Los valores son una serie de principios que guían la forma de
comportarse un individuo o una sociedad. Se trata de creencias, no de certezas y por ese motivo cambian con las épocas, en las diferentes e incluso hay diferencias entre los distintos individuos. Prosiguiendo nuestro análisis acerca de los valores, hoy estudiaremos sus características, entre las que se citan la dependencia, la polaridad, la cualidad y la jerarquía. Estableceremos también la distinción entre valores y bienes, conceptos que hoy tienden a confundirse. Finalmente, a partir de todo lo que hemos visto hasta aquí, haremos una breve reflexión acerca de la crisis de valores que aqueja a nuestro tiempo. El proceso de valoración del ser humano incluye una compleja seria de condiciones intelectuales y afectivas que suponen: la toma de decisiones, la estimación y la actuación. Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar de otras, al formular metas y propósitos personales. Las valoraciones se expresan mediante creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de valor y acciones. Desde el punto de vista ético, la importancia del proceso de valoración deriva de su fuerza orientadora en aras de una moral autónoma del ser humano. Capacidad: Reconoce las características de los valores. La dependencia Los valores necesitan plasmarse en bienes para concretizarse, ya que no existen por sí mismos. Por eso se dice que son dependientes, es decir, necesitan un depositario u objeto en que apoyarse. Sin los objetos, los valores son meras posibilidades. Los valores son las cualidades o propiedades de los depositarios, llamados bienes. Por ejemplo, la belleza de una escultura, la elegancia de un vestido, la utilidad de un vehículo, etc. El valor no es un elemento ni agrega cosas, tampoco confiere ser a una cosa, es una especie de cualidad no esencial para la existencia del objeto. La escultura sigue siendo un objeto o bien sin la cualidad de la belleza. La polaridad La polaridad consiste en que los valores se presentan desdoblados en un valor positivo y el correspondiente valor negativo. La polaridad encierra los dos valores límites: bueno malo (moral), verdadero falso (ciencia.), bello feo (arte). Al primer término de toda valoración se le llama valor positivo; al segundo, valor negativo, disvalores, antivalores o contravalores. La cualidad Los valores son totalmente independientes de la cantidad y por eso no pueden establecerse relaciones cuantitativas entre las cosas valiosas. Por ejemplo, el amor es un valor que no se puede cuantificar; una cualidad que no se puede determinar numéricamente. ¿Cuánto ama una madre a su hijo?, o ¿cuánto quiere la esposa al marido? La jerarquía Valorar no es sólo optar entre un valor y el correspondiente disvalor; no consiste en la opción tajante entre extremos excluyentes; no es sólo establecer la diferencia entre bien y mal. Valorar es también definir prioridades jerarquías, gradaciones. Es lo que llamamos jerarquía de los valores. Esto significa que los valores se presentan de acuerdo con una gradación: hay valores inferiores y valores superiores. Los valores superiores pueden pasar a ser inferiores por razones circunstanciales. Por ejemplo, para un árabe extraviado en el desierto una fruta de coco puede ser más valiosa que una bolsa de perlas, porque en ese momento no le sirven para nada. Así, el valor circunstancial de los objetos reales depende de la estimación que se tenga de ellos.
Distinción entre valores y bienes
Los bienes son objetos en los que se depositan cualidades valiosas. Por ejemplo, una estatua, un gesto, una sentencia, un cuadro, un acto moral, un libro, etc. Los valores y bienes se encuentran ligados, pero a pesar de estar muy relacionados, existe una diferencia entre ellos: los bienes, objetos reales, cambian de una época a otra y de un lugar a otro; mientras que los valores, entes inmutables, son de siempre y para siempre. Por ejemplo, Las Meninas, de Picasso son muy diferentes desde el punto de vista de su concepción estética y de su estilo de Las Meninas, de Velázquez, porque son bienes relativos e históricos; pero no sucede lo mismo con el valor belleza, que sería una entidad ideal, existente al margen de los productos históricos. La crisis de valores Lo importante, además de conocer o intuir lo valioso, es ponerlo en práctica. Cuando los valores elevados no se realizan o se postergan, cuando no existe una conciencia de la dignidad humana, surge lo que se llama una crisis de valores. La crisis de valores es algo que se da en la sociedad de nuestro tiempo. Vivimos una época de grandes convulsiones morales que alcanzan todos los órdenes de la existencia humana y que en el campo del espíritu ha determinado una confusión de ideas y valores. En palabras del filósofo Adolfo Sánchez: Hoy nuestra civilización se rige por los valores materiales y parece no interesarle los valores humanos. La inteligencia llegó a crear una admirable técnica sin precedente en la historia, y ha sido tan desproporcionado el crecimiento y tan maravillosos los resultados que bien pronto su creador los elevó, de medios que eran, a la categoría de fines. Todas las actividades de la vida y la cultura han sufrido a causa de este equívoco. Adquirimos las cosas con el puro afán de poseerlas, las adquirimos para tenerla. Al consumir las cosas, perdemos contacto con la realidad. Por ejemplo, con una botella de cerveza bebemos la imagen de la bella y sensual rubia del anuncio. De esta manera, consumir es esencialmente satisfacer fantasías artificialmente estimuladas, una creación de la fantasía ajena a nuestro ser real y concreto. Pero la crisis de los valores plantea promover cambios, alternativas para un mejor desarrollo moral, verdaderamente humano. Al reflexionar sobre los problemas de la crisis de valores, cobramos conciencia y tenemos el deber de pugnar por un mundo mejor. Prosiguiendo nuestro análisis acerca de los valores, hoy estudiaremos sus características, entre las que se citan la dependencia, la polaridad, la cualidad y la jerarquía. Estableceremos también la distinción entre valores y bienes, conceptos que hoy tienden a confundirse. Finalmente, a partir de todo lo que hemos visto hasta aquí, haremos una breve reflexión acerca de la crisis de valores que aqueja a nuestro tiempo.
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