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7 El Señor le dijo: -He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra
los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. 8 “Y he bajado a librarlos de los egipcios, a
sacarlos de esta tierra para llevarlos a un tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y
miel, el país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos. 9 la queja de
los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios.
Sal 7,10-12: 10 ¡Que se acabe la maldad de los impíos! Tú que sondeas las mentes
Dios Altísimo, que salva a los rectos de corazón. 12 Dios es un Juez justo y puede
irritarse en cualquier momento.
Sal 9,5-8: “5 porque tú defendiste mi derecho y mi causa, sentándote en el trono
como justo Juez. Guímel 6 Escarmentaste a las naciones, destruiste a los impíos y
Sal 11,7: 7 Porque el Señor es justo y ama la justicia, y los que son rectos verán su
rostro.
Para Israel la justicia es la respuesta de Dios a los hombres en clave de salvación.
Cuando el pueblo, el pobre o el afligido claman por salvación, Dios responde
obrando justicia.
La justicia hace parte de la Revelación de Dios.
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Dios tiene una necesidad ineludible de intervenir al ver la opresión y escuchar el
grito del pobre (oprimido)
Cuando el pueblo surja en Canaán, Dios será considerado como el Defensor de los
oprimidos
La primera acción de Dios hacia el pueblo es la de un Juez justo.
El hombre Justo/Injusto
Jeremías 22, 13-16: 13 ¡Ay del que edifica su casa con injusticia, piso a piso,
quebrantando el derecho! Hace trabajar de balde a su prójimo sin pagarle el salario.
14 piensa: Me construiré una casa espaciosa con salones aireados, abriré ventanas,
la revestiré de cedro, la pintaré de bermellón. 15 ¿Piensas que eres rey porque
compites en cedros? Si tu padre comió y bebió y le fue bien, es porque practicó la
justicia y el derecho; 16 hizo justicia a pobres e indigentes, y eso sí que es
conocerme -oráculo del Señor-.
La monarquía de Israel, no querida por Dios y pedida por el pueblo, tienen pacto
con los egipcios para evitar la invasión de otros pueblos. Pero luego los asedia
asiria, babilonia, Persia, Grecia y Roma. Israel es un pueblo sometido.
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La monarquía de Israel es un fracaso, como el caso del rey Joaquín.
Practicar la justicia
“Mi pueblo se ha obstinado en el mal (Por lo tanto, debería alejarlo de mí, por su injusticia).
No obstante, ¿podría tal vez abandonarte? ¿Podría arrojarte y entregarte a los otros? Dentro
de mí, mi corazón se remueve y mi interior se estremece de compasión. No, no desfogaré
mi cólera, porqué soy Dios, no soy un hombre, soy el Santo en medio de ti y no vendré a ti
en la cólera del castigo”.
Recapitulando
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Dios exige una conducta justa: exenta de impiedad, iniquidad, y violencia.
Is 45, 8: 8 ¡Destilen, cielos, desde lo alto, y que las nubes derramen la justicia! ¡Que
se abra la tierra y produzca la salvación, y que también haga germinar la justicia!
Yo, el Señor, he creado todo esto.
Dios aparece como el justo y que da la salvación, la justicia de Dios es educación
misericordia, perdón, salvación, No es punitiva
en mi brazo. 6 ¡Levanten sus ojos hacia el cielo y miren abajo, a la tierra! Sí, el
cielo se disipará como el humo, la tierra se gastará como un vestido y sus habitantes
morirán como insectos. Pero mi salvación permanecerá para siempre y mi justicia
ultrajes. 8 porque la polilla se los comerá como a un vestido, como a lana, los
consumirá la tiña. Pero mi justicia permanece para siempre, y mi salvación, por
todas las generaciones.
Dios exige la justicia, como la no violencia.
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Un Dios que nunca es indiferente al sufrimiento, al injusto lo mira con
estupefacción, no con la destrucción. Diferente a nuestra mirada punitiva, incluso
vengativa. Que el pueblo no logra entender, pues Dios ama al malvado incluso
confía en su cambio existencial.
La acción profética
Los profetas denuncian toda forma de injusticia y corrupción. La acción profética,
tiene 5 acciones, anunciar, denunciar, animar, consolar y acompañar.
En la literatura sapiencial, Dios siempre está a favor del que sufre. La salvación esta
para aquellos que con sinceridad buscan a Dios.
Sal 118, ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! 2 Que lo
diga el pueblo de Israel: ¡es eterno su amor! 3 Que lo diga la familia de Aarón: ¡es
eterno su amor! 4 Que lo digan los que temen al Señor: ¡es eterno su amor! 5 En el
conmigo: no temeré; ¿qué podrán hacerme los hombres? 7 El Señor está conmigo y
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Pobreza ocasionada por la manipulación y alienación de personas ingenuas.
Pobreza por marginación, discriminación y vulneración de la dignidad.
Sobre estos el justo clama justicia a Dios, el cual interviene haciendo justicia.
La literatura veterotestamentaria habla de pobres, significando la carencia de
diferentes tipos; así el en AT hay un proceso pedagógico, informando que las
victimas de la injusticia no reaccionan con violencia, sino que se refugia en el Dios
justo.
La raíz de toda injusticia, es normalizar lo que no es normal, lo que genera injusticia
generacional, es un problema muy visible en nuestro país, pues los niños aprenden
desde pequeños que tomar provecho de los demás (ser vivo, ser abeja, la
corrupción) normalizando la injusticia. En Israel termino en una crisis de las
instituciones, ahora Fontibón esta llamada a terminar esta espiral de normalización
de la injusticia.
Periodos de la injusticia social en Israel.
El exégeta Eugenio Lákatos distingue tres periodos de injusticia y desigualdad
social en Israel.
1. Desigualdad social en la época del nomadismo
2. Agudización de la crisis en el sedentarismo
3. Esperanza en el post exilio.
Las diferencias sociales crearon iniquidad, discriminación y corrupción. Los
latifundios crearon también injusticia social. Que fue denunciada por los profetas.
Dt 10, 17-18: 17 porque el Señor, su Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los
señores, el Dios grande, valeroso y temible, que no hace acepción de personas ni se
Sal 5, 9-10 9 Guíame, Señor, por tu justicia, porque tengo muchos enemigos:
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08/07/2020
El justo atiende a la causa de los pobres, el malvado no comprende nada Prov 29,7
El justo no confía desmedidamente en sí mismo, es consciente de sus luces y
sombras. Por tanto, es capaz de respetar, dignificar y favorecer al “otro”.
El injusto es autorreferencial, no conoce sus limitaciones, anhela el poder; no busca
servir, sino satisfacer sus necesidades, someter y dominar.
En los salmos hay una verdad incontrovertible: todo ser humano en algún momento
de su vida experimenta algún tipo de pobreza. Algunos por sus carencias,
enfermedad o por la injusticia y exclusión.
Sal 4, 2 Hijos de hombres, ¿hasta cuándo cambiaréis mi honra en deshonra? ¿Hasta
cuándo amaréis la vanidad y buscaréis la mentira?
Sal 40,4-5 4
Cuán bienaventurado es el hombre que ha puesto en el SEÑOR su
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confianza, y no se ha vuelto a los soberbios ni a los que caen en falsedad. Muchas
son, SEÑOR, Dios mío, las maravillas que tú has hecho, y muchos tus designios
para con nosotros; nadie hay que se compare contigo; si los anunciara, y hablara de
ellos, no podrían ser enumerados.
Sal 78, 21-22 21
Por tanto, al oírlo, el SEÑOR se indignó; un fuego se encendió
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contra Jacob, y aumentó también la ira contra Israel, porque no creyeron en Dios,
ni confiaron en su salvación.
El autosuficiente tiene su deseo de poder, no confía en nada, llega a decir “no hay
Dios”, victimiza al pobre sin remordimiento, que pone en manifiesto la iniquidad, y
la autosuficiencia del injusto.
En los salmos descubrimos que todo hombre es pobre, en algún momento de su
vida. Diferente a la pobreza espiritual en la que no hay cabida la injusticia.
El salmo 9
Para el director del coro; sobre Mut-laben. Salmo de David. Alabaré al SEÑOR con todo
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mi corazón. Todas tus maravillas contaré; en ti me alegraré y me regocijaré; cantaré
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alabanzas a tu nombre, oh Altísimo. Cuando mis enemigos retroceden, tropiezan y
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perecen delante de ti. Porque tú has mantenido mi derecho y mi causa; te sientas en el
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trono juzgando con justicia. Has reprendido a las naciones, has destruido al impío, has
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borrado su nombre para siempre jamás. El enemigo ha llegado a su fin en desolación
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eterna, y tú has destruido sus ciudades; su recuerdo ha perecido con ellas. Pero el SEÑOR
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permanece para siempre; ha establecido su trono para juicio, y juzgará al mundo con
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justicia; con equidad ejecutará juicio sobre los pueblos. Será también el SEÑOR baluarte
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para el oprimido, baluarte en tiempos de angustia. En ti pondrán su confianza los que
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conocen tu nombre, porque tú, oh SEÑOR, no abandonas a los que te buscan. Cantad
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alabanzas al SEÑOR, que mora en Sion; proclamad entre los pueblos sus proezas.
Porque el que pide cuentas de la sangre derramada, se acuerda de ellos; no olvida el clamor
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de los afligidos. Oh SEÑOR, ten piedad de mí; mira mi aflicción por causa de los que
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me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte; para que yo cuente todas
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tus alabanzas, para que en las puertas de la hija de Sion me regocije en tu salvación. Las
naciones se han hundido en el foso que hicieron; en la red que escondieron, quedó prendido
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su pie. El SEÑOR se ha dado a conocer; ha ejecutado juicio. El impío es atrapado en la
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obra de sus manos. Los impíos volverán al Seol, todas las naciones que se olvidan de
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Dios. Pues el necesitado no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los afligidos
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perecerá eternamente. Levántate, oh SEÑOR; no prevalezca el hombre; sean juzgadas las
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naciones delante de ti. Pon temor en ellas, oh SEÑOR; aprendan las naciones que no son
sino hombres.
Es un canto de acción de gracias y liberación
El justo suplica por tres tipos de pobres: oprimido, inocente (humilde y afligido) y
el pobre material (indigente)
El protagonista indiscutible es Dios caracterizado antropomórficamente como el
juez justo.
Se solicita de Dios la atención en tres aspectos: intervención en la historia, no
olvidar el grito del inocente y levantar a los que sufren de su situación.
Las crisis, nos permiten ver nuestras debilidades y nos hacen sensibles a las
debilidades de los demás.
La apatía y la indiferencia ante el sufrimiento de los demás nos ubica
peligrosamente al lado del injusto, y nos adentra en la mediocridad del que sabe
hacer y no hace. El que quiera ejercer la justicia ha de identificar su debilidad y no
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caer en la indiferencia y la apatía, que no lleva a la mediocridad, que desdibuja
nuestra identidad misional.
Pagano, es el extranjero, el que no es del pueblo de Israel, este salmo lo reprende a
diferencia del injusto que lo destruye.
Una de las principales acciones de la justicia es visibilizar el sufrimiento, acción
clave, luego vendrá lo demás. De lo contrario estaremos contribuyendo a la
injusticia, por ser cómplices de normalizar lo que no es normal.
El protagonista del salmo
Es Dios, como Juez justo, también aparece como refugio, fortaleza y defensa.
Al pobre y afligido se le pide solo una cosa, “Conocer el nombre del SEÑOR”, el
que lo conoce tiene garantizada su protección inmediata; el que lo conoce es
consciente de la presencia de Dios y eres capaz de invocarlo.
El nombre de Dios no es solo un conocimiento, es adentrarse a su ser, define buena
parte de las teologías del AT, sobre todo el pensamiento sapiencial, por con el ora,
vive. Cuando el pobre conoce el nombre del SEÑOR puede invocarlo.
La actitud del “Pobre”
Ante el despliegue de misericordia divina, al “Pobre oprimido” sólo se le pide una
actitud comprometedora e ineludible: “Conocer el nombre del Señor”
Quiénes “conocen el nombre de Dios”, tienen asegurada su protección continua.
“Conocer el nombre del Señor”, es recordar la teofanía del monte Horeb. Equivale a
vivir en clave de alianza y justicia (recuerdo permanente de no obrar con violencia)
Resonancia Salmo 12
Para el director del coro; sobre una lira de ocho cuerdas. Salmo de David. Salva, SEÑOR,
porque el piadoso deja de ser; porque los fieles desaparecen de entre los hijos de los
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hombres. Falsedad habla cada uno a su prójimo; hablan con labios lisonjeros y con doblez
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de corazón. Corte el SEÑOR todo labio lisonjero, la lengua que habla con exageración;
a los que han dicho: Con nuestra lengua prevaleceremos, nuestros labios nos defienden;
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¿quién es señor sobre nosotros? Por la desolación del afligido, por los gemidos del
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menesteroso, me levantaré ahora, dice el SEÑOR; lo pondré en la seguridad que anhela.
Las palabras del SEÑOR son palabras puras, plata probada en un crisol en la tierra, siete
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veces refinada. Tú, SEÑOR, los guardarás; de esta generación los preservarás para
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siempre. En torno se pasean los impíos, cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los
hombres.
Súplica de carácter universal
El orante reflexiona en el contexto de la condición humana y su fragilidad, atento a
los diferentes tipos de pobreza, e injusticia social, la mentira, la difamación.
El horizonte contextual del salmo es oscuro, predomina la zozobra y el pesimismo,
una manera de combatir la injusticia es sembrar la esperanza en tiempos de
desesperanza, a ejemplo del profeta Isaías.
Es una sociedad donde abunda el caos y la crueldad.
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Desde la reflexión poético sapiencial de Israel, sólo hay dos posibilidades: buscar a
Dios y encontrar la verdad, la justicia y el sentido de vida o negarlo y caer en el
sinsentido.
Pr 15 7-10: 7 Los labios de los sabios esparcen conocimiento, pero no así el corazón
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de los necios. El sacrificio de los impíos es abominación al SEÑOR, mas la
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oración de los rectos es su deleite. Abominación al SEÑOR es el camino del
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impío, y Él ama al que sigue la justicia. La disciplina severa es para el que
abandona el camino; el que aborrece la reprensión morirá.
El actuar del necio es abominable a los ojos del SEÑOR, el que vive la incoherencia
entre lo que dice creer y su actuar, pues vive sin Dios, le permite ejecutar cualquier
tipo de injusticia.
La expresión “no hay Dios” es un desprecio por la vida como don y por ende la
máxima corrupción e injusticia.
El explotador no tiene escrúpulos al momento de causar sufrimiento.
El corazón del injusto contumaz está fragmento confuso
El peligro para el inocente es inminente y enorme.
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El pobre que suplica en el momento de peligro, cuando experimenta la injusticia,
debe tener como premisa fundamental que la salvación (justicia) y refugio que
proviene exclusivamente de Dios, requieren el reconocimiento de la fragilidad de lo
humano y la necesidad de ayuda. Sin esta premisa el orgullo se impondrá e
inutilizará toda ayuda. Tanto para recibir justicia como para ejercerla la humildad y
conocimiento de uno mismo son esenciales.
El verdadero solidario ha desarmado el corazón, y se siente necesitado de Dios, que
lo defiende de la auto referenciación. Pues nunca se siente superior o inferior a
nadie, se conoce a sí mismo
El salmo 40
Para el director del coro. Salmo de David. Al SEÑOR esperé pacientemente, y El se
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inclinó a mí y oyó mi clamor. Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso;
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asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos. Puso en mi boca un cántico nuevo, un
canto de alabanza a nuestro Dios; muchos verán esto, y temerán, y confiarán en el SEÑOR.
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Cuán bienaventurado es el hombre que ha puesto en el SEÑOR su confianza, y no se ha
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vuelto a los soberbios ni a los que caen en falsedad. Muchas son, SEÑOR, Dios mío, las
maravillas que tú has hecho, y muchos tus designios para con nosotros; nadie hay que se
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compare contigo; si los anunciara, y hablara de ellos, no podrían ser enumerados.
Sacrificio y ofrenda de cereal no has deseado; has abierto mis oídos; holocausto y ofrenda
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por el pecado no has requerido. Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está
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escrito de mí; me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está dentro de mi corazón.
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He proclamado buenas nuevas de justicia en la gran congregación; he aquí, no refrenaré
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mis labios, oh SEÑOR, tú lo sabes. No he escondido tu justicia dentro de mi corazón; he
proclamado tu fidelidad y tu salvación; no he ocultado a la gran congregación tu
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misericordia y tu verdad. Tú, oh SEÑOR, no retengas tu compasión de mí; tu
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misericordia y tu verdad me guarden continuamente, porque me rodean males sin
número; mis iniquidades me han alcanzado, y no puedo ver; son más numerosas que los
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cabellos de mi cabeza, y el corazón me falla. Ten a bien, oh SEÑOR, libertarme;
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apresúrate, SEÑOR, a socorrerme. Sean avergonzados y humillados a una los que buscan
mi vida para destruirla; sean vueltos atrás y cubiertos de ignominia los que se complacen en
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mi mal. Queden atónitos a causa de su vergüenza los que me dicen: ¡Ajá, ajá!
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Regocíjense y alégrense en ti todos los que te buscan; que digan continuamente:
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¡Engrandecido sea el SEÑOR! los que aman tu salvación. Por cuanto yo estoy afligido y
necesitado, el Señor me tiene en cuenta. Tú eres mi socorro y mi libertador; Dios mío, no te
tardes.
Dios al mismo tiempo que escucha, libera. En la mente de Dios ya está presente la
intención de salvar, antes de que el pobre pida auxilio.
La seguridad de la actuación de Dios, está garantizada con el símil de la “roca
sólida”
Dios siempre está dispuesto a liberarnos de la esclavitud del pecado, debemos afinar
el oído para escuchar su voz y la mejor forma es el silencio exterior e interior.
Salmo 40 es un ejemplo claro de la justicia de Dios, Jesús hace lo mismo en los
evangelios, todo renace de nuevo, queda atrás el pecado, queda la alegría de ser
tocado por el Señor, nunca hecha en cara al pecador, y ve en el pecador un hombre
con infinitas posibilidades de realizarse en el presente.
Un Dios que se inclina para escuchar que pone su atención a los gritos, y al tiempo
que escucha y libera. El hombre a su vez debe estar presto a escuchar mediante al
silencio externo e interno.
El área de trabajo como misioneros de la justicia, también abarca a la personas que
viven en soledad, y sin alegría. La imagen de un Dios que canta, es una fuerte
referencia del paso de la tristeza a la alegría, a la espiritualidad de la comunión;
pues la alegría hay que compartirla.
Resonancias Salmo 68
Levántese Dios; sean esparcidos sus enemigos, y huyan delante de El los que le aborrecen.
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Como se disipa el humo, disípalos; como la cera se derrite delante del fuego, así perezcan
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los impíos delante de Dios. Pero alégrense los justos, regocíjense delante de Dios; sí, que
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rebosen de alegría. Cantad a Dios, cantad alabanzas a su nombre; abrid paso al que
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cabalga por los desiertos, cuyo nombre es el SEÑOR; regocijaos delante de Él. Padre de
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los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su santa morada. Dios prepara un hogar
para los solitarios; conduce a los cautivos a prosperidad; sólo los rebeldes habitan en una
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tierra seca. Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo, cuando marchaste por el
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desierto, tembló la tierra; también se derramaron los cielos ante la presencia de Dios; el
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Sinaí mismo tembló delante de Dios, el Dios de Israel. Tú esparciste lluvia abundante, oh
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Dios, tú fortaleciste tu heredad cuando estaba extenuada. Los de tu pueblo se
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establecieron en ella; en tu bondad, oh Dios, proveíste para el pobre. El Señor da la
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palabra; las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud: Los reyes de los
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ejércitos huyen; sí huyen, y la que se queda en casa repartirá el botín. Cuando os acostáis
en los apriscos, sois como alas de paloma cubiertas de plata, y sus plumas de oro
resplandeciente.
“Se levanta Dios y se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia quienes lo
odian”.
Es un himno de victoria donde el pueblo celebra el nombre del Señor, no se trata de
una divinidad desconocida y proyectada, YHWH es el Señor que entró en la historia
para comunicarse y hacer justicia en favor de los débiles y excluidos.
Por lo general en las diferentes religiones es el hombre es el que busca las
divinidades, en cambio para el pueblo de Israel es diferente, pues es Dios el que
toma la iniciativa, incluso pareciera casi que le rogara al hombre. Esto es fuente de
lo distinto del pueblo de Israel.
A Dios ningún sector de la sociedad le resulta desconocido o indiferente, es un Dios
siempre atento al devenir de la historia de los hombres, repara pobrezas, es el Justo
por excelencia.
Si queremos ser justos, hay que levantar la voz frente a las opresiones, las
desigualdades, pero hay que ir más allá, gestionando dinamismo, comunidades
sensibles a las pobrezas del hombre sin distinguir ningún sector de la sociedad,
ricos, pobres, creyente o no.
Hacer justicia en medio de la pobreza, que permite el espacio teofánico y poderlo
ver sin morir. Por medio de acciones prácticas, como levantar la voz, conociendo el
devenir de la historia, luego ser catalizadores de Dios para reparar las pobrezas que
hay, ejecutando justicia, la de Dios. Que se revela como el padre del huérfano,
protector de la viuda y el extranjero, al que ningún sector le es indiferente.
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El salmista en la estrofa de 68, 20-21 comunica una intuición bastante profunda:
“Bendito sea el Señor día tras día: Dios, nuestro salvador, nos alivia. Nuestro Dios
es un Dios salvador, el Señor, mi Dueño, nos libra de la muerte”.
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El hombre que acoge el reinado de Dios, es un justo y como tal, debe proteger a
toda costa los derechos de los humildes y oponerse a toda forma de corrupción.
El justo debe dar los elementos para que el reino de Dios (que es el accionar de Dios
en la historia) se entreteja en la sociedad, canalizando la violencia, generando la no
violencia, protegiendo el derecho de los humildes, oponerse a la explotación,
denunciar la corrupcióny tomar distancia del mercantilismo. El que acoge el reino
de Dios, ha de trabajar por escenarios de promoción humana.
El salmo 74
Masquil de Asaf. Oh Dios, ¿por qué nos has rechazado para siempre? ¿Por qué se enciende
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tu ira contra las ovejas de tu prado? Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste
desde los tiempos antiguos, la que redimiste para que sea la tribu de tu heredad, y de este
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monte Sion donde has habitado. Dirige tus pasos hacia las ruinas eternas; todo lo que hay
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en el santuario lo ha dañado el enemigo. Tus adversarios han rugido en medio de tu lugar
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de reunión; han puesto sus estandartes por señales. Parece como si alguien hubiera
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levantado el hacha en espeso bosque. Y ahora, toda su obra de talla hacen pedazos con
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hachas y martillos. Han quemado tu santuario hasta los cimientos; han profanado la
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morada de tu nombre. Dijeron en su corazón: Arrasémoslos por completo. Han quemado
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todos los santuarios de Dios en la tierra. No vemos nuestras señales; ya no queda profeta,
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ni hay entre nosotros quien sepa hasta cuándo. ¿Hasta cuándo, oh Dios, blasfemará el
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adversario? ¿Despreciará el enemigo tu nombre para siempre? ¿Por qué retiras tu mano,
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tu diestra? ¡Sácala de dentro de tu seno, destrúyelos! Con todo, Dios es mi rey desde la
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antigüedad, el que hace obras de salvación en medio de la tierra. Tú dividiste el mar con
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tu poder; quebraste las cabezas de los monstruos en las aguas. Tú aplastaste las cabezas
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de Leviatán; lo diste por comida a los moradores del desierto. Tú abriste fuentes y
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torrentes; tú secaste ríos inagotables. Tuyo es el día, tuya es también la noche; tú has
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preparado la lumbrera y el sol. Tú has establecido todos los términos de la tierra; tú has
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hecho el verano y el invierno. Acuérdate de esto, SEÑOR: que el enemigo ha
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blasfemado, y que un pueblo insensato ha despreciado tu nombre. El alma de tu tórtola
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no entregues a la fiera; no olvides para siempre la vida de tus afligidos. Mira el pacto,
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SEÑOR, porque los lugares tenebrosos de la tierra están llenos de moradas de violencia.
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No vuelva avergonzado el oprimido; alaben tu nombre el afligido y el necesitado.
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Levántate, oh Dios, defiende tu causa; acuérdate de cómo el necio te injuria todo el día.
No te olvides del vocerío de tus adversarios, del tumulto de los que se levantan contra ti,
que sube continuamente.
Un colectivo sufre la violencia de la guerra. Se trata de un lamento comunitario, en
medio del caos sienten que Dios les ha abandonado.
Experimentan un tipo de pobreza negativa existencial y espiritual: la orfandad de
Dios, no dudan de su existencia, sino de su presencia en la historia.
De las dificultades y en situación límite, algunos experimentan una pobreza
positiva, sentirse necesitados cada vez más de Dios, lo que permite reconocer la
fragilidad, ser sensibles al dolor. Están en el camino de la justicia.
La orfandad de Dios, como duda de la presencia y acción de Dios en la vida, es uno
de los elementos de la pobreza existencial, que no consiste en dudar de la existencia
de Dios, y es peligros por que puede llevarte a dudar de la misericordia de Dios.
Pero tiene la ventaja de llevarlo a la crisis, pues ayuda a evitar el letargo.
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Los salmistas han internalizado tanto la experiencia de un Dios justo y
misericordioso, que no hablan como filósofos o teólogos, sino como místicos.
Sal 136, muestra la eterna misericordia de Dios, tiene algunos elementos claves
como son la misericordia, la clemencia, la justicia divina, amor, ternura, fidelidad,
gracia, servicio, entrega, magnanimidad, paternidad, justicia.
La justicia en Jesús
La justicia y la misericordia de Jesús se revela en sus palabras y gestos. Su vida es
la praxis permanente de la Justicia de Dios. En Él se cumple toda la ley y los
profetas.
Jesús en los evangelios narra al Dios justo y misericordia (binomio inseparable) en
el cual, Él mismo confiaba, como Hijo de la Alianza.
El evangelio según san Mateo, es un escrito para los judíos, pero hay que tener
cuenta a cuáles, al parecer de las comunidades de Antioquía, Jesús envía este
mensaje “Si vuestra justicia no supera la de escribas y fariseos, no entran en el reino
de los cielos” no es una justicia del precepto, ha de pasar por el corazón y la razón.
Jesús les dice a los fariseos que han de cumplir la plenitud de la ley, es decir como
Jesús, y no como la interpretación oral de la literatura Inter testamentaria.
Los evangelios presentan la misericordia de Jesús como superior a todo tipo de
justicia humana.
Jesús rompe la relación procesal “Delito-Castigo”. Para Jesús al delito debe seguir
la Misericordia: “Setenta veces siete” (Mt 18,22), es decir, hasta el infinito de
Justicia Misericordiosa de Dios.
La proclama de la Buena Nueva implica anunciar el nuevo binomio: Misericordia-
Perdón. En la oración los capacita para ser justos, “el Padre Nuestro”.
Mt 6, 12-15: 12
"Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos
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perdonado a nuestros deudores. "Y no nos metas en tentación, mas líbranos del
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mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén."
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Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre
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celestial os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco
vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones.
La justicia en los Evangelios
La justicia en el AT y en los Evangelios, no es meritocracia y un ejemplo de ellos es
la parábola de los “trabajadores de la viña” (Mt 20, 1-16)
Aquella parábola sintetiza los que según Jesús es la Justicia que quiénes creen en Él
deben: vivir, anunciar, aplicar y defender.
La justicia de Jesús está centrada en “los pobres” en su amplio campo semántico.
La justicia y los pobres en Mateo.
Las bienaventuranzas son el principio y el fundamento del mensaje de Jesús. Es el
itinerario de la praxis del cristiano. Son teleológicas.
En Mateo antes de toda discusión acerca de la ley, están las Bienaventuranzas,
como condición esencial para entender la puesta en práctica de la Justicia de Dios.
Por ser la proclamación del Don de Dios, son incluyentes no como la ley del
judaísmo que eran excluyentes.
Las Bienaventuranzas Mateo
Mt 5,1-10: Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus
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discípulos se acercaron a Él. Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
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Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
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Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. Bienaventurados los
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humildes, pues ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
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justicia, pues ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos
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recibirán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
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Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es
el reino de los cielos.
Mateo formula “las Bienaventuranzas” en tercera persona, es decir, haciendo
referencia a todos los pueblos: “Bienaventurados los pobres”.
Lucas en cambio las formula en segunda persona, se refiere a los discípulos.
“Bienaventurados vosotros, los pobres, porque es vuestro…” (Lc 6,20-21)
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Las Bienaventuranzas y la Justicia en Mateo tienen un alcance universal. Por eso el
católico para hacer su examen de conciencia ha de basarse en las Bienaventuranzas.
Dicho de paso, se ha de propiciar el cambio de paradigma en la catequesis, y hacer
más énfasis en las bienaventuranzas.
Las Bienaventuranzas como proclama mesiánica
Las bienaventuranzas en Mateo son una resignificación de la Justicia
Son Kerigma de salvación para todo tiempo (escatología de presente). Con las
Bienaventuranzas Jesús hace presente el Reino de Dios.
El Objeto del proyecto de Jesús es que todo creyente sea feliz y viva la justicia con
entrañas de humanidad.
Las bienaventuranzas son performativas, es decir que cambian a los que las aceptan.
Realizan lo que dicen. El que recibe la gracia de Dios, tiene que volverse Gracia
para los demás, ha de ser transparencia del don recibido.
Las ocho Bienaventuranzas.
Felices los pobres de Corazón, porque el reino de los cielos les pertenece.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los desposeídos, porque heredarán la tierra.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia.
Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque se llamarán hijos de Dios.
Felices los perseguidos por causa del bien, porque el reino de los cielos les
pertenece.
Tenemos una estructura de sentido completa.
Estas Bienaventuranzas se dirigen a dos tipos de personas: a los más pobres,
aquellos que sufren hambre y opresión, y a los que ayudan a los pobres.
Ofrecen un mensaje universal, valida para todo tiempo y lugar.
Se puede afirmar que estas sentencias de Jesús que llaman a la felicidad, son el
corazón del evangelio cristiano.
El programa de vida integral de los que creen y siguen a Cristo.
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“Dichosos los pobres de Espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” Mt 5,3
Estos pobres son los ptojoi. A diferencia de otras personas de pocos recursos, pero
que pueden mantenerse con esfuerzo y trabajo, el ptojoi es aquel que no tiene nada,
es el mendigo.
Generalmente son individuos de mala fama, así que no se puede decir sin más, que
son pobres espirituales.
Estos pobres carecen de todo y son espacio teofánico para que los creyentes se
encuentren con Dios en los pliegues de la vida y hagan justicia.
Aquellos que pudiendo ser ricos, asumen voluntariamente la pobreza en la
solidaridad, y en servicio a los demás. San Pablo hace referencia 2 Cor 8, 9, pone de
modelo a Jesús muchas veces. “Porque conocéis la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a vosotros se hizo pobre, para que
vosotros por medio de su pobreza llegarais a ser ricos.”
“Pobres de Espíritu”
Los “pobres” tienen una connotación, otorgada por el genitivo “De Espíritu”. Es
decir, que su pobreza no es sólo de tipo material, sino sobre todo en un plano
espiritual, de conocimiento o de riqueza interior.
En este sentido, son pobres los que carecen de conocimiento de la ley, siendo
necesitados de instrucción- formación. Otro escenario para hacer justicia.
Son pobres de mente y conocimiento y pueden ser manipulados: el “débil”.
“Dichosos los que sufren, porque ellos serán consolados” Mt 5,4
Mateo parece referirse a aquellos que han aprendido a ser conscientes del
sufrimiento y aunque no es deseable, pero sí inevitable, lo convierten en una
oportunidad de maduración. Es un escenario para aplicar la justicia, ya sea
suprimiendo el sufrimiento o encausándolo a la resiliencia.
No se trata de un llanto piadoso, menos del mal llamado “don de lágrimas”; Dios no
quiere ver sufrir a nadie. Se trata del llanto real que brota del dolor y de la necesidad
humana.
“Dichosos los mansos, porque ellos heredarán la tierra” Mt 5,5
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Es un Macarismo propio de Mateo. Es una recreación del estilo Jesuánico: pobre y
pacífico, sin poder económico, sin imponer y sin fama social, es capaz de
transformar la vida de la gente y enriquecer a los pequeños.
Transforma la injusticia de la pobreza en justicia de vida y oportunidad abierta al
futuro.
Con esta Bienaventuranza, Mateo da inicio a la utopía de la pacificación universal.
Una utopía de presente.
“Dichosos los que tienen hambre y sed de Justicia, porque ellos serán saciados” Mt 5,6
Mateo denomina a este tipo de pobres: “Hambrientos y Sedientos de Justicia”. Los
carentes de comida serán dichosos, cuando los segundos hambrientos y Sedientos
actúen.
Los “Hambrientos y Sedientos de Justicia” don de tipo mesiánico, aquellos que
serán capaces de entregar su vida por otros. Harán justicia para minimizar las
necesidades básicas de los que sufren.
Los “Hambrientos y Sedientos de Justicia” son los que desean y se preparan para el
establecimiento del Reino de Dios.
El apóstol es llamado y enviado y su característica es hacer presente a Jesús.
“Dichosos los Misericordiosos, porque ellos recibirán Misericordia” Mt 5,7
Están vinculados al Dios de Israel, quien en la Biblia se presenta como “Clemente y
Misericordioso”; son sus portavoces, actúa a través de ellos en la historia.
Serán capaces de compartir la vida con otros, creando espacios de gratuidad y
bienestar y repeliendo todo tipo de injusticia.
Sentir Misericordia, hacer Misericordia, equivale a experimentar a Dios en la vida,
de forma transformante. El auténtico seguidor de Jesús se caracteriza por la importa
de la “Misericordia”.
“Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” Mt 5,8
La limpieza de corazón pretende hacer que el creyente supere las inconsistencias de
la fragilidad humana. De esta forma el “limpio de corazón” es habilitado para el
servicio solidario a los más necesitados, a quiénes han sido víctimas del sistema
religioso.
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Los seguidores de Jesús deberán vencer los ritualismos externos, las impurezas
judías para vivir la novedad del Evangelio.
El limpio de corazón se siente libre, irradia libertad y genera espacios de libertad,
que contrarrestan los espectros de violencia y opresión.
“Dichosos los constructores de Paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” Mt 5,9
Los hombres de Paz, serán quiénes ayuden a instaurar el Reino de Dios.
La paz de Jesucristo, la Paz de sus seguidores, no es política ni militar. Es aquella
que permite recuperar la dignidad de los que han sido marginados de la sociedad.
Es la paz mesiánica que generará nuevos hombres y mujeres hacedores de paz, no
violentos, garantes de la auténtica justicia que elimina desigualdades de todo tipo.
Promover la justicia divina es promover los hacedores de paz. La espada mesiánica,
rompe un tipo de imposiciones sociales, que comienza en casa y que se ha de abrir a
toda la humanidad.
“Dichosos los perseguidos por la justicia (injusta), porque de ellos es el Reino de Dios “ Mt
5,10
La recompensa de los que practican la Justicia será el Reino de Dios.
Las Bienaventuranzas inician mencionando a los “pobres de Espíritu” y culminan
afirmando a los “perseguidos por la justicia”. Los dos tipos de personas – la
transformación espiritual y existencial: los que al inicio aparecían como pobres de
espíritu, son los que ahora buscan, encuentran y luchan por la Justicia de Dios y son
perseguidos por la justicia humana, en ocasiones corrupta.
Las bienaventuranzas nos trazan un camino de humanidad, una vez superada la
injusticia aquellos que la sufrieron tienen que convertirse en justos, y han de ayudar
a extender el camino de humanización del evangelio.
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