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La terapia centrada en el cliente, también conocida como orientación centrada en el

cliente o terapia centrada en la persona, se desarrolló en las décadas de 1940 y 1950. Es


una forma de psicoterapia desarrollada por el psicólogo Carl Rogers a partir de la
década de 1940 y que se extiende hasta la década de 1980. Es una tendencia incorporada
hacia el crecimiento y la realización, a través de la aceptación (consideración positiva
incondicional), la congruencia del terapeuta (autenticidad) y la comprensión empática.
Su enfoque se basa en una cualidad vital: respeto positivo incondicional, esto significa
que el terapeuta se abstiene de juzgar al cliente por cualquier motivo, proporcionando
una fuente de aceptación y apoyo completo.

Los objetivos son el aumento de la autoestima y la apertura a la experiencia, los


terapeutas trabajan para ayudar a los clientes a llevar una vida plena de
autocomprensión y reducir la actitud defensiva, la culpa y la inseguridad. Además de
tener relaciones más positivas y cómodas con los demás, y una mayor capacidad para
experimentar y expresar sus sentimientos.

¿Cuales son los objetivos de la terapia centrada en el cliente?


Al igual que muchas formas actuales de terapia (como la terapia narrativa o la terapia
cognitiva conductual, por ejemplo), los objetivos de la terapia centrada en el cliente
dependen del cliente, dependiendo de a quién le preguntes, quién es el terapeuta y quién
es el cliente, es probable que obtengas una variedad de respuestas diferentes.

Sin embargo, hay algunas metas generales en las que las terapias humanísticas se
enfocan, en general.

Estos objetivos generales son:


Facilitar el crecimiento y desarrollo personal.
Eliminar o mitigar los sentimientos de angustia.
Aumenta la autoestima y la apertura a la experiencia.
Mejora la comprensión del cliente de sí mismo.
¿Cuales son las técnicas utilizadas en la terapia centrada en el cliente?
La única técnica reconocida como efectiva y aplicada en la terapia es escuchar sin
prejuicios.

De hecho, muchos terapeutas y psicólogos centrados en el cliente consideran que la


confianza de un terapeuta en las «técnicas» es una barrera para la terapia efectiva en
lugar de una bendición. El punto de vista rogeriano es que el uso de técnicas puede tener
un efecto despersonalizador en la relación terapéutica.
Si bien la escucha activa es una de las prácticas más vitales, hay muchos consejos y
sugerencias para que los terapeutas puedan facilitar sesiones de terapia exitosas. En
contexto, estos consejos y sugerencias se pueden considerar «técnicas» de terapia
centrada en el cliente.

Reflexión
Aquí es donde el terapeuta resume lo que el cliente dijo y verbaliza este resumen al
cliente para que muestre comprensión. A veces, un terapeuta prestará especial atención
a la reflexión del contenido emocional de la narración de un cliente.

Escucha activa
El terapeuta se dedica activamente a escuchar al cliente en lugar de buscar información
para otro propósito, como un problema o un síntoma. El objetivo es escuchar y
empatizar.

La experiencia no censurada conduce al crecimiento personal


El terapeuta no guía al cliente hacia ciertos temas, los clientes tomarán la terapia donde
debería ir.
Fases de la terapia

A partir de sus investigaciones Rogers propuso un esquema básico y flexible del


proceso psicoterapéutico; a día de hoy este modelo sigue
utilizándose, independientemente de la orientación teórica del terapeuta, si bien
cada tipo de terapia puede focalizarse en una etapa concreta.

Posteriormente autores como Robert Carkhuff y Gerard Egan sometieron a


investigación la propuesta de Rogers y la desarrollaron. Veamos cuáles son las tres fases
principales de la terapia psicológica.

1. Catarsis

La palabra “catarsis” proviene de la Grecia clásica, donde se usaba para hacer


referencia a la capacidad de la tragedia para purificar a las personas al hacerlas sentir
compasión y miedo intensos. Posteriormente Freud y Breuer llamaron “método
catártico” a su técnica terapéutica, consistente en la expresión de emociones reprimidas.

En este modelo, la catarsis es la exploración de las propias emociones y de la


situación vital por parte del cliente. Egan habla de esta fase como “identificación y
clarificación de situaciones conflictivas y oportunidades no aprovechadas”; se trata de
que la persona logre centrar la problemática para poder resolverla durante las etapas
siguientes.

La terapia centrada en la persona de Rogers se centra en la fase de catarsis: promueve el


desarrollo personal del cliente para que más adelante éste pueda comprender y resolver
sus problemas por sí mismo.

2. Insight

“Insight” es un término anglosajón que se puede traducir como “intuición”,


“introspección”, “percepción”, “comprensión” o “profundización”, entre otras
alternativas. En la terapia este término denota un momento en que el cliente reinterpreta
su situación en conjunto y percibe “la verdad” -o al menos pasa a identificarse con una
narrativa determinada.

En esta fase es clave el papel de las metas personales del cliente; según Egan, en la
segunda etapa se construye una nueva perspectiva y se genera un compromiso con los
nuevos objetivos. El psicoanálisis y la terapia psicodinámica se focalizan en la etapa de
insight.

3. Acción

La fase de acción consiste, como su nombre indica, en actuar para lograr los nuevos
objetivos. En esta fase se preparan y se aplican estrategias para solucionar los
problemas que bloquean el bienestar o el desarrollo personal.

La terapia de modificación de conducta, que utiliza técnicas cognitivas y conductuales


para resolver problemas concretos de los clientes, es probablemente el mejor ejemplo de
psicoterapia focalizada en la fase de acción.

Terapia centrada en el cliente –

Técnica - reflejo

En un primer momento, Carl Rogers no desarrolló ninguna técnica para llevar a cabo
esta terapia sino que era imprescindible el uso de las actitudes propias para poder
llevarla a cabo. Más tarde, desarrollaría uno de los aspectos más importantes, el reflejo.
La técnica más conocida de la terapia de Rogers es el reflejo. Esta técnica consiste en
captar el sentimiento del cliente, qué es lo que se esconde tras sus palabras y
devolvérselo sin ningún tipo de interpretación u opinión personal. Para ello, es
importante reutilizar las palabras del paciente, no todas, sólo a las que le haya puesto
más carga emocional.
Por ejemplo:

 “Me siento fatal, ¡La vida es una mierda!” – dice el cliente


  “Ya, la vida no te trata bien, ¿verdad?” – posible respuesta del terapeuta
Lo que se logra con este tipo de respuesta es que el cliente sienta que ha sido
escuchado y comprendido, lo que motiva a continuar hablando y profundizando en un
tema sin tener que realizar ningún tipo de pregunta directiva, es decir, es el cliente el
que va profundizando y el terapeuta le acompaña en el proceso.
A su vez, el cliente toma conciencia de lo que está diciendo y sintiendo a través del
reflejo porque se le devuelve la información tal como la dio, sin añadir ningún matiz
personal por parte del terapeuta.

El reflejo ha de ser algo sentido, no una simple repetición de lo que dice el paciente. La
escucha debe ser real y el terapeuta debe aprender a parar su propio pensamiento para
poder estar receptivo al mensaje que le están transmitiendo, es lo que se conoce
como escucha activa

Terapia centrada en el cliente –habilidades del terapeuta

Rogers recogió las habilidades y requisitos de los que debía constar un verdadero


terapeuta. Son tres cualidades que podrían resultar válidas para cualquier tipo de terapia
que se quiera seguir, pero que no todos los psicólogos y terapeutas tienen -como algo
relacionado con su personalidad- ni desarrollan -las habilidades del terapeuta se
aprenden-:
 Respeto: Es la aceptación del paciente tal cual es, preocuparse de manera
positiva incondicional hacia el paciente.
 Congruencia: Ser genuino y honesto con el paciente.
 Empatía: Es la capacidad o habilidad de sentir lo que siente el paciente, ponerse
en su piel.
Rogers define estas tres cualidades como “necesarias y suficientes” ya que si es capaz
de llevarlas a la práctica, no serían necesarias otro tipo de técnicas para ver la mejora
del cliente.
Sin embargo, a pesar de que el terapeuta utilice las mejores técnicas, si no tiene estas
tres habilidades la mejora sería mínima, porque una buena relación terapéutica se basará
en el respeto, la empatía y la congruencia.
Carl Rogers consideraba que la personalidad del terapeuta es fundamental en la
sanación del cliente, ya que la mitad de la terapia se basa en el vínculo establecido entre
terapeuta y paciente.

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