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POESÍA ORIENTAL
Durante la dinastía Han (206 a.C. – 221 d.C.) hay que destacar al
Emperador Wu, célebre por sus campañas en el centro de Asia, por su
poesía y por su protección de las artes y las letras. La dinastía Tang (618-
960) está considerada como la Edad de Oro de la poesía china. De ella se
conservan alrededor de 50.000 poemas de una gran cantidad de poetas,
como Wang Wei, Tu Fu y, sobre todos ellos, la figura mítica de Li Po,
considerado el poeta más grande de China. Posteriormente cabe mencionar
a Wan Nan Che y Li Ts’ing Chao, de la dinastía Song (960-1279) y a Kao
Ki y Wu Seu-Tao de la dinastía Yuan.
La poesía griega tiene unos orígenes oscuros, por los problemas que plante
la propia historia de Grecia y del resto del mundo en los periodos de
formación de la escritura. Podemos distinguir, a efectos meramente
expositivos, tres períodos:
A finales del siglo VIII a.C. surge la figura de Hesíodo, que continúa
utilizando los procedimientos y los metros de la poesía homérica, pero con
un espíritu muy diferente y aplicando su imaginación sobre los aspectos del
realismo de la vida cotidiana.
Como cierre de oro a una cultura fascinante, aparece otro género nuevo: los
epigramas, que eran pequeñas obras, derivadas de las inscripciones
métricas que se grababan sobre las tumbas, y que exigían gran destreza
para encerrar en algunos versos un sentimiento valedero o espontáneo. En
este arte destacan Teócrito de Siracusa (330-240 a.C.), también máximo
representante de la poesía bucólica, y Maleagro (140-60 a.C.), al que además
le corresponde el honor de ser el primero en realizar una antología de
epigramas de autores de la época.
POESÍA LATINA
En los primeros tiempos, la península itálica contaba con tres lenguas sin
literatura propia: el osco, el humbro y el latín. Con el paso del tiempo, y
coincidiendo con el crecimiento político y militar de Roma, el latín adquiere
preponderancia y surgen los primeros textos literarios hacia el siglo III a.C.,
por contacto con la literatura griega, aunque su influencia se irá paliando
debido a las características del latín, muy distinto del griego, escindiéndose
en dos direcciones: los historiadores y los poetas emplean un lenguaje
rígido y de precisión lapidaria, mientas que los comediógrafos emplean un
lenguaje más popular. La poesía latina suele dividirse en tres períodos:
POESÍA MEDIEVAL
Con la caída del Imperio Romano, una gran incultura se apoderó de Europa.
Prácticamente sólo en los monasterios conocían la escritura, por lo que la
poesía era eminentemente oral. La incultura y la oralidad van a provocar la
paulatina desaparición del latín y la formación de las lenguas denominadas
"romances", que a partir del siglo XI van a ser las utilizadas en las distintas
literaturas.
1).- CANTARES DE GESTA: Existían unos grupos de recitadores, cantores y
músicos, denominados comúnmente "juglares", que recorrían ciudades,
pueblos, castillos y señoríos feudales recitando versos, cantando e incluso
haciendo de saltimbanquis. A lo largo del tiempo las composiciones se iban
aumentando y embelleciendo hasta tal punto que antiguas historias reales
se convertían en leyendas. La escritura ha conservado algunos restos de
estas tradiciones orales, permitiéndonos conocer las epopeyas nacionales
de los pueblos: son los Cantares de Gesta. Así los pueblos germánicos nos
dejaron el Cantar de Hildebrando (S. IX) y, sobre todo, Los
Nibelungos (S.XIII), que narra la pasión y muerte de Sigfrido y la venganza de
su esposa. La literatura anglosajona nos dejó el Beowulf (hacia el año 1000)
sobre las guerras entre gautas con francos y frisones, y el importante ciclo
artúrico, compuesto por poemas de juglares que hoy no se conservan pero
se pueden rastrear en las obras en prosa que han llegado hasta nosotros.
Los pueblos escandinavos nos transmitieron sus mitologías en las Eddas,
selección de poemas islandeses de los siglos IX al XII. En Francia hay tres
ciclos importantes: el ciclo de Guillermo de Orange, el ciclo de Doon de
Mayence y el ciclo de Carlomagno, que ha dejado una la de las obras cumbre
de la literatura gala, la Chanson de Roland, que narra la batalla de
Roncesvalles (año 778). En España también se da otra obra maestra de la
literatura, el Poema de Mío Cid, compuesto a mediados del siglo XII, para
algunos anónimo y para otros obra de Per Abbat, que cuenta las
desventuras del Cid Campeador en su destierro.
En el siglo XIV la poesía deja de estar en las manos únicas de los clérigos, y
aparecen autores como Pero López de Ayala (1332-1407), con su Rimado de
Palacio, donde retrata la corrupción de las costumbres de su tiempo;
el Marqués de Santillana (1398-1458) que mezcló con maestría sus
tendencias cultas con otras de raíz popular; Juan de Mena (1411-
1456), Gómez Manrique (1412-1490) y su sobrino Jorge Manrique (1440-
1478), autor de la poesía elegíaca por excelencia del castellano, las Coplas a
la muerte de su padre, compuesta en una estrofa que, en su honor, se llamó
manriqueña.
Para cerrar este período en España hay que mencionar a Juan del
Encina (1468-1529), poeta y músico al servicio de la casa de Alba y
posteriormente del Papa León X, y la aparición del denominado Romancero
Viejo, compuesto por romances anónimos compuestos entre los siglos XIV y
XVI.
EL RENACIMIENTO
POESÍA HISPANOAMERICANA
3).- MÉXICO: La rica y extensa poesía mexicana cuenta con una buena lista
de autores: Amado Nervo (1870-1919), Octavio Paz (1914-1998), Juan de Dios
Peza (1852-1910), Salvador Díaz Mirón (1853-1928), Manuel José Othon (1858-
1906), Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895), Carlos Pellicer (1899-
1977), Jaime Torres Bodet (1902-1974) y Ramón López Velarde (1881-1921).
Todos estos movimientos van a hacer que a lo largo del siglo XX surjan en
Francia figuras de un nuevo lirismo como Antonin Artaud (1896-1948), Paul
Eluard (1895-1952), Henri Michaux (1899-1984), el senegalés Léopold Sédar
Sénghor (1906-2001) o el multifacético Jean Cocteau (1889-1963).
3).- ESPAÑA: A finales del siglo XIX, la decadencia del romanticismo deja los
nombres de Gaspar Núñez de Arce (1834-1903) y Ramón de
Campoamor (1817-1901), pero será a comienzos del XX cuando la poesía
resurge con el pesimismo de la Generación del 98, representada por Antonio
Machado (1875-1939) y Miguel de Unamuno (1864-1931), y por la figura
de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) que operan un cambio en la lírica
española que llegará a su esplendor con la Generación del 27 y los
movimientos de vanguardia: Federico García Lorca (1898-1936), Gerardo
Diego (1896-1987), Jorge Guillén (1893-1984), Vicente Aleixandre (1898-
1984), Pedro Salinas (1892-1951), Luis Cernuda (1902-1963), Rafael
Alberti (1902-1999) y Miguel Hernández (1910-1942).
En la segunda mitad del siglo XX hay que destacar los nombres de León
Felipe (1884-1968), Luis Rosales (1910-1992), Leopoldo Panero (1909-
1962), Dámaso Alonso (1898-1990), Gabriel Celaya (1911-1991), Blas de
Otero (1916-1979), José Ángel Valente (1929-2000), Jaime Gil de
Biedma (1929-1990), José Hierro (1922-2002), Carlos Bousoño (1923)
y Francisco Brines (1932)
Para cerrar esta breve historia de la poesía hay que recordar dos nombres: el
libanés Khalil Gibrán (1883-1991) y el indio Rabindranah Tagore (1861-1941)
cuya lírica obtiene gran repercusión en todo el mundo.