Está en la página 1de 4

LA AUTORIDAD

CAPÍTULO 13: LA PRINCIPAL CREDENCIAL DE LAS AUTORIDADES


DELEGADAS DE DIOS
LA REVELACIÓN
Lectura devocional: La defensa o cualquier otra reacción que pudiera haber, debe
venir de Dios, no del hombre. El que se defiende a sí mismo no conoce a Dios.
Nadie en la tierra pudo ser más autoritario que Cristo; sin embargo, nunca se
defendió. La autoridad y la defensa propia son incompatibles. Aquel de quien usted
se defienda se convierte en juez suyo. Se pone por encima de usted cuando usted
empieza a responder a sus críticas. El que habla a favor de sí mismo está bajo juicio;
por lo tanto, carece de autoridad. Cada vez que uno trata de justificarse, pierde la
autoridad. Pablo se puso ante los creyentes corintios como autoridad delegada; sin
embargo, dijo: “Ni aun yo me juzgo a mí mismo” 1 Corintios 4:3 La vindicación
viene de Dios. Cuando usted se justifica ante una persona, ella se convierte en su
juez. En cuanto trata de dar explicaciones, cae ante ella.
Lectura bíblica:
a) Texto: Éxodo 3:1-12; Números 12:1-15
b) Preguntas:
¿Cómo se llamaba el monte de Dios? (Éxodo 3:1) Horeb
¿Quién se le apareció allí? (v.2) El Ángel de Jehová
¿Dónde estaba ese ser celestial? En medio de una zarza que ardía pero no se
consumía.
¿Qué pasó cuando Moisés fue a ver de cerca la zarza? (v.4) Dios lo llamó por su
nombre.
¿Cuál es el pedido de Dios a Moisés? (v.5) Que se quite el calzado y no se acerque,
que solamente escuche la comisión que va a encargarle.
¿Qué le declara Jehová? (vs.7-9) La aflicción, la angustia, el clamor y el
sufrimiento de la opresión de Su pueblo.
¿Cómo hace Dios para transformar a Moisés en autoridad delegada? (vs.10)
Dios mismo lo envía como libertador.
- Leer el versículo 11 y comentar porqué Moisés piensa que él no es la persona
correcta para ser el libertador de los israelitas.
¿Cuál es la promesa de Dios para Moisés? (v.12) “Ve, porque yo estaré contigo”
¿Cuál es la señal para el pueblo que iba a ser libre? “Serviréis a Dios sobre este
monte”
¿Qué hicieron María y Aarón ante Moisés? (Números 12:1) Hablaron contra su
hermano.
¿Qué dijeron ellos? (v.2) “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha
hablado también por nosotros?”
¿Quién oyó esas palabras? Jehová.
¿Cuál fue la acción inmediata de Dios? (v.4) Los llamó tras el tabernáculo de
reunión.
¿Cuáles fueron las palabras del Señor? (leer vs.5-8) Comentar cada detalle.
¿Cuál fue la pregunta que traspasó a María y Aarón? “¿Por qué, pues no
tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?”.
- Lean todos juntos el versículo 9 y coméntenlo.
¿Qué pasó con la nube? (v.10) Se apartó del tabernáculo.
¿Qué efectos visibles había en María? Estaba leprosa como la nieve.
¿Había más palabras en María? No.
¿Qué dijo Aarón viendo lo que pasó con María? Leer el versículo (v.11). Aarón
reconoció su pecado y su acción contra la autoridad establecida por Dios.
¿Quién defiende a la autoridad delegada de Dios? Dios mismo.
¿Es necesario que la autoridad delegada se defienda? No, Dios la sostiene, cuida,
protege y sustenta; así como sustenta todo el Universo con la palabra de Su poder.
¿Si Dios te establece como autoridad debes temer algo? NO, en absoluto.
c) Explicación:
No escuche palabras denigrantes: Aarón y María le preguntaron a Moisés: “Solo tú
hablas por Dios?”. ¿Tú que te has casado con una mujer cusita? ¿No ha hablado
Dios también por nosotros?
¿Cómo puede seguir en el ministerio de Dios una simiente de Sem casada con una
simiente de Cam?
¿Acaso no podemos ministrar nosotros, nosotros que somos hijos de Sem y que no
nos hemos casado con hijos de Cam? De todo esto la Biblia simplemente dice: “Y lo
oyó Jehová”. Era como si Moisés no los hubiera oído jamás. Aquí hallamos, pues, a
un hombre que no podía ser afectado por las palabras de los hombres, porque estaba
fuera del alcance de las palabras denigrantes.
Todos los que desean ser portavoces de Dios y quieren ayudar a los hermanos
deben aprender a no escuchar calumnias. Dejen que Dios los escuche. Por su parte,
no preste atención a cómo lo critican; no se enoje por las palabras de otros. Los que
se molestan y anonadan por palabras de desaprobación demuestran que son ineptos
para ser autoridades delegadas.
Jamás debemos intentar establecer nuestra propia autoridad. Cuanto más lo
intentamos, menos aptos somos para ejercer la autoridad. No son los violentos ni los
fuertes, sino personas mansas como Moisés o personas como Pablo, cuya presencia
corporal es débil y cuya palabra es menospreciable, los que pueden constituir
autoridades establecidas por Dios. El Señor dijo que Su reino no es de este mundo y
que, por lo tanto, sus siervos no tienen por qué pelear por Él. La autoridad que se
consigue peleando no es la que Dios da.
Deje que Dios lo defienda: “Oíd ahora mis palabras” dijo Dios. Esto quiere decir
que el Señor no sólo no había hablado antes con ellos, sino que además quería que le
permitieran hablar por esta única vez. De esto podemos inferir que los locuaces no
pueden oír la palabra de Dios con facilidad; solamente los mansos pueden hacerlo.
Aunque Aarón y María eran profetas, el Señor se manifestaba a ellos solo en sueños
y visiones. Con Moisés no era así, porque Dios hablaba cara a cara con él,
claramente, y no por figuras. Tal es la defensa que hace Dios de su autoridad
delegada. La revelación se le dio a Moisés no a Aarón ni a María; porque son los
que se encuentran cara a cara con Dios lo que Él constituye autoridades. Fue Dios
quien estableció a Moisés y era únicamente Dios quien podía rechazarlo. Esto era
asunto de Dios, y por lo tanto, ninguna persona debe inmiscuirse en lo que Dios ha
establecido.
Aunque Moisés era un hombre elocuente guardó silencio cuando fue denigrado. Los
que no saben refrenar su corazón y su lengua no son aptos para ser autoridades. Pero
cuando Aarón le rogó a Moisés, éste clamó al Señor. Durante todo el suceso, Moisés
actuó como si fuera un simple espectador.
Si Moisés no hubiera conocido la gracia de Dios, seguramente le habría dicho a
Aarón: ¿Por qué no oras tú mismo a Dios, ya que insistes en que él también habla
contigo?. Y asimismo le habría dicho a Dios: ¡Defiéndeme o renuncio a mi cargo!.
Pero Moisés no se defendió ni procuró vengarse de Aarón y María, ni se aprovechó
de la vindicación de Dios. NO tuvo ningún sentimiento personal, porque no vivía en
sí mismo. Su vida natural había recibido un tratamiento adecuado, así que
gustosamente imploró por el restablecimiento de María. Su acción fue como la de
Cristo cuando le pidió a Dios que perdonara a los que lo crucificaban.
Todo aquel que ofende a las autoridades delegadas de Dios ofende al que ellas
representan. Por lo tanto Dios sellará el cielo y permanecerá cerrado hasta que
reconozcan humildemente al que Dios ha establecido. Dios así les demuestra a quién
ha constituido su autoridad delegada.
d) Conversación:
¿Cuántas veces denigraron tu autoridad? ¿Cómo reaccionaste?
¿Sabes lo que les espera a las personas que ofenden la autoridad delegada? El cielo
se cierra.
¿Qué es la autoridad delegada de Dios?
Una autoridad delegada es una persona que recibe y representa la autoridad de Dios.
Toda la autoridad pertenece a Dios, pero Dios tiene dos maneras de ejercer Su
autoridad. ... son autoridades delegadas. Puesto que una autoridad delegada es
alguien que representa la autoridad de Dios, esa persona debe ser obedecida.
¿Qué es someterse a la voluntad de Dios?
Según el cristianismo hacer la Voluntad de Dios es una elección libre de la persona
de actuar conforme a la Voluntad Divina donándose a sí mismo a la causa
de Dios al igual que Dios en la persona de Jesucristo se donó totalmente a nosotros
para nuestra Salvación.
TIPOS DE AUTORIDAD
Autoridad Directa.- Esto significa que Dios nos dice directamente a través de su
palabra o a través del Espíritu Santo lo que él desea que hagamos.
Autoridad Delegada.- Esto significa que dios elige a determinadas personas para
que lo representen y ejerzan su autoridad.
CONCLUSIÓN.- La revelación es, por lo tanto, la evidencia de la autoridad. Es
menester que aprendamos a no discutir o hablar a favor de nosotros mismos. No
debemos pasarnos a las filas de Aarón y María en nuestra lucha por conseguir o
mantener la autoridad. Y si es que sí luchamos, esto sólo demuestra que nuestra
autoridad es enteramente carnal, mala y carente de visión celestial.
LA CREDENCIAL DE NUESTRA AUTORIDAD ES LA REVELACIÓN DEL SEÑOR

También podría gustarte