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CAMPO MAGNÉTICO TERRESTRE

1. PRÓLOGO

La historia de la ciencia conocida nos dice que hasta el


siglo XVI el hombre no se planteó que la Tierra se
comportaba como un gigantesco imán. Desde entonces,
diversos científicos se aplicaron al estudio del magnetismo
terrestre, contribuyendo de manera fundamental a aumentar
el conocimiento y la comprensión de este fenómeno. En
esta monografía intentamos mostrar lo que representa el
campo magnético terrestre y su relación con la existencia
de vida en este planeta, en el pasado, en el presente y en el
futuro.

Si a algo debemos agradecer nuestra existencia en este planeta como sociedad avanzada es
al campo geomagnético. Desde el origen de la vida, ha protegido los ecosistemas terrestres
de las radiaciones cósmicas y otras agresivas emisiones exteriores como los rayos
ultravioleta solares. Más adelante, los humanos, en un intento de imitar a la naturaleza
aprendimos a guiarnos con la ayuda del campo geomagnético usando las brújulas, así como
algunas aves usan materiales ferromagnéticos en la punta de sus picos para seguir el campo.

Los estudios del campo geomagnético tienen una gran historia en particular, ya que es
importante para la navegación. El campo geomagnético y sus variaciones en el tiempo son
nuestro modo más directo de estudiar la dinámica del núcleo. Las variaciones del campo
geomagnético con el tiempo son la base para la ciencia del paleomagnetismo y de muchos
descubrimientos, a finales de los años 50, que dieron nuevos e importantes impulsos al
concepto de tectónica de placas. El magnetismo también juega un gran rol en la geofísica
de exploración en la búsqueda de depósitos de metales y minerales.

Ante la ancestral duda de ¿Qué hacemos aquí?, sigue inevitablemente la cuestión de por
qué el “lujo” de tener un campo magnético que nos protege del exterior y del que carecen
otros planetas, sin ir más lejos, de nuestro propio sistema solar. Convivimos con él y se ha
aprovechado su presencia en infinitud de problemas de ingeniería pero, ¿De dónde viene?
La cuestión no es en absoluto sencilla pues no disponemos de herramientas para la
observación directa del núcleo terrestre, donde germina este campo. La alta conductividad
de los mantos presentes entre el núcleo y la superficie debilita cualquier campo
electromagnético que pretendamos medir proveniente del núcleo. En este trabajo buscamos
arrojar algo de luz sobre el problema, recopilando algunos modelos y planteando las
incógnitas que cautivaron a los anteriores investigadores en este tema.

2. INTRODUCCIÓN

3. DESARROLLO
3.1. ORIGEN DEL CAMPO MAGNÉTICO TERRESTRE
La Tierra crea a su alrededor un campo magnético semejante al que produciría un
imán con forma de barra colocado cerca de su centro. Los polos magnéticos no
coinciden con los polos geográficos. En la actualidad, el polo norte magnético y el
polo sur geográfico distan entre sí unos 1.300 km, mientras que el polo sur
magnético y el polo norte geográfico distan unos 1.200 km entre sí. Además, las
posiciones de los polos cambian con el tiempo, habiendo sufrido incluso unas
cuatro inversiones completas en los últimos 4.5∗106 años a un promedio de una
cada 106 años. La evidencia de estos acontecimientos la han proporcionado las
rocas de basalto que, al contener hierro, guardan recuerdo de la dirección del
campo magnético en el momento en el que solidificaron.

El campo magnético terrestre se originó con los movimientos de metales líquidos


en el núcleo del planeta. Dicho campo se extiende desde el núcleo, atenuándose
progresivamente en el espacio exterior. A su vez, provoca efectos
electromagnéticos en la magnetosfera y nos protege del viento solar. Además,
también permite fenómenos muy diversos, como la orientación de las rocas en las
dorsales oceánicas, la magneto-recepción de algunos animales y la orientación de
las personas mediante brújulas.
Hacia el siglo XII los chinos ya habían desarrollado la técnica lo suficiente como
para utilizar la brújula para mejorar la navegación, pero Alexander Neckham fue el
primer europeo en conseguir desarrollar esta técnica en 1187. En el siglo XV, el
físico inglés de la corte de Isabel I, William Gilbert, publicó la obra titulada “De
magnete”, considerada como el primer tratado en magnetismo. Gilbert talló un imán
en forma de bola y estudió la distribución del campo magnético en su superficie.
Encontró que la inclinación del campo en este imán esférico coincidía con lo que se
sabía acerca de la distribución del campo terrestre. De este experimento concluyó
que la Tierra era un gigantesco imán esférico. Posteriormente, los expertos en
geomagnetismo observaron que, tomando en cuenta la declinación, la mejor
representación del campo terrestre sería un imán esférico cuyo eje de rotación
estuviera desviado unos 110º del eje geográfico de la Tierra.

La declinación magnética en un punto de la tierra es el ángulo comprendido entre el


norte magnético local y el norte verdadero (o norte geográfico). En otras palabras,
es la diferencia entre el norte geográfico y el indicado por una brújula (el
denominado también norte magnético). Por convención, la declinación es
considerada de valor positivo cuando el norte magnético se encuentra al este del
norte verdadero, y negativa si se encuentra al oeste. El término variación magnética
es equivalente al de declinación y es empleado en algunas formas de navegación,
entre ellas la aeronáutica. Las curvas de igual valor de declinación magnética se
denominan curvas Isogónicas; entre ellas, aquéllas que poseen un valor nulo se
denominan curvas agónicas. Una brújula ubicada en una posición comprendida en
una curva agónica apuntará necesariamente al norte verdadero, ya que su
declinación magnética es nula. La declinación magnética no tiene siempre el mismo
valor, ya que depende del lugar en el que se ubique, llegando a variar sensiblemente
de un lugar a otro. Por ejemplo, un viajero que se mueva desde la costa Oeste de
Estados Unidos a la costa Este puede sufrir una variación de la declinación
magnética de entre veinte y treinta grados.
Como sabemos, un campo magnético se produce con el movimiento de las cargas
eléctricas, tal como ocurre, por ejemplo, en un imán: donde se produce cuando se
mueven los electrones que tienen carga negativa. El verdadero origen del campo
magnético de la Tierra aún no se ha logrado entender en un 100%, pero de algunas
cosas estamos seguros, en gran parte, gracias a Elsasser.

Walter Maurice Elsasser (1904–1991), físico estadounidense de origen alemán, fue


el primero en sugerir que la rotación de la Tierra crea, en el núcleo de hierro
fundido, lentos remolinos que giran de oeste a este, generando una corriente
eléctrica.

Este proceso crea el equivalente a un imán interno, que se extiende hacia el norte y
al sur, y que es responsable del campo magnético terrestre, orientado a lo largo de
su eje de rotación, de modo que los polos magnéticos están situados muy cerca de
los polos geográficos norte y sur.

En el año 1939, Elsasser propuso la teoría de la existencia de corrientes parásitas en


el núcleo líquido del planeta, cuya existencia se confirmó más tarde gracias a las
exploraciones que se llevaron a cabo mediante el empleo de satélites artificiales.

3.2. MAGNETÓSFERA
La magnetósfera es la capa más exterior y extendida de la Atmósfera Terrestre que
protege al planeta de las partículas cargadas de energía contenidas en el viento
solar, y que son perjudiciales para la vida en la tierra.

La magnetósfera terrestre es una región alrededor del planeta tierra en la que el


[campo magnético] del planeta hace que se desvíe la mayor cantidad del viento
solar evitando que las partículas cargadas de energía subatómica que viajan con el
mismo, penetren en su totalidad en nuestra atmósfera.

En los polos magnéticos hay existen zonas donde el Campo Magnético


Terrestre penetran en su interior, parte de las partículas cargadas son conducidas
sobre la atmósfera superior produciendo un fenómeno llamado Aurora boreal o
austral, este fenómeno también ha sido observados en Júpiter y Saturno. Las
partículas del viento solar que son detenidas por la magnetósfera forman
los Cinturones de Van Allen. Todos los planetas con campo magnético
como, Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano, y Neptuno tienen una magnetósfera
propia.

La magnetósfera actúa como un escudo que protege a la atmósfera más próxima a


la Tierra de la radiación iónica. Se trata de la misma forma de radiación peligrosa
que irradian algunos elementos radiactivos como el uranio. Sin la magnetósfera la
radiación iónica destruiría toda forma de vida en el planeta tierra.

Si la magnetósfera no fuera capaz de desviar o detener el gran flujo de partículas


solares, los equipos de radio, telecomunicaciones, control de los satélites, así como
los GPS podrían sufrir interrupciones o mal funcionamiento.

Mediante el estudio con satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA) y chinos,


científicos han podido determinar que la extensión de la magnetósfera oscila
debido a la actividad solar extrema que la comprime y modifica la composición de
los iones. Los científicos continúan haciendo estudios para saber cómo estos
cambio influyen en las orbitas de los satélites.

4. CONCLUSIONES

Desde luego, el origen del campo magnético terrestre es aún una incógnita. Aunque
se han conseguido crear modelos a partir de la sencilla idea de la geodinamo
capaces de predecir las inversiones como el de Glatzmaier y Roberts dependientes
del tiempo y con consistencia temporal, estos aún no tienen en cuenta la interacción
con cuerpos externos como la luna, ni irregularidades superficiales de la tierra.
Además, tampoco pueden ajustar sus parámetros exactamente, ya que sigue siendo
un misterio la naturaleza de la fuente de energía del sistema. No obstante, este
último modelo numérico ha marcado un hito al haber permitido tender el puente
entre la geofísica y el paleomagnetismo. Se tienen las ecuaciones y resta ajustar los
parámetros correctamente; un modelo suficientemente fiel a la naturaleza del campo
y sus inversiones del que falta extraer los detalles acerca de sus primeros orígenes.
Seguramente, los avances en tecnologías de investigación geológica y el desarrollo
de computadores más y más potentes nos permitirán resolver modelos del campo
geomagnético de forma mucho más precisa.

5. BIBLIOGRAFÍA

 Matt Miller. (2017). Geofísica de la tierra sólida. Recuperado 3 diciembre, 2017, de


http://www.mttmllr.com/geoTS_files/geo_ts_cap3.pdf

 Origen del campo magnético terrestre. (2001, 12 mayo). Recuperado 3 diciembre,


2017, de: https://www.vix.com/es/btg/curiosidades/2011/01/08/origen-del-campo-
magnetico-terrestre
 Hector Jardón Sánchez. (s.f.). EL ORIGEN DEL CAMPO MAGNÉTICO
TERRESTRE. Recuperado 3 diciembre, 2017, de
http://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/10651/42637/1/Origen_Campo_Magnetic
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 ¿Qué sabemos realmente del magnetismo terrestre? (s.f.). Recuperado 3 diciembre,


2017, de https://oldcivilizations.wordpress.com/2011/03/03/¿que-sabemos-
realmente-del-magnetismo-terrestre/

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