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ANÁLISIS DE CASO
PRESENTADO POR:
PROGRAMA DE PSICOLOGÍA
JULIO/2019
INTRODUCCIÓN
Poder identificar un caso de neurosis obsesiva con facilidad y poder analizarlo a fondo se
es necesario tener un arduo conocimiento de la materia, ya que cada una de estas manifestaciones
tiene una formación diferente en el aparato psíquico del sujeto como por ejemplo el
neurosis obsesiva grave y mal tratada en algunas ocasiones como la veremos en el siguiente caso,
evolucionando con el pasar de los años hasta el punto de poder burlar al tratante en curso.
Como es sabido el ambiente en el cual viva el ser humano dicta el saber hacer y ser del hombre y
al igual los valores, la ética y las normas están íntimamente ligado al querer ser del ser humano
en donde este ente busca siempre poder desarrollarse de la mejor manera, desde este punto de
vista para poder analizar de la mejor manera este caso tendríamos que comprender que en la
época en la cual se dio dicho caso que se relata a continuación el hombre tenía otra perspectiva de
la realidad.
CASO
La enferma, la Sra. N., era la anteúltima de cuatro hijos. Su hermana y hermano mayores le
llevaban varios años; su hermana menor, en casa de la cual vivía en París, había sido siempre su
preferida; la protegía contra las injusticias de su padre, del cual ella misma era la favorita. Ambas
estuvieron siempre fuertemente ligadas. Los padres, muy unidos, no habían logrado imponer a
sus hijos sus concepciones tradicionales de burgueses de una pequeña ciudad industrial, pero sí al
menos su estilo de vida. Más tarde, cuando nuestra enferma estaba casada ya, la actitud
autoritaria de su padre cambió mucho a causa de un revés de fortuna. Este hecho tendrá una
aparecieron cuando la paciente tenía 16 años. En ese entonces tocaba mucho el piano y soñaba
con una carrera musical. Su padre se opuso violentamente a sus proyectos. "No permitiría a su
hija convertirse en una artista, ella iba a casarse y tener hijos”. Sin renunciar a su deseo, la
enferma tuvo desde esa época “problemas de concentración” que le impidieron estudiar piano
como en el pasado. Fue entonces atendida por un psicoterapeuta conocido y su estado mejoró.
Algunos años más tarde, sus padres decidieron que se casaría con un joven elegido por ellos, hijo
de unos amigos de la familia, un muchacho dulce y gentil, pero por quien ella no sentía ninguna
clase de respeto o admiración. La paciente se rebeló y se negó a considerar ese matrimonio. Fue a
pasar un fin de semana con su hermana en la montaña y allí tuvo una aventura con un muchacho
que no conocía anteriormente y al cual jamás volvió a ver. Retornó a su casa llorando, llena de
remordimientos, relató el episodio a su madre y dio esta aventura como la prueba de que no podía
casarse con el joven que le destinaban sus padres. Su padre se mantuvo inflexible y amenazó con
presionarla. Ella cedió. Durante el viaje de bodas su neurosis estalló verdaderamente,
manifestándose con angustia y depresión continua. Fue atendida durante dos años por el Dr. X.,
quien utilizó una especie de método catártico. Cuando al cabo de dos años no hubo cambios, el
Dr. X. relató al Sr. N. la aventura que su mujer había tenido antes del casamiento y que era la
algunas semanas antes, por lo que no le provocó demasiado resentimiento. Entró entonces en
tratamiento psicoanalítico con el Dr. Y. Según los dichos de la paciente, de los cuales no puedo
garantizar la autenticidad, cuando al cabo de dos años se puso a hablar de sus ideas de suicidio, el
Dr. Y. interrumpió bruscamente el tratamiento sin darle otra opinión o consejo. El estado de
angustia de la Sra. N. empeoró considerablemente. Fue entonces a ver a la Dra. Z., con quien
estuvo en análisis durante 11 años, antes de venir a verme. Durante los cinco primeros años, su
estado consistía, como lo hemos visto, en crisis de angustia, depresión y fobias. Temía, entre
otras cosas, pasar por calles o lugares cuyos nombres hicieran alusión al color rojo o pelirrojo. En
el curso del análisis apareció que este color estaba contenido en el nombre del joven con el cual
había tenido la aventura en cuestión. Al cabo de esos cinco años su estado empeoró bruscamente
y tomó la forma grave que hemos descrito. Este agravamiento de los síntomas fue precedido por
para ella: su padre, cuyos negocios estaban en dificultad, perdió su fortuna, de modo tal que toda
la familia se encontró en una situación financiera muy difícil. Tal vez a causa de este revés de
fortuna, el padre de la Sra. N. permitió a su hermana casarse con el hombre que amaba, un artista
sin fortuna ni situación. Este hecho perturbó profundamente a nuestra enferma. Mientras que la
familia de su esposa se hallaba en una situación cada vez más difícil, el marido de la Sra. N.
heredó la fortuna de su padre, en condiciones de las que la Dra. Z. no fue ajena. La Sra. N. se
encontró a partir de entonces como la única persona pudiente de su familia. Sufrió mucho esta
situación. Su humillación llegó al colmo cuando su padre, a quien siempre había temido y
empeoró súbitamente. Tenía por entonces una doméstica a la cual temía y detestaba. Sólo la
conservó cuatro semanas, pero cuando la despidió era demasiado tarde ya: estaba afectada de su
neurosis obsesiva.
La mujer vieja que la atormentaba, lo hemos visto, era esta doméstica. Todo lo que había
tocado en la casa, muebles o ropa, la Sra. N. no podía volverlo a tocar; de allí en más, la ropa
permanecía colgada en los placards. Sólo soportaba acostarse en la misma cama que su marido
separada de él por gran cantidad de papeles de seda, lo cual tornó sus relaciones aún más
espaciadas que antes. Su estado de angustia se tornó intolerable y, para eliminar el recuerdo de
los contactos con la vieja doméstica, se abocó a las abluciones que conocemos. Es necesario
agregar, para hacer justicia a la Dra. Z., que intentó varias veces enviar a la Sra. N. a otros
médicos, pero la enferma se negó. La Sra. N., me confió al respecto, que, durante los seis últimos
años, la Dra. Z., sin que lo supiera la Sra. N., no le hizo más pagar honorarios.
analíticas seguía un esquema bastante monótono. Evitaba entrar en contacto con algún mueble,
cubría el diván con papeles de seda, y después de haberse recostado me suplicaba llorando que le
de su vida. Era evidente que continuaba las sesiones tal como se había acostumbrado con la Dra.
curso del análisis. Al cabo de algunas semanas, me contó un sueño que interpreté de una manera
que pareció impresionar indirectamente a la enferma: al día siguiente, me trajo un nuevo sueño y
asociaciones que parecían confirmar exactamente mis interpretaciones. Eso me puso muy
contento. Cuando al cabo de algunas semanas se produjo lo mismo con la interpretación de otro
sueño, a mi satisfacción se agregó una inquietud. El hecho me pareció extraño: me dije que no es
común ver, sobre todo en enfermos tan seriamente afectados, confirmaciones de interpretaciones
tan fáciles, sin lucha, sin resistencia por parte de la enferma. Cuando se repitió por tercera vez,
tuve la certeza de estar sobre una pista falsa. Esas interpretaciones se revelaron, más tarde, sin
ninguna importancia. Surgió entonces con toda claridad que todo en su tratamiento, sus sesiones,
sus asociaciones y mis interpretaciones, estaba englobado en su neurosis obsesiva; que formaba
parte de una especie de ritual mágico que, al igual que sus abluciones, le permitía luchar contra
“los contactos de la mujer vieja”. Su tratamiento había perdido todo carácter de cura
La paciente tenía una particularidad que me dio la clave del enigma: antes de terminar la
sesión me pedía con insistencia que le repitiera muchas veces la interpretación que acababa de
hacerle, ya sea porque no había comprendido ni una palabra, porque no accedía a su significado,
o porque no recordaba la frase exactamente. Era necesario que ella pudiera repetir mi
interpretación exactamente a fin, decía, de poder recordarla hasta la próxima vez y de estar así en
mejores condiciones de luchar contra sus dudas y sus angustias. Recordé entonces la
interpretación que Freud hizo de los síntomas obsesivos en su paciente conocido con el nombre
de “El Hombre de las Ratas”. Freud explica que esa duda obsesiva expresa una falta de confianza
inconsciente respecto del interlocutor, una especie de duda-burlona. Sólo mucho más tarde
comprendí que esta burla y esta desconfianza inconsciente se dirigían a su última analista, la Dra.
Z., y que la paciente había tenido buenas razones para no confiar en sus interpretaciones y
burlarse de sus consejos. Cuando le sugerí a mi paciente, con mucha prudencia dada la intensidad
dirección con mucha cautela. Elegí entonces otra vía de abordaje: resolví usar la regla de
abstinencia y no repetir tantas veces mis interpretaciones. Al principio, las repetía sólo cinco
veces en lugar de seis, luego cuatro veces en lugar de cinco, y así sucesivamente.
La paciente toleró mal esta frustración. No entraré en todos los detalles de este análisis;
quisiera, sin embargo, mencionar los resultados obtenidos gracias al esfuerzo de romper
progresivamente ese ritual a través de la privación y describir las dos primeras interpretaciones
con respecto a su familia y a sus analistas. Para venir a su análisis la paciente debía atravesar la
sentía tentada de entrar para comprarse chocolates y llevárselos a su madre, pero siempre
renunciaba por temor a “tocar a la mujer vieja”. Un día, tomó coraje hasta casi entrar a la tienda,
pero justo delante de la puerta retrocedió con horror; alguien pasó cerca de ella, hombre o mujer,
no sabía, y fue presa de una duda espantosa: era posible que fuese la mujer vieja. Ese día le dije
simplemente que ella no tenía ganas de comprar chocolates a su madre. La Sra. N. permaneció
incrédula, pero esta interpretación tuvo frutos: la paciente pudo gradualmente considerar la
paciente la solución a sus problemas que se encuentran emergidos en alguna parte de su historia y
que genera cambios abruptos en su personalidad, para ello hay que analizar en qué instancia se
está generando estos cambios si es en el ello, yo, superyó. O si el cambio es generado a partir de
una falencia del aparato psíquico como el consciente, preconsciente o inconsciente, así como
La enferma, la Sra. N., era la anteúltima de cuatro hijos. Su hermana y hermano mayores
le llevaban varios años; su hermana menor, en casa de la cual vivía en París, había sido siempre
su preferida; la protegía contra las injusticias de su padre, del cual ella misma era la favorita.
En este párrafo se evidencia que en el preconsciente de nuestra paciente hay cierto conocimiento
del afecto tan grande que tiene su padre hacia ella, pero es incapaz de comprender que ese afecto
le restaba liberta tanto a ella como a su hermana con las injusticias que era autor por ser la
autoridad.
Los padres, muy unidos, no habían logrado imponer a sus hijos sus concepciones
tradicionales de burgueses de una pequeña ciudad industrial, pero sí al menos su estilo de vida.
medida en que asimila su situación y en la que sus padres quieren que se acomode de acuerdo a
las necesidades de la sociedad de ese entonces, pues era una sociedad burguesa en donde el
estrato daba cierta comodidad y calidad de vida a quienes pertenecían al grupo selecto de los
acomodados por cierto poder adquisitivo algo que a la señora N en ese entonces no le interesaba
de a mucho pues no tenía aun conciencia de cómo se podría sobrevivir en una sociedad llena de
Los primeros signos de la neurosis aparecieron cuando la paciente tenía 16 años. En ese
entonces tocaba mucho el piano y soñaba con una carrera musical. Su padre se opuso
violentamente a sus proyectos. "No permitiría a su hija convertirse en una artista, ella iba a
casarse y tener hijos”. Sin renunciar a su deseo, la enferma tuvo desde esa época “problemas de
que seamos capases de controlar nuestros impulsos primitivos, pues en esta parte de su vida hay
una disputa del ello ya que su deseo es frustrado abruptamente por el ser de autoridad más
respetable, su padre, quien es el causante del trauma que desencadeno toda una serie de
acontecimientos que le cambiarían la vida por completo, y es desde aquí de este ejemplo claro de
control de impulsos de nuestros hijos donde nacen los problemas tanto en el pasado como en la
actualidad, ya que no somos capases de sobrellevar los deseos primitivos de nuestra niñez y
adolescencia.
Sus padres decidieron que se casaría con un joven elegido por ellos, hijo de unos amigos
de la familia, un muchacho dulce y gentil, pero por quien ella no sentía ninguna clase de respeto
Violentar la voluntad del ser humano es generar en este un descontrol total en donde todo su ser
se ve afectado, pues la liberta genera tranquilidad y es por ello que la etapa del superyo sufre un
semana con su hermana en la montaña y allí tuvo una aventura con un muchacho que no conocía
anteriormente y al cual jamás volvió a ver. Retornó a su casa llorando, llena de remordimientos,
relató el episodio a su madre y dio esta aventura como la prueba de que no podía casarse con el
donde nuestra paciente falla pues se deja llevar por impulsos encausados de ira y rebeldía tras la
imposición de su padre quien la está obligada literalmente a contraer matrimonio con quien hasta
manifestándose con angustia y depresión continua. Fue atendida durante dos años por el Dr. X.,
quien utilizó una especie de método catártico. Cuando al cabo de dos años no hubo cambios, el
Dr. X. relató al Sr. N. la aventura que su mujer había tenido antes del casamiento y que era la
Nuestra paciente era consciente de que una de las causas de la neurosis obsesiva que la
atormentaban era el descontento por su actuar en el pasado en donde por dejarse llevar por sus
deseos e impulsos cometió una serie de errores que la hacían culpables de cierto modo por la
caso anterior se da por los deseos e impulsos que no son sabido sobrellevar desde temprana edad
o en edades avanzadas ya que la mayoría de los sucesos neuróticos son causados por esos
El ser humano por naturaleza está destinado en el tiempo a la evolución y con ello sus virtudes y
debilidades al igual que sus defectos y enfermedades, y es por ello que cada día se prepara más
resultaría muy irresponsable de nuestra parte pues la vida de un ser humano es la que está en
Rudolf loewenstein. Marzo 2010. Reflexión sobre el tratamiento de un caso de neurosis obsesiva.
Colección DIVA. Recuperado de:
http://www.silviaelenatendlarz.com/Coleccion-Diva/Fasciculos/Fasciculos_16.pdf