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LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

Magistrado Ponente

SL4222-2017
Radicación n.° 44643
Acta 07

Bogotá, D. C., primero (1) de marzo de dos mil


diecisiete (2017).

Se resuelve el recurso de casación interpuesto por


LUCÍA DEL SOCORRO ECHEVERRI URIBE, contra la
sentencia dictada el 27 de agosto de 2009 por la Sala
Laboral del Tribunal Superior de Medellín, en el proceso que
promovió contra la CAJA NACIONAL DE PREVISIÓN
SOCIAL, CAJANAL. E.I.C.E.

I. ANTECEDENTES

Ante el Juzgado Trece Laboral del Circuito de Medellín,


la hoy recurrente persiguió que la caja demandada fuera
condenada a reajustarle el monto inicial de la pensión de
jubilación que le reconoció, teniendo en cuenta todo lo
devengado durante el último año de servicios; y a pagarle

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los intereses moratorios sobre los pretendidos reajustes,


junto con la indexación de las sumas adeudadas o, en su
defecto, el concepto que de los dos anteriores le resulte más
favorable.

Adujo para ello, en suma, que al calcular la base


salarial para liquidar la prestación reconocida mediante
Resolución 014870 de 28 de diciembre de 1994, y
reliquidada por Resolución 000430 de 26 de enero de 1996,
por los servicios prestados a “la nación (I.C.B.F.) durante más de
20 años y por la edad”, la demandada no le tuvo en cuenta

todos los factores salariales devengados en el último año de


servicios, como primas de servicio, vacaciones y navidad,
bonificación por compensación y por recreación, por lo que
el valor de la mesada pensional resultó inferior al que
realmente correspondía, afectando igualmente el de los
siguientes reajustes legales, debiendo, en consecuencia,
procederse a su reliquidación y pago, incluyendo intereses
de mora e indexación.

La CAJA NACIONAL DE PREVISIÓN SOCIAL,


CAJANAL. E.I.C.E., al contestar, no aceptó los hechos de la
demanda y en su defensa alegó que la pensión reconocida a
la actora era la llamada ‘pensión gracia’ (sic), “que se otorga a
los maestros territoriales de las escuelas oficiales con veinte años de
servicio y 50 de edad, de conformidad con la ley 114 de 1913, que no
obstante estar a cargo del Tesoro Nacional se causa sin estar afiliado a
la caja nacional de Previsión Social, es decir sin que se requiera aportes
a esta”. Propuso las excepciones previas de falta de
integración del litisconsorcio por pasiva y falta de

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jurisdicción; y de fondo, de prescripción e inexistencia de la


obligación.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Fue proferida el 11 de abril de 2008, y con ella el


Juzgado Primero Laboral (de Descongestión) del Circuito de
Medellín declaró probada la excepción de prescripción y, en
consecuencia, absolvió a la demandada de las pretensiones
de la actora, a quien impuso el pago de las costas.

III. SENTENCIA DEL TRIBUNAL

La alzada se surtió por apelación de la demandante y


terminó con la sentencia atacada en casación, mediante la
cual el Tribunal de Medellín confirmó la de su inferior, con
fundamento, esencialmente, en el criterio asentado por la
Corte en sentencia de 15 de julio de 2003, rad. 19557, y
reiterada en sentencia de 5 de diciembre de 2006 --sin
número de radicación--, respecto de la prescriptibilidad del
derecho a la reliquidación de la base pensional por omisión
en los factores salariales que la componen. Ello, por cuanto
no obstante haberse reconocido a la actora la pensión en
enero de 1996, la respectiva reclamación sobre la presunta
omisión de alguno de los factores de su base de liquidación
se hizo el 29 de octubre de 2003, es decir, “después de haber
transcurrido más de tres años entre la fecha de reconocimiento de la
pensión y aquella en que formuló su petición de reliquidación a
Cajanal”.

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IV. EL RECURSO DE CASACIÓN

Propuesto por la actora, concedido por el Tribunal y


admitido por la Corte, se procede a resolver.

En la demanda con la que lo sustenta, que no fue


replicada, la recurrente solicita a la Corte que case la
sentencia impugnada, revoque la de primer grado y en su
lugar acceda a los pedimentos de la demanda inicial.

Para ello formula un cargo que se resolverá enseguida.

V. ÚNICO CARGO

Acusa la sentencia por aplicar indebidamente los


artículos 488 del Código Sustantivo del Trabajo y 151 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social; y por
infringir directamente los artículos 1, 36 y 136 del Código
Contencioso Administrativo, y 228 de la Constitución
Política.

La demostración del cargo se dirige, básicamente, a


cuestionar el entendimiento que el Tribunal, siguiendo la
jurisprudencia trazada por la Corte, le dio a las normas que
regulan la figura de la prescripción en los Códigos
Sustantivo del Trabajo y Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social conforme a la sentencia de 15 de julio de
2003, radicación 19.557, pues, en su sentir, por tratarse de
una servidora pública --trabajadora oficial--, se le aplican
las normas que dice infringidas directamente, así su acción

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sea de conocimiento de los jueces ordinarios laborales. Lo


alegado, porque los actos de la entidad pública no dejan de
ser actos administrativos por el solo hecho de reconocer
una prestación pensional. En apoyo de su aserto copia los
apartes que considera pertinentes de la sentencia de la
Corte de 16 de noviembre de 2005, rad. 25770.

Además, para la recurrente, el entendimiento de la


Corte en la jurisprudencia en que apoyó el juez de la alzada
su decisión resulta erróneo ante el carácter individual de la
pensión, que no social, pues se trata de una prestación que
mira a la persona individualmente considerada, “sin importar
para nada su actividad con los demás”.

VI. CONSIDERACIONES DE LA CORTE

La controversia jurídica que la recurrente plantea


contra el fallo del Tribunal de Medellín es posible
circunscribirla a dos argumentos: el primero, la pertinencia
de la aplicación de normas del derecho ordinario laboral --
como las de prescripción-- a prestaciones concedidas
mediante actos administrativos; y la segunda, la
imprescriptibilidad de la acción de revisión o reliquidación
de la base económica de la pensión.

En cuanto a lo primero, importa a la Corte decir que


ninguna razón asiste a la recurrente, por ser inequívoco que
la prescriptibilidad de las acciones de que conoce el juez del
trabajo no está soportada en el carácter particular o público
--administrativo-- del acto que da origen al derecho en

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disputa, sino simplemente en la naturaleza ‘social’ de las


acciones que se promueven ante los jueces ordinarios del
trabajo.

Así lo recordó la Corte en sentencia de 31 de julio de


2012, rad. 41.453:

“Ahora bien, al revisar la situación desde la óptica


presentada en el ataque, esto es, que en el sub judice no podían
aplicarse los artículos 488 de C.S.T. y el 151 del Código Procesal
del Trabajo y de la Seguridad Social, precisa recordar que, al
punto, tanto la Corte Constitucional1 como el Consejo de
Estado2, han adoctrinado tesis opuestas a la que sugiere el
recurrente.

“Ciertamente, las citadas Corporaciones han enseñado que


cuando el artículo 151 del Código de Procedimiento Laboral se
refiere a la prescripción trienal de los derechos que emanen de
las “leyes sociales”, debe entenderse que cobija también a los
empleados públicos, pese a que su régimen laboral esté previsto
en sus propios estatutos, porque esas leyes, - las sociales-,
abarcan el tema laboral, sin importar el status de trabajador
oficial o de empleado público.

“En efecto, dijo la Corte Constitucional en la sentencia C-


745 del 6 de octubre de 1999, en referencia al artículo 4º del
C.S.T., de cuyo contenido emana que las disposiciones
contenidas en esa codificación no se aplican a la los servidores
públicos, concretamente en lo que al fenómeno de la prescripción
corresponde, lo siguiente:

"(…) Sin embargo, ese razonamiento no es de recibo, como


quiera que el artículo 151 del Código de Procedimiento Laboral
expresamente señala el término de prescripción para ‘las
acciones que emanen de las leyes sociales’. Así pues, las leyes
sociales no sólo son aquellas que rigen relaciones entre
particulares, sino que son las normas que regulan el tema
laboral, por lo que es una denominación referida a la relación de
subordinación entre patrono y trabajador y no a su status.

1 Corte Constitucional, Sentencia C-745 del 6 de octubre de 1999, Referencia: Expediente D-2391, Demanda de
inconstitucionalidad contra el artículo 4º (parcial) de la Ley 165 de 1941. Actor: David López Suárez. M.P.: Dr. Alejandro Martínez Caballero.

2 Pueden consultarse, entre otras, las sentencias de la sección segunda del Consejo de Estado del 28 de marzo de 1960, del 24
de febrero y julio 1 de 1961, del 21 de septiembre de 1982, del 2 de diciembre de 1982. Igualmente, la sentencia del 19 de noviembre de
1982 de la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo. C. P. Dr. Carlos Betancur Jaramillo.

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En efecto, la interpretación que, en reiteradas


oportunidades, ha realizado el Consejo de Estado, también
sostiene que el término de prescripción para el cobro de salarios e
indemnizaciones por accidentes de trabajo para los trabajadores
al servicio del Estado es el que consagran los artículos 488 del
CST, 151 del CPL y 41 del Decreto 3135 de 1968, esto es, un
término de tres años para todos los casos, pues ‘la prescripción
establecida en el citado artículo 151 [del Código de Procedimiento
Laboral] se refiere a las acciones que emanen de las leyes
sociales, en un sentido general, lo que quiere decir que
comprende no sólo las acciones que se refieren a los trabajadores
particulares sino también a los que amparan a los servidores
oficiales’".

Así las cosas, los ingentes argumentos de la censura


tendientes a demostrar el error del juez de alzada por apoyar su
decisión en los artículos 488 del C.S.T. y del 151 del C.P.T. y de
la S.S., quedan sin fundamento.

Pero que no le asista razón a la recurrente en el


indicado argumento no se traduce en que el segundo corra
igual suerte, pues, como se verá, la postura adoptada por la
Corte en relación con la prescriptibilidad de la reliquidación
de la base económica de la pensión, expresada en la
mentada sentencia de 15 de julio de 2003, rad. 19557, y
reiterada en muchedumbre de sentencias, fue revisada y
rectificada por la mayoría de la Sala en sentencia SL8544
de 15 de junio de 2016, rad. 45050, en los siguientes
términos:

“(…) la existencia de renovados y sólidos argumentos en


contra del criterio vertido en la sentencia CSJ SL, 15 jul. 2003,
rad. 19557, y en favor de la tesis de la imprescriptibilidad del
derecho al reajuste pensional por inclusión de nuevos factores
salariales, imponen hoy a la Sala la rectificación de la postura
jurisprudencial atrás reseñada.

Para ese propósito, es conveniente empezar por recordar


que, de acuerdo con el art. 48 de la C.P., la seguridad social es
un derecho subjetivo de carácter irrenunciable. Esto quiere decir
que, en tanto derecho subjetivo, es exigible judicialmente ante las
personas o entidades obligadas a su satisfacción y, en cuanto
irrenunciable, es un derecho que no puede ser parcial o

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totalmente objeto de dimisión o disposición por su titular, como


tampoco puede ser abolido por el paso del tiempo o por
imposición de las autoridades.

Ahora bien, la exigibilidad judicial de la seguridad social y,


en específico, del derecho a la pensión, que se desprende de su
carácter de derecho inalienable, implica no solo la posibilidad de
ser justiciado en todo tiempo, sino también el derecho a obtener
su entera satisfacción, es decir, a que el reconocimiento del
derecho se haga de forma íntegra o completa.

En efecto, el calificativo irrenunciable de la seguridad


social no procura exclusivamente por el reconocimiento formal de
las prestaciones fundamentales que ella comporta, sino que,
desde un enfoque material, busca su satisfacción in toto, a fin de
que los derechos y los intereses objeto de protección, sean reales,
efectivos y practicables.

En este sentido, el derecho a la pensión se ve


sustancialmente afectado cuando la prestación económica no es
reconocida en su monto real y con todos los elementos que la
integran; si además se tiene en cuenta que una pensión
deficitaria no cumple su propósito de garantizar una renta
vitalicia digna y proporcional al salario que el trabajador devengó
cuando tenía su capacidad laboral inalterada.

Por esto, la seguridad social y los derechos subjetivos


fundamentales que de ella emanan, habilita a sus titulares a
requerir en cualquier momento a las entidades obligadas a su
satisfacción, a fin de que liquiden correctamente y reajusten las
prestaciones a las cifras reales, de modo que cumplan los
objetivos que legal y constitucionalmente deben tener en un
Estado social de Derecho.

Aunque podría sostenerse que al prescribir los derechos


crediticios que emanan de las relaciones de trabajo, éstos
desaparecen del mundo jurídico y, por ello, no pueden ser tenidos
en cuenta para otros efectos legales, incluidos los pensionales;
tal tesis presenta el serio inconveniente de no distinguir y ofrecer
un tratamiento particular a dos cuestiones que son bien
diferentes: (i) el salario como retribución directa del servicio en el
marco de una relación de trabajo, y (ii) el salario como elemento o
factor establecido por la ley para la liquidación de las pensiones.

En la primera hipótesis, es claro que el salario constituye


un derecho crediticio sujeto a las reglas generales de prescripción
previstas en los arts. 151 del C.P.T., 488 del C.S.T. y 41 del D.
3135/1968; en la segunda, el salario se redimensiona y
adquiere otra calidad, pues deja de ser un derecho patrimonial y
se convierte en un elemento jurídico esencial de la pensión.

Naturalmente, esta reconsideración del salario como

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elemento jurídico consustancial de la pensión, apareja su


imprescriptibilidad, pues ya deja de ser un referente aislado para
integrarse en la estructura de la prestación pensional y formar
con ella un todo indisoluble.

Por lo demás, esta visión del salario y su papel en la


consolidación de la pensión, empalma perfectamente con el
pensamiento de la Sala en el sentido que los elementos
consustanciales a la prestación pensional no prescriben y, por
este motivo, pueden ser revisados judicialmente en cualquier
momento. Así, se ha dicho jurisprudencialmente que aspectos
tales como el porcentaje de la pensión, los topes máximos
pensionales, los linderos temporales para determinar el IBL y la
actualización de la pensión, no se extinguen por el paso del
tiempo, pues constituyen aspectos ínsitos al derecho pensional
(CSJ SL, 19 may. 2005, rad. 23120; CSJ SL, 5 dic. 2006, rad.
28552; CSJ SL, 22 ene. 2013, rad. 40993; CSJ SL6154-2015).

En este orden de cosas, debe entenderse que así como no


son susceptibles de desaparecer por prescripción extintiva esas
cuestiones innatas de la pensión, tampoco deben serlo los
factores salariales, pues tanto unos como otros son elementos
estructurales y definitorios de la prestación, por manera que, en
la actualidad no existe un principio de razón suficiente para
seguir sosteniendo la prescriptibilidad del reajuste por inclusión
de nuevos factores salariales.

Adicional a esta crítica y a la consideración de la


imprescriptibilidad de la acción de revisión pensional por
inclusión de factores salariales, esgrimida con apego en el
carácter inalienable del derecho fundamental a la pensión, salen
en defensa de la tesis que hoy acoge la Sala, los siguientes
argumentos:

(1º) La jurisprudencia de la Corte, desde hace muchos


años, ha asegurado que la pensión genera un arquetípico estado
jurídico en las personas: el de jubilado o pensionado, que da
derecho a percibir de por vida, una suma mensual de dinero. En
esa línea, no puede ser objeto de prescripción, dado que este
fenómeno afecta los derechos, más no los estados jurídicos de los
sujetos.

Al respecto, en sentencia CSJ SL, 9 feb. 1996, rad. 8188,


se expresó:

De los “hechos” que fundamentan la pretensión que se


hace valer en juicio sólo cabe predicar su existencia o
inexistencia, lo cual sucede también con los “estados jurídicos”
cuya declaratoria judicial se demande - como los que emanan del
estado civil de las personas, respecto de los cuales
adicionalmente se puede afirmar que se han extinguido. La
jurisprudencia ha dicho que la pensión de jubilación genera un

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verdadero estado jurídico, el de jubilado, que le da a la persona


el derecho a disfrutar de por vida de una determinada suma
mensual de dinero. Por eso ha declarado la imprescriptibilidad
del derecho a la pensión de jubilación y por ello la acción que se
dirija a reclamar esa prestación puede intentarse en cualquier
tiempo, mientras no se extinga la condición de pensionado, que
puede suceder por causa de la muerte de su beneficiario. “Del
estado de jubilado se puede predicar su extinción, más no su
prescripción”, dijo la Corte (Cas., 18 de diciembre de 1954).
También la ley tiene establecido que la prescripción es un medio
de extinguir los derechos, con lo cual los efectos de ese medio
extintivo de las obligaciones no comprenden los estados jurídicos,
como el de pensionado.

[…] La posibilidad de demandar en cualquier tiempo está


jurídicamente permitida por ser consustancial al derecho
subjetivo público de acción. La prescripción extintiva por tanto, no
excluye tal derecho porque dentro de ella, dentro del proceso y
presuponiendo su existencia, le permite al juez declarar el
derecho y adicionalmente declarar que se ha extinguido - como
obligación civil, más no natural - por no haberse ejercido durante
cierto tiempo.

Es claro, en consecuencia, que cualquier persona en


ejercicio de la acción - entendida como derecho subjetivo público -
puede demandar en cualquier tiempo que se declare
judicialmente la existencia de un derecho que crea tener en su
favor. El derecho público también se manifiesta en el ejercicio del
derecho de excepcionar.

En este orden de ideas, las personas tienen derecho a que


en todo momento se declare su status de pensionado y se defina
el valor real de su pensión, teniendo en cuenta que este último
aspecto es una propiedad indisoluble de la calidad que les otorga
el ordenamiento jurídico.

(2º) El estado jurídico de pensionado o jubilado implica el


derecho a percibir mensualmente una renta, producto del ahorro
forzoso, del trabajo realizado en vida o de cuando se tenía plena
capacidad para laborar. De ahí, el carácter vitalicio del derecho,
inextinguible por prescripción, y la connotación de tracto sucesivo
de las prestaciones autónomas que de él emanan; todo lo cual
significa que, si bien es imprescriptible el derecho a la pensión o,
si se quiere, el estado de pensionado, sí son esencialmente
prescriptibles sus manifestaciones patrimoniales, representadas
en las mesadas pensionales o en las diferencias exigibles.

Al respecto, vale la pena recordar y reivindicar los


argumentos expuestos por esta Corporación en sentencia CSJ SL,
26 may. 1986, rad. 0052:

Ahora bien, respecto al fondo del asunto se observa que

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conforme lo ha definido la jurisprudencia, la pensión de


jubilación por ser una prestación social de tracto sucesivo y de
carácter vitalicio, no prescribe en cuanto al derecho en sí mismo,
sino en lo atinente a las mesadas dejadas de cobrar por espacio
de tres años, y, además, trae aparejada una situación jurídica
regulada por la ley que, entre otras cosas, incluye los reajustes
económicos de tal derecho. Estos reajustes como integrantes del
status pensional son consustanciales a él y, por ende, no
prescriben en cuanto tales, sino en tanto afectan la cuantía de
determinadas mesadas. De suerte que la potencialidad del
reajuste legal no desaparece por prescripción con arreglo a los
artículos 488 del Código Sustantivo del Trabajo y 151 del Código
Procesal Laboral, sino que se extingue la incidencia que el ajuste
pudo haber tenido en ciertas mensualidades que se percibieron
sin que el acreedor hubiera objetado su cuantía durante el
término prescriptivo de tres años. Así, en la práctica, el reajuste
dispuesto por la Ley 10 de 1972 tiene incidencia en las mesadas
del 1º. de enero de 1975 en adelante y, si como ocurrió en este
caso sólo vino a reclamarse acerca de tal reajuste el 19 de
octubre de 1981, es claro que la incidencia del reajuste prescribió
hasta el 19 de octubre de 1978, pero de ahí en adelante tiene
toda su eficacia ya que integra la situación legal del jubilado.

La imprescriptibilidad del derecho pensional y la vocación


prescriptible de las mesadas pensionales obedece, además, a lo
siguiente: respecto al estado jurídico de pensionado, si bien
puede predicarse su existencia y la consecuente posibilidad de
que sea declarado judicialmente, junto con todos sus
componentes definitorios, no puede aseverarse su exigibilidad y,
por ende, su vocación prescriptible, dado que, se itera, no existe
un plazo específico para solicitar la definición de los estados
jurídicos que acompañan a los sujetos de derecho. En cambio, en
relación con cada una de las mesadas pensionales, en tanto
expresiones económicas de la situación jurídica de pensionado, sí
puede sostenerse su exigibilidad, para, a partir de allí, empezar
a contar el término trienal de prescripción.

3º) La postura jurisprudencial que hoy nuevamente se


retoma tiene la bondad de superar una situación de desigualdad
procesal en el tratamiento que la jurisdicción ordinaria laboral y
la contenciosa administrativa le venía ofreciendo a las personas
que solicitaban la revisión de sus pensiones por defectos o
incorrecciones en su liquidación.

En efecto, mientras que una persona puede solicitar ante la


jurisdicción contenciosa administrativa la revisión en cualquier
tiempo de los actos administrativos «que reconozcan o nieguen
total o parcialmente prestaciones periódicas» (lit. c), num. 1º del
art. 164 del CPACA), como las pensionales, en la jurisdicción
laboral, para que su petición de reajuste pensional por inclusión
de factores salariales prospere, tiene que presentar su demanda
con arreglo a las reglas generales de prescripción. De manera

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que, una vez transcurrido el término trienal, va a obtener una


respuesta diferente dependiendo de la jurisdicción en que
presente su demanda, no obstante que en el fondo se encuentra
un mismo problema: el derecho o no al reajuste de una pensión
cuantificada incorrectamente por omisión de factores salariales.

Con lo anterior no se quiere significar que no puedan


presentarse diferencias en los criterios de ambas jurisdicciones,
pues, en virtud de la autonomía e independencia que la
Constitución les otorga a los jueces en la interpretación de la ley,
pueden darse y de hecho se presentan disparidades de
pensamientos jurídicos, que son válidas. Lo que se quiere decir
es que la tesis que se adopta, producto de una interpretación
conforme con el postulado de la irrenunciabilidad,
imprescriptibilidad, indisponibilidad e indivisibilidad del derecho
subjetivo a la pensión y del estado jurídico que genera, tiene
unas consecuencias o corolarios positivos de cara a la idea del
derecho de que las decisiones de los distintos órganos judiciales
sean armónicas.

4º) Por último, debe subrayarse que la postura de la Sala,


antes que atentar contra el principio de la seguridad jurídica,
termina afianzándolo, puesto que las condiciones de seguridad y
certeza en el derecho existen cuando las normas jurídicas se
interpretan y aplican correctamente, en aras de que sean
consistentes con las demás disposiciones e instituciones y
compatibles con los valores del ordenamiento jurídico en general.

Adicionalmente, a la realización de la seguridad jurídica,


en tanto valor complejo del derecho, no solo se contribuye cuando
se definen con presteza los conflictos jurídicos, sino,
primordialmente, cuando éstos son resueltos en los precisos
términos normativos, teniendo en cuenta todas las salvedades y
reservas que la Constitución y la ley consagren, de modo tal que
el ciudadano y demás participes del sistema tengan certeza y
puedan prever sus condiciones objetivas de aplicación por parte
de los jueces.

Por todo lo anterior, esta Sala recoge el criterio


jurisprudencial expuesto en la sentencia CSJ SL, 15 jul. 2003,
rad. 19557 y, en su lugar, postula que la acción encaminada a
obtener el reajuste de la pensión por inclusión de factores
salariales, no está sujeta a las reglas de prescripción, motivo por
el cual, puede demandarse en cualquier tiempo la revisión de las
pensiones. Igualmente, se aclara que si bien es inextinguible por
prescripción el derecho al reajuste de la pensión, sí continúan
sujetas a las reglas generales de prescripción previstas en los
arts. 151 del C.P.T., 488 del C.S.T. y 41 del D. 3135/1968, las
diferencias en las mesadas originadas como consecuencia de
una reliquidación judicial”.

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Al lado de los argumentos teleológicos que expusiera la


mayoría de la Sala en la oportunidad señalada, bien vale la
pena traer a colación otros más de orden eminentemente
jurídicos que afianzan la necesidad de dejar clara la
imprescriptibilidad de la acción que tiene por objeto revisar
la base económica de la prestación pensional.

Para tal efecto, es bueno empezar por recordar que la


prescripción extintiva es una institución del ordenamiento
jurídico tendiente a dar estabilidad, firmeza, certidumbre y
carácter definitivo a los derechos, propósito que no se logra
si no se cumplen con estrictez y justeza los marcos
normativos que la regulan, pues de otro modo el resultado
producido por su indebida aplicación o su erróneo
entendimiento no habrá de ser la seguridad jurídica
perseguida por el legislador, sino, cosa bien distinta, la
justificada insatisfacción social derivada de la pérdida de
oportunidades y derechos que un proceder de tal entidad
conlleva.

Esta última es una de las más cardinales razones para


que la jurisprudencia y la doctrina consideren que la
prescripción extintiva no sea un instituto de interpretación
amplia o extensiva, sino todo lo contrario, de interpretación
estricta o ‘restrictiva’, predicamento que debe aplicarse con
mayor énfasis en el derecho del trabajo, por no estar
fundado dicho instituto en este específico campo del
derecho en razones últimas de justicia, sino en específicas
necesidades de seguridad jurídica.

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También, que para que pueda sostenerse que la


prescripción extintiva es sólo posible invocarla --conforme a
una regla prácticamente universal--, por vía de excepción,
esto es, como medio de defensa procesal; y muy
ocasionalmente por vía de acción, es decir, como parte del
petitum de la demanda judicial.

Además, que se condiciona su aplicación a la alegación


expresa por parte del que se beneficia con ella, quien, no
obstante, con observación de las disposiciones que en cada
ordenamiento la regulan, pueda natural o civilmente
renunciarla.

En las materias del derecho del trabajo y la seguridad


social, sabido es, como ya se recordó por la Corte en la
sentencia atrás citada, que son dos los preceptos que de
manera general y con el carácter de orden público reglan la
prescripción extintiva de la acción o del derecho: los
artículos 488 del Código Sustantivo del Trabajo y 151 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social: el
primero, en lo correspondiente a los derechos regulados en
ese cuerpo normativo y, el segundo, en lo que tiene que ver
con el ejercicio de las acciones que emanan de las leyes
sociales. Pero es importante subrayar que ambas
disposiciones contemplan una prescripción trienal cuyo
término de consolidación empieza a correr desde la
‘exigibilidad’ de la respectiva obligación. También en ambas

no basta para la pérdida o extinción del derecho el simple


paso del tiempo previsto en la ley, sino que se requiere,
además, la inactividad en el derecho o en el ejercicio de la

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acción durante ese mismo tiempo, pues a decir de la


segunda disposición, la simple reclamación escrita del
trabajador, recibida por el empleador, sobre un derecho o
prestación debidamente determinados, interrumpe la
prescripción, pero sólo por un lapso de tiempo igual.

De ese modo, la prescripción extintiva de acciones y


derechos en estas materias opera atada no solamente al
transcurso de un tiempo de inactividad previsto en la ley,
con la posibilidad de ser interrumpido mediante una
reclamación formal y singularizada, sino también, a la de la
‘exigibilidad’ de la obligación demandada, entendida ésta

como la posibilidad de hacerse efectiva o ejecutable sin


necesidad de advenimiento de hecho alguno, pues cuenta
con la característica de ser pura y simple; o porque estando
sometida a plazo o condición, se ha producido el
fenecimiento de aquél o el cumplimiento de ésta.

La exigibilidad de la obligación apunta,


adicionalmente, a su ejecución instantánea o a su
desarrollo en un lapso de tiempo determinado o
indeterminado, calificándose en la primera situación la
obligación como de ‘tracto único’, en tanto que en el segundo
caso como de ‘tracto sucesivo’.

La pensión de naturaleza laboral es una de las


obligaciones calificadas como de ‘tracto sucesivo’, por
cumplirse las prestaciones que de ella se derivan bajo cierta
periodicidad, es decir, de manera continuada por mesadas o
mensualidades, generalmente, hasta el cumplimiento del

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plazo o condición a que se hubiere sometido, si es temporal;


o hasta el fallecimiento del trabajador o de sus
sobrevivientes, en caso de ser vitalicia y aún susceptible de
ser sustituida.

Y por contar con la naturaleza de obligación de ‘tracto


sucesivo’ es por lo que es dable atribuir la imposibilidad de

prescribir el derecho que de ella dimana, pues ésta, como


ocurre con el contrato civil de renta vitalicia (artículo 2300
Código Civil) --que en la mayoría de sus características a
ésta se asemeja--, no comporta una prestación única de
ejecución instantánea, o fraccionada o diferida a su vez en
prestaciones parciales y fragmentarias, último caso para el
cual es posible acelerar su plazo o caducarlo bajo ciertos
supuestos, y, por tanto, hacerla exigible en su totalidad por
ser al final una sola, sino, cuestión bastante distinta, una
pluralidad de prestaciones que se causan a medida que
transcurre la periodicidad por la que están regidas,
básicamente, por la sobrevivencia de su titular según se ha
dicho, por manera que, siendo una pluralidad de
prestaciones que se ejecutan a medida que transcurre el
tiempo, y no única prestación susceptible de ejecutar en un
sólo momento, cada una de tales prestaciones constituye
un acto autónomo frente a las demás y, por ende, un acto
‘exigible’ en su particular período, momento o fecha de

causación.

Cosa distinta puede decirse de cada una de las


prestaciones insatisfechas en su respectivo plazo o fecha,
por cuanto habiéndose adquirido por éstas la connotación

16
Radicado n° 44643

de ‘exigibles’, el plazo de extinción por vía de la prescripción


se cumple al vencimiento del término respecto de cada una
de ellas. Esta es la razón para que la Corte haya sostenido
insistentemente que si bien la pensión laboral es por
naturaleza imprescriptible, las mesadas periódicas sí
prescriben, obviamente, en tanto y en cuanto se las tenga
como causadas, no satisfechas y se hubiere cumplido el
término trienal sin que se persiguiere judicialmente y de
manera idónea su respectivo pago.

Lo indicado resulta aplicable a la acción de revisión del


contenido económico de la pensión ya reconocida, o de
reliquidación de la base salarial de la prestación pensional
como también se ha dado usualmente en llamar --que es la
de que aquí se trata--, porque establecer el verdadero,
legítimo y real quantum o monto de la pensión implica,
necesariamente, partir del concepto de ‘exigibilidad’ de la
obligación y, por ende, de la consideración de estarse frente
a una de tracto sucesivo, cuyos actos periódicos y
continuos conservan total autonomía unos de otros.

Luego, como la obligación pensional es de ‘tracto


sucesivo’ y, por tanto, generadora del status de pensionado

hasta la extinción de tal condición --por regla general hasta


su deceso--, claro también resulta que la acción judicial
enderezada a establecer el verdadero, legítimo y real monto
o quantum de la prestación comparte la misma naturaleza
de la orientada al reconocimiento del derecho pensional, de
donde no resulta válido sostener que la definición de ese
objeto --el de determinar el contenido económico de la

17
Radicado n° 44643

prestación--, esté sujeta a un límite en el tiempo, por


cuanto la dicha definición sólo se puede entender agotada
cuando fenece el derecho, en otras palabras, cuando se
pierde la calidad o status jurídico de pensionado, y,
excepcionalmente, cuando el mentado objeto ha sido
determinado por sentencia judicial con carácter definitivo e
inmutable, esto es, con fuerza y autoridad de cosa juzgada.

Entonces, si ha de estimarse la extinción de algún


derecho por virtud de la omisión en su ejercicio y el
cumplimiento del plazo trienal legalmente determinado en
cuanto al contenido económico de la prestación, ello debe
circunscribirse o restringirse a lo que en términos estrictos
pretende el legislador, que no es más sino el que no se
revivan prestaciones causadas y no reclamadas en su total
o parcial valor dentro del plazo o término establecido para el
efecto, vale decir, a las diferencias de valor de la prestación
que debieron cumplirse y disfrutarse con anterioridad al
trienio concedido por el legislador para su reclamación.

En suma, tanto la naturaleza de ‘tracto sucesivo’ de la


pensión que confiere a su titular un ‘status’ o situación
jurídica concreta de orden generalmente vitalicio; como la
exigibilidad autónoma de cada una de las prestaciones que
la comportan; y que la prescripción extintiva es predicable
únicamente de prestaciones periódicas causadas y no
discutidas judicialmente en tiempo, emerge indubitable
concluir, como lo expresara la mayoría de la Sala en la
oportunidad anterior citada, la imprescriptibilidad de la
acción de revisión o reliquidación de la base económica de

18
Radicado n° 44643

la pensión.

Las múltiples razones consignadas anteriormente, que


ahora conducirían naturalmente a la casación del fallo
atacado; sin embargo, en esta oportunidad eso no es
posible, por cuanto, aun cuando por razones distintas, la
Corte en sede de instancia llegaría al mismo resultado
infructuoso respecto de la pretensión medular de la
demanda con la cual se inició el pleito de incluir algunos
pagos devengados en el último año de servicios en la base
económica de su pensión, debiéndose, de contera, mantener
la decisión absolutoria de primer grado.

Ello es así, porque siendo indiscutible que la pensión


reconocida por la CAJA NACIONAL DE PREVISIÓN SOCIAL
a la demandante URIBE LUCÍA DEL SOCORRO
ECHEVERRI, mediante Resolución 014870 de 28 de
diciembre de 1994 (folios 9 a 11), y reliquidada por
Resolución 000430 de 26 de enero de 1996 (folios 12 a 14),
no fue la llamada ‘pensión gracia’ aducida por la
demandada en su contestación al libelo inicial del pleito
(folio 3), esto es, por haber prestado sus servicios como
“maestra de escuela primaria oficial por un término no menor de 20
años” a que se refería la Ley 114 de 1913, sino que lo fue por

haberle prestado sus servicios al INSTITUTO COLOMBIANO


DE BIENESTAR FAMILIAR por más de 20 años (folio 9) --del
8 de junio de 1973 al 28 de febrero de 1994--, fuera de los
que había cumplido a la UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
entre el 1 de agosto de 1964 y el 22 de enero de 1973
(ibídem), es decir como empleada oficial para aquella época,

19
Radicado n° 44643

al amparo de las leyes 33 y 62 de 1985, “aplicando el 75%


sobre el salario promedio de 12 meses” (ibídem), por estar

cobijada por el régimen de transición allí señalado (artículo


75 del Decreto 1848 de 1969), y al cumplimiento de la edad
de 50 años --el 16 de octubre de 1992 (ibídem)--, lo cierto es
que la base económica de su pensión está constituida por el
promedio de los factores salariales de su remuneración
sobre los cuales efectuó aportes a la caja de previsión, no
sobre todo lo que hubiere percibido o devengado en la
última anualidad, como desatinadamente lo persiguió en su
demanda para lo cual aportó la certificación de folios 18 a
23 del expediente, y que no podían ser otros distintos a los
enlistados en el artículo 3 de la Ley 33 de 1985, en la forma
como fue modificado por la Ley 62 del mismo año, en los
siguientes términos:

"Para los efectos previstos en el inciso anterior, la base de


liquidación de los aportes proporcionales a la remuneración del
empleado oficial estará constituida por los siguientes factores,
cuando se trate de empleados del orden nacional: asignación
básica; gastos de representación; prima técnica; dominicales y
feriados; horas extras; bonificación por servicios prestados; y
trabajo suplementario o realizado en jornada nocturna o en días
de descanso obligatorio",

Para ello basta traer a colación lo anotado por la Corte


en un caso similar al presente, en sentencia SL8597 de 7 de
julio de 2015, rad. 48000, así:

“(…) esta Corporación ha indicado de tiempo atrás que el


artículo 1 de la Ley 62 de 1985, en desarrollo del artículo 1 de la
Ley 33 de 1985, que es la base normativa de la pensión otorgada
al demandante, señaló de manera taxativa los factores salariales
a tener en cuenta a la hora de liquidar el promedio del salario
que sirvió para los aportes en el último año de servicios, al
consagrar que “…la base de liquidación para los aportes

20
Radicado n° 44643

proporcionales a la remuneración del empleado oficial, estará


constituida por los siguientes factores, cuando se trate de
empleados del orden nacional: asignación básica, gastos de
representación; primas de antigüedad, técnica, ascensional y de
capacitación; dominicales y feriados; horas extras; bonificación
por servicios prestados; y trabajo suplementario o realizado en
jornada nocturna o en día de descanso obligatorio”, de modo tal
que solo estos factores sirven para la base de los aportes, siendo
que cuando la norma se refiere a que “En todo caso, las
pensiones de los empleados oficiales de cualquier orden, siempre
se liquidarán sobre los mismos factores que hayan servido de
base para calcular los aportes” está haciendo clara referencia a
aquéllos y no a otros que se pudieran entender por una
interpretación extensiva, pues lo cierto es que la lista del artículo
1 de la Ley 62 de 1985 es taxativa y cerrada y no permite la
inclusión de elementos diferentes a los contemplados allí.

Sobre este punto particular, en la sentencia CSJ SL486-


2013, en la que se citó la providencia CSJ SL, 29 may.2012, rad.
44206, esta Sala recordó:

“La censura se equivoca cuando sostiene, al negar,


infructuosamente, la taxatividad de los factores salariales para
liquidar la pensión, que si la intención del legislador con el
artículo 1º de la Ley 62 de 1985 que modificó el 3º de la Ley 33
de 1985 hubiese sido fijar esta, no habría determinado que la
prestación pensional se calcula de todas maneras sobre los
mismos factores que sirvieron de base para el correspondiente
cálculo del aporte durante su vida laboral.

En otras palabras, el censor sostiene que, conforme a las


Leyes 33 de 1985 y 62 de 1985, se debe reconocer la pensión
con base en los factores salariales sobre los cuales se cotizó, sin
importar que estos hayan sido incluidos en el ingreso base de
cotización por el legislador, es decir, según tal interpretación, los
factores a cotizar quedaban a voluntad del cotizante, con la
eliminación de un tajo de los establecidos en la norma.

(…) según lo atrás expuesto, la inteligencia que el censor


propone dar a tales normas es equivocada, pues de una
interpretación sistemática de los artículos contenidos en la Ley
33 de 1985, con las modificaciones introducidas con la Ley 66
del mismo año, sin duda alguna, se infiere que el legislador sí
estableció taxativamente los factores salariales sobre los cuales
se debía aportar para tener derecho a la pensión, y, por ende, el
IBL se debe determinar con base en dichos factores; la expresión
de que <…las pensiones siempre se liquidarán sobre los mismos
factores que hayan servido de base para calcular los aportes>,
no hace cosa distinta que reafirmar la obligatoriedad de tales
factores y de los aportes para efectos de establecer el IBL. Lo
anterior concuerda con lo dicho por esta Sala en la sentencia
26659 de 2005:

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Radicado n° 44643

<Estima la Sala que no tiene relevancia el hecho de que en


las referidas disposiciones se haga referencia a los factores para
la liquidación de aportes a las Caja de Previsión y en este caso el
actor no haya aportado a ninguna de ellas, pues de todos modos
el inciso 3° del artículo 1° de la Ley 62 de 1985 hacía alusión a
que ‘En todo caso, las pensiones de los empleados oficiales de
cualquier orden, siempre se liquidarán sobre los mismos factores
que hayan servido de base para calcular los aportes’.

Y como bien lo señaló el Consejo de Estado, Sala de lo


Contencioso Administrativo, Sección Segunda, en sentencia de 29
de abril de 2004, rad. N° 2287-03, ‘la estipulación final del
artículo 1° de la Ley 62 citada, sobre la liquidación de la pensión
de acuerdo con los factores que hayan servido de base para
calcular los aportes, no significa una exclusión para los casos en
que la entidad no haya efectuado los descuentos por tal
concepto, sino la obligación, para los empleados de régimen
especial, de pagar los respectivos aportes sobre todos los rubros
que según la ley deben constituir factor de liquidación pensional,
de manera que si no han sido objeto de descuento, ello no da
lugar a su exclusión, sino a que al momento del reconocimiento la
entidad de previsión efectúe los descuentos pertinentes’.>.

Con base en este criterio, lo cierto es que la entidad


demandada tuvo en cuenta para la liquidación del promedio
pensional los factores de asignación básica, horas extras, auxilio
de alimentación, auxilio de transporte, bonificación por servicios
prestados, primas de servicios, vacaciones y antigüedad y
salario en especie, elementos que claramente establece el artículo
1 de la Ley 62 de 1985, de modo tal que al no incluir los
desayunos, la bonificación semestral, las vacaciones y la
bonificación por retiro, que están siendo pretendidos con el
presente juicio por el demandante, la entidad no desconoció, bajo
ninguna circunstancia, las normas aplicables a la pensión del
citado, pues estos aspectos no están contemplados expresamente
por el legislador para liquidar su promedio pensional, tal como se
dijo en líneas anteriores. En cuanto a la pretendida sobre-
remuneración, que según la constancia de folio 14- 15 ascendió a
$523.145.43, se observa con claridad que la entidad demandada
sí la tuvo en cuenta para fijar el monto pensional, por cuanto en
el valor de $1.495.569.28 que fijó como asignación básica, la
incluyó junto con los sueldos mensuales de $588.974.87 y
$383.449, que correspondieron a los periodos comprendidos
entre el 2 de enero de 1990 y el 31 de agosto del mismo año y
del 1 de septiembre de 1990 al 1 de enero de 1991,
respectivamente, por lo que, en este punto particular, tampoco
hay lugar a reliquidar la cuantía de la pensión como lo aduce el
demandante.

Para la Corte resulta claro que así la entidad empleadora


hubiese efectuado aportes sobre elementos que no debían

22
Radicado n° 44643

incluirse dentro de los mismos, por cuanto no estaban


consagrados expresamente en el artículo 1 de la Ley 62 de 1985,
esta circunstancia no puede tener la virtualidad de generar
derecho en cabeza del demandante a que se reliquide su base
pensional, sino tan solo a su devolución por parte de la entidad.

Finalmente, para la Sala tampoco tiene vocación de


prosperidad el argumento del recurrente, en cuanto a que la
entidad apreció erróneamente la Resolución No.040195 de 1993
en la que constaba que la entidad liquidó la prestación con la
veinteava parte de la prima de antigüedad, toda vez que no
puede existir una valoración indebida sobre un punto frente al
cual el fallador de segundo grado en ningún momento se
pronunció, pues tal como lo dejan ver sus consideraciones,
resulta claro que el Tribunal no hizo análisis alguno frente al
tema, de modo que no pudo haber incurrido en el defecto fáctico
endilgado hoy por la censura, máxime que como lo dejan ver el
escrito de la demanda inicial de folios 1 a 7 del cuaderno
principal y del agotamiento de la vía gubernativa de folios 11 a
13, el demandante no propuso como controversia la omisión de la
totalidad de la prima de antigüedad y, por ende, no pretendió de
manera expresa y concreta la inclusión de la misma por un valor
superior al fijado por la entidad demandada, siendo, entonces,
que se trata de un tema ajeno al núcleo inicial de la presente
litis”.

Conforme a lo expuesto, el cargo, aunque fundado, no


prospera.

No hay lugar a costas, porque no hubo réplica.

VII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN LABORAL, administrando
justicia en nombre de la República de Colombia y por
autoridad de la ley NO CASA la sentencia proferida el 27 de
agosto de 2009 por el Tribunal Superior de Medellín, en el
proceso que LUCÍA DEL SOCORRO ECHEVERRI URIBE,
promovió contra la CAJA NACIONAL DE PREVISIÓN
SOCIAL, CAJANAL. E.I.C.E.

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Radicado n° 44643

Costas como se dijo en la parte motiva.

Cópiese, notifíquese, publíquese y devuélvase al


Tribunal de origen.

GERARDO BOTERO ZULUAGA


Presidente de la Sala

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

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Radicado n° 44643

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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