacción, lo cual le asignaba un acogedor
estilo colonial.
Los amplios ventanales de cristal de las habitaciones estaban cubiertos por
rejas blancas,adornadas en sus bordes, con una especie de ladrillos igualmente
blancos, haciendo contraste con el resto del material con el que estaban
construidas las paredes, magistralmente trabajadas en técnica de friso sobado,
en color rosa viejo.
Al lado de cada casa se diseñaron amplios garajes, cuyos techos se
estructuraron en concordancia con el de los inmuebles.
Ambas edificaciones, estaban rodeadas de plantas ornamentales,
divinamente podadas en forma de grandes globos y una amplia escalera
ubicada en el centro de las estructuras, precedía las entradas, dándoles un
toque señorial a las fachadas.
Una grama bien cuidada del tipo “Pelo de Indio” se extendía a lo largo de
la propiedad. Detrás de la casa principal, donde vivían Don Jorge, Frank,
Gonzalo, Horacio, y gran parte del personal de servicio y vigilancia, se
encontraba la gran piscina que disponía de dos niveles de profundidad, uno de
sus lados era apto para los niños y otro espacio más hondo, para la práctica de
clavados y natación, igualmente el área recreativa estaba acondicionada para
el desarrollo de eventos especiales como las celebraciones de los cumpleaños
y la realización de parrillas hamburguesas y perros calientes, en días festivos,
en el gran caney ubicado al fondo del patio de la casa y ya al final, estabael
lugar donde descansaban los animales que custodiaban la propiedad durante la
noche ( tres grandes perros rottweiler, que eran enjaulados durante el día por
su gran nivel de peligrosidad)
Otros animales de carácter doméstico rondaban las casas, tales como el
gato montañés llamado Brando, el cual llevaba años con la familia, y los
perros Golden Retriever Bruno, Coby y Shulton que pertenecían a Mateo (los
trajo consigo cuando tuvo que dejar la hacienda y venirse a la ciudad para
iniciar sus estudios de nivel secundario, a los doce años) .
Las dos casas se encontraban separadas una de otra por un extenso y
boscoso jardín, la familia Bracho Lander, sus dos hijos, la Señora Ana, el sr
Abraham, chofer de Daniel, la cocinera y el jardinero, habitaban la primera de
las residencias, el piso número uno estaba destinado para las habitaciones de la
familia, el segundo piso para el personal de servicio, pero el nivel de
independencia era absoluto dentro de los inmuebles y entre ellos mismos.
Demás esta describir el gran muro que rodeaba la propiedad, recubierto en
su totalidad por una malla electrificada, el mismo poseía una altura que
impedía visibilidad al interior de la morada, grandes reflectores que
iluminaban el espacio en horario nocturno, al personal de vigilancia. El muro
culminaba con un antepecho conformado por dos columnas macizas de
adoquines de ladrillo, que soportaban la gran puerta de hierro forjado, pintada
en blanco, con arabescos decorativos, que permitían al personal de vigilancia,
divisar a los vehículos y o personas que ingresaban a la propiedad,
constituyéndose así en la gran fachada de la totalidad de las edificaciones,que
dabacomún acceso a las dos mansiones.
En ese trance cargado de angustia, Mateo echo a andar, tratando de
escabullirse de aquella fortaleza romana, pero sólo logro cruzar el gran portón,
gracias a que Horacio se sintió incapaz de coartar el ímpetu de emancipación
de aquel niño con cuerpo de hombre, e hizo un ademan con la cabeza en señal
de aprobación, al vigilante para que lo dejara salir, que fue debidamente
agradecido por una esplendida sonrisa de Mateo, una vez ubicado dentro del
vehículo que lo trasladaría al colegio.
Y se fue, extrañado de no haber visto a Patricia dentro de la casa mientras
se desayunaba, eso le dio mal pálpito, pero inmediatamente se distrajo viendo
las piruetas que venía haciendo el viejo Horacio, mientras trataba de seguirlo
de cerca en su desplazamiento por la avenida que conduce al colegio.
Al llegar a la institución, Mateo apagó el celular y entró al salón con la
ayuda de la muleta que le suministraron en la noche en el hospital.
Estando en la clase de historia, a las once de la mañana, una voz en el
altoparlante del aula indicaba que: el alumno Mateo Monteverde debía
presentarse en la dirección, nuevamente las miradas de los compañeros de
estudio indicaban que sabían de que se trataba, con gran dificultad y sintiendo
que el enojo se apoderaba nuevamente de su cuerpo, se levantó del pupitre y
se dirigió al recinto donde lo estaban esperando la directora del colegio, la
profesora María Cardozo, la profesora de deportes Amanda Bustamante,
Daniel y Patricia Monteverde acompañados por Mauricio Robles, el abogado
de la clínica de los Monteverde.
El primer cuestionamiento: ¿Quién le había dado permiso para salir de casa
estando en situación de reposo? .
El panorama era desalentador, Mateo se sentó en donde le indicaron,
aquello parecía más un juicio que una reunión en un recinto estudiantil, la
primera en tomar la palabra fue la directora.
-Sr Mateo, le anticipo nuestras disculpas por el incidente ocurrido en el día
de ayer, en segundo lugar le informo que le hemos citado a esta reunión para
escuchar su versión de los hechos, por favor… (seguidamente hizo un ademán
con la mano, en señal de cederle la palabra)
Mateo estaba realmente indignado con su familia, ¿Cómo podían armar un
escándalo de tan insignificante situación y colocar en entredicho la actuación
de la profesora Amanda?, retomado el aliento se decidió a narrar los hechos de
forma simple:
- Me resbalé de una barra y caí al suelo, eso es todo
La directora se ajustó los anteojos y repreguntó:
-¿Es cierto que usted advirtió a su profesora que no podía hacer ese
ejercicio?
Mateo volteó a ver a Amanda, estaba más hermosa que nunca, serenamente
le hizo un ademán con la cabeza para autorizarlo a seguir adelante, sin miedo,
a cambio el muchacho recibió una reprimenda por eso, de parte de su padre
quien le reclamó:
-¿Porque tienes que mirarla para poder responder?
-No la estoy mirando, estoy apenado, asombrado con tanto escándalo, eso
es todo.
-¿Cómo te atreves a hablarme así? Dijo el padre
Nuevamente intervino la directora para recordarle a Mateo lo importante
que era para el colegio que respondiera su pregunta
- ¿Es cierto que usted advirtió a la profesora que no podía hacer ese
ejercicio?
-Si es cierto, pero ella no me obligó, yo pude haberme opuesto y sin
embargo ante su duda decidí hacer el ejercicio. Ese era su primer día de clases
y pudo haber pensado que yo le estaba jugando una broma-respondió enfático
el interpelado.
Daniel Monteverde estaba asombrado de ver como su hijo defendía a la
profesora y además demostraba que había actuado voluntariamente en contra
de su bienestar de su seguridad, por complacer a una persona que acababa de
conocer.
La directora advirtió la incomodidad en que se encontraba Mateo y le
prometió que esa sería la última pregunta:
-¿La profesora lo trasladó al servicio médico?
- No porque yo me opuse, no había ninguna razón de peso para acudir
alservicio médico.
El Dr. Monteverde estalló en ira, estaba conmocionado con las
declaraciones de Mateo y casi gritó:
-¡¿No había suficientes motivos y las placas arrojaron un esguince en
primer grado?!
La directora retomó la conducción de la reunión y dijo que estudiaría el
caso pero que por el momento no encontraba razones para amonestar a la
profesora Amanda, no obstante si el evento se repetía entonces si tomaría
medidas.
De pronto Mateo, de manera espontánea, al ver que se terminaba la
reunión se levantó intempestivamente y decidió dirigirse al abogado del Dr.
Monteverde, recriminando su participación en lo que consideró un aquelarre:
-Mauricio, es lamentable que te hayas prestado para participar en esta
bochornosareunión, no lo hubiera creido si me lo hubieran contado.
El Dr. Monteverde se levantó de su silla furioso y le dijo a Mateo con
firmeza:
-¡Discúlpate inmediatamente con Mauricio!
Mateo tenía a su padre frente a frente y aún así respondió con firmeza:
-¡No! …se merece que le diga eso y mucho más.
Daniel Monteverde no aguantó más lo que consideró eran insolencias de su
hijo, que estaba actuando de manera irreconocible para él y le propinó una
bofetada tan fuerte que le rompió los labios con su anillo de graduación,
Mateo se tambaleó soltando la muleta, hizo piruetas para lograr rescatar el
equilibrio y no caer al suelo, seguidamente se tapó la cara y vio como entre sus
dedos corría la sangre que derramaba de su boca, inmediatamente Patricia se
levantó de su asiento y se dirigió hacia su hijo cubriéndolo con su cuerpo, para
evitar que Daniel lo siguiera castigando, Amanda estaba sorprendida,
impávida, no se equivocó Mateo cuando le dijo las razones por las cuales no
quería ir a la enfermería.
Daniel Monteverde se descompensó emocionalmente, era la primera vez
que golpeaba a Mateo y se volvió un mar de disculpas para con su hijo, trato
de levantar su rostro para ver la herida, surgía nuevamente el padre médico,
sobreprotector, sólo que del otro lado ya no estaba más el niño asustado y
sumiso, cuando sintió la barbilla recién afeitada de su hijo, se dio cuenta de
que se enfrentaba a un hombre, indignado por el mal trato propinado.
Mateo respiraba profundamente y no mostró objeción a la revisión de su
padre acepto ir a la enfermería pero no quiso salir del colegio, ese día tenía un
examen y no quería perderlo, esa fue su mejor excusa.
La Directora del colegio divisó desde su ventana como los padres de
Mateo se alejaban en su vehículo, después de batallar un buen rato tratando de
convencerlos de que ella se encargaría de que Mateo recibiera los primeros
auxilios necesarios y que era preferible que se quedara en el colegio dada las
circunstancias.
En su retirada se les observó discutiendo, la madre iba bañada en llanto y
no dejaba de recriminarle su actitud al padre, posteriormente la Directora
acudió a la enfermería para entrevistarse nuevamente con Mateo.
- Disculpa hijo… no…no te levantes, sigue reposando, sólo
queríapreguntarte como están tus relaciones con tu papá.
- Difíciles, (Contestó Mateo mirando hacia el techo, mientras
unaenfermera aplicaba hielo en su inflamado rostro en el que una aureola
rojiza con ligeros tonos violeta, bordeaba parte del ojo ubicado en la mejilla
golpeada, por otro lado la sangre había dejado de brotar de su labio inferior
hinchado y creciendo de un solo lado), sencillamente me asfixia.
-Voy a pedirle a tu hermano que te acompañe un rato y avisaré a tu
profesora guía que te incorporarás a clase en la próxima hora-advirtió la
Directora.
-Está bien, gracias- respondió Mateo respetuosamente haciendo gala de tal
cualidad que lo distinguía.
Matías acudió a la enfermería, no podía creer que su padre hubiera
cometido tal atropello, nunca les había levantado la mano a ninguno de los
dos, siempre fue estricto pero nunca hubo agresiones de su parte, ni castigos
fuertes, luego, en el marco de las reflexiones sobre sus vidas, también llegaron
a la conclusión de que ellos nunca habían dado motivos para ello.
Ambos jóvenes se querían entrañablemente, acostumbraban a
llamarseentre sí “Her”, diminutivo de Hermano, poseían una conducta
intachable, Matías era dulce, de carácter dócil, tímido, introvertido, estudioso
y enfermizo,Mateo, quien además de tímido, era serio, de carácter fuerte, pero
muy cariñoso, especialmente con las personas que le brindaban servicios,
empleados de su familia y subalternos, parecía hablar con su mirada,
aventurero, buen deportista, se destacaba especialmente en Karate, equitación
y en futbol, pertenecía al equipo del Instituto y había dejado en alto el nombre
del organismo en los diferentes torneos deportivos que se disputaban entre los
colegios de la capital, hecho por el cual era querido y muy respetado entre su
pequeño grupo de amistades, ejerciendo así un liderazgo carismático.
Mateo le dijo con resolución a su hermano:
-No quiero volver a casa Her (mientras, volteaba lentamente y dejaba ver
su rostro).
-¿Estás loco?, ¿Por una cachetada te vas a ir de casa? (Le respondió
Matías, enjugándose las lagrimas y tratando de minimizar el impacto que le
causó ver el rostro de su hermano tan golpeado)
- Es por una temporada, deseo respirar aire, sé que hay un mundo
afueraque no conocemos, ni vamos a conocer si seguimos bajo su tutela.
- ¿Entonces qué piensas hacer?
- Necesito que me ayudes a conseguir ropa, mi computadora portátil y el
cargador del teléfono, saca un poco de dinero de mis ahorros, tu sabes donde
los escondí, es todo lo que quiero, nos vemos después que activen el timbre de
salida, del primer turno, te espero abajo en el estacionamiento, nos vamos
juntos, pero tú vas a entrar solo a la casa con Gonzalo, recoges mis cosas que
yo voy a esperarte afuera en la camioneta con Frank.
-Pero y el examen que tenias esta tarde, ¿no lo vas a presentar?
- Esa fue una excusa para ganar tiempo, ¿Cómo voy a entrar al salón con la
cara así? , todavía me sangra la bocay no puedo ni abrir el ojo, no quiero, no
quiero, deseo irme lejos….

4. La Primera Fuga

En pleno mediodía del jueves, 16 de septiembre de 1993, segundo día de


clases, al llegar a la mansión y después de ejecutar el plan, Mateo planificó su
primera fuga, el chico comenzó a impacientarse mientras esperaba que Maty
(diminutivo con el que a veces llamaba a su hermano) le trajera sus objetos
personales para poder irse, aún cuando no sabía exactamente adonde, durante
todo ese tiempo, él permaneció sentado en la parte de atrás de la camioneta
asignada para él y su hermano, cubriéndose a ratos el rostro con sus largos
cabellos dorados, a la par que colocaba frenéticamente sus manos en su cabeza
intentando peinarlos con sus propios dedos.
Por su parte Frank, al frente del volante, lo miraba discretamente por el
espejo retrovisor, en silencio, guardando siempre su distancia, como lo exigía
su cargo, el muchacho trataba de ocultar la cara y eso le impedía verle el daño
que le habían causado.
Luego de una hora de espera salió Gonzalo advirtiéndole a Frank que debía
entrar con la camioneta, de acuerdo a las instrucciones del Dr. Monteverde.
-Tu papá despojo a tu hermano de tus cosas y lo encerró en su habitación
sin su celular -le dijo Gonzalo a Mateo.
La reacción del muchacho fue impulsiva, se bajó del carro dirigiéndose a la
casa, por lo indignado que iba, Frank supuso que se volvería a armar otra
discusión, entonces decidió impedirle el paso y lo agarró fuertemente por un
brazo.
-Cálmate y reflexiona, si entras van a ser dos los prisioneros, deja que
Gonzalo se lleve la camioneta, voy a entrar a ver qué pasó con tu hermano y a
buscar mi carro. espérame aquí, (en la caseta del vigilante) le dijo Frank, casi
en tono de orden, bajo el peso de un sol resplandeciente que estaba mellando
la voluntad de Mateo, quien acató las instrucciones sin rechistar.
El recorrido del coche por la calle principal, fue silencioso, Frank se
detuvo al perfilarse la autopista, entonces se produjo la pregunta de rigor la
cual rompió el hielo:
-Hacia donde tomamos, indícame la ruta, ¿hacia dónde quieres ir?,
preguntó Frank.
No hubo respuesta, Mateo escondió su rostro entre sus manos repitiendo en
un tono grave, sacando a relucir una voz cada vez más adulta, que no tenía
adonde ir, que estaba contando con el dinero que le había mandado a buscar a
Maty, la cantidad que tenía en efectivo era considerable, con la cual hubiera
podido viajar hacia la que consideraba su verdadera casa, la hacienda, ese era
su “Plan B”.
-Vamos hombre, no te pongas así, tu sabes que cuentas con tu abuelo que
ahorita mismo debe estar fajado peleando con tu papa, seguro que en cualquier
momento te llama, tienes a tus amigos y creo que no tengo que decirte que
cuentas conmigo, yo estoy aquí, mírame, no tengas miedo, puedes estar estos
primeros días en mi apartamento mientras clarificas tus ideas, le propuso
Frank.
La calma retornó al agitado jovencito, dejó de hiperventilar, típico en los
niños consentidos, se echó el cabello hacia atrás, enjugó una tímida lágrima
que recorrió libremente su amoreteada mejilla y aceptó de buena fe la
propuesta de su guardaespaldas, momento en el cual sonó un teléfono,
efectivamente era su abuelo, estaba llamando a Frank para preguntarle si
andaba con su nieto.
-¡Eso es positivo señor! - respondió en tono marcial, el empleado que
gozaba de mayor confianzaen la familia Lander Torres.
-Pásamelo, por favor - dijo Don Jorge.
Otra vez el llanto inundó la garganta de Mateo, quien no podía pronunciar
ninguna frase más allá de repetir la palabra “Abue”, que era como le decían
afectuosamente a su abuelo, él y su hermano.
-Cálmate hijo, ya pasó todo, ya hablé con él, (refiriéndose a Daniel
Monteverde) me prometió que te va a respetar, está muy arrepentido, le dijo
Don Jorge
-¿Cómo está mi hermano? preguntó angustiado Mateo
-Bien, hombre bien, eso lo hizo para asustarlo y para evitar que tú te
fueras, pero ya le va a devolver su celular, ya vas a hablar con él, te lo pongo
al teléfono, dijo, seguidamente después de conectarlo con Matías.
-Her, todo bien, tranquilo, lamento haberte fallado, ¿qué piensas hacer?
Preguntó Matías
-No tengo ningún plan y es mejor que no te enteres para que no te
comprometas con mi papá, en lo inmediato quiero que sepas que no voy a
regresar.
Por más que Don Jorge trató de convencerlo de que se fuera para su casa,
que Daniel estaba de acuerdo en que se quedara un tiempo con su abuelo,
Mateo no lo aceptó, quería estar lo más lejos posible del Dr. Monteverde, por
ello, la casa de su abuelo materno le resultaba impráctica ya que sólo la
piscina y un extenso jardín la separaban de la suya.
La batería del teléfono de Mateo estaba agotándose, tan rápido como sus
fuerzas, ya eran las tres y media hora de la tarde y no había desayunado ni
almorzado, Frank le propuso ir a comer antes de subir al apartamento pero
Mateo no aceptó entrar a un restaurant con la cara marcada por el golpe y la
boca todavía sangrando aunque en baja proporción, lo cual se podía observar
en el pañuelo que tenia sujeto a sus labios con su mano, tampoco quiso ir a la
clínica aun cuando la herida parecía ser susceptible de sutura.
El apartamento ubicado en el tercer piso de una lujosa residencia, de una
prestigiosa urbanización, disponía de tres habitaciones y una de servicio, una
pequeña cocina bien equipada, aire acondicionado, un agradable balcón y
estaba impecablemente limpio.
Mientras Frank, absolutamente preocupado, por la alimentación de Mateo,
abría nerviosamente la nevera y todos los gabinetes de pared, para ver de que
disponía, este último se tumbó en un gran y mullido sofá cama color azul
cobalto, que contrastaba con el resto de tonalidades azules en degrade con los
que estaba decorado el inmueble, armonizado con grandes dibujos marinos
originales, elaborados con la técnica de tiza pastel, enmarcadas en madera
laqueada en azul y oro que manifestaban el gran sentimiento de identificación
que sentía Frank con el mar.
-Voy a bajar al supermercado, ¿quieres algo en especial, quieres que te
compre comida rápida, pizza, hamburguesa?, tú me dices - le propuso
desesperado Frank.
-Lo que quieras, tu escoge, ¿puedo esperarte aquí? - preguntó Mateo a lo
cual su sirviente respondió asintiendo con la cabeza, un poco preocupado, sin
dejar de repetirle que no le abriera la puerta a nadie, bajo ningún concepto.
Una vez coordinado el tema de la comida, camino al supermercado, Frank
se volvió a comunicar con Don Jorge para preguntarle cómo había quedado
Daniel, ya que él no se creía el cuento de que estaba bien, efectivamente el
viejo y cansado anciano le explicó que el médico estaba furioso. Había dicho
que si lo agarraba lo iba a despescuezar (refiriéndose al joven renegado) por lo
cual le pidió que lo mantuviera alejado de la casa el mayor tiempo posible,
mientras él convencía al Dr. Monteverde que lo dejara mudarse para su casa.
Por otro lado, Mateo una vez recuperado de su cansancio sintiéndose solo,
en el inmueble, experimentó cierta curiosidad por ver cómo vivía el hombre
silencioso que lo había visto crecer, que lo aconsejaba y entrenaba física e
intelectualmente, que siempre estaba delante y o detrás suyo, cubriéndolo con
su cuerpo, vigilando su entorno, ese hombre que casi no sonreía, que no tenía
mujer, hijos ni amigos y que siempre le repetía “no tengas miedo, yo estoy
aquí contigo”.
Las habitaciones estaban todas decoradas de la misma manera, solo unos
cuantos sacos casi todos del mismo color, con sus respectivos pantalones
colgando en un closet, le permitieron advertir que esa era su cuarto.
Un televisor de veinte y cuatro pulgadas, un equipo de sonido pequeño, un
mueble de varias gavetas, una mesa de noche con una pequeña lámpara
antigua que le brindaba solo la iluminación necesaria, aparentemente en los
pocos ratos que pasaba en el inmueble se dedicaba a ver televisión a escuchar
música y a leer, ¿Qué era lo que leía?, puros libros relacionados con táctica y
estrategias de guerra.
-Uhmm….que interesante, se dijo así mismo.
Su curiosidad crecía cada vez más y se decidió a abrir las gavetas del
closet y del mueble, encontrándose con toallas, ropa interior, medias, pañuelos
y camisas, todas de un mismo color, blanco, varias colonias, desodorantes y
cremas de afeitar de la misma marca, tanto orden le parecía enfermizo, faltaba
por revisar la mesita de noche, cuando sintió la sensación de que ya no tenía
tiempo, pero se arriesgó, al abrir la gaveta se llevó una gran sorpresa, tenía un
portarretratos, con la primera foto que le tomaron a él cuando nació, en brazos
de su mamá, Patricia.
La llave tratando de abrir la puerta lo hizo correr con todo y el esguince,
con todo y el dolor de cabeza que le tenía las pupilas nubladas:
-Traje pizza, fue lo más rápido que pude conseguir ya hecho, también
compré los ingredientes para prepararte una sopa ligera…. pero rápido a
comer…. porque te toca tomarte el antiinflamatorio, lo voy a sacar de tu bolso
- Decía Frank todo agotado por la jornada inusual de tener un visitante en su
apartamento, nada más y nada menos que a su protegido.

5. El Lunar en la espalda

Comieron, se reposaron en el sofá viendo un juego de beisbol que estaban


transmitiendo en la televisión y ya cuando estaban agotados se pararon a sus
respectivas habitaciones, Frank le sugirió en cual se podíasentir más cómodo,
efectivamente era la que tenía un ventanal que daba a la calle, con vista al
Cerro el Ávila, le suministró todos los implementos que podía requerir para su
higiene personal y para cambiarse de ropa.
En el momento en que Mateo estaba en la ducha se dio cuenta de que le
faltaba el champú y se lo pidió con un grito, para no salirse y mojar el piso,
Frank corrió solícito, abrumado por haber olvidado el detalle, de pronto se
detuvo a observar la espalda de Mateo, en su parte baja en todo el centro, que
el gran lunar marrón igualito al que tenían él y su padre, el fallecido señor
Francisco Salvatierra, seguía marcando su espalda, tal cual como el distintivo
que deja el hierro en las reses identificando a que ganadería pertenecen.
-¿Qué te paso? Preguntó Mateo al ver lo pasmado que se había quedado
Frank.
-Nada estaba viendo tu lunar, respondió Frank
-¿Tú crees que esa mancha pueda convertirse en un cáncer?- Preguntó
preocupado Mateo.
-No chaval, ese es una marca de familia- respondió Frank, casi distraído.
-Si, así me dijo mamá, pero nunca me ha dicho quien de la familia la tiene.
Nuevamente Frank encontró el final del túnel sin salida en la repregunta de
Mateo y hábilmente cambió la conversación pidiendo permiso para ausentarse
porque había colocado la sopa en la hornilla de la cocina y tenía que estar
pendiente..
Mientras tanto, la casa de los Monteverde era una zona minada, cualquier
cosa podía desatar una discusión:
-Tú tienes la culpa por no prestar atención a esos niños, te la pasas de fiesta
en fiesta, de reunión en reunión mientras esos muchachos se criaban con el
personal de servicio-Le gritaba Daniel a Patricia en su habitación, mientras se
alistaban para ir a la cama.
Ella lloraba desconsolada, en su mente se mantenía presente el recuerdo de
la cara de su niño toda golpeada, se preguntaba si había comido, si ya estaba
durmiendo, hasta ese momento no estaban seguros si se había quedado con
Frank.
Efectivamente Mateo no podía conciliar el sueño, estaba incomodo y
decidió quedarse en la sala, no había nada que lo confortara más que un
mullido sofá, cerró los ojos después de voltearse lo más que pudo hacia el
respaldar, hasta que logró dormitarse por unas dos horas más, era un sueño
intermitente, interrumpido, no profundo, cuando de pronto comenzó a
preguntarse nuevamente porque Frank guardaba celosamente ese retrato en su
gaveta.
Al voltearse pudo observar, que su guardaespaldas, estaba rendido en una
especie de silla para tomar el sol que habilitó como cama, para acompañarlo
en la sala, llevaba puesta una franela blanca y un mono gris que se deslizaba
hacia abajo, cada vez que se movía para acomodarse, en tan pequeño e
incomodo espacio, fue así como en una de esas oportunidades en las que
Mateo lo miraba fijamente, pudo detallar la misma mancha marrón con forma
de corazón que había en su espalda y sin más espera se paro cerca de él y le
levantó la franela.
Frank sintió el frio en su cuerpo, no el que le producía la desnudez en la
que había quedado, sino la fría y calculadora mirada de Mateo preguntándose
qué significaba eso, su primera reacción fue la de voltearse y clavar sus ojos
en los de su hijo, si efectivamente aquel muchacho era su hijo, ahora faltaba
saber cómo iba a decírselo y no dejaba de preguntarse cómo este iba a
reaccionar cuando supiera que era el hijo de su sirviente, ese muchacho que
estaba acostumbrado desde pequeño a darle ordenes con la completa seguridad
de que sería complacido, tenía en sus manos ahora la capacidad para liberarlo
de un mentira sostenida durante tanto tiempo.
-Maty y yo siempre supimos que estabas emparentado con nosotros, pero
me siento confundido, dime la verdad por favor- le rogó Mateo con verdadera
curiosidad.
Frank estaba anonadado, era la primera vez que un asunto se le escapaba
de las manos, su principal temor al revelarle la verdad a su hijo era la
exposición al escarnio público en la que quedaría Patricia, socialité de alta
alcurnia con un roce envidiable, marcado por la influencia que tenía en los
círculos nobiliarios europeos, en donde no había una sola fiesta a la que no
fuera invitada especial.
No obstante pensó que era ella, la que tenía que dar respuestas a los dos,
sobre su parentesco, Frank le explicó a Mateo que Patricia nunca le había
confirmado su paternidad, pero que el gran parecido que había entre los dos, lo
había obligado a practicarle, con permiso de Don Jorge, una prueba de sangre
para determinar la filiación, la cual resultó positiva, efectivamente eran padre
e hijo.
Un largo silencio se mantuvo en el salón del inmueble, Mateo no dejaba de
mirar a Frank y este a su vez le insistía en que debía mantener el silencio:
-¿Por qué debo callar? , dame una razón le sugirió Mateo
-Porque todavía amo a tu mamá y no hay otra razón, no quiero
perjudicarla, ella vive de las apariencias, es una muñeca de sociedad que me
volvió loco desde que la vi por primera vez.
-¿Cual primera vez? ¿Cuéntame cómo pasó?
Nueve años tenía Patricia en el momento en que Frank la detalló por
primera vez en el funeral de sus padres, en España, un fatídico accidente de
autos, cuando regresaban de la finca de la familia de Don Jorge, dejó sin vida a
la madre de Patricia y al padre y la madre de Frank, quienes prestaban servicio
de custodia a la familia Lander y venían en el vehículo siniestrado.
Al quedar huérfano y sin familiares que pudieran hacerse cargo de él, Don
Jorge asumió la responsabilidad de cuidar de Frank, quien era menor de edad y
aceptó estudiar en un colegio interno militarizado, donde se graduó con
honores, de bachiller en artes navales, luego inspirado en la profesión de su
padre, se inscribió en una academia de estudio especializada en el área de
formación de Guardaespaldas, una vez graduado le pidió a Don Jorge, en
agradecimiento por el apoyo que le había brindado, quedarse a trabajar con él.
Por su parte, Don Jorge, decepcionado por la pérdida de su esposa, y ante
el frio clima europeo que estaba afectando su salud, decidió emprender otras
empresas, en otras tierras, acompañado por su socio y gran amigo Sebastián
Belal,quien junto a su esposa e hijo, deciden acompañarlo a cruzar el Charco e
irse a América.

6. Zona Fronteriza

Ocho años habían pasado cuando Frank tomó el avión para dirigirse a El
Estado Apure, ubicado al suroeste, en la región llanera de Venezuela, el
destino seleccionado, por ser un importante centro de producción
agropecuario, meta trazada por los empresarios europeos.
Era una zona con un clima caluroso, con exceso de agua en tiempos de
lluvia y con dificultades en tiempo de sequia, aun cuando existían numerosos
ríos afluentes del gran Rio Orinoco. Allí en esa tierra de leyendas y aventuras,
tierra de fascinante cultura y hermosos paisajes, cuna de hombres valientes
que forjaron la libertad de la patria venezolana, allí se edificó la “Hacienda
Utopía”
Rodeada de grandes pastizales, matorrales y milenarios arbustos, que
alimentaban y daban vida al espacio, el terrateniente europeo Jorge Lander y
su amigo Sebastián Belal se radicaron para dedicarse a la cría de reses y aves,
como actividad económica principal, aunque igualmente habían sabido
aprovechar los recursosforestales que poseía la hacienda, especialmente el
comercio de la madera de cedro.
El paisaje que rodeaba a “Utopía” era uno de los más emblemáticos de la
zona, poseía un bosque extenso y exuberante que atrapaba a todo el que la
visitaba.
La atravesaba un riachuelo que nacía en una de las ciudades más
emblemáticas y estaba cerca de un caudalosos rio que albergaba aguas
combinadas con la tierra que conformaban una zona limítrofe con la República
de Colombia, la cual en el transcurrir de los años fue utilizada como Zona de
Alivio, por miembros de la guerrilla de ese país, se decía que el grupo de
insurgentes que operaba en el área, acostumbraba a cruzar el rio y utilizar esas
tierras venezolanas para descansar, autoabastecerse de combustible y
alimentos y posteriormente con el avance de sus líneas estratégicas, fueron
conformando grupos de comando que operaban en la zona para ejecutar el mas
aborrecible de los delitos comunes, el secuestro de personalidades,
especialmente de comerciantes y ganaderos, para solicitar pago de rescate y
renovar así, sus equipos de armas y municiones.
-Mi trabajo en la hacienda consistía en custodiar a Patricia que a los
diecisiete años se había convertido en una hermosa amazona, ella
acostumbraba a perderse cabalgando horas y horas por toda la extensión de la
hacienda-Advirtió Frank a Mateo mientras recordaba recostado en su
tumbona, la época en que cortejó a una de las más ricas herederas del país.
Efectivamente, Francisco Salvatierra, al llegar a Venezuela, conformó un
equipo de guardaespaldas que puso al servicio de Don Jorge, integrado en su
primera línea de mando por Horacio Granadosy Gonzalo Sotomayor, ambos
viejos discípulos de su padre, quienes a su vez fueron contratando y
entrenando a otras personas, que se encargaron de la custodia de los bienes y
personas que habitaban la hacienda.
Para ese entonces Patricia tenía diecisiete años, estudiaba bachillerato en la
capital del Estado y estaba por iniciar estudios superiores para lo cual tenía
previsto dirigirse a Caracas, porque no quería irse al exterior, ella deseaba
estar lo más cerca posible de su padre. Era un joven encantadora, con mucho
glamour tenía una larga cabellera dorada y una esbelta figura. Era coqueta por
excelencia.
-En el funeral de nuestros familiares me llamó la atención la forma en que
recibía las condolencias, por la muerte de su madre, no la vi derramar una sola
lágrima, nunca se despojó de sus guantes de cuero negro, los cuales resaltaban
cuando extendía su mano para saludar a parientes y amigos-Recordó Frank
con asombro
-¿Cómo te sentías tu?-Preguntó Mateo, tratando de conocer un poco más el
sistema de valores de su verdadero progenitor.
-Estaba anonadado, no deje de llorar un solo momento y ella me consolaba
diciéndome que su papá me protegería, que no tuviera miedo, nunca podre
olvidar sus palabras de aliento-Afirmó Frank
El romance comenzó al reencontrarse, pasaban largas horas de caminata
por la hacienda, supervisando el trabajo de los obreros, visitando las
caballerizas, participaban en el cuido del ganado, en el ordeño de las vacas en
el chequeo del veterinario.
-Pero ¿Cómo fue que se casó con….Daniel Monteverde? (Era la primera
vez que Mateo se dirigía al que fue su padre, hasta hacia minutos, por su
nombre y apellido).
- Las salidas de Patricia de la Hacienda eran frecuentes, asistía al colegio
hasta el mediodía y en las tardes participaba en diferentes eventos sociales y
en algunas competencias de equitación organizadas por los clubes de la zona
entre los que se encontraba el círculo militar del estado-Respondió Frank,
remontándose nuevamente a la época.
Por ser una zona fronteriza, Apure albergaba en sus tierras, grandes
cantidades de comandos de las Fuerzas Armadas del país, destacándose en uno
de sus puestos el coronel Mateo Monteverde Escarano, quien estaba en pleno
proceso de ascenso de grado militar y debía responder a tan alto honor
ejerciendo una labor eficiente y puntual, garantizando, como primer objetivo
de trabajo, la paz y la seguridad de los habitantes de la zona y el resguardo de
la soberanía e integridad territorial.
En esta labor lo acompañaban su esposa Mariana Villarroel de
Monteverde, médico de profesión y sus hijos Darío y Daniel Monteverde
Villarroel, los dos jóvenes eran estudiantes de medicina.
La familia se alojaba en una vivienda de guarnición donde acostumbraban
residenciarse los miembros del comando militar que no vivían en la zona y
cuya estadía era transitoria.
Darío era el mayor de los hermanos, junto a Daniel decidió quedarse a
vivir en la residencia principal de la familia en Caracas, ciudad capital de
Venezuela, donde estaban ubicadas las principales universidades que impartían
la carrera de medicina y en las vacaciones de verano en el mes de agosto, se
trasladaban al estado Apure para compartir con sus padres los días de asueto.
Fueron las fiestas que se celebraban en el Círculo Militar (especie de club
recreativo para los militares venezolanos), el escenario en el cual coincidieron
Daniel y Patricia, la hija del terrateniente Jorge Lander.
Ya para la época Patricia tenía la mayoría de edad y se había constituido en
una campeona ecuestre regional, captando en una de las competencias que se
celebraron en el Club Militar, toda la admiración del hijo menor del
Comandante de la Guarnición al igual que la de otros jóvenes militares que la
asechaban desde hacía bastante tiempo.
Era el caso de un oficial cuyas atenciones para con la heredera no eran bien
correspondidas y dada la circunstancias de que el individuo padecía de
trastornos de personalidad narcisista, no se resistía a la idea de ser ignorado,
por lo cual, en una fría mañana de entrenamiento, Patricia se encontraba
practicando cerca de las viviendas militares y se detuvo en una caballeriza a
dar de beber agua a su ejemplar y aprovechar de ir al baño y refrescarse un
poco.
Sólo treinta minutos se tomó para el descanso cuando al reiniciar el
entrenamiento y acelerar su caballo, se vio obligada a pedir ayuda porque el
mismo estaba fuera de control y la condujo directamente a las orillas del rio.
Daniel Monteverde acababa de desayunar esa mañana en que se sintieron
los gritos de la gente que observaba como el caballo de Patricia iba derecho al
rio.
El animal la empujó hacia las aguas y ella se resbaló de la silla de montar,
ya casi en la orilla, golpeándose levemente el cuero cabelludo contra una de
las rocas.
Daniel, quien era dos años mayor que ella, bajó el pequeño barranco que
conducía al rio, se lanzó junto a varios soldados del comando a rescatarla y
procedió a llevarla a la medicatura del puesto donde el mismo limpió *sus
heridas, le suministró un analgésico, hasta que los guardaespaldas de la joven
decidieron llevarla a una clínica por instrucciones de Frank.
Para ese entonces ya Frank se había constituido en el hombre de confianza
del viejo Lander, era un joven que había demostrado destrezas en el servicio
de custodia por lo cual Don Jorge se iba de vacaciones de verano, como en esa
oportunidad, a disfrutar de su yate y de los bienes inmobiliarios de
considerable valor que aún conservaba en su tierra natal, con la tranquilidad
que le infundían las personas que se quedaban en sus propiedades ubicadas en
Venezuela con su única hija y heredera.
Estando en una de las islas veraniegas favoritas del empresario, Ibiza,
recibió la noticia de que Patricia había sido rescatada de un accidente ecuestre,
por el hijo del Comandante de la Guarnición Militar del Estado,
prometiéndose al regresar a la hacienda, agradecer con un agasajo, al joven
estudiante de medicina que se había ganado todo su respeto y admiración.
Patricia y Daniel continuaron viéndose durante todo ese verano en el cual,
el hijo del coronel, la sedujo al descubrir que el oficial problemático que la
acechaba fue el responsable de encabritar a su caballo, por lo cual fue
debidamente sancionado por su padre el Coronel Mateo Monteverde, esto
halagó profundamente a Patricia quien respondió positivamente al galanteo del
hijo del militar, a su vez Daniel la convenció de que se fuera a estudiar
medicina en Caracas que él le prometía que todos los períodos vacacionales
los pasarían juntos en la hacienda.
Aun cuando Jorge Lander quería que su hija se consustanciara con los
asuntos administrativos de la hacienda que estaban en manos de Sebastián
Belal, no mostró ninguna objeción en permitir su partida a la capital para que
estudiara una carrera profesional que fuera de su agrado, el era un hombre
complaciente y quería el bien y la felicidad de su única hija, por encima de
todas las cosas.
Su confianza en Sebastián y en su hijo, a quien cariñosamente llamaban
Sebas, contador de profesión,llevó al empresario a considerarlos como
miembros de su familia, lo cual garantizaba que los bienes sucesorales de su
hija, estaban en buenas manos.
Patricia, como buena amazona, recorría la hacienda con una destreza
incalculable, ella enseñó a Daniel, en días festivos, a montar a caballo y en
poco tiempo ya podían embarcarse en largas carreras que culminaban siempre
en algunas de las pequeñas cascadas que formaba el riachuelo que cruzaba la
hacienda, en su recorrido, lograban elaborar varias guaridas en donde se
escondían de los guardaespaldas que los custodiaban a ambos y esto los
divertía enormemente.
Las actividadesen el Comando exigían cada vez másla presencia del
Coronel Monteverde, quien al ascender al grado de General, fue designado por
otro año más, en el regimiento militar del Estado.
Sus hijos hacían otro tanto con sus vidas,Darío Monteverde, tenía veintidós
años y Daniel veintiuno, cuando cursaban el cuarto y tercer año de medicina
en Caracas, ambos con sus respectivas parejas, Maruja Marcano y Patricia
Lander, quienes cursaban el segundo año de la mismauniversidad y carrera,
juntos conformaban un grupo selecto de jóvenes con todos los privilegios que
el dinero y la posición política podían brindarles, sin embargo dedicaban la
mayor parte de su tiempo al estudio y a la planificación de constituir una
empresa conjunta, dirigida a brindar salud integral a la clase socio económica
a la que pertenecían, fue así como comenzaron a constituirse las bases de lo
que en el futuro se conocería como la “Clínica Monteverde”.
- Pero ¿cómo fue que ustedes dejaron de quererse?,- Preguntó Mateo a
Frank que estaba absorto en sus recuerdos.
Frank reflexionó al respecto, en realidad no fue que dejaron de quererse,
fueron las circunstancias que los fueron llevando hacia otros destinos.
Efectivamente aun cuando Patricia dividía su tiempo entre Caracas, la
hacienda, sus estudios y sus compromisos de carácter social, Frank siempre
estaba con ella, bajo la excusa de ser su guardaespaldas y en el marco de una
conducta intachable frente a terceros, esta particular pareja convivían juntos
bajo el mismo techo, en una réplica de la hacienda “Utopía”, que fue
construida en Caracas, lo cual le daba una gran ventaja a Frank por encima de
sus adversarios.
Patricia se sumergía cada vez más en actividades de carácter filantrópico,
era requerida en todas las labores de corte benéfico, lo cual impedía que
atendiera con la dedicación que se requería, la carrera que había seleccionado,
en este contexto reprobó casi todas las materias del segundo año.
Daniel por su parte resultó sobresaliente y gustoso preparó sus maletas
para encontrarse con su familia en lo que serían las últimas vacaciones en el
Comando Militar.
Ese año las fiestas comenzaron temprano, a pesar de que en el Estado se
había presentado una situación especial con unos irregulares que habían sido
apresados en un operativo estratégico, eran cuatro hombres y una mujer,
quienes quedaron apresados en el Regimiento mientras se organizaba el
traslado a Caracas donde les esperaba un juicio militar, por traición a la patria.
El GeneralMonteverde no pudo dedicar el tiempo que hubiera deseado
para atender a sus hijos, Mateo Monteverde Escarano, era un militar atípico,
tenía una gran sensibilidad humana, era discreto e incapaz de levantar la voz
innecesariamente, acababa de ascender a General y lo asignaron como
comandante del puesto fronterizo donde trabajaba en el Estado Apure, su
misión en ese momento era la de coordinar todos los esfuerzos para garantizar
que las personas que estaban detenidas no se fugaran, por lo cual tuvo que
redoblar las medidas de seguridad.
Un incidente ocurrido un sábado en la tarde de “Bingo Bailable” en el club
militar, se transformó en la tragedia que uniría para siempre las vidas de
Daniel y Patricia, ambos se encontraban sentados en una mesa rodeados de
amigos, mientras jugaban el tradicional juego de Bingo, el cual consistía en
anotar varios números en un cartón de juego en concordancia con las bolas
que se iban sacando de un biombo con la impresión de los números y de
acuerdo a la posición en que se ubique en el cartón cada uno de esos números
cantados, formando líneas estratégicas, se formalizaba el triunfo del cartón
ganador.
El salón estaba lleno de militares activos y retirados con sus respectivas
familias, de pronto un presunto soldado se acercó a la mesa donde se
encontraba Daniel y le dijo en voz baja que su papá estaba en la puerta, que
tenía algo que informarle, Daniel se paró inmediatamente y cuando salió lo
estaba esperando una camioneta gris de doble cabina con los vidrios
ahumados, la puerta de atrás se abrió y él se asomó confiado.
Había pasado más de media hora y Patricia comenzó a inquietarse, porque
Daniel la había dejado en la mesa, con otros amigos sin informarle que debía
ausentarse, ella lo llamó varias veces por teléfono y el no respondió, por lo
cual se dirigió a los hombres que lo custodiaban y ellos le respondieron que
estaban confiados en que estaban juntos.
El secuestro del joven estudiante de medicina, Daniel Monteverde, causó
un impacto en la opinión pública nacional, especialmente en la regional, todos
los sectores, instituciones públicas y privadas, que se sentían protegidos por el
estupendo trabajo que venía efectuando el General Monteverde en la región,
sintieron con pesar su angustia y se pusieron a la orden para atender los
requerimientos de los secuestradores, especialmente, Don Jorge Lander, quien
puso a su disposición todos sus bienes para responder por la vida del joven,
que llevaba más de un mes desaparecido, sin que se tuviera noticias de él.
- En el marco de la angustia que produjo el secuestro de Daniel
Monteverde, Patricia sufrió un desmayo y fue llevada de emergencia a un
centro de salud estadal donde le diagnosticaron un embarazo de dos meses, la
caída le produjo daños por lo cual se le recomendó reposo absoluto en cama-
Continuó Frank con su relato, mientras Mateo lo escuchaba con atención.
Una llamada al comando desde el mismo teléfono de Daniel solicitaba la
entrega de los prisioneros a cambio de la vida del muchacho, de quien ya se
sabía dónde estaba, no obstante lo intrínseco de la zona donde se encontraba,
impedía una acción con la garantía de que lo rescatarían vivo, así, Daniel pasó
tres meses de su vida, privado ilegítimamente de su libertad, cuando
finalmente se produjo el intercambio.
-¿Entonces eso apuró la boda entre ambos?- Preguntó Mateo, refiriéndose
a Patricia y a Daniel.
-Efectivamente, una niña de sociedad no podía darse el lujo de
embarazarse sin una fastuosa boda de por medio-Dijo Frank con profunda
amargura.
De la manera de cómo se enteró de que el niño que venía en camino era
suyo, Frank explico con detalles que el bebé, había crecido bajo el cuidado de
Nanita en la “Hacienda Utopía” porque a Daniel se lo llevaron a estudiar a
Estados Unidos bajo un estado de estrés post traumático, por lo cual los
psicólogos que lo atendieron, le recomendaron una terapia ocupacional.
Previamente al viaje, se celebró una reunión familiar para festejar la unión
de la pareja, Patricia prometió que se dedicaría en cuerpo y alma a cuidar de
Daniel y prefirió dejar al niño con su padre, Don Jorge, con Frank su
Guardaespaldas y con Nanita, al fin y al cabo esos serían sus verdaderos
protectores, ya que el recién nacido pasó a constituirse en el verdadero
heredero de “Utopía” por lo cual ella consideró, ante las circunstancias, que
debía crecer en la hacienda
El niño tenía todos los rasgos de su Guardaespaldas, un particular color de
ojos, por los que Frank comenzó a sentir gran curiosidad.
-Recuerdas aquel día, en el que en plena faena del campo, te tuviste que
arrojar del caballo, yo te llevé al servicio médico y ayudé a las enfermeras a
desvestirte para que te pudieran examinar, entonces vi que tenias un lunar
similaral de mi padre en el mismo lugar donde igualmente yo lo tengo, por eso
hablé con el Señor Jorge sobre mis dudas-Explicó Frank
-¿Mi Abue lo sabe? Preguntó Mateo sobresaltado
-Si, el me dio la autorización para practicarte la prueba de ADN porque
poseía un Poder Legal donde Patricia le otorgaba tu guardia y custodia.
-¿Qué pasó con ese Poder Legal?-Se interesó Mateo
- Fue derogado cuando Daniel decidió que tenías que venir a Caracas a
estudiar y para inscribirte en el colegio debía ser tu representante legal.
-¿Por qué lo permitiste?, ¿Por qué no dijeron la verdad?-Reclamó el
muchacho verdaderamente atribulado y con lagrimas en los ojos, mirando
fijamente a su verdadero padre.
-Vuelvo a repetirte-Contestó Frank agobiado por los recuerdos-Amo a tu
mamá, todavía la quiero, no he tenido ojos para otra mujer que no sea ella, soy
incapaz de causarle daño.
-¿Y yo?, ¿Cómo quedo yo en tu escala de afectos?- Lo interpeló el
jovencito.
Esa pregunta se la repetiría una y mil veces Frank, en el curso de los
acontecimientos que irremediablemente se avecinaban y que pudieron haberse
evitado si el fiel guardaespaldas se hubiera armado de valor y hubiera
defendido su paternidad.

CAPITULO II
EL SECUESTRO MENTAL

1. Aflojando la Cuerda

Ya era más de medianoche, el cansancio los agotó y se durmieron


acongojados,pero sin más preguntas que hacerse, aparentemente todo quedo
claro. Al amanecer se dirigieron a sus habitaciones sin hablarse, sin mirarse,
Frank estaba dispuesto a aceptar cualquier reacción que Mateo pudiera tener al
respecto de lo conversado.
Ese día, el desayuno en la casa de los Monteverde se convirtió en un
combate, en el cual padre y madre se recriminaban mutuamente por la
conducta de Mateo:
-Tú tienes la culpa, no le prestas la debida atención, te la pasas de fiesta en
fiesta en vez de atender a tus hijos, que se acostumbraron a creer más en los
sirvientes que en ti misma-Le reprochaba Daniel a Patricia.
-¿Qué vas a decir tú, con que moral me criticas si te la pasas en la clínica
todo el tiempo, ellos ni te conocen, sólo vives regañándolos, dándoles
instrucciones como si esto fuera un cuartel?- Precisó Patricia.
La situación se ponía cada vez más tensa y los sirvientes de la casa estaban
abochornados, no sabían si pasar al comedor para continuar con el servicio del
-Ahora quiero que vayas a buscarlo y lo traigas antes de que yo tome
medidas-Le ordenó Daniel con enojo.
Patricia se comunicó con Frank, eran las once de la mañana y Mateo
todavía estaba en su cuarto, ese día no asistió al colegio, cuando sintió que
sonó el celular se asomó discretamente al cuarto de su padre y escucho como
Frank se comunicaba en un tono de franca confianza con su mamá, se
hablaban tuteándose y él le pedía dulcemente, con la sobriedad que lo
caracterizaba, que se calmara que todo iba a salir bien, también escuchó
cuando Frank le comentó a Patricia que había visto nuevamente el lunar que el
tenia en la espalda y le solicito con vehemencia:
-Dime la verdad Patricia, el chamo está sufriendo desde hace tiempo y esto
no es más que una desencadenante.
La conversación fue interrumpida bruscamente, otra llamada entró al
celular de Frank, era el abuelo Jorge:
-Frank, tienes que sacar al muchacho de allí lo más pronto posible, el papa
está amenazando con ir a buscarlo personalmente, dice que tu lo estas
alcahueteando, a mí se me ocurre que debes llevarlo a casa del Dr. Lujan, yo
voy a hablar con él y te llamo, mientras tanto vayan saliendo del apartamento
por favor.
El día sábado, después de tomar el desayuno con su esposa y su hijo, el Dr.
Maximiliano Lujan se decidió a hablar con su mejor amigo quien por razones
del azar, resultó ser el papá del mejor amigo de su hijo, el hermano que Max
no tuvo, el Dr. Lujan consideraba que debía formalizar la posibilidad de la
estadía de Mateo en su casa, a petición telefónica de Don Jorge, su jefe, por lo
cual se decidió a ir a la Clínica Monteverde, se estacionó en el sótano, subió
por un ascensor hasta el lujoso Pent House, donde estaban ubicadas las
dependencias administrativas de la Clínica, incluidas las oficinas del personal
directivo.
El despacho del Dr. Monteverde estaba abierto por lo cual el Dr. Lujan
pasó sin anunciarse y fue bien recibido por Daniel quien después del
accidentado desayuno se dirigió a su trabajo, se encontraba ataviado con una
estéril bata verde que indicaba que recién acababa de salir del quirófano, el
médico sentía una gran estima y respeto por quien fue su amigo de la
juventud.
El Dr. Monteverde le dijo que ya Don Jorge le informó que Mateo se
encontraba alojado en su casa:
-Bueno te confieso que eso me dejó más tranquilo, tengo un mal
presentimiento con ese muchacho, hay algo que me inquieta y no sé que es,
voy a tomarme esta semana de descanso, me voy con Patricia a Estados
Unidos, voy a visitar a mi psicólogo, me he sentido muy ansioso en estos días,
te agradezco que no lo pierdas de vista por favor, le pidió Daniel en tono de
súplica.
La mesa estaba servida era más de lo que esperaba el Dr. Lujan, darle una
semana de oxigeno al muchacho, entonces se arriesgó y pidió más, que le
permitiera asistir a una fiesta en la casa de la playa del Dr. Roberto Martin a la
que acudiría la mayor parte del grupo escolar para celebrar el cumpleaños de
Robertico, justamente al final de la semana que se aproximaba:
-Aflójale un poco la cuerda, deja pasar el mal rato y después te reconcilias
con él, está muy afectado, me dijo Frank que cuando estuvo en su apartamento
se acostó tarde y se la pasó toda la noche pensativo, casi no durmió, pero yo sé
que pronto se le olvidará el incidente, ese es un buen muchacho, buen
estudiante, buen deportista, nuestros hijos son excelentes y el hecho de que
sean nuestros no los exime de caer de vez en cuando en alguna tentación, no lo
dejes perder por favor.
Efectivamente, reflexiono Daniel, una vida aburrida con altos niveles de
ocio, facilitan la aparición de trastornos de la personalidad, en la búsqueda de
situaciones estimulantes y excitantes, con un agravante que consiste en la
posibilidad de que otras actividades como el estudio, la familia etc., puedan
ser desplazadas y allí (le vuelve el pensamiento paranoico) visualiza a su hijo,
un púber que comienza a desarrollar habilidades sociales y a sentir emociones
propias de su tránsito a la adultez.
En la casa de los Lujan, prepararon una habitación especialmente para
Mateo en atención a la hermandad que existía entre el joven invitado y el
primogénito del abogado, fue así comoFrank, su guardaespaldas se aseguró de
prepararle una maleta apoyado por Matías y Nanita y se la dejó en la casa de
su amigo.
Daniel lo dejó tranquilo en señal de tregua, su hijo ya era un hombre y
mostraba señales de dignidad al querer evadir mirarse las caras después de
semejante golpiza, entonces Mateo aprovechó ese momento de debilidad de su
padre y le hizo saber queregresaríasólo si le permitían mudarse a la casa de su
abuelo por una temporada.
La casa de Jorge Lander (una de dos del complejo habitacional) era una
verdadera mansión y abarcaba todo el terreno de casi una cuadra, espacio en el
cual mandó a construir otra pequeña residencia con todos los lujos y
comodidades posibles, donde se establecieron su hija Patricia y su marido
Daniel Monteverde, conjuntamente con sus niños, el personal de servicio y los
guardaespaldas. Las dos casas estaban unidas entre sí por una caminería
diseñada para acortar la distancia entre ambas y dar la sensación de conexión
entre las mismas, la piscina estaba ubicada en un área de fácil acceso para los
residentes de las dos viviendas, además de disfrutar del servicio de seguridad
el cual implicaba el cercado eléctrico del área perimetral del inmueble, la
crianza y uso de varios perros de raza salvaje que soltaban en la noche para
contribuir en la custodia del lugar, ante los altos índices de inseguridad que se
estaban viviendo en el país y el sentimiento paranoico que embargaba a la
familia, producto del secuestro del que fue víctima casi dos décadas atrás,
Daniel Monteverde en el Estado Apure.

2. Reordenando Ideas

Después de esa segunda jornada de clases y de la celebración del


cumpleaños de Robertico, Mateo pasó otro fin de semana alejado de su
familia, lo cual celebró con un viajea la casa de la playa de Arturo uno de sus
mejores amigos, con el resto del grupo de su confianza, ninguno de estos
jóvenes tenían problemas para solicitar permiso para ausentarse de
casa,Máximo acudió con Tatiana, su novia y las demás parejas de sus amigos.
Daniel Monteverde se enteró de que ya Mateo no estaba en casa de Máximo y
comenzó la persecución, lo ubicó gracias a sus contactos y se presentó en la
casa de la playa, al llegar al estacionamiento de la casa observó el carro de la
profesora de educación física estacionado en las inmediaciones de la posada,
entró con disimulo y vio el estado de relajo en el que se encontraba la
profesora con el grupo de estudiantes y profesores, estaban tomando mientras
se bañaban en la piscina con una música estruendosa.
Sus ojos no daban crédito a lo que estaba mirando, su hijo, su niño, estaba
alejado del resto del grupo, hablando con su profesora, quien eventualmente le
acariciaba el largo y dorado cabello de su muchacho.
Daniel Monteverde ordenó a su chofer que se regresara a la capital, tenía
que reordenar sus ideas, sobre lo que podía hacer al respecto. Se decidió a
esperar el día lunes y a primera hora se presentó en el colegio y pidió cita con
la directora.
La reunión fue convocada para las nueve de la mañana, estaban presentes
los Consultores Jurídicos, los representantes de la Junta de Profesoresdel
colegio y miembros de la Asamblea de Padres y Representantes de los
alumnos.
El ambiente estaba tenso, nunca antes en el colegio se había producido una
situación con esas características, la junta discutió el único punto del día: La
conducta de la Profesora Amanda Bustamante. La directora tomó la palabra en
primer lugar, para destacar la labor orientadora que había desarrollado la
profesora de educación física en su corta estadía en el colegio, los alumnos se
mostraban altamente satisfechos de acuerdo a lo reflejado en una encuesta
evaluadora aptitudinal, instrumento de diagnostico que se acostumbra a aplicar
en el colegio para medir el nivel de influencia del profesorado en sus alumnos,
seguidamente tomó la palabra el Dr. Daniel Monteverde para afirmar:
-Es precisamente eso lo que quiero resaltar, su extraña capacidad de
influencia, desde que apareció en la vida de mi hijo este se transformó en otro
ser humano ya ni lo conozco, por eso quisiera que nos pudieran ofrecer más
datos de esta persona, quien es, de donde viene y que pretende.
- Sr Monteverde -Intervino la representante de la Junta de Profesores- La
profesoraAmanda es egresada del Instituto Superior del Deporte y tiene cursos
de preparación en prestigiosos organismos, tiene un trayectoria de cuatro años
de experiencia
- Perdón, como dice, ¿Cuatro años?-.Interrumpió Daniel Bracho
- Si cuatro años de experiencia laboral-Contestó la profesora
- Entonces, ¿Cuántos años tiene?-Preguntó el padre enojado
- Veintiséis años-Respondió inmediatamente la docente
- ¿Puede ser posible que una mujer de veintiséis años este provocando
sexualmente a un niño de dieciséis años?, ¿Ustedes están de acuerdo con esto?
- Los interrogó Daniel.
Al llegar a este punto, los asistentes a la reunión guardaron profundo
silencio, no había respuestas para este padre que durante toda la vida escolar
de sus hijos mostró fuerte rasgos paranoicos y ahora poseía sólidos
argumentos para justificar su conducta.
- Exijo una respuesta -insistió el Dr. Monteverde acalorado
-Vamos a estudiar el caso, -Prometió la Directora, dando por finalizada la
reunión.
En los rumores de pasillo se pudo constatar que la mayoría de los padres
desestimaban las denuncias del Doctor, opinando que el mismo había
provocado la huida del muchacho con sus manías persecutorias.
La profesora Amanda fue llamada a reunión con el Consejo Directivo del
colegio, allí afirmó que desconocía el lugar donde se estaba quedando el
estudiante Monteverde y que ella sólo había tratado de aconsejarlo para que
regresara a su casa.
El alumno Mateo Monteverde fue llamado a la dirección, negó
información del lugar donde estaba quedándose y afirmó que no regresaría
nunca más a su casa, que en principio él se había propuesto tomarse solo una
semana, pero que ahora estaba decidido a no regresar jamás.
Esta decisión del joven y precoz estudiante fue comunicada a su padre,
quien a su vez se decidió por endurecer su posición ante el Colegio y los
responsabilizó por la actitud del chico, a cambio de demandar al colegio por
los daños causados, solicitó la renuncia inmediata de la profesora.
Mateo se enteró de la decisión de su padre por intermedio de un profesor
amigo que le planteó la situación difícil en la que se encontraba Amanda.
-Pronto el Consejo tomará la decisión de expulsarla de manera deshonrosa
del Colegio si tú no regresas esta semana a tu casa, tienen estos tres días de
plazo.

3. La Primera Noche Juntos


Esa noche Mateo fue solo al apartamento de Amanda, sin saber que estaba
siendo seguido y fotografiado por una empresa investigadora contratada por su
padre, al abrir la puerta Amanda se sorprendió, le pidió que pasara y le dijo
con tono muy dulce:
-Sabes en que lio me has metido chiquillo, si te llegan a ver aquí, me van a
meter presa-Dijo ella en tono de burla
-Solo quería informarte que el colegio tiene planificado expulsarte a
cambio de que yo regrese a mi casa, yo no sabía que esto podía afectarte tanto,
si ni siquiera hemos salido juntos, te imaginas que hubiera pasado si te hubiera
pedido que me dieras alojamiento.
Ella lo invitó a pasar, allí estaba ese muchacho confundido, acorralado, lo
invitó a sentarse en el sofá, ella se sentó enfrente de él en una silla individual,
desde allí podía observar como estiraba sus largas piernas enfundadas en un
lujoso jeans desteñido, una franela blanca de marca reconocida, una chaqueta
de jeans que realzaba sus anchos hombros unas botas de cuero color marrón
colonial que hacia juego con su lujoso cinturón, verdaderamente aparentaba
más edad de la que realmente tenía.
-Bueno entonces tienes que decírselo a tu padre, que no ha pasado nada,
que no tiene nada que temer- Dijo ella tímidamente.
- ¿Me estas pidiendo que regrese a mi casa? Preguntó Mateo
- ¿Tú qué quieres hacer? -Repreguntó ella
- ¿Acaso importa lo que yo quiero?-Dijo él con profunda tristeza.
-A mí sí me importa, yo acataré lo que tu decidas-Le advirtió ella.
El joven se sintió respetado por primera vez, había sido criado en un
contexto en el que lo hicieron sentir libre e independiente y luego a los doce
años se encontró con un padre autoritario, estricto que a los dieciséis le
coartaba su capacidad de toma de decisiones. Ella le estaba dejando el camino
libre para decidir y ahora no sabía qué hacer con tanta libertad, se llevó las
manos al rostro y repetía, enceguecido, que no quería regresar a su casa, ella
se levantó de su puesto y le quitó las manos de la cara, de pronto sus miradas
se encontraron, su cuerpo femenino realzaba su belleza enfundado en unos
pantalones cortos, una franelita ceñida a su humanidad, su cola en el cabello se
movía de un lado a otro a la par que ella meneaba su cabeza para pedirle que
no llorara, entonces el volvió a sentir ese cosquilleo en todo el cuerpo y estaba
presenciando una vez más el llamado de su naturaleza varonil, se estremeció
turbado y ella comenzó a darse cuenta de que si le interesaba sexualmente a
aquel niño que comenzaba a ser un hombre, entonces tomo su cabellera y lo
arrojo a lo largo del sofá y allí mismo desató toda su pasión sobre él, era un
sentimiento subliminal el que la envolvía, acompañado de un sentimiento de
culpa. El se dejaba acariciar y aun cuando físicamente aparentaba más edad,
estaba sofocado, eran dieciséis años contra un cuerpo de veintiséis, sobre el de
él, se besaron toda la tarde hasta que decidieron pasar a la habitación en donde
ella le enseñó todo lo que él deseaba saber y así juntos permanecieron hasta la
madrugada, respirando el aroma de inciensos, que aún cuando no estaban
encendidos mantenían ambientado el recinto con un agradable olor a vainilla,
sólo superado por el inmejorable sentimiento que inspiraba la subliminal
música de la década de los años sesenta y setenta, discos que ella había
heredado de sus padres y que los había mandado a regrabar en cassettes.
Mateo se sentía bendecido con lo que le estaba ocurriendo, aquella mujer
se perdía en su pecho colmado de incipiente bellos dorados, que lo hacían
mucho más varonil, no podía dormir con la preocupación por la decisión que
debía tomar, la cual significaba que nunca más volvería a estar en los brazos
de aquella fabulosa chica que lo acaloraba, pero era inevitable que renunciara
a ella para evitarle la expulsión deshonrosa que impediría que volviera a
encontrar trabajo en otro colegio, al fin y al cabo seguirían viéndose en la
escuela y luego se las ingeniarían para poderse ver nuevamente.
Pero aquel apartamento decorado a lo hippy con olor a incienso de vainilla
y de sándalo y cojines decorativos al estilo animal print lo invitaban a
quedarse, eran ellos dos en ese apartamento, en el sofá y luego en el cuarto,
deslizándose como una sola persona, como si se conocían de toda la vida,
como si fuera un sueño, él con un ligero nerviosismo pensando en su padre y
diciéndose a sí mismo que no pasaría nada, tratando de disfrutar del momento.
Era un hecho inevitable, la unión entre profesora y estudiante era un hecho
consumado con proyección a futuro, el olor a incienso invadió la habitación, el
color de sus sabanas sus paredes, su mobiliario todo era una invitación a
quedarse un largo rato.
Sus afiches, sus libros, sus revistas ocupaban todo el espacio, sus cuerpos
chocaban con todos sus objetos y se distraían lanzándose cojines y apartando
cosas de su camino y de pronto de tanto jugar y de tanto reír cayeron
exhaustos.
-Eres feliz-Preguntó Amanda
-Te necesito-Respondió Mateo
Ella se deleitaba en la inmensidad de aquellas pestañas tan espesas y esos
ojos color ámbar, sentía que nunca iba a olvidar que podía ser suya, por lo cual
se propuso que nada ni nadie iba a impedir que estuvieran juntos para siempre.
Fue entonces cuando decidió acercarse a él y abrazarlo con fuerza, besarlo
con pasión y amarlo hasta el cansancio, bajo los acordes de su música,
sintiendo que el manto oscuro de la noche los cubría, tratando de protegerlos
del mal que se avecinaba.
Pero ya estaban allí acomodándose a su destino, rozándose sutilmente,
esperando juntos el amanecer y sus cuerpos enamorados impedían
abandonarse el uno al otro.
Los reportes que recibió Daniel Monteverde al día siguiente lo dejaron en
estado de shock, ya no le cabía la menor duda, su hijo estaba siendo
influenciado por una mujer mayor que él, tenía que tomar medidas antes de
permitir que las cosas se agravaran, por lo cual llamó al colegio y precisó
respuesta a su solicitud.

4. La Sentencia

Efectivamente esa mañana Mateo se encontraba en clases y volvió a sentir
el llamado por el altoparlante del colegio donde se le citaba a la dirección,
respiró profundamente y se volteó a mirar a Máximo quien se ofreció a
acompañarlo, estaba nervioso, se sintió mareado, pero tuvo que entrar a la sala
donde una vez más le indicaron:
- Siéntese por a aquí por favor (enfrente del jurado calificador, el
ConsejoConsultivo del colegio)- Le solicitó la directora.
-Sr. Mateo, tenemos una situación desagradable que plantearle, su padre
exige su regreso inmediato a la casa o de lo contrario el colegio se verá en la
obligación de tomar medidas drásticas contra una de nuestras profesoras para
evadir una demanda por daños y perjuicios, su padre considera que usted ha
sido mal influenciado y desea que se subsane la situación.
Mateo se ahogaba en llanto por dentro, si antes no se sentía culpable por
las acusaciones, ahora no tenía moral para desmentir que efectivamente estaba
bajo los influjos de una extraña sensación que lo alejaba aun más de su padre.
Pidió disculpas por los problemas que se habían presentado y decidió regresar
a su casa esa misma tarde después de las prácticas de futbol.
-Sr. Mateo, es necesario que sepa que el acuerdo de tregua incluye que
usted no volverá a acudir a las clases de deporte, incluyendo sus prácticas de
futbol, tampoco podrá recibir almuerzo en las instalaciones del colegio ni
acudir a la biblioteca, de manera tal que deberá regresar a su casa después de
la última clase de la mañana, sin desviarse a ningún otro destino.
Una sentencia, aquello sonaba a limitación de su libertad de circulación y
de transito, volvió a respirar como le enseñó Amanda y en ese respiro
regresaron a su mente todas las imágenes de la vivencia de la noche anterior,
entonces pensó, son las diez de la mañana si comienza a rodar la tregua
pactada, en dos horas estaré limitado de volver a ver a Amanda, entonces la
llamó para citarla en el Gimnasio, quería tomar varias fotos de ella, porque
presentía que no la vería en un buen tiempo.
Efectivamente allí se volvieron a estrechar sus cuerpos, Mateo lloraba
copiosamente y le pedía desesperadamente que posara para él, diseñaron
algunas estrategias para mantenerse en contacto, intercambiaron fotos, para
pasarla bien mientras estuvieran separados, cuando de pronto fueron
sorprendidos por un vigilante y de nuevo fueron citados ante la directora de la
institución.
- Sucede mucho en estos tiempos que situaciones como las de ustedes
pasan desapercibidas -advirtió la profesora María Cardozo-, yo se que a su
edad Mateo, usted sabe bien qué es lo que le conviene y está en perfectas
condiciones para distinguir el bien del mal,pero hay una enorme diferencia en
este caso, el Dr. Monteverde está severamente afectado por una experiencia
personal que lo obsesionó y eso no es secreto para nadie que no es normal su
comportamiento, por eso les pido prudencia, yo tengo que velar por la defensa
de los derechos de la institución y el Sr Monteverde tiene la costumbre de
llevar todos sus conflictos a nivel legal, igualmente les pido la mayor
colaboración para evitar que ninguna de las partes salga afectada, aun cuando
reconozco que todo el peso del sacrificio recaerá en este caso sobre usted
Mateo por lo cual le pido a Dios que le de la fortaleza que necesita para
hacerle frente a la realidad que debe afrontar.
Faltaba media hora para que llegaran los guardaespaldas en la búsqueda de
Mateo, por lo cual aprovechó el tiempo para notificar a todos sus amigos sobre
su nueva situación y les pidió que le brindaran apoyo a Amanda para prestarle
sus teléfonos y así poder comunicarse sin ser descubiertos, por último se
despidió del viejo Augusto, entrenador del equipo de futbol y nuevamente las
lagrimas corrieron por sus mejillas, la relación de trabajo entre ambos
sobrepasó lo laboral para pasar a ser afectiva, el viejo entrenador lo abrazó con
fuerza, lo bendijo y luego lo dejó en la entrada del colegio donde estaban
Frank y Gonzalo con órdenes estrictas de regresarlo a casa y vigilar que no
volviera a salir de la misma.
Amanda estaba consternada, en la tarde le tocó darle clases a Matías y no
podía concentrarse en la impartición de instrucciones pensando en lo mucho
que se parecía a su hermano, excepto en el cabello que era más oscuro y lo
llevaba corto, con una espesa pollina que le caía en sus ojos, en cuanto a la
personalidad era más tímido que Mateo y en la mínima oportunidad que tuvo
lo abordó para ver que pensaba sobre lo que estaba sucediendo:
-Hola, ¿No es extraño que te hayan permitido venir a mi clase?-le dijo
Amanda
-No, Papá sabe que lo necesito, soy asmático y debo fortalecer mis
pulmones- respondió Matías.
-¿Tú crees que tu papá pueda volver a golpear a tu hermano esta tarde?-
Inquirió asustada la profesora.
-De ninguna manera, mi papá es estricto pero no agresivo, se ha sentido
muy triste porque Mateo no ha estado en casa estos días, el mismo se cree
culpable, pero no lo admite públicamente-afirmó el jovencito
-Entonces probablemente se limite a un castigo severo-continuó con su
angustia la profesora.
--Probablemente no, es seguro, esa es su forma de impartir disciplina, pero
nunca antes nos había golpeado físicamente.
La clase terminó en un mar de comentarios algunos adversos y otros a
favor del romance entre la profesora y su estudiante, que fenómeno es el
Mateo, se fue con el gran premio, mientras la profesora se despedía y los
invitaba a regresar menos conversadores para la próxima clase.
Las cosas en la Mansión de los Monteverde fueron trascendiendo sin
novedad, Mateo almorzó en el comedor con su mama, sus abuelos maternos y
paternos, para nada tocaron el tema que lo alejó de la casa, Daniel Monteverde
estaba de guardia en el hospital y regresó tarde en la noche. Mateo debió subir
a su cuarto al terminar el almuerzo se duchó y se dedicó todo el resto del día, a
pasar las fotos de su cámara a los equipos de vídeo-tv existentes para el
momento, con la mala suerte de que las imágenes estaban activadas en la
pantalla del televisor, cuando su padre entró a la habitación en la noche para
verificar que él estuviera cumpliendo con el castigo.
No hubo lugar a discusión, el Dr. Monteverde desconecto el televisor y el
equipo de video y se lo llevó junto al celular, cerró la puerta del cuarto con
llave y dejo a Mateo sorprendido con tal reacción. Amanda trató de
comunicarse con Mateo y fue Daniel quien contestó el teléfono para hacerle su
primera amenaza formal:
-Si usted sigue acosando a mi hijo, introduciré una demanda por
corrupción de menores y abuso sexual, aquí tengo sus fotos y otras graficas
comprometedoras, no se lo voy a repetir, voy a tomar medidas legales en su
contra si vuelve a acercarse a mi hijo-Amenazó Daniel con toda la fuerza que
su malestar le imprimía.
Amanda se sorprendió, no podía creer que las cosas hubieran llegado tan
lejos, Mateo estaba incomunicado y ella severamente amenazada, no pudo
dormir en toda la noche pensando en la posibilidad de que le hubiera podido
hacer daño al muchacho.
Al día siguiente Mateo sintió que abrieron la puerta del cuarto, él estaba
vestido y dispuesto a tomar el desayuno cuando su madre llorosa le entrego
unos envoltorios para que los colocara dentro de su morral, que contenían su
comida para que la consumiera en la escuela, ya Daniel, Matías y ella habían
desayunado.
Ante tal circunstancia, bajó las escaleras y fue conducido directamente a la
camioneta que los trasladaría a él y a su hermano al colegio, por su parte
Daniel Monteverde, quien acostumbraba a llevar personalmente a sus hijos a
clase antes de ir a la clínica donde trabajaba, estaba dentro de otro de los
vehículos propiedad de la familia, esperando la llegada de su hijo mayor, al
verlo, bajó el cristal, lentamente, sin abrir la puerta del carro, se asomó a la
ventana y le dijo en tono firme y amenazante:
-Es la primera y la última vez que te advierto que cumplas con lo pactado
porque si no, tú y esa mujerzuela se tendrán que atener a las consecuencias

5. El Ave María

La llegada al colegio provocó una oleada de confusiones, los alumnos


querían saber cómo le había ido en la casa con su papá, todos le referían que
habían tratado de llamarle pero su celular estaba apagado, el estaba
sorprendido con tanta solidaridad, los profesores fueron muy especiales en su
trato para con él y entendieron su distracción en clase, era difícil que pudiera
concentrarse en nada, el sólo pensaba en las últimas palabras pronunciadas por
su padre, entonces, a la segunda hora se salió de clases y fue a la misa
matutina del colegio, el organista estaba interpretando el “Ave María” de
Schubert, que momento más subliminal su rostro se inundó en lagrimas, y un
nudo se formo en su garganta, elevó su mirada y fijo su vista en los ojos de la
imagen de la Inmaculada Concepción de María, pensando en voz alta, con la
esperanza de que la figura pudiera estarlo escuchando:
-Bendita madre, no me abandones, no quiero volver a ver ese rostro
cargado de odio y dolor al mismo tiempo, dime madre, ¿Qué le pasa?, ¿Por
qué tanta furia?, indícame el camino por donde debo tomar.
El susto que le produjo tal amenaza lo obligo a mantenerse con cautela, sus
encuentros con Amanda eran cortos pero intensos, coordinaban las entradas al
baño, las visitas al gimnasio, típico lugar de encuentro, el engramado que
rodeaba las instalaciones del colegio, los salones desocupados, etc.

6. Estableciendo Límites

Eran días de revuelo, el país se enfrentaba a una lucha silenciosa en la calle


en procura de radicales cambios políticos, la figura de un líder carismático de
tendencia socialista, inundaba los escenarios juveniles, lo cual despertó la
sensibilidad social de Mateo que a pesar de ser un niño aburguesado, siempre
fue consecuente con el entorno social que lo rodeaba, especialmente con el
sequito de empleados y campesinos que siempre lo atosigaban en atenciones,
en este contexto, no dudó ni un segundo para unirse nuevamente a Amanda y
abrazar una causa común, la lucha por las reivindicaciones sociales de una
población que se consideraba oprimida, fue así que en una oportunidad Mateo
se salió de clases junto a sus compañeros de estudio más consecuentes,
Máximo y Roberto, hijos de dos de los abogados de su abuelo, conjuntamente
con Tatiana y Jenny, sus respectivas parejas, para participar en una protesta
estudiantil, que se realizaba ceca del colegio, allí se llevó la gran sorpresa de
que una de las voceras de la protesta era la profesora Amanda, durante la
jornada cantaron consignas, consumieron bebidas alcohólicas y bailaron al son
de los templetes ubicados a lo largo de la cuadra. Esta manifestación fue
disuelta por la policía mediante la aplicación de gases lacrimógenos que se
expandieron por toda la cuadra provocando un gran número de asfixiados
entre los que lamentablemente y para desgracia de Mateo, se encontraba su
hermano, Matías que estaba en la biblioteca del colegio estudiando y fue
trasladado a la enfermería con un fuerte ataque de asma.
Eran vísperas de navidad, ya los estudiantes estaban presentando su
segunda ronda de evaluaciones de tres que normalmente se realizan en el
colegio, los adornos con tal motivo, engalanaban todos los espacios, pero los
sentimientos de fraternidad que invaden los corazones de los humanos para
estas fechas, no fue impedimento para que el Dr. Monteverde entrara en cólera
cuando se enteró que su hijo menor había ingresado a la clínica, privado con
un ataque de asma y que su hermano no lo había acompañado en el trayecto,
de no haber sido por Marcos Vinicio, su compañero de clase, quien le brindó
los primeros auxilios, Matías se las hubiera visto peor. El joven fue trasladado
a la clínica y allí recibió los primeros auxilios, posteriormente él y sus
familiares se dirigieron a la casa y pudieron darse cuenta de que Mateo aun no
había llegado del colegio, cuando el reloj marcaba las nueve de la noche.
Efectivamente los jóvenes se trasladaron a casa de Amanda, huyendo de
los policías que habían disuelto la manifestación y de los gases lacrimógenos,
entonces permanecieron allí escuchando música, conversando sobre política y
deportes sin darse cuenta de la hora que era, hasta que se sintió el timbre de la
puerta, era un oficial de la policía preguntando por Mateo Monteverde, los
jóvenes que estaban en el salón trataron de negarlo, pero Amanda le
recomendó que se entregara.
-No te asustes-Le dijo Amanda-Levanta la cabeza y obedece, no le
ofrezcas resistencia
El miedo lo invadía pero ella le daba valor, nada iba a superar la placentera
noche que habían pasado, tuvo que bajar y montarse en la patrulla que lo
trasladó hasta su casa.
Nuevamente se repitieron las escenas de violencia entre Mateo y su padre,
este le recriminaba que había dejado a su hermano sólo, una vez más, ante una
situación difícil:
-Qué te pasa hijo, no te reconozco, ¿Cuándo te importó tanto la política?,
¿Cómo arriesgas tu vida en una manifestación y dejas a tu hermano
abandonado en un lugar que estaba siendo objeto de medidas policiales?
Mateo estaba en silencio, no sabía lo de su hermano y estaba apenado por
eso, pero no se atrevió a disculparse por temor a que no le creyeran.
Nuevamente estaba sintiendo el síndrome del infante que percibe el enojo de
su progenitor sufre por ello y trata de comportarse bien, para evitar la situación
de castigo, este reflejo se activaba cada vez que se producía una situación
extrema entre Mateo y Daniel, quienes desarrollaban una relación objetable en
el que el fenómeno de la identificación psicológica con el abusador el
poderoso, estaba legítimamente configurada en la imagen del padre.
-Sube a tu cuarto, mañana quiero hablar seriamente contigo-Le ordenó
Daniel indignado
El Dr. Monteverde intentaba establecer límites sanos, pero los conflictos y
las ofensas se mantenían presentes en la relación entre él y su hijo sin que
ninguno de los dos se mostrara interesado en buscar las herramientas o la
orientación necesaria para encontrar la solución del problema, entonces Daniel
sintió que tenía que establecer un límite para proteger la salud emocional,
mental y física de Mateo y contrato los servicios de un psiquiatra, viejo amigo,
El Dr. Gustavo Duran Bermejo, quien dirigía una prestigiosa Clínica de
Reposo para jóvenes con problemas de conducta, denominado Centro
Terapéutico el Samán, que poseía tecnología de avanzada en materia
psiquiátrica, para tratar los problemas de conducta en adolescentes, entre otros
servicios.
En este contexto le solicitó efectuara un estudio del caso y emitiera una
opinión a ser presentada ante un Juzgado de Menores para viabilizar de forma
legal, la reclusión de Mateo en el sanatorio, con la intención de mejorar su
conducta y que recapacitara sobre el romance que sostenía con una mujer que
era mayor que él, además con ello Daniel buscaba de evitar que Mateo
testificara en el caso de la demanda que tenía pensado introducir en contra de
la profesora Amanda Bustamante por corrupción de menores y delitos
sexuales.
Duran le pidió el perfil de Mateo y su historial médico, luego invitó a
Daniel a una reunión informal:
-Puede ser en un restaurant o en el Club, tú me dices cuando puedes y
fijamos fecha y hora, le dijo el psiquiatra a Daniel en una conversación
telefónica para acordar en conjunto el futuro inmediato de Mateo.

7. El Colegio Militar

Efectivamente la reunión se realizó en un Self-Service de uno los Centros
Comerciales de la ciudad, durante la misma Duran sugirió la posibilidad de
que Mateo culminara sus estudios de cuarto nivel de bachillerato y que
logrado el objetivo, lo retirara del instituto e inscribiera en un colegio
militarizado, en las afueras de la ciudad, lo más lejos posible de las amistades
que lo estaban mal influenciando, donde pudiera recibir un poco de disciplina
de la que él como padre, no había sabido imponerle, advirtiéndole que si aun
así, si Mateo seguía desviándose de los lineamientos impuestos, entonces no
dudara en tomar medidas drásticas.
Daniel compró la idea del médico y sin discutir el asunto con su esposa
comenzó los tramites a través de su papá, el General Mateo Monteverde, para
que lo ubicara en el “Colegio Militarizado San Antonio de Padua” Estado
Táchira, su lugar de residencia, para que así pudiera tener supervisión cercana
de sus dos abuelos, Jorge desde el Estado Apure y Mateo desde el Estado
Táchira.
El régimen de castigo contra Mateo fue sistemático y continuado, no tenía
teléfono, ni computadora, sus trabajos de investigación eran elaborados por la
señora Maritza, secretaria de Daniel, no podía pasear los fines de semana, sólo
se le permitía entrar y salir del colegio y transitar dentro de la casa y hacia la
casa de sus abuelos maternos conectada a través de un caminito de piedras
entre los frondosos jardines de las dos residencias, acompañado por un
sexagenario, custodia especial contratado por Daniel, que lo trataba como si
era un prisionero.
No obstante, mientras más obstáculos les atravesaban en el camino, más
frecuentes eran los encuentros a escondidas entre los enamorados, los amigos
de ambos se las ingeniaban para crear las más insólitas ocasiones de
encuentro, siempre había algún motivo para celebrar aquellas maravillosas seis
horas matutinas del horario de clases, para entre recreo y tiempo libre,
intercaladas con otras horas de ausencia, con complicidad de algunos
profesores amigos de Amanda, estos pudieran fugarse para demostrarse su
amor en un parque, en una plaza y hasta la playa fueron a tener en una
oportunidad en un viaje de ida y vuelta al Litoral Central.
El final de los exámenes y con ello la temporada escolar dejaba como
resultado que Mateo había aprobado con notas sobresalientes el cuarto año de
bachillerato, coincidía con esto igualmente su cumpleaños Nº 17 en el mes de
junio del año 1994,se había convertido en un individuo más robusto, le había
salido abundante bello en la barba, no quería afeitarse para aumentar su
imagen adulta y poder estar a la altura de Amanda, quien por el contrario y
aun cuando ya había cumplido los veintisiete años se veía cada vez más joven
y hermosa.
En la casa de los Monteverde todo era confusión, los preparativos para
celebrar el cumpleaños de Mateo en familia se habían trastocados después de
una conversación entre Patricia, la mamá de Mateo y su suegra la Sra. Mariana
Villarroel de Monteverde:
-¿Ya tienes todo listo para el viaje? Preguntó Mariana
-¿Cual viaje? -Pregunto Patricia- Ya sabes que Daniel tiene castigado a
Mateo,no lo deja salir para ninguna parte y todo por culpa de esa mujer que se
atravesó en nuestras vidas.
-¿Pero entonces tú no vas a acompañar a Daniel a entregar a Mateo al
internado militar?
-¿Cual internado? , ¿De qué me hablas? -Seguía preguntando Patricia
mientras un torrente de lágrimas bajaba por sus pálidas mejillas, sintiendo que
se desvanecía.
En atención a los gritos en búsqueda de ayuda que estaba efectuando
Mariana varios caballeros salieron del comedor donde se encontraban
reunidos, El general, el sr Jorge, Daniel y Frank el guarda espalda de los
chicos.
Patricia recuperó el conocimiento en el marco de una solicitud de una
explicación acerca de lo del internado a lo que Daniel respondió:
-Quería evitarte más penas, pero tengo todo listo para internar a Mateo en
el Colegio Militarizado del Táchira, nos vamos este fin de semana, ya elaboré
su equipaje con una lista que me envió el colegio.
-¿Él lo sabe? ¿Está de acuerdo? -Preguntó Patricia
-¿Para qué quieres que lo sepa, para que se ponga de acuerdo con esa
mujer y sabotee la decisión? Yo no necesito su opinión, soy su padre y sé que
es lo que le conviene, lo estoy haciendo por su bien.
Entre el grupo de personas allí presente sólo dos de ellas intercambiaron
miradas de indignación el señor Jorge y Frank, quien estaba dejando de jugar
un papel subalterno para convertirse en una opción de apoyo para Mateo.
El guardaespaldas con una gran vocación de servicio, quien venía
acompañando al señor Jorge desde su adolescencia, gozaba de gran estima por
parte de la familia Lander, durante su estadía en “Utopía”, había tenido un
largo e intenso romance con Patricia, romance del cual nació Mateo, el joven
que cada vez más se parecía a él empezando por el color y forma de sus ojos.
cejas y pestañas, de una particularidad poco común. Independientemente de
esa oculta filiación, Frank siempre sintió un aprecio especial por estos jóvenes,
era extremadamente cariñoso con ellos, les consentía en todos sus caprichos y
les colmaba de afecto, hasta el punto de que nunca se preocupó en conformar
una familia porque el destino le había regalado esa oportunidad de convivir
con Don Jorge y su grupo y de alcanzar un contacto físico y espiritual entre
ellos que suplía el que debía existir entre los jóvenes y su padre.
Esta situación entre Daniel y su supuesto hijo estaba colmando la paciencia
de Frank, especialmente las injustas agresiones físicas y psicológicas que
estaba infringiendo deliberadamente al muchacho, por todo ello subió a la
habitación de Mateo, que se había convertido desde hace meses en su cárcel
particular y le informó de los planes de su padre e igualmente le facilito el
teléfono para que iniciara las coordinaciones correspondientes para mantener
el contacto con sus amigos.
La celebración del cumpleaños del primer nieto de una nueva generación,
para el señor Jorge era motivo de gran satisfacción, era su heredero que dentro
de un año cumpliría su mayoría de edad y con ello podría finalmente hacerse
cargo de la hacienda como una excusa para salir de su encierro, inclusive la
idea del internado le parecía una buena razón para escapar del yugo del padre.
Había un grupo reducido de personas en la celebración del cumpleaños de
Mateo, Máximo y Roberto se colaron con la invitación de sus padres,
abogados que formaban parte del bufete jurídico del sr Jorge, Daniel le
prohibió al festejado que cordializara con ellos, pero durante el desarrollo del
evento que se efectuaba en los jardines de la residencia, tuvieron suficiente
tiempo para planificar lo que serían las fugas de Mateo en el internado para
reencontrarse con sus amigos, para el grupo de jóvenes la situación se estaba
tornando en una aventura.
Días después Daniel le notificó a Mateo que debía alistarse porque se irían
de viaje, sin entrar en detalles:
-Prepara una maleta, con lo necesario- le dijo al muchacho advirtiéndole
que lo esperaba en el estacionamiento.
Abajo estaba Patricia fundida en un abrazo con Nanita, Jorge Lander,
Matías, Frank, Horacio y Gonzalo. Mateo se despidió de Nanita, de su
hermano y dejó a Patricia con los brazos estirados, intentando entrar de
manera apresurada a la camioneta, pero no había terminado de hacerlo cuando
Daniel lo agarro por el cabello obligándolo a bajarse y mientras lo arrastraba
literalmente por el puesto de la camioneta, Mateo trató de hacer resistencia
pero se golpeó en el codo con la puerta del vehículo, cediendo ante el
profundo dolor que sintió en su brazo, hasta que la figura de Frank se
interpuso rápidamente entre ambos.
Era la primera vez que el protegido del señor Lander se enfrentaba con su
rival, siempre estuvo de bajo perfil, para evitar que lo separaran de su
muchacho, pero era el colmo de su aguante el presenciar que Daniel lo
agrediera físicamente, eso no estaba dispuesto a tolerarlo:
-Déjalo, por eso es que está así, no quiere respetar ni a su madre-Le
reclamó Daniel a Frank.
Mientras Frank revisaba la zona golpeada en el brazo de Mateo, sin
importarle en lo más mínimo lo que le decía Daniel, Don Jorge le advirtió al
médico que si le volvía a poner las manos encima a su nieto, iba a tomar
acciones legales.
Efectivamente ya Don Jorge había hablado con el Dr. Maximiliano acerca
de los maltratos de Daniel y le pidió que lo asesorara sobre lo que tenía que
hacer, que era poco, mientras Daniel tuviera la Patria Potestad sobre los
muchachos.
El recorrido hacia el aeropuerto fue patético, nadie hablaba, en una
camioneta iban Gonzalo, Don Jorge y Daniel y en otra iban Mateo, Horacio y
Frank, durante el trayecto el viejo Lander aprovechó para aconsejar al
atribulado medico.
Don Jorge sabía que tenía la responsabilidad de precisar a Daniel sobre el
trato que le estaba dando a su nieto, que no estaba viviendo otra cosa más que
pura curiosidad sexual, como parte normal de su proceso de desarrollo.
El estaba consciente de que todos los cambios que habían experimentado
los chicos en estos últimos tiempos estaban relacionados con su transición a la
adultez y que Daniel tenía que prepararlos para todo lo relativo a la vida
sexual, no obstante observaba en él, un falso pudor:
-¿Vas a dejar que tengan que aprender a ser hombres con otras personas sin
saber de qué forma , con eso estas exponiendo a tus hijos a una serie de
peligros que tendrán efectos nocivos para su porvenir, traumas psicológicos,
desviaciones sexuales enfermedades y conflictos morales de consecuencias
impredecibles-decía el abatido abuelo.
Evidentemente Daniel los estaba criando en el marco de una cultura donde
la agresión física se impone por encima de la comunicación.
-Tú no puedes educarlos bajo la consigna de te pego porque te quiero, te
pego para que te portes bien, te vigilo porque tengo miedo de que te
secuestren, porque entonces haces que se sienta atemorizado y en vez de sentir
respeto por quien tiene la responsabilidad de cuidarlo, siente angustia y
ansiedad y va a terminar odiándote, eso te lo aseguro-Insistía Don Jorge.
Ciertamente la intervención de los padres es imprescindible porque puede
resultar incompleta o inútil si consiste en una mera información y si no se
enseña al joven a adquirir una actitud responsable frente al acto sexual,
creando en ellos la conciencia de un permanente respeto para el sexo opuesto
de hecho de la actitud que a los hijos se les forme del acto sexual, depende su
salud mental y física, su felicidad conyugal y su equilibrio en la convivencia
social, el futuro de sus vidas, reflexionó el viejo Lander mientras preparaba su
siguiente ataque verbal:.
-Tienes que ganarte la confianza de tus hijos, para que estos puedan tener
la certeza de poder acudir a ti con la convicción de que eres tu el único que
con toda lealtad sabrás darles la explicación completa a todas sus dudas y
confusiones- reafirmó el anciano con gastada voz.
Por su parte, Frank hacía confesiones a Mateo que fueron consideradas en
su momento como datos confidenciales:
-Hijo, por medidas de seguridad, en tu cuerpo hay un rastreador que es
capaz de ubicarte donde quiera que estés, en un lapso de cuarenta y ocho
horas, dentro del país y sus zonas fronterizas, esto no puede saberlo nadie, ni
siquiera yo sé en qué parte de tu organismo lo tienes alojado, probablemente
sea en tu dentadura, lo que te quiero decir con esto es que tienes un plazo de
dos días para disfrutar con tus amigos y regresar nuevamente al colegio.
-¿Quiénes más saben de esto?-pregunto Mateo enojado
-Don Jorge, Daniel, Patricia, Sebastián, Don Mateo y tú- Respondió Frank
-¿De qué otra forma pueden ubicarme?-Siguió preguntando Mateo
- El teléfono que te regaló tu papa es de tecnología de avanzada, con el es
más factible que te encuentren más rápido, por eso no debes usarlo a menos de
que te quieras comunicar con él.
El trámite en el aeropuerto fue rápido y en cuarenta y cinco minutos
aproximadamente ya estaban en el Estado Táchira, al llegar, se encontraron
con el General Monteverde y doña Mariana, quienes se deshicieron en abrazos
con Daniel y Mateo, admirando nuevamente cuanto había crecido, lo vieron en
su cumpleaños cuando visitaron Caracas y quedaron impactados con lo
cambiado que estaba, más pensativo más introvertido y con una profunda
tristeza en su mirada.
Los guardaespaldas coordinaron la entrega de los equipajes y la
contratación de un taxi para permitir que Daniel y Mateo viajaran
cómodamente con el militar y su esposa en el vehículo de ambos.
El colegio militar estaba a una hora de distancia con respecto al aeropuerto,
la familia debía entregar al jovencito antes de las dos de la tarde, para poder
participar en los actos de recepción de los alumnos, en ese contexto, tenían
tiempo para almorzar juntos antes de entrar a la institución.
El protocolo de recibimiento consistía en registrarse en la oficina de
admisión, entregar sus pertenecías y alistarse en el patio mientras familiares y
amigos presenciaban desde las gradas lo que sería la primera formación de
orden cerrado de los nuevos internos que pasarían a incorporarse a los
diferentes niveles educativos del ciclo de Bachillerato.
Cuando se despidió, Frank estrechó con fuerza a Mateo, cada abrazo que
se daban crecía en intensidad, como el afecto que sentía el uno por el otro:
-Levanta la cabeza, se fuerte, no llores, ya vas a salir de todo esto, yo me
voy a la hacienda, no me quedo un minuto más con tu papá-le susurró Frank
en el oído a Mateo, tomando con firmeza su mentón.
-¿Mi papá? ¿Por qué le sigues diciendo así?- Preguntó intrigado Mateo.
-El show continúa, tenemos que seguir fingiendo-le rogó Frank
-Lo voy a hacer porque tú me lo pides, pero no sé cuánto tiempo más
pueda seguir aguantándolo-le contestó Mateo en el marco de un verdadero
estado de atribulación.
Acercándose al grupo el viejo Lander rodeó con sus brazos a padre e hijo,
tratando de infundirles fuerzas:
-Me lo llevo a la Hacienda hijo- le dijo Don Jorge a Mateo, sujetando a
Frank por un brazo- allá te esperamos cuando pase todo esto y cumplas tu
mayoría de edad, te prometo que nada ni nadie lo impedirá
-Bendición Abue, cuídate, te quiero, no se preocupen por mí- Dijo en tono
consolador el heredero de “Utopía”, mientras secaba su rostro enrojecido.
Al terminar la actividad, todos los familiares fueron despejando las
instalaciones del colegio dejando a sus parientes bajo el cuido y custodia de
los representantes del colegio quienes ese mismo día impartieron
instrucciones, normas y procedimientos, uniformaron y afeitaron a los
estudiantes. Mateo veía con profunda tristeza, como caían pedazos de su
cabello al suelo, el instrumento de su rebeldía, pensaba en cuanto le costó a
Daniel deshacerse de esa cabellera para imponer su autoridad, ahora se hacía
realidad.
La inexorable velocidad del tiempo facilitó que Mateo pudiera adaptarse
medianamente a las normas del colegio, le tocó compartir habitación con un
joven de la zona, proveniente de un hogar de clase media, que había ingresado
al instituto desde el primer año, por lo cual se convirtió en su guía y consejero,
Armando era estricto en su manera de conducirse, inamistoso y mal encarado
pero muy buen estudiante, Mateo siempre sospechó que su asignación como
compañero de habitación fue otra idea de Daniel Monteverde en su afán de
vigilarlo.
En los miembros del equipo de futbol, Mateo consiguió un escape a su
enclaustramiento, entre los jugadores se destacaba Víctor, bajo de estatura,
cabezón, ojos saltones, pero con un gran corazón, le fascinaba ayudar a los que
estaban en situación de desgracia, justo lo que Mateo necesitaba para
conectarse con sus amigos, Víctor era bebedor, fumador y mujeriego, pero
tenía buen prestigio en el colegio por su cualidad de llevarse bien con todos.
Cuando Mateo le confesó que el colmo del cinismo de Daniel había sido
regalarle un teléfono celular el día en que lo dejo en el instituto para que se
comunicara con la familia, Víctor lo convenció de que el teléfono estaba
monitoreado por sistema satelital, con la finalidad de mantener informado al
cliente suscriptor del servicio, la ubicación del usuario del equipo,
coincidiendo con la recomendación que le susurro Frank al oído:
-No lo prendas, desármalo en varias partes y arrójalo entre los desechos de
la cocina de la institución.
Al fin y al cabo Mateo se comunicaba con quien deseaba hacerlo, por el
teléfono que le compró Frank el cual estaba registrado a nombre de un
empleado de la empresa de seguridad e igualmente tenía instalado registro de
información satelital, ambos equipos eran de los primeros que llegaron al país,
en materia de telefonía celular, junto a los denominados “Ladrillos” o
“Bloques” de un enorme tamaño, que poseían una batería que solo tenía ocho
horas de duración.
El joven delantero Mateo, poseía un potencial futbolístico, como jugador
demostraba en la cancha un gran talento, por lo cual fue observado con interés
por el entrenador, el señor Chuo, (como era cariñosamente conocido entre
profesores y alumnos), y por el personal directivo del instituto, debido a la
proyección que podía darle al colegio, en los juegos inter-instituto,
programados para ese año.
Eso lo mantuvo tranquilo y motivado, por un tiempo, se sometió a un
proceso estricto de entrenamiento que se iniciaba todos los días a las 6am,
mínimo un kilometro mientras era supervisado por los técnicos.
-Confiamos en ti muchacho, creemos que nos traerás el campeonato- Le
dijo Chuo, en tono de confianza durante las sesiones de entrenamiento
En una oportunidad, Chuo se fue acercando poco a poco al estudiante que
para el momento sudaba copiosamente, mientras reposaba en la grama del
estadio del instituto, pensando en quien sabe que:
-Sabemos que no estás en tu hábitat, que la altura te puede afectar y hacer
que la cancha se te ponga difícil (Se refería el técnico, a la diferencia de altura
sobre el nivel del mar, existente entre Caracas y el Estado Táchira), pero
tendrás todo nuestro apoyo y te deseamos mucha suerte porque sabemos que
posees todas las cualidades para ganar el trofeo.
Mateo no quería ser descortés con el entrenador pero no tenía ninguna
intención de responderle y apenas esbozó una sonrisa que no pudo mantener
por mucho tiempo, porque los rayos del sol incidían directamente en sus ojos
obligándolo a cerrarlos con dificultad, clausurando igualmente su tímida
sonrisa.
-Insisto en que el clima y la altura podría serte adversos, pero esperamos
que eso no afecte tu rendimiento-Le dijo Chuo tratando de sacarle palabras al
futbolista.
Mateo asintió con su cabeza, se levanto del engramado donde estaba
tendido, pidió disculpa y se fue, casi dejando al profesor con la palabra en la
boca.
Al finalizar el entrenamiento los técnicos se reunieron y opinaron que sus
movimientos, desplazamientos y la madurez que refleja en su actuación, lo
hacía susceptible de confianza por lo que valía la pena seguir afinando sus
destrezas.
Por su parte, el director del instituto le reportó al General Monteverde que
por lo menos con eso, estaba respondiendo positivamente a los propósitos por
los cuales había sido internado en esa institución, ocupar terapéuticamente
bajo la figura del deporte y el estudio, gran parte de su tiempo, hasta dejarlo
exhausto.

8. Fuga del Colegio Militar


Más adelante, lo que parecía imposible resultó un hecho, el equipo de


futbol del colegio militarizado donde estudiaba Mateo, resultó ganador, en el
evento, organizado por las Fuerzas Armadas de la región, conjuntamente con
el Ministerio de Asuntos Educativos, el chicoefectuó dos goles y sirvió el
tercero en bandeja de plata a uno de sus compañeros de equipo, convirtiéndose
sin quererlo, en el protagonista de la gran final del torneo inter-institutos
militares y garantizándose así, los tres próximos fines de semana libre.
“Propensión a la entrega y al sometimiento voluntario de la propia
individualidad a autoridades omnipotentes que la anulan” esto lo había leído
Amanda en un libro denominado Miedo a la Libertad escrito por Erick
Fromm:
-Yo creo que esto es lo que estás viviendo hoy mi niño, aprende a
distinguirlo, no te dejes engañar, engáñalos tú a ellos sobreviviendo.
El joven estaba realmente agotado, tostado por el sol, bañado en sudor por
el esfuerzo doble que había tenido que hacer para ganar el juego, de su cara
sólo se distinguía el amarillo de sus ojos, sabía que Amanda estaba disfrazada
y camuflajeada entre las personas que habían asistido al juego, completamente
irreconocible, llevaba una peluca de cabello corto, un vestido materno y
sobredimensionadas gafas oscuras que impedían ver sus grandes ojos verdes,
Mateo la reconoció porque Frank le dijo como ubicarla mientras el resto de la
familia lo estaba esperando en el estacionamiento del instituto.
-¿Cómo hiciste para entrar?, le preguntó Mateo casi sin aliento.
-Víctor me sugirió que dijera que yo era su tía embarazada que venía a
visitarlo-Respondió Amanda.
-¿Y el resto del grupo? –Preguntó Mateo
-Están afuera esperándote, un taxista te va a preguntar que si tu eres la
señora Rosalía, aquí en este bolso está tu vestido y tu peluca, no te olvides de
maquillarte y depilarte bien las piernas, te traje unos zapatos sin tacón para
que sea más cómoda la huida, en el bolso hay suficiente dinero por si acaso
algo sale mal, cámbiate en el baño de visitantes y te traes tu ropa para que
regreses el lunes a primera hora uniformado.
Mateo pasó por al lado de su familia, mamá, papá y hermano, sin que
ninguno se diera cuenta que era él, levantó la cabeza después de sentir
sentimiento de no poder abrazar a su hermano y salió raudo, velozmente hacia
el taxista que lo estaba esperando.
Era día viernes, cinco de la tarde, octubre de 1994, en un apartamento a la
orilla de una montaña, el lugar y hora del encuentro con sus amigos Amanda,
Máximo, Roberto, Arturo Tatiana, Jenny y Carolina, estaban un poco
nerviosos, miraban constantemente por las ventanas, pensaban que en
cualquier momento sucedería algo desagradable, se propusieron no salir del
inmueble en todo el fin de semana, tenían todas las provisiones necesarias, por
lo cual sólo tenían que disfrutar de una buena conversación, un buen vino,
música agradable, eventualmente ver una película de misterio y prodigarse
abrigo mutuamente, ante el clima frio que los obligaba a acurrucarse.
La primera llamada que se recibió fue la del Dr. Maximiliano,
aproximadamente a las ocho de la noche:
-Hijo, por nada del mundo salgan del apartamento, el Estado está tomado
por organismos de seguridad, ya que Daniel entró en pánico y piensa que
Mateo fue secuestrado, no lo comentes con él por favor para que no se
angustie, estamos evaluando la posibilidad de decirle la verdad a Daniel, pero
tememos que las consecuencias sean peores- Le advirtió el abogado a su hijo
Max.
-Habla con su abuelo Mateo, el General, el es razonable y seguramente
sabrá como decirle la verdad, yo no tengo inconveniente en que se sepa que
estamos juntos, ni los muchachos tampoco, sólo queremos que ocultes nuestra
ubicación, que el lunes Mateo va a ir a su clase sin novedad-Le respondió Max
a su padre.
-Ok cuídate, estamos en contacto- se despidió el padre angustiado en
solidaridad con la situación tanto del jovencito en cuestión, como la de su
padre Daniel.
El muchacho había estado un mes y medio interno en su casa y un mes y
medio interno en el instituto para un total de tres meses aproximadamente sin
ver a sus amigos, estaba bastante delgado, demacrado, con el cabello corto y el
rostro ojeroso, su piel tostada por el sol y un cansancio que lo abrumaba,
quería hablar con Frank y con su abuelo pero no tenía fuerzas para enfrentar la
realidad que podía estar esperándolo detrás de la cajita de sorpresas:
-Mejor los llamo mañana, vamos al cuarto- Le dijo a Amanda quien estaba
terminando de ducharse y fue a la sala para incorporarse al grupo.
-Hasta mañana, que tengan buenas noches y recuerden protegerse- Dijo
Amanda en el marco de risas y bromas.
Efectivamente se estaba refiriendo al uso de preservativos, ella les había
enseñado a los chicos como usarlos, pero a todos les resultó incómodo el
dispositivo por lo que a futuro las consecuencias fueron simultáneas.
El día lunes a las seis de la mañana el taxista se presentó buscando a
Mateo, quien bajó uniformado después de despedirse del grupo, y de festejar
el éxito del plan, seguros de que el próximo encuentro sería en la hacienda de
su abuelo, lugar de refugio en caso de un posible castigo de su papá.
Efectivamente el castigo que le esperaba era otro mes sin salir del instituto,
lo sentenciaron a realizar trabajos de limpieza en sus horas libres, no recibiría
visitas ni de familiares ni de amigos y tenia completamente prohibido usar los
teléfonos públicos del instituto, pero aun conservaba el teléfono que le regaló
Frank, lo cual le permitió organizar su segundo encuentro con sus amigos en la
Hacienda Utopía.

9. Fuga dentro de “Utopía”


Amanda se disfrazó de campesina junto al resto del grupo, que entraron a


la propiedad, con permiso del dueño, identificándose con sus verdaderas
cédulas de identidad, se alojaron en una casa que estaba disponible para
huéspedes, ubicada a varios kilómetros de distancia del área de habitación de
los propietarios.
Ese primer día viernes del mes de noviembre de 1994, Daniel, Patricia y
Matías esperaron a Mateo en la hacienda, quien llegó por vía terrestre,
acompañado del General Monteverde y su esposa Mariana, rodeados de un
pelotón de apoyo militar para resguardar la seguridad del alto oficial y de su
familia. Don Jorge los agasajó con un menú de primera, los huéspedes se
deleitaron con la comida preparada por Consuelo, gallega, cocinera de la
hacienda con más de veinte años de servicio, apoyada por Manuela y
Jeannette. El tema de la gastronomía siempre fue el arma predilecta de la
servidumbre de los Lander, quienes tenían la firme convicción de que una
buena comida mantenía a la familia unida en el comedor de la casa.
Al terminar la cena, los hermanos salieron al jardín bajo la mirada de sus
familiares que se quedaron tomando el cafecito de cierre, en la sala de la casa,
momento propicio para abordar el caso de Mateo:
-Hijo te noto tan tenso, quisiera que viajaras nuevamente para que te
pongas en contacto con el psiquiatra que te atiende-Le rogó el General Mateo
Monteverde a su hijo Daniel.
-Yo pienso que él está bien, no necesita ningún especialista, es padre y es
normal que se preocupe, yo lo que critico es que sea tan exigente con los
muchachos, y espere cada vez más de ellos, pero es entendible, eso se debe a
todo el proceso por el que pasó- Intervino Don Jorge con respecto a Daniel.
-Hijo, debes aceptar que cada quien es como es, deja la hipersensibilidad,
libérate de tu pasado, y piensa en el bienestar de tus hijos, en que lo que más
les conviene es ser felices, viviendo la vida que ellos quieran escoger para sí,
ya les va a tocar tomar las riendas de sus vidas-Imploró la madre de Daniel.
-Yo no voy a cambiar mi manera de pensar, tengo el deber de conducirlos
al éxito, ellos nacieron con la responsabilidad de administrar una serie de
recursos, para los que tienen que estudiar, prepararse, y auto protegerse del
riesgo que impone un entorno delictivo, corrupto, lleno de vicios, de
alcoholismo de drogas.
-Tu vas a asumir la responsabilidad de la que hablas pero también vas a
asumir las consecuencias, equivocarse forma parte del crecimiento en la
vida,pero modelar los impulsos de otro ser humano requiere de mucha
empatía, tenacidad para crear soluciones y dar respuestas y capacidad para
evaluar donde te estás equivocando y donde estas acertando-Le puntualizó el
viejo Lander a Daniel.
-Me tocará pedir perdón si me equivoco-Dijo Daniel
-Nos tocará en conjunto –Afirmó Patricia en tono premonitorio y dejando
escuchar su desgastada voz.
En la noche, cuando todos estaban en sus respectivas habitaciones, Mateo
tomó el sendero de la casa de huéspedes, allí lo esperaban despiertos sus
amigos, era un verdadero riesgo pasar la noche con ellos.
Antes de salir de la casa pasó por la habitación de Frank, estaba sentado
frente a su ventana, desde allí había visto la llegada de su hijo y no se acostó
hasta esperar que su niño lo visitara, quería abrazarlo y protegerlo.
Mateo toco la puerta con suavidad y luego entro convencido de que estaba
abierta, Frank se levantó de su asiento y le tomo la cara en sus manos
revisándolo con detenimiento:
-¿Estás bien? -Le preguntó
-Si, vine a saludarte, porque me voy a la casa de huéspedes y no sé si te
vuelva a ver.
-Claro que si hombre, todo está bien calculado, pasa tu fin de semana
tranquilo, que en cualquier momento nos vemos- Le dijo en tono
tranquilizante Frank a su hijo, mostrándole un presente que había comprado
para Amanda.
-Esto es lo que necesito para formalizar mi compromiso con ella-Dijo
Mateo, asombrado con la belleza de la joya.
-Si estás seguro, haz lo que yo no pude hacer con tu madre, por cobarde.
-No digas eso, estoy seguro que lo hiciste por consideración y por falsos
prejuicios-Le replicó Mateo reiterándole su respeto y admiración.
Padre e hijo se abrazaron, Frank trataba de revisarlo tanteando su cuerpo,
para ver si efectivamente estaba bien, solo pudo observar sus profundas ojeras,
lo delgado que se estaba poniendo y la aspereza de sus manos.
De pronto Patricia entró en la habitación y trato de sumarse al abrazo de
ambos pero sus esfuerzos fueron inútiles, porque el muchacho comenzó a
quejarse en voz quebrantada pidiéndole que lo dejara:
-Suéltame-Le rogó con delicadeza, Mateo a su madre
-Hijo por Dios, déjame ver como estas-Le pidió ella angustiada
En ese punto Frank intervino para evitar que la violencia terminara con la
escena:
-Vete Patricia, después hablamos por favor-Le sugirió Frank sin soltar a su
hijo.
-¿Tú quieres ayudar? Entonces porque no dices la verdad, dile a este
hombre y a todos los demás que soy su hijo-Le ordenó Mateo.
-Frank explícale que no puedo, por favor-Gritó Patricia, asombrada y
después corrió hacia la salida, envuelta en un mar de llanto.
Mateo se despidió y salió por la puerta de la cocina, lo estaba esperando
Valderrama, el caporal de la hacienda y cuatro obreros más, que cumplían
funciones de vigilancia, quienes le entregaron el arma de fuego que Mateo
manipulaba cuando estaba en la hacienda y un nuevo teléfono celular para
mantenerse en comunicación con Frank y Don Jorge, el otro teléfono lo dejo
en la habitación de Víctor, en el instituto.
Llegó a la casa de huéspedes, donde se hospedaban sus amigos Máximo y
Tatiana, Roberto y Jenny Arturo y Carolina, lo hizo cabalgando en su caballo
“Bucéfalo”, Amanda lo divisó desde la terraza de la casa, no podía creer la
velocidad que desarrollaba Mateo jineteando, ella bajó hasta el primer nivel de
la casa y salió corriendo hacia el jardín a recibirlo, cuando estuvieron cerca, él
la tomo con fuerza por la cintura, la montó en su caballo y se alejó del grupo.
Mientras cabalgaban llano adentro, bajo la luz de la inmensa luna que los
iluminaba, Amanda se preguntaba a sí misma, qué era lo que más le gustaba
de lo que estaba viviendo, si lo deseaba por su belleza física, si lo admiraba
por su valentía, si lo quería porque era inmensamente rico, realmente no sabía
el porqué, pero si estaba segura de que aquella inspiración se la estaba
produciendo la plenitud de la noche, el viento golpeando su cara, el olor a
tierra húmeda, el beso frágil en su espalda, por parte de su muchacho fuerte,
sus hermosos ojos color miel o lo que impregnaba el espíritu guerrero de su
amado jovencito.
Parecía que todo se sintetizaba en una forma maravillosa a la que ella
denominaba rituales, llenando de espiritualismo cada una de las
planificaciones para encontrarse con su amado, al final y después de todo, allí
estaban nuevamente juntos en una búsqueda de encontrarse a sí mismos
teniendo siempre en la naturaleza, una cómplice evidente que permitía
expresarle al mundo lo mucho que se estaban amando.
Después de unos cuantos minutos al galope, Mateo dejó atrás todo el
bullicio y se adentró en una zona boscosa, en plena selva húmeda tropical,
recorriendo paso a paso la tierra que le pertenecía por herencia de sus
ancestros acompañado de su amada profesora, sintiendo en su corazón el trote
de su caballo, observando la diversidad de la flora y la fauna que lo rodeaba,
era todo un monumento natural, un ecosistema que estaba convencido que
debía proteger, porque él estaba aprendiendo a amar y cuidar sus tierras.
Más adelante los esperaba el pozo al que se sentía atado espiritualmente,
rumbo a las cataratas formadas por el pequeño manantial cuyas cristalinas
aguas jugaban un papel fundamental en su proceso de purificación interno e
intelectual.
Era una formación geológica de paredes verticales integrada por piedras
que nacían de la parte superior de una pequeña meseta, alrededor de la cual
revoloteaban una gran variedad de aves, conjuntamente con la existencia de
numerosas plantas y animalitos invertebrados.
Se bajó de su caballo, lo ató a un árbol y regresó para ayudar a su amada a
bajarse del animal, seguidamente se dobló el ruedo de sus pantalones, se quitó
las botas de cuero y la invitó a caminar brincando de piedra en piedra hasta
llegar a la profundidad del pozo.
Mateo le explicó que era una especie de santuario natural con una belleza
espectacular:
-En el día, el trinar de las aves y las flores, alrededor del manantial te
hacen sentir como si estuvieras en el paraíso-Dijo él, titiritando del frio.
La profesora comprendió que el jovencito sentía un profundo respeto por el
entorno, ya para ese entonces solo se escuchaba el sonido de la suave brisa
moviendo las hojas de los arbustos, y el ruido copioso del agua chocando
contra las piedras, era un encuentro del hombre con la biodiversidad.
El frio los obligos a refugiarse en un banco de madera que Frank mandó a
construir en homenaje al lugar donde se fundió su cuerpo con el de su eterna
enamorada, en ese mismo lugar donde Mateo fue concebido y de manera
desenfrenada, sin ningún tipo de protección la profesora y su alumno, se
entregaron igualmente en espíritu y alma
El la tomo en sus brazos, estaba profundamente emocionado, sentía que
había ganado el más preciado de sus trofeos, que no había nada más hermoso
sobre la tierra que aquella apasionada y ardiente mujer y eran él y ella bajo el
astro plateado, y eran él y ella por fin solos y eran él y ella amándose hasta el
cansancio que volvió a rendirlo después de hacerle el amor.
Amanda levanto la vista cuando sintió que el dejó de moverse, la luz de la
luna llena que iluminaba todo el espacio le permitió ver sus ojos cerrados su
dorado cabello en pleno crecimiento y sus labios entreabiertos que esbozaban
un discreta sonrisa que reflejaba toda la satisfacción que le había producido el
acto sexual “Es un príncipe, mi pequeño príncipe, bello hasta cuando duerme,
súper consentido, mimado pero muy vigilado” pensaba Amanda mientras
pasaba las horas, acariciando suavemente su cuerpo.
Una gruesa cobija apareció cubriéndolos, cuando abrió los ojos, después de
dormitarse un buen rato. Se imaginó que formaba parte del plan, no obstante
miro a su alrededor para ver que tan cerca estaba la mirada que sentía, fue así
como poco a poco fue divisando el paraíso que la rodeaba, la claridad del
nuevo amanecer le mostraba lo maravilloso de aquel lugar de ensueño.
Cuando la profesora se movió para observar mejor el paisaje, en ese lugar
secreto, Amanda comprendió que Mateo era parte de ese riachuelo que al caer
dibujaba con múltiples colores una cascada, y luego formaba ese pozo
encantado donde habían flotado totalmente desnudos la noche anterior, para
continuar su recorrido inundando de colorido, magia y alegría contagiosa todo
lo que tocaba a su paso.
Al incorporarse despertó al jovencito, que la abrazó nuevamente con más
fuerza que la noche anterior, el sueño fue reparador, se levantó con más
ánimos, entonces buscó entre los enceres que amanecieron al pie del banco,
una sorpresa para su amada.
Efectivamente dentro de una cesta, entre alimentos café y jugos, estaba una
cajita que contenía un anillo con una esmeralda, rodeada de brillantes, Mateo
se la entregó y le pregunto que si quería ser su esposa, ella le respondió que ya
le había dadola respuesta, ya se había entregado a él sin esperar nada a
cambio, más que saber que lo estaba haciendo feliz, seguidamente se colocó el
anillo y lo beso con pasión, de pronto vio la figura de un hombre que se
acercaba en un caballo.
-Es idéntico a ti –Le dijo asombrada
-Es mi verdadero padre –Le respondió el joven
Frank se bajo del caballo y lo ató junto al de Mateo, caminó lentamente
hacia la pareja y los saludó un poco apenado:
-Buenos días, bienvenida –Se dirigió a Amanda con profundo respeto,
(Estaba loco por conocerla)
-Amanda él es Frank –Le dijo Mateo en tono de presentación- Mas que mi
padre, es mi mejor amigo.
-Salí de la casa, para darte los buenos días y saber como la pasaron antes
de que se despierte Daniel –Le advirtió Frank, después de estrechar su mano
con la de su futura nuera, no sin antes admirar su extraordinaria belleza.
-¿Qué pasó anoche? –Le preguntó Mateo preocupado
-Hasta ahora no hay novedad, piensan que estás en tu cuarto, asumen que
dormirás hasta tarde –Respondió Frank, después de fijarse en el anillo de
compromiso que Mateo acababa de entregarle a Amanda.
Mateo se levanto del banco de madera, se descubrió de la manta cuidando
de no dejar al desnudo a su amada y se acercó a Frank con profundo afecto, lo
abrazo y le dijo:
-Nunca, nunca, nunca voy a olvidar el apoyo que me estas brindando.
Frank le pasó la mano por la cabeza, y jugó con sus nacientes cabellos,
quería infundirle seguridad, para que pudiera disfrutar de su corta estadía en la
hacienda.
- Puedes estar tranquilo, el no conoce este lugar,-Refiriéndose a Daniel- de
todas formas estaremos en contacto, que tengan buenos días.
Tomó su caballo y se alejó dejando a la pareja de enamorados saboreando
el rico desayuno que les había mandado a preparar. Posteriormente, cuando
comenzó a salir el sol se lanzaron nuevamente al pozo, completamente
desnudos, en el medio de besos y abrazos, del canto desbordado de las aves y
del ruido del agua chocando contra las piedras, ella le pidió que le explicara
porque le había dicho que Frank era su verdadero padre.
Mientras Mateo le contaba a Amanda la historia que recién había
descubierto sobre su origen, en la casa grande, se estaban disponiendo para el
desayuno, Daniel Monteverde se encontraba reunido con su papá, el General
Mateo Monteverde.
Ambos estaban tomando café con leche caliente en la mesita ubicada a la
entrada de la casa, en el jardín principal, disfrutando de la salida del sol y
visualizando las labores que desde temprano se inician en el llano para el
ordeño de las vacas, el traslado de los animales para su pastoreo y el bullicio
de las aves. El tema seguía siendo Mateo, se había convertido en una obsesión
para Daniel quien no se cansaba de preguntarse en donde era que había
fallado.
La sexualidad involucra varios aspectos pero este, había sido un tema tabú
en la familia de los Monteverde- Lander y Daniel prefería no hablar de eso
-A su edad todos los cuerpos de un mujer son capaces de proporcionarle
placer, no le des importancia y veras como se le pasa-Le solicitó el General
Mateo a su hijo.
-No papá tu no lo conoces, es caprichoso pero nunca lo había visto así, me
siento culpable porque no supe manejarme cuando me preguntó sobre sus
primeras erecciones, mi silencio y mi vergüenza aceleraron su aprendizaje,
desde un principio buscó en otras personas respuestas que yo no supe darle-
Dijo un tanto apenado Daniel
-¿Quién te dijo que existía un manual de cómo debemos orientar a nuestros
hijos?, es un chico precoz y punto, no te culpes-Afirmaba a modode consuelo
el General Monteverde.
-¿A qué edad tenía que comenzar a hablarle de sexo?-Pregunto Daniel
-Estas haciendo demasiada tarde esa pregunta hijo, desde la infancia, desde
pequeño, -Le recriminó su padre ¿Cuántas veces los bañaste?, ¿Cuándo fue la
última vez que fuiste a su cuarto y te sentaste en su cama para hablar con
ellos? ¿Cómo lo vas a censurar ahora?
Daniel trataba de mantener la calma, su padre estaba tocando al fondo, el
no estaba allí no los vio crecer, ahora su mayor preocupación era que no
supieran que hacer con sus cuerpos, como evitar las enfermedades sexuales,
como usar el condón, como evitar un embarazo a temprana edad, como
controlar el consumo de licor, como evitar las drogas y lo más importante
como protegerlos de un secuestro, la vida se le iba, enumerando los riesgos a
los que estaban expuestos sus hijos.
-El tiene derecho a explorar su cuerpo, a disfrutar de su sexo, es algo muy
natural, yo siento que tus hijos son muy maduros para su edad, eso es todo, por
otra parte gozan de excelente vigilancia y protección día y noche- Seguía
tranquilizándolo el General Mateo
De pronto la conversación fue interrumpida por la señora Consuelo, para
avisarles que el desayuno estaba servido
-Gracias, vamos subiendo-Respondió Daniel a la cocinera
Seguidamente se levantaron de la mesa, el General pasó su brazo por el
hombro de Daniel y casi lo llevó empujado hacia el comedor donde los
esperaban todos los miembros de la familia, menos Mateo.
Don Jorge intervino de inmediato para disculpar al jovencito, mintiendo
como pocas veces lo llegó a hacer en toda su vida:
-No esperen por mi nieto, está rendido, vengo de su habitación y no quise
despertarlo-Dijo con desgano el dueño de “Utopía”.
-Bien comencemos, esto se ve delicioso-Dijo la Sra. Mariana, abuela de
Mateo.
Patricia estaba aterrada, observando como Daniel apenas si probó el
desayuno, estaba distraído, pensativo, se tomó una de sus pastillas anti
psicóticas con verdadera desesperación, la velada en la mesa transcurrió
pesadamente y al terminar el desayuno todos los presentes se levantaron en
direcciones diferentes.
-Hoy viene mi profesor, me voy al ruedo regreso a la hora del almuerzo,
que tengan buen provecho-Dijo Matías quien seguidamente recogió su morral
y un capote para sus prácticas de toreo, en el pequeño tentadero que su abuelo
le construyó para sus ejercitación como novillero.
Por su parte Daniel y Patricia seguían discutiendo sobre la posibilidad de
que Mateo hubiera pasado la noche fuera de la casa, era demasiada tensión,
que Daniel ahogó con el consumo de sedantes y procedió a quedarse en cama
por el resto del día.
-No me gusta que Matías se exponga en una disciplina tan riesgosa, sin
ninguna necesidad- Le dijo Daniel a Patricia mientras se recostaba de la cama,
adormecido por la pastilla que se acababa de tomar
-Ya te he dicho que papá es el que escoge los novillos con los que practica
y en su mayoría son mansos, además-Agregó Patricia- Matías maneja con
acierto la espada, se muestra seguro, deberías verlo un día para que se te quite
el miedo.
Matías también enfrentaba una situación delicada, pero estaba fuera del
foco de atención de su padre, sostenía relaciones sexuales con Gabriela, su
novia, desde hacía bastante tiempo, ya que había encontrado en ella, el refugio
y descanso que no encontraba en su casa, entonces aprovechaba esa influencia
taurina de la que disfrutaba gracias a su abuelo, un ganadero español que le
procuró la elaboración de un pequeño tentadero y las clases necesarias para
arrojarse al ruedo con las nociones elementales en tauromaquia.
El jovencito tenía planes de ir a España en cualquier momento, a mejorar
sus conocimientos, necesitaba más preparación, estar en contacto con el toro,
pero esto chocaba con los planes de su padre quien quería verlo graduado de
médico lo más pronto posible.
Maty había tenido que renunciar a muchas cosas, esa mañana lo
acompañaba como de costumbre su abuelo, Frank, que ya estaba de regreso
después de haber dejado a Mateo en la cascada, el viejo Sebastián y su hijo
Sebas, el muchacho llevaba una braga beige, que le llegaba al pecho, ajustada
al cuerpo, camisa blanca, un par de tirantes y botas negras, como suelen
vestirse los novilleros, su faena del día dejó una grata impresión pero la fuerte
brisa del mediodía comenzó a sabotearle el uso del capote.
En esa tierra, Apure, se libraron importantes batallas para el logro de la
independencia, los llaneros se caracterizaban por ser valientes y patriotas, un
famoso pensamiento dice que “El llanero es del tamaño del compromiso que
se le presenta” y Mateo y su hermano responden a esas características, al
mediodía, después de haber pasado toda la mañana con Amanda, Mateo fue a
buscar a sus amigos y les explicó que se habían quedado para ver el amanecer
pero les ofreció compartir juntos el atardecer que también era mágico,
mientras les hablaba a lo lejos se veía la figura de un hombre a caballo, con
sombrero pelo e guama atravesado ante la impresionante imagen del sol del
mediodía, una luz radiante blancuzca entre las nubes tornasoladas que van
desde un amarillo claro y el naranja, el caballo cabeza gacha, sometido por el
correaje del arriendo, y el hombre encorvado sobre el animal se entrecruzan
frente a la magnificencia del astro rey.
-Vamos a una Churuata que nos espera un verdadero almuerzo llanero-Les
dijo Mateo, contento en su papel de anfitrión
Los jóvenes atendieron a su entusiasmo y montaron con timidez en los
caballos que Mateo les mandó a preparar, iban trotando lentamente, pero poco
a poco fueron acompasando el paso hasta lograr un buen ritmo de galope, las
mujeres iban en jeep y solo Amanda cabalgaba junto a su amado.
Al llegar a la churuata los esperaba un grupo musical de contreapuntadores
y copleros armados de arpa, cuatro y maraca, Mateo les explicaba que los
apureños diseñaban y cantaban sus versos al compás de sus instrumentos
musicales, con los cuales acompañaban sus rutinas diarias.
Con asombro veían como el trabajo del campo consistía fundamentalmente
en el ordeño de la vaca que con gusto ofrecía su leche pura. El campesino que
estaba frente a ellos que vestía un pantalón de jeans desgastado, camisa a
cuadros y botas plásticas amarillas, tomó un banquito y se sentó frente al
animal acompañado de un envase de metal.
Las dos patas traseras estaban atadas al igual que su cuello, pero el animal
no ofreció resistencia, el hombre puso sus manos sobre la ubre y comenzó a
halar los pequeños tentáculos en forma firme y con movimientos rítmicos,
logrando desprender de la vaca el nutritivo alimento, que luego fue consumido
en pequeña proporción por los invitados al almuerzo llanero.
-Tenemos espacios donde producimos esta leche a gran escala, que es
consumida en la hacienda y comercializada al resto del país-Les informó
Mateo, mientras sus amigos estaban fascinados observando la prodigiosa labor
del campesino.
El grupo almorzó con agrado, bailaron con los campesinos que les estaban
sirviendo y luego continuaron el paseo, Mateo los condujo hacia el lugar
donde se arrea el ganado, la escena era gratificante, la actividad se hacía bajo
el cantar de una nube de aves revoloteando sobre la inmensidad de la sabana,
en un lugar lejano del llano, donde el verde pasto hacia contraste con el azul
del cielo que ese día, estaba claro porque el sol brillaba con verdadero
esplendor.
-Es común encontrarse con mucho ganado en la carretera y con llaneros
tratando de arrearlos, ellos cantan para hacer mas armonioso el trabajo-Les
comentaba Mateo
-¿Pero no se pierden? – Preguntó Roberto, aun cuando grandes cercas
formadas por estacas pintadas de blanco, formaban los linderos por donde
debía transitar el ganado.
-Ellos están marcados, si se pierden los vecinos lo devuelven-Contestó
Máximo.
-Pero no siempre pasa así señor-Dijo uno de los campesinos
-Vamos a ver como toman agua-Invitó Mateo a sus amigos
Efectivamente resultaba mágico ver a los caballos y al ganado tomando
agua y comiendo pasto, sobre ese llano donde los ríos atravesaban las extensas
sabanas formando pastizales, lagunas y morichales
-Aquí hay zonas donde se mezclan llaneros e indígenas compartiendo
todos un mismo territorio, dijo uno de los guardaespaldas de Mateo,
haciéndole recordar su viejo amor de la infancia, “Brisa”, una traviesa
indiecita que lo enseño a montar.
-¿Y tu como sabes tanto del llano Mateo?-Preguntó Roberto intrigado
-Porque yo nací y viví aquí hasta los doce años, mi abuelo, Sebastián y
Frank me han transmitido sus experiencias y conocimientos, me han explicado
que con el trabajo sostenido y disciplinado en las tierras llaneras se puede
producir más de lo ordinario, contando con una estructura tecnificada y
moderna-Le respondió Mateo mostrando así todo el conocimiento que tenía
acerca del manejo de sus tierras, demostrando igualmente destrezas en el trato
con sus empleados que futuramente estarían bajo su cargo.
Cabalgaron llano adentro y se fueron a las orillas de un riachuelo donde
montaron una fogata, mientras un llanero improvisaba coplas, acompañado
por el grupo musical que los siguió en su ruta, a pleno atardecer crearon una
cocina con tres grande varas que componían la estructura sobre la cual
cocieron una deliciosa carne que Mateo probó en compañía de sus amigos, sus
guardaespaldas y demás peones de la hacienda que lo respetaban más que en
su condición de futuro dueño de “Utopía”, como un ser humano afectuoso y
sensible que se había sabido ganar desde niño, el respeto de todos.
La tarde del sábado iba cayendo y los jóvenes disfrutaban de la música, la
comida y el baño en el rio, jugaban a la botellita, con penitencias escabrosas
que desprendían las risas de todos, Amanda presumió de su anillo de
esmeraldas con brillantes, se puso una corona de flores que un campesino le
hizo con admiración por ser la novia de Mateo y las demás chicas exigieron a
sus novios Roberto, Máximo y Arturo que les confeccionaran una de similar
calidad, las fotos quedaron espectaculares, pero la tarde avanzaba y Mateo
tenía que irse a la casa porque al día siguiente debía regresar al colegio.
Desde el mediodía se había prendido el gran lio en la casa grande, a las tres
de la tarde, hora en que sirvieron el almuerzo, al constatar que Mateo no se
encontraba en su habitación ni en ningún lugar de los alrededores de la
hacienda. Llegó al anochecer, escuchó respetuosamente los regaños de Daniel,
dijo que estaba cerca, que necesitaba tiempo para meditar, Daniel no le creyó y
decidió solicitar en el colegio otro mes sin salidas para Mateo, esa era la
garantía que tenia de que el muchacho no se le seguiría escapando.

10. Fuga Hacia Europa


Durante todo el mes de noviembre Mateo estuvo sin recibir visitas, una
orientadora del instituto comenzó una serie de entrevistas con él, porque el
colegio había decidido que ante la situación de crisis era necesario el auxilio
psicológico para poder restablecer su equilibrio emocional y poder continuar
con el curso de las clases, previa aprobación de su representante.
Primero, la profesora orientadora se reunió con Daniel y le preguntó cuan
frecuente era lo que él denominaba sus crisis, sus cambios imprevistos y
patrones de cotidianidad, refiriéndose a su hijo, la profesora trató de hacerle
ver que eso formaba parte del desarrollo evolutivo de Mateo, parte de su
crecimiento y desarrollo, pero todo fue en vano.
Mateo fue sometido a una serie de test psicológicos de los cuales salió bien
librado, no obstante la profesora le explicó que cuando él se exponía a
situaciones que dejaban de ser “naturales” provocaba una situación de crisis en
el seno de su familia, lo cual su padre percibía como una amenaza.
-Profesora, defina lo que no es “natural” para usted, por favor-Le pidió
Mateo respetuosamente a la orientadora.
-No saber a qué hora vas a llegar, alejarte de tu familia, exponerte a riesgo
frente al problema de la inseguridad-Respondió la orientadora-Tu padre se
siente colapsado para resolver este problema, se siente inhabilitado para
enfrentar la situación y no encuentra eficacia en las respuestas que busca a tu
caso.
-¿Mi caso? ¿A qué se refiere?
-El se siente amenazado permanentemente a nivel emocional y esto lo
infiero yo, no me lo dijo él-Aclaró la profesora.
En el transcurso de dos semanas, el personal directivo solicitó a la
profesora orientadora un informe con los resultados de la evaluación del
alumno Mateo Monteverde Lander, al respecto la educadora reportó que el
jovencito no presentaba alteraciones de ningún tipo:
-Físicamente se mostró ecuánime, sin sudoraciones ni palpitaciones, sin
movimientos ni desplazamientos nerviosos, a nivel cognitivo sus
planteamientos, preguntas y respuestas fueron coherentes, emocionalmente no
le he observado ningún cambio brusco de humor, es un joven que aparenta ser
tímido, es serio y no muestra distanciamiento emocional, en síntesis es un
joven que está pasando a la adultez quizás con más rapidez que otros, por su
grado de madurez-Expuso la Psicóloga.
Mientras el colegio se entretenía entrevistándolo, Mateo organizaba la
próxima huida, a través de las llamadas de sus amigos pudo preparar otra
escapada, esta vez fuera del país, estaba dispuesto a alejarse todo lo posible de
su padre, para lo cual alteró un permiso de menores, con el apoyo de su
abuelo, de Frank y de sus amigos para viajar a España, Amanda no estaba de
acuerdo, le rogó tener paciencia, sólo faltaban seis meses para cumplir la
mayoría de edad.
-¿Por qué quieres irte del país?-Le pregunto la profesora Amanda en una
de las pocas conversaciones clandestinas que tuvieron.
-Necesito estar fuera del alcance de mi padre, dile a Frank que te explique,
no puedo decírtelo por teléfono-Le dijo Mateo, refiriéndose al dispositivo que
tenía colocado en su cuerpo.
-Yo estoy contigo, haré lo que tu digas-Le respondió Amanda sentenciando
así su destino.
Y viajaron a España, él salió desde el aeropuerto del Táchira, burlando así
la primera puerta de salida, luego se encontró con ella en el aeropuerto de
Maiquetía donde le entregaron su pasaporte, visa y el permiso de menores
alterado, todo ello con la ayuda de Frank, Don Jorge y el doctor Maximiliano,
en España fue recibido por sus familiares europeos, quienes estaban ignorantes
de su condición de ilegalidad, estando allí Mateo les contó todo el sufrimiento
por el que había pasado y el hermano de Don Jorge no se negó a brindarles
apoyo por lo cual les sugirió que se desplazaran a su pequeña casa de verano
en Ibiza.
Ibiza es una de las más bellas islas vacacionales de Europa, una de las
cuatro islas baleares ubicada al sur de la España Continental. Es una isla
Cosmopolitan, popular y atractiva porque es residencia de verano de una gran
numero de gente exclusiva, por sus playas de arena blanca y su fastuosa
actividad nocturna que facilitaba una vida de baile y diversión durante toda la
noche y una vida de descanso y relax en el día, en las tranquilas aguas de sus
hermosas playas.
La casa de los Lander estaba ubicada al norte de la isla en lo que llamaban
la vieja Ibiza, fueron recibidos por el personal de servicio, con gran
consideración, Mateo y Amanda se sentían relajados, valorando el legado de
Don Jorge, en el día nadaban hasta la hora de contemplar la fabulosa puesta
del sol, paseaban por el mercado, comían en los pequeños puestos, otros días
más intensos practicaban el deporte de 4 x 4, explorando el norte de la isla, en
los vehículos rústicos correspondientes, desde las alturas alcanzadas podían
observar hermosos paisajes, aún cuando el costo era de alto riesgo, era un
deporte muy peligroso, ya que subían a las cumbres y acantilados hasta la
orilla. Llegaron a transitar por riscos que solo se veían desde la costa.
Iban en unos jeeps descapotables, en la parte de atrás, de pie, Mateo iba en
camiseta gris y shorts bermudas y presumía de una incipiente barba, Amanda
llevaba puesta una franela blanca ceñida al cuerpo, blue jeans y su larga
cabellera al aire, Mateo pasaba con frecuencia su brazo rozando su espalda
mientras se sostenía del tubo tratando todo el tiempo de protegerla de los
brincos del jeep, cada vez que pasaban por los caminos empedrados, era una
aventura que les subía la adrenalina pero estaban en manos seguras, de un
experto en el área que organizaba las giras, con sus propios vehículos,
acondicionados para el disfrute de tal travesía.
Amanda estaba sorprendida, era una vida de ensueño, se había comprado
en las pequeñas tiendas y mercaditos de la zona, todo un ajuar de ropa hippie,
que lucía acompañado de floridos accesorios, bisutería, artesanía, joyas
confeccionadas a mano, también compraba ropa para él, que se fue
enamorando de su estilo desenfadado que era denominado “Boheme chic”.
En la noche cuando se dormía, lo hacía profundamente y en la mañana se
despertaba buscándola en la cama para asegurarse de que no era un sueño, ella
era una realidad en su vida, una hermosa verdad, ella se levantaba a asearse y
a buscar el desayuno de ambos, mientras él la seguía con la mirada, cada vez
más enamorado, sus sentimientos lo consumían día y noche acompañado de
una dicha indescriptible.
Después del desayuno ella se volvía a tumbar en la cama, a su lado, a besar
todo su bronceado cuerpo, lleno de pecas en la espalda y de bellos rubios en el
pecho, él se sentía relajado, se dejaba acariciar y besar, luego se estremecía al
sentir el cuerpo de ella sobre el de él y comenzaba a darse cuenta como su
organismo estaba reaccionando frente al fuego ardiente que despertaba su
sexo, del intenso deseo de fundirse con la mujer apasionada que se le estaba
manifestando, luego, se sentían suaves gemidos que generalmente terminaban
en un éxtasis total
Las noches en la Discoteca eran eternas, los D.J de turno hacían vibrar a su
público, la gente brincaba y gritaba, bajo los efectos del alcohol, algunos, otros
bajo el influjo de sustancias psicotrópicas, pero ella veía que Mateo no se
inclinaba por ninguna de las dos opciones, sonreía sin dejarse arrastrar por la
emoción, era extraño para un joven de su edad.
En el día alternaban la playa y los paseos con la navegación por toda la
costa en el yate “Utopía” propiedad de la familia, eran recorridos que incluso
los llevaban hasta las otras islas baleares, en el trayecto veían a otros grupos
nadando, bien relajados, disfrutando de las azules aguas, con diferentes
tonalidades.
Ellos preferían tirarse en las tumbonas que había en la proa del yate, y
dejaban que el sol acariciara sus cuerpos, olvidados del mundo y totalmente
ajenos a lo que el destino les deparaba.
La isla estaba llena, aun cuando era temporada de invierno, eso lo
constataban cuando paseaban por la capital, en la vieja Ibiza, con sus
magnificas fortificaciones. Deambularon por varias calles empedradas,
comiendo helados de fresa, tomados de la mano, en bellas localidades que
formaban parte del patrimonio histórico de la isla, las casas eran pintorescas,
con techos de terracota, así llegaron a la Catedral, toda imponente, desde allí
se veía casi por completo la isla, el puerto se vislumbraba abarrotado de yates,
y botes de lujo, era una isla fascinante, paradisíaca, excéntrica, era una fiesta
hecha poblado, una isla mágica, un paraíso romántico con músicos tocando
bellas melodías en cualquier rincón insospechado, lo cual se coronaba con la
amabilidad de sus lugareños.
Ellos a cada momento se abrazaban y besaban, el tiempo se detuvo en esas
tres semanas que habían transcurrido del mes de Diciembre de 1994, no existía
ni el día ni la noche, sólo el amor que se sentían el uno por el otro
Mientras tanto, en Venezuela, Daniel activó todos sus recursos y pudo
investigar y descubrir el paradero de Mateo, pero al dar parte a las autoridades,
y al haber antecedentes, el asunto se le escapó de las manos.
El Juez de menores le explicó que en el Territorio Nacional, los niños,
niñas y adolescentes tienen garantizados la defensa de sus derechos, por las
leyes vigentes:
-Al respecto, se entiende por adolescente, a toda persona con doce años o
más y menos de dieciocho años de edad-Le afirmó el juez, dándole a entender
a Daniel que Mateo entraba dentro de esa categoría.
Efectivamente, el Estado tiene la obligación de tomar las medidas
administrativas, legislativas, judiciales y de cualquier otra índole, que sean
necesarias para asegurar el disfrute pleno de sus garantías.
-La figura del padre y la madre es fundamental con respecto al cuido,
desarrollo y educación integral de sus hijos y de su incorporación a la
ciudadanía activa, siendo el bienestar del joven, un principio básico de
interpretación y de aplicación de la ley por ello se tomaría en cuenta la opinión
de Mateo, las exigencias del bien común efectuadas por usted, y su condición
específica de ser una persona en proceso de desarrollo, su hijo tendrá derecho
a la defensa y a un debido proceso ya que al presentar presuntamente un
documento falsificado será sometido al sistema penal del adolescente, advirtió
el juez de menores.
-Y ¿Qué pasará con ella? Inquirió Daniel al Juez
-Ella probablemente será Juzgada por presunto rapto de menores
El Juzgado de menores, al comprobar que la autorización para viajar fuera
del país, supuestamente expedida en documento autenticado por las
autoridades competentes era falso, intervino y solicitó la deportación del
jovencito y de su profesora, lo cual se hizo de inmediato porque los familiares
en Europa al ver la gravedad del asunto colaboraron con las autoridades para
ubicarlo y trasladarlo hasta Venezuela.
Durante el viaje de retorno, Mateo y Amanda no dejaron de acariciarse, él
le infundía confianza a ella diciéndole que posiblemente lo mandarían a
estudiar en Estados Unidos, como quería su papá y que probablemente no se
verían durante un tiempo, que eso sería todo, que no se preocupara, pero ella
tenía un mal presentimiento.
Al aterrizar el avión una comisión de la policía los esperaba dentro de la
pista del aeropuerto:
-Es usted la Profesora Amanda Bustamante-Dijo la robusta oficial de
policía que se le acercó, desconcertando a Mateo quien pensaba que era a él a
quien buscaban.
-Sí, soy yo-Respondió Amanda quitándose las gafas de sol.
-Este documento es una orden de aprehensión en su contra, ¿Desea leerlo?-
Le informó la oficial.
Amanda leyó rápidamente el escrito, fijando su atención en la institución
que la emitía, mientras Mateo pedía explicaciones y se ofrecía por ella.
-Acompáñeme por favor-Dijo con voz autoritaria la oficial
Mateo la abrazó con fuerza, no tenía la intención de dejarla sola, cuando
sintió los brazos de dos agentes policiales que los separaron, mientras Amanda
era rápidamente esposada por la oficial e introducida a un vehículo policial, el
siguió forcejeando con los agentes mientras gritaba su nombre.
Ante la dantesca escena hizo su aparición Daniel Monteverde,
visiblemente molesto intentó zarandear a Mateo quien nuevamente se
desprendió de sus brazos en intentó correr hacia el vehículo que ya estaba en
marcha
Daniel lo sujetó fuertemente e intentó golpearlo, Amanda desde el vehículo
le gritaba a Daniel que lo dejara en paz, mientras era conducida hacia el
juzgado de menores, Mateo pedía que lo dejaran ir con ella mientras
forcejeaba con Daniel, en ese momento intervinieron Don Jorge y Frank.
-Déjalo venir conmigo, yo lo llevo- Imploraba Don Jorge
-¿Cómo puedo confiar en ti Jorge?, mira hasta donde han llegado las cosas
y ustedes tienen la culpa, por estar alcahueteándolo, ¿Con que dinero se fue?,
dime-Inquirió Daniel
-Señor, usted no puede seguir golpeando al muchacho, le ordeno que lo
deje ir con su abuelo, o tendrá que venir con nosotros- Intervino el oficial que
estaba dirigiendo las operaciones en atención a lo que rápidamente le dijo
Amanda, al entrar al vehículo, sobre los maltratos que Daniel le aplicaba
eventualmente a Mateo.
Fue así como salieron del aeropuerto, en la camioneta donde solían llevarlo
al colegio, ahora era trasladado a un juzgado de menores, adelante iban
sentados su abuelo Jorge y su verdadero padre al volante quien no dejaba de
verlo por el retrovisor, a quien venía sentado atrás acompañado por un fiscal
de menores, era su hijo que buscaba con la mirada puesta en la autopista, el
vehículo donde trasladaban a Amanda, por primera vez lo vio llorar,
desesperado preguntando que le iban a hacer a su profesora.
Mientras tanto Daniel era acompañado, en su trayecto al juzgado de
menores por su abogado, el Dr. Maximiliano y por un fiscal de menores, quien
le explicaba que un adolescente puede ser separado de su familia, en casos
estrictamente necesarios, para preservar sus garantías de acuerdo a un
procedimiento previo, y su derecho a mantener contacto con sus padres puede
ser limitado si es contrario a su interés superior.
-Probablemente la retención o privación de libertad se realice por seis
meses, de acuerdo al dictamen del juez de conformidad con la ley y se aplique
como medida de último recurso y durante el período más breve, bajo control
judicial-Le informó el fiscal adelantándose al dictamen del juez.
Esto hizo reflexionar a Daniel, prefería que su hijo fuera a un lugar de
reposo antes de que lo privaran de libertad y lo enviaran a un centro de
detención juvenil
Durante el recorrido por la autopista Frank seguía mirando por el retrovisor
del vehículo, la misma escena que presenció cuando Mateo tenía doce años de
edad, su carita estaba pegada al vidrio de la ventana y lloraba en silencio para
que nadie se diera cuenta, era el día en que lo obligaron a dejar la hacienda
para estudiar en la capital.
De pronto su recuerdo fue interrumpido por las palabras del muchacho:
-Abue, llama a mi papa por favor-Le dijo Mateo a Don Jorge
El viejo se sorprendió, primero porque llamo papá a Daniel y segundo
porque hacía mucho tiempo que Teo (así era como él llamaba a su adorado
nieto), no cruzaba una palabra con su padre.
-Aló Daniel, Teo desea hablar contigo-Dijo Don Jorge después de
comunicarse con Daniel-Te lo paso.
-Aló papá-Dijo Mateo agonizando, tratando de organizar sus ideas-Deseo
disculparme contigo por el daño que te he causado (Luego de decir esto hizo
una pausa para respirar profundamente), iré a donde tú quieras, estudiaré lo
que quieras, si dejas en paz a mi profesora.
Daniel estaba sorprendido, todo el orgullo de su hijo echado a tierra solo
por defender a esa mujer que se había atravesado en sus apacibles vidas.
-Ya es tarde para negociar Mateo, estas en serios problemas y esa señora
también, yo estoy hablando con el fiscal y me dice que lo más seguro es que te
manden a un centro de reclusión juvenil, eso sería una verdadera vergüenza,
yo te propongo que aceptes ir a la clínica de reposo del Dr. Gustavo Duran de
manera voluntaria, para evitar que te reseñen con antecedentes judiciales-Le
propuso Daniel a Mateo
-Está bien, hare lo que tu digas, pero si retiras los cargos contra Amanda-
Le pidió casi suplicando Mateo.
-No te voy a engañar, ya el caso está en trámite, es un delito de acción
pública, lo que más puedo hacer por ella es aceptar la defensa que
Maximiliano le está ofreciendo-Le dijo Daniel con la intención de
tranquilizarlo.
Mateo le dio las gracias, eso lo despejó un poco, haber hecho las paces con
Daniel era entrar a su terreno, jugar su juego, pero también significaba calmar
su furia, el jovencito nunca se imaginó que las cosas podían llegar a estos
límites.
Después de segundos de calma y reflexión, Mateo quiso hablar con el Dr.
Maximiliano mientras el vehículo seguía su curso rumbo al tribunal de
menores:
-Aló, Dr. necesito que me informe cual es la situación de Amanda-
Preguntó Mateo al abogado
-Está enfrentando cargos por haber colaborado contigo en la presentación
de un documento forjado y por haberte sacado del país sin autorización de tus
padres, ya Daniel no puede desmentir eso, aunque quisiera ayudarte- Explicó
el abogado.
Era dramático ver como Mateo, hacía esfuerzos para que no se le quebrara
la voz, respiraba, suspiraba y luego hablaba:
-Necesito que le brinde todo el apoyo que sea posible, si puede contratar
apoyos hágalo por favor-Rogaba Mateo
-Yo quería acompañarte, el interrogatorio será simultáneo pero en
diferentes salas- Le advirtió el Dr. Maximiliano.
-¡No por favor!-Interrumpió Mateo-Quédese con ella, yo voy a admitir los
hechos, ella es inocente, yo la obligué prácticamente a que me acompañara,
ella se negó al principio y yo la convencí, tiene que creerme por favor-Imploró
Mateo rompiendo en llanto, ya no pudo contenerse más.
-Tranquilízate, te creo, yo la acompañaré no te preocupes, ni te alteres en
ningún momento, obedece las instrucciones y no contestes cuando no tengas
una respuesta adecuada-Le aconsejó el Dr.
Frank y Don Jorge trataron de acompañarlo cuando llegaron al tribunal de
menores, pero solo Daniel podía pasar como su representante legal, eso hizo
que Don Jorge y Frank se fundieran con él en un solo abrazo, mientras Daniel
y Patricia los observaban. Mateo tenía la cara roja de tanto restregar sus
lágrimas, estaba bastante repuesto, le había vuelto a crecer el cabello y usaba
una incipiente barba, tenía puesta una camisa hawaiana azul con motivos
playeros, en su cabeza tenía ajustados unos lentes de sol último modelo,
pantalones bermudas y sandalias de cuero, su piel estaba completamente
bronceada, su cara estaba literalmente hundida en el pecho de su abuelo, quien
lo abrazaba con toda la fuerza leonina que lo caracterizaba, hasta que les
dieron las instrucciones de que pasaran a la sala, el estaba tan desconsolado
que no sabía hacia donde tenía que dirigirse.
Efectivamente al llegar al Juzgado de menores, casi paralelamente, pero
sin coincidir en el ingreso, Mateo fue pasado a una sala mientras Amanda
esperaba para ser interrogada en otra sala.
La posición firme del muchacho ante las autoridades reflejaba que él, a su
corta edad, sabía que era lo que esperaba de la vida, hablaba con verdadera
pasión de su amor por su profesora y afirmaba que iba a hacer lo necesario
para afrontar y vencer los obstáculos que se le estaban presentando a lo largo
de ese tortuoso camino hacia la mayoría de edad, se prometió así mismo que
se mantendría enfocado haciendo su mejor esfuerzo para mejorar la situación,
independientemente de que siguieran torturándolo psicológicamente, que tenía
confianza en sí mismo y en sus capacidades físicas y mentales y que tarde o
temprano lograría sus propósito de poder estar junto a Amanda y vivir la vida
que merecía y que quería vivir con ella.
Estas declaraciones, conjuntamente con sus reiteradas huidas de casa, y la
pérdida del año escolar en la institución militar de la que fue definitivamente
expulsado, hacían que el juzgado de menores optara por comprar la versión
del psiquiatra Gustavo Duran Bermejo, director del “Centro Terapéutico El
Samán” contratado por el Dr. Monteverde de que el joven padecía una
alteración de su conducta y que estaba siendo influenciado por otra persona
ajena a su núcleo familiar.
Efectivamente el psiquiatra, quien estaba presente en la sala donde fue
presentado Mateo, opinó que el joven podía haber estado relacionado con
numerosos inductores de pánico, psicosis caracterizada por confusión,
desorientación, ansiedad, agitación y trastornos de percepción del juicio o de
la razón por lo que recomendaba la utilización de tranquilizantes mayores por
un espacio no menor de seis meses.
Igualmente el médico aseguró que el comportamiento de fuga del hogar
puede indicar la presencia de una situación de estrés o problema psíquico por
lo cual deseaba evaluarlo más profundamente en la búsqueda de posibles
signos depresivos, trastornos caracterológicos de la personalidad o una
combinación de estas alteraciones, en atención a que la mayoría de jóvenes
que presentan las características de la personalidad de Mateo estaban en riesgo
de ser utilizados por adultos, para actividades ilícitas como el trafico de drogas
o el abuso sexual.
Ante tal diagnóstico, los miembros del jurado informaron a las partes en
conflicto que se tomarían dos día más de deliberación para emitir un veredicto.
Por su parte, al entrar al Juzgado de menores, Amanda se encontró con su
familia, su madre no paraba de llorar y de besarla, le quitaron las esposas y se
le advirtió que tenía derecho a la defensa y a un debido proceso y que debía
esperar mientras el Fiscal interrogaba a Mateo.
-¿De qué se me acusa?-Preguntó Amanda
-Alojar a un adolescente que no está acompañado por sus padres o
representantes o sin la autorización escrita de estos, es un delito
Seguidamente, al iniciarse el proceso, se le hicieron una serie de preguntas,
a las cuales se le advirtió que si deseaba podía esperar estar debidamente
representada, ante lo cual el Dr. Maximiliano pidió que se aceptara ser su
representante legal, causando sorpresa a la detenida y a su familia
-¿Sabía usted que la autorización que portaba el adolescente Mateo
Monteverde Lander con la que viajó a Europa, era una falsificación?-Preguntó
el Juez de Menores, a lo que el Dr. Maximiliano aconsejó abstenerse de
responder.
-¿Facilitó el consumo de bebidas alcohólicas en bares y discotecas al
adolescente Mateo Monteverde? –Segunda pregunta del Juez
El Dr. Maximiliano como conocía al jovencito y sabía que no consumía
licor, ni fumaba, ordenó que respondiera:
-El es un deportista, buen estudiante, jamás hubiera podido dar respuesta a
todos los retos a los que ha sido sometido si hubiera ingerido alcohol o alguna
otra sustancia-Respondió Amanda
-¿Entonces usted ha estado presente en todas las oportunidades que él ha
podido tener de consumir alcohol o alguna otra sustancia como usted
menciona? Repreguntó el Fiscal
-¿Cuáles son esas oportunidades de las que usted habla? Repregunto
Amanda
-Me refiero a todas las veces que este jovencito se fugó de las instituciones
donde estudiaba-Contestó el Fiscal
Un apretón de brazo de parte del Dr. Máximo le indicó que no debía
responder, mientras el Juez continuaba preguntando:
-Realizó usted actos sexuales con penetración genital, anal u oral con su
alumno Mateo Monteverde Lander-Fue incisivo el Fiscal en esta pregunta.
La joven fue perdiendo su postura erguida, aun cuando sabía que esta
pregunta era inevitable, sintió vergüenza y dos lágrimas bajaron por su mejilla,
mientras el Fiscal enfilaba sus baterías,
-¿Le ha aconsejado usted al que fue su alumno, que debía respetar el
ordenamiento jurídico, honrar respetar y obedecer a sus padres, y cumplir sus
obligaciones en materia de educación?
Amanda bajó la cabeza, su gesto fue tomado como una respuesta por parte
del Fiscal, quien dijo que no haría más preguntas.
Mientras se tomaba una decisión Mateo fue trasladado a un centro de
reclusión juvenil de carácter público, tiempo durante el cual se deliberaba por
su caso, esa noche la paso en una celda, solitario, sin tener contacto con otras
personas, le dieron ropa de dormir, una cobija, una almohada y una cena
ligera, no le permitieron comunicarse telefónicamente con nadie, sus amigos
que habían seguido la caravana que lo traslado desde el tribunal, esperaban
afuera hasta altas horas de la noche para tener noticias de él, pero todo resultó
en vano.
Al día siguiente, después de un desayuno insípido, fue llevado a las duchas
acompañado todo el tiempo por un celador, las condiciones de higiene del
lugar le generaron pánico, su madre le había llevado ropa limpia y una bolsa
con algunos de sus dulces favoritos, después de asearse fue llevado a la oficina
del psicólogo del Centro de Reclusión Infantil, el Dr. Cañizales quien estaba
acompañado de la Trabajadora Social de la institución, lo invitaron a sentarse
no sin antes expresarle que se veía bastante mayor para su edad, Mateo pudo
haberse sonreído por cortesía pero no, el estaba valorando altamente esa
opinión como un punto a su favor y a favor de Amanda. El próximo paso sería
demostrar que su cerebro iba acorde con su tamaño y sus aspiraciones,
entonces el psicólogo comenzó con su batería de preguntas
-¿Cómo te sientes? ¿Estás seguro de lo que estás diciendo? ¿Sabes lo que
ha significado dentro de esta sociedad tan cerrada el hecho de que un joven
tenga relaciones sexuales con su profesora?
Mientras se tomaba una decisión Amanda fue recluida en una jefatura, en
un anexo especial para mujeres, recibió a su familia y a su abogado quien le
presentó un escrito para representarla legalmente, el cual debía firmar.
Un grupo de presión se fue formando alrededor del evento, conformado
por profesores amigos de la pareja y otras personas que se enteraron por medio
de la prensa del arresto de los enamorados, no podían concebir que en esta
época se pudieran tener tales prejuicios, celebraban la valentía de la pareja y
alababan sus créditos profesionales, ambos eran buenos en sus respectivos
ámbitos ella como profesora se destacó en los pocos años en los que trabajó en
el Colegio Inmaculada Concepción y el fue buen estudiante y buen deportista,
se le consideraba un joven tímido y respetuoso, un buen gerente dentro de su
hacienda, respetable y respetado por su personal y sus características eran las
de un adulto contemporáneo.

11. Centro Terapéutico “El Samán”


En el Juzgado se manejaba la hipótesis de que a Mateo se le dictarían


medidas de protección para preservar sus derechos y garantías ante la supuesta
amenaza que representaba para sí mismo, su conducta, una vez comprobada su
actuación, se le iba a decretar orden de tratamiento médico, psicológico y
psiquiátrico en un centro de salud, para lo cual el juez competente debía
dictaminar lo conducente.
Efectivamente la medida de protección fue impuesta en sede administrativa
la cual debería ser revisada a los seis meses, para evaluar si las circunstancias
que la originaron se mantenían, habían variado, o cesado con el fin de
ratificarlas o no, dado que se produjo una infracción de carácter civil, al
falsificar documentos de carácter legal.
En cuanto a Amanda su caso fue pasado al Ministerio Público para intentar
las acciones que hagan efectiva la responsabilidad civil o administrativa por
haber violado los intereses de un adolescente de manera que se pudieran
iniciar las averiguaciones a que hubiere lugar para hacer efectiva igualmente
su responsabilidad penal.
Todo ello bajo la premisa de haber sustraído a un adolescente del poder de
de sus representantes reteniéndolo indebidamente.
Una vez recibida la denuncia se inició el procedimiento, se aperturó la
investigación de los hechos y en el curso del procedimiento a Mateo se le
garantizó el derecho de intervenir en todo el estado del proceso y expresar su
opinión sobre el asunto que le concernía y se le permitió hacerse acompañar
por una persona de su confianza, el Dr. Maximiliano lo asistió en el lapso del
proceso el cual se resolvió en diez días ratificándose la decisión tomada por el
Juez de Menores quien expresó su sanción con claridad indicando el plazo y
condiciones para su cumplimiento, se produjo en el curso de la audiencia, fue
de manera verbal y resuelta de inmediato concerniente a la incapacitación
temporal por perturbaciones psiquiátricas graves a Mateo Monteverde Lander,
de diecisiete años de edad.
En la evacuación de las pruebas, el juez procedió a incorporar todos los
sustentos documentales que constaban en el expediente y ordenó a un equipo
multidisciplinario del tribunal, la elaboración de otro informe psiquiátrico del
adolescente con el fin de corroborar la situación emocional de Mateo e
inmediatamente procedió a citar a Amanda e inició la apertura del
procedimiento.
El caso en el que el joven fue sorprendido en flagrancia por las autoridades
policiales, se dio aviso al fiscal del Ministerio Público quien lo puso a la orden
del Fiscal de Menores y como resultado de la investigación aperturada se
determinó que se habían acumulado suficientes evidencias de la concurrencia
de faltas por parte de Mateo.
Como en el hecho punible hubo concurrencia de adultos y adolescentes, las
causas se separaron, conociendo en cada caso la autoridad competente
remitiéndose recíprocamente copias certificadas de las actuaciones pertinentes
basados en los principios rectores del derecho penal.
Mateo admitió los hechos, el juez dictaminó medidas cautelares,
obligación de someterse a tratamiento psiquiátrico bajo el cuidado o vigilancia
de una institución que informaría regularmente al tribunal, prohibición de
salir, sin autorización del país, de la localidad en ámbito que fije el tribunal, en
este caso la institución psiquiátrica “Centro Terapéutico El Samán” y
prohibición de comunicarse con personas determinadas, siempre que no se
afecte su derecho a la defensa.
Amanda fue objeto de un auto de detención mientras se procesaba su
juicio, en este contexto fue trasladada desde la Jefatura Civil donde se
encontraba detenida preventivamente, a un centro de reclusión femenina.
El traslado de Mateo al Centro Terapéutico se produjo una vez dictada la
sentencia por el juez de menores, dos corpulentos enfermeros lo esperaban a
las puertas de la sala del tribunal y lo invitaron a acompañarlos, Daniel
intervino pidiéndole que lo dejaran llevar a su hijo hasta el Centro
Terapéutico, el Dr. Gustavo Duran, director del instituto y viejo amigo de
Daniel, le dijo que se le iba a hacer más difícil si acompañaba al muchacho
hasta el Centro, pero Daniel insistió, además quería que sus familiares fueran
con él para que vieran las instalaciones.
El Centro Terapéutico El Samán, diseñado para atender personas con
desordenes psiquiátricos y trastornos de la personalidad, estaba ubicado a las
afueras de la ciudad, era una antigua hacienda, con todas la comodidades de
lujo para atender personas de una clase media alta, la edificación tenía tres
pisos y una terraza techada y cubierta por rejas, las habitaciones todas tenían
rejas detrás de los grandes ventanales, habían jardines y caminerías bordeando
toda la edificación, canchas de futbol, de tenis y de basquetbol, otra
edificación adjunta pero más pequeña era la residencia de algunos médicos
que estaban trabajando internos en el hospital, se turnaban por guardias, había
todas las especialidades, internistas, medicina general, fisiatría, cardiólogos,
psicólogos y psiquiatras.
Mateo se despidió de sus padres recordándoles el trato:
-Yo acataré las instrucciones, siempre y cuando no presenten cargos contra
Amanda y la asistan legalmente-Dijo dirigiéndose respetuosamente a su padre
y a su madre sin mantener contacto físico con ellos.
Frank se había rezagado mientras buscaba la maleta con todas las cosas
que le habían pedido en el Centro Terapéutico, cuando llegó ya había hecho
acto de presencia la enfermera que guiaría a Mateo por todo el Centro, apenas
si tuvo tiempo para despedirse, susurrándole al oído:
-No tengas miedo, que Dios te bendiga hijo-Dijo Frank tratando de
infundirle valor, pero lo que logró fue arrancarle una lágrima al jovencito
quien levantó la cara y le respondió amén.
La enfermera, llamada Bernarda, lo invitó a subir en el ascensor, se
quedaron en el primer piso, la mujer era afrodescendiente, tenía un trasero tan
amplio, que apenas si podía moverse, hablaba sin parar mostrándole todas las
instalaciones, presentándolo con todos los jóvenes que se le cruzaban en el
camino, hasta que por fin llegaron a la habitación, era amplia y confortable
compartida con otro jovencito, Julio César, quien estaba acostado de espaldas
dando vista hacia su closet, Mateo colocó la maleta sobre la que sería su cama
la abrió y comenzó a organizar su ropa en el gabetero, mientas Bernarda
seguía hablando, le dio una lista con los horarios, tareas y un ejemplar del
reglamento interno, debía ser puntual especialmente a la hora de las comidas,
debía asear su propia habitación y acudir tres veces a la semana a la consulta
con el psicoterapeuta asignado.

12. El Reten de Mujeres


Al día siguiente, a las ocho de la mañana, un largo y tortuoso camino


comenzaba para Amanda, paredes con grafitis bordeando la autopista, poco a
poco el vehículo oficial se iba alejando de la ciudad para adentrarse en un
camino boscoso e inhóspito, al llegar al destino una inmensa puerta de hierro
dio acceso a un edificio pequeño de tres pisos que constituye la recepción del
penal. El vehículo se estacionó y ella se bajó con dificultad, la llevaron tomada
de un brazo hacia una oficina, le quitaron las esposas y procedieron a tomar
sus huellas digitales y a requerirle sus pertenencias personales comenzando
por su documento de identificación, sus prendas, cualquier objeto de valor y
cualquier instrumento punzo penetrante que pudiera tener encima,
encendedores etc.
Luego de ese primer chequeo, fue trasladada por un pasillo a otras oficinas,
donde tuvo que esperar ser atendida por personal administrativo del penal, allí
fue interrogada sobre su historia de vida, dirección, familiares cercanos,
teléfonos a los cuales se pudiera llamar en caso de emergencia, vocación,
capacitación etc.
Era una entrevista en la que participaron varios profesionales, encargados
de reubicar a la privada de libertad mientras esperaba sentencia definitiva, ya
que tenia auto de detención dictado por el Ministerio Público, que seguía la
causa de Mateo, por ser reincidente como denunciada y haber salido del país
en compañía de un menor de edad, con falsificación de permisos, el Fiscal de
Control determinó que debía permanecer en reclusión durante la celebración
de su juicio.
Mientras era interrogada, Amanda podía observar, por una pequeña
ventana, la formación de un grupo de mujeres que partían a recibir clases de
música, de acuerdo a lo que le informaron los profesionales con los que estaba
reunida.
La Dra. Eva Alcántara, Directora del Penal, se presentó, le dio la
bienvenida y luego le explicó con dulzura que muchas de las mujeres que allí
se encontraban pagando condena, habían encontrado en las actividades
complementarias y especialmente en la música, un elemento efectivo en el
proceso de rehabilitación social en el que ellas soltaban los resentimientos y
emociones negativas y sacaban a flote sus talentos y emociones.
Amanda comenzó a relajarse, aun cuando estaba preparada para enfrentar
retos, por la enseñanza que le inculcaron el par de hippies rebeldes que la
engendraron y de quienes se sentía profundamente orgullosa, bajó la guardia y
siguió escuchando atentamente lo que esa mujer morena de rasgos indígenas,
pelo negro liso y largo con carrera en el medio y una gruesa moñera que lo
sujetaba, le estaba diciendo. Muy en el fondo de su explicación era un
espaldarazo para motivar la posibilidad de que con sus conocimientos
profesionales, pudiera contribuir en la causa de hacer de aquel sitio, un lugar
de capacitación para la reinserción de esas mujeres (jóvenes en su mayoría y
con condenas de corto tiempo) a la sociedad.
El Instituto Penal para Mujeres (I.P.M), estaba ubicado en la cima de una
pequeña montaña, adelante, el edificio de la recepción, la primera instancia
por la que Amanda pasó al llegar, luego las oficinas donde se reunió con la
Directora y otros miembros del penal, al salir del interrogatorio fue
nuevamente esposada y conducida a la parte de atrás de la recepción por un
pasadizo que la condujo a otra gran puerta de acero ubicada en el medio de las
murallas que rodeaban lo que en sí constituía el área de máxima seguridad,
una simple mirada a los alrededores le permitió ver el cerco electrónico que
bordeaba la gran muralla que cubría el perímetro de los tres edificios que
constituían el resto del penal, eran edificios lúgubres pintados con cal,
escarchados por los embates de la lluvia, el clima era eventualmente fresco, de
montaña, los arboles que estaban ubicados detrás de las murallas eran
milenarios testigos de las tragedias personales del grupo de mujeres que se
concentraban en ese pequeño espacio del mundo, privadas de libertad.
Al entrar a uno de los edificios fue conducida a otra dependencia donde fue
reseñada, nuevamente le tomaron las huellas digitales y la fotografiaron con el
número de su expediente de ingreso, número con el cual debía identificarse en
lo sucesivo tal cual como si fuera su nuevo número de cédula de identidad.
Luego vino lo más humillante e indigno:
-Desvístase-Le dijo una uniformada con aspecto varonil que estaba ubicada
dentro del recinto, mientras otras dos observaban la escena.
Las manos de la desconocida recorrieron todo su cuerpo desnudo mientras
una lágrima se escapó de sus ojos, era la primera de muchas lágrimas que
derramaría a futuro, luego de requisarla, la mujer la agarro por una mano y le
ordenó que se colocara de cuclillas con las piernas abiertas y luego otra y otra
vez.
Seguidamente le colocaron una bata clínica y la llevaron al servicio
médico, lugar amplio y confortable, allí la esperaban tres médicos internistas y
dos enfermeras graduadas quienes luego de presentarse educadamente,
corrieron una cortina y le pidieron que se tumbara en una cama ginecológica,
no sin antes explicarle el procedimiento a seguir y sus basamentos legales.
El objetivo último de este examen era no solo practicarle una citología,
sino determinar si llevaba consigo algún objeto prohibido tal como droga o
cualquier instrumento con el que pudiera causarse daño o causarle daño a las
demás internas.
Terminada esta prueba le realizaron varios ecos (abdominal, pélvico, renal,
tiroideo) de los cuales se visualizó la posibilidad de un embarazo.
- ¿Has sido operada de alguna afección, padeces alergias, tomas
medicamentos? – Eran alguna de las preguntas que tenía que responder
-Estira el brazo – Le pidió una de las enfermeras mientras limpiaba el área
donde iba a encajar una aguja con la que sacó sangre de su cuerpo para
continuar con los exámenes de rigor y medir el estado de sus valores con la
finalidad de descartar el posible “Estado Alfa” denominación que se asignaba
al posible estado de gravidez.
Seguidamente fue medida, pesada y autorizada para continuar, orden que
fue acatada por dos celadoras que entraron a buscarla, una de ellas de aspecto
hombruno la empujo para que se apurara y en tono áspero le dijo:
-¿No te aconsejaron que te cortaras esas greñas? – refiriéndose la celadora
a la larga y frondosa cabellera de Amanda
La atribulada profesora no contestó a la provocación lo que hizo que la
custodia la empujara nuevamente al entrar al otro salón donde había un
mostrador, allí le enseñaron todas sus pertenencias que le habían mandado a
quitar, las colocaron en una caja y le informaron donde estaban guardadas y
bajo que numero quedarían archivadas, justo en ese momento recibió un kit
con papel higiénico, pasta de dientes cepillo, jabón, tres bragas de color azul
celeste con cierre delantero de las cuales debía colocarse una y quitarse la bata
quirúrgica que le habían suministrado para los exámenes
-¿Qué pasa con la ropa interior?-pregunto apenada la reclusa
-Debes lavar la que llevas puesta hasta que tus familiares o amigos te
traigan provisiones-Dijo una de las celadoras
-¿Cuándo puede ser eso, como me comunico con ellos?
En una de las entrevistas le habían informado que tenía derecho a veinte
minutos de llamadas semanales repartidas en períodos de cinco minutos o
podía consumirlos todos en un solo día, luego tenía treinta minutos de
llamadas adicionales si se tratara de una emergencia comprobable, podía
recibir dos visitas mensuales de tres horas, que podían ser íntimas en celdas
especiales o familiares en el patio de visitas y una visita de una sola persona,
semanalmente, de cuarenta minutos de duración, en un salón donde solo
podían verse cara a cara en pequeñas cabinas a través de un cristal, sin
contacto físico.
Las privadas de libertad debían suministrar una lista con nombres de las
personas que podían visitarlas, sus números de teléfono, su parentesco y las
fechas previstas por el penal eran miércoles para los cuarenta minutos del cara
a cara y los primeros días sábado y domingo de cada mes para la visita de tres
horas, a partir de las tres hasta las seis de la tarde, rogándose puntualidad en el
horario del cierre de la visita cuyo retardo estaba sujeto a castigo.
Las penadas también tenían derecho a enviar correspondencia escrita sujeta
a revisión.
También tenían derecho a asistir a la biblioteca y solicitar préstamos
circulantes de libros y a manejar un monto de dinero determinado para
comprar en la tienda de suministros del penal.
El lugar estaba rodeado de varias caminerías donde algunas de las reclusas
transitaban libremente en las horas de receso, los rostros que Amanda pudo
observar, en el transito a lo que sería su celda, expresaban sentimientos
encontrados de soledad, tristeza pero también de paz y armonía, entonces
recordó parte de las palabras que le dijo la Directora: Los programas que se
desarrollan en el Centro Penitenciario, transforman la vida de las reclusas y la
de sus familiares, la música el arte y el deporte entre otras actividades, son
motores fundamentales que impulsan los proyectos de humanización
penitenciaria, como protagonistas de los verdaderos aliados para la reinserción
social de las internas.
Antes de llevarla a la celda le mostraron el patio, donde se reúnen de dos a
cuatro de la tarde todos los días, y la pequeña capilla del penal pintada de
blanco impecable con columnas en beige, al centro un enorme Cristo, bajo tres
lámparas incandescentes, agachaba su mirada en señal de redención eterna,
dando la impresión de estar escuchando las súplicas de Amanda:
-Señor, no quiero quedar embarazada en este lugar, marcado por la falta de
libertad, ayúdame Señor que por lo demás yo puedo enfrentar tu decisión,
castíganos a mí y a Mateo si quieres, pero no a mi hijo, no lo condenes a
formarse aquí, por favor.
Sus ruegos son interrumpidos por la celadora, quien le recuerda que deben
continuar, una celda de menos de veinte metros cuadrados, pintada de blanco
con una pequeña ventana a lo alto, que deja entrar un hermoso rayo de la luz
del medio día, dos camas literas, un pequeño baño y una mesa, lo cual
indicaba que era habitada por tres personas más, Amanda entró sin
vacilaciones y preguntó en qué cama debía colocar sus cosas, es decir la
pequeña caja con el kit de aseo personal eran todas sus pertenencias para el
momento
-Espera a que lleguen tus compañeras ellas te indicarán, solo te
recomiendo que no confíes, ni creas, ni esperes nada de nadie-Fueron las
últimas palabras que dijo la hombruna mujer, dejándola encerrada bajo llaves
en aquella pequeña habitación
La joven reclusa perdió la noción del tiempo, habían transcurrido dos
horas, cuando sintió que la estaban mirando, entonces dirigió su rostro hacia la
puerta y vio como una pequeña ventanilla se abría y dejaba ver los ojos de una
persona que la estaba vigilando, luego el pesado ruido que hacia la puerta de la
celda al abrirse indicaba que venía por ella para llevarla al comedor, fue así
como comenzó su rutina en el penal, con su presentación al grupo de privadas
de libertad que formaban parte de ese pabellón.

CAPITULO III
DELIRIUM TREMENS

1. Encuentro con el Psiquiatra


Bernarda, después de mostrarle las instalaciones del Centro, presentó


igualmente a Mateo en el comedor, donde habían más de treinta pacientes, de
variadas edades, predominando el grupo etareo de los adolescentes, la mayoría
padecían de drogadicción, en cuanto a los ancianos, la demencia senil era lo
más ocurrente y un caso de un niño de trece años que mató a sus padres.
-Este es Mateo Andrés Monteverde Lander, va estar con nosotros por
espacio de seis meses, los invito a acogerlo y orientarlo, mientras se adapta a
nuestro ambiente-Dijo Bernarda, empujando con suavidad a Mateo para que
buscara un asiento.
El joven respondió con un gesto en la cara, que la tenía ardiendo por la
pena que le generaba ser expuesto a la opinión de los demás, seguidamente se
dirigió a tomar una bandeja y a hacer la cola en medio del bullicio de la
multitud en el Self-service, que ofrecía un menú variado mientras por el
altoparlante se escuchaba una música barroca.
Era amante de los postres, la gelatina, el helado, era una bendición que
dispusiera de una cierta variedad, se sirvió comida de la cual dejó una gran
cantidad, era obvio que estaba profundamente afectado.
Se sentó en una de las mesas ocupada por los adultos, nadie le hizo
preguntas, le transmitieron un mensaje de ternura con sus miradas mientras el
permanecía atento a los detalles.
Se había leído el Reglamento Interno y sabía que después del almuerzo,
tenía dos horas libres para hacer lo que quisiera, aun cuando lo que se
esperaba era que buscara de integrarse al grupo en el salón de descanso, donde
había una gran pantalla de televisión.
El se fue a su habitación, ya Julio César se encontraba en su habitual
postura, acostado mirando hacia el closet, el haría lo mismo mirando en
sentido contrario, pensando en todo lo que había pasado una y otra vez más
era como retroceder una cinta veía a Amanda gritándole a Daniel, Amanda
siendo esposada, Amanda entrando al vehículo que la alejaba y la veía
volteando su cara para verlo por última vez a través del cristal trasero del
vehículo oficial.
De pronto se levantó de la cama, no podía acostarse con todo ese peso,
quería salir corriendo y vio la puerta cerrada, necesitaba espacio, fue entonces
cuando comenzó a moverse de manera repetitiva, con las manos entre las
piernas, en posición fetal, durante no sabe cuánto tiempo, en un gesto autista,
hasta que una enfermera tocó la puerta con delicadeza para recordarle a Julio
Cesar, que tenía cita con el psicoterapeuta (Las consultas eran tres veces a la
semana pero Julio César estaba siendo atendido a diario).
El joven se levantó de mala gana, se puso una chaqueta y salió
acompañado de la enfermera, una hora después estaba de regreso, mas
malhumorado en el retorno que en la salida, se tiró en la cama, se arropó hasta
la cabeza y se volvió a voltear hacia el closet, evidentemente no estaba
participando en ninguno de los programas de terapia ocupacional que ofrecía
el sanatorio.
Esa noche Mateo acudió al salón de descanso y vio televisión,
especialmente el noticiero en búsqueda de noticias sobre Amanda.
El muchacho agradeció que esos primeros días no lo hubieran presionado a
nada, porque él no tenía otra cosa en su mente que no fuera Amanda, quería
saber cuál era su situación, donde estaba, como estaba, el no tenía permitido
comunicarse telefónicamente con nadie, solo podía hablar con el Dr.
Maximiliano, pero tenía que solicitarlo a la Dirección y así lo hizo.
-Tienes tres días aquí y no has llenado la planilla para informar en que
programas te vas a inscribir, no estás comiendo bien y no estás durmiendo lo
necesario-Le reclamo el Dr. Duran Bermejo.
-Estoy adaptándome, necesito tiempo, pero no puedo avanzar si no tengo
noticias de mi pareja, -Dijo Mateo bamboleándose de atrás hacia adelante en
la silla, con las manos entre las piernas.
-Entonces la visita del abogado no es porque te estén tratando mal aquí,
¿Cómo te han tratado?-Preguntó el Director del Centro
-Bien-Dijo el jovencito, observando que el psiquiatra estaba grabando la
conversación.
-Muy bien me alegro, yo no puedo autorizar el ingreso del abogado a no
ser que sea para tratar un asunto legal vinculado con tu estadía aquí, tu le
prometiste a tu papá que ibas a acatar todas las instrucciones y el
cumplimiento de una promesa es importante, porque si no se desgasta el
lenguaje y se pierde el valor de la palabra, el a cambio no presentó cargos en
contra de “Tu pareja”-Dijo el Dr. Durán Bermejo, endureciendo un poco su
postura.
-Solo quiero saber qué pasó con ella-Dijo el joven suplicante, en voz baja,
de forma respetuosa.
-Está siendo procesada, aun no le han dictado condena-Respondió el
médico diciendo más de lo que podía informarle
El muchacho no quiso seguir preguntando, no quería escuchar la voz del
médico por el que no sentía ninguna confianza, ya tenía suficiente con haberle
oído decir que sí la iban a condenar, no había caso, de pronto se dio cuenta de
que no tenía fuerza para levantarse de la silla, con dificultad le dio las gracias
por atenderlo y cuando ya se disponía a salir de la oficina el Dr. Duran
Bermejo le informo:
Ya giré instrucciones para que seas atendido por el Dr. Nicolás Antonetti,
la enfermera te entregará esta tarde el horario de consulta, considero que con
tres veces a la semana será suficiente, a menos que él decida otra cosa, que
tengas buenos días-Se despidió el Dr. Contreras, dejando en completa
incertidumbre al paciente.
Esa noche Julio Cesar padeció del síndrome de abstinencia, se agitó varias
veces, se veía sudoroso y gemía con frecuencia.
Mateo estuvo a punto de acercarse a la cama, pero no quiso invadir su
privacidad, además Julio César no se dirigió a él en ningún momento.
En menos de diez minutos se apareció el guardia de turno con su linterna
supervisando si los pacientes estaban dormidos, una vez más pudo ver a Mateo
más despierto que nunca y a Julio César en estado agónico se lo llevaron y no
volvió a verlo nunca más.
Al cuarto día Bernarda se acercó a su refugio, le acarició la espalda con
timidez y lo vio llorando nuevamente con su cabeza hundida en la almohada.
-Hijo, dime ¿Cómo puedo ayudarte? Esta tarde tienes cita con el Dr.
Nicolás, ya él conoce tu caso, el es muy buena persona, habla con el-Dijo la
vieja matrona, con todo el cariño del mundo.
Mateo se limpió el rostro con la sábana, se incorporó en la cama y le
preguntó respetuosamente.
-¿A qué hora me toca la cita?
-A las tres de la tarde, después del almuerzo ¿Te parece bien?-Le informó
Bernarda
-¡Si claro! ¿Dónde puedo ubicarlo?-Se interesó el jovencito
- En la planta baja, yo vengo a buscarte y a las cuatro de la tarde te recojo,
es una hora de consulta, aquí tienes tu Tarjeta de Control de Citas-Le dijo
sacando de una carpeta una cartulina amarilla con una serie de cuadros donde
se colocarían las fechas en que el paciente debería acudir a la consulta.
Al salir de la habitación Bernarda le advirtió que no ensuciara ni extraviara
la tarjeta.
El almuerzo se le hizo inaccesible por sus vías digestivas, no podía deglutir
alimentos, las lágrimas salían solas de sus ojos y la garganta estaba totalmente
bloqueada. Estuvo escarbando en el plato para disimular y dar la impresión de
que estaba comiendo, luego, cuando los celadores se distraían, se paraba
rápidamente hacía el recipiente de la basura y arrojaba los alimentos
incluyendo el postre.
Tomó un poco de jugo, un poco de agua y se fue nuevamente a la
habitación, se cepilló los dientes, se cambió la franela y se sentó a mecerse en
la orilla de la cama de atrás hacia adelante, con movimiento rítmico, con la
mirada perdida hasta las tres de la tarde, cuando Bernarda le pidió que lo
acompañara, en el recorrido se dio cuenta que tenía que atravesar varias
puertas, cerradas con sistema automático, para poder llegar hasta el ascensor.
No lo había notado el primer día cuando entró, porque estaba en estado
catatónico.
Al llegar a Planta Baja Bernarda lo entregó a otra enfermera que lo
condujo al final de un pasillo y le dijo que esperara a que lo llamaran y que
mostrara la Tarjeta de Control de Citas, la cual estrujaba entre sus manos
transformándola en un pequeño embudo.
En un largo pasillo, visualizo varias sillas, colocadas en filas frente a tres
oficinas, que se suponía eran los consultorios. Los pacientes eran llamados
mientras él esperaba su turno, hasta que se quedó solo en el salón, con otro
joven de aproximadamente veintisiete años de edad que estaba fumando, tenía
puesto un mono de algodón azul marino y una franela color azul cobalto, tenía
un cuerpo atlético, el cabello dorado ensortijado, los ojos del mismo color de
los de Mateo, las cejas pobladas y encontradas en un rictus dramático, tenía
pecas en la cara y estaba en posición de descanso, mientras se fumaba un
cigarro, se había quitado las sandalias de cuero y tenía puestos los pies
enfundados en medias blancas deportivas, sobre la silla, mientras miraba por
los amplios ventanales de la planta baja hacia el hermoso jardín que rodeaba
las edificaciones clínicas.
-¿Aquí se puede fumar?-Le preguntó Mateo intrigado
-Si chamo, lo que no puedes es usar yesqueros, ni fósforos, tienes que
pedírselo a los celadores-Respondió el joven
Luego, al ver que Mateo volvía a su mutismo y seguía bamboleándose en
el puesto, tal cual como cuando llegó, el joven le lanzo una pregunta crucial:
-¿Porque estás aquí?- Usando un tono que sonaba despreocupado
-Porque me enamoré de mi profesora-Contestó Mateo, sin más preámbulo
-Oye ¿Debe estar bien buena, no?-Siguió ganando confianza el joven.
Mateo se sonrió por primera vez en mucho tiempo, pero no tenía ganas de
conversar, estaba pensando que probablemente esa era la pregunta que le iba a
hacer el psicólogo, entonces tenía que tener una respuesta, pero su atribulada
cabeza no le sugería nada.
-¿Qué respondes tú cuando te preguntan sobre tu intimidad, sobre tu vida
privada? Le pregunto Mateo al joven tratando de fabricar una respuesta
-Eso depende, si voy a un psicólogo de manera voluntaria, si estoy
acorralado con una situación que no puedo manejar, tengo que buscar a
alguien que se ponga en mi lugar que me provea sanación física y espiritual,
que me ayude a conectar cuerpo, mente y espíritu, porque yo creo que el
organismo debe generar desde sí mismo el proceso de sanación-Dijo el joven,
demostrando conocimiento del área.
-Oye ¿Cuánto tiempo tienes aquí?- Le preguntó Mateo asombrado.
-Seis años-Respondió el joven.
-Pero estas aquí de manera voluntaria o tus padres te obligaron-Preguntaba
Mateo intrigado, logrando olvidar su tormento durante esa media hora que
llevaba compartiendo intimidades con el desconocido.
-Estoy de manera voluntaria, me gusta la psicoterapia, estoy escribiendo un
libro, manejo la tesis que para que una persona recupere su salud, tiene que
convertirse en el guía de su propio proceso, no puede depender de un
psiquiatra o un psicólogo-Decía el joven.
-Yo estoy de acuerdo contigo, a mí me han aplicado varios test, varias
encuestas, varias entrevistas y yo lo que quiero es estar con mi pareja, eso es
todo, quiero vivir con ella en mi hacienda, sin que nadie me diga que es lo que
tengo que hacer ¿Eso es estar loco?-Siguió preguntándole Mateo, extrañado de
hablar más de lo usual.
El joven encendió otro cigarro y se disculpó de no haberle ofrecido uno
antes:
-Perdón ¿Quieres uno?
-No, yo no fumo-Respondió Mateo
-No fumas, ni tienes cara de tomar bebidas alcohólicas y ¿Drogas? ¿Has
consumido drogas?-siguió el joven con el interrogatorio
-Nunca-Respondió Mateo enfático.
El desconocido siguió con su exposición sobre la psicoterapia.
-Verás, nosotros tenemos que descubrir que cosas son las que nos
atormentan, tenemos que hacernos responsables de nuestro estado de ánimo,
no puedo permitir que otros que están afuera, tengan poder sobre mí y me
quiten el apetito, las ganas de vivir, no, yo tengo que alimentarme porque
tengo por quien vivir. Todos tenemos problemas, sin una historia personal es
imposible triunfar en la vida, pero tú eres quien eliges los pasos que vas a dar
para superarlo. Creo que debes honrar a los que te aman cuidándote-Le dijo el
joven derrochando sabiduría mientras veía descuidadamente el humo que salía
de su cigarro.
Mateo estaba comenzando a preocuparse porque estaba pasando el tiempo
y no lo llamaban a consulta.
-¿Será que la persona que está allí se extendió con el Doctor?-Preguntó
angustiado agregando-Tengo que estar en la biblioteca a las cuatro de la tarde,
ya comencé a asistir a mi terapia ocupacional.
-No te preocupes, aquí nadie te va a hacer daño a menos que tú te lo
busques ¿Estas en régimen de custodia legal, no?-Seguía extendiéndose el
joven, incorporándose en el asiento para desechar lo que quedaba del cigarro
que acababa de fumarse.
Mateo se sentía cómodo con la charla, aun cuando estaba profundizando en
temas de los que no había querido hablar con nadie antes, ni siquiera con
Frank.
-Entonces esta es tu realidad, tu aquí y tu ahora, una libertad limitada. Pero
insisto, tú decides si tienes por quien vivir, en tus manos están las armas para
sobrellevar tu presente y cumplir el plazo que libere tus cadenas.
Era cierto lo que el desconocido estaba diciendo, tenía razón y continuaba
con su disertación:
-Con el cuarto mandamiento que dice que debes honrar a tu padre y a tu
madre, muchos padres maltratados en su infancia dicen “quítate tú para
ponerme yo”, entonces el hijo cree que está en la obligación de obedecer a
ciegas, sin reflexionar si ese padre fue víctima de alguna agresión y ahora está
agrediendo a sus hijos.
Nuevamente las lágrimas brotaron de los ojos de Mateo, trataba de
limpiarlas y volvían a salir, entonces se restregaba con rabia, haciéndose daño,
su joven acompañante se dio cuenta del quiebre del joven y trató de cambiar
radicalmente la conversación:
-Hombre oxigéname, descríbeme a tu novia-Dijo tratando de pegarla,
buscando que el muchacho se abriera a hablar de lo que le gustaba, de
Amanda.
Efectivamente, al comenzar a hablar de ella, Mateo se fue recuperando, la
describió casi con los ojos cerrados “Ella es una de esas chicas que generan
tendencias, tu sabes, en la moda, con un estilo relajado, original cómodo
romántico medio hippie, pero con mucho glamour”.
Mientras hablaba suspiraba, “su ropa es fresca de telas suaves, le gusta el
color tierra, los ocre, el verde oliva que hace juego con el color de sus ojos y la
ropa de jeans, usa sandalias de cuero, y a veces botas, tiene el cabello largo y
siempre lo lleva al natural, rizado en las puntas, eventualmente se teje una
clineja para atar su melena”
El joven escuchaba la descripción de Mateo y se iba imaginando a la
traviesa profesora: “Usa muchas pulseras tejidas, brazaletes en el tobillo, a
veces lleva grandes aretes y se maquilla de manera muy natural”, continuaba
con su descripción.
El tiempo iba pasando y los dos jóvenes seguían enfrascados en su
conversación “Cuando está en casa usa monos deportivos o shorts de blue
jeans desgastados que la hacen ver preciosa, relajada y despreocupada.
-Vistes, tienes buenas razones para vivir, no te encierres en tu habitación,
has ejercicios, tienes infinidad de senderos a elegir, eres tu el que interviene en
tu destino-Le dijo el joven acompañante, satisfecho por la buena conversación.
-Verás, lo que más me gusta de ella es que se vuelve una niñita cuando la
consiento, se muestra inteligente frente a los retos, es valiente ante las
adversidades-Si vieras como se atrevió a gritarle a mi papá- Le advirtió
orgulloso- también es muy sexy cuando la provoco, dijo Mateo olvidándose
por completo de la pena que lo aquejaba.
Efectivamente el muchacho sentía que se había desahogado, tenía la
certeza de que se sentía mejor.
-Me gusta la gente que va tras sus sueños, pero me gusta más la gente que
es capaz de asumir las consecuencias de sus acciones-Le dijo de forma
aleccionadora el joven que lo interrogaba.
La intriga consumía a Mateo, nadie salía del consultorio, que en su puerta
tenía una placa que decía DR. NICOLAS ANTONETTI, PSIQUIATRA,
PSICOTERAPEUTA, entonces con gran timidez se decidió a levantarse y
tocar varias veces la puerta, hasta se atrevió a abrirla lentamente, observando
con sorpresa que no había nadie adentro de la oficina, de pronto se volvió
hacia su joven acompañante y se dio cuenta de que llevaba puesto un reloj, lo
cual no estaba permitido a los pacientes.
-¿Qué hora tienes? Le preguntó Mateo
-Las tres y cuarenta y cinco de la tarde-Contestó el joven
-¿A quién estas esperando tu?-Volvió a preguntarle Mateo en medio de un
gran suspenso.
-A ti, te estoy esperando a ti, yo soy Nicolás Antonetti y ese es mi
consultorio-Le dijo el joven médico con gran dulzura.
El asombro de Mateo fue interrumpido con la ruidosa llegada de Bernarda
-Dr. me da las indicaciones médicas de Mateo, por favor-Dijo la Matrona
-El está en un proceso de adaptación, deja que viva su duelo, por ahora no
lo voy a medicar-Advirtió el médico dirigiéndose en privado a la enfermera, a
quien previamente invitó a pasar a la oficina, mientras Mateo se quedaba
desconcertado afuera del consultorio.
No se despidió del médico, caminó como un verdadero zombi, custodiado
por la enfermera, el ascensor estaba ocupado y subieron por la escalera,
esperando después del grito de PUERTA, a que se fueran abriendo
mecánicamente las rejas de la entrada y la salida de la escalera que daba hacia
el primer piso, Mateo se dejó llevar por la enfermera que lo condujo hasta la
amplia biblioteca, el aire acondicionado hizo que se encogiera del frio y la
enfermera prometió traerle un suéter.
El jovencito tenía que registrarse en la dirección de la unidad, nombre,
lugar de vivienda y números telefónicos, entonces se dio cuenta que no se
acordaba de sus números telefónicos por lo cual se disculpó con la directora de
la biblioteca.
Le mostraron los catálogos y la lista que debía firmar todos los días,
solicitó que le indicaran donde quedaba la hemeroteca, quería pasar aquella
hora hojeando fotos de revistas porque no tenía capacidad para leer un solo
párrafo, solo quería que se consumiera aquella hora de terapia laboral, para
enfrentar otra hora de tortura en el comedor y poder pasar así finalmente a su
habitación.
Nunca como antes, quería estar en su cama, en su cuarto, mirando a la
pared, no quería hablar con nadie.
Bernarda observó el cambio en la conducta del joven, estaba en pleno
estado de desolación, entonces decidió hablar con el psiquiatra al día
siguiente:
-Dr. Nicolás ¿Qué pasó con el paciente de la habitación 13, Mateo
Monteverde?, es que está peor cada día, ayer vomitó toda la cena y hoy está
quebrantado-Dijo la enfermera.
A las nueve de la noche, de ese mismo día, Nicolás tocó la puerta del
cuarto y pidió permiso para pasar, sin obtener respuesta, sin embargo entró a la
habitación y pudo observar como el paciente levantó la cabeza intrigado.
-¿Te desperté?-Preguntó Nicolás
-Me imagino que estás en tu derecho, de despertarme, de engañarme, de
faltarme el respeto, de humillarme-Dijo Mateo visiblemente molesto
-¡Yo no te engañé en ningún momento!, salí de la oficina a fumar un
cigarro y las cosas se fueron dando de manera muy natural, yo no lo
planifiqué, ¿Tú me preguntaste mi nombre?, ¿Me preguntaste quien era? No,
solo estabas interesado en resolver que era lo que le ibas a decir al médico, tú
si tenias intenciones de engañarme, entonces ¿Dónde está la diferencia?-Dijo
el médico sin dejarle posibilidad de respuesta.
Nicolás observó que aun cuando estaba enojado el trato de Mateo seguía
siendo respetuoso, típico de una persona educada, cultivada, era reservado y
había faltado a su estilo, eso lo incomodaba, también le incomodaba el no
guardar las distancias, a las que estaba acostumbrado y como era lo común
muy difícilmente un paciente se comunica con fluidez con su médico
psiquiatra, sobre todo cuando este le es impuesto.
-Vine a disculparme si en alguna forma te falté y quería solicitar tu permiso
para visitar a Amanda- Le propuso el médico
Mateo se dio la vuelta, se impulso con sus manos y se incorporó
rápidamente en la cama, pero tan pronto como se entusiasmó, volvió a llenarse
de dudas
-¿Vas a seguir burlándote de mí, no fue suficiente?
Nicolás bajo la cabeza, apesadumbrado, sabía que había perdido la
credibilidad y solo una prueba de lealtad podía hacerle ganar nuevamente la
confianza del jovencito, lo peor de todo era que sabía que al salir de la
pequeña habitación, dejaría a aquel muchacho con el que extrañamente se
había sentido identificado, atormentado por la duda.

2. El Hijo de la Luz

El reordenamiento de las ideas del jovencito lo llevaron nuevamente a


imaginarse cómo sería el Centro de Detención Femenina al que habían
enviado a Amanda, así pasó toda la noche, mientrasen la práctica se trataba de
una instalación que albergaba a unas trescientas reclusas, en celdas húmedas y
con poca ventilación, la comida era de muy mala calidad, había problemas con
el suministro de agua y las duchas eran insuficientes para tantas personas.
Las edificaciones que constituían el penal contaban con dormitorios o
celdas, un comedor por pabellón, aulas de estudio, instalaciones deportivas y
de esparcimiento, áreas para visitas íntimas, familiar y de abogados, cocina
general, lavandería, talleres y una zona de regaderas o duchas, el servicio
médico estaba ubicado en la edificación donde operaba la administración del
penal.
Después de una semana de haberse realizado todos los exámenes Amanda
fue trasladada hasta el servicio médico, le tocó nuevamente ser esposada para
salir del área del penal y pasar al área administrativa por los largos y tortuosos
pasillos que dividían ambas edificaciones.
Una vez que entró a la oficina del Doctor Carlos Eduardo Suarez,
ginecólogo, le quitaron las esposas y le indicaron donde debía sentarse, en una
silla frente al escritorio del médico, la celadora le advirtió que debía colocar
las manos sobre la mesa, en un lugar visible, luego se dirigió al Doctor para
decirle que esperaría afuera, dejando a Amanda completamente avergonzada.
-¿Como esta, como se ha sentido? Dijo el médico respetuosamente
-Bien-contestó Amanda, no sin antes observar lo guapo y joven que era el
médico, tenía el cabello castaño, excesivamente corto para su gusto, peinado
con carrera de lado como un típico niño bueno, era joven de unos treinta y dos
años, llevaba puesto un uniforme médico compuesto por una bata y un
pantalón verde, con un estetoscopio guindando del cuello.
-Tengo buenas noticias para usted, está embarazada desde hace un mes
aproximadamente, por lo cual le sugiero notificar a su familia e iniciar el
control médico correspondiente-Le informó el Dr. Suarez con la mayor
delicadeza con la que pudo dar tal noticia
Amanda se quedo sorprendida, ¿Como pudo pasar?, ¿Cuando dejó de
cuidarse?, por su memoria pasaron todos los momentos íntimos vividos con
Mateo y recordó aquella noche de luna llena en la hacienda Utopía, en aquel
lugar sagrado y se dijo así misma, Bienvenido hijo de la luz
Mientras ella recordaba tan maravillosos momentos el médico se extendía
en explicaciones hasta mostrarle el primer ecosonograma que reflejaba la
incipiente figura de su bebe.
Más allá de lo que ella se pudo imaginar, un sentimiento de euforia
recorrió todo su ser, era un niño de su niño, con su sonrisa, con sus ojos color
ámbar, con sus pestañas, entonces apretó contra su pecho aquella fotografía de
su bebe e imploró fuerzas para enfrentar semejante reto, el Doctor Carlos
Eduardo, al ver tan conmovedora escena se acercó a su silla para infundirle
confianza:
-No debe preocuparse por nada, yo la voy a apoyar en todo lo que pueda,
profesora, aquí usted tendrá la oportunidad de tener un control pre y post natal
, podrá amamantar a su niño y verlo crecer sus primeros años de vida-Le dijo
el Doctor
-¿Cuántos?-Preguntó ella asustada, no había terminado de digerir la idea de
la existencia del bebé cuando ya tenía que prepararse para desprenderse de él
-Tres años-contestó el médico.
La evaluación psicológica era un tratamiento fundamental para las jóvenes
que concebían un embarazo no planificado.
-Aquí se le garantizará la salud no solo biológica, sino también emocional
y nutricional y como ya le dije su control pre y post natal- Le informó el
médico

3. Diagnóstico de Nicolás

Por otra parte, al otro extremo de tan lúgubre espacio, el Doctor Duran
Bermejo, Director del “Centro Terapéutico El Samán” lugar donde se
encontraba recluido Mateo, mandó a llamar al Dr. Nicolás a su oficina, quería
saber si se había hecho una idea de la problemática del joven Monteverde
-Su crisis ha estado variando-Diagnóstico Nicolás- ha sido invadido por
desagradables sentimientos como angustia tristeza e ira y cree que está
perdiendo el control de sus actos, por eso es que se incrementa su necesidad de
descargas motoras, ante la imposibilidad de encontrar una solución adecuada a
su problema. El tratará de buscar ayuda porque básicamente está cuestionando
el sistema de valores con el que fue criado.
-Si tiene una idea fija relacionada con la necesidad de de independizarse-
Agregó Durán.
-Sus hábitos de sueño y de alimentación se han trastornado en menos del
tiempo previsto para ello, en estos casos-Le informó Nicolás.
-En un segundo encuentro presentó un bloqueo emocional observé miedo,
vergüenza, ansiedad, llanto, ira, comenzando un círculo vicioso de respuestas
erróneas acompañadas de un sentimiento generalizado de incapacidad para
lograr sus objetivos, creo que está en la fase de negación, culpa y rabia-
Continuó Nicolás con su incipiente Diagnóstico.
-Me pidió que le cambiara de médico voy a remitirlo al Dr. Teodoro
Guzmán- Le dijo el Director del Centro Terapéutico El Samán
La noticia le impactó, el terapeuta nunca pensó que el jovencito se quejaría
por el abordaje que implementó en su caso.
-Realmente lo lamento-Contestó Nicolás-Estoy escribiendo mi libro y sé
que puedo ayudarlo y el también a mí, me gustaría tener una última sesión con
el si me lo permites.
-Por supuesto, pero no lo forces a escucharte, yo creo que está a nivel de
medicación.
Bernarda procedió a trasladar a Mateo a la consulta correspondiente con el
Dr. Nicolás informándole que era su última sesión con él ya que
posteriormente sería atendido por el Dr. Guzmán, el jovencito estaba tan
desmotivado, que se colocó un suéter y la acompaño respetuosamente sin
emitir una sola palabra.
La primera tarea que Nicolás se propuso fue la de asesorar a Mateo sobre
cómo debía transitar el largo camino de su estancia en un centro de reposo con
un sometimiento a estricto régimen de aislamiento, en su larga lista se planteó
como prioridad enseñarle técnicas de respiración y de relajamiento, también lo
incentivó al cultivo de relaciones positivas con sus celadores, y personal
médico y paramédico, le pidió refugiarse en el pensamiento y los recuerdos de
su familia de sus amigos de sus viajes de sus fiestas y celebraciones, de frases
agradables.
También le reiteró que no mantuviera bloqueados sus sentimientos hacia
los que lo estaban atendiendo que expresara todo lo que sentía, lo que lo
estaba afectando:
-Yo se que estas siendo víctima de una violencia institucional, pero te
invito a que lo compartas conmigo, así no estés bajo mi responsabilidad, o con
cualquier persona aquí que te ayude a fortalecerte frente a esta adversidad,
pero lo que quiero fundamentalmente, es que drenes todas esas emociones
para que no te ahogues, eso te permitirá escapar de todos los agentes
generadores del estrés y la ansiedad que te están produciendo el encierro y la
inmovilización, yo quisiera poder hablarte de otras cosas pero no lo haré hasta
estar seguro de que no te haré daño con la información que tengo que
suministrarte
Mateo lo escuchaba respetuosamente, pero ya el gusanillo de la
desconfianza estaba anidándose en su alma, no quería creer en él, se propuso
no volver a caer en su trampa, pero efectivamente ya Nicolás había entrado en
contacto con Amanda y sabía que estaba embarazada.
Sus dos visitas al consultorio le hicieron bien, sentía que estaba hablando
con un amigo, aun cuando no terminaba de disculparlo por haberlo engañado.
- Quiero que camines lo más que puedas, que practiques algunatécnica de
relajamiento, por ejemplo yoga, quiero que comas todo lo que puedas y que
ingieras los líquidos que te están suministrando en la medida de tus
posibilidades.
Bernarda se apareció en la puerta que estaba semi abierta y Mateo sintió lo
rápido que se había pasado la hora, por alguna razón no deseaba moverse de
allí, tenía ganas de disculparse con Nicolás pero su orgullo se lo impedía, una
mirada afectuosa fue todo lo que pudo brindarle.

4. Zona de Quiebre

En lo subsiguiente su actitud fue más positiva decidió hacer caso a las


recomendaciones de Nicolás y se inscribió en la terapia de ejercicios físicos
recibió rutinas de ejercicios funcionales, consumió comidas sólidas
balanceadas
Se le hizo un poco más fácil adaptarse a su nuevo sistema de vida, no se
cansaba, tenía suficiente resistencia, en esos dos primeros meses transcurridos
se había convertido en una persona con buena disposición que ayudaba a los
otros internos a mejorar sus condiciones físicas.
Mateo observó un cambio total en la estructura de su cuerpo, recuperó su
definición muscular, aproximadamente tres kilos de grasa corporal y lo sabía
porque en la clínica los pacientes eran pesados semanalmente, cuidar su
cuerpo era cuidar de sí mismo.
Por su parte, Amanda también hacía ejercicios, a pesar de sus tres meses de
embarazo tenía varios niveles de entrenamiento continuo, mínimo tres veces a
la semana aún cuando le costaba un poco el tema de la respiración, se había
convertido en una guía para las reclusas quienes sentían que cada día
aprendían más de su profesora de educación física.
Por el contrario los amigos de Mateo abandonaron el equipo de futbol y
pasaban gran parte de su tiempo libre acampando en las afueras del sanatorio
con pancartas de protesta, solicitando información de Mateo y permiso para
visitarlo, los escritos rezaban “No a la Incomunicación”, “Respeto a los
Derechos Humanos”, “No a la Discriminación por Edad”.
El Dr. Teodoro Guzmán, terapeuta que había sido asignado para atender a
Mateo, sabía que el joven no se estaba tomando los medicamentos que él había
sugerido, una especie de antiepilépticos que servían como neutralizantes de las
energías eléctricas que emana el cerebro, en líneas generales tranquilizantes,
era un hombre de unos cincuenta y ocho años, bajito, semi calvo, usaba lentes
de pasta negros con espesos cristales, impecable bata blanca proyectando la
imagen típica de un médico.
La primera cita con Mateo, fue un recital de su expediente: Fracaso
escolar, bajo rendimiento, llegaba tarde a casa, mantuvo relaciones
conflictivas con su familia, presentó una actitud oposicionista desafiante
contra su padre y contra las autoridades. Aquí ha reflejado inicialmente una
situación de ansiedad excesiva, mostrando resistencia a alimentarse, a dormir
bien, no se había integrado con el resto de los recluidos.
-Los medicamentos que le estoy recomendando son para que pueda dormir,
descansar y tranquilizarse-Le dijo el Dr. Guzmán a Mateo
Seguidamente entregó a la enfermera, después de firmar y sellar, los
diferentes récipes con las drogas recetadas y sus respectivas indicaciones.
No obstante, Mateo practicaba futbol y ayudaba en la jardinería, como
parte de su terapia ocupacional, eso le daba mayores oportunidades de entrar y
salir del edificio y observar como operaban los mecanismos de seguridad.
Pero así como el observaba igualmente estaba siendo observado, los
paramédicos también sabían que no se estaba tomando los medicamentos, pero
recibieron orden del director de no forzarlo mientras se mantuviera activo,
entretenido y con buena disposición para el descanso nocturno.
Eran días festivos, asueto de semana santa y el equipo laboral trabajaba por
turnos, muchos de los empleados salieron de vacaciones tanto el personal de
seguridad como algunos de los pacientes, los que estaban bajo el régimen legal
tenían que quedarse. Mateo no podía aún recibir visitas pero Daniel
Monteverde pidió verlo.
El Director, Dr. Gustavo Duran Bermejo, escogió un día en el que Mateo
estaba en la cancha practicando futbol, para que Daniel lo viera desde la
terraza, y allí estaba su muchacho, lo visualizó fuerte, corriendo
vigorosamente, con sus mejillas enrojecidas y sus rizos dorados brincando
junto a él, encerrado entre verjas electrificas, como siempre lo ha estado, pero
cada vez mas cercado, cada vez más vigilado, así permaneció, mirándolo
durante un largo rato mientras sus lagrimas rodaban por sus mejillas, se sentía
¿Culpable? ¿Responsable por lo que le estaba pasando? De pronto una caída
en la grama y una fuerte risa hizo que Mateo se acostara en la cancha y
aprovechara para divisar el edificio en toda su extensión, se preguntaba
quienes habitaban los otros pisos, se angustiaba al ver grandes ventanales
cubiertos con rejas y no veía a nadie tras de ellas luego mientras su mirada se
elevaba, ubicó allá en lo alto, la figura desconcertada de ¿Su Padre? No, era el
hombre que lo sacó de su hacienda para llevarlo a la ciudad, era el hombre que
le imponía reglas, el hombre que le decía que no a todo, el hombre que lo
separó de su amor querido, de pronto se levantó y echo a correr hacia el
edificio para intentar subir a la terraza, fue así como al querer montarse en el
ascensor, dos celadores lo detuvieron:
-Ya sabe que no puede entrar al ascensor sin acompañante ¿Hacia dónde se
dirige?- Le pregunto uno de ellos
-Mi papá está en la terraza, quiero subir-Dijo Mateo visiblemente agitado
-No puede, salga del ascensor por favor-Le dijo el celador, mientras Mateo
marcaba desesperado los botones para tratar de subir sin hacerle caso.
Los celadores procedieron a sacarlo del ascensor por la fuerza mientras él
aferrado a las barandas del elevador, lanzaba patadas de karate, derribando a
sus contrincantes, agarrándolos desprevenidos, mientras tanto la enfermera de
la recepción activo la alarma e inmediatamente dos celadores más, aparecieron
acompañados del Dr. Guzmán quien ordenó que lo inmovilizaran para
inyectarle un calmante. Lo sujetaron por las cuatro extremidades y aplastaron
su cuerpo contra el suelo, pero los gritos de Mateo hicieron que Nicolás saliera
de su oficina y en rápida carrera intervino a favor del jovencito:
-¿Qué pasa aquí? suéltenlo, el no es un paciente violento, déjenlo-Dijo
Nicolás tratando de protegerlo con su cuerpo
El Dr. Antonetti estaba profundamente extrañado ya que había logrado que
Mateo se adaptara a las normas de la institución a pesar de la severidad de las
medidas en su contra y la adversidad que lo había crucificado.
-Mi papá está en la terraza quiero verlo-Le dijo Mateo casi jadeante
-¿Cómo lo sabes?-Preguntó Nicolás mientras lo ayudaba a ponerse de pie.
-Porque lo vi desde la cancha, estaba practicando y lo vi con el Dr.
Gustavo
-Espérame en mi oficina y no salgas de allí hasta que yo llegue-Le dijo
Nicolás
-Dr. Antonetti….Le recuerdo que el joven es mi paciente y voy a
medicarlo-dijo el Dr. Guzmán dirigiéndose a Nicolás
-Está bien Dr. Guzmán, pero permítame primero verificar si lo que el
paciente me está diciendo es cierto, luego puede medicarlo si así se requiere-
Respondió con cierto grado de autoritarismo Nicolás, terminando de levantar
enérgicamente al muchacho del suelo y llevándoselo con esfuerzo a su oficina,
lo recostó en su sofá le colocó una manta por encima y le pidió que lo
esperara, cerrando la puerta con llave.
Al salir de su oficina y atravesar el pasillo que lo trasladaba a la recepción,
Nicolás escucho cuando uno de los vigilantes dio la orden por radio al oficial
de seguridad del director informándole que ya podían bajar, luego el ruido del
ascensor anunciaba que sus ocupantes estaban descendiendo a la primera
planta del edificio, así Nicolás pudo ver como el Dr. Gustavo Duran Bermejo,
se disponía a acompañar hasta el estacionamiento destinado a las visitas, a
aquel aristocrático hombre, que dejó una fragancia de perfume francés, cuando
pasó por la recepción y se detuvo con cierta curiosidad para contemplarlo.
-El es el Dr. Nicolás Antonetti, Médico Psiquiatra, está cursando su post
grado en el área de trastornos del comportamiento juvenil, fue quien primero
atendió a Mateo cuando llegó pero Mateo pidió que le cambiaran al médico
tratante-Dijo a manera de presentación el Dr. Duran a Daniel Monteverde.
Daniel le extendió la mano y le preguntó curioso que donde estaba su hijo
-En mi oficina, esperándolo-Le respondió Nicolás invitándolo sutilmente a
acompañarlo
El atribulado padre miró al Dr. Duran en búsqueda de aprobación:
-Te expones a que te pregunte por la muchacha ¿Tienes respuestas? Le
advirtió Duran
-Es inhumano que no lo vea, aquí se rompió el protocolo de actuación y
eso agitó al paciente y no es justo, precisamente cuando el ya estaba en
proceso de adaptación a una condena de aislamiento verdaderamente cruel-
Reclamó Nicolás.
El argumento del psiquiatra no convenció al director, no obstante aprobó la
reunión de Daniel con su hijo, guardándose todas las reservas.
El pasillo que conducía al cuartito donde esperaba su muchacho se le hizo
largo y tortuoso, quería correr y estrecharlo pronto en sus brazos, Nicolás
introdujo la llave en el cerrojo y detrás de la puerta estaba él, con los ojos
inundados de lágrimas, Daniel no aguantó más y abrazo a su niño con
verdadera ternura, padre e hijo se fundieron en un solo cuerpo.
-Sácame de aquí por favor-Le rogó Mateo ahogado en llanto
-Yo no puedo hijo, esta es un decisión judicial ¿Cómo te lo explico?-Le
respondió Daniel tratando de mostrarse lo menos severo posible.
-Sólo quiero ver a Amanda, yo regreso, te di mi palabra y la estoy
cumpliendo-Advirtió Mateo.
-Ella está bien, Maximiliano la está apoyando junto a dos abogados más
del bufete, no te preocupes más por eso-Trató de tranquilizarlo Daniel.
-¿Pero dónde está detenida? Insistía Mateo
-En un Centro de Reclusión Femenina-Respondió el padre, atribulado por
el interrogatorio.
-¿Por cuánto tiempo?-Era la pregunta que agobiaba a Mateo
-No lo sé hijo, no lo sé-Insistió Daniel fatigado.
-Quiero verla, ayúdame, es tu culpa, tu comenzaste todo esto, tienes que
ayudarme-Dijo Mateo levantando la voz y zarandeando con fuerza a Daniel.
-No te alteres hijo, no des motivos para que te maltraten-Le pidió Daniel
-A ti no te importa, jamás te importo mi felicidad, has destruido nuestras
vidas, ¡Nunca te lo voy a perdonar, me entiendes, nunca!- Gritó Mateo
totalmente fuera de control lo cual hizo que el Dr. Duran, el Dr. Guzmán y
Nicolás entraran a la oficina.
Mateo se desvaneció, pensaba que no iba a poder con tanta gente encima,
Daniel lo abrazó con fuerza, lo recostó en el sofá, se arrodilló tomando al
mismo tiempo con delicadeza su cabeza para colocarle debajo un cojín, le
recogió el cabello, despejó su rostro y besó su frente, entonces el Dr. Duran le
pidió que saliera de la oficina, Daniel se levantó suspiró profundamente y
pidió un estetoscopio prestado para auscultarlo, pero Duran insistió en que
saliera de inmediato antes de que despertara, salió pidiendo que lo atendieran
rápidamente , dejando allí parte de su corazón, Nicolás procedió a extenderlo
en todo el mueble, le retiró el cojín de la cabeza, le levanto un poco las piernas
colocándole el cojín debajo, le secó el sudor de la frente con una pequeña
toalla y le tomo la tensión arterial.
El médico logró estabilizarlo, mientras Duran acompañó a Daniel
Monteverde hasta la recepción, no quería irse hasta saber que Mateo estuviera
despierto y en buenas condiciones de salud.
El joven despertó poco a poco y volvió a la fase de la negación, se sentó en
el sofá con las manos en la cara, moviéndose nuevamente de atrás hacia
adelante, luego se agacho todo lo que pudo con las manos temblorosas entre
sus piernas bamboleándose de arriba hacia abajo en movimiento rítmico.
Nicolás compartió su momento de quiebre hasta esperar que el mismo
reconociera que estaba desbordado, quiso ser empático con su dolor, pero tenía
que conducir al joven a su realidad, tenía que a reconocer donde estaba, para
evitar desorganizaciones mentales, de que era lo que significaba él como
persona, corporalmente, emocionalmente socialmente y afectivamente.
Le prometió hacer redes sociales con el resto de su familia, con sus
amigos, con Amanda para conversar sobre ellos e intercambiar ayudas, le
sugirió que esa era una oportunidad que le ofrecía la vida para hacer de esa
situación un aprendizaje
Para Mateo, Nicolás significó la primera expresión humana que lo puso en
camino a la resilencia personal, le permitía hacer catarsis sobre lo que le
estaba ocurriendo, estaba identificando en él una voz de ayuda, el no quería
saber de nada ni de nadie en ese momento, había perdido la tranquilidad, la fe,
pero tenía la necesidad de dejarse ayudar y allí estaba él, Mateo no quería un
diagnóstico, solo sabía que él estaba allí y lo estaba acompañando en su pena.
Por su parte Nicolás trataba de aplicar todas las técnicas conocidas y
estudiadas para evitar la descompensación emocional del paciente, tales como
mantener la proximidad y tratar de convencer a Guzmán que el joven podía
mantener un funcionamiento autónomo y suficiente para evitar remitirlo a otro
piso.
Por lo pronto el paciente se sentía acompañado en su dolor y respetado en
sus derechos humanos, ideas y valores.
Superada la crisis, Nicolás sabía que debía pasar a la fase de la sedación
para evitar recaídas en lo inmediato, por eso lo invitó a tomarse un
antidepresivo y juntos subieron a la primera planta, habitación número trece
(13), sin almorzar prefirió recostarse, se sentó en la cama, se quitó los zapatos
deportivos con la ayuda de Bernarda que ya estaba al tanto de lo ocurrido y le
suministró un té tibio con leche en el cual diluyó un componente indicado por
el Dr. Guzmán para complementar el antidepresivo que ya había ingerido, lo
cual contrarió la voluntad del Dr. Antonetti quien siempre se opuso a la sobre
medicación de los pacientes.
Antes de acostarse Mateo miró por primera vez la ventana de su cuarto,
desde su cama trató de correr las cortinas y allí estaba la reja que había visto
desde abajo, más allá de la reja divisaba una gran diversidad de árboles
frutales que estaban sembrados en el hermoso jardín que él estaba ayudando a
cuidar, atravesado por blancas caminerias de cemento que conducían hacia las
residencias de los médicos, alumbradas en las tardes por grandes postes de
luces.
Entonces comprendió que el ruido que a veces sentía, era la brisa que
movía los arboles y las aves que trataban de cobijarse entre sus ramas y una
bandada de mariposas que revoloteaban frente a su ventana y en todos los
alrededores, si, eran las mariposas que entraban a su habitación y trataban de
llevárselo en sus alas hasta las ramas de los árboles y lo ayudaban a
acomodarse para no caerse del árbol…. pero no…. era él…. en su cama y las
mariposas eran Nicolás y Bernarda arropándolo y era él asumiendo una
posición fetal y era él aferrándose a su almohada y era el olor del champú que
emanaba del cabello de Amanda recién bañada que lo sofocaba y era él
cayendo en un sopor y sentía que le faltaba la respiración, y eran los sedantes
que estaban haciendo su efecto…. Luego… no sintió absolutamente nada.
Esa misma tarde el General Mateo Monteverde, quien se encontraba en
Caracas de vacaciones con motivo de la Semana Santa, decidió acudir al
consultorio del Dr. Ulises Marcano, viejo amigo, de profesión psiquiatra,
quien atendió a Daniel durante los primeros años después de haber sido
rescatado. Cada vez que el General sabía que Daniel se encontraba en una
encrucijada acudía a su consulta, como un paciente más:
-Cualquier experiencia negativa en la vida, cambia nuestras conexiones
cerebrales, y los hijos pueden tener ciertas experiencias de ansiedad o estrés
post traumático, porque sus padres han tenido alguna experiencia traumática,
también se dice que heredamos ciertos patrones y ciertos comportamientos por
experiencia de las generaciones anteriores-le dijo el viejo psiquiatra
-El estado de ansiedad que vivió Daniel después del secuestro fue
demasiado intenso, y se ha prolongado en el tiempo lo que ha hecho que el
nivel del trauma haya sido más severo de lo que sospechamos, no duerme, está
hiperactivo, tiene pesadillas y vive sobresaltado, viendo enemigos por todas
partes y agobiando a sus hijos con tanta vigilancia. Hoy en día se ha aislado
tanto que solo el trabajo y el cuidado de sus hijos son su única dedicación-Le
advirtió el General
-Claro y eso es discapacitante porque el miedo no te permite funcionar,
estas siempre nervioso entonces por un lado están las ideas y pensamientos y
por otro las sensaciones y experiencias- Afirmó el psiquiatra.
-Se cohíbe, evade las cosas, no disfruta de la vida y está sufriendo mucho
con lo de Mateo, reconoce que fue intolerante con el muchacho y eso lo tiene
malhumorado y triste-Dijo el General
-Eso es comprensible por el estado de vigilia en el que estuvo durante casi
tres meses, eso lo bloqueó y lo transformó en un paranoico ahora sus hijos
están sufriendo las consecuencias del fantasma del secuestro-Sentenció el
médico.
-¿Qué me recomiendas? –Preguntó el General
-La vida social, estar aislado es socialmente malo, produce más muertes,
tener optimismo como factor de protección intelectual y procura que duerma
bien, ¿Por qué no te lo llevas nuevamente para Estados Unidos y lo pones en
tratamiento en la clínica donde estuvo?-Respondió el médico, planteándole
igualmente una sugerencia.
-Estaba pensando en eso, total, a Mateo no se lo van a dejar ver
personalmente hasta dentro de cuatro meses más, aproximadamente-Concluyó
el General
Fue así como se gestó el retorno de Daniel Monteverde a Estados Unidos,
se fue con Patricia, su papá y su mamá, mientras Matías que era menor de
edad, se quedó, bajo la protección de su abuelo.
Si efectivamente Matías se había volcado a profundizar sus relaciones
personales con Gabriella Rondón Mijares, nieta de un General amigo de
Mateo Monteverde, Gabriella tenía también dos meses de embarazo y estaba
esperando gemelos. Cuando Daniel se enteró de la noticia estalló en llanto se
preguntaba así mismo que había hecho para merecer tanta indisciplina por
parte de sus hijos, el no se oponía a que se enamoraran, solo quería que sus
hijos estudiaran y se cuidaran de la peligrosidad que significaba la vida fuera
del hogar.
Ante una posible situación desmedida, Matías pidió protección ante un
Tribunal de Menores y su custodia le fue otorgada a su abuelo quien se lo
llevó a vivir en su casa y a su vez pidió un permiso a los padres de Gabriella,
quien también era menor de edad, para que ella se fuera a vivir con él mientras
formalizaban los trámites para su boda.
Mientras tanto, en la sala de reuniones del Centro Terapéutico El Samán,
fue convocada una Junta médica, a las cuatro de la tarde de ese mismo día en
que Mateo fue sedado por primera vez, para tratar varios casos, entre ellos el
del paciente Monteverde Lander:
-Tengo que informarles que en la mañana de hoy tuvimos dos bajas, el
enfermero Gutiérrez presentó fractura de Mandíbula y otros daños severos
mientras el celador Chacón, sufrió una distensión muscular en la pantorrilla y
hematomas en todo el cuerpo-advirtió el director del centro, iniciando así la
reunión.
-¿Cuáles son sus instrucciones con respecto al paciente Monteverde
Lander?-Preguntó el Dr. Guzmán
-Mis instrucciones son para ustedes los encargados de levantar el
expediente de los pacientes, menudo detallazo obviaron, se les pasó por alto
mencionar que el joven Monteverde era Cinta Negra de Karate, Jinete de un
potro salvaje al que domina a su antojo, conoce todo tipo de armas de fuego
cortas y largas, practica “Tiro al Blanco” maneja explosivos y posee diferentes
tipos de armas blancas- leyó el director de un informe elaborado con los datos
que obtuvo de Mateo Monteverde en una conversación telefónica sostenida
con su abuelo.
-¡Un terrorista!-exclamó alarmado el Dr. Teodoro Guzmán
-Señores, más respeto por favor-Pidió el Dr. Nicolás Antonetti
inclinándose un poco en su asiento.
Por su parte los médicos internistas encargados de elaborar el expediente
de Mateo Monteverde intervinieron excusándose:
-Señor, lo que pasó fue que su padre llenó las planillas y al parecer no
conoce bien los detalles de estas actividades, el muchacho fue criado por su
abuelo y por un protegido de su abuelo que trabaja como su guardaespaldas,
ellos son quienes realmente lo conocen, lo educaron y lo entrenaron para la
autodefensa personal, por las dificultades del medio que habitaban, el mismo
Dr. Monteverde fue objeto de un secuestro y eso marcó sus vidas-Expuso el
médico internista que recibió al paciente.
En la medida que avanzaba el tiempo más médicos se incorporaban a la
discusión, la Dra. Elena Silva, Psiquiatra encargada del segundo piso, hizo una
reflexión:
-Hay gente que cree que puede obtener los favores de Dios porque están
acostumbrados a comprar a su mujer e hijos con regalos y con una buena vida
para esconder su propia vida llena de problemas-Decía mostrando empatía con
el joven paciente, la galena.
-En este caso el padre pensó que compraría el afecto de sus hijos con
escuelas caras, fiestas viajes y ropa para tratar de justificar su ausencia sin
tener que rendir cuenta de sus malestares personales que lo limitaban en su rol
de padre, sus hijos tuvieron que sujetarse a ello, pedir la bendición y juzgarlo
como buena personas mientras los castraban por dentro-Dijo El Dr. Guzmán
en un tono irónico
-Bueno está bien, tomaremos una decisión en consenso, ¿Que sugieren en
relación al paciente?, dijo el Director para poner orden en la discusión.
-Sugiero que se le dé una segunda oportunidad y se le permita quedarse en
la primera planta-Fue la propuesta del Dr. Nicolás Antonetti.
-Aprobado por unanimidad-sentenció el Director, al ver que todos los
médicos levantaron la mano.
-También solicito autorización para retomar su caso-Planteo Nicolás
-Dr. Antonetti, en varias ocasiones usted ha dado muestras de violar la
neutralidad terapéutica, pero en este caso se pasó, yo voy a seguir atendiendo
al paciente y no me opongo a que usted lo visite o que él lo visite a usted, pero
me gustaría ser informado de todo lo referente al caso e iniciar un proceso de
medicación efectivo con el paciente porque considero que lo amerita-intervino
El Dr. Guzmán
-Aprobado-sentenció el Dr. Duran Bermejo al ver la mayoría de las manos
levantadas aun cuando una gran parte de los médicos se mantuvo en reserva
dando así un apoyo subliminal al Dr. Antonetti.
Eran las tres de la mañana del día siguiente, una leve disminución de
producción de la saliva, sequedad en la boca, sed, dificultad para tragar y
ganas de ir al baño despertaron al paciente. Abrió con pereza los ojos y divisó
la figura de Nicolás que levantándose de un sillón se acercaba para saludarlo:
-¿Cómo te sientes?-Pregunto el médico colocando una mano debajo de su
nuca para ayudarlo a inclinarse, ejerciendo una pequeña presión para
quesintiera que era real que se estaba despertando y que no estaba sólo ante su
estado de turbación.
-Necesito ir al baño-Respondió el jovencito.
-Siéntate lentamente, vas a sentir un poco de mareo, pero no es nada malo-
Le indicó el Doctor
Nicolás llamó a los enfermeros de guardia y estos levantaron en peso al
paciente y lo llevaron al baño, desde afuera se sentía el estruendoso ruido que
causaba el vomito, luego el trabajo de los enfermeros tratando de asearlo,
cambiando su ropa de andar por ropa de dormir, por último vio su rostro
iniciando un proceso en el que el palidecer no tenía marcha atrás.
El Centro Terapéutico “El Samán” era un lujoso espacio para personas de
clase media alta, con problemas de conducta, gozaba de servicios múltiples
entre ellos un equipo multidisciplinario de médicos, enfermeras y celadores,
una unidad en el marco de una atención médica primaria, unidad de cuidados
intensivos, servicios farmacéuticos, central de esterilización, cocina y
nutrición, unidad de terapia ocupacional, unidad psiquiátrica, laboratorio,
imágenes, banco de sangre, exploraciones gástricas, biblioteca, amplias
canchas deportivas y un joven capellán llamado Leonel que visitaba el Centro
asiduamente.
Mateo emergió del hechizo que significó su sedación y vio en la penumbra
de su habitación, los ojos claros, el cabello ensortijado, la sucia bata blanca de
su descuidado médico de cabecera.
El Dr. Antonetti le ofreció una taza de té con leche tibia (leyó en su recién
reelaborado expediente, que eso era lo que le gustaba tomar cuando se sentía
quebrantado), observó cómo le temblaban las manos ya que los efectos
secundarios de los medicamentos lo estaban consumiendo.
El joven estaba demacrado y divagaba alrededor de la habitación, con su
mente vacía, de pronto se sentó en la cama, tomó la taza y bebió su contenido
poco a poco mientras el Dr. Nicolás le anunciaba que esa mañana recibiría la
visita del Capellán Leonel (encargado de purificar las almas torturadas que se
encontraban internadas en el Centro).
Se volvió a poner de pie un poco para digerir lo consumido, se movía en
medio de sus limitaciones, con una serenidad tan pasmosa que Nicolás llego a
pensar que el joven se creía invulnerable, digno de ser servido, acostumbrado
a estar rodeado de un sequito de guardaespaldas, pero no era así, en ese
momento había distingos, el chico sabía que aquel hombre lo estaba
acompañando no por deber sino por empatía, Nicolás lo ayudó a recostarse
nuevamente, lo arropó y se sentó en un cómodo sillón, a cierta distancia de la
cama, sin emitir una sola palabra, ambos estaban conversando con los ojos y
eso sólo le pasaba con Frank, “No me dejes solo” parecía decirle Mateo
“Tranquilo, yo te voy a seguir acompañando, ya me puse cómodo” parecía ser
la respuesta de Nicolás, hubo en ese momento una transmisión de buena vibra
que le producía ese contacto visual, era como un lenguaje secreto, sin ninguna
limitación más que la inmovilidad de su cuerpo producto de los sedantes.
Con esa imagen en su mente, se volvió a quedar dormido, evocando las
escenas de vigilia que en su momento le brindaron su abuelo y Frank,
especialmente en aquella oportunidad cuandoa sus doce años de edad, fue
hospitalizado por las heridas que le causo haberse arrojado de su caballo
desbocado, poco a poco, recordó aquel día en el que se levantó a las cinco de
la mañana como de costumbre a acompañar al personal obrero, en el proceso
del ordeño de las vacas y luego se fue con el grupo compuesto por Frank,
Sebastián (hijo), Valderrama el caporal y el resto de los jornaleros a desayunar,
ese día podía participar en el arreo del ganado, porque era sábado y no tenía
que ir al colegio.
Efectivamente en ese aciago amanecer, salió adelante con la manada, tenía
la aprobación de Frank para hacerlo, pero observó que su caballo Bucéfalo
estaba desarrollando una velocidad inusual y sobrepasó en gran dimensión el
acompasamiento del ganado, Frank y sus hombres trataron de alcanzarlo pero
era inútil ante lo cual Frank le dio la orden de lanzarse del caballo
-¡Tírate!-gritaba Frank- ¡Es una orden!
-¡No puedo!- respondía el jovencito
Mateo estaba acostumbrado a que Bucéfalo se desbocara y el siempre
lograba controlarlo, creía que esta era una de esas ocasiones, pero era la
primera vez que Frank le hablaba en esos términos, estaba desesperado
gritando:
-¡Arrójate al suelo, suelta las riendas, es una orden!
Impresionado por las palabras de Frank, Mateo se lanzó al piso, el caballo
siguió su curso y la manada ya estaba controlada, durante la caída el chico se
golpeó la cabeza, sufrió aporreos en el muslo de la pierna derecha y fuerte
magulladuras en las costillas del mismo sector.
El golpe en la cabeza arrojó una herida en el lóbulo frontal derecho que
ameritó una sutura de de diez puntos, la sangre salió a borbotones, Frank lo
levantó del piso lo montó en su caballo y solicitó apoyo por tierra al resto del
personal de guardia, una camioneta se hizo presente y alcanzó a Frank a mitad
del camino.
Después del rescate se dirigieron a una clínica privada, en la sala de
emergencia pidieron la presencia de un familiar inmediato, Frank se
desesperó, esa fue una de las oportunidades en que quería gritar a todo el
mundo que ese era su hijo, cosa que corroboró cuando despojaron de su ropa
al niño para atenderlo y volvió a ver en su espalda el lunar que los unía.
En atención a la situación planteada llamaron a Don Jorge, mientras Mateo
no soltaba la mano de Frank durante los exámenes que le hicieron, no había
lesiones de gravedad pero lo sometieron a observación durante las cuarenta y
ocho horas que siguieron a su ingreso.
-No te asustes, ya pasó todo-Le decía el niño, jadeante a media voz, en
medio de su convalecencia al pobre hombre angustiado en que se había
convertido Frank
El acto de valentía del jovencito lo conmovió en lo más profundo y
comenzó a derramar unas copiosas lagrimas que se aprovechaban de la
inclinación de su rostro para rodar en caída libre sobre el cuerpo de Mateo, el
siguió inclinándose para poder escuchar lo que su muchacho quería decirle,
fue entonces cuando el niño para tratar de seguir distrayéndolo, tomó con la
mano que tenia desocupada, la figura de un Cristo de oro macizo que colgaba
en una cadena sobre su pecho y le preguntó:
-Frank, ¿Desde cuándo tienes esa cadena?
-Me la entregaron cuando mi papa se murió, él la usaba siempre y desde
entonces yo no he dejado de llevarla puesta-Le respondió el guardaespaldas
mientras se enjugaba las lágrimas y aclaraba su ronca voz.
-¿Crees en Dios?-Seguía preguntando el niño
-Sí, pienso que es un ser supremo, que nos creó, que nos cuida y protege
¿Y tú qué piensas?-Repreguntaba Frank entregándole el Cristo al niño quien
con delicadeza se lo llevo a los labios y lo besó.
No hubo respuesta porque Mateo se desvaneció de la fatiga, el médico lo
auscultó nuevamente y le recomendó reposar, le pidió a Frank que le advirtiera
de alguna incoherencia que pudiera observar en el hablar del niño, de la
presencia de mareos o de ganas de vomitar.
Cuando llegó Don Jorge se asustó de ver a Frank en franelilla blanca
manchada de sangre, la camisa se la había quitado para cubrir la frente de
Mateo.
El encuentro del viejo hacendado con su protegido fue conmovedor, se
abrazaron y Don Jorge sintió el temblor en el cuerpo de su hombre fuerte, su
hombre de confianza, aquel a quien había criado como su hijo y quien por
primera vez se abrazó llorando con su protector y le dijo gimiendo medio de
su preocupación:
-Fue mi culpa, yo le dije que se arrojara, yo lo dejé que fuera adelante
sabiendo que ese caballo es un pura sangre que desarrolla gran velocidad, el
me decía que podía controlarlo, pero yo me asusté.
-No hijo, tú no eres culpable, los tres somos responsables, Daniel me va a
matar-dijo Don Jorge
-No pasa nada Abue, estoy bien, no pasa nada, no lo llames-Intervino
Mateo desde su lecho de enfermo
-Ya viene en camino hijo-Le replicó el anciano
-Frank no me dejes solo quédate conmigo-Decía el niño asustado por las
represalias que pudiera tomar el papa.
El médico al observar la inquietud del paciente le ordenó reposo:
-Trata de relajarte, no debes fatigarte
Importaba y por muchas razones para Frank plantearle a Don Jorge en
privado, que necesitaba un favor especial, quería un examen de ADN, para
verificar si Mateo era su hijo porque temía que Daniel le prohibiera volver a
ver al niño y necesitaba un argumento legal que sustentara su paternidad.
El anciano tenía la sospecha de que el niño era de él, pero tampoco tenía
como probarlo, no obstante estaba en condiciones legales para autorizar el
examen:
-Déjame pensarlo, tengo que llamar a Maximilianoa ver qué opina, quédate
con él, voy a salir para coordinarlo todo.
De este modo Don Jorge solicitó aprobación de su abogado, Maximiliano
Lujan, quien le informó que el Poder Legal que tenía sobre el cuido del
jovencito era amplio y le permitía tomar esa medida pero le pidió como
prevención hiciera prometer a Frank que no revelaría la verdad, a menos que
fuera realmente necesario.
Durante su convalecencia el jovencito de doce años se apoyaba en su
abuelo y en Frank, estaba presentando problemas en el costado derecho,
fuertes dolores que controlaba con valentía. El Dr. no quiso vendarlo para no
incomodarlo más.
Al día siguiente de su hospitalización llegaron Daniel y Patricia, se
acercaron a la cama y trataron de acariciarlo, tenía el rostro hinchado y los
ojos hundidos bajo sombrías ojeras como mudos testigos de la fatiga que lo
agobiaba:
-¡Bendición!-dijo el niño a manera de saludo, sorprendiendo a sus padres
por su buena disposición
-¡Dios te bendiga mi ángel!... ¿Cómo te sientes?-Le dijo Patricia
-Bien, ya paso todo, estoy bien-Afirmó el jovencito
Daniel miraba fijamente a Don Jorge y a Frank, se preguntaba así mismo,
como era posible que hubieran permitido tal licencia a un niño de doce años,
era la barbarie total, por lo cual estaba decidido a llevarse al joven
directamente del hospital a Caracas, ya era hora de inscribirlo en un liceo en la
capital, para que recibiera otro tipo de formación, pero no estaba dispuesto a
hablar en ese momento, estaba alterado y no quería decir nada de lo que
después tuviera que arrepentirse.
A las cuarenta y ocho horas le dieron de alta en la sala de observaciones,
posteriormente fue trasladado al piso de hospitalización, allí se encontró con
su hermano Matías a quien tenía tiempo sin ver, También estaban los tres
Sebastianes, el abuelo el hijo y el nieto, los caporales obreros y técnicos de la
hacienda, hubo un ajetreo total, el cambio de camillas, la preguntadera, las
bromas del viejo Sebastián asegurando que el niño se había caído del caballo,
solo para verlo enfurecerse ya que Mateo se canso de advertir que no se había
caído, se arrojó por ordenes de Frank, era su discurso.
Al anochecer, la visita debía irse y solo una persona podía quedarse a
acompañar al paciente, era entonces cuando se producía el intercambio de
miradas entre Mateo y Frank “No te alejes” parecía decirle Mateo, “Aquí están
papa y mama, no puedo invadir sus espacios” parecía responderle Frank,
entonces el niño se desesperaba y apelaba al llanto sin dejar de mirarlo,
comenzaba con un proceso de hiperventilación que Daniel supo interpretar
muy bien por ser médico:
-No te angusties, tu mamá y yo nos vamos, pero tienes que aceptar que
durante el día de mañana Frank tiene que descansar, ¿vale?-Le sugirió Daniel
-Gracias papá, que tengan buenas noches-Respondió el consentido
muchacho
Y era así como se quedaba tranquilo, no obstante sabía que el castigo
estaba latente y que al salir de clínica tendría que hacer sus maletas para dejar
definitivamente la hacienda por un buen tiempo, entonces aprovechó de hablar
con su guardaespaldas a solas:
-No quiero que me dejes solo, necesito que vengas conmigo a Caracas-le
planteo el niño a Frank
-Daniel no ha hablado conmigo, hijo (Lo llamaba así de vez en cuando)
-Yo no me voy sin ti-Afirmó Mateo muy seguro de sí mismo
-Mañana vamos a almorzar juntos, ( Se refería a don Jorge, Daniel y
Patricia), probablemente vamos a negociar las condiciones de mi viaje-Le
respondió Frank en un vano intento por tranquilizarlo
-¿Qué significa eso? Preguntó el chico incorporándose tortuosamente en su
aposento
-No lo sé, digo yo, a lo mejor querrá un horario, una formalidad, no lo sé,
al fin y al cabo soy solo tu guardaespaldas y el es tu padre, el es el que decide.
Dicho esto último Frank se dedicó a sobar su frente cuidando de no
lastimar la herida, lanzaba sus dorados cabellos hacia atrás en un movimiento
rítmico y acompasado que fue generando sueño en el niño, quien se fue
quedando dormido ayudado por los efectos del sedante, se arropaba y se
desarropaba, trataba de encogerse en forma fetal pero el dolor se lo impedía y
era él inquieto en su cama y era él despertándose una y otra vez, y era él en esa
habitación del Centro Terapéutico El Samán y era otro el que lo acompañaba,
y era otro el amanecer.
Abrió sus ojos con dificultad mientras Bernarda lo ayudaba a incorporarse,
se sentía mareado, pero debía ir al baño, entonces se levantó con dificultad y
dio inicio a la rutina de aseo personal, al salir del baño ya el Dr. Nicolás se
había marchado, si, se fue, para dejarle a Bernarda el “trabajo sucio”, tenía que
convencerlo de tomar el tranquilizante que le recomendó el Dr. Teodoro
Guzmán, conjuntamente con el desayuno que consistía en galletas de soda,
mermelada avena y gelatina, todo en pequeñas porciones que Mateo ingirió de
buena gana pero se negó a tomar el tranquilizante:
-¿Puedo hablar con el Dr. Antonetti? –le dijo a Bernarda
-Ya se retiró a su residencia, esta tarde tiene consulta con sus pacientes,
voy a pedirle que te brinde un espacio, recuerda que tu ya no estás bajo su
responsabilidad-Le dijo Bernarda
Eso le dolió, que le dijera que ya no era su paciente era como decirle que
aquel hombre al que estaba agradecido ya no tenía ningún vínculo con él.
-Quédate en tu habitación descansando, pero debo reportar que no tomaste
tu medicamento y no se cuales puedan ser las consecuencias, hay un
enfermero y un celador en reposo médico por tu causa y eso te puede
perjudicar-Le advirtió Bernarda.
-¡Gracias!, te prometo que no voy a causarte molestias-Dijo el joven en
voz pausada y en un tono muy bajo, sintiéndose apenado.
El día transcurrió sin novedad, Bernarda coordinó con el Dr. Nicolás la
visita al paciente de la habitación Nro. 13:
-¿Desayunó?, ¿Se tomó el medicamento que le indicó Guzmán?-Preguntó
Nicolás
-Si se comió todo el desayuno pero no se tomó lo indicado, solo me dijo
que quería hablar con usted, ¿Cómo lo ve Dr.?-Pregunto Bernarda
-Lo veo bastante tranquilo, ecuánime y tú, ¿Cómo lo ves tú? -repreguntó el
medico
-“Agua quieta, pozo hondo”, así decía mi mamá para significar cuando la
quietud del agua oculta su profundidad-Respondió la resabida enfermera.
-No dejes de vigilarlo de cerca, por favor, ¿Cuál es su agenda de hoy?-
preguntó el psiquiatra
-El Dr. Guzmán está al tanto de que no se tomó el medicamento por lo cual
sugirió que lo mantuviera en la habitación bajo observación, hoy en la mañana
recibirá la visitadel Capellán Leonel y en la tarde la suya.
-Si, dice su expediente que es un buen católico, quizás eso lo reconforte un
poco, yo me estoy desocupando entre las cuatro y cinco de la tarde, a esa hora
podré subir a su habitación para que el no baje, debe estar muy débil.-
Concluyó el psiquiatra.
Mateo volvió a su cama y siguió recordando tratando de reordenar sus
ideas, toda reflexión se inscribía en el momento en el que dejó el llano para
irse a vivir ala ciudad, por eso trató de reconstruir el sueño que había tenido la
noche anterior.
De este modo, volvió a su mente la escena de los resultados de la reunión
en la que se definiría el futuro de la relación entre él y su guardaespaldas con
motivo de la mudanza a Caracas, los detalles se los contó su abuelo.
Aquella mañana salieron a almorzar Don Jorge, Patricia, Daniel y Frank en
el comedor de la clínica para no alejarse mucho del paciente, después de la
comida y el postre, de las incidencias y anécdotas sobre el accidente, Daniel
dio inicio al debate:
-Están consientes de que necesita carácter, ha sido consentido y hace lo
que quiere aun cuando pone en riesgo su integridad física-Dijo Daniel
refiriéndose a Mateo.
-Estamos de acuerdo…pero no podemos imponerle las cosas de manera
brusca…Frank se viene con nosotros y seguirá brindándole seguridad-Dijo
Don Jorge
-Pero nosotros necesitamos cierto grado de privacidad con el niño, por lo
menos mientras este dentro de la casa, lo que quiero decir es que podrán verse
sólo cuando él salga de la casa-Intervino Daniel.
Mientras se daba el debate Frank guardaba respetuosamente silencio a
sabiendas de que Don Jorge defendería su posición:
- ¡No estoy de acuerdo!, recuerda que Frank es como mi hijo, es más que
un empleado para mí y es como un padre para el muchacho, admito que no
duerma ni habite con ustedes en la casa, pero pasará con él durante el día todo
el tiempo que sea posible, mientras el niño comienza sus clases y se vaya
adaptando poco a poco a otros ambientes, a convivir con otro tipo de gente,
gente de su edad, quiero que vaya al club campestre para que siga ejercitando
la equitación aun cuando el espacio le resulte una cajita de fosforo, pero eso lo
distraerá mientras termina sus estudios de bachillerato y se decide por una
carrera universitaria.
-Claro papá-Intervino la hermosa Patricia, mientras se secaba la punta de
los ojos, de unas incipientes lágrimas que luchaban por arrancarle parte de su
esplendoroso maquillaje-Ellos podrán estar juntos el tiempo que sea necesario,
lo que trata de decirte Daniel es que necesita un espacio con el niño y esa paz
y tranquilidad se encuentra en el seno del hogar, en el calor de una cena, el
despertar para ir al colegio, acompañarnos en una noche lluviosa, hacer tareas
juntos.
-Por ahora y para concretar –Propuso Don Jorge-Viajaremos juntos, lo
haremos por tierra para llevar las mascotas del muchacho y porque así me lo
ha pedido, Frank dormirá en su habitación en la casa grande, pero acompañará
al niño en sus actividades diarias, hasta las seis de la tarde aproximadamente
¿De acuerdo?
La pareja matrimonial sabía que no tenían alternativas, que debían aceptar
la propuesta y que por lo menos el niño sería de ellos durante parte de la
mañana, las tardes y las noches.
Mientras conversaban se acercó el médico tratante para anunciarles que ya
debía estar finalizando el efecto del sedante que le suministro al paciente,
efectivamente tenían más de cuatro horas reunidos.
-¿Cuál sedante? ¿Cuándo? ¿Por qué?- Preguntó Frank sobresaltado en la
única intervención que tuvo a lo largo de la reunión
-Esta mañana se lastimó cuando trato de incorporarse para preguntar dónde
estaba usted, yo me comunique por teléfono con el Dr. Monteverde para que
me autorizara a sedarlo, pero sé que volverá a lastimarse cuando se despierte y
no lo vea en la habitación Sr Frank-Advirtió el médico de guardia.
El ambiente en el cuarto era de absoluto silencio, corrieron las persianas
para oscurecerlo un poco y apagaron las luces, Frank subió con el resto del
grupo, entro a la habitación e inmediatamente el niño trató de incorporarse
para verificar que era Frank el que estaba llegando y comenzó a hiperventilar,
Frank lo abrazo con ternura y en voz baja, le susurraba al oído:
-¿Qué paso? ¿Estás bien?
-Si-Respondió Mateo gimoteando
-¿Por qué no desayunaste?-Seguía preguntando Frank
Ante el interrogatorio Mateo levantó la vista para mirar a Daniel quien
durante la mañana dio orden de que no retiraran la bandeja con la comida.
-Es que se enfrió el desayuno-Respondió el jovencito atemorizado por las
represalias que pudiera tomar Daniel si confesaba que lo había obligado a
ingerir la comida así estuviera fría.
Frank y Don Jorge se indignaron y en cuanto tuvieron tiempo abordaron a
Daniel para preguntarle qué había pasado, por que el niño nunca antes había
rechazado su comida explicándole que para él, comer era un placer y no un
castigo a lo que Daniel respondió que el muchacho necesitaba un poco de
carácter, que estaba muy consentido y que no había querido comer porque
Frank no estaba en la habitación:
-Para algunas cosas quiere que lo traten como un adulto y para otras se
comporta como un niño menor de la edad que tiene, le dije que habíamos
hecho un trato, que tu irías a almorzar con nosotros después de tu descanso y
me respondió que él no había acordado nada conmigo que solo me dio las
gracias por permitirte quedarte esa noche-Dijo Daniel dirigiéndose
directamente a Frank.
Sumido entre el recuerdo de lo vivido y de lo contado por su abuelo Mateo
se sobresaltó cuando sintió que tocaban con fuerza la puerta de su habitación:
-¿Quién es?-Pregunto el joven sorprendido porque en el Centro
Terapéutico acostumbraban a tocar las puertas de las habitaciones y entraban
seguidamente sin esperar a que les dieran permiso para pasar
-Soy yo, el padre Leonel, ¿Se puede?
En efecto, era la visita que le había anunciado Bernarda, y que había
olvidado por completo, él que siempre se preparaba para enfrentar este tipo de
situaciones, se veía ahora desarmado frente a un completo extraño que
probablemente le haría preguntas de tipo personal, la cabeza comenzó a darle
vueltas, se sintió mareado, como era posible que la mañana hubiera
transcurrido tan rápido, entonces se incorporó en la cama y con dificultad
logró sentarse, se puso las pantuflas y lo invitó a pasar.
-Adelante Padre, siéntese por favor
-Mucho gusto Mateo, puedes llamarme Leonel-Dijo el Padre, tratando de
inspirarle confianza, seguidamente le estiró la mano y se la estrechó con
fuerza
-Acabo de levantarme, me disculpa si estoy un poco disperso-Advirtió
Mateo
-No te preocupes hijo seré breve, acabo de regresar de un viaje misionero y
me dijeron que eras un de los recién ingresados, ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
Preguntó el Padre
-No lo sé, no quiero pensar en eso-Contestó Mateo
-Me han contado que pasas por momentos difíciles hijo, he venido para
poner en manos de nuestra sagrada Virgen de Coromoto, tus alegrías y tus
tristezas, tus sufrimientos y tus esperanzas, vine a infundirte fe, a pedirte que
te entregues totalmente a Dios Nuestro Señor, que implores los dones del
Espíritu Santo para que te acompañe en tus necesidades-Mientras le decía esto
el padre volvió a tomar las manos de Mateo con los ojos cerrados entregado en
cuerpo y alma a sus plegarias
El ambiente en la habitación se había tornado cálido, Mateo observaba con
respeto la disposición del Padre Leonel mientras él seguía su sermón:
-Yo no puedo enseñarte a enfrentar y sanar tu dolor, pero si te puedo
asegurar que muchas de las personas que trabajan aquí pueden proporcionarte
conocimientos y sugerencias para ayudarte a recuperar los deseos de vivir en
plenitud, aun cuando los tiempos sean difíciles y a nivel espiritual, se que tus
heridas pueden acercarte más a Dios, pero tienes que confiar en su amor y
misericordia , tienes que poner mucho de tu parte para superar y sanar esta
situación que te aflige-Le expuso con vehemencia el Padre Leonel
Mateo, a toda respuesta, comenzaba a balancearse de atrás hacia adelante,
por sus mejillas rodaron dos grandes lágrimas, saco sus manos de entre sus
piernas para limpiarse el rostro y levantar la mirada para seguir escuchando al
padre
-Es importante que llores, no bloquees tu dolor, no te apenes, porque hasta
Jesús lloró, porque el sufrimiento te dará firmeza, pero no te desesperes, busca
ayuda que el tiempo pasa rápido y poco a poco vas a rescatar tu felicidad y tu
equilibrio emocional-Le sugirió el Padre
Mateo seguía silencioso, de vez en cuando levantaba la cabeza para mirarle
a los ojos y comenzó a detallarlo, era un hombre joven, de piel morena, pelo
negro, ojos castaños, estaba bronceado por su reciente viaje al Brasil y estaba
marcado por las picaduras de los mosquitos, mientras tanto el padre
continuaba hablándole en tono de rezo
-Yo no te voy a importunar más, pero quiero que sepas que no te voy a
dejar solo, no te voy a desamparar voy a interceder por ti ante Dios Nuestro
Señor a través de mis oraciones, porque yo creo en el poder de la oración para
sanar el dolor y te invito a que vayas este domingo a la misa, anímate amigo y
ven a rezar conmigo.
Dicho esto último, el padre sacó entre sus cosas un pequeño rosario de diez
cuentas marrones, que acompañaría a Mateo durante toda su permanencia en
el sanatorio, le dijo que los había traído del Brasil para la evangelización, lo
zarandeó tratando de sacarlo de su mutismo, se despidió con un fuerte abrazo,
le echó la bendición y le recordó que debía comer bien, alimentarse para poder
hacer frente a todo, porque Cristo era quien lo sostenía, pero él debía alimentar
su cuerpo.
No le hizo preguntas incómodas, seguramente ya había leído también su
“Expediente”, al salir dejo la puerta entreabierta, dos enfermeros pasaron con
una bandeja con el almuerzo de Mateo, pero él no tenía hambre, necesitaba
hablar con Nicolás y la visita del padre lo dejo fatigado, en lo más profundo de
su ser tenía ganas de volar la bandeja por los aires y salir corriendo de allí,
quería estar en la hacienda de su abuelo, con el amor de su vida, bañarse en la
cascada con ella, saborear sus labios, respirar su aroma fresco de almizcle,
aspirar sus inciensos, perderse entre sus brazos, pero una fuerte voz lo hizo
volver a la realidad:
-Siéntese por favor-le dijo uno de los enfermeros.
Mateo se sintió intimidado y le respondió
-No quiero
-Tiene que comer, es una orden-Repitió el enfermero
-No quiero, salga de mi habitación por favor-Respondió Mateo
-Debe tomar este medicamento-Siguió indicándole el enfermero.
Estuvieron forcejeando durante un buen rato, lo que hizo que Mateo se
desesperara, se sentía acorralado, ahogado y comenzó a hiperventilar, los
enfermeros salieron y acto seguido apareció Bernarda:
-Qué te pasa hijo, apenas si te desayunaste, fue muy poco, aquí necesitas
comer, debes tomar medicamentos y necesitas comer-Le decía la vieja
enfermera.
-No tengo apetito, necesito hablar con el Dr. Antonetti, por favor-Le rogó
el atribulado muchacho
-El tiene que atender a otros pacientes, cuando termine va a subir a verte,
pero mientras tanto tienes que comer algo-Insistió Bernarda
La comida se veía apetitosa, al destapar la bandeja se encontró con una
milanesa de pollo a la plancha, una pequeña porción de ensalada de vegetales
y puré de papas, el jovencito, comenzó a comer poco a poco y terminó
consumiendo todos los alimentos, pero se negó a ingerir la pastilla que
acompañaba el ”menú”
-Está bien, me voy si me prometes que la pastilla que te toca esta noche si
te la vas a tomar, necesitas relajarte para poder dormir bien-Le rogó Bernarda
No obtuvo una respuesta del muchacho, solo una mirada enternecedora que
la compró por completo. Ella lo ayudó a ir al baño para asearse y lo invitó a
salir un rato de la habitación para digerir el almuerzo le sugirió que viera un
poco de televisión y él le pidió que por favor lo dejara quedarse en su cuarto,
quería estar solo.
Algo nuevo lo acompañaba, el rosario que le regaló el Padre Leonel, trató
de caminar por el cuarto mientras hacía la digestión pero la fatiga moral lo
obligó nuevamente a caer en su cama mirando hacia la pared, hacia la nada,
perforaba el aire con sus ojos, esos ojos color miel que se anegaban en llanto
con tanta facilidad, quería retomar su historia, desde la perspectiva más
general, todos los ratos que debiera pasar en ese lugar los pasaría recordando
todos y cada uno de los pasos que dio, para llegar hasta allí.
Entonces se veía en la carretera, con la caravana que lo trasladaba del llano
hasta su casa en Caracas, iba en una camioneta confortable usando solo el
puesto de atrás del conductor con un par de almohadas, adelante venían
sentados el chofer y Frank, que lo miraba por el espejo retrovisor con su carita
pegada al cristal llorando en silencio, sus mascotas (el gato Brando y su perro
Bruno) venían en la parte de atrás de la camioneta y de vez en cuando se
pasaban a su asiento para juguetear con el
Cuando llegaron al primer restaurant, había vigilancia militar brindando
protección a la caravana de los Monteverde Lander, Mateo se bajó de la
camioneta con facilidad, fue al baño acompañado de su padre quien aprovechó
para revisar su estado de salud, las mascotas debidamente identificadas
revoloteaban por todo el espacio abierto, dedicado a la venta de comida típica
de la región, cachapas, cochino frito y arepas de maíz pilado preparadas sobre
leña y fogón.
Al regresar a la mesa, Mateo preguntó si podía pedir para comer todo el
menú de siempre, mientras sus familiares sonreían satisfechos de saber que
mantenía intacto su buen apetito.
Las mascotas se ubicaron a su alrededor, mientras el chico las alimentaba
con cierta dificultad de movimiento, su padre le quito las vendas que habían
colocado sobre sus costillas, para que pudiera comer a gusto.
Frank no dejaba de verlo y de vigilar el espacio que los rodeaba, daba
órdenes por radio, se aseguraba de que el personal de seguridad pudiera
turnarse para comer, también estaba pendiente de los enseres del aseo personal
de Mateo que estaban bajo la responsabilidad de una enfermera que habían
contratado.
Al terminar de comer Mateo quiso asearse y Patricia se ofreció a
acompañarlo junto a la enfermera, le ayudó a cepillarse los dientes, limpió su
cuello y frente con toallitas aromáticas en un rústico lavamanos que estaba al
final del restaurant, cepilló y besó su cabello y le dijo en voz baja que lo había
extrañado mucho:
-Déjame acercarme hijo, permíteme recuperar el tiempo perdido-Le rogó
Patricia.
-No llores, que te ves viejita-Le decía el chico, comprometido con el
rescate de la compostura de aquella bella dama que era su madre.
Regresaron a la mesa, el niño se apoyaba en una muleta que le facilitó
ubicarse tras la silla de Frank y lo sorprendió rodeando su cuello con sus
brazos, luego lo besó en la mejilla y dijo en voz alta que estaba listo, mientras
el resto de los miembros de la familia discutían la cantidad de comida que
pedirían para llevar a las dos casas, siempre llevaban para el personal de
servicio comida y dulces de la venta en la carretera, mientras, por su parte, el
equipo de vigilancia terminaba de almorzar.
Daniel recibió llamada de su papá, el General Mateo Monteverde, para
verificar si había recibido apoyo de custodia militar, efectivamente todo estaba
bajo control, el ambiente era cálido y la gente afable observaba con asombro el
despliegue de seguridad y vigilancia.
Los niños se sentían cómodos a pesar del clima caluroso, ellos estaban
vestidos deportivamente con monos de lana, franelas, zapatos de goma y
gorras de sus equipos de beisbol favoritos.
Al momento de la retirada Mateo tuvo cierta dificultad para abordar el
vehículo, ya que la camioneta era alta y no tenía suficiente fuerza para
enfrentar la subida, para ello, uno de los guardaespaldas entró primero en el
asiento de atrás y lo levantó a pulso, el niño derramó dos pequeñas lágrimas
sin quejarse, mientras Daniel se ofreció para inyectarle un calmante, a lo que
el jovencito se negó, quería disfrutar de su viaje despierto aun cuando a ratos
lo invadiera la nostalgia de la despedida.
Una vez estabilizado en su ánimo, el mismo niño dio la orden para que
arrancara la caravana rumbo a Caracas, no sin antes invitar a su hermano a que
lo acompañara y aun cuando por medidas de seguridad a Daniel no le gustaba
que los dos jóvenes viajaran en un mismo vehículo, aceptó que Matías se
sentara al lado de su hermano Mateo.
Los temas de conversación eran variados, hablaron de deporte, de comidas
de películas y series hasta que Mateo abordó el tema de las relaciones con su
padre:
-¿Qué tal te la llevas con papá?
-Bien, es sobreprotector, pero es muy bueno y te quiere mucho-Le
respondió Matías.
-¿Y tu como lo sabes?-Repreguntó Mateo
-Porque siempre te recuerda y siempre quiso mandar a buscarte, pero dice
que se le partía el alma ver como llorabas porque no te querías ir de la
hacienda, esto de tu caída del caballo, la necesidad de venirse a Venezuela
para atender la Clínica Monteverde, sus deseos de que estudiemos en el
colegio donde el estudió, le dio la oportunidad para decidirse definitivamente.
Mientras los jovencitos hablaban, Frank se mantenía atento a las
vicisitudes del camino sin dejar de ver por el retrovisor la actitud melancólica
de Mateo que casi absorbía el paisaje con su mirada.
El arribo a Caracas se produjo cuando el sol casi se hunde entre un grupo
de nubes que desbordaban su ropaje en una hermosa gama de colores
anunciando la caída del día y al hacerlo advertía la llegada de la noche.
Las luces brillantes de la capital, el corneteo de los vehículos, las grandes
autopistas eran el símbolo de la metrópolis, un gran cola de carros, retardo en
el tráfico, cansancio y estrés comenzaron a desdibujar lo que sería su nueva
vida en la capital, luego al final de una avenida principal se divisaba los
grandes muros de la quinta “Utopía”, una pesada reja se abría para dar paso a
la caravana de vehículos, dentro del complejo habitacional las dos casas
encendieron todas sus luces para dar la bienvenida a sus habitantes.
La primera casa era la de la familia compuesta por Daniel Patricia, Nanita
y sus hijos, la segunda, la más grande era habitada por Don Jorge, Frank el
resto del personal de seguridad y las mascotas de Mateo;
-Que tengas buenas noches hijo-Le dijo Frank a Mateo después de
ayudarlo a bajar de la camioneta, se lo dijo en voz baja, era la primera vez que
se separaban en toda su vida.
Mateo se fijó, extrañado, en su abuelo, solicitando una explicación con la
mirada, él pensaba que Frank se quedaría a dormir en la misma casa donde
dormiría él, por su parte Don Jorge le recuerda lo hablado, las razones por las
cuales Frank debía vivir en la casa grande, no sin antes prometerle que
desayunarían todos juntos al día siguiente.
El desembarco del equipaje, el saludo del personal de servicio, subir a ver
su habitación amplia, cómoda, confortable, moderna, bien decorada, lo distrajo
un poco mientras Don Jorge y Frank se despedían para irse a la casa de atrás,
la casa grande.
Daniel mezclo un poco de sedante en el té con leche que se tomó el niño
con lo cual durmió su primera noche sin su abuelo y sin Frank, largo y corrido,
al levantarse lo ayudaron a su aseo personal y lo invitaron a bajar al comedor,
donde lo aguardaba la sorpresa de ver a sus seres queridos reunidos, la agenda
del día era desayunar juntos y subir a la casa grande para ayudar con los
preparativos de la fiesta de bienvenida para Mateo y Matías
Era una fiesta a la orilla de la fabulosa piscina, a la que asistieron viejos y
nuevos amigos de Patricia y del Dr. Daniel Monteverde, el hermano del
médico Darío Monteverde, su esposa e hijos Alejandro y Diego, el abogado de
la familia Dr. Maximiliano Lujan su esposa e hijo Máximo, el Dr. Roberto
Martin, esposa e hijo, El Medico Arturo Sandoval e hijo, el Banquero Marcos
Vinicio Arias e hijo, y el psiquiatra Ulises Marcano, entre los principales
invitados, todos ellos pasarían a ser parte del entorno inmediato de los jóvenes
Mateo y Matías. Ya que los hijos de los amigos de sus padres estudiaban en el
mismo colegio donde Matías culminaría su primaria y Mateo comenzaría sus
estudios de secundaria.
La empatía entre Mateo y Máximo comenzó con su afición por el juego de
futbolito de mesa, ambos pasaron varias horas jugando aun cuando a Mateo se
le dificultaba un poco por su lesión en la costilla, también conversaron sobre la
afición de Max por el surfing y quedaron en ponerse de acuerdo para
practicarlo juntos, (como siempre Mateo se interesaba por actividades
deportivas de alto riesgo y Daniel se inquietaba cada vez más por sus gustos).
Los fuertes toquidos en la puerta, sacaron nuevamente a Mateo de sus
recuerdos, eran las cuatro de la tarde y tal como se lo prometió, el Dr. Nicolás
Antonetti estaba en su habitación, todo despeinado con un fuerte olor a
cigarro, bañado en sudor porque había subido las escaleras corriendo:
-Me dijo Bernarda que querías hablar conmigo-Dijo el galeno
Mateo se incorporó lentamente y vio como ya Nicolás se encontraba dentro
de su cuarto, instalado en el sillón destinado para las visitas, seguidamente se
sentó en la cama, se arreglo la cabellera despeinada, se paso una mano por el
rostro para despejarse y le planteó:
-Te compro la idea de ir a visitar a Amanda, es más te ruego que
establezcas contacto con ella y le digas que no me dejan visitarla ni escribirle,
ni llamarla
-Escribirle si puedes, yo puedo llevarle tus cartas y traerte las que ella te
escriba, pero eso es entre tú y yo, no puedes decirle esto a nadie, porque me
metes en un problemón-Dijo el médico a manera de confidencia.
-Si eso te compromete no lo hagas, solo quiero que le lleves mis mensajes,
soy malo para escribir cosas-Le respondió Mateo
-Quiero hacerte una pregunta, no sé si soy indiscreto pero ¿Quién es
Frank? Preguntó Nicolás
-¿Por qué me lo preguntas?-Repreguntó Mateo
-Porque anoche no dejaste de nombrarlo, lo llamabas a él y a tu abuelo-
Contestó Nicolás
-Trabajaba como mi guardaespaldas, pero descubrí que él es mi verdadero
padre-Dijo Mateo, rompiendo su promesa a Frank de que no revelaría ese
secreto.
-¡No te lo puedo creer!, entonces ¿Por qué Daniel Monteverde se conduce
como tu padre? –Volvió a preguntar el médico
-Es una historia larga, no sé si tienes tiempo para contártela-Le respondió
Mateo
En pocas palabras le comentó que su mamá, Patricia Monteverde Lander
no tuvo el valor de decirle a Daniel Monteverde Villarroel, su esposo recién
secuestrado, que el hijo que estaba esperando no era de él, fue así como
comenzó una bella relación de amistad con su psiquiatra, confesándole un
secreto de familia y pidiéndole que por encima de todas las cosas tratara de
comunicarse con Frank con su abuelo y con Amanda para decirles que los
amaba, que los extrañaba y que no veía la hora en que pudieran volver a estar
juntos.


5. Primer Intento de Fuga del Centro Terapéutico

Con la llegada de la noche llegaba el cambio de turno para el personal de


guardia del Centro Terapéutico “El Samán”, Bernarda entró a la habitación
para despedirse y con ella se fue el Dr. Antonetti.
La cena estaba servida, croquetas de atún, con papas al vapor y una pastilla
que Mateo pudo haber arrojado al lavamanos pero lo analizó mejor, la
necesitaba para descansar la mente y la ingirió cayendo, pocos minutos
después, fulminado por el sueño, en su cama mientras recordaba las últimas
palabras de Nicolás:
“Cuando te sientas abrumado por las acciones negativas de quienes tienen
peso sobre ti, mira hacia tus reservas morales que han moldeado tu
comportamiento (educación, fe, formación) para que puedas estar en
capacidad de responder.”
La nada lo envolvía, sentía la cabeza pesada, los ojos le picaban se le
estaban irritando porque se estaba resistiendo al efecto del sedante, quería
grabar en su memoria las palabras de Nicolás:
“Mantente tranquilo, no te alteres, desarrolla buenos pensamientos, trata de
conocerte a ti mismo, aprende de tus errores, no te estoy pidiendo que te
juzgues ni te critiques, solo que aprendas de tus errores para que no vuelvas a
cometerlos”.
El jovencito continuaba resistiéndose al sedante, sentía que se estaba
ahogando, e insistía en escuchar esa voz interna que le repetía lo que le dijo su
psiquiatra:
“A mí me interesas tu, tus deseos, tus temores, tu razón y tus pasiones tu
disposición para el bien y para el mal, deseo indagar sobre la dinámica de los
procesos psicológicos que operan dentro de ti, del mismo modo que deseo
entender el marco de la cultura de quien está intentando moldearte por la vía
de la coacción y que ahora resulta ser que no es tu padre, resulta que el
también está viviendo su propio trastorno psíquico y ha organizado sus
delirios de manera progresiva centrando en ti su ideas delirantes, su delirium
tremens”.
Eso último se le quedo marcado en la memoria, él, era el sujeto del
delirium tremens de su padre, delirium tremens… delirium tremens…..y allí
sucumbió.
Al día siguiente, al levantarse, se dio cuenta de que sus pensamientos se
estaban convirtiendo en disparates, se estaba acostumbrando al habito de
aceptarlos con indiferencia, a padecerlos en la tranquilidad de su habitación, a
sus susurros que se perdían en la nada….Delirium Tremens… se repetía una y
otra vez, pero no podía permitir que el tiempo pasara y que los medicamentos
que le estaban suministrando borraran sus recuerdos, entonces trataría de
guardar en su memoria un sitio para su amada, donde no llegara el desvarío, ni
la locura ni el delirio, su amor sería su fortaleza su razón para seguir cuerdo,
para seguir luchando.
Otro espacio lo guardaría para sus reclamos a las agresiones de las que
estaba siendo víctima, ¿Se cubriría de odio? ¿Se vengaría de lo que les estaban
haciendo?, estaba librando una batalla interior que lo fatigaba, había crecido
sintiéndose amado y le sobraba el amor para dar por lo tanto debía desafiar a
la intolerancia que lo estaba convirtiendo en el fantasma de un secuestro.
El joven que hacía la limpieza de las habitaciones era muy peculiar, usaba
el cabello tan largo como él y tenía su misma estatura y porte, Mateo se daba
cuenta que cuando revisaba sus franelas para colocarlas en la bolsa de la ropa
que debía llevar a la lavandería se quedaba extasiado viéndolas, también
detallaba sus blue jeans y le preguntaba que donde los compraba, que si eran
in, que si eran costosos entre otras cosas.
Era fácil seguir su ruta, trabajaba medio turno, se incorporaba a su jornada
laboral al mediodía y se iba en el transporte de la tarde, entraba a los pasillos
gritando Puerta y las rejas se abrían, luego se ponía su uniforme recogía toda
la ropa del piso y cumplía la misma rutina en los otros pisos hasta las cinco de
la tarde, hora en la que abordaba el transporte, solo lo identificaba un carnet
gigantesco que guindaba en su cuello atado a una cinta de color verde:
-¿Cómo te llamas?-Le preguntó Mateo en una oportunidad
-Jairo ¿Y tú?-Repreguntó el joven empleado
-Mateo
-¿Estás aquí por problemas con las drogas?-Preguntó Jairo
-No, es una historia larga y estoy fatigado, ¿Te gusta mi ropa?-volvió a
preguntar Mateo
-Si, está muy nice, debe costar un billete-aseguró Jairo
-¿Cuántos años tienes?- dijo Mateo en tono de interrogatorio
-27 años contestó Jairo
Mateo conocía perfectamente de técnicas disuasivas para ganarse a un
empleado, el viejo Sebastián las aplicaba para ganarse a los obreros: “Es mejor
ganarlos con miel y no con hiel”. Tenía planificado sobornar a Jairo para que
lo ayudara a escaparse del Centro Terapéutico, solo por el tiempo suficiente
para llegar hasta donde estaba Amanda, razón por la cual pasó noches en vela,
planificando la huida, días durante los cuales dejó de tomar el medicamento.
Fraguó junto con el joven, un acuerdo sustentado en una fuerte cantidad
monetaria en efectivo que sería cancelada una vez estuviera fuera del recinto,
para ello dispondría de todos sus ahorros, ubicados en un lugar estratégico de
su habitación en la “Mansión Utopía”:
-Te voy a atar las manos, los pies y te voy a amordazar, te quedarás en el
baño hasta que te encuentren, para ese entonces yo deberé estar fuera de este
lugar-Le instruyó Mateo
-¿Qué voy a decir cuando me rescaten?-Consultó Jairo
-Que yo te forcé y créeme que puedo hacerlo-Adujo Mateo volteándose
repentinamente y doblando el brazo de Jairo, obligándolo a ponerse de
rodillas.
El plan se desarrolló sin novedad y Mateo pudo salir del Centro, solo hasta
la entrada principal, allí, justo en la alcabala, el autobús se detuvo unos
cuantos minutos, una camioneta de la empresa de seguridad que vigila las
áreas externas del Centro Terapéutico se estacionó a un lado de la caseta de
vigilancia, dos de sus miembros se bajaron a una velocidad inusual ingresaron
al autobús y se dirigieron directamente a Mateo, le pidieron que se bajara de la
unidad y que mostrara sus credenciales, luego le pidieron que abordara la
camioneta donde tuvo que sentarse entre dos fornidos agentes de seguridad.
Al llegar a la sala de recepción del centro, dos enfermeros y dos celadores
lo estaban esperando:
-Es él-dijeron al mismo tiempo, refiriéndose a Mateo
Lo tomaron por un brazo lo montaron en el ascensor sin dirigirle la palabra
y marcaron el botón que indicaba que se quedarían en el piso número dos.
El segundo piso presentaba un ambiente sombrío, triste, todo estaba
pintado de blanco, no se sentía ruido de ningún tipo estaba compuesto de
varias habitaciones con aspecto de hospital, cada puerta tenía en su parte
superior un recuadro con un cristal cubierto por una rejilla de metal en su parte
interna, que permitía la vista hacia el interior de los cuartos, no había aéreas
recreativas ni espacios para compartir, en el medio de un gran salón estaba la
enfermería, allílo atendió la Dra. Elena Silva, tenía un aspecto varonil, cabello
y uñas cortas, cintura cuadrada, zapatos tipo mocasín, blue jeans de talle alto y
una camisa de cuello duro y mangas largas, cubierta por una gran bata médica
blanca, le pidió que se sentara, le subió la manga de la camisa con rapidez y
fiereza, tomo su tensión arterial, luego revisó su respiración, los latidos de su
corazón y le entrego un vasito con agua y tres pastillitas ante lo cual Mateo se
asustó:
-Solo vas a dormir un poco, eso es todo-fueron las únicas palabras que dijo
la Dra.
Mateo se resistió y dos grandes celadores lo obligaron a sentarse
nuevamente en la silla reclinable, llevaron su cabeza hacia atrás con tanta
fuerza que lo dejaron prácticamente inmóvil, sostuvieron sus brazos y piernas,
le obligaron a abrir la boca y le hicieron tragar las tres pastillas de diferentes
colores y tamaños. El jovencito se atragantó, tosió hasta el cansancio tratando
de vomitarlas y volvieron a obligarlo a llevar la cabeza hacia atrás, esta vez lo
tiraron fuertemente del cabello, cuando sintió que se estaba ahogando cedió y
termino de tragar los medicamentos
-Espero, por su bien, que esta escena no se repita-dijo la Dra. Elena
Una docena de médicos estaban reunidos de emergencia en la sala de
reuniones nuevamente por causa de Mateo en menos de dos semanas, se
planteaba el caso de un funcionario sometido por el joven y un intento de fuga.
-El Menor de edad en situación de reclusión Mateo Andrés Monteverde
Lander ha intentado huir del organismo y para ello sometió a uno de nuestros
empleados, lo maniató y lo encerró en un baño durante varias horas-expuso
como tema de agenda de reunión extraordinaria el Dr. Gustavo Duran
Bermejo.
-Pero no hirió a nadie-Intervino el Dr. Nicolás Antonetti
-No debemos esperar a que eso suceda nuevamente, yo considero que
existe la probabilidad, un riesgo razonable, de que vuelva a intentar fugarse-
Opinó el Dr. Teodoro Guzmán.
-El Reglamento Interno es muy claro al respecto, el adolescente que se
encuentre en calidad de detenido y que se fugue del Centro, será declarado en
“Situación de Rebeldía”, se notificará a las autoridades competentes del hecho
y se tomaran las medidas necesarias para su reubicación de acuerdo a las
necesidades de aseguramiento de que no se hará daño a sí mismo o causará
daños a otras personas- Explicó El Director del Centro Terapéutico.
-Entonces cuales fueron las medidas que se tomaron-Preguntó la Socióloga
encargada de levantar el informe para el Tribunal de Menores.
-Terminará su condena en el segundo piso, bajo terapia farmacológica con
observación inmediata a menos que demuestre una actitud de arrepentimiento,
buena conducta y pueda ser transferido nuevamente a planta baja-Informó el
Director del Centro Terapéutico.
A las siete de la noche hizo su aparición en la sala de reuniones la
Psiquiatra encargada del segundo piso para reportar la situación:
-Mostró resistencia para ingerir los medicamentos y tuve que hacer uso de
la fuerza, el no generó ningún tipo de conversación, aparentemente no es
comunicativo pero si habla con la mirada, su rostro es muy expresivo-advirtió
la Dra. Elena Silva
-Y que le dijo ese rostro Dra. Silva-Pregunto el Dr. Nicolás un poco
escéptico
-Que tal cual como leí en su expediente creció en el marco de una
naturaleza indómita, en cuanto se sintió amenazado se puso en guardia para
atacar con la rapidez de un felino-Replicó La Dra. Silva
-Lo interesante será sofocar al bárbaro que habita en él, depurarlo de toda
tendencia impulsiva-Intervino el Dr. Teodoro Guzmán
-Es obvio que este joven se halla en el umbral de un mundo nuevo, un
mundo lleno de infinitas e imprevisibles posibilidades, el está al filo de una
catástrofe total cuando se entere que su pareja está embarazada, mientras él
depende de la voluntad de otros, sumado a ello, no puede tomar sus propias
decisiones en aquellas esferas en las cuales en tiempos pasados se
acostumbraba a hacerse lo que dijera, no existía una autoridad externa en su
vida hasta que su padre lo trajo a vivir a la capital, y lo puso en manos de
autoridades omnipotentes que han limitado su libertad y ahora ustedes lo
condenan al aislamiento y a la soledad moral-Argumentó Nicolás Antonetti.
La discusión se iba intensificando en la medida en que los ánimos se iban
caldeando.
-Aquí hemos tratado de apoyarlo en todo lo que se pudo, yo personalmente
conozco a su padre y le prometí que lo protegería en la medida de mis
posibilidades, este Centro trabaja en conjunto por el desarrollo de proyectos
artísticos, deportivos y formativos que incentiven en los jóvenes la
problematización sobre la violencia, el respeto a la vida, la prevención de
delitos y los riesgos de las armas de fuego a través de diferentes tipos de
actividades inclusive religiosas para crear conciencia individual , pero este
jovencito no puso su granito de arena Dr. Nicolás y usted tiene que
reconocerlo, le voy a pedir que en esta oportunidad no intervenga, por favor-
Solicitó el Director de la clínica
-¿Y cómo lo van a resolver? ¿Limitando aun mas su poca capacidad de
espontaneidad que ahoga su yo interno e imponiéndole un yo social que lo
transformará en un manojo de funciones? Preguntó Nicolás
-La vida social es necesaria Dr. Antonetti, voy a tratar de que reconozca
que su comportamiento ha estado equivocado, porque si debido a su problema
personal, se dispone a agredir a quienes tratan de ayudarlo solo empeorará su
situación, tiene que aprender a manejar sus emociones-Reaccionó la Dra.
Silva.
-Yo insisto en que es necesario asegurar primero, la expansión de su
personalidad, realzando todas sus potencialidades emocionales e intelectuales
cuya existencia ha sido hecha posible por su extraordinaria formación inicial y
en segundo lugar estudiar a través de cuales mecanismos psicológicos, los
hechos punibles que lo trajeron a este Centro, fueron provocados por la
formación de una conciencia que le aisló de la realidad erigiéndolo en sujeto
de un proceso paranoico producto de un estrés post traumático ocasionado por
un secuestro-Expuso el Dr. Nicolas.
El Dr. Gustavo Duran Bermejo, Director del Centro Terapéutico, se
sorprendió con los postulados del Dr. Antonetti y le pidió a la Dra. Silva que
tomara en cuenta tales consideraciones para su información y fines
consiguientes.
La reunión terminó con la firme decisión de que Mateo debía permanecer
recluido en el segundo piso hasta nuevas órdenes del tribunal de menores,
previa comunicación a sus representantes legales.
La poca vida con la que Mateo amaneció se le iba, recordando paso a paso
toda la tragedia vivida la noche anterior, no sabía si lo había soñado, o era una
pesadilla, le dolía la cabeza, tenía nauseas y retortijones de estomago,
sequedad en la boca, se dejó llevar por el espasmo, estaba bañado en sudor se
sentía tan frágil que se perdía entre las sabanas que lo cubrían, decidió
voltearse boca abajo hundiendo la cara entre la almohada para ocultar sus
emociones y a escondidas se secaba las lagrimas, estaba desprovisto de todo
amparo.
La imagen de una persona asomándose en el cristal de su puerta lo hizo
levantarse con tal ímpetu que estuvo a punto de irse de bruces, un fuerte
acceso de vomito lo motivo a terminar de levantarse, se agarro de las barandas
de la cama y nuevamente estuvo a punto de caerse cuando las manos fuertes
de un enfermero detuvo un posible porrazo:
-Suélteme-le dijo con firmeza al enfermero
-Aquí tiene-Contesto el enfermero sacando de la gaveta de la mesa que
estaba al lado de la cama, un envase de plástico del Kit Medicinal, para que
vomitara ya que no le iba a dar tiempo de llegar al baño.
Esa sería su rutina en adelante dormir, comer y vomitar, su menú estaba
compuesto por pastillas anticonvulsivas en el día junto a un polivitamínico y
eventualmente un laxante y en la noche debía tomar un anti psicótico
acompañado de un sedante, a veces permanecía por largo rato sentado en la
cama sosteniéndose la cabeza con las dos manos mientras se balanceaba de
atrás hacia adelante, abandonándose ante la situación, flotando entre la nada.
Daniel Monteverde se había instalado en Estados Unidos para retomar su
tratamiento psiquiátrico, estaba embotado por los acontecimientos vivenciados
en Venezuela, en atención a que sus hijos embarazaron a sus mujeres siendo
menores de edad, Matías, el menor pidió a su abuelo que demandara su patria
potestad mientras Mateo, el mayor, estaba cumpliendo una condena judicial en
un sanatorio mental, la reacción de su organismo frente a tal situación le
disparó sus estados de ansiedad, manifestadas particularmente en insomnio,
irritabilidad y paranoia.
Para este afamado médico fue difícil manejar la situación y buscar
alternativas capaces de solucionar la problemática, su calidad de vida estaba
desmejorando día a día y nada podía devolverle la calma.
Era difícil contar con su esposa Patricia, ella parecía estar ausente, su
silencio lo molestaba, pero resultaba difícil sacarla de ese estado de
indiferencia.
Su único consuelo era el apoyo espiritual que le brindaba su padre, el
General Mateo Monteverde y el apoyo material que le ofrecía su hermano
Darío, aldedicarse en cuerpo y alma a su proyecto de la infancia, el Centro
Médico denominado “La Clínica Monteverde-Lander”.
Mientras tanto, él seguía nutriendo sus conocimientos en un famoso
complejo sanitario ubicado en Seattle, donde prestaba sus servicios cada vez
que tenía que residenciarse en Estados Unidos
Justamente saliendo para su trabajo recibió una llamada internacional en su
residencia, era el Dr. Gustavo Duran Bermejo, director del Centro Terapéutico
“El Samán”:
-Aló colega, buenos días, ¿Cómo estás?-Pregunto El Dr. Duran, tratando
de ganar tiempo para no caerle de repente con la noticia
-Mejorando, ¿Cómo está mi muchacho?-Lo interpeló Daniel presintiendo
lo peor.
-Precisamente por eso te llamo, bueno, el caso es que trató de huir y tuve
que dar el parte al Tribunal de Menores-Advirtió Duran
Daniel soltó el maletín, el abrigo y tuvo que sentarse, sentía que el mundo
se le venía encima.
-Pero él ¿Como esta? ¿Dónde está?-Lo interrumpió Daniel, mientras
Patricia, angustiada, se sumaba a la conversación.
-Está aquí en el Centro, pero el Tribunal exigió una sanción y tuve que
enviarlo al segundo piso, con prescripción farmacológica, observación
inmediata y régimen de semi aislamiento, maniató y amordazó a un empleado
e intentó agredir a un enfermero, lo siento mucho amigo- Dijo solícito el
médico tratante
-Que desgracia tan grande, que pena contigo, ¿Puedo verlo?-Preguntó
Daniel
-No, está castigado, no puede recibir visitas, por otra parte tienes el
compromiso de informarle que la muchacha está embarazada, eso lo puede
frustrar aún más, aumentar su impotencia y generar una conducta agresiva-
advirtió Duran
- Tienes razón, yo no tengo valor para seguirle mintiendo, prefiero no
verlo-Reaccionó Daniel apesadumbrado
-Lo lamento pero debo ser estricto con las normas, no puedo aceptar
privilegios porque los socios están a la expectativa con tu hijo, ya lo favorecí
en una oportunidad y me están criticando por ello, algunos ya conocen el
asunto de tus problemas de ansiedad, lo del asunto de tu secuestro, que el
muchacho creció con su abuelo bajo unos patrones de crianza distintos a los
tuyos, que hay historias personales que no han sido resueltas y por lo tanto el
resentimiento está presente, por ello están solicitando técnicas apropiadas que
permitan que el muchacho pueda aprender a cumplir con sus responsabilidades
bajo la premisa de que mejores tu modelo autoritario de gestión, que le
permitas actuar pero que sepa cuáles son las consecuencias de sus actos y eso
requiere trabajar un poco contigo y supuse que no estarías de acuerdo-Expuso
Duran extendiéndose en razones
-Claro que no, no voy a permitir que aborden mi vida privada, es un simple
caso de un niño malcriado que requiere disciplina, es heredero de una gran
fortuna que está expuesto a un medio ambiente peligroso y necesita enseriarse-
Dijo un enfurecido Daniel
-Pero como manejamos esas situaciones en las que el niño estaba
acostumbrado a expresar libremente lo que sentía y que después al crecer, pasó
a ser un reprimido-Afirmó Duran
-¿Por qué piensas eso? ¿El te dijo algo?-Preguntó Daniel asombrado.
-No, pero eso es lo que suponen los médicos que lo han entrevistado-
Finalizó diciendo Duran procediendo a despedirse.
El Psiquiatra confirmó lo discutido en las mesas de trabajo donde se ha
tratado el caso de Mateo Monteverde relacionado con que el comportamiento
del joven es el resultado de lo que se vive en esa familia con características de
ser disfuncional, hay toda una gama de sentimientos y emociones escondidas
detrás de esa conducta, no verbalizada.
Mientras tanto en la Mansión Utopía, se recibió la llamada de Patricia
informando de la situación de Mateo:
-Por favor papá trata de brindarle toda la protección que puedas, que él se
sienta seguro, que sepa que aunque no lo puedas ver tu estas ahí para
apoyarlo-Le dijo Patricia a Don Jorge envuelta en un mar de llanto
-Confía en eso hija no te preocupes, ya salgo para la oficina de
Maximiliano a ver qué se puede hacer-Respondió el anciano sintiéndose
cansado.
Ciertamente, los tres estaban agotados, Don Jorge, Frank y Nanita se
reunían todos los días en la mañana, a la hora del desayuno para darse ánimos,
acariciaban las mascotas de Mateo para suplir su ausencia, ninguno de ellos
había podido dormir con regularidad, desde que se sucedieron los hechos, solo
el consuelo de la llegada de los bebés los mantenía animados.
Para ese entonces Matías y Gabriella estaban viviendo juntos, eran la
alegría del hogar, los preparativos para la llegada de los bebés los mantenían
ocupados aunado a la decoración de la nueva casa que habían comprado para
Mateo, era una sorpresa que su abuelo quería darle, un regalo de cumpleaños
cuando se celebrara su mayoría de edad que coincidía con su salida del
sanatorio
Por su parte Amanda continuaba preparando su mente y cuerpo para el reto
de afrontar un embarazo en la cárcel, le costaba estar dormida, en las noches
sentía frio, en el medio de aquel silencio nocturno cerraba los ojos con fuerza
para qué no se inundaran con sus lagrimas, le dolía la cintura y a veces la
invadía el dolor de sus anchas caderas que se habían abierto y evitó que lo
alborotado de sus hormonas la obligaran a transformarse en una mujer
sensible, no dormía en horarios continuos y se despertaba con frecuencia.
Marisela, su compañera de litera, la había enseñado a tejer pero solo podía
hacerlo cuando tenían clases de manualidades, ya que no debía llevarse la
aguja para su celda, entre las dos comenzaron a elaborar unas boticas azules
porque ya sabían el sexo del bebé.
Las demandas efectuadas por el grupo de jóvenes y docentes del Colegio
Inmaculada Concepción se encontraron con una pared, conformada por la
inoperancia de los funcionarios de los diferentes entes encargados de la
protección de los derechos de la mujer quienes parecían no estar capacitados
para el cargo o el problema de la inexistencia, para la época, de un
ordenamiento legal que velara por los intereses de las mujeres sujetas de
violencia, lo que dificultaba entender quien era la víctima y quien el victimario
Se logró conformar una red de apoyo profesional, algunos de los
integrantes tenían experiencia en procesos de violación de derechos humanos
y algunos contactos con periodistas anclas de los medios de comunicación más
populares de la red social, quienes comenzaron a hacer seguimiento del caso
que involucraba a Mateo con su profesora de educación física.
El aislamiento al que estaba sometido el joven, impidió que el mismo se
pudiera enterar por familiares, amigos o la prensa y la televisión del embarazo
de Amanda, ella por su parte estaba de acuerdo en que el no supiera nada para
hacerle más llevadero su encierro y evitar que colapsara emocionalmente.
Una esquina de su dormitorio era su refugio, sentado en el suelo, escondía
la cabeza entre las piernas, el ambiente era sombrío, no disponía de muebles,
ni siquiera de su ropa, todas las mañanas cuando los empleados veían por la
ventanilla de la puerta que él se despertaba, le llevaban pijamas y medias
limpias, cambiaban su ropa de cama y eso era todo de lo que podía disfrutar,
un día solicitó unas pantuflas y le dijeron que allí no las necesitaba, para él era
difícil entrar a la ducha sin sandalias de baño y tampoco podía disponer de
ellas.
Se sentía ofendido, humillado y comenzó un proceso vertiginoso de
depresión, que los médicos llamaron una melancolía severa.
Una de esas mañanas se abrió la puerta, el levantó la cabeza, era Nicolás
que había logrado obtener un permiso para verlo, Mateo trató de levantarse del
piso y Nicolás le pidió que se quedara donde estaba si era cómodo para él,
entonces muy lentamente bajó hasta su nivel le dio un beso en la frente y se
sentó a su lado
-¿Como estas?-Era una pregunta que sobraba y Nicolás lo sabía pero se
sorprendió con la respuesta del chico.
-Bien, estoy esperando que se me seque el cabello y me distraje recordando
a mis mascotas-Fue su educada respuesta, mientras pasaba lentamente una
pequeña toalla por su cabeza
Hablaba con dificultad, tenía la lengua pesada por los efectos de los
calmantes y se enredaba mientras hablaba, aun no se habían desaparecido los
moretones que quedaron en su blanca piel, después del forcejeo con los
enfermeros y celadores y Nicolás los observaba con tristeza.
-¿Cuántas mascotas tienes?-Lo interrogó el médico siguiendo la corriente
que quería llevar el muchacho
-En la hacienda tengo varios animales de mi preferencia, bucéfalo se llama
mi caballo, tengo vacas, cerdos, varios perros y gatos, aquí en Caracas, en la
casa grande, ahora sólo tengo a Bruno y a Brando-Dijo el chico llenándose de
orgullo.
-¿Qué tal se portan? Dijo Nicolás mostrándose interesado
-Brando, el gatito, es curioso y ágil, le gusta la tranquilidad, me sigue por
toda la casa y supervisa todos mis movimientos, no le gusta que lo agarren por
mucho tiempo, vive contemplándolo todo, le gusta jugar a la pelota-
Respondió Mateo
-¿Y cómo es? Siguió interrogándolo Nicolás, buscando que mejorara su
dicción.
-Tiene aspecto de bola de peluche amarillo, no conocemos su raza, un día
se presentó en la hacienda, estaba recién nacido y lo adoptamos, Bruno es un
Golden Retriever dorado, es muy amigable, no es agresivo, es tierno y alegre,
responde con ladridos cuando lo llamas, le gusta que lo acaricien, también le
guasta lamer la cara, es de constitución fuerte tiene un pelaje denso por lo que
hay que cepillarlo diariamente , y que más te puedo decir- Agregó Mateo,
haciendo después una pausa- es muy inteligente.
-¿Y tu caballo, quien te lo cuida?-Siguió preguntando el médico, satisfecho
de ver que el muchacho se regocijaba con la conversación y evadía temas
difíciles como el porqué estaba tan delgado, tan demacrado, tan aislado.
-Requiere de mucha atención porque es un caballo de manada, un Alazán
pura sangre, cualquier desviación en su ruta tiene un impacto significativo
sobre su desempeño, me lo cuida personalmente Valderrama, el caporal de la
hacienda y el Dr. Asdrúbal Cáceres, que es veterinario y tiene años trabajando
con nosotros- Advirtió Mateo con lujo de detalles.
Pero Nicolás no tenía mucho tiempo disponible, su permiso era de media
hora, y ya se estaba agotando, con toda la rapidez que pudo le dijo que había
conocido a Don Jorge, a Frank y a Matías, pero que todavía estaba
coordinando la visita a Amanda, que ya tenía los teléfonos de su familia y que
pronto le traería respuestas
-Sólo quiero que te portes bien, para que me puedan dejar verte, ya saben
que eres karateca, así que no podrás sorprenderlos con patadas ni nada de eso,
recuerda que el secreto está en manejar tu equilibrio emocional con eficacia-
Le dijo el médico a manera de despedida
El joven levantó la cabeza en la medida en que Nicolás se iba levantando
del suelo, lo miró fijamente a los ojos agradeciendo con su mirada la visita,
sus gestiones.
-¿Necesitas algo?-Preguntó el galeno mirando hacia la puerta en donde ya
lo esperaban los enfermeros para avisarle que se había terminado la visita.
-Si, trata de convencer a la Dra. de que mi organismo no tolera tantos
calmantes, esas pastillas me están matando, no quiero que mi abuelo ni Frank
lo sepan por favor-Le rogó el atribulado paciente
-No te preocupes, estaré cerca, no te olvides- Se despidió el médico.
Finalizando el mes de Marzo de 1995, Nicolás se puso de acuerdo con la
Directora del penal de mujeres Dra. Eva Alcántara para visitar a Amanda, a
cambio de brindar un servicio al reclusorio
Ella estaba uniformada como el resto de las reclusas pero había un aire de
distinción que la hacía especial, le llamaron poderosamente la atención sus
grandes ojos verdes y la espesura de sus pestañas, su tierna sonrisa y la
angustia por conocer noticias sobre el estado de Mateo. Ahora era más
coherente la visión que tenía Nicolás de Mateo, como no iba a ser posible que
fuera capaz de desafiar a su padre para defender su relación con aquella mujer
tan especial, no solamente desde el punto de vista físico sino también
espiritual.
La visita se dio en el servicio médico del penal donde Amanda realizaba
trabajos de enfermería, desde que supo de su embarazo. Estaba presente para
el momento de la llegada de Nicolás, el Ginecólogo Carlos Eduardo Suarez,
todos llegaron al acuerdo de que Nicolás brindara servicios ad-honorem en el
penal, durante los días sábados, por medio día, desde las siete de la mañana
hasta las dos de la tarde, luego discutieron cual sería el espacio que utilizaría.
Terminados los detalles logísticos, el Dr. Suarez se encerró en su oficina
para brindar privacidad al Dr. Nicolás Antonetti con la reclusa:
-¿Cómo va el embarazo?-Inició la conversación el médico ante una
sonrojada jovencita
-Bien, es estresante, pero a la vez resulta hermoso saber que le estas dando
vida a un nuevo ser humano, que va a llevar el rostro, los ojos el cabello las
características de tu ser amado-Respondió con ternura Amanda.
-Mateo intentó fugarse para verte, recientemente se enteró de que estabas
detenida, el no sabía que había pasado contigo-Le informó el médico
-¿Y qué pasó? Preguntó un poco nerviosa.
-Que lo descubrieron y ahora las cosas se le pusieron más difíciles, está
siendo medicado y no recibe visitas de ningún tipo-Dijo apesadumbrado
Nicolás
Ella comenzó a angustiarse, se paso las manos por la cara evitando que
cayeran las lagrimas por sus mejillas, mientras se preguntaba quién era ese
médico que se preocupaba tanto por su muchacho hasta el punto de ofrecer
parte de su tiempo por servir de puente entre ella y Mateo, solo sabía que veía
en su rostro bondad:
-Doctor, usted cree que pueda resistir la noticia de mi embarazo-Preguntó
intrigada
-Creo que no, hay una gran probabilidad de que se ponga violento y
agresivo y hay otra posibilidad de que se deprima, tú que lo conoces que crees
que pueda ocurrir-Le consultó el médico
- El no es violento, si ha reaccionado agresivamente ha sido sólo para
defenderse, tampoco creo que se deprima, pero lo que sí es probable que siga
intentando tratar de escaparse, para venir aquí, dijo ella en tono reflexivo.
-El te manda muchos abrazos y no quiso escribirte porque dice que no sabe
hacerlo, no quiere que sepan que la está pasando muy mal en el sanatorio, pero
tú, si quieres, puedes escribirle que yo voy a tratar de que lea tu
correspondencia, ese es un derecho que tiene todo ser humano y voy a luchar
por ello, siempre y cuando lo que escribas no lo perjudique y yo sé que no será
así-Le aseguró el médico.
Fue así como Amanda se decidió a escribir una serie de cartas, en
diferentes momentos de su estadía en la cárcel, que Nicolás trató de entregar a
Mateo pero se lo impidieron, hecho ante el cual Nicolás acudió a Don Jorge y
a Frank para comenzar una batalla legal de manera conjunta por la defensa de
los derechos de Amanda y Mateo
El Tribunal de Menores solicitó a Frank las pruebas que tenia de que era el
verdadero padre de Mateo, como requisito para autorizarlo a visitar al joven
recluso y para admitir su reclamo de que se le permitiera recibir
correspondencia de sus seres queridos.
El recurso de amparo fue admitido, Frank Salvatierra podía visitar una vez
al mes a Mateo junto a Don Jorge pero ambos pidieron confidencialidad en
torno a las razones por las cuales se les había otorgado la medida.
El 01 de Abril de 1995, Mateo se encontraba en la recepción de la
enfermería, sentado en un mullido sofá, estaba empijamado, tenía puestas
medias y sus reclamadas pantuflas, estaba esperando a su abuelo y a su
verdadero padre, fue indescriptible la sensación de gozo que le produjo ver
nuevamente el cuarteado rostro de su abuelo, ambos se fundieron en un fuerte
abrazo.
-Mi niño cuanto te hemos extrañado ¿Cómo estás?-Preguntó Don Jorge
ahogado en llanto, sin poder pronunciar claramente las palabras, mientras
revisaba su cuerpo y tomaba su rostro entre sus manos.
-Estoy bien-Respondió Mateo entre sollozos, tratando de alcanzar el
abrazo que le ofrecía Frank
-Estas muy delgado hijo, que impotencia tan grande, no hemos podido
hacer nada para sacarte de aquí- le dijo Frank tratando de apretarlo contra su
pecho, mientras Mateo se escurría prácticamente entre sus manos, no podía
mantenerse de pie por tanto rato.
Los tres decidieron sentarse en el confortable sofá, fueron minutos de
amapuches y de gestos cariñosos, sollozos y preguntas:
-Cuéntenme como está Amanda, ¿Cuánto tiempo estará prisionera?-Intentó
averiguar Mateo
-Tienes que ser fuerte, vamos a decirte la verdad, serán tres años hijo-Le
dijo Frank, tanteando para ver si le podía decir lo del embarazo.
-¿Pero por qué?, ¿Por qué?, no puede ser, no lo puedo creer- Repetía una y
otra vez Mateo, mostrándose un poco agitado.
-Cálmate, no vinimos aquí para indisponerte, supuestamente por eso es que
no permiten las visitas, para que los pacientes no se inquieten- Decía Frank
nervioso.
-Frank yo no soy ningún paciente, yo también estoy prisionero aquí, estoy
peor que en una cárcel-Le replicó Mateo.
-No digas eso hijo, cálmate-Dijo Frank sintiéndose desangrar y sin poder
decir nada.
Llanto sobre el hombro de Frank, llanto sobre el pecho de su abuelo, los
tres volvieron a ponerse de pie entrelazados en abrazos, lo tres se consolaban
unos con otros.
Llegó la noche y con ella el agobio de los calmantes, se vio en su cuarto,
en la cama, babeándose por el sopor del tranquilizante y buscaba en el aire el
rostro de su abuelo y trataba de atraparlo con las manos y luego se preguntaba
si había sido un sueño o habían estado realmente juntos.

6. Segundo Intento de Fuga del Centro Terapéutico


Al pasar los días, la posibilidad de una nueva fuga se asomó a la mente de


Mateo, pudo observar con atención que la domestica que le habían asignado,
para ayudarlo en sus asuntos personales, le estaba coqueteando, era una mujer
rubia que había llegado a su vida en el momento más oportuno:
-¿Cuánto tiempo estarás aquí?-Pregunto la muchacha, contoneándose con
dificultad porque estaba enfundada en su blanco y ceñido uniforme, parecido
al que usaban las enfermeras del Centro Terapéutico.
-No lo sé, supuestamente son seis meses y llevo varios aquí-Contestó
Mateo mientras se dejaba acariciar el cabello que se acababa de lavar, y estaba
siendo secado con el aparato destinado para tal fin, privilegio especial que le
fue concedido a petición del Dr. Antonetti,
-Voy a estar viniendo todos los días, después de las tres de la tarde, así que
si te vas a secar nuevamente el cabello, espérame a esa hora y cualquier otro
detalle que requieras-Le dijo en tono coqueto Amarilis, la joven doméstica.
Pasaron las dos primeras semanas, del mes de Abril de 1995, mientras
Mateo analizaba la personalidad de Amarilis, quien tenía libre acceso a la
habitación y poco a poco fue logrando que la dejaran entrar con más
frecuencia, bajo cualquier excusa.
La muchacha poseía un viejo vehículo que estacionaba muy cerca de la
puerta de acceso al sanatorio, entre ella y Mateo planificaron la forma en que
él podría salir sin ser detenido, nuevamente utilizó la estrategia de disfrazarse,
esta vez de enfermera, Amarilis se encargó de maquillarlo y de arreglar su
cabellera de tal forma que era creíble que se viera como una enfermera mas,
ambos salieron del edificio sin dificultad y cuando estaban cerca del portón de
seguridad Mateo se metió en la maleta del carro para que no le pidieran la
identificación.
El objetivo de Mateo era llegar hasta la prisión donde se encontraba
Amanda, al chico no le importaba si lo volvían a atrapar, solo quería verla y
decirle personalmente cuanto lamentaba haberla metido en semejante
problema, Amarilis lo dejó en una estación de terminal, desde allí pensaba
tomar un bus que lo llevaría a la ciudad donde quedaba el reclusorio, para ello
disponía de una cantidad de dinero que le prestó Amarilis, suficiente como
para movilizarse, su único problema era la falta de identificación, por lo cual
se vería obligado a llamar a Frank, pero no quería involucrarlo en la situación,
no sabía hasta que punto podía perjudicarlo.
Era la una de la tarde mientras él seguía pensando cómo resolver el dilema
de la identificación, no obstante tomó el bus, después de hacer una gran cola
bajo un inclemente sol, había desayunado bien pero los medicamentos que
había tomado lo tenían mareado y con ganas de vomitar.
Cuando llegó a la edificación del penal, pidió permiso para entrar a visitar
a su prima, excusándose por no tener documentos, debido a un supuesto robo
de cartera antes de abordar la unidad de transporte, los guardias de seguridad
observaron lo pálido que estaba y confundiéndolo efectivamente con una linda
señorita le ofrecieron asiento y un vaso con agua, el cual ingirió con tanta
prisa que llamo la atención de los efectivos militares, seguidamente comenzó a
vomitar de forma imparable ante la mirada capciosa de los guardias quienes
ordenaron su traslado a la enfermería para una inspección, ya que sospechaban
que estaba intentando introducir drogas en el penal.
El Dr. Carlos Eduardo Suarez, ginecólogo del reclusorio, fue el encargado
de atender el caso junto a la médico interna del turno de la tarde, sólo minutos
de diferencia hicieron la distancia para concretar el encuentro entre Amanda y
Mateo ya que cuando el joven ingresó a la enfermería, semi inconsciente, ella
estaba terminando su turno de trabajo matutino.
-Recuéstala por aquí-pidió el Dr. Suarez a los Guardias
-Allí está bien-Dijo la Dra. interna
Los guardias permanecieron dentro de la unidad en custodia de la supuesta
paciente, cuando las enfermeras la desvistieron para iniciar los exámenes,
quedaron atónitos al descubrir que no era una, sino un jovencito, que cuando
despertó no quiso identificarse.
Debido a su delicado estado de salud el Medico sugirió que lo dejaran en la
enfermería hasta estabilizarlo ya que los guardias tenían órdenes de llevárselo
detenido.
Los oficiales esposaron a Mateo a la camilla en donde lo colocaron los
médicos para monitorearlo e hidratarlo, mientras trataban de investigar quien
era.
Por otro lado, en horas de la tarde, el Centro Terapéutico El Samán,
informó de la ausencia del paciente a sus familiares inmediatos. Don Jorge le
preguntó a Frank si sabía de este nuevo intento de fuga, también se puso en
contacto con el Dr. Antonettiy ambos negaron conocer del evento, pero si
sabían de las consecuencias negativas que podían tener para Mateo, esta nueva
irregularidad.
Daniel y Patricia Monteverde se encontraban en la capital, habían
regresado desde hacía una semana de Estados Unidos, para atender asuntos
relacionados con la gerencia de la “Clínica Monteverde- Lander”
Por razones lógicas, el primer lugar donde trataron de ubicarlo fue en el
penal, para ello se comunicaron con la Dra. Eva Alcántara, directora de la
prisión, quien les notificó de la novedad del prisionero que tenían en la
enfermería y los datos fisionómicos les llevaron a la conclusión de que estaban
hablando de la misma persona.
De inmediato, la familia Monteverde Lander se hizo presente en el penal
donde Mateo yacía esposado en una camilla, se le había corrido el maquillaje
de los ojos, estaba despeinado y el vestido que llevaba puesto se le subía
dejando al descubierto sus varoniles canillas de futbolista.
El espectáculo era dantesco, Daniel fue el primero en acercársele, estaba
furioso y lo tomó por el cabello con rudeza mientras le gritaba:
-¿Es esto lo que tú quieres?, ¿Dime, esto te hace feliz?-Lo interrogaba,
tirando de él con toda su fuerza mediante la utilización de un gran mechón de
cabello que tenia agarrado con energía en el puño de su mano.
La debilidad de Mateo y su incapacidad para defenderse fue combustible
suficiente para que Frank se abalanzara con vitalidad encima de Daniel:
-Déjalo, no te voy a permitir que le sigas haciendo daño-Le gritó Frank a
Daniel mientras trataba de apartarlo de Mateo.
En fracciones de minutos los dos hombres estaban enfrentados, cuerpo a
cuerpo, Frank tomó la mano de Daniel y lo obligó por la fuerza a aflojar la
cabellera de Mateo, luego se la doblo y la trasladó hasta detrás de su espalda
aplicándole una llave típica de lucha libre, que lo obligó arrodillarse del dolor
mientras gritaba con voz entrecortada:
-¿Cómo te atreves?, suéltame, tú no lo puedes querer más que yo, que soy
su padre-Le replicó Daniel en tono de reto, tratando de quitárselo de encima.
Las frases de Daniel retumbaban en la habitación, luego un profundo
silencio hizo que las miradas de Mateo, Don Jorge y Patricia coincidieran en
los ojos llenos de furia de Frank, enceguecidos por el horror del maltrato de
Daniel hacia su hijo:
-Te equivocas, has estado equivocado todo este tiempo, yo soy su padre y
te lo puedo demostrar, en el Tribunal de Menores están las pruebas, Patricia,
habla con él, dile toda la verdad, no permitas que lo siga maltratando-Gritaba
Frank desesperado viendo que Mateo estaba totalmente mareado por el efecto
de las drogas y de la inmovilización que le producían las esposas que lo
maniataban.
El sosiego invadió toda la unidad de primeros auxilios, el Dr. Suarez trató
de resguardar la integridad del paciente, ajustando su cabeza en la almohada,
revisando las vías que le había tomado para hidratarlo, mientras los familiares
del joven se veían las caras y se preguntaban si todo aquello que estaba
pasando era realidad o una pesadilla.
Resultaba difícil creer que por fin Frank había tenido las garras de gritar su
paternidad, Daniel, por su parte estaba desconcertado, su primera reacción fue
la de mirar a su esposa, y preguntarle con la mirada si lo que aquel hombre
estaba diciendo era cierto:
-Que tienes que decir Patricia-Le preguntó Daniel
-Anda mamá, díselo, dile que no soy su hijo, atrévete mujer-Decía Mateo
casi moribundo desde su lecho y prisión a la vez
-¿Tú también lo sabías?-Preguntó Daniel a Mateo-¿Quiénes mas manejan
esta información?-Seguía preguntando desesperado, verificando que lo que
había dicho el que hasta ese momento había sido el guardaespaldas de su hijo,
era verdad
-Hijo cálmate por favor, vamos a reunirnos, lo hablamos en la casa-Decía
Don Jorge a Daniel, ante el asombro de todos los presentes, médicos, guardias
y la directora del penal.
La expresión de dolor en el rostro de Daniel Monteverde, obligó al viejo
hacendado a tomarlo por un brazo y sacarlo de la habitación donde se
sucedieron los hechos, fueron minutos de desconcierto, en ese momento estaba
sufriendo de una crisis nerviosa, sus manos estaban temblando, trato de tomar
su celular para contestar una llamada del General Monteverde, su padre y el
teléfono se le cayó al suelo:
-Vámonos-Dijo Don Jorge en tono autoritario llevándolo hasta su vehículo
y dando la orden al Sr Abraham, chofer de Daniel para que lo siguiera.
-¿Patricia me engañó durante todo este tiempo?-Preguntó a Don Jorge
-Vamos a casa, luego hablamos, recuéstate por favor-Dijo tiernamente el
anciano.
Cabe considerar que el trabajo del hacendado eratratar de ayudar a aquel
angustiado hombre, que desarrollaba un duelo interno al saber que aquella
persona por la que batalló para educarlo a su manera, no era su hijo, un duelo
por que su pareja, la mujer de su vida, lo más hermoso que le había pasado en
la vida, le había hecho creer que era el padre de aquel confundido muchacho.
Mientras tanto, en la Dirección del Penal de Mujeres, la Dra. Eva
Alcántara, mantenía una conversación telefónica con el Juez de Menores que
llevaba la causa de Mateo, se discutía las razones del patrón de
comportamiento conflictivo y el pobre autocontrol emocional de la
personalidad del joven y como esto podía perjudicar la estadía de la penada en
la Cárcel de Mujeres
-Dra. yo no estoy de acuerdo en que el muchacho se entreviste con ella,
lamentándolo mucho, en primer lugar porque acaba de reincidir en el
cometimiento de una falta grave y no lo vamos a premiar por eso, en segundo
lugar porque él no sabe que ella está embarazada y no sabemos como pueda
reaccionar cuando la vea y en tercer lugar tampoco sabemos cómo pueda
afectar a la reclusa toda esta situación-sentenció el Juez
-La conducta humana frente a estos hechos suele ser conmovedora, muchas
veces mientras las reclusas tratan de llevar una vida normal dentro de estos
muros, su entorno familiar las presiona y las estresa, la profesora Amanda
Bustamante goza de una conducta intachable, ha colaborado con los objetivos
del penal y se mantiene en buen estado anímico, no voy a permitir que esta
situación la atribule, ella misma decidió ocultar su embarazo para facilitar la
terapia del muchacho y eso lo voy a respetar, si usted me lo permite-Expuso la
Dra. Alcántara.
-Ya giramos órdenes al Centro Terapéutico para que vayan a buscar al
jovencito, deben estar por llegar, le agradezco facilitar el trabajo de los
enfermeros para que el evento se desarrolle lo menos traumático posible-
Solicitó el Juez a la Dra. Alcántara.
Ya estaba anocheciendo y en la medida en que el tiempo transcurría, en la
Unidad de Cuidados Médicos del Penal se encontraban Mateo, Patricia, Frank
y el Dr. Suarez, Mateo forcejeaba para desatarse, sin dejar de repetir que
necesitaba ver a Amanda:
-Aquí está la Directora del penal, solo ella puede autorizarte-Le informó el
Dr. Suarez.
Efectivamente la Dra. Alcántara entró al recinto y se dirigió directamente a
Mateo:
-Consulté con el Tribunal de Menores antes de tomar una decisión, y
negaron la autorización, ella acababa de irse a su celda cuando tú llegaste, está
muy bien y no sé si todo esto podrá afectarla de manera negativa, piensa por
un momento en su bienestar-Le dijo la Dra. Alcántara mientras daba la orden
de que le quitaran las esposas por ser un menor de edad.
Efectivamente la respuesta del Tribunal de Menores fue negativa, no
debían dársele concesiones a quien seguía quebrantando las normas, el
jovencito tenía que regresar al Centro Terapéutico donde se debía reconsiderar
el cambio de tratamiento ante su rebelde conducta y sus ideas delirantes.
A las seis de la tarde hacia su ingreso al penal una ambulancia del Centro
Terapéutico El Samán, un enfermero descargó el contenido de un jeringa en la
toma intravenosa que tenía colocada el muchacho en su brazo derecho,
mientras los otros enfermeros tomaban cada una de sus extremidades
inmovilizándolo por completo, Frank y Patricia no estaban en la habitación ya
que para el momento la Dra. Alcántara les pidió que se salieran de la unidad
para facilitar el trabajo de los enfermeros y para ahorrarle al paciente el mal
trago de que lo vieran cuando era trasladado:
-Generalmente estas situaciones son menos dolorosas si no están los padres
presentes-Dijo la Dra. Alcántara.
-Pero no es buena idea que se lo lleven sin despedirnos de él-Decía Patricia
ahogada en llanto.
La camilla pasó frente a ellos, el muchacho iba semiconsciente, sin
embargo no dejó de decirle a Patricia que todo lo que estaba pasando era por
su culpa también y que no se lo iba a perdonar ni a ella ni a su esposo, el
jovencito no tenía fuerzas para protestar y menos para decirles que se iba de
aquel horrendo lugar, sin lograr sus propósitos de ver a su amiga del alma,
solo se le escuchaba llamar sin fuerzas a su Abue y a Frank.
Durante el recorrido en la ambulancia se vomitó varias veces, cuando llegó
a la Clínica vio con debilidad que el enfermero marcó el botón número tres,
ese era su nuevo alojamiento, el piso tres.
Su mirada se fue extendiendo por todos los alrededores, grandes bombillos
de luces blancas iluminaban la instalación, no había ventanas, las paredes
estaban desprovistas de cuadros, las puertas de las habitaciones no tenían
mango en su parte interna y los cuartos estaban monitoreados por cámaras.
Los enfermeros lo condujeron a un amplio baño que tenía varias duchas,
un mesón, un espejo grande, lo bajaron de la camilla y lo sentaron en una silla
con ataduras de cuero que ajustaron a sus manos y piernas luego le levantaron
la cabeza y procedieron a rasurarle la melena, le dejaron el cuero cabelludo al
rape y su alma y espíritu completamente abatido pudo ver con suma
impotencia, como cayeron sus cabellos sobre sus hombros, luego lo desataron,
le pidieron que se pusiera de pie y se desnudara en un espacio donde habían
cuatro celadores y una enfermera de color, Marta, amiga del Dr. Antonetti, que
lo miraba con tristeza.
Uno de los hombres, conocido como el maltratador del piso, Villalobos, le
pidió que se apurara, mientras lo terminaba de desvestir y en forma brusca lo
pego contra una pared y le pidió que se agachara, mateo no entendió la orden y
trato de voltearse para verle la cara al hombre que lo estaba hostigando
mientras este rápidamente le volvió a voltear la cabeza e introdujo sus dedos
enguantados, en áreas intimas del cuerpo del muchacho, en una supuesta
búsqueda de drogas.
El mal gesto de Villalobos lo mando al hospital con dos costillas
fracturadas y la mandíbula rota a patadas limpias, a pesar de que el paciente
apenas disponía de fuerzas, los otros tres celadores, entre los cuales se
encontraba Pablo, afrodescendiente igualmente amigo del Dr. Antonetti, lo
sostuvieron mientras la enfermera, Marta, le inyectaba otro tranquilizante.
De allí en adelante Mateo sólo guardó en su memoria vagos recuerdos,
Pablo y Marta sus nuevos enfermeros lo ducharon, lo acostaron en el mesón,
le colocaron un pañal y un pijamas, su nueva doctora tratante, Federica
Pacheco, lo acompañó a su habitación, lo llevaron en silla de ruedas, el no
dejaba de mirar a su alrededor mientras su cabeza se despegaba de su cuello y
la baba corría por fuera de su boca, luego al llegar al que sería su cuarto-
prisión vio con angustia unos correajes ubicados en la cama donde lo
acostaron, un celador más se unió al grupo y entre Marta, Pablo y los dos
celadores tomaron cada una de sus extremidades al mismo tiempo y lo ataron
con unas medidas de sujeción mecánicas.
Allí estaba, atado a esa cama, en aquel pequeño y blanco espacio sin baño,
sin muebles, nadie le dirigía la palabra, no había ninguna explicación mientras
él se hablaba a sí mismo preguntándose si todo aquello era necesario,no tenía
fuerzas, a lo largo de todo ese penoso procedimiento se limitó a mirar
fijamente a la Dra. Pacheco, quien trataba de esconder su rostro para no
responder ante tanta atrocidad.
Salieron de la habitación dejándolo con una lagrima corriendo por su
mejilla sin poder enjugársela, la luz prendida que poco a poco se fue
multiplicando en círculos luminosos de varios colores que revoloteaban sobre
su cabeza, como le dolía su cabeza y era él flotando en aquella habitación y
era él sintiéndose húmedo en tan poco tiempo de inmovilización y era el
sintiéndose humillado y ya no recordó mas nada, meneaba su cabeza de un
lado a otro, con lentitud pasmódica, su último pensamiento era “yo valgo, no
estoy solo, tengo a quien importarle, podrán atarme, amordazarme, pero no me
van a quitar el cariño de mi familia, tarde o temprano me van a sacar de aquí”
……
A las seis de la mañana del día siguiente, se presentó el Dr. Gustavo Duran
en la habitación de Mateo quien se encontraba atado a la cama esperando muy
en el fondo a Nicolás, cuando lo vio entrar presintió que algo malo le iba a
pasar, el director del instituto muy pocas veces visitaba a los pacientes, en esta
oportunidad se hizo acompañar por un equipo de médicos y enfermeras que lo
desataron y lo llevaron a la sala de enfermería, le practicaron varios exámenes,
le tomaron muestras de sangre, lo pesaron, midieron su presión arterial y le
aplicaron un electrocardiograma, luego le suministraron un medicamento en
un vaso plástico disuelto en agua, Marta le advirtió al doctor que eso no estaba
indicado dentro de las ordenes del día, entonces el doctor le respondió que era
un laxante que debía consumir porque comenzarían una nueva etapa de su
tratamiento, ante lo cual Mateo se inclino en la camilla y le preguntó que si el
Dr. Nicolás estaba al tanto de esta novedad.
-El Dr. Nicolás ya no trabaja para esta institución, fue despedido por violar
principios éticos relacionados con la neutralidad terapéutica-Le respondió el
Dr. Duran tratando de hacerle ver quién era el que mandaba en ese lugar.
Marta, la enfermera, le hizo señas a Mateo de que callara, ante lo cual
recordó las enseñanzas del Dr. Nicolás sobre la necesidad de no mostrarse
alterado, de no dejarse provocar, pero no hacía falta porque Mateo se mostraba
impávido, respiraba profundamente y trataba de relajarse, sabía perfectamente
que el tratamiento al que se refería el Dr. Duran era la aplicación de terapias de
electroshock, ante su mutismo el Dr. volvió a tomar la palabra:
-Un vez más desafiaste la voluntad de tu padre, el me pide respuestas sobre
tu conducta, yo no pienso mantenerte aquí más allá de lo que los jueces
decidan, pero mientras estés aquí tengo que garantizar dos cosas, aun a costa
de tu voluntad, que estés alejado de toda perturbación y que te mantengas
debidamente alimentado.
Seguidamente dio órdenes de que pasaran los celadores, estos sujetaron a
Mateo con fuerza y lo llevaron al baño, ya los efectos del laxante comenzaron
a hacer estragos en la humanidad del muchacho y allí estuvo durante una hora
esperando a vaciarse totalmente, casi desfallecido, solo le quedaba el consuelo
de aferrarse a Pablo quien lo sujetaba con fuerza, el enfermero estaba
obviamente afectado emocionalmente por lo que le estaba pasando y sentía
profunda admiración por la valentía y la dignidad que el joven estaba
demostrando, Marta le acompaño y entre los dos ayudaron a Mateo ante tan
duro trance, Marta le colocó un escapulario en su cuello y le pidió que se
aferrara a Dios Todopoderoso.
Una hora más tarde fue nuevamente medicado, Marta y Pablo lo acostaron
con sumo cuidado en la camilla y se despidieron de él, sabían que cuando
volvieran a verlo despierto ya no los reconocería, esperaron a que se relajara
para que se cumplieran las últimas recomendaciones del Dr. Duran.
Cuando llegaron los camilleros a la unidad, ya las enfermeras de guardia le
habían suministrado los medicamentos prescritos para la aplicación de la
electroterapia lo sacaron de la habitación semidespierto, así pudo observar
todo el recorrido hasta la sala donde le aplicarían la tan cuestionada medida
terapéutica, con horror observó todos los instrumentos y sintió que un liquido
salía de su cuerpo lo pasaron a la otra camilla lo sujetaron, le colocaron nuevas
inyecciones, un gel en las sienes un dispositivo electrónico a través de los
cuales le proporcionaron varias descargas eléctricas, el pudo sentir , como todo
su cuerpo se estremecía y como seguía saliendo del mismo toda clase de
líquidos, hasta que perdió el conocimiento por completo.
El tratamiento le fue aplicado tres veces a la semana en el periodo de un
mes, tiempo en el cual fue alimentado por vía intravenosa, era aseado en su
cama, permanecía atado eventualmente a la misma, con estricta vigilancia
médica, no respondía a estímulos, no reconoció más a Marta ni a Pablo,
pasaba muy poco rato despierto, tiempo en el cual tenía la mirada perdida, no
controlaba esfínteres ni mostraba interés por nada.
Durante todo ese tiempo la lucha se daba en los tribunales de menores,
Nicolás hizo el mejor de sus esfuerzos para validar las razones de la conducta
de Mateo, Frank peleaba por los derechos de su paternidad, su amigos
organizaban pequeñas pero contundentes protestas frente a la sede de la
representación de derechos humanos internacionales, el caso estaba siendo
manejado por la prensa especialmente por una reportera de televisión que trató
de ingresar al sanatorio sin obtener resultados positivos, no obstante varios
trabajadores ofrecieron sus testimonios de manera clandestina sobre el caso, a
favor de Mateo, lo consideraban un joven consentido, de buenos modales, que
reformó el concepto de lo que debía ser la atención de un paciente psiquiátrico
por lo cual se ganó el afecto de algunos médicos y empleados del Centro
Terapéutico.

7. Mayoría de Edad

La salud de Mateo se estaba deteriorando gravemente y el Director del


instituto no deseaba continuar asumiendo semejante responsabilidad, por lo
cual decidió reunirse con Daniel Monteverde para aconsejarle que desistiera
en su tarea de disciplinar al muchacho.
Efectivamente estando en la clínica se produjo el tan ansiado cumpleaños,
al cumplir seis meses interno y siendo mayor de edad, el dictamen del Juez de
menores fue el de levantar la sanción contra Mateo Monteverde y dejar que su
abuelo asumiera la responsabilidad de su reincorporación a la sociedad,
mientras se tramitaba el juicio de paternidad que había iniciado Francisco
Salvatierra sobre el joven Mateo Monteverde.
El 13 de junio de de 1995, día del cumpleaños de Mateo y tal como estaba
previsto, Don Jorge, Frank y Matías se levantaron de madrugada para ir a
buscarlo al sanatorio, iban con ellos, Gaby, Alejandro, Diego, Máximo
Roberto Arturo y Marco Antonio. Primero pasaron por el Juzgado para
hacerse acompañar por el juez que los asistió en la solicitud de Amparo
invocada por el señor Jorge para proteger a sus nietos. En el Sanatorio ya
estaban esperándolos el Dr. Mauricio Contreras, psicólogo, Director del
Centro de Desintoxicación Mamporal y el papá de Máximo el Dr. Lujan, quien
tenía firmada la orden de alejamiento de Daniel Monteverde en la cual se
dictaminaba que no podía acercarse a ninguno de sus dos hijos.
El Dr. Contreras solicitó al director de la clínica, Dr. Duran, un permiso
para asistir al paciente mientras esperaban la llegada del Juez, con la orden de
liberación de Mateo, fue así como presenció el dantesco espectáculo de ver al
jovencito en una cama, sedado, en estado de total inconsciencia, sin ningún
tipo de reflejos, en una habitación pequeña, acolchada, sin baño, donde se
respiraba todo el dolor que pudo haber pasado, mientras estuvo despierto, en
su brazo izquierdo amoreteado como el resto de sus extremidades, estaba
insertada una aguja que lo alimentaba con dos tipos de soluciones, su rubio
cabello había sido cortado dejando al descubierto una desgastada pelusa
amarilla donde antes brillaba una frondosa cabellera, su rostro estaba pálido,
una incipiente barba era mudo testigo de su estrenada adultez, tenia profundas
ojeras y casi no se sentía su pulso.
El psiquiatra pidió que loasearan antes de que su abuelo pudiera verlo, e
inmediatamente salió de la habitación para solicitar una ambulancia dotada de
equipos desfibrilizador y de intubación, Mientras tanto Don Jorge, único de
los familiares que pudo subir hasta el nefasto tercer piso, esperaba impaciente
por ver a su nieto, tenia puesta un chaqueta de cuero marrón, que cubría su ya
desgastada figura, el también estaba desencajado por el sufrimiento, y por la
angustia de buscar las palabras más adecuadas para consolar a su muchacho,
para responder por Amanda cuando le preguntara que como estaba, pero su
preparación psicológica fue inútil, cuando le permitieron pasar a verlo, no
hubo preguntas ni respuestas, su protegido estaba hecho un cadáver viviente,
se sintió desvanecer y tuvo que ser auxiliado por los mismos celadores que
bajo un amparo institucional, torturaron sistemáticamente a Mateo por más de
seis meses, lo que le produjo una extraña sensación que lo reanimó, logrando
rápidamente reponerse y tratar de acercarse a la cama, con gran dificultad
visual recorrió todo su cuerpo y trató de sujetar su mano, el Dr. Contreras le
pidió que no lo hiciera porque generalmente este tipo de pacientes tienden a
rechazar todo tipo de contacto físico, lo cual le debía estar generando ansiedad
en caso de que tuviera algún tipo de conciencia.
La ambulancia llegó a las 09:30 am, mientras se firmaban los papeles del
alta del supuesto paciente psiquiátrico, el director del sanatorio hizo énfasis en
que actuó por instrucciones del padre del menor de edad, quien mostró
resistencia al tratamiento y a los consejos de su progenitor, a lo que el Dr.
Contreras respondió que su conducta era sujeta a supervisión al igual que toda
la institución por lo cual le sugirió al Juez tomara nota de lo que había
observado con miras a solicitar una investigación más profunda sobre los
métodos que se utilizaban en la clínica para inmovilizar a los pacientes.
Mateo fue intubado en la misma habitación, luego lo colocaron en una
camilla y de allí salió directo a la ambulancia que lo trasladaría a la Clínica de
Desintoxicación dirigida por el Dr. Contreras, Don Jorge lo acompañó en la
Ambulancia y durante el trayecto desacató las recomendaciones del Dr. y
sostuvo con fuerza la mano de Mateo sin dejar de susurrarle al oído, que ya
todo había pasado.
Al llegar a la lujosa clínica, la primera tarea de los médicos fue la de lograr
estabilizar sus signos vitales, para posteriormente proceder a un lavado
gástrico y un control hemodinámico. Seguidamente y después de practicarle
diferentes pruebas de sangre y orina y de analizar las muestras tomadas del
procedimiento de limpieza toxica, determinaron que el tipo de narco fármacos
que le habían suministrado, se correspondía con una variada gama de
tranquilizantes hipnóticos, de mediana duración administrados primero en
forma oral, seguidamente de manera intramuscular para luego pasar a una fase
endovenosa.
Para evitar el síndrome de abstinencia, debido a la interrupción brusca y a
la disminución rápida del suministro de la sustancia que había consumido de
manera estable durante casi seis meses, fue necesario tratar de recuperar las
funciones cerebrales que pudieron haber sido dañadas por la adición a los
fármacos que le inocularon, por ello se requería una desintoxicación especial
que permitiera la recuperación de sus neuronas. En este contexto el Dr.
Contreras sugirió a Don Jorge una alternativa terapéutica que implicaba un
tipo de tratamiento en el cual él iba a continuar interviniéndolo
farmacológicamente para impedir que sufriera los síntomas de la abstinencia y
recuperar igualmente los procesos cognitivos que hubieran podido resultar
dañados como la memoria, la capacidad afectiva la conciencia y la
tranquilidad.
El Dr. Contreras se reunió con Frank y Don Jorge, también estaban
presentes el Dr. Nicolás Antonetti, su hermano Matías, sus primos Alejandro y
Diego todos ellos estudiantes de medicina, para explicarles las consecuencias
que podría enfrentar Mateo si no se aplicaba el tratamiento sugerido, ya que el
síndrome de la abstinencia era el principal obstáculo que enfrentaba el
paciente en centros de desintoxicación de drogas, y que este procedimiento
afectaba por igual a sus familiares, entre los síntomas que podían presentarse
estaban el de la ansiedad, irritabilidad, dolores gastrointestinales, alteraciones
del sueño (insomnio, pesadillas), pánico, inestabilidad emocional, intolerancia
a la luz, visualización de halos de luz en las noches, signos de hiperactividad,
ataques epilépticos y delirios, síntomas que podían perdurar años después de la
interrupción del consumo de los tranquilizantes que le habían suministrado y
que sólo disminuirían gradualmente con el tiempo.
Insistió que en el caso de Mateo, la dosis alta de tranquilizantes detectada
en su organismo, podía desembocar en ataques de delirium tremens o muerte,
lo que conlleva a un riesgo para la vida del paciente, por lo cual lo mantendría
por unos días en la sala de cuidados intensivos, bajo estricto control médico y
con restricción de las visitas.
Don Jorge se movió bruscamente de su asiento, por la dureza del protocolo
clínico exigido, eso significaba que nuevamente su nieto seria drogado
sistemáticamente y tenía que afrontar en situación de aislamiento tal condena,
era más de lo mismo, no todo se había terminado como le susurro al oído.
Así transcurrieron cinco días más del mes de junio de 1995, durante los
cuales Frank, Matías y Don Jorge se conformaron con ver a su ser querido a
través de un cristal que dividía la sala de estar de los médicos y enfermeras de
la sala de cuidados intensivos, Mateo estaba recibiendo oxigeno y se le veía
tranquilo, reposado, poco a poco fue recuperando sus reflejos lo que hacía
queel médico redujera las dosis de tranquilizantes. El equipo de especialistas
que lo atendían entre los cuales se encontraban un internista, un psicólogo, un
trabajador social un fisioterapeuta y el psiquiatra, recomendaron a familiares y
amigos de Mateo que debían evitar darle buenas y malas noticias, llevarle la
contraria, y visitarlo con algún tipo de resfriado o virus, para prevenir el riesgo
de una recaída, mientras que ellos, el equipo de médicos se encargarían de
analizar la pérdida de masa muscular del paciente y de brindarle la
estimulación sensorio motora, auditiva, visual sensitiva y superficial (tacto,
dolor y temperatura), manejo de esfínteres, movilizaciones asistidas,
reeducación y fortalecimiento de patrones del movimiento, mientras estuviera
en la sala de cuidados intensivos.
A futuro estaba previsto que pudiera dar breves pasos dentro de la
habitación posteriormente en los pasillos y jardines del hospital, y finalmente
le recomendarían movilizaciones activas con resistencia progresiva, tales
como manejo de bicicletas fijas.
Mientras tanto el joven seguía conectado a un monitor de parámetros
fisiológicos destinado a medir electrocardiografía (ECG), frecuencia cardíaca,
frecuencia respiratoria, temperatura corporal, oximetría de pulso y presión no
invasiva por ser una paciente sometido a una observación continua. El Centro
de Desintoxicación contaba con un moderno sistema flexible y abierto, con
módulos independientes intercambiables para los diferentes parámetros
fisiológicos que se requerían supervisar. El ritmo y la frecuencia cardíaca y
respiratoria se mostraban en la pantalla midiendo constantemente las señales
provenientes del cuerpo de Mateo.
Los cuidados que le profesaban consistían en tener una vía aérea
permeable, adecuada oxigenación, hidratación y aplicación de
multivitáminicos, especialmente de vitamina “C”, control de la hipertermia
con medios físicos a través de compresas frías, era una pequeña elevación de
la temperatura causada no por infección, sino por las típicas complicaciones de
los anestésicos que le habían aplicado.
La sala de cuidados intensivos estaba a media luz, detrás del cristal que
dividía los cuatro cubículos del pabellón con la sala médica, se mantenían
vigilantes Patricia y Don Jorge durante el día, mientras Frank cubría el turno
de la noche, acompañado eventualmente por Nicolás, el resto de familiares y
amigos pernoctaban en los pasillos de la clínica, esperando tener oportunidad
de poder visitarlo.
Nicolás Antonetti, disponía de suficiente tiempo para brindar a Mateo ya
que había quedado desempleado, él estaba consciente de que entre él y su
paciente se había producido un proceso de contratransferencia sustentado en
todo lo que el psiquiatra siente por su convaleciente, son reacciones
inconscientes que se presentan frente a la persona afectada (cariño, ternura,
rabia, alegría, etc.), pero se consolaba pensando que eso era algo con lo que
continuamente lucha todo terapeuta y como ser humano él era tan sensible al
dolor como cualquier otra persona.
El médico había recibido una oferta de servicio por parte de Don Jorge
quien le pidió que se quedara con la familia atendiendo personalmente a
Mateo por lo cual Nicolás ofreció estudiar la propuesta, por lo pronto sus
sentimientos de afecto hacia Mateo lo motivaron a estar cerca del paciente con
el consentimiento del Dr. Contreras, director del Centro de Desintoxicación.
Daniel y su hermano Darío Monteverde, permanecían igualmente
vigilantes para actuar en caso de que sus servicios pudieran ser requeridos,
ambos eran expertos en el área cardiaca, pero se mantenían alejados del
muchacho para evitarle cualquier indisposición.
El sonido del titilar de los aparatos y la pesada respiración del paciente,
quebrantaban la calma que reinaba en el cubículo que ocupaban el joven y su
familiar, Nicolás ingresaba eventualmente, tomaba su mano y le susurraba al
oído que la presionara si lo estaba escuchando, sin obtener ninguna respuesta.

8. Primera Visita de Amanda


El milagro de la reacción se alcanzó con la primera visita que le efectuó


Amanda, gracias a un permiso penitenciario que le fue concedido para visitar
al padre de su hijo, era un permiso de nueve horas que sería dividido en tres
visitas
Aquel día, Amanda entró al área de cuidados intensivos, acompañada de
Nicolás quien le explicó que la sala estaba a media luz para evitarle estímulos
desagradables hasta donde sea posible, en voz baja le fue informando que
estaba siendo sometido a una observación continua por lo cual estaba
conectado a un monitor de parámetros fisiológicos destinado a medir sus
frecuencias cardiacas y respiratorias, temperatura corporal, pulso y presión.
-Hasta ahora se ha observado una recuperación lenta pero progresiva, con
tendencia a una mejora satisfactoria del cuadro clínico, le explicaba Nicolás,
tratando de infundir ánimos a la estupefacta mujer.
-¿Puedo hablarle? Preguntó Amanda casi en tono de ruego.
-Claro, pero debes entender que el no te va a contestar y ni siquiera sé si
podrá escucharte.
-¿Puedes dejarme sola con él, por favor? -Volvió a rogarle con angustia en
vista de que se agotaban sus tres horas de permiso.
-Por supuesto, pero te ruego que pares si sientes que se agita por favor.
Amanda no podía dar crédito a lo que estaba viendo, un cuerpo frágil,
desgarbado, pálido, con profundas ojeras, una barba incipiente y unos brazos
amoreteados, en uno de ellos estaban conectadas tres bolsas contentivas de
suero fisiológico, calmantes y alimentación parenteral, solo atinó a pasar su
mano por su cabello tratando de acariciar lo que antes era una frondosa
cabellera de rizos dorados, luego tocó su afiebrada frente, para posteriormente
soplar aire en sus parpados completamente sellados, le habían retirado la
intubación y ella con delicadeza introdujo sus dedos entre los sujetadores para
acomodar mejor el equipo de oxigenación y comenzó a susurrarle:
-Despierta mi niño, ya pasó todo, ya pasó, lo que sucedió quedó en el
pasado, ya no hay de qué preocuparse, yo sé que no fue fácil, que no te
importe demasiado.
Mateo se mantenía inmóvil pero estaba reconociendo aquella voz, el
empezaba a sentir la angustia de querer despertarse de aquel mal sueño y
dejarse llevar por aquel dulce llamado
-Yo sé que no fue fácil vivir con los ojos cerrados durante tanto tiempo,
pero mientras más nos alejaban mas crecía mi amor hacia ti, en tus horas de
oscuridad tu amor crecía dentro de mí, mírame, abre los ojos, tócame, le decía
Amanda, tratando de llevar la mano que él tenía libre de aparatos, a su vientre
abultado de siete meses y medio de embarazo.
Mientras ella le hablaba, los médicos observaban los monitores desde la
sala médica, que estaban registrando actividad inusual.
-Aquí está mi sorpresa, en tus noches oscuras había una luz que brillaba
dentro de mí, y que pronto brillará por siempre entre nosotros anda abre tus
ojos mírame mi amor aprieta mi mano si me escuchas, insistía ella convencida
de que el si la estaba escuchando.
Efectivamente él la estaba escuchando pero no podía responderle y eso lo
estaba agitando.
-Sabes amor, muchas veces estuve a punto de derrumbarme pero este amor
que crece en mi me rescató, me hizo vencer el miedo, inclina un poco tu
mirada tal vez puedas verlo ahora dame tu mano (poco apoco fue colocando su
mano sobre su vientre)
De pronto, Mateo derramó una lágrima, estaba entendiendo lo que ella le
estaba tratando de decir, por su parte Amanda trató de tocar con gran ternura,
su lágrima con sus dedos mientras seguía susurrándole:
-No tengas miedo, porque ya nadie podrá cambiar nuestro mundo, cada vez
que sientas dolor recuerda que este bebé nos estará esperando por eso debes
dejar de cargar con el peso del pasado sobre tus hombros y comienza ya a
recuperarte, le dijo ella tratando de atajar otra de sus lágrimas antes de que
cayera en la almohada.
Los médicos le pidieron que siguiera hablándole mientras se preparaban
para atender cualquier emergencia que pudiera presentarse:
-No hables, escúchame por favor, lo que vivimos juntos, ya nadie nos lo va
a quitar, aunque nos duela el costo que pagamos, hicimos lo que teníamos que
hacer, jugamos todas nuestras cartas y aun cuando a ratos perdimos, ahora
estoy segura que nos toca ganar, estamos ganando, ¡ Anímate!
El monitor comenzó a dar señales de un acompasamiento del ritmo
cardíaco, lo cual indicaba que el paciente estaba frente a un estímulo fuerte,
los médicos decidieron no entrar a la habitación hasta esperar una reacción del
paciente que pudiera indicar su estado de conciencia y capacidad cognitiva,
por lo cual le indicaron a Amanda a través de los cristales que siguiera
estimulándolo.
-Cuando estaba apostando, a ti, creí que tenía sentido construir mi vida a tu
lado, pero nunca pensé que esto ocurriría, ahora a esa visión se agrega nuestro
hijo, tengo la certeza de que lo convertiremos en un ser humano
completamente libre.
Hasta ese momento su voz había sido suave y firme a la vez, no obstante al
ver que disponía de poco tiempo comenzó a angustiarse.
-Seremos felices cuando lo escuchemos pronunciar nuestro nombre
seremos los principales espectadores de sus primeros pasos de sus triunfos y
también de sus caídas, pero allí estaremos, para ayudarlo a levantarse
nuevamente…… ¿Lo estas escuchando mi cielo? , el juego vuelve a comenzar,
¡Despierta mi cielo, despierta!
Amanda dejó de murmurar para comenzar a gritarle y el ruego surtió
efecto, Mateo abrió sus ojos con cierta dificultad cerrándolos nuevamente en
reacción al deslumbramiento que le produjo la escasa luz que había, luego de
tanto tiempo de estar dormido, le costaba pronunciar palabras, estaba semi
sedado, y padecía al no poder comunicarse efectivamente con ella, sin
embargo en su mente construía lo que le decía con sus ojos:
Perdóname, te expuse a tanto daño, arriesgaste tanto por mi pero es cierto,
ganamos, estoy convencido de eso, pronto estaremos juntos para siempre
prometo quererte por siempre, mi destino es estar contigo, y con nuestro hijo,
vamos a formalizar nuestra relación.
Pero una llamada de Nicolás, le indicó a la bella mujer que debía partir, su
tiempo se había agotado, entonces, la triste despedida en la que Amanda se
inclino suavemente para cobijarlo y besarlo repetidamente, produjo en Mateo
una sensación de ahogo, por lo cual ella debió apurar el paso no sin antes
repetirle que pronto volverían a verse, para ese entonces ya la alarma del
monitor, indicaba aceleración del ritmo cardiaco, paciente en situación de
peligro, Darío Monteverde, su tío, entró al cubículo junto al internista para
pedirle a Amanda que abandonara el lugar, e inmediatamente medicó a Mateo
para desacelerar su pulso y ritmo cardíaco, para el momento, su actividad
respiratoria estaba seriamente comprometida.

9. Aprieta mi Mano

Al día siguiente, en una hermosa mañana de verano, cuando el sol estaba


en su pleno esplendor, los familiares del jovencito se estremecieron cuando
vieron que el frágil cuerpo del muchacho comenzaba a moverse al ritmo de
una débil tos, luego trataba de humedecerse los labios resecos por el
quebranto, el internista dejó pasar a los familiares para que le brindaran apoyo,
Frank y Nicolás tomaron su mano derecha mientras Don Jorge y Patricia
tomaban su mano izquierda, Nicolás comenzó a hablarle:
-Mateo, despierta, soy Nicolás, ya pasó todo, estas con tu familia ¿Me
escuchas?
El jovencito comenzó a respirar con más fuerza, pero no respondía, solo
movía los dedos de las manos, entonces Nicolás, desesperado por saber si el
muchacho estaba en condiciones de reconocimiento y de seguir instrucciones,
le dijo enérgicamente:
-Si me escuchas aprieta mi mano, a tu derecha.
Lentamente Mateo fue moviendo sus dedos en un intento por estrechar la
mano de Nicolás, arrancando una sonrisa de sus familiares quienes celebraron
su vuelta a la vida. Nicolás por su parte, seguía tratando de probar el estado de
alerta del jovencito entonces le dijo:
-A tu izquierda está tu abuelo, estrecha su mano si me escuchas
El resultado de la prueba fue óptimo, bajo el asombro de su abuelo, Mateo
estrechó su mano y este la llevó hasta su boca y se la beso repetidamente,
mientras Mateo respiraba con fuerza y se pasaba la lengua por los labios,
tratando de humedecérselos, hasta que Nicolás le pasó un algodón impregnado
en agua para calmarle la sed.
Don Jorge y Patricia no dejaban de besarlo mientras el luchaba por
despertarse, fue abriendo los ojos, poco a poco, reaccionando con dificultad
frente a la tenue luz de la sala de cuidados intensivos, seguidamente comenzó
a examinar todo a su alrededor, primero su mirada se detuvo en su abuelo, al
verlo, una lagrima rodó por su mejilla y su respiración comenzó lentamente a
agitarse, Nicolás le dio paso a Frank quien tomó su otra mano y le pregunto si
le dolía algo, Mateo apretó con suavidad dos veces su mano, ese lenguaje ya
existía entre ellos, era una forma de respuesta, dos apretones de mano
significaban no, por medio de este lenguaje pudo informar que no podía
hablar, entonces el internista le explicó que tenia la garganta afectada por la
resequedad y el malestar general.
Sus familiares le informaron que ya todo había pasado, él asintió con la
cabeza, estaba recuperando la calma, cuando su mirada se detuvo en Patricia,
quien dejo de sollozar para hablarle:
-Hijo, que alegría tan grande
No hubo respuesta gestual, lo que hizo que Patricia se desesperara e
intentara tomar la mano del muchacho que era sostenida por Don Jorge,
obteniendo por repuesta un intento frágil de rechazo y una mirada estratégica
de Mateo a los ojos de Frank y allí estaban nuevamente conectados con solo
un vistazo.
-Hijo por Dios, no me rechaces -Decía Patricia enceguecida por el dolor
Pero no había respuesta más que un apretón de manos dos veces,
efectivamente Mateo le estaba diciendo a Frank que no quería que Patricia lo
agarrara.
Resultaba difícil para Frank pedirle a Patricia que se retirara, pero la
agitación de Mateo los obligó a invitarla a salir de la sala, mientras que el
médico de guardia informó al Dr. Contreras, que el paciente había despertado.
Al irrumpir en la sala, Contreras provocó que Mateo entrara en pánico y
perdiera el conocimiento, el médico le tomo los signos vitales lo medicó y
esperó a que se despertara nuevamente.
Despertó seis horas después, ya era de noche, Frank acariciaba su afiebrada
frente con una de sus manos y con la otra apretaba fuertemente la mano de
Mateo y le hablaba bajito, le decía que ya habían salido del sanatorio, que ya
era independiente porque había cumplido la mayoría de edad, y fue
poniéndolo al día, cuando sintió que Mateo estaba apretando su mano en señal
de que lo estaba escuchando, entonces Frank le preguntó con angustia:
- ¿Puedes oírme, me entiendes lo que te digo?, Mateo volvió a apretar su
mano en señal de entendimiento.
-Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para ayudarte-Le reafirmaba
Frank angustiado
El jovencito abrió los ojos y lo miró fijamente, asintiendo con la cabeza,
mientras Frank continuaba su interrogatorio:
-¿Dejaste de creer en nosotros en algún momento?
-Nunca-Contestó Mateo, seguido por un acceso de tos
-El Dr. Contreras nos está ayudando, yo sé que le tienes desconfianza
porque es amigo de Daniel, pero él te salvo la vida, él fue quien te sacó del
infierno en el que te metieron, -Le advirtió Frank al desvalido muchacho.
Mateo respiro profundamente y volvió a quedarse dormido, su sueño era
agitado estaba sollozante, tembloroso, cuando volvió a despertarse, dos horas
después, mostraba signos de que le molestaba la garganta, débilmente pidió
agua y dijo que tenía frio, que no le apagaran la luz, Frank levantó con firmeza
su cabeza y acercó a sus labios un vaso con agua que apenas sorbió, lo volvió
a recostar con mucha sutileza sobre su almohada, apretó nuevamente su mano
y así se volvió a quedar dormido, la enfermera que los acompañaba extendió
sobre su cuerpo una manta térmica para atenuar los síntomas que estaba
viviendo en muy baja escala, eran las consecuencias del síndrome de
abstinencia.
Así transcurrieron dos días más, semidormido, agitado, por las noches se
despertaba súbitamente, sudoroso algunas veces y otras con demasiado frio,
repitiendo en varias oportunidades la palabra suéltame.
En la mañana del tercer día de haber despertado, las enfermeras y el
personal de limpieza, intentaron entrar para asearlo y cambiar las sabanas de la
cama, como de costumbre, pero esta vez, sin quererle causaron nuevamente un
ataque de pánico, la blancura de sus uniformes atravesó sus cinco sentidos,
todo comenzó a dar vueltas en su cabeza e inmediatamente buscó con la
mirada a Frank quien a las siete de la mañana, se había ido a descansar a la
habitación que habían alquilado, para estar más cerca del muchacho, regresaría
en la tarde para cubrir nuevamente la guardia nocturna, entonces Mateo fijó su
vista en su abuelo Jorge quien le explicó que Frank estaba reposando y
procedió a mitigar su angustia levantando levemente su cabeza y besándolo en
la frente repetidas veces.
Sus condiciones de salud habían mejorado mucho, ya podía hablar sin
toser, y lentamente entró en un estado de reposo durante el cual comenzó a
recordar las razones por las que estaba allí, las actuaciones de sus padres, o de
quien creía que era su padre, y allí apareció nuevamente la necesidad de ver a
Amanda, pero…él había estado con ella…o era un sueño…ella estaba con él,
ella le estaba confesando algo, le habló de un niño…
-Abuelo, necesito hablar con Nacho y con La Nena-Le dijo Mateo a Don
Jorge repentinamente
-Pero hijo, aquí no están permitidas las visitas, ya pronto te van a pasar a
una habitación pero tienes que recuperarte-Le dijo Don Jorge
-Es urgente, necesito hablar con ellos por favor-insistió Mateo
angustiándose por la negativa.
-Déjame hablar con los médicos-respondió el anciano pensando en que no
habría problemas.
El Dr. Contreras recomendó a los familiares del chico evitarle cualquier
tipo de emociones fuertes, pero había una realidad que no podían seguir
ocultando, Amanda ya iba para su octavo mes de embarazo y ya no había
excusas para ocultárselo a Mateo, todos sabían que esa era la razón por la que
el muchacho quería entrevistarse con los padres de su amada, seguramente
estaba recuperando parte de su memoria perdida y quería aclarar sus dudas
directamente con los involucrados en el caso.
En el transcurso de la tarde, Nacho y La Nena, padres de Amanda, se
presentaron en la sala de Cuidados Especiales del Centro de Desintoxicación
Mamporal, se sorprendieron al ver el cadavérico cuerpo del jovencito, había
perdido una gran cantidad de masa corporal, estaba pálido, ojeroso con los
labios casi blancos y resecos, no podían creer que fuera él, pero trataron de
disimular su asombro:
-Hola hijo, ¿Cómo andas?-Preguntó Nacho
Mateo estaba realmente conmovido de volver a ver nuevamente a aquella
pareja de hippies, que cautivaron su corazón, por toda respuesta se pasó los
dedos por la nariz, conteniendo un suspiro y tratando de retomar la
compostura les respondió:
-Aturdido, pero me siento bien
Don Jorge y Frank estaban presentes en la conversación y Nicolás estaba
detrás de los cristales, en la sala de médicos, observando las reacciones del
paciente:
-En primer lugar yo quiero pedirles disculpas a ambos por todos los
problemas que les he causado, en segundo lugar necesito pedirles delante de
mi padre y mi abuelo, que me concedan la mano de Amanda porque deseo
casarme con ella-Propuso Mateo medio tímido, medio apenado.
-Bueno muchachón por nosotros no hay ningún problema, espero que
hayas tenido tiempo de pedírselo a ella antes de todo este desastre-Dijo Nacho
en tono de broma
Para Mateo no resultaba gracioso lo que acababa de decir Nacho sobre
todo tomando en consideración lo del embarazo, al respecto no sabía cómo
aterrizar con la pregunta:
-Yo soñé que Amanda estuvo aquí-Dijo Mateo
-Sí, eso es correcto, ella estuvo aquí, le dieron un permiso especial-dijo La
Nena.
-Entonces es cierto, yo recuerdo que me habló de un niño, nuestro hijo,
¿Ella está embarazada?-Preguntó Mateo incrédulo
La pareja de hippies se asustaron, no sabían si era conveniente seguir
adelante, entonces miraron a Don Jorge y a Frank buscando aprobación para
continuar, ante lo cual ellos asintieron con la cabeza.
-Debes tomarlo con calma, recuerda que no puedes alterarte, ella va a
cumplir ocho meses de embarazo, cuando ingresó al penal tenía un mes
aproximadamente-Respondió Nacho con toda la precaución del caso
Un respiro profundo similar a una bocanada de aire fue .la reacción del
joven, seguidamente una tos seca lo obligaba a incorporarse con dificultad,
muchas reflexiones se agolparon de repente en su mente, ¿Cómo era posible
que le habían ocultado una situación tan delicada durante tanto tiempo?,
¿Como pudo Amanda atender ella sola un embarazo dentro de la cárcel?, ¿Que
seguía ahora?, ¿Iba a nacer su hijo en la cárcel?, ¿El podría verlo? ¿Era un
niño o una niña?:
-Es un niño-Le dijo la Nena tratando de adivinar sus preguntas
-Ella va a volver a venir a verte, tiene dos permisos más de tres horas cada
uno-Le dijo Nacho tratando de ganar tiempo mientras él se recuperaba.
Ya el jovencito no estaba conectado a los monitores pero seguía siendo
observado de cerca, Nicolás y los demás médicos, sabían que no estaba bien,
se encontraba hiperventilando, parecía faltarle el aire, tenía sensación de
ahogo suspiraba con frecuencia, su ritmo respiratorio era acelerado y
superficial, cuando decidieron ingresar al cubículo y pedirles a los familiares
que esperaran afuera, detectaron que tenía taquicardia y al tomarle la tensión
pudieron constatar que la tenia alta.
Mateo rechazaba la mascarilla de oxigeno, sentía que se ahogaba, estaba
tratando de respirar por su cuenta, mientras Nicolás lo convencía, le colocaba
la mascarilla cerca sin ajustársela, para que el pudiera aspirar el oxigeno a
cierta distancia, hasta que fue estabilizándose.
Seguidamente lo medicaron y le aplicaron un sedante, rompiendo así con
el protocolo de actuación mediante el cual solo le suministrarían una dosis
pequeña de calmantes al mediodía y otra más fuerte en la noche.
El Dr. Contreras se reunió con los familiares del paciente para advertirlos
de la situación del joven y de la cadena de consecuencias que pudiera generar
su readaptación a la realidad que lo rodeaba, considerando inoportuna la
presencia de Daniel y Patricia en la Sala de cuidados especiales y muy
oportuno que la segunda visita de la madre de su hijo se realice lo más pronto
posible para reducir la incertidumbre del muchacho y su depresión
melancólica, porque el diagnóstico expuesto se agravaba por presentar fallas
cardíacas, hipertensión arterial, desnutrición con pérdida de masa muscular,
tos psicógena, quebrantos con episodios delirantes.
Daniel Monteverde estuvo presente en la reunión, llevaba todo ese tiempo
actuando de bajo perfil, pero no había dejado de preocuparse por el muchacho,
fue duro saber que no era su hijo, pero eso no era obstáculo para dejar de
quererlo:
-Tuve fe en él desde que nació, no me sorprende su reacción porque le
fallé, no pude brindarle educación inicial, pero el trabajo de un padre no se
mide por un solo fracaso, ni por un éxito aislado, eso me lo enseño mi otro
hijo, por mas tropiezos que tengamos, un padre siempre aspira a que con una
buena enseñanza, el carácter del muchacho cambie y de ese modo su destino
también.
-No te preocupes Daniel, te ruego que te mantengas distante del muchacho,
pero no tienes porque dejar de venir a la clínica, por ahora seguirá en la sala de
cuidados especiales, hasta que logremos estabilizarlo física y mentalmente-
Aseguró el Dr. Contreras, Director del Centro de Desintoxicación.
Terminada la reunión con los familiares, el cuerpo médico programó la
segunda visita conjuntamente con la Penitenciaría de Mujeres, gracias a la
mediación de Nicolás, proceso que abarcó unos días mientras se efectuaban
los trámites burocráticos correspondientes.

10. Segunda Visita de Amanda


Nicolás le recomendó a Amanda que procurara que Mateo mantuviera la


calma, en caso de que entrara en una reacción de pánico, que utilizara una voz
pausada y razonable para que lo ayudara a reorganizar sus ideas, que
mantuviera abierta la comunicación, así el no pudiera contestarle:
-Verifica que esté entendiendo lo que le estás diciendo, bríndale todo el
apoyo que sea necesario, háblale de sus cualidades positivas, de sus triunfos y
lo más importante, no le prometas nada que no puedas cumplirle eso no
significa que no puedas utilizar el recurso de la esperanza y del abanico de
posibilidades abiertos para un mejor futuro.
Otra de las recomendaciones importantes que el Doctor ofreció a la
atribulada compañera de juergas de Mateo fue pedirle que analizara cuales
podían ser sus compromisos ahora, entre los cuales se encontraban ofrecerle
una llamada telefónica, enviarle correspondencia hasta que el pudiera visitarla
y clarificarle que toda crisis implica crecimiento
Mientras le abría un abanico de opciones de actuación, el psiquiatra no
dejaba de contemplar la belleza de Amanda pero por encima de todo admiraba
la capacidad que tenia para conservar su paz interior, no había nada que le
quitara su calma, se veía bien físicamente, con energía y el entusiasmo típico
de una madre primeriza, no obstante, había un dejo de tristeza en su mirada.
Los reportes que él había obtenido de la dirección del penal eran positivos,
Amanda Bustamante mantenía una buena relación con las demás reclusas de la
institución, se había convertido en un elemento pacificador que iluminó la vida
de las demás convictas con tan solo un mes de estadía en el centro
penitenciario, donde era descrita por sus compañeras como un persona
generosa, responsable, que compartía sus recursos con las más necesitadas, lo
que indicaban que poseía una gran madurez como ser humano y una fortaleza
de espíritu inmejorable.
El paciente continuaba hospitalizado en un cubículo de la sala de cuidados
intensivos del cuarto piso del Centro de Desintoxicación, no obstante le dieron
permiso para que bajara a la que sería su habitación, a fin de recibir la visita de
la madre de su hijo y para que se reencontrara con otros familiares y amigos,
se levantó de muy buen humor solicitó que lo asearan, le afeitaron la pequeña
barba y su rostro se veía radiante, Matías, su hermano, lo ayudó a vestirse, le
puso un traje deportivo de lana compuesta por un pantalón y chaqueta azul
marino con una franela blanca de algodón, pero cuando le colocó sus zapatos
deportivos , brotaron nuevamente lagrimas de sus ojos, hacía tanto tiempo que
no se calzaba, ocultarle su calzado había sido una medida para que no volviera
a escaparse.
Mateo ya estaba sentado en una silla de ruedas y atravesó la puerta de la
sala donde estaba recluido, bajo los aplausos del personal que lo estaba
monitoreando, entró al ascensor con una gran ansiedad, sentía que algo grande
lo esperaba, pero no podía imaginar que, al abrirse la puerta del ascensor
cientos de globos salieron a su encuentro, en ellos se podía leer, bienvenido,
felicidades y la frase es un bebe (it´s a boy, en alusión a su nuevo estado de
futura paternidad) de la misma forma los globos tenían dibujadas figuras con
diferentes motivos relacionados con infantes, nuevamente las lagrimas en su
rostro, sus amigos atropellándose para saludarlo y la enfermera pidiendo paso,
cuando entro a la habitación encontró otra nube de globos flotando entre
ramos de flores y de regalos para el bebé, entre los que destacaban coches,
porta bebes para el carro, peluches de todos los tamaños y formas, el se
divirtió viendo todos los obsequios especialmente unas boticas tejidas tipo
escarpines de color azul celeste, estaban las dos juntas sobre la que sería su
nueva cama.
El se hallaba desprevenido y aquellos pequeñitos accesorios lo alteraron
emocionalmente, de igual forma inesperada se dibujó la figura de Amanda
quien se encontrabaubicada del otro lado de la cama, y estirando su mano le
ofreció el escarpincito del bebe informándole que había sido el primer
obsequio que había recibido el pequeño, los tejieron entre ella y una reclusa
mientras la enseñaba a hacerle ropitas al pequeñín.
A pesar del sosiego, producido todavía por el uso de calmantes, Mateo le
sonrió con ternura y la vio como se acercaba poco a poco para que el pudiera
tener la oportunidad de dibujar su figura en su mente, ella tenía puesto un
camisón blanco con bordados azul celeste, unas sandalias blancas y el cabello
recogido a medio lado, atado con una cinta de seda del mismo color del
bordado de su vestido.
Su figura maternal era obvia, impedía que él tuviera dudas de que
efectivamente estaban esperando un bebé, había un nuevo brillo en ella, era la
particular belleza que reviste a toda mujer que pronto va a ser madre, el
extendió sus brazos y al igual que ella, cada uno había sostenido en sus manos
uno de los dos escarpines y sin soltarlos se abrazaron, se secaban mutuamente
las lagrimas en un ritual que duró aproximadamente treinta minutos de las tres
horas que tenían disponibles para saludarse y hablar de sus respectivas
experiencias después de una separación de más de siete meses:
-Como lo afrontaste-Le preguntó ella, refiriéndose a su pasantía en el
sanatorio
-Sentí furia y pesar, humillación al no poder resistirme, no quiero hablar de
eso por favor, ¿Cómo ha sido para ti?- Mateo evadió la pregunta con prontitud.
-Puedo decirte que son incontables las veces que he llorado por ti desde
que te recluyeron en ese lugar, sí, yo no voy a ocultarte que quede destrozada
y triste desde que nos separaron aquella infortunada mañana- Le contestó
Amanda dejando atrás toda pena.
-¡No, no tienes que disimularlo!.. pero yo no quisiera verte así…, siempre
me refugié en la idea de la mujer fuerte, segura y alegre que conocí…, no
quiero verte llorando, por favor, sácame de esta oscuridad como siempre lo
hiciste, líbrame de mi penumbra-Le pidió en el marco de un ahogado llanto,
mientras se encorvaba su espalda y se sentía con la vista nublada.
-Esta vez debes esforzarte tú, hallando dentro de ti el sentido de nuestra
lucha, para seguir adelante-Le contestó ella en señal casi de reclamo, viendo
que él se desvanecía dentro de la silla en el marco de una acentuada debilidad
física y mental.
-Yo lo pude hacer gracias al amor que me diste, el amor por mi familia, por
mis amigos y el apoyo de alguna de las personas valiosas que me atendieron,
todos ellos pudieron salvarme pero no sé si pueda resistir dejarte nuevamente,
aquí tirado en una cama, encerrado en un cuarto-Volvió a refutarlo ella.
En ese momento de la conversación, el cuerpo de Mateo se dejó caer
pesadamente sobre sus brazos, Amanda tomó rápidamente la muñeca de su
mano y observó que sus pulsaciones eran lentas y su respiración dificultosa,
llevo su cabeza hacia atrás, lo abrazo con toda su fuerza y trato de pedir
auxilio sin poder hacerlo, solo el estrepito que causo una silla al caer al suelo
hizo que hicieran acto de presencia los familiares, las enfermeras y los
médicos.
Lo llevaron a la cama, masajearon su corazón con fuerza, solicitaron un
equipo desfibrilizador, pero no fue necesario usarlo, el médico internista de
turno logró manualmente estimular su corazón, ayudado por las ampollas de
Norepinefrina, que le inoculó, en atención a sus virtudes de estimulante
cerebral relacionado con el estrés, que es capaz de elevar la frecuencia
cardiaca, logrando estabilizarlo en medio de la emergencia. Ella, por su parte
se disculpaba entre susurros y llanto, mientras sostenía su mano y sobaba su
frente:
-Perdóname mi niño, aquí estoy, descansa, yo no te voy a extrañar porque
te llevo en mi piel, estas dentro de mí.
Pero el joven, el encantador príncipe de sus sueños, ya no podía
escucharla, había cedido ante los fulminantes efectos de un sedante, que le
colocaron posterior al proceso de reanimación, mientras Nicolás contemplaba
la escena de la despedida sin dejar de admirar a Amanda quien le seguía
hablando como si estuviera despierto
-No voy a entristecerme más, porque te siento conmigo, esperaré a que te
despiertes nuevamente y me demuestres que estás vivo, radiante como el sol,
recuperaremos nuestros días felices ¿Puedes oírme? -Se preguntó a sí misma
porque sabía que ya el no podía hacerlo.
-Seguiremos adelante, vamos a recuperarnos quiero volver a verte, sonreír
para compartir tu alegría, lo volveremos a intentar-Continuaba ella en sus
planteamientos al enfermo.
Nicolás se conmovió una vez más y trató de consolarla le advirtió que el ya
no la estaba escuchando entonces para distraerla, la tomo por un brazo y trato
de alejarla del paciente, pero no pudo, luego le preguntó sobre como
comenzaron su romance, a lo cual ella respondió:
-Todavía no lo sé, una educadora jamás cae tan fácilmente ante sus
alumnos, pero él tenía una especial carencia de afecto, aun cuando estaba
sobreprotegido, esa contradicción llamó mi atención.
Mientras conversaba, trato de buscar asiento, Nicolás le acercó una silla, se
sentía agotada, y adolorida pero aun así continuó su relato, sosteniendo la
mano de Mateo sin dejar de besarla y humedecerla con sus lágrimas
acariciándole como si tratara de darle la energía y la fuerza ese cuerpo
exhausto y deshidratado:
-Al principio tuve miedo y prejuicio pero luego fue surgiendo una especie
de sentimiento de amistad de compromiso, de compañerismo, luego vino el
cariño, el afecto, el contacto y la pasión, todo el amor que guarde por tanto
tiempo, de pronto decidí compartirlo con este muchacho que proviene de una
familia de abolengo, acompañado de toda esa parafernalia típica de las
familias ricas, guardaespaldas, casas de playa, lujosos vehículos, haciendas,
una risa que era casi una carcajada que contagiaba a cualquiera-Expuso ella
Ella hizo hincapié en los detalles que le llamaron la atención, porque
dentro de su grupo él nunca hacia chistes, pero ella decía que se reía con gusto
de los chistes y bromas que practicaban sus amigos, entonces eso la convirtió
en una presa fácil de capturar y así quedó enganchada para siempre enfundada
en ese principio filosófico que señala que hay un tiempo en el que dejas que
sucedan cosas y un tiempo para hacer que las cosas sucedan.
- Fue bueno que se descompensara para que me diera la excusa de sedarlo
antes de que te viera partir-Advirtió Nicolás
-Sí, lo mejor es lo que sucede-Agregó Amanda sin dejar de reconocer que
su estampa era la de una persona frágil que requiere de cuidados especiales,
que eso la dejaría angustiada
De cualquier manera la expectativa la estaba invadiendo, ella estaba
preparada para despertarlo sabía cómo empezar, pero no sabía cómo se iba a
despedir entonces le pidió a Nicolás que le dijera que ella se había sentido
aliviada al verlo, que cada vez trataba de entender más, que fue lo que les
sucedió:
-Trato de explicármelo pero seguirá siendo difícil de entenderlo, ya
aceptamos que rompimos las reglas del juego y me siento ganadora, somos
campeones de la vida, que pronto saldremos a bailar, a cantar, a pasear,
escuchar nuestra música, montar a caballo, dile que quiero verlo enseñar a
nuestro hijo a jugar futbol y a galopar, que sueño con volver a estar juntos
disfrutando de la libertad que merecemos, una libertad sin condiciones.
Ella se refería a la posibilidad de un nuevo el amanecer, de una nueva era,
donde la armonía pudiera reinar, dejando a un lado las injusticias, las
imposiciones autoritarias o las decisiones inconsultas.
-Dígale que le prometo que todo será mágico entre nosotros que me espere
con fe, que todo cambiará.
La llegada de la celadora a la habitación terminaba la triste escena para
iniciar otra desgarradora salida de la clínica, de manera involuntaria, sabiendo
que dejaba tendido e inmóvil el cuerpo de un ser querido que requería de su
presencia y que lo sumiría con toda seguridad, en la más profunda de las
tristezas cuando le toque despertar y no la vea a su lado.
Nicolás la acompañó hasta la puerta del ascensor, la vio partir, entre
abrazos de familiares y amigos, aun tejiendo sueños en su mente, era
sorprendente lo joven que se veía, aparentaba tener un estilo muy propio de
vida, cuando se abrió la puerta del elevador ella se dio vuelta para despedirse
con una amplia sonrisa pero con los ojos llenos de recuerdos del ayer , su cara
estaba enrojecida de tanto restregarse las lagrimas, llevaba en sus manos uno
de los escarpines tejidos que le regalaron a su bebe (el otro lo dejó en la
habitación), efectivamente aquella mujer no era quien él esperaba, sus palabras
de despedida para con Mateo fueron “Adiós Amor mío…. No llores….
Volveré…. Lo prometo…. No dejes de pensar en mi”, luego lo besó con
ternura y se fue desprendiendo de su mano que mantuvo sostenida durante
todo el tiempo que duró la visita, mientras el joven permanecía inmóvil,
respirando con dificultad y con sus bellos ojos cerrados nuevamente.
Nicolás se preguntaba cuánto tiempo más estarían separados, cuánto iba a
durar esa distancia, pero de lo que si estaba seguro, era que ese romance estaba
cimentado en el amor que se había despertado en sus corazones, y que el haría
todo lo posible, para que sus sueños se transformaran en realidad.
Al alejarse Amanda dejó grabada en la memoria de su amado las huellas
del camino andado, y la senda que han de reiniciar, sin mirar atrás, sin
rencores.
Al abrirse la puerta del ascensor, en la planta baja del edificio, una mujer
pidió a las celadoras unos minutos para hablar con la prisionera, estaba
demacrada, sin una gota de maquillaje, su rubio cabello estaba recogido en una
simple cola que denotaba horquetillas y malos tratos, estaba tan delgada que la
ropa le colgaba del cuerpo.
Patricia se presentó ante Amanda con gran timidez ya que temía que ella la
rechazara por el resentimiento que pudiera tener contra ella
-Hola, soy la mamá de Mateo… ¿Me recuerda?- Le inquirió Patricia
-Si claro-Respondió Amanda cortésmente, aun con la cara totalmente
enrojecida.
-Deseo disculparme de todo corazón, espero que sepa que estoy
arrepentida de haber acompañado inicialmente a mi esposo en esta aventura,
estábamos desesperados yo no la conocía….yo no sabía que usted era….
Amanda tomó aire y trató de resumirle su postura
-Si señora, yo soy esa mujer con la que sigue soñando su hijo, la mujer que
le robó el amor de su niño, pero por ello estoy perdiendo parte de mi vida, por
haber transgredido su infancia, por haber consolado sus angustias y por haber
despertado al hombre que ustedes insistieron en dormir con tranquilizantes.
Siguió avanzando en su ataque, sin prisa pero sin pausa le dijo todo lo que
había sido producto de una profunda reflexión durante sus noches de
cautiverio:
-Dígame por favor, ¿En qué pensaba usted cuando bendecía a su hijo?
¿Usted se ha detenido alguna vez a detallar el significado de esa palabra?
Algunos dicen que es un acto sagrado mediante el cual se implora protección a
un ser querido, es deseo de vida,yo creo que es un acto de transmisión de
energía al fruto de nuestras entrañas, De que le sirve a usted haberlo traído al
mundo, cuando permitió que su esposo le robara seis meses de vida y no se
sabe cuántos mas. Su capricho, el capricho de su esposo, le costó varios kilos,
testimonio del sufrimiento que le causaron a ese muchacho soñador, a quien le
cortaron su cabello pero nunca podrán achicar sus ideas.
Patricia no reaccionaba, estaba estupefacta ante la mujer que portaba en su
vientre a su primer nieto, esa mujer valiente que asumió el reto de enfrentar a
Daniel Monteverde, sin más apoyo que sus firmes palabras y una férrea
autoestima que ya quisiera ella misma haber tenido cuando le tocó decidir
entre el amor de su vida y el deseo de complacer a una sociedad que la empujó
a celebrar un compromiso por mantener las apariencias. También llegaron a su
memoria los recuerdos de cuando su niño comenzó a hacerse hombre y cubría
con susto su desnudo cuerpo, cuando su madre trataba de verificar si se había
dado un buen baño.
-Me tengo que ir, no sin antes ratificarle que llevo en mi vientre a su nieto,
y probablemente es a él a quien tengan que explicarle lo que ustedes le
hicieron a sus padres, Mateo fue tan hombre que fue capaz de engendrarme un
hijo al que voy a proteger con todas mis fuerzas para que pueda vivir libre en
plenitud, buenas tardes-Sentenció Amanda al despedirse.
Terminó así su emplazamiento, con hidalguía, con la frente en alto, salió
del edificio, con el compromiso a sus amigos y alumnos que la acompañaron
hasta la salida, de cuidarse por ella y por el hijo de su amor eterno.
El recorrido de regreso a la prisión, a través del bosque de arboles que
distanciaba a la clínica de reposo de la ciudad, lo hizo bajo los acordes de una
vieja canción que formaba parte de sus melodías favoritas, la cual postulaba
que el amor era azul, azul como sus lágrimas, o como el cielo que cubría su
ruta hacia el encierro, como el mar donde juguetearon durante tanto tiempo,
como la dulzura que había en sus palabras, cuando le pidió perdón, con tanta
dificultad para pronunciar tan terrible palabra.
Que melodía tan inolvidable, que recuerdo del ayer, de la primera vez que
vio su rostro asustado, porque la inseguridad que le habían sembrado con tanta
sobreprotección, no le permitió hacer un simple ejercicio de resistencia física
pero que largo camino tuvo que recorrer para demostrar que era capaz de
resistir eso y mucho más, con una gran dosis de dignidad.
Sí el amor es azul triste color, pero lleno de mucha dulzura, característica
del mundo maravilloso que se sueña.
El tiempo transcurría rápidamente para la familia Monteverde Lander, las
horas se transformaron en días, la rutina seguía siendo la misma, en la sala de
cuidados intensivos seguían medicando a Mateo ante su imposibilidad de
ingerir alimentos sin vomitarlos, ante su tristeza cada vez más profunda,
seguía quebrantado y sus pesadillas iban en aumento.
Una noche se despertó, aun cuando estaba bajo efectos de sedantes, sin
poder dormir mas, entonces miro con detenimiento a Frank, se veía desgastado
físicamente, desmoralizado, el nunca sonreía, nunca opinaba, solo observaba,
intentó conversar con él y se dio cuenta de que estaba casi que montado sobre
su humanidad, tenía una mano apoyada en la pared y la otra en la cama, al
lado del cuerpo de Mateo dejando caer sobre el joven la imagen de un Cristo
que colgaba de una cadena de oro:
-¿Tú nunca te quitas esa cadena?- Le preguntó Mateo tratando de asir la
figura.
- Así es-Respondió secamente Frank, admirado de que su muchacho
estuviera en disposición para hacer comentarios
Efectivamente desde que Mateo supo lo del embarazo, sus relaciones
afectivas con su abuelo con Frank y con Nicolás, especialmente con este
último, se habían enfriado, en represalia por haberle mantenido oculta tan
importante información
-¿Qué representa para ti?-Siguió preguntando Mateo
-Ya te dije que era de mi padre, el la llevaba puesta cuando murió.
Aquellas palabras conmovieron una vez más a Mateo, cuanta historia había
detrás de aquel hombre que siempre estaba a su lado pero que él no conocía
bien, no sabía quienes habían sido sus verdaderos abuelos, como había sido la
relación entre ellos, tenía que seguir preguntándole cosas porque Frank no se
las contaría por cuenta propia, ese hombre era casi una tumba.
Mientras Mateo reflexionaba, Frank se decidió a quitarse la cadena y con
gran ternura se la colocó al muchacho y le dijo:
-Me gustaría que la usaras y que algún día mi nieto pueda llevarla también
Mateo se dejo levantar la cabeza y luego la agachó para acomodarse el
obsequio, posteriormente tomo el crucifijo en sus manos y lo besó con
profundo respeto.
-Quiero algo más que este crucifijo, quiero que me des tu apellido-Le dijo
Mateo en un tono ceremonioso
-Eso va a significar un revuelo social y no quiero exponer a Patricia a tal
situación-Dijo apenado Frank
-Hasta cuando vas a seguir pensando en mi mamá, ella no merece tu
consideración-Dijo Mateo enojado
-No te alteres, por favor, se hará como tu digas, lo que tú quieras-Le afirmó
Frank.
-Yo quiero que tu nieto lleve tu apellido, eso es lo que quiero
-Ya lo consulté con el Dr. Maximiliano, es un proceso lento, que puede
llevar mucho tiempo luego de que obtengas la sentenciajudicial en la que
conste la prueba de nuestra filiación hay que comunicar el cambio de apellidos
al servicio nacional de identificación-Le advirtió Frank al muchacho
Era medianoche y mientras ellos conversaban los médicos de guardia
estaban haciendo su ronda de rutina, la joven y hermosa psiquiatra de turno,
Dra. Fiorella Lagos, se acerco al paciente para verificar las razones por las
cuales estaba despierto, se presentó, dio las buenas noches y se acerco
lentamente a la cama del paciente, tomó su pulso, lo auscultó con el
estetoscopio, le tomó la tensión mientras colocaba un termómetro en su boca,
finalmente sacó una odiosa linternita del bolsillo de su bata para apuntar hacia
los ojos de Mateo, que quedó inmovilizado al sentir la presión de la mano de
la Doctora sobre su frente y la iridiscente luz sobre sus ojos:
-Por favor, siga la luz-Decía ella en tono marcial
-No puedo-Respondía con seriedad el muchacho tratando de esquivarla
-¿No puede o no quiere?
El muchacho aspiró aire profundamente, se sentía intimidado, no estaba
preparado para atender los requerimientos de nadie a esa hora y menos de
aquella mujer que lo perturbaba, era el síndrome del rechazo a la emblemática
bata blanca.
-Creo que lo está agitando, déjelo, por favor-Intervino Frank
respetuosamente.
-Claro ¿Me permite un momento?-Le dijo la Dra. Solicitándole que la
siguiera a la sala médica.
-No me dejes Frank-Solicitó tímidamente Mateo mientras le estiraba la
mano
-No te asustes por favor, no tienes nada que temer, yo no me voy hasta que
llegue tu abuelo-Le dijo Frank besándolo repetidamente en la frente
cobijándolo y tomando su mano en señal de enlace, de compromiso.
Una vez estabilizado emocionalmente al chico, Frank se dirigió hacia la
Dra. Fiorella y le pidióque lo disculpara si no era nada urgente, la Dra. Asintió
con la cabeza y le advirtió que no lo estimulara para evitar que siguiera
despierto y que le quitara la cadena que llevaba puesta porque podía interferir
con los tratamientos que pudieran aplicársele, pero era inevitable, en la medida
en que se reducían los sedantes, aparecía el fantasma del insomnio,
especialmente en el caso de un paciente con un gran sentimiento de culpa, por
la problemática que enfrentaba su pareja, embarazada y en la cárcel.
La noticia de una futura paternidad lejos de alegrar a Mateo, le había
ocasionado un estado de ansiedad, tomando en consideración su patrón de
personalidad orientado hacia una gran auto exigencia, poco tolerante,
excesivamente ordenado y sistemático, perfeccionista, con poca habilidad para
el roce social y baja verbalización de sus emociones.
Consideraba que ser padre era un gran reto para el que no estaba
preparado, una paternidad a temprana edad cambiaba los proyectos de vida de
cualquier jovencito, no era cuestión de experimento, el se encontraba fuera del
sistema educativo y no era lo que realmente quería para su vida en ese
momento, hubiera preferido prepararse mejor, desarrollarse, estar mejor
capacitado para tomar decisiones, tener un plan de vida a futuro, tener claros
los objetivos.
Mateo no quería repetir el circulo vicioso de la pobreza afectiva, por no
estar a la altura de tal circunstancia y que eso pudiera afectar a su hijo como
sucedió en su caso.
De manera tal que con todas estas reflexiones era difícil conciliar el sueño
sin tener que recurrir a los fármacos, no obstante el joven hizo el mejor de sus
esfuerzos por alcanzar el sueño.
El amanecer trajo nuevas sorpresas, El Dr. Contreras le informó que le
daba de alta de la sala de cuidados especiales y que ya podía irse a su
habitación donde estaría más cómodo, por otra parte su abuelo y su hermano
querían festejar con él su recién cumpleaños, solo estaban esperando que
mejorara un poco, para entregarle su regalo, era una cajita con un lazo
sencillo, que él recibió sin mucho entusiasmo pero con gran respeto.
Un manojo de llaves salió a relucir de tan emblemática envoltura, el
supuso que correspondían a un carro, pero eran demasiadas llaves:
-¿De qué se suponen que son?-Preguntó intrigado el joven
-¿ No te imaginas?-Repreguntó el abuelo Jorge
-No-Respondió Mateo sin mayor intriga
-Son las llaves de tu casa, un lugar hermosos para que vivas con tu futura
esposa y tus hijos-Dijo Don Jorge
Un fuerte abrazo fue la respuesta del muchacho, quien ya había
cuestionado su regreso a casa, ¿Cuál casa? A la casa de Daniel Monteverde no
querría regresar jamás y en la casa de su abuelo estaba viviendo su mamá,
Patricia quien a raíz del desarrollo de los últimos acontecimientos tuvo que
separarse de Daniel.
El único lugar con el que sentía un sentimiento de pertenencia era la
Hacienda Utopía y allí no podía residenciarse porque estaría lejos de Amanda,
todavía le faltaba saber si la nueva casa estaba ubicada cerca del complejo
habitacional de su familia, no quería que su hijo coincidiera a futuro con las
personas que le habían ocasionado tanto daño.
-Vas a ser vecino de la familia Lujan-le dijo Don Jorge, adivinando su
pensamiento, refiriéndose a la casa del Dr. Maximiliano Lujan su abogado.
-Me alegro-Dijo Mateo sin mayor comentario
Había algo que le quedaba pendiente, su hermano, no quería que su
hermano se quedara a vivir con Patricia en la casa de su abuelo, no quería que
sus sobrinos, fueran victimas del acoso que él y su hermano vivieron, por eso
se dirigió a Matías y le preguntó:
-¿Maty, quieres vivir conmigo?
-Somos cuatro-Le contestó Maty
-Somos nueve incluyendo a Frank y al abuelo-Le corrigió Mateo, quiero
que nuestros hijos crezcan juntos, que no pase lo mismo que pasó con
nosotros, que nos conocimos después de grandes, vamos a construir una gran
familia, te necesito-Le imploró Mateo
-Está pago chamito, déjame proponérselo a Gabriella-Le respondió Maty.
-Proponle también que el matrimonio por la iglesia lo celebraremos juntos,
cuando Amanda salga de la cárcel.
-Vale-asintió el hermano dispuesto a consentirlo en todo.

11. Tercera Visita de Amanda


El restablecimiento del paciente aceleró los planes de traslado hacia el


primer piso del Centro de Desintoxicación, paralelamente a ello, se realizaban
los trámites burocráticos del tercer y último permiso de Amanda Bustamante
para visitar a su convaleciente pareja.
El día del encuentro Mateo se veía más fuerte y saludable, estaba en
mejores condiciones, pero aun no podía sostenerse en pie, por lo cual fue
trasladado en silla de ruedas, se despidieron del personal de guardia en el piso
y entraron en el ascensor Don Jorge, Frank, Matías, Nicolás, la enfermera
encargada del procedimiento y Mateo.
El elevador se detuvo en el primer piso y en la medida en que recorrían el
pasillo, recibían el saludo cordial de enfermeros y transeúntes que conocían
del caso y les advertían que un grupo de periodistas estaban tratando de
ingresar a la clínica pero que el personal de seguridad les garantizaba que no
lograrían subir a las habitaciones.
Al llegar al cuarto asignado la puerta se abrió y surgieron decenas de
globos de colores, flores y el canto de feliz cumpleaños, los compañeros del
colegio, el entrenador, el personal de la hacienda, primos demás familiares y
amigos, llenaban el recinto, Mateo podía ver que la mayoría de los globos
tenían mensajes alegóricos y poco a poco, entre abrazos, risas y llantos fue
apareciendo la redonda figura de Amanda, ante la mirada incrédula de Mateo,
quien sabía que ella lo visitaría nuevamente pero no sabía cuándo:
-¿Dónde está mi príncipe azul? ¿Alguien ha visto a mi adorado príncipe?-
Decía ella en tono de broma, para enojarlo, sabía que a él no le gustaba para
nada que ella le dijera así
El muchacho la observaba directamente a los ojos, con angustia, timidez y
afecto al mismo tiempo. Todos los presentes en la habitación se retiraron
calladamente, buscando la salida del recinto de manera precipitada, tratando
de que la pareja, pudiera disfrutar al máximo del tiempo disponible para el
encuentro.
No hubo palabras, Mateo trató de ponerse de pie y ella se lo impidió al ver
que le era difícil, entonces con delicadeza empujo la silla hasta el fondo de la
habitación y lo invitó a que se sentaran en el piso, como siempre lo hacían,
esta vez rodeados de peluches y de regalos para el bebé que estaba a punto de
llegar al mundo.
Efectivamente Amanda había entrado ya en su octavo mes de embarazo,
fueron días tratando de encontrar la forma de decírselo y allí estaba él
conmocionado, sentado en el piso, recostado de una pared, mientras ella se
apoyaba en uno de los grandes osos de peluche que los rodeaban, poco a poco
se fue sosteniendo del cuerpo del joven hasta ubicarse encima de sus piernas,
que se elevaron para apoyarla, así buscó nuevamente su mirada , sus labios y
el contacto con su rostro, se acariciaron sin tocarse, estrujaban sus rostros
entre sí, una y mil veces, los cuales estaban impregnados de lagrimas, el sólo
podía susurrarle al oído que lo perdonara por todo el daño que le había
causado, salir adelante con un embarazo, en las condiciones en que se
encontraba, ella a toda respuesta, decía que la adulta era ella, que era su
responsabilidad tomar todas las previsiones .
Afuera de la habitación los familiares y amigos de la pareja, hacían
conjeturas sobre como la estarían pasando y se debatían entre las ideas de si
era conveniente pasar e interrumpirlos, porque estaban seguros de que no la
estaban pasando bien, o dejar que siguieran transcurriendo las horas.
Amanda le dijo que disponían de poco tiempo y que quería discutir sobre
lo que harían cuando naciera el bebé. El no respondía ante sus interrogantes
porque no sabía las implicaciones que podía tener para él, la llegada de un ser
que no iba a disponer de los cuidados de su madre. Ella insistía en preguntarle
si estaba de acuerdo en que el niño se criara con su mamá “La Nena”, mientras
ella terminaba de cumplir su condena.
-No, yo soy su padre, me corresponde atenderlo, en mi casa, en nuestra
casa, acabo de recibir las llaves del lugar donde vamos a vivir juntos para
siempre-Le dijo sin pensarlo dos veces
Ya para entonces, él comenzó a emocionarse, se trataba del nacimiento de
una nueva familia, su propia familia, por lo cual tenía que empezar por el
principio:
-¿Quieres casarte conmigo?-Le dijo con dulzura, una vez más, mientras
acariciaba su cabello.
Amanda se incorporó rápidamente, para besarlo en respuesta afirmativa,
mientras él le explicaba que no quería que su hijo llevara el apellido del
hombre que los encarceló mientras crecía en el vientre de su madre.
-Quiero cambiar mi apellido por el de mi verdadero padre, Frank
Salvatierra-Le dijo Mateo
-Eso lleva tiempo y necesitamos que el niño lleve tu apellido para que
puedas tenerlo sin complicaciones de identificación parental-Respondió
Amanda.
-Tienes razón, no había pensado en eso, una vez más voy a tener que ceder,
pero será temporalmente que lleve mi nefasto apellido-Advirtió Mateo
refunfuñando.
El cabello cubría la cara de Amanda, ante el asombro de lo planteado, que
ya se había descubierto la verdad sobre Frank, entonces metió sus dedos entre
las dos capas que caían como cascada sobre su rostro, dejándolo nuevamente
al descubierto, mientras Mateo resumía la historia de cómo se habían
desarrollado los acontecimientos.
Ella solo atinó a decirle cuanto se había alegrado de que se supiera que su
hijo se había librado de heredar los genes de aquel ser que les había causado
tanto daño.
-¿Cómo quieres que se llame?-Le preguntó ella
Nuevamente el joven padre guardó silencio, era que no terminaba de
asimilar lo que le estaba sucediendo
-No sé, ¿Que has pensado tu?-Le inquirió el joven
-En nada, quería que tú me hicieras una propuesta-Le planteó la futura
madre.
-Es una responsabilidad, por ahora quiero tener la certeza de que tu y él
estarán bien, voy a velar por eso, te juro que no te faltará nada, voy a organizar
lo del enlace civil, lo concerniente a la clínica ya está listo, está en proceso el
arreglo de la habitación en la casa que me acaba de regalar mi abuelo Jorge,
allí crecerá nuestro hijo hasta que puedas acompañarnos.
Ambos seguían llorando silenciosamente, tratando en vano de celebrar su
encuentro, de alegrarse por la llegada del hijo de ambos, pero el fantasma de
los malos ratos los acosaba, no podían olvidar que habían sido separados a la
fuerza por cometer el delito de amarse, los obligaron a bailar al filo de la
muerte por desafiar los convencionalismos sociales.
Mateo estaba seguro, cada vez más, que no cabía en ese mundo cargado de
odio y de maldad y esa era laúnica parte negativa de haber engendrado a una
nueva víctima de la aventura de vivir en paz, el no quería darle un hijo a una
sociedad que maltrata y humilla.
-Quiero que te alimentes bien para que puedas recuperarte y apoyarme, te
necesito más que nunca, no me dejes sola, voy a entregarte al niño una vez que
nazca porque no quiero amamantarlo en el penal, no quiero que mi hijo
ingrese bajo ningún concepto a ese recinto, Gabriella me prometió
amamantarlo-Le dijo Amanda entre sollozos mientras se despejaba una vez
más el rostro de su hermosa cabellera.
-Como tú digas, yo haré lo que tú me pidas-Respondió Mateo.
Una vez conversado lo más importante, volvieron a fundirse en un tierno y
fraternal abrazo, ella acariciaba su pálida piel, analizaba las causas de sus
profundas ojeras, tanteaba juguetona las ondas de su cabello, que se asomaban
incipientes ante un recién raspado cuero cabelludo, en mudo testimonio de su
tormento, mientras él jugaba con su espesa cabellera.
El tiempo pautado se les fue tan rápido, que se estremecieron de asombro
cuando Frank les tocó la puerta y se asomó para decirles que tenían veinte
minutos para despedirse.
Ella era pedagoga y esta vez se preparó para el momento, le pidió que se
tendiera largo a largo en el piso y que volteara su mirada hacia la pared, él la
obedecía silenciosamente mientras ella comenzó a acariciar su espalda a
manera de masaje, le pidió que se relajara, que no la mirara cuando ella se
levantara, en el marco de un ritual de desapego:
-Prométeme que no te voltearás, prométeme que lo aguantarás, prométeme
que terecuperarás por mí, por tu hijo-Le suplicaba ella con firmeza
No obstante el comenzó a vaciarse en llanto, por lo cual tampoco estaba
interesado en que ella lo viera en ese estado, mientras Amanda se consumía
los minutos restantes besando todo su cuerpo e incorporándose con la rapidez
que le permitía su estado, para evitar que la volvieran a precisar
- ¿Cuando nos volvemos a ver?-Gritaba el sin voltearse
- Cuando me trasladen a la clínica, puedes ir a buscarme, yo les estaré
avisando, esperen mi llamada-Le dijo ella desde la puerta.
Al salir, Amanda le pidió a Frank que no dejaran que Mateo la viera
cuando ella saliera del Centro, se despidió del grupo con una sonrisa, cargada
de optimismo, siempre dándoles fuerzas a todos los que la rodeaban, se
marchó con las funcionarias que la aguardaban, discretamente.
Su hermosa figura maternal, adornada con un traje azul de tela de blue
jeans, con un bordado de pequeñas flores rosadas al relieve diseñadas con
encajes y pedrerías en el pecho, con mangas cortas de bombache dándole un
toque angelical, se desaparecía en el pasillo hasta llegar a la puerta que daba
paso a la escalera que conducía a la planta baja, escoltada por Matías que la
acompañó hasta el vehículo oficial que la trasladaría al Centro de Reclusión,
prometiéndole en el camino que pondría al día a Mateo en cuanto a los planes
que habían diseñado para atender a los tres niños ya que Gabriella, su novia
estaba esperando gemelos.
Los periodistas de la prensa local y las revistas del corazón que hacían
seguimiento al caso de los jóvenes enamorados, se agolparon alrededor de
Amanda para pedirle información sobre su embarazo, pero las personas que la
acompañaban la protegieron para que no tuviera que dar declaraciones si no
era su gusto, ella se limitó a dar las gracias por las atenciones y dijo que estaba
bien.
En ocasión del embarazo de Amanda, el grupo de amigos de la pareja,
específicamente Máximo, Roberto y Arturo, concordaron embarazarse en
cambote, para poder ayudar a amamantar a los hijos de los Monteverde-
Lander, por tal razón, los preparativos para dar la bienvenida a los niños,
estaban bastante adelantados para tranquilidad de Mateo que ignoraba dichos
planes porque los mismos formaban parte de una hermosa sorpresa.
Tanto Amanda como Gabriella, tenían cita con el mismo ginecólogo, para
dar a luz el mismo día, mediante intervención quirúrgica de cesárea.
Transcurridos unos cuantos minutos de la triste partida de Amanda, Frank,
Jorge, Nicolás y Matías decidieron quién de ellos debía entrar a la habitación y
enfrentar a Mateo, tomando en cuenta que tenían que convencerlo de comer
porque ya era la hora del almuerzo.
Nicolás fue el seleccionado, entró sigilosamente y se acercó al rincón de la
habitación donde se había refugiado la pareja de enamorados y allí estaba él,
volteado viendo hacia la pared, en la misma posición en la que ella lo había
dejado minutos antes.
El psiquiatra se acostó a su lado y comenzó a recordarle su promesa de que
iban a transitar juntos los procesos difíciles que tuviera que abordar el joven, a
lo cual Mateo respondió sumisamente con un “Umju”, que significaba una
especie de sí.
-Dame tiempo, por favor-Completando así su respuesta, gimiendo en el
más puro estado de hiperventilación
Nicolás recibió una llamada telefónica, era el internista para informarle que
necesitaban el equipo desfibrilador que él había pedido mantener en el puesto
de enfermería en caso de una emergencia
-No te lo lleves por favor, dame una hora, es todo lo que necesito-Le dijo
Nicolás al internista
El paciente sintió curiosidad por lo conversado y pensó que se trataba de
él, pero no se inmutó y se aferró aun más a la pared.
-Estoy intentando hacer lo que me dijiste pero no puedo, no es fácil-Le dijo
Mateo a Nicolás mostrando sibilancias y dolor en el pecho
No obstante Nicolás trato de acompasar y encaminar su respiración para
normalizar el estado de crisis en el que se encontraba:
-Esto es algo que puedes asumir sin necesidad de ayuda, relájate y no
pienses más en la despedida, intenta respirar por la nariz por favor-le sugería
Nicolás mientras trataba de hacer que se levantara del piso.
Dos lágrimas traicionaron una vez más, la neutralidad terapéutica que
debía mantener el psiquiatra, se había encariñado tanto con el joven paciente
que sentía su dolor como propio, y lo más lamentable era que sabía que el
paciente estaba poniendo de su parte para superar el estado de debilidad tan
grave que le produjo la sedación continua, el aislamiento y la inmovilización.
De pronto una inesperada vuelta del paciente dejó al descubierto las
lágrimas de Nicolás, sin imaginarse que surtirían más efecto que sus propias
palabras en el intento de sacar al paciente de su estado catatónico.
-Con que los psiquiatras también lloran-Bromeó un poco Mateo
intercambiando roles de reanimación.
-Pues si chamito, me siento desarmado, no sé qué decirte, puedo hasta
perder mi licencia si alguien se entera de lo que me está ocurriendo-Respondió
Nicolás.
Mateo se fue incorporando lentamente y trató de apoyarse en Nicolás que a
su vez intentó conducirlo hasta la cama, haciendo énfasis en que debía evitar
que Frank y el resto de la familia lo vieran derrumbado en el piso.
Pero Mateo no quería ir a la cama, le pidió que lo ayudara a llegar hasta el
mullido sofá color violeta ubicado debajo del ventanal de la amplia y
confortable habitación.
Al levantarse del piso, dejó caer un escarpín azul celeste que tenía una nota
adentro, “Mi príncipe, como te dije este fue el primer regalo que me
entregaron mis compañeras para el bebé, yo me quedé con uno y te dejé el otro
para que lo visualices en el piecito del niño, llévatelo a la clínica, para nuestro
próximo encuentro, cuando podamos colocárselos, besos Amanda”
Nuevamente inició un proceso de hiperventilación, pero la cara enrojecida
de Nicolás, le hizo reflexionar sobre uno de los consejos que le dio Amanda:
“Ayuda a los que te rodean para que puedan ayudarte”
Entonces se preguntó cómo era posible que aquel hombre que era un
perfecto desconocido, se hubiera convertido de la noche en la mañana en uno
de sus paños de lágrimas.
-Nunca voy a tener como pagarte el afecto que me has brindado, pero estoy
pensando la mejor forma de honrar tu lealtad, tu comprensión tu apoyo
profesional, tu educación.
Efectivamente Mateo ya tenía resuelta una de las tareas que le dejó
Amanda, el niño se llamaría Francisco como su padre y Nicolás como su
psiquiatra.
Respiración entrecortada y la opresión en el pecho indicaban que la
melancolía de Mateo estaba en su punto máximo, de pronto hizo un pauta para
analizar el sonido de los pasos que se acercaban al sofá donde se había
refugiado para dar rienda suelta a su dolor, era un caminar lento y sosegado, si,
eran los pasos de Nanita, su anciana niñera, estaba desgastada por el pasar de
los años y afectada profundamente por la tragedia que vivía su muchacho, ella
quería respetar su duelo y se mantuvo a cierta distancia, para no agobiarlo con
tanto asedio, pero al saber que estaba nuevamente abatido se decidió a entrar a
la habitación:
-Hola mi niño, yo también te traigo un regalo-Le dijo la nana enjugándose
las lagrimas.
Mateo dio la vuelta lo más rápido que pudo y se incorporó para recibir el
cálido abrazo de aquella matrona a quien tanto quería, de pronto se sintió
adormecido en su regazo, cerró los ojos con fuerza y se dedicó a recordar
todas las veces en que se cobijó entre esos brazos, en ese pecho, seguidamente
ella busco de levantarle la cabeza y el, a duras penas, pudo abrir los ojos para
observarla:
-Mira lo que te traje, ¿Te acuerdas de esto?-Le preguntó la Nana al mismo
tiempo que sacaba de su bolso, un viejo pañal de tela que Mateo acostumbraba
a llevárselo a la cara para conciliar el sueño, para pasar alguna rabieta o
simplemente para acariciarlo y entretenerse mientras escuchaba algún cuento
que ella le narraba antes de acostarlo.
Se hacía presente nuevamente el alma de niño, que sonreía con ternura al
evocar significativos momentos en la hacienda donde él era el centro de todas
las atenciones, como en los viejos tiempos tomó el pañal y se cubrió la cara
con él, mientras se recostaba nuevamente del sofá y daba la vuelta a su cuerpo
quedando con vista al espaldar del mismo, completamente convencido de que
los que estaban a su alrededor sabrían respetar su deseo de guardar silencio y
meditar sobre cómo se habituaría de nuevo a sus condiciones normales de vida
sin Amanda:
-“Si quieres ir rápido ve sola, si quieres ir lejos ve acompañada”, así decía
un viejo proverbio africano que mis padres me repetían siempre, hijo, yo no
quiero dejarte solo, no te vamos a dejar solo- Le decía la anciana
afrodescendiente mientras acariciaba su espalda
Los días subsiguientes el joven permaneció sentado la mayor parte del
tiempo en una de las dos poltronas que junto al sofá formaban parte del
mobiliario de la amplia habitación, porque sufrió de fuertes accesos de tos
seca, se sostenía la cabeza con las dos manos y seguía meciéndose de adelante
hacia atrás al compás de sus reflexiones sobre lo que tenia y debía hacer, se
mantenía envuelto en gruesos abrigos mientras sudaba el quebranto que no lo
dejaba terminar de recuperarse y lo sumía de vez en cuando en situaciones
delirantes, quejándose en voz muy baja
Postrado por la tristeza, Mateo soportó a duras penas las visitas de
familiares y amigos, sin levantarse de los muebles o del sofá, espacios donde
caía presa de los recuerdos del sanatorio, que regresaban a su memoria,
atormentando su frágil alma e igualmente le angustiaba la condena de Amanda
a lo cual se sumaba la llegada del bebé.
Por su parte, Frank y Don Jorge trataban de aliviar sus tribulaciones,
contestaban sus preguntas, le informaban sobre la hora, sobre los días y cada
vez que solicitaba que lo llevaran a la hacienda, trataban de explicarle que
tenía que recuperar peso y fuerzas para poder salir del hospital y cuando
conseguían que se calmara lo llevaban a la cama donde culminaba sus horas
de tormento y delirios, producidos por fuertes quebrantos y una infaltable
jaqueca.
Estaba tan delgado que al levantarlo del sofá, podían ver sus costillas y los
huesos de sus extremidades, le era difícil sostenerse en píe con ese cuerpo tan
debilitado y con tan pocas fuerzas.
Ante toda respuesta Mateo siempre mantenía la vista baja, pero al mirar a
alguien atrapaba inmediatamente su atención por lo impactante de sus ojos
claros color de miel, era un muchacho culto, reservado y tímido que profesaba
la cualidad de ser reflexivo, meditativo y contradictoriamente impulsivo.
Todas las mañanas el joven se levantaba llorando en silencio, el tiempo se
le iba recordando toda la tragedia vivida, solo le aliviaban el confortamiento
de familiares y amigos, se dejaba estrechar la mano, tocar los dedos para
mantener el contacto físico mientras cerraba sus ojos con la certeza de que
estaba arropadocon el amor de los suyos, no obstante estaba comenzando a
sucumbir frente al desaliento, surgiendo así una cierta predisposición contra el
mundo, una especie de paranoia con un mal humor disimulado ya que se
cuidaba muy bien de que no se le notara su estado de animo, el quebranto le
hacía ver enemigos donde no los había, frecuentemente se despertaba con
cualquier ruido, con miedo y a veces le costaba reconocer a familiares y
amigos, en el marco de un sueño intranquilo.
En el Centro de Desintoxicación Mamporal, se discutía las probabilidades
de dar de alta al paciente, pero los médicos temían que su estado de debilidad
y su depresión melancólica le ocasionaran una recaída, que pudiera resultar
perjudicial, en el logro de su recuperación total, no había un solo día en que el
jovencito no viviera un episodio triste en aquellos casi dos meses de reclusión
en el Centro Médico.
El ruego constante del chico era que lo llevaran a la Hacienda Utopía, una
de esas mañanas al abrir los ojos miró fijamente a Frank, quien estaba ya de
retirada pero al ver que el muchacho trataba de precisarlo con su mirada se le
acerco y le preguntó:
-¿Qué tienes hijo, dime qué quieres?-Le inquirió en estado de verdadera
angustia el padre del muchacho, pasándole reiteradamente la mano por la
cabeza, presionando su frente con fuerza.
-Quiero irme de aquí, ayúdame a irme por favor-Le solicitó casi a manera
de ruego Mateo
Frank se enderezó, se retiro lentamente de la cama sin dejar de verlo y le
respondió que no, secamente, era la primera vez que le negaba algo, era su
primera actuación firme como padre ante aquel muchacho voluntarioso, pero
la valentía de Frank duró poco tiempo ya que al retroceder tropezó con la
figura de Don Jorge, hombre alto y fuerte, que desde hacía mucho tiempo
tenía ganas de abrazarlo, consolarlo y allí mismo en su hombro lloró a rienda
suelta, sorprendiendo al paciente que hacía años no lo veía en esas
condiciones.
-Está bien Frank, discúlpame, no te pongas así por favor-Gritaba Mateo
tratando de calmarlo.
Pero ya era demasiado tarde, el joven guardaespaldas había colapsado y
decidió retirarse a la habitación que tenían alquilada en el Centro, se sentía
cansado y triste, pero estaba convencido que no seguiría apoyando a Mateo en
cosas que posteriormente pudieran perjudicarlo.
El episodio conmovió a Mateo y decidió reponerse en la medida de sus
posibilidades, los tres días siguientes trató de tomar los alimentos por sí
mismo pero su pulso no se lo permitía, apenas si podía llevarse una tasa con
caldo a su boca, con el riesgo de que el contenido se derramara sobre su
cuerpo, una vez más tuvo que aceptar la ayuda que le brindaban Pablo y Marta
los dos enfermeros del Centro de Rehabilitación donde estuvo internado,
quienes le pidieron empleo después de haber sido despedidos por desacato de
instrucciones del Director del Centro Terapéutico.
Frank, su abuelo, su hermano, sus primos y sus amigos se esmerabanpara
facilitarle que consumiera todo lo que estaba en la bandeja de alimentos que
Mateo devoró gustoso, pidió que lo llevaran al baño, se aseó por sus propios
medios y se volvió a sentar en la silla.
En las noches, las enfermeras se armaban de valor para explicarle que
tenían que inyectarlo con un tranquilizante para continuar la terapia que el
médico le había indicado, nuevamente se incomodaba, pensaba que eso era lo
que no lo dejaba recuperarse:
-No necesito tranquilizantes-Era su planteamiento.
Diego, su primo le respondió que en realidad si había la necesidad pero
que pronto le suspenderían el tratamiento y que su rutina de sueño iba a
depender enteramente de su disposición y que la inyección no era ningún
castigo, era parte de una terapia, y le volvió a explicar el porqué, Mateo le
pidió disculpas por ocasionarles tanto sufrimiento entonces prometió que
aceptaría el tratamiento sin presentar resistencia, luego, allí mismo en la
poltrona, extendió su mano derecha, para que la enfermera le hiciera la
transfusión de la droga.
La cama lo esperaba nuevamente, iba hacia ella, cargado de resignación,
como en los viejos tiempos, sumisamente se acostó, cerró sus ojos y el efecto
del medicamento no se hizo esperar, su abuelo lo fue arropando con la cobija
color violeta, lentamente, hasta cubrir su esquelético cuerpo, acomodó una vez
más su rapada cabeza, sobre sus almohadas, sacó su brazo izquierdo por fuera
de la cobija y sostuvo su mano con fuerza hasta las nueve de la noche cuando
Frank llegó para tomar su turno de vigilia.
Al día siguiente despertó somnoliento y se encontró con la sorpresa de que
su hermano Matías había llegado y que sus amigos a quienes tenía meses sin
ver estaban allí, mirándolo, más bien admirándolo por haber logrado
sobrevivir a su decisión de sostener firmemente su cuestionado romance con
su profesora, a costa de semejante condena.
Matías agradeció a Diego todo el apoyo brindado a su hermano, el Dr.
Contreras le explico su hazaña de convencer al paciente para que aceptara la
rutina del día y así, conversando fueron saliendo de la habitación
discretamente para dejarle un poco de intimidad a Mateo con sus amigos.
Matías estaba unpoco preocupado porque Tatiana, la novia de
Máximoabrazaba con mucha cautela una caja atada con cintas cuyo contenido
desconocía.
Efectivamente la caja estaba llena de cartas que Amanda le había escrito a
Mateo desde el primer día que se la llevaron detenida, las enviaba con
Máximo con Roberto y hasta con la misma Tatiana quienes a su vez trataron
de hacerlas llegar a Mateo en el sanatorio, a través del Dr. Antonetti,
infructuosamente.
Tatiana tenía miedo de cometer una imprudencia, pero su propósito era
firme y a la primera pregunta de Mateo coloco la caja sobre su pecho, Mateo
se inclinó con dificultad, en este caso Máximo se hizo responsable por
mantener inmovilizado el brazo de Mateo para que no se lastimara con la
aguja de la toma intravenosa ya que a las nueve de la noche debía ser
medicado nuevamente, además de recibir multivitáminicos por esa vía.
De nada sirvieron las recomendaciones del Dr. Contreras quien se mantuvo
atento a las reacciones del paciente, resultaba interesante que este leyera las
cartas para detectar su capacidad cognitiva, las cuales resultaron mantenerse
intactas, pero su sistema nervioso volvió a sufrir una recaída, la primera de las
cartas decía “Mi adorado niño, llego el momento de separarnos nuevamente,
me voy convencida de que te van a dejar en libertad y no te van a hacer daño,
eso me vale por mucho, cuídate y espérame con calma, no pienses en venir a
verme porque eso echaría por tierra todo mi sacrificio, no te lo van a permitir,
si te fuerzan niega que existo, niega nuestro amor y espérame tranquilo, pronto
cumplirás la mayoría de edad y estarás en condiciones de ejercer todos tus
derechos, te quiere, Amanda”.
Esta carta indicaba que hubo una negociación que no se cumplió, ambos se
entregaron bajo el engaño de que el padre de Mateo no procedería en su contra
y el resultado fue que no cumplió con su palabra y los dos fueron condenados
por el mismo pecado de amarse sin límites, el perfume de la carta de Amanda
hizo sollozar a Mateo, el descubrimiento del engaño lo llenó de impotencia y
nuevamente presentó dificultades para respirar y su corazón se agitó
aceleradamente, el Dr. Contreras decidió entrar bruscamente a la habitación y
le advirtió que debía calmarse o se vería en la obligación de medicarlo antes
de lo previsto.
Los amigos de Mateo fueron amonestados, Tatiana salió corriendo de la
habitación pensando que le quitarían las cartas, Matías preguntó al Dr. que
cuales podían ser las consecuencias, el médico le contestó dolor y más dolor,
solo la noticia del embarazo podrá sacarlo de esta fase de sufrimiento en la que
se encontraba, entonces el Dr. dijo que:
-La tarea inmediata es permitirle que se recupere lo más pronto posible
para que pueda ponerse en pie, e ir a visitar a Amanda, el todavía no maneja
esa opción, en medio de su estupor por su liberación, todavía no procesa la
idea de que está en libertad, aunque no en condiciones, de poder ir a ver a la
persona que desea y es mejor así para darle tiempo a que se recupere.
Una vez más Matías pasó la noche en vela, junto a Frank, midiendo todos
los movimientos de su hermano quien durmió toda la noche sin despertarse,
probablemente la dosis del calmante era más fuerte que las anteriores y eso
podía representar un retroceso y probablemente el médico no le dijo nada al
respecto para no mortificarlo.
Al día siguiente Mateo amaneció con los ojos hinchados, tenía jaquecas y
una tristeza infinita, su abuelo Frank y sus primos Diego y Alejandro
volvieron a ayudarlo en su rutina diaria con la colaboración de más personas,
porque permitieron a Mariana la novia de Diego y a Máximo entrar en la
habitación, en recompensa por haber cumplido con su tratamiento sin haber
hecho resistencia, el médico facilitó las condiciones para que el paciente
saliera a los jardines de la clínica a dar un paseo a la hora de la visita,
oportunidad que aprovechó para presentarse ante Mateo, tomó la conducción
de la silla de rueda y lo llevó a ver a otros pacientes, poco a poco le iba
indicando cual era la patología que presentaban, de pronto le dijo:
-Ahora te voy a dejar con tus amigos para que disfruten un rato del
ambiente veraniego que se respira en el jardín, trata de tomar un poco de sol-
Le sugirió el Dr. Contreras mientras lo dejaba a la entrada del vistoso espacio
donde lo esperaba su amigo Máximo para conducirlo hasta el lugar que habían
escogido para reunirse, por fin a solas, todo el grupo.
Sus amigos estaban esperándolo en unos banquitos debajo de un gran árbol
cuyas ramas sombreaban el espacio. Máximo le susurró en el oído a Mateo:
-Le dije a estos cretinos que no te molestaran con noticias tristes y fue lo
primero que hicieron.
Mientras esto sucedía en el jardín, una persona miraba con binoculares
desde una de las terrazas de la clínica al paciente, era Daniel Monteverde,
estaba delgado, demacrado, la ropa le quedaba grande, lo acompañaba su
hermano Darío, manejaba la información de que Mateo bajaría al jardín
porque el médico se lo dijo para que aprovechara de verlo aunque fuera desde
lejos.
- ¿Por qué lo dejaste salir tan pronto? , se ve muy débil. Le afirmó al Dr.
Contreras
-¿Débil?, estas equivocado, tus hijos son muy fuertes, son unos hombres,
no tienes idea de con que dignidad han soportado todo el sufrimiento que le
has causado, trata de irte sin que nadie te vea porque ya me tomó confianza
nuevamente y no quiero que me la pierda. Vete tranquilo que lo peor ya está
superado y deja a esos muchachos en paz, les debes la felicidad. Olvídate de
tus supuestas responsabilidades, ellos son adultos y dueños de sus vidas.
Pero no, Daniel no quería irse, quería desahogarse con el psiquiatra, su
viejo amigo, el Dr. Contreras, quien percibió esta necesidad de confesión y
consideró que era importante para su trato con el paciente.
Efectivamente en el momento del desarrollo del niño fue importante ver
como en su relación con el que creía ser su padre y con su madre, se fue
estructurando una posibilidad de poder decir que no y marcar un límite entre
lo que él a su corta edad establecía como su propia autonomía
Mateo desde los veinte meses de nacido, decía que no con la cabeza y ese
no, no fue respetado adecuadamente, no había balances entre el sí y el no,
desde entonces ya el niño tenía restringida su libertad de querer explorar el
mundo por su cuenta, cuando dio sus primeros pasos en el ejercicio de su
curiosidad, solo porque era cuidado de los falsos peligros ubicados en la mente
paranoide de su padre.
Ese proceso se dio por una crianza con ciertas libertades al principio y
luego con fuerte rigidez que comenzó a personalizarse en el niño, en una
extralimitación de sus inquietudes, ante un ejercicio de poder vigilante y
autoritario por parte del padre frente a una situación de omisión enfermiza por
parte de la madre.
A los doce años Mateo comenzó a captar la angustia que Daniel
Monteverde manifestaba ante su capacidad de autonomía en un orden
jerárquico donde era él quien ejercía poder sobre sus acciones y observaba por
parte de su madre inactividad pasiva frente a las decisiones que tomaba su
padre.
El muchacho nunca se imaginó que Daniel, a futuro establecería los límites
de la peor manera posible.
En la medida en que Mateo fue observando las reacciones de su madre
Patricia cuando su papa le decía que no, se fue sintiendo ignorado por ella, que
era quien podía apoyarlo en su iniciativa, lo cual empezó a marcar el tipo de
relación que se fue dando entre él y Patricia, hecho que lo obligó a abrir su
espacio y a exigir respeto a sus decisiones, comenzó a separarse y a colocar
sus límites y fue estructurando una conciencia de sí mismo, de que podía hacer
su vida independientemente de lo que hiciera su hermano Matías y fue
entonces cuando comenzó a extralimitarse en la exigencia de libertades que
creía podía tomarse sin considerar hasta donde podía llegar, siendo un menor
de edad heredero de una gran fortuna y con una amenaza latente de ser
secuestrado.
Por supuesto que el ambiente en que estaba creciendo le era adverso y aun
cuando estuvo rodeado de afecto por parte del resto de la familia siempre se
sintió asfixiado por la sobreprotección y por sus propios miedos de defraudar a
los suyos.
-En ocasiones nosotros los padres de hijos únicos, nos volvemos exigentes
con ellos y el niño nota la presión de cumplir sus expectativas , lo que puede
generarles ansiedad y temor a fracasar o decepcionar a sus progenitores, todas
las expectativas y exigencias familiares están puestas en ellos, sufrirán los
miedos de los padres y no tendrán con quien compartirlos además de que no
conocerán la fuerza y la dimensión de un vínculo fraternal hasta que no tengan
sus propios hijos-Le dijo el Dr. Contreras a Daniel Monteverde a modo de
consolación.
-Si pero yo te confieso que me extralimité con la sobreprotección de mis
hijos el egoísmo de querer obligarlos a hacer y cumplir con mis planes para
ellos, es que así fui educado, mi padre era militar de alto rango y mi educación
fue estricta y muy formal-Le advirtió Daniel Monteverde aceptando su culpa
ante el psiquiatra
-No te preocupes, ellos crecieron con gran autoestima porque siempre
gozaron de la exclusividad del afecto de su abuelo y de sus cuidadores,
especialmente de sus guardaespaldas y de su nana,-Siguió tranquilizando el
Dr. Contreras a Daniel Monteverde
Mientras tanto, en el jardín del Centro de Desintoxicación, los amigos de
Mateo organizaron una pequeña reunión amenizada con chistes y parodias
como entremés para que el paciente sonriera un poco, luego vino la pregunta
de rigor
-¿Cómo está Amanda, donde están sus cartas?-Dijo Mateo tratando de
incorporarse un poco.
En respuesta, Tatiana procedió a abrir la pequeña caja y sacó toda la
correspondencia que pudieron rescatar en la cual Amanda, desde la prisión,
enviaba saludos a Mateo.
Los ojos del joven se volvieron a llenar de lágrimas y con desesperación
preguntó una vez más, que cuando era la visita, se le explicó que eran los
primeros sábados y domingos de cada mes a las tres de la tarde. El elevó su
rostro hacia el cielo implorando fuerzas para esperar hasta el día más próximo,
cuando de pronto sus lágrimas se congelaron y sus ojos se clavaron en la
figura de una hombre que lo miraba a través de unos binoculares, su cuerpo se
estremeció de dolor, de angustia, de rabia,
-¿Qué te pasa Chamo? ¿Qué tienes?-Le preguntó Máximo con angustia
-Voltea con disimulo, hacia el tercer piso de la clínica y dime que ves
Efectivamente había un hombre al lado del Dr. Contreras, mirando con
larga vista, Máximo tomó su teléfono y llamó a Roberto.
A la media hora Roberto bajó al jardín, el se había quedado en la
habitación junto a Diego y el Sr. Jorge, por lo tanto era más fácil que alguien
que estuviera dentro del edificio hiciera la investigación para evitar ser
detectado por los personajes en cuestión, fue así como llegó la noticia, era
Daniel Monteverde el hombre de los binoculares, acompañado por su hermano
el Dr. Darío Monteverde, el Dr. Contreras, y del Dr. Nicolás Antonetti, quien
por pura casualidad se sumó al grupo, motivado por la conversación que se
sostenía con respecto al caso que los ocupaba.
Seguidamente Mateo le preguntó a Máximo que donde había dejado
estacionada su camioneta, porque necesitaba que lo sacara de allí, los
muchachos se sorprendieron, era mucha responsabilidad, entonces Mateo les
dijo que si no lo ayudaban se iría solo, pero que no regresaría a la habitación
porque una vez mas lo habían engañado, el sabia que el Dr. Contreras era
amigo de Daniel y supuso que lo había seguido drogando para mantenerlo
alejado de Amanda.
Máximo llamo a su papá, el Dr. Lujan, le contó lo sucedido y le preguntó
que si no le importaba que Mateo se quedara unos días con ellos, el Dr. Lujan
acepto sin condiciones y fue así como Mateo, se colocó la chaqueta de su
amigo, por encima del pijama y trató de salir de la clínica, caminando entre el
grupo, sin levantar sospechas de ningún tipo, se enrumbó hacia el
estacionamiento, pero el hombre de los binoculares lo vio y las alarmas se
encendieron cuando ya era demasiado tarde.
Nicolás bajó de inmediato a la habitación para informarle a Don Jorge de
lo sucedido mientras el Director del Centro prohibió la salida de la camioneta
del estacionamiento.
Don Jorge a su vez llamo a Frank que se encontraba descansando en la
habitación que tenían rentada para tal fin, los dos bajaron al estacionamiento
acompañados por el resto de familiares y amigos. Cuando llegaron hasta la
camioneta, Mateo estaba recostado en la poltrona del asiento delantero, se
había fatigado con el desarrollo de los eventos y estaba estresado por la toma
de decisión, no quería salir huyendo del sitio, necesitaba sus documentos de
identidad y una alta médica tomando en consideración las características del
lugar donde estaba hospitalizado
Cuando el muchacho vio acercarse a su abuelo y a Frank trató de
incorporarse y tuvo que abrir la puerta de la camioneta para poder expulsar
una flema que le estaba produciendo la tos, esa tos que aparecía cada vez que
se ponía nervioso:
-Abue, ayúdame, necesito irme de aquí, por favor-Le dijo casi desvanecido
a su abuelo
-Si hijo, nos vamos, pero dame tiempo para arreglar algunas cosas, no
quiero que salgas de aquí de esta manera-Dijo Don Jorge
-Está bien te espero aquí, no voy a bajarme de esta camioneta-Le respondió
Mateo decidido a marcharse mientras que Máximo, al frente del volante,
contestaba en el teléfono una llamada de su padre, quien le recomendaba dejar
el caso en manos de los familiares de Mateo.
Don Jorge se regresó al edificio para hablar con el Dr. Contreras, mientras
tanto Frank trataba de acariciar la afiebrada frente de Mateo, quien se
encontraba divagando en el marco de su toma de decisión y analizando los
detalles de lo que había visto:
-¿Tú sabías que Daniel frecuentaba la clínica?-Preguntó a Frank
-Sí-Fue la respuesta a secas de Frank luego de mirarlo fijamente a los ojos
-¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me informaste que Nicolás y él
tenían trato?-Siguió preguntando el jovencito
A Frank no le gustaba que lo interpelaran, trataba de evadir las respuestas
enseriándose lo más que podía hacerlo.
-No se adonde ir, siento que ese hombre me está acechando y que tu no
haces nada por evitarlo, estoy empezando a desesperarme-Decía el muchacho
pasándose las manos por la cabeza.
-Si tienes a donde ir y tú lo sabes muy bien, Daniel No se atreverá a ir a tu
casa- Respondió Frank
-Pero quien carajo me garantiza eso-Dijo Mateo levantando el tono de voz.
No obtuvo ninguna respuesta, sabía perfectamente que Frank no le
aseguraba nada que no pudiera cumplirle, especialmente en el caso de que
Patricia quisiera conocer al bebé, de pronto Mateo comenzó a subir los vidrios
de la camioneta, Frank dio media vuelta y se dio cuenta de que era Nicolás
quien acompañado de una enfermera se acercaba hasta ellos:
-No tengo deseos de hablar con él-Dijo Mateo antes de terminar de subir el
cristal de la ventana del vehículo.
Efectivamente Nicolás traía en sus manos una carpeta con un formulario de
la clínica, mediante el cual Mateo, en su condición de mayor de edad, se hacía
responsable de suspender el tratamiento y por ende, de salir de la clínica, no
sin antes dejar que le quitaran la vía intravenosa ya que estaba prohibido
abandonar la clínica en esas condiciones.
Fueron muchas las veces que el jovencito ensayó su rúbrica, para cuando le
tocara firmar su primer documento de adulto y ahora llegada la ocasión
simplemente se le ocurrió poner su nombre acompañado del apellido de su
abuelo, antes de hacerlo le pidió a Máximo que leyera en voz alta, los términos
del formulario y posteriormente, una vez cubiertos los requisitos de ley
entregó el papel a Nicolás sin mirarlo al rostro y sin dirigirle la palabra, esa
sería la última vez que compartieran un espacio en mucho tiempo, ya que
aunque el nombre de su hijo ya estaba decidido en su honor, Mateo se sentía
traicionado por el que consideraba uno de sus mejores amigos.
-¿Esperamos a tu abuelo?-Dijo Frank a Mateo, considerando la prisa que
llevaba el jovencito por salir del lugar
-Claro-Contestó Mateo.
Frank ordenó a los guardaespaldas a que se retiraran de la camioneta de
Máximo, mientras que Don Jorge había salido ya del edificio y acercándose a
la ventana del vehículo le hizo entrega a Mateo de su morral, el mismo que
llevaba cuando lo detuvieron, en el se encontraban sus efectos personales,
entre ellos su cartera con su identificación, varios dólares, su agenda, un mini
álbum de fotos y su celular. Cuanta nostalgia, cuanto sentimiento el saberse
dueño de sí mismo nuevamente, sentía que le estaban devolviendo su libertad,
luego mientras seguía hurgando en el bolso, se encontró con las llaves de su
nueva casa, las tomó entre sus manos y se detuvo un buen rato a mirarlas.
Un nuevo proceso de reflexión vino a su mente, todo lo que tenía para
ofrecer a su nueva familia era esa casa, la que no quería aceptar por el acecho
del fantasma de Daniel Monteverde.
-Tómalas hijo, la compré con mucho amor para ti y para mis bisnietos, fue
decorada con esmero mientras tú estabas convaleciente, Amanda nos ayudó a
escoger el mobiliario, desde la cárcel fue seleccionando todo lo que le pareció
que te gustaría y todo lo que a ella le satisface-Dijo don Jorge tratando de
convencer al desconfiado nieto
La sola mención de Amanda bastó y sobró para que le cambiara el
semblante al confundido joven.
-Dime, adonde quieres ir, no puedes alejarte de la ciudad porque aquí está
tu mujer y próximamente tu hijo a quien no puedes distanciar de ella, tampoco
debes alojarte en otra casa, con otras personas porque por mucho que te
aprecien tarde o temprano estarás sobrando entre ellos y tu sabes que es así-Le
insistía Don Jorge en su afán de convencerlo de no irse a la casa de Máximo,
su ex compañero de clase
Ciertamente ya no estaba en condiciones de escoger vivir con una amigo,
necesitaba un espacio para él y para su familia, no tenia alternativas y su
opción era aceptar las llaves de su nueva casa, eran sus primeras llaves, nunca
antes había tenido las llaves de ningún otro lugar, en la hacienda entraba y
salía sin necesidad de abrir puertas y en el complejo habitacional de la ciudad,
entraba y salía con Daniel Monteverde, o con los guardaespaldas, de manera
que nunca necesitó llaves.

12. La Nueva “Utopía”


Todo estaba listo para la partida, una caravana de vehículos se dirigió hacia
la nueva casa, moderna, de arquitectura y estilo fresco y juvenil, tres plantas,
terraza, varias habitaciones, piscina y parrillera, la habitación de Mateo estaba
ubicada en la planta baja, la cual se comunicaba con una oficina, decorada al
estilo tradicional, que estaba presidida por un gran sofá de cuero marrón
oscuro, detrás, un mueble con varios portarretratos contenía fotos de los
momentos más emblemáticos de la vida de los hermanos Monteverde, encima
del enser descrito, un gran cuadro adornaba la pared, con el paisaje de un
bosque, enmarcado en un cielo nublado del que emergía una gran luz con
mucha fuerza en el centro, dando la impresión de ser el sol despejando con su
salida, la posibilidad de una incipiente tormenta.
Dos ventanales ubicados al lado del mueble asoman la existencia de dos
grandes fuentes de claridad, que junto a las modernas lámparas tenían la noble
función de iluminar el espacio.
Una alfombra gruesa servía de base a una mesa de centro, de madera de
roble grande y fuerte, llena de papeles de la hacienda, libros y chucherías. A
un lado de la confortable sala de estudio se podía divisar el escritorio, montado
sobre parales de hierro con tope de cristal ahumado, estaba equipado con un
moderno equipo de computación con todos los accesorios de los que se
disponían para la época, sobre el mismo, la eterna cámara fotográfica de
Mateo con la que había tomado varias fotos de Amanda, que se perdieron o
fueron deshechas por la indignación de Daniel Monteverde.
Las habitaciones de Matías y los niños estaban ubicadas en el segundo
piso, ambas se comunicaban internamente y fueron acondicionadas para
albergar a los tres niños con sus respectivas niñeras, a Matías y a Gabriella,
quienes se responsabilizaron por la atención de los mismos, personalmente.
La recepción a los dueños de la casa fue coordinada por Nanita, quien
estaba en el Jardín con el resto de la servidumbre, para presentarlos
personalmente.
Mateo se sorprendió con los modernos sistemas de vigilancia y seguridad
del inmueble, no se imaginó que su casa sería tan grande y bonita, sintió una
buena vibración al cruzar el umbral del portón de entrada y al acercarse, miró
de reojo toda la edificación, bendiciendo el espacio, luego recorrió con su
mirada los rostros de la personas que iban a trabajar para él, eran nuevas caras,
nuevos sentimientos, nuevos afectos, esperaba de todos lealtad, y eficiencia en
el cumplimiento de sus funciones.
Por su parte, la servidumbre esperaban a una persona odiosa y malcriada,
un niño rico, poco a apoco se fueron dando cuenta de su humildad y sencillez,
a pesar de estar quebrantado de salud, tenía disposición para estrechar la mano
de todos y tratar de memorizar sus nombres.
-Mucho gusto señor, mi nombre es Rosa y estoy encargada de lavar y
planchar la ropa de los habitantes de la casa-Dijo una de las miembros del
personal de servicio.
El joven estrechó su mano, mientras se sostenía de la andadera que lo
ayudaba a mantenerse en pie, con la otra mano.
-Entonces tenemos dos Rosas-Contestó Mateo en tono de broma al saludo
de bienvenida
-Cierto, no me había dado cuenta-Intervino Don Jorge, sorprendido de lo
atento que su muchacho estaba en el desarrollo de las presentaciones.
-Sí señor, puede llamarme Rosa Amelia para distinguirme de la Sra. Rosa,
además ella se encargará de preparar sus comidas por lo cual mantendrá más
contacto con usted que yo-Dijo la joven mucama.
-Ellos son Rashib y Tomas, se encargaran de la seguridad diurna de los
niños-Le dijo Frank a Mateo mientras animaba a un joven de descendencia
árabe, entrenado militarmente para enfrentar contingencias de asalto y
secuestro de personalidades, a presentarse ante Mateo, mientras el otro joven
de origen venezolano se mostraba más extrovertido en su introducción.
-Yo sugiero que nos coloquemos un distintivo los primeros días para que se
vaya acostumbrando a nuestros nombres- Le dijo Yadira, otra de las jóvenes
encargada de la limpieza, a Mateo.
Terminada las presentaciones, entraron a la casa, y en la salita de recepción
los esperaba un refrigerio, entre los que se encontraba un exquisito jugo de
guanábana, que Mateo disfruto gratamente.
-Lo preparé con entusiasmo porque Nanita me dijo que era de sus bebidas
favoritas, ella me explico cómo preparárselo-Le dijo La Sra. Rosa a Mateo,
tratando de ganarse su confianza.
-Está rico, hacía mucho tiempo que no probaba esta delicia-Respondió
Mateo sintiéndose reconfortado con la bebida.
Efectivamente el jugo lo llenó de vitalidad, por lo cual se puso de pie en la
búsqueda de recorrer por lo menos las partes que más le interesaban de la casa
como lo era el lugar donde dormiría su hijo.
El joven propietario de la mansión subió directo a la habitación de los
niños, revisó con especial atención la cuna y el corral de los bebes, los
colchones, la ropita, los juguetes poniendo especial énfasis en el sistema de
circuito cerrado que transmitía información a las habitaciones de lo que
ocurría en el cuarto de los infantes.
Posteriormente fue a la que sería su habitación, estando allí abrió su closet
y con sorpresa, encontró ropa de Amanda, perfumada con su aroma, ese fue un
detalle que lo conmocionó, se pregunto cuanto tiempo tendría que esperar para
verla compartir esa habitación mientras seguía desplazándose hacia la sala de
estudio y al estar allí, se encontró con otra agradable sorpresa, sus mascotas, al
verlo salieron corriendo hacia él y casi lo lanzan al suelo, el estaba apoyado en
una andadera que le facilitó la clínica para su movilización, pero ya estaba
completamente fatigado y sin poder ver más, se tiró en el mullido sofá
fundiéndose entre cojines y sabanas, parecía ser el lugar más cómodo para él y
allí se quedó reposando, a sus pies su gato Brando y su perro Bruno
revoloteaban tratando de asegurarse de que efectivamente era su amo el que
estaba tirado en aquel aposento tratando de acariciarlos.
Sus familiares lo dejaron descansar hasta pasado el mediodía cuando
tocaron su puerta para invitarlo a almorzar, los médicos le habían
recomendado una dieta estricta para que fuera haciendo estomago hasta que
pudiera comer completo, el se animó a salir al comedor, allí estaba todo el
grupo familiar esperándolo, Matías, Don Jorge, Frank, sus primos, Darío y
Alejandro y sus amigos Máximo y Roberto, el resto del grupo de amigos ya se
había retirado a sus hogares para almorzar en casa.
-Siéntate aquí hijo-Le dijo Don Jorge, invitándolo a sentarse a la cabecera
de la mesa, mientras él ocupaba el otro extremo de la misma
-No abue, quiero que ese lugar lo ocupe Frank, él será el nuevo jefe de mi
familia-Advirtió Mateo mientras esperaba que su padre, su antiguo
guardaespaldas, su amigo, hiciera acto de presencia en el comedor, después de
girar algunas instrucciones al personal de seguridad.
Cuando Frank entro al comedor, se sintió cohibido de ver que el único
puesto que quedaba disponible en la mesa que estaba reservado para él, era el
puesto más importante, siendo tan tímido, dudo en sentarse, hasta que su hijo
lo convenció con una sola mirada y allí estaban todos, solo faltaban Amanda,
Gabriella y los niños.
En la práctica era Frank quien estaba sosteniendo la casa de su hijo, de su
pequeña fortuna, amasada tras largos años de trabajo junto a Don Jorge y
multiplicada con su propia agencia de seguridad, estaba sufragando los gastos
de mantenimiento y pago del personal de servicio de la nueva mansión muy en
contra de la voluntad de don Jorge quien se consideraba responsable de los
gastos de su nieto.
Desde que se abrieron las puertas de la casa, Frank se encargo de contratar
al personal de servicio y de seguridad, el era quien giraba las instrucciones, y
era a él a quien solicitaban opinión sobre el funcionamiento de la misma, solo
faltaba seleccionar al personal de niñeras que se encargaría de atender a los
bebés.
El almuerzo transcurrió sin novedades, el menú de Mateo estaba preparado
a la plancha y en pocas cantidades, tomó consomé, pollo y puré de papas,
gelatina de postre y más jugo de guanábana.
Al terminar de comer comenzó una tertulia entre los comensales, Mateo
agradeció a todos los presentes por el apoyo brindado, luego al tratar de
pararse de la mesa buscó acercarse a su abuelo y se agacho para besarlo en la
mejilla
-Abue, no sé cómo expresarte lo que siento, como agradecerte por este
regalo tan fastuoso, nunca tendré como pagarte-Dijo el jovencito a su adorado
abuelo
-¡Qué sorpresa!, hacía mucho tiempo que no besabas a tu anciano abuelo!-
Dijo Don Jorge
-Te prometo que voy a trabajar sin descanso para ….-No terminó de hablar
cuando fue interrumpido por el hacendado
-Yo solo quiero que seas feliz-Dijo Don Jorge
-Lo seré Abue, cuando Amanda salga de prisión
Un silencio se apoderó del ambiente y todos miraron con tristeza como el
muchacho se levantaba y salía del comedor, arrastrando la andadera,
volviéndose nuevamente taciturno.
Todos se dirigieron a la sala de ver televisión, un lugar amplio y acogedor,
presidido por una gran pantalla que proyectaba un programa noticioso a la
espera de que alguno de los presentes se apoderara del control remoto, todos
tomaron asiento mientras deleitaban un cafecito ofrecido por el personal de
servicio, ocasión que aprovecho Mateo para solicitar a Máximo que le hiciera
entrega de las cartas que Amanda le escribió.
-Están en la camioneta-Respondió Máximo
Efectivamente después de llevar a Tatiana a su casa, quien igualmente se
encontraba en un avanzado estado de gestación, Máximo le pidió que le
entregara la cajita que contenía la correspondencia porque ya Mateo estaba en
condiciones de poder leerlas, no obstante Don Jorge le pidió que esperara a
reposar el almuerzo para evitarle una indigestión.
-Necesito que me dejen a solas, quiero leerlas sin ningún tipo de
interrupción-Solicitó Mateo mientras esperaba que Máximo saliera al
estacionamiento de la mansión a buscar las tan esperadas cartas.
El muchacho se levantó, se dirigió a su oficina, se sentó en su escritorio y
allí recibió los documentos, sin establecer ningún orden, aleatoriamente, fue
tomando cada una de las cartas, prometiéndose a si mismo fortaleza para no
sucumbir en los embates de la tristeza:
Mateo
He decidido declararme culpable ante la justicia para que te liberen de toda
responsabilidad, al fin y al cabo en esta etapa de mi vida tengo que aligerar el
peso de mi culpa, se que violé las leyes y que debo pagar por eso, también
debo, en nombre del amor que te tengo, proteger tu salud mental y emocional
te estoy diciendo lo que realmente siento, no voy a hacerme la fuerte ni la
víctima, pero tampoco voy a seguir repitiendo la misma vivencia una y otra
vez, quiero desmontar esta trampa que nos ha preparado tu padre, que no ha
hecho otra cosa que aquejarnos, pero primero quiero encontrar en esencia, la
validez de las causas que alega para alejarnos, tendrás entonces este tiempo
para reflexionar.
Amanda.
Sr Daniel Monteverde:
He decidido declararme culpable ante las autoridades, espero que mi
encarcelamiento me redima ante usted, solo deseo que Dios lo libre de sus
miserias y que recobre el buen sentido dejando en libertad a su hijo, porque a
mí, solo me mueve la palabra del señor, solo el comprenderá el martirio de mi
suerte, se que merezco el amor, pero usted está cortando mis esperanzas,
todavía tengo tanto que decirle de mi, de su hijo al que no conoce bien, solo
espero que su legado de odio no trascienda, y que los hombres del mañana,
como su hijo, sigan enfrentándose a la sociedad que nos restringe la libertad de
amar. Atentamente,
Amanda
Con copia a Mateo Monteverde.
Mi Príncipe:
La lucha ha comenzado, de esto fue de lo que te hablé, nada que sea bueno
se logra sin sacrificios, enfrentaremos la primera batalla, porque hemos tenido
una vida satisfactoria en el camino que recorrimos, quiero que sepas que si
hice algo que no debía, fue por amor, nada estaba programado fui cuidadosa
de lo que estaba haciendo, pero sucedió lo que tenía que suceder, así que no
me arrepiento de los momentos que vivimos, sólo lamento que la carga más
dura del castigo haya recaído sobre ti mi niño, me he tenido que tragar mis
lagrimas ante la traición de tu padre, pero estoy afrontando los hechos y me
mantengo firme en mi sentimientos hacia ti, así como nos amamos con locura,
nos toca ahora sufrir las consecuencias, fieles a la convicción de que lo que
hicimos lo hicimos por amor, nuestra historia fue sentida y vivida a nuestra
entera satisfacción y no debemos rendir cuenta a nadie de lo que hicimos.
Mantente fuerte mi niño, yo aquí te espero, con los brazos abiertos, te quiere
Amanda.
Mí adorado niño:
No sé cómo esperar que esta carta te llegue, se que te están torturando para
que te alejes de mi, si la presión te impide ser fiel a ti mismo no tienes que
responder nada, no tienes que decir que cosa sientes realmente, solo calla si no
puedes arrodillarte para repetir lo que ellos quieren que digas, calla y se dócil,
con ello estas evitando mayores maltratos, calla y espera pacientemente y no
pierdas nunca la fe. El Dr. Nicolás, Frank, tu abuelo Jorge y tu hermano Maty,
no descansan en la búsqueda de solución al problema, yo sinceramente no veo
otra salida que esperar, al fin y al cabo a través de estos hermosos años que
hemos pasado juntos, he descubierto que siempre hemos sido prisioneros de
todo lo que hemos atesorado por tanto tiempo en nuestros corazones y es
tiempo de que nos enfrentemos al mundo, y libremos la batalla por la paz,
porque esta guerra la vamos a ganar cueste lo que nos cueste, adelante mi
guerrero no desfallezcas, cede un poco pero no te entregues, te amo:
Amanda
Mateo:
Recuerda, nosotros somos el mundo, tomamos una decisión que
consideramos era lo mejor para ti y para mi, pronto va a llegar el momento de
consolidarlo, no quiere decir que vamos a salvarlo, pero demostraremos que
con amor se puede construir una mejor sociedad, sé que tarde o temprano el
destino nos unirá nuevamente.
No puedo dejar de decirte que añoro estar cerca de ti, que no te preocupes
porque ya sé que te cortaron ese rubio cabello ensortijado que tantas veces
acaricié, aquel cabello que me recordaba que el día que naciste los ángeles
decidieron colorear tu cabeza de dorado y colocar luz del sol en tus
maravillosos ojos color miel y en ese cabello que volverá a crecer fuerte y
saludable como nuestro amor.
No puedo entender porque tanto odio porque tanta maldad, ¿Qué es lo que
hace que algunos seres humanos sean más perversos que otros?, ¿En nombre
de qué o de quien? Sólo te pido que no te enojes, que no llores, no les des ese
gustazo, guarda la calma y ten paciencia, estamos justo donde comenzamos,
prometiéndonos el beso de la suerte cuando nuestros caminos vuelvan a
juntarse, después de que el sol salga correremos en la búsqueda de nuestro
destino y presiento que ese momento está cerca, nadie podrá arrebatarnos la
felicidad porque la felicidad no es algo que nos pasa es algo que construimos,
que hacemos que pase, que nos espera, te quiere
Amanda
Mi cielito,
Hoy ha sido un día maravilloso, recibí una excelente noticia que quiero
compartir contigo personalmente, no voy a dejar que nadie me robe esa dicha,
tu sabes bien que no tengo bienes de fortuna, solo mi trabajo y mi profesión
pero junto a ti dejare mi barca y buscaremos otros mares, donde el cielo y las
estrellas brillen con más fuerza, labraremos nuestro destino por encima de
todos los obstáculos que han colocado en nuestro camino porque el señor nos
ha mirado a los ojos y nos ha recompensado, en este nuevo viaje que
emprenderemos iremos ligeros de equipaje, eso te lo puedo asegurar,
me siento privilegiada y doy gracias a Dios por ello. Te espero,
Amanda.
Mi cielito,
Sé el horror que estás viviendo, hay una enfermera que nos mantiene
informados, pero ella no puede hablarte porque tu habitación está siendo
monitoreada, encuéntrala en sus gestos, en sus cuidados, en su mirada
bondadosa, pero cuando sepas quien es no la pongas en evidencia, no le
preguntes nada que ella no te pueda contestar por sí misma, ella tratará de
entregarte mis cartas en el baño, donde no hay cámaras, luego de leerlas
destrúyelas y arrójalas por el inodoro, ella sabe que tú no tienes ningún
problema mental, solo le pido a Dios que no sea indiferente a mis ruegos y que
de alguna forma te dejen recibir mi correspondencias, Mantén la claridad de
tus pensamientos, levántate, camina todo lo que sea necesario, trata de comer,
no importa que luego tengas que vomitarlo, se disciplinado y haz lo que te
digan, se que necesitas de mucho valor para vencer el temor que debes estar
sintiendo, no sé si mis cartas te están llegando, los muchachos no quieren
decírmelo, pero igual te sigo escribiendo, eso me mantiene viva, enfócate
hacia el logro de tus objetivos que son igualmente los de sobrevivir, se
entusiasta, anímate con los recuerdos de los momentos felices que vivimos,
confía en ti mismo y en las personas que te amamos, en tu capacidad de lucha,
en tu fortaleza deportiva, y en Dios que te acompaña hoy y siempre, recuerda,
este es tu mejor partido, la copa por la vida. Un abrazo.
Amanda.
Mi cielito,
Quisiera saber cómo estas, como te sientes, ya no hemos podido recibir
más noticias tuyas, la enfermera que nos informaba fue despedida estamos
desesperados, ha pasado tanto tiempo, pero sabemos que las cosas malas se
saben enseguida en cambio las noticias buenas se hacen esperar, yo se que la
nuestra es una de esas historias difíciles, pero lo mejor está por venir, pronto
cumplirás la mayoría de edad y tu padre tendrá que responder por todos los
daños que te ha causado, el Dr. Lujan está luchando para que recuperes todos
tus derechos civiles, te espero pronto,
Amanda
Pasada una hora y media desde que Mateo se encerró en su oficina, Don
Jorge y Frank decidieron tocar la puerta para ver como se encontraba, Mateo
comprendió que sería difícil obtener un poco de privacidad con tantas
preocupaciones de parte de su familia, rápidamente guardó las cartas en la caja
que las resguardó durante más de seis meses, se limpió el rostro, se ajustó la
ropa y se enderezo en la silla ejecutiva que lo acobijaba, para no trasladar a sus
seres queridos la pesadumbre que lo embargaba.
Sin embargo sentía la necesidad de respirar otro ambiente que le permitiera
recuperarse efectivamente para encarar la nueva responsabilidad que le
asignaba el destino, el ser padre, lo cual propició que el joven le solicitara a su
abuelo apoyo para pasar una semana en la hacienda, sentía que lo ameritaba y
quería quedarse esos primeros días de su recuperación en “Utopía”
Don Jorge aceptó el reto con la condición de que el viaje lo hicieran en
avión y no por tierra como acostumbraba a viajar Mateo.

13. La Recuperación

Si había algo que lo distinguía, era la pasión que Mateo le ponía a sus
caballos Bucéfalo y Tornado, desde joven se le veía cabalgar en la inmensidad
del llano en el marco de unas imágenes llenas de bravura y colorido, que
dibujaban al muchacho sobre quien muchos estaban ya escribiendo
importantes historias.
Era el heredero de una de las diez más consagradas ganaderías de
Venezuela, fundada hacia más de treinta años, por Don Jorge Lander con vacas
y sementales criollos de la región, quien año tras años, agrega nuevos vientres
y animales machos, aumentando así sus divisas.
Las vacas y sementales pastan en toda la extensión de las tierras y toman
agua del manantial ubicado en el medio de la hacienda, el cual desagua de
manera natural en el rio que atraviesa la misma, esto influye en el buen
desarrollo físico del ganado, que va y viene sin restricciones por el interior de
la propiedad.
El viejo Lander era muy apreciado por las buenas relaciones que mantenía
con las instituciones de la región, colaboraba con nobles causas y acudía a
todas las actividades a las que era invitado a nivel local.
La familia toda asistía a los diferentes eventos folklóricos de la zona,
formaba parte importante de la asociación de ganaderos ejerciendo un
liderazgo bien importante.
Especialmente en verano cuando la sequía se convertía es un grave
problema para la alimentación del ganado.
Pero el trabajo del mayoral facilitaba la conducción del mismo hacia los
destinos más favorables para su alimentación.
El verdor de las plantas y del pasto, transmitían una gran sensación de paz,
resultaba prodigioso ver el traslado de las vacas hacia los estanques de agua,
para su alimentación en armonioso andar, con el gran susto que produce
cuando alguno de los toros se desvía de la manada y se corre el riesgo de que
embista al mayoral o a alguno de sus ayudantes.
En el frente del manantial, el viejo Sebastián, colocó unos bancos de
madera elaborados en alusión a los típicos bancos que engalanan plazas y
parques hechos con madera de la que se procesa en la hacienda, mandó a
pintar en rojo, las tablas horizontales y se sujetaban entre sí por barras de
hierro, pintadas en negro, lo cual contrastaba con los diferentes colores del
pasto, la flora y la fauna del lugar, en esos bancos enamoró Patricia a Frank y
luego Mateo lo hizo con Amanda, era romántico sentarse en ellos y mirar la
caída de las aguas del manantial y perderse en la inmensidad del burbujeo que
producía el choque de las aguas con las piedras en su descenso.
A lo lejos se veía la edificaciones que conformaban la “Hacienda Utopía”
pintada de color rosa viejo era un exponente de romanticismo y frescura
medieval rodeada de árboles milenarios, las tres casas se construyeron con las
mismas características, al igual que las de la ciudad, constituyéndose en las
residencias de las familias, los propietarios y del personal de confianza, se
observaba una presencia directa de la naturaleza, habían pocos detalles
decorativos predominando los materiales rústicos en su diseño y construcción,
la finca estaba rodeada de una muralla de piedras cubiertas en su totalidad por
una espesa y decorativa vegetación de plantas enredaderas ornamentales, en su
mayoría, ofreciendo una de las más hermosas vistas del llano venezolano,
representando para Mateo un gran tesoro escondido.
Envuelto en un aureola de misticismo para el deprimido joven, adentrase
en su finca, caminar entre sus jardines, palpar sus plantas, admirar de cerca sus
verdores, juguetear con los animales, regar las matas, vivir en las entrañas de
semejante ecosistema, era algo místico, religioso, era su cura.
“Esto es como un espejismo, amo estas tierras y las voy a proteger, tengo
un inmenso respeto por el medio ambiente, creo que siempre he sido un
amante de la naturaleza”, se repetía a sí mismo, mientras caminaba cabizbajo.
Siguió su recorrido hacia un sendero de selva nublada, estaba en plena
recuperación y le resultó notorio el cambio de temperatura, pero el frescor de
la espesura de la vegetación en horario nocturno podría resfriarlo.
El complejo habitacional poseía una capilla, tres túneles que conllevaban a
tres salidas diferentes, diez torres de vigilancia, una pequeña escuela de
estudios básicos y estaba enclavada en un bosque de cedros centenarios, en el
medio del llano apureño.
No obstante, Mateo tenía que evaluar, una vez más, si debía refugiarse
definitivamente en su monasterio o disfrutar de la madurez de las urbes,
representada por la influencia que ejercen los avances tecnológicos, la
información, la comunicación, pero sobre todo la vida social, el club, sus
amigos, el futbol, el cine, los centros nocturnos, el arte, la cultura, las opciones
gastronómicas y recreativas, de una ciudad tan cosmopolita como Caracas,
solo que sin Amanda nada de eso sería lo mismo. El necesitaba revitalizarse,
atender los problemas de salud que en secuelas le había producido la
inmovilización desde el punto de vista físico y mental.
Muy cerca de él, uno de los guardaespaldas caminaba cabizbajo, pensativo
hasta que el ruido de la radio portátil le sacó de su mutismo
-Señor, debemos regresar, le dijo con voz respetuosa
Sin protestar la instrucción, el joven dio media vuelta y se dispuso al
retorno, sintiéndose un poco más reconfortado, la caminata le había sentado
bien, aun cuando estaba temblando del frio, al llegar al salón de la entrada
principal, Sebastián lo esperaba acompañado de Consuelo, la cocinera gallega,
quien se dirigió a Mateo con gran gentileza
-¿Desea un chocolate caliente señor?, le preguntó con afán.
-Que tienes de merienda, se animó Mateo
Postres, croissants rellenos de almendra, de jamón y queso, frutas,
brownies y galletas, fue el repertorio ofrecido por la cocinera indicándole
igualmente que además de chocolate tenía otras bebidas que ofrecerle tales
como café, té frio o caliente y jugos naturales:
-Tenemos de guanábana, su favorito, dijo con entusiasmo la vieja cocinera.
Mateo estaba conmovido, conocían sus gustos definitivamente y se habían
abastecido de diferentes tipos de postres, sándwiches, ensaladas y otros
aperitivos de su preferencia, finalmente decidió tomar chocolate caliente y un
croissants relleno de queso, se los devoró sentado en la escalera de la entrada
principal, para seguir disfrutando de aquel aire libre que le quemaba las fosas
nasales haciéndolo sentir que estaba vivo y con ganas de recuperarse para
seguir adelante, luego subió a su habitación y se quedó dormido plácidamente,
sin necesidad de sedantes, aun cuando la plaga lo acechaba inclementemente.
Una gruesa manta lo cobijaba, sintió el roce del borde de la sabana con su
cara, alguien había estado pendiente de mantenerlo abrigado, cuando abrió
lentamente los ojos, descubrió la figura de Frank, sentado en la vieja mecedora
de su antigua habitación, aquella silla donde tantas y tantas veces amaneció
acompañándolo por un mal sueño o por algún quebranto, que nobleza la de ese
hombre que nunca descansaba, era la sombra serena que lo había amparado,
misterioso, invencible, afectuoso, que lo había cuidado en sustitución de su
madre siempre ausente y gracias a él, durante tantos años, se había entregado
seguro, abandonado al sueño:
-Me siento bendecido al saber que eres tu mi verdadero padre-Le dijo el
muchacho conmovido mientras se estiraba en la cama.
No recibió respuesta, aquel hombre hablaba poco, solo le sonreía
eventualmente, era otro día más pescando sus pensamientos, otro día más
capturando sus sentimientos, a aquel hombre que se había convertido en el
capitán de su vida.
-Levántate para que acompañes a Sebastián a la ordeñada-Le dijo Frank
tratando de ignorar su débil estado
-Ayúdame-Le dijo el jovencito aun con las sabanas pegadas al cuerpo
El amanecer se acompañaba con el olor del fogón y del cafecito caliente, a
las seis de la mañana, Sebastián (hijo) llevó a Mateo a recorrer nuevamente
sus tierras, se tomaron un café colado y se fueron a la corralera donde los
llaneros comienzan con la primera faena del llano que es la ordeñada de las
vacas, quienes sacan la leche para los habitantes de la hacienda, luego siguen
con el procedimiento para la elaboración del queso, para ello toman un
poquito de leche, le colocan una cierta cantidad de cuajo, la baten, luego la
colocan nuevamente en el recipiente donde está el resto de la leche y se bate
bien batido el preparado, luego se procede a practicar un método que lo llaman
“Quiebre de Cuajada”, en el que se saca el liquido y en el fondo del recipiente
queda la cuajada de leche sólida, luego el campesino la bate con sus brazos y
es lo que se denomina “El Quiebre”, que luego es trasladado nuevamente a
otro recipiente y se le coloca una capa sólida que es lo que conforma la concha
del queso.
El grupo de campesinos, llaneros e indígenas se mostraban contentos de
compartir un rato con el heredero del dueño de la hacienda.
En uno de los instantes en que Sebastián se alejo de Mateo, éste lo
consideró como el momento propicio para preguntar por sus antiguos
amiguitos entre ellos Brisa, hija de un indocumentado colombiano a quien
llamaban Corralito y una indígena de la región, de la cual Mateo se hizo amigo
a los doce años, cuando la niña tenía catorce, capítulo de la vida de Mateo del
que poco se conversaba.
-Ave María Purísima niño, ni me pregunte por esa pobre anima-Dijo uno
de los indígenas en su lenguaje entrecortado
-¿Por qué, que pasó con ella?-Preguntó Mateo preocupado
-Esa niña se enfermó muy feo y se murió después de que se fueron de la
hacienda-Respondió otro de los indígenas
-Cuanto lo lamento-Dijo Mateo apesadumbrado
-¿Usted no sabía nada? –Siguieron interrogándolo los campesinos
-No, nunca supe más de su familia ni de ella-Advirtió el jovencito.
- Pues cuídese mucho joven porque Corralito juró que algún día se
vengaría por la forma en que su pae, el Sr. Monteverde, los corrió de la
hacienda.
La conversación fue interrumpida abruptamente con la llegada de
Sebastián y otros guardaespaldas, quienes estaban supervisando el camino
para la partida, cabalgando nuevamente en su caballo Bucéfalo, Mateo se
adentró a recorrer los bosques después de ordeñar las vacas y de tomar
desayuno con los obreros de la finca, avanzó hacia las pequeñas montañas a su
alrededor, disfrutando una vez más de todo el verdor en sus diferentes matices,
de tan hermosos paisaje, tan apreciado por su abuelo y se prometió así mismo
que lo que le quedara de vida se lo entregaría a esa tierra en la que fue
engendrado, mientras la fresca brisa, tan fresca como su vieja y apreciada
amiga indígena, golpeaba su rostro susurrando a su oído un melodioso
zumbido que le indicaba la velocidad que estaba desarrollando su brioso
caballo.
Pero la falta de entrenamiento lo hizo mantener cautela e inmediatamente
sintió los gritos de Sebastián pidiéndole prudencia.
El caballo se metió por un camino sembrado de pequeños arbustos, el cual
conocía muy bien ya que conducían a la pequeña cascada donde una vez se
escondió con Amanda, eran aguas cristalinas de uno de los riachuelos que
atravesaban la hacienda las cuales requieren que deba atravesar un camino de
piedras para poder llegar al lugar más profundo.
El chico se bajó del caballo, la corriente acariciaba la piel de aquellas
blancas y delgadas piernas que recorrían aquel camino empedrado que
conducían con gran esfuerzo hasta los espejos mágicos en el que siempre se
dibujó su rostro feliz, bien sea en compañía de su hermano, sus amigos o de la
mujer que amaba.
En esa entrega a esas aguas que lo recibían con un abrazo, percibía la
presencia de la amante que no estaba, de la mujer que lo había hecho hombre y
padre.
Nuevamente la nostalgia lo invadió y se sumergió en el manantial
sintiendo así una gran sensación de paz, una energía positiva lo envolvía y no
quería salir a la superficie.
De pronto sintió que lo sujetaron fuertemente, era Sebastián quien pensó
que podía estar padeciendo una nueva crisis depresiva, lo haló con fuerza y le
pidió que regresaran a “Utopía”.
La caravana de camionetas, con el personal de escoltas y peones de la
hacienda, custodiaba el vehículo, en el que regresó Mateo ya que Sebastián
impidió que lo hiciera en su caballo.
-¿Qué pasó con Brisa Sebas?-Le preguntó Mateo titiritando de frio
mientras se secaba con una toalla que le prestaron
-¿Todavía te acuerdas de ella?-Pregunto Sebas sorprendido
-Un poco-Respondió Mateo
-¿Qué te contaron los peones?-Repreguntó Sebas
-Que la niña murió y que mi papa, perdón, que Daniel Monteverde los sacó
malamente de la hacienda.
-Si, así fue, pero te sugiero que olvides el tema, ya tienes suficientes
problemas encima para revolver un asunto que quedó en el pasado.
Pero el hecho no dejó de preocupar al muchacho, no pensaba comentarlo
en casa, pero esa noche cabizbajo, salió sin escoltas, acompañado por Bruno y
Brando, bajo una brisa helada, arropado solo por su ropa de dormir, se sentó
durante un largo rato en el jardín, viendo como se mecían las hojas de los
arboles, bajo la sombra de los grandes faroles que iluminaban el área.
En el marco de sus reflexiones el joven no se dio cuenta de que Frank
como siempre, lo estaba siguiendo sin dejarse ver, mientras Mateo se disponía
a dar un largo paseo hasta que decidió regresar asustado por la oscuridad de la
noche el ruido de los animales que circulaban libremente por los alrededores y
finalmente cuando fue alcanzado por la mira de los vigilantes fue obligado a
retornar a la casa, temblando de frio.
Vueltas y vueltas sobre la cama, un ligero estremecimiento, más y más
escalofríos hasta abrir los ojos, aspiró una gran bocanada de aire y retiró un
poco las pesadas cobijas que lo arropaban a la altura del cuello, hasta sentir
varias voces, cerca de la puerta que estaba semi abierta, una mano la sostenía y
un rostro se asomaba eventualmente, era el grupo de personas que velaban su
fiebre, Don Jorge, Frank, Sebastián Padre y Sebastián hijo, el veterinario Dr.
Cáceres y el médico internista de la hacienda Dr. Salvador.
Eran las cinco de la mañana, aún estaba oscuro y Mateo sintió pena de
causar tantas molestias a sus familiares y allegados.
Al verlo despierto los integrantes del grupo decidieron entrar uno por uno,
sigilosamente, mientras el joven trataba de incorporarse en la cama:
-Hijo, haz tenido mucha fiebre, ellos vinieron a apoyarnos-Dijo Don Jorge
tratando de minimizar el impacto de tener que acudir nuevamente a procesos
de auscultación y medicación
-No es nada grave, pero tenemos que hidratarte, suministrarte un
antipirético y algunas vitaminas-Le dijo el Dr. Salvador al muchacho mientras
le colocaban un termómetro y le tomaban la presión arterial.
-No hay problema Abue-Decía Mateo resignado y asumiendo su parte de
responsabilidad de la recaída, al sucumbir ante la tentación de lanzarse a la
cascada tan temprano, cuando aun los rayos del sol no habían calentado sus
espectaculares aguas.
Frank le pasaba la mano por la frente y le facilitaba toallitas para soplarse
la nariz y taparse la boca ante la impertinente toz que había reaparecido, era
obviamente un resfriado común que encontró fácil alojamiento en el debilitado
y desnutrido cuerpo del jovencito:
-Vamos a tener que tomarte una vía mientras dure el tratamiento-Le dijo el
Dr. Salvador
-¿Por cuantos días?-Preguntó angustiado Mateo
-Cinco días-Respondió Salvador, apoyado por el asentimiento del Dr.
Alcántara.
Miradas se cruzaron en el pesado silencio que se hizo en la habitación,
Frank intervino para preguntar si tenía que quedarse en cama, a lo que los
médicos respondieron que no era necesario, ya que solo le pasarían suero por
un solo día, si el colaboraba alimentándose adecuadamente, de resto, solo le
pasarían por la vena los medicamentos para combatir el resfriado y las
vitaminas que necesitaba.
Instalados los dispositivos médicos, Salvador y Alcántara sugirieron salirse
de la habitación para que el paciente retomara el sueño:
-Estaremos cerca hijo-Le dijo Don Jorge
El desayuno fue reconfortante para todos, los médicos se quedaron ante la
invitación de los hacendados, Sebastián (hijo) no dejaba de culparse por
haberle permitido acceder a la cascada solo:
-Yo quería darle un poco de privacidad, no me imaginé que con aquel frio
que estaba haciendo se sumergiría en la cascada-Dijo Sebas, pasándose la
mano por la cabeza varias veces en atención a lo angustiado que se encontraba
-No te preocupes porque en la noche se fue a pasear en el jardín y creo que
la brisa fuerte fue lo que lo remató-Acotó Frank
Cerca del comedor Mateo pudo escuchar parte de la conversación, se había
aseado y decidió dejar la cama para bajar a desayunarse en la mesa pero se
sintió cohibido cuando escuchó que él seguía siendo motivo de preocupación,
entonces decidió irse directamente a la cocina, donde se encontraban sentadas
en la mesa de comer del personal de servicio, Consuelo, la cocinera y su hija
Sonia, ambas se pusieron de pie inmediatamente cuando vieron a Mateo
entrar, arrastrando consigo una botella con suero atada a su brazo:
-¿Buen día, qué deseas hijo?-Preguntó la gallega
-Buen día, café y un pancito con mantequilla, por favor-Contestó Mateo
sin dejar de ver a la joven que lo estaba escrutando con su mirada.
-Ella es Sonia, mi hija, ¡Saluda muchacha!-Introdujo Consuelo a la joven
que no tenía ningún deseo de ser ni parecer amigable.
-Hola-Dijo secamente la muchacha
Mateo consumió el alimento y trató de salir de la cocina por la puerta
trasera para no volver a pasar por el comedor, de pronto le provocó quedarse a
escuchar el reclamo que Consuelo le hacía a su hija, escondido detrás de la
puerta que conduce a los jardines de la casa
-Muchacha como te atreves a mirar así al heredero de todo esto-Dijo
Consuelo zarandeando a la joven adolescente, por un brazo
-Porque es un cojonudo, no deja de causarle sufrimiento a Don Jorge y al
señor Frank, no tiene derecho a ser tan impertinente-Dijo la jovencita llena de
indignación
-Tu no lo conoces, no sabes por lo que está pasando, es un pobre niño rico-
Le contesto la cocinera afligida por la situación de Mateo, sin tener la menor
idea de que él las estaba escuchando.
Ante tales planteamientos, el jovencito se propuso dar una larga caminata
en solitario, seguido por Bruno y Brando, quería reflexionar sobre el
testimonio de aquellas mujeres, afortunadamente había salido el sol y los
guardaespaldas creían que estaba en la cocina, no se imaginaron que se
adentraría en el jardín con aquella bolsa de suero en la mano.
El ruido de las hojas secas eran los mudos testigos de su andar, estaba
absorto en sus pensamientos, y se dispuso a sentarse en una de las jardineras
para tomar aliento y seguir con su caminata. Frank lo seguía, sin dejar que lo
viera, para vigilar hasta donde podía llegar con tanto pesar, era un paseo para
hacer catarsis que el antiguo guardaespaldas supo respetar.
Pero de pronto Bruno, el viejo perro labrador de Mateo lo descubrió y
comenzó a ladrar, tenía las orejas levantadas, le lamió las botas mientras Frank
le acarició el hocico, luego sus miradas color oro se encontraron bajo los
fulgurantes rayos del sol:
-¡Por favor, déjame respirar!-Le dijo Mateo en tono de ruego
Frank no tuvo tiempo para evadir la reprimenda, se pasó la mano por el
cabello y le dijo que estaba cumpliendo órdenes de Don Jorge (Tenía que
protegerlo no solo de su salud, sino de las amenazas de secuestro que cada vez
se hacían más temibles).
-¡Tú no eres un empleado, eres mi padre!-Dijo Mateo tratando de hacerlo
comprender.
Luego de tomar aire, el muchacho buscó de sentarse nuevamente en la
jardinera, levantó la cabeza achicando los ojos a causa del resplandor del sol
que le impedía una buena visibilidad y le dijo:
-Yo te despojo de tu cargo, una vez más, me cuesta entender tus
formalidades.
Dos semanas pasaron en la “Hacienda Utopía”, en las que el muchacho
logró tomar conciencia de la responsabilidad que lo esperaba en Caracas.
Mateo aún convaleciente continuó incorporándose a las diversas
actividades que se realizaban en “Utopía”, entre ellas las del manejo de los
toros de lidia, aún se encontraba débil y lo menos que podía desear era tener
que enfrentar a un toro bravo, pero cuando el asistía a los encierros se
activaban todos los mecanismos de seguridad y los toros eran reconducidos al
cercado con el mayor cuidado, luego se dirigía al estanque, miraba al cielo
abierto y se quedaba un largo rato respirando ese aire fresco que le fue negado
durante tanto tiempo, no sabía cómo responder ante tantas atenciones, allí él
era considerado el nuevo jefe y todos querían ganarse su confianza, entonces
se daba cuenta del tremendo compromiso, esa semana tenía que darle una
respuesta a su abuelo de responsabilizarse de asumir en vida su herencia.
El apoyo de Don Jorge fue fundamental para su emancipación, por lo cual
no podía crearle una ilusión sin sentirse seguro de estar en condiciones de
decidir en cualquier tarde, el reto de gerenciar una finca ganadera de tal
magnitud.
Para ese momento solo tenía la certeza de que deseaba recuperarse, tenía
que reforzar su seguridad en sí mismo para sentirse en condiciones de aceptar
la confianza que los demás estaban depositando en el.
Así fueron pasando varios días, el fue recuperando fuerzas y un día de
campo ya era un día más de rutina, la hacienda estaba rodeada de gruesos
muros y muchas rejas de protección para evitar que el ganado penetrara en las
instalaciones donde habitaba la familia y el personal de servicio,
especialmente a las nuevas generaciones conformada por los hijos de los
trabajadores a quienes Mateo brindaba cuidadosa atención, estaba pendiente
del pago de sus salarios y de cualquier otro beneficio especialmente los
relacionados con el acceso a la salud, miraba a los mas pequeñines y se
imaginaba como podía ser su hijo.
Adentrarse al mundo de la ganadería era una experiencia trascendental, su
primer contacto con los animales lo experimentó en la finca, a los pocos meses
de nacido, pero ahora tenía otra visión, desde la ventana de su habitación
respirabatodo el aroma frio de la madrugada con olor a azar, cuando paseaba
por sus tierras sentía una gran alegría, eran sus tierras, cuanta belleza en una
sola mirada, pero pronto la nostalgia invadía su alma cuando recordaba a la
mujer más hermosa que se asomó en el balcón de sus sueños.
Una de las cosas que más disfrutó en esa temporada de recuperación fue el
entrenamiento de los torerosen el pequeño tentadero (corral o cercado donde
se hace la prueba de becerros y reses para comprobar su bravura),
especialmente recordaba cuando participaba Matías su hermano, a quien le
gustaba experimentar en el campo bravo, donde primero tenía que lidiar con
su familia para que le dieran la aprobación para poder practicar esa afición que
le corría por las venas.
Venía a su memoria que una vez aprobada su participación en el evento, el
maestro enseñaba a los jóvenes aprendices toreros, incluyendo a Matías, que
con la muleta, había que tener la inteligencia y la sensibilidad suficientes para
ver esos matices tan importantes de la bravura, decía que lo que distingue a un
ejemplar temerario de otro que también lo es, es buscar la distancia, la altura
en los quites, ver como pone la cara, como se va y como regresa, su paseo por
el ruedo, su entrada y como responde a los pases con la muleta.
Así estaba su vida, tenía que demostrar bravura, buscar la distancia entre él
y sus circunstancias y saber levantarse después de cada caída.

14. El Aroma de Bebé


Las noticias llegaron desde la capital, Gabriella estaba hospitalizada, ya


lista para el parto, los arreglos estaban previstos para que cuando ella ingresara
al hospital lo hiciera igualmente Amanda siempre y cuando no surgiera ningún
inconveniente en alguno de los casos.
Mateo estaba autorizado para ir a buscar a Amanda junto con sus
familiares al penal, ella tenía permiso para dar a luz y regresar tres días
después del parto para ser atendida en el servicio médico del recinto
penitenciario, de acuerdo a la evolución del evento, también tenía aprobado,
de acuerdo a las leyes, quedarse con el bebé hasta que cumpliera tres años de
edad, pero ella decidió dejárselo a Mateo.
La hermosa mujer se negó a amamantar a su hijo, desde que conoció la
noticia de su embarazo se prometió a sí misma que no sometería a su bebé, a
la condena de vivir un solo día en su lugar de reclusión, por eso evadió todo
contacto con el niño, el día que lo llevaron a su habitación, vio como Gabriella
llevaba a su pecho a su hijo, quien estaba haciendo fuertes movimientos en la
búsqueda de saciar su hambre, a diferencia de los demás niños no lloraba,
estaba lleno de gestos, de instintos, mientras Gabriella guiaba suavemente su
cabecita hacia la zona adecuada para el logro de su sustento. La escena estaba
impregnada por dos encontrados sentimientos, comenzaba un vínculo sagrado
entre Gabriella y el pequeño Nicolás, y se iniciaba la ruta del desprendimiento
de una madre con el hijo que no deseaba amamantar entre los barrotes de una
fría celda.
Al pequeño Nicolás se le hizo fácil conectarse con su fuente de
alimentación, era un niño enérgico y saludable, Gabriella lo sujetaba con toda
la fuerza que podía imprimirle a aquel cuerpecito, en la búsqueda de brindarle
toda la seguridad que necesitaba, mientras Matías sostenía una de sus manitos
y acariciaba su cabecita.
Resultaba interesante ver como aquella jovencita de diecisiete años, había
sido capaz de concebir gemelos,y amamantar a un tercer infante cumpliendo
con su loable misión de acunar en su desvalida orfandad materna, al sobrino
de su esposo.
Para nada echó de menos la presencia de sus padres, quienes nunca
aceptaron que se casara siendo tan joven, aun cuando dieron su aprobación
legal, para evitar el escándalo cuando se supiera que había quedado
embarazada antes de contraer matrimonio por el civil con Matías Monteverde
Lander.
Pero no solamente Gabriella Rondón Mijares había logrado tal hazaña,
también sucedió lo mismo con los amigos de Mateo, Máximo y Tatiana
Valderrama, Roberto y Jenny Trujillo, Arturo y Carolina Cuestas, en la
búsqueda de apoyar a Amanda en el cuido y alimentación de los primeros
meses de Nicolás, todas estas parejas decidieron embarazarse al mismo tiempo
y darían a luz días después, en la misma clínica.
En este contexto el primer día de contacto entre las madres y sus bebes fue
genial, Amanda y Gabriella compartieron habitación, espacio que se hizo
chico entre la avalancha de globos, peluches y flores, lo cual lograba superar
la melancolía de Amanda y Mateo, quienes no se separaron ni un solo instante
ni siquiera para tomar el niño entre sus brazos.
Efectivamente Nicolás fue sostenido todo el tiempo por “La Nena” , su
joven abuela materna y por “Nacho” su abuelo paterno quien estaba chocho
con su nietecito, por su parte Frank, al igual que Amanda y Mateo, miraba al
niño desde lejos, impresionado con lo grande y despierto que era, en
comparación con sus primos, que se encontraban en sus cunitas, ocupando un
segundo plano, porque todas las atenciones estaban puestas sobre el pequeño
Nicolás, tenía un pequeño lunar con forma de corazón en la espalda, sus ojos
eran idénticos a los de su padre y abuelo, tenía una pelusa por cabello, de color
dorado, y su piel era blanca, había pesado cuatro kilos y medio, su medida
estaba por encima de la de un niño promedio de su edad, por lo tanto, los
escarpines que atesoraban sus padres no le sirvieron, quedaron como un
recuerdo hermosos de su concepción.
-No lo abandones nunca- Decía Amanda en voz baja- Edúcalo respetando
sus convicciones, no lo sobreprotejas, no quiero que sea un ser inseguro
-¿Cómo yo? -Preguntó Mateo
-Lamento que te sientas aludido, pero creo que el deberá vivir y quemar
todas sus etapas, nosotros tuvimos que apresurarnos pero él no tendrá porque
hacerlo, ayúdalo a conocerse bien así mismo, algún día el también te va a
desafiar y tú debes irte preparando para no herirlo cuando trate de traspasar el
límite.
-Tengo que confesarte, no estoy preparado para ser padre, voy a supervisar
que no le falte nada, pero no tengo fuerza ni siquiera para cargarlo.-Le repetía
Mateo con angustia.
-Es normal que tengamos miedo de equivocarnos, mi vida, pero vamos a
implorar sabiduría para reconocer nuestros errores y disculparnos cuando sea
preciso.-Lo tranquilizaba ella.
El pediatra hizo su aparición en la habitación para dar algunas
recomendaciones a las madres sobre el proceso de vacunación de los niños,
sugerencias sobre la alimentación, como debían comenzar y con qué tipo de
alimentos, como preparar sus teteros y parte del aseo personal que debían
brindarles, mientras los padres prestaban especial atención
-El primer año de vida va a requerir de toda tu atención –Le recordó
Amanda al joven padre
-No, no creo que pueda- Decía Mateo mortificado
-Si puedes mi niño, organízate bien, no vas a estar solo, vas a contar con la
ayuda de tu hermano, de Gabriella, de mi mama, el niño tendrá sus médicos,
su nana, sus maestras todos te van a ir guiando.
-No, no puedo-Estalló él en llanto mientras ella se incorporaba con
dificultad para consolarlo.
-El te va a enseñar dijo ella proféticamente hablando, ese bebé es un ángel,
míralo bien, es hermoso, contémplalo con paciencia, con dulzura, que él te va
a responder con amor, no lo manipules, juégale limpio, respeta su intimidad, y
háblale siempre con la verdad por delante.
Mientras la joven pareja disertaba sobre el futuro del pequeño bebé, los
demás familiares y amigos, trataban de guardar un recuerdo del momento
tomando fotos y filmando películas
-Sonrían-Solicitaban los aficionados
Pero resultaba difícil arrancar una sonrisa de las caras de Amanda y Mateo,
ambos agonizaban ante la imposibilidad de dar riendas sueltas a sus
sentimientos para no empañar la alegría que reinaba en la habitación.
Una mañana, al despertarse un viento frio se alojó en su cuerpo mientras
recorría con la mirada el lecho vacío, el muchacho se agarró de las sabanas
con fuerza, luego se las llevo a la cara, des tendiendo con furia la cama.
Todos los presentes hicieron una piña a su alrededor para arroparlo
mientras el recuperaba la cordura.
El joven sentía deseos de salir corriendo en la búsqueda de su amada, pero
el llanto de su hijo lo detuvo, ahora tenía que pensar en el niño, prometió que
lo cuidaría, aun cuando no tenía fuerzas para sostenerlo, estaría presente para
velar por su bienestar todo el tiempo que fuera necesario.
Trató de salir de la habitación para tomar aire y se encontró a su abuelo
reunido con el médico que los apoyó en el parto
-Amanda me pidió que me quedara para informarte que no te preocuparas,
yo la voy a seguir atendiendo y los mantendré informados de la evolución de
su estado-Le dijo el Dr. Carlos Eduardo Suarez, Ginecólogo del penal
-Gracias Dr.-Le respondió Don Jorge ante el mutismo de Mateo
-No se preocupen ella es muy fuerte y tiene un gran espíritu de lucha-
Continuó opinando el médico mientras Mateo lo observaba con desconfianza.
Si efectivamente estaba sintiendo desconfianza de aquel médico que se
extralimitaba en sus atenciones, sentía celos de saber que ella pasaba tanto
tiempo con ese hombre que era joven, apuesto y con una profesión tan
comprometedora.
Poco a poco se alejó del grupo, se alejo del lugar, su mente estaba en otra
parte y así en ese estado fueron pasando los días, en la casa se dedicaba a
encerrarse en la oficina, se distraía leyendo los informes de las actividades
comerciales relacionadas con la hacienda, hacia llamadas a Sebastián, se
preocupaba por las compras, le preguntaba cosas a su abuelo y eventualmente
subía a la habitación de los niños y se sentaba a mirarlos sin tocarlos.
Mensualmente acudía al penal para visitar a Amanda, poco a poco se fue
acostumbrando a la rutina, ella le comentaba todas sus experiencias en el
reclusorio y el la escuchaba sin prestarle mucha atención, ya que sólo se
dedicaba a mirarla a acariciar su cabello y a besar sus manos hasta que tocaba
el triste momento de hablar de el pequeño Nicolás:
-Es un glotón, ya no puedo con él, está demasiado pesado y no deja que
Gabriella atienda a Sebastián ni a Gabrielita, sólo quiere que le presten
atención a él, es autoritario, aprendió a decir que no con una fuerza
impresionante-Le decía Mateo para animarla
-Pero no pelea con sus hermanitos ¿Verdad?-preguntó preocupada,
refiriéndose a los niños de Matías y Gabriella, en la práctica eran sus primitos
pero los estaban criando como si fueran hermanos.
-Solo pelea cuando dejan de alimentarlo para amamantar a los otros niños,
entonces comienza a arañar al que se le acerca, también tiene por costumbre
halar el cabello de Gabriella cuando le da de comer, pasa largo rato jugando
con eso, hasta que se queda dormido-Afirmaba Mateo.
-¿Cómo está el Dr. Antonetti, que has sabido de él?-Preguntó Amanda
intrigada
Las relaciones entre el médico y Mateo se habían deteriorado, no obstante
se encontraron en una Feria de Comidas en un Centro Comercial, Mateo al ver
que se acercó a la mesa, decidió separarse del grupo y dejó a su hijo en el
coche con Gabriella y Matías para que Nicolás lo conociera.
No obstante, el médico decidió después de cargar al bebé salir a buscar a
Mateo para tratar de conversar con él y lo encontró en la planta baja del
Centro Comercial de espaldas frente a una tienda de venta de zapatos, llorando
inconteniblemente por los tantos y tantos recuerdos que vinieron a su mente
hasta que sintió que el Dr. Antonetti, lo sujetó con fuerza por un brazo y lo
obligó a encararlo, pero no había terminado de hacerlo cuando Rashib, el
guardaespaldas árabe con entrenamiento especializado, desenfundó su arma y
apuntó a la cabeza de Nicolás, ante lo cual Mateo se interpuso y lo cubrió con
su cuerpo , ordenando a Rashib bajar el arma, orden que no fue atendida por el
árabe:
-Tienes que matarme primero a mí, antes que dispararle a este hombre-Le
gritó Mateo a Rashib, mientras le rogaba a Nicolás que no se moviera
-No habla bien español ni está interesado en aprenderlo, solo conoce
algunas frases-Le dijo el jovencito al Médico, refiriéndose a Rashib y tratando
de mantener controlada la situación
-He´s my friend, baja el arma por favor- Insistía Mateo tratando de
comunicarse con el decidido hombre
La noticia del evento fue transmitida por radio y Frank que estaba en el
otro piso, bajó a la planta lo más rápido que pudo logrando controlar la
situación.
Tanto Frank como Mateo, se hicieron un faralao, tratando de disculparse
con el médico por la agresividad de Rashib, se intercambiaron números de
teléfonos, había una ilusión de que se reducirían las tensiones, el médico era
experto en cómo enfrentar esas situaciones, era un guerra de guerrillas, pero
no había odios, Mateo había sido educado en las mejores escuelas y su
educación estaba por encima de cualquier rencor.
Cuando Amanda le preguntó por el médico a quien ella también apreciaba,
Mateo le contó la anécdota del Centro Comercial prometiéndole que
procuraría reanudar las relaciones con Nicolás, pero que le diera tiempo,
necesitaba estabilizarse un poco más y estar seguro de que nada ni nadie lo
conectarían de nuevo con Daniel Monteverde y ese pasado que lo acosaba.
-Y la señora Patricia ¿Cómo está?, siguió preguntándole Amanda,
interesándose así por todos los seres queridos que rodeaban a su joven
enamorado
-Se fue a Estados Unidos-Respondió Mateo intrigado, se preguntaba así
mismo como era posible que Amanda estuviera preocupada por alguien que le
causó daño.
-¿Conoció al niño?-Preguntó ella un poco nerviosa
-No lo sé, probablemente sí y no me han dicho nada, a lo mejor ha visto
sus fotos, pero no sé, no me interesa-Respondió el, inquietándose por el tema
en cuestión, llevándose las manos a la cabeza, enderezándose y alejándose un
poco de ella.
-Sabes que ella me pidió perdón-Siguió avanzando Amanda con el tema,
mientras el caminaba por la rústica habitación donde tenía lugar la visita
conyugal otorgada por el penal.
-No, no lo sabía-Balbuceó Mateo ya enojado por el tema
-Si me la encontré a la salida del Centro de Desintoxicación, realmente se
veía desgastada, ella fue elegida en una oportunidad como la madre más
bonita de todo el instituto, por los profesores que nos reuníamos a cotillear
sobre los acontecimientos del “Colegio Inmaculada Concepción”, nunca
esperé verla en ese estado, tan delgada, con ojeras, sin maquillaje, vestida tan
informalmente-Expuso la joven reclusa hasta que fue interrumpida por una
voz seca y determinante que le pedía que terminara con el tema.
-Basta, no entiendo porque me hablas de algo que no quiero recordar-Le
dijo el muchacho en tono cortante
-Discúlpame cielo, pensé que tenias que saber que ella se arrepintió de su
falta de actuación, de su omisión-Completó así su discurso dándose por
cumplida su misión de redimir la culpa de la madre de Mateo.
El pequeño Nicolás y sus primos ya correteaban por toda la casa, a sus dos
años de edad, sabían manifestar sus inquietudes y alegrías, estaban un poco
incómodos con la salida de los primeros dientecitos, les encantaba jugar con
las mascotas de Mateo, especialmente con el gatico y ellos sabían que en la
oficina del joven era que podían ubicarlos, entonces pedían que los llevaran
hasta allá.
Los tres niños se llamaban hermanos entre sí y llamaban a Matías y a
Gabriella, papa y mamá y aun cuando Gabriella le mostraba fotos de Amanda
a Nicolás y le decía que ella era su mamá, para el niño era difícil aceptar que
aquella mujer que lo había amamantado no era su mamá.
Todos estos aspectos se hablaron y se discutieron entre la familia y
Amanda, entonces llegaron a un acuerdo por el bienestar del menor, le
permitirían que siguiera llamando mamá a Gabriella, hasta que tuviera la
suficiente madurez para informarle quienes eran sus verdaderos padres. Por su
parte Mateo prefirió que su hijo lo llamara por su nombre (Le decía Teo) al
igual que sucedió con Amanda y sus padres, “La Nena” y “Nacho”
Después de regresar de la visita conyugal, Mateo se encerró en su oficina,
a distraerse bien sea con el televisor, o leyendo los fax que le llegaban de la
hacienda en los que sus abuelos Jorge y Sebastián Belal le reportaban la
situación de las empresas, esa noche no pudo conciliar el sueño, hasta las tres
de la mañana cuando Matías le tocó la puerta:
-Hola, mira quien está aquí-Le dijo Matías mientras le daba paso a la Sra.
Augusta, niñera de Nicolás, enfermera de carácter fuerte quien traía en sus
brazos al pequeñín.
-¿Qué hace despierto a esta hora?-Preguntó Mateo un poco enojado
-Es muy rebelde señor, cuando se despierta a esta hora, hay que sacarlo de
la habitación porque quiere ponerse a jugar y despierta a sus hermanitos
Era la primera queja que Mateo recibía de su hijo y automáticamente
recordó su promesa de que no cuestionaría las actuaciones de Nicolás,
entonces sin decir más nada estiro sus brazos y lo cargó mientras el niño le
preguntaba por el gatito y estiraba su dedito buscándolo por toda la oficina con
la mirada.
Por su parte la niñera esperó un tiempo prudencial mientras Matías y
Mateo conversaban y miraban al niño jugar con el gato para informar que
trataría de pasear al niño por la sala para que se durmiera y sin esperar
respuesta lo tomó en sus brazos, lo cual desató la furia de Nicolás que le decía
que no, señalándola con su dedito mágico.
Mateo se puso de pié rápidamente y le arrebató al niño agradeciéndole a la
Sra. Augusta que se fuera a dormir que él se encargaría del muchachito.
Efectivamente esa fue la primera noche que pasaron juntos solos padre e
hijo, el niño se cansó de corretear al gato por toda la habitación hasta que pidió
su chupón y se quedó dormido sobre el pecho de Mateo
El joven no se cansaba de mirarlo, le acariciaba su rubia y ya espesa
cabellera, observaba con deleite como en medio de su cansancio el niño seguía
succionando su chupón hasta quedar desfallecido, el por su parte tenía miedo
de acostarlo en su cama que estaba ubicada en la habitación contigua al
estudio por temor a que se volviera a despertar.
Esas vivencias que él estaba teniendo con su niño se estaban haciendo cada
vez más frecuentes, en la medida que él se iba encariñando más y más con el
niño, el lo había evitado porque consideraba que si Amanda no podía disfrutar
de su hijo él tampoco tenía derecho, pero la personalidad del muchachito lo
iba envolviendo, era reilon, extrovertido, mandón, tremendo, se reía de las
maldades que le hacía al gatito y trataba de dar pasitos el solo pero se caía de
bruces al piso.
Era difícil suponer como Amanda había tenido valor durante todo ese
tiempo para soportar el no conocer a su bebé, el no querer acariciarlo solo por
unas horas y después tener que separarse de él, para evitar que el niño entrara
a tan nefasto lugar.
Un buen día, Mateo pidió que le alistaran al niño, estaba dispuesto a
desconocer las órdenes de Amanda y le presentaría a su hijo aun en contra de
su voluntad.
Allí en el patio de la cárcel se encontraba la joven a la espera de sus
familiares, mientras “La Nena” y “Nacho” vieron con asombro la llegada de la
caravana de guardaespaldas al estacionamiento del Reten de Mujeres, al ver al
niño sus ojos se llenaron de lagrimas, Mateo les pidió perdón por el
atrevimiento y ellos le respondieron que lo apoyarían en su decisión.
Así fue como entraron los cuatro, acompañados por Frank y Rashib al
corazón del reten el gran patio rodeado de árboles milenarios y de una espesa
montaña, que sobresalían por encima de los viejos edificios que constituían el
recinto de las reclusas, bajaron una rampa y llegaron hasta Amanda quien
estaba sentada en una de las mesas cuadradas de concreto equipadas con dos
bancos laterales, que daban cabida a cuatro personas de lado y lado, ella no
había visto al niño, hasta que estuvieron suficientemente cerca, lo conocía por
fotografías, iba en brazos de “La Nena”, estaba vestido con una braga de blue
jeans, una camisa azul cielo, unos zapatos deportivos, el chupón guindando de
su cuello y una gorra que hacía juego con su ropita, llevaba la víscera hacia
atrás, dejando ver su enrojecido rostro, no acostumbrado al calor del espacio.
-¡Hijo, por Dios!, ¡No puede ser mamá, no puede ser!-Dijo Amanda
estallando en llanto, sin atreverse a tocar a aquel ser humano impregnado con
el típico aroma de bebé, que la miraba asombrado.
Ante toda respuesta, “Nacho” el viejo y alocado hippie, se abalanzó sobre
su hija para abrazarla y darle fuerzas necesarias para acercarse al niño.
-Nicolás ella es Amanda-Le dijo Mateo, cargando al niño, enseñándole una
de las tantas fotos con las que trataba de mantener un vinculo entre el niño y
su madre.
-Hola Manta-Dijo el niño balbuceando con su voz infantil, un incipiente
saludo
-Hola mi príncipe ¿Cómo estas, tienes calor?-Dijo ella sorprendida de la
educación del niño
-Si-Respondió el bebe todo decidido
Amanda trataba de construir preguntas con la finalidad de escucharlo
hablar durante el poco tiempo que tenían disponible
-¿Cómo te llamas?-Le dijo dulcemente la madre del niño
-Colas Tavatieda Butamante-Respondió el menor tratando de decir Nicolás
Salvatierra Bustamante
Todos los presentes rieron a carcajadas mientras el niño los miraba
seriamente
-¿Y cuántos años tienes?- Seguía interrogándolo Amanda
-Tos-Respondió el niño asomando dos de sus deditos
El bebé se atrevió a decir más, antes de que le siguieran preguntando
-Eta e mi gola, Teo tiene una glande, la mía e chiquita-Dijo graciosamente
refiriéndose a su gorra deportiva, comparándola con la de Mateo, quien
también llevaba una puesta
-Teno un gatito y un pelito-Dijo el niño refiriéndose a las mascotas de
Mateo las cuales consideraba suyas, mientras Amanda no dejaba de sollozar
- ¿Pod que tas llodando?-Le preguntó Nicolás mientras tiernamente trató
de acercarse a ella, extendió su dedito y trató de secarle una lágrima, acto que
ella aprovechó para intentar el primer acercamiento
Mateo le advirtió a Amanda antes de cargar al niño, que le gustaba halar el
cabello, que no lo tomara a la fuerza, que esperara a entrar en confianza,
mientras el niño comenzó a relacionar las fotos con Amanda, el pequeñín
trataba de hablarle sin despegarse del cuello del papá, señalaba su cara y
punteaba con su dedo mágico la foto que el papa llevaba usualmente en su
cartera. Amanda no paraba de llorar, estaba sorprendida de la inteligencia y
astucia del niño a quien solo conocía por fotos.
Todo su cuerpo se estremeció al verlo en carne y hueso y descubrir que
estaba dejando de ser una criatura para transformarse en un ser humano
pensante que cada vez se parecía más a su padre.
Era grande, pesado y fuerte, tenía los ojos amarillos, cabello rubio, piel
blanca y bien cuidada, labios rosados y carnosos parecían más a los de ella,
cachetes abultados y enrojecidos por el sol, tenía una manía que desarrollaría a
futuro, de de morderse el labio inferior, ya tenía varios dientes que utilizaba
para intentar desgarrar todo lo que se atravesaba en su camino y se reía a
carcajada cuando alguien se quejaba por el supuesto dolor que pudiera causar
con sus halones de cabello o sus pequeños mordiscos.
Pero Mateo observaba que el niño seguía aferrándose con fuerza a su
cuerpo, no mostraba disposición de dejarse atrapar por los estresados deseos
de Amanda de querer abrazarlo, mimarlo y estrecharlo contra su cuerpo.
Entonces Mateo le sugirió que se soltara el cabello y que le ofreciera un
tetero (Ya le tocaba su jugo de frutas), Nicolás queera un glotón, no se resistió
a la tentación de lanzarse a los brazos de su verdadera madre y de acariciarle
el cabello mientras miraba con atención sus ojos y se tomaba su alimento.
Estaba casi dormido cuando de pronto hicieron acto de presencia las
compañeras de Amanda con quienes compartía su celda en el presidio, poco a
poco la voz se fue regando, todas querían conocer el rostro del bebé y armaron
un gran alboroto alrededor de él.
El bebé se fue incorporando lentamente y estirando su dedo índice
comenzó a decir que “no” a quienes intentaban en vano cargarlo, luego se
aferró al cuerpo de Amanda produciéndose así el contacto más importante
entre madre e hijo, era mucha la emoción que sentía la joven mujer quien trató
de protegerlo lo más que pudo, mientras Rashib les pedía a las reclusas
(Quienes no dejaban de gritar “Que bello” “Que cosa más linda” ¿Ese es tu
hijo?) que por favor mantuvieran cierta distancia.
Los familiares de Amanda y los guardias celadores, contribuyeron en la
restauración de la calma, pero el niño estaba realmente impactado y aun
cuando su cuerpecito no dejaba de temblar no lloró en ningún momento
porque Mateo mantuvo contacto visual todo el tiempo con él y lo abrazaba por
encima de la espalda de Amanda intentando así reforzar su seguridad.
Frank hizo su entrada en la escena y sugirió llevarse al niño, en atención a
que estaba culminando el horario de la visita y para evitar que el bebé
estuviera expuesto a la formación que se realizaba cuando salían los familiares
de las reclusas.
El guardaespaldas sabía que iba a ser un momento difícil para la pareja,
entonces y siguiendo con la costumbre, le sugirió a Amanda cerrar los ojos,
entregarle el bebé y no mirar cuando se alejara de ella, pero Amanda no podía
escuchar nada, entró en estado de pánico y comenzó a apretar al niño, quería
sentir su respiración los latidos de su corazoncito, la fortaleza de sus robustas
piernas que indicaban su buen nivel de alimentación.
Estaba profundamente orgullosa de aquel pedacito de su vida que palpitaba
entre sus brazos, Mateo se fundió junto a ella en ese abrazo tan intenso pero el
niño comenzó a sofocarse y su llanto, ahogado por el cuerpo de aquellas dos
almas adoloridas, asustó y conmovió a todos los que presenciaron la escena.
La madre de Amanda, “La Nena”, comenzó a interceder y le pidió a gritos
que entregaran al niño, ante lo cual Amanda cerró los ojos y procedió a aflojar
lentamente los brazos, oportunidad que Frank aprovechó para arrebatarle al
niño y llevárselo.
Por su parte Mateo cubrió con sus manos el rostro de Amanda
impidiéndole así ver la partida de Nicolás, luego trató de abrigarla con sus
flacos brazos, el estaba casi en el hueso, pero sacaba fuerzas de donde no las
tenía para sofocar aquel sentimiento desbordado, de una mujer que siempre
mantuvo la ecuanimidad.
Si en su historia, Mateo pudiera recordar el momento más doloroso de su
vida, hasta ese instante, era ver el quiebre emocional de Amanda, razón por la
cual, repetía una y mil veces que hubiera preferido fundirse en la cama de
aquel hospital psiquiátrico y no tener que presenciar como la madre de su hijo,
debía desprenderse de aquel cuerpecito requerido de tanta protección y
ternura.
La escena conmovió a todos los presentes, quienes hicieron un silencio
sepulcral ante aquel abrazo que se hizo eterno, solo se veía y sentía el gemido
de dolor que agitaba el cuerpo de Amanda quien ya casi sin voz, decía al oído
de Mateo que ese era el castigo más grande que le habían infligido, que no
tuvo tiempo para prepararse, que esto la había tomado por sorpresa.
Mateo se sintió culpable por haber tenido la idea de llevarle al niño, sin
advertir que la realidad que enfrentaba en ese momento, lo empujó a tal
situación.
La alarma que anunciaba que la visita había terminado se activó y con ella
los abrazos de despedida de la visitas de las internas. Mateo trató de consolar a
Amanda prometiéndole que al día siguiente volvería a tener la oportunidad de
abrazar al bebé, fue uno de los últimos en retirarse, luego se quedó en la rampa
de salida, pegado de una baranda viendo como su joven pareja quedaba
recostada sobre una de las mesas de concreto, en posición de descanso con la
cabeza colocada entre sus brazos.
Al llegar a la casa se fue directamente a su habitación, sin cruzar palabras
con nadie, sacó de un escondite unas pastillas que había guardado para casos
de emergencia, se tomó dos y luego se metió a la ducha, se puso ropa de
dormir y se fue a la oficina, tratando de ahogarse entre los papeles de la
hacienda, tenía varios fax sobre su escritorio y aprovechó para leerlos.
Las noticias del funcionamiento de la “Hacienda Utopía” eran inquietantes,
Sebastián le informó que la Federación Ganadera se había reunido para
estudiar la crisis que afectaba al sector, ya que el treinta por ciento de la
producción se encontraba en situación de riesgo debido a la sequia del período
de verano causando graves daños al limitar la producción y aun cuando la
coyuntura era controlable, según Sebastián, Mateo no dejó de preocuparse ya
que era su responsabilidad contribuir en el diseño de estrategias para hacer
frente a la problemática, tomando en cuenta que de “Utopía” proviene un gran
porcentaje de la leche y la carne que se distribuye en la región.
La ganadería en Venezuela tiene una importancia relevante ya que es una
fuente de alimentos fundamental para la comunidad.
La familia Lander Torres estuvo siempre vinculada al sector ganadero y
rural, fue una actividad que les proporcionó sustento y una riqueza
incalculable, las inversiones que hicieron en otras empresas aumentaron su
capital, entre ellas el emporio de seguridad liderizado por Frank y la Clínica
Monteverde que había estado siendo atendida por Daniel y su hermano Darío
por ello Mateo y Matías, como herederos de tal emporio comercial, estaban
obligados a colaborar con el diseño de los lineamientos para garantizar esa
tradición y valores culturales que caracterizaban al apellido Lander Torres en
todo el país, Mateo en el ámbito ganadero y Matías en el ámbito médico
asistencial.
El ganado vacuno suponía un doble propósito, carne y leche, pero ante las
deficiencias del país, se visualizaba que el estado importaría ese rubro, por lo
cual los empresarios requerirían no solamente proteger la producción sino
incrementarla para garantizar un suministro seguro.
El abuelo de Mateo fue presidente de la organización que reunía a los
productores de la región por dos períodos consecutivos.
De acuerdo al informe enviado por Sebastián, había que tomar en
consideración el mantenimiento de las maquinarias y de los equipos, el control
de las vacunas y de la movilización de los animales, verificar cuantos
nacimientos y cuantas bajas para poder planificar y producir bienes y reses, la
salubridad, la alimentación segura, el agua potable, tener pozos profundos
perforados para poder garantizarles agua en verano y la prevención y curación
de enfermedades del ganado.
En “Utopía” también se tomaba en cuenta la calidad de vida de los
trabajadores, vivienda, alimentos y educación eran lo más importante.
Mateo no quería perder esa plataforma entramada por su abuelo con
sementales de buena calificación, entonces se planteó sugerir mantener la
estabilidad comprando nuevos tractores nuevas maquinarias para arar el pasto
, procurar el mejoramiento de la hacienda e importar los productos para la
alimentación del ganado que se requieran, al igual que sembrar caña para
sustituir el pasto en el verano, en líneas generales impulsar la investigación en
el mejoramiento genético mejorar la nutrición e invertir en infraestructura e
insumos serían sus prioridades
Entre los aspectos positivos del informe del abuelo Sebastián como
cariñosamente le decían los muchachos, se planteaba cierta reducción de los
secuestros en la zona gracias a las mejoras en las comunicaciones internas y en
el reforzamiento de las vías.
Por último Sebastián le advirtió a Mateo, que para Don Jorge sería de gran
agrado verlo asistir a la reunión pautada para la semana que se aproximaba,
pero el muchacho ni siquiera podía concentrarse en el informe porque su
pensamiento estaba en aquel recinto penitenciario, por lo cual se vio obligado
a tomarse dos pastillas más, porque sentía que las anteriores no le habían
producido ningún efecto.
Algunos minutos pasaron cuando sintió que alguien trataba de abrir la
puerta de la oficina, era Matías, quería ver como estaba, Frank le había
contado lo sucedido en el Reten de Mujeres y estaba preocupado en saber la
manera como lo había abordado.
Pero la puerta no se abrió y ante los pedimentos de Matías, la respuesta fue
una débil negativa por parte de Mateo y un moderado ruego para que lo
dejaran solo, sabía que afuera, Matías estaba esperándolo acompañado de
Frank Nanita y Gaby, debatiéndose por saber cuál era su estado.
A media noche se decidió a salir del estudio, previamente redactó un fax
para Sebastián disculpándose por no poder asistir a la reunión de ganaderos a
la que hacía referencia en su comunicación, agradeciéndolo que lo
representara, una vez más, convencido de que aconsejará a su abuelo Jorge en
las decisiones que más favorezcan al sector y a su grupo familiar.
Se sorprendió cuando vio que Matías se encontraba sentado en el piso,
esperando su salida del estudio, estaba completamente agotado, con un libro
de medicina en sus manos, tratando de estudiar para sus exámenes de grado,
mientras esperaba pacientemente la salida de su hermano:
-¿Qué haces?-Preguntó Mateo un poco mareado por los calmantes.
-Esperándote, necesito una vez más pedirte que te alimentes, no sé de que
estas viviendo, en cualquier momento vas a colapsar-Le respondió Matías.
-Tienes razón, vamos a la cocina a ver que encontramos-Le sugirió Mateo
para tranquilizarlo
La variada gama de meriendas los esperaban, había croissant, chocolates,
jugos y cereales. Mateo se inclinó por los cereales y tímidamente consumió
menos de la mitad de lo que se había servido, su intención era tranquilizar a su
hermano, el tema de lo sucedido en el día no fue abordado, parecía ser una
nueva emisión de un capitulo doloroso en sus vidas. El aire acondicionado de
la cocina estaba apagado y ambos comenzaron a sudar copiosamente ante el
caluroso verano que se afrontaba en todo el país.
Al día siguiente, Mateo ingresó a la habitación de los niños en la búsqueda
de Nicolás para llevarlo a la segunda visita del Reten de Mujeres que se
efectuaba todos los primeros sábados y domingos del mes, con la novedad de
que el niño, al igual que él, había pasado toda la noche agitado. Augusta, la
niñera, preparó sus teteros y meriendas en un bolso, tomó al niño en sus brazos
y se dirigió a la camioneta que ya estaba encendida esperándolos.
Al rato, Gabriella acudió nerviosa al estacionamiento para chequear que
todos los implementos del bebé estuvieran en orden dándose cuenta del estado
de debilidad en el que se encontraba Mateo, sus ojeras eran impresionantes,
los ojos estaban enrojecidos e hinchados y parecía inestable, tembloroso, sin
equilibrio.
Al llegar a la prisión, el niño se despertó, cuando trataron de sacarlo de su
asiento “Porta-bebés”, miró bien a su alrededor y comenzó a agitarse
aferrándose al cuello de su niñera.
Los padres de Amanda estaban en el estacionamiento y cuando vieron
llegar la camioneta de Mateo se acercaron para saludarlo y tratar de ingresar
todos juntos al penal. “La Nena” tomó a Nicolás en sus brazos mientras este le
gritaba que no.
Mateo trató de calmar al niño y se conmovió profundamente cuando al
tomarlo en sus brazos el muchachito le acarició la barbilla, con cariño, con
toda la ternura que podían proporcionar aquellas manitos de ángel que con
lágrimas en los ojos le decía en su lenguaje materno:
-Teo, no es no, ¿vedad?
Esto le llegó al corazón, en otros tiempos cuando él tuvo sus desavenencias
fue castigado por decir no, ahora no podía obligar a su hijo, a hacer algo que
no quería, el debía respetar la decisión que su pequeño hijo estaba tomando,
no estaba dispuesto a repetir la escena del día anterior.
También le estaba enviando otro mensaje, tenía memoria selectiva, era
como una luz que se esparcía por su alma, iba creciendo en ese pequeño ser, la
capacidad de discernir el bien del mal.
Atrapado por la magia del amor, el atribulado padre abrazó su cuerpecito y
le repetía que “No, era no”, pero su corazón se dividía en dos emociones
diferentes, tenía que decidir si respetar la posición de su hijo de no querer
entrar al penal o respetar la promesa que le había hecho a Amanda de que
volvería a estrechar el cuerpecito de su hijo.
A su memoria retornaron las imágenes del día anterior, cuando enloquecida
por el dolor, Amanda lloró por primera vez en sus brazos, al tener que
separarse de su hijo. Esas escenas lo maltrataban psicológicamente, porque él
podía disfrutar del crecimiento del bebé y ella no, eso lo hacía sentirse
culpable.
De pronto, una debilidad comenzó a apoderarse de su cuerpo, se puso frio,
no obstante grandes gotas de sudor corrían por su frente por lo cual se vio
obligado a recostarse de la camioneta para evitar que el niño se le saliera de
sus brazos, poco a poco fue cayendo al piso, mientras que “La Nena”
Bustamante gritaba despavorida.
Frank se abalanzó rápidamente sobre Mateo para quitarle al niño y
entregárselo a la niñera, mientras el personal de seguridad activaba sus
alarmas.
La decisión había que tomarla de inmediato porque la tensión de Mateo
había bajado de manera peligrosa y una especie de vomito blanco salía de sus
labios, estaba completamente inconsciente.

15. La Recaída

Fue así como el grupo familiar decidió enviar al niño a la casa con Rashib
y la niñera, mientras “La Nena” Bustamante y “Nacho”, entraban a visitar a su
hija tal como estaba previsto y Frank, después de acostar a Mateo en el asiento
de atrás de una de las camionetas en las que se trasladaban, se dirigió
directamente a la clínica de la familia Monteverde, donde fue recibido en
urgencias por Darío, eltío de los muchachos.
Mateo fue sometido a un lavado estomacal, se determinó que había
ingerido una sobredosis de antidepresivos, quizás con la finalidad de poder
conciliar la calma que tanto anhelaba. Pasó toda la madrugada vomitando y a
la mañana siguiente, al abrir los ojos, se encontró nuevamente en una
habitación desprovista de muebles, con un suero intravenoso y un calmante
que traspasaban la vena de su brazo derecho.
Pero esta vez, era él quien estaba decidido a quedarse en ese estado de
letargo, no quería reaccionar, veía entrar y salir enfermeras hasta el momento
en que tropezó con la malvada linterna que indagaba entre sus ojos el estado
de sus pupilas, aquellas que esperaban desde hace mucho tiempo que las cosas
tenían que cambiar, que tenía que dejar de vislumbrar un infierno, que tenía
que escapar de esa historia que le había tocado vivir.
Un anciano envejecido por los años de la experiencia, le pedía que dijera
con un movimiento de su cabeza si estaba despierto:
-Yo sé que estás despierto, háblame-Le ordenó el reconocido Dr. Ulises
Marcano
Mateo respiró profundamente como le enseñó Nicolás, (Cuanto extrañaba
a su terapeuta), después de inhalar aire, agarro fuerzas trató de incorporarse en
la cama y preguntó por su hijo.
El médico aprovechó rápidamente la oportunidad para decirle que el niño
estaba bien, que no se preocupara por eso, se presentó informándole que era
empleado de la Clínica Monteverde, en una unidad que habían abierto hacía
un año, en un ala nueva del edificio, dedicada única y exclusivamente a
psiquiatría.
El joven se fue incorporando poco a poco y preguntó por sus familiares, el
médico no le contestó, siguió con su discurso de presentación.
-Soy psiquiatra, egresado de nuestra máxima casa de estudios con maestría
y doctorado en el exterior-Decía el médico mientras Mateo seguía tratando de
reponerse
-Daniel y tu tío me hablaron desde hace tiempo de tu caso y yo quería
conocerte, pero claro, no en estas circunstancias-Continuaba con su exposición
el Dr. Ulises
A toda respuesta, el paciente seguía preguntando por sus familiares, estaba
extrañado de que su abuelo y Frank no estuvieran acompañándolo.
-Yo te voy a responder pero quiero que primero me contestes lo siguiente,
mejor dicho tienes tres opciones ante las preguntas que te voy a hacer, guardar
silencio, decir que sí o negar el hecho.
El médico formuló la primera pregunta, la cual terminó de despertar a
Mateo de su letargo:
-¿Recuerdas dónde dejaste a tu hijo?
Silencio total fue la opción seleccionada por Mateo, quien se colocó la
mano que tenía libre intentando cubrirse los ojos.
-¿Cuántas pastillas te tomaste?
Fue la segunda pregunta que estremeció al joven que ya empezaba a sentir
respeto por ese anciano con aspecto desgarbado que intentaba seguir
interrogándolo sin piedad, ante lo cual prefirió seguir guardando silencio:
-¿Deseas dejar de vivir, puedo considerar lo que hiciste como un intento de
suicidio?
Esta pregunta indignó profundamente a Mateo quien rápidamente y muy
sorprendido, respondió que no fue esa su intención.
-Agradezco tu sinceridad, está demás decirte que esta conversación va a
quedar entre tú y yo, no voy a preocupar a tu familia más de lo que ya lo está,
a cambio de un trato.
No lo podía creer, sabía que era un truco para obligarlo a hacer algo a sus
veinte años, con el fulano principio “Déjate ayudar”, no obstante le preguntó
con curiosidad, que era lo que tenía que hacer.
-Necesito rehidratarte, necesito que descanses y necesito que te
despreocupes un poco de tus responsabilidades-Respondió el médico
Pero Mateo no terminaba de entender cuál era la parte del trato que él tenía
que cumplir:
-Voy a prohibirte que recibas visitas durante tres días, eso no implica que
no recibas noticias si algo irregular llegara a ocurrir en tu entorno que debas
saber, vas a estar medicado, pero podrás tener oportunidad de ir al baño,
asearte por tu cuenta a menos que solicites apoyo o que así lo requieras, luego
de esto recibirás tus visitas- .Dijo el galeno asombrando al muchacho
-¿Pero cuanto tiempo quiere que me quede aquí?-Preguntó Mateo asustado
-Me gustaría que te quedaras dos semanas más para iniciar un plan
alimenticio y una sesión de terapia conductual para ayudarte a enfrentar tus
retos-Puntualizó El Dr. Marcano
De una manera u otra, aquel hombre le estaba generando una especie de
confianza. Al hablarle de “Como enfrentar tus retos”, le estaba diciendo que el
mundo no era un paraíso.
Por otra parte se sentía cansado, sin fuerzas y avergonzado, le iban a caer
bien esos tres días aislado, por lo menos esta vez le estaban pidiendo su
opinión.
Aceptó de buena gana el plan de trabajo con la condición de que sus
empleados Marta y Pablo lo apoyaran en su higiene personal y que no firmaría
nada de lo acordado verbalmente.
También solicitó que lo disculpara con su familia por el nuevo malestar
que les estaba causando, dejó claro que el día de la próxima visita al penal
estaría allí presente y finalmente prohibió el ingreso a su habitación a Daniel y
a Patricia Monteverde.
Efectivamente se despertó muy pocas veces, pudo ir al baño sin requerir la
penosa ayuda para asearse, trató de relajarse lo más que pudo y dejó de pensar
en todo y en todos durante los tres días de descanso.
Al cuarto día se sentía como nuevo, decidió solicitar apoyo para cortarse el
cabello, afeitarse la barba y presentar una nueva imagen ante su familia.
Era una mañana del día jueves cuando tocaron la puerta de su habitación:
-¡Sorpresa!-Gritó Matías al abrir
Se abrió paso una pequeña figura caminando apoyada en una especie de
andadera que le dejaba la mayor parte de su cuerpo al descubierto. Era
Nicolás:
-Un permisito, un permisito-decía el bebé, desplazándose al interior de la
habitación a toda velocidad.
El niño parecía un pequeño marciano, repetía las palabras que podían
entenderse y las que no también, entre los garabatos se interpretaba que estaba
presumiendo con su papá, de que ya podía caminar solo con la ayuda de la
andadera, también le estaba preguntando, intrigado si estaba durmiendo, si ya
se había tomado su tete, que si tenía su chupón, en medio de las risas de sus
familiares.
La inseguridad, la inflación y la dificultad para reponer los inventarios era
la principal preocupación del sector productivo, ese, era uno de los
pensamientos que rondaba en la mente de Mateo, por eso el médico se planteó
en sus sesiones de terapia, ayudarlo a enfrentar lo que consideró uno de los
retos que tenía que enfrentar, gerenciar su herencia, y mantener o multiplicar
sus bienes,
En una de esas mañanas de sesión terapéutica, el Doctor Navarro le
preguntó:
-¿Estás dispuesto a continuar tus estudios universitarios?
-No es mi prioridad-Contestó Mateo
-Pero forma parte de uno de los miedos que te paralizan, te preguntas a
diario si estas en condiciones de administrar tu hacienda, por ejemplo-Dijo
Marcano
-¿Cómo lo sabes?Preguntó Mateo asombrado
-Lo intuyo-Contestó el médico
-Si pero eso puedo hacerlo sin necesidad de tener que estudiar, además
cuento con el respaldo de Sebastián, su hijo y su nieto, lo cual me garantiza
continuidad en el apoyo.
El psiquiatra confirmó que Mateo estaba acostumbrado a delegar
responsabilidades, pero su subconsciente procesaba la parte de los deberes que
le correspondían y aun no terminaba de enfrentar.
Ciertamente bajo aquel estado de tensión, tenía que dar prioridad a brindar
compañía solidaridad y apoyo a Amanda, en los momentos que la ley se lo
permitiera, por otro lado tenía el deber de acompañar a su hijo en su proceso
de crecimiento.
No obstante la preocupación del médico era garantizar que Mateocolocara
en sus opciones a futuro, continuar su proceso de formación para incorporarse
plenamente a un trabajo ejecutivo que lo haga sentirse útil como parte de una
terapia ocupacional que estimule otro tipo de pensamientos que
definitivamente sepulten su doloroso recuerdo, evitando así que se transforme
en un inadaptado social.
El médico le advirtió que uno de los nudos críticos que existían en el país
era la creencia de que dejando la toma de decisiones, en manos de nuestros
aliados, podíamos gerenciar nuestras propiedades, pero en realidad la única
forma de ver crecer nuestros recursos es a través del desarrollo personal,
siendo la capacitación el elemento fundamental no solamente para procurar un
sustento sino para buscar realizar proyectos de vida, por ello le recalcó que
acudir a una universidad para iniciar estudios superiores y que alguien le de
las herramientas necesarias para desempeñarse adecuadamente, era una opción
a evaluar.
Ante lo planteado, le sugirió alianzas con aquellos profesores que
considerara que efectivamente podían generarle conocimientos en esa área del
desempeño humano que el requiere, para poder asumir con propiedad, el
legado que su abuelo y su madre dejaran a su custodia.
Le advirtió que la capacitación debe adquirirse paralelamente al ejercicio
de la profesión en el que día a día se resuelvan nuevos problemas, buscando la
forma de innovar con alternativas, formando nuevas alianzas, creando
conocimientos.
Mateo le escuchaba con mucha tención, aquel hombre se había dedicado a
buscar efectivamente de motivarlo a conocerse y a aumentar la forma en que
podía enfrentar su situación, a diferencia del Dr. Nicolás, no se dedicó a
compadecerloy brindarle apoyo, sino a conducirlo hacia varias salidas, a
vislumbrar el futuro en vez de anclarse en el pasado y consumirse con su
presente.
Interpretaba que la sugerencia se orientaba no solo a capacitarse sino a
mudarse a la hacienda y estudiar en alguna universidad de la región alguna
carrera vinculada a la actividad con orientación y pertinencia que garantizara
su progreso y el buen desarrollo de su hacienda, siendo su norte la innovación
y el conocimiento.
Efectivamente el psiquiatra trataba de convencerlo de que una persona no
se mide en sus momentos de felicidad y disfrute, es en los momentos de crisis
cuando se pone a prueba sus fortalezas y Mateo tenía que activarse para
sobrevivir a su destino, sacar adelante a su familia y gerenciar su herencia.
Por eso lo trataba sin condescendencias, por ejemplo, en la oportunidad en
que Mateo superó los tres días de terapia de descanso acordados por el Dr.
Ulises, este le pidió que se incorporara en la cama para elaborar su diagnóstico
diario, sosteniendo en sus manos el estetoscopio y sin la menor intención de
ayudarlo(El personal de apoyo se mantenía fuera de la habitación por solicitud
de Mateo quien prefería la asistencia de Pablo y Marta, cualquier otra persona
que ingresara a la habitación vistiendo el fatídico traje blanco le ocasionaba
intranquilidad y desconfianza).
En este contexto el Dr., Ulises trataba de darle a entender que no todos los
uniformados de blanco tenían que generarle temor y sospecha, que hacían falta
en ocasiones especiales y que estos formaban parte del trastorno paranoide que
lo estaba afectando entre otras patologías detectadas.
Entonces Mateo lo sorprendió al mostrarle una técnica especial que le
había enseñado Marta para incorporarse con un mínimo de esfuerzo,
protegiendo la vía intravenosa colocada en su brazo derecho.
El anciano se asombró con la fortaleza de aquel joven de veinte años que
estaba prácticamente en estado de desnutrición crónica, rostro hinchado y
ojeroso, también le alegró que mantuviera su condición de dignidad intacta en
su hazaña de levantarse, superando el letargo de las drogas. Procedió a ordenar
que le retiraran el catéter con la nutrición parenteral, procediendo a invitarlo a
sentarse en la cama y finalmente en la medida en que probaba sus fuerzas le
pidió que se sentara en una silla que mandó a buscar para que esperara allí la
llegada de Marta y Pablo quienes venían en camino para ayudarlo a asearse.
Pero las nubes grises sobre la vida de Mateo no se disipaban. Su ingreso a
la unidad de psiquiatría de la clínica de su familia, fue reseñado en los medios
de comunicación, generando fuertes criticas en el ámbito ganadero del estado
donde estaban ubicadas sus propiedades, lo cual coincidía con su angustia
premonitoria. Se había dejado colar la ida en el sector, acerca de la posibilidad
de que no estuviera facultado mentalmente para dirigir los destinos de una de
las haciendas ganaderas más importante de la región.
Sus familiares le ocultaron la noticia, no obstante Sebastián inundo su
oficina con fax cargados de mensajes de alerta.
Mateo por su parte, se había animado mucho con la visita del pequeño
Nicolás, verlo dando sus primeros pasos y con aquella independencia de
desplazamiento que lo llenaba de nuevo con fuerzas. El aparato en el que se
apoyaba el niño se lo regaló Máximo, era una innovación en materia de
andaderas infantiles, que proporcionaba mayor capacidad de movimiento a los
infantes en fase de dar los primeros pasos, lo cual hizo recordar a Mateo las
ideas de Amanda, admiradora de Isadora Duncan “La mejor herencia que se le
puede dar a un niño para que pueda hacer su propio camino es permitir que
camine por sí mismo”.
Ni Gabrielita ni el pequeño Sebastián se animaban con la idea y miraban
con perplejidad al arriesgado Nicolás que lloraba rabiosamente cuando le
quitaban el aparato, y solicitaba que lo llevaran a donde quiera que él se
moviera, causando la risa de todos los que lo rodeaban y el cansancio de su
niñera que dejó de usar el uniforme para andar en ropa deportiva y poder
llevarle el trote al infante.
El administrador de la hacienda sabía que la nota de prensa no iba a
generarle inquietud a Mateo ya que le daba poca importancia al “Que dirán”,
fue otra noticia la que interfirió en su proceso de recuperación.
Cuando estuvo en condición de recibir visitas, observó con preocupación
que Matías no estaba acudiendo a sus clases de medicina, entonces se enteró
que había retirado las materias que había inscrito en su tercer semestre y se
sintió culpable una vez más.
Por más que Matías le explicó que tenía la necesidad de ayudar a Gabriella
en la atención de los niños, quienes atravesaban momentos que reclamaban
especial cuidado, como lo es la aparición de la dentición y los deseos de
caminar.
Mateo hizo algo que había evitado durante todo el tiempo de crisis
vivenciado, pulsó el timbre de solicitud de ayuda y le pidió a la enfermera que
llamara a la secretaria del director de la clínica. María Eugenia aprovechó el
momento para aproximarse a la habitación y no paró de abrazar al joven y
llorar por tanto tiempo que tenía sin verlo, casi tres años, después de haber
presenciado su crecimiento. María Eugenia Marcano fue la secretaria de
Daniel Monteverde durante toda su gestión cuando fue Director del Hospital.
Era la persona que los llamaba para ejecutar todas las directrices del que era
para ese entonces su padre, compraba sus ropas, sus juguetes, sus regalos de
cumpleaños, sus medicamentos, canalizaba sus citas escolares, etc.
Y allí estaba ella, separada por circunstancias adversas de los que fueron
casi sus hijos.
-Hola Mary-Le dijo Mateo con un tono afectuoso
-Hijo, casi me muero cuando me dijeron que querías hablar conmigo, fui a
visitarte muchas veces y no pude verte-Dijo la mujer bañada en llanto,
preguntándole a la vez en que podía apoyarlo
-Necesito que me apartes un tiempo en la agenda de mi tío (Darío
Monteverde era el nuevo director de la clínica, aunque el socio mayoritario era
Matías, por herencia de las acciones de Don Jorge y de su padre Daniel
Monteverde).
-Por Dios hijo, si yo le digo a tu tío que deseas hablar con él, es capaz de
salir del quirófano y dejar cualquier operación que pudiera estar realizando
para atenderte-Le advirtió la señora.
Había otras cosas que deseaba que María Eugenia hiciera por él, deseaba
que le hablara del Dr. Ulises, sentía curiosidad por saber en quien estaba
confiando su salud mental.
María Eugenia le comentó que el Dr. Ulises Marcano había sido un
catedrático (Fue profesor de Nicolás Antonetti) que había abandonado el
sector educativo por sus métodos drásticos de enseñanza con los cuales
despertaba el coraje del estudiante para que aprendiera a detectar y medir sus
emociones. En la clínica gozaba de gran respeto, pero tenía muy pocos
amigos. Era un hombre solitario pero con muy buena clientela. Los familiares
de sus pacientes lo recordaban con agradecimiento porque había logrado
estabilizar emocionalmente a la mayor parte de ellos.
-Dicen que en el fondo sufre con el recuerdo de los pocos pacientes que ha
tratado, que fatalmente terminaron suicidándose-Le advirtió María Eugenia
-¿En serio?-Preguntó Mateo
-Si pero eran casos extremos de personas esquizofrénicas que dejaron de
ser monitoreados por sus familiares en cuanto al consumo de los anti
psicóticos recetados y sólo un caso de depresión severa en una mujer, se
encontraba entre los eventos por los cuales se sentía particularmente afectado-
Agregó la bien informada secretaria.
-¿Es casado, tiene hijos?-Siguió preguntando Mateo inundado por la
curiosidad
-No está reseñado en su expediente, al parecer es un soltero empedernido-
Respondió María Eugenia.
Finalmente Mateo le planteó otra de las razones por las que pidió hablar
con su tío Darío la cual estaba relacionada con el retiro del semestre de su
hermano Matías, de la Facultad de Medicina, Mateo aspiraba a que su tío
moviera todas sus influencias, lo más rápido posible, para evitar que su
hermano abandonara la carrera, ante lo cual María Eugenia prometió actuación
inmediata:
-Me voy, el Dr. Ulises me dio solo una hora para hablar contigo y me dijo
que calculara yo misma el tiempo asignado para visitarte ya que tenía
dispuesto un horario especial para ti de dos a cinco de la tarde que no desea
modificar por ahora, un abrazo hijo me dio gran placer poder saludarte
después de tanto tiempo.
La despedida de la secretaria del Dr. Darío Montenegro, fue más dramática
que el encuentro, se fundieron en un nuevo abrazo y derramaron lágrimas que
enjugaban conjuntamente, ante el temor de que apareciera el terapeuta y
suspendiera la visita de la tarde. Pero ese día el Dr. Ulises no ejecutó ninguna
consulta como acostumbraba todas las tardes, sino hasta después que terminó
la visita de los familiares y amigos del paciente.
A las seis de la tarde, cuando se retiraba de la clínica, pasó por la
habitación 504 y entró sigilosamente para despedirse. Mateo estaba despierto
y lo vio, rápidamente se incorporó en la cama y lo invitó a que pasara, que lo
había extrañado esa tarde.
-Voy saliendo, se me hace tarde, mañana hablamos-Dijo el médico
-Hacia dónde va con tanta prisa-Preguntó Mateo
Extrañado de tanto entusiasmo de su parte, el médico le dijo rápidamente
que todos los jueves acudía a las prácticas de futbol de la selección
venezolana. A Mateo se le hizo tentadora la idea de pedirle que lo invitara, era
una idea fuera de contexto pero estaba seguro que lo iba a disfrutar.
Aprovechando la oportunidad para tratar de hablar con él, el anciano lo
ayudó a vestirse y salieron juntos sin mayor novedad de la clínica. Eran las
siete de la noche cuando llegaron al estadio, la práctica comenzaba a las
ocho,lo cual les daba un margen de una hora para conversar.
El segundo tema de interés del Dr. era el del trato con quien fue su papá
durante tantos años, Daniel Monteverde, tema álgido que incomodó a Mateo,
no obstante empezó por decirle que lo que le hizo no podrá olvidarlo nunca,
que estaba completamente en contra de su proceder:
-Un hijo no es propiedad de nadie, tener no es poseer-Dijo Mateo con voz
firme.
-Estamos de acuerdo-Intervino el médico tratando de atajarlo.
-Una persona a partir de los diez años, está en condiciones de saber qué es
lo que quiere hacer, yo lo respete siempre y supe valorar el cuido y la
educación que nos proporcionó a mi hermano y a mí, pero sus atribuciones
fueron rebasadas por sus miedos a perder la autoridad, a los riesgos que
enfrentábamos ante el mundo, a que alguien nos hiciera daño, en resumen
estábamos asfixiados, pero yo siempre supe que esa situación no podía ser
definitiva-Expuso el joven atribulado
-¿No estás arrepentido?-Preguntó el médico
-¿Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no deshace lo que paso? Soy
responsable de mis actos y yo no me arrepiento de lo que hice, conocer a
Amanda fue lo más hermoso que me ha pasado en la vida, eso me permitió
existir y mientras ella y mis seres queridos vivan, yo existo, son mi razón de
ser, por eso me preocupó que me preguntara si quería suicidarme-Respondió el
muchacho
-Pero hay un punto de reflexión con respecto a las infracciones que
cometieron tú y tus amigos de falsificar documentos, ingresar a un país
extranjero de manera ilegal, mortificar a tus padres con tus reiteradas huidas
de la casa, ¿Qué enseñanza le piensas transmitir a tu hijo?-Interrogó el médico
El joven respiró profundamente, no quería dar una respuesta ligera, por su
mente pasaron todos y cada uno de los momentos relevantes de su infancia, los
valores y las costumbres, los principios inculcados, la escuela, la iglesia, los
parientes, la hacienda, montar a caballo y recorrer el llano, los amigos, la
playa, el sexo, la otra mitad de su vida, Amanda y su hijo y de pronto vino a su
mente las primeras palabras que aprendió su bebé, “no es no”. Todos lo
criticaron porque se rió de su posición enérgica y autoritaria cuando establecía
sus límites y en ese momento comprendió que no tenía ningún interés de
convencer al pequeño Nicolás de nada, porque no lo iba a irrespetar intentando
direccionar su vida, esto lo corroboró el día que lo vio caminando sólo en la
andadera y sintió un profundo temor de que se cayera, pero pensó que la mejor
enseñanza que podía impartirle a su hijo, era dejarlo caminar solo para que
aprendiera a construir la senda por la que ha de transitar y así se lo hizo saber
al doctor.
-¿Te consideras un infeliz?-Preguntó el psiquiatra.
Nuevamente Mateo se tomó su tiempo para responder, él sabía que había
nacido privilegiado en un hogar de terratenientes que le garantizaría un
bienestar incalculable pero lamentablemente el dinero no le garantizó la
felicidad, vivía eternamente secuestrado por los miedos y la paranoia de su
padre y el y su hermano transitaban entre muros y paredes, rejas y cercados,
rodeados de guardaespaldas. Cuando conoció a Amanda fue que supo lo que
era la libertad y la felicidad.
-Espero que usted sepa manejar lo que le he planteado, mis
consideraciones pueden causar malestar a quien se creyó mi padre y no puedo
darme el lujo de remover su ira, mientras Amanda esté pagando su condena-
Enfatizó Mateo
Elmédico se sintió ofendido, su principio ético y moral era respetar la
confidencia de sus pacientes porque era una manera de defender sus propios
temores y miedos a decepcionarlos.
-No tengo ningún contacto en estos momentos con Daniel, entré a trabajar
en esta clínica a raíz de tu problemática cuando intentaste huir de la casa de
reposo, intuyeron que se agravaría tu situación legal si volvías a escapar de
algún centro psiquiátrico, aquí no vas a tener expediente, ni historial.-le
advirtió el Dr. Ulises
-Disculpe, no quise ofenderlo-Le rogó Mateo
El médico aprovechó la oportunidad para decirle lo que tenía pendiente.
-Yo estaba tratando de indagar si tu riqueza te había convertido en un niño
malcriado y grosero.
Nuevamente Mateo meditó su respuesta, se daba fatal cuenta que las ideas
no le estaban llegando tan rápido como las necesitaba, para llevar el ritmo del
psicoterapeuta, comenzó a sentirse fatigado y se quedó en silencio, era una de
las opciones que el mismo médico le había enseñado, con carácter de
respuesta, el silencio era una respuesta en una sesión terapéutica.
- Mi estimado jovencito, quiero que sepas que soy contrario a las
desigualdades que genera la distribución de las riquezas, hoy por ejemplo
ejerciste un poder, al consultarle a la secretaria del director por mi expediente.
Yo debo decirte que eso no te garantizará un trato diferente, es suficiente razón
para que yo abandone tu caso. Pero Nicolás tenía razón, me dijo que eras un
pobre niño rico y esto no es un secreto porque me autorizó a que te lo dijera
cuando cometieras alguna falta en la que hicieras valer todo ese poder que te
da tu posición social, pero que tanto desdeñas. No considero que seas
malcriado pero si voluntarioso-Expuso el Dr. Ulises
-¿Cómo supo que yo había preguntado por su trayectoria?-Preguntó
asombrado Mateo e incómodo porque lo habían vuelto a llamar “Pobre niño
rico”.
-Tú me preguntaste que donde estaba ubicada la cámara de tu habitación,
lo que me dio a entender que no solamente sabias que en esa habitación hay
monitoreo permanente de los movimientos del paciente y de sus
conversaciones, solo así se puede determinar cuales son los elementos
perturbadores del entorno del afectado.
El estruendoso ruido que se desató en el estadio, indicaba que el juego
estaba comenzando justo en el momento de máxima tensión entre el paciente y
el médico. El frio de la noche y la intensidad de la conversación fueron
mermando las fuerzas de Mateo, no obstante pudo divisar que en el estadio
estaban dos de sus guardaespaldas y se prometió así mismo que no le diría
nada al médico, para no causarle ninguna sensación adversa.
Resultaba paradójico que el paciente estuviera cuidando de las afectadas
emociones del psiquiatra, indiscutiblemente y aun cuando se sentía fatigado, el
joven creía que había ganado este segundo round de preguntas y respuestas.
Mateo nunca se había abierto con ningún psiquiatra como lo había hecho
con el Dr. Ulises, por temor a mostrar sus debilidades, pero había notado que
los psiquiatras eran seres humanos que también padecían limitaciones y
centraban su vida en un supuesto triunfo personal.
-Parece mentira pero cuando se ama mucho y hay exceso de bienes de
fortuna, faltan la tolerancia y la buena voluntad-Le dijo el psiquiatra
interrumpiendo sus pensamientos.
Los gritos en el estadio los hacían saltar de sus asientos para ver cuál era la
razón de la euforia de la fanaticada, intentaban evadir a los vendedores de
chucherías, cervezas y refrescos, mientras trataban de retomar el hilo de las
jugadas y cuando todo parecía retornar a la calma, ellos, paciente y terapeuta,
empataban la conversación en el punto donde la habían dejado.
-Pero en el fondo los padres que dicen amar tanto a sus hijos,
impidiéndoles actuar independientemente, en la práctica son unos egoístas que
ejercen un derecho de posesión y caen en la intransigencia y la intolerancia. Su
escasa inteligencia emocional los hace volcar toda su pasión en sus hijos
atándolos a su antojo, para que cumplan sus órdenes-Le dijo el anciano
mientras batallaba por comerse unos tostones con ajo crujientes, que le
maltrataban las encías.
Todo el ambiente estaba envuelto en una sola algarabía al ver la anotación
de un gol por parte de una de las estrellas de la selección venezolana, mientras
el médico presumía de sus buenos contactos que le facilitaban el ingreso a tan
prestigiosas prácticas, donde sólo unos pocos tenían la oportunidad de
presenciarlas.
-Yo en cambio observo en ti una serenidad y una generosidad peculiar
ajena a lo que pudiera esperarse de una persona que fue secuestrada y
torturada por instrucciones de su propio padre, lo que indica que lo sucedido
no influyó negativamente en tu capacidad afectiva-Le subrayó el psiquiatra.
De modo que al avanzar el juego de práctica al que habían acudido, ya el
doctor le había adelantado dos aspectos relevantes de su diagnóstico: no era un
niño malcriado y su capacidad afectiva estaba intacta.
Pero el joven sabía que ese diagnóstico no se correspondía con la realidad
en su totalidad ya que su estado anímico era producto de las heridas muy
concretas que vulneraron su integridad y su dignidad en un momento clave de
su vida en el que estaba estructurándose su andamiaje psíquico.
El pasado, con su pesada carga emocional seguía bloqueándolo con el
sufrimiento de un dolor que llevaba encerrado en el sótano más inaccesible de
su conciencia, pero sin embargo estaba sacando fuerzas de donde no las tenía,
evitando así a resignarse a la medicación antidepresiva.
También estaba consciente que para recuperar su autoestima y liberarse de
su tormento, tenía que desahogarse con alguien que pudiera curar sus heridas,
para lo cual debía enfrentar los hechos dolorosos acontecidos en su malograda
juventud y no aislarse con su historia y así ayudar al confidente, a comprender
como fue que terminó siendo sujeto de semejante represión, al traspasar los
límites establecidos por sus padres.
Lamentablemente, la consecuencia que estaba enfrentando, era una gran
incapacidad para establecer nuevos vínculos emocionales, él si sabía que se
había afectado el desarrollo de su afectividad y de la sexualidad para con su
pareja, su capacidad creativa y sobre todo estaba observando una gran
dependencia de su abuelo, de Frank y de su hermano lo cual limitaba su
autonomía y libertad, no se atrevía a hacer nada si no lo consultaba con ellos o
en su defecto con Gabriella especialmente en las cosas que estaban
relacionadas con el cuido y crianza de Nicolás.
El miedo y la desconfianza estaban presentes en muchas de sus
actuaciones, se sentía oprimido y amenazado la mayor parte del tiempo
viviendo a la defensiva y en el marco de una gran tristeza que le impedía ver a
los ojos de las personas, por lo cual se mantenía cabizbajo la mayor parte del
tiempo levantando la cabeza solo cuando las circunstancias se lo exigían.
Al terminar el juego de futbol, el Dr. le propuso al joven, ir a comer
hamburguesas y perros calientes a una calle que denominaban “Calle del
Hambre”, a donde acudían la mayor parte de los fanáticos que salían del
estadio cuando se terminaba una jornada deportiva.
Eran las más de las nueve de la noche, se suponía que debía tomar el
medicamento correspondiente a esa hora y tratar de conciliar el sueño, no
obstante se sentía con apetito, el también solía acudir a lugares como el
descrito por el Dr. para comer comida chatarra, después de sus entrenamientos
o juegos.
Al obtener la aprobación de Mateo, el médico se desvió de la ruta que lo
conducía a la Clínica Monteverde y tomó la vía alterna que lo conducía a la
“Calle del Hambre”. Los guardaespaldas de Mateo se desconcertaron y
llamaron a Frank para informarle de la novedad y este a su vez, se comunicó
con Matías.
La noche citadina era esplendorosa, Caracas era una de las ciudades con
mayores anuncios luminosos que decoraban las avenidas dándole una
connotación cosmopolita a las principales vías y plazas públicas, de una
vistosidad tal, que el muchacho ya había olvidado por su encierro, él, que se
estaba acostumbrando en sus escapadas nocturnas al ajetreo urbano, las colas,
el ruido de las cornetas de los automóviles, no podía creer que estaba
nuevamente embarcado en una aventura, con un verdadero desconocido, en un
auto estropeado por el tiempo.
Mientras pensaba en todo esto, el teléfono del Dr. Ulises repicó
insistentemente, a la par que su propietario intentaba abrirse paso en aquella
selva de concreto.
A Mateo no le cabía la menor duda, de que esa llamada provenía de su
casa, cuando efectivamente escuchó la conversación:
-Aló, ¿Quién habla? –Preguntó el médico un poco atolondrado por el
tráfico
-Es Matías Dr., quería saber cómo estaba mi hermano
-Bien-Respondió el médico- Estuvimos en el estadio de futbol y en este
momento vamos camino a un lugar donde se come hamburguesa en la calle.
-¿Pero él está bien, digo, está de acuerdo?-Insistió Matías preocupado.
-Por supuesto, no te angusties, pronto regresamos al hospital.
Ya el médico estaba consciente de que lo estaban siguiendo, porque
comenzó a voltear a todos lados buscando a los guardaespaldas de Mateo,
entonces se sintió intimidado y arrepentido de su loca aventura en la búsqueda
de sacudir emocionalmente a su joven paciente.
Al llegar al puesto de comida rápida seleccionado entre varios locales
ambulantes, se sentaron en unos bancos plásticos verdes de cuatro patas,
disponibles para los comensales, y disfrutaron de un par de deliciosos perros
calientes con todos los aderezos de los que disponía el expendedor.
La forma como su paciente devoraba su alimento le indicaba que tenía
hambre y sed de volver a su rutinaria vida y que si se lo proponía pronto lo
conseguiría.
Entre las diez y media de la noche, el viejo auto del psicoterapeuta hacía
entrada en el estacionamiento de la Clínica Monteverde, el Dr. se estacionó
frente al ascensor y le pidió a Mateo que subiera a su habitación.
Mateo estaba verdaderamente desconcertado, no sabía siquiera en que piso
quedaba su habitación y gracias a la fuerza que le proporcionó el alimento
consumido pudo llegar a la recepción y ubicar el lugar en donde estaba
recluido. Era paradójico pensar que lo habían dejado en libertad de trasladarse
por su cuenta a un espacio en el que en otra ocasión hubiera sido una
magnífica oportunidad para escaparse.
Ahora, por el contrario, quería encontrarse consigo mismo, no podía seguir
huyendo y tornar su vida más estresante de lo que había sido por tomar
decisiones pensando en divertirse y llevarle la contraria a su padre, tenía que
despertar de la pesadilla en que se había convertido su vida y darle un
verdadero significado.
Entonces decidió seguir las instrucciones de la recepcionista, piso cinco
habitación 504, era el espacio del que disponía para conectarse con su
presente, tomarse todo el tiempo que necesitaba para aceptar sus miedos,
comprometerse con el cambio y dar gracias a Dios porque había sobrevivido al
horror al que fue sometido.
Su propósito vital eran su mujer y su hijo, por ellos tenía que despertar,
establecer su plan de vida para gerenciar sus empresas y jugar con todas sus
fuerzas para alcanzar la felicidad.
Al llegar a su habitación se duchó y buscó en las gavetas de su mesa, algún
medicamento de los que tenía que tomar esa noche y que hubieran podido
dejarlo allí para que los ingiriera antes de acostarse, pero solo se encontró una
nota firmada por el Dr. Ulises que seguramente fue colocada por su enfermera
de acuerdo a las instrucciones de su jefe: “Cierra tus ojos lentamente, tapate
los oídos y siente como tu cuerpo sigue el ritmo del latido de tu corazón, como
la sangre corre por tus venas, gritándote que tu cuerpo está vivo, que eso es lo
más importante para ti, en tu aquí y tu ahora, respira profundo tres veces y
expira como te enseñó Nicolás, verás como tu cuerpo se libera de tus tensiones
y dejarás de sufrir. Con esto, sustituirás la pastilla que tenías que tomar para
dormir, hasta mañana, que tengas buenas noches”
Cuanta energía, cuanto tiempo, cuanta vida se le había ido de las manos
buscando una libertad personal hipotecada por su edad. El cansancio y las
reflexiones lo abatieron y quedó profundamente dormido, sin necesidad de
medicamentos.
Alguien acariciaba su brazo, fue abriendo poco a poco los ojos, y volteó la
cabeza hacia donde sentía una voz, en el marco de un nuevo amanecer:
-No te encontraban la vía-Le dijo Frank apesadumbrado mientras contaba
los moretones que aun permanecían en el delgado brazo de su hijo.
No habían tenido oportunidad de estar a solas desde que se sucedieron los
hechos del penal.
-¿Porque lo hiciste?-Preguntó apesadumbrado el joven padre
No hubo respuesta, Mateo había aprendido el lenguaje de los ojos que el
mismo le había enseñado, eran las ocho de la mañana y debía levantarse para
su rutina de aseo personal, cuando de pronto entró el Dr. Ulises para
informarle que ya podía irse a casa, que le daba de alta médica e invitó a Frank
a pasar a su oficina por unos minutos para discutir algunas cosas relacionadas
con el nuevo tratamiento para el muchacho:
-Está al borde de su límite emocional y físico, no lo presiones, por favor-
Inició así el médico su intervención
La crisis por la que estaba pasando el jovencito era la expresión del destino
inevitable de su generación, era una crisis de crecimiento, el desarrollo de la
progresiva liberación de sus angustias.
-Está lleno de miedo-le dijo Ulises a Frank
-¿Miedo a que?-Preguntó el padre del jovencito
-Miedo a la libertad, a lo desconocido, a salir de su zona de confort, es una
emoción básica cuando has sido víctima de agresiones, de vigilancia, que te
evita tener una vida normal.
-¿Cómo puedo ayudarlo si yo fui su guardaespaldas durante tanto tiempo?
-Ayúdalo a identificar lo que le genera ansiedad-Le sugirió el médico
-¿No es ese su trabajo?-Repreguntó Frank respetuosamente
-Estoy trabajando con terapias de visualización, se halla en el umbral de un
mundo nuevo, tiene su propia familia, mujer e hijo, tiene una herencia que
gerenciar, entonces le he planteado como le gustaría verse en el futuro, como
le gustaría encararlo y que esa estrategia se convierta en una costumbre que le
permita enfrentar en forma gradual al miedo hasta que logre vencerlo.
-Su entorno es peligroso, no es fácil, de todas formas, ¿Qué otras
sugerencias tiene?
-El reto no está en no tener miedo, lo importante es reconocerlo,
controlarlo y manejarlo, por ello es necesario que refuerce su conocimiento en
sí mismo, por lo pronto recomiendo que haga un pequeño viaje a un lugar de
su preferencia, ayúdelo a meditar, debe alimentarse y dormir bien, cuando
recupere peso, motívelo a ejercitarse y finalmente enséñelo a perdonar.
Efectivamente el médico entregó a Frank, varios folletos contentivos de
información sobre lujosos Spas ubicados en Europa dedicados al
esparcimiento y relajación de pacientes en las condiciones de Mateo, Don
Jorge se incorporó al grupo y garantizó que el convencería al muchacho de
pasarse una semana, como mínimo, en alguno de esos lugares por lo cual
comisionó al Dr. Darío para que hiciera los contactos necesarios y solicitara
cupo para el jovencito y sus acompañantes.
Ulises Marcano pidió unos minutos a solas con Mateo para despedirse y
darle algunas recomendaciones especiales, cuando entró en la habitación lo
encontró animado estaba contento porque no esperaba irse tan pronto a casa,
inclusive antes de lo que estaba previsto, el muchacho se acerco al anciano y
lo abrazó con gran ternura mientras escuchaba sus consejos:
-Cada vez que algo te cause miedo, incertidumbre y sientas ganas de
hacerte daño, respira profundo para vencer el impulso y medita acerca de tu
reacción, si eso va a solucionar o no tus problemas, piensa en tus seres
queridos, en la preocupación que pudieras causarles, antes de dejarte llevar por
tan nefasta decisión y aprende a relajarte.
-¿No nos volveremos a ver? –Preguntó Mateo extrañado
-No lo necesitas, en tus manos está la posibilidad de hacer frente a tus
retos, inicia una rutina de ejercicios cómodos para ti tales como jugar con tu
hijo, caminar, sacar a pasear a tus mascotas, si prefieres utiliza una
caminadora, una bicicleta fija y me avisas si vuelves a sentir alguna molestia,
dolor o presión en el pecho, sensación de asfixia, mareo o vértigo, lo
importante es que aprendas a respirar, que te muevas, que te distraigas y que te
alimentes bien- Le contestó el médico.
El jovencito bajo la cabeza y se separó un poco del galeno para atreverse a
decirle:
- Al salir de aquí voy a encontrar el mismo mundo que deje atrás, nada
cambiará por ahora, yo prometo que seré cuidadoso pero necesito que me
entiendas y me atiendas.
Ante tal solicitud el médico le respondió:
-Yo no te he dicho que las cosas cambiaran solo porque hayas pasado por
aquí, pero si te aseguro que tu si puedes cambiar, si te lo propones, no hay
excusas, tienes que aprender a canalizar tus emociones para transformar la
manera en que le respondes a la vida, de cualquier forma sabes que cuentas
conmigo, podemos seguir viéndonos los jueves en la práctica de futbol, esta
semana voy con un amigo, estoy seguro que la vas a pasar bien-Le propuso el
médico
El muchacho estaba satisfecho con la refinada sensibilidad del terapeuta
antesus diferentes planteamientos, consideraba que sus respuestas eran
responsables, elemento fundamental en toda terapia.
-Está pago, nos vemos el jueves en el estadio a la misma hora-Respondió
el joven en un claro proceso de identificación con el galeno.

CAPITULO IV
NO TENGAS MIEDO

1. Un Santuario Natural como Refugio


El viaje a España estaba previsto para la segunda semana del mes de


Septiembre de 1997, después del segundo cumpleaños de los niños. Aquel
fabuloso encuentro entre dos vidas en desarrollo para compartir y explorar
temas de vital trascendencia con el objetivo de que una de ellas logre un
mayor autoconocimiento y avance en el sentido de la propia existencia se
estaba alcanzando y ya Mateo estaba generando sus mecanismos de defensa
para afrontar su realidad, la salida de Amanda estaba cada vez más cerca y el
tenía que estar preparado.
Al llegar fueron recibidos por familiares y personal de Don Jorge quienes
le rindieron cuentas de sus propiedades en la región, luego se trasladaron por
tierra al santuario natural recomendado por el Dr. Ulises, dedicados a la
sanación física y espiritual de sus visitantes.
El Spa era un lugar de encuentro y sanación, Mateo pudo observar que
desde sus hamacas en un gran jardín algunas personas recibían nutrición
parenteral directamente atendidas por un equipo de médicos y enfermeras que
sentían el malestar del paciente, uno de ellos se separó del grupo para darle la
bienvenida a los nuevos ingresantes:
-Aquí se medita dos veces al día, herramienta necesaria para el equilibrio
mental-Decía el Director del Centro, mientras conducía con un abrazo de por
medio a sus acompañantes hacia otros lugares del lujoso recinto.
-Gracias-Acotó Don Jorge
-No se preocupe por la alimentación de su nieto, aquí vamos a hacer que su
comida sea tan atractiva, tanto a la vista como al paladar-Seguía exponiendo el
médico mientras Mateo aun no convencido del todo se espantaba los
mosquitos que merodeaban frente a su cara, pensando lo difícil que debía ser
meditar con aquella nube de jejenes encima.
-¿Todas las actividades son al aire libre?-Pregunto Frank adivinando lo que
estaba sintiendo Mateo.
-El organismo debe generar desde sí mismo el proceso de sanación, donde
quiera que nos ubiquemos deberá privar la mente sobre el cuerpo, como parte
de un proceso de desintoxicación, aquí estaremos todo un equipo para
apoyarlos.
El Centro estaba ubicado en el marco de un paisaje excepcional,
funcionaba en una casa antigua y poseía varias piscinas alrededor de las cuales
se ubicaban varias personas sentadas en lujosas tumbonas, protegidas con
toallas unicolores, la decoración era al estilo rústico y con ambiente tropical de
selva. En la institución se practicaban varios tipos de tratamiento en el cual
embadurnaban al huésped, como eran llamados los clientes, con preparados de
hierbas, luego envolvían el cuerpo con material plástico para combatir
celulitis, los dolores musculares y reumatismos para favorecer la circulación,
estimular el organismo, revitalizar el cuerpo, y eliminar las toxinas el estrés y
el cansancio.
Las piscinas de aguas termales poseían diferentes temperaturas, en ellas se
realizaban ejercicios animados por guías especiales quienes le orientaban en la
tarea de nadar contra corriente en jacuzzis especializados.
La idea era que Mateo pudiera recuperar fuerzas en menos de quince días y
volver a casa con nuevas energías.
Pero lo que más le gustó del Spa fueron los paseos a caballo, disfrutar
nuevamente de la monta, del paisaje, visitar a los críos, cepillarlos,
acariciarlos, contemplar la naturaleza, realmente resultó más reconfortante de
lo que esperaba.
Mientras el tiempo pasaba Mateo sabía que podía madurar, entender mejor
las cosas pero se le hacía imposible olvidar, siempre había un recuerdo que le
llenaba los ojos de lágrimas, una cosa era perdonar y otra era recuperar la
confianza que había perdido.

2. La Amada Libertad

La llegada de Amanda alborotó la quinta “Utopía III”, fue así como la
bautizaron, había flores, música suave, ambiente festivo, Mateo pasó la
mañana dando vueltas por todo el recinto, buscando un no sé que, agonizaba
por los minutos que pasaban con lentitud, mientras esperaba la salida del resto
de la familia para ir a buscarla al penal, era navidad y toda la decoración hacía
que el momento se tornara subliminal. Faltaban solo días para que
efectivamente culminara su condena pero por razones de buena conducta se
libró orden de excarcelación para que pudiera pasar la festividad con su
familia.
Llegaron al Centro de Reclusión Femenina, en caravanas conformadas por
distintos vehículos de familiares y amigos pero solo el Doctor Maximiliano
entró al recinto para representar a Amanda en lo que sería su última gestión
dentro del penal, retirar sus pertenencias y recibir su boleta de excarcelación
con todos los documentos donde constaba el cumplimiento de su condena.
Afuera de las áreas administrativas solo pudieron pasar “Nacho” y “La
Nena Bustamante”, Mateo, Frank y Don Jorge. A las 08: 45am salieron de las
oficinas un abogado cargado de carpetas y una pequeña maleta rodante
acompañado de una joven mujer delgada, ataviada con un blue jeans, chaqueta
del mismo tipo, camisa blanca de tela de algodón con bordados en el cuello
rodeados de finas lentejuelas del mismo color y su eterna melena suelta
vibrando libremente al compas de su agitado paso que culminó en los brazos
de su padre al que se unió su madre, los tres ahogados en llanto, apuraron el
paso para dar cabida a el encuentro entre esas dos almas torturadas cuyos ojos
enrojecidos por tanto llanto acumulado se cerraron en un intenso parpadear
solo superado por el fuerte abrazo
Y allí quedaron Amanda y Mateo, solos entre la nada, solos entre los
suyos, solos frente a sus sufrimientos, nadie se atrevió a interrumpir aquel
encuentro cargado de tantos sentimientos, ambos estrujaban sus lagrimas en
los cuerpos opuestos, en los hombros temblorosos de cada uno de ellos y ya
cuando el enrojecimiento de sus rostros decían que ya no se podía más, los
familiares comenzaron a intentar separarlos, pero ella se aferraba a él y le
decía:
-Quiero ver a mi hijo, por favor
-Nos está esperando, ya ha esperado suficiente, pero preferí que aguardara
en casa, en nuestra casa-Contestaba Mateo tragándose las lágrimas que corrían
por sus mejillas y le entraban en la boca y hasta en la nariz ahogándolo.
El pequeño grupo salió caminando hasta las afueras del penal donde
estaban estacionados los vehículos que trasladaron al resto de familiares y
amigos. Abrazos y más abrazos, besos, anécdotas, risas y llanto, pero sobre
todo el ruego de la madre que ansiaba abrasar a su hijo:
-No lo vayas a abrumar con apretujones, mira que el es gruñón y no le
gusta que lo estén agarrando-Le advertía “La Nena” a Amanda con respecto al
pequeño Nicolás
Ella se sonreía con las advertencias y miraba a Mateo para comprobar si
era cierto, mientras tanto Frank coordinaba las caravanas y aceleraba el
retorno, la agenda era apretada, aparte del encuentro de la madre y su hijo, un
Juez de Parroquia los esperaba para oficiar el matrimonio por civil y el
registro del niño que Mateo había postergado para cuando Amanda estuviera
en libertad y pudiera disfrutar de su boda, de la presentación oficial del niño y
estrenar su nuevo apellido, gracias a los resultados del juicio de paternidad
introducido por Frank, ahora en adelante su esposa y su hijo llevarían su
verdadero apellido, Salvatierra.
Las cámaras de seguridad giraban en torno a la gran puerta de entrada de
“Utopía III”, que se abrió para dar ingreso por primera vez a la dueña del
inmueble, porque efectivamente la casa había sido registrada a nombre de
Amanda y del pequeño Nicolás, las escrituras de la misma fue uno de los
regalos que recibió durante el agasajo que le prepararon.
Varios niños correteaban en el jardín que da entrada a la mansión, eran los
hijos de los amigos, eran los hijos de los primos, eran los hijos de Matías y
Gabriella y entre ellos estaba su hijo, su dorada cabellera, sus cachetes
rosados, su don de mando, sus gritos dando órdenes le llamaron la atención,
era su hijo, Gabriella lo cargo mientras él se retorcía para que lo pusieran
nuevamente en el suelo:
-Mira ya llegaron, es tu mami Amanda, salúdala, pide su bendición-Decía
Gabriella mientras forcejeaba con el robusto niño de dos años y cuatro meses,
tratando de arreglar sus bracitos, en la forma tradicional para estos casos,
doblados sobre su pecho.
Amanda se bajo rápidamente de la camioneta cuando lo ubicó con la
mirada y se dirigió directamente hacia donde estaba Gabriella quien de forma
ceremoniosa le entregó al niño:
-Toma, aquí tienes a tu niño, fue un placer cuidártelo-Dijo Gabriella con
grandes lagrimas en los ojos.
Mientras tanto el niño, captando toda la intensidad del momento, se dejo
caer en los brazos de Amanda y le dijo tal como estaba planificado:
-Hola Mami. Bendición
Amanda también había ensayado su respuesta, calmada sin mayor
aspaviento le respondió
-Dios te bendiga mi amor, ¿Te acuerdas de mí?
No obtuvo respuesta, eso no estaba dentro de lo planeado, el niño no
entendió bien la pregunta y ella cambió las opciones, por aquello que a él más
le interesaba:
-¿Me enseñas tu gatito?
La respuesta inmediata fue una solicitud del niño de que lo pusiera en el
piso para poder gerenciar su solicitud, entonces el pequeñín comenzó a llamar
a su abuelo:
-Frank pod favod, tae a Bando-Dijo el bebe en su entrecortado lenguaje
El niño sabía perfectamente que Frank era el encargado de dar
instrucciones sobre quien entraba y quién salía de la casa, incluyendo a los
animales domésticos, mientras cumplía con las órdenes de su nieto, Gabriella
le presentaba a los demás niños a Amanda, pero ella no tenía más ojos que
para su hijo, luego llegaron otras presentaciones de los demás niños, otros
saludos pero ella se desvivía por estrechar nuevamente a su hijo entre sus
brazos y no encontraba la excusa, llegó el gatito y el niño no hacía más que
jugar con el animalito, hasta que ella retomó la idea de seguir preguntándole
por su mascota:
-¿Tú le das su comida?, ¿Lo bañas? ¿Donde duerme?
El niño respondía con su lenguaje entrecortado y hasta le decía algunas
mentirillas sobre el cuidado del animalito cuando en la práctica lo único que
hacía era atormentar al pobre y envejecido Brando con sus abrumadores
juegos
Nadie se atrevía a sacar a Amanda de aquel espacio a las afueras de la
casa, pero había una programación, ya los rigores de la alta sociedad
comenzaban a agobiarla, le presentaron a las niñeras, al personal de servicio,
luego Mateo la tomó por un brazo y la condujo por el corredor tapizado de
globos con colores alusivos a la navidad, hacia la sala de visitas donde estaban
los familiares más cercanos.
Antes de entrar a la sala Mateo se sacó del bolsillo de su chaqueta el
hermoso anillo de esmeralda con forma de corazón, rodeado de brillantes,
montado en oro blanco, y se lo puso en el dedo a Amanda, en medio de todos
los familiares, preguntándole nuevamente si deseaba casarse con él,
seguidamente se sentaron frente al Jefe Civil de la Parroquia en la cual
habitaban, para contraer nupcias civiles convirtiéndose así, después de un
largo y tortuoso camino en marido y mujer.
Acto seguido el Juez tomó nota de los datos del acta de nacimiento del
pequeño Nicolás quedando registrado como hijo de ambos, es en ese momento
cuando el niño entregó una cajita decorada con un globo que decía “Just
married” a sujoven madre, la cual contenía una cadena de oro macizo, con una
medalla de la virgen inmaculada que tenia inscrito en el reverso “Se tu mi
madre”.
Además de los amigos y familiares que habían velado en la casa la llegada
de Amanda, un pequeño grupo de periodistas esperaban en el jardín la
culminación de la ceremonia para tomar las primeras fotos.
Tras los votos de amor pronunciados por los novios, en los que se juraron
recuperar el tiempo perdido, combatir todo aquello que pudiera separarlos, no
tener que pedirse perdón nunca, ser libres de todo prejuicio, vanidad y férreas
disciplinas, procedieron a besarse luego de que el juez de la parroquia les
repitiera que ya eran marido y mujer. Mateo cargó a Nicolás para que besara a
su madre, lo mismo hizo Matías con Sebastián y Gabriella con Gabrielita.
Al terminar la ceremonia salieron nuevamente al jardín para reunirse con el
resto de los invitados:
-Quieres jugar con el gatito-Le preguntó Nicolás a Amanda, ya mas
familiarizado
-Claro ¿Puedo abrazarlo?-Le consultó Amanda
-Pero no muy fuerte-Le advirtió Nicolás, pidiéndole nuevamente a Frank
que le buscara a Brando.
Efectivamente el abuelo del niño salió al jardín a buscar al gato que estaba
huraño al ver a tantas personas, entonces muy diligente y dando pasitos con
cierta torpeza propia de un niño de dos años, le entregó el gato a Amanda
advirtiéndole de manera repetida que:
-¡No lo apetes mucho pod favod!
Mientras tanto, afuera, la gente insistía en que quería ver a los novios, ante
lo cual el grupo familiar volvió a atravesar el corredor para pasar al jardín
principal, pero los flashes de las cámaras asustaron a los niños.
- ¿Qué pasa Teo?
Preguntaba Nicolás mientras Sebastián y Gabrielita ocultaban sus cabecitas
en los hombros de Maty y Gabriela.
-Ya por favor, intervino Frank haciendo señas a los escoltas para retirar un
poco a los periodistas
Por su parte Mateo observaba la actitud que había asumido Nicolás, tenía
una mirada retadora, no se asustó, simplemente los enfrentó y estiraba su
dedito en señal negativa como acostumbraba a hacer cuando quería establecer
límites.
-Nicolás cuál es tu mamá-Preguntó un periodista con la peor de las
intenciones
-Oye ¿Cómo se te ocurre?-Le dijo “Nacho” el papá de Amanda
-Teno dos mamis, dos papis ¿Y que mas mami?-Respondió
sorprendentemente Nicolás, apoyado por Gabriella
-Tres abuelitos, dos abuelitas y dos hermanitos-Culminó Gabriela el
planteamiento
-¡Ah y un gatito, y cuatro peditos!-Completó su planteamiento Nicolás
refiriéndose al gato Brando y a los cuatro perros guardianes incluyendo a
Bruno, lo cual hizo que todos los presentes se rieran a carcajadas.
La intervención del niño rompió el hielo, y los periodistas familiares y
amigos, no se cansaban de llamar su atención para fotografiarlo.
-Se terminó el set, por favor pueden pasar a tomar un refrigerio y
luego……
-Queremos hacer preguntas, por favor, perdonen la indiscreción del colega-
Se autocensuraron los periodistas.
-Está bien pero sin los niños-Dijo Frank, previa aprobación de los
muchachos, mientras las niñeras se llevaron a los niños y las parejas se
quedaron con el grupo de periodistas.
-¿Cuáles son sus planes en lo inmediato? ¿La familia continuará junta?¿Se
van de luna de miel?¿Donde se criaran los niños?¿Donde será la boda
religiosa?¿Mateo regresas a Utopía?-Preguntaban todos al mismo tiempo
-Agradecemos el interés brindado a nuestra familia, no tenemos planes
definidos en lo inmediato, porque debemos discutir todas las opciones,
queremos mantenernos juntos, los niños seguirán creciendo como hermanos,
“Utopía” será siempre nuestro destino final, allí está nuestro corazón, allí nos
casaremos en boda religiosa-Contestó Matías en nombre de la familia.
Los periodistas no quedaron satisfechos con las respuestas, querían
quedarse para tomar más fotos, los muchachos aceptaron pero les pidieron que
no se acercaran a los niños, que protegieran sus rostros en las fotos que les
tomaron y que no les hicieran preguntas, tampoco podían tomar fotos de las
áreas internas de la vivienda, so pena de demanda.
-Mateo sonríe por favor-Dijo una de las periodistas de una famosa revista
del corazón, que más seguimiento le hizo al caso de los chicos, tratando de
tomar una gráfica del joven protagonista de una de las historias de amor más
hermosa sobre las que ella había escrito.
Buscando entre los rostros, aquella voz que le resultaba conocida, Mateo se
volteó y le dio la sonrisa que ella tenía tiempo esperando de aquel rostro
sombrío y triste, abrumado por la melancolía que lo embargaba
Varios musicos amenizaron el evento, entre ellos el grupo que compuso un
contrapunteo para Amanda en la Hacienda.
Pero Nicolás seguía robándose todas las fotos, su seriedad, su madurez, su
don de mando, el parecido con su bisabuelo Jorge era impactante.
Morbosamente los periodistas seguían detallando los esfuerzos de Amanda
por atrapar al bebe, pero este se le escurría de los brazos, no se alejaba de ella
pero no se dejaba tocar, de hecho era muy independiente, cuando se caía en la
grama pedía servilletas para limpiarse las manos y se levantaba solo, gritaba si
lo agarraban para ayudarlo.
El pequeñín se desplazaba dando instrucciones con su dedito extendido y
disfrutaba mucho mostrándole a los demás niños sus destrezas en el manejo de
sus mascotas que al decir verdad, se aburrían de tanto amapuches (caricias,
apretones) que él les prodigaba, haciendo con los animalitos justamente lo que
él no quería que le hicieran.
Un escolta y una niñera, le hacían sombra permanentemente, el hombre
con rasgos árabes llamado Rashib, armado hasta los dientes, al que el niño
daba órdenes demostrando su gran don de mando y su niñera diurna, Nina, que
lo trataba como a un adulto.
A las tres de la tarde seguían llegando invitados que se quedaron en la casa
hasta el amanecer, estaban tomando licor en grupos dispersos por el jardín de
la mansión agrupados entre sí por iguales intereses, edad, aficiones, sexo,
profesiones, oficios, etc.
Entre el selecto grupo de amigos había hacendados, banqueros, abogados,
médicos, integrantes del club campestre, miembros de la alta sociedad
capitalina y los amigos de Mateo y Amanda quienes se distinguían por sus
atuendos hippies que recordaban la década de los sesenta, túnicas, flores,
sandalias, paz y amor y que vivan los novios.
Los gritos, la alegría, alejaban los fantasmas que atormentaban la mente de
Mateo, no había lugar para el sufrimiento, la niebla de la nada desaparecía,
hubo buen sol en el día y luz de luna en la noche hasta el amanecer.
-Tenemos un mes para organizar los bautizos y la boda eclesiástica-Dijo
Mateo
-¿En Utopía?-Preguntó Amanda
-En nuestra catarata, allí en nuestro lugar secreto nos casaremos-Respondió
Mateo besando el anillo de compromiso de su amada, el mismo que él le
entregó en esa cascada y que fue guardado por “La Nena Bustamante” durante
el encarcelamiento de Amanda.
Amanda observaba que Mateo no miraba a nadie a los ojos y no era un
tema de educación, era un problema de timidez, su tono de voz era grave y su
acento afiebrado por tanto tiempo de sufrimiento, iban a ser difíciles de
superar.
Al terminar la reunión el joven dirigió a los presentes unas breves palabras
de gratitud, luego hizo un recorrido con la vista a todos los invitados y
preguntó si había faltado alguien
Después de despedir a los invitados, las parejas pasaron a los cuartos para
verificar que los niños estuvieran en sus cunas, durmiendo, los habían bañado
con agua tibia las ropitas que usaron estaban expuestas en una mesita para que
los padres pudieran observar el estado en que habían quedado, restos de
pantano de la hierba fresca, chocolate, fresa y mantecado, se exponían en sus
variadas tonalidades.
Amanda se arrodilló ante la cuna de Nicolás y gruesas lagrimas
comenzaron a correr por sus mejillas, era la primera vez que lo veía extendido,
relajado, embojotado entre pañales y pijamas, cachetes rosadísimos, tostados
por el sol del mediodía, cabello alborotado, rubio como el de su padre, labios
gruesos y rojos (Se le había salido el chupón de la boca pero estaba tan
cansado que no se preocupó en rescatarlo).
-Pronto habrá que cambiarle esa cuna, ya no cabe en ella mi amor-Le dijo a
Mateo, secándose las lagrimas.
-Si, te estábamos esperando para que tú escogieras los nuevos muebles.
El ruido de la conversación hizo que el bebé se moviera, pero sólo insinuó
con un movimiento que quería su chupón, o sea no estaba debidamente
dormido.
-Sra. Augusta, ¿Como sabe si necesita que le cambie el pañal?-Preguntó
Amanda tratando de familiarizarse con la niñera nocturna de su hijo, una
mujer con rostro prusiano, que le había enseñado disciplina de los hábitos de
sueño, por lo cual no era muy querida por el bebé.
-Ellos avisan, se despiertan, los cambiamos y se vuelven a dormir, sin
novedad, Nicolás da un poco de lata, pero sin despertar a sus hermanitos-
Respondió la niñera.
-Mira hacia arriba, esas burbujitas son cámaras conectadas a nuestras
computadoras, en las habitaciones, es lo que llaman circuito cerrado, hay otras
cámaras más que nos indican todos los movimientos de los bebés, ahorita
Maty y Gabriella deben estar viéndonos-Le explicó Mateo a la joven madre,
para qué no se preocupara.
Efectivamente Amanda había visto en la puerta, dos escoltas con radio, se
asomó por la ventana del cuarto y había dos escoltas más abajo, estaba
impactada con tanta seguridad. Se sentía cansada pero no quería irse a dormir,
quería seguir viendo a su bebé, lo veía grande y recordaba las palabras del Dr.
Carlos Eduardo Suarez, su ginecólogo en la prisión, quien la asustaba un poco
en broma, cuando la veía comiendo en exceso, Vas a tener un monstruo de
cinco kilos, entonces le contó a Mateotodos los detalles de su embarazo,
hablaban bajito para no despertarlos, pero Gabrielita y Sebastián estaban
rendidos, solo Nicolás se movía de vez en cuando.
Seguidamente la joven se paró a detallar a Gabrielita, se dio cuenta que era
igualita a Nicolás pero en femenino, luego se dirigió a la cuna de Sebastián,
era un poema hecho niño, ojos verdes, pestañas gruesas, cabello castaño claro,
era una ternura y muy buen niño, dormía apaciblemente y se asía de una
cobijita de la que no se separaba para nada.
Nicolás se volvió a mover, preguntaba por el gatito, adoraba la mascota de
Mateo y la había adoptado como suya. Luego se volvió a dormir

3. Luz de Luna

El perro Bruno, hermoso y valiente, era el guardián nocturno de Mateo,


Amanda nunca había dormido con animales, entonces esa primera noche
juntos o lo que quedaba de la madrugada, las dos mascotas fueron trasladadas
al despacho de Mateo.
La joven seguía analizándolo, sentía algo extraño, como si no se
conocieran bien, tenía pena, estaba cohibida, veía su cuerpo y por primera vez
notó que Mateo tenía las piernas arqueadas, típico de los jinetes y los
jugadores de futbol, lo notó cuando se dirigía al baño, en su manera de andar,
estaba tan delgado.
El, por su parte, al regresar del baño, tomo una píldora que estaba colocada
en la mesita de noche, junto a un vaso con agua, luego cuando trató de
acostarse y la vio meditativa la invitó a que se colocara a su lado, ella ya se
había duchado antes que Mateo y parecía estar esperando la invitación, él le
paso el brazo por debajo de su nuca y la abrazó con suavidad, trataba de
despejar su rostro de la abundante cabellera que cubría parte de su cara y
cuello
-Discúlpame por tomar la pastilla, lo hice casi mecánicamente, cuando
quizás ya no la necesito-Le dijo Mateo preocupado por la posibilidad de
dormirse antes que ella.
-Estoy segura que no necesitaremos de más medicamentos-Le garantizó
ella
-¿Te sientes cómoda?, ¿Te gustó la casa? ¿Cómo encuentras al bebé?-
Preguntaba Mateo tratando de ser lo más amable posible
Ella le confesó que estaba satisfecha con el trabajo que habían hecho con
respecto al cuido de los niños y que quería pasar todo el tiempo que fuera
posible con ellos.
Bruno y Brando comenzaron a hacer ruido en la puerta interna que
conducía al despacho de Mateo.
-Están inquietos, es que no te conocen y están acostumbrados a dormir
conmigo-Le dijo Mateo, incorporándose en la cama.
-No importa ábreles la puerta, yo me adapto-Le respondió Amanda
Raudo y veloz Mateo se dirigió a darle paso a sus mascotas cuando
descubrió que el despacho estaba completamente iluminado por la luz de una
luna llena que entraba por la ventana cuyas cortinas estaban abiertas de par en
par, el atravesó el inmueble y se sentó en el sofá meditativo, mientras
acariciaba a sus animalitos, entonces ella se decidió a acompañarlo y allí lo vio
nuevamente tendido en un sofá lo cual le permitió retomar el punto que ella
estaba buscando, el momento en que habían quedado antes de que todo se
derrumbara.
-Ven, recuéstate-Le pidió el en tono de ruego
-Estamos donde comenzamos, ¿Te acuerdas?-Le dijo ella tratándose de
acomodar en el pequeño espacio que él le estaba reservando evocando la
primera vez que sus cuerpos se encontraron.
El la invitó a recostarse en el mullido sofá y le dijo casi susurrándole al
oído:
-Perdí la cuenta de cuantas veces desee tenerte nuevamente cerca, de
cuantas veces lloré en este rinconcito, preocupado por si estabas pasando frio
o calor, si tenias hambre, sed o miedo, lloraba escondido para que Frank y el
abuelo no me vieran y en una oportunidad de luna llena como la de hoy, me
pregunté si tu también la estabas viendo, le pedí que me comunicara contigo
para decirte que te necesitaba-Esgrimía el jovencito bañado nuevamente en
lagrimas.
-No mi cielo, ya no quiero que llores más, ya paso todo, ya pasó mi Ángel
-Decía ella tratando de secar sus lagrimas con sus manos.
-¿Desde donde tú estabas podías ver la luna, en la noche?- Preguntó el
muchacho intrigado-Dime ¿No te hacían cosquilla los oídos?
-Si claro que podía ver la luna y el sol y las nubes y en todas partes veía el
rostro de mis seres queridos, pero ya, no hablemos más del pasado-Le pidió
ella tratando de evitar que se deprimiera nuevamente.
-Esta pago Chamita-Respondió el mientras sus ojos hacían grandes
esfuerzos por no cerrarse, sin embargo los mimos y las caricias de Amanda lo
mantuvieron despierto hasta el amanecer.
A partir de las ocho de la mañana comenzaron a sentir ruidos y pasos,
Mateo le explicó que ellos acostumbran a desayunar a esa hora pero que podía
quedarse en cama hasta que se fuera adaptando al grupo familiar.
-Quería saber si puedes acompañarme hoy al banco, hablé con Marcos
Vinicio y me dijo que nos recibiría, es que me gustaría abrir una cuenta a tu
nombre y solicitar tus tarjetas de crédito, aunque puedes usar las mías cuando
lo necesites.
Ella se incorporó en el mueble y le respondió que prefería quedarse en casa
para conocer más a su niño:
-Necesito tiempo mi amor, necesito recuperar el espacio que perdí,
ganármelo paso a paso, pero necesito tiempo y esa es mi prioridad
-Lo que tu digas, se hará lo que tu digas-Dijo el nerviosamente, evitando
contrariarla en todo lo posible
-Vamos a desayunar, me ducho y me cambio rápidamente-dijo ella
entusiasmada mientras el coordinaba por teléfono con la señora Rosa, la
cocinera, su participación en el desayuno.
Efectivamente y a pesar de su mal apetito, Mateo siempre se sentaba a la
mesa antes que los demás, por lo menos siempre se tomaba una taza de café, té
o una taza del caldo hecho por Nanita para recobrar la templanza perdida en
sus horas de delirio.
Mientras tanto en la sala Don Jorge, Frank y Nanita, hacían los
comentarios correspondientes a la jornada del día anterior.
-Como lo ves hijo-Pregunto Don Jorge
-Muy decaído todavía, es muy temprano para que opere algún cambio
positivo en su personalidad-Comentó Frank
-Pero esa muchacha lo va a hacer feliz, eso se los aseguro, es una mujer
fuerte y valiente, alegre y decidida, déjenla que entre en ambiente y ya verán-
Dijo Nanita mientras se bamboleaba en una confortable mecedora hecha a su
medida.
El aroma de bebés indicaba que ya los críos estaba despiertos y dispuestos
a iniciar su jornada diaria, llegaron en brazos de sus respectivas niñeras,
acompañados por Gabriella y Matías, pidieron la bendición y los pusieron en
el piso para que abrazaran a sus abuelos, estaban bronceados por todo el sol
que llevaron y pedían que los condujeran a la piscina, estaban dispuestos a
continuar la rumba, cuando de pronto vieron a Mateo y a Amanda entrar
juntos a la sala tomados de la mano:
-¿Tu mimistes aquí?- Dijo Nicolás a Amanda, queriendo preguntar que si
ella había dormido en la casa.
Que fuerte era para ella saber que su hijo la estaba tratando como a una
extraña por más que lo habían aleccionado para recibirla. Pero ella, pedagoga
al fin y al cabo, estaba dispuesta a lidiar con el proceso de transición, por el
momento solo trataba de aguantarse las ganas de cargarlo y abrazarlo y no se
perdonó haberse perdido el glorioso momento de verlo despertar en su primer
amanecer cerca de él.
Cachapitas con queso de mano, arepitas con nata y cochino frito era el
desayuno bomba que les esperaba, estaban acostumbrados a comer comidas
fuertes propias del llano apureño y ella, que venía de un desayuno ligero en
prisión, no dejo de deleitarse de un rica variedad de panecillos, jugos de fruta,
tizana y una bandeja de dulces criollos de postre.

4. Campanas de Boda

Un mes después, superada la llegada del Niño Jesús, los hoteles de lujo del
Estado Apure estaban abarrotados con invitados que arribaron de Europa,
Estados Unidos. Caracas y el Estado Táchira. La mágica e idílica “Hacienda
Utopía”, acogió el enlace nupcial entre los hermanos Mateo y Matías y sus
respectivas parejas Amanda y Gabriella, miembros de la Sociedad de
Ganaderos del Estado Apure, funcionarios gubernamentales y militares junto
al grupo de familiares y amigos (Gran número de gente joven, acompañados
de sus pequeños hijos), conformaron un entorno de ensueño en el medio de un
hermosos paisaje llanero que sirvió de marco para la decoración en el que
flores rosadas y beige engalanaban los salones principales de la mansión.
En las afueras de la casona, al aire libre, en el monumental jardín se
acondicionó un pequeño altar para ofrecer la misa.
Los novios vestían de color beige mientras las novias vistieron diseños en
el mismo color con tocados de pequeñas flores naturales, ambas llegaron al
lugar de la ceremonia religiosa del brazo de sus padres, bajo un cielo azul
radiante.
Amanda vestía un traje color beige en crudo, cuello redondo, manga tres
cuartas y un corpiño bordado con rafia e hilo de seda, la falda larga y recta con
un efecto de cascada, decorada con dos capas de tejido ligero de algodón
transparente acompañada de unas hermosas sandalias doradas sin tacón,
llevaba el cabello suelto adornado con una coronilla hecha de diminutas flores
beige, no llevaba velo.
Gabriella lució, en el marco del escenario de ensueño en el que se convirtió
el jardín de “Utopía”, una oda campestre en seda crema que la hacía parecer
una princesa de cuento medieval, el traje estaba bordado con hilos dorados
ribeteados con adornos florales, llevaba mangas cortas con delgado encaje en
los bordes, sandalias doradas con finas joyas en el empeine y una brillante y
frondosa cabellera, decorada igualmente con florecillas beige que caían en
cascada por sus ondulados rulos.
Ambos estilos se inscribían dentro una fina combinación del estilo vintage,
bajo la óptica de la línea hippie chic y o mejor conocida como bohemio chic.
Para el día más importante de su hijo, el orgulloso Frank estaba
elegantísimo con un traje color beige para armonizar con los novios, con
camisa de rayas finas en tonos beige en degrade, mientras Don Jorge apadrinó
a Matías vistiendo las mismas galas de Frank.
Las novias caminaron hacia el altar, sobre una alfombra color rosa viejo la
cual fue acolchonada con pétalos de rosa rosados, arrojados por los efusivos
invitados.
Nicolás, Gabrielita y Sebastián se encargaron de llevar los aros.
La ceremonia fue emotiva, las lagrimas no dejaron de rodar por las mejillas
de las parejas cuando se prometieron amarse en la prosperidad y en la
adversidad hecho por el cual el padre finalmente los declaró marido y mujer,
felices y enamorados de dar tan importante y anhelado paso, en presencia de
sus seres queridos.
Un esplendido banquete llanero al estilo picnic esperaba a los invitados
bajo los grandes toldos del color de la alfombra, de los manteles y del
decorado de las sillas, rodeados de adornos hechos a base de cascadas de
rosas, beige y rosadas, colocadas magistralmente bajo el lecho de inmensas
palmeras. Hermosos candelabros de bronce colocados cuidadosamente en las
mesas de madera rustica, daban el toque de glamour a la presentación.
Los invitados estaban vestidos con atuendos informales lo que facilitó que
algunos pudieran disfrutar de la grama del jardín con toda comodidad, era un
homenaje a la tierra donde se criaron los novios, los colores de la decoración
eran relajantes y hacían juego con la sonrisa de los invitados dispuestos a
divertirse.
Pamelas de paja, sombreros de pelo e guama, iban y venían en busca de
sus platos favoritos y refrescos para amainar el calor del llano.
Era una fiesta de jardín con numerosas bandejas de aperitivos bufe con
comida llanera, música criolla en vivo, partido de bolas criollas, mesas con
invitados jugando dominó quienes lograban reunirse en los diferentes brindis
que se hicieron.
La mayor parte de la reunión se desarrolló efectivamente en el magnífico
jardín privado de la hacienda, cercano a la piscina y al pequeño parque
zoológico de animales exóticos, que la convertían en una de las propiedades
más lujosas del entorno cuyo nombre era más que una filosofía de vida, era
sentimiento, sensibilidad, era la búsqueda de mejorar la calidad de vida de los
que allí laboraban y habitaban.
El Estado apureño fue escenario del evento en el que la flor y nata del
mismo, acudió a las bodas de una de las grandes dinastías ganaderas de la
zona fronteriza
Las parejas fueron víctimas de la persecución de fotógrafos amigos y
representantes de la prensa local y nacional típicas a las que los socialité están
sometidos.
Eran unas bodas salidas directamente del mejor cuento de hadas, un
escenario idílico de dos parejas profundamente enamoradas
Las tortas nupciales eran espectaculares y estaban unidas por la simulación
de una gran cascada de agua, decoradas hasta la cúpula con apetitosas fresas
sujetas por hermosos lazos rosados.
La felicidad y la dicha discurrieron entre coplas llaneras y bailes de joropo,
después de que los novios picaron la torta.
Los excepcionales invitados familiares y amigos, fueron fieles testigos de
la felicidad de los flamantes recién casados quienes fueron abandonando las
instalaciones con la caída de la noche.
Al día siguiente los novios partieron de viaje de luna de miel, Matías y
Gabriella decidieron recorrer Europa, visitar museos palacios y viejas ruinas
históricas mientras Mateo y Amanda decidieron moverse a Ibiza, a terminar de
pasar la lejana jornada que dejaron inconclusa en aquella memorable última
temporada de agitada vida.
Los niños se quedaron en Venezuela inquietos, se les hizo difícil adaptarse
a la idea de estar sin sus padres, pero era una necesidad que las jóvenes parejas
tomaran un tiempo para sí.


5. Misión de Vida

Los hermanos Mateo y Matías tenían diferentes objetivos y misiones de


vida, mientras Mateo tenía la responsabilidad de asumir la conducción de la
Hacienda, Matías se inclinaba por el ámbito científico y la gerencia de la
“Clínica Monteverde”.
La separación de las dos familias debía efectuarse paulatinamente para no
afectar a los niños, pero debía hacerse mientras estuvieran en proceso de
crecimiento
Nicolás seguía tratando a Gabriella como a su madre, pero poco a poco
Amanda se fue ganando su cariño y respeto para ello trató de complacerlo en
aquellos aspectos que detectó como sus debilidades, al igual que su padre
adoraba a los animales, entonces decidió comprarle su propia mascota en vista
de la vejez de Brando y de Bruno quienes ya estaban enfermos y muy pronto a
desaparecer en la vida de estas jóvenes familias.
La llegada de Terry, el nuevo gatico hizo que el niño se olvidara por
completo de las mascotas de Mateo, posteriormente recibió un pequeño
caballo de paseo con el cual comenzó a vincularse con la hacienda.
En el 2001, a los seis años de edad de los niños, se produjo la separación
de las dos familias, Mateo se fue a vivir definitivamente a la “Hacienda
Utopía” y Matías se fue a los Estados Unidos a realizar su primer post grado,
con el apoyo de su papa Daniel Monteverde, el encuentro serviría para retomar
las relaciones seriamente deterioradas entre padre e hijo.
El contexto en el cual Mateo asumió las riendas de la “Hacienda Utopía”
era por una parte, favorecedor, gracias a los avances tecnológicos que
facilitaban el procesamiento y transmisión de datos a través de sofisticados
teléfonos y excelentes equipos de computación con disponibilidad de
navegación por internet debido a la existencia de satélites de comunicación.
No obstante y aun cuando la “Hacienda Utopía” seguía siendo un
emprendimiento exitoso con una mano de obra significativa, el avance de los
procesos de integración con Colombia implicaban al mismo tiempo asumir en
cierta medida los problemas que acarreaba esa nación para el momento, lo
cual significaba vivir bajo un estado de tensión permanente y comprometían
seriamente los planes de seguridad interna de los ganaderos y los de sus
familiares.
Para todos era conocido que la actividad ganadera constituía un elemento
importante en la región, ya que el papel de los grupos socioeconómicos
conformados por los ganaderos, mejoraban la calidad de vida de los habitantes
de ese sector, gracias al espíritu de los empresarios, como Don Jorge y su
socio Don Sebastián, promotores de ideas que transformaron los recursos de la
zona en riquezas y bienestar.
La gestión de Mateo, quien mantuvo los patrones regulares de la jornada
laboral, agregó su presencia activa y vigorosa ganándose con su trabajo y el de
los hombres que lo acompañaban, el respeto de los habitantes de la tierra que
le pertenecía por herencia familiar.
El muchacho planificó su trabajo dándole prioridad a los elementos salud,
educación y recreación, organizando eventos especiales de intercambio
cultural y deportivo entre los pobladores de “Utopía” en incluso desarrolló
intercambios con los pobladores de las haciendas vecinas, con el único
objetivo de mejorar la calidad de vida de los habitantes de su comunidad, en la
que los niños tenían la prioridad.
Pero la lucha contra la adversidad hacia su sombra y a Mateo le tocó
enfrentar, ahora en su faceta de jefe de familia, la violencia de distinta
naturaleza, ese fantasma que lo acechaba desde su infancia el secuestro a
ganaderos en particular, el problema de la guerrilla con sus operaciones sobre
territorio venezolano, voladuras de oleoductos con sus consecuencias
negativas sobre el medio ambiente, al igual que la forzada migración presente
entre sus trabajadores.
Apoyado en los avances científicos y tecnológicos Mateo y sus asesores,
entre los que se encontraba su gran amigo Máximo, abogado y estratega,
experto en asuntos fronterizos, y Sebastián Belal nieto, quien se especializó en
el área de administración de empresas, pudo ampliar las capacidades de
contacto y comunicación entre las comunidades, logrando un mayor nivel de
resguardo y seguridad de los bienes patrimoniales y de las personas que
estaban bajo su responsabilidad, incluyendo por supuesto a su familia.
Para ello rediseñó un plan específico de fortalecimiento de las relaciones
internas con sus empleados reforzando las escuelas, los servicios médicos, los
servicios veterinarios y las áreas de esparcimiento para los niños, con piscinas,
zoológicos, parques de diversión, mangas de coleo, una cancha de baloncesto,
una de voleibol y una de futbol (donde el mismo mantenía su dinámica de
entrenamientos semanalmente) y el tentadero donde Maty practicaba sus
humildes conocimientos de tauromaquia, con acceso no solo para los
miembros de la familia sino para los hijos de los empleados de la hacienda.
Por su parte Frank seguía siendo su mano derecha en cuanto al proceso de
toma de decisiones, en materia de seguridad, este le ayudó a desarrollar un
moderno servicio administrativo de vigilancia especial, que poseía avanzados
sistemas de comunicación, compró nuevos y sofisticados armamentos
fortificando así el espacio sin dejar de mantener los vínculos necesarios con
las autoridades de la capital del estado y los entes militares de la región,
organizando sus recursos humanos y materiales con extraordinaria visión
estratégica donde la planificación, la supervisión y el control eran elementos
fundamentales ante los retos que el entorno les deparaba, siempre bajo la
premisa “No Tengas Miedo”.
Por su parte, Don Jorge ya avanzado en edad pero gozando de muy buena
salud, mantenía junto a su buen amigo y socio, Sebastián Belal estrechas
relaciones con los entes gubernamentales, la Asociación de Ganaderos del
Estado y los grupos de trabajo especiales de los diferentes componentes de las
fuerzas armadas que hacían vida en la región.
Otra de las áreas atendidas fue la de la pavimentación de las calles
principales de la Hacienda para mejorar el servicio de transporte interno el
cual se efectuaba anteriormente a caballo, pero ahora se utilizaban rústicos y
había una flotilla de dos mini autobuses, que trasladaba a los empleados que
no vivían en la hacienda desde la entrada hasta sus puestos de trabajo.
En La “Hacienda Utopía” la presencia indígena había sido relevante en el
ámbito de la agricultura contribuyendo con el autoconsumo (la alimentación
interna de los propietarios de la hacienda y la de sus trabajadores) Mateo era
admirador de su artesanía, esto propiciaba las buenas relaciones, también se
preocupaba de sus condiciones socio-económicas y culturales para que se
sintieran respetados.
Brisa, la pequeña indígena de quien Mateo aprendió sus primeras lecciones
a caballo y sus primeras lecciones de vida, era hija de una Piaroa con un
inmigrante colombiano quien se desempeñaba como peón de la hacienda, era
morena con el cabello liso y abundante, ojos rasgados y nariz protuberante,
pequeños senos lo cual le permitía la agilidad que alcanzaba al cabalgar, tenia
catorce años, cuando inició su estrecha amistad con Mateo.
Efectivamente el flujo de personas desde Colombia hasta Venezuela
facilitó la presencia de mano de obra laboral inmigrante, uno de ellos fue
Valderrama hombre de confianza de Don Jorge, se constituyó en el brazo
derecho de Sebas, (Hijo de Don Sebastián Belal) caporal de la hacienda,
especialmente en el manejo de recursos humanos, era de carácter fuerte,
acostumbraba a dar sólo una orden, los trabajadores sabían que tenía autoridad
para impartir instrucciones y no toleraba un solo rasgo de insubordinación.

6. De Bucéfalo a Cotufa

En el 2007 Mateo tenia treinta años de edad, Amanda cuarenta y Nicolás


doce, el niño se estaba preparando para la educación secundaria pero no quería
irse a la capital, al igual que su padre se encariñó con “Utopía” y quería estar
lo más cerca posible es por ello que sus padres decidieron inscribirlo en un
colegio local, y le ofrecieron de regalo de grado, un viaje a Londres.
Esa mañana una gran esponja amarilla soltó grandes gotas de agua, al ser
exprimida por las pequeñas manos de Nicolás mientras su yegua se movía
inquieta pero aparentemente gustosa de recibir su baño diario, la conexión
entre el jovencito y su animal fue un elemento clave para alcanzar la destreza
que lograba al montar a caballo. Su gran motivación era la pasión que sentía al
galopar en ella.
Luego Nicolás se montó en una escalera pequeña, para alcanzar la altura de
su yegua pinta, que ya lo reconocía, entonces derramaba sobre su cuerpo
pequeños cubos de agua para sacarle el jabón (Prefería ese método a utilizar la
manguera, el cubo le permitía tener más contacto con su piel) luego le daba
vueltas en círculo y en forma de ocho para secar su pelambre al aire libre, ya
al día siguiente se dedicaba a cepillarla y allí pasaba varias horas
Mateo lo observaba gustosamente porque sabía que su hijo estaba
sintiendo lo mismo que él sentía cuando se dedicó al cuidado de Bucéfalo a su
edad, por eso al terminar su jornada el orgulloso padre se acercó a su hijo y le
dijo:
-Te voy a llevar a una escuela británica muy prestigiosa, dedicada a la
preparación de jinetes de carrera, pero si me prometes que no vas a descuidar
tus estudios y que vas a tratar de aprender paralelamente el idioma ingles.
La respuesta de Nicolás fue brincar por toda la casa y luego se arrinconó
con un teléfono a llamar a Estados Unidos para contarle a su papi Matías y a
su mami Gabriella y a toda la familia que se iba para Londres.
Mateo por su parte tuvo que agilizar planes para viajar lo más pronto
posible antes de que el niño explotara de felicidad.
El Reino Unido era uno de los mejores lugares para entrenar a jinetes, eran
cursos iniciales de diez a quince semanas para prepararlos en cuanto a los
conocimientos básicos tanto para montar, así como para cuidar ellos mismos a
sus animales, al finalizar las clases los jóvenes continúan sus entrenamientos
en sus países y sólo eso, el ejercicio les asegura el buen rendimiento, es decir
deben seguir montando y mantenerse en forma, tienen que ser hábiles y tener
mucha confianza en sí mismos y eso se aprende con la práctica.
Una de las primeras clases que recibió fue en el cuarto de simulación,
donde habían cuatro caballos mecánicos por salón para enseñarles habilidades
y destrezas, como pararse en el caballo, como apurarlo, como frenarlo, lo
enseñaron a entrar en la mente del caballo, a ser parte de él, desarrollar sus
habilidades.
Nicolás sabia que debía tener una buena relación con su yegua (Un caballo
puede durar más de quince años).
-Su desempeño es bueno pero su ambición necesita control-Fue la
recomendación de uno de sus maestros.
-No se preocupe, el no desea ejecutar sus prácticas en ninguna disciplina,
para el mas que un deporte, es una forma de vida-Contestó el inflado padre,
ante la condescendencia del profesor.
-Se trata de aprender, entender la personalidad del caballo, indagar qué es
lo que pasa por su mente, cuáles son sus rasgos característicos, sus cualidades,
cada caballo se comporta diferente por lo cual hay que estar atentos para
planificar cursos de acción-Le refuto el profesor en un español desgastado.
Por la memoria de Mateo pasaron aquellos momentos cuando Nicolás
comenzaba a preparar su yegua, le acomodaba las riendas y ella cerraba los
ojos con ternura, como si estuviera de acuerdo con el roce de sus manos, como
si supiera que eso significaba que le tocaba salir de su encierro, luego al
colocarle la montura, Nicolás observaba como levantaba su cabeza, luego salía
a pasos lentos para generar confianza, al salir del establo Nicolás se montaba y
ella aceleraba su paso y volteaba la cabeza como si estuviera preguntando por
qué rumbo iba a tomar. Después de tal ritual Nicolás arrancaba y más atrás
iban cuatro expertos jinetes de la hacienda custodiándolo.
En cuanto a los cuidados que debía proporcionarle, Mateo se sentía seguro
de que esa parte de la lección estaba de más ya que su hijo antes de sacar a su
yegua se aseguraba de que hubiera consumido agua e ingerido suficiente heno.
En un día normal de rutina, se levantaba a las seis de la mañana, se
desayunaba e iba al establo a asegurarse de que su yegua consumiera agua y
heno, luego cepillaba especialmente su cola y la sacaba a dar un corto paseo,
era una rutina fuerte sobre todo porque las ocho de la mañana tenía que estar
en clase.
Siempre ensuciaba su camisa y la maestra lo regañaba, el chico salía a
pocos eventos sociales, disfrutaba mucho de la Hacienda y de sus instalaciones
y al igual que sus padres tenía pocos amigos, solo los miembros de la familia
de su edad, entre ellos sus hermanos Sebastián y Gabrielita, los hijos de los
primos de Mateo, los hijos de los amigos de Mateo, Sofía la hija de Sebastián
Belal nieto y Camilo, un compañero de clases hijo de un jornalero de la
hacienda con quien practicaba futbol junto al hijo de Máximo, que
prácticamente creció con el grupo familiar y estaba alojado con su padre y su
madre en una de las casas dispuestas para el personal laboral allegado a la
familia, ya que Máximo se constituyó en el abogado de confianza de Mateo.

7. Venciendo al Fantasma

Al regresar de Londres, en un desayuno familiar, Nicolás le pidió a Mateo


permiso para quedarse a almorzar en la casa de su amigo Camilo, produciendo
un silencio espantoso en la sala del comedor, Mateo levantó la vista y miró a
Frank, luego se dio cuenta que tenía el puño cerrado apretando la servilleta
que se iba a llevar a la boca en el momento preciso en que su hijo comenzaba
el proceso de despegue, momento en el cual cientos de empresarios vivían
rodeados de escoltas armados y en vehículos blindados a causa de las
amenazas del secuestro:
-Lo que pasa es que Camilo quiere presentarme a su familia, porque no le
creen que él es mi amigo y hoy tenemos que practicar futbol entonces después
del almuerzo nos vamos a la cancha, y al atardecer estaré de regreso-Dijo
Nicolás con naturalidad mientras comía apresurado para iniciar su rutina con
su yegua y salir disparado para la nueva escuela donde estaba cursando
estudios de secundaria.
Mateo no se atrevía a hablar, entonces Amanda tomo la palabra con soltura
y le dijo:
-Si amor, puedes ir a la casa de tu amiguito y estar de regreso antes de que
oscurezca
Había que hacer la pregunta de rigor, esa pregunta que Mateo siempre
deseó que se la hicieran sus padres, esta vez le tocó el turno a Frank:
-¿No tienes inconveniente en que Rashib te acompañe?-Refiriéndose al
guardaespaldas que había custodiado al niño desde que nació
-No, Rashib siempre se mantiene a distancia y no me genera ningún
malestar, solo que no puedo invitarlo a comer porque es una familia muy
humilde-Dijo inocentemente Nicolás.
-No te preocupes por eso, organizaremos una logística para que ellos
también puedan comer mientras tú lo haces-Le respondió Frank para
tranquilizar al muchacho que resultó poseer una gran sensibilidad humana, que
manifestaba por su interés hacia el prójimo aun cuando sabía perfectamente la
diferencia social que existía entre él y su amiguito.
Besos y abrazos, despedidas, el niño abandonó el recinto y la familia
quedó clavada en sus asientos, de pronto Don Jorge soltó una carcajada:
-Jejeje, te toca tu turno, yo estaba esperando que le dijeras que no-Dijo el
anciano dirigiéndose a Mateo
-Yo tengo verificado los datos del niño, efectivamente es hijo de un peón
de la hacienda y estudia con una de las becas otorgadas por nuestra fundación-
Dijo Frank tratando de generar confianza en el atribulado padre.
En realidad Don Jorge se estaba refiriendo a la larga cadena de “no” que
tuvo que soportar Mateo cuando se fue a vivir a la ciudad a la edad de Nicolás,
ahora la vida le estaba devolviendo la pelota, tenía miedo de darle permiso a
su hijo para que se quedara a comer fuera del núcleo familiar, tenía miedo de
que su hijo comenzara a tener amigos, a tener compromisos, a querer estar
fuera del anillo de seguridad.
Con que moral iba a impedirle a su hijo que quisiera tener alas, con que
moral lo iba a retener dentro de las murallas de la hacienda, como iba a calmar
sus temores de que algo pudiera ocurrirle, ¿Estaba comenzando a pensar como
Daniel Monteverde?
-Vamos, levántate, tienes una reunión importante y Máximo te está
esperando afuera-Le dijo Amanda a Mateo, tratando de sacarlo del estado de
shock en el que había caído.
Ciertamente para Amanda fue duro lidiar con los traumas que arrastró
Mateo después de lo vivenciado, sus relaciones sexuales no fueron las mismas
y vivir en pareja requería de constancia y dedicación por parte de los dos
miembros. Ella había sido tolerante y se mantenía reinventándose todos los
días para llamar su atención no obstante respetaba su espacio personal, ese
momento en que él, se abstraía y quedaba pensativo, en silencio, con la mirada
perdida hasta que la rutina de trabajo lo sacaba de su anulación como persona.
Ella por su parte no se cansaba de darle demostraciones físicas de su
afecto, sin necesidad de hacerle insinuaciones relacionadas con el ir a la cama,
para ella el que él hubiera perdido su apetito sexual no lo descalificaba como
ser humano
Lo importante es que entre ellos había una buena comunicación, nunca se
les vio enojados, siempre estaban de acuerdo con las decisiones que tomaban
especialmente en el caso del niño.
A Mateo nunca le faltaron pequeños y grandes detalles que iban desde
prepararle personalmente el desayuno o colmarla de joyas preciosas
Era obvio que entre ellos había una gran confianza por lo cual se sentían
seguros y confiados el uno del otro, con esa relación que se había consolidado
con el paso del tiempo.
A mediados del mes de julio del 2008, el grupo de familiares y amigos
quedó en reunirse en “Utopía” para pasar una semana en la hacienda antes de
partir a su acostumbrado viaje a Europa y disfrutar allí de las vacaciones de
verano.
Mientras en la casa todo era un jolgorio, risas alegrías y entusiasmo, entre
los peones se había desatado una fuerte discusión por motivo de una disputa
por el pase de un riachuelo por algunos caseríos y la consecuente toma de agua
para los animales de sus conucos, Valderrama, el caporal, se impuso ante los
alzados, levantando fuertes sanciones que implicaron expulsión de la hacienda
con las graves consecuencias de desalojo y calamidad para los familiares de
los afectados con las medidas, algunos de ellos inmigrantes que buscaron
refugio en un grupo delictivo presidido por Corralito, antiguo empleado de la
Hacienda, padre de Brisa y por otros expulsados de otras haciendas que se
encontraban planificando un atentado contra las familias que supuestamente
los había perjudicado.
De acuerdo a lo planificado esperaron una mañana de domingo en la que
por costumbre Nicolás salía en su yegua a la iglesia de la hacienda, mientras el
resto del grupo familiar lo hacía en las camionetas previstas a tal fin.
El niño acostumbraba a hacer todos los recorridos dentro de la hacienda en
su caballo, pero siempre acompañado por sus guardaespaldas, especialmente
por Rashib, el árabe que lo vio crecer y a quien Nicolás guardaba un afecto
especial.
En un punto específico de la hacienda, en una camioneta pick up de doble
cabina, unos hombres se le aparecieron de frente y le exigieron que se bajara
del caballo, Nicolás fingió que no los escuchaba cuando sintió el grito de
Rashib pidiéndole que se arrojara al barranco, el niño conocedor de la zona
aceleró el ritmo de su yegua y cuando intento retomar su camino fue objeto de
varios disparos, aun así logró adentrarse en el monte mientras los
guardaespaldas se batían a tiros de ametralladoras con los alzados en armas.
Un fuerte ruido explosivo se sintió y luego se vio la camioneta volando en
pedazos por los aires.
Al llegar al lugar de los hechos, todos los hombres de la familia se bajaron
y enviaron a las mujeres y los niños de vuelta a la hacienda mientras
solicitaban refuerzos para atender la emergencia.
Frank y Mateo recorrieron el lugar sin encontrar rastros de Nicolás hasta
que se toparon con los cuerpos de los guardaespaldas mal heridos, Rashib
estaba inconsciente. Tomas, Jesús María, Nicanor, Reynaldo y Pacheco apenas
si podían hablar para informar que Nicolás había huido por los barrancos.
Frank mandó a buscar los caballos y a desplegarse por todo el borde de la
vía para ubicar al niño quien seguramente se había escondido en algún lugar
secreto, en la inmensidad del monte.
Los heridos fueron trasladados al hospital más cercano, mientras Mateo
comandaba las labores de búsqueda de su hijo acompañado por Frank,
Sebastián hijo y Sebastián nieto, Valderrama y demás caporales y personal de
vigilancia de la hacienda.
Los testigos del hecho aseguraron a los familiares, que el niño llevaba
puesto su chaleco antibalas porque esa mañana discutió con Rashib, no quería
ponérselo porque tenía calor y el árabe le dijo en las caballerizas que si no se
ponía el chaleco no dejaba salir el caballo.
Mateo escuchaba entre gritos y agites, los testimonios de los últimos
momentos vividos por su hijo:
-Hizo to lo que se le enseñó, cabalgó casi acostao sobre su caballo y se
adentró rápidamente en el monte, sin mira pa tras-Gritó un peón
-Es un muchacho muy valiente, corrió como un demonio sin témele a las
balas-Agregó otro peón.
En aquel momento en que descendía por el barranco Mateo recordó como
su hijo se fue convirtiendo en una de las personas más importante en su vida y
ahora estaba siendo víctima igualmente del fantasma del secuestro, a su
memoria también acudió la sagrada imagen de un Ángel que preside la entrada
a la hacienda, con una trompeta cuyo sonido era escuchado solo por él,
mientras todos gritaban el nombre de Nicolás.
-Llámelo a su teléfono celular-Gritaba un peón
-No responde, probablemente se le cayó-Informaba Frank
-O a lo mejor está herido e inconsciente- Decía otro peón
En su memoria devastada por el dolor, Mateo pensaba en las vivencias más
importantes compartidas, entonces volvía nuevamente su mirada hacia el
Ángel imaginario que no dejaba de hacer sonar su trompeta y se preguntaba a
manera de reproche ¿En qué momento de la oración que rezábamos todas las
noches nos abandonaste? Eras nuestra protección, nuestro refugio en horas
difíciles. Para ese entonces la dimensión más elevada de su espíritu entró en
contradicción y recordó todos los hechos y situaciones violentas a las que fue
sometido, cuantas veces tuvo que invocar a su Ángel Guardián.
Pero el todavía seguía elevando su mirada escrutadora hacia la figura
imaginaria del Ángel en espera de que una última gracia se manifestara en su
vida, en ese momento tan especial concentró todas sus energías y elevó su
espíritu con la certeza de que si pedía con fe se le concedería el milagro de
volver a ver a su hijo sano y salvo.
Ciertamente Nicolás era lo que llamaban en el llano un “Hijo de la Luz”
poseía sus propios recursos para defenderse, había desarrollado su
inteligencia, su capacidad de entender los procesos a su alrededor y de dar
respuesta adecuada ante una situación de crisis.
A su corta edad, conocía todos los alrededores de la hacienda, trochas,
caminos y lugares de escondite lo cual le permitió identificar rápidamente los
accesos más expeditos para huir en caso de amenazas
“No tengas miedo” era una frase optimista infundida por Frank a Mateo
que lo hacía pensar en la posibilidad de que las cosas podrían tener un buen
final por difícil que pareciera el problema, por eso no se iba a adelantar a los
acontecimientos, no se iba a preocupar pero si entendía el valor que Daniel
Monteverde le daba a la sobrevivencia, para el mantenimiento de la familia
como un ejercicio de la verdadera libertad, la supervivencia, la preservación
de su núcleo familiar, para alcanzar esa paz había que hacer un esfuerzo, el
esfuerzo de la convivencia entre fuerzas adversas.
Pero la paz tenía que comenzar dentro de él mismo y su secuestro le
confiscó esa paz, vivía atemorizado y eso no le permitió activar los
mecanismos necesarios para, en el marco de la tolerancia y la práctica del
respeto, concretar sus planes de sobrevivencia.
En cambio, aun cuando Mateo se sentía responsable de las consecuencias
de haber sido permisivo con su hijo, de haber evadido la responsabilidad de no
haberle dicho un no a tiempo, eso no le afectaba porque consideraba que la
consecuencia había sido la felicidad de su niño. Por eso aceptó su toma de
decisión y el precio que tenía que pagar, no obstante mientras se internaba
cada vez mas entre las zanjas que bordeaban el camino (Pequeños barrancos,
despeñaderos), pedía perdón si había cometido alguna falta, si no estaba bien
la forma como había educado a su muchacho, también pasaron por su mente
los innumerables momentos en los que se escondió de Daniel, y pidió perdón
por eso, ahora comprendía lo que había sentido el que para entonces se creía
su padre y se daba cuenta de la difícil obligación que significaba serlo.
Al bajar por una de las trochas Mateo divisó un riachuelo y se bajó del
caballo y al asomarse vio su rostro reflejado en las aguas, y recordó que era
eso lo que el más disfrutaba, cabalgar libremente por su hacienda y fue eso lo
que le permitió a su hijo, ¿Por qué debía ser castigado por ello?, si tenía que
repetir su experiencia de vida como padre preferiría volver a educarlo como lo
hizo, permitiéndole ser libre, ser feliz y en ese proceso de reflexión sobre su
modo de vida, descubrió queese era el verdadero significado para su vida, ser
feliz y de una cosa estaba seguro y era que el dinero no hacia a las personas
más felices.
Aun cuando la yegua estaba bien dotada de fuerza y de resistencia, las
heridas que sufrió eran superiores a su fortaleza lo cual le impidió sobrevivir
al atentado.
En su carrera desbocada, bajo el peso de cuatro heridas mortales de bala, el
caballo enterró la cabeza en el piso, dio vuelta y cayó sobre la humanidad del
niño, no sin antes haberlo llevado a un lugar seguro, después de recuperar el
conocimiento Nicolás se encontró totalmente aprisionado por el peso de la
yegua e inmediatamente buscó en su morral la pistola y el celular, el sol le
pegaba de frente pero eso no le impidió marcar los números de emergencia
que tenía programados, el primero era el de Frank
-Aló Frank-Dijo Nicolás con voz desfallecida
-Hijo ¿Donde estas?, ¿Estas herido? Dijo Frank haciéndole señas a Mateo
de que ya tenía comunicación
-Estoy bien, pero estoy aprisionado con el cuerpo de Cotufa, está muerta y
estoy debajo de ella-Contestó Nicolás
-¿Tienes tu pistola?-Preguntó Frank
-Si, ¿Por qué?
-Necesito que la dispares dos veces para ubicarte, dispara al aire-Le
instruyó Frank
-Está bien, copiado-respondió el niño en lenguaje clave.
Efectivamente los disparos permitieron ubicarlo, estaba agobiado por el sol
y el calor, los equipos de rescate lo inmovilizaron para prevenir cualquier
posible lesión y el muchacho respondió favorablemente a los primeros
auxilios.
-No te asustes, estoy bien- Fueron las primeras palabras que Nicolás le dijo
a Mateo que se lo comía con la mirada, silencioso, orgulloso y agradecido con
Dios y su Ángel Guardián por haberlo escuchado, agradecido con su hijo por
reforzar con sus palabras las enseñanzas de Frank, agradecido con su hijo por
infundirle seguridad.
El ajusticiamiento de los cuatro inmigrantes, sentó un precedente en la
zona, aunado al fortalecimiento de Teatros de Operaciones Militares, a la
colaboración de la población civil con las Fuerzas Armadas, al avance de los
procesos de pacificación en la República vecina, lo cual bajó
considerablemente el índice de secuestros en la región.
Nicolás creció sano y fuerte física y psicológicamente y logró unir a las
dos familias amigas, los Belal y los Lander gracias a su temprano matrimonio
con Sofía, la bisnieta de la dinastía Belal y ambos amigos, Don Jorge y Don
Sebastián pudieron disfrutar del enlace de la nueva generación, que
comandaría los destinos de “Utopía”, la tierra bendita, bajo el lema “No tengas
Miedo”.

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