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La ecología política de la crisis global y

los límites del capitalismo benévolo*


The political ecology of the global crisis and the limits
of benevolent capitalism
Eduardo Gudynas
Investigador principal en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), Montevideo,
Uruguay.

Correo electrónico: egudynas@ambiental.net

Fecha de recepción: agosto 2009


Fecha de aceptación y versión final: noviembre 2009

Resumen
Si bien la actual crisis global cambia el balance e intensidad de la presión ambiental en los ecosiste-
mas de América del Sur, persisten las estrategias de desarrollo bajo una intensa apropiación de los
recursos naturales, una inserción primarizada en el mercado global y la externalización de los impac-
tos ambientales. Primero, se han negado o minimizado los efectos de la crisis (apelando a imágenes
como el desacople o blindaje de las economías), y cuando fueron reconocidos, se ha postulado una
“reparación” o “reforma” del capitalismo, pero manteniendo su esencia. Esto expresa una base ideo-
lógica que se caracteriza, entre otros aspectos, por su antropocentrismo y fe en el progreso material.
La dimensión ambiental es apenas asumida como un ajuste instrumental que termina generando la
ilusión de un capitalismo benévolo, defendido incluso por los gobiernos progresistas sudamericanos.

Palabras clave: impactos ambientales, crisis global, capitalismo, antropocentrismo, biocentrismo.

Abstract
While the current global crisis is changing the balance and intensity of the pressure on South
America’s ecosystems, development strategies based on the intense appropriation of natural
resources, an insertion in the global market based on primary resources and the externalization of
environmental impacts persist. First, the effects of the crisis were denied or minimized (with an
appeal to images such as the uncoupling or shielding of economies), and now that they have been
recognized, a “repair” or “reform” of capitalism has been proposed while maintaining its essence.
This expresses an ideological base characterized, among other aspects, by anthropocentrism and
faith in material progress. The environmental dimension is assumed merely as an instrumental
adjustment that results in generating the illusion of a benevolent capitalism, which is defended even
by progressive South American governments.

Key words: environmental impacts, global crisis, capitalism, anthropocentrism, biocentrism.

* El presente artículo resulta de las líneas de investigación del CLAES, que cuenta con el apoyo de la Fundación F.
Mott y la Fundación Ford. Agradezco la revisión de Mariela Buonomo (Uruguay), Alberto Acosta (Ecuador), José
M. Tortosa (España) y Joachim Becker (Austria).

Íconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 36, Quito, enero 2010, pp. 53-67
© Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador.
ISSN: 1390-1249
dossier
Eduardo Gudynas

Introducción enfocada en la idea de progreso. Se concluye


que las contradicciones ecológicas del capitalis-
a actual crisis económica encierra pro- mo contemporáneo exigen cambios que van

L fundas implicaciones sobre las articula-


ciones entre las estrategias de desarrollo
y su contexto ambiental en América Latina.
más allá de reformas o reparaciones económi-
cas, y que residen en el terreno de los valores,
donde es indispensable una transición desde el
Las exportaciones de la región siguen descan- antropocentrismo al biocentrismo.
sando, sobre todo, en recursos naturales y, por
lo tanto, la inserción comercial es uno de los
factores claves para explicar las presiones que La dimensión ecológica de la crisis
sufren distintos ecosistemas. La inversión ex-
tranjera también está detrás de muchos em- Buena parte de la presión sobre los ecosistemas
prendimientos de alto impacto. Sea por éstas u latinoamericanos se debe a la apropiación de
otras vías, los vaivenes internacionales juegan los recursos naturales para nutrir corrientes ex-
un papel clave en los estilos de apropiación de portadoras. En efecto, del total de exportacio-
la naturaleza. nes, un 92,3% son productos primarios en la
En el presente artículo se examinan algunos Comunidad Andina y un 63,1%, en el MER-
de estos aspectos en América del Sur. Se resu- COSUR, Chile y Bolivia (datos del año 2006;
men los impactos ambientales y se evalúan las CEPAL 2008). En la misma línea, la inversión
respuestas en el entorno de la actual crisis in- extranjera directa con destino extractivista au-
ternacional. Estas últimas se describen como mentó más que la destinada al sector manufac-
intentos de reparación o reformas del capitalis- turero (CEPAL 2009a). Eso esclarece proble-
mo1, desde el punto de vista de la ecología po- mas que van desde el avance de la frontera
lítica, en el entorno de la actual crisis interna- agropecuaria a los impactos de la minería.
cional. Se subraya que, a pesar de la crisis, per- El alto precio de las materias primas y la
siste el énfasis en estilos de desarrollo conven- bonanza económica que ello generó explica la
cionales y no sustentables desde el punto de profundización de esa estrategia en los años
vista ecológico, incluso bajo gobiernos “pro- pre crisis. Por ejemplo, considerando algunos
gresistas” o de la nueva izquierda. Esto desem- productos clave por sus implicaciones ambien-
boca en un “capitalismo benévolo”, dentro del tales, se observa que la soja alcanzó picos en el
cual se aceptan algunas cuestiones ambienta- orden de 600 USD/tonelada; el petróleo, 140
les, pero se las maneja manteniendo la fe en el USD/barril; y el cobre, 4 USD/libra.
crecimiento económico y la apropiación de la La crisis económica iniciada en 2007, y evi-
naturaleza. Por lo tanto, persiste una postura dente en 2008, quebró esa tendencia. Sus efec-
antropocéntrica sobre la naturaleza, postura tos fueron más allá de las finanzas, abarcando
otras esferas económicas y comerciales, e in-
cluso políticas; y desde algunos países indus-
1 Existen por lo menos tres usos del término “ecología
política”: aplicado a un conjunto de preceptos, valores
trializados terminó por convertirse en global
o a una agenda política sobre cuestiones ambientales, y (Foster y Magdoff 2009; Fullbrook 2009;
que se presenta como modelo a seguir; utilizado para Ugarteche 2009; Estay 2009; CEPAL 2009b y
el análisis de las interacciones entre sociedad y natura-
2009c). Los precios de las materias primas ca-
leza y, por lo tanto, ampliamente superpuesto con la
ecología humana, ecología social y otras disciplinas; y yeron rápidamente, tanto por la retracción del
utilizado para el análisis desde las llamadas ciencias consumo en los países importadores como por
políticas de los procesos y actores involucrados en los la escasez del crédito y la salida de fondos espe-
temas ambientales, como asunto propio de la política,
y que se expresa en los espacios públicos. En el presen- culativos que operaban en muchos rubros. Si-
te artículo se sigue especialmente esta tercera postura. guiendo con los ejemplos anteriores, la soja

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cayó a niveles de 340 USD/tonelada, el petró- buros, petroquímica, celulosa, entre otros.
leo, 40 USD/barril, aproximadamente, y el b) La exploración y prospección minera y pe-
cobre llegó apenas por arriba de un dólar por trolera se ha aminorado, pero en algunos casos
libra. Si bien los precios de las materias primas se intenta compensar la caída de los precios
permanecen en niveles inferiores a los registra- por un aumento del volumen extraído. Esto
dos en los últimos años, en varios de ellos hay también se observa en el sector minero, y de-
una recuperación. semboca en mayores problemas de contamina-
Estos cambios en los flujos de exportación ción. c) La intensificación agrícola aminoró,
y capital afectan directamente la presión sobre debido al mayor costo de los agroquímicos y
los ecosistemas e, incluso, la institucionalidad las maquinarias. Pero persiste el avance de la
ambiental. Ese vínculo es tanto directo como frontera agrícola sobre áreas silvestres, espe-
indirecto: el primer caso corresponde a las ex- cialmente en sitios tropicales. Sectores que
portaciones de recursos (como puede ser el co- hasta hace poco eran muy dinámicos se redu-
bre, maderas preciosas o granos), mientras que jeron drásticamente. Por ejemplo, del total de
los efectos indirectos se deben a intervenciones 200 proyectos de agrocombustibles a partir de
ecosistémicas que se realizan para permitir caña de azúcar en Brasil, solo unos 100 co-
aquellas exportaciones (por ejemplo, construir menzaron a implementarse, y de ellos al me-
una hidroeléctrica para brindar energía a em- nos 50 están en venta (Valor, 10/06/2009).
presas mineras)2. Este tipo de apropiación de De esta manera, la crisis actual genera cam-
dichos recursos naturales siempre implica la bios en la presión sobre los ecosistemas. Po-
externalización de impactos sociales y ambien- siblemente predominará la ampliación hori-
tales no incorporados en los precios finales. zontal sobre la intensificación. Bajo una ex-
Sus efectos negativos son socializados y trans- pansión horizontal, la producción agropecua-
feridos a las comunidades locales, gobiernos ria y forestal crece al incorporar nuevas tierras,
municipales y al Estado en general. mientras que, bajo la intensificación, el mayor
Los efectos de la crisis internacional crecimiento productivo se explica por aumen-
(CEPAL 2009b) generan un nuevo balance tos de rendimientos en cosechas o extracciones
en la apropiación de los recursos naturales. A en una misma superficie. Por lo tanto, persis-
partir del seguimiento en temas de ambiente tirá la deforestación en los bosques tropicales
y desarrollo que realiza el CLAES (Centro amazónicos (especialmente en Bolivia, Ecua-
Latino Americano de Ecología Social), se dor y Perú, y en el llamado “arco de deforesta-
observan las siguientes tendencias en América ción” brasileño) y en áreas subtropicales (como
del Sur: a) La escasez en capital, la caída en los las tierras bajas de Bolivia, oriente de Paraguay
precios y la reducción en el comercio global y norte de Argentina). El Cerrado de Brasil
determinaron una reducción de la presión continuará deteriorándose, y corre el riesgo de
ambiental en sectores como minería, hidrocar- ser la primera gran región ecológica en desapa-
recer en el siglo XXI. Pero ese avance de la
2 En muchos casos, se exporta tanto un producto como frontera agropecuaria está limitado por la in-
una serie de servicios y recursos ambientales asociados
a éste, y cuyos impactos ambientales son de enverga- fraestructura de transporte disponible. La cri-
dura. Un caso ilustrativo es la exportación de aluminio sis ha lentificado ese tipo de proyectos de co-
desde Brasil, que incluye la extracción de bauxita y nectividad de transporte (especialmente los de
también un enorme aporte de energía eléctrica con sus
impactos ambientales asociados (i.e. construcción de la Iniciativa en Infraestructura Regional Sura-
represas). Es así que podría sostenerse que Brasil real- mericana, IIRSA). En el caso del sector extrac-
mente exporta sobre todo energía barata, y que eso tivo, persistirán los impactos en la región andi-
explica que ese tipo de actividades extractivas florezcan
en países del Sur y hayan sido abandonadas en el
no-amazónica, y en enclaves mineros de Ar-
Norte. gentina, Chile y Brasil.

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La gestión ambiental, incluyendo la evalua- la agroindustria en Brasil, con lo cual se man-


ción, monitoreo y fiscalización, están siendo tienen las presiones ambientales generadas por
afectadas negativamente. Esto se debe tanto a los monocultivos. Entretanto, otros países
mayores restricciones en personal, equipa- apelan a medidas convencionales para atraer
miento y gastos corrientes en las agencias am- inversores (exoneraciones tributarias, reduc-
bientales, como a los intentos de flexibilizar ciones en el cobro de regalías, apoyo en ener-
los requerimientos ambientales para atraer in- gía o caminería, etc.), con lo cual se subven-
versiones, ahora más escasas. Los gobiernos cionan indirectamente actividades de alto im-
buscan acelerar el otorgamiento de permisos pacto ambiental.
ambientales, conceden excepciones o debilitan
la aplicación de las normas. No sólo persiste la
externalización de los impactos ambientales, La ecología política de las respuestas
sino que los intentos de internalizar esos efec- frente a la crisis
tos son vistos como potenciales trabas a la
recuperación o como pérdidas de competitivi- Esas consecuencias ambientales se suman a los
dad. En algunos casos, se usa el argumento de efectos económicos y políticos en casi todos
la crisis para promover todavía más la exporta- los países latinoamericanos. Por ejemplo, re-
ción de materias primas, tales como la minería cientemente CEPAL (2009c) afirmó que los
a pequeña escala en Costa Rica y El Salvador; actuales impactos son más agudos a los obser-
minería a cielo abierto, a gran escala, en Ecua- vados durante la crisis de la deuda y han impli-
dor; minería de litio en Bolivia. El argumento cado una retracción económica, el desplome
de la crisis también se usa como justificativo del comercio internacional y la escasez del
en el veto presidencial de la ley de protección capital.
de glaciares en Argentina para permitir un em- Pero a pesar de esa gravedad, la respuesta
prendimiento minero conjuntamente con predominante en Sudamérica ha oscilado en-
Chile. Se afecta la consolidación institucional, tre la negación, la minimización y el optimis-
en especial la de los nuevos ministerios del am- mo. En un primer momento, en 2008, casi
biente creados en Chile y Perú. Las restriccio- todos los gobiernos y muchos analistas con-
nes presupuestarias también limitan avances vencionales insistieron en la idea del “desaco-
en saneamiento, manejo de residuos sólidos ple” de las economías nacionales frente a la cri-
urbanos, eficiencia energética o implementa- sis en los países industrializados. Asumían que
ción de áreas protegidas. la crisis sería temporal, que los mercados
En la integración regional, dado que la crisis emergentes eran más independientes de las
acentúa la competencia entre los países por economías industrializadas, y que la persisten-
maximizar sus exportaciones y atraer inversio- cia de la demanda desde otras regiones (espe-
nes, aparecen disputas sobre el manejo de recur- cialmente China) permitiría mantener el flujo
sos compartidos o en áreas de frontera, y hay del comercio exterior.
limitaciones mayores para acuerdos ambientales Pocos meses después se reconoció la grave-
regionales vinculantes (tanto en la Comunidad dad de la situación, y entonces se pasó a la pos-
Andina como en el MERCOSUR). El Tratado tura del “blindaje”: las economías nacionales
de Cooperación Amazónica, donde el manda- estarían blindadas y lograrían sostenerse por
to ambiental es mucho más claro, será segura- sus propios medios, pues contaban con gran-
mente afectado. En algunos países se destinan des reservas acumuladas durante el boom ex-
recursos estatales para sostener algunos secto- portador de commodities (por ejemplo, Chile).
res productivos basados en recursos naturales. Finalmente, al promediar 2009, los gobiernos
El caso más destacado es el apoyo financiero a comienzan a admitir que la crisis golpeaba sus

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economías; se redujeron las proyecciones de temporáneo y su base ecológica3. Esta es una


crecimiento económico y expectativas expor- posición que está a tono con los dos principa-
tadoras, y se hicieron evidentes problemas en les tipos de respuestas frente a la crisis: su “re-
el empleo y el consumo. Las respuestas de los paración” y su “reforma”. Éstas se analizan se-
países se resumen en CEPAL (2009a). guidamente.
Más allá de los detalles, un punto llamati-
vo es la resistencia a admitir los efectos de esta
crisis por parte de casi todos los gobiernos y Reparación y reforma del capitalismo
muchos analistas, incluso desde tiendas políti-
cas opuestas. Entre los gobiernos, las declara- La postura de la “reparación” sostiene que la
ciones más fuertes sobre el pretendido “desa- crisis actual no se debe a problemas en la esen-
cople” o “blindaje” procedieron, por ejemplo, cia del capitalismo o en las prácticas del mun-
de los presidentes Cristina Fernández de Kir- do financiero, sino que resultaron de fallas en
chner (Argentina) y Lula da Silva (Brasil). No procesos de control y vigilancia, y de prácticas
puede sorprender que analistas económicos de algunos inescrupulosos (como el financista
convencionales insistieran que la crisis no gol- de Wall Street, Bernard Madoff ). Bajo esta
pearía a la región, pero es llamativo que desde perspectiva, la estructura, funcionamiento e
otras tiendas ideológicas se afirmara lo mismo. institucionalidad del capitalismo contemporá-
Por ejemplo, Emir Sader (2008) sostenía que neo, incluyendo su componente financiariza-
la crisis no tendría efectos “directos y devasta- do-globalizado, es correcto y adecuado. Pero
dores sobre el sistema económico mundial”, y como su autorregulación falló, se aceptan me-
que los menos afectados serían Brasil y en didas de reparación: ajustar los controles y la
parte Argentina –todas esas predicciones fue- vigilancia, permitir la quiebra de empresas,
ron refutadas por la realidad a los pocos aplicar una mayor flexibilización laboral, etc.
meses–. Por otro lado, se rechazan intervenciones en la
Por lo tanto, se suceden reportes que mini- regulación estatal, se considera el desempleo
mizan los efectos de la crisis, presentándola como una consecuencia insalvable pero pasaje-
como un fenómeno externo, y se redobla la ra, y así sucesivamente. Estas son tesis más cer-
defensa de una estrategia de desarrollo basada canas a corrientes neoconservadoras y neolibe-
en exportar recursos naturales, la que incluso rales (Cato Institute en Washington; White
debería ser acentuada para poder salir de los 2008; Miron 2009), pero que tienen actual-
problemas. Esto explica medidas estatales de mente una penetración más bien limitada en
apoyo a sectores exportadores, como la agroin- América Latina en algunos círculos académi-
dustria en Brasil, la insistencia en flexibilizar y cos, empresariales y políticos conservadores.
agilizar los permisos mineros en Perú, o abrir En cambio, la postura de la “reforma”
nuevos rubros mineros en Bolivia. cuenta con un número mayor de adeptos,
Como la ecología política de esa respuesta aunque es más heterogénea. Se afirma que el
es mantener o profundizar la inserción global capitalismo actual (y en especial, su dimensión
a partir de la venta de commodities, se insiste financiera y global) encierra contradicciones y
en evitar trabas o restricciones en la apropia- deformaciones que deben ser modificadas. Se
ción de la naturaleza. La protección del am- rechazan los dogmas neoliberales y se plantea
biente pierde frente a esa racionalidad econó- una mayor presencia estatal –incluyendo la
mica, convirtiéndose en una variable de ajuste
y flexibilizándola para mejorar la competitivi-
3 En la caracterización del capitalismo se siguen, en
dad en el capitalismo global. Se niega que exis- especial, algunos de los aportes en Heilbroner (1990),
ta una contradicción entre el capitalismo con- y Boltanski y Chiapello (2002).

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nacionalización de grandes empresas o secto- ción de los recursos naturales, ni en la meta del
res, si es necesario–, sostener el empleo o apli- desarrollo como crecimiento económico. Aun-
car regulaciones más profundas sobre las fi- que reformistas como Rodrik (2009) alertan
nanzas, etc. Se recomiendan reformas, pero sobre la idea de que en un mundo postcrisis es
dentro del régimen capitalista. Se defiende en- inadecuado insistir en un “modelo de desarro-
tonces un capitalismo con “mayor conciencia llo” basado en altos precios de los commodities,
social” según Amartya Sen (2009); no se rom- los gobiernos sudamericanos insisten en ese
pe con la globalización, pero se apela a otro camino para retomar el crecimiento económi-
tipo de relaciones internacionales, como lo ha- co. Países como Argentina y Brasil intentan se-
ce Joseph Stiglitz (por ejemplo, en United guir liberalizando el comercio mundial en la
Nations 2009); y se buscan otros balances en- OMC y redoblan su rechazo a los estándares
tre la inserción comercial global y las agendas ambientales; la CEPAL (2009c) llama a “resis-
sociales y productivas (es el “capitalismo 3.0” tir” el proteccionismo verde y defiende la pri-
del economista Dani Rodrik). marización exportadora, advirtiendo que es un
Estas son posturas mucho más cercanas a “error subestimar el potencial de las activida-
varios gobiernos en América Latina, y cuentan des basadas en recursos naturales para originar
con un mayor número de seguidores. Incluso la altos crecimientos de la productividad”.
CEPAL, en un informe reciente (CEPAL Las posturas del desacople y el blindaje
2009c), no reclama transformaciones profun- ante la crisis hacen que las posibilidades para
das, sino que postula una solución, basada en repensar la estructura y funcionamiento del
una mayor presencia estatal, especialmente capitalismo sean muy pocas. Las verdaderas
enfocada en un rescate financiero de los secto- tensiones entre la naturaleza y los usos produc-
res más afectados para volver a impulsar el cre- tivos no se abordan, y muchos se entretienen
cimiento. con la ecología del cambio climático global
Cada una de estas opciones tiene distintas (como hace CEPAL), perdiendo las vincula-
implicancias para una ecología política de la ciones directas con los problemas ambientales
naturaleza y el desarrollo. En el caso de la locales y nacionales (un punto que se analiza-
“reparación” se mantendría el énfasis extracti- rá más adelante). Se insiste en seguir el mismo
vista de los recursos naturales, y las novedades ritmo de apropiación de los recursos naturales,
estarían enfocadas, por ejemplo, en combatir y se olvidan sus impactos ambientales.
la corrupción en la adjudicación de permisos De este breve repaso, resulta por demás lla-
ambientales. La opción “reformista” no contra- mativo que esta crisis no esté generando un
dice el extractivismo, pero lo matiza con algu- efecto más fuerte y deje en clara evidencia las
nas medidas, como pueden ser una mejor regu- contradicciones ambientales del capitalismo.
lación ambiental o el uso de la responsabilidad Mientras que en las naciones industrializadas
social empresarial, y no rechazaría los códigos estallaron las polémicas sobre esos aspectos, en
de conducta ambiental en ámbitos como la los países del Sur el debate es más tímido (co-
Organización Mundial de Comercio (OMC). mo, por ejemplo, ilustra Subramanian (2009)
Se mantendría la inserción internacional basa- para la India), y no se intentan mayores regula-
da en recursos naturales, aunque se aceptarían ciones sobre la inversión externa, dadas las res-
estándares ambientales y sanitarios consensua- ponsabilidades de los inversores especuladores.
dos a nivel global. En América Latina la situación es similar, y si
Más allá de las diferencias y semejanzas bien algunos anunciaron el desplome del capi-
entre esas opciones, lo importante para el pre- talismo, hay que admitir que los debates no se
sente análisis es que ninguna de ellas plantea han extendido ni profundizado. Es especial-
cambios sustanciales en la lógica de la apropia- mente impactante que bajo los gobiernos

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progresistas no ocurriesen discusiones más guen escalando (PNUMA 2003; UNEP 2007;
profundas sobre el capitalismo, y entre ellas, Kareiva y otros 2007). El desarrollo capitalista
sobre sus contradicciones ecológicas. ha hecho que las medidas de protección
ambiental siempre vayan por detrás de esos
impactos negativos y que, en muchos casos,
Contradicciones ecológicas en el hayan sido insuficientes para impedirlos. Asi-
capitalismo y la ideología del progreso mismo, los cambios ambientales a escala glo-
bal se suman a la misma tendencia. La crisis
Las contradicciones ambientales en el capita- económica global no ha cambiado la esencia
lismo contemporáneo han sido señaladas repe- de esta problemática, sino que ha alterado rit-
tidamente. Entre ellas se encuentra la imposi- mos o énfasis en sus componentes.
bilidad del crecimiento económico continua- Pero a pesar de la aplastante acumulación
do en un mundo con recursos finitos, la per- de evidencia sobre los impactos ambientales, se
sistente generación de impactos ambientales mantiene la defensa en los estilos de desarrollo
(contaminantes y residuos, entre otros), la de- actuales. Esa actitud no es nueva y se ha repe-
saparición de áreas silvestres e incluso los cam- tido desde el mismo inicio de los debates sobre
bios ambientales a escala global (Assadourian las contradicciones entre crecimiento econó-
2007 y UNEP 2007). Este deterioro ambiental mico y conservación ambiental, en la década
a su vez socava las propias bases productivas del de 1970. A lo largo de los años, esa defensa ha
capitalismo (Smith 1990; O’Connor 1998; tomado distintos énfasis, con la participación
Altvater 1993; Kovel 2005). de las élites político-partidarias, sectores acadé-
Si bien desde hace décadas se suman esas micos y el apoyo de buena parte de la opinión
denuncias y alertas, una y otra vez han sido pública. Por lo tanto, esas ideas no son reflejo
minimizadas en América Latina, donde persis- de unos pocos sectores, sino que expresan pos-
te la idea de que se pueden seguir explotando turas y sensibilidades profundamente arraiga-
sus recursos naturales. Se cree que disfrutamos das. Es una ideología en la que la sociedad está
de un “balance” donde los beneficios econó- separada de la naturaleza y, por lo tanto, ésta
micos superan los efectos ambientales y que, debe ser apropiada y manipulada para asegurar
de todas maneras, dado que América del Sur el progreso. Desde esa ideología se generan di-
posee recursos naturales muy abundantes, ferentes paradigmas sobre el orden capitalista
enormes áreas supuestamente “vacías” y am- en América Latina, aunque obviamente uno y
plias capacidades ecosistémicas para absorber y otro se determinan mutuamente4.
amortiguar los impactos ambientales, todavía La postura dualista se expresa en un fuerte
no debemos preocuparnos. El estilo de desa- antropocentrismo, en el cual la naturaleza es un
rrollo actual, basado en recursos naturales, se conjunto de recursos que deben ser utilizados
defiende entonces como posible y necesario, para alimentar el desarrollo –entendido como
técnicamente manejable, y como resultado de progreso continuado–. Este progreso se expresa
un acuerdo supuestamente democrático de
control soberano sobre el ambiente. 4 La discusión sobre bases ideológicas tiene una larga
Sin embargo, ideas como las mencionadas historia, comenzando por los aportes clásicos de Max
Weber sobre el “espíritu” del capitalismo (Heilbroner
carecen de buen sustento, y el supuesto “ba- 1990; Boltanski y Chiapello 2002). En el presente
lance” es un eufemismo que busca legitimar texto se diverge de esas posturas, en tanto se sostiene
los daños ambientales. En realidad, el deterio- que existe una ideología del progreso y que, desde ella,
se derivan diferentes paradigmas de desarrollo, inclu-
ro ambiental continúa avanzando en América
yendo el capitalismo en sus diferentes expresiones. En
Latina, aumenta el número de especies amena- otras palabras, existen ideas básicas que preceden y ex-
zadas, y los problemas por contaminación si- plican el capitalismo.

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como crecimiento económico no solo posible Pero esto no ha ocurrido bajo los gobiernos
sino perpetuo, bajo una mirada histórica lineal. progresistas en Argentina, Brasil, Bolivia, Chi-
El ambiente es valorado en tanto reviste uti- le, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
lidad, y se expande el concepto de mercancía En esos países se ha abordado la crisis oscilan-
para englobar la naturaleza; la valoración eco- do entre su negación, el desacople y el blinda-
nómica se vuelve, pues, dominante. El bienes- je, o medidas puntuales, intercaladas con algu-
tar humano y la felicidad se lograrían por la nas críticas al papel de los países industrializa-
propiedad y consumo de bienes materiales, y la dos. A pesar de las diferencias entre los gobier-
commodification se expresa tanto en la esfera nos, todos ellos siguen defendiendo las estrate-
ambiental como social (Williams 2005). Se gias de desarrollo extractivistas y convenciona-
confía en una ciencia que tiene un énfasis ins- les. No se discute la esencia de su inserción glo-
trumental y manipulador, y la moral aparece bal ni el propósito de promover las exportacio-
disociada de la ética y es antiutopista. Se des- nes de productos básicos. En algunos casos
pliega una cultura del beneficio propio, el lucro (Ecuador y Venezuela), se han cuestionado as-
y el éxito personal; se acepta (y a veces se feste- pectos como la arquitectura financiera global,
ja) la acumulación, jerarquizando la libertad pero, más allá de eso, se mantiene la misma fe
económica en detrimento de otras libertadas. en el crecimiento económico, motorizado por
Pero incluso la esfera económica es simpli- el aprovechamiento de las riquezas ecológicas.
ficada, y desaparece la heterogeneidad de mer- Puede concluirse que los gobiernos progresistas
cados que existen en América Latina, desde las ofrecen otra prueba del profundo arraigo de es-
ferias campesinas basadas en el trueque y reci- ta ideología del progreso. Más allá de sus mati-
procidad, hasta las transacciones con los bro- ces, sostienen que las medidas ambientales son
kers internacionales de commodities. Unos restricciones o trabas a las exportaciones y a su
mercados son invisibilizados y otros son coop- crecimiento económico (en las secciones ante-
tados, apuntándose a difundir un único tipo riores, constan varios ejemplos de esto).
de mercado capitalista. Los procesos producti- Al ser una ideología, va mucho más allá de
vos se acoplan a redes globales económicas y un cierto orden económico, invadiendo la tra-
comerciales –en varios casos, parte de la globa- ma cultural de nuestras sociedades. Se expresa
lización financiera–, las mismas que son trans- en sus líderes políticos, alcanzando a la izquier-
nacionalizadas, no localizadas, y con fuertes da, a sectores académicos y a varios movimien-
impactos en la gestión territorial. Finalmente, tos sociales (como los sindicatos de base indus-
se deriva hacia democracias formales con una trial). La apuesta por el crecimiento se convier-
fuerte delegación, y cuestiones como la justicia te en un mandato para asegurar un más eficien-
social y ambiental siguen acorraladas. te e intenso aprovechamiento de los recursos
La actual crisis encierra el potencial de po- (una riqueza que no puede ser desperdiciada).
ner en discusión muchos de estos aspectos, En ese contexto, la opción de una crítica radi-
sean los del presente paradigma de desarrollo, cal al desarrollo, en general, y el capitalismo, en
sean sus bases ideológicas. Esta oportunidad particular, queda muy constreñida, es mirada
resultaba especialmente atractiva para las co- con desconfianza por amplios sectores de la po-
rrientes políticas de izquierda o progresistas blación, recibe hostilidad académica y es acusa-
sudamericanas, ya que podrían promover re- da de representar debates pasados de moda.
formas más sustanciales tanto dentro del or- Esto también se debe a que los gobiernos
den capitalista como fuera de él, buscar alter- progresistas, y su base social de apoyo, han
nativas que lo trasciendan y, en el caso de la te- quedado satisfechos con los cambios instru-
mática ambiental, intentar otra política y ges- mentales que han introducido, tales como una
tión de la naturaleza. mayor presencia del Estado. A cambio de los

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beneficios que eso pudiera generar, se acepta- tencia social focalizadas y, en casi todos los
ron las reglas y estructuras capitalistas conven- casos, basadas en pagos en efectivo a cambio
cionales. Esto desemboca en que no se discu- de ciertas exigencias (concurrir a la escuela, re-
tan las esencias del problema, sino cuestiones visiones médicas, vacunaciones, etc.). Sin du-
instrumentales: así, el grado de participación da, programas de este tipo conllevan muchos
del Estado en la apropiación de la naturaleza aspectos positivos. Pero desde la ecología polí-
(por ejemplo, explotación petrolera en manos tica se debe alertar que si solo se hiciera aque-
de empresas estatales o privadas, pero no sobre llo, se cae en una paradoja: los gobiernos pro-
la dependencia petrolera) o la captación de gresistas promueven un tipo de desarrollo que
excedentes (aplicar tasas a las exportaciones de genera impactos sociales y ambientales negati-
granos, como lo hace Argentina, o no hacerlo, vos, pero utilizan parte de los excedentes de
como en Brasil, pero no sobre los monoculti- esos emprendimientos para financiar progra-
vos). En lugar de aprovechar la crisis para mas sociales que compensan o amortiguan di-
renovar la búsqueda de alternativas, se la ha chos efectos negativos. El estilo de desarrollo
presentado como excusa para sostener que no basado en el extractivismo no se pone en dis-
hay otras opciones, y que ella genera restric- cusión, ya que se convierte en una de las fuen-
ciones e imposiciones que vienen desde fuera. tes claves de captación de recursos financieros
Factores de este tipo explican que las res- para el Estado. Esas acciones sociales también
puestas a la crisis hayan consistido, mayormen- sirven para ganar legitimidad, apoyo electoral
te, en profundizar el estilo de desarrollo hacia y apaciguar la protesta ciudadana.
una vertiente extractivista. El Estado la apoya, Los programas sociales no pueden ser abor-
sea por medidas directas como el crédito (por dados en forma aislada, sea de las cuestiones
ejemplo, financiar la agroindustria exportadora ambientales o de las propias estrategias de de-
en Brasil), o indirectas (por ejemplo, otorga- sarrollo. Muchos de ellos, son valiosos paleati-
mientos de permisos ambientales para nuevas vos, explicados por la necesidad y urgencia,
plantas de celulosa en Uruguay o la aprobación pero no pueden ser excusas para suspender un
de una nueva ley minera en Ecuador). Algunos debate más sustancial sobre la propia esencia
viejos líderes de la izquierda incluso afirman de los estilos de desarrollo y el papel del capi-
que actualmente nos encontramos en la etapa talismo actual.
del “crecimiento” o “despegue”, y que los temas
ambientales son un “lujo” que debe dejarse pa-
ra después. “Primero se necesitan las chimene-
as, y después se considerarán los temas ambien- no quieran imaginar los meses que perdimos discu-
tiendo sobre los granos de arena que estaban en el
tales”, se ha sostenido en más de una ocasión5. fondo del río. No quieran imaginar. Precisamos con-
Es evidente que un gobierno progresista tratar al mejor profesor del mundo en esa materia […]
reviste diferencias con otros de tipo conserva- Cuando resolvimos el problema de la arena, me llegó
otro y me hablan de los peces, que había un bagre, y
dor, tales como un mayor papel del Estado y
que los bagrecitos no podían nadar por la represa allí
políticas sociales más enérgicas. En particular, en los Andes y todo ese asunto. Yo me comprometí
se implantaron y extendieron medidas de asis- que cuando deje la presidencia compraría una canoa,
agarraría los bagrecitos, los colocaría en la canoa, y los
llevaría al otro lado y los traería de vuelta” (declaracio-
nes del 22/06/2009; traducción del autor). Las refe-
5 Para dejar en claro cuán profundamente arraigada se rencias despectivas a los peces (bagres) del Río Madeira
encuentra esta visión de la naturaleza, es oportuno se repiten por lo menos desde fines de 2006. De simi-
repasar recientes declaraciones del presidente Lula da lar manera criticó a ambientalistas, indios y comunida-
Silva. A propósito de la oposición de ambientalistas a des afrobrasileñas por “trabar” el crecimiento de Brasil,
construir represas hidroeléctricas en el Río Madeira, y sostuvo que si fuera por él, desmembraría la agencia
Lula afirmó: “La pelea, ustedes no quieran imaginar, ambiental de su gobierno.

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El inevitable ajuste ecológico de automóviles híbridos o el recambio de lám-


del capitalismo paras de bajo consumo.
La mercantilización (commodification) de la
A pesar del vigor de la ideología del progreso, naturaleza avanza al fragmentarla en los llama-
la acumulación de evidencia ecológica e im- dos “bienes y servicios ambientales” y en dis-
pactos ambientales obliga a realizar ajustes tintas mercaderías para insertarla en los proce-
dentro del capitalismo. Dentro de la perspec- sos productivos. Los componentes de los eco-
tiva de la “reparación” del capitalismo o el “ca- sistemas, sean especies de fauna o flora o, in-
pitalismo 3.0” se acepta la temática ambiental cluso, sus genes o sus ciclos ecológicos, se con-
y ésta aparece casi siempre bajo dos expresio- vierten en mercancías sujetas a las reglas del
nes: por un lado, la preocupación por el cam- comercio, que pueden tener dueños y valor
bio climático global, y por el otro, la profun- económico. Países como Brasil o Argentina se
dización de la inclusión de la naturaleza den- encuentran, por ejemplo, entre los más enérgi-
tro del mercado. Es un inevitable “ajuste” que cos defensores de incorporar esos bienes y ser-
brinda una cara verde al capitalismo, pero no vicios ambientales al régimen de la Organiza-
permite solucionar los desencadenantes de la ción Mundial de Comercio. Esta postura llega
crisis ambiental. Aunque se han vuelto muy a extremos, como en la propuesta de Conser-
comunes, es necesario precisar algunas de sus vation International para la Amazonia, donde
características. se sostiene que las áreas protegidas deberían
El cambio climático es abordado en Amé- autofinanciarse por medios como la venta de
rica Latina de manera distorsionada. Más allá bienes y servicios ambientales o los derechos
de la insistencia en reclamar compensaciones de captación de carbono (Killeen 2007). Es
financieras o asistencia tecnológica a los países una postura pesimista extrema que renuncia a
industrializados, los gobiernos latinoamerica- intentar cambiar el capitalismo global, acepta
nos enfocan sus acciones y discursos en un ti- que se destruirá gran parte de los bosques tro-
po de emisiones que, en realidad, correspon- picales y apenas espera salvar un puñado de
den a las prioridades de los países industriali- áreas protegidas, insertándolas en las mismas
zados y no a las propias. En efecto, las nacio- redes económicas que explican la devastación
nes ricas deben reducir sus gases invernadero ambiental. Incluso genera un nuevo concepto
originados en sectores como transporte, gene- de “naturaleza” como agregado de bienes y ser-
ración eléctrica o industria, ya que estos repre- vicios que ya son internos a los sistemas eco-
sentan la parte sustancial de sus emisiones (en nómicos (Smith 1990).
la Unión Europea alcanzan el 90% del total). Estos y otros elementos nos dan a entender
Sin embargo, en América del Sur, el mayor que bajo la ideología del progreso solo es posi-
aporte (75,2%) proviene de los cambios en el ble incorporar algunos temas ambientales con
uso de la tierra, deforestación y agricultura una “reparación” del capitalismo. Pero la for-
(datos de emisiones de CO2 equivalentes, pa- ma bajo la cual se estructuran los procesos
ra el año 2000, CAIT del World Resources productivos no podría revertirse, ya que eso
Institute). Por lo tanto, el problema más ur- implicaría discutir cuestiones que cualquier
gente y grave acerca del cambio climático en ideología siempre evita: sus bases conceptuales
América del Sur se origina en las políticas más profundas.
agropecuarias, los usos de la tierra y las expor- A su vez, la crisis económica actual (aguda)
taciones agroalimentarias –justamente temas oculta en parte la crisis ecológica (crónica).
que estos países evitan discutir–. Es evidente Además el capitalismo al externalizar los im-
que ésta es una temática mucho más urticante pactos ambientales, los oculta invisibilizando
que mantener campañas de publicidad a favor la contaminación o degradación ambiental. El

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La ecología política de la crisis global y los límites del capitalismo benévolo

capitalismo siempre empuja la frontera del Bank 1999; Calomarde 2000); y se concluye
daño ambiental “aceptable”. en un “capitalismo natural” que desencadena-
rá la próxima “revolución industrial” (Hawken
y otros 1999).
El capitalismo benévolo Uno de los aspectos claves en este capitalis-
mo benévolo es intentar presentar la naturale-
El “ajuste” verde del capitalismo, junto a otras za como un conjunto de bienes y servicios que
medidas similares en el plano social, que son son objeto de valor económico, tal como se in-
funcionales a la ideología del progreso, termi- dicó arriba. Convertida en capital natural, se
nan en lo que podría llamarse un “capitalismo defiende una substitución posible, y a veces
benévolo”. No se niegan muchos de los impac- perfecta, entre ella y otras formas de capital.
tos del capitalismo ni de las desigualdades que Este tipo de valoración ha sido muy cuestiona-
encierra, y se acepta que se deben incorporar da, pero persiste como uno de los núcleos cen-
aspectos ambientales o sociales, incluyendo re- trales de la problemática entre ambiente y
gulaciones e instrumentos económicos. Pero desarrollo (Gudynas 2004). Incluso en la crisis
todo ello está adaptado a la propia estructura actual, en la que se han puesto en duda las for-
y dinámica del capitalismo. mas convencionales de valoración del capital,
En la temática ambiental esta reacción se se sigue insistiendo, de todos modos, en mer-
debe a varios factores: por un lado, la acepta- cantilizar la naturaleza6.
ción de encarar algunos problemas ambienta- El capitalismo benévolo puede llegar a te-
les que son cada vez más graves y que pueden ner una moral ambiental (con la que se prote-
poner en riesgo la propia acumulación capita- gen algunos recursos naturales por su potencial
lista, tal como sucede con el cambio climático utilidad productiva o goce estético), pero care-
o la energía; las expectativas de generar nego- ce de una ética ecológica, dado que el ambien-
cios con los bienes y servicios ambientales, te es valorado desde el antropocentrismo (por
incluyendo nuevas fuentes de energía o algu- su utilidad para los seres humanos). Tampoco
nos nichos de mercado basados en la calidad se pone en discusión su obsesión con una acu-
ambiental; y finalmente, una crisis de legiti- mulación perpetua. Esto significa que para
mación, en la que las protestas sociales por trascender esa problemática no basta con in-
impactos ambientales ponen en riesgo la pro- tentar aplicar instrumentos económicos ni re-
ducción y los entramados políticos que ampa- gular el mercado respecto a temas ambientales
ran dicha legitimización. (así, tasas por contaminación o mercados de
Bajo esta postura, el ambiente se podría permisos de emisión), sino que se debe abor-
manejar tecnocráticamente, reduciendo los dar la propia dinámica del capitalismo.
impactos ambientales, minimizando el consu-
mo de energía, otorgando derechos de propie-
dad y precios a los bienes y servicios ambien-
6 En este análisis se ha evitado usar el término desarro-
tales, cobrando prominencia el concepto de llo sustentable (o sostenible), pues en sentido estricto
“capital natural”, y así sucesivamente. Se po- existen en su interior muy diversas corrientes
drían sumar acciones de responsabilidad em- (Gudynas 2004). Como el rótulo se aplica a la ligera,
termina siendo usado por variantes del “capitalismo
presarial, protección del consumidor y códigos benévolo”, eso explica los ataques que recibe por parte
de conducta. Los temas ambientales son con- de muchos analistas. Si bien las posturas del desarrollo
siderados como oportunidades para nuevos sustentable débil son compatibles con un “capitalismo
benévolo”, también debe señalarse que la sustentabili-
negocios –“portafolios de negocios sustenta-
dad fuerte implica un distanciamiento mayor, y la más
bles” (Hart 2006)–; se defienden las “indus- fuerte sin duda está por fuera del capitalismo e impli-
trias verdes” y el “marketing ecológico” (World ca transformaciones radicales.

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Las alternativas de desarrollo que actual- tancia. De alguna manera, se intenta generar
mente se discuten en América Latina en su una suerte de Estado benefactor, y ese propó-
mayoría son reformas –de distinta profundi- sito no es menor. Pero una vez aceptado eso,
dad, pero dentro del capitalismo–. Varias son también es necesario señalar que esos intentos
mínimas (en el caso de las mencionadas recetas siempre están oscilando entre el logro de bene-
de la CEPAL); otras están inspiradas en refor- ficios sociales y la legitimación política frente
mas moderadas (como las propuestas por a la necesidad de asegurar la presencia y repro-
Stiglitz); algunas dan un paso más (siguiendo el ducción del capital; entre amortiguar la socia-
ejemplo de Rodrik), pero ninguna de ellas po- lización de muchos impactos negativos gene-
ne en cuestión aspectos esenciales del capitalis- rados por ese capital y la dependencia econó-
mo. Incluso con algunas novedades, como el mica frente a ellos; entre la defensa de dere-
“nuevo desarrollo” propuesto en Brasil, ocurre chos ciudadanos y la defensa de los inversores,
algo similar, ya que a pesar de apuntar a otro y así, sucesivamente. Esa tensión se agrava
balance entre Estado y mercado y a otra ges- cuando buena parte del capital que está detrás
tión macroeconómica, no se discute la natura- de la apropiación de los recursos naturales es
leza del desarrollo y la dimensión ambiental ni deslocalizada y, por lo tanto, el Estado debe li-
siquiera es abordada (Sicsú y otros 2007). diar no solo con élites empresariales naciona-
En el “capitalismo benévolo” también se les, sino con actores corporativos transnacio-
intenta que las contradicciones y tensiones de- nalizados. En ese flanco se origina otra ten-
saparezcan o sean “administradas”, ya sea por sión, ya que el Estado, por un lado, promueve
medios de gobernanza, ya sea por medios tec- su inserción global apelando a aumentar sus
nocrácticos o mercantiles. Se apunta a generar exportaciones, mejorando su competitividad y
acciones ambientales y sociales que aseguren atrayendo inversiones; y, por otro lado, eso
cierta estabilidad social, apacigüen protestas mismo lo hace crecientemente dependiente de
sociales y reciban legitimidad política. Pero esas condiciones externas, las que no tienen
esas acciones, a su vez, están tensionadas con vínculos genuinos con las urgencias nacionales
medidas que se toman en sentido contrario, ya ni los intereses de protección de los ecosiste-
que el propio Estado debe mantener, proteger mas locales. Los gobiernos se enfrentan al
y alentar la acumulación capitalista en los sec- drama de tener que competir hacia abajo,
tores que se apropian de los recursos naturales. donde las referencias son los irrisorios salarios
Debe hacerlo para asegurarse, por ejemplo, que se pagan en China, o a aceptar la devasta-
una recaudación fiscal que permita la manu- ción ambiental.
tención del Estado, así como para competir La crisis actual agrava estas contradiccio-
internacionalmente frente a otros mercados e nes, ya que se estrechan los márgenes para cap-
inversores. O sea que el Estado mantiene, tar mayores excedentes, generados a través de
alienta y hasta subvenciona una estrategia de la extracción de recursos naturales y; por lo
apropiación de la naturaleza, al mismo tiempo tanto, las finanzas estatales disponibles para
que debe tomar medidas para protegerse y legi- medidas de compensación social y ambiental
timarse frente a los daños que esto origina. Este son más limitadas.
es, entonces, un desempeño frágil e inestable.
La implantación de medidas sociales, sean
regulatorias (por ejemplo, protegiendo los de- Más allá del capitalismo benévolo:
rechos de los trabajadores) o asistencialistas romper con el antropocentrismo
(los programas Bolsa Familia en Brasil, Plan de
Emergencia en Uruguay o Jefes y Jefas de Los puntos considerados a lo largo del presen-
Hogar en Argentina), sin duda tiene impor- te artículo dejan en claro que es necesario

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ampliar y profundizar las discusiones sobre la mo para representar su funcionamiento, sus


dimensión ambiental de la presente crisis del ventajas y servidumbres. Lo mismo ocurre con
capitalismo. No es posible seguir minimizan- las posturas sobre la naturaleza. Modificar esa
do sus impactos ecológicos ni las contradiccio- relación requiere un cambio ético sustancial.
nes fundamentales entre el capitalismo y el En efecto, una crítica desde la ecología po-
ambiente. lítica debe abordar el reduccionismo de las va-
En ese contexto, una primer conclusión del loraciones económicas sobre la sociedad y la
presente análisis es que la “reforma” o la “repa- naturaleza. Por esa vía se expresa y refuerza la
ración” del capitalismo son posturas insuficien- perspectiva antropocéntrica –uno de los ejes
tes. En algunos casos podrán ser necesarias para vertebrales de la ideología del progreso–, bajo
atender urgencias y problemas puntuales, pero la cual la naturaleza es un objeto de valor que
no permiten cambiar, por ejemplo, las formas debe ser explotado y aprovechado para ali-
de apropiación de la naturaleza, la externaliza- mentar los procesos productivos. Podría soste-
ción y socialización de los impactos ambienta- nerse que una opción socialista convencional
les, o la inserción subordinada en la economía que prioriza el valor de uso sobre el valor de
global. Las alternativas que el “capitalismo be- cambio es un paso adelante (Riechmann
névolo” puede ensayar en el plano instrumen- 2006). Pero ésta sigue atrapada en una visión
tal, tales como aplicar tecnologías ecoeficientes antropocéntrica de la naturaleza; ese es uno de
o ingresar nuevos bienes naturales al mercado, los problemas con la tradición marxista. Por lo
tienen utilidad acotada, pero a costa de su fun- tanto, no basta con nuevas metodologías de
cionalidad con el estilo de desarrollo contem- valoración económica. La tarea es romper con
poráneo. Por lo tanto, no son suficientes para el antropocentrismo y la dualidad naturaleza-
solucionar el origen de las contradicciones eco- sociedad.
lógicas, sino que navegan con ellas. La elaboración detallada de estos y otros
Un segundo punto es que esa necesaria puntos excede al presente texto, pero es indis-
transformación debe abordar la base ideológi- pensable ofrecer algunos elementos claves. En
ca del capitalismo. En otras palabras, la salida ese camino es necesario abrirse a otras miradas
a la crisis actual no es solamente una cuestión éticas, en las cuales la naturaleza pasa a ser su-
de cambios económicos, a pesar de la relevan- jeto de derechos, reconociéndosele valores
cia de esa temática, sino que debe ser más pro- propios. Es necesario abonar el camino para
funda, abarcando otras dimensiones, como la una transición desde el antropocentrismo al
cultural y la política. biocentrismo, donde las especies de animales y
Como tercer aspecto a destacar en este de- plantas y los ecosistemas posean derechos pro-
bate ideológico, se debe prestar especial aten- pios independientes de la utilidad o valoración
ción a las perspectivas de valoración. Es necesa- para los seres humanos. En otras palabras, da-
ria una crítica desde el campo de la ética, pues do que el biocentrismo valora todas las formas
allí está uno de los pilares de la ideología del de vida, destruir la naturaleza es también da-
progreso. Recordemos que los tempranos abor- ñarse a uno mismo. Felizmente, existen algu-
dajes sobre el “espíritu” del capitalismo de M. nos avances, como, por ejemplo, el reconoci-
Weber señalaban que la perspectiva ética legiti- miento de los derechos de la naturaleza en la
maba su validez, generando justificaciones, nueva Constitución de Ecuador de 2008 (Gu-
adhesiones y el concurso de las mayorías. Para- dynas 2009).
fraseando un análisis más reciente por Boltans- Romper con el antropocentrismo también
ki y Chiapello (2002), la mayor parte de las genera otros derroteros para concebir la cali-
personas, tanto los dominantes como los domi- dad de vida, la economía y hasta la propia po-
nados, se apoyan en ese “espíritu” del capitalis- lítica, todo lo cual deriva en un camino muy

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distinto al del capitalismo actual, en cualquie- CEPAL, 2009c, Panorama de la inserción inter-
ra de sus variedades. Se apunta a un desarrollo nacional de América Latina y el Caribe.
verdaderamente enfocado en la calidad de vida 2008-2009, CEPAL, Santiago.
de las personas y menos enfocado en la pose- CEPAL, 2008, Anuario estadístico de América
sión y la acumulación; es decir, más austero y Latina y el Caribe 2007, CEPAL, Santiago.
de tipo postmaterial (reduciendo drásticamen- Estay, Jaime, 2009, “De la crisis económica…
te el consumo de materia y energía). Esta posi- ¿a la crisis del pensamiento económico?”,
ción genera diversas consecuencias: la reconfi- en Eduardo Gudynas, compilador, La pri-
guración de los sujetos políticos hacia posturas mera crisis global del siglo XXI. Miradas y
relacionales y no necesariamente dualistas; una reflexiones, CLAES, Montevideo. Disponi-
política con mayor deliberación y participa- ble en http://www.economiasur.com.
ción; una inserción internacional volcada a un Foster, John y Fred Magdoff, 2009, The great
regionalismo autónomo; y una desvinculación financial crisis. Causes and consequences,
selectiva de la globalización, entre otras. En es- Monthly Review Press, Nueva York.
te derrotero, la ética biocéntrica hace que vuel- Fullbrook, Edward, 2009, “Crash – why it
va a quedar en evidencia la contradicción en- happened and to do about it”, Real World
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la que cualquier medida de reparación será http://www.paecon.net/CRASH-1.pdf.
meramente paliativa o tan sólo servirá para Gudynas, Eduardo, 2004, Ecología, economía y
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