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Editores, redactores, colaboradores e impresor de “Aurora, periódico

científico y militar” (1835-1842)

Xochitl Martínez González


Programa Institucional de Doctorado en Historia-UMSNH

Resumen

Diferentes Instituciones con un legado colonial buscaron prevalecer a las nuevas


circunstancias generadas tras consumarse la independencia mexicana, fue el ejército el más
beneficiado al concluir el conflicto de emancipación. Como corporación privilegiada, además
de una entidad conciliadora y negociadora del fin de la guerra, el ejército adquirió una
posición envidiable en los asuntos públicos con respecto a la dirección del nuevo Estado. Por
tanto, resultaba fundamental profesionalizar e instruir a los soldados y oficiales, y uno de los
mecanismos con los que se pensaba lograr tal fin fue con el uso de la prensa escrita.

Dando continuidad a los avances de investigación presentados en el “X Encuentro


Internacional de Historiadores de la Prensa” (que se realizó en España) y retomando las
sugerencias y observaciones suscitadas de la disertación con los colegas, la presente
propuesta se centra propiamente en la “Junta Redactora” y los personajes que colaboraron en
la edición e impresión del periódico militar Aurora y la relación existente entre ellos, por
medio del escrito impreso y su difusión, con la intención de mostrar los intereses de una élite
castrense que quería educar a los miembros de su grupo, así como difundir las ideas
simpatizantes con el santanismo, además de que el impreso militar alcanzará a un público
amplio y no sólo marcial. No sin antes hacer una parada a las generalidades del propio
periódico militar.

1
Editores, redactores, colaboradores e impresor de “Aurora, periódico científico y militar”
(1835-1842)

La proliferación de publicaciones periódicas que se suscitaron a lo largo del siglo XIX ha


generado un número considerable de investigaciones históricas, ya fueran empleadas como
fuente u objeto de estudio. Sin embargo, es de hacer notar la ausencia de investigaciones que
aborden al periódico militar como objeto de análisis y, en contados casos, se les ha empleado
como fuente en el conocimiento de los procesos históricos.
Los primeros indicios que se conocen de una publicación periódica militar mexicana
corresponden a la iniciativa del ministro de cajas reales de Pachuca, Juan González Ferino,
en 1809, cuyo proyecto no prosperó1. La prensa militar vio sus primeras luces en el calor de
la insurgencia, pero fue con él México independiente cuando se palpó un periódico
plenamente castrense, organizado por temáticas especializadas más que un diario noticioso.2

Durante la década de los años treinta del siglo XIX, México experimentó importantes
cambios políticos, a raíz de la búsqueda de consolidación del Estado-Nación. De igual forma
se vivieron transformaciones en la vida cultural, social y científica del nuevo país en los que
la prensa jugó un papel protagónico. Para 1833, a raíz de los conflictos suscitados un año
atrás y con motivo de las reformas impulsados por Valentín Gómez Farías, como medida
precautoria,

[…] se autoriza al gobierno para que invierta anualmente hasta la cantidad de


treinta mil pesos en el sostenimiento de periódicos que rectifiquen los extravíos
de la opinión pública e ilustren a los ciudadanos sobre los medios que los poderes
federales distan en el ejercicio de sus respectivas atribuciones.3

Sin embargo, se desconoce sí se destinó tal cantidad al sostenimiento de la prensa


oficial o se subsidió a los periódicos oficialistas, sobre todo después del cambio de régimen,

1
Petición de ministro de cajas reales Juan González Ferino al gobierno virreinal. Archivo General de la Nación
(en adelante AGNM), Instituciones coloniales, Indiferente virreinal, caja 2802, exp. 001; caja 5792, exp. 035;
caja 6127, exp. 055.
2
Rubén García, “Periodistas militares”, en Rafael Carrasco Puente, La prensa en México: Datos históricos,
México, UNAM, 1962, p. 98.
3
Relación de suscriptores y documentación relativa al periódico científico militar La Aurora. Departamento
del Interior, México, mayo 22 de 1833. Archivo Histórico de la Secretaria de la Defensa Nacional (en adelante
AHSDN), Operaciones militares, exp. XI/481.3/1771, año 1835-1842, fs.33

2
no obstante la autorización muestra la preocupación que el Estado manifestó hacia el rumbo
que pudiera tomar la opinión pública, de ahí que se considerara como el guardián de la misma
y buscara presentar las directrices que debían seguirse.

Para 1835 y por iniciativa del Ministerio de Guerra y Marina, se inició la publicación
de un periódico militar titulado Aurora. Periódico científico y militar, con la finalidad de
mejorar el funcionamiento del Ejército Mexicano y proveer de luces a los miembros de las
fuerzas armadas y a toda persona interesada en cultivar los conocimientos bélicos, de ahí su
nombre. Tal intención buscó proporcionar a los militares las herramientas para el
cumplimiento de sus obligaciones: el sostenimiento de las nuevas instituciones políticas y el
mantenimiento de la seguridad del país en todos los niveles.

Además de la intención declarada por parte de la publicación militar, en términos


educativos, el gobierno se apoyó en el periódico para difundir la idea del régimen centralista
como un sistema conciliador con todas las facciones, así mismo justificar la existencia del
propio ejército.

Generalidades de “Aurora”. Periódico científico y militar.

El periódico Aurora comenzó a editarse bajo el auspicio del recién instaurado


gobierno centralista, con el objeto de encaminar a los miembros de las fuerzas armadas hacia
el saber y la ilustración. Por tanto se puede decir que Aurora buscó llenar los espacios que
no alcanzó a satisfacer el sistema educativo militar formal y cubrir las carencias en la
enseñanza del soldado, así mismo se sostiene la idea de una publicación periódica como una
forma de profesionalización de las fuerzas armadas.

Es importante hacer notar que como medida de legitimación e institucionalización de


las sociedades científicas y literarias así como de las nuevas profesiones, en una época de
transformaciones implementadas por la burguesía, las publicaciones periódicas fueron
vitales, pues no solo se discutía o difundía el conocimiento, también se justificaba la
existencia de estas formas de organización social, así que “el conocimiento profesional, sin
embargo, es intelectual por naturaleza y capaz de ser preservado en la escritura… El contacto
entre los aspectos académicos y prácticos de una profesión se mantienen a través de los

3
periódicos, conferencias y la circulación de personal entre la práctica y la enseñanza”4, por
tal motivo, se considera la publicación militar también como un órgano legitimador de la
labor bélica de los hombres de guerra al poner al tanto a la población de los conocimientos
propios de la vida militar.

La publicación militar fue bimestral y constó solamente de cuatro números


correspondientes a los años de 1835 y1836, pues las nuevas ediciones se vieron truncadas
por falta de colaboradores y sobre todo por el conflicto con Texas, pero esto no impidió que
sus cuatro números fueran reeditados constantemente en los años siguientes, teniendo una
segunda época en 1853.5 Así mismo, se percibe en sus páginas la intención de continuar con
su publicación, por lo que se observan varios temas inconclusos y la propuesta de otros más,
por ejemplo, en una nota a pie de página del artículo “Indios Bárbaros” (impreso en el número
cuatro), el coronel Díaz Noriega mencionó su intención de abordar el tema de las compañías
presídiales en otro número.6

El periódico Aurora contó con un tiraje aproximado de 1000 a 1500 ejemplares,7


distribuidos en las diferentes oficinas gubernamentales, cuerpos, batallones del ejército8 y
suscriptores. Se sabe que para el segundo número se repartieron 1134 ejemplares y para el
número cuatro el tiraje fue de 1500, las diferentes unidades del ejército solicitaron 1013, pero

4
Samuel Huntigton, El soldado y el Estado. Teoría y política de las relaciones cívico-militares, Buenos Aires,
Argentina, Grupo Editorial Latinoamericano, 1995, p. 20.
5
Néstor Hernández Gómez y Silvino González, Apuntes para una bibliografía militar de México, 1536-1936,
recopilación de fichas bibliográficas hecha por los delegados de la Secretaría de guerra y marina, con ocasión
del primer Congreso bibliográfico, convocado por el Ateneo nacional de ciencias y artes de México, México,
Talleres gráficos de la nación, 1937, p.171.
6
José María Díaz Noriega, “Indios Bárbaros”, Aurora. Periódico Científico y Militar, Tomo I, no. 4, México,
Impreso por Ignacio Cumplido, 1835, p. 356.
7
Un ejemplo que puede ayudar a dimensionar el tiraje, lo proporciona Susana Delgado que presenta cifras
extremas que van de 155 ejemplares a 7000 del Diario de México, dependiendo la fuente; por su parte Ramón
Moreno presenta cifras que van de los 500 a 8000 ejemplares de la misma publicación y no mayor de 300
ejemplares de las publicaciones en las provincias, los dos autores cuestionan la veracidad de los datos y los
presentan como claro ejemplo de la práctica de inflar la información sobre el tiraje. Susana María Delgado
Carranco, Libertad de imprenta, política y educación: su planteamiento en el Diario de México, 1810-1817,
México, Instituto Mora, 2006, p.39-42; Ramón Moreno Alvarado, “El misterio de la prensa en Veracruz: los
tirajes en el siglo XIX y XX” en María Fernanda García de los Arcos (coords.), IV Coloquio. La prensa como
fuente para el análisis en las ciencias sociales, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2009, p. 505-
528.
8
Xochitl Martínez, “Prensa escrita, disciplinas escolares y libros en la educación científico-militar de México
(El Colegio Militar, 1823-1860)”, tesis de maestría, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2012, p.
38.

4
no se aclaró de que número.9 Por tal situación se puede decir que era un periódico de
importancia considerable al interior de las filas del ejército, más no así fuera de ellas.

También se emitió una circular en la que se ordenó la suscripción de todos los cuerpos
del ejército, con lo que se consiguió un público cautivo el cual aseguraba la reproducción del
cuadernillo, pero sin costo para la tropa.

[…] debiendo ser la suscripción de los cuerpos para dos ejemplares por compañía
y uno para la mayoría, descontándoseles su importe de sus presupuestos
mensuales en las comisarías por donde se les pagan sus haberes, cargándose en
los mismos cuerpos a los fondos que designen los señores inspectores, para que
sin grabar a la tropa con este gasto se les proporcionen los benéficos que debe
producirles la lectura y estudio de las materias científicas militares que trata el
periódico.10

El costo por subscripción era de seis reales en la ciudad y un peso en provincia, sin
cargo de envío, y por número suelto se cobraba un peso en la capital y diez reales en el
interior del país;11 se pretendía que con la venta de los ejemplares se cubrieran los gastos de
impresión. El costo de producción por número se registró en 1239 pesos, cuatro reales12
aproximadamente.

Cada periódico13 debía constituirse de doce pliegos como mínimo, pero por lo general
el cuadernillo se componía de 100 páginas en cuarto mayor (23 x 14 cms.), a dos columnas.
Los ejemplares podían adquirirse en la imprenta de Ignacio Cumplido, en la Administración
General de Correos, en la casa de José Gómez de la Cortina o en las comandancias generales,

9
El resumen de la relación es el siguiente: Infantería permanente y activa 652 ejemplares; Caballería
permanente y activa 295; Artillería 26, Zapadores 11; Inspectores, Direcciones y Tribunal de guerra 5, y
Comandancias generales y principales 24. Relación de suscriptores y documentación relativa al periódico
científico militar La Aurora, AHSDN, Operaciones militares, exp. XI/481.3/1771, año 1835-1842, f. 35.
10
Circular de Ignacio Alas, comisario general de México, transcribiendo las disposiciones del secretario de
Guerra y Marina, 13 de octubre de 1835. AGNM, Instituciones coloniales, Impresos oficiales, vol.62 exp. 1,
año 1835, f.6.
11
Para establecer un comparativo, Susana Delgado nos menciona que el costo por suscripción mensual del
Diario de México era de catorce reales y fuera de la capital el precio se incrementaba doce reales más. Susana
Delgado Carranco, Libertad de imprenta, política y educación, p.43.
12
El dato corresponde a los 1500 ejemplares que se imprimieron del no. 4 del periódico militar. Relación de
suscriptores y documentación relativa al periódico científico militar La Aurora. AHSDN, Operaciones
militares, exp. XI/481.3/1771, año 1835-1842, f. 117.
13
En toda la documentación consultada la publicación aparece con la denominación de periódico, haciendo
referencia a su condición serial, no obstante de que sus características lo asemejaban a una revista, recordando
el señalamiento de Fausta Gantús hacia la falta de homogeneidad en los formatos de los periódicos de la primera
mitad del siglo XIX.

5
principales y militares de la República,14 por supuesto para evitar complicaciones y retrasos
en la entrega de los ejemplares se acordó que los periódicos que eran enviados a los cuerpos
y batallones del ejército fueran distribuidos a través de las comandancias y los que eran
enviados a paisanos se entregaran por medio de correos.

Aurora fue una “publicación subvencionada por el gobierno orientada a la educación


de los militares”.15 En su título se simbolizó el afán de mejorar el desempeño de los miembros
de las fuerzas armadas al retomar los principios del enciclopedismo, la redención del hombre
por medio de la educación y la ciencia.16 Además, de contener un epígrafe en latín, de
Telémaco, que en su traducción versaba así: “afortunados aquellos que se divierten al
instruirse y que disfrutan cultivar su espíritu por medio de las ciencias”,17 con lo que se dejaba
en claro la finalidad e intención de la publicación militar.

Al ser un periódico “propiedad del gobierno”, se acompañó de decretos, leyes,


ordenanzas, circulares, promociones, pensiones y licencias correspondientes al periodo de la
publicación bimestral, así mismo se incluyó las noticias del reglamento de Monte Pio Militar
de 1830, el informe presentado en 1833 sobre la necesidad de la artillería volante, la contrata
de vestuario celebrada en 1832, la relación de las fuerzas armadas de 1835 y el proyecto de
reglamento para la administración y economía de los cuerpos del ejército.

El objetivo de Aurora giró en torno al mejoramiento de las condiciones culturales,


morales e ideológicas de los miembros del ejército con el firme propósito de cambiar
prácticas y costumbres consideradas perjudiciales para la vida política y social del país, por

14
Por ejemplo, el comandante general e inspector de los estados internos de oriente, Martín Perfecto Cos,
solicitó se le remitieran los 32 ejemplares correspondientes del periódico Aurora a la comandancia general y de
ahí distribuirlos a las compañías presídiales de Coahuila, Texas, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas.
Relación de suscriptores y documentación relativa al periódico científico militar La Aurora. Bejar, octubre 26
de 1835. AHSDN, Operaciones militares, exp. XI/481.3/1771, año 1835-1842, f. 111 y 112; Xochitl Martínez,
“Aurora, la comunión entre la ciencia y la guerra. El periódico militar como mecanismo de difusión e
instrucción de los conocimientos científicos en el ejército decimonónico mexicano” en Minerva Contreras
Alvarado, Avances en historia y estudios sociales sobre ciencia y la tecnología. México, Sociedad Mexicana
de la ciencia y la tecnología. A. C. 2012, p. 538.
15
María Esther Pérez Salas Cantú, “Los secretos de una empresa exitosa: la imprenta de Ignacio Cumplido” en
Laura Suárez de la Torre (coord.), Constructores de un cambio cultural, impresores, editores y libreros en la
ciudad de México, 1830-153, México, Instituto Mora, 2003 p. 160.
16
Lilia Vieyra Sánchez, “Significado y tradición: los nombres de los periódicos del siglo XIX” en Miguel Ángel
Castro, Tipos y caracteres: la prensa mexicana (1822-1855), México, Universidad Nacional Autónoma de
México, 2001, p. 59-70.
17
Miguel ángel Castro y Guadalupe Curiel, Publicaciones periódicas mexicanas del siglo XIX: 1822-1855,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2000, p. 41-42.

6
tanto se pretendió, por vía de la prensa, que los militares desempeñaran de la mejor manera
posible su profesión al cumplir con las leyes, colaborar en la estabilidad de las instituciones
y mantener la seguridad nacional, al desechar el método de la “revolución” como alternativa
de ascenso y reconocimiento sociopolítico, así como de obtención de riqueza, y que éstos
optaran por el recurso de la enseñanza como vía de ascenso.

La Junta Militar Redactora


El general José María Tornel, como ministro de guerra (1835), instruyó la formación
de una junta militar redactora la cual daría forma y vida al periódico Aurora. Tal junta se
conformó por un grupo de hombres de conocida capacidad intelectual, producto del
pensamiento ilustrado y funcionó como una autoridad en materia de conocimientos militares,
pues en ella se reunieron los personajes que se consideraron competentes para la toma de
decisiones, en lo concerniente a lo que un soldado debería saber y dominar en su profesión,
así como lo que debería proteger y respetar. A pesar de que ellos se proclamaran como faltos
de pericia en las labores de periodistas, maestros o escritores y “sí los militares redactores
accedieron a la elaboración de Aurora fue como un acto de obediencia a las órdenes emitidas
por el gobierno”.

Bien podía entenderse la junta como un órgano colegiado en el sentido de que los
individuos elegidos se reunieron para tomar medidas en función de lo que debían publicar y
cómo hacerlo, por tanto representaban al sector de su corporación. Por ende se puede
catalogar esta junta como un editor colectivo.

Se considera a la “Junta de Oficiales” como referente de la actividad desempeñada


por los militares congregados, pero se hace la acotación de que las juntas como organismos
para la resolución de problemas o toma de decisiones no fueron privativas del ejército, pues
las tenemos presentes en todas las actividades públicas como una forma de dar solución a los
problemas por las que fueron convocadas. En las Ordenanzas Militares de Carlos III, las
Juntas de Oficiales se debían celebrar al interior de los cuerpos cada vez que se necesitara
resolver cuestiones económicas o de cualquier índole que les afectara para la continuación
de sus ocupaciones.18

18
Ordenanzas Militares de Carlos III, p. 302.

7
Las determinaciones y conclusiones que alcanzaran los miembros reunidos, se tenían
que efectuar por la vía de la votación, pues tanto superiores como subordinados compartían
el proceso de consulta y las responsabilidades de las decisiones tomadas; pero la graduación
militar tenía mucho que ver en el orden para tomar la palabra y en el peso de las disposiciones.
[…] si los votos estuvieren divididos igualmente, de modo que la una mitad [sic]
sea de un dictamen, y la otra de otro diferente, prevalecerá la opinión del partido
en que haya más votos de los Jefes; pero en igualdad de votos, aún divididos
también los de los Jefes, superará el partido en que estuviere el primero de
estos[…] y firmarán todos[…], aun los que hayan sido de contrario dictamen,
respecto a que la pluralidad de votos es la que autoriza la resolución.19

Para entender un poco el funcionamiento interno de las juntas militares, en consideración


de quién manda y el cómo se tomaron providencias en las reuniones, se emplea como
referente lo expuesto por el coronel Luis Gazzouli en Reflexiones sobre el mando20 donde se
designa la contribución y “participación activa de los subalternos en la resolución de
situaciones propias del servicio” como mando por derivación, el cual permite un ejercicio
dinámico y flexible en la participación activa de los convocados, así como en la cooperación
y compromiso de los miembros de la junta creada específicamente para lograr el buen
funcionamiento interno del cuerpo, sin transgredir los límites impuestos por el propio
superior o jefe de la junta, pues en la autoridad recae la responsabilidad al ser la fuente de la
soberanía del mando.
El mando por derivación hace sentirse importante al subalterno y el
convencimiento de la propia importancia es causa del desarrollo de las propias
virtudes dinámicas que mueven a la acción. Sentirse importante es sentirse origen
de algo y tal sentimiento provoca el estado de obediencia dinámica […] el
superior logra verdaderos colaboradores, más que subalternos y esta idea de
colaboración indica conciencia de coparticipación. Lo que reviste de mayor
sentido comunitario a las cuestiones de grupo que se comparte […] obliga a
considerar a los subalternos como individuos de un conjunto y no como un
conjunto de individuos. 21

19
Ordenanzas Militares de Carlos III, p. 302.
20
Para esta investigación se usó la edición de 1994 de la colección de filosofía de la Biblioteca del oficial
mexicano publicada por la Secretaria de la Defensa Nacional.
21
Luis Gazzoli,, Reflexiones sobre el mando, México, Secretaria de la Defensa Nacional, 1994, tomo I,
Biblioteca del oficial mexicano, p. 61 y 62.

8
Este tipo de mando es considerando adecuado para cuestiones no trascendentales para la
marcha del grupo.22 De ahí que lo considere propicio para entender la dinámica interna en la
junta de redacción pues permitía a los miembros expresar sus opiniones en función de los
contenidos o formato de la publicación militar, del mismo modo, incluir o contar con
colaboradores no militares que enriquecieron la labor editorial del ejército.
Las reuniones de la “Junta Redactora” de Aurora estuvieron previstas para realizarse en
el Ministerio de Guerra. Según el general Rubén García, la fundación de la publicación corrió
a manos del coronel José Gómez, Conde de la Cortina, quien además fue su director.23 Sin
embargo, Miguel A. Casto y Guadalupe Curiel se apoyaron en el Diccionario Porrúa para
sustentar que el director y redactor responsable fue Ignacio Mora por haber firmado la
introducción de la publicación o Pablo Sánchez Villagrán.24
Ahora bien, debido a que no se podía pasar por alto la jerarquía ostentada por los
editores y colaboradores (militares) del periódico y que se buscó mantener en la junta militar
constituida para la edición de Aurora,25 y conforme a lo señalado por las ordenanzas
españolas, se tomaría en cuenta la antigüedad de cada uno de los vocales para el orden de
nombramiento así como para la asignación del presidente de la junta, lo que hacía poco
probable que Pablo Sánchez fuera considerado director de la publicación por el rango militar
que tenía en esos momentos y según la documentación consultada, en 1835, los generales
Juan Orbegoso y Vicente Filisola ocuparon el cargo de presidente de redacción y en 1841 el
coronel José María Díaz Noriega. El coronel Gómez de la Cortina era el encargado de la
tesorería del periódico y de la venta del mismo junto con Ignacio Cumplido.26

Si bien fueron pocos los números impresos del periódico militar, no así las personas
convocadas para formar parte de la junta. Se pueden distinguir por lo menos cuatro momentos
de cambio e integración de nuevos miembros. Los primeros convocados a formar parte de la

22
GazzolI, Reflexiones sobre el mando, p. 63.
23
García, “Periodistas militares”, p. 99; Mariana Riva Palacio Quintero, “El Conde de la Cortina: prensa e
historia” en Miguel Ángel Castro, Tipos y caracteres: la prensa mexicana (1822-1855), México, Universidad
Nacional Autónoma de México, 2001, p. 164.
24
Castro y Curiel, Publicaciones periódicas mexicanas del siglo XIX: 1822-1855, p. 41-42.
25
Al ser una corporación, es difícil distinguir con exactitud la función de cada una de los integrantes de la junta
del periódico militar, pues estos editores colectivos se encargaron de más de una actividad dentro de la
publicación. Véase Moisés Guzmán, “Hacedores de opinión: impresores y editores de la independencia de
México, 1808-1821”, Anuario Historia regional y de las fronteras, núm. 12, 2007, p. 42-43.
26
Relación de suscriptores y documentación relativa al periódico científico militar La Aurora. AHSDN,
Operaciones militares, exp. XI/481.3/1771, año 1835-1842, fs. 31, 50 y 68-69v.

9
comisión encargada de redactar el periódico militar fueron los generales Juan Orbegoso,
Eulogio Villaurrutia, Juan Andrade e Ignacio Mora y Villamil, el coronel José María Gómez
de la Cortina, los tenientes coronel Manuel Fernández Aguado y Joaquín Rangel, el Primer
ayudante Miguel Zincúnegui, el doctor José María Puchet y el abogado Antonio Barreiro,27
de los cuales sólo los generales Orbegoso y Mora, así como el teniente coronel Rangel
trabajaron en la edición de los primeros dos números del periódico, pues los demás miembros
se encontraron ausentes o muy ocupados con otras actividades del servicio que
obstaculizaron la redacción de los números subsecuentes.

En octubre de 1835, el general Orbegoso solicitó el aumento de miembros de la junta


para poder continuar con la publicación de Aurora; a la comisión se integraron los generales
Vicente Filisola, José María Tornel (de manera honorifica), Pedro Valdez y Lino José
Alcorta, así como el coronel José María Díaz Noriega, los tenientes coroneles Luis
Ormaechea y Miguel Azcarate, además del cirujano Pedro del Villar, director del Cuerpo de
Salud Militar;28 quienes se ocuparon de la publicación de los números tres y cuatro, lo cual
se puede apreciar en la variedad de firmantes de los artículos, sobre todo en el cuarto número.

Para 1841, se promovió la continuación de la publicación militar y ante la ausencia


por deceso de algunos de los miembros, se propuso la sustitución de Gutierrez, Mora, Valdez,
Villaurrutia, Fernandez Aguado y el licenciado Barreiro, por los militares Manuel Rodriguez
de Cela, Rafael y Jose María Espinosa, Ignacio Sierra y Rosso y Pedro García Conde, el
oficial de aduana de Matamoros Manuel Payno Bustamante, el profesor Pedro Escobedo y el
licenciado Francisco María de Lombardo; así mismo, se actualizaron las listas de suscriptores
para continuar con la impresión del periódico militar de corte educativo. También hicieron
una invitación a nuevos lectores para que adquirieran los ejemplares, pero sin lograr la
respuesta de años anteriores. Lo que habla de una suspensión de la publicación durante los
años de 1837 a 1840, reanudando la reimpresión de los números ya existentes, pero no así la
edición de nuevos, por lo que es muy probable que la publicación ya no tuviera el mismo
impacto ni los recursos con los que gozó en 1835. .

27
Dublan Y Lozano, Colección de la legislación mexicana, p. 47.
28
Relación de subscritores y documentación relativa al Periódico Científico Militar “La Aurora”, años 1835-
1842, AHSDN, Operaciones militares, exp. XI/481.3/1771, f. 65.

10
Pero ¿Quiénes eran estos militares y profesionales que plasmaron su visión sobre la
organización que debía darse al ejército? Por supuesto que algunos miembros de este grupo
son ampliamente conocidos y existen estudios que dan cuenta de sus extensas trayectorias
militares, políticas, culturales y hasta económicas, pero otros más resultan desconocidos.
Lo que sí queda claro es que fueron satanistas, en su gran mayoría o apoyaron el
proyecto gubernamental centralista y conciliador con tintes moralistas, dentro de este grupo
tenemos a importantes oradores que promovieron la figura de Santa Anna como el soporte
del orden público y social de la nación mexicana, así como el papel que estaba destinado al
ejército, hombres como Lino José Alcorta, Ignacio Sierra y Rosso, Rafael Espinoza, Joaquín
Rangel, hasta el mismo Tornel se distinguieron por sus discursos patrióticos en favor del
santanismo.29 Pero el descontento con el héroe de Tampico llevó a que varios de ellos fueran
perseguidos, como García Conde, o polarizaran su afecto hacia Santa Anna, como Vicente
Filisola y Guillermo Prieto, por lo tanto, la publicación militar perdió su fuerza, sobre todo
en la década de 1840.

En la documentación producida por la Junta Redactora no se especifica con claridad


la función de todos los miembros que la conformaron, pero sí se conoce quienes ostentaron
el cargo de presidente, como se mencionó en líneas anteriores, este puesto fue desempeñado
por los generales Filisola y Orbegoso, posteriormente por Díaz Noriega, quien también
aparece como redactor y encargado de la información que los diferentes departamentos o
dependencias del Ministerio de la Guerra, así como los editores, enviaban para que fuera
publicada, anteriormente ese servicio fue designado a Zincúnegui, el puesto de tesorero
recayó en Gómez de la Cortina y como secretario de la junta se encontró el capitán Sánchez,30
el resto de los comisionados debieron ser vocales, además de participar con algún artículo o
trascripción de documentos y fragmentos de libros que resultaran interesantes para la
profesión de las armas.

Todos los miembros se hallaron vinculados a dos ramas importantes dentro de la


organización del ejército: la jurídica, al formar parte de algún juzgado militar, en la
elaboración de códigos y recopilación de leyes como fue el caso del Catecismo Práctico

29
Brian Connaughton, Entre la voz de Dios y el llamado de la patria. Religión identidad y ciudadanía en
México, siglo XIX, México, Universidad Autónoma Metropolitana, FCE, 2010, p.252-279.
30
No se cuenta con datos de este personaje.

11
Criminal de Justicia Militar y que da cuenta de la existencia de una junta de redacción de
ordenanza en la que el capitán Sánchez fue su secretario31 o como delegados para la
recopilación y redacción de las leyes militares; y la educativa, como profesores o directivos
en escuelas militares de oficiales y tropa. Por lo que no es de extrañar que el contenido de
Aurora se pensara de carácter educativo y que contara con escritos que buscaron proveer
luces en materia jurídico-militar.

De este selecto grupo, Mora, García Conde, Rafael Espinosa y Rangel, establecieron
lazos con el sector académico militar, ellos formaron parte del personal docente o directivo
del Colegio Militar o redactaron y editaron libros de texto para la misma institución
educativa; Zincúnegui y Díaz Noriega hicieron lo propio en la Escuela Normal del Ejército
y en las escuelas de primeras letras para los soldados de tropa, Rodríguez de Cela en la
Academia de la Plana Mayor y Del Villar en la de Médico Militar.

Por su parte, Filisola fue presidente del Supremo Tribunal de Guerra y Marina,
Rodríguez de Cela fue fiscal, al igual que Mora. En 1837 se convocó una comisión encargada
de establecer una colección completa de leyes militares que estuvo integrada por Alcorta,
Sierra y Rosso, Díaz Noriega, José María Mendevil, el doctor Puchet y el licenciado
Lombardo, siendo este último presidente de la comisión,32

[…] y sus obligaciones poner en orden bajo el plan y método más fácil las
variaciones que han sufrido la ordenanza y la inserción de todas las cédulas y
pragmáticas y reales órdenes que no inserta el Colon: revisar el formulario para
la instrucción de causas, y proponer los medios que crea convenientes
legislativos, y gubernativos para establecer la jurisprudencia militar.33

Asimismo estos personajes, militares y paisanos, desempeñaron cargos públicos de


relevancia, algunos fueron diputados del Congreso General o Constituyente, senadores,
ministros, funcionarios públicos, jefes políticos, comandantes generales, miembros de la
Junta de Representantes o de Notables, estuvieron vinculados en actividades científicas y

31
Miguel María Azcarate, Catecismo Práctico Criminal de Justicia Militar, México, Imprenta del Águila, 1834.
Preliminares.
32
Basilio José Arrillaga, Recopilación de leyes, decretos, bandos, reglamentos, circulares y providencias de
los supremos poderes y otras autoridades de la república mexicana, tomo XIII, México, imprenta de J .M.
Fernández de Lara, 1839, p. 63.
https://www.scjn.gob.mx/normativa-nacional-internacional/recopilacion-arrillaga/tomos-1820-1864
33
Arrillaga, Recopilación de leyes, tomo XIII, p.63.

12
culturales, pues se hicieron presente en instituciones como el Colegio de Minería, en la
Sociedad de Geografía y Estadística, la Academia de Letrán y la Academia de la Lengua,
además de realizar publicaciones. También militaron en las logias masónicas, así que
existieron tanto yorkinos como escoses conviviendo en la junta. Además varios de ellos
formaron parte de la Sociedad Patriótica constituida para la defensa nacional contra Francia
en 1839.34

Es importante destacar que este grupo de hombres de guerra en su mayoría tuvo una
participación activa en el movimiento emancipador, pues “en 1821, muchos de los soldados
y oficiales expedicionarios españoles se unían con sus hermanos criollos americanos y con
Agustín de Iturbide y el Plan de Iguala,”35 ante las oportunidades que encarnaba el nuevo
país, un claro ejemplo de ello son el español Orbegoso, el italiano Filisola e Ihary. Algunos
de ellos fueron representantes de provincia en las cortes españolas y los menos, que no
murieron en las décadas de 1830 a 1850, se vieron involucrados en la Guerra de Reforma o
formaron parte del Segundo Imperio.
Pertenecieron a la generación del liberalismo ilustrado, nacidos en la última década
del siglo XVIII y principios del XIX, promotores de una renovación cultural de exaltación
de la patria a través de la literatura y la historia promovida por la identidad criolla, una
“rebelión romántica”, regeneradora utópica del espíritu del hombre y la unidad nacional,36
que pusieron en práctica, en la década de 1830, las ideas por las cuales lucharon y
militarmente pretendieron profesionalizar al ejército apoyados en las controversiales
ordenanzas borbónicas.
Los principios militares de este grupo se formaron al interior de las fuerzas realistas.
Iniciaron la carrera de las armas como cadetes de regimientos en cuerpos de los ejércitos

34
Extracto de las sesiones de la Sociedad Patriótica Promovedora de la Defensa Nacional convocada en
México, con motivo de la presente guerra de Francia, México, imprenta de Ignacio Cumplido, 1839.
https://books.google.com.mx/books?id=h8UqMnRlFv8C&pg=PA80&dq=sociedad+patriotica+para+la+defen
sa+nacional+contra+Francia&hl=es-
419&sa=X&ved=0ahUKEwix3fCnuYXfAhXKmq0KHR2OAikQ6AEIKDAA#v=onepage&q=sociedad%20p
atriotica%20para%20la%20defensa%20nacional%20contra%20Francia&f=false
35
Criston Archer, “Soldados en la escena continental: los expedicionarios españoles y la guerra de Nueva
España, 1810-1825” en Juan Ortiz Escamilla (coordinador), Fuerzas militares en Iberoamérica siglos XVIII y
XIX, México, El Colegio de México-El Colegio de Michoacán-Universidad Veracruzana, 2005, p.155.
36
Luis González, La ronda de las generaciones. Los protagonistas de la Reforma y la Revolución Mexicana,
México, SEP, 1984, p. 12-14; Pablo Mora, “Cultura letrada y regeneración nacional a partir de 1836”, en Laura
Suárez de la Torre, Miguel Ángel Castro, Empresas y cultura en tinta y papel: 1800-1860, México, Instituto
Mora, 2001, p. 385-393.

13
europeos o realistas acantonados en la Nueva España; interiorizaron e hicieron suyos los
“conceptos revolucionarios” de las reformas borbónicas,37 en su gran mayoría lucharon
contra la insurgencia y le pusieron fin al adherirse a las proclamas de Iturbide, contados casos
comulgaron con el movimiento emancipador desde sus inicios. Por tanto, procedían de la
élite criolla o eran peninsulares y extranjeros expedicionarios, por lo que se identificaron
ideológicamente con el liberalismo moderado y las políticas centralizadoras de los “hombres
de bien” de la década de 1830.
De los 31 personajes, entre editores, redactores y colaboradores del periódico militar,
siete no pertenecían a la profesión de las armas, ellos fueron Manuel Barrera, José María
Puchet, Antonio Barreiro, Pedro Escobedo y Francisco María de Lombardo quienes
desarrollaron sus talentos en la jurisprudencia, así como Manuel Payno y Bustamante y
Guillermo Prieto hicieron lo propio en las finanzas y las letras.
Referente a los militares que integraron la junta o colaboraron con remitidos para la
publicación, doce alcanzaron el grado de general antes de 1835 y los de menor graduación
eran tenientes coroneles, a excepción de Pablo Sánchez que fue el único capitán que formó
parte de este selecto grupo. Por último, dos de los militares miembros de la junta llegaron a
ostentar títulos de nobleza en algún periodo de su vida (Gómez de la Cortina y Mora).
Respecto a los colaboradores que enviaron sus escritos al periódico militar, solo se
pueden mencionar tres, un militares y dos civiles, poco se ha podido indagar sobre sus
trayectorias militares, profesionales o historias de vida. Por ejemplos, para el caso del
teniente coronel Alejandro Ihary se sabe que arribó a Nueva España con las fuerzas
expedicionarias de Javier Mina, fue un asiduo subscriptor de revistas literarias y formó parte
de la Sociedad Patriótica en 1839, ya con el grado de coronel, se le comisionó las
negociaciones, junto al coronel Cayetano Montero, para tratar el armisticio con Texas en
1844, pero fue removido por “haber desmerecido la confianza del gobierno” al excederse en
las facultades que se le confirieron para las negociaciones.38

37
Gabriela Tío Vallejo y Victor Gayol, “Hacia el altar de la patria”, en Juan Ortiz Escamilla
(coordinador), Fuerzas militares en Iberoamérica siglos XVIII y XIX, México, El Colegio de México-El Colegio
de Michoacán-Universidad Veracruzana, 2005, p.155.
38
Expediente militar del general Antonio López de Santa Ana, (1842-1877).
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020002350_C/1020002352_T3/1020002352.PDF

14
Por su parte, el caso de Guillermo Prieto39 llama la atención por la colaboración que
realizó pues corresponde a sus primeros años de escritor, en primer lugar el artículo lo firmó
como G.P.40 y siguiendo las consideraciones que afirma Almudena Mejía se le puede atribuir
a su autoría, además de que su escrito se avoca a una recomendación financiera para las
autoridades en favor del ejército.
Para concluir, quien se encargó de la impresión de la publicación de carácter oficial
fue ni más ni menos que el conocido en la industria editorial Ignacio Cumplido, que como
era ya costumbre encargarle la impresión de periódicos oficiales también se le dejó la
publicación de éste así como la venta del mismo en su establecimiento a toda persona
interesada que no necesariamente fuera militar.

Reflexiones finales

Es clara y manifiesta la intención que los miembros de la Junta Redactora plasmaron


en el periódico militar Aurora, se aprecia que fue un proyecto de la elite militar como
intelectual de la época que pretendió consolidar la educación de los hombres destinados a las
actividades bélicas, pero también es de hacer notar que en la década de los treinta del siglo
XIX existía expectación en el futuro del país que llevo a plantear la idea de consenso por
medio de la política santanista dentro de una república de corte centralista.

A estos personajes los vemos presentes y activos en la vida pública del país, de igual
forma acapararon los espacios de acción, lo que convierte a estos editores colectivos en un
grupo cerrado pese a la ilusión de flexibilidad que manifestaron en la forma de organizar la
junta y recibir colaboraciones, por supuesto que unos actores sobresalieron más que otros al
estar presentes en la publicación oficial, asimismo es de subrayar que la iniciativa fue de
índole gubernamental y no privada como ocurrió en posteriores épocas. Es claro que estos
hombres eran “todólogos” que tenían una fe inamovible en la educación y las leyes como
vectores que conducirían a la modernidad de la nación mexicana.

39
G.P., “Escaseces”, Aurora. Periódico científico y militar, Tomo I, no. 2, México, Impreso por Ignacio
Cumplido, 1835, p. 188-189.
40
Almudena Mejía Alonso, “Algunos pseudónimos de escritores mexicanos del siglo XIX”, Anales de
Literatura Hispanoamericana, no. 28, 1999, p. 1399-1412.
https://eprints.ucm.es/21640/1/Pseudonimos_mexicanos.pdf

15
JUNTA REDACTORA DEL PERIÓDICO LA AURORA
15 de mayo de 1835 22 octubre de 1835 (1840) 14 de diciembre de 1841
Gral. Juan Orbegoso Gral. Vicente Filisola Gral. Vicente Filisola Gral. Manuel Rodríguez
Gral. Eulogio Villaurrutia Gral. Juan Orbegoso Gral. Juan Orbegoso de Cela
Gral. Juan José Andrade Gral. Pedro Valdez Gral. Juan José Andrade Gral. Rafael Espinosa
Gral. Ignacio Mora y Gral. Eulogio Villaurrutia Gral. Ignacio Mora y Gral. José Ma. Espinosa
Villamil Gral. Juan José Andrade Villamil Gral. José Ma. Díaz
Gral. José Ma. Gómez de la Gral. Ignacio Mora y Gral. José Ma. Tornel Noriega
Cortina Villamil Gral. Lino José Alcorta Gral. Pedro García Conde
Tte. corl. Manuel Fernández Gral. José Ma. Tornel Gral. José Ma. Gómez de Gral. José Ma. Gómez de
Aguado Gral. Lino José Alcorta la Cortina la Cortina
Tte. corl. Joaquín Rangel Gral. José Ma. Gómez de Gral. Diputado, José Corl. Ignacio Sierra y
Primer ayudante general de la Cortina Ignacio Gutiérrez Rosso
la Plana Mayor del Ejército, Gral. Diputado, Ignacio Primer ayudante general Tte. corl. Miguel Ma.
Tte. corl. Miguel Zincúnegui Gutiérrez de la Plana Mayor del Azcarate
Dr. José María Puchet Corl. José Ma. Díaz Ejército, corl. José Ma. Oficial 3° de la Aduana
Lic. Antonio Barreiro Noriega Díaz Noriega Marítima de Matamoros,
Corl. Luis Ormaechea Corl. Miguel Ma. Manuel Payno Bustamante
Tte. corl. Manuel Azcarate Lic. Francisco Ma. De
Fernández Aguado Corl. Luis Ormaechea Lombardo
Tte. corl. Miguel Ma. Tte. corl. Joaquín Rangel Prof. Pedro Escobedo
Azcarate Tte. corl. Miguel
Tte. corl. Joaquín Rangel Zincúnegui
Tte. corl. Miguel Comandante de
Zincúnegui Escuadrón, capitán Pablo
Cirujano Pedro del Villar Sánchez
Dr. José María Puchet Dir. Del Cuerpo de Salud
Lic. Antonio Barreiro Militar, Pedro del Villar
Dr. José María Puchet

REDACTORES Y COLABORADORES DEL PERIÓDICO AURORA


Nombre No. De colaboraciones Números en los que
participó
Gral. Ignacio Mora y Villamil 15 e Introducción Todos
Gral. Lino José Alcorta 8 3
Tte. corl. Joaquín Rangel 5 2
Corl. José María Díaz Noriega 5 3y4
Tte. corl. Luis Ormaechea o 4 (1) 2y4
Gral. Juan Orbegoso* (3)
Cirujano del ejército Pedro del Villar 3 2, 3 y 4
Cap. Pablo Sánchez 3 4
Tte. corl. Miguel Zincúnegui 2 1
Corl. José Gómez de la Cortina 2 1y3
Gral. José María Espinosa 2 2y4
Corl. Miguel María Azcárate 2 3y4
Tte. corl. Alejandro Ihary 2 4

16
G. P. (Guillermo Prieto)41 1 2
Lic. Manuel Barrera 1 3
Gral. Vicente Filisola 1 4
TOTAL DE ARTÍCULOS 56
*Las participaciones que se encuentran firmadas con la letra O, presumiblemente correspondan al
general Orbegoso

ÍNDICE de artículos del periódico Aurora


• Materias (no. 1) • Materias (no.2)
Introducción.- Coronel D. Ignacio de Mora Idea del origen y progresos del arte de la guerra etc.-
Necesidad del ejército.- Primer Ayudante D. Miguel Teniente coronel D. Joaquín Rangel
Zincúnegui Primeros elementos para el arte de la guerra.- Rangel
Nociones militares. Datos.- Mora Principios generales del arte de la guerra.- Rangel
Campamentos.- Mora ARTILLERÍA. Sobre los alcances de las armas de fuego.-
Marchas.- Mora Rangel
Reconocimientos militares [traducción] Necesidades de la artillería volante.- Rangel
De la artillería de un ejército.- Mora Estrategia.- General de brigada D. José María Espinosa
Del modo que han de conducirse las tropas cuando deben Asalto a la plaza de Badajoz.- Traducido por O
retirarse al frente del enemigo.- Mora Uso de los toques de corneta.- O
Instrucción para que tire al blanco la infantería.- Mora Salud militar.- Gefe del cuerpo de la cirugía militar, D. Pedro
Instrucción para los capitanes y comandantes de compañía del Villar
relativa al modo con que deben manejarla.- Mora Continuación de la Historia antigua de México.- General de
Cuadro estadístico, político y moral del sistema militar de brigada D. Ignacio de Mora
Rusia.- Coronel D. José Gómez de la Cortina Reglas para cubrir la marcha de las tropas cerca del
Monte pio militar.- Zincúnegui enemigo.- O
Historia antigua de México.- Mora Escaseces.- Remitido
Ejemplo digno de imitarse.- Mora Extracto de leyes y órdenes circuladas en julio y agosto,
VARIEDADES- Urbanidad.- Mora ascensos, grados, retiros y pensiones de montepío
Anécdotas.- Mora concedidos en dichos meses.
Extracto de leyes y órdenes circuladas en mayo y junio,
ascensos, retiros y pensiones de montepío concedidos en
dichos meses.
• Materias (no. 4)
• Materias (no. 3) Auxilios.- Coronel D. Miguel María Azcárate
Establecimiento de cuerpos ligeros. Prefacio.- General D. Ayudante de campo.- Capitán D. Pablo Sánchez
Lino José Alcorta Banderas.- El mismo
Fuerza, vestuario y táctica de las tropas ligeras.- Id. Orden militar de la constancia.- Teniente coronel D. Luis
Del servicio exterior de los cuerpos y de la guardia de los Ormarchea
ejércitos.- Ídem. Vida de Federico II.- Capitán D. Pablo Sánchez
De los deberes que han de llenar el oficial comandante de Pathologia en general.- Director del cuerpo de salud militar,
una gran guardia o de otro puesto avanzado.- Id. D. Pedro del Villar
Descubiertas y reconocimientos.- Id. Indios bárbaros.- Coronel José María Díaz Noriega
Servicio de la tropa ligera en las disposiciones de ataque.- Arte de la guerra entre los romanos.- Remitido por el
Id. teniente coronel D. Alejandro Ihary
Servicio de las tropas ligera durante las batallas.- Id. Ejemplo memorable de fidelidad.- General D. Ignacio Mora
Id. id., después del combate.- Id. y Villamil

41
Almudena, Mejía Alonso, “Algunos pseudónimos de escritores mexicanos del siglo XIX”, p. 1399-1412.

17
Higiene militar.- Primer cirujano del ejército D. Pedro del Historia antigua de México.- El mismo
Villar Paralelo de Cartago y de Roma.- Remitido por el teniente
Honor militar.- Coronel D. Miguel María Azcarate coronel D. Alejandro Ihary
Discurso sobre indulto.- Remitido Remitido o Explicación del árbol sinóptico de las ciencias
Expedición de Nuevo México á Sonora.- sus notas, coronel militares.- Por el general D. José María Espinoza
D. José María Díaz Noriega Proyecto de un reglamento para el manejo económico de los
Contrata de vestuarios.- Id. cuerpos del ejército de la república mexicana.- General de
Historia antigua de México.- General D. Ignacio Mora y división D. Vicente Filisola
Villamil Relación de los ascensos, retiros y pensiones concedidas en
Relación de los cuerpos del ejército.- Coronel D. José María los cuatro meses de este año.
Díaz Noriega
Indios bárbaros.- Id.
Extracto de los decretos y órdenes circulares
Relación de los ascensos, retiros y pensiones concedidas en
los cuatro meses últimos del año.

Bibliografía General

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19
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Ignacio Cumplido” en Laura Suárez de la Torre (coord.), Constructores de un cambio
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Tío Vallejo Gabriela y Gayol, Victor, “Hacia el altar de la patria”, en Juan Ortiz Escamilla
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