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de la historia?

Muy simple: ¡desarrollando los cono-


Gallo ciego cimientos a partir de sus propios y obstinados
intereses!
Desde niño, Leonardo tenía una enorme curio-
Rubén Fontana sidad por saberlo todo y una gran intuición para
seleccionar las fuentes de su conocimiento. A los 17
años se trasladó a Florencia e ingresó como apren-
diz en el taller del maestro Andrea Verrocchio.
No sé si habrá comenzado moliendo pigmentos,
como era habitual, porque a esa edad ya tenía
conocimientos básicos sobre el tema, así que es
casi seguro que, como tarea primera, le hayan enco-
mendado preparar la base de los lienzos para pintar
la obra. Es posible que los conocimientos que iba
acumulando determinaran que a poco pudiera
trasladar los bocetos de su maestro a la tela. Más
adelante, habrá estado en condiciones de preparar
la base del cuadro al temple con grises. Y así, un día
fue capaz de dar las más finas capas de terminación
aplicadas con colores al barniz.
1. La escena Además de las aptitudes que lo llevaron a pulir su
oficio en muy pocos años, imagino que gran parte
Nos pasamos la vida intentando canalizar la volun- de su enorme sensibilidad y su conocimiento acerca
tad de ser y hacer. Pensándolo bien, aquel que de la visualidad los fue adquiriendo durante el tiem-
lograra cumplir con sus propios deseos debería po de sus largos traslados de una ciudad a otra, cuan-
tener un acceso preferencial al cielo. Hasta es posi- do al amanecer iniciaba el camino siguiendo con su
ble que el paraíso consista en eso, en hacer de la vista el ascenso del sol, y al paso de las horas miraba
vida terrenal un escenario donde representar una y veía cómo la luz del mediodía achataba la imagen,
buena función, la de cada uno. y cómo la de media tarde ponía en evidencia los
Representar lo que se quiera a elección, drama o volúmenes. Estimo que, además de una mente bri-
comedia, exponiendo la vida a aprobaciones o cen- llante y un gran oficio, Leonardo tenía la actitud, la
suras, supone una cuota de necesaria obstinación. conducta de encontrar en cada gesto la oportunidad
En un mundo profusamente abocado a cierto en- de aprehender el conocimiento, de rectificar lo
tretenimiento, hasta para hacer lo que se quiere se aprendido. Era decididamente un investigador.
debe estar atento y concentrado. La más dirigida de Y esa manía de observar el desarrollo de las for-
las vocaciones personales puede sucumbir frente a mas naturales le habrá gestado otras inquietudes,
la abrumadora corriente de un contexto que ofrece nuevos desafíos que lo motivaron a buscar otros
un millón de futuros promisorios que no contem- conocimientos. Cada nueva ciencia estudiada era,
plan el propio, el que uno ha elegido. Así, es posi- simplemente, un nuevo punto de vista, una herra- 5
ble que se haya tenido vocación de diseñador en un mienta para desmenuzar las mismas cosas que
país donde no se enseñaba el diseño. miraba desde hacía tiempo.
Siempre creí que el verdadero motor de la historia De vuelta en Milán, se interesó enormemente
estaba en la traza de los obstinados más que en la de por el análisis del cuerpo humano, realizando por su
los héroes o los galanes, los genios o los villanos. Testa- cuenta disecciones de cadáveres, con lo cual trans-
rudos o cabezas duras, según las palabras que fami- gredía lo permitido en su época. Visitaba de noche
liarmente usamos en la Argentina. la morgue y abría los cuerpos inertes, dibujando las
Leonardo no tenía título de pintor, dibujante, imágenes que permitieran comprender y comu-
escultor o arquitecto; tampoco de inventor y mu- nicar el fenómeno del cuerpo humano. El interés
cho menos de médico; su curiosidad lo llevó a por saber hizo su verdadero desarrollo, motivó su
experimentar en los más diversos ámbitos del co- inventiva; cada estadio de su conocimiento lo lan-
nocimiento, su obra analiza casi la totalidad de los zaba apasionadamente al siguiente. Había experien-
saberes de su época. cias que necesitaba recorrer personalmente.
¿Dónde aprendió los oficios que desarrolló hasta Descubrir, pensar y hacer son los argumentos
reinventarlos, con una de las mentes más brillantes que, por lo general, mueven las voluntades del indi-

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viduo. En la condición de aprendiz, en la capacidad nemos tanto énfasis en la resolución y el ajuste de
de aprender, está la génesis de lo que nos han la forma y desmerecemos el papel que, dichas o
enseñado. escritas, ejercerán las palabras en la comunicación
El Che Guevara no tenía un certificado aca- de las ideas?
démico que avalara su vocación revolucionaria. La interacción mano-ojo-mente es fundamental
¿Estudió algún curso especial cuando fue por para el conocimiento de la intimidad de las cosas; es
primera vez a la zafra, o cuando le tocó ser presi- un procedimiento de aprendizaje basado en la indis-
dente del Banco Nacional de Cuba? ¿Tenía antece- olubilidad de la teoría y la práctica.
dentes, títulos o posgrados cuando fue convocado Es posible que, si ignoran el valor del aprendizaje
para desempeñarse como ministro de Industrias? manual, los futuros diseñadores resulten ser muy
Poseía, sí, el título de médico, lo que segura- buenos operadores con una cuota impredecible de
mente lo sensibilizó para comprender el drama analfabetismo visual. Esto no es una idea abstracta;
humano y social… Después, la inteligencia, el lo vivimos en nuestro estudio de diseño cada vez
interés, la motivación, el ansia y, fundamental- que llegan jóvenes egresados de carreras universi-
mente, la terrible experiencia adquirida en su peri- tarias, cuando no tienen aptitudes para resolver
plo por Latinoamérica, se encauzaron en el empeño situaciones que no estén prefiguradas en algún pro-
por participar de un sistema social alternativo y le grama, cuando no pueden traducir en palabras
fueron trazando el mapa. En Guatemala, cuna de claras el concepto que hay que comunicar, cuando
una de las sofisticadas culturas de América, había son incapaces de escribir las etapas del plan a seguir.
visto rociar a los niños nativos con desinfectantes He conocido doctores en diseño que no recorrie-
industriales antes de que entraran a las ciudades de ron nunca el trazo del lápiz que proyecta la “a” de
los blancos. Después de eso, pocas cosas pudieron la tipografía Garamond o, lo que es más importan-
distraerlo de su vocación y su destino. No hay te, que nunca se propusieron reformular ese cartel
escuela que enseñe la brutalidad de esa experiencia. de ruta que impide llegar ileso a destino. Paradó-
En mi infancia, mientras jugaba, escuchaba el jicamente, pienso otra vez en aquello de las volun-
martilleo constante al ritmo del trabajo de mi tades engañadas: una cosa es querer ser diseñador y
padre: pac, pac..., pac, pac, pac, pack, pack. ¿Quién no tener dónde aprender y otra que, teniendo don-
le habrá enseñado que hacen falta dos golpes para de aprender, se conviertan en otra cosa.
el ajuste y dirección del clavo, y cinco golpes cre- ¿Cuánto sabemos hoy de color? ¿Por qué extraña
cientes para dejarlo en su lugar, aunque el último razón no aprendemos la materia color con la pro-
fuera más medido, para no lastimar la madera con fundidad con que aprendemos la forma y la letra?
el martillo? Si cuando fue aprendiz de carpintero ¿Cuánto sabemos sobre la historia de la cultura del
no hubiera ejercitado la simple experiencia de cla- color, cuánto acerca de sus manifestaciones en lo so-
var un clavo, ¿cómo habría aprendido? cial y en lo individual, en lo terapéutico y en lo
Todos los oficios y las disciplinas, todos los que- patológico, cuánto hemos investigado acerca de la
haceres del hombre, se basan en una construc- relación del color y la luz con la visibilidad y la vi-
ción teórico ideológica y en una pragmática; es sión?
imposible ejercer un oficio sin el contexto de una Hemos aprendido de color tanto como lo que
6 reflexión ideológica, y también lo es ejercerlo sin la enseña el catálogo Pantone que, como su nombre
rutina de su práctica. Y la experiencia como acu- lo indica, es una síntesis limitada. Cada vez más
mulación de la práctica y evolución de la teoría volumétrico, no nos enseña a balancear colores por
requiere siempre del tiempo. su oscuridad, luminosidad o pigmentación; en to-
A veces me pregunto: ¿Cómo se van a manifestar do caso, nos muestra los resultados de un miste-
las actuales generaciones de estudiantes de diseño que rioso proceso de selección. Hoy muy pocos podrían
limitan el ejercicio de representación visual a las reconocer la conformación de un color sin leer al
posibilidades y estructuras previstas en los progra- pie de la muestra impresa los porcentajes de las cua-
mas de computación? tro tintas que lo componen. Hoy muy pocos
A simple vista, y considerando toda la parafer- podrían detectar la mezcla de los colores opacos,
nalia tecnológica de que se dispone, parecería que aquello que hace tanto formaba parte de la ense-
no saber dibujar no es tan grave; excepto que el ñanza básica del dibujo y hoy viene en potes rotu-
dibujo, como la escritura manual, facilita la com- lados.
prensión de las cosas y su comunicación. Lo mismo ¿Es lo mismo para el desarrollo intelectual y el
ocurre con el ejercicio de escribir; ¿por qué po- conocimiento elegir un color por el rótulo?

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2. Los maestros Había desarrollado la manía de andar día y
noche con una cámara fotográfica sin dejar de sacar
Cuando tenía seis años, mi primera maestra, Jua- fotos de cuanta cosa se me pusiera por delante. Ya
nita, me eligió para decir el poema de turno en la estaba también interesado en la imagen.
festividad escolar. La conmemoración sería impor- A los 17, asistí a un segundo taller de plástica.
tante, por ello se tomó la determinación de mudar Era un lugar más sofisticado que el primero.
el acto a otra escuela, la más grande de la zona, que La organización y funcionamiento de aquel ta-
además poseía un teatro. ller corrían por cuenta de los alumnos; una profe-
El nombre de la escuela que nos adoptó era sora de renombre venía dos veces por año a dar su
William Morris. clase magistral y hacer las críticas de lo realizado
Estaba en la calle Lafuente... durante el curso regular.
El “alumno Fontana” se adelantó unos pasos Aquella profesora, Cecilia Marcovich, había es-
para recitar las ocho estrofas de su primer poema: tudiado en París con André Lhote y Antoine
Sopita de letras. Bourdelle. Sus clases eran muy simples: ponía frente
¿Existe alguna relación entre esta sucesión de a nosotros dos imágenes, por ejemplo, una escul-
“casualidades” y lo que sería mi temprana vocación tura egipcia y una de las tres batallas de San
por la tipografía? Romano pintadas por Paolo Uccello.
Cuando tenía diez años el maestro de cuarto
grado, Norberto Chichisola, le envió una nota a mi
madre para que lo visitara, y en el encuentro le dijo
más o menos esto: “Mire, en matemática y gramáti-
ca el chico no es precisamente una luz, pero cada
vez que puede ilustra la página: es evidente que en
ese tema tiene intereses concretos. ¿Por qué no lo
envía a un profesor para que pueda desarrollar esa
vocación por el dibujo?”
Esa observación de mi maestro decidió gran
parte de mi vida.
Por aquel entonces, iba todas las tardes a la
escuela con quince minutos de tiempo extra para
ver cómo trabajaba un letrista y fileteador que
desarrollaba su oficio en plena calle. En el camino
de regreso reiteraba la parada para luego ir a mi casa
a tratar de ensayar cómo era eso de las letras con Paolo Uccello, Batalla de San Romano, 1456, National Gallery, Londres
sombras y luces que este hombre pintaba en carte-
les y vehículos. Entonces nos explicaba por qué esas dos obras se
En aquella escuela de dibujo y pintura a la que mantenían vigentes en el tiempo. En la escultura,
concurrí por sugerencia de mi maestro estuve hasta señalaba la solidez de la masa pétrea, cómo la forma
los 14 años. Cuando ya tenía quince y trabajaba escultórica estaba contenida en el volumen y cómo 7
como chico de los mandados en una agencia de se expresaba desde dentro hacia afuera; luego nos
publicidad, tomé coraje y le pregunté a Roberto hacía ver la estructura general, la alternancia de los
Laureda, a quien respetaba mucho, cómo podía ritmos, la transición de las zonas despejadas a las
hacer para dibujar letras. Su respuesta fue tan simple ornamentadas...
que me apabulló: “Copia las letras de los diarios”. En el cuadro, además, nos descubría la reitera-
Cuando le mostré el resultado, me alentó a seguir. ción de las direcciones, las proporciones, los colores
Ya estaba definitivamente interesado en la letra. protagónicos y los agrisados, la secuencialidad de
Recorría las calles del centro de la ciudad con rectas y curvas, la composición estructural y cro-
el hábito de discernir las piezas gráficas que me mática.
interesaban, y un día me di cuenta de que la Al egresar de aquel taller muy pocos seguían la
mayoría de ellas tenían algo en común: en tamaño actividad plástica, es decir que no sentíamos haber
pequeño y al costado reiteraban el mismo pie de completado la carrera de “artista”.
autor, Juan Carlos Distéfano. Me preguntaba en- Y, ¿por qué aquella maestra debía enseñarnos a
tonces por qué esos trabajos eran diferentes y por ser artistas? Nos enseñaba a ver, a comprender las
qué me inquietaban más que otros. leyes básicas de la armonía, de la forma, del volu-

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men, de la composición y del color, educando cul- dos materializaba el trabajo. Por ese entonces, ya
turalmente las dotes naturales e instintivas de la me sentía capaz de conceptualizar.
visión. Después del cierre de la institución cultural
No seguí pintando ni haciendo escultura, es para la que ambos trabajábamos, formamos nues-
decir, nunca fui un artista, pero las leyes señaladas tra propia oficina independiente.
y observadas en aquellas obras de arte desnudadas En 1976, Distéfano decidió dedicar sus energías
por la maestra quedaron grabadas y, definitiva- a lo que de verdad lo apasionaba, las artes plásticas.
mente, me enseñaron. Esos conocimientos con- Aunque por un tiempo me sentí desconsolada-
tribuyeron a direccionar mis intereses visuales, mente huérfano de su experiencia, nuestra amistad
entre ellos los del diseño y la tipografía. sigue contando imágenes por teléfono, imágenes
Creo que, desde entonces, cuando veo comprendo. que ambos comprendemos en forma acabada.
Por los setentas se me ocurrió experimentar
sobre aerodinámica, y desarrollé algunos proyectos
volumétricos que me aportaron muy buenos co- 3. Ver en los otros
nocimientos sobre la forma. Más allá del ejercicio,
aquello nunca prosperó, pero pasado el tiempo Ya lanzado de lleno a este oficio, en la búsqueda de
estoy seguro de que me permitió comprender desde nuevas respuestas fui adoptando otros maestros,
el volumen el empalme fluido de las curvas con las según mis inquietudes y necesidades.
rectas que muchos años después puse en práctica Otra vez la fortuna, una aliada en mi vida, me
cuando comencé a diseñar alfabetos. colocó frente a un personaje casi de ficción: el
Mientras tanto, seguía encontrándome en la griego Juan Andralis. Apareció un mediodía de
calle con los trabajos gráficos de aquel diseñador 1964 y a los treinta segundos ya me estaba trans-
que me atraía. Unos cinco años después, como si lo mitiendo su inmenso conocimiento. Había trabajado
hubiera buscado, el destino me condujo a su en- en París con Cassandre y colaborado con Adrián
cuentro. Tenía 22 años y había dejado de ser el Frutiger mientras éste desarrollaba el sistema
chico de los mandados de la agencia de publicidad, tipográfico Univers.
desarrollando un oficio muy cuidado y eficiente, Juan Andralis era sinónimo de cultura, manejaba
fruto de tantos años de observaciones y prácticas. el idioma con tal precisión que su capacidad de
Eso mismo fue lo que me abrió las posibilidades de buscar y encontrar definiciones a través de las pa-
colaborar profesionalmente con él, dibujando letras labras lo asemejaba a un poeta. Fue un gran orador
para sus propuestas. y un narrador excepcional que sabía manejar los
Un mediodía de 1964 en que iba a llevarle un ritmos y el interés en el relato.
encargo, me topé con un afiche que fue decisivo en Aunque había desertado de Bellas Artes, durante
mi definición profesional. Ese afiche dio la vuelta al los años cincuentas alternó en París con los inte-
mundo y, personalmente, considero que es la pie- grantes más conspicuos del movimiento surrealista,
dra fundacional del diseño argentino. Juan Carlos exponiendo su obra plástica con Marcel Duchamp,
Distéfano había asistido a una escuela de artes y Max Ernst, Wilfredo Lam, Miró, Matta, Man Ray
tecnología gráfica, conocimientos que cruzó con y los demás componentes de esa corriente.
8 sus estudios de plástica. Ante mi necesidad de saber, y dado mi interés
Estos antecedentes nos dicen que Distéfano, a creciente en la tipografía como herramienta para
quien se juzga como el más importante diseñador comunicar, la cultura, capacidad y refinamiento de la
gráfico de su época en la Argentina, diseñador se observación de Juan Andralis resultaron definitivos.
hizo. Y era diseñador porque hacía diseño. Cuando escuchaba sus conversaciones con otros
Durante muchos años trabajamos juntos y siem- miembros del equipo de trabajo, me recorría el
pre lo he considerado mi maestro. rubor de la ignorancia y quedaba en silencio, tra-
Por ahorro de energía y de tiempo, Distéfano tando de aprender. Entre otras cosas, le debo la
había desarrollado lo que él llamaba el diseño grá- conciencia y la preocupación por incorporar la cul-
fico por teléfono, que consistía en que ambos nos tura general, terreno inabarcable e infinito si lo hay,
contábamos, unas veces a la distancia y otras per- pero motor al fin de la actividad del diseñador.
sonalmente, las ideas que se nos ocurrían sin que Allá por 1964 el mundo asistía al apogeo de la
mediaran en el diálogo los instrumentos de aquel gráfica suiza y durante un largo período, también,
entonces, papel y lápiz. Era éste un método de bo- por decirlo de alguna manera, gasté mis ojos en los
cetado verbal. Una vez que agotábamos la concep- trabajos de Joseph Müller-Brockmann. Uno de sus
tualización e imaginábamos lo formal, uno de los afiches me impresionó durante muchos años.

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No podía comprender la conjunción cromática
que había utilizado en esa pieza, y el tema se arraigó
en mí en forma de un gran interrogante, dándome
vueltas, hasta que unos quince años después surgió
la posibilidad de experimentarlo. Necesitaba saber,
corroborar. Fue como haber resuelto un problema
matemático complejo, porque en la teoría, si uno
sumaba esos colores la ecuación no resultaba, pero
en la práctica, milagrosamente, cohabitaban en un
mismo universo.
Algo parecido me sucedió con una imagen de
Armin Hofmann, a quien conocí en Basilea de
manera circunstancial gracias a la gentileza de Yves
Zimmermann.
Hofmann marcó toda una época de la escuela
suiza, pero a mí sólo me obsesiona un trabajo reali-
zado en 1957, que miro y vuelvo a mirar a través
del tiempo; es la loba que alimenta a Rómulo y
Remo. Contrariamente a lo que puede parecer, esa
imagen no es una estilización figurativa, es una
pieza tan abstracta como lo es un signo alfabético,
una maravilla del pensamiento tipográfico.
Cuando quiero sensibilizar a un alumno en el
conocimiento de la forma de la letra le hago recorrer Armin Hofmann, Die Schweiz Zur Roemer Zeit, 1957.
aquella imagen, despacio... curva por curva, para
que descubra la velocidad empleada en cada una de página de las ediciones o la extraordinaria sutileza
esas líneas, como en un circuito de competición, manifestada en el manejo cromático aplicado a la
tratando de que asimile los estímulos que produce tipografía.
la forma, y también el trazo. Frutiger sigue siendo una guía permanente. El
El descubrimiento del espacio como variable de desarrollo del sistema Univers marcó un antes y un
la tipografía y el diseño me llevó a adoptar durante después en la historia. Hizo su trabajo a propósito
años a Jan Tschichold. De él admiré hasta el can- de la promoción del cambio tecnológico en la ti-
sancio su refinamiento en la puesta en página, la pografía, pero, ¡con cuánta sensibilidad lo materia-
capacidad de manejar los espacios y las propor- lizó, cuántos argumentos formales se tejieron por
ciones. Me sedujo además su historia, no tanto la realizar aquel trabajo...! Trascendiendo totalmente
conocida disputa entre su modernismo devenido los fines originales, cambió la historia de la organi-
en clasicismo, sino esas otras acciones que desarrolló zación de las familias tipográficas y motivó una
después de la Segunda Guerra Mundial para la casa serie de aplicaciones que hoy forman parte de la
editora Penguin. paleta de soluciones a las que recurre un diseñador. 9
En el caso de Cassandre, no fueron los famosos Mi educación, entonces, no se vio privada de los
afiches los que más me deslumbraron. Me interesaba mejores maestros.
más bien su trabajo tipográfico, por su audacia y la Esta manera de buscar conocimiento también la
capacidad de representar en un soporte tan abstracto aprendí de Distéfano. Cuando le interesaba algo de
la cultura gráfica de su época; tal es el caso de las un libro o de un trabajo, colocaba un calco encima
tipografías Bifur o Peignot. Pero de todas sus expe- de la página y desnudaba la pieza prenda por prenda,
riencias tipográficas, la que más me interesa es el hasta reconocer el esqueleto.
trabajo inconcluso Graphica 81, un set de carac- Buscando de esta manera independiente e in-
teres para las máquinas de escribir Olivetti que, de teresada, solo o en grupo, he asistido a la universi-
haberse producido, habría sido totalmente inno- dad todos los días de mi vida. Pienso entonces que
vador. la manera de aprender también se aprende y que
Hermann Zapf ocupó largos años de mi trabajo debemos reservarnos cierto derecho a especia-
de aprendiz; observaba una a una sus tan reconocidas lizarnos en capítulos que no se dictan en ninguna
fuentes tipográficas, tratando de asimilar el refina- universidad.
miento y la audacia que practicaba en la puesta en

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4. Oficiar el oficio trascendencia y jerarquía de las históricas casas de
altos estudios. Hasta existe la percepción de que
El tiempo invertido en aprender muchas veces me toda universidad que no ofrezca doctorados se con-
ha motivado a desentrañar los mecanismos de la sidera de segundo orden y, como consecuencia, que
enseñanza. ¿Cómo interactuamos con el conocimiento aquel que posee una simple formación universitaria
y cuándo sucede dentro de cada uno el milagro del de grado no tiene autoridad para trabajar en diseño.
aprendizaje?, ¿cuál es el mejor modo de aprender?, En la actualidad, muchas instituciones de enseñan-
¿se trata de la simple asimilación de conocimientos za, para la selección de sus docentes, privilegian los
a través de la práctica?, ¿de las posibilidades de la diplomas de maestrías y doctorados por sobre los
formación superior de grado?, ¿de las especializa- años de experiencia profesional.
ciones que brindan posgrados y doctorados? No estoy diciendo que los títulos no sirven, digo
El dilema de hasta dónde hay que buscar en la que sirven en la medida en que se complete el
formación académica y cuánto de ello surge del acceso al conocimiento en el ejercicio de la profe-
quehacer es un tema cuando menos polémico, pero sión, cuando se hace y se experimenta en la solu-
de nada serviría que en un espacio como éste ción de problemas concretos. El diseño no es un
soslayáramos inquietudes. Entiendo que lo impor- hecho meramente teórico.
tante es considerar que son etapas complementarias Al intervenir en problemáticas reales se aprende
y que no pueden sustituirse entre sí. por el interés, por la prueba y el ensayo, se aprende
La formación universitaria me parece funda- visualizando y proyectando, materializando y eva-
mental para abarcar la introducción al diseño y luando la eficiencia de lo hecho, sometiendo cada
su generalidad, entendiendo que por esta disciplina propuesta al uso, al ajuste. Se aprende cada vez que,
se cruzan a diario aspectos sociales, psicológicos, en cada error, estamos anticipando futuros aciertos.
históricos, conceptuales, lingüísticos, morfológicos Hay saberes de base teórica que necesitan ali-
y metodológicos, entre muchos otros. mentarse constantemente de más teoría, pero la
Por motivos académicos, antes de este viaje, vine pregunta es si ése es el caso de este oficio. La reali-
a Puebla en tres oportunidades. En la segunda me dad le imprime a nuestra tarea una responsabilidad
encontré con alumnos que había conocido la pri- definitiva.
mera vez y que estaban terminando la carrera y, por
curiosidad, les pregunté qué harían cuando comple-
taran su etapa de estudios: “Voy a hacer un posgrado 5. Aprender enseñando
en los Estados Unidos”, dijo uno. “Voy a solicitar
una beca para ir a estudiar a Europa”, dijo otra... Se ve lo que se sabe, pero se aprende lo que se quiere.
Es bastante habitual que se utilice el título uni- Allá por el 87, comencé a proyectar la idea de
versitario como trampolín para realizar posgrados, hacer una publicación relacionada con el oficio de
pero la pregunta sería: ¿y no convendría hacer una comunicar por medios visuales. No éramos em-
práctica previa, para verificar si esta disciplina es la presarios ni editores, tampoco periodistas, y no
profesión que quieren hacer en la vida o cuál de sus teníamos el aval económico para semejante em-
manifestaciones particulares es la que les interesa prendimiento.
10 profundizar? ¿No sería útil que antes de cursar espe- Existía, sí, la firme convicción de que la revista
cializaciones supieran en qué consiste el ejercicio de debía hacerse a partir de múltiples experiencias
este oficio? vividas gracias al oficio del diseño y como conse-
Pensando desde el oficio de diseñador, a veces cuencia de la experiencia como docente en la
tengo la fantasía de que los cursos de perfeccio- Universidad de Buenos Aires. Nos dimos cuenta de
namiento son una manifestación más del desafora- que los alumnos egresaban sin que hubiéramos
do fenómeno consumista, que instauró esta forma podido hablar lo suficiente sobre nuestros intereses,
de estudio continuo y un tanto compulsivo como los del diseño, y por aquel entonces había muy
método para desarrollar la proliferación de escuelas poca bibliografía en idioma español.
y universidades al margen de las verdaderas necesi- Mirados desde ahora, los primeros números nos
dades de la enseñanza y del aprendizaje. parecen caóticos y varias veces las circunstancias
Esta estructura, como tantas otras relacionadas estuvieron a punto de doblegarnos en nuestro
con la llamada globalización, fue rápidamente in- obstinado emprendimiento editorial. Con el tiempo,
corporada por las grandes universidades privadas de el proyecto se consolidó, se perfeccionó, definió
los Estados Unidos y de Europa, que comenzaron a más claramente el perfil de su identidad; la experien-
ofrecer posgrados y doctorados, desplazando la cia y su trayectoria le fueron generando una red de

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Imagen tomada de la página web del grupo t-convoca,
colaboradores, y lo que en principio parecía una
tarea ímproba resultó en lo que es hoy, y después de
un ejercicio de 17 años, la revista tipoGráfica.
La enseñanza fue para mí el difícil arte de co-
municar la pasión. En la universidad aprendimos
aquello de que un buen docente no es el que da
todas las respuestas, sino el que siembra las mejores

Buenos Aires, Argentina


preguntas. Conocimos la diferencia que existe entre
una persona que elige una profesión y otra a la que,
por los motivos que fueren, su oficio le es im-
puesto.
Dialogamos hasta el cansancio respecto de la
apatía que los docentes achacan a sus alumnos y los
alumnos a sus docentes. infinitas alternativas que pueden culminar en la
¿Por qué se obtienen bajas calificaciones? El elaboración de un mensaje, de las pocas que termi-
esfuerzo por desarrollar temas que no son de interés narán siendo efectivas... y de que una de todas ellas
personal es, cuanto menos, perturbador; cualquie- siempre resulta la más adecuada.
ra lo ha sufrido en algún momento. Las materias Mientras duró la experiencia docente, eva-
complementarias obligatorias difícilmente definen luábamos sin cesar la forma en que los alumnos
la vocación y mucho menos los intereses de un incorporaban los ejercicios. Si ellos no aceptaban
estudiante. Con toda seguridad, hay muchas op- con entusiasmo algo que la cátedra consideraba
ciones para incorporar esos necesarios conoci- importante, entonces reformulábamos la tarea tantas
mientos complementarios. Una posible es que se veces como fuera necesario hasta percibir que se
los imparta desde la materia troncal, otra es darle al sentían motivados.
estudiante la oportunidad de elegir entre materias Esa tarea de evaluación se hizo durante los diez
secundarias alternativas, para que pueda construir años que duró la cátedra y está recopilada en el
un recorrido acorde a de sus propios intereses. Esto libro Pensamiento tipográfico.
podría determinar que el alumno no sólo curse, Estoy convencido de que se aprende lo que se
sino que también aprenda. quiere, y lo que se quiere es algo personal de cada
¿Por qué no pensar en carreras que tomen en uno, por lo cual el aprendizaje universitario debe
cuenta la variable de los intereses individuales ser, como lo expresan ciertas fórmulas farmacéuticas,
del alumno? Desde el punto de vista organizati- de “amplio espectro” para generar la inquietud de
vo no parece tan difícil de resolver. tan diversos alumnos por diferentes lados.
A los 43 años se me presentó la impensada opor- La cátedra nos fue dando con los años la respues-
tunidad y, examen de por medio, sin haber estudiado ta a la eterna pregunta: ¿Para qué sirve un profesor?
más que la escuela básica, accedí al título de profe- En nuestro caso, la función del docente estaba muy
sor, lo que me permitió enseñar a los alumnos en la regulada. Un profesor actúa como simple acom-
Universidad de Buenos Aires. pañante, es alguien con ciertos conocimientos que
Antes de comenzar a enseñar, poseía un buen produce estímulos en la medida en que éstos se le 11
oficio y mucha experiencia, pero no tenía tan orga- solicitan. Que no avanza si no hay una audiencia
nizado mi discurso. Fue la necesidad de explicar a predispuesta, que no demuestra sus propias habili-
otros, y de que éstos comprendieran, lo que me dades personales.
hizo tomar conciencia de la verdadera complejidad Entonces, ¿qué necesita saber el profesor? Es
de mi trabajo: aprendí a comunicar definitivamente muy importante que sepa lo que está dispuesto a
con la palabra dicha. enseñar, aquello que es su especialidad. Y si no sabe,
Para enseñar, primero debí poner en claro mis antes de enseñar debe aprender.
ideas, salir del automatismo del hacer para pasar a Cada vez que reformulábamos o creábamos un
racionalizar los mecanismos propios del trabajo. ejercicio, y antes de implementarlo, los 14 miembros
Es decir que mi problemática fue inversa a la ha- del equipo docente se tomaban el tiempo para
bitual: tuve que elaborar desde la experiencia la ejercitarlo y luego contar los conflictos experimentados.
síntesis teórica para compartir, socializar, ciertos Hacer, para aprender lo que después enseña-
conocimientos. ríamos, fue la norma de nuestro trabajo docente.
La enseñanza hizo posible un cambio cualitativo Saber enseñar fue la otra, y en ésta sólo pudieron
en mi trabajo. Comencé a darme cuenta de las ayudarnos, con su constante crítica, los alumnos.

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El primer alfabeto completo que diseñé, entendi- nuestras ideas son válidas o no. De esa práctica
do como sistema para producir textos, fue producto continuamente nos surgen las preguntas y también
del pudor que experimenté ante mis alumnos, que algunas respuestas.
querían que los acompañara en el diseño de alfa-
betos. Dibujé letras desde los 9 años, pero no había
materializado de manera formal ni puesto en fun- 7. Gallo ciego
ción un alfabeto, no había transitado el camino del
método, independientemente del resultado final. Cuando tenía 14 años, la radio ocupaba un espacio
La enseñanza, así tratada, no difiere de la práctica importante en la familia argentina. Un sábado,
profesional. Para saber sobre diseño se lee, se observa, antes de salir a pasear y mientras escuchábamos
se conoce, pero fundamentalmente se hace. tangos, le pregunté a mi padre si el intérprete le
gustaba. Hizo un pequeño gesto que entendí como
“más o menos”.
6. Las maneras del saber La siguiente pregunta fue: ¿Quién le parecía
bueno?, y me mencionó tres o cuatro. ¿Y por qué?
Hacer la síntesis de lo estudiado lleva años. ¿Por “Por tal, tal y tal cosa”, describiendo muy breve-
qué los médicos tienen que hacer una práctica para mente las cualidades de cada uno.
que les confirmen la finalización de la etapa de Pregunté qué le parecía tal otro. “Mucho no me
estudios, y al diseñador se le empuja al ruedo sin gusta, pero siempre tuvo buenos pianistas...”
conmiseración? ¿Cómo hace ese diseñador para Así, con dos o tres palabras...
saber que no se le está muriendo el paciente? Cuarenta años después comencé a frecuentar el
Estos aspectos relativos al ingreso a la práctica espectáculo de uno de aquellos intérpretes, único
son temas que todavía no han sido resueltos en las sobreviviente de una raza memorable de la música
propuestas educativas; al parecer, falta una etapa popular de Buenos Aires. Desde entonces, una o
que actúe como nexo entre el estudio y la profesión. dos veces por temporada reitero el rito, voy a
En nuestra oficina de diseño estamos acostum- escuchar al ya nonagenario Horacio Salgán en vivo.
brados a asistir a la maduración de los estudiantes o Escucharlo es como asistir a lo inmutable, a lo que
de los recién egresados que conforman el plantel. estaba y estará siempre.
Todavía no sé si la maduración de estos jóvenes Cuando me invitaron a participar de este XIV
colegas se produce por las experiencias del trabajo Encuentro Nacional de Escuelas de Diseño Grá-
cotidiano o por la edad, lo que es más o menos lo fico, entendí que debía producir algún trabajo par-
mismo, pero diferente. ticular para este momento. Me planteé entonces lo
Para resolver lo que se plantea en el hacer de que desde un principio tomé como un divertimento.
todos los días, el diseñador tiene que haber tomado Mientras le daba vueltas a la idea, cruzó por mi
conciencia de que se diseña para los otros y no para mente un trabajo del diseñador francés Massin,
uno mismo. Debe aplicar la intuición, innovar y otro maestro, dedicado fundamentalmente a las
reconocer las circunstancias culturales de la época, ediciones y que en el año 1972 puso en página una
así como también estar suficientemente informado obra de teatro de Ionesco: La cantante calva. Ignoro
12 acerca de la cultura de la audiencia de ese mensaje. cuál es la razón por la que esos intereses se fijan en
La unión de todos estos aspectos hace al trabajo mi memoria y aparecen subrepticiamente, pero lo
cotidiano; adecuadamente dosificados, determinan cierto es que a partir de aquella asociación, no pude
que el mensaje posea el interés, la claridad y la desprenderme de la idea.
efectividad requeridos. Al concluir este trabajo que quiero ofrecerles,
En nuestra oficina de diseño se aprende básica- tomé en cuenta que implica un recuerdo a las en-
mente con el intercambio de opiniones, aplicando señanzas de mi padre, a la música de Salgán y a la
el sentido común, escuchando a los asesores y al originalidad de Massin.
cliente, intercambiando de manera espontánea y Gallo Ciego es el nombre de un tango de Agustín
responsable opiniones sobre lo que hacemos. Alre- Bardi que me dio el pretexto para anotar sonidos,
dedor de este concepto se desarrolla una manera de en este caso por medio de los signos de la tipografía.
encarar los trabajos que en una primera etapa es (A continuación Rubén Fontana mostró un tra-
lenta, pero en cuanto surgen la claridad y los acuerdos, bajo audiovisual ilustrando un tango por medio de
se desarrolla de manera veloz y eficiente. la tipografía, con lo que concluyó su ponencia).
La práctica cotidiana, entonces, es la que permite
ratificar los conceptos, la que confirma día a día si

Encuadre, revista de la enseñanza del diseño gráfico

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