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los sitios de Cerrillos (Wallace 1962) y Callango del mismo nombre, en la costa sur del Perú
(DeLeonardis 1997). (fig. 1). En este contexto, el sitio de Jauranga se
En este contexto, con el presente trabajo encuentra en la parte media del valle de Palpa,
intentamos contribuir a superar estos problemas justo en la margen izquierda del río homónimo,
exponiendo los resultados preliminares obteni- entre los campos de cultivo y terrenos de
dos en las excavaciones en Jauranga, un sitio propiedad del Sr. Oscar A. Tijero Ríos, sobre
Paracas localizado en el valle de Palpa, en donde una superficie casi plana y ligeramente elevada
se ha llegado a documentar una serie de ocu- en relación con los terrenos adyacentes.
paciones superpuestas que según los materiales Esta zona se caracteriza por la presencia de
asociados está comprendida entre las fases una amplia llanura fértil que se encuentra cerca
Ocucaje 5 y Ocucaje 10. Se trata de un avance de la confluencia de los ríos Viscas, Palpa y
de las investigaciones en el sitio, en el que se Grande, flanqueada por cadenas de cerros ro-
analiza la presencia Paracas en los valles de cosos y mesetas alargadas que conforman las
Palpa en relación con la secuencia de cronología primeras estribaciones de la vertiente occidental
relativa conocida para el valle de Ica. de los Andes (fig. 2). Una de estas estribaciones,
que bordea la margen derecha del valle de Palpa
es la denominada Cresta de Sacramento 2, la cual
2. Ubicación y descripción geográfica
2
Esta estribación constituyó el eje central de la zona de
El valle de Palpa se localiza en la parte norte investigación inicial del Proyecto Arqueológico Nasca–
de la cuenca del Río Grande, en la provincia Palpa.
Jauranga: un sitio Paracas en el valle de Palpa 229
Fig. 2. Vista panorámica del valle medio de Palpa. – Blick über das mittlere Palpa-Tal.
se distingue por tener una forma alargada que contexto, las mayores evidencias corresponden
corre de noreste a sudoeste, ascendiendo lenta- a fragmentos de cerámica relacionados con las
mente hasta formar parte del Cerro Pinchango, fases Ocucaje 8, 9 y 10 del valle de Ica. Esta
el más alto y dominante de la zona. Antigua- situación ha motivado la idea de que los ma-
mente, como lo es hoy, esta llanura debió haber teriales de la cultura Paracas recién fueron
constituido un especial atractivo para sus habi- introducidos en los valles de Palpa y Nasca
tantes por la amplitud de los terrenos cultivables recién al final del Horizonte Temprano (Silver-
así como por la cantidad y permanencia de los man 1994).
recursos hidráulicos. En el caso de Palpa, el primero en advertir
la presencia de materiales Paracas fue Mejía
Xesspe (1972), quién luego de un breve trabajo
3. Investigaciones previas de exploración y rescate arqueológico en la parte
media del valle de Palpa identificó una serie de
Las evidencias de la cultura Paracas en los valles sitios Paracas localizados en la margen izquierda
de Palpa y Nasca son muy escasas y, principal- del valle, entre los cuales destacan sitios como
mente, se limitan a hallazgos aislados o a Chichictara, Cerro Mollake y Montículo de
materiales encontrados en estudios de superficie Mollake Chico (Mejía 1972, 78) 3. En el curso
realizados a lo largo de todo el siglo pasado en de estos trabajos Mejía llegó a excavar 88
la cuenca del Río Grande (Strong 1957; Tello
1959; Mejía Xesspe 1972, 1976; Browne 1992; 3
Dichos trabajos fueron realizados en 1957 por encargo
Silverman 1993; Reindel et al. 1999). En este del Patronanto Nacional de Arqueología.
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tumbas pertenecientes a diferentes fases crono- Grande, los cuales estuvieron orientados prin-
lógicas, 4.3% de las cuales las relacionó con el cipalmente al estudio de los geoglifos y asen-
período denominado por él como Chavín-Pa- tamientos de la cultura Nasca pero sin dejar de
racas (Mejía 1976, 47). También realizó una serie lado el registro y la documentación de sitios
de pozos de cateo donde encontró materiales pertenecientes a otras épocas o períodos cultu-
asociados a las fases Paracas Cavernas y Necró- rales. Fue así que se llegó a cubrir un área de
polis, así como materiales Nasca y otros más más de 350 km2 donde se registraron más de 650
tardíos que van hasta la presencia Inka en la sitios arqueológicos (asentamientos, cemente-
región. rios, petroglifos, geoglifos, etc.) pertenecientes
De los pocos materiales presentados por a diferentes períodos de la historia cultural de
Mejía, se puede observar que la mayoría de los la región (Reindel et al. 1999; Reindel/Isla 1999,
materiales Paracas encontrados en los sitios por 2001).
él estudiados se relacionan mayormente con las Como parte de estos trabajos, en los tres
fases tardías (Ocucaje 8 a 10). Lamentablemente valles se identificaron una serie de asentamientos
no se ha publicado y tampoco se conocen los de la cultura Paracas cuyas ocupaciones van
materiales que él denominó Pre-Paracas, los desde Ocucaje 3 hasta Ocucaje 10 (fig. 3). El
cuales probablemente se refieren a materiales análisis preliminar de los datos obtenidos en una
que tendrían que ver con la influencia Chavín primera temporada indicaba que la mayoría de
en la región. sitios Paracas se relacionaban con la parte más
Muchos años después, en 1987, David Brow- tardía de la secuencia, donde predominan los
ne realizó un breve reconocimiento de 20 días materiales de las fases Ocucaje 8, 9 y 10 (Reindel
en la parte media del valle de Palpa (Browne/ et al. 1999). No obstante, en los trabajos su-
Baraybar 1988), el cual sirvió a Browne para cesivos también se identificaron algunos sitios
realizar una prospección más extensa en 1989 del Período Inicial, cuya cerámica presenta
comprendiendo parte de los valles de Viscas, notables semejanzas con aquella encontrada en
Palpa y la sección baja del Río Grande hasta los sitios de Erizo y Mastodonte en el valle de
la confluencia con el valle de Ingenio (Browne Ica (Pezzia 1968), Disco Verde y Puerto Nuevo
1992), donde su área de trabajo se conectaba con en la Península de Paracas (García/Pinilla 1995)
la prospección que ese mismo año realizó Helaine y Hacha en Acarí (Riddell/Valdéz 1987–1988).
Silverman en dicho valle (Silverman 1993). Fue en el curso de estos trabajos cuando se
Durante estos trabajos Browne registró más de llegó a identificar el sitio de Jauranga, objeto del
200 sitios pertenecientes a diferentes períodos, presente reporte, en donde se encontraron restos
en base a los cuales hizo un análisis de los de una contínua ocupación Paracas ocurrida
patrones de asentamiento poniendo especial entre las fases Ocucaje 5 y Ocucaje 10 4. Estas
énfasis en el relacionado con la cultura Nasca. evidencias junto con los datos obtenidos en los
Como resultado de su trabajo se identifica- trabajos de prospección, indican que la ocupa-
ron unos pocos sitios Paracas pertenecientes a ción Paracas en los valles de Palpa fue más
las épocas 8 y 10 del Horizonte Temprano, los intensa de lo que se conoce hasta hoy, lo cual
cuales corresponden principalmente a sitios de ofrece nuevas perspectivas para entender el
función doméstica y en menor grado a cemen- desarrollo del Formativo en la cuenca del Río
terios o sitios de carácter público (Browne 1992, Grande.
79). Por lo expuesto, parece que Browne no
encontró materiales Paracas anteriores a la fase
Ocucaje 8.
Más recientemente, entre los años 1997 y 4
En el sitio también se han identificado materiales rela-
2001, Markus Reindel y Johny Isla llevaron a cionadas con las fases Nasca 3 y Nasca 5, las cuales
cabo una serie de trabajos de prospección y corresponden a ocupaciones ocurridas en la cercanía del
excavación en los valles de Palpa, Viscas y Río sitio.
Jauranga: un sitio Paracas en el valle de Palpa 231
Fig. 3. Mapa del valle de Palpa con la ubicación de Jauranga y otros sitios Paracas. – Lage von Jauranga und anderen
Paracas-zeitlichen Fundorten im Palpa-Tal.
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capa C1. Asimismo, llama la atención un piso La unidad medía 2 × 3 m. y su lado más largo
(capa D) cuya superficie había sido literalmente fue orientado en un eje noroeste-sudeste. Aquí,
cubierta con una gran cantidad de fragmentos a diferencia de la Unidad 1, las excavaciones
de cerámica, donde se observan huellas de sólo llegaron hasta los 2.40 metros de profun-
quema intencional que posiblemente se relacio- didad, donde básicamente se documentaron
naba con un evento de clausura ritual. Antes de varios rasgos constructivos intactos y parte de
llegar al final de la excavación, al retirar la la misma secuencia estratigráfica observada en
capa N se descubrió parte de un muro de barro la Unidad 1 (fig. 6).
compactado, en relación al cual se registró la Al igual que en la Unidad 1, los primeros 40
ocupación más antigua del sitio (capa O) iden- a 50 cm. (capas S, A y B1) presentaban pocas
tificada hasta el momento. Las excavaciones diferencias y una mezcla de materiales – anti-
terminaron en este punto debido al poco espacio guos y modernos – debido a la utilización del
disponible y a la falta de tiempo. terreno con fines agrícolas. También aquí, de-
bajo de los 30 cm., las capas estaban húmedas
Descripción de las excavaciones en la Unidad 2 y más aún en las capas inferiores. Por otro lado,
a pesar de que la cantidad de materiales cultu-
Esta unidad fue establecida en una zona plana rales fue menor con respecto a la Unidad 1,
y libre de maleza, a unos 15 m. al este de la siempre se llegó a recuperar una regular cantidad
Unidad 1 y más cerca de la casa del Sr. Tijero. de materiales culturales, entre los que destacan
Jauranga: un sitio Paracas en el valle de Palpa 235
Fig. 6. Dibujo de perfiles Este y Oeste de la Unidad 2. – Zeichnung von Ost- und Westprofil der Einheit 2.
los fragmentos de cerámica, lascas de obsidiana, barro (M1) orientado en eje casi este-oeste, el
valvas de moluscos y huesos de animales. cual dividía la unidad en dos secciones: una al
En esta unidad los contextos intactos empe- lado norte y otra al lado sur. A partir de este
zaron en relación con la capa B2, nivel en el punto, las excavaciones se hicieron en forma
cual se identificó la cabecera de un muro de independiente en cada lado pero siempre esta-
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y formó una capa de ceniza en el lado sur de 5. Presentación y descripción de los rasgos y
la unidad. materiales arqueológicos
Seguidamente, un tercer momento de ocupa-
ción se relaciona con la construcción y funcio- Los rasgos arquitectónicos
namiento de un segundo muro (M2), el cual se
Debido al tamaño de las excavaciones, en ambas
estableció casi en forma paralela al muro ante-
unidades apenas se han identificado pequeñas
rior (previamente desmontado) siempre mante-
secciones de muros relacionados con diferentes
niendo la división norte y sur en la unidad.
niveles de uso. Se trata de muros de barro y
Dicho muro se construyó sobre la capa E, la
de una pared de quincha que corresponden a
cual era más gruesa en el lado norte. En relación
estructuras sencillas de aparente función habi-
con la base de este muro, sólo por el lado sur,
tacional y/o doméstica.
se estableció un apisonado compacto (capa C)
En la Unidad 1, en los estratos inferiores
de tierra mezclada con restos orgánicos que se
(capa O), se puso al descubierto parte de un
dispuso sobre un delgado relleno de base que
muro de barro compacto relacionado con la
cubría la capa D. Los pocos materiales asociados
ocupación más antigua identificada hasta el
con este nivel de uso también contienen frag-
momento en Jauranga (ver fig. 5). Este muro fue
mentos de cerámica de la fase Ocucaje 8–9 (ver
asentado en la capa natural en un eje este-oeste
fig. 26).
cerca del perfil oeste, donde al parecer formaba
Después de este evento no hubo otras evi-
una esquina con otro muro desmontado que se
dencias de ocupación por el lado sur del muro.
disponía en un eje norte-sur. Dicho muro tenía
En cambio, por el lado norte del mismo, se
32 cm. de ancho y 48 cm. de altura. Es probable
identificó un cuarto momento de ocupación
que haya servido para sostener paredes de
asociado a dos niveles de uso (capas D y C)
quincha.
representados por apisonados formados por
Por otro lado, en la Unidad 2 se identificaron
tierra compactada y mezclada con material
parte de dos muros de barro y los restos de una
orgánico, notándose algunas zonas de quema
pared de quincha (fig. 7). Así, después de retirar
irregulares. Los materiales relacionados con esta
la capa B1, se puso al descubierto un sólido
ocupación pertenecen a la fase Ocucaje 9 (ver
muro de barro (M1) que divide a la unidad
fig. 27), la cual parece corresponder al último
excavada en dos partes: norte y sur. Se trata de
momento de ocupación del sitio, al menos en
un muro bien conservado que estaba dispuesto
relación con las estructuras.
en un eje este-oeste, el cual tiene 54 cm. de
Finalmente, todas las ocupaciones y estruc-
ancho y 80 cm. de altura. Este muro presenta
turas asociadas fueron cubiertas por dos gruesas
un cimiento hecho con grandes piedras de
capas de tierra semi-compactada afectadas por
campo, sobre el cual se fueron colocando una
la actividad agrícola. La primera (capa B) es más
serie de capas alternadas de barro de colores gris
homogénea y presenta un mayor grosor en el
y beige-amarillento, cada una de 8 a 12 cm. de
lado sur de la unidad, en relación a la cual
grosor, hasta alcanzar la altura deseada. Este
también se recuperaron fragmentos de cerámica
muro se relaciona con tres pisos o niveles de
perteneciente a la fase Ocucaje 9, mientras que
uso: la capa C en el lado sur y las capas C y
la segunda (capa A) presenta más alteraciones y
D en el lado norte.
materiales mezclados de las fases Ocucaje 9 y 10
Más abajo, asociado directamente con la
(ver fig. 28 y 29).
capa F del lado norte de la unidad 2, se encon-
traron los cimientos de otro muro desmontado
(M2) que también estaba dispuesto en un eje
este-oeste, casi paralelo al muro antes descrito
pero más delgado (36 cm. de ancho). Dicho
cimiento estaba formado con una doble fila de
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Fig. 10. a. Foto de las vasijas asociadas con el Entierro 1 (Unidad 1). – Gefäßbeigaben von Grab 1 (Einheit 1). –
b. Dibujo de perfil y planta de los dos cuencos que cubrían el cráneo del individuo. E 1ˆ3. – Profil und Aufsicht
der beiden Schalen, die den Schädel der Toten bedeckten. M 1ˆ3.
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Fig. 11. a. Foto de las vasijas asociadas con el Entierro 2 (Unidad 1). – Gefäßbeigaben von Grab 2 (Einheit 1). –
b. Dibujo de perfil y planta de uno de los cuencos que cubrían la pelvis del individuo. E 1ˆ3. – Profil und Aufsicht
einer der beiden Schalen, die das Becken der Toten bedeckten. M 1ˆ3.
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interior (fig. 12). En el primer caso destacan los de cadenetas en las paredes, así como líneas
motivos de figuras en forma de 8, que en paralelas simples y en V en los fondos (fig. 12e–
algunos casos presentan una base de color rojo f). Es interesante notar dentro de este grupo, la
opaco aplicado antes de la cocción (fig. 12a–d); presencia de un cuenco cerrado de color gris y
mientras que en el segundo caso, se presentan superficie pulida que presenta dibujos con in-
series de círculos con punto enlazados a modo cisiones de círculos con punto al centro en su
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pared externa (fig. 12g). Entre las vasijas cerra- otras más finas en forma de V, que normalmente
das destacan los cántaros y ollas de formas se disponen en la parte superior del cuerpo
globulares que presentan superficies ásperas de (fig. 13c–d); varias de las cuales presentan pe-
color marrón (fig. 13). Entre las ollas destacan queñas asas planas y horizontales (fig. 13e).
las de cuello corto que presentan decoración La cerámica relacionada con el segundo
incisa y cortante en base a líneas verticales u momento de ocupación es similar a la anterior
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pero se nota en la pasta un mayor porcentaje y exterior, donde básicamente se repiten los
de inclusiones de cuarzo y pirita, así como un mismos motivos antes descritos (fig. 14 y 15).
ligero aumento de tiestos grises con superficies En general, las superficies de las vasijas son más
pulidas y un mayor uso del engobe rojo opaco. finas y los diseños mejor elaborados, en especial
La forma más predominante siguen siendo los los motivos de círculos concéntricos enlazados
cuencos abiertos con decoración incisa interior a modo de cadenetas y los motivos geométricos
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e f g
que aparecen en el fondo de los cuencos (fig. 15e– (fig. 15a), mientras que en el interior algunos
g). Por otro lado, recién en este momento tienen un engobe de color rojo opaco. También
aparecen los cuencos que presentan en sus en este tiempo aparecen otros cuencos que
paredes exteriores motivos incisos bien elabo- presentan diseños geométricos incisos decora-
rados de figuras de aves y felinos estilizados dos con pintura post-cocción (fig. 15b). Entre
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g h
las vasijas cerradas siguen los cántaros de boca en algunos casos presentan puntos incisos cerca
angosta y las ollas que presentan decoración en del borde (fig. 16f–h). También se encontraron
base a incisiones finas en la parte superior de partes de una botella decorada en base a inci-
los cuerpos (fig. 16), notándose la aparición de siones finas con la figura de un felino, con
ollas sin cuello con los bordes engrosados que aplicaciones de pintura roja pre-cocción.
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b c
elaborados de círculos con punto enlazados y vasijas son profundas y cortantes, hechas cuando
líneas incisas en el fondo (fig. 17a–b), así como la pasta estaba en estado de cuero. En las
líneas paralelas simples y en V dispuestas en el paredes externas también están presentes los
fondo de las vasijas (fig. 17c–d). En la mayoría motivos incisos geométricos y otros que forman
de los casos las incisiones en el fondo de las parte de los diseños de aves y felinos (fig. 17
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d e
e–f). Por otro lado, también aparecen cuencos f–i). Muchas de las vasijas de cuello corto
o tazones hondos de color gris que sólo pre- presentan asas planas dispuestas en posición
sentan líneas incisas horizontales cerca del borde horizontal en la parte superior de los cuerpos.
(fig. 17g–h). En cuanto a las vasijas cerradas En relación con este momento también se
(fig. 18), se introduce una nueva pasta de color encuentran fragmentos de pasta marrón que
marrón con abundantes inclusiones de cuarzo, presentan superficies bruñidas hechas en base a
arena y pirita, la cual produce superficies oscu- líneas entrecruzadas y desordenadas, que parece
ras que son más evidentes en las ollas. En este ser una forma de decoración aplicada en algunas
caso, continúan los cántaros pero en menor vasijas de uso doméstico. Finalmente, se debe
proporción que antes, mientras que las ollas de indicar que en la muestra también se encontró
cuello corto se mantienen igual pero ahora con parte de una botella de doble pico con asa
diseños incisos en forma de V con puntos al puente.
interior (fig. 18d), así como ollas sin cuello Durante el quinto momento de ocupación se
decoradas en base a incisiones finas de círculos introduce una pasta fina cuya cocción se hizo
con punto enlazados y otras con pares de líneas en horno de atmósfera reductora que produjo
verticales junto a otros motivos florales forma- fragmentos con núcleos de color gris y super-
dos por círculos de diferente tamaño en el ficies oxidadas, la cual es utilizada preferente-
cuerpo (fig. 18e–f). mente en la elaboración de vasijas abiertas cuyas
En el cuarto momento de ocupación se paredes por lo general presentan una pintura
observan cambios notables en la producción pre-cocción de color rojo intenso y pulido
alfarera (fig. 19). En principio, se deja de usar (fig. 20). En este momento también predominan
la pasta de color gris y en cambio se introduce los cuencos abiertos, algunos más grandes que
una pasta fina que después de la cocción pre- antes, en los cuales reaparecen los diseños in-
senta un núcleo gris con superficies oxidadas, cisos de círculos con punto enlazados pero
destacando la inclusión de una pintura de color hechos sobre paredes pintadas de rojo, al igual
rojo intenso aplicado antes de la cocción, la cual que los diseños incisos de círculos con punto
es utilizada principalmente en las paredes de las alineados en las paredes interiores que a su vez
vasijas abiertas (fig. 19a–b) y a veces en las incluyen motivos geométricos y figurativos en
formas cerradas (fig. 19j). La forma más fre- el fondo de las vasijas (ver también vasijas de
cuente siguen siendo los cuencos abiertos, en los los Entierros 1 y 2). Los fondos de muchas de
cuales desaparecen los diseños incisos de círcu- estas vasijas también son pintados de rojo pero
los con punto enlazados observados en las fases raramente fueron pulidos como las paredes.
anteriores y, en cambio, aparecen los diseños También hay fragmentos de cuencos grises
incisos de círculos con punto dispuestos en cuyas superficies fueron ligeramente pulidas, las
líneas bordeando las paredes internas, en cuyos cuales presentan decoración geométrica en el
fondos presentan decoración geométrica hecha fondo hecha en base a incisiones cortantes. En
en base a líneas incisas finas (fig. 19a–b). Tam- este momento también se nota la introducción
bién aparecen cuencos que presentan decoración de una pasta fina de color gris que se utiliza
exterior en base a motivos geométricos hechos preferentemente en la elaboración de tazas que
con incisiones más finas (fig. 19c–d). Por el lado presentan superficies bien pulidas, las cuales son
de las vasijas cerradas, se observa la inclusión lisas o presentan decoración incisa de motivos
de una pasta más fina de color marrón que escalonados (fig. 21a–b). En cuanto a las vasijas
presenta superficies más claras y mejor acabadas cerradas (fig. 21), sigue el uso de la pasta marrón
que antes. En este momento predominan las con o sin decoración aunque se nota una ligera
vasijas cerradas, principalmente ollas sin cuello diminución con respecto a la fase anterior
o con cuello corto, que presentan decoración (fig. 21c–e). También en este momento aparece
geométrica hecha en base a incisiones finas así una olla pintada de rojo que presenta decoración
como líneas y puntos hechos a presión (fig. 19 exterior en base a líneas en negativo (fig. 21f).
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Las vasijas cerradas presentan una variedad de alteraciones que también se ven reflejadas en la
asas simples y trenzadas, así como asas planas muestra de cerámica analizada. A pesar de esto,
horizontales. en la cerámica de los niveles inferiores todavía
Como se explicó antes, después de la ocu- se observa la continuidad de algunos rasgos
pación anterior, las capas superiores presentan vistos en la fase anterior, como son los cuencos
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a b
c d
de pasta fina pintada de rojo y decorados en paredes y bordes (fig. 22). Si bien en la muestra
base a incisiones, así como las ollas de pasta destacan los cuencos bajos de paredes convexas
marrón claro. No obstante, la mayor cantidad decorados con líneas y bandas rojas, también
de cerámica analizada corresponde a cuencos hay cuencos que presentan decoración en ne-
bajos y tazones que presentan decoración en gativo (fig. 22a–b) y otros que apenas tienen un
base a bandas de pintura roja aplicada en las engobe de color crema (fig. 22d). También hay
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e f
fragmentos de cuencos y tazones de color gris pulidas, así como un número de tiestos gruesos
que presentan superficies bien pulidas decoradas pertenecientes a grandes vasijas, posiblemente
con diseños incisos escalonados. En cuanto a tinajas y a otras formas no definidas.
vasijas cerradas (fig. 23), se observa una serie de
ollas y cántaros de cuello bajo o incipiente que
presentan superficies marrones y grises bastante
258 Johny Isla C. / Markus Reindel / Juan C. De La Torre Z.
c d
Fig. 25. Fragmentos de cerámica pertenecientes a la fase Ocucaje 8, los cuales fueron
encontrados en relación con el segundo momento de ocupación en la Unidad 2. E 1ˆ3.
– Keramikfragmente der Phase Ocucaje 8 aus der zweiten Siedlungsschichten in
Einheit 2. M 1ˆ3.
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g h
incisas dispuestas verticalmente en la parte cuales presentan diseños incisos de círculos con
superior del cuerpo, cerca del cuello (fig. 25g). punto dispuestos en línea en las paredes internas
La cerámica relacionada con el tercer mo- (fig. 26a–c) o bandas de color rojo con finas
mento de ocupación ha sido obtenida sólo en líneas incisas y onduladas en el interior, tanto
el lado sur de la unidad, donde se encuentran en las paredes como en el fondo (fig. 26d–f). Por
los mismos cuencos de pasta fina que tienen otro lado, apenas se observa la presencia de ollas
núcleos grises pintados de rojo (fig. 26a–f), los y cántaros de pasta marrón claro (fig. 26g–h).
Jauranga: un sitio Paracas en el valle de Palpa 261
e f
El cuarto momento de ocupación esta repre- hechos con delgadas líneas incisas (fig. 27a–b).
sentado principalmente por vasijas abiertas que En este grupo destacan fragmentos de vasijas
presentan superficies oxidadas claras (de color decoradas en una o en ambas caras con diseños
ante y anaranjado) y oscuras (gris), pocas veces incisos figurativos y geométricos, los cuales se
pulidas (fig. 27). La forma más frecuente corres- encuentran pintados en rojo alternado con
ponde a cuencos abiertos decorados en base a superficies grises (fig. 27e–f). También hay cuen-
motivos geométricos (líneas y escalonados) cos con decoración negativa (fig. 27c) y otros
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h i
con figuras modeladas (fig. 27d). Por otro lado, compuesta por una mayor cantidad de cerámica
se observa una disminución de vasijas cerradas, perteneciente a diferentes épocas, entre las cua-
donde básicamente siguen las ollas de pasta les destaca un numeroso grupo de vasijas que
marrón con decoración incisa y una olla sin presentan una notable continuidad de formas y
cuello pintada de rojo (fig. 27h). rasgos estilísticos relacionados con las dos úl-
Finalmente, debido a la remoción ocurrida en timas ocupaciones, así como cuencos bajos
las capas superiores, la muestra analizada está decorados con líneas y bandas de color rojo
Jauranga: un sitio Paracas en el valle de Palpa 263
h i
(fig. 28 y 29). En menor porcentaje, también se estilísticamente se relaciona con varias fases de
encuentran bordes de ollas y cántaros de color la secuencia del valle de Ica. Debido a la
marrón, uno de los cuales estaba pintado de discusión abierta sobre la existencia o no de
rojo. algunas fases, pero sobretodo debido a la poca
Aproximaciones a la secuencia estilística información disponible acerca de otros contex-
Las excavaciones en Jauranga nos han permitido tos Paracas procedentes de excavaciones estra-
identificar una larga ocupación Paracas que tigráficamente bien controladas, con excepción
264 Johny Isla C. / Markus Reindel / Juan C. De La Torre Z.
de los trabajos de Wallace (1962) y DeLeonardis La cerámica relacionada con el segundo mo-
(1997), las relaciones que a continuación se mento de ocupación en la Unidad 1 corresponde
establecen con la secuencia estilística del valle a la fase Ocucaje 6 (fig. 14 y 15), donde básica-
de Ica se hace sólo con la finalidad de tener un mente se observa un ligero cambio en la pasta
marco cronológico para un mejor entendimien- utilizada aunque continúan las mismas formas y
to del lector. el uso del engobe rojo opaco. Tal vez lo más
En este contexto, la cerámica más temprana notorio es la mayor frecuencia de vasijas abiertas
identificada en Jauranga, corresponde a los vasijas con diseños incisos de círculos con punto enla-
asociadas con el primer momento de ocupación zados, ahora mejor elaborados, así como la
en la unidad 1, las cuales se caracterizan por la inclusión del motivo combinado de aves y
presencia de vasijas abiertas elaboradas con una felinos incisos (ver Menzel et. al. 1964, fig. 32–
pasta gris de grano medio, bien alisadas y 34; DeLeonardis 1991, fig. 3.7). También apare-
cubiertas con un engobe rojo opaco, donde cen motivos geométricos delineados con incisio-
destacan los motivos incisos en forma de 8 y nes que son decorados con pintura post-cocción
de círculos con punto enlazados (fig. 12) que de colores rojo y amarillo, los cuales correspon-
relacionamos con la fase Ocucaje 5. Por otro den a la decoración “resin-painted” descrita por
lado, las vasijas cerradas presentan motivos Menzel et al. (1964, 33, fig. 35d–e). Por otro
incisos de líneas verticales y triángulos con lado, en el fondo de las vasijas se presentan
puntos y líneas en la parte superior del cuerpo motivos geométricos incisos finos y cortantes
(fig. 13). En este caso también se observa el que acompañan a los motivos representados en
mismo tipo de pasta utilizada en las vasijas los bordes de las vasijas. En cuanto a las vasijas
abiertas. La falta de asociaciones precisas y cerradas (fig. 16), no se observan mayores cam-
sobretodo de pruebas estratigráficas, ha permi- bios con respecto a la fase anterior ya que siguen
tido que diversos autores hayan tenido proble- las mismas formas de ollas y cántaros de cuello
mas para asignar estos materiales a una fase corto y medio, donde apenas se observa un
específica (Massey 1991; DeLeonardis 1991; ligero incremento de ollas sin cuello y una
Silverman 1994; Cook 1999), ya que la mayoría mayor frecuencia de superficies de color gris.
de los motivos descritos aparecen en la fase La cerámica perteneciente al tercer momento
Ocucaje 3 y, con algunas variaciones, ocurren de ocupación en la Unidad 1 y al primer
frecuentemente hasta la fase Ocucaje 8. En este momento en la Unidad 2, se relaciona estilísti-
caso, las únicas asociaciones precisas que nos camente con la fase Ocucaje 7. En este tiempo
han permitido comparar estos materiales han la producción alfarera incluye una pasta más
sido los contextos excavados en Cerrillos (Wal- fina y compacta en la elaboración de las vasijas
lace 1962) y Callango (DeLeonardis 1997). abiertas, lo que se refleja en una mayor dureza
Por lo expuesto, se logra advertir una con- de los fragmentos que además son cubiertos por
tinuidad de formas y diseños incisos a lo largo un engobe de color rojo, mientras que en el caso
de la secuencia. Sin embargo, la cerámica del de las vasijas cerradas se introduce una pasta fina
primer momento ocupacional en Jauranga res- de color marrón oscuro, utilizado principalmen-
ponde a un tratamiento homogéneo en su te en la fabricación de ollas. En general, en esta
producción, sobre todo en la utilización de un fase se mantienen las mismas formas y motivos
solo tipo de pasta para la confección tanto de decorativos observados en la fase anterior, las
vasijas abiertas como en vasijas cerradas y en cuales sólo experimentaron una mayor elabora-
la presencia de formas de vasijas distintas a ción (fig. 17 y 18). Sólo en el caso de las vasijas
otras más tempranas. En esta fase están total- abiertas se nota un ligero aumento de líneas
mente ausentes los cuencos de labios biselados incisas más profundas y cortantes localizadas en
y botellas negras decoradas con motivos de el fondo de las mismas, a veces formando
círculos con punto al centro típicos de la fase diseños en V, las cuales acompañan a los motivos
Ocucaje 3. representados en las paredes interiores o apa-
Jauranga: un sitio Paracas en el valle de Palpa 265
recen en forma independiente junto a bandas de ños y preferentemente se localizan en las pa-
color rojo (ver Menzel et al. 1964, Plate 6b). redes interiores pintadas de rojo y sólo a veces
También siguen los motivos geométricos enla- sobre superficies grises pulidas, junto con
zados pero esta vez sin pintura post-cocción, así motivos geométricos y figurativos hechos con
como los círculos y líneas incisas que forman finas incisiones en el fondo de la vasija (ver
parte de los diseños de aves y felinos (Ibíd., Menzel et al. 1964, fig. 40h, fig. 41c, fig. 50a;
fig. 37). Por otro lado, en esta fase aparecen Massey 1991, fig. 8.6 a y f; DeLeonardis 1997,
algunos cuencos grises de paredes convexas que 7.28a). En esta fase también siguen los motivos
son decorados con pares de líneas horizontales geométricos enlazados similares a los de la fase
en el borde externo. En cuanto a las vasijas 7, los cuales esta vez son hechos con incisiones
cerradas, estas fueron decoradas con una serie más finas (ver Menzel et al. 1964, fig. 39b, e y j;
de motivos geométricos incisos (pares de líneas, Massey 1991, fig. 8.6g). También en esta fase
círculos simples o compuestos, triángulos con siguen los diseños de círculos con punto enla-
puntos, etc.) dispuestos en la parte superior del zados pero mejor elaborados que antes (Menzel
cuerpo. Tal vez la diferencia sustancial que se et al. 1964, fig. 50b; DeLeonardis 1991, fig. 3.14a,
observa con respecto a las vasijas cerradas más d y fig. 3.15b, c).
tempranas, es que antes se utilizaba casi el En cuanto a las vasijas cerradas, ollas y
mismo tipo de pasta en la confección de vasijas cántaros (fig. 19, 21, 25 y 26), en esta fase se
abiertas o cerradas, mientras que a partir de esta elaboran con una pasta fina de color marrón
fase ocurre una marcada diferencia en la materia cuyas superficies son más claras y tienen un
prima utilizada para la fabricación de ambas mejor alisado. La forma más frecuente corres-
clases de vasijas. ponde a ollas decoradas con incisiones finas y
En relación con el cuarto y quinto momento a presión que repiten motivos decorativos ob-
de ocupación de la unidad 1 y con el segundo servados en las fases anteriores (ver Menzel et
y tercer momento de la unidad 2, se ha recu- al. 1964, fig. 50e–o; Massey 1991, fig. 8.7f-l),
perado una mayor cantidad de fragmentos de apareciendo en algunos casos un tipo de deco-
cerámica Paracas perteneciente a la fase Ocuca- ración bruñida de forma desordenada e irregular
je 8, hasta el momento la fase estilística más (ver Silverman 1994, fig. 9a–b). Sin embargo,
conocida y de mayor distribución en el valle de también hay ollas hechas con pasta fina y núcleo
Ica y en la cuenca del Río Grande. En esta fase gris similar al de las vasijas abiertas, las cuales
se produce un marcado cambio en la producción son decoradas con pintura roja y con líneas
alfarera, donde predominan las vasijas de pasta verticales en negativo (fig. 14e). Entre las vasijas
fina utilizada preferentemente en la confección cerradas también siguen las tazas grises de
de vasijas abiertas, cuyas paredes generalmente superficies pulidas, las cuales en algunos casos
presentan pintura de color rojo intenso aplicado presentan diseños incisos lineales y escalonados
antes de la cocción. En esta fase, continúan la (ver Menzel et al. 1964, fig. 39j).
mayoría de formas y motivos decorativos ob- La cerámica correspondiente al último mo-
servados en la fase anterior, aunque esta vez se mento de ocupación en Jauranga se relaciona
agregan nuevos motivos incisos entre los que con las fases Ocucaje 9 y Ocucaje 10. Los
predomina una serie de pequeños círculos con materiales se encontraron en las capas superiores
punto dispuestos en forma alineada en la pared de ambas unidades junto con materiales remo-
interna de los cuencos, así como motivos geomé- vidos de otras épocas (fig. 22, 23, 27, 28 y 29).
tricos hechos con líneas incisas finas en el fondo Los materiales de la fase Ocucaje 9 (fig. 27) se
de las mismas (fig. 19, 20, 25 y 26). Aquí encontraron en contextos intactos sólo en el
debemos indicar que si bien el motivo de lado Norte de la unidad 2, en relación con el
círculos con punto aparece en la fase Ocucaje 3 cuarto momento de ocupación en dicha unidad.
y es frecuente en las fases sucesivas, es esta fase Estos se caracterizan por la presencia de vasijas
se presenta de manera distinta, son más peque- oxidadas donde predominan los cuencos abier-
266 Johny Isla C. / Markus Reindel / Juan C. De La Torre Z.
tos decorados en ambas paredes en base a evidente que hay algunas formas y rasgos de-
incisiones con motivos geométricos – principal- corativos que no están presentes en una de las
mente escalonados – y figurativos (ver Menzel secuencias o viceversa. Esto se debería funda-
et al. 1964, fig. 53; Massey 1991, fig. 8.9). Tam- mentalmente a la diferencia en la procedencia
bién en esta fase aparecen cuencos decorados de los materiales que componen la muestra base
exteriormente con motivos lineales hechos en en cada caso. En el caso de Menzel, Rowe y
negativo, así como la continuación de formas y Dawson, los materiales analizados provienen de
motivos de la fase anterior, como los cuencos tumbas y colecciones sin mayores datos de
rojos decorados con círculos con punto alinea- campo y por lo general se trata de las vasijas
dos en las paredes y líneas finas en el fondo de más finas y mejor elaboradas, mientras que en
las vasijas (ver Menzel et al. 1964, fig. 54; nuestro caso se trata de fragmentos procedentes
Massey 1991, fig. 8.12). de contextos de tipo doméstico. Estas diferen-
Los materiales relacionados con la fase cias indicarían el porqué Silverman prefirió
Ocucaje 10 están representados principalmente denominar el estilo de la cerámica del Horizonte
por cuencos bajos de paredes convexas, deco- Temprano en el valle de Ingenio con un nombre
rados con líneas y bandas rojas presentes tanto distinto, Tajo (Silverman 1991, 1994), aunque
en el interior como al exterior de las paredes ahora sabemos que este estilo forma parte de
(fig. 22, 28 y 29). Esta clase de cuencos viene la misma tradición Paracas.
a ser una forma completamente nueva en la Finalmente, debemos indicar que los resul-
muestra analizada 5, aún cuando las líneas y tados preliminares de Jauranga están de algún
bandas de color rojo ocurren en cuencos abier- modo confirmando la secuencia original pro-
tos desde la fase Ocucaje 7. Al parecer, los puesta por Menzel, Rowe y Dawson, un aspecto
cuencos descritos se hicieron más populares en que esperamos analizar y discutir con mayor
la fase Ocucaje 9, donde ocurren junto con detalle en un futuro cercano, contando con
algunas formas y motivos dominantes en las mayores datos procedentes de excavaciones en
fases anteriores. Por ahora, la ausencia de con- Jauranga y otros sitios Paracas identificados en
textos intactos en relación con estos materiales los valles de Palpa.
nos impide trazar una división exacta entre
ambas fases, por lo cual esperamos contar con Otros materiales
mayores evidencias para precisar sus caracterís-
En esta sección se presentan y describen otros
ticas y alcances. Por otro lado, en esta fase
materiales encontrados en las excavaciones de
también se encuentran cuencos hondos decora-
Jauranga.
dos con incisiones cortantes en el fondo de las
vasijas en base a grupos de líneas onduladas Artefactos de Cerámica
continuas y discontinuas (ver Massey 1991, Además de la gran cantidad de fragmentos de
fig. 8.13g, k). En cuanto a las vasijas cerradas cerámica, también se han encontrado varios
(fig. 23, 28 y 29), en esta fase como en la fase artefactos de cerámica utilizados en la produc-
anterior, se mantiene el uso de una pasta fina ción alfarera, entre los cuales destacan una serie
y compacta de color marrón claro con la que de alisadores y platos de alfarero (fig. 30). Los
se elaboraron ollas y cántaros y donde predo- alisadores son de diferente tamaño y están
minan las ollas de cuello corto e incipiente (ver hechos mayormente con fragmentos de cerámica
Massey 1991, fig. 8.10).
Como se puede ver, la cerámica de Jauranga
5
nos ofrece una interesante secuencia de formas Esta forma de cuencos es la forma dominante entre las
fases Ocucaje 10 y Nasca 1. Se caracterizan por deco-
y motivos decorativos que a nuestro entender
ración monócroma de color crema y bordes pintados de
se relaciona bastante bien con parte de la rojo, los cuales se relacionan con la influencia de la
secuencia propuesta por Menzel/Rowe/Dawson tradición Topará en los valles al sur de Chinca y Pisco
(1964) para el valle de Ica. No obstante, resulta (Wallace 1986).
a
f
Jauranga: un sitio Paracas en el valle de Palpa
d e
Fig. 30. Artefactos de cerámica (platos de alfarero, alisadores y pulidores) encontrados principalmente en la capa N de la Unidad 1. E 1ˆ3. –
Keramikobjekte (Drehteller, Glätt- und Poliergeräte) aus Schicht N der Einheit 1. M 1ˆ3.
267
268 Johny Isla C. / Markus Reindel / Juan C. De La Torre Z.
reutilizados que presentan contornos desgasta- de pastos después de la época de lluvias. Además
dos. En cambio, los platos de alfarero fueron de los restos de camélidos, en menor porcentaje
fabricados intencionalmente y por lo general también se han encontrado huesos de roedores
presentan formas ligeramente planas con acaba- (Cavia sp.) que habrían servido como comple-
dos toscos. Estos artefactos se han encontrado mento de la dieta. Por otro lado, también se ha
en todas las capas pero se observó una mayor identificado la presencia de cánidos (Canis sp.).
concentración en las capas J y N de la Unidad 1. Entre las valvas de moluscos, bastante fre-
Asimismo, también se han encontrado piruros cuente en todas las capas excavadas, se ha
con diseños incisos que posiblemente fueron identificado una gran variedad de especies entre
utilizados en la producción de textiles, así como las que destacan: Choromytilus chorus (choro
una tobera – de 16 cm. de largo por 2 cm. de zapato), Aulacomya ater (choro), Semimytilus
diámetro – que probablemente se utilizaba para algosus, Oliva peruviana, Mesodesma donaciun
avivar el fuego de los hornos o fogones. (macha), Mactra velata (almeja), Crepipatella
dilatata (pique), Protothaca thaca (almeja) y
Artefactos Líticos
Concholepas concholepas (tolina). La presencia
A pesar del tamaño reducido de las excavacio-
de concentraciones de moluscos muy pequeños,
nes, se ha llegado a recuperar un buen número
sobre todo los denominados “choritos” (Pe-
de artefactos líticos. Entre éstos destacan varios
rumytilus purpuratus), estaría indicando una
fragmentos de obsidiana (pedazos de puntas de
probable recolección no seleccionada de los
proyectil y de cuchillos) que se encontraron
recursos marinos.
principalmente en la unidad 2, entre los que
El conjunto de estas evidencias nos indica
destaca el hallazgo de parte de una punta de
que la dieta de los pobladores Paracas del valle
obsidiana de color marrón rojizo encontrada en
de Palpa era rica y variada, la cual era favorecida
la capa D de la Unidad 1. Entre otros artefactos
por el acceso a recursos de diversos ambientes
recuperados se incluyen pequeños y finos cantos
(costa y sierra), que de por sí nos revela la
rodados utilizados como pulidores en la elabo-
existencia de una red de intercambio a grandes
ración de cerámica, así como algunas manos de
distancias ya desde épocas bastante tempranas.
batán y otros artefactos de molienda.
Recursos animales
En el curso de las excavaciones en ambas 6. Conclusión y comentarios finales
unidades se ha encontrado una regular cantidad
de materiales de consumo, entre los que des- Uno de los primeros resultados que podemos
tacan principalmente huesos de camélidos y exponer después de las excavaciones en Jauranga
valvas de moluscos. Debido a la humedad del es que la ocupación Paracas en el valle de Palpa
terreno no se han encontrado restos de vegetales – y posiblemente en otros valles de la cuenca
pero es evidente que éstos también formaron del Río Grande – fue más antigua y prolongada
parte importante de la dieta alimenticia de los de lo que se conoce hasta ahora. Esto, sin duda,
habitantes del lugar. nos plantea la necesidad de realizar más trabajos
El análisis de los restos óseos revela la de campo que incluyan excavaciones tanto en
existencia de un mayor porcentaje de camélidos el borde como en el fondo de los valles, ya que
adultos, lo que indicaría la existencia de un hasta el momento los trabajos de superficie
manejo y selección de los rebaños orientado al (prospección) por lo general han reportado
consumo de animales adultos. Al mismo tiem- materiales correspondientes sólo a la parte tardía
po, se advierte la casi total ausencia de huesos de la secuencia, es decir, a las fases Ocucaje 8,
de individuos jóvenes, lo que a su vez estaría 9 y 10 (Browne 1992; Silverman 1994; Reindel
indicando que el proceso de reproducción de et al. 1999).
estos animales ocurría fuera del lugar, tal vez En este contexto, conviene indicar que si bien
en las partes altas aprovechando la abundancia la ocupación Paracas en Jauranga empieza en
Jauranga: un sitio Paracas en el valle de Palpa 269
relación con la fase Ocucaje 5, en los trabajos En cuanto a la función del sitio, las eviden-
de prospección realizados en los valles del Río cias documentadas indican que se trataría de un
Grande, Palpa y Viscas también hemos identi- asentamiento habitacional relacionado con fun-
ficado sitios contemporáneos y otros más tem- ciones domésticas, el mismo que habría sido
pranos que datan de la fase Ocucaje 3, así como parcialmente reutilizado como cementerio al
otros del denominado Período Inicial (Reindel/ final de la fase Ocucaje 8. A juzgar por la
Isla/Tomasto 2002, 20), con lo cual parace que presencia de platos de alfareros, alisadores y
la historia de las ocupaciones en los valles de pulidores, también es posible que en el sitio se
Palpa se remonta incluso a tiempos anteriores hayan desarrollado actividades relacionadas con
al desarrollo de la cultura Paracas. la producción alfarera. Por otro lado, lo limita-
Desde el punto de vista cronológico, en do de las excavaciones nos impide inferir si las
Jauranga se han identificado varios momentos estructuras arquitectónicas presentes en la
de ocupación superpuestos que estilísticamente Unidad 2 se relacionan sólo con una ocupación
se relacionan bastante bien con la mayor parte doméstica o si tal vez pudieron cumplir una
de la secuencia del valle de Ica (Menzel et al. función distinta. En todo caso, conviene indicar
1964), considerada como la secuencia maestra que de ningún modo se trata de construcciones
para la costa sur. En este sentido, los materiales monumentales Paracas como aquellas que se
analizados indican que el sitio estuvo ocupado encuentran en el valle de Chincha (Canziani
de manera permanente desde la fase Ocucaje 5 1992).
hasta la fase Ocucaje 10, con lo cual se ha Finalmente, queda indicar que sólo futuros
logrado identificar por primera vez la posición trabajos de campo en Jauranga y en otros sitios
estratigráfica de las fases Ocucaje 5, Ocucaje 6 Paracas localizados en los valles de Palpa, com-
y Ocucaje 7, las cuales a su vez son fases poco plementados con fechados absolutos, nos per-
conocidas o cuya existencia todavía es discutida mitirán conocer mejor las condiciones y carac-
en la literatura. Al mismo tiempo, se ha llegado terísticas del desarrollo que tuvo la ocupación
a comprobar que la ocupación relacionada con Paracas en esta parte de la costa sur.
la fase Ocucaje 8 fue una de las más largas y
difundidas en el sitio, donde primero ocurre a
nivel de asentamiento y luego como cementerio.
Una situación similar se ha podido observar en
los tres valles estudiados, donde los sitios de esta Dirección:
fase muestran un notable incremento en relación Johny Isla Cuadrado
con las fases precedentes. Instituto Andino de Estudios Arqueológicos
Desde el punto de vista estilístico, se ha Av. Mariátegui 155
observado la utilización prolongada de algunos C. P. 14–0279
Jesús María
rasgos y motivos iconográficos a lo largo de las
Lima, Perú
diferentes fases de la secuencia. Esto ocurre, por
113307.2602@compuserve.com
ejemplo, con los motivos de círculos con punto
y de los círculos con punto enlazados, los cuales Dr. Markus Reindel
están presentes en la cerámica Paracas desde la Kommission für Allgemeine und Vergleichende Archäologie
fase Ocucaje 3 hasta la fase Ocucaje 8–9, por lo des Deutschen Archäologischen Instituts
cual varios autores han tenido problemas para Endenicher Str. 41
D–53115 Bonn
identificar determinadas fases con materiales de
reindel@kava.dainst.de
superficie. Por otro lado, la cerámica de Jauran-
ga nos ha permitido conocer y documentar Juan Carlos de la Torre Zevallos
nuevos rasgos y motivos iconográficos que en Av. Gran Vía de las Cortes Catalanas 716
el futuro contribuirán a definir mejor la crono- 08013 Barcelona
logía utilizada para la costa sur. juancarlosdz@hotmail.com
270 Johny Isla C. / Markus Reindel / Juan C. De La Torre Z.
zen, was die Vermutung nahelegt, dass die aus Schilfrohr und Lehmbewurf (Quincha).
Gefäße im Zusammenhang mit Ritualhandlungen Dieses Gebäude war offenbar durch Brand
am Ort zerschlagen worden waren. zerstört worden. In der dritten Nutzungsschicht
In der fünften Nutzungsschicht wurde kein befand sich parallel zur vorangehenden eine
Boden gefunden, jedoch handelt es sich eindeu- zweite, 54 cm breite und 80 cm hohe Mauer auf
tig um eine Begehungsfläche, von der aus zwei einer Steinbasis mit anschließendem Stampf-
Bestattungen eingetieft worden waren. Grab 1 lehmboden. Die vierte Nutzungsschicht bestand
bestand aus einer 1,33 m langen und 0,32 m aus zwei Böden mit Brandspuren. Dies war die
breiten Grube, in die eine Frau in gestreckter letzte ungestörte Nutzungsschicht in Einheit 2.
Rückenlage auf Sand und möglicherweise auf Auch hier war die darüber liegende Deckschicht
ein Schilfbett gebettet und mit Rollsteinen durch die Landwirtschaft gestört, darin fanden
bedeckt worden war. Die Knochen des nach sich Keramikfragmente später Phasen der Para-
Osten ausgerichteten Skelettes waren durch die cas-Kultur.
Bodenfeuchtigkeit stark zersetzt. Es ließen sich In den beiden Sondagen wurden insgesamt
jedoch noch Brandspuren an Brustknochen und 5500 Keramikfragmente gefunden. Die in den
Schlüsselbein erkennen. Als Grabbeigaben fan- Abbildungen dargestellte Auswahl von diagnos-
den sich drei Gefäße, eines auf dem Becken und tischen Fragmenten aus den unterschiedlichen
zwei am Kopf der Toten, teilweise das Gesicht Siedlungsschichten von Jauranga lässt sich mit
bedeckend. den für das Ica-Tal definierten Stilphasen ver-
Grab 2 befand sich 50 cm nördlich von gleichen und parallelisieren. Die früheste Kera-
Grab 1. Es bestand aus einer 1,12 m langen und mik von Jauranga wurde in der ältesten Sied-
0,30 m breiten Grube, in die ein Kind von 6– lungsschicht der Einheit 1 gefunden. Sie lässt
8 Jahren nach Westen ausgerichtet in gestreckter sich mit der als Ocucaje 5 bezeichneten Stilpha-
Rückenlage auf eine Sandschicht gebettet war. se des Ica-Tales vergleichen. Die Keramik der
Der Schädel zeigte eine leichte Deformation zweiten Siedlungsschicht der Einheit 1 ent-
sowie Abschabungen auf einer Fläche von spricht dem Keramikstil Ocucaje 6. Die dritte
2 cm × 2 cm an der rechten Seite. Dem Toten Siedlungsschicht lässt sich mit Ocucaje 7 paral-
waren vier Keramikgefäße beigegeben, zwei lelisieren. Die vierte und fünfte Siedlungsschicht
über dem Becken und zwei neben dem Kopf. von Einheit 1 und die zweite und dritte Sied-
Die jüngsten Schichten in Einheit 1 waren lungsschicht von Einheit 2 weisen große Men-
durch Landwirtschaft und Erosionsrinnen ge- gen an Keramik des Stiles Ocucaje 8 auf, wel-
stört. Darin fand sich vermischt Keramik der cher bisher in allen Tälern der Südküste Perus
Paracas- und der Nasca-Kultur. am besten bekannt und am weitesten verbreitet
Die Einheit 2 wurde in einer Entfernung von ist. Die Keramik der spätesten ungestörten
15 m von Einheit 1 auf einer Fläche von Siedlungsschichten in Jauranga entspricht den
2 m × 3 m ausgegraben. Sie erreichte eine Tiefe Keramikstilen Ocucaje 9 und Ocucaje 10 des
von 2,40 m. Prinzipiell konnte hier die gleiche Ica-Tales.
stratigraphische Abfolge wie in Einheit 1 beo- Die Analyse der Keramik von Jauranga zeigt,
bachtet werden, darin Reste von Gebäuden, dass sich die durch stratigraphische Befunde
auffällig viele Keramik-Funde, Objekte aus trennbaren Keramikkomplexe gut mit der für
Obsidian, Muschelschalen und Tierknochen. das Ica-Tal definierten Stilchronologie in Ein-
In der untersten Schicht befand sich eine klang bringen lassen. Allerdings treten in beiden
große Feuerstelle in Verbindung mit Rollstei- Sequenzen auch Formen und Verzierungsele-
nen, die starke Brandspuren aufwiesen. In der mente auf, die in der jeweils anderen Sequenz
zweiten Nutzungsschicht wurde eine 36 cm nicht vorhanden sind. Dies hat offenbar mit der
breite Mauer mit Steinbasis freigelegt, an die auf Herkunft der Materialien zu tun. Die der Ica-
beiden Seiten Böden anzogen. In den Böden Chronologie zugrunde liegende Feinkeramik
fanden sich Pfostenlöcher und Reste einer Wand stammte zumeist aus Gräbern und aus undoku-
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