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ANUARIO DE SEXOLOGÍA
Nº 6. Diciembre 2000

ÍNDICE
AMEZÚA, E. En el XXX aniversario de Human Sexual Inadequacy: la
terapia sexual de Masters y Johnson desde el marco de la Sexología:
concepto y claves básicas. 5
DE LA CALLE, P. Acerca del deseo sexual. Reflexiones preliminares para
un modelo conceptual integrado. 15
ZAPIAIN, J. G. Educación afectivo sexual. 41
GÉRVAS, J. J. y DE CELIS, M. El climaterio en la mujer: una aproxima-
ción desde la teoría de los sexos. 57
LANDAARROITAJAUREGUI, J. R. Términos, conceptos y reflexiones
para una comprensión sexológica de la transexualidad. 79
GARCÍA, M. y DE DIOS, R. Transexualidad: una revisión del estado
actual del tema. 127
GONZÁLEZ, L. M. La voz de la musa: una difícil descolonización corpo-
ral. Perspectivas teóricas y artísticas. 143
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Anuario de Sexología © Anuario de Sexología A.E.P.S.


2000 Nº 6, 5-14 ISSN:1137-0963

EN EL XXX ANIVERSARIO DE HUMAN SEXUAL INADEQUACY:

LA TERAPIA SEXUAL DE MASTERS Y JOHNSON DESDE EL


MARCO DE LA SEXOLOGÍA: CONCEPTO Y CLAVES BÁSICAS
Efigenio Amezúa *
El autor parte de la base de que la Terapia sexual creada por Masters y Johnson ha supuesto
una revolución sin precedentes en el tratamiento de los problemas sexuales. Igualmente que
el objetivo de la misma no ha sido sólo curar sino también, y sobre todo, mostrar un nuevo
modelo de ars amandi entre los sexos. Con ello la Sexología cubrió su gran carencia relati-
va a la intervención terapéutica. El fenómeno de la Terapia sexual de Masters y Johnson ha
generado imitaciones y versiones desde otras disciplinas. Pero el marco de la Sexología es
aquel desde el cual ha ofrecido su más rica contribución. Desde este marco se ofrecen su
concepto y claves básicas.

Palabras clave: Intervención en Sexología, Terapia sexual, Masters y Johnson, Ars amandi.

ON THE 30TH ANIVERSARY OF HUMAN SEXUAL INADEQUACY: MASTERS &


JOHNSON'S SEX THERAPY FROM THE SEXOLOGICAL FRAMEWORK: CONCEPT
AND BASIC CLUES
The author starts from the assumption that the Sex Therapy created by Masters and Johnson
has been an unparalleled revolution in the treatment of sex problems. Likewise, treatment
been not been the only aim, showing a new pattern of ars amandi between the sexes has been
an objective too. Sexology has met the need related to the intervention in therapy. Masters
and Johnson´s Sex Therapy has generated imitations and versions from other disciplines.
But it is within the framework of Sexology where the richest contribution has been made. It is
indeed from this framework where the concept and basic clues are offered.

Keywords: Intervention in Sexology, Sex Therapy, Masters and Johnson, Ars amandi.

Introducción dos cualidades suficientes para convertir su


Se cumplen este año tres décadas –fue oferta en una referencia imprescindible.
exactamente en 1970–, desde que William En términos técnicos, se conoce esta
Masters y Virginia Johnson, los más impor- nueva fase como la era de la Terapia sexual.
tantes científicos de la Sexología en el últi- En términos más amplios –y de mayor
mo tercio del siglo XX, pusieron a punto el interés para todos– se trata, no sólo de poder
dispositivo terapéutico más innovador para contar con el arreglo o solución de una serie
el tratamiento de las dificultades comunes de problemas, por muchos que éstos sean en
en las relaciones entre los sexos. La obra términos cuantitativos, sino del salto cualita-
con la que todo empezó fue Human Sexual tivo que inaugura un nuevo ars amandi
Inadequacy1. Hasta entonces la mayoría de entre los sexos. Si el primer descubrimiento
estas dificultades no habían tenido arreglo o fue innovador por lo que se refiere a la clíni-
lo tenían, en parte, tras un enorme trabajo de ca, el segundo lo ha sido aún mayor por sus
larga y costosa duración. Por el contrario, el repercusiones en la educación y en la cultura
nuevo hallazgo ofrecía brevedad y facilidad, de los sexos.

* Director de los Estudios de Postgrado de Sexología.


Instituto de Sexología-Universidad de Alcalá. C/Vinaroz, 16. 28002 Madrid. E-mail: incisex@incisex.com
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Se ha dicho que la forma más eficaz de operan desde un quicio conocido y nombra-
arreglar problemas es su prevención. Pero do como factor sexual. Aclarar qué es y en
sería muy poco quedarse en esta afirmación qué consiste este factor sexual, esta función
referida al ars amandi nuevo. Se trata en sexual, esta dimensión sexual, es una cues-
realidad de una de las innovaciones de la tión de conceptos, sin los cuales no pueden
Terapia sexual, al constatar no sólo la forma entenderse ni las claves básicas de las que se
común de producirse los problemas, sino el parte ni las estrategias que, a su vez, se deri-
cómo de sus soluciones. Dar, pues, protago- van de ellas, tal como serán desarrolladas en
nismo a este nuevo ars amandi de los suje- los capítulos siguientes. Por eso empezare-
tos es una cuestión tan importante o más que mos por él.
tratar de resolver los problemas creados por
el anterior. Dicho de otra manera: la Terapia Un concepto falseado
sexual y el nuevo ars amandi han nacido y La gran divulgación –y de ahí el lenguaje
crecido juntos. Por ello no es de extrañar de uso– nos ha acostumbrado a convivir con
que tengan tantos puntos en común. Y se ha un error básico del que se derivan un sinfín
dado poco interés a esta coincidencia. de otros errores. Como este error de partida
Por otra parte, tras el producto de Masters se ha extendido tanto se diría que todos lo
y Johnson, se pusieron también en circula- han dado por incorregible y así sigue. Pero
ción una serie de imitaciones y réplicas. Por resulta que ese error no puede ya mantenerse
ejemplo, las de Kaplan, LoPiccolo, Annon, si se quiere entrar a fondo y explicarse algo
etc, llamadas también terapia sexual, si bien, de este universo sexual que es el universo de
como Masters y Johnson han afirmado al los sexos con una cierta coherencia. En fases
cabo de los años, existen diferencias tanto anteriores se dijo que no era el momento por
entre ellas –algunas sustanciales–, como entre estar todos empleados en un discurso permi-
ellas y el modelo que les dio origen. sivo, o de moral, en el que no cabían otras
Por ello nos parece interesante volver al preocupaciones. Ahora que la permisividad
modelo original y plantear su concepto de se ha instalado, puede que sea el momento
Terapia sexual, así como las que considera- de profundizar más en ello y dar este otro
mos sus claves básicas. Como sucede con paso. Es el paso de la moral normativa –sea
todo fenómeno, cuando se mezcla con otros, represiva o permisiva– a la epistemología y
se transforma y, con frecuencia, se enriquece. el conocimiento.
Y también se adultera, se diluye y difumina. ¿En qué consiste este error? En realidad
Partimos de la base de que Masters y el hecho es tan simple de entender como
Johnson idearon la Terapia sexual en el farragoso y tedioso de explicar por la canti-
marco del hecho de los sexos, que es el de la dad de equívocos acumulados. Si vamos por
Sexología. O, mejor dicho, si en el comienzo el lado simple, se trata de que la noción de
de sus investigaciones, no fue así, pronto sexo que se ha extendido no coincide con la
descubrieron que éste era el gran filón. En que es. Así de sencillo. Se trata de un con-
otro lugar nos hemos detenido en el desarro- cepto falseado. La noción que la gran divul-
llo de este planteamiento2. De ahí el interés gación –la de los grandes titulares– ha difun-
de situar el eje central en torno al cual se dido y mantenido consiste en lo que, de anti-
articula esta clase de terapia: el factor guo, tuvo el nombre de concupiscencia, las-
sexual. civia o lujuria –el de libido, no ha estado
exento de responsabilidad en ello, a su
I. Conceptos: el factor sexual manera, como el de instinto– y que, por la
Las bases teóricas de la Terapia sexual moral en vigor durante siglos, fue legada
–como, por su parte, las del ars amandi– como sinónimo de vicio o, técnicamente, en
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la terminología cristiana, fomes peccati y mores. Es precisamente este moderno para-


fornicación. Esta operación fue iniciada en digma de los sexos el que inaugura el nuevo
el siglo XIX pero tomó fuerza y extensión ars amandi.
masiva a lo largo del XX.
Donde se decía “apetito carnal desorde- Paradigma sexual versus “mero sexo”
nado” o “deseo de fornicación” –póngase un Se ha confundido tanto el sexo con la
largo etcétera– se superpuso el sustantivo reproducción y el placer que se ha terminado
sexo y su adjetivo sexual. Esta argucia tuvo por olvidar su misma entidad epistemológi-
éxito, especialmente porque resultaba anti- ca. El dato puede haber resultado nimio,
cuado seguir usando aquel “horrible lengua- pero sabemos que no lo es. Y es que la
je” y, a su vez, quedaba cada vez más reproducción, el placer y el sexo son tres
esnob, más acorde con los tiempos, decir o conceptos y no dos. Con frecuencia se aso-
escribir sexual en lugar de lujurioso, libidi- cia la noción de sexo con la reproducción o
noso o lascivo. En la segunda mitad del con el placer. Se da incluso como probado
siglo XX esta terminología ha quedado ya que el sexo sirve para la reproducción y para
en desuso. el placer. Y se olvida que, así como la fun-
Resultaría hoy ya insoportable ofrecer ción reproductora sirve para reproducir y la
una actividad docente sobre “Fornicación del placer sirve para disfrutar, la función
sanitaria” en lugar de llamarla “Educación sexuante –que no es ninguna de las anterio-
sexual”. Y sin embargo una gran parte de res sino una previa a ellas, y distinta– tiene
esa educación centrada en la práctica del su fin propio como corresponde a la sexua-
sexo no es sino la trasposición de aquel con- ción y la sexualidad de los sujetos. El para-
cepto bajo este otro lenguaje. En todo caso digma moderno del hecho de los sexos ha
el equívoco habría quedado sólo del lado de abierto este horizonte con el que se inician
la moral si no hubiera sido porque, con la las mayores innovaciones a las que hemos
generalización de esa noción de sexo, se asistido.
logró también que perdurase la otra del viejo A partir de ese quid pro quo –de esta
sistema científico conocida de atrás como serie de equívocos y confusiones entre los
locus genitalis, tan vinculada con la anterior mismos conceptos–, lo que la divulgación ha
durante siglos. Nos referimos a la noción de extendido es que el sexo es “lo que se hace
las ciencias naturales desde Aristóteles, con los genitalia” o, en todo caso, lo que se
Hipócrates, Galeno y, tras ellos, la tradición refiere a su ejercicio. De ahí las expresiones
que hizo de uno de los sexos el locus repro- de uso tales como “hablar de sexo”, “hacer
ductor por excelencia y por definición, hoy el sexo”, “practicar el sexo”, “el sexo segu-
sustituido por el locus del placer. ro”, “el mero sexo”, o simplemente “el
De esta forma las dos tradiciones –la de sexo”. Y es preciso insistir: el mantenimien-
la fornicación y la del locus genitalis, es to de ese equívoco de fondo no da ya más de
decir la de la moral antigua y la científica sí, por muchos circunloquios o giros del len-
del viejo modelo– formaron un núcleo com- guaje de los que “ese sexo” sea acompañado
pacto frente a las posibilidades epistemoló- o con los que se trate de llenar ese vacío o
gicas del concepto moderno de sexo y de su de obviar esos equívocos permanentemente
valor explicativo y comprensivo, que es arrastrados.
donde reside su gran innovación y su rique- Esta operación de vaciado del concepto
za, como tal concepto que da cuenta de la explicativo y de su reducción a una práctica
identidad de ambos sexos por igual como ha sido reforzada por una igualmente sesga-
sujetos y con independencia de sus funcio- da educación sexual que, partiendo del anti-
nes asignadas por la naturaleza o por las guo modelo del locus genitalis, se ha dedi-
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cado a extender fórmulas y tópicos sobre ese Por esta vía entró el concepto y en ella
locus y su práctica, en lugar de divulgar un siguió y sigue, de hecho, por más que una
conocimiento de los sexos en el que sus serie de equívocos hayan tratado de llevarlo
genitalia tienen otra dimensión a partir de en otra dirección.
los sujetos como tales sujetos sexuados. La historia de este proceso es larga y
Un concepto es verdadero o falso cuan- compleja y por eso podemos ahorrárnosla.
do se adecua o no a lo que de hecho signifi- Pero es importante, al menos, observar que
ca y cuando explica lo que le corresponde así como la reproducción tuvo y tiene sus
explicar. Y con una noción de sexo que no términos y conceptos propios, y el placer
corresponde, mal podemos entendernos en la tuvo y tiene también los suyos, es importan-
cadena de realidades que se derivan de ella. te, decimos, no neutralizar ni anular la
Lo que los sujetos buscan y desean son rela- sexuación de estos sujetos –y por lo tanto su
ciones sexuadas con el otro que es sexuado sexualidad–, es decir, el hecho de cómo
y por el hecho de ser sexuado. Las claves de éstos se configuran y se viven como tales
esas complejidades están hoy en el paradig- sujetos sexuados, con todas sus consecuen-
ma de los sexos y no en el antiguo locus cias que son muchas, por cierto; entre otras,
genitalis. La lógica y el conocimiento que sus maneras de desear y convivir como posi-
interesan a los sujetos para poder aclararse bles amantes que se encuentran según, de
no es la de ese sexo al que se les ha impelido hecho, ellos mismos buscan y desean.
y constreñido, sino la lógica y el conoci- Por otra parte, no es ya presentable que
miento de los sujetos sexuados y en la que quienes en tantos campos del conocimiento
los genitalia, como veremos, son órganos han dado pasos tan avanzados sigan con éste
terminales y no de su organización. En esa en su nivel arcaico. La cuestión no reside,
lógica y ese conocimiento puede entenderse pues, como tantas veces se dice todavía, en
y explicarse su ars amandi que tiene muy los problemas sexuales como problemas del
poco que ver con la llamada “práctica del sexo, sino en el hecho de los sexos. Éstos
sexo” o “el mero sexo”, incluso con el recur- incluyen aquéllos, pero no a la inversa. Y
so a la noción de amor para contraponerlo al sólo desde este marco podrán ser explicados
sexo que es, como veremos más adelante, la o entendidos muchos factores que, de otra
forma más conclusiva, si cabe, de mantener forma, resultan inexplicables con una míni-
la noción de sexo en su más bajo nivel de ma lógica y coherencia.
contenido como “sexo, sólo sexo”, o sea, Tomando, pues, este concepto de sexo en
“mero sexo”. serio, la Terapia sexual ha elevado el factor
sexual –la dimensión de los sexos, pues eso
El concepto moderno y no otra cosa quiere decir sexual– a su
El concepto moderno de sexo, tal como punto de partida, a su comienzo. Más aún: al
se inicia –hace ahora unos doscientos años– lugar epistemológico que le es propio. Y
tras la Ilustración, es decir, tras el estableci- desde él ha tratado de actuar. Sus claves
miento y consolidación de la Época básicas no residen en el locus genitalis, ni
Moderna, es el que da cuenta de cómo los siquiera en el cerebro, como algunos han
sujetos son o llegan a ser de uno o de otro de propuesto en un voluntarioso intento de salir
los dos sexos en los que se configura la con- de la obsesión por la entrepierna, sino en el
dición humana. Y es esa condición humana mismo factor sexual, es decir en el nuevo
la que se vive, la que desea vivirse, en rela- paradigma del hecho de los sexos. Se com-
ción. Ni el instinto de reproducción ni el ali- prende así cómo, más que de pareja, como
ciente del placer han sido capaces de respon- se ha entendido también voluntariosa y sim-
der a esa llamada de los sexos para convivir. plonamente –moralizadoramente– a la
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Terapia sexual, de lo que se trata es de un gura y desarrolla. Éste ha sido el gran


enfoque radical, de raíz, desde el marco de hallazgo de la Terapia sexual por ser ésa la
los sexos. clave del nuevo paradigma y del ars amandi
de los sexos.
El nuevo sistema de valores sexuales
Una de las consecuencias de este princi- El factor sexual y el encuentro de los sexos
pio es lo que Masters y Johnson, tanto en Traduciendo este hallazgo a una fórmula
sus Escritos mayores como, y sobre todo, en de uso, la Terapia sexual ha tratado de con-
sus Escritos menores, han llamado “el nuevo juntar en lo posible lo conjuntable entre los
sistema de valores sexuales”. Sin duda una sexos y establecer entre ellos el mayor
enorme cantidad de cambios sociales y cul- número de interacciones posibles para que
turales resultan hoy ya patentes. Pero este éstas puedan ofrecer lo que de hecho ofre-
nuevo sistema de valores tiene su quicio y cen: que sus encuentros respondan a sus
gira, por tanto, en torno al mismo factor deseos y no ya a las normas con que han
sexual, lo que no resulta ya tan evidente. sido regulados por otros criterios o modelos,
Nuevos equívocos se han encargado de difu- sean éstos de una moral de siglos o del mer-
minarlo de muy diversas formas. cado y la moda. Efectivamente, el antiguo
Por ejemplo, un sector del feminismo modelo del locus genitalis ha dado la impor-
teórico de las últimas décadas ha tratado de tancia que le correspondía a la reproducción
salir de esos equívocos, si bien por otros y al placer. Pero es preciso buscar las conse-
motivos, cortando por lo sano y recurriendo cuencias del nuevo paradigma del hecho de
a otro sentido y lenguaje: el género. De esa los sexos para una adecuación y coherencia.
forma, el concepto de sexo falseado y su ¿Para qué sirve el sexo? Para la repro-
antiguo modelo del locus genitalis han sido ducción, se ha respondido desde el viejo
aún más reforzados y el remedio –por pensar modelo del locus genitalis y su vecino, el
sólo en mujer, siguiendo el modelo antiguo instinto de apareamiento. Para el placer, se
y no en los sexos del paradigma nuevo– ha sigue todavía respondiendo en reacción con-
podido resultar peor que la misma enferme- tra aquél, desde el viejo concepto de lascivia
dad, perdiendo la raíz y el quicio –su episte- y traduciendo sexo por instinto de fornica-
me: la sex– del propio factor sexual como ción, siguiendo la mezcla y los equívocos de
concepto de referencia. Sobre ello tendre- los antiguos modelos superpuestos. La
mos ocasión de volver. nueva pregunta es: ¿por qué y para qué el
Frente a estos y otros equívocos que ine- hecho de los sexos? Para la sexuación de los
vitablemente surgen por el concepto de sexo sujetos; y para explicarse –o entender– uno
falseado será importante insistir en que estos de sus efectos más notorios: su variabilidad
valores sexuales no son ya los valores del que es, en definitiva, la forma de hacer posi-
locus genitalis sino los de ambos sexos y en ble la diversidad de sus deseos y, por lo
la nueva entidad que éstos componen. En el tanto, de sus encuentros, es decir, su ars
nuevo paradigma no puede explicarse un amandi.
sexo sin referencia al otro. La respuesta ¿Qué buscan, en definitiva, los sexos
sexual humana de Masters y Johnson sólo como tales sexos? Encontrarse y convivir
puede ser entendida en todas sus consecuen- entre ellos. Es obvio que en esos encuentros
cias en el marco del hecho sexual humano, o pueden darse, y se dan, la reproducción o el
sea, el de los sexos. Analizadas esas res- placer. O a la inversa. Pero conviene situar
puestas sexuales se trata de conocer su lógi- cada uno de los conceptos –la reproducción,
ca y de seguirla, así como de intervenir en el placer y la sexuación, que son, recuérde-
ella contando con ella tal como ella se confi- se, tres y no dos– en su sitio respectivo para
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dar el interés que tiene cada uno en su Por eso conviene que nos detengamos en
momento. algunas claves básicas que forman los pila-
El factor sexual –el concepto de sexo, o res de la Terapia sexual, sea cual sea la
sea, de los sexos– difuminado entre tantos y clase de problema en uno u otro punto del
tantos equívocos, no ha resultado, pues, tan argumento general. Las tres claves que
obvio como se ha dado por supuesto no sólo expondremos a continuación, emanadas
en la divulgación, sino incluso en el campo directamente del análisis del factor sexual,
profesional y en el científico. No es de ocasionaron una auténtica revolución en los
extrañar que, dadas las interpretaciones y lec- tres pilares clásicos de todo el formato
turas de la Terapia sexual desde un modelo terapéutico: en primer lugar, sobre el objeto
de sexo falseado, hayan necesitado nuevos clínico; a continuación, sobre la etiología y
textos para explicarse. Esa función sexual –es el diagnóstico; y, finalmente, sobre el
necesario insistir: de los sexos, de ambos mismo tratamiento.
sexos, de cada uno en particular y de los dos
en relación– es hoy ya conocida y considera- Primera clave:
da como una de las más importantes de los sobre el objeto clínico
sujetos, si bien su estudio adolece de ser más Esta primera clave básica consiste en
supuesto que explicitado. Muchos errores considerar la queja o disfunción, sea cual
proceden de esas creencias no revisadas y sea ésta dentro de las listas de uso, no como
sometidas a examen con detenimiento. propia de uno o de otro de los dos compo-
La Sexología ha avanzado en sus conoci- nentes de la relación, sino como el resultado
mientos y éstos requieren ser tomados de o producto de un tercer elemento, es decir,
forma sistemática, no sólo en sus recortes o del ars amandi de la misma relación. “La
en la versión de los grandes titulares. El unidad clínica –escriben Masters y Johnson–
impulso que Masters y Johnson han repre- es la misma relación sexual”3. Y ésta será,
sentado para la Sexología en su vertiente clí- sin menoscabo de que, en su momento, se
nica ha sido, sin ninguna duda, el más traten unos u otros aspectos concretos de
espectacular en el último tercio del siglo uno u otro de sus componentes, el objeto
XX. Pero sería importante no perder de vista central de toda observación.
su cuadro teórico y disciplinar. Ello nos ayu- No habría por qué extrañarse de esta
dará a comprender mejor tanto el dispositivo clave cuyas repercusiones son tan extraordi-
de la Terapia sexual como su objetivo: el narias, si bien es explicable que resulte cho-
nuevo ars amandi de los sexos. cante debido al esfuerzo o cambio que
requiere con respecto a modelos anteriores,
II. Las tres claves básicas habituados al tratamiento de individuos fren-
de la Terapia sexual te al planteamiento de este objeto clínico
Los grandes titulares han contribuido a nuevo formado por la relación. Sin duda se
ofrecer una imagen de la Terapia sexual trata de un vuelco epistemológico de la enti-
como un conjunto aleatorio de posturas, téc- dad clínica misma. Pero es en ese marco, en
nicas, trucos o artilugios –toda una jerga– esa “mesa de operaciones”, en la que las
para la práctica del sexo, ese sexo generaliza- intervenciones resultan de la máxima efica-
do en su concepto falseado. Contrariamente a cia, incluso en cuestiones que parecen ser
esta creencia y a esa práctica, lo más impor- estrictamente individuales o independientes
tante de las innovaciones no reside en dichas de cada relación.
“técnicas sexuales” sino en las claves básicas Se ha dado poco interés a esta clave
que dan sentido a unas u otras estrategias, así expuesta por Masters y Johnson. Y esto por
como a las tácticas que las acompañan. dos factores: por un lado, porque la misma
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realidad de la pareja se ha tomado en su sen- Dada la línea de uso en los diagnósticos,


tido difuso y voluntarista o moral, y, por Masters y Johnson siguieron también con
otro lado, porque junto a la Terapia sexual, ella señalando esas causas o factores cuando
se han desarrollado otros formatos o enfo- éstos resultaban claros y directos, aunque en
ques que llevan el nombre de terapia de porcentajes bajos. “Se estima –escriben en
pareja, no siempre coordinados con ésta. un balance de 1987– que entre un 10 y un 20
No obstante, si tomamos en considera- por 100 de estos problemas tienen una causa
ción la noción de pareja como el proyecto preponderantemente orgánica... En otro 15
formado por dos sujetos cuyas estructuras, por 100 estos factores orgánicos contribuyen
vivencias, deseos y conductas se encuentran a que se produzcan los trastornos aun cuan-
como dos sexos que son, se podrán ver las do no constituyan la causa única o directa”4.
cercanías entre lo que es terapia de pareja y Por eso es siempre conveniente un reconoci-
terapia sexual. Otra cosa es que, por sexual, miento en el que sean detectados estos facto-
se entienda la alcoba o el uso de los genita- res, como es el caso de la diabetes o el alco-
lia, es decir el locus genitalis antiguo sepa- lismo, especialmente en las dificultades rela-
rado de los sujetos, según la noción de sexo tivas a la erección. O el de las lesiones o
falseada, y no lo que dice relación a lo que trastornos neurológicos, las infecciones
cada sujeto tiene de más propio en dicha genitales, las deficiencias hormonales, o los
relación conjunta, que es el ser de uno o de problemas vasculares. Es también el caso de
otro sexo. la toma de algunos fármacos, como los regu-
ladores de la tensión arterial, anfetaminas,
Segunda clave: sedantes o estupefacientes que, como es
sobre la etiología y el diagnóstico sabido, pueden constituir diversas disfuncio-
Esta nueva clave básica de la Terapia nes.
sexual concierne a los pasos previos de la En algunos problemas más específica-
etiología y diagnóstico para la definición de mente masculinos, no obstante, como la eya-
los distintos problemas denominados sexua- culación precoz o la aneyaculación, es muy
les. Es lo que se conoce en el modelo médico raro encontrar este tipo de factores en su
como anamnesis. Sin duda esta clave resultó génesis. En las disfunciones femeninas la
también excesivamente innovadora. Incluso, rareza de las causas orgánicas es todavía
como se dijo, revolucionaria. Antes de mayor, con excepción de algunas dispareu-
Masters y Johnson se estaba acostumbrado a nias que el reconocimiento ginecológico
distinguir dos parámetros diagnósticos: uno puede detectar. Suelen señalarse, entre otros,
de orden orgánico o biológico y otro de la ingestión de algunos fármacos producto-
orden mental o psicopatológico. Tras la prio- res de sequedadades vaginales, así como
rización del marco relacional como objeto ciertas infecciones genitales o estados caren-
clínico principal, estas causas de los proble- ciales de estrógenos.
mas fueron automáticamente replanteadas. Y
es que tanto los factores de la patología orgá- Baile de cifras
nica como los de la psicopatología que ocu- Más difícil todavía ha resultado el esta-
paban un destacado sitio en el orden anterior blecimiento de una relación de causa-efecto
pasaban a ser secundarios, no porque no fue- entre los llamados factores psicopatológicos
ran de interés en su momento para ser teni- y las dificultades sexuales al no disponer de
dos en cuenta sino porque no son los de más verificaciones empíricas, por más que un
interés para el diagnóstico y, sobre todo, para tópico haya generado el uso tan en voga de
un tratamiento centrado en las interacciones pensar que si no hay causas orgánicas de
de la relación como objeto principal. muchos problemas deberá haberlas de otro
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estilo y ésas han dado en nombrarse con el sexuales, más que de origen médico o psico-
prefijo psico, al que luego le ha sido añadido patológico, procede de las carencias educati-
el sufijo socio o la no menos ambigua fór- vas y de la ignorancia de la función sexual”5.
mula psico-sexual. En las relaciones de los sexos no se trata,
A partir de ahí, según la procedencia pues, tanto de diferenciar entre factores orgá-
médica o psicológica de los distintos estu- nicos y mentales, como todavía se discute en
dios, puede asistirse a los conocidos bailes ocasiones, sino del encuentro entre uno y otro
de cifras sobre el porcentaje que se lleva sexo con unos u otros factores. Por ello, sin
cada clase de causa en los problemas sexua- menoscabo de que, a efectos del estudio y de
les. Unos dirán: el 85% es de origen orgáni- la casuística, muchos factores sean de interés
co frente al 15% de origen psicológico; otros para la aplicación de unos u otros recursos –y
dirán: el 70% es de origen orgánico, frente todos deban ser estudiados– el eje conductor
al 30% de origen psicológico; otros: el 40% tanto del diagnóstico como del tratamiento
es orgánico, frente al 60 % psicológico; o el seguirá siendo la relación, es decir, el ars
20% de origen orgánico frente al 80% psi- amandi en cuyo marco esas dificultades se
cológico. Y así sucesivamente. Hemos podi- producen y se viven6.
do ver tal cúmulo de combinaciones que Lo que se conoce como diagnóstico
resulta imposible darlas todas, tal es el aba- sexual en el sentido más claro es, en defini-
nico de opiniones divergentes en torno a tiva, el de la situación de cada sexo con el
esos parámetros. otro o, si se prefiere, de cada sujeto en tanto
Entre la clase de los llamados factores que sujeto sexuado. Eso y no otra cosa quie-
psicológicos –a veces se llaman psicológi- re decir sexual y no lo relativo al ejercicio
cos, a veces psicopatológicos: siempre, en de sus genitalia. Todavía más: el ars amandi
todo caso, con sufijo psi– se suelen apuntar de cada sujeto, como desembocadura
los propios del desarrollo en sus distintas pragmática o visible de su dimensión sexual,
fases o etapas, como son los trastornos gene- es lo que lo refleja y resume. Se trata, pues,
rales de la infancia, la adolescencia, juven- de las interacciones de los sujetos sexuados
tud, etc., dentro de los cuales algún percance como tales sujetos sexuados con otros suje-
o acontecimiento podría haber contribuido a tos sexuados.
crear éste o el otro problema sexual concreto Primar este eje conductor que constituye
del que se trate en cada caso. Es sabido, no el hecho de los sexos y su ars amandi por
obstante, que los mismos o parecidos fenó- encima de los otros factores constituye el
menos no afectan a todos por igual, de núcleo de esta segunda clave básica, o del
donde es fácil concluir la relativa y dudosa diagnóstico, en la Sex therapy. No hace falta
causalidad psicológica de tales factores, a insistir en que no se trata de negar o de no
no ser que por psicológico se entienda todo, considerar otros factores, sino de considerar
lo que termina en el contrasentido de no este eje por encima de los otros. Más exacto
saber a qué se denomina sexual, cosa que no sería decir: a éstos girando en torno a él. Es,
es, por cierto, nada banal y por la que habría como vimos, el quicio del factor sexual.
que empezar. Desde este punto de vista, el recurso tan en
uso al conocido esquema bio-psico-social
El marco del ars amandi necesita una revisión.
De ahí que, frente al protagonismo de esa
doble división de causas en el diagnóstico Tercera clave:
diferencial, Masters y Johnson no dudaran en sobre el tratamiento
afirmar en uno de sus Escritos mayores: “La La tercera clave reside en el hecho de
más abundante etiología de los problemas que el tratamiento de la Terapia sexual tiene
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LA TERAPIA SEXUAL DE MASTERS Y JOHNSON ... 13

lugar siempre centrado en la relación sexual. los fenómenos que para el tratamiento de sus
Todas las estrategias, tácticas, técnicas o problemas. Las implicaciones que se derivan
recursos son aplicados indistintamente a uno de esta clave básica, así como sus aparentes
u otro de sus componentes en el marco de complicaciones y complejidades no suelen
dicha relación. Más exactamente: es la rela- superar sus aportaciones, por lo que, aunque
ción la que recibe el tratamiento, aunque en algunos elementos hayan sido modificados
ocasiones pueda dar la impresión de que se con el tiempo, este principio ha seguido
dirige a sus componentes. Es importante cada día más firme y consolidado 7. Se ha
destacar que esta clave no debe confundirse criticado a Masters y Johnson en este punto
con la diversidad de recursos específicos por tener, se ha dicho, una idea previa de la
para cada uno de los problemas o para algu- pareja. Pero no se trata de pareja sino de
nos de esos problemas en sus distintas fases relación de los sexos. Curiosamente no se
del proceso terapéutico. sabe muy bien cuál es su idea de pareja si no
La novedad de esta clave sigue resultan- es la que cada relación tiene de sí misma que
do muy desconcertante en algunos sectores es, en definitiva, la que crea o no crea unos
que, de forma vestigial, priorizan todavía los u otros problemas. Y de ahí que, más que
llamados factores orgánicos o psicológicos una idea abstracta de la pareja, se trate del
sobre el mismo ars amandi. En efecto, en la ars amandi concreto y propio de cada rela-
Terapia sexual, aunque se den estos facto- ción: el que crean los mismos sujetos sexua-
res, el marco del tratamiento será siempre el dos que la forman.
del ars amandi, sin menoscabo de que, como
es obvio, se traten esos factores específicos La organización
con los recursos específicos en su debido Estas tres claves básicas apuntan todas en
momento. Dicho de una forma más clara: el una misma dirección: el factor sexual, o sea,
marco global es más importante que cual- el hecho de los sexos. Y conducen a un estilo
quiera de sus factores porque incluso esos de organización del modelo de la Terapia
factores operan de otra forma en un marco sexual. A nadie le resulta extraño que todo lo
general que fuera de él. que concierne a los sexos se lleve de forma
Ello requiere no solamente adaptar algu- conjunta entre los sexos. De ahí que todos los
nos de los detalles o aplicar algunas de sus pasos se enfoquen desde ellos.
técnicas, sino fundamentalmente no perder El mismo formato de Terapia sexual es
de vista la principal clave que permite la conducido y organizado por un equipo de
aplicación organizada y secuencial de todo dos sexos: es el dual-sex team formado por
su conjunto. La base de esta clave reside en expertos de ambos sexos y, más en particu-
el principio de que, así como las dificultades lar, como sucedió en el caso de sus creado-
se crean o aparecen en el curso de una rela- res, de William Masters y Virginia Johnson.
ción, así también son más fácilmente detec- Hasta los más nimios detalles de la organi-
tables y abordables en ella. zación del formato terapéutico serán una con-
Hay algo más: el concepto de sexo –el secuencia de estas bases. Por ejemplo, las
factor sexual– sólo puede ser entendido estrategias, tácticas, técnicas y recursos que
como una estructura relacional desde la componen el formato completo de la Terapia
sexuación de cada sexo. No se trata, pues, de sexual –como es obvio, vistas desde los con-
una ocasional medida voluntariosa o de ceptos y las claves básicas– ofrecen el fruto
colaboración entre los miembros de la pareja con el que Masters y Johnson iniciaron lo que
–“que la pareja colabore...”–, sino de una ha sido llamado la era de la terapia sexual. De
clave básica de epistemología y conceptos, ello nos hemos ocupado en otro lugar con más
lo mismo para el conocimiento teórico de detenimiento8.
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14 EFIGENIO AMEZÚA

Notas al texto
1 Masters, W. y Johnson, V. (1979): La incompatibilidad sexual humana. Vers. cast. Buenos Aires.
Intermédica.
2 Amezúa, E. (1999): Teoría de los sexos: la letra pequeña de la Sexología. Revista Española de
Sexología. Monografía extra-doble nº 95-96. Madrid.
3 Masters, W. y Johnson, V. La incompatibilidad sexual humana. (vers. cast. Intermédica, pp. 2-3).
4 Masters, W., Johnson, V. y Kolodny, R. La sexualidad humana. Barcelona. Grijalbo. vol. 3, p. 562.
5 Masters W. y Johnson, V. (1970): Human sexual inadequacy. Boston. Little, Brown and Company.
p. 21.
6 Masters, W., Johnson, V. y Kolodny, R. (1979): Concepts of Sex therapy, in Textbook of Sexual
Medicine. Boston. Little, Brown and Company. pp. 477-506.
7 Masters, W. y Johnson, V. (1976): The principles of Sexual Therapy. American Journal of
Psychiatry. (133) pp. 548-554.
8 Amezúa, E. (2000): El ars amandi de los sexos: la letra pequeña de la terapia sexual. Revista
Española de Sexología. Monografía extra-doble nº 99-100. Madrid.
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Anuario de Sexología © Anuario de Sexología A.E.P.S.


2000 Nº 6, 15-40 ISSN:1137-0963

ACERCA DEL DESEO SEXUAL


Reflexiones preliminares para un modelo conceptual integrado
Pedro La Calle Marcos *

Partiendo de la concepción del deseo sexual como una emoción, el autor, a través de una
revisión crítica de su descripción tridimensional, intenta dar las claves reflexivas para la
integración de los conocimientos que aportan las distintas disciplinas en un esbozo de
modelo comprensivo integrado. Dicho modelo teórico concibe el deseo sexual como una
experiencia emocional erótica que se caracteriza por darse en la conciencia irreflexiva
del sujeto, suponiendo una codificación erótica de su estar en el mundo. Esta experiencia
es elicitada por un acontecimiento significativo desde el punto de vista erótico y a su vez
se expresa en forma de hecho significante. La cualidad de ser un hecho significante es
precisamente la clave para la comprensión de su fisiología y de su articulación o integra-
ción en la teoría de los sexos, ya que en último caso se refiere a deseo del otro sexuado.
Desde una perspectiva monista se incluye el deseo en un continuo de respuestas adapta-
tivas y se ejemplifica en un intento de lexicografía. El deseo sexual como un deseo eróti-
co debe ser entendido como el producto de una erotización biográfica y por tanto debe
ser abordado desde el cultivo y la relación de los sexos.

Palabras clave: Deseo sexual, emoción, modelo integrado, descripción tridimensional,


teoría de los sexos.

ON SEX DRIVE: PRELIMINARY THOUGHTS FOR AN INTEGRAL CONCEPTUAL MODEL


We start from the consideration of sexual desire as an emotion and we attempt a critical
revision of its tridimensional description. We also try to produce some key reflections in
order to integrate the knowledge brought forward from different disciplines and to devi-
se a comprehensive and integrated model. This model characterises sexual desire as an
erotic and emotional experience which is perceived by the subject within the realm of
unthinking conscience and it implies an erotic codification of his or her being in the
world. This experience is elicited by an event which is felt significant from an erotic
point of view and which is also expressed as a significant fact. Its quality of significant
fact is precisely the key to understand its physiology enabling us to integrate it in the
Theory of sexes. The experience is ultimately referred to the desire for the Other One
sexed. From a monist perspective desire is included in a continuum of adaptive respon-
ses and it is exemplified by an attempt of creating a lexicography. Sexual desire as ero-
tic desire must be understood as the product of a biographical eroticism and, therefore,
must include sex cultivation and relation.

Keywords: Sexual desire, emotion, integrated model, tridimensional description, Theory


of Sexes.

“el origen del simbolismo erótico no es intelectual sino emocional”


Henry Havelock Ellis.

* Médico, Sexólogo. Práctica privada.


Galena Salud. C/ Hilarión Eslava, nº 2, bajo izq. A. 28015 Madrid. E-mail: placalle@galenasalud.com
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16 PEDRO LA CALLE

Este documento supone un conjunto de Se ha dicho que la nueva definición de


reflexiones y búsquedas, elige la hipótesis deseo sexual ha venido a sustituir a la clási-
de que el deseo sexual es una emoción, e ca moral sexual5. Creemos que éste es uno
intenta “adaptar” una visión fenomenológi- de los motivos por los que esta entrada ha
ca, la de Sartre, a la definición actual de tenido tan buena acogida en el corpus
deseo sexual. Al mismo tiempo articula esta patológico, aún antes de haber madurado su
hipótesis dentro del marco más amplio de la definición y manejo. Pero hay otros aspectos
teoría de los sexos de E. Amezúa. Se preten- del deseo sexual que nos interesan más por
de así implementar las discusiones que cree- parecernos centrales en la discusión sexoló-
mos se deben continuar teniendo sobre el gica moderna: por un lado, se trata de un
deseo sexual. Por tanto, seguiremos una concepto que implica existencialmente a los
defensa de la variable existencial en un posi- sujetos, a los sexos; por otro, creemos que es
ble modelo de deseo sexual, sin que por ello la propia dinámica de la relación entre los
consideremos que otras líneas de trabajo no sexos la que ha dado el protagonismo a este
son esenciales. Si nos excedemos en algo, concepto. En este sentido pensamos que es
esperamos que no sea en un integrismo que principalmente la mujer la que se ha hecho
nos impida aprovechar los esfuerzos de otras eco, precisamente porque supone un salto
perspectivas distintas a las nuestras. cualitativo en la elaboración del concepto de
Quiero expresar mi agradecimiento a respuesta sexual, y pone en evidencia lo
Javier Gómez Zapiain 1 y a Javier Moltó limitado de este modelo para dar cuenta de
Brotons 2, ya que sus trabajos han sido un lo que ocurre en las relaciones eróticas.
referente continuo para la elaboración de Como hemos visto, la nosología ha invertido
estos apuntes que pacientemente han sido los términos, y lo que de hecho es una opor-
corregidos por Isabel Cervera. Con ellos tunidad para la actualización y progresión de
pretendo mostrar, en forma de tentativa, la comprensión de un hecho sexual humano,
caminos de ensamblaje de muy distintas se puede haber convertido en una herramien-
corrientes, así como conclusiones personales ta de moral sexual masculina.
que sólo son esfuerzos hacia una mayor
comprensión. En definitiva, trato de comuni- Emociones
car intuiciones, ya antiguas y reposadas, que Se han conceptualizado todas las emocio-
han ido tomando forma. nes a través de la historia. Se las ha intentado
comprender por la sencilla razón de que son
Discurso social nuestros momentos significativos. Nos hacen
En el último cuarto de siglo XX el con- decir que somos felices o desgraciados; fre-
cepto de deseo sexual ha ido ocupando de cuentemente por ellas y con ellas valoramos
forma progresiva un lugar central en el dis- nuestra vida pasada, actual y quizás la futura.
curso sexológico. El modelo que se ha Curiosamente, casi todas las emociones fue-
seguido para conceptualizarlo ha partido y ron deificadas en el mundo clásico. Son tam-
se referencia en el propuesto por Helen S. bién experiencias que vivimos y que nos acer-
Kaplan3 (1979), quién más tarde introdujo el can a un mundo que presentimos inmenso,
deseo sexual como una fase del modelo de que nos genera placer y dolor, también en
respuesta sexual de Masters y Jhonson 4 ocasiones vértigo.
(1966). Consecuentemente el deseo sexual El miedo, la ira, la alegría, la vergüenza,
ha entrado a formar parte de la nosología de el hambre, la tristeza, todas estas emociones
las disfunciones sexuales, que en términos son fenómenos significantes 6, experiencias
generales se referencia en la respuesta que interpretan la realidad, pero que al
sexual. mismo tiempo la construyen de una forma
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ACERCA DEL DESEO SEXUAL 17

determinada. “Significar es indicar otra cos 10 . Sartre indica que respondemos de


cosa”7. En general la percepción es siempre forma emocional cuando no podemos acce-
simbólica de alguna forma, interpretativa, der a otras formas de respuesta de más alto
está “en el mundo”. Pero en el caso de la nivel, más exigentes, quizás continuando la
emoción, el proceso de construcción de la corriente que él mismo critica, la que ve en
realidad es más radical, cambia la lógica de la emoción una manifestación “inferior”, en
lo percibido y se inscribe en el cuerpo recu- la línea de W. James y P. Janet. Sin embar-
perando todos nuestros niveles de respuesta go, vemos en las emociones una función
para constituirse en un signo, un signo que “elevada” y necesaria desde el punto de
habla de nuestra biografía en el mundo. vista evolutivo. Todas nuestras facultades
Respondemos de forma emocional ante son importantes y contribuyen a nuestra con-
la percepción de cosas que interpretamos dición humana.
como importantes; en este caso, el objeto de
deseo, el otro sexuado8. En la medida en que La descripción Tridimensional
nuestro deseo es sexuado es diferenciado, y
el objeto de deseo es emocionante en la Objetivo primero
medida en que emociona a cada cual de Se trata de hacer un recorrido a través de
modo muy particular, ya que cada individuo la problemática disección del concepto de
le da la cualidad de atractivo de forma deseo sexual, diríamos que tan problemática
biográfica y relacional. como la de la identidad. Lo pondremos
Entiéndase que no se trata sólo de las sobre la mesa y lo veremos, tocaremos, ole-
“grandes emociones”; toda experiencia remos, saborearemos y escucharemos.
implica la misma estructura, los mismos ele- Después pensaremos en una pluralidad de
mentos; se trata de un continuo. De entre las deseos abstraídos en uno, pero sin fijarnos
cosas vividas, llamamos emociones a una grandes objetivos, más bien jugaremos a
serie de experiencias porque en ellas, repeti- “hacer que hacemos”, porque sabemos que
mos, la percepción de la realidad se configu- el concepto de deseo sexual es escurridizo,
ra en una clave determinada; en el deseo caprichoso, inesperado... Sólo quedará entre
sexual, en clave erótica. Se trata de un pro- nuestros dedos la sensación de su presencia
ceso de erotización que organiza nuestro fugaz que generosamente se ha prestado a su
estar en el mundo. Sentimos deseo sexual y estudio.
ello convierte el entorno y tiñe nuestra reali-
dad bajo un signo erótico, y nuestras ideas, Inscripción
pensamientos, cambios corporales, fantasías Comenzaremos por el principio y, hacien-
y gestos ofrecen al unísono muestras de ello. do caso omiso a las últimas líneas, tomaremos
Se podrían interpretar todas las emociones a la actitud de Gregorio Marañón11: “si noso-
partir del deseo…, de los deseos, no sólo el tros..., tomamos una emoción cualquiera,
erótico. Nuestra animación es la manifesta- como se toma un objeto cuya composición
ción de nuestros deseos; también nuestro se va a analizar”. Pues bien, ya hemos situa-
dolor lo es. do el concepto de deseo sexual sobre la
Jean-Paul Sartre9 defendió el sentido de mesa y sabemos que es probable que sus dis-
las emociones como el de recursos existen- tintas partes, una vez diseccionado, nos
ciales; nos desvanecemos ante el terror expresen poco, pero intentaremos no perder
como una forma de huida, a través de trans- de vista en ningún momento su forma com-
formaciones en la consciencia construimos pleta, su movimiento, su importancia y su
un mundo accesible bajo unos parámetros no significación, la erotización que supone y
lógicos, diríamos que semejantes a los oníri- alimenta la experiencia del deseo sexual.
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18 PEDRO LA CALLE

Esa suerte de metamorfosis que nos sugiere - Respuestas fisiológicas, informes verba-
el recuerdo de la experiencia que se inscribe les y conductas expresivas.
en el campo de la erótica, particularmente se (Ohman y Birbaumer, 1993).
trata de una experiencia emocional erótica.
En cualquier caso, podemos acercarnos a la
Actitud estructura del objeto de estudio que tenemos
Queremos mantenernos al margen de la delante, de este recuerdo de experiencia.
discusión entre periféricos y centrales, arousa- Recordamos cómo nos alteramos fisiológica-
les y apraisales, biologistas y culturales, el mente cuando experimentamos un fuerte deseo
huevo o la gallina. Sin embargo esta discusión sexual. Por ejemplo, podemos sentir rubor y
estará constantemente presente y esperamos palpar nuestro corazón; sabemos además que
manifestar una vocación monista. Para com- expresamos este deseo con gestos y actitudes,
prender el deseo echaremos mano de todos los sonreímos, por ejemplo, y abrimos nuestras
recursos, de todas las informaciones. Porque manos o nos vemos impelidos a ello, e incluso
si bien se refieren a visiones distintas, quere- proyectamos un modo de acercamiento de
mos ver entre los diferentes léxicos grupos de forma casi automática. Por último, recordamos
conceptos que se acercan, que se agrupan perfectamente cómo nuestra percepción se ve
dando perspectivas acerca de lo mismo. Nos ¿particularmente transformada? si el deseo
aferramos a ciertas perspectivas como valores sexual erotiza nuestra percepción. La misma
de identidad y esto es inevitable, pero intenta- realidad y en especial algún objeto de las cosas
remos aprovechar todo lo que sin duda supone que nos rodean adquiere una significación eró-
un esfuerzo por comprender, en el sentido de tica o, dicho de otra forma, nos podemos dar
captar el significado, y entender, como perci- cuenta, podemos tener consciencia reflexiva
bir mentalmente, el deseo sexual. de algo que ocurre irreflexivamente. Por ejem-
plo, interpretamos las palabras del otro como
Los tres aspectos, al uso clásico presagio de una unión. El mundo se polariza
Se acepta hoy a efectos de estudio, al sobre aquello que provoca en nosotros una
igual que en los últimos quizá setenta años, atracción hacia un objeto y, de alguna manera,
que el deseo sexual es una experiencia que entra en nosotros y nos es difícil separarnos de
consta de tres correlatos o perspectivas, que él. Al conjunto de todos estos cambios le lla-
en realidad se han entendido así, pero se maremos experiencia emocional erótica14. La
suelen entender como elementos o compo- forma de experiencia emocional es diferencia-
nentes. Nosotros insistiremos en su condi- da, es de cada cual, única. Se comparte con el
ción de correlatos: el cognitivo, el expresivo otro la interacción sexual en un juego de atrac-
y los cambios fisiológicos. ción y seducción integrado en una erótica,
Distinguimos esta triple dimensión en campo de lo sexual.
forma de superposiciones según diversos
autores: El deseo sexual encuentra correlatos des-
- Vegetativo, psíquico y expresivo. criptivos en los cambios fisiológicos, cogniti-
(Marañón, 1920)12, vos y gestuales, constituyendo esta estructura
- Neurofisiológico-bioquímico, motor o la expresión de la experiencia erótica.
conductual expresivo y cognitivo o experien-
cial subjetivo (Lang, 1968). Los cambios fisiológicos
- Sexuación, sexualidad y erótica
(Amezúa, 1979)13. ¿Solos o acompañados?
- Cuerpo, mente y comportamiento Los cambios orgánicos son el correlato
(Johnson-Laird, 1988). sentido y observable del deseo sexual. Esta
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ACERCA DEL DESEO SEXUAL 19

dimensión de las emociones ha sido la favo- diente, pero con la capacidad de ser sinérgi-
rita de los estudios positivos, ya que se ofre- co con el “sistema” del deseo sexual. Claro
ce a la cuantificación en el laboratorio. Con está que se hace referencia a la excitación
frecuencia se manejan estos cambios como somática medida a través de cuantificadores
la prueba de referencia o de certeza de que fisiológicos: vasodilatación, contracción
efectivamente ocurre una emoción, siempre muscular, tono de esfínteres, cambios en el
y cuando el informe verbal (dimensión cog- sistema vegetativo, electroencefalogramas y
nitiva) mantenga una correspondencia con en general signos de activación objetivados
ella. Esta visión generará serias dificultades: por exploradores orgánicos. Sin duda cuanto
para la óptica conductista sería preferible más avancemos en las cuantificaciones
asociar los cambios fisiológicos a las con- mejor conoceremos la fisiología del deseo,
ductas observables (expresión), pero lo pero por ahora lo que conocemos está en la
impide el hecho de que frecuentemente la línea de medir la respuesta erótica, la acción
emoción no se acompaña de una expresión o interacción sexual, el deseo sexual, y no se
observable; a veces se da tan sólo como una analiza en realidad una causalidad orgánica.
tendencia a la acción, y lo único que pode- Estos cambios, como decíamos, son de
mos encontrar unido a estos cambios fisioló- forma correlativa el signo medible de aque-
gicos es un hecho de carácter cognitivo. Esta llo que percibimos por los sentidos, aquello
superposición dimensional entre lo cognitivo que sentimos.
y lo expresivo es lo que obliga a considerar
los cambios fisiológicos, para que sean La excitación
representativos del deseo sexual, junto a Las hipótesis que defienden la autonomía
aspectos cognitivos o gestuales o ambos a la de un supuesto sistema excitatorio se basan
vez. El estudio de estos cambios siempre se en que la excitación, no es una condición
hace en el contexto de una situación eroti- para el deseo sexual, ya que se puede sentir
zante o con referencia a ella. excitación y orgasmo sin la experiencia de
deseo sexual y a la inversa. Esto quizás sea
Acompañados posible, pero hablamos de correlaciones, el
Todo lo que sucede en el deseo tiene su grado de autonomía de los cambios orgáni-
correlato en cambios fisiológicos, siempre cos es lógico ya que nuestro organismo es
nos movemos en un ámbito físico y sólo pluripotencial, el locus y la manifestación
podemos partir de este ámbito. Aquí nos somática no son exclusivos. Somos organis-
referimos a los estudios neurobiológicos, a mos complejos, los cuales aprovechan al
los neuroendocrinos, en definitiva a todos máximo sus recursos, por lo que los cambios
los factores cuantificables por la observa- fisiológicos son comunes a muchas emocio-
ción en cuanto a la fisiología y en general a nes y de aquí las teorías periféricas. Tanto la
la biología. excitación como el placer no son exclusivos
de lo erótico. No es necesario demostrar su
Ahora sólo nos ocuparemos de dos independencia. En el orden del estudio que
nociones importantes, las cuales son para- hacemos nos interesa más su dependencia.
digmas en el discurso sexológico: lo que se En todo caso habría que especificar en estas
ha dado en llamar la respuesta sexual y el consideraciones de qué deseo y de qué exci-
concepto que la ha guiado, la excitación, en tación hablamos, así como plantearnos si no
su descripción preferentemente física, o la estamos considerando independiente aquello
activación, en su descripción preferentemen- que para la consciencia reflexiva no lo es o
te mental. Es común aludir a la excitación aquello cuyas relaciones se escapan a nues-
como el resultado de un sistema indepen- tra comprensión.
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20 PEDRO LA CALLE

Al mismo tiempo y en un sentido inver- lo fisiológico es trasladada al conjunto de la


so, en el deseo sexual el cuerpo en mayor o experiencia del deseo, derivándose de ello
menor grado acompaña a la percepción de lo conceptos que pertenecen al ámbito de la
erótico; el correlato físico es fundamental, si fisiología, como la inhibición y la activa-
no existe se trata de otro concepto, no del ción, en una confusión de descripciones que
que nos ocupa. No es preciso decir que los tienen su desarrollo en las nosologías y en
cambios pueden ser exclusivamente cerebra- las intervenciones. Sin embargo, si atende-
les en la medida en que otras formas de par- mos a una definición más general de sistema
ticipación estén bloqueadas. La excitación como “un conjunto ordenado de cualquier
en sí se puede considerar un reflejo que clase de cosas que se manejan para algo”17,
puede ser simple, la consecuencia de un estí- sí podríamos hacernos una idea más cohe-
mulo. No nos queda claro que ocurra igual rente de lo que es el sistema sexual.
con el orgasmo, al cual consideramos una Encontramos el concepto organicista de
manifestación mucho más compleja, al igual sistema sexual en la línea que comenzó a
que a la percepción de placer erótico. Sería finales del siglo XVIII el frenólogo o proto-
cierto que en determinadas condiciones “una neurólogo Francis J. Gall18 con su “teoría de
idea tan abstracta como la del placer puede la pulsión”, a la cual le correspondía un
tener su correlato en la actividad de un “centro” en el cerebro. Sin embargo Levay,
pequeño grupo de neuronas”, pero sería al que se nombra para representar esta idea,
dudoso que se tratara de un “pequeño dice aclarando sus controvertidas declara-
grupo”. La medición en términos de semio- ciones: “…cuando hablo de un `centro´
logía fisiológica y clínica de la interacción sexual lo que quiero decir es que se trata de
erótica habla del correlato fisiológico. un nudo crucial de un circuito complejo en
el que participan muchas otras regiones
Sistema sexual cerebrales” 19. Es claro que, como decía el
Según Vila Castellar15, fue Lang el res- mismo Gall, el “alma” reside en el cerebro,
ponsable de que “la emoción se entienda no diríamos que de forma privilegiada, pero
como un fenómeno unitario sino como un esto no significa que sea el cerebro o que se
fenómeno que integra tres sistemas de res- pueda leer el alma en impulsos cerebrales, al
puesta relativamente independientes”. Este menos por ahora. El caso es que esta idea de
planteamiento sobre los sistemas, que noso- un “centro” cerebral ha hecho quizás pensar
tros venimos llamando dimensiones o corre- que se trata de una glándula, o de un nódulo
latos, creemos que se encuadra en una regulador que funciona como un sistema
corriente de pensamiento que entiende las homeostático, como un sistema reflejo.
facultades de un organismo según una óptica Consideramos que no hay evidencias para
de fisiología organicista. Es probable que así pensar de tal forma. Incluso desde esta óptica
ocurra con algunas de las estructuras que organicista es dudoso que haya un sistema
integran la experiencia de deseo sexual, pero orgánico al que le falte la especificidad fun-
se corre el riesgo de “cosificar” la experien- cional y los valores homeostáticos determina-
cia si ampliamos esta óptica a todo el fenó- dos que todo sistema en ese sentido debe
meno. tener. Se nos dirá que tiene su especificidad
Así, la neurobiología habla desde una en la reproducción y que la homeostasis viene
óptica orgánica: deducimos que se atiene a dada por la respuesta sexual, pero es evidente
un concepto de sistema como “un conjunto que la condición humana da cuenta de facul-
de partes o de órganos semejantes, compues- tades, flexibilidades, relaciones, comunica-
tos de un mismo tejido y dotados de funcio- ciones y tendencias que no se ven explicadas
nes de un mismo orden”16. Y esta visión de por esta concepción de sistema orgánico.
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ACERCA DEL DESEO SEXUAL 21

Sin embargo, sí debemos considerar que cálida corriente de la leche la causa de la


eso que se llama el estado del organismo primera sensación de placer. En un principio
forma parte del arco analógico del deseo la satisfacción de la zona erógena aparece
sexual. En su estructura evolutiva se inclu- asociada a la del hambre”22. Y es que cuan-
yen estrategias filogenéticas para la conser- do se habla del estado del organismo, en
vación de la especie y es muy probable que cierta forma se habla de apetito y de sacie-
estas estrategias respondan a su origen. dad. Variable ésta que sin duda debe ser
considerada en el deseo sexual, si bien no a
Estado del organismo través del binomio cognición/estado del
En coherencia con el concepto de siste- organismo, sino a través de un continuo,
ma sexual se hace referencia20 al estado del precisamente como variable. Es además un
organismo para referirse a las bases neurofi- campo en el que la medicina ofrece conside-
siológicas que junto con los incentivos o raciones fundamentales y, en ciertos casos,
inductores endógenos y exógenos confor- ineludibles en la valoración de los proble-
man un estado de motivación sexual o deseo mas de deseo sexual.
sexual. Para Gómez Zapiain (1995,1997) es
la elaboración psicológica (procesos cogniti- El laboratorio
vos y emocionales) de este sistema motiva- S. Levay localiza los centros de la cópula
cional lo que constituye el deseo sexual. en el área preóptica medial para el macho23
Según este autor, está netamente aceptado y en el núcleo ventromedial para la hembra,
que tanto la activación fisiológica como la aunque curiosamente si este centro es des-
cognición están presentes en toda emoción. truido no se elimina completamente el
El deseo sexual se configuraría como una impulso sexual y se mantiene la masturba-
emoción sustentada por un sustrato biofi- ción. Estos centros son ricos en actividad
siológico (sistema sexual) compuesto por hormonal. Parece que el hipotálamo puede
elementos anatómicos, fisiológicos y neuro- ser un centro de control de bajo nivel, mien-
endocrinos y unos contenidos cognitivos tras que la motivación sexual y el estado de
configurados por el procesamiento de la excitación se originan en la amígdala o en la
información que se produce desde el inicio corteza. Estamos dejando de lado el poder
de la vida de las personas. organizador de la testosterona intrauterina y
la orientación del deseo, que aquí reducimos
También en referencia al estado del orga- al proceso de sexuación en términos genera-
nismo, pensamos en la indudable relación les y que está tratado con gran amplitud en
entre el deseo sexual y los apetitos, no sien- diversos trabajos específicos 24. Pensamos
do casual su inclusión en los trastornos aso- que dentro de este esbozo de modelo habría
ciados a disfunciones fisiológicas y a facto- que conjugar los conceptos de sexuación y
res somáticos, es decir, junto a los trastornos erotización para la correcta comprensión de
de la conducta alimentaria, los del sueño y este hecho.
del puerperio (CIE 10)21. Tampoco es casual Debemos esperar que el laboratorio, a
que en la Grecia antigua la preocupación través de avances en las técnicas de neuroi-
con respecto a la afrodisia se entendiese más magen como la tomografía por emisión de
desde la dietética que desde la terapéutica. positrones (PET) o la resonancia magnética
Este asunto de los apetitos también nos nuclear (RNM), nos informe de nuevos des-
recuerda la siguiente observación de S. cubrimientos acerca de la actividad neuronal
Freud: “Diríase que los labios del niño se en este campo. Por ahora, los registros elec-
han conducido como una zona erógena, sien- troencefalográficos (BEAM) son temporal-
do sin duda la excitación producida por la mente mucho más precisos, por dar una
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señal que al ser eléctrica es más rápida que orgánicas, sin embargo orienta el desarrollo
la de los dos anteriores, que están basados de manera direccional hacia la consecución
en el flujo sanguíneo y el metabolismo cere- del orgasmo, y lógicamente éste es casi un
bral. accidente en lo que aquí tratamos, que es el
deseo sexual. Además, debemos tener en
La respuesta sexual cuenta que en la emoción el factor tiempo
Tan sólo haremos tres consideraciones carece de solidez, ya que en el nivel cogniti-
acerca de este paradigma de la sexología: vo la constancia de esta percepción es exce-
• El sentimiento sexual. Al hablar de los sivamente frágil, en especial en el ámbito de
cambios fisiológicos Masters y Johnson, y las emociones.
más tarde H. Kaplan, ven la necesidad de
señalar el carácter esencial de los compo- Los objetivos paradójicos
nentes sentimiento sexual, al que se refieren Estamos intentando acercarnos a la epis-
los dos primeros autores, y deseo sexual, temología de las concepciones sobre el
apuntado por Kaplan, para dar cuenta de la deseo sexual. Para ello hemos seguido el
importancia de incluir el esquema de obser- camino de la disección de una forma ya con-
vaciones orgánicas en el orden de la expe- vencional: la descripción tridimensional, que
riencia. Por tanto se evidencia ya desde las continúa siendo la de uso. Pero esto nos da
primeras esquematizaciones de los aconteci- problemas. Por ejemplo, cuando hablamos
mientos orgánicos y desde una corriente de cambios fisiológicos tenemos que pensar,
conductista, en el caso de Masters y como habíamos comentado antes por enci-
Johnson, esto que nosotros llamamos la ma, que esos cambios eran accesibles a la
experiencia emocional erótica, el deseo observación en el laboratorio. Sin embargo,
sexual. forman parte de los informes verbales cuan-
• Variables. Nos interesa el modelo cuán- do estos mismos cambios los relata el indivi-
tico de Schnarch25, pero en la medida en que duo que los experimenta, la persona que
establece un sistema de participación gra- siente deseo sexual. ¿Estamos hablando
dual de las distintas variables en el estudio entonces de cambios fisiológicos experimen-
de la respuesta sexual. Excitación y orgas- tados, o de cambios fisiológicos observa-
mo, ambos mecanismos reflejos, se produ- dos?, ¿no debemos hablar de ambos? El
cen preferentemente por la estimulación fun- nexo es fundamental para la investigación y
damentalmente táctil y la psicológica, proce- no debemos ocultar que es problemático.
so cognitivo y emocional. Variables que Esta es una cuestión que aparece repetida-
para Weis serían los componentes visual, mente en el ejercicio paradójico de analizar
auditivo, olfativo, gustativo, táctil, memoria, con una óptica simplista algo que en sí es de
imaginación, emociones y la atribución de naturaleza compleja.
significado que provocan un determinado
grado o potencial de este mecanismo reflejo, Lo cognitivo
esto en proporciones diversas. Lo interesan-
te de estos modelos es la participación gra- Mente fenomenológica 26
dual y la superposición de todos los elemen- Lo cognitivo es aquello que podemos
tos, si bien a través de ellos no se puede conocer, incluido aquello que no se nos da a
establecer una cualidad que haga entender la conciencia de forma directa o continua,
algún sentido en su distinta participación. sino sólo a través de un proceso reflexivo
• Fases. El proceso de conceptualizar la espontáneo, debe surgir, se trata de aquello
respuesta sexual en fases es coherente con la de lo que tenemos que caer en la cuenta para
temporalidad y progresión de las respuestas ser conscientes. Sartre incluía el campo de la
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ACERCA DEL DESEO SEXUAL 23

emoción en la consciencia irreflexiva, (Moltó, 95). Para LeDoux 28 “los mecanis-


haciendo ver que es accesible a la reflexión, mos que evalúan la significación de los estí-
pero esencialmente no reflexiva. Hace ya mulos son filogenéticamente antiguos y
tiempo que investigaciones cognitivas y están ampliamente distribuidos en todo el
neurobiológicas llegan a la misma conclu- reino animal, los mecanismos de la expe-
sión. La discusión acerca del concepto de riencia emocional son filogenéticamente
mente es fundamental para entrar en este recientes y pueden estar ligados al desarrollo
aspecto del deseo sexual. del lenguaje y al de los procesos cognitivos
No encontramos ningún esquema cogni- relacionados”.
tivo que se corresponda de manera correlati- Nosotros quisiéramos ver un continuo al
va con los conceptos utilizados por Sartre en evaluar o valorar el estímulo –que por otra
su “bosquejo para una teoría de las emocio- parte siempre es una situación–, en el que
nes”. Pero pensamos que los conceptos de encontramos las distintas respuestas adapta-
consciencia reflexiva/irreflexiva e incons- tivas, desde las más simples a las más com-
ciente que aquí utilizaremos, se podrían plejas. En los lugares o niveles menos com-
corresponder en lenguaje cognitivo con los plejos encontramos los reflejos, que induda-
de mente fenomenológica y mente computa- blemente están sujetos a una valoración filo-
cional. Según Jackendoff la mente fenome- genética y, en el otro extremo, los pensa-
nológica se percata de la experiencia del mientos en los que la participación de la
mundo, de las vivencias y de la propia vida consciencia reflexiva se hace cargo de forma
interior”27. Aquí se trataría de la consciencia privilegiada de esta evaluación. Por el cami-
reflexiva e irreflexiva. Mientras que la no encontraríamos los impulsos, los instin-
mente computacional es el sistema de sopor- tos, las emociones en grado creciente de
te y procesamiento de las informaciones. complejidad y flexibilidad. A cada mecanis-
Irremediablemente vemos en esta aprecia- mo le correspondería un tipo de valoración,
ción una declaración en uso del más antiguo o más bien una influencia o configuración.
concepto de inconsciente, aunque quizás no Se entiende que estas valoraciones no son
freudiano. En definitiva, lo que aparece a la puras y que en realidad, en la mayoría de las
consciencia son los mensajes privilegiados situaciones, es el concurso de diversos nive-
de la mente computacional. Creemos que les ordenados jerárquicamente lo que hace
estos conceptos pueden ser utilizados en este que tengamos una evaluación significativa
ejercicio de poner en el almirez todas las de una situación. La mente computacional
informaciones que se incluyen sobre los dis- sería el nexo de unión entre los estímulos y
tintos campos. la percepción o percatamiento en la mente
fenomenológica.
Evaluación Tampoco sabemos bajo qué criterios se
Tanto desde la perspectiva neurocientífi- realizaría la valoración, pero podríamos asig-
ca como desde la cognitiva, existe un amplio nar estrategias más o menos universales desde
consenso en señalar que evaluar la significa- el punto de vista filogenético a los niveles
ción emocional de una situación para un menos complejos, y recoger del campo de la
individuo es una condición necesaria para la cognición29 los criterios para las valoraciones
secuencia de procesamiento, que lleva tanto más complejas. Parece ser, en todo caso, que
a la expresión como a la experiencia emo- la valencia agradable/desagradable es privile-
cional. “Parece que es el significado o la giada (LeDoux). Quizás éste sea el lugar para
significación que un estímulo tiene para una conceptualizar el placer y el dolor como las
persona lo que resulta decisivo para la licita- dos valencias fundamentales, pero dejaremos
ción de una emoción y no el estímulo en sí” este asunto para otro momento.
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Codificación erótica Afrodisia, lo que se había llamado respuesta


Decíamos que en la experiencia de deseo sexual, las relaciones eróticas sin una forma
sexual el mundo se dispone en clave erótica. específica, diferenciadas en los sujetos y en
La reflexión puede hacernos conocer parte las parejas.
de lo que sucede, pero no comprendemos
cómo se transforma lo que nos rodea en una Esta configuración erótica de la experien-
suerte de metamorfosis de la misma reali- cia es en sí misma significativa en la bio-
dad. Metamorfosis que nos abre y acerca al grafía del individuo, que es el referente para
otro, a la alteridad, adquiriendo los objetos la valoración con la que comienza el proceso
una significación erótica. Éste es el deseo emocional, a su vez constituye un aconteci-
sexual como una forma de “deseo entre los miento de interacción significativa con el
sexos” de la teoría de Amezúa. mundo en el que se da.
¿La metamorfosis? Recordamos que
cuando sentimos deseo sexual la realidad se Consciencia irreflexiva
“pone en forma”30 erótica, y esto en las for- Seguimos asistiendo al cambio en los
mulaciones modernas se refiere a que los significados, a la codificación erótica, y que-
significados habituales adquieren una cuali- remos constatar que es fundamentalmente
dad que no tienen sin el concurso del deseo computacional, inconsciente en su proceso,
sexual. Es la cualidad de provocar una atrac- sin embargo se manifiesta en el ámbito de la
ción hacia el objeto (el otro), quizás una ten- consciencia, ya veremos que irreflexiva. De
dencia a la unión con el otro, habría que hecho así se piensa desde el cognitivismo,
entender que también del objeto hacia el que considera que las emociones son proce-
sujeto. Esta atracción no sólo cambia la cua- sos inferenciales complejos sin una estructu-
lidad del objeto, también la estructura del ra proposicional interna32.
mundo que en ese momento nos rodea. Esto Es situando el deseo sexual en el ámbito
es una realidad “puesta en forma”, es decir, de la consciencia irreflexiva como entende-
una experiencia emocional que de hecho nos mos que autores como Sartre hablen de que
afecta, nos emociona. Experimentamos cam- el deseo sexual está regido por leyes mági-
bios fisiológicos y cognitivos en un proceso cas o de la semejanza de éste con lo místico,
de “codificación erótica” (Todjman)31. Por como señala Bataille. Integrado en el con-
el camino la ropa parece más suave, las dis- texto de la experiencia erótica, comprende-
tancias se acortan, el tiempo se convierte en mos aquí cómo Sartre lo incorpora al marco
espera, nuestra autopercepción se activa y de lo mágico. Se podría hablar de un contac-
nos sentimos también más cerca de nuestras to entre lo consciente y lo inconsciente, con
sensaciones, interpretamos las palabras y los el poder de lo enigmático: por aquí podría-
gestos en términos de alejamiento y acerca- mos entender la petit morte33. Se trata de un
miento, nos vienen a la mente imágenes dominio de lo irracional, de esa cualidad,
fugaces que nos producen cierta alegría, fan- ese valor de la emoción de no obedecer a
taseamos… La estructura de nuestra percep- una forma de organización o procesamiento
ción del mundo se ve cambiada por el deseo predecible, de no ajustarse a una lógica
sexual de manera dinámica y en consonancia racional, de no responder a la voluntad, aun-
con el desarrollo de nuestra experiencia, que sí de ser de alguna forma accesible a la
mediante la cual establecemos nuestra rela- consciencia.
ción con el mundo y con el objeto de nuestra Bajo el modelo informático, el cogniti-
atracción que forma parte de él. El deseo vismo explica el funcionamiento o procesa-
sexual, de esta forma, acompaña, busca y miento cerebral como el de diversos subsis-
desarrolla los actos de placer erótico, los Ta temas que procesan en paralelo y de forma
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ACERCA DEL DESEO SEXUAL 25

inconsciente en niveles básicos, dentro de lo xiva de forma permanente a los resultados


que constituye la mente computacional. Sólo de su procesamiento, y desde una conscien-
algunos contenidos privilegiados, proyeccio- cia reflexiva de forma puntual tienen un sig-
nes privilegiadas, son accesibles al percata- nificado, confieren un sentido a nuestra
miento consciente que supone el nivel supe- vivencia como sujetos en el mundo, a nues-
rior en el dominio de la mente fenomenoló- tra identidad, conforman nuestra sexualidad.
gica, al cual se accede desde un nivel inter-
medio, que es el ordenador central del siste- El deseo sexual es una experiencia emo-
ma, un dominio de la mente computacional. cional erótica que se elicita ante la valora-
Dentro del percatamiento consciente están ción de un acontecimiento como significativo,
aquellos contenidos que forman nuestra por lo que se produce una codificación en
consciencia irreflexiva, integrada la mente clave erótica en el ámbito de la consciencia
computacional y la consciencia, constituyen- irreflexiva del sujeto.
do la consciencia del mundo. Se trata de una
forma de consciencia pragmática a cuyos La amígdala
contenidos podemos acceder por medio del En el laboratorio neurobiológico con
percatamiento reflexivo. Sin embargo, no orientación cognitivista se afirma que la
encontramos relaciones causales en ella, su famosa y cansina discusión acerca del origen
procesamiento no es como el de los conteni- de la emoción se daba porque, tanto los par-
dos de la consciencia reflexiva, que es lineal, tidarios de las tesis periféricas como los de
simbólico y lógico. Los contenidos de la las centrales, no estaban acudiendo a expli-
consciencia irreflexiva son de orden simbó- caciones o a preguntas comprensivas e inte-
lico, pero no lógico. Generalmente desde el gradoras. Al final, ¿qué sucedió? Pues que
cognitivismo se considera que son sub- hay razón para ambos.
simbólicos, pero ésta es precisamente la Veamos, lo central y lo periférico inter-
aportación sartriana y fenomenológica, su vienen en la experiencia emocional, y ade-
significación, su capacidad de apuntar hacia lantaremos que su orden depende quizás del
algo, significar otra cosa, al fin y al cabo su tipo de experiencia que se tenga e incluso de
simbolismo… la significación y el nivel jerárquico del que
Lo que nos resulta sorprendente es que hablemos. Las emociones son mecanismos
en el ámbito de la mente fenomenológica y muy complejos. Tanto los pensamientos
después de un procesamiento computacional como las emociones comportan una repre-
subsimbólico, inconsciente, el hecho erótico, sentación simbólica en la memoria de traba-
la totalidad del gesto, sí es accesible a un jo con procesamientos inconscientes, pero
significado que encontramos de forma en las emociones intervienen muchos más
biográfica. mecanismos subsimbólicos cerebrales.
Sabemos que las emociones son prágma- Digamos que implican al cerebro de forma
ta, tienen un sentido evolutivo y práctico, más amplia.
pero quizás sólo lo encontramos en cuanto Podemos pensar en términos de erótica.
contenido consciente reflexivo, no en su Ante un estímulo que es valorado como eró-
propio campo, en el de las emociones, en la tico se darían dos caminos; ambos conducen
consciencia irreflexiva. al tálamo en primer lugar, pero mientras uno
La intuición, la comprensión, el caer en pasa directamente a la amígdala, ese “centro
la cuenta y ciertas cualidades que no pode- de las emociones”, el otro amplía su recorri-
mos forzar, no son accesibles a la introspec- do para visitar la corteza sensorial antes de
ción en su proceso, en su cadena causal, alcanzar la amígdala. Se podría decir que el
pero asistimos desde una consciencia irrefle- deseo se desencadena –y estamos trasladan-
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26 PEDRO LA CALLE

do estudios hechos con el miedo– incons- sea de orden primario, fundamentalmente


cientemente merced al primer mecanismo y computacional y, como venimos diciendo,
conscientemente aunque no de forma nece- percibida de forma irreflexiva. Aún así el
sariamente reflexiva, en virtud del segundo concepto de interdominio abre una vía para
mecanismo. que desde la consciencia exista una modula-
En cualquier caso, “las respuestas inicia- ción y cambios en el funcionamiento de la
les provocadas por estímulos significativos amígdala, que es nuestra área “emocionante”
son automáticas y no precisan del conoci- por excelencia.
miento consciente del estímulo ni del con- En el laboratorio están trabajando sobre
trol consciente de las respuestas”34. la consciencia irreflexiva (lo irreflexivo del
Existe una respuesta corporal fisiológica deseo sexual), sobre la angustia y su poder
ante el estímulo significativo, pero esta de dificultar la emoción erótica, aquel asun-
valoración pronto pasa al dominio de la to “más importante” que desactiva el funcio-
consciencia irreflexiva en forma ya de codi- namiento de la amígdala en la emoción eró-
ficación y es accesible a la consciencia tica. Son correlatos que interesa aprovechar
reflexiva. para nuestro conocimiento del deseo.

Importancias Memoria de elefante


Este estado emocional proyecta informa- Hay dos elementos más que el laborato-
ciones en la corteza, en caso de que ésta rio señala como posibles vías de compren-
quiera buscar allí, a no ser que la amígdala sión: el primero es el carácter duradero de la
se inactive por un acontecimiento o alarma memoria implícita. La memoria explícita,
que nos saque del estado emocional para que es la que se caracteriza por ser simbóli-
prestar atención a algo que consideramos ca, secuencial e hipocámpica, es olvidadiza,
más importante, léase valoraciones y codifi- mientras que la implícita es prácticamente
caciones de peligro, inseguridad, angustia o indeleble, lo que se conoce como extinción
asuntos e importancias de otros órdenes. de un recuerdo no es más que una regulación
También es cierto con respecto a las tesis de salida, no una tachadura o eliminación.
del origen central de las emociones, el hecho Es por esto que no olvidamos los aconteci-
de que los bancos de memoria para las emo- mientos emocionales con facilidad, al menos
ciones están influidos por la misma cons- no de forma inconsciente, reaccionamos sin
ciencia, ya que la memoria de trabajo, que saber por qué, y esto de forma repetitiva,
es la que proporciona los contenidos cons- digamos que estructurada. Esta memoria de
cientes, trabaja con todos los tipos existentes elefante para las emociones, sólo para los
de memoria. Bancos de memoria sensorial contenidos cognitivos asociados a emocio-
corto plazo, intermedia y largo plazo diga- nes significativas, nos interesa para ser con-
mos que se ven enriquecidos por los conte- secuentes con la manera en que enfocamos
nidos y las valoraciones conscientes. La bio- el manejo de las emociones y muy en parti-
grafía y las experiencias previas, como cular el del deseo sexual.
vemos, juegan un papel importante en estas En este arco analógico representamos
configuraciones. Sin embargo veremos que desde la memoria filogenética hasta la
la influencia de lo racional es más bien esca- memoria de las experiencias que nutren, no
sa cuando se trata de generación o activa- sólo el campo de los contenidos lógicos y
ción emocional. La valoración que en todo reflexivos, sino preferentemente el dominio
caso se hace ante un estímulo u objeto que de la irreflexión, “los momentos significan-
tiene la potencialidad de provocar una codi- tes del ayer como momentos significativos
ficación erótica en el sujeto es probable que del hoy o como una experiencia presente
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ACERCA DEL DESEO SEXUAL 27

que puede ser una experiencia emocional del nidos simbólicos asociados a aquello que
mañana”35. pensamos como deseo sexual representan la
estructura cognitiva de nuestro deseo, son
Interdominio efectivamente la expresión y la forma de
El segundo elemento a tener en cuenta es éste en nuestro campo mental; no hablamos
el concepto de interdominio (Dodge, 89)36, del proceso, hablamos de sus resultados. Es
“el proceso por el que la activación de un en la relación con este imaginario, con estos
dominio de respuesta sirve para alterar o contenidos simbólicos y con esta estructura
modular la activación de otro dominio”. significativa, es en la relación de la conscien-
Deducimos que los cambios en cualquiera cia con los contenidos simbólicos precons-
de las dimensiones del deseo sexual, cam- cientes o irreflexivos y de éstos con la per-
bios fisiológicos, gestuales o cognitivos, cepción donde se lleva a cabo el diálogo cog-
influyen en las otras dos dimensiones, de nitivo acerca del deseo sexual. El manejo
manera que la estructura del deseo sexual no fenomenológico de la historia de nuestro
es unidireccional; habrá que pensarla como deseo sexual, el deseo de cada cual y lo que
multidireccional y multiconformacional. éste tenga de elemento universal creemos que
Hay que comprender que esta “influencia” es una aproximación fecunda hacia la dimen-
alude al proceso de configuración de unas sión cognitiva de la experiencia erótica. El
variables que son contempladas por nosotros ocultamiento del que parte el psicoanálisis
como correlatos o dimensiones en la expe- sería quizás una de las formas estructurales
riencia ya puesta en forma. de relación entre lo reflexivo y lo irreflexivo
Indudablemente, teniendo en cuenta que en el ámbito de la consciencia.
no se puede concebir al individuo como un
ente aislado, es la interacción con el mundo lo Lo expresivo
que verdaderamente está en el pasado y en el
presente de la regulación. Precisamente esto Del imaginario a la fantasía
es lo que, como veremos, le dará la cualidad Sabemos que expresamos esta emoción
de ser un mecanismo flexible y accesible al en forma de gestos y nos referiremos a estos
control, a la adaptación o, en otros términos, gestos y actitudes, pero antes habría que
al cultivo, su virtud. En todo caso lo que sí decir que también la expresamos en forma
ofrece una posibilidad clara de control es el de fantasías o construcciones imaginarias de
acto, ya que lo volitivo sí podemos localizarlo historias, de sucesos, que al igual que la
más en el orden de la consciencia reflexiva. misma acción o que la realidad fáctica a
veces nos proporciona pequeños apuntes,
Freud experiencias fragmentarias en el ámbito de
La emoción implica una forma de cons- lo imaginario. Otras veces se trata de fan-
ciencia y ésta es posible que se cree, como tasías que representan historias completas.
decía Sigmund Freud, por asociación de sím- Gracias a nuestra capacidad de imaginar, de
bolos a percepciones o quizás a sensaciones. alguna forma vivimos fuera del terreno de la
Antes que él Havelock Ellis como investiga- acción, al margen de lo que llamamos el
dor del hecho sexual creó su teoría del sim- gesto, la conducta observable. En ellas se
bolismo erótico a partir de la misma premisa. puede ver una suerte de tendencias a la
Lo dudoso, advierte Sartre en su crítica al acción sin acción.
psicoanálisis, es que esa asociación sea cons- Es importante esta corrección ad hoc de
tante o, mejor dicho, universal. la dimensión expresivo-conductual, porque
Si reflexionamos acerca de la experiencia la dimensión cognitiva es un correlato de la
de deseo sexual encontramos que los conte- experiencia que se corresponde con los ges-
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28 PEDRO LA CALLE

tos o conductas y con lo que llamamos cam- entonces en evidencia una forma de “fisio-
bios a nivel fisiológico. Pero dentro de los logía” o promesa de articulación comprensi-
procesos cognitivos, se desarrollan experien- va.
cias en el imaginario que suponen gestos,
acciones que no son conductas observables El gesto
ni tienen sus implicaciones, pero que pueden Hay algo que caracteriza al gesto; es el
ser consideradas como experiencias. Son movimiento, la animación del cuerpo
“expresiones”, en este caso eróticas, de la (gestus), al mismo tiempo su administración,
sexualidad del individuo en el ámbito de la la gestión (ger, gérere) de ese cuerpo, nues-
erótica y a través de lo que es conocido tra acción, nuestra praxis. Hay una visibili-
como deseo sexual. dad, es observable. El lenguaje y la expre-
Las fantasías son una forma de autoesti- sión gestual son otro correlato del deseo.
mulación cognitiva, contribuyen al manejo Nos comunicamos a través de los gestos y
de la realidad. Las imágenes y los signos son habría que entender este campo dentro de la
al fin y al cabo herramientas para el manejo comunicación. Por tanto a él pertenecen los
de la realidad37. aspectos del lenguaje hablado y corporal de
Este campo es esencial, puesto que la expresión del deseo, de nuevo se produce
somos animales “simbolizans” 38, converti- un continuo con el imaginario y las repre-
mos constantemente los objetos en símbolos. sentaciones. Sus contenidos son el estudio
La construcción de la memoria y nuestra sobre etología humana, los aspectos univer-
misma consciencia manejan paralelamente sales del lenguaje corporal, los mensajes
contenidos simbólicos y no simbólicos (o universales del cortejo, de la disposición, de
simbólicos inconscientes, computacionales) la aceptación y el rechazo, la interacción
asociando representaciones de los objetos en erótica, la respuesta sexual, la palabra
combinación con los contenidos no simbóli- mediante la cual expresamos esos deseos, la
cos. Las imágenes asociadas muestran con palabra que crea por sí misma el deseo.
frecuencia una secuencia que es erótica, Hablamos de la expresión sexual en gene-
representan una historia, suponen un guión, ral y de la erótica en particular cuando rela-
un script erótico relacionado con la tenden- cionamos estas estructuras con el tema del
cia a la acción, con el desarrollo pragmático. deseo sexual. Esa atracción hacia el otro,
Con frecuencia jugamos mentalmente, y esto hacia el objeto, se expresa y se muestra con
forma parte de la conformación del deseo el gesto, con la conducta, decimos “con”
sexual con estas “direcciones imaginarias”. para resaltar que puede no ser exactamente
Construimos historias que son ya una expre- “a través” del gesto, porque el lenguaje cor-
sión y que tienen un significado precisamen- poral es ya de por sí una forma de expresión
te porque son asociaciones, conjuntos, expe- anterior a la misma idea, a la misma repre-
riencias en las que el organismo entero está sentación; al menos van de la mano. Como
puesto en forma; se trata de vivencias. ocurre con el mismo deseo sexual, el lengua-
Tenemos la cualidad de codificar nuestras je gestual funciona a un nivel de comunica-
percepciones en clave sexual, y en el terreno ción distinto, no exactamente extrapolable
de este imaginario y de estas representacio- con el lenguaje simbólico consciente; consti-
nes se escribe nuestra erótica. tuye un correlato, pero en su procesamiento
Podemos incluir las fantasías en el intervienen de forma más directa los proce-
campo de la expresión del deseo sexual, y el sos inconscientes e irreflexivos. Tiene la
imaginario en sí en el de lo cognitivo, azaro- capacidad de funcionar como el lenguaje
sa asignación que tiene la virtud de enlazar hablado –el arte nos da muestras de ello. Sin
los dos campos en este nexo, poniendo embargo, el lenguaje gestual está más cerca
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ACERCA DEL DESEO SEXUAL 29

de las emociones, comparte más cosas con ten –“se asume la relación formal, aunque
ellas que el lenguaje que llamamos simbólico no isomórfica, entre la experiencia y los
consciente, el que se articula linealmente en autoinformes”– los informes verbales, pero
ideas y pensamientos. En el deseo sexual el desde el momento en que esto ocurre no
lenguaje hablado y el gestual dejan constan- podemos hablar de objetivable como patrón
cia de la relación y quizás de la configura- de certeza, al menos en lo que se refiere a
ción que ambos campos tienen en la sexuali- parámetros cuantitativos. Tampoco vemos
dad del sujeto. Nuestras expresiones habla- una correspondencia necesaria entre la
das y gestuales comunican, se mueven en observación - cambios fisiológicos, informes
torno al deseo en el ámbito de la administra- verbales - cognitivo y observación - conduc-
ción o de aquello que ofrecemos y de aque- tas.
llo que recibimos. El gesto forma parte de la
emoción porque en el mismo concepto de Nuestra corrección
emoción se incluye la tendencia a la acción. Hemos decidido insistir una y otra vez en
Confirmaríamos así la idea de E. Amezúa la condición de correlatos para resaltar que
diciendo que antes de nada es tendencia a la cada una de las tres dimensiones, que ya nos
expresión; fantasía y gesto. Por fin, los ges- son muy familiares, no eran independientes.
tos también tienen el poder de convocar la Hacíamos hincapié en que no se trataba de
emoción, a modo de herramienta, de llave una composición de tres elementos, sino de
por la cual se acerca la realidad a nuestro un hecho que se puede observar desde tres
deseo. El término tendencia a la acción o a perspectivas correlativas. Sin embargo en
la expresión incluiría una forma ya esbozada nuestro intento comprobamos cómo esta
de ella, un guión, una metáfora que se desa- tarea es sumamente difícil, ya que tendemos
rrolla en un procedimiento y quizás en una lógicamente a asignar un valor funcional y
historia. temporal a cada uno de los aspectos de los
que tratamos, y en cierta forma lo tienen, ya
Acerca del modelo descriptivo que son correlativos en cuanto al fenómeno
dado, el hecho emocional, pero tienen a su
Utilidad del modelo descriptivo vez una función de variables en el proceso
Es probable que el éxito del modelo tri- de construcción del hecho.
dimensional para la descripción del deseo En realidad siempre intentamos un mode-
sexual y en general para las emociones se lo a partir de una estructura, y pensamos que
deba a que no es exactamente un modelo, en el transcurso de la descripción, de cual-
puesto que en realidad no articula ninguno quier descripción, ya se apunta un modelo
de sus aspectos o dimensiones, sencillamen- preformado, en este caso un modelo comple-
te los describe. Esto puede dar cabida a cual- jo en el que se puedan tejer los fenómenos
quier interpretación y exposición, lo cual lo que son objeto de estudio. No lo hemos arti-
convierte en una estructura verdaderamente culado; se va constituyendo a medida que
útil. Sin embargo hemos comprobado en deconstruimos la descripción tridimensional.
nuestro intento descriptivo diversas dificul- El concepto de correlato y la teoría de la
tades: la superposición de dimensiones, por identidad ayudan a suavizar las clásicas difi-
ejemplo; los cambios fisiológicos pueden ser cultades epistemológicas; la investigación
una expresión, además de cambios fisiológi- humanista y la cientifico-tecnólógica tienen
cos, léase el rubor; la confusión con respecto muy amplias conexiones que pueden ser uti-
al sujeto/objeto. Cualquier observación obje- lizadas para corregir los modelos ya clásicos;
tiva por fuerza debe basarse en que el objeto se trata de asignación de cualidades, poten-
de estudio es un sujeto, para lo que se admi- ciales, según los lenguajes.
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30 PEDRO LA CALLE

Encontramos al fin el campo de lo cogni- una descripción física como estado cerebral
tivo como un importante referente para el de S. Como consecuencia, el sujeto S se
estudio del deseo sexual y nos vemos tenta- acerca al objeto O.
dos a intentar una descripción desde una En principio, esta teoría contradiría nues-
perspectiva según la cual todos los hallazgos tra corrección anterior, ya que si todo se
con respecto al deseo sexual son “expresio- desenvuelve en el ámbito físico la descrip-
nes”. Dicho de otra forma, es la valoración, ción mental no puede ser sino un producto.
o la significación erótica que de forma Pero esto es una apariencia, porque si com-
biográfica tiene para el individuo el objeto prendemos que se trata de identidades, esta-
de atracción, el acontecimiento que está en la mos hablando de lo mismo, no de un pro-
génesis del deseo sexual. Siempre que enten- ducto. Pero desde el campo en el que pode-
damos la valoración como el resultado de un mos comunicarnos, el de las descripciones
proceso complejo e integrado por los facto- mentales de experiencias, es desde donde
res explicitados en la descripción tridimen- podemos encontrar una comprensión del
sional. Los hallazgos ya se pueden compren- hecho.
der como expresiones de este acontecimiento
y por lo tanto como sucesos en una erótica Hacia un modelo
diferenciada. Intuimos que sería más útil,
pero no es tiempo ni lugar para “marear” a ¿Fisiología fenomenológica?
los sufridos lectores. Nos ocuparemos ahora del funciona-
miento, de la fisiología del deseo sexual. No
Teoría de la identidad 39 hemos querido en este documento especifi-
Pensamos que la noción de correlato que car y extendernos en la fisiología de la exci-
hemos defendido se refiere fundamental- tación ni en general en los contenidos de las
mente a dos aspectos básicos: en el primero, investigaciones sobre los cambios fisiológi-
como ya hemos dicho, consideramos un cos. La medicina y la psicofisiología ofrecen
hecho visto desde distintas perspectivas un importante caudal de conocimiento que
correlativas. El segundo va también implíci- sin duda habrá que retomar más y mejor
to en la condición de correlato; mente y desde la sexología. Sin embargo, sabemos
cuerpo son aspectos diferentes de aconteci- que es en la búsqueda de una fisiología pre-
mientos físicos. cisamente del ser bio-psico-social donde se
Sobre el problema mente/cuerpo la podrían incluir las investigaciones interdis-
Teoría de la identidad (Searle, 83), que es ciplinarias. En este sentido, el modelo del
una hipótesis monista, plantea el siguiente hecho sexual humano de Efigenio Amezúa
esquema que nosotros adaptamos ahora: aporta la sexuación como el campo donde
todo se desenvuelve en el ámbito físico, integrar los conocimientos fisiológicos. Pero,
hacemos descripciones físicas en las que además de la sexuación, supone la sexuali-
aparecen un objeto (O) y un sujeto (S), de dad y la erótica. Establecer cualidades de
forma que el objeto O crea un estado cere- relación entre los acontecimientos en las tres
bral de S. Al mismo tiempo y de forma dimensiones sería el contenido de una fisio-
correlativa o equivalente, podemos hacer logía fenomenológica, pero éste es un objeti-
una descripción mental como la experiencia vo demasiado ambicioso. Mientras tanto, sí
que S tiene de O, siendo la primera descrip- querríamos indagar un poco acerca de la
ción una reducción a términos físicos de la idea de funcionamiento, de articulación o de
segunda. Como consecuencia de este aconte- distribución en el tiempo de los distintos
cimiento, en la descripción mental obtene- aspectos de ese acontecimiento que denomi-
mos una decisión de S de acercarse a O, y namos deseo sexual, observando que ya hay
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teorías evolutivas que articulan bien el pro- en general sobre el procesamiento mental
ceso desde el modelo bioinformacional. (Lang, LeDoux, Damasio, Wakendof). La
hipótesis es que existen diversos sistemas de
Por fin Lang respuesta y de procesamiento que entran en
Nuestras preguntas son: ¿cómo funciona juego dependiendo del estímulo y de la res-
el deseo sexual? ¿cuál es su principio y su puesta que se configure. Los niveles “infe-
fin? Esta fue la cuestión que el psicólogo W. riores”, que serían más periféricos, estarían
James puso sobre la mesa para su disección constituidos por mecanismos adaptativos
en 1890, como más tarde lo hizo el fisiólogo programados filogenéticamente. En estos
Cannon en 1930. El primero para decir, niveles de baja participación cognitiva la
según adaptamos, que deseamos porque sen- valoración vendría ya dada por codificacio-
timos excitación; el segundo para determinar nes también programadas filogenéticamente,
que sentimos excitación porque deseamos. mientras que en los niveles superiores la
Esta es la eterna discusión de lo central fren- valoración sería más cognitiva o cultural.
te a lo periférico, el arousal frente a la cog-
nición. Un continuo
Discusión que de alguna forma quedó Vamos a hablar de un arco analógico
zanjada con Peter Lang en 1968 al introducir donde tenemos representados el reflejo, el
su modelo integrado o bioinformacional. instinto, el impulso, la emoción (Smith y
Según éste, las emociones responden a una Lazarus, 1990) 41 y, podríamos añadir los
organización jerárquica con un nivel inferior sentimientos, las ideas y los pensamientos.
donde predominan los patrones específicos, y Este arco es un sistema multientrada que
un nivel superior donde predominan los valo- adopta una configuración dinámica, según
res dimensionales o cognitivos. Las emocio- un modelo jerárquico multinivel. Se nos
nes presentan una topografía fisiológica y cuestionará porqué, si hablamos de una
conductual concreta dada por la evolución experiencia emocional erótica, incluimos
filogenética a partir de comportamientos todos los mecanismos adaptativos. La razón
básicos adaptativos que se caracterizan por es que pretendemos hablar desde un modelo
tener intensidad (nivel de activación), valen- integrado. En nuestro caso la experiencia es
cia (aproximación o evitación) y control preferentemente emocional, pero en ella par-
(continuidad o interrupción). La dimensión ticipan todos nuestros registros.
de valencia tendría la primacía por existir Al hablar de la evaluación en el correlato
circuitos neurofisiológicos específicos para cognitivo ya expresamos nuestra idea de
lo agradable y lo desagradable. cómo se produce ésta y su relación con los
En los laboratorios de psicofisiología distintos mecanismos adaptativos. Por tanto,
este modelo es tremendamente útil, ya que el modelo es el de un sistema, el orgánico,
además de haber integrado lo central y lo con múltiples capacidades o mecanismos
periférico en un modelo evolutivo y por adaptativos pero que en sí no constituyen
niveles, permite el estudio de las emociones sistemas con campos y regulaciones defini-
a partir de tres dimensiones en la respuesta das, sino integraciones de respuestas en con-
y, por tanto, relaciona valores cuantitativos figuraciones determinadas, según la signifi-
de laboratorio con distintos niveles jerárqui- cación de la situación a la que respondan o
cos de organización40. en la que participen.
Con Lang se inauguran por tanto los Por otro lado, el estímulo o situación
modelos jerárquicos multinivel, que son los desencadenante del deseo también se con-
modelos que encontramos con más frecuencia ceptualiza bajo una recepción multientrada,
en las explicaciones acerca de las emociones y es decir, no se trata de un estímulo en sí, sino
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de la conjugación de muy diversas informa- la situación que éste vive. Y es que la expe-
ciones que dan lugar a una valoración eróti- riencia de lo erótico se constituye en emoción,
ca. Entre estas informaciones se incluye el erotizándose el estar en el mundo del sujeto, y
estado del organismo, la interacción sexual, a esto le hemos llamado codificación erótica.
los objetos, las importancias, imágenes y Esta experiencia emocional a su vez es signi-
fantasías o un mismo hecho erótico que ficante porque tiene un sentido hacia el obje-
retroalimenta al mismo deseo. Por tanto es to, no se queda en la mera reacción, está cons-
claro que consideramos cualquier variable truida hacia fuera, indica una tendencia hacia
como elicitadora de la experiencia. algo, algo que tiene un sentido biográfico y a
Asimismo, consideramos la existencia de lo que el individuo responde de forma signifi-
un continuo en el proceso completo según lo cante. Su significado vendrá cifrado por la
que ha recorrido y la intensidad. El hecho biografía del sujeto de nuevo en su realidad de
del deseo sexual no es un cuantum, no es un primer orden, en su erotización o diferencia-
paquete que se da completo o no se da, tam- ción erótica y hacia el otro sexuado en térmi-
poco es constante en su intensidad. Si lo nos generales, en términos de realidades de
consideramos dentro de un continuo, desde segundo orden42.
una perspectiva dinámica, se nos ofrece Decía Sartre que las emociones son signi-
como un proceso del individuo que atraviesa ficativas, que no son accidentes, porque la
por configuraciones que cumplen unos míni- vida no es una sucesión de accidentes. En este
mos, unas características que lo configuran sentido, el propio deseo sexual que ha sido
como tal deseo sexual, características ya elicitado por un acontecimiento significativo
apuntadas en nuestra descripción. Quizás el se constituye en una experiencia significativa,
deseo se pueda quedar en un impulso o lle- con un sentido biográfico en el sujeto, para el
gar a ser un sentimiento. Esta idea nos que además supondrá un prágmata, un deseo
anima a especificar esas características diná- de para algo. Por tanto primero es significati-
micas en el modelo anteriormente expuesto vo el acontecimiento y después nuestra propia
y desde luego sólo apuntado. experiencia emocional en su construcción y
en su expresión, y así sucesivamente.
La cadena de la significación Consideramos el signo, la representación,
Por un lado vimos que hay consenso, como el hallazgo evolutivo de una herramien-
según nos relata Moltó, respecto a que el estí- ta científica, una herramienta que ayuda a la
mulo debe ser significativo para que se pro- predicción, a la gestión del vivir en el mundo.
duzca la experiencia de deseo sexual. Es por esto que basamos las conformaciones
Significativo alude al hecho de que es inter- del posible modelo sobre el deseo sexual en la
pretado según algún valor o referente externo significación y de esta forma les asignamos un
al objeto. Ese referente es el que le da la cuali- valor pragmático.
dad de erótico, y esto aplicado a cualquier
objeto. Una mama puede ser una glándula El deseo sexual encuentra su significación
mamaria con tejido mastopático o una prome- en una pragmática del ser sexuado en el
sa de dicha neumática. La diferencia reside en mundo y se constituye en una forma de inte-
la significación que esta mama tenga según la racción con él.
situación y la erotización o construcción de lo
erótico de forma biográfica en el individuo. Configuración biográfica
Por tanto la cualidad o significado erótico del del deseo sexual
estímulo viene dada por el “sujeto en el Hasta ahora nuestro modelo de deseo
mundo”. El objeto es erótico porque tiene un sexual se puede describir como una configu-
sentido erótico en la biografía del sujeto y en ración específica de las variables correlati-
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vas estudiadas en el modelo descriptivo, reu- dualizamos de forma muy específica en una
nidas en los tres campos a los que hemos configuración con respecto al otro sexuado.
hecho alusión: los cambios fisiológicos, los Podríamos integrar estudios de ciclo
cognitivos y los expresivos. Estas variables vital, experiencias clínicas y todas las infor-
se configurarían de forma preferentemente maciones que tenemos acerca de las relacio-
emocional en un arco analógico de respues- nes y articulaciones entre las variables que
tas adaptativas que incluirían los reflejos, hemos estudiado, como también contenidos
los instintos, las emociones, las ideas y los en el estudio del proceso de erotización.
pensamientos, según un modelo jerárquico Pero siempre deberíamos tener presente un
multinivel. Quizás sea este constructo el hecho privilegiado de este fenómeno: la
análisis moderno y complejo de conceptos valoración y la codificación erótica. Ambos
más antiguos, como el del temperamento o hacen referencia a una significación y se
el del carácter, pero con elementos relacio- constituyen en significantes, y si no tenemos
nales ya implícitos, especialmente en el en cuenta esto quizás no estaremos hablando
campo cognitivo. de la experiencia de deseo sexual.
Hemos aludido a la cadena de significa-
ción como un eje pragmático donde se refe- Para una lexicografía
rencian las distintas configuraciones de la El deseo sexual como deseo erótico, ha
experiencia emocional erótica. La significa- sido entendido en este documento como el
ción no puede venir dada más que por la deseo carnal, el deseo de unión, de junta-
biografía del individuo, pensando además mento con el otro, experiencia de promesa
que el individuo tiene, en primer lugar, una de experiencia de placer erótico. En general
edad actual; en segundo lugar, una edad y aunque consideremos que los términos de
pasada y, quizás en tercer lugar, una edad uso pueden no ser los que más se adaptan a
filogenética. Entendemos por biografía el las ideas en las que nos basamos, sí estamos
proceso que representa el vivir del sujeto en interesados en su utilización. La razón es
el mundo, con sus modos, sus matices y sus obvia, son los de uso.
peculiaridades según el modelo del hecho Creemos que su construcción no es ade-
sexual humano de La teoría de los sexos. cuada, ya que sexual es un campo demasia-
Y es precisamente de este vivir en el do amplio para ser en este caso el adjetivo
mundo del sujeto sexuado de donde parte el del concepto deseo, sin embargo, hace alu-
deseo sexual, entendiendo sus configuracio- sión al mismo hecho sobre el que aquí trata-
nes en relación con la valoración representa- mos, una vez más con distinta perspectiva.
da en las configuraciones eróticas que el Pensamos en la utilidad de la subversión de
sujeto construye con respecto al otro sexua- los términos, en este caso como la aporta-
do, que entendemos es el objeto último de ción que hace una disciplina a un término
atracción. Nos vamos erotizando y configu- que nos interesa se enriquezca. Quizás esta
rando eróticamente, y el deseo sexual es una actitud sea más constructiva que la de usar
de las experiencias que más alimentan y que términos nuevos o términos no entendidos
más alimentadas se ven por este proceso. por la comunidad científica.
En la teoría de los sexos, la sexuación, No creemos tener un léxico adecuado
como el proceso por el que el sujeto se hace para el contenido que hemos querido dar al
de uno u otro sexo, tiene su correlato en el deseo sexual. El deseo erótico se acerca más
campo conceptual de la erótica, como un pro- y es más correcto epistemológicamente, pero
ceso de erotización. El proceso de erotización tampoco resulta adecuado por entender
es similar al de la sexuación, es un proceso de nosotros que es más amplio, más en relación
diferenciación sexual por el cual nos indivi- con la amatoria, según la nueva descripción
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de la teoría de los sexos. Creemos que se acompaña de un reconocimiento de un obje-


pueden adoptar ambos términos de forma to puesto en forma pero sin el cortejo cogni-
indistinta, primero para ser entendidos y tivo completo que unen a sujeto y objeto de
segundo para incluir el deseo sexual de forma emocionante. Las ganas hablan aún de
forma expresa en el campo de la erótica. una percepción de la predisposición propia
con relación al estado del organismo, aun-
Un posible mapa lexicográfico que ya más cerca del ámbito de la emoción,
En castellano hay términos que parecen tal y como la venimos entendiendo. Las
dar cuenta del arco analógico de configura- situaremos alrededor del impulso. En este
ciones o estrategias adaptativas incluidas en campo y en el anterior, la voluntad se suele
este campo de la experiencia. Aquí sólo pre- hacer cargo de proyectos estratégicos o ins-
tendemos un ejercicio de estructuración o trumentales implícitos en su tendencia a la
distribución de términos que escuchamos en acción.
consulta y que hemos visto reflejados en el Deseo. El deseo se corresponde ya con la
Diccionario de los sentimientos de José emoción que hemos intentado comentar en
Antonio Marina43. este documento. En él intervienen la valora-
Se entiende que estos léxicos se refieren ción, la codificación y la expresión. El suje-
a la erótica o al deseo sexual, y no acerta- to y el objeto se unen de manera difícilmen-
mos a encontrar una relación más que apró- te diferenciable. En nuestro arco analógico
ximada e intuitiva con los contenidos que les se corresponde con la emoción, y quizás una
daremos. de sus principales características es que se
Apetito. Representaría la percepción de percibe no como una disposición orgánica o
nuestro estado del organismo, lo que enten- personal, sino en función de la atracción que
demos como nuestra disposición física. el objeto hace sentir al sujeto. Esta carac-
Respondería a una variable que nos haría terística de afecto, de pasión, viene reflejada
más receptivos a la valoración erótica de los asimismo en la percepción, ya que resulta
acontecimientos, más susceptibles de ser ser algo que de alguna forma nos asombra y
atraídos. También se puede usar como lo sobre los que nuestra voluntad sólo intervie-
que pensamos cuando hemos valorado eróti- ne muy parcialmente. “Nos damos cuenta”
camente, lo que no implica que podamos de que nuestro deseo no es reflexivo, se
determinar nuestro deseo. Tan sólo hemos desarrolla en nuestra consciencia irreflexiva
tenido una emoción de intensidad menor, al igual que los dos conceptos anteriores,
con el concurso de una codificación erótica pero aquí esta experiencia supone una impli-
parcelada o quizás ausente, según el modelo cación de todos nuestros registros, el mundo
continuo antes comentado. El apetito se se ve transformado por él, y en la expresión
situaría entre el reflejo y el instinto. la tendencia a la acción no se percibe como
Gana. Para J. A. Marina, en castellano, instrumental u operante, o al menos nuestra
es sinónimo de deseo y tiene la ventaja de voluntad no interviene de forma dominante
que admite un contrario, la desgana. Para en esta instrumentalidad. Esto no significa
nosotros, las ganas hablan ya de una valora- que no podamos tener control sobre el paso
ción y de una codificación erótica, además a la acción, sino que la relación con la
de indicar una tendencia a la acción. Pero voluntad es delicada y ésta no determina a la
una tendencia aún con referencia a la parte propia emoción, aunque sí puede controlar
del arco analógico más en relación con el su expresión fáctica.
estado del organismo, con menor involucra- Querer. El querer daría cuenta de otras
ción del objeto emocionante. Sí, las ganas se áreas de nuestras estrategias adaptativas en
perciben todavía como una sensación que se el mismo arco analógico. El querer continúa
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siendo un afecto, pero en él intervienen de Así, Galeno pensaba que el triángulo del
forma importante elementos cognitivos placer, el cuerpo y el deseo establecían un
reflexivos, ligados a las ideas y a los pensa- sofisma, una astucia del logos para la salva-
mientos. Diríamos que se corresponde con el ción y protección de la especie45.
sentimiento, en una configuración más esta- Desde la etología se consideran las emo-
ble entre las experiencias emocionales y los ciones como formas de comportamientos
pensamientos. La voluntad tiene en él mayor adaptativos. El deseo sexual pertenecería a
protagonismo, tanto en su origen como en su una escala de respuestas adaptativas que
expresión. Al mismo tiempo nos identifica- incluirían el reflejo, el instinto, el impulso y
mos con el querer porque en éste se resume la emoción, de forma que las emociones han
de forma más integral nuestro estar en el evolucionado a partir de sistemas adaptati-
mundo, de alguna forma este querer filtra vos simples y fijos que se han ido compli-
nuestros deseos y los incluye en su misma cando y flexibilizando46. Y tendríamos que
experiencia. De hecho seguimos consideran- decir que las ideas y los pensamientos for-
do este querer compuesto por los anteriores marían parte de este arco adaptativo.
elementos, pero al desenvolverse en un Por otra parte, se deja ver un curioso
ámbito más reflexivo, más lógico, es más paralelismo entre la evolución de las res-
accesible a las ideas y pensamientos que puestas adaptativas y nuestro propio estudio
tenemos sobre nosotros mismos y sobre el de ellas. La erección puede no ser más que
mundo. En este nivel consideraríamos este un reflejo, sin embargo también se puede
término incluido en el de nuestra erótica, en constituir en el correlato de una emoción
su sentido más amplio. Quedaría por desgra- sexual, de un deseo. Pensamos que cada
nar cómo se representa en nuestra sexuali- paso evolutivo integra los mecanismos adap-
dad y qué relación mantiene con el proceso tativos anteriores, y nos asombramos al pen-
de erotización. sar que en la historia de la ciencia todos
Nos hemos ocupado sólo de cuatro léxi- estos mecanismos han sido objeto de estudio
cos a modo de primer acercamiento, pero y modelo explicativo de la respuesta sexual.
creemos que podría tener gran utilidad prác- Así sucedió con el reflejo en las perspectivas
tica la idea de discutir acerca de un posible periféricas y en el estímulo-respuesta, con el
mapa lexicológico en relación a los modelos instinto en la generación y en la degenera-
con los que entendemos el hecho sexual ción, con el impulso como el sistema sexual
humano, incluyendo términos como atrac- y las conductas apetitivas cercanas al ham-
ción, seducción, gustar, etc… bre y la sed, y, últimamente, con la emoción
como campo de correlatos significante. De
La función del deseo sexual modo que podríamos imaginar una “evolu-
En la comprensión de nuestro tema no ción” en el estudio del deseo sexual y quizás
podemos olvidar su “ser para”44, su pragmá- en el del hecho sexual humano.
tica, la importancia que tiene su serviciali- Pero lo evolutivo nos habla de una reali-
dad o su dificultad para algo. Ya hemos dad de segundo orden, algo que nosotros no
visto como el deseo sexual se constituye en vivimos en nuestra realidad radical.
acontecimiento significante, precisamente Debemos ir más acá y preguntarnos para
porque es un prágmata cuya función es en qué sirve el deseo, cuál es su finalidad, que
realidad de segundo orden: el abrirnos al son preguntas sobre su significación.
otro sexuado. Contestaremos que el deseo nos acerca, que
La perspectiva evolucionista es quizás de el deseo es la anticipación a un placer, nos
las más antiguas y recurrentes en la historia aproxima al otro de una forma erótica. El
de las ideas con respecto al deseo sexual. deseo hace que desaparezca de forma mági-
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36 PEDRO LA CALLE

ca la distancia, activa la búsqueda, es en sí sexos, lugar privilegiado del hecho sexual


mismo una experiencia de unión con la alte- humano.
ridad, una unión en la que están implicados El deseo erótico demuestra su condición
el cuerpo y los placeres. Ésta es su función y sexual al llevar implícita en su función y en
quizás la clave de su ausencia. En esta su estructura precisamente la relación con el
misma dirección y en la medida en que el otro sexuado, su condición de dirigirse a la
deseo erótico es sexuado y está diferenciado alteridad.
en cada cual, cumple un papel importante en Entendemos que la erótica alimenta
lo que se ha llamado la realización del indi- nuestra sexualidad, ya que es el campo en el
viduo como sujeto, muy probablemente por que ésta se expresa y a través del cual se
el carácter integral de la experiencia y por la realiza como prágmata, que es al fin y al
relación que tiene con la identidad del indi- cabo el sentido de nuestra sexuación. Nos
viduo. erotizamos como nos sexuamos, quizás en
Como campo de la expresión, el deseo se articulaciones similares a las del modelo del
constituye en comunicación, óptica desde la deseo sexual arriba expuesto.
cual la teoría sistemática habría dado sus Hablamos de nuestra sexualidad para dar
frutos. Teoría en la que bien se podrían inte- cuenta de cómo nos percibimos hombres o
grar los estudios etológicos sobre los gestos mujeres, con qué modos, matices y peculia-
y los estudios sobre expresión facial. ridades, pero en gran parte esta consciencia
No olvidemos que como realidad de pri- reflexiva, esta percepción de nosotros mis-
mer orden en la experiencia “y no a través de mos, se referencia en otras realidades prime-
presunciones o interpretaciones”47, la finali- ras, como son las que se derivan de nuestros
dad del deseo sexual es la unión con el otro, deseos sexuales. De forma más amplia la
con el otro muy particular, con un objeto sexualidad se referencia en la erótica como
determinado y diferenciado. Para ello se cons- el dominio no sólo de los deseos sino de las
truye un mundo codificado en clave erótica, demás formas de estar en el mundo, como
de manera que la unión con el otro se hace de son las ideas y los sentimientos en las rela-
alguna forma posible, se debilitan los “límites ciones sexuales.
entre lo real e irreal”48, los límites de la propia Entendemos que el deseo sexual entra a
consciencia. Este paso a la emoción no se rea- formar parte del arte erótica, y de hecho del
liza, sin embargo, como en Sartre, como un arte amatoria, del cuarto campo conceptual
mecanismo de bajo nivel cuando no se puede que el autor de la teoría de los sexos desgra-
responder a un alto nivel. Más bien el deseo na del tercer registro, tal y como se expone
erótico responde a una dificultad siempre pre- en la reciente reforma editada por su autor, y
sente. Ya que somos individuos, diríamos que que nosotros preferimos mantener dentro del
es una forma de potenciación de la comunica- tercer registro o erótica.
ción, del encuentro. El deseo sexual, como decimos, ocupa un
lugar privilegiado en la erótica, pero es un
El deseo sexual y la erótica fenómeno más dentro de ella. Nuestra
A lo largo de la exposición hemos ido sexualidad no sólo se expresa a través de la
dando cuenta de la forma en que articula- experiencia emocionada de deseo del otro,
mos, aunque de forma preliminar o incipien- aunque esto sea quizás el origen del resto de
te, esta emoción en el marco de la teoría de las expresiones eróticas.
los sexos. Inscribimos el deseo sexual dentro Según Efigenio Amezúa, la erótica es
del campo conceptual de la erótica, por tanto “materia prima de los sujetos y de sus rela-
se integra como expresión de la sexuación y ciones”49 o Manuel Lanas50 “…como regis-
de la sexualidad desde la relación entre los tro social, es la articulación entre la sexuali-
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ACERCA DEL DESEO SEXUAL 37

dad del uno y la sexualidad del otro”. Como matices y peculiaridades para cada indivi-
registro interpersonal, en esta articulación duo.
encontramos los fenómenos de la atracción, Después de haberse impuesto un modelo
la seducción, el cortejo, la amatoria, la crea- de respuesta sexual, más que sexuado sexis-
ción y la procreación. Fenómenos todos, ta, pues se basaba fundamentalmente en la
incluido el deseo sexual, que estarían repre- respuesta masculina y desde el punto de
sentados mitológicamente por Eros y las dos vista de los cambios fisiológicos, es muy
afroditas, la celestial y la popular. En defini- probable que estemos manejando un modelo
tiva en estos procesos se configura de forma de deseo también masculino. ¿Por qué tene-
completa nuestra erótica a lo largo de la bio- mos esa abrumadora diferencia entre hom-
grafía. bres y mujeres en las demandas por bajo
deseo? Se alude a la testosterona como la
Deseos sexuales sexuados o sexistas hormona del deseo, y es claro que esta pre-
Desde el principio del documento hemos domina en el varón. Así que, resuelto el pro-
dejado de lado la contextualización socio- blema, sencillamente las mujeres son menos
cultural del hecho sexual humano así como deseantes. Sin embargo, parece que nos
el discurso social que se refiere al deseo intentamos convencer de algo poco verosí-
sexual51, excepto para justificar el presente mil. Seguimos haciendo caso omiso a las
documento, y esto a pesar de parecernos formas de deseo sexuado, en este caso a los
ambos aspectos sustanciales en la discusión modos femeninos. La consulta de la mujer
de nuestro tema. La cuestión sexual y los posiblemente aluda a que carece del deseo
distintos discursos acerca de ella, así como masculino que su pareja cree que debe tener,
lo que denominamos más clásicamente la y esto es una fuente de problemas para
moral sexual cultural52 tienen un espacio de ambos. Creemos que estamos en el barro de
representación en realidades personales, numerosas reestructuraciones en las relacio-
interpersonales y sociales, quizás de primer, nes de pareja y en las identidades sexuales,
segundo y tercer orden. Pero ésta es una transformaciones que obligan a una reestruc-
cuestión psicosociológica que aquí no pre- turación erótica en las parejas. La desapari-
tendemos tratar. Sólo diremos que efectiva- ción de elementos como la espera erótica53 y
mente se incluyen en la configuración de los rituales de cortejo, el empoderamiento de
nuestras experiencias emocionales a través la mujer en su condición de sujeto, que no
de su dramatización en nuestras relaciones de objeto, en las relaciones eróticas, el refe-
sexuales y en nuestra erótica en general. rente de la respuesta sexual como objetivo,
En cualquier caso, hemos dicho que el el trabajo desmesurado de ambos sexos y en
deseo sexual es sexuado, se da por un pro- especial el doble trabajo de la mujer, las
ceso de erotización diferenciado en cada relaciones construidas en dinámicas de
sexo y en cada individuo. Habría además poder, etc…, son factores que sin duda con-
que hacer dos matizaciones. La primera es tribuyen a que el deseo sexual se problema-
que hemos hablado de deseo en singular, tice de forma creciente.
cuando en realidad estabamos hablando de De cualquier forma hay dos conceptos en
los deseos. El uso del singular no es más los que pensamos se debería ahondar para
que un recurso para tratar sobre un concepto despejar en algo este asunto que, si bien es
que reúne una serie de experiencias que tie- problemático, no tiene porqué ser problema-
nen unos rasgos comunes. La segunda es tizado. Por un lado deberíamos profundizar
precisamente su diferenciación sexuada, que en el conocimiento de las eróticas sexuadas,
quizás se conformaría con unos modos en especialmente elaborando visiones de encuen-
común para cada sexo y más allá con unos tro. Por otro, habría que replantear la cuestión
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del deseo sexual con respecto a su lugar en todo porque primun non nocere y los forma-
nuestras vidas. Creemos que se ha dramatiza- tos de tratamiento así como la consideración
do, como se ha dramatizado la sexualidad y en de un problema como una enfermedad o
general el hecho sexual. Su ausencia se conci- como un trastorno tienen consecuencias que
be como una enfermedad y no como una en ocasiones son nocivas para la salud. La
forma de configuración personal que puede perspectiva del deseo como una emoción
ser cambiada o no según los deseos de la per- conlleva muchas consecuencias prácticas en
sona que vive su vida o en función de la pare- cuanto al abordaje de este campo. La rela-
ja, de ambos, que quieren vivir su vida empa- ción de pareja, las ideas acerca de lo que es
rejados. El deseo sexual es un fenómeno más el deseo, las cosas que se desean y sus luga-
en nuestras vidas y debe tener su sitio en la res en nuestras vidas, el deseo sexuado, el
gestión de nuestros deseos. Puede tener un lugar de las sensaciones, las emociones y los
lugar privilegiado para el encuentro y para sentimientos son temas a cultivar, ya que,
hacernos más cercanos al otro sexuado, pero como hemos visto en un sistema multientra-
no hay que olvidar su categoría de uno más da, son muchas las formas y niveles de abor-
entre los distintos deseos. daje, pero siempre desde el cultivo, porque
Efectivamente con Efigenio Amezúa y las emociones son muy particulares, general-
con Manuel Lanas creemos que se debe evi- mente valores del sujeto y en gran parte aje-
tar la clinicalización de los encuentros. Sobre nas a la voluntad.

Notas al texto
1 Gómez Zapiain, J. (1995): El deseo sexual y sus trastornos: aproximación conceptual y etiológica. En
Anuario de Sexología, nº1, Nov 95. Y (1997): El deseo sexual como una emoción y Evolución históri-
ca del conocimiento científico de la respuesta sexual. Ambos en Avances en Sexología. Bilbao.
Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco.
2 Moltó Brontons, J. (1995): Psicología de las emociones, entre la biología y la cultura. Valencia.
Albatros Ediciones.
3 Kaplan, H. (1978, 4ª edic.): La nueva terapia sexual (pp: 132-135). Madrid. Alianza Editorial. (Orig.
1974). (1985): Trastornos del deseo sexual. Barcelona. Grijalbo.
4 Masters, W. H. and Johnson, V. (1967): Respuesta Sexual Humana. Buenos Aires. Editorial.
Interamericana. (Orig.1966).
5 Díez, J. L. y Gérvas, J. (1999): Notas para debatir sobre la salud sexual universal y la ansiedad postmo-
derna. BIS nº26. Artículo que efectivamente fue debatido por mí mismo: Pedro La Calle (1999): El
deseo políticamente incorrecto. BIS nº 27. El actual documento se puede considerar una continuación
de mi artículo y una respuesta más a las “notas para debatir...”.
6 La idea o el modelo desarrollado en este documento se apoya en gran medida en la idea defendida por
Sartre de la emoción como hecho significante. Sartre, J.P. (1987): Bosquejo de una teoría de las emo-
ciones. Madrid. Alianza Editorial. (Orig. 1967).
7 Idem, pág. 28.
8 El concepto de “deseo sexuado y por lo tanto, del otro sexuado”. Amezúa, E. (1999): Teoría de los
sexos, la letra pequeña de la sexología. Revista Española de Sexología. Extra doble nº 95-96. Pág 26.
En este documento el autor recoge de forma amplia los conceptos centrales de su teoría, en lo que lla-
mamos la versión moderna Podemos encontrar la articulación del triple registro en su formulación anti-
gua en el trabajo del autor: Sexología: cuestión de fondo y forma. La otra cara del sexo. Revista de
sexología. nº 49-50. 1991.
9 Idem (6).
10 Bajo una lógica onírica y mágica dirá Sartre en su “Bosquejo...”
11 Marañón, G. (1925): Patología e higiene de la emoción. Obras completas (IV). “Artículos”. Madrid.

Espasa Calpe S.A. Pág. 103.


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ACERCA DEL DESEO SEXUAL 39

12 Pág. 103 del tomo IV de las Obras completas. Patología e higiene de la emoción. Y, de este mismo
autor Psicología del gesto, artículo en los Ensayos Liberales. Colección Austral 4ª edición 1956 (1ª edi-
ción 1946. Madrid. Espasa Calpe).
13 Nos parece adecuado el uso para el análisis del deseo sexual del triple registro (versión antigua) para la
articulación del hecho sexual humano de Efigenio Amezúa en su Teoría de los sexos (nota nº8).
Creemos además que existe una gran correspondencia con la descripción clásica tridimensional y
podríamos haber estructurado este documento bajo estas tres dimensiones, lo cual nos habría facilitado
las cosas. Seguimos manteniendo la estructura de la triple dimensión descriptiva de la Teoría de los
sexos ya que en su versión moderna además de sexuación, sexualidad y erótica el autor ha añadido la
amatoria como corolario de las anteriores. Corolario éste que a nosotros nos parece una conformación
del modelo más que una dimensión en sí misma. En este mismo anuario J. J. Gérvas y Mónica de Celis,
en su artículo El climaterio en la mujer: una aproximación desde la teoría de los sexos, ofrecen un
resumen de la nueva versión de esta teoría.
14 Matizamos así la caracterización del deseo sexual como una “experiencia emocional subjetiva” de A.
Fuertes. (1995): Determinantes relacionales de los problemas de deseo sexual. Anuario de Sexología .
A.E.P.S. 1, 27-43. Pensamos que la subjetividad es intrínseca a la experiencia emocional. En un princi-
pio sustituimos subjetiva por sexuada, sin embargo como nos advertía Mónica de Celis toda experiencia
es sexuada, así que pensamos que erótica era el concepto que más delimitaba el tipo de experiencia del
que hablamos.
15 Vila Castelar, J. (1996): Una introducción a la psicofisiología clínica. Madrid. Pirámide. Pág. 126.
16 Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas. Salvat editores 1979.
17 Dicc. María Moliner. Gredos. Madrid. 1988.
18 Wettley, A. (1990): De la “Psychopathía sexualis” a la “ciencia de la sexualidad”. Trad: Consuelo
Prieto y Sybille Kapferer. Revista de Sexología 43. Pág. 20. (Orig. 1959).
19 LeVay, S. El cerebro sexual. Madrid. Alianza Editorial. (Orig 1993), Pág. 110.
20 Idem /1) pp 53-54, “El deseo sexual y sus trastornos…”
21 F50-52, Pag. 54 de CIE 10 (OMS 1992) Madrid 92. Ed Méditor.
22 Freud, S. (1995): Tres ensayos sobre la teoría sexual. Madrid. Alianza Editorial. C.B 386. Pág. 47.
(Orig.1905).
23 Idem (20) p.111.
24 Landa, A, J. (2000): Homos y Heteros, aportaciones para una teoría de la sexuación cerebral. Revista
de Sexología, 97-98. Además sobre este tema encontramos abundante infomación en Botella J,
Tresguerres J. (1996, 1ª ed): Hormonas, instintos y emociones. Madrid: Editorial Complutense.
25 Zapiain, J. G. (1997): Evolución histórica del conocimiento científico de la respuesta sexual humana, en
Avances de Sexología. Cap. 6. pp 143-145.
26 Jackendoff, R. (1998): La conciencia y la mente computacional. Madrid. Trad: Visor Dis.S.A
(Orig.1987).
27 Idem (26).
28 LeDoux, J. (1999): El cerebro emocional. Barcelona. Editorial Planeta. (Orig 1996).
29 Ortoni, Lázarus, etc.. Específicamente se puede leer un estudio sobre las valoraciones cognitivas en
Ortony, A. (1996): La estructura cognitiva de las emociones. Madrid. Siglo Veintinuno de España
Editores, SA.(Orig.1988).
30 Ponty, M. (1994): Fenomenología de la percepción. Barcelona. Ediciones Península. (Orig. 1945).
31 Tordjman, G. (1994): El Placer femenino. Barcelona. Plaza y Janes Editores, SA.
32 Johnson-Laird, Ph. (1990): El ordenador y la mente. Barcelona. Ediciones Paidós Ibérica, SA.
33 Bataille, G. (1997): El erotismo. Col. Ensayo. Barcelona. Tusquets Editores S.A. (Orig.1957).
34 Idem (28).
35 Comentario de mi amigo y compañero José Luis Díez al leer el borrador del documento.
36 Citado por Moltó, como en (2) Pág. 90.
37 Marina, J. A. y López Penas, M. (1999): Diccionario de los sentimientos. En el cap. El léxico del deseo.
Pág. 65. deseo = apetito = ganas. Movimiento hacia alguna cosa que aparece aparece como buena y atra-
yente. Editorial Anagrama, S.A.
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40 PEDRO LA CALLE

38 Laín Entralgo, P. (1996): Idea del hombre. Círculo de Lectores, S.A.


39 Esta teoría esta tomada de la obra de Jakendoff, que a su vez la toma de Searle.
40 Este pequeño resumen del modelo de Lang ha sido tomado casi literalmente de Jaime Vila Castelar,
como en (15).
41 Citado por Moltó, Pág. 72.
42 Ortega y Gasset, J. (1970): El hombre y la gente. Madrid. Revista de Occidente. (Orig. 1957).
43 José Antonio Marina: Diccionario de los sentimientos. Cap. El léxico del deseo. Pág. 65.
“deseo = apetito = ganas. Movimiento hacia alguna cosa que aparece aparece como buena y atrayente.
44 Como en (42), Pág. 113.
45 Foucault, M. (1995): La inquietud de si. Historia de la sexualidad (3). Madrid. Siglo Veintiuno de
España Editores, SA. Pág. 100. (Orig.1984).
46 Como en (2), Pág. 71.
47 Idem (42).
48 Guillaume Dembó (1931), discípulo de Kholer citado por Sartre, pág 55 en su “Bosquejo..”.
49 Amezúa E. (1999): Teoría de los sexos, la letra pequeña de la sexología. Revista Española de
Sexología, Extra doble 95-96.
50 Lanas Lecuona, M. (1997): Aproximación epistemológica a la sexología. En Gómez Zapiain (Ed.)
Avances en Sexología. Pág. 107. Bilbao. Serv. Editorial de la Universidad del País Vasco. Además, de
Manuel Lanas he tomado el uso sistemático del concepto de correlato.
51 Lanas, M. (1997): Razones para la existencia de una ciencia sexológica. Revista Española de Sexología,
83-84. Pág. 18.
52 En realidad parece ser Ehrenfels quien realiza esta construcción de “moral sexual cultural” para diferen-
ciarla y oponerla a la “moral sexual natural”, tal y como nos lo cuenta S. Freud en su artículo “la moral
sexual” cultural “y la nerviosidad de la época”. Sigmund Freud: Ensayos sobre la vida sexual y la
teoría de la neurosis. Madrid. Alianza Editorial. CB 62. Pág. 19.
53 Idem (49).
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Anuario de Sexología © Anuario de Sexología A.E.P.S.


2000 Nº 6, 41-56 ISSN:1137-0963

EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL


Javier Gómez Zapiain *

El modo de hacer educación sexual, los objetivos, los contenidos, las estrategias, depen-
den del concepto de sexualidad del cual se parta. Si se analizan las principales propues-
tas de educación sexual utilizadas internacionalmente a lo largo del siglo que acaba de
terminar, podemos encontrar modelos que se centran en el conocimiento del cuerpo y la
función reproductora, o en la prevención de riesgos asociados al comportamiento sexual,
o el adoctrinamiento moral, tanto conservador, como progresista, etc. La mayoría de
ellos carecen de una reflexión conceptual previa acerca del sexualidad humana, dando
por sobrentendido que ya se sabe de qué se habla, cuando se habla de sexualidad.
En este artículo se presenta una síntesis de la fundamentación teórica que inspira el pro-
grama Uhin Bare de educación afectivo-sexual encargado por el Gobierno Vasco a la
Universidad del País Vasco, para la educación secundaria obligatoria (E.S.O.), que com-
prende a adolescentes entre 12 y 16 años. En él se insiste en la necesidad de profundizar
en el concepto de sexualidad en los siguientes términos: la sexuación es el proceso diná-
mico a través del cual las personas se construyen como mujeres u hombres, siendo la
síntesis de la diferenciación biológica de los sexos y las atribuciones culturales corres-
pondientes. Podemos decir, por tanto, que la sexualidad es el modo de estar en el mundo
en relación con esta síntesis. A partir de esta reflexión teórica se deduce que en el
momento psicosexual de los adolescentes, cabe destacar tres dimensiones esenciales que
deben formar parte del abordaje de la sexualidad en estas edades: la identidad sexual, el
deseo sexual y la afectividad.
En la segunda parte de este artículo se exponen los pormenores del programa Uhin Bare
de educación afectivo-sexual: principios en los que se funda, objetivos, contenidos,
estructura y requisitos para su aplicación.

Palabras clave: Educación sexual, adolescentes, programas, sexualidad, identidad


sexual, deseo sexual, afectividad, apego.

EMOTIONAL AND SEX EDUCATION


The methodology of sex education, its aims, its contents and its strategies depend on the
concept of sexuality that one assumes. Analysing the main proposals used internatio-
nally in sex education in the century that has just gone by a number of patterns are
found, to large extent they focus on the knowledge of the body and the function of the
reproductive organs, or on the precautionary measures related to sexual behaviour, or
on the moral indoctrination both conservative and progressive, and so on. But most of
them lack of a previous meditation on the concept of human sexuality, giving for granted
knowledge on the matter of sexuality.
This article is a presentation of the theoretical fundamentation of the Uhin Bare pro-
gramme for affective and sex education. The programme has been requested by the
Basque Government to the University of the Basque Country. It is addressed to those
adolescents between the age of 12 and 16, who are in the Secondary Compulsory
Education (ESO, Educación Secundaria Obligatoria). In the article there is an emphasis
on the need to go deeply into the concept of sexuality regarding the following terms:
sexuation is a dynamic process on becoming man and woman, which is the synthesis of
biological differentiation and the corresponding cultural attributions. So it is fair to say

* Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos psicológicos


Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. E-mail: ptpgozaj@ss.ehv.es
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42 JAVIER G. ZAPIAIN

that sexuality is a way to be in the world in relation to this synthesis. Taking this theore-
tical meditation it follows that in the psychosexual time of the adolescents there are
three essential dimensions which must be beared in mind when approaching sexuality at
this age: sexual identity, sex desire and affectiveness.
In the second part the article the Uhin Bare programme of affective and sex education is
unfold in detail: fundamental principles, aims, contents, structure and the requirements
to set it up.

Keywords: Sex education, adolescent, programmes, sexuality, sexual identity, sex desire,
affectiveness, attachment.

Introducción ¿Qué entendemos por sexualidad?


Educación sexual, educación de la sexua- El origen mismo del sexo establece un
lidad, educación afectiva, educación de la modelo bio-psico-social, en la comprensión de
afectividad, educación sexual-afectiva, edu- la sexualidad humana, premisa ampliamente
cación afectivo-sexual... aceptada por los principales teóricos e investi-
Últimamente tengo la impresión de que gadores de la sexología moderna (Carrobles,
para algunos es indiferente utilizar un térmi- 1990; Byrne, 1986; Reiss, 1983; Geer y O’
no u otro puesto que se dejan llevar más por Donohue, 1987; López y Fuertes,1989;
inercias o modas, que por su propia refle- Levine, 1992; Amezúa, 1999).
xión teórica. Para otros, la utilización de un La filogenia nos aporta ideas importantes
término concreto se convierte en una firme para comprender los orígenes de la sexuali-
seña de identidad que hace mirar con recelo dad humana y para fundamentar el concepto.
a todos los que utilizan otras formas, como En primer lugar, la aparición del dimorfis-
si éstos atentasen contra alguna esencia. mo, de dos formas, de dos cuerpos sexuados,
Desde mi perspectiva, creo que la cues- que junto a las atribuciones que la cultura
tión no está en la etiqueta, sino en la funda- hace al hecho sexual, constituyen las bases
mentación teórica que la sustenta. He titula- de la identidad sexual. En segundo lugar, la
do este artículo “Educación afectivo- aparición de la motivación sexual, el deseo
sexual”, pero no tendría ningún inconve- sexual, la búsqueda de placer sexual. En ter-
niente en titularlo de cualquier otra manera, cero, la aparición del vínculo afectivo, que
por ejemplo, “Educación sexual”. es el soporte de la seguridad básica en las
Este artículo pretende ser una reflexión relaciones interpersonales (ver gráfico 1).
acerca de la educación afectivo-sexual a partir En cuarto lugar, la regulación de la sexuali-
de la experiencia que hemos desarrollado dad, lo adecuado e inadecuado, el reparto de
recientemente en el País Vasco. En el año funciones en función de la variable sexo.
1996 la comisión mixta educación-sanidad del Todo ello nos permite comprender la expe-
Gobierno Vasco, encargó a la UPV/EHU un riencia afectivo-sexual humana.
programa de educación sexual para la educa- Lejos de reducirla a los comportamientos
ción secundaria obligatoria (Gómez Zapiain, sexuales, la sexualidad es todo lo relaciona-
J., Ibaceta, P., Pinedo, J.A., 2000). En los do con el hecho simple y básico que consiste
años sucesivos se elaboró el programa “Uhin en que somos personas sexuadas. La sexua-
Bare”, se realizó una experiencia piloto en ción es el proceso por el cual nos converti-
nueve centros del País Vasco y finalmente se mos en seres sexuados. En realidad no
publicó en febrero de 2000. En la actualidad somos ni mujeres ni hombres, nos vamos
está en marcha la fase de extensión del pro- construyendo como tales. Esta construcción
grama, estando a disposición de todos los cen- es un proceso complejo que va desde lo
tros públicos y privados del País Vasco. biológicamente más simple hasta lo psicoso-
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EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL 43

IDENTIDAD SEXUAL
- Conciencia de “sí mismo sexuado”
- Síntesis entre aspectos biológicos de
sexuación y atribuciones culturales a
la realidad “sexo”

DESEO SEXUAL
- Motivación hacia la búsqueda de placer
- Capacidad de responder a estímulos
de valencia erótica
- Orientación del deseo sexual
SEXUACIÓN
Evolución por necesidades
adaptativas de las especies VINCULACIÓN AFECTIVA
- Sistema de apego
- Búsqueda de seguridad en la proximi-
dad y contacto con la figura de apego
- Confianza básica, estabilidad emocional

REGULACIÓN SOCIAL
- Moral sexual
- Control social de los conceptos
masculinidad-feminidad
- Control social del comportamiento
sexual

Gráfico 1.- Elementos relacionados con la sexuación.

cialmente más complejo. En realidad, lo que azar. Sin embargo este hecho no determina
somos lo debemos a la herencia filogenética nuestra sexuación, tan sólo la orienta. La
que recibimos en forma de programaciones sociedad siempre ha hecho ver lo masculino
o predisposiciones adaptativas, por ejemplo, y lo femenino como polos opuestos antagó-
la disposición a la búsqueda del placer, o la nicos, en lo que se ha venido en llamar el
tendencia a la búsqueda de seguridad en el modelo de congruencia (Martínez-Benlloch,
contacto con el otro, son vividas como nece- Barbera y Pastor, 1988). Sin embargo, la
sidades básicas. Como es obvio, también lo diferenciación sexual es un proceso de des-
debemos a lo adquirido en la inserción a un doblamiento en dos formas. En la vida
medio social determinado donde la sociali- intrauterina se producen momentos de indi-
zación a través de la familia, portadora de ferenciación, homólogos para ambos sexos,
todo el peso de la cultura, es determinante. así como unos inductores que actúan en los
Ahora bien la síntesis de ambos factores se momentos críticos de diferenciación. Este
produce esencialmente a través de la propia desdoblamiento no es simétrico, la biología
biografía, de la historia personal, de la expe- demuestra cómo, en caso de duda, la natura-
riencia. Detengámonos brevemente en estas leza tiende a la feminidad. De ello podemos
ideas. deducir que cada persona desarrolla un
El hecho de ser mujer u hombre depende modo individualizado de sexuación que es
de la unión de los cromosomas X,Y por único e irrepetible.
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44 JAVIER G. ZAPIAIN

Masculinidad Feminidad La cultura occidental es altamente intran-


sigente con la variabilidad sexual. ¿Qué sig-
nifica ser mujer u hombre? La referencia se
halla en los tipos sexuales fuertemente este-
reotipados. Ser mujer es tener un cuerpo
Gráfico 2. La sexuación como un proceso de des- determinado que corresponde al canon de
doblamiento. belleza establecido y comportase como se
espera de ella: debe ser afectiva, dependiente,
Cada persona desarrolla su corporeidad sensible, cuidadora, interesada por el bienes-
sexuada que se convertirá en la base de su tar de los demás, le deben atraer los hombres
propia identidad la cual se acuñará en un y debe sentirse deseada por ellos. Ser hombre
contexto cultural a través de la socialización significa tener un cuerpo determinado que
en ese medio. Yo soy yo que soy mujer por- corresponda al tipo masculino y también debe
que tengo un cuerpo de mujer, yo soy yo que comportarse como se espera de él: seguro,
soy hombre porque tengo cuerpo de hombre. emprendedor, duro, activo, independiente,
El contexto cultural en el que vivimos mag- agresivo, le deben atraer las mujeres y debe
nifica los estereotipos de tal manera que la sentirse deseado por ellas. Cualquier desvia-
referencia de la sexuación se establece en los ción de lo esperado hace inmediatamente
prototipos corporales que constituyen los dudar de la integridad sexual de esa persona.
cánones de belleza, generalmente manipula- ¿Se acepta sin reservas a una mujer de com-
dos con fines comerciales. El gráfico 2 nos plexión fuerte, segura, agresiva, independien-
permite relativizar la sexuación de tal mane- te, dura, emprendedora, que no muestre
ra que los prototipos se sitúan en los extre- interés por los hombres? ¿Se acepta sin reser-
mos, por tanto son muy pocas las personas vas a un hombre aparentemente débil, sumi-
que se hallan en ese lugar, si atendemos a la so, sensible, dependiente, interesado por el
curva normal. Es de interés observar la zona cuidado de los demás, que se identifique con
central del gráfico. En este lugar se encon- algunos aspectos femeninos? Probablemente
trarían las personas más bien ambiguas. no. Sin embargo, desde nuestro punto de
Lejos de lo que habitualmente se piensa, no vista, el contexto social es una potente refe-
consideramos esta situación como irregular o rencia en el desarrollo de la sexualidad, que
patológica, sino como el resultado de un pro- puede interferirlo seriamente.
yecto individualizado de sexuación. La cues- La sexuación, como vemos, es el resulta-
tión no está tanto en el resultado como en la do de la interacción de sus bases biológicas y
incapacidad cultural de entender el proceso. de las expectativas culturales. Siguiendo
Desde el punto de vista cultural podemos planteamientos sexológicos, la sexualidad es
decir lo mismo. La sociedad enfatiza qué es la manera de vivir el resultado de la sexua-
ser mujer u hombre. El concepto de género, ción. Hay tantas formas de sexuación, tantos
muy en boga en los últimos años, se refiere “sexos”, como personas somos (Amezúa,
al conjunto de atribuciones que la cultura ha 1979). La sexualidad es la manera de vivir el
ido haciendo a la realidad mujer-hombre e propio proyecto sexual, es el modo de estar
incide en los motivos ideológicos que deter- en el mundo en tanto que mujer u hombre,
minan las diferencias entre mujeres y hom- por tanto existen tantas “sexualidades”, tantos
bres. De esa forma el peso de la cultura res- modos de vivirla como personas. Podemos
pecto al género cae sobre el bebé, el cual decir que además de ser “yo que soy mujer u
deberá comportarse tal y como se espera de hombre porque tengo un cuerpo sexuado, lo
él o de ella según sea el resultado de su soy porque tengo mi propia manera de serlo,
sexuación biológica (Fernández, 1997). diferente de los demás”. Esta manera propia
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EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL 45

de vivir la sexuación es el resultado de la bio- talámicos están ampliamente conectados con


grafía donde confluyen la biología y la cultu- el neocortex, por lo que el deseo sexual está
ra transmitida a través de la familia y de los influenciado por la propia experiencia vital,
agentes sociales. En el cuadro 2 podemos por la biografía.
observar cómo se pueden distribuir las perso- El deseo sexual como fuerza motivadora
nas en relación con su propia sexuación. Este se expresa como una tendencia de acción que
proceso, como vemos, es enormemente flexi- da lugar a los comportamientos sexuales.
ble y es precisamente la gran diversidad de Éstos pueden ser autoeróticos (dirigidos hacia
resultados lo que lo caracteriza. Cada perso- uno mismo) o heteroeróticos (dirigidos hacia
na, por tanto, debe desarrollar su propio pro- los demás). Estos últimos pueden orientarse
yecto de sexuación a lo largo de su biografía. heterosexual u homosexualmente.
La educación afectivo sexual debe colaborar La maternidad/paternidad es también una
con ello. función del deseo sexual. Forma parte de la
Como vemos en el cuadro 1, otro aspecto sexualidad, pero ésta no puede ser reducida a
relacionado con la sexuación es la motivación aquella. A estas alturas de la evolución de
sexual. En el origen su función esencial fue la nuestra especie, se ha convertido en una
de garantizar la reproducción, pero a medida opción libre y voluntaria de la mujer. La edu-
que se asciende por la escala filogenética la cación afectivo-sexual debe situar esta fun-
motivación sexual trasciende el hecho repro- ción en el lugar que le corresponde, dotando a
ductivo y adquiere funciones relacionales y las personas de recursos para su regulación.
lúdicas. De hecho, a medida que ascendemos Ya hemos comentado anteriormente cómo
por la escala filogenética el comportamiento el concepto de sexualidad se ha visto reducido
sexual se independiza relativamente del siste- de una manera obsesiva y morbosa a los com-
ma neuroendocrino y el aprendizaje social portamientos sexuales y sus consecuencias,
adquiere una importancia relevante. En los por motivos claramente ideológicos.
seres humanos, superada la dependencia Evidentemente, éstos constituyen un aspecto
reproductiva de la motivación sexual, la nece- esencial de la sexualidad, pero ésta no se
sidad y búsqueda de placer adquieren diver- puede reducir únicamente a ellos. Desde un
sos significados. El deseo sexual deja de ser concepto amplio, el deseo y los comporta-
una motivación instintivamente rígida y se mientos sexuales se articulan y están mediati-
transforma en una flexible pulsión cuyos des- zados desde y por la manera de situarse en el
tinos no están prefijados. La satisfacción del mundo como mujer o como hombre.
deseo sexual se puede satisfacer directa y Volviendo al cuadro 1, otro de los aspec-
libremente, se puede aplazar, se puede deri- tos relacionados con la sexuación es la vin-
var a otros objetivos o, en determinadas situa- culación afectiva. Tal y como indicó
ciones, se puede renunciar a ella. Bowlby (1969) el apego es un sistema que
El deseo sexual es una pulsión que here- garantiza la vinculación entre los progenito-
damos filogenéticamente, estamos dotados de res y las crías –que nacen en precario– con
un “sistema sexual”1 que nos permite respon- fines supervivenciales. Las especies han
der a estímulos que poseen valencia erótica y desarrollado mecanismos comportamentales
que nos impulsan a la búsqueda de satisfac- entre progenitores y crías que garantizan el
ción sexual. El deseo sexual está representado correcto desarrollo de estas últimas sobre la
anatómicamente en la parte anterior preóptica base de la contingencia entre las señales de
y ventromedial del hipotálamo y regulado por necesidad de las crías y los cuidados de los
el sistema neuroendocrino, es decir, por hor- adultos. Si no existiese el sistema de apego y
monas, principalmente la testosterona, y los no se produjese la vinculación, las crías de
neurotransmisores. A su vez los centros hipo- las especies que nacen sin la capacidad de
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46 JAVIER G. ZAPIAIN

supervivencia individual perecerían, fraca- psicológicas relacionadas con la inseguridad


sando la supervivencia de esa especie. emocional. Recordemos una vez más que
En términos humanos, nacemos “deter- una parte importante de las dificultades
minados” para la vinculación, para el con- sexuales se relacionan con el miedo a la inti-
tacto con el otro. Poseemos comportamien- midad (Kaplan, 1979).
tos innatos que garantizan esta unión, el En realidad, la vinculación afectiva nos
reflejo del moro, la sonrisa, la presión de la habla de la necesidad de sentirnos seguros
mano al ser ésta estimulada, etc. La figura sobre la base de la relación con las figuras
de apego, persona con la que el bebé mantie- de apego a lo largo de toda nuestra vida, la
ne relaciones privilegiadas, posee la capaci- madre, el padre, los hermanos y las herma-
dad de interpretar las señales de éste y res- nas, las abuelas y los abuelos, los amigos y
ponder contigentemente a sus demandas. Por las amigas, las novias y los novios, las com-
otro lado, el sistema de apego se activa pañeras y los compañeros. También nos
cuando el niño o la niña están en una situa- habla de la importancia de la calidad del
ción de desvalimiento, de desamparo, de contacto físico en el infancia en relación con
angustia, buscando la proximidad y el con- la capacidad de voluptuosidad adulta.
tacto. La figura de apego cumple con dos El amor y el enamoramiento, tal y como
funciones esenciales: es la base de seguridad indican Hazan y Shaver (1987), son la
y el puerto de refugio. expresión de la necesidad de vinculación
En los primeros momentos del desarro- afectiva en el tránsito evolutivo de las figu-
llo, la seguridad individual depende del otro, ras de apego. Por eso desde el punto de vista
de la figura de apego, que generalmente son del concepto de sexualidad nos parece
los padres biológicos, aunque podrían ser importante identificar dos dimensiones que
otros. La seguridad, la confianza básica no deben ser confundidas (ver gráfico 3).
depende en gran medida de esta relación pri- Por un lado, el deseo sexual que, como ya
migenia. Según sea la calidad de la vincula- hemos indicado, nos impulsa a la búsqueda
ción así será el grado de seguridad. En estos de placer sexual a través de comportamien-
momentos y en función de la relación niña/o tos autoeróticos o compartidos. Por otro
figura de apego se genera lo que técnica- lado, el amor y el enamoramiento que nos
mente se conoce como modelo interno. Éste impulsan a la búsqueda de contacto con el
está compuesto por el modelo de sí mismo, otro, a la “vinculación” con él o ella, como
en términos de autoestima y el modelo de base de seguridad. Son dos dimensiones
los demás, en términos de confiabilidad diferentes cuyo origen es distinto. Estas
hacia los otros. El modelo interno va a regir dimensiones pueden vivirse separada o
en el futuro las relaciones interpersonales. simultáneamente según diferentes momentos
Los especialistas en apego han determinado, del ciclo vital. Veamos algunos ejemplos.
simplificando, tres estilos de apego: seguro, Un adolescente, mujer u hombre, que se
ansioso ambivalente y evitativo. Ellos confi- halle en crisis con su familia debido al trán-
guran tres maneras diferentes de abordar las sito entre la infancia y la juventud, que sien-
relaciones interpersonales. ta una fuerte carencia afectiva por diversas
De la vinculación afectiva depende la razones, podría desear ardientemente una
confianza básica y la seguridad emocional. pareja, un novio o una novia, que mitigase
Cuando dos personas adultas desean mante- su sentimiento de soledad. En esta situación
ner relaciones sexuales compartidas, éstas el deseo sexual, la experiencia erótica,
necesariamente se desarrollan en el ámbito podría no estar presente en este momento,
de la intimidad. Pero es precisamente en este porque su propio grado de madurez no le
ámbito donde pueden aparecer dificultades permite abordarlo. En nuestra cultura puede
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EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL 47

que esta situación se dé más entre mujeres nos permita contemplarlo en toda su ampli-
que entre hombres, algo que la educación tud. Es necesario ampliarlo y reflexionar
afectivo sexual debería contribuir a compen- sobre él con el fin de afinar en nuestros
sar. Otra situación diferente es aquella en planteamientos respecto a la educación afec-
que el deseo sexual puede presionar de tal tivo-sexual.
forma que exista un fuerte anhelo por vivir
experiencias eróticas sin ningún tipo de El concepto de sexualidad
compromiso afectivo. Puede que esto sea y la educación sexual
más frecuente entre chicos, probablemente Según sea el concepto de sexualidad del
inducidos culturalmente, cuestión que de ser que se parta, así será el tipo de educación
así debería también ser compensada por la sexual que se imparta. Por ejemplo, si
educación afectivo-sexual. alguien reduce el concepto de sexualidad a
En cualquier caso, pensamos que por un la reproducción, la educación sexual se
principio elemental de economía psicológi- basará en lecciones de anatomía y fisiología
ca, a la larga, las personas tienden a enamo- de la reproducción. Si alguien piensa que la
rarse de aquellas que desean sexualmente. sexualidad se reduce a ese “instinto sexual”
Ahora bien, insistimos en que, para entender tan fuerte y peligroso que es capaz de
adecuadamente la experiencia afectivo- corromper la moral establecida, la educación
sexual humana, deben identificarse ambas sexual se basará en aleccionamientos doctri-
dimensiones y no confundirlas. nales respecto a una moral determinada,
En resumen, consideramos que el con- generalmente la católica en nuestro contex-
cepto de sexualidad –que habitualmente se to. Si la sexualidad se reduce, de una manera
emplea– se reduce casi exclusivamente a lo laica, a los riesgos inherentes al comporta-
que se entiende por “relaciones sexuales”, es miento sexual, la educación sexual se basará
decir a los aspectos comportamentales. Sin en la información sobre el sida, las enferme-
embargo, consideramos que es necesario dades de transmisión sexual y los métodos
desarrollar una concepción más amplia que anticonceptivos.

DESEO SEXUAL
ORIGEN
OBJETIVO SATISFACIÓN SEXUAL
Atracción entre los sexos
para hacer posible la reproducción

AMOR

ORIGEN OBJETIVO VINCULACIÓN AFECTIVA


Vínculo entre crías y progenitores
para garantizar la supervivencia

EXPERIENCIA AFECTIVO SEXUAL HUMANA

Gráfico 3. Origen de la experiencia afectivo-sexual humana.


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48 JAVIER G. ZAPIAIN

La reflexión teórica que hemos desarrolla- aportar elementos que ayuden a las personas
do anteriormente nos sirve para fundamentar a integrar adecuadamente su cuerpo sexuado,
el concepto de sexualidad en el que se sustenta y a desarrollar críticamente su manera perso-
el proyecto educativo que defendemos. De ella nal de ser mujer u hombre. Sin duda deberá
podemos entresacar las siguientes referencias: ofrecer elementos que compensen la desi-
gualdad tradicional entre los sexos.
• La sexualidad es la manera de situarse El deseo sexual, como hemos visto, es
en el mundo en tanto que mujer u hombre. uno de los elementos importantes de la
• Existen tantos modos de ser mujer u sexuación. El modo de gestionar la satisfac-
hombre como personas somos. ción del deseo sexual forma parte de la
• La sexuación es un proceso de desdo- manera de ser y de estar en el mundo como
blamiento en dos formas que va desde lo mujer u hombre. La educación afectivo
biológicamente más simple, hasta lo psico- sexual debe ayudar a las personas a conocer
socialmente más complejo. el deseo sexual, a reconocer sus manifesta-
• Es un proceso personal, único e irrepe- ciones, en uno mismo y en los demás y a
tible. solventar con responsabilidad los comporta-
• La sexuación es un proceso dinámico mientos que de él se deriven. Es evidente
en permanente construcción. que la manera de experimentar y manejar el
• La sexualidad es diferente en cada edad. deseo sexual es diferente entre hombres y
mujeres, hetero u homosexuales. La educa-
“Hacer educación sexual es suscitar ele- ción afectivo sexual debe crear espacios de
mentos de cultivo” (Amezúa, 1973), por elaboración de estas cuestiones.
tanto la función de la educación afectivo- El modo de ser mujer u hombre se rela-
sexual consiste en suscitar, a lo largo del ciona también con los afectos. La vincula-
proceso educativo, los elementos necesarios ción afectiva determina en gran medida los
para construir, para desarrollar la manera estilos de relación interpersonal. La necesi-
propia de estar en el mundo como mujer, o dad de querer y ser querido y la necesidad
como hombre. Esta es la situación de partida de satisfacción sexual convergen en el espa-
desde un punto de vista conceptual. cio de la intimidad. Ésta es subsidiaria de la
Deberíamos contemplar a nuestros alumnos autoestima, de la seguridad emocional y de
y alumnas, no como personas potencialmente la confianza básica. No cabe duda de que la
víctimas de sus “impulsos sexuales”, sino educación afectivo sexual, a lo largo de la
como seres que a lo largo de las edades y en escolarización, puede sin duda contribuir en
conjunción con otros procesos psicológicos este sentido.
desarrollan el modo de vivir su propia sexua- Finalmente, la manera de estar en el
ción. Ahora bien, para que este discurso no mundo como mujer o como hombre se rela-
quede en el aire, debemos dar contenido a la ciona con la regulación social de la sexuali-
expresión “la manera de estar en el mundo dad. La educación afectivo sexual debe con-
como ser sexuado”. Como ya hemos indica- tribuir a erradicar formas discriminatorias de
do, cada persona se sitúa en el mundo como regulación en relación con los sexos. Debe
mujer o como hombre, a partir de su cuerpo potenciar la autonomía personal frente a con-
sexuado. Desde el mismo momento del naci- signas procedentes de determinadas creencias
miento la sexuación biológica genera una o ideologías. Debe potenciar la empatía
reacción cultural que se manifiesta en la apli- como capacidad de interpretar adecuada-
cación de los estereotipos sexuales. La resul- mente las necesidades de los demás, única
tante es la toma de conciencia de la propia forma de prevenir acosos y agresiones. En
identidad sexual. La educación sexual debe definitiva debe potenciar el desarrollo de
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EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL 49

una ética personal y social en el conjunto de la sexualidad humana sin una importantísima
una sociedad democrática en la que coexis- mediación afectivo emocional. Por ello nos
ten diferentes formas de entender las rela- parece congruente emplear con plena con-
ciones sexuales. ciencia el concepto “educación afectivo-
sexual”.
¿Por qué educación afectivo-sexual?
De un tiempo a esta parte se tiende a sus- La educación afectivo
tituir el término educación sexual por el de sexual en la escuela
educación afectivo-sexual. Se está produ- ¿Qué se pretende con la integración de
ciendo como una cierta inercia. Ante el uso este programa en el curriculum del alumnado?
de este término existen distintas posiciones. ¿Cuáles son los objetivos que éste propone?
Algunos piensan que se trata de un simple Podríamos aludir ahora a determinadas
esnobismo, una manera nueva de designar lo publicaciones, o referirnos a los objetivos
de siempre. Otros creen que es una forma de que nosotros mismos hemos propuesto en
“endulzar” los escabrosos temas sexuales. otros lugares (Gómez Zapiain, Ibaceta,
Otros piensan que ya era hora de que prima- Pinedo, 1997) para hacer una exposición
se la afectividad sobre el sexo. Ninguna de compleja de objetivos teóricos, pero en este
estas opiniones está en lo cierto. punto queremos hacer una reflexión sobre
El término educación afectivo-sexual en todo práctica y realista.
este programa no es arbitrario, tiene un sig- En realidad, ¿qué desearíamos acerca de
nificado preciso que se sustenta en un sopor- la sexualidad de nuestras y nuestros jóve-
te teórico. nes?, ¿qué desearíamos para nuestras hijas o
La expresión “afectivo” hace referencia a hijos, para nuestras alumnas o alumnos, en
la necesidad humana de establecer vínculos relación con el desarrollo de su propia
con otras personas que son imprescindibles sexualidad?
para la supervivencia y para la estabilidad Una respuesta general a estas preguntas
emocional y que, sin duda, constituye la puede ser la siguiente: deseamos lo mejor
necesidad humana más importante. El térmi- para los y las adolescentes. ¿Qué significa
no “afectividad” se suele utilizar como un esto? Pues que, finalizada la enseñanza
comodín con significados muy imprecisos. secundaria, ellos y ellas posean los recursos
En este programa, este concepto se apoya necesarios para gestionar sus necesidades
esencialmente en la teoría del apego. afectivas y sexuales, de tal manera que el
La expresión “sexual” hace referencia, acceso a sus primeras experiencias se pro-
obviamente, al sexo, es decir, a nuestra natu- duzca de manera satisfactoria, responsable y
raleza radicalmente (de raíz) sexuada. Se sin riesgos.
manifiesta en diversas dimensiones como Siendo coherentes con el concepto de
son la identidad sexual, conciencia de ser y sexualidad que hemos defendido, la sexuali-
pertenecer a un sexo, el rol sexual, la expre- dad no puede reducirse a comportamientos
sión de la manera personal de vivir el hecho sexuales. Por ello, las primeras experiencias
de ser sexuado, y el deseo sexual, como afectivo emocionales están mediatizadas por
expresión de la necesidad de satisfacción el desarrollo de la propia identidad sexual o
sexual. manera de ser mujer u hombre, por la expe-
Las necesidades humanas de poder querer riencia emocional del deseo sexual y por los
y sentirse querido, de satisfacción sexual y afectos asociados a ello. De este modo los
de sentirse integrado en una red social, están objetivos del programa se ajustan a los
entre las más importantes. Consideramos que siguientes conceptos: identidad sexual,
es difícilmente comprensible el desarrollo de deseo sexual y afectividad.
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Objetivos respecto cia de acción. Esta tendencia se hace explícita


a la identidad sexual: en los comportamientos sexuales. Teniendo
En el ámbito de la identidad sexual nos en cuenta que la experiencia del deseo y com-
proponemos potenciar el desarrollo de la portamientos sexuales forman parte de la inti-
manera propia de estar en el mundo como midad personal, siendo esta inviolable, la
mujer o como hombre como resultado de la escolarización tan sólo puede aportar referen-
propia sexuación, que es la integración de cias que ayuden al alumnado a la comprensión
los aspectos biológicos, psicológicos y cul- y desarrollo de su propia intimidad sexual. De
turales (ver el concepto de sexualidad). Este estas consideraciones generales podemos con-
enunciado general se concreta en: cretar los siguientes objetivos:

• Ayudar al alumnado a sentirse responsa- • Conocer y reconocer el deseo sexual y


ble y protagonista del desarrollo de la manera desarrollar la capacidad de autorregulación.
personal de estar en el mundo como mujer u • Conocer las diferentes formas de orien-
hombre, a partir de la flexibilización radical tación del deseo, que ayuden a integrarlo en
de los estereotipos culturales masculinidad- el conjunto de la identidad sexual sobre todo
feminidad, con el fin de potenciar un autocon- en aquellas personas cuya preferencia sexual
cepto sólido y por tanto un grado de autoesti- se dirija hacia personas de su mismo sexo. A
ma adecuado en relación con la sexuación. partir del conocimiento de la orientación del
• Ayudar al alumnado a aceptar el propio deseo, generar actitudes encaminadas hacia
cuerpo, la imagen corporal, como base de la el respeto a la diversidad de las diferentes
identidad sexual, desarrollando un sentido opciones sexuales.
crítico respecto a los cánones de belleza que • Desarrollar una ética sexual que favo-
las estrategias de consumo imponen a través rezca el respeto a uno mismo y a los demás
de los medios de comunicación. Tener la en la satisfacción del deseo, con el fin de
capacidad de desarrollar un modelo de belle- evitar imposiciones, abusos o agresiones.
za basado en el atractivo que dimana de la • Desarrollar la suficiente capacidad de
calidad como persona y tener las habilidades empatía que permita interpretar adecuada-
suficientes como para desarrollar y expresar mente las necesidades sexuales del otro u otra
adecuadamente el encanto personal. como elemento modulador de las propias.
• Ayudar al alumnado a potenciar actitu- • Desarrollar la capacidad de ajustar los
des y valores positivos en sí mismos, inde- comportamientos sexuales de tal manera
pendientemente de las atribuciones que la que, al tiempo que se protege la experiencia
cultura hace respecto a los sexos biológicos. afectivo emocional, se eviten los riesgos
Se trata de desarrollar valores basados en la inherentes a las prácticas de riesgo.
androginia como modo de contrarrestar • Desarrollar la capacidad de discernir la
aquellos que se sustentan en la tradición cul- diferencia entre el deseo sexual y el amor
tural que mantiene privilegios masculinos. romántico en la comunicación entre los sexos,
con el fin de discernir nítidamente las necesi-
En el ámbito del deseo sexual propone- dades personales y evitar las tergiversaciones.
mos crear espacios a lo largo de la escolariza-
ción conforme al desarrollo psicosexual Un objetivo nada desdeñable consiste en
correspondiente, que permita al alumnado crear en la escolarización espacios de elabo-
comprender la naturaleza del deseo sexual y ración de los afectos asociados a la expe-
las formas de regulación. El deseo sexual, tal riencia sexual. Como ya hemos expuesto en
y como se explica en la parte teórica, es una la fundamentación teórica, los afectos, tanto
experiencia emocional subjetiva y una tenden- los sexual-afectivos, como los socio-afecti-
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EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL 51

vos median de una manera considerable en sin duda, deben todavía coexistir en el
la sexualidad humana. Es por ello que la medio escolar. Desde esta perspectiva nos
educación debe plantearse entre sus objeti- basamos en los presupuestos que enuncia-
vos la elaboración de los mismos. mos a continuación.
Proponemos los siguientes: A estas alturas, la idea de que la educa-
• Colaborar con el alumnado para que ción sexual debe centrarse fundamentalmente
desarrolle en la medida de lo posible un en la transmisión de conocimientos debería
estilo de apego seguro, lo cual significa un estar superada. En el ámbito de la prevención
buen nivel de autoestima y un grado adecua- poseemos una clara evidencia de que los
do de confianza en los demás. Promover “conocimientos” no son una variable predic-
medidas compensatorias a través del grupo tora de riesgo (Gómez Zapiain, 1993; Landry
para aquellas personas que tengan dificulta- y otros, 1986; Downey y Landry, 1997). Por
des en este sentido. el contrario, el peso fundamental de la edu-
• Desarrollar el grado de autoestima cación sexual debe centrarse en el ámbito de
necesario que aporte la seguridad que se pre- las actitudes. Actitud significa disposición
cisa para mantener la autonomía personal. hacia... Por ello, centrar la atención en el
Conviene puntualizar que cuando hablamos ámbito de la actitud, supone abrir espacios
de ella nos referimos a la autoestima general para elaborar la disposición a asumir el pro-
y a la autoestima sexual en particular (segu- tagonismo en el desarrollo del propio pro-
ridad en la imagen corporal, habilidades yecto de sexuación, la disposición a integrar
sociales, seguridad en la intimidad). positivamente el erotismo –entendido como
• Desarrollar la seguridad suficiente que la experiencia del deseo sexual y los compor-
permita aceptar que necesitamos y depende- tamientos derivados– en la estructura general
mos de otras personas, sin que ello signifi- de personalidad, y la disposición hacia los
que sumisión o alienación en el otro/a. demás en relación con los soportes emocio-
• Discernir con claridad las necesidades nales y el espacio de la intimidad.
afectivas personales y desarrollar las habili- Por todo ello, la educación sexual no
dades sociales necesarias para satisfacerlas. debe centrarse en la aplicación de un “pro-
grama”, sino en que fundamentalmente se
Principios generales de trata de abrir un proceso en la escuela que
la educación sexual en la escuela normalice el tratamiento de la sexualidad.
En la actualidad existen diferentes mane- Vivimos en un medio socio cultural portador
ras de intervenir en la escuela. Aquellas que de un discurso dominante acerca de la
se basan simplemente en la omisión: la edu- sexualidad; su reflejo en los medios de
cación sexual es algo ajeno a la escolariza- comunicación ofrece, a lo sumo, un esper-
ción. Las que consideran que la educación pento de la experiencia sexual humana. Si la
sexual es responsabilidad de especialistas, de educación general ofrece al alumnado cono-
modo que son ellos los que deben actuar en el cimientos para comprender las experiencias,
sistema educativo, pero desde fuera del ¿porqué la escuela no ofrece espacios de ela-
mismo. Las que consideran que la educación boración (actitudes y conocimientos) para
sexual debe ser integrada en el curriculum poder comprender la experiencia sexual
desde el momento en que se considera que las humana? La escuela debe convertirse en una
dimensiones afectiva y sexual forman parte referencia de autoridad, frente a los des-
de la formación integral de las personas. propósitos de los medios de comunicación.
Como es evidente, el modelo que defen- El mensaje se podría concretar así: “En la
demos coincide con la tercera proposición, calle oirás cualquier cosa, en la escuela lo
siendo respetuosos con otras opciones que, trataremos con coherencia”. Para este afán
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estamos convencidos de que es necesario, no cuestiones que deben ser elaboradas a lo


tanto los especialistas, como el sentido largo de la escolarización. Las distintas
común, lo cual supone un aldabonazo a la maneras de estar en el mundo en tanto que
profesionalidad del profesorado. El papel de mujer u hombre, hacen referencia al ámbito
los especialistas lo entendemos más como de lo social y de la ética de las relaciones.
apoyo, formación al profesorado e interven- La comprensión del deseo sexual y los com-
ción especializada, que como responsables portamientos hacen referencia a las ciencias.
directos de la educación sexual en la escuela. Los afectos asociados al deseo sexual, como
El programa que proponemos es abierto el amor, el enamoramiento, la atracción, el
lo que, bien mirado, significa que no es un apego, el erotismo, están bien representados
programa, si por éste entendemos un conjun- en el ámbito de la literatura, así como la
to de actividades cronológicamente ordena- toma de conciencia del lenguaje sexista y
das que deben aplicarse mecánicamente en discriminador, y la precisión en los términos
el aula. Por el contrario el proyecto curricu- tanto técnicos, como coloquiales, correspon-
lar del centro debe determinar cuáles son las den al ámbito del lenguaje. El ámbito de la
cuestiones esenciales, expresadas en los ética es el lugar donde se debe elaborar una
objetivos, que deben tratarse a lo largo de ética personal y social en el sentido que lo
los cuatro años de la E.S.O. Para ello el pro- propone Félix López (1990).
grama propone una serie de actividades que Si la dimensión afectivo sexual es impor-
pueden ser utilizadas. tante para la formación integral de las perso-
Si la sexualidad es una realidad multidi- nas, entonces debe ser integrada en el pro-
mensional, ello requiere de un tratamiento yecto curricular de cada centro. En realidad
transversal. A estas alturas no hay ninguna esta idea no es nada original por nuestra
dificultad en que el alumnado de la E.S.O. parte. Se deduce perfectamente del espíritu
comprenda perfectamente la fisiología de la de la ley de reforma educativa. La citada ley
reproducción. ¿Se puede decir lo mismo de dice que los centros escolares disponen de
la fisiología del placer? Sabemos que entre un margen de autonomía en el desarrollo
los objetivos curriculares se encuentra el que curricular del centro. Nuestra propuesta con-
hace referencia al conocimiento del cuerpo. siste en que cada centro, en tanto que comu-
Algo tan simple como que la respuesta nidad educativa (alumnos, padres y educa-
sexual tiene tres fases, deseo, excitación y dores), decidan acerca de la pertinencia de
orgasmo, forma parte del conocimiento del integrar en el curriculum la dimensión afec-
cuerpo y sus funciones. ¿Es necesario con- tivo sexual. Cuando esto se produce el pro-
tratar a un especialista para que este tema grama que presentamos es tan sólo un recur-
sea explicado en la escuela? Si cualquier so que puede ayudar a tal fin.
persona adolescente observa en la calle que De entre los distintos modelos de educa-
alguien se cae, la escuela, sin lugar a dudas, ción sexual que históricamente se han plan-
le habrá dado el soporte necesario para com- teado (López, 1990), el programa Uhin Bare
prender esa experiencia, la base de sustenta- de educación afectivo-sexual se define como
ción, el centro de gravedad, la gravitación modelo de educación democrático, científi-
universal, el equilibrio, etc. Una proporción co, abierto y biográfico. Es democrático
elevada del alumnado de la E.S.O. hace uso porque es respetuoso con todos los modos de
del autoerotismo, ¿no puede la escuela ofre- entender la sexualidad humana en una socie-
cer el soporte necesario (espacio de elabora- dad democrática, por tanto pluralista. Es
ción) para comprender esa experiencia? científico porque se basa en el conocimiento
Si observamos el desarrollo psicosexual científico suficientemente contrastado. Es
de los adolescentes, observamos una serie de abierto porque debe ser adaptado a la realidad
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EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL 53

de cada centro. Es biográfico porque lo que relaciones entre mujeres y hombres. Análisis
pretende es ofrecer recursos al alumnado para crítico de las relaciones entre los sexos, en
tomar decisiones en el momento de integrar una cultura en la que las atribuciones de
en la propia biografía los eventos relaciona- género siguen generando la discriminación
dos con la experiencia erótica. de las mujeres en amplios sectores y de otras
minorías sexuales. El conocimiento de los
Contenidos del programa comportamientos sexuales, el autoerotismo,
En coherencia con el concepto de sexua- el erotismo compartido. Aspectos sociales de
lidad del cual partimos y atendiendo a los la fecundidad, la maternidad-paternidad res-
principios generales que hemos planteado, ponsable y los embarazos no deseados. La
los contenidos de la educación afectivo- libertad sexual, comprensión y respeto de las
sexual deben ser tratados de manera trans- diversas maneras de ser mujer u hombre, es
versal. A continuación proponemos los con- decir, la comprensión de la diversidad.
tenidos desde esta perspectiva. Debemos Desde el ámbito de la lengua y la litera-
precisar que por contenidos no nos referimos tura: vocabulario, términos técnicos, térmi-
exclusivamente a los conocimientos sino nos coloquiales. Análisis del lenguaje sexis-
también a su elaboración actitudinal a través ta. La literatura es el espacio privilegiado de
de una metodología no directiva. No se trata expresión del la fenomenología del erotismo
de dar lecciones de sexualidad sino de crear y de los afectos relacionados con la sexua-
espacios de elaboración de las cuestiones ción como la pasión, el enamoramiento, el
significativas en el proceso de sexuación en apego, la atracción, los amores y los desamo-
estas edades. res. También nos ofrece innumerables mode-
Desde el ámbito de las Ciencias: lo pro- los de los distintos modos de sexuación en
pio en este ámbito es el conocimiento del autores y personajes.
cuerpo, los cambios anatomo-fisiológicos y Desde el ámbito de la ética. El programa
su implicación en la redefinición de la iden- Uhin Bare de educación afectivo-sexual pre-
tidad sexual. Conocimientos acerca del tende contribuir al desarrollo de una ética per-
deseo sexual, conocimiento que ayude a sonal y social en las relaciones eróticas. Por
reconocer la propia experiencia y elabora- tanto, en este ámbito es necesario abordar la
ción de la capacidad de regulación. La res- ética de las relaciones entre los sexos incidien-
puesta sexual humana; estamos convencidos do sobre todo en las discriminaciones que sur-
de que el alumnado de la E.S.O. no tiene gen relacionadas con el género. También debe
ningún problema respecto a la fisiología de plantearse el estudio de la violencia, las agre-
la reproducción. No podemos decir lo siones y los abusos en el ámbito de los com-
mismo de la fisiología del placer. La fecun- portamientos sexuales. Ética en lo concernien-
didad, no tanto desde el conocimiento de la te a la fecundidad, maternidad y paternidad res-
reproducción, sino desde la responsabilidad ponsables. Consideramos esencial trabajar
de las nuevas capacidades fisiológicas en acerca de los valores asociados a la sexualidad,
términos de paternindad-maternidad respon- como la empatía, el apego, el altruismo, el
sable. La contraconcepción como recurso comportamiento prosocial, la solidaridad y la
para discernir entre la fecundidad y la satis- tolerancia. Subrayaremos dos de estos valores.
facción erótica. La salud en términos de pro- La confianza básica que surge de la seguridad
tección propia y de los demás. del apego garantiza la ausencia de miedo a la
Desde el ámbito de lo social: la impor- intimidad, se trata de un ingrediente necesario
tancia de descubrir el modo que cada perso- para la experiencia erótica compartida. La
na tiene de ser mujer u hombre en términos empatía otorga la sensibilidad necesaria para
de identidad sexual. Los roles de género, las interpretar adecuadamente las necesidades del
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54 JAVIER G. ZAPIAIN

otro en todos los ámbitos de la vida, en parti- largo de todas las edades, por tanto la educa-
cular en la experiencia erótica. ción afectivo-sexual debería ser incluida en
el diseño curricular. Los requisitos para inte-
Estructura del programa grar el presente programa en el diseño curri-
En puntos anteriores hemos insistido en cular de centro son los siguientes:
la idea de que los temas centrales en el desa-
rrollo sexual de los y las adolescentes son la • Aceptación de la comunidad
identidad sexual, el deseo sexual y la afecti- educativa de la integración del programa
vidad. El programa presenta la elaboración La integración del programa requiere de
de esos temas centrales en seis núcleos de la aceptación tanto de las madres y padres,
trabajo, siendo ésta la manera de llevar al como del profesorado. Es necesario, por
aula los contenidos citados de una manera tanto, que el órgano de máxima representa-
manejable (ver cuadro). Los núcleos de tra- ción lo apruebe. Se trata de una decisión
bajo son los siguientes: Personas sexuadas, consciente por parte de toda la comunidad
Desarrollo sexual, Fecundidad y sexualidad, escolar, de integrar la educación afectivo-
Comportamientos sexuales, Afectividad y sexual en el proyecto curricular del centro.
sexualidad, Salud y sexualidad.
Lo que este programa pretende es realizar • Aprobación en el claustro
un “barrido” a lo largo de toda la E.S.O. que de la integración del programa
permita elaborar los temas mínimos y bási- Consideramos que la integración del pro-
cos que garanticen los recursos que los y las grama debe ser un proyecto de centro. Dada
adolescentes necesitan para regular su propio la naturaleza del programa, se requiere del
proyecto de sexuación. Sugerimos que la compromiso de todo el claustro aunque la
secuenciación de los núcleos sea de la participación de cada miembro del profeso-
siguiente manera: Personas sexuadas, rado puede variar, en función del reparto de
Desarrollo sexual, Fecundidad y sexualidad responsabilidades del propio centro.
en el primer ciclo de la E.S.O., y
Comportamientos sexuales, Afectividad y • Formación del profesorado
sexualidad y Salud y sexualidad en el segundo La formación permanente del profesora-
ciclo. No podemos extendernos en los porme- do es una cuestión ineludible en el proceso
nores del programa y remitimos al mismo educativo. En el ámbito de la educación
(Gómez Zapiain, Ibaceta y Pinedo, 2000). afectivo-sexual, es particularmente necesaria
porque el estudio de cuestiones básicas acer-
Modo de integración del programa ca de la sexualidad humana ha estado gene-
La dimensión afectivo-sexual constituye ralmente ausente en los programas de forma-
un eje central en el desarrollo personal a lo ción de los profesionales de la educación y

Núcleos de trabajo
Temas importantes en el desarrollo
psicosexual de la adolescencia
Personas sexuadas
Desarrollo sexual
Fecundidad y sexualidad
IDENTIDAD SEXUAL
Comportamiento sexual
DESEO SEXUAL
Afectividad y sexualidad
AFECTIVIDAD
Salud y sexualidad
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EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL 55

de otras especialidades. La formación básica


debería de abordar los siguientes puntos:

- En torno al concepto de sexualidad. A


la búsqueda de un lenguaje común.
- Las actitudes hacia la sexualidad.
- El desarrollo psicosexual en la adoles-
cencia.
- El programa Uhin Bare de educación
afectivo-sexual. Principios básicos y meto-
dología.
- Técnicas activas no directivas de inter- te de la dirección, el orientador y representan-
vención en el aula. tes de las áreas y de los tutores. Este equipo
debe ser funcional y operativo, como cual-
• Creación del equipo quier grupo de trabajo (ver organigrama)
coordinador del programa en el centro
Dado el carácter transversal del progra- • Elaboración de la programación
ma y en relación con la metodología del de las actividades
mismo, es de decisiva importancia que los El programa Uhin Bare es un programa
aspectos básicos de la sexualidad sean traba- abierto susceptible de ser adaptado a la rea-
jados desde las distintas especialidades, es lidad de cada centro. Se puede incrementar o
decir, desde las diferentes áreas. La princi- disminuir en función de las necesidades y
pal dificultad de la transversalidad radica en posibilidades. Proponemos actividades que
la adecuada coordinación de las actividades pueden ser utilizadas tal y como las presen-
a través de las mismas. En otro punto de este tamos, o bien modificarlas o sustituirlas por
documento decíamos que el programa pre- otras. Este programa no debe ser nunca una
tende efectuar un barrido a lo largo de toda aplicación mecánica de actividades sucesi-
la E.S.O., que garantice el trabajo de los vas.
puntos esenciales que el alumnado necesita Sin embargo y desde un punto de vista
en su formación afectivo-sexual. Por ello es metodológico, es necesario que cada centro
necesario que se forme en el centro un equi- elabore una programación de actividades a
po que coordine y supervise las actividades lo largo de cada uno de los cursos de la
que se van desarrollando a lo largo de los E.S.O. que garantice el tratamiento de los
cursos de esta etapa. El equipo coordinador puntos esenciales para el cumplimiento de
debería estar formado por algún representan- los objetivos.
Notas al texto
1 Utilizamos el término “sistema sexual” en sentido relativo porque éste no está tan definido como otros

sistemas orgánicos como el respiratorio, circulatorio, etc.

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Anuario de Sexología © Anuario de Sexología A.E.P.S.


2000 Nº 6, 57-77 ISSN:1137-0963

EL CLIMATERIO EN LA MUJER:
UNA APROXIMACIÓN DESDE LA TEORÍA DE LOS SEXOS
Juan J. Gérvas Pérez * y Mónica de Celis Sierra **

Tanto los términos “menopausia” como “sexualidad” son profusamente utilizados en la


literatura que describe los trastornos asociados al climaterio de la mujer, muchas veces
sin que su uso esté justificado por una definición precisa y científica que aclare al lector
de qué conceptos se está hablando. Por otra parte, la generalizada creencia de que la
cesación de la menstruación tiene necesariamente implicaciones negativas sobre la
vivencia sexual de la mujer no está siempre convenientemente documentada, y muchas
veces forma parte de los mitos asociados a los procesos de envejecimiento. En el presen-
te artículo tratamos, en primer lugar, de aclararnos conceptualmente en relación a los
términos en cuestión. En la segunda parte, estudiamos las variaciones en el hecho sexual
humano asociadas al climaterio dentro de un modelo teórico, la Teoría de los Sexos, que
permite entender el hecho sexual humano como un proceso biográfico y que nos ofrece
el bagaje conceptual necesario para analizar desde una perspectiva crítica la relación
entre climaterio y hecho sexual. Proponemos, además, una clasificación de las demandas
de consulta que surgen de las dificultades que el climaterio puede generar en el hecho
sexual de las mujeres. Por último, anotamos algunas ideas sobre el climaterio en los
hombres.

Palabras clave: Climaterio, hecho sexual humano, menopausia, sexualidad, Teoría de


los Sexos.

CLIMACTERIC IN WOMEN: AN APPROACH FROM THEORY OF SEXES


The terms “menopause” and “sexuality” are profusely used in literature that describes
disorders related to climacteric in women, and, in many cases, lacking a precise and
scientific definition explaining the reader what are the concepts involved. On the other
hand, the end of menstruation is widely believed to have negative implications on
women’s sexual experience, which is not sufficiently documented, and very often forms
part of myths associated with the ageing process. In the present article we shall try, first
of all, to throw some light on the concepts mentioned above. In the second part, we shall
study the variations of human sexual fact associated with climacteric within a theoreti-
cal model, The Theory of Sexes, which enables us to understand human sexual fact as an
individual process and offers the necessary conceptual background to be able to analyse
the relationship between climacteric and sexual fact from a critical perspective. We will
also make a proposal in order to classify the patient’s reasons for encounter wich arise
from the difficulties that climacteric can generate on the sexual fact of women. Finally,
we will give some opinions about climacteric in men.

Keywords: Climacteric, human sexual fact, menopause, sexuality, Theory of Sexes.

* Médico-Sexólogo. Profesor adjunto Facultad Ciencias de la Salud, Universidad Alfonso X El Sabio.


Práctica privada.
** Psicóloga-Sexóloga. Práctica privada.
Universidad Alfonso X El Sabio, Facultad de Ciencias de la Salud (Despacho C-F01)
Avd/ de la Universidad nº1, 28691-Villanueva de la Cañada (Madrid). E-mail: jgervper@uax.es
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58 JUAN J. GÉRVAS Y MÓNICA DE CELIS

1. Introducción término “menopausia” como marcador del


Para introducir el tema de nuestro artícu- mismo. En la segunda parte de esta introduc-
lo, nos vemos en la necesidad de aclararnos ción justificaremos esta postura.
terminológicamente. Tal vez el título sería
mas orientativo si fuera del estilo de: “La 1.1 Teoría de los Sexos
sexualidad durante la menopausia”, o
“Modificaciones en la respuesta sexual 1.1.1 Introducción
humana durante la menopausia”. Sin embar- En este apartado vamos a plantear, de
go, aún consiguiendo un acercamiento más manera resumida y a modo de presentación,
intuitivo del lector a la temática del mismo, la Teoría de los Sexos desarrollada por el
estos títulos no nos resultan conceptualmen- Dr. Efigenio Amezúa1 (Amezúa, 1999). Esta
te correctos. ¿Qué es la sexualidad?, ¿y la teoría trata de crear un referente conceptual
respuesta sexual humana?, ¿nos evocan los para estudiar el hecho de que los seres
mismos significados a todos?, ¿se producen humanos somos sexuados: el Hecho Sexual
dificultades concretas en la esfera sexual por Humano (HSH en adelante). Éste es el
el hecho de cesar la menstruación?, ¿tienen campo específico de la Sexología, “una
los términos “sexualidad”, “respuesta Sexología substantiva, construida con el
sexual” y “menopausia” entidad científica recurso de la interdisciplinaridad y la acen-
suficiente como para ser utilizados como tuación prioritaria de su elaboración articu-
tales? Pensamos que no. Ni “sexualidad” lada como campo específico propio, siguien-
hace referencia a toda la esfera sexual de los do los criterios al uso y al mismo nivel que
seres humanos ni “respuesta sexual”, expre- cualquiera de las otras disciplinas científicas
sión habitualmente asociada a comporta- y profesionales”.
mientos coitales (sería por tanto un término Hasta nuestros días, la Sexología no ha
casi etológico), engloba todos los comporta- gozado del estatus de ciencia, eso del sexo
mientos sexuales. Estaríamos, por tanto, se mantenía reducido a su localización geni-
confundiendo al lector que tan intuitivamen- tal, al estudio de sus funciones y sus pato-
te hubiera entendido el título porque nuestra logías, ya fueran reproductoras o hedonísti-
intención es realizar un análisis de las modi- cas, y a sus implicaciones morales. La
ficaciones y cambios que se producen en Teoría de los Sexos surge del esfuerzo
toda la esfera sexual durante este periodo científico por entender nuestra realidad de
concreto del ciclo vital humano. seres sexuados que se inicia a principios del
Para intentar entendernos en Sexología siglo pasado (s. XIX) y que desde entonces
es necesario establecer unos referentes viene aportando conocimiento a este enten-
comunes y dotarnos de una terminología que dimiento de cultivo, de contextualización.
permita ese entendimiento. Consideramos Se trata de un paradigma que se articula en
que la Teoría de los Sexos del Profesor torno a los sexos frente al paradigma, que
Amezúa nos presta ese marco y por eso sigue predominando actualmente, del locus
vamos a utilizarla. Pero plantear nuestro genitalis, sustentado en torno a la reproduc-
enfoque desde esta teoría sería inútil si nues- ción, al placer y a toda la psychophatia
tro lector no la conociera, por ello, realizare- sexualis que de ellos pudieran derivarse.
mos una breve presentación de la misma en Algunos autores cuyas teorizaciones se
esta introducción. encuadran en el paradigma de los sexos son
Así mismo, preferimos utilizar los térmi- Ellis, Bloch, Hirschfeld y Marañón. Kaan,
nos “climaterio” y “edad crítica” para refe- Krafft-Ebing y muchos de los autores actua-
rirnos al periodo vital en el que se produce les, que sin saberlo manejan los mismos
la menopausia a usar, como es costumbre, el referentes, serían los representantes del
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EL CLIMATERIO EN LA MUJER 59

paradigma del locus genitalis (Brecher, mentos imaginario-fantasmagóricos o los


1973). efectos sinérgicos de varios de ellos. Entre
Somos conscientes de los cambios epis- todos ellos “mantienen una coherencia
temológicos que esta teoría conlleva, pero común que los articula: contribuyen a sexuar
los consideramos necesarios dada la degene- al sujeto, son agentes de Sexuación que
ración lingüística con la que intentamos intervienen a lo largo de toda su vida”. Pero
entendernos habitualmente y la carestía con- ellos mismos no son el resultado final, como
ceptual que ello supone en el área de estudio no es lo mismo “el agua que el hidrógeno y
de la Sexología. La Teoría de los Sexos el oxígeno”; el conjunto es distinto a la
supone un intento de aclararnos epistemoló- suma de las partes.
gicamente, no sólo referencialmente; aporta Este proceso de Sexuación da lugar a la
“conceptos para entendernos” y “palabras diferenciación sexual en uno u otro sexo. La
para comunicarnos” sobre el hecho de los diferenciación se muestra en los Rasgos o
sexos, facilita el razonamiento, e intenta Caracteres Sexuales que son graduables
apartar componentes emocionales personales entre los dos modos de Sexuación (masculi-
del estudio científico del hecho de los no y femenino) y según el elemento sexuan-
sexos 2. La Teoría de los Sexos se basa en te que se esté considerando. Por tanto, la
considerar cuatro campos conceptuales diferenciación se lee desde la posibilidad de
(Sexuación, Sexualidad, Erótica y Amatoria) intersexualidad, de que se puedan dar carac-
que se entienden en tres planos de individua- teres comunes en distinta gradación según el
ción (modos, matices y peculiaridades). modo sea masculino o femenino, así “los
dos sexos están potencialmente en cada suje-
1.1.2 De la Sexuación to y cada sujeto contiene elementos de los
Consecuencia de abordar el estudio de dos en mayor o menor medida”3.
eso del sexo desde una perspectiva de con-
junto, desde el considerar que los seres 1.1.3 De la Sexualidad
humanos somos sexuados, es que el objeto El segundo campo conceptual es el de la
de estudio pasa de los órganos sexuales y Sexualidad. Necesitamos definirla concep-
sus funciones, al individuo como ser sexua- tual y epistemológicamente porque esta
do. Así, lo primero a estudiar es el proceso palabra se encuentra en un barrizal en el que
de Sexuación, “el cómo los sujetos se hacen la tendencia mayoritaria es a asociarla con la
de uno u otro sexo y las consecuencias que condición de necesidad, de recurso instru-
se derivan de ello”. Esto es, pasamos de mental. Este es el modelo que sigue, por
ocuparnos del qué hacen los sujetos al cómo ejemplo, el Diccionario del Español Actual
se hacen. Este proceso de Sexuación se da a de Manuel Seco cuando define la Sexualidad
lo largo del desarrollo biográfico de la per- exclusivamente como “comportamiento y
sona, el sujeto se hace sexuado en una evo- actividad relativos al sexo” (Seco, 1999).
lución continua a lo largo de su existencia. La Teoría de los Sexos considera la
Si el sujeto se sexúa es porque existen Sexualidad como la vivencia del ser sexua-
ciertas estructuras que se encargan de confi- do, con estructuras sexuantes y sexuadas; es
gurarnos de uno u otro sexo: son los por tanto “un valor o dimensión individual
Elementos Sexuantes. Algunos están sufi- [...] de desarrollo y cultivo de las propias
cientemente estudiados y por tanto son potencialidades en sus distintos grados den-
comúnmente reconocidos: los genéticos, tro de las biografías individuales”4. No se
hormonales, gonadales, neuronales, genita- trata de una necesidad surgida de la función
les o los patrones sociales; mientras que (reproductiva o hedonista) sino del fenóme-
otros lo están menos: los emocionales, ele- no completo de vivirse como ser sexuado.
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60 JUAN J. GÉRVAS Y MÓNICA DE CELIS

Esta diferencia entre considerar la ginación, donde no existirían las limitacio-


Sexualidad como una cualidad en vez de nes que la realidad impone.
como una herramienta no es banal: “una
cualidad se estudia, se analiza y se cultiva; 1.1.5 De la Amatoria
una herramienta se utiliza”. A los tres campos expuestos se une el de
la Amatoria. Al igual que la Sexualidad es
1.1.4 De la Erótica consecuencia de la Sexuación, y la Erótica
Si el campo de la Sexuación se refiere al de ambos, la Amatoria es “corolario” de los
hacerse sexuado y el de la Sexualidad al otros tres; han sido expuestos en un “orden
sentirse como tal, el de la Erótica trata de los epigenético” puesto que se trata del desarro-
deseos surgidos de éstos, se refiere a la llo de una gradual diversificación y diferen-
atracción propia de los sujetos sexuados. El ciación en el tiempo de un hecho, el sexual,
concepto de Erótica tiene una amplitud no predeterminado; planteamiento radical-
mayor que el de libido, instinto (ambos se mente opuesto a la idea de preformación o
entienden como consecuencia en el plantea- preconfiguración que la visión más funcional
miento genitalizado y funcional que se deri- –reproductiva o hedonista– atribuye al HSH.
va de los presupuestos de la psychopathia La Amatoria hace referencia a la conducta
sexualis) o lascivia. Se “ha ofrecido al Eros y al comportamiento derivados de hacerse,
clásico un nuevo marco de inteligibilidad en sentirse y desear como ser sexuado. Es un
el que éste, [...], ha sido replanteado en tér- concepto que incluye al Amor por ser éste un
minos modernos como una de las dimensio- tipo de Amatoria pero que se amplía con todas
nes propias de los sujetos sexuados [...]”. las “posibilidades de variedad o modalidades
Amezúa señala dos de los rasgos propios e del encuentro o de los encuentros”; variedades
innovadores de la Erótica: “el de ser la que no tienen por qué encontrar en el Amor su
materia prima de los sujetos y de sus rela- motivación. También engloba al mating and
ciones. [...], configurándoles de manera copulatory behaviour y a su sinónimo más
expansiva y centrífuga”. moderno de sexual behaviour, que parecen
Las personas nos vamos erotizando a lo haberse convertido en la totalidad de la
largo de nuestra vida, como corresponde al Amatoria científicamente establecida, cuando
hacerse y vivirse como sujetos sexuados, por en realidad se ocupan del comportamiento
lo que el resultado, al igual que el de la orgásmico, mucho más objetivable en resulta-
Sexuación y Sexualidad, es individual y sólo dos que las otras variedades de Amatoria. La
evaluable en un momento determinado, ais- noción de Amatoria resuelve también estos
lado, del ciclo vital y desde unos referentes problemas conceptuales, la conducta sexual
preestablecidos por necesidades de estudio. no engloba todas las conductas sexuales,
Este planteamiento nos permite estudiar la como por otra parte los principales autores
foto del hecho sexual de un individuo y nos que desarrollaron este concepto reconocen en
ayuda a rehuir aquellos modelos que impli- el planteamiento de sus estudios5. Su conteni-
can marcar un cliché previo. do ha sufrido una degeneración desde la inter-
En este campo ocupa un lugar fundamen- pretación funcional; la conducta sexual reco-
tal el concepto de Fantasía Erótica, como gida en el término conducta sexual no engloba
deseo desarrollado en el campo de la imagi- todas las posibilidades del ser sexuado, cons-
nación, esto es, no necesariamente exteriori- ciente de serlo y deseante.
zado en conducta, incluso a veces necesaria-
mente privado de posibilidad alguna de con- 1.1.6 De los Planos de Individuación
creción en acto, en la medida en que sólo es Estos cuatro grupos conceptuales deben
posible su desarrollo en el ámbito de la ima- entenderse desde tres Planos de Individuación
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EL CLIMATERIO EN LA MUJER 61

que los personalizan, los contextualizan en la orientación de los matices de individua-


un sujeto concreto en el que se desarrollan. ción. La cuestión de la orientación sexual la
Por tanto, el HSH no es un proceso idéntico manejamos desde este modelo en términos
en todas las personas o en cada uno de los de predominancia, ya que, como han señala-
sexos. Los campos “son flexibles y acomo- do diversos autores, desde dentro (Ellis,
dados” en planos sucesivos de individuación Hirschfeld, Bloch) y fuera de la Sexología
a lo largo de su biografía; esto nos permite (Freud), se considera la heterosexualidad y
comprender y explicar a los sujetos en sus la homosexualidad como tendencias presen-
diversificaciones y variedades sexuantes y tes en mayor o menor medida en todos los
sexuadas. individuos.

Estos planos de individuación son: • Peculiaridades


Se trata de las variedades “particulares y
• Modos propias”, que nos individualizan y que desa-
Los seres humanos tenemos dos modos rrollamos a lo largo de nuestra vida. De
de individuación: masculino y femenino. entre estas peculiaridades se han extraído las
Cada sujeto se situaría entre los dos polos más pertinentes para explicar distintas ideo-
siguiendo una graduación distinta según el logías desde la ciencia y se las ha denomina-
campo que se tratara de individualizar en ese do perversiones. Sin embargo, igual que el
plano, como ya comentamos al hablar de la Amor no es más que una posibilidad en toda
diferenciación. Los modos son más objetiva- la Amatoria, las perversiones no son más
bles al nivel de los Elementos Sexuantes que que una muestra de todas las peculiaridades.
de la Amatoria, pero no deja de haber en La distinción entre los campos de la Erótica
cuanto a los primeros situaciones de y la Amatoria permite, además, entender las
Sexuación límite en las que hay que marcar peculiaridades como variedades del HSH
una frontera objetiva que determine la ads- que no han de exteriorizarse necesariamente
cripción de un sujeto a uno u otro polo, en conducta, esto es, que pueden manejarse
como en la asignación de sexo cromosómico exclusivamente en el terreno de la Erótica,
que arbitra este proceso en los Juegos pertenecer a la fantasía.
Olímpicos. Por suerte, la existencia de la Los campos y los planos se entrelazan en
mayoría de los seres humanos no suele verse los distintos puntos de corte; y de la sinergia
arbitrada por medios tan concretamente en el tiempo y lugar –en la biografía– de
objetivados. estos cruces, con todas sus posibilidades de
Desde la vivencia, esto es, desde la combinación y graduación, surge el sujeto
Sexualidad, estos modos, lo masculino y lo sexuado. El mapa del hecho sexual plantea-
femenino de cada ser sexuado en sus carac- do por la teoría de los sexos nos ayuda a
terísticas combinaciones, cristalizan en lo orientarnos en el estudio de este proceso
que se denomina identidad sexual. vital.

• Matices 1.2 Etapas evolutivas del HSH


Hay dos matices en la individuación: la Ya hemos señalado que el HSH se desa-
heterosexualidad y la homosexualidad. Al rrolla a lo largo de todo el ciclo vital y que
igual que los modos, se trata de polaridades se ve influenciado por múltiples factores
en las que se puede graduar según el campo (todo el hecho biográfico) que determinan su
objeto de estudio. Amezúa propone los tér- individualización. Por tanto, aunque pode-
minos homoerótico y heteroerótico por mos dividir el ciclo vital en etapas –normal-
hacer más referencia a las implicaciones en mente desde la sexuación– para estudiarlo,
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62 JUAN J. GÉRVAS Y MÓNICA DE CELIS

CAMPOS CONCEPTUALES
Sexuación Sexualidad Erótica Amatoria

PLANOS DE INDIVIDUACIÓN

Modos Femenino Masculino

Matices Heterosexual Homosexual

Peculiaridades Una gran lista

Esquema 1. Cuadro general de articulación del Hecho Sexual Humano (Amezúa, 1999).

no debemos olvidar que es individual, que (Navarro-Beltrán, 1992; RAE, 1995) pero
cada persona podría marcar sus propias eta- que en el entendimiento científico genera
pas con sus características particulares. confusión (Punyahotra y Street, 1998). Nos
Habitualmente se divide el ciclo vital en parece más acertado utilizar el término “cli-
infancia, adolescencia, juventud, adultez y materio”, que engloba todo el proceso, y se
vejez, cada una identificada por las distintas refiere etimológicamente al paso entre las
modificaciones corporales que se producen dos etapas del ciclo vital 6. Si trasladamos
en ella. Resulta más complicado, por carecer aquel artificio lingüístico a la adolescencia,
de solución de continuidad, definir los perio- resulta que deberíamos denominarla menar-
dos de paso, las edades críticas que llamaba quia, olvidándonos entonces de todo lo que
Marañón (Marañón, 1925). A grandes ras- significa la adolescencia en lo social, en lo
gos, identificamos dos muy importantes por psíquico, en lo orgánico no gonadal, en el
sus implicaciones corporales y sociales: la aprendizaje, y olvidándonos, como cuando
adolescencia y el climaterio. Son las dos usamos el término “menopausia”, del modo
edades en las que se inicia y declina el pro- masculino que también vive la adolescencia
ceso reproductivo y en todas las culturas han y el climaterio (Kockott, 1994). Parece tan
tenido gran importancia. poco adecuado e inexacto denominar menar-
Respecto a la denominación del paso de quia a la adolescencia como menopausia al
la infancia a la juventud no hay problemas climaterio.
terminológicos, se le llama adolescencia.
Pero en relación a la edad crítica que media 2. HSH y climaterio
el paso de la vida adulta a la vejez no hay La intención de este apartado es señalar
consenso. Es bastante habitual denominarla y comentar, campo por campo, los cambios
menopausia, sin embargo este término no es más representativos de los que se producen
del todo correcto porque menopausia signifi- en el HSH durante el climaterio.
ca cesación de la menstruación, esto es, se
refiere a un hecho concreto gonadal, no al 2.1 Sexuación
proceso completo de envejecimiento. Se El proceso de envejecimiento comienza
produce por tanto una metonimia que ya es entre los treinta y los treinta y cinco años y
aceptada incluso por los diccionarios afecta a todo el organismo, no únicamente a
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EL CLIMATERIO EN LA MUJER 63

Modo femenimo -Comunes- Modo masculino

Sexuación: -Pérdida de vello púbico.


-Caracteres primarios: -Atrofia genital.
- ↓ lubrificación vaginal. - ↓ vol. líquido
-Atresia folicular. eyaculatorio.
- ↓ espermatogénesis.
-Modificaciones en genitales internos.
-Cambios en tej. blandos de cintura pelviana
-Atrofia tej. mamario y -Ginecomastia.
relajación tej. de sostén.

-Caracteres secundarios: -Hirsutismo. -Pérdida de vello


corporal y cabello.
- Canas.
-Arrugas faciales y en zonas expuestas al sol.
-Otras modificaciones en piel y anejos.
-Tendencia a la pérdida de la figura
corporal característica (intersexualidad morfológica).

Sexualidad: -Reajuste en la identidad sexual.

Erótica: -Modificaciones en el deseo sexual ( ↑ ó ↓ ).

Amatoria: -Se potencian, exploran o instauran amatorias no coitales.


-RSH (coito): -Posibles dificultades
-Posible dispareunia. eréctiles.
-Son necesarios más estímulos para inicio fase de excitación.
- ↓ vigor de contracciones orgásmicas.
- ↑ periodo refractario.

Esquema 2. Cambios más representativos del HSH, según los campos, durante el climaterio femenino y
masculino.

los elementos sexuados y sexuantes; estable- embargo, no hemos de perder de vista que
cer fronteras en situaciones concretas, como cualquier cambio en la esfera corporal puede
la menopausia, no es realista. La menopau- afectar al hecho sexual, ya que las estructu-
sia constituye una especie de “marca” del ras que permiten que nos vayamos sexuan-
envejecimiento, pero sólo en el sentido de do, viviendo este hecho, deseando y rela-
que establece el final de la etapa reproducti- cionándonos como seres sexuados, abarcan
va de la mujer; las modificaciones propias más de lo que es habitual considerar desde
del envejecimiento comienzan mucho antes un modelo puramente reproductivo (hormo-
y continúan hasta el final de la vida. nas-gónadas-genitales).
Además, el envejecimiento transcurre lenta- No nos vamos a detener en los procesos
mente, de tal forma que las adaptaciones de sexuación que definen y acompañan al
físicas y psicológicas son progresivas. climaterio porque son tratados en profundi-
Cuando se habla del HSH durante el clima- dad por autores especializados en libros de
terio se suele hacer hincapié en los cambios fisiología7, pero sí quisiéramos señalar que
que afectan a la respuesta sexual genital. Sin no todos los cambios en las estructuras invo-
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64 JUAN J. GÉRVAS Y MÓNICA DE CELIS

lucradas en el hecho sexual que se atribuyen Según estos argumentos, la menopausia


a los cambios en las hormonas sexuales que no tiene las mismas consecuencias en todas
acompañan a la cesación de la actividad las mujeres, con lo que la sintomatología
ovárica están debidamente acreditados. asociada al climaterio mostrará una enorme
Como ya hemos señalado, parece que estos variabilidad, también en los cambios que
cambios comienzan mucho antes de que ni implican a la sexuación.
siquiera se modifiquen los niveles hormona-
les y que son debidos al envejecimiento. Por 2. 2 Sexualidad
ello, son múltiples los procesos fisiológicos Al estar la menopausia considerada
que modifican su actividad teniendo todos como “marca” del envejecimiento, constitu-
ellos repercusión en el hecho sexual. Como ye un momento vivencialmente complejo, en
ejemplo de esta discutida atribución, e insis- el que la mujer ha de redefinir su identidad
tiendo previamente en la dificultad de con- sexual, y hacer una especie de duelo por su
cretar cuáles son los cambios que se produ- juventud y fertilidad perdidas. No se tiene
cen en las estructuras sexuadas y sexuantes en cuenta que la identidad sexual sólo en
de la mujer como consecuencia directa de la cierta medida está cristalizada desde la
deprivación de estrógenos, se suelen aceptar infancia: lo que ser mujer significa para una
comúnmente la disminución de lubricación mujer concreta no está de ninguna manera
vaginal y la atrofia de las paredes vaginales establecido para siempre en ningún momen-
como directamente relacionadas, siendo la to de su vida. Desde niña, pasando por la
vagina la estructura de los órganos genitales adolescencia, juventud, madurez, hasta la
más afectada por el descenso de estrógenos. vejez, la vivencia de ser una mujer está en
La afectación en el hecho sexual que estos permanente acomodación a nuevas realida-
procesos de atrofia pueda conllevar es una des, nuevos retos, nuevas dificultades. El
de las indicaciones clásicas de la terapia climaterio es, desde esta visión de la sexua-
hormonal postmenopaúsica. Sin embargo, lidad dentro de un proceso, otra etapa más,
parece que en algunos aspectos de la atrofia no necesariamente excepcional, que será
genital las hormonas de reemplazo sólo afrontada con el bagaje de las experiencias
mejoran los síntomas, pero no alteran los anteriores y que puede ser vivida con mayor
cambios. También parece que las mujeres o menor problemática dependiendo del
que son castradas quirúrgicamente no sufren hecho biográfico de cada mujer.
en el mismo orden los procesos de atrofia La vivencia del hecho sexual humano
que las mujeres climatéricas, lo que podría durante el climaterio es, por ello, muy varia-
indicar que resulta abusivo atribuir todos los ble, y los factores individuales suelen dar
cambios al descenso de estrógenos. Además, cuenta mejor que cualquier generalización.
si bien la cesación de actividad de los ova- La manera en que la mujer ha vivido su
rios conlleva un déficit en la producción de hecho sexual a lo largo de su biografía suele
estrógenos, no debemos olvidar que las glán- ser un buen predictor de cómo va a afrontar
dulas suprarrenales y los mismos ovarios los cambios relativos al envejecimiento y
persisten en la producción de andrógenos, los cómo éste va a incidir en su hecho sexual.
cuales son aromatizados a estrógenos, de Esto no quiere decir que no debamos consi-
menor actividad biológica, en los tejidos adi- derar cuestiones de orden sociocultural que
poso y nervioso; con ello, aunque disminuya hacen de filtro entre la percepción de los
la producción de estrógenos no cesa total- cambios corporales asociados al climaterio y
mente su actividad. Es bien sabido que en las el significado que la mujer les atribuye. No
mujeres con mayor proporción de grasa cor- olvidemos que en otras culturas la menopau-
poral esta transformación se ve favorecida. sia no parece ir asociada a los mismos sínto-
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EL CLIMATERIO EN LA MUJER 65

mas que en la nuestra. Dentro de nuestras sexualidades climatéricas. (Sarrel, 1982;


sociedades primermundistas hay una fuerte Winn y Newton, 1982; von Sydow, 1992;
tendencia cultural a reservar a los jóvenes la Fooken, 1994; Punyahotra y Street, 1998;
cualidad de sexuados por excelencia, con la Wright, 1998; Jiménez y Pérez, 1999).
consecuente consideración de los viejos
como seres asexuados que carecerían de 2.3 Erótica
vivencia alguna relativa a su hecho sexual Uno de los signos asociados a envejeci-
fuera de los roles encomendados para esa miento, y en concreto al periodo climatérico,
franja de edad. En el caso de las mujeres más relatados es el del descenso del deseo
esta limitación habría sido particularmente sexual. Se suele asociar, en el caso de la
marcada, en cuanto a que los caracteres que mujer, con el descenso de estrógenos propio
identificarían la “feminidad” están fuerte- de la menopausia, obviándose el papel favore-
mente asociados con la forma física de la cedor del deseo sexual que puede tener el
juventud y la fertilidad. El menoscabo de desequilibrio en la relación testosterona/estró-
éstas, propio del envejecimiento, sería así geno que se produce en el climaterio.
vivido por muchas mujeres mayores como Tampoco se puede pasar por alto el hecho de
un proceso de pérdida de feminidad, de su que la relación entre los niveles hormonales
propia condición de mujer; no en vano, el y el deseo sexual no es directa, sino que está
pionero en el entendimiento de la menopau- mediada por muchos factores, entre los que
sia como proceso morboso, Wilson, tituló hay variables de tipo social y psicológico.
una de sus obras Feminine forever (Wilson, En este sentido, existen estudios que dan
1966). Así, durante el climaterio, los cam- cuenta de esta realidad, considerando como
bios corporales asociados al envejecimiento mejores predictores del mantenimiento del
y a las modificaciones hormonales son inter- deseo a lo largo del climaterio la existencia
pretados por muchas mujeres como el de relaciones amatorias, el buen estado sub-
comienzo del fin, no ya de su amatoria, sino jetivo de salud, y otras variables (López y
del periodo en que se podían considerar Olozábal, 1998).
mujeres con pleno derecho. En este sentido, Muchos de los cambios asociados al
parte de las quejas somáticas de algunas envejecimiento pueden producir disfuncio-
mujeres climatéricas pueden ser entendidas nes eróticas, ya sea a través de una altera-
como un malestar ligado a la ansiedad que ción de los niveles hormonales, ya sea blo-
genera este reajuste de su identidad sexual. queando la erótica del individuo por la reac-
Incluso hay estudios que señalan que la acti- ción emocional de éste a los cambios que
tud negativa frente a la menopausia puede experimenta. Pueden ser vividos por la
ser un buen predictor de la posterior apari- mujer como merma de su atractivo físico y
ción de sintomatología como fatiga, irritabi- de su condición femenina, con la misma jus-
lidad y depresión. tificación que comentábamos al hablar de la
Por supuesto que los modelos de femini- sexualidad; esta vivencia probablemente
dad están modificándose, y cada vez existe incidirá negativamente sobre su erótica y
más variedad de referentes identificatorios, sobre la evolución de los procesos de base.
pero aún así, la equiparación entre juventud No hay que olvidar que la mujer puede con-
y feminidad sigue siendo determinante. trastar lo que teme con la realidad –en sus
Habrá que ver cómo van evolucionando relaciones, por ejemplo, si su envejecimien-
estos modelos en la medida en que se produ- to corporal produce rechazo en su pareja– lo
cen cambios en los roles sexuales y si, junto que innegablemente hará descender aún más
con el progresivo envejecimiento de la su autoestima y, consecuentemente, afectará
población, generan nuevas alternativas a las negativamente a su deseo.
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66 JUAN J. GÉRVAS Y MÓNICA DE CELIS

Aún teniendo en cuenta todo lo anterior, ralizada de que se produce un descenso del
que podría justificar la presunción de un deseo sexual en el climaterio. Sí parece
descenso del deseo sexual en la mujer cli- comprobado que la experiencia de una vida
matérica, queremos señalar que muchas sexual satisfactoria contribuye a enriquecer
veces esta suposición se basa en observacio- la erótica a pesar de todos los factores de
nes referentes a la conducta, lo que cierta- envejecimiento que puedan incidir negativa-
mente limita el campo que se pretende des- mente. Precisamente la vejez, de la que la
cribir. Se suele considerar que la falta de menopausia se considera un anticipo, suele
relaciones coitales indica falta de deseo caracterizarse por una dificultad de expresar
sexual, cuando esta carencia de relaciones los deseos pero no por su ausencia (como da
coitales puede estar indicando solamente cuenta la sabiduría popular con la triste
falta de deseo de tener relaciones coitales expresión de “viejo verde”). En el caso con-
(por evitación del coito debido a molestias creto del coito, la existencia de una pareja
relacionadas con él, por preferencia de otro con la que se ha establecido una relación
tipo de relación, por conflictos de pareja), o amatoria satisfactoria suele ir asociada al
ser debida a la carencia de una pareja idó- mantenimiento del deseo de practicarlo. Este
nea. No necesariamente a falta de deseo. deseo también puede verse estimulado
Cuando los estudios afinan un poco más, y durante el climaterio, como en los casos en
tienen en cuenta otro tipo de “conductas que la imposibilidad de concepción libera a
sexuales”, como pueden ser relaciones no la mujer de preocupaciones que podían estar
coitales o masturbación en solitario, no sue- resultando inhibidoras de su erótica.
len tener en cuenta factores socioculturales (Bachmann y cols, 1985; Bachmann y
de la población concreta de la que están Leiblum, 1991; Koster y Garde, 1993;
hablando. Una mujer española que tenga McCoy, 1998; Mouchamps y Gaspard,
sesenta años en la actualidad ha nacido en 1999).
los años cuarenta y ha tenido muchas proba-
bilidades de sufrir una educación muy repre- 2.4 Amatoria
siva en materia sexual; ello posiblemente le Prácticamente todas las investigaciones
dificulte el reconocimiento de prácticas tra- realizadas sobre el modelo de lo que se ha
dicionalmente consideradas inadecuadas, venido a llamar, desde Masters y Johnson,
cuando no insanas, y haga que responda ante Respuesta Sexual Humana (con sus fases de
una pregunta sobre su deseo sexual desde la excitación, meseta y orgasmo), coinciden en
suposición de que se espera que no lo tenga. describir una lentificación de ésta en los dos
Continuando la exploración en el campo modos durante el climaterio. En el caso de la
de la erótica, ésta no tiene por qué tener mujer las modificaciones genitales asociadas
necesariamente un componente conductual; a la fase de excitación pueden hacerse más
el terreno de las fantasías puede estar muy lentas y requerir más estímulos; las prácticas
desarrollado en mujeres que aparentemente coitales pueden afectarse por la pérdida de
no manifiestan interés sexual alguno y que distensión de la vagina y el orgasmo verse
difícilmente admitirán que lo despliegan en modificado en su frecuencia y en sus signos
el plano de la imaginación. Parece importan- acompañantes (p.e.: disminuir el vigor de las
te hacerse la pregunta de si tenemos los ins- contracciones musculares).
trumentos teóricos y metodológicos necesa- Sin embargo, estos cambios por sí solos
rios para poder investigar con propiedad en no tienen por qué suponer un abandono de la
este campo del hecho sexual humano. amatoria, e igual que en el caso de la eróti-
Visto todo esto, creemos que no se puede ca, los estudios que relacionan los cambios
aceptar acríticamente la suposición tan gene- asociados al envejecimiento con un abando-
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EL CLIMATERIO EN LA MUJER 67

no de las “prácticas sexuales” suelen partir en la medida en que en la mente de éstos su


de modelos muy simplistas que no registran erótica y su amatoria no existen, tampoco se
la gran variabilidad de la amatoria. Si redu- les facilitarán. López (1996) señala, con
cimos la “conducta sexual” al coito, éste acierto, que el rechazo de los hijos a la
puede estar dificultado por la existencia de expresión del hecho sexual de sus padres
dispareunia o de inapetencia en la pareja; mayores no es más que la consecuencia de
pero al incluir en la amatoria todas las con- las actitudes negativas hacia el hecho sexual
ductas que se asocian al hecho de ser sexua- que sus padres les inculcaron a lo largo de
do, tal vez no podamos concluir tan simplifi- su educación, lo que, en último término, nos
cadoramente que el envejecimiento se asocia lleva de nuevo a incidir en la necesidad de
de manera natural con un descenso de la fre- tener siempre en cuenta el hecho biográfico.
cuencia de “relaciones sexuales”. En resumen, una mujer climatérica, que
Más importante aún que los cambios en cuente con una buena relación de pareja,
la Respuesta Sexual Humana asociados al carezca de problemas físicos incapacitantes
climaterio, son las condiciones físicas, psi- y tenga una situación vital que le permita
cológicas y sociales en las que la mujer se una cierta autonomía en sus relaciones
enfrenta a esta etapa de su vida. Los proble- sociales, probablemente se encontrará
mas de salud asociados con el envejecimien- durante el climaterio en uno de los mejores
to pueden limitar el encuentro sexual. La momentos de su vida para explorar y ejercer
creencia de la mujer en la inconveniencia de la amatoria. Existen, por demás, estudios
mantener su amatoria en la vejez o a partir que apuntan a que el mantenimiento de rela-
de la menopausia puede hacerla retirarse de ciones coitales regulares protege de la falta
su práctica. No en vano habrá oído a lo largo de lubricación vaginal asociada al descenso
de su vida que eso del sexo es para los jóve- de estrógenos. (Rentzsch y Boblan, 1982;
nes, aún cuando su deseo sexual se manten- Lauritzen, 1983; Rudelstorfer y Riss, 1987;
ga intacto. La falta de pareja constituye uno Mooradian y Greiff, 1990; Youngs, 1990;
de los problemas más dramáticos del enveje- Hawton y cols, 1994; von Sydow, 2000).
cimiento, y la mujer, que frecuentemente se
empareja con hombres mayores que ella, se 3. Dificultades sexuales
encuentra en muchas ocasiones pasando por en el climaterio
el climaterio sola o con una pareja con difi-
cultades para establecer encuentros sexuales, 3.1 “Dificultad” frente a “trastorno”
especialmente si se asocian éstos inevitable- El modelo del HSH permite hacer dife-
mente al coito. rentes lecturas según desde qué campo se lea
Otra cuestión de primera importancia se y según el plano de referencia que se prime;
refiere al problema de la autonomía. Parte sin embargo, la idea más importante es la de
de los datos relativos a los cambios en la que se trata de un mapa del territorio general
amatoria propios del climaterio se extrapo- del HSH, y no de un mapa de trastornos, de
lan de estudios sobre la conducta de las patología (Amezúa, 1999). Las interseccio-
ancianas, muchas de las cuales carecen de nes entre planos y campos permiten entender
medios para llevar una vida independiente. el HSH en su complejidad y diversidad, y
¿Puede una mujer mayor, soltera, separada o nos muestran que una manifestación concre-
viuda, ejercer su amatoria libremente en una ta de ese hecho en un individuo se entiende
residencia para la tercera edad? ¿Y en casa dentro de la totalidad, nunca aislada o des-
de sus hijos? En nuestra sociedad el hecho contextualizada. Es cierto que el signo con-
sexual de las personas mayores no autóno- creto que estemos estudiando cobra sentido
mas está bajo la tutela de sus cuidadores, y en un sistema diagnóstico y que, evidente-
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68 JUAN J. GÉRVAS Y MÓNICA DE CELIS

mente, la patología sexual existe, teniendo nes más o menos complicadas, incluso
su nosología una utilidad innegable. Pero imposibles de franquear, que le hagan dete-
quisiéramos hacer hincapié en otra lectura, nerse o le impidan el desarrollo de su salud
la biográfica, en la que un fenómeno aislado sexual. Es en ese sentido en el que vamos a
es explicable desde la consideración de la hablar de “dificultades” sexuales, y dejamos
totalidad del individuo, en su existencia con- los términos “trastorno”, “disfunción” y
creta, con su contexto actual, su pasado, sus “patología” para la categorización concreta
límites, etc. Esto nos lleva a considerar que que el caso pueda requerir a lo largo de su
un modo (masculino o femenino) deviene en diagnóstico, tratamiento o evolución.
un trastorno de la identidad, un matiz en una
orientación egodistónica, o una peculiaridad 3.2 Demandas de consulta
en una parafilia, sólo en la medida en que el sobre el HSH durante el climaterio
conjunto queda distorsionado, sólo cuando Para estudiar las dificultades sexuales
existe disarmonía entre los elementos inte- durante el climaterio vamos a utilizar un
grantes del mapa o en su interacción con el esquema de clasificación de demandas de
medio. Esto significa, por ejemplo, que una consulta que nos ayuda a ordenarlas etiológi-
pareja puede vivir su amatoria de manera camente y a orientar su tratamiento (Gérvas
satisfactoria, aún cumpliendo criterios de y de Celis, 2000). Aún reconociendo que no
eyaculación precoz o de cualquier otro tras- se trata de una clasificación exhaustiva, y
torno de la DSM-IV, siempre que encuentre siendo conscientes de la simplificación y
la manera de hacer compatibles sus deseos y solapamiento de categorías que conlleva, nos
necesidades con su realidad, con sus cir- proporciona, junto con el mapa del HSH, un
cunstancias personales (la práctica clínica referente adecuado para comenzar a entender
así nos lo demuestra, incluso en otras áreas y atender las dificultades que puede encon-
de la salud). trar una mujer durante su climaterio.
El desarrollo histórico de la Sexología y
disciplinas afines ha venido dando cuenta de La clasificación es la siguiente:
esta evolución hacia el entendimiento no
normativo, no patologizante por tanto, del I) DEMANDAS SUSCEPTIBLES
HSH. Desde Krafft-Ebbing hasta hoy en día, DE TRATAMIENTO MÉDICO
se ha recorrido un largo trecho en la direc-
ción de considerar variaciones normales I-A/ Las secundarias
muchas expresiones del hecho sexual que se a problemas orgánicos
consideraban patológicas. Pero no se trata Serían éstas demandas surgidas de dificul-
aquí de propugnar un desplazamiento de la tades planteadas por enfermedades asociadas
frontera que separa la patología de la salud, al envejecimiento. En estos casos existe un
sino más bien de proponer un modelo que trastorno que daña la integridad física de los
pueda dar cuenta de la gran diversidad de órganos y sistemas que intervienen en la
estructuras y manifestaciones que acom- expresión del hecho sexual. Casi todas las
pañan al ser sexuado, sin que el criterio enfermedades afectan a la salud sexual en
patologicista se convierta en el eje alrededor mayor o menor medida, pero cabe citar, por
del cual se teja la conceptualización, como su frecuencia en este periodo de la vida, la
exige cualquier modelo que ofrezca un refe- cardiopatía isquémica, la diabetes, los proce-
rente de “sexualidad normal”. Se trataría sos neoplásicos, los ACVA, los problemas
más bien de considerar que en el recorrido reumatológicos y el sobrepeso. Como ya
biográfico uno puede encontrarse obstácu- hemos señalado, la presencia de enfermedad
los, modificaciones, variaciones o alteracio- es uno de los factores, junto con la disponibi-
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I) DEMANDAS SUSCEPTIBLES DE TRATAMIENTO MÉDICO:

I-A/ Las secundarias a problemas orgánicos.


Ejemplos: cardiopatía isquémica, diabetes, procesos neoplásicos, ACVA, problemas reumatológicos,
sobrepeso,...
I-B/ Las secundarias a tratamientos.
Ejemplos: 1/Fármacológico: inhibición del deseo por betabloqueantes; retardo o inhibición del orgas-
mo por IMAOs; disminución de la lubrificación vaginal por antihistamínicos o anticolinérgicos; qui-
mioterapia; 2/Médico: diálisis; radioterapia; y 3/Quirúrgico: mastectomía; histerectomía;...

II) DEMANDAS ABORDABLES MEDIANTE EDUCACIÓN


Y ASESORAMIENTO SEXOLÓGICOS:

II-A/ Las propias de educación sexual.


Ejemplos: información sobre mitos y creencias respecto al climaterio; consultas sobre cambios asocia-
dos a la menopausia: fisiología, anatomía, psicología,etc; expectativas poco realistas o falta de infor-
mación; solicitud de información sobre efectos secundarios de enfermedades o tratamientos en la esfe-
ra sexual (incluyendo tratamiento hormonal postmenopaúsico); prevención de ETS; reinicio de la ama-
toria tras enfermedad;...
II-B/ Las dificultades sexuales asociadas al ciclo vital.
Ejemplos: dudas sobre las modificaciones de la amatoria con la edad; problemas o dificultades con la
asimilación y readaptación a los cambios;...
II-C/ Las secundarias a problemas orgánicos crónicos o invalidantes.
Ejemplos: pacientes con lesiones medulares; diabéticas de larga evolución; esclerosis múltiple; psoria-
sis; grandes quemados; enfermedades congénitas;...

III) DEMANDAS SUSCEPTIBLES DE TRATAMIENTO SEXOLÓGICO.

III-A/ Las secundarias a problemas psicopatológicos.


Ejemplos: depresión (¿incluida depresión menopaúsica?), psicosis, estrés psicológico, adicciones;...
III-B/ Las dificultades propias de la vida sexual.
Ejemplos: : deseo sexual inhibido; vaginismo; problemas de identidad sexual; conflictos de pareja;...

Esquema 3. Clasificación de demandas de consulta de dificultades sexuales durante el climaterio y pro-


puesta de abordaje.

lidad de pareja, que más condicionan los cam- por el médico –que no está habituado en su
bios en el HSH durante el climaterio. práctica a tomarlas en consideración–; y si
(Mooradian y Greiff, 1990; Olazábal, 1990). añadimos a esto el hecho de que desde este
Es importante manejar a tiempo y ade- ámbito de actuación sanitaria difícilmente se
cuadamente las dificultades y problemas accede al sexólogo, habitualmente estas
sexuales que estas enfermedades producen demandas simplemente no existen.
para evitar su cronificación (identificación
precoz, diagnóstico diferencial, etc...). Sin I-B/ Las secundarias a tratamientos
embargo, muchas veces no son tenidas en El efecto adverso de muchos tratamientos
cuenta ni por la paciente –que las suele con- farmacológicos, médicos o quirúrgicos sobre
siderar consustanciales a su enfermedad– ni la esfera sexual es bien conocido. Por ejem-
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70 JUAN J. GÉRVAS Y MÓNICA DE CELIS

plo, en el caso de los farmacológicos, inhibi- abordado desde una perspectiva humanista, la
ción del deseo por betabloqueantes, retardo o tendencia habitual es la de considerarlo un
inhibición del orgasmo por IMAOs, disminu- periodo de declive, un punto de inflexión hacia
ción de la lubrificación vaginal por antihis- la muerte. Quizás por ello está rodeado de
tamínicos o anticolinérgicos, quimioterapia; oscurantismo, con lo que los mitos y falsas
de entre los médicos, podríamos señalar los creencias se encuentran muy arraigados y pue-
efectos de la diálisis o la radioterapia; y en den condicionar negativamente su vivencia. Es
cuanto a los quirúrgicos, la mastectomía y la muy común pensar que el deseo sexual decli-
histerectomía pueden tener serias repercusio- na, que la capacidad fisiológica para la amato-
nes negativas sobre el hecho sexual. (Degen, ria se ve mermada, que tener interés sexual a
1982; Milde y cols, 1996; Wilmoth y Ross, esta edad ya no es adecuado, etc... Por tanto, es
1997; Hallowell, 1998; Bobes y cols, 1999; importante que las mujeres reciban educación
Bruner y Boyd, 1999; Gutiérrez y Stimmel, sexual y asesoramiento sobre el climaterio
1999). Sin embargo, resulta difícil establecer para evitar que las creencias infundadas afec-
hasta qué punto la instauración de un proceso ten negativamente a su salud sexual; no olvi-
de deterioro de algún aspecto de la vida demos que la predisposición negativa a aceptar
sexual de la paciente se debe al tratamiento, a los cambios asociados a este periodo de la vida
las dolencias que se están tratando, a factores puede favorecer la aparición de síntomas psi-
relacionados con las repercusiones emociona- cológicos. (Kingsberg, 1998; López y
les de la enfermedad, o incluso a otros efectos Olazábal, 1998; Punyahotra y Street, 1998;
secundarios del tratamiento que terminan Jiménez y Pérez, 1999).
repercutiendo en la salud sexual (por ejemplo, Hay otro tipo de demandas encuadradas
cambios en la imagen corporal o alteraciones dentro de este epígrafe que son una petición
vegetativas). Es cierto que todas estas modifi- de ayuda al sexólogo acerca de cómo afron-
caciones son difíciles de concretar, pero las tar una situación planteada en la vida sexual
señalamos para poner de relieve que la de la paciente a partir de una enfermedad o
paciente reacciona de manera global frente a tratamiento. Un ejemplo claro de este tipo lo
la enfermedad y frente al tratamiento y su constituye la rehabilitación de la mujer ova-
dimensión sexual se ve afectada de múltiples rectomizada. Ya hemos mencionado la nece-
maneras que deben ser consideradas de forma sidad de incorporar a la rehabilitación de
sistemática cuando la tratemos8. Cuando sea este tipo de paciente educación y asesora-
posible establecer que las dificultades sexua- miento sexológicos.
les de una paciente se deben a los efectos
colaterales de algún tratamiento, está claro II-B/ Dificultades sexuales
que su sustitución es lo ideal. Si este reempla- asociadas al ciclo vital
zo no es posible, es preciso proveer a la En este apartado se encuadran demandas
paciente de una adecuada información y ase- que, aun pudiéndose incluir en otros, tienen
soramiento sexológicos sobre los ajustes que como característica propia que reflejan difi-
puede hacer en sus encuentros sexuales para cultades generadas por la aparición de los
minimizar el efecto negativo del tratamiento. cambios en el HSH asociados al climaterio
expuestos en el segundo apartado de este
II) DEMANDAS ABORDABLES artículo. Estos cambios vendrían a perturbar
MEDIANTE EDUCACIÓN Y el inestable equilibrio logrado en el periodo
ASESORAMIENTO SEXOLÓGICOS anterior. Muchos de ellos son asumidos e
II-A/ Las propias de educación sexual integrados por la mujer sin que se planteen
Ya hemos señalado que el climaterio es un mayores dificultades; otros, como ya hemos
periodo de la vida que no siempre ha sido señalado, pueden necesitar alguna aclaración
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EL CLIMATERIO EN LA MUJER 71

o información, sobre todo si son vividos Querríamos señalar en este apartado que
como modificaciones irreparables o condi- compartimos la opinión de algunos autores
ciones degenerativas. Hay, sin embargo, sobre la patologización que está sufriendo
cambios asociados a la maduración y el esta etapa de la vida; parecería que existiera
envejecimiento que constituyen factores de un interés en convertir este periodo vital más
estrés, en la medida en que pueden repercu- o menos difícil en una enfermedad con sus
tir muy negativamente en la autoestima y tratamientos concretos. Muchas de las
convertirse en fuente importante de ansie- demandas sobre las dificultades que el cli-
dad, especialmente cuando no existe un materio produce en el HSH no son más que
buen conocimiento del proceso que está interpretaciones sesgadas e incorrectas de
teniendo lugar. Por supuesto, estos cambios toda la información que sobre esta patología
afectan también al hecho sexual; por ejem- se recibe. En estos casos, a los profesionales
plo, si una mujer durante el climaterio –en sanitarios no parece importarnos el hecho de
una etapa en la que está tratando de adaptar- convertimos en un factor iatrogénico más,
se a multitud de cambios, redefiniendo la con la característica particular de tratarse de
relación con su pareja, cuando los hijos ya un factor que lleva asociado el remedio de
están fuera de casa y tal vez esté a punto de la enfermedad que causa (Mora, 1996).
ser abuela– pasa por una etapa de inhibición
del deseo –o de simple disminución de la II-C/ Las secundarias a problemas
motivación por el encuentro amatorio (pro- orgánicos crónicos o invalidantes
ceso que suele ser más frecuente que un cua- Algunas de las enfermedades recogidas en
dro de inhibición del deseo clásico)– que el apartado I-A/ de la clasificación pueden
pudiéramos considerar propia de la edad y evolucionar hacia un deterioro casi irreversi-
en principio pasajera, puede llegar a consi- ble de la erótica y/o amatoria (diabetes, cán-
derar que se trata del primer indicio de que cer, alteraciones vasculares, artrosis).
el fin de su amatoria se acerca, lo que posi- Además, ciertos tratamientos, especialmente
blemente la deprimirá y llevará a evitar cual- los oncológicos, pueden dañar de manera irre-
quier encuentro sexual, y acabará conven- parable estructuras fundamentales de las invo-
ciéndose de que, como habrá escuchado lucradas en la amatoria de la paciente, así
muchas veces en su entorno, el envejeci- como en su identidad sexual (mastectomías).
miento trae consigo más bien pronto que Existen también situaciones traumáticas
tarde el ocaso de toda erótica y amatoria. No (lesiones medulares, amputaciones) que pue-
es difícil que desde aquí se establezca una den limitarla en muchos aspectos. En algunos
inhibición del deseo –o una amotivación por casos, a las limitaciones en la vida sexual de
el encuentro– más o menos permanente y la paciente determinadas de manera directa
especialmente si su pareja, posiblemente en por la enfermedad se añaden depresión, ansie-
el mismo periodo vital y con sus propias dad, baja autoestima y expectativas muy pesi-
dificultades, evita los encuentros sexuales mistas en relación con cuáles son las posibili-
para eludir tensiones. dades de recuperación o de llevar una vida
En este tipo de situaciones, es importante sexual satisfactoria. Estas reacciones emocio-
darle sentido biográfico a los cambios que nales frente a la enfermedad dificultan la recu-
angustian a la mujer, ayudarla a que no los peración en todos los aspectos, aunque más en
vea como una pérdida irreparable o una con- el sexual, puesto que en parte por desconoci-
dición degenerativa. Muchas de estas difi- miento, en parte por problemas de actitudes
cultades son consecuencia de desplazamien- del personal sanitario, no se le presta atención,
tos de la angustia que el envejecimiento pro- mientras que en otras esferas la información y
duce. (Barrett, 1989; Nijs, 1998). rehabilitación de la paciente se abordan de
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72 JUAN J. GÉRVAS Y MÓNICA DE CELIS

manera sistemática. Parece oportuno ocupar- agudas. Algunas son un síntoma más de un
nos de la salud sexual de estas pacientes, cuadro psiquiátrico, contribuyendo a sus cri-
incluso durante el climaterio. (Binik y Mah, terios diagnósticos, como la falta de deseo
1994; de Rios y cols, 1997; Gupta y Gupta, en la depresión mayor; otras están ligadas a
1997; Westgren y cols, 1997; Hovata, 1999; la cronificación de un trastorno, como las
Sawyer y Roberts, 1999). derivadas de conflictos de pareja causados
Lógicamente, ante este tipo de casos por el deterioro de la paciente; otras, inclu-
resulta fundamental una evaluación más so, pueden ser un intento de mantener el
específica del experto en Sexología con obje- equilibrio dentro de un cuadro grave, como
to de facilitar una rehabilitación que permita ciertas disfunciones o delirios de cambio de
a la paciente sacar partido de los aspectos identidad sexual en pacientes con cuadros
conservados de su respuesta sexual. Esto no psicóticos. Algunas de estas dificultades
excluye que pueda requerir tratamiento adi- sexuales podrían ser abordadas con éxito
cional por parte de otro especialista (psicote- desde una terapia sexológica, siempre que se
rapeuta, fisioterapeuta) que le ayude a aceptar pueda sostener su compatibilidad con el tra-
sus limitaciones actuales y a manejar las tamiento que la dolencia psicopatológica de
emociones que su estado físico le provoca. base requiera.
Cualquier persona sigue estando sexuada Por otro lado, no existe evidencia clara
sean cuales sean las circunstancias por las en la literatura médica de que durante el cli-
que atraviese, y el no reconocimiento, cuando materio se produzca un aumento de la inci-
no la negación, de esta dimensión fundamen- dencia de problemas psicopatológicos (más
tal de su vida empeora muchas veces su sufri- allá de los problemas derivados de la adapta-
miento, especialmente si no encuentra en su ción a este ciclo vital y que han sido comen-
entorno más próximo la posibilidad de discu- tados en el punto anterior); sin embargo,
tir con personas bien informadas y receptivas aunque su incidencia no se incrementara res-
a las limitaciones que está soportando. Por pecto al resto de la población en otras etapas
supuesto que la reacción de cada persona ante vitales, debemos tenerlos en cuenta como
la limitación de su vida sexual que alguna de factores con gran influencia sobre el HSH,
las condiciones descritas puede llegar a impo- más aún en este periodo de inestabilidad
ner es muy variable. Desde mujeres que pue- generalizada. (Youngs, 1990; Montgomery y
den perder todo interés por este aspecto de su Studd, 1991; Teuchs y cols, 1995; Pearce y
vida, y se concentran en conseguir una buena Hawton, 1996; Jiménez y Pérez, 1999).
adaptación en otros, hasta aquéllas que consi-
derarán que las repercusiones que la enferme- III-B/ Las dificultades propias
dad o traumatismo han tenido sobre su amato- de la vida sexual
ria constituyen problemas fundamentales en Entrarían dentro de este apartado deman-
su rehabilitación. Esto no hace sino reflejar, das de pacientes que sufren alguna dificultad
por otra parte, la importancia relativa que la sexual que no es consecuencia específica del
dimensión sexual tiene según las personas. climaterio ni producto del curso de enferme-
dad o condición congénita, ni de tratamiento
III) DEMANDAS SUSCEPTIBLES alguno. Estas demandas deben ser atendidas
DE TRATAMIENTO SEXOLÓGICO: por un experto que asesore acerca de qué
medidas tomar. Muchas pueden estar encu-
III-A/ Las secundarias biertas tras una queja somática, normalmen-
a problemas psicopatológicos: te relacionada con las típicas de este ciclo, y
Muchos trastornos psicopatológicos cur- aparecer sólo en primer término la cuestión
san con dificultades sexuales más o menos principal tras el correspondiente procedi-
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EL CLIMATERIO EN LA MUJER 73

miento diagnóstico. En este apartado se menopausia. Es curioso que el trabajo que


incluyen las llamadas disfunciones sexuales situó a la menopausia como centro y causa
de causa psicógena, pero también, entre de la pérdida de la condición de mujer y que
otros, los conflictos asociados a la identidad propuso la terapia hormonal farmacológica
sexual o a una orientación erótica egodistó- como sustituta de la función gonadal para
nica. (Masters y Johnson, 1972; Kaplan, evitar dejar de ser mujer (al menos transito-
1985; APA, 1995; Nijs, 1998). riamente), tenga, treinta años después, título
especular del que repite un planteamiento
4. La edad crítica en el modo masculino parecido con los hombres: Feminine forever
El ciclo biológico y vital es independien- y Forever young (Wilson, 1966; Bilger,
te de los modos: hombres y mujeres pasan 1995). Se crea una entidad fisiopatológica
por todas las etapas del ciclo vital antes o de lo que en realidad es, que no es poco, un
después. Por lo tanto, parece indudable que momento vital crítico: el paso a la vejez.
existe un climaterio masculino: sería el
escalón fisiológico que debe superarse entre 5. Conclusiones
la madurez y la vejez; con características • El Hecho Sexual Humano se entiende
comunes y diferenciales del de la mujer. como hecho biográfico, de tal modo que su
Respecto al HSH, en líneas generales, el cli- comprensión sólo es posible dentro del
materio en el hombre conlleva un proceso de marco del ciclo vital del sujeto.
cambio en los distintos campos mucho más • El proceso de envejecimiento, estricta-
gradual en intensidad y en el tiempo que en mente hablando, comienza desde la concep-
el caso de la mujer. El que no exista una ción, afecta a todas y cada una de las células
cesación repentina de la función reproducti- del organismo y conlleva cambios progresi-
va no es óbice para que el proceso de enve- vos a los que el individuo va adaptándose
jecimiento se exprese en el organismo y física y psicológicamente de manera gra-
podamos encontrar modificaciones en todos dual. En este contexto la menopausia es
los campos y dificultades en el caso de no parte de un proceso más global de envejeci-
conseguir adaptarse. En el Esquema 2 se miento reproductivo.
detallan algunos de estos cambios. • Si bien en todas las mujeres podemos
Lo que no podemos aceptar es la existen- identificar el momento de la cesación de la
cia en el modo masculino de una entidad menstruación, la menopausia, otros cambios
equivalente a la menopausia, la que se ha asociados al climaterio muestran gran varia-
comenzado a denominar andropausia 9 . bilidad en cuanto a sus manifestaciones.
Puesto que el modo no es una cualidad tran- Esto, a nuestro entender, no es más que una
sitoria, ni siquiera a nivel hormonal, ni la consecuencia de la diversidad propia del
mujer deja de ser tal por el hecho de que se hecho sexual humano.
extinga su función reproductiva, ni el hom- • Parece lógico que la diferente realidad
bre deja de serlo por el hecho de que se sociocultural en la que han desarrollado su
modifiquen a la baja, entre otras variables, hecho biográfico los hombres y mujeres que
sus niveles hormonales de testosterona, ni entrarán en periodo climatérico en los próxi-
siquiera en el caso de que cesara la esperma- mos años hará que su percepción y vivencia
togénesis. Mora (1996) denomina “tontería de los cambios asociados al envejecimiento
fisiológica” a la justificación, pretendida- sea distinta de la de aquellos individuos
mente científica, de la andropausia y piensa sobre los que hasta ahora se han realizado
que podríamos estar asistiendo al inicio de los estudios. Resulta necesario que la futura
un intento de patologizar el climaterio mas- investigación se adapte a esta nueva reali-
culino similar al que se produjo con la dad, teniendo en cuenta que tal vez nuevas
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74 JUAN J. GÉRVAS Y MÓNICA DE CELIS

realidades requieran nuevos modelos desde sus características propias de cada modo,
los que acceder a ellas. Factores como la tanto al hombre como a la mujer, entende-
incorporación masiva de las mujeres al trabajo mos que la noción de andropausia carece de
remunerado o la liberalización de las costum- sentido biológico alguno, ya que no existe
bres amatorias han de tener repercusión en el momento concreto en que se pueda identifi-
entendimiento de la realidad sexual de los car la cesación de la fertilidad en el hombre.
ancianos en las próximas décadas. Concederle entidad nos conduciría por el
• Si bien el concepto de climaterio, como camino de la patologización de los ciclos
escalón en el ciclo vital, es aplicable, con vitales.

Notas al texto
1 Se trata de un planteamiento general y somero, por lo que recomendamos leer el original si se desea
entrar en antecedentes, justificación y discusión teórica. Todos los entrecomillados corresponden a
extractos textuales del original.
2 Fuera de esta nueva formulación, ¿sabría definir sexo?, ¿y sexualidad? Si obviamos los significados
pornográficos comunes en el lenguaje de la calle, entre profesionales su significado depende de con-
ceptualizaciones sesgadas por la formación, las actitudes y el contexto profesional en el que se usen.
Por “sexo” puede entenderse genitales, acciones, espectáculos, orientaciones... ¿Ocurre lo mismo en
otras ciencias?.
3 En palabras de Magnus Hirschfeld: “El hombre completo y la mujer completa son en realidad sólo for-
mas imaginarias que tenemos que llamar en nuestra ayuda para poseer un punto de partida para los
estadios intermedios” (Hirschfeld, 1903). Recomendamos leer La evolución de la sexualidad y los
estados intersexuales de Gregorio Marañón (Marañón, 1990).
4 Sartre lo explicaba con las siguientes palabras: “Ser sexuado significa existir sexualmente para un
prójimo que existe sexualmente para mí... en tanto que él es otro para mí y yo soy otro para él”
(Sartre, 1983).
5 Los propios iniciadores de estos estudios señalaron: “Aunque la expresión o concepto de conducta
sexual signifique cosas muy distintas, en nuestro vocabulario, a los efectos de nuestro trabajo, será
usada para indicar exclusivamente la estimulación y excitación de los órganos genitales (...) Y por
ello tomamos la cópula como concepto central de esta obra” (Beach y Ford, 1969). Sin menoscabo
de que la conducta sexual pueda ser establecida como modelo aún a riesgo de limitarnos al igual
que lo hacen el modelo del Amor Pasión o del celibato. Si así lo estableciéramos, ¿qué ocurriría con
la Amatoria representada en obras y no en cópulas puntuadas en orgasmos?.
6 Menopausia (o menopausis)( gr.: menós -relacionado con menstruación-; gr. paûsis-cesación-):
cesación natural de la regla y periodo de vida, entre los 45 y los 50 años de edad, en que ocurre;
edad crítica; climaterio. Climaterio (gr.: klimaktér-escalón-): conjunto de fenómenos que acom-
pañan a la cesación de la función reproductiva de la mujer o la actividad testicular en el hombre
(Navarro-Beltrán, 1992).
7 Como lectura complementaria sugerimos el texto de Orlando Mora (1996).
8 Es importante tener en cuenta que la mayor parte de la investigación relativa a los efectos de los fár-
macos sobre la vida sexual ha sido enfocada principalmente en el modo masculino, entre otras razo-
nes por la mayor facilidad de objetivar algunos aspectos de su respuesta sexual, como señalan
Kolodny, Masters y Johnson (Kolodny, Masters y Johnson, 1982).
9 La palabra andropausia -aunque etimológicamente sea incorrecta- es recogida en los diccionarios y
definido como inicio del cese de la capacidad reproductiva en el hombre. v.g.: Andropausia ( gr.:
andrós -hombre-; gr. paûsis-cesación-): involución fisiológica de la función gonadal en el varón
(Navarro-Beltrán, 1992; Seco, 1999).
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Anuario de Sexología © Anuario de Sexología A.E.P.S.


2000 Nº 6, 79-126 ISSN:1137-0963

TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES PARA UNA


COMPRENSIÓN SEXOLÓGICA DE LA TRANSEXUALIDAD1.
José Ramón Landaarroitajauregui2 *

Este trabajo tiene tres partes. La primera es una introducción en la que el autor justifica la
pertinencia de la creación de nuevos términos. En la segunda el autor presenta dos concep-
tos centrales en Sexología Sustantiva. Éstos son: sexación y sexuación. La sexuación se
refiere al proceso de diferenciación sexual y la sexación se refiere al etiquetaje sexual. Se
exponen sus características, constituyentes y principios. Finalmente, en la tercera parte se
abordan algunas cuestiones teóricas y clínicas sobre transexuales.
Subyace un intento de poner orden a materiales científicos sobre la condición sexual (ser
hombre, ser mujer) que están dispersos, para lo cual se articula un universo semántico cohe-
rente y consistente constituido por términos específicos que sirven para hacer comprensiva
y comprensible la transexualidad y el sexo cerebral. Al final se ha incluido un glosario de
nuevos términos.

Palabras Clave: Teoría sexológica, Transexualidad, Sexología Sustantiva, Diferenciación


sexual cerebral, Sexuación, Sexación, Aspectos clínicos, Nuevos términos.

TERMS AN THINKING FOR A SEXOLOGICAL COMPREHENSION ON TRANSSEXUALITY


The following works consists of three parts. Firstly, in the introduction the author justifies
the need to create new words for a comprehensive material on transsexualism. Secondly,
the author presents and describes the characteristics, constituents and principles of two
essential concepts in Substantive Sexology: sexation, referred to sexual differentation pro-
cess; and sexuation, related to sexual labelling. Thirdly, the autor approaches to some of
the theoretical and clinical issues on transsexuals.
Underneath of this work lays the attempt of the author to draw up the rather scattred scien-
tific material on sexuality related to the sexual condition (being a man and being a woman).
In order to do so the author articulates a coherent and consistent semantic universe compo-
sed of specific terms which pave the way for transsexuality and cerebral sex to be compre-
hensive and comprehensible. Finally, a new terms glossary has been incorporated.

Keywords: Sexological Theory, Transsexuality, Substantive Sexology, Brain sexual diffe-


rentiation, Sexuation, Sexation, Clinical issues, New terms.

“La transexualidad es similar y está relacionada con las condiciones intersexuadas en que
la apariencia de los genitales no es congruente con el sexo cromosómico de la persona.
Como es obvio que se ha cometido un error identificando el sexo del niño al nacimiento, la
tarea de la medicina es rectificar esta situación como se rectifican otras discapacidades
congénitas”.
(Russell W Reid)3

* Centro de Atención a la pareja “Biko Arloak”, Erdikoetxo 1-C, entreplanta, 48014 Bilbao.
E-mail: biko1@correo.cop.es
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80 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

PARTE PRIMERA como lo que se siente, como lo que parece


ser. Las hemos tomado por categorías cientí-
Introducción ficas, pero no lo son. Pues tenemos ya cono-
cimiento científico suficiente para afirmar
Por qué tanto neologismo que nos sentimos hombres o mujeres con
Aunque se me acuse de “nominalista” bastante independencia de cuáles sean los
–que es etiqueta que con mis publicaciones genitales que escondamos bajo nuestra ropa
voy ganándome–, en este trabajo voy a ope- interior. Así que nos hacen falta palabras
rar fundamentalmente con las palabras. Y para nombrar hechos que están ahí y que ya
esto no sólo porque el asunto me parece conocemos. Este artículo se preocupa espe-
importante (las palabras son más que pala- cialmente de estos términos que nos faltan; y
bras), sino porque los términos concretos sobre todo, de las relaciones semánticas y
que tenemos y usamos en este área no nos lógicas entre ellos.
sirven para entendernos. Los ejemplos de
esto que digo son incontables, pero sólo pre- La necesidad de un vocabulario
sentaré algunos. Por ejemplo, cuando deci- sexológico coherente y consistente
mos transexual femenino, qué estamos A lo largo de todo este siglo, ha sido
diciendo y qué estamos queriendo decir. El monumental el incremento de las evidencias
adjetivo femenino define ¿los genitales o la científicas en materia sexual. En la actuali-
identidad sexual?; si se refiere a los genita- dad, el volumen de información científica
les, ¿cuáles: los originales o los quirúrgicos? sobre sexo, aunque disgregado y desarticula-
Cuando decimos transgenérico 4, qué esta- do, es enorme. Por ello, a mi juicio, la
mos diciendo y qué estamos queriendo Sexología del siglo XXI tiene como uno de
decir, ¿que los genitales son sexo y que lo sus mayores retos el de articular teorías
otro –lo que sí se cambia: los caracteres coherentes, unificadas y holísticas que den
sexuales secundarios– son género? Y cuan- coherencia terminológica y conceptual a
do decimos que los transexuales cambian de todo este ingente material. La consecución
género, ¿qué estamos diciendo y qué esta- de este logro nos obliga a una revisión gene-
mos queriendo decir? O cuando decimos que ral del vocabulario y de los conceptos que
se identifican con el sexo contrario, ¿contra- venimos manejando en unas y otras áreas
rio a cuál? Parece que nos entendemos, pero sexológicas.
hay en todo esto muy poco rigor. Esto nos plantea tres retos. Por un lado,
Usaremos aquí palabras que nos sirvan un trabajo de captura: hemos de recopilar y
no sólo para hablar de transexuales sino compendiar comprensivamente toda esta
también de no-transexuales. Pues es sin- producción, y para ello hemos de conocer en
tomático que no tengamos siquiera un nom- profundidad el campo sexológico tanto lon-
bre para designar a quienes no son transe- gitudinalmente, a lo largo de toda su histo-
xuales. Si se reflexiona un poco sobre ello, ria, como transversalmente, a lo largo de
resulta increíble que los sexólogos no tenga- todas las disciplinas que han abordado lo
mos un nombre científico medianamente sexual. Y en este propósito es importante
riguroso para expresar que alguien se siente recuperar términos absurdamente abandona-
–se considera, se identifica– como hombre o dos por razones casi siempre espurias. Por
como mujer, cuando absolutamente todos y otro lado, un trabajo de deconstrucción y
todas nos sentimos hombres o mujeres. reconstrucción terminológica: lo cual supo-
Durante mucho tiempo nos ha parecido ne desde un reordenamiento de las relacio-
que las propias etiquetas hombre y/o mujer, nes entre los conceptos, hasta una recupera-
eran útiles para describir tanto lo que se es, ción y reciclaje de términos mal usados,
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 81

connotados y/o tergiversados. Y, finalmente, coherentes con los términos sexológicos


por otro lado, un trabajo de producción crea- anteriores. Y finalmente cuando digo consis-
tiva de nuevos términos, que debe ser reali- tentes internamente, quiero decir que sean
zado sólo en tanto sea necesario. congruentes semántica y lógicamente, luego
Este aspecto productivo de creación de que no produzcan contradicciones semánti-
nuevos términos me importa especialmente. cas, ni saltos de orden lógico consigo mis-
Porque me parece que la tentación de crear mos o con el universo conceptual al que
–incluso gratuitamente– nuevos términos es, hacen referencia.
con frecuencia, abusiva en el dominio cientí- Desgraciadamente en Sexología sobrevi-
fico. Al punto que lo que denomino snobis- ven muchos términos ambiguos y/o impreci-
mo científico es uno de los impedimentos sos, tautologías, construcciones moralmente
que más obstaculizan el acceso al conoci- connotadas, neologismos estériles, etc. Las
miento. En la ciencia actual en general –y en razones de todo esto son múltiples: bien por
la ciencia sexológica en concreto– la deriva simplificaciones, reducciones o metonimias
hacia lo novedoso supone casi siempre más (por ejemplo la sustitución de genital por
costos que beneficios. Y la presunción de sexual); bien porque en el discurrir del tiem-
que “lo anterior”, “lo histórico”, “lo clási- po se han ido corrompiendo por efecto, entre
co”, “lo antiguo” son desechables, de poco otras, de la “vulgarización científica” (por
interés o están desfasados es no sólo abierta- ejemplo la sustitución del adjetivo erótico
mente acientífica, sino sencillamente sober- por el adjetivo sexual); bien porque connota-
bia. ciones ajenas a la ciencia, casi siempre polí-
Sin embargo, y pese a lo dicho, creo que ticas o morales, han producido sesgos (por
en Sexología es necesaria la creación de tér- ejemplo la sustitución del género por el sexo;
minos nuevos con los cuales construir una la desaparición del adjetivo venéreo –que
terminología específica y genuinamente parece pathos y no amoroso–, etc.); bien
sexológica. porque desde su propio inicio se construye-
Para la construcción de este vocabulario ron mal (por ejemplo respuesta sexual
sexológico ha de darse con términos que humana para describir fisiología orgásmi-
cumplan las siguientes cuatro condiciones. ca); bien porque nuevos conocimientos han
Han de ser: precisos, comprensivos, cohe- obligado a readecuar los significados y usos
rentes externamente y consistentes interna- de términos inicialmente adecuados (por
mente. Cuando digo precisos, quiero decir ejemplo andrógenos para describir exclusi-
que han de decir lo que quieren decir y no vamente las hormonas masculinizantes);
otra cosa, por lo tanto en lo posible habrán bien por simple abandono, a menudo igno-
de estar etimológicamente bien construidos rante, pero también militante (por ejemplo
de modo que cualquier buen conocedor de abandono del concepto intersexualidad o
los recursos del idioma pueda suponerlos peor aún, mal uso en contexto exclusivo de
con su sola mención. Cuando digo compren- malformación y patología, etc., etc.).
sivos, quiero decir que han de comprender y El asunto ha ido adquiriendo dimensio-
describir con evidencia científica la natura- nes tan notables que con frecuencia en
leza de lo que expresan sin transformarlo Sexología Sustantiva han de gastarse
con ningún propósito (por bueno que sea energías y tiempos extraordinarios –incluso
éste). Cuando digo coherentes externamente intelectualmente vejatorios– para explicar lo
quiero decir que han de ser lógicos con el notorio, lo evidente o lo obvio. Por ejemplo,
universo semántico y conceptual del resto de expresiones como educación afectivo-sexual
los términos de las diferentes disciplinas al para subrayar que se van a contemplar los
que hacen referencia, pero especialmente afectos (puesto que opera la presunción
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82 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

estúpida de que lo sexual excluye toda refe- clasificación sexual siempre para referirme a
rencia afectiva); reiteraciones como educa- la que podríamos considerar la sentencia
ción sexual: o sea, de los sexos para incidir sexual, el veredicto sexual o el nombramien-
–incluso obsesivamente– sobre el significa- to sexual. Insisto: eres (en realidad, te soy:
do del adjetivo sexual, que obviamente se digo que eres, te reconozco como) macho o
refiere a sexo (o sea, al asunto de que hay hembra; y soy (en realidad, me soy: digo
machos y hay hembras y que difieren preci- que soy, me reconozco como) macho o hem-
samente por razón de sexo); o la expresión bra. Estamos hablando de hechos de recono-
sexología científica para remarcar –de nuevo cimiento sexual.
reiterativamente– que la sexología es cientí- Aunque –a falta de otros mejores– use-
fica (pues al parecer opera la presunción de mos términos como categoría, etiqueta o
que pudiera haber una logía no científica); y clasificación no debe entenderse la sexación
así un largo etcétera con el que no quiero como un hecho cognitivo. Mejor aún, debe
aburrir. de entenderse en primer término como
hecho no-cognitivo. Si se prefiere, precogni-
PARTE SEGUNDA tivo o subcognitivo.
Así que resulta importante subrayar que
Dos conceptos centrales: la sexación no requiere cerebro corticaliza-
Sexación y sexuación do, ni reflexividad, ni cultura. Es cierto que
estas propiedades humanas juegan, o puede
Sexación: presentación primera jugar, algún papel sexante. Incluso, antise-
Aunque la expresión SEXACIÓN 5(1) es un xante. Pero la sexación es un hecho natural
neologismo mío, hay usos lingüísticos ante- y evolutivamente antiguo. Hasta el punto
riores de los cuales este término procede. En que se expresa en muchos insectos, peces y
concreto existe la profesión de “sexador de anfibios, en los reptiles, en las aves y,
pollos”. Por coherencia semántica sexador desde luego, en todos los mamíferos: desde
es quien sexa. El quehacer de este profesio- la más humilde rata hasta el más insigne
nal es clasificar a estas crías según su sexo, humano.
luego parece sensato que SEXAR (2) signifi- A modo de primera presentación mencio-
que clasificar por sexo. El resultado eviden- naré tres anécdotas curiosas sobre sexacio-
te de esta acción es que en virtud de ella nes no humanas.
queda determinada la vida, y la muerte de
estas aves. Mosquitas “embarazadas”
El término sexismo parece hacer referen- Bastantes de los recursos insecticidas
cia a los efectos nocivos de esta clasifica- actualmente disponibles recurren a una
ción sexual cuando ésta se produce en “habilidad” que algunos insectos tienen: la
humanos. Siendo que en esta especie la de discernir –discriminar– el sexo de los
sexación también determina sus vidas (sus sujetos de su propia especie mediante el
sueldos, sus obligaciones, etc.) tanto más, reconocimiento de determinados estímulos
cuanto más sexista sea la cultura en la que con significado sexual.
esto ocurra. Así pues los usos estaban, luego Así que en verano, sobre la cabecera de
el neologismo más que invento es captura. mi cama, un emisor de ultrasonidos hace
En cualquier caso con este término de sexa- creer a las mosquitas embarazadas –que son
ción me refiero a los hechos de clasifica- las más temibles– que hay un macho mos-
ción, de categorización y/o de etiquetación quito en la habitación. Este ultrasonido las
sexual. A propósito de ello uso conceptos disuade de entrar, ahorrándome molestas
como etiqueta sexual, categoría sexual o picaduras.
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 83

El mecanismo opera sobre una evidencia La noticia que pretendía ser simpática,
constatada: los mosquitos se reconocen no me lo resultó en absoluto pues me hizo
sexualmente. Muchos insectos –son tantos, pensar que quizás algo había modificado los
que no me atrevo a afirmar si todos, la MECANISMOS ALOSEXANTES (4) de estas ranas.
mayoría o una buena porción de ellos– tie- Peor aún, ese “algo” podía tener alguna rela-
nen mecanismos emisores que propician que ción con los vertidos químicos que con fre-
el otro, un otro de su misma especie, les cuencia denuncian los grupos ecologistas y
reconozca sexualmente como macho insecto que efectivamente están modificando espu-
o como hembra insecto. Es precisamente a riamente los procesos de sexuación de anfi-
estos estímulos que propician la clasifica- bios, peces y aves. Así que la noticia más
ción sexual a los que he llamado INDICADO- que simpática, me pareció amenazante.
RES ALOSEXANTES (40). Es posible –yo lo creo– que la sexación
Los insectos parecen tener mecanismos también sea químicamente modificable
receptores y decodificadores que les sirven como de hecho lo es –esto ya lo sabemos
para reconocer sexualmente a ese otro emi- con certeza– la sexuación. Y es incluso pro-
sor de señales. Precisamente a este hecho de bable que las sustancias químicas que pro-
captación e “interpretación” de determina- duzcan estas alteraciones sean también hor-
dos estímulos con significado sexual para, a monas sexuales o afines químicos.
partir de ellos, construir una etiqueta sexual,
es a lo que he llamado ALOSEXACIÓN (8). Una La rata “gay no transexuada”
vez sexualmente clasificado se interactúa Esta tercera anécdota nos lleva a los
con este sujeto alosexado de un modo u otro laboratorios experimentales de investigación
en razón, precisamente, de esta etiqueta básica. Realizada en el laboratorio una inter-
sexual. En este caso la mosquita se va de la vención endocrina demasculinizante y femi-
habitación –o no entra en ella– porque ese es nizante a una rata macho en la primera
su modo concreto de interactuar con el semana postnatal se feminizarán todas las
supuesto macho que “supone” a resultas del estructuras que en ese tiempo concreto se
zumbido. estén sexuando.
Mediante esta manipulación experimen-
Ranas “pigmalión” tal se producirán pues TRANSEXUACIONES (5)
Esta segunda anécdota nos lleva al mundo fácilmente observables que afectan a los
anfibio. Sabemos que las ranas tienen meca- niveles genital, gonadal y somático; pero
nismos de reconocimiento sexual relacionados fundamentalmente se feminizarán todos los
con la forma y el color. Así que una piedra, o subniveles de la sexuación cerebral. Algunas
cualquier otro material con una forma y color de estas sexuaciones que afectan al cerebro
bien determinados, se convierte para una rana son objetivables en las propias estructuras
macho en un objeto deseable –desde luego cerebrales (tamaño del Núcleo Sexo-
copulable, a tenor de su conducta. Dimórfico y retroalimentación gonadotrópi-
Ahora bien, a principios de este año una ca), mientras que otras se deducen de la
noticia curiosa saltó a los teletipos: un fenó- observación de la conducta adulta de la rata.
meno extraño parecía ocurrir en bastantes Decimos que el comportamiento sexual y
estanques de Inglaterra fruto de lo cual ranas erótico de la rata es heterotípico (esto es, no
macho, cual Pigmalión, se “enamoraban” de típico de su sexo) porque pese a ser geno y
las estatuillas decorativas que rodean estos fenotípicamente macho se comporta global-
estanques. Por cierto estas estatuillas no tie- mente como rata hembra. Tiene un patrón
nen ni esa forma, ni ese color con significa- sexual de conducta G Í N I C O (38) porque
ción sexual. muestra conducta maternal, acción de bajo
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consumo energético, etc. Y tiene un patrón gónadas y genitales macho dejándose pene-
de conducta erótica también gínico porque trar. Para el investigador la rata penetrada es
muestra receptividad, lordosis y aceptación sin duda un macho. Y la convicción de
de monta. Muchos experimentadores, muy observar a un macho dejándose penetrar
torpemente, han etiquetado a estas ratas analmente le lleva a la conclusión precipita-
experimentalmente transexuadas como da de que es una rata gay.
“ratas homosexuales” tomando como evi- El OBJETO ALOSEXADO (6) –la rata en cues-
dencia de esta categoría su conducta obser- tión– es el mismo para ambos SUJETOS ALO-
vable de aceptación de la cópula. SEXADORES (7) –la rata penetradora y el expe-
Sin embargo, y esto es muy curioso, no rimentador – pero el resultante de la ALOSE-
ha recibido el mismo etiquetado la rata XACIÓN (8) difiere y se contradice. Y difiere
macho control –la no intervenida– que es, de porque los INDICADORES ALOSEXANTES (40)
hecho, un macho geno y fenotipo que está que uno y otro seleccionan no son los mis-
montando, penetrando y eyaculando en el mos. Porque los CRITERIOS ALOSEXANTES (9)
ano de otro macho. A tenor de su comporta- tampoco son los mismos. Fruto de lo cual
miento, una vez usado el mismo criterio eti- los INDUCTORES DE ALOSEXACION (11) tampo-
quetador, esta rata macho merecería cuanto co lo son. Al fin y al cabo aunque los dos
menos la etiqueta de “rata sodomita activa”. son machos (el uno rata y el otro experimen-
Es evidente que la conducta de la “rata tador) cada cual actúa como lo que es y está
sodomita pasiva” –la víctima del experi- a lo suyo.
mento– es uno más de los resultantes de la Faltaría preguntarse qué categoría sexual
intervención experimental transexuadora. se da a sí misma la rata experimental, luego
Pero, ¿por qué se conduce de este modo la cuál es su AUTOSEXACIÓN (10) y a quién de
otra si no ha recibido intervención ninguna y los dos le da la razón. No es posible com-
es –supuestamente– macho heterosexual?. probarlo, pero –permítaseme el animismo–
Hasta aquí el dilema. La solución, ahora creo que si la rata pudiera definirse a sí
que he dado con ella, me parece sencilla. La misma se tendría por hembra y no por
rata no intervenida –la sodomita activa, la macho. A lo sumo se autoetiquetaría como
que monta– es una rata macho heterosexual rata transexual, pero en ningún caso como
con un patrón sexual de conducta y un rata gay. Y deduzco esto, no tanto por su
patrón de conducta erótica homotípicos. comportamiento, o sus confesiones, sino por
Esto es, típicos de su sexo. Sólo le ocurre el conocimiento de los modos de operación
una cosa anómala producida precisamente de la sexuación mamífera. Lo común a las
por el experimento: clasifica a la otra como tres anécdotas es que hay unos sujetos de
hembra y lo hace así porque la rata interve- diferentes especies –mosquita, rana, rata y
nida se comporta como hembra, huele como humano– que alosexan. Todos ellos tienen
hembra (esto no está suficientemente verifi- capacidad de reconocer, de discriminar, el
cado, pero aseguro que emite feromonas sexo de los objetos alosexados, asignando
femeninas) y porque sus caracteres sexuales una etiqueta sexual. Luego en esta acción
secundarios están feminizados (su estructura sexante, uno es el sujeto sexante (el sexador)
musculo-esquelética es menor, la distancia y el otro el objeto sexado.
ano-genital también, etc.). O sea, porque sus En todos los ejemplos que he presentado
indicadores alosexantes son gínicos. Así que los sujetos alosexadores cometen errores, por-
la alosexa como hembra y se comporta con que en todos estos casos hay alguna interfe-
ella como si lo fuese. rencia en el normal proceso de sexación.
Pero lo que el investigador parece ver es La mosquita yerra porque hemos imitado
otra cosa: él ve una rata con cromosomas, un inductor de alosexación mosquito (zum-
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 85

bido macho) y cae en la trampa. La rana tantemente renuncia a ser sexológica. Y


yerra porque, probablemente, se ha produci- menciono la apostasía porque han renuncia-
do alguna alteración química que ha modifi- do tanto al sexo como a la logía. Al sexo
cado los receptores y/o decodificadores que negando su existencia misma o constriñén-
usa para la alosexación. No está del todo dolo a su mínima expresión. A la logía por-
claro en el caso de la rata y el experimenta- que la apuesta no es comprender las cuestio-
dor quién es el que yerra. Depende de lo cri- nes sexuales, sino transformarlas. En cual-
terios que tomemos como válidos para esta quier caso ahí está produciendo, por cierto,
sexación. Supuesto que sea la rata la equivo- enorme cantidad de material.
cada, yerra porque los inductores de alose- La traigo a colación aquí porque el cons-
xación han sido alterados a resultas de la tructo sexación tiene cierta correspondencia
transexuación experimental realizada. Si con dos expresiones frecuentemente usadas
fuese el experimentador el equivocado, yerra por algunos autores/as generológicos. Me
porque no reconoce los inductores de alose- refiero a: dimorfismo sexual aparente y a
xación específicos de especie y se obstina en sexo como variable estímulo.
alosexar a la rata transexuada en razón de un Con respecto al primer término –que es
CRITERIO DE ALOSEXACIÓN (9) exclusivamen- más expresión que busca la corrección polí-
te genital. Quizás porque es el criterio que tica que el rigor científico– afirmo que toda
se usa en su especie. sexación es necesariamente una dimorfiza-
En cualquier caso todo sujeto alosexador ción sexual de las apariencias. Y subrayo los
–sea mosquita, rana, rata o experimentador– dos términos de la expresión que acabo de
selecciona, de entre todos los estímulos que usar.
el otro emite, aquellos que sirven para dictar Es dimorfización sexual porque se modi-
la sentencia sexual (es macho, es hembra); fica –se reconstruye– una variable sexual de
esto es, los que tienen un significado sexual. continuo (polar) en una variable sexual
Luego hay unos estímulos, precisamente los dicotómica, la sexuación (los múltiples
que he llamado INDICADORES ALOSEXANTES hechos de sexuación), en una etiqueta de
(40) que son susceptibles de ser captados sexación. Y es aparente, porque opera sobre
mediante mecanismos alosexantes que han indicios de los cuales se deducen –o se indu-
de incluir receptores, decodificadores y PRE- cen– las tales etiquetas.
ESQUEMA DE SEXACIÓN (12). Más tarde explicaré que esta dicotomiza-
De cualquier modo, y espero con los ción se realiza a través de reiteradas metoni-
ejemplos haberlo aclarado suficientemente, mias reductoras que sirven precisamente al
en todos estos casos se ha producido un acto propósito de consecución de una etiqueta
de sexación. Y este acto no ha requerido definitiva y definidora.
como condición indispensable cerebro corti- El constructo sexo como variable estímu-
calizado, ni cultura. lo no es una expresión políticamente correc-
ta sino un término de uso científico. En
Generología y sexación España ha sido Juan Fernández7 siguiendo la
Aunque la Generología6 empezó siendo senda de la prestigiada generóloga R.K.
un potente movimiento surgido en el seno Unger, quien ha sugerido la distinción entre
del feminismo de los USA a propósito de tres sexos: el sexo como variable estímulo,
estudios sobre mujer, es ya la disciplina el sexo como sexualidad y el sexo como
científica con reconocimiento universitario variable sujeto. Estos dos últimos “sexos”
cuyo objeto epistémico es el género. (sic) se corresponderían con lo que en
Honestamente la considero una corriente Sexología Sustantiva llamamos clásicamente
apóstata de la Sexología que expresa y mili- erótica y sexuación. Y en cualquier caso el
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primero de estos sexos (el sexo como varia- esta vocación abolicionista. No es compren-
ble estímulo) se correspondería, creo que siva, sino combativa. Se me acusará de
bastante bien, con esto que estoy llamando exceso en esta crítica pero el antisexismo es,
sexación. explícitamente, etiqueta identitaria que en
Respecto al sexo como variable estímulo, generología se usa sin reparo. Y ese anti no
viene a constatar Fernández que existe una es apuesta científica, sino política; que
ingente producción científica que gira en además no es la mía.8
torno a los cómos, los qués y los paraqués Y en segundo lugar, un distanciamiento
de la interacción humana cuando ésta está de teórico. La diferenciación generológica entre
algún modo mediada por cómo se clasifica sexo como variable sujeto y sexo como
sexualmente a ese otro con el cual se inte- variable estímulo, luego la elección de los
ractúa. Son pues, fundamentalmente, estu- términos sujeto y estímulo (sin entrar ya en
dios que analizan las conductas –las ideacio- el mal usado y maltrecho sexo), sugiere algo
nes, las interpretaciones, las interacciones, que expresamente quiero evitar: la impre-
etc.– que están mediadas por la etiqueta sión de que la etiqueta de sexación no es
sexual que se asigna al otro/a. Cuestiones constitutiva del sujeto; o, alternativamente,
del tipo: yo me conduzco o interactúo con que los hechos de sexuación no son fuentes
esta persona así –y no de otro modo– en estimulares.
tanto que, previamente, la he clasificado con Sin embargo, como demostraremos más
una etiqueta sexual: la de mujer o la de hom- abajo, ningún hecho sexual más potente esti-
bre (incluso la de ambiguo) y no con otra, o mulador que los hechos de sexuación y
ninguna. ningún hecho más constitutivo de la condi-
De todas estas investigaciones generoló- ción de sujeto que la propia autocategoriza-
gicas se concluye algo que podríamos tomar ción sexual. Pues los hechos de sexuación
ya como evidente e indiscutible: que esta –todos y cada uno de ellos– no sólo son ele-
clasificación sexual de ese otro con el que mentos constitucionales que construyen al
interactúo condiciona –más aún, determina– sujeto; sino que son, a su vez, los estímulos
mi modo de interactuar con él. Por lo tanto, de más fuerte significado sexual que sirven
mi modo de conducirme, de expresarme, de precisamente para la etiquetación sexual. Y
idear, de interpretarle, etc. por otro lado, las etiquetas sexuales no sólo
Ahora bien, aunque subrayo esta relación son estímulos de interacción, sino que son
entre términos que me parece cierta, desde elementos constitucionales sin los cuales el
un principio quiero marcar dos diferencias sujeto no puede construirse. Así que me
–tres con la mencionada ocurrencia interes- parece que hay mucho estímulo en el sexo
pecies– entre este término sexológico de como variable sujeto y mucho sujeto en el
sexación y aquel generológico de sexo como sexo como variable estímulo. Suficiente
variable estímulo. como para desechar esa terminología.
En primer lugar, un distanciamiento polí-
tico. Pues por cuestiones, sobre todo, de ads- Sexología Sustantiva, sexo y sexación.
cripción política –esto es, de actitud comba- La Sexología Sustantiva es una corriente
tiva y vocación abolicionista–, desde la sexológica nacida en España y creada en el
generología no se ha pretendido la compren- contexto de la sexología europea del “sexo-
sión científica de la etiquetación sexual, que-se-es”. Esta corriente –de la que me
sino, antes al contrario, su exterminio cultu- siento orgulloso promotor y representante–
ral y político. Así que prácticamente toda la expresamente acoge el paradigma moderno
investigación sobre el denominado sexo de los sexos distanciándose, por inservible,
como variable estímulo está contaminada de del paradigma premoderno del locus genita-
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 87

lis. Así pues la noción de sexo –insisto, sexo aquella conferencia constituyente11. En este
en tanto que condición de diferencia; luego trabajo ha propuesto el Mapa del Hecho
no sexo en tanto que acción placentera– es Sexual Humano en el cual ha expuesto cua-
fundamental. Esta corriente es, antes que tro –y no tres– registros del hecho sexual. A
todo y fundamentalmente, una logía del saber: sexuación, sexualidad, erótica y ama-
sexo: luego un discurso fuerte, teórico, com- toria. Luego sus novedades terminológicas y
prensivo, coherente y articulado sobre el conceptuales son dos: por un lado, la modi-
sexo. Dicho muy claro, para la Sexología ficación de sexo por sexuación; y por otro
Sustantiva sexo no es una “four letters lado, la ampliación (en realidad bipartición)
word” 9, sino un macroconcepto nuclear y de la antigua erótica, en las nuevas erótica y
constituyente: el objeto epistémico que da amatoria.
sentido a la propia disciplina. Me interesa aquí la modificación de
Tradicionalmente, en Sexología Sustan- aquel sexo original que era el primer registro
tiva se ha manejado como esquema ordena- del esbozo del 79, por la sexuación que es
dor el conocido como Triple Registro del ahora el primer registro de la teoría refor-
Hecho Sexual Humano cuyo original fue mulada del 2000. Siendo, lo cual no es asun-
presentado por Amezúa en conferencia leída to baladí, que es su propio creador quien lo
en 1979 en Vitoria-Gasteiz bajo el título “La ha modificado. Y todo esto porque conside-
sexología como ciencia: esbozo de un enfo- ro esta sustitución de sexuación por sexo –y
que coherente del hecho sexual humano”10. lo afirmo sin ambages– como un error termi-
Fue precisamente en aquella célebre ponen- nológico y conceptual de Amezúa.
cia donde se levantaron los cimientos de lo Pues como ya he afirmado públicamente
que luego será bautizado como Sexología “sexo y sexuación son términos, ambos
Sustantiva. necesarios, pero ambos diferentes pues
Estos fundamentos fueron, y son, básica- denominan hechos distintos. A mi juicio, el
mente: término sexo hace referencia a la condición
- Que la sexología es la ciencia del hecho de la diferencia; mientras que el término
sexual. Literalmente allí se dijo: “la sexo- sexuación hace referencia al proceso de la
logía es la ciencia que busca, investiga y diferenciación. Es evidente que la diferencia
desentraña, de una forma específica y con se hace a través de la diferenciación y que la
métodos propios, el sentido del hecho diferenciación construye la diferencia; pero,
sexual, es decir, del hecho ineludible de que aunque ambos hechos se hagan mutua refe-
somos sexuados, nos vivimos como sexua- rencia, no deben confundirse” 12. Luego no
dos y nos expresamos como sexuados”. son sinónimos, ni mucho menos son inter-
- Que este hecho sexual se articula a cambiables.
través de tres registros que son: el sexo (el A mi juicio el sexo (la diferencia) se cons-
modo de hacerse y ser sexuado), la sexuali- truye no sólo de sexuación (diferenciación),
dad (el modo de vivirse como sexuado) y la sino también de sexación (discriminación). Sé
erótica (la expresión del ser sexuado y –o creo saber– que Amezúa considera los
sexual). constituyentes de lo que yo llamo sexación
- Que son tres las funciones práxicas de como hechos que perfectamente se integran
la sexología: la investigativa, la educativa y en el concepto de sexuación. De lo cual esta
la asistencial. distinción mía no le parece cuestión funda-
- Que la sexología, o es científica, o no mental. Sin embargo, a mi juicio esta diferen-
es nada. ciación conceptual y terminológica es no sólo
Veintiún años después, Amezúa ha publi- necesaria sino asunto central. Pues, aunque es
cado una reformulación y puesta al día de evidente que la sexación es una sinécdoque de
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la sexuación, sin embargo como ha quedado Acabo de afirmar que la sexuación es


claro con los ejemplos animales que más arri- una de las dos categorías del primer regis-
ba he presentado, resulta también evidente tro del hecho sexual: el sexo. La otra sería
que esta sinécdoque es una realidad de primer la sexación. Luego que en ningún caso la
orden. Luego no es una construcción cultural sexuación es, ella sola, el primer registro
humana. Ni mucho menos un capricho inte- del Hecho Sexual. Afirmo que una y otra
lectual mío. –sexuación y sexación, diferencia y discri-
Así pues la sexación es, primero que todo, minación, diversidad y dicotomización–
esta sinécdoque de la sexuación. Es, pues, son igualmente, una y otra, sexo. Luego
categoría reducida y reductora que se expresa afirmo que es un error sustituir sexo por
como una etiqueta sexual que es definitoria, sexuación.
definitiva, finalística, binomial y disyuntiva. Ahora bien, afirmar la importancia del
Es definitoria porque define (en realidad, concepto sexación en la construcción del
construye) el sexo del sujeto sexado. Es sexo, no significa reducir la importancia
definitiva porque permanece en el tiempo capital del concepto sexuación. Y estas afir-
produciendo una inercia y una resistencia al maciones me obligan a presentar siquiera
cambio de magnitud muy considerable. Es mínimamente qué es la sexuación en
finalística porque persigue un fin: filtrar las Sexología Sustantiva.
interacciones con los otros. Es binomial por-
que se expresa con dos –y sólo dos– posibles Luego: Sexuación ≠ sexo; y
resultantes. Y es disyuntiva porque la asig- Sexo = sexuación + sexación
nación de una categoría presume la imposi-
bilidad de la otra; resultando que: si A, no-
B; y si B, no-A. Un concepto capital en
En ningún caso puede operarse sin eti- Sexología Sustantiva: sexuación
queta sexual, aunque pueda –y suela– decir- En la literatura norteamericana suele
se que sería deseable, necesario o promovi- denominarse proceso de diferenciación
ble no etiquetar sexualmente. Excep- sexual. De hecho sexuación y diferenciación
cionalmente sí pueden aparecer dificultades sexual son sinónimos. La sexuación se refiere
de etiquetación que en cualquier caso se a la acción –siempre diferenciadora y creado-
resolverán a través de la reiteración de la ra de diversidad– de hacerse en unas u otras
sinécdoque. direcciones, por unos u otros caminos:
Es cierto que la sexación, como luego se machos y/o hembras. O mejor aún, la acción
verá, es uno más de los resultantes de la de masculinizarse y de feminizarse, siendo
sexuación. Y cierto también que no hay que los sujetos pertenecientes a especies
sexación sin sexuación. Pero así mismo no sexuadas, los sujetos sexuados, se sexúan en
hay sexo sin sexación. O dicho de otro la una y en la otra (insisto en las dos) direc-
modo, no hay sexo con sólo sexuación. ciones, adquiriendo características del uno
Los resultantes de la sexuación son dife- y/o del otro sexo (caracteres sexuales).
rencia y diversidad, mientras que los de la Algunas de estas características de sexua-
sexación son discriminación y dicotomiza- ción son específicas para cada especie y
ción. En tanto que valores son más bonitos otras muchas son comunes a todas ellas, o a
los primeros que los segundos, pero no muchas de ellas.
hablamos de valores sino de hechos: hechos Lo más característico de la sexuación es
sexuales. Y ambos –sexuación y sexación– que es un proceso que recorre todo el curso
son hechos sexuales evidentes y ciertos. vital: desde la concepción hasta la muerte.
Luego ambos sexo. Este proceso se articula a través de hechos
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 89

–acciones– que expresamos y ordenamos modos de acción: organización y activación.


por medio de niveles que se describen mejor La ORGANIZACIÓN (22) opera con momentos
con el recurso a un verbo. De ahí el uso del críticos que son específicos para cada hecho
verbo sexuar (de su reflexivo: sexuarse; y de de sexuación, y transforma definitivamente
otras formas verbales: sexuado, sexuante, la estructura asexuada y sexuable; mientras
sexuable). que la ACTIVACIÓN (23) tiene una acción
Así que ambos –acción y proceso– sean mutable puesto que es deudora de la presen-
conceptos-clave necesarios para describir y cia del AGENTE SEXUANTE (24); y no está aso-
comprender la sexuación. Pues es necesario ciada a momento crítico alguno, permane-
un verbo para describir la acción y un campo ciendo en el tiempo.
semántico –el evolutivo; sea filo u onto– Cuando digo organización y activación,
para su comprensión. no me refiero sólo a organizaciones u activa-
Para expresar la dirección sexual concre- ciones hormonales (si bien ambos han sido
ta de cada una de las acciones de esta dife- originalmente términos de uso endocrinoló-
renciación, he propuesto los verbos ANDRI - gico exclusivo), sino también a organizacio-
ZAR ( SE ) (13) y GINIZAR ( SE )(14); luego todas nes y activaciones genéticas. Y deduzco,
sus formas: gínico, ginizante, ginizable, aunque lo desconozcamos aún, a acciones
ÁNDRICO (39), andrizante, andrizable, etc. organizadoras y activadoras del resto de los
Más las que lógicamente se derivan de éstas: agentes sexuantes.
ANDRÓGENO (15), GINÓGENO (16), ginización, Cada hecho de sexuación es siempre
andrización, GINANDRIA (17), EGOGINIA (18), una acción transformadora (diferenciadora)
EGOANDRIA (19), GINERASTIA (20), ANDRERAS- de un agente sexuante sobre una estructura
TIA (21), etc. sexuable. Esta estructura sexuable puede, o
Pese a que lo parezca no hay dos modos no, estar previamente sexuada. Esta acción
(dimorfia) –el ándrico y el gínico– de la sexualmente transformadora puede ser
sexuación, sino un proceso que a través de definitiva (organizadora) o mutable (acti-
múltiples acciones se hace en cada individuo vable).
en la una y en la otra dirección, y en ambas Las sexuaciones por organización son
al mismo tiempo, aunque con diferentes transformaciones cualitativas de un material
intensidades y en distintos niveles. Así que, de origen que es asexuado y que es sexuable
la sexuación es intersexual (ginándrica). para pasar a ser un material de destino que
Este antiguo concepto –intersexualidad– es sexuado. Suele denominarse a este mate-
es central en Sexología Sustantiva y da rial de origen como precursor indiferencia-
cuenta de que todos y todas, cada quien a su do; y es por cierto éste, término muy atinado
modo, somos necesariamente un resultado que cumple todas y cada una de las cuatro
ginándrico. Siendo que esta ginandria no es condiciones terminológicas mencionadas al
un derecho, ni un valor, sino simplemente principio.
un hecho. Luego, esto me parece importante Las sexuaciones por activación son
subrayarlo, no somos ginándricos porque transformaciones cuantitativas (de incre-
deberíamos de ser o porque resulte deseable mento o decremento) de un material de ori-
serlo; sino simple y llanamente porque sali- gen que es sexuado y sexuable a otro mate-
mos así. Sin más. rial de destino que es también sexuado y
La sexuación es un proceso constituido sexuable (en términos de más o de menos
por infinidad de hechos (los hechos de respecto al primero).
sexuación) sincrónicamente concatenados y Conocemos mucho más de las sexuacio-
diacrónicamente interactuantes. Cada hecho nes por organización que de las sexuaciones
de sexuación se expresa a través de dos por activación; luego conocemos más y
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90 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

mejor la sexuación prenatal que la sexuación Sexuaciones cerebrales


postnatal. En esta última década ha eclosionado la
Los agentes sexuantes –andrógenos y investigación sobre el sexo en el cerebro. No
ginógenos– pueden ser de varios tipos: gené- hemos hecho más que empezar y sin embar-
ticos, hormonales, neuronales y eidéticos. go cada vez que navego en Internet me topo
Denomino andrógeno a cualquier agente con información nueva. Muchas investiga-
sexuante con acción andrizante y denomino ciones son redundantes y abundan en líneas
ginógenos a cualquier agente sexuante con ya abiertas, pero otras abren universos
acción ginizante. científicos nuevos cual caja de Pandora
A propósito de esto conviene aclarar que escupiendo vientos cuyos destinos descono-
las sustancias químicas –hormonas– que cemos del todo.
conocemos como andrógenos, si bien sí son Reordenar y organizar coherentemente
–en su sentido etimológico– una forma de todo este material resulta tarea complicada
andrógenos, no son los únicos. Luego los no sólo por el volumen y la dispersión de los
andrógenos no son LOS andrógenos, sino datos, sino porque trabajamos con material
UNOS andrógenos. Así que consideré que muy “recién horneado” que procede funda-
deberían ser rebautizados (en realidad, ape- mentalmente de dos grupos de diferencias
llidados) como ANDRÓGENOS HORMONALES sexuales en el cerebro que son de naturale-
(25) o andrógenos endocrinos, que son eti- zas muy distintas: por un lado, las investiga-
quetas que propongo. ciones sobre diferencias sexuales funciona-
En la actualidad conocemos otros andró- les; y por otro, las investigaciones sobre
genos que por no ser hormonales no son diferencias sexuales estructurales.
reconocidos como tales, pese a su evidente Como nuestro conocimiento del cerebro
acción androgénica. Por ejemplo el gen Sry
es aún muy inconcluso, ni siquiera conoce-
es un andrógeno genético con una acción
mos algunas correspondencias básicas entre
androgénica evidente: propicia la creación
unas y otras. Y es posible que cosas que
del testículo fetal. Esta sustitución termi-
tomamos ahora por diferentes sean en reali-
nológica resultará más necesaria cuando, en
dad la misma vista desde diferentes planos.
el tiempo, vayamos conociendo más andró-
En estos momentos tenemos certeza fun-
genos no-hormonales.
dada de, al menos, las siguientes diferencias
Las estructuras de origen asexuadas y
sexuales que operan en el cerebro:
sexuables conocidas (los precursores indife-
renciados) son de dos tipos: intersexuales o
dimórficos. - Diferencias estructurales: hipotalá-
El PRECURSOR DIMÓRFICO (26) está consti- micas 13 –NSD 14 , INAH 15 –, corticales 16
tuido por subestructuras diferentes, pero –comisura anterior17, hipocampo y neocor-
indiferenciadas: la protogínica y la protán- tex18–, conectividad interhemisférica – cuer-
drica; mientras que el PRECURSOR INTERSE - po calloso19–, límbicas20– estría terminalis21,
XUAL (27) está constituido por una estructura amígdala 22– sistema nervioso 23 y órgano
única e indiferenciada –que es protogínica– vomeronasal24.
susceptible de más o menos andrización. - Diferencias funcionales: de funciona-
El proceso de sexuación parece operar miento neuroendocrino 25 –eje H-H-G 26–,
con una máxima: de ningún modo algo que perceptuales27 –visuales, olfativas, visuales,
sea sexuable puede no sexuarse. El cumpli- táctiles–, comunicativas –diferencias sexua-
miento de esta máxima requiere de una les en la emisión de signos verbales, en la
SEXUACIÓN POR OMISIÓN (28) que, hasta donde asignación de significados, etc. –gestuales y
sabemos, es siempre gínica. conductuales 28, emocionales 29, intelectua-
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 91

les 30 –estilos cognitivos 31 , mnémicas 32 , tación sexual, subyacen cuanto menos tres
lingüísticas, matemáticas, espaciales 33 –, hechos sexuales: una sexuación prenatal
motóricas –psicomotricidad gruesa y fina, organizadora (que sería precisamente esta
coordinación visomotora–, relacionadas con SODE); una sexuación puberal activadora,
la lateralización cerebral –diferente manejo cuya dinámica y fundamentos aún descono-
de funciones lateralizadas, intuición, domi- cemos; y una alosexación en el tiempo real
nancia hemisférica34–, etc. del deseo.
Con el propósito de ordenar todo este Según esto, si me siento atraído, deseo y
material integrándolo en una teoría coheren- me enamoro de una mujer concreta, esto
te de la Sexuación cerebral, en “Homos y ocurre porque en primer lugar me sexué
heteros” diferencié seis subniveles de sexua- –prenatalmente– como ginerasta, porque en
ción cerebral. A saber: Egosexuación, segundo lugar se me activaron –puberalmen-
Sexuación Objetal del Deseo Erótico te– los mecanismos del deseo y en tercer
(SODE), Sexuación del patrón de conducta lugar porque –en tiempo real del deseo– alo-
(SPC), Sexuación Subjetual del Deseo sexo a esa mujer como hembra (lo sea o no;
Erótico (SSDE), Sexuación del Eje H-H-G se diga a sí misma que lo es, o no).
(SEHHG) y Sexuación de las habilidades Ahora bien estas tres condiciones no
cognitivas y motóricas (SHCM). explican definitivamente por qué siento lo
De todas ellas, en aquel trabajo me inte- que siento ahora y por esta mujer concreta.
resó especialmente la Sexuación del Objeto Es evidente que esta explicación, sin abando-
del Deseo Erótico (SODE), que es neologis- nar el terreno de lo material, requiere que
mo que propuse para explicar el sustrato de sean mencionadas las feromonas, la fenileti-
sexuación prenatal que está por debajo del lamina (PEA) o el incremento hormonal de
hecho de que sentimos deseo, atracción y andrógenos: especialmente de dehidroepian-
nos enamoremos de gentes a las que previa- drosterona (DHEA). Y, ya en el terreno de lo
mente hemos alosexado con una u otra eti- funcional, requiere desde luego la mención
queta sexual. de otros muchos sucesos históricos –biográ-
Ya entonces no quise usar los términos ficos– que han ido marcándome como indivi-
que otros autores habían usado para esto duo (aprendizaje, socialización sexual –cáno-
mismo35, entre otras múltiples razones por- nes de belleza, expectativas sexuales, reglas
que entiendo que no puede establecerse una sexuales, etc.–, posibilidades eróticas, refuer-
relación causal, lineal y directa, entre esta zos, etc., etc.) y por supuesto los hechos de
sexuación y la orientación sexual adulta. interacción con esta persona concreta que se
Que es lectura en exceso simple que se ha resuelven “en gerundio”.
hecho de estos trabajos. Algo parecido a lo que acabo de explicar
En cualquier caso, supuse entonces, y entre orientación sexual y SODE ocurre con
mantengo ahora, que este hecho de sexuación el neologismo EGOSEXUACIÓN (28) y la iden-
cerebral sería una sexuación organizadora tidad sexual. Aunque más abajo explicaré
prenatal llevada a cabo por esteroides que esto con mayor detenimiento, me interesa
diferencia sexualmente al objeto del deseo destacar que la egosexuación es el primer
discriminando entre sujetos ANDRERASTAS (21) hecho –el primero no es el único– que irá
y sujetos GINERASTAS (20). Con posterioridad, determinando biográficamente la identidad
estos neologismos me abrieron nuevas posibi- sexual definitiva. Puesto que este hecho pri-
lidades semánticas (ginerastizarse, andrerasti- mero es indudablemente un hecho de sexua-
zarse, sexuación erástica, etc.) ción, lo bauticé con esta etiqueta y el recur-
Afirmé además en aquel trabajo que, por so al manido ego. Me parece que este térmi-
debajo de lo que se ha conocido como orien- no es del todo provisional, puesto que los
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92 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

resultantes de la investigación futura propi- • Sexuación del patrón sexual de con-


ciarán términos mucho más adecuados y cer- ducta => No hay ninguna modificación y
teros. Por ejemplo, si en el tiempo se confir- hace referencia a aspectos tales como expresi-
masen la relación entre los descubrimientos vidad corporal, juego infantil, preferencia de
holandeses del grupo de Gooren respecto a actividad (percepción y manejo del riesgo,
la estría terminalis y este hecho de sexua- consumo energético, competitividad, agresivi-
ción al que estamos haciendo referencia dad, etc.), patrones gestuales y posturales, etc.
comenzaríamos a hablar, ya con propiedad, • Sexuación erótica => Es una reformula-
de sexuación de la estría terminalis en rela- ción de lo que entonces llamé Sexuación
ción a la identidad sexual. Como, así mismo, Subjetual del Deseo Erótico (SSDE) y en cual-
probablemente acabemos hablando de quier caso sigue refiririéndose a la sexuación
sexuación de los núcleos intersticiales del del patrón erótico. Incluyo ahora no sólo el
hipotálamo anterior en relación a la orienta- deseo, sino también la excitación y el orgas-
ción sexual. mo, que entonces no consideré.
En cualquier caso, y vuelvo a los nive- • Sexuación del patrón endocrino (o
les de sexuación cerebral, el esfuerzo de sexuación del eje H-H-G) => No hay modifi-
ordenación que allí mostré sigue inconclu- cación ninguna y se corresponde con la
so. Ha pasado aún poco tiempo y aunque Sexuación del eje Hipotalamo-Hipofiso-
sigo manejando básicamente los mismos Gonadal y sus mecanismos de feedback.
seis subniveles que allí expliqué, ya he rea- • Sexuación de habilidades cognitivas y
lizado algunas modificaciones. De suerte motóricas => que tampoco sufre variación
que el esquema que ahora manejo es el ninguna y que sigue refiriéndose a las dife-
siguiente: rencias sexuales cognitivas y motóricas en
• Sexuación erástica (o erastización creciente descubrimiento.
sexual) => Sustituye a lo que allí denominé
Sexuación Objetual del Deseo Erótico En cualquier caso, estoy seguro de que
(SODE) y sigue referiéndose a lo que suele tampoco esta nueva propuesta de esquema
conocerse como sexuación de la orientación teórico de la sexuación cerebral que ahora
sexual. Ahora bien, en tanto que considero traslado será la definitiva. De momento es
que el deseo erótico incluye también la sólo la mejor que se me ocurre para ordenar lo
atracción y el enamoramiento, entiendo que que vamos sabiendo. Pero tendrá que ser ulte-
la sexuación erástica no sólo incluye la riormente modificada incluyéndose tanto reor-
SODE, sino también la sexuación del órgano denaciones como, seguramente, incorporacio-
vomeronasal (en tanto que decodificador nes de materiales ahora desconocidos.
feromonal), la sexuación de los mecanismos
de producción y regulación de DHEA (en Qué significan las diferencias
tanto que materia prima de la producción sexuales en el cerebro
feromonal y en tanto que inductora del Conviene aclarar qué significado debe-
deseo) y los mecanismos de producción de mos darle al creciente descubrimiento de
PEA. diferencias sexuales en el cerebro. Es cierto
• Sexuación identitaria (o egosexua- que cada una de estas diferencias se expresa
ción) => Se refiere a lo que suele conocerse mediante formas ándricas o gínicas. En
como sexuación de la identidad sexual, pero rigor, más o menos ándricas y/o más o
que a estas alturas sabemos que es la sexua- menos gínicas. Pero también es cierto que
ción inductora de autosexación. Como más ninguna sola de estas diferencias sexuales
abajo volveré a ello, me ahorro las explica- descubiertas discriminan, ni mucho menos,
ciones. entre dos poblaciones sexuales: por un lado
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 93

los hombres y por otro las mujeres. Los Es cierto que la mayor parte de quienes
solapamientos son múltiples. tienen una regulación hormonal cíclica lle-
Estos solapamientos se explican perfec- vada a cabo mediante un mecanismo de
tamente por la no correspondencia entre dos feedback positivo son mujeres y quienes tie-
hechos sexuales que son diferentes: la nen una regulación hormonal tónica (en rea-
sexuación y la sexación; y por la contradic- lidad pulsátil) llevada a cabo mediante un
ción que luego explicaremos de los princi- mecanismo de feedback negativo son hom-
pios que guían cada uno de estos hechos bres. Pero, aunque no sabemos aún cuántos,
sexuales. también es cierto que hay hombres que res-
Por ejemplo, las diferencias en el tercer ponden positivamente al incremento de
núcleo intersticial del hipotálamo anterior estrógenos y mujeres que responden negati-
(INAH3) parecen diferenciar entre dos gru- vamente al incremento de andrógenos.
pos: andrerastas y ginerastas. Sean unos u Finalmente, con el sexo en el cerebro
otros, hombres o mujeres. Es cierto que la pasa exactamente lo mismo que con el resto
mayor parte de las andrerastas son mujeres. de los niveles del proceso de sexuación. Que
Y cierto también que la mayor parte de los es cierto que la mayor parte de los hombres
ginerastas son hombres. Pero es cierto tam- tienen cromosomas XY, pene, testículos,
bién que hay hombres andrerastas (entre un mayor pilosidad corporal y timbre de voz
5-15% de ellos lo son) y mujeres ginerastas más grave; pero también hay mujeres con
(entre un 2-4%). todos o con algunos de estos caracteres
Las diferencias en un núcleo límbico sexuales. Así mismo es cierto que la mayor
conocido como zona central del núcleo parte de las mujeres tienen cromosomas XX,
basal de la estría terminalis (su acrónimo en vulva, ovarios, menor pilosidad corporal36 y
inglés: BSTc) parecen diferenciar entre timbre de voz más agudo; pero también hay
autosexación masculina y autosexación hombres con todos o con algunos de estos
femenina, al margen de cuáles sean los geni- atributos sexuales.
tales de quienes así se sexan. Es cierto que a
la mayor parte de quienes tienen el doble de Son dos –y no tres–
neuronas en BSTc les tenemos por hombres las sexaciones posibles
(alosexación) y se tienen por hombres (auto- En “Homos y heteros” afirmaba errónea-
sexación); y a quienes tienen la mitad de mente que existen tres sexaciones: autosexa-
neuronas, las tenemos y se tienen por muje- ción, alosexación e INDUCCIÓN ALOSEXANTE
res. Pero hay unos mínimos porcentajes de (3). Lo cierto es que aquello que allí afirmé
error (desde luego menos de un 1%) que se es erróneo, pues bien pensado sólo son dos
corresponden precisamente con los que lla- los actos de sexación: la autosexación y la
mamos transexuales. Éstos parecen tener el alosexación.
rango de neuronas que corresponde con su La allí considerada tercera sexación37 no
autosexación, aunque no corresponda con es un hecho de sexación, sino un propiciador
cómo les etiquetamos sexualmente. de uno de estos hechos de sexación: la alo-
Con respecto a la conectividad interhe- sexación. Así que, aunque sea necesario
misférica, es cierto que quienes tienen un subrayar la importancia –especialmente en
cerebro más lateralizado son hombres y humanos– de que el sujeto alosexado no es
quienes tienen un cerebro menos lateraliza- sólo un objeto pasivo de la acción sexante
do son mujeres. Pero existen importantes sino un sujeto activo de la misma, lo cierto
porcentajes de hombres con cerebros menos es que la inducción alosexante no es una ter-
lateralizados y de mujeres con cerebros más cera forma de sexación. En cualquier caso, y
lateralizados. ya que la he mencionado, con esta expresión
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94 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

me refiero a los procesos de manipulación Por explicarlo con simplicidad: ante la


que consciente o inconscientemente el obje- pregunta ¿por qué eres hombre?. La respues-
to alosexado articula para que los otros le ta “porque tengo pene” hace referencia a la
sexen con una categoría sexual concreta que alosexación que el sujeto está haciendo de sí
se corresponde, en principio, con su autose- mismo. La respuesta “por que me siento –o
xación. me sé– hombre” hace referencia a su autose-
He dicho al principio de este trabajo que xación.
la sexación no es un hecho cognitivo, que no Los criterios de sexación son diferentes
requiere reflexividad, ni conciencia, ni cul- en la alosexación y en la autosexación. En la
tura, ni corticalización. Esto sirve para alosexación los estímulos proceden de afue-
explicar que la sexación es evolutivamente ra, aunque ese afuera sea uno mismo. En la
antigua o para presentar la sexación de los autosexación proceden de adentro. La dife-
mosquitos, de las ranas o de las ratas. Pero rencia entre alosexación y autosexación no
los humanos podemos “reflexivizar”, “con- reside tanto en los objetos sexados (los otros
cientizar”, “culturalizar” y “corticalizar” o uno mismo); sino, sobre todo, en las diná-
(sic) nuestras sexaciones. Todas ellas, pero micas de sexación y en los criterios sexan-
especialmente las alosexaciones y más aún tes.
las formales que son, finalmente, actos Nos autosexamos por dentro, y no por
solemnes de cultura que sirven al ordena- fuera. Puede servir como metáfora de esto la
miento sexual de las sociedades. autoaudición. Nos oímos –a nosotros mis-
Al margen de que compartamos o no mos– por dentro, y no por fuera. Así que
algunas particularidades con otras especies, cuando nos escuchamos por fuera, por ejem-
a partir de ahora nos centraremos en el plo en una cinta magnetofónica, nos resulte-
dominio humano. Así que presentaremos mos tan extraños.
brevemente cada una de estas sexaciones en Sea cual sea el soporte material de esta
humanos. etiqueta, que es desde luego un hecho de
sexuación, la autosexación humana es un
Autosexación humana hecho que está cognitivamente mediado.
Con el término autosexación me refiero Luego la corteza cerebral y –en los huma-
al acto de categorización sexual de uno nos, el aprendizaje y la cultura– juega un
mismo, cuyo resultante –al menos en huma- papel nada despreciable en todo ello.
nos– es la convicción de que uno es hombre La autosexación se hace manifiesta a
o es mujer. Sobre esta convicción se irá través de un acto de conciencia: descubro
construyendo evolutivamente la que deno- que soy mujer, descubro que soy hombre.
minamos identidad sexual; y sobre ésta, Esto es, tomo conciencia –antes o después–
biográficamente, la sexualidad de este ser de ello. Tomar conciencia y/o descubrir son
sexuado: su modo personal e intransferible verbos que expresamente usamos y que dan
de ser el hombre o la mujer que de hecho es. cuenta de que uno toma contacto cognitivo
Aunque la autosexación se refiera a la con un hecho que es anterior y preexistente
categoría sexual que alguien se da a sí a la propia cognición. Así pues, respecto de
mismo no debe de ser confundida con la alo- la autosexación quizás deba de evitarse el
sexación que alguien hace de sí mismo. En uso de verbos como aprender, enseñar, cons-
ambos casos el sujeto se sexa a sí mismo, truir, etc. Sobre todo porque todo parece
pero en un caso el inductor de la sexación es indicar que el aprendizaje es respecto a esta
la sexuación cerebral, mientras que en el autosexación, mucho más que la causa, un
otro son otras sexuaciones no cerebrales. potente amplificador. Pero también un
Fundamentalmente la genital. potente obstaculizador.
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 95

Alosexación humana significación sexual de estos signos es arbi-


La alosexación es actividad interactiva traria y está histórica y culturalmente media-
que requiere en principio de un otro-distin- da. Desde el primer tercio de siglo conoce-
to-de-mí que actúe como objeto sexable. mos estos signos no sexuales que sí tienen
Luego en todo acto de alosexación hay dos un significado sexual con el término de
ACTORES (29): el sujeto alosexador y el obje- caracteres sexuales terciarios. Los caracte-
to alosexado. res sexuales terciarios son construcciones
Ahora bien, aunque normalmente el suje- culturales y su significación sexual es arbi-
to alosexador y el objeto sexado son diferen- traria, aunque consensuada en una misma
tes, también puede ser el mismo. Pues como cultura y tiempo. Por ejemplo: corte de pelo,
ya he dicho más arriba, yo puedo alosexar- accesorios, funciones, actividades laborales,
me a mí mismo. Por otra parte, como ya se etc..
ha dicho, el objeto alosexado no es un objeto El sujeto alosexador realiza tres accio-
pasivo del acto de la alosexación, sino un nes: por un lado selecciona metonímicamen-
sujeto activo que emite –omite, subraya, te unos estímulos con significado sexual (a
etc.– determinados estímulos propios con esto le llamo sinécdoque sexual: al desgaja-
significación sexual. miento de partes sexuales que significan el
El sujeto alosexador asigna la etiqueta todo sexual); por otro lado, decodifica esta
sexual fundamentalmente en razón de información mediante el filtro de un sistema
hechos de sexuación previos al acto de sexa- de categorías sexuales (que hemos llamado
ción que han ocurrido en el objeto alosexa- pre-esquema sexual) dotándolas de un signi-
do. Pues el objeto alosexado es antes que ficado sexual coherente; finalmente constru-
todo, un ser sexuado. Así que, como expli- ye una etiqueta sexual –una sentencia
caré cuando enuncie sus principios, la sexa- sexual– que, como ya hemos dicho, es defi-
ción requiere de previa sexuación. nitoria, definitiva, binomial y disyuntiva.
Pero ¿cuáles hechos de sexuación son los Esta etiqueta sexual es el resultante final de
que determinan esta alosexación?. La res- la alosexación y determinará las interaccio-
puesta a esta cuestión no es sencilla. En el nes con el objeto alosexado.
dilema de la rata gay no transexuada que En ocasiones se presentan dificultades,
presentamos más arriba, la rata control alo- sobre todo con la binomización o la disyun-
sexa en razón de unos, y no otros, hechos de tividad de la etiqueta. En este caso opera un
sexuación. Parece elegir sobre todo el olor mecanismo de jerarquización de los estímu-
feromonal y el patrón de conducta, siendo los sexantes de suerte que se activa una
que ambos son resultantes del proceso de sinécdoque en bucle: se desgajan y reselec-
sexuación de la rata alosexada. Sin embargo, cionan los estímulos más pertinentes y se
exactamente al mismo tiempo, el experimen- desechan los más impertinentes. Y esto rei-
tador también alosexa a esa misma rata, pero terativamente, hasta dar finalmente con la
en razón de otros estímulos que son también etiqueta disyuntiva que cumpla la condición
resultantes de su proceso de sexuación. El de afirmar lo uno y de negar lo otro. Pues el
experimentador parece seleccionar el patrón resultante de la alosexación, la asignación de
cromosómico (que él sí conoce) y la presen- una etiqueta sexual, no sólo debe afirmar
cia gonadal y genital. que ese otro es de un sexo, sino que debe
Ahora bien, los hechos de sexuación no negar que pueda ser del otro.
son los únicos indicadores de sexación ya Conviene incidir en los aspectos de inte-
que existen otros signos con significado racción pues la aloclasificación nos es abso-
sexual, que no siendo hechos de sexuación, lutamente necesaria para contextualizar
sí operan como indicadores alosexantes. La tanto los mensajes que de los demás recibi-
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96 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

mos, como para en virtud de ella producir ción perinatal, que aquí llamaremos TRANSE-
unos u otros comportamientos de comunica- XACIÓN PERINATAL (33) y que es conocida en
ción e interacción con esos otros que previa- la literatura científica como sexo de reasig-
mente hemos clasificado. Incluso para prede- nación;, la ALOSEXACIÓN OLÍMPICA (34) y la
cir cómo esos otros –una vez clasificados– realosexación judicial que aquí llamaremos
pueden interpretar nuestros propios mensajes. TRANSEXACIÓN LEGAL (35).
Y esto porque esta alosexación condiciona Como puede apreciarse, se trata de dos
los modos y maneras en que interactuamos alosexaciones y dos realosexaciones. Las
con esos otros, y los modos y maneras con realosexaciones son en realidad TRANSEXA -
que interpretamos a esos otros y los modos y CIONES (36), pues se realizan a un ser sexua-
maneras con los que nos comunicamos con do que ha sido ya previamente sexado. Y
esos otros. sirven en principio para la modificación de
Y es que toda interacción entre sujetos esta etiqueta sexual previa. En ellas uno o
sexuados es una interacción sexual. Sea –o varios alosexadores autorizados resuelven
no– una interacción erótica, sea entre seres que hubo error de sexación y que procede la
del mismo –o diferente– sexo, y sea entre transexación formal.
sujetos de una, u otra, especie38. Cada una de estas alosexaciones tiene su
dinámica propia: sus propios criterios sexan-
Tipos de alosexaciones en humanos tes, sus propios momentos de sexación y sus
Diferencio entre ALOSEXACIONES INFORMA- propios agentes alosexantes (todos ellos alo-
LES (30) y ALOSEXACIONES FORMALES (31). Las sexadores profesionales).
primeras se realizan permanentemente, en La neonatal es una alosexación formal
cada instante de interacción con los demás. universal. Como es público y notorio, su cri-
Las segundas son actos solemnes en los cua- terio alosexante es el genital que se expresa
les se realiza una etiquetación sexual que se mediante la observación macroscópica de la
pretende especialmente más definitiva y más forma de los genitales externos. Y esto por-
definitoria. que el inductor de alosexación (el indicador
Las primeras son una acto personal que alosexante de máxima jerarquía) es el geni-
sirve a las necesidades del individuo y pue- tal externo. Como es lógico, los genitales
den tomar como indicadores alosexantes tienen una especial importancia en un
estímulos que no son hechos de sexuación, mundo en el cual el paradigma premoderno
aunque hayan adquirido por unas u otras del locus genitalis sigue vigente. Sin embar-
razones un significado sexual en cualquier go no se usa este mismo criterio para el resto
caso arbitrario. Las segundas son actos cul- de las alosexaciones formales.
turales reglados que actúan como mecanis- Por ejemplo, el inductor de alosexación
mos garantistas y que sirven a las necesida- en la transexación perinatal no es único,
des de regulación sexual de las sociedades. sino múltiple. Quizás por esto sea ésta la
Se llevan a cabo por profesionales habilita- única alosexación formal que es necesaria-
dos y usan como indicadores de alosexación, mente colegiada e interdisciplinar. Además
hechos de sexuación. de los genitales –que, por definición, son
poco definidores por difíciles de alosexar39–,
Alosexaciones formales se estiman los siguientes indicadores de alo-
En nuestra cultura son fundamentalmente sexación: patrón cromatínico, presencia y
cuatro las alosexaciones formales: la ALOSE- actividad gonadal y sesgo gínico40. El crite-
XACIÓN NEONATAL (32) que es conocida como rio de alosexación es –debería de ser– el
sexo de asignación, y cuya consecuencia ajuste con la identidad sexual futura; por
más notoria es el sexo legal; la realosexa- ello se pretende, a la luz de los indicadores,
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 97

pronosticar cual será la identidad sexual garantiza la garantía sexual? y ¿cómo se


futura del alosexado. Hasta no hace mucho evita el fraude de la prevención del fraude
el criterio era exactamente su complementa- sexual? La respuesta a estas cuestiones es
rio. Esto es: construir la identidad sexual crecientemente amenazante. Pues los erro-
futura en coherencia con la etiqueta sexual res, aún siendo cuantitativamente pequeños,
previa. Este cambio verbal –construir por son sumamente dolorosos en intensidad y
descubrir– es paradigmático tanto para la extensión para quienes los padecen.
ciencia como, sobre todo, para los transe- Una madre descalificada por no ser
xuales. mujer, un “huevodoce” no reconocido en el
En cambio, el inductor de alosexación en nacimiento, un infante mal reasignado (el
la aloclasificación olímpica no sólo no es gemelo judío de Money) o un transexual
genital, sino que expresamente renuncia a la quirúrgicamente no intervenido al que se
consideración de este hecho de sexuación deniega la modificación legal de sexo son
para tomar exclusivamente el patrón cro- errores de alosexación y producen sufri-
matínico. De suerte que la presencia del cro- miento añadido.
mosoma Y produce la etiqueta olímpica de Y puestos a hablar de errores, transexua-
“no-mujer”, que supone exclusión de partici- lidad y alosexación neonatal, conviene con-
pación en categorías femeninas o descalifi- fesar que con los transexuales los científicos
cación de resultados. El criterio es genético, cometemos dos errores tradicionalmente
porque se estima que la dotación genética considerados como inaceptables en ciencia:
ándrica resulta una especie de “dopping”. por un lado una tasa de éxito cero; y por
Finalmente, el inductor de alosexación otro, la conjunción simultánea y sumativa de
de la transexación legal vuelve a ser de los errores tipo alfa y tipo beta. Pues hasta el
nuevo el genital (quirúrgicamente interveni- momento ni uno sólo de los transexuales ha
do o puberalmente “aparecido”). Aunque sido detectado en la alosexación neonatal
también en esta transexación se consideren formal. Y con ellos se comete al tiempo
los caracteres sexuales secundarios (normal- tanto el error alfa como el error beta. Esto
mente también modificados mediante terapia es: el error de negar lo cierto y el error de
hormonal), la confirmación autorizada de la afirmar lo incierto.
firmeza de la identidad sexual (mediante Es cierto que aún no tenemos ciencia sufi-
informes periciales de expertos) y la solici- ciente para resolver estos errores, pero sí
tud formal y firme de este anhelo. Todo ello tenemos conocimiento suficiente para aceptar
porque los criterios alosexantes son dos: por que así están las cosas. No es mucho, pero es
un lado, la garantía sexual (esto es la veraci- lo suficiente para tener el firme propósito de
dad legal de que, efectivamente, alguien es mejorar los mecanismos alosexantes forma-
de ese –luego no es del otro– sexo) y, por les. Todos ellos, pero en especial el único que
otro, el ajuste sexual legal (esto es la ade- es universal y afecta a toda la población sin
cuación del sexo legal al sexo anatómico). excepción: la alosexación neonatal. Pues si
De estas cuatro alosexaciones formales, ésta tuviese una tasa de error cero, que es
sólo una –la primera– es universal. Las otras objetibo deseable y quizás no demasiado leja-
tres son realizadas sobre colectivos minori- no, quizás los otros resultarían del todo inne-
tarios. cesarios. Y en tanto no sea posible: flexibili-
En cualquier caso, todas las alosexacio- zar la cuarta alosexación formal.
nes formales son siempre mecanismos cultu-
rales garantistas que operan contra la pre- Alosexaciones informales
sunción de fraude sexual. Ahora bien, ¿qué Las alosexaciones informales también
es el fraude sexual?. Más aún, ¿cómo se operan con indicadores alosexantes, muchos
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98 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

ALOSEXACIONES HUMANAS FORMALES


Otras Momento Sujeto Criterios
Tipos
denominaciones de la alosexación alosexador de alosexación

Alosexación Sexo de asignación Día del Médico habilitado Presencia genital


neonatal o sexo legal alumbramiento (obstetra)
Transexación Reasignación Primeros meses de Equipo especialista Presencia genital y
perinatal sexual vida (por accidentes (pediatra/endocrino/ gonadal, pruebas
o dificultades de sexólogo/neurólogo/ endocrinas y patrón
primera alosexación) psiquiatra/psicólogo) cromosómico.
Tendencia gínica
Alosexación Verificación Participación en alta Médico habilitado Presencia de patrón
olímpica cromosómica competición (modali- (genetista) cromosómico XX
o test del patrón dad femenina) en el par 23
cromatínico
Transexación Modificación legal Intervención judicial Juez ordinario Intervención
legal de sexo a propuesta de quirúrgica de
interesado modificación genital
realizada

de los cuales corresponden a hechos de ellos operan sobre todo presunciones y apa-
sexuación. Sin embargo, operan fundamen- riencias.
talmente con indicios que hacen relación a la Los caracteres sexuales secundarios (tim-
apariencia del proceso de sexuación en el bre de voz, pilosidad epidérmica, distribu-
objeto alosexado. Son indicios o suposicio- ción de grasas, estructura musculo-esqueléti-
nes sobre la naturaleza de caracteres sexua- ca, patrón de conducta, etc.) si bien tienen
les primarios y secundarios. Ahora bien, la bastante más notoriedad pública a la mirada
alosexación informal opera, sobre todo, ajena, en la actualidad pueden modificarse,
mediante los caracteres sexuales terciarios. omitirse o subrayarse con bastante facilidad
Como es notorio, en nuestra cultura nin- mediante infinidad de procedimientos técni-
guno solo de los caracteres sexuales prima- cos y argucias estéticas, etc. Luego, depen-
rios es visible. Las razones de esta invisibili- den más del manejo de la inducción alose-
dad difieren: bien por su naturaleza, bien por xante que haga el objeto alosexado que de
su ubicación, bien porque no se presentan al las selecciones estimulares del sujeto alose-
espacio público (se ocultan). xador.
El patrón cromosómico puede –y suele– Finalmente los caracteres sexuales tercia-
ser desconocido incluso por el propio sujeto rios son en nuestra cultura crecientemente
poseedor de tal carácter sexual. Los genita- ambiguos o unisex (ropa, corte de pelo,
les tanto masculinos como femeninos y las accesorios, etc.). Con esto ocurre un fenó-
gónadas masculinas suelen permanecer habi- meno curioso: al dificultarse el proceso de
tualmente ocultos a la mirada del otro. Las alosexación gracias a la conjunción de lo
gónadas femeninas no son accesibles por su anteriormente descrito, se incrementa: por
propia ubicación. Finalmente la egosexua- un lado, el fenómeno de la presunción; y,
ción (que a mi juicio es el más primario de por otro, la importancia de los pre-esquemas
los caracteres sexuales primarios) es tan sexuales. O sea, paradójicamente, evitando
inaccesible que aún no es siquiera científica- tópicos sexuales se incrementan los tópicos
mente conocida. Luego respecto a todos sexuales.
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 99

En estos momentos resulta más definido- la una usa el criterio alosexador olímpico y
ra y definitiva la presentación sexual que el la otra el criterio alosexador neonatal uni-
propio objeto alosexado hace a través del versal. Y en cualquier caso, la una usa el
manejo de los indicadores alosexantes de mismo criterio que después se usará cuando
cualquier otro estímulo con significación se produzca la alosexación formal neonatal,
sexual. Esto es, cada vez más, la etiqueta de mientras que la otra usa uno diferente.
alosexación de este sujeto en concreto coin- Esto plantea una cuestión interesante:
cide más con la inducción alosexante que él ¿qué ocurre en los casos –no demasiados,
hace. Como ya he dicho, esta inducción alo- pero crecientes– en los cuales habiéndose
sexante se realiza fundamentalmente realizado ambas pruebas neonatales las alo-
mediante la presentación activa o pasiva de sexaciones difieren? La respuesta es que, en
indicadores alosexantes y mediante el mane- principio, prevalece el criterio genital. Pero
jo de aquellos signos que tengan mayor sig- esta respuesta podría ser contradicha si se
nificación sexual en su cultura. Este fenóme- realizase transexación perinatal formal.
no es importante porque, aunque no seamos
demasiado conscientes de ello, cada vez más Hipertrofia de sexo legal
alosexamos como los sujetos alosexables Aunque nuestras interacciones ordinarias
quieren ser alosexados. Esto es, en razón de estén filtradas en razón de nuestras alosexa-
inducciones alosexantes más que en razón ciones informales, lo cierto es que las alose-
de criterios alosexantes. Y en ello hay un xaciones formales tienen importancia capital
cambio de paradigma cultural sexante de en nuestro estar en el mundo. Resultando
primera magnitud imperceptible pero perti- que estas últimas determinan definitivamen-
naz. te nuestro lugar en la sociedad.
La etiqueta sexual resultante de la alose-
Alosexaciones prenatales mixtas xación neonatal se convierte birlibirloque en
El desarrollo técnico-médico ha traído lo que conocemos como sexo legal. Este
consigo, al menos en lo que llamamos pri- sexo legal determina muy explícitamente si
mer mundo, un tipo de alosexaciones mixtas hacemos o no el servicio militar, los servi-
que, sin ser del todo formales, no son desde cios o vestuarios públicos en los que pode-
luego informales: están a medio camino mos –o no– entrar, o las residencias, cole-
entre ambas. Me refiero a las alosexaciones gios y/o cárceles en los que nos alojarán, o
prenatales; fundamentalmente: ecografía el nombre de pila –nombre con significación
prenatal y amniocentesis41. Estas alosexacio- sexual– con el cual seremos registrados y
nes prenatales aunque no son un acto solem- que nos identificará por vida, etc, etc.. Y
ne con transcendencia formal, sí comparten más implícitamente este sexo legal determi-
con las alosexaciones formales que el alose- nará la cuantía de nuestros salarios, nuestras
xador es un profesional especialista habilita- posibilidades laborales, nuestras obligacio-
do. nes familiares, los modelos de prescripción
Las dos técnicas tienen, –o pueden cultural en los que proyectarnos, las expec-
tener–, un propósito alosexador explícito o tativas de guión de vida que se tejerán res-
implícito. Comparten entre sí algunas carac- pecto a nosotros, ...
terísticas de alosexación, aunque difieren en Más aún, este sexo legal nos acompañará
otras. En la amniocentesis el criterio de alo- y definirá en cada acto cotidiano de vida.
sexación es el vigesimotercer par cromosó- Tenga, o no, este acto un significado sexual.
mico mientras que en la ecografía monitori- Por ejemplo, el sexo legal queda registrado
zada el criterio alosexante es la presencia en el DNI y, a través de este documento, el
macroscópica de los genitales. Curiosamente sexo aparece cada vez que se paga con dine-
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100 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

DOS SEXACIONES EN HUMANOS


Definición Propiciante Resultantes Tipos

Autosexación Autoetiqueta Una sexuación Identidad sexual · Identitaria


sexual que me doy cerebral:
a mí mismo. egosexuación.
(Soy/me (egogínica o
reconozco como: egoándrica)
macho/hembra)
Alosexación Etiqueta sexual Apariencia de Regula interacciones · Formales
que asigno a cada caracteres sexuales y dota de un marco · Informales
uno de los otros primarios, secundarios de interpretación de
con los que y terciarios la acción del otro
interactúo.
(Te tengo por/te
reconozco como:
macho/hembra).

ro de plástico, en cada control de carretera, Los Principios de la Sexuación


en cada operación bancaria, en cada firma y los Principios de la Sexación.
contractual. De todo esto saben mucho, des- Con todo lo dicho hasta el momento pode-
graciadamente para ellos, los transexuales. mos enunciar los tres principios de la Sexuación
No hay proporcionalidad ninguna entre el y los cinco principios de la Sexación, con sus
tiempo dedicado a la alosexación neonatal correspondientes corolarios.
(segundos), los criterios técnicos y científicos
desplegados a tal fin (apariencia genital) y la Los tres Principios de la sexuación
importancia definitiva y definitoria de aquel Primer principio: inevitabilidad: “Todo
acto sobre la vida del objeto alosexado. A esto ser sexuable42 se sexúa”.
contribuye sobremanera la rigidez del sexo - Primer corolario: los agentes sexuantes
legal y la psicótica inercia a la posibilidad de –ginógenos y andrógenos– garantizan la
transexación legal. Desgraciadamente los sexuación.
transexuales también saben mucho de esto. - Segundo corolario: si, por error u omi-
Aún no puede exigírsele a los alosexado- sión de los agentes sexuantes, no se produjese
res formales neonatales (médicos) que sexuación, se activará la sexuación por omi-
reduzcan sus iatrogénicas tasas de error, sión.
puesto que no tenemos todavía mecanismos - Tercer corolario: la sexuación por omi-
de detección con garantías suficientes que sión es siempre gínica.
nos permitan prever la futura autosexación
tomando como referencia los indicadores de Segundo principio: ginandria. “Todo
sexuación que se expresan neonatalmente. resultante del proceso de sexuación es siem-
Pero puede –y debe– exigirse a los alosexa- pre ginándrico”.
dores formales judiciales (jueces) una urgen- - Primer corolario: la sexuación es una
te flexibilización de sus criterios transexan- variable polar, y cualquier suceso es un
tes que sean más acordes con el conocimien- punto de un segmento delimitado por dos
to científico y más acordes con el principio polos: el gínico y el ándrico.
moral mínimo de no causar daño (o no - Segundo corolario: se puede ser más o
incrementarlo al menos). menos ándrico o gínico; incluso se puede ser
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 101

mucho de lo uno y muy poco de lo otro; sexuales; luego no se puede no sexar (todos
pero no se puede ser todo de lo uno y nada nos autosexamos y alosexamos a otros).
de lo otro. - Tercer corolario: si apareciere dificul-
tad de etiquetación se procede al método de
Tercer principio: proceso. “La sexuación reducción (o a la sinécdoque en bucle, que
es un proceso constituido por múltiples es lo mismo), tantas veces como sea necesa-
niveles que son diacrónicamente secuencia- rio. Así hasta obtenerse la etiqueta sexual.
les y sincrónicamente interactivos”.
- Primer corolario: la sexuación siempre Tercer principio: finalidad. “La sexación
está inconclusa. Sólo un acontecimiento la se expresa a través de una etiqueta sexual
detiene: la muerte. Todavía pueden produ- que se pretende definitoria, definitiva y
cirse acciones andrizantes y/o ginizantes finalística”.44
–fisiológicas, accidentales o incidentales– en - Primer corolario: establecida la etique-
cualquier momento del ciclo vital. ta, el sujeto queda definido por la etiqueta
- Segundo corolario: los sucesos de asignada; luego no por sus caracteres sexua-
sexuación ocurren en un orden evolutivo que les (o cualquiera de sus hechos de sexua-
es irreversible.43 ción).
- Tercer corolario: cada hecho de sexua- - Segundo corolario: por su condición de
ción determina los siguientes y es determi- definitiva, la etiqueta es fenomenalmente
nado por los anteriores. inercial, luego presenta enorme resistencia
- Cuarto corolario: los resultantes de los al cambio.
diferentes niveles de la sexuación inte- - Tercer corolario: todas las interacciones
ractúan entre sí en el sujeto sexuado. entre sujetos quedan marcadas por esta eti-
quetación sexual. Ninguna interacción ocu-
Los cinco Principios de la sexación rre –ni puede ocurrir– al margen de esta eti-
Primer principio: presexuación. “Toda queta sexual.
sexación requiere de previa sexuación.”
- Primer corolario: la sexuación es requi- Cuarto principio: dimorfismo. “La sexa-
sito indispensable de la sexación. ción es dimórfica”.
- Segundo corolario: la sexación es uno - Primer corolario: las etiquetas sexuales
más de los resultantes de la sexuación. son dos y sólo dos: macho y hembra.
- Tercer corolario: la autosexación - Segundo corolario: no hay terceras eti-
requiere de egosexuación y la alosexación quetas de sexación. Luego las otras etiquetas
requiere de caracteres sexuales. que suelen usarse –ambiguo, intersexual,
- Cuarto corolario: aunque sin sexuación, andrógino, persona, etc.– no son etiquetas
no hay sexación; sin sexación, no hay sexo. sexuales. O bien son etiquetas no-sexuales.
Expresan dificultad del acto de la sexación; o
Segundo principio: universalidad. “Todo tambien, negación ideologizada de la misma.
ser sexuado es sexable y, efectivamente,
sexado. Todo ser sexuado es sexante y, efec- Quinto principio: disyuntividad. “La
tivamente, sexador”. sexación es disyuntiva”
- Primer corolario: todos somos objetos - Primer corolario: las etiquetas sexuales
sexados; nadie puede no tener etiqueta son disyuntivas, luego mutuamente exclu-
sexual; luego no se puede no estar sexado yentes.
(todos estamos autosexados y alosexados). - Segundo corolario: los indicadores
- Segundo corolario: todos somos sujetos sexantes pueden operar en negativo o en
sexantes; nadie puede no poner etiquetas positivo. Se sexa también por exclusión.
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102 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

SEXO
Sexuación Sexación

Definición Diferenciación sexual Discriminación sexual


Otros términos Sexo como variable sujeto Sexo como variable estímulo
Acción Transformación Categorización
Origen y destino De material asexuado y sexuable De indicios sexuados
a material sexuado (indicadores de sexación) a categoría sexual
Principio Intersexualidad Dimorfismo
de comprensión
Referente Complejidad. Reducción. Sinécdoque.
(Territorio de lo sexual) (Croquis de lo sexual)
Diversidad Dicotomía
Tipo de variable Polar y conjuntiva Binomial y disyuntiva
Categorías Entre el polo gínico y el polo ándrico: Dos categorías de sexación:
realidades ginándricas (se es ándrico Macho/hembra (Hombre/Mujer)
o gínico en términos de mutua Tercera categoría: Ambiguo (tb andrógino)
comparación; y de más o menos) Ambiguo = no alosexable, difícil de sexar
Claves Acción (sexuar) y evolución Interacción con otros (alosexación)
(ontogenética y filogenética) e identidad (autosexación)
Opera A través de agentes sexuantes A través de criterios e indicadores sexantes
Modos de acción Andrizar(se) Sexar(se) con etiqueta macho
Ginizar(se) Sexar(se) con etiqueta hembra
Modo por omisión Gínico No hay
Verbos Sexuar(se) Sexar(se)
Sexuado, sexuante, sexuable, ... Sexado, sexante, sexable, ...
Tipos Cromosómica, gonadal, genital, Autosexación
somática, cerebral, etc. Alosexación (formales e informales)
Agentes/Indicios Agentes sexuantes: Indicios sexantes:
Ginógenos y andrógenos. Feminizantes y Masculinizantes.
Pueden ser: genéticos, hormonales, Pueden ser: caracteres sexuales primarios,
neuronales y me-méticos. secundarios y terciarios
Trans Transexuación Transexación

· Tercer corolario: la asignación de una Parecerá contradictorio lo que voy a


etiqueta sexual, sea cierta o errónea, impo- decir, pues es trabalenguas paradójico, pero
sibilita (al menos dificulta enormemente) es certero: los principios de la sexuación no
la reasignación de una nueva etiqueta contradicen los principios de sexación aun
sexual. siendo contradictorios. Pues, aunque todos
· Cuarto corolario: la reasignación de una los sujetos sexuados sean ginándricos y
nueva etiqueta sexual (transexación) requie- estén en proceso inacabado, son etiquetados
re más energía para negar la antigua que la con una –y solo una– etiqueta sexual que,
necesaria para afirmar la nueva. como ya se ha dicho, es binomial, definitiva,
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 103

definitoria, finalística y disyuntiva. Todo Al respecto de esta estría terminalis hay


ello aunque la sexuación de tales sujetos no un artículo prometedor que ha aparecido
sea ni binomial (pues es intersexual), ni publicado este mismo año46 y que es obra
definitiva (pues es inacabada), ni definitoria del que a mi juicio es el más potente equipo
(no define nada, simplemente ocurre), ni investigador en este área: el equipo holandés
finalística (es, como todo resultante evoluti- adscrito a la cátedra de Transexualidad de
vo: azaroso y ateleológico), ni disyuntiva Amsterdam. Por su interés lo comento míni-
(pues es conjuntiva). mamente.
Por cierto, esta paradoja es desvelable, Se contaron las neuronas somatostatíni-
pero irresoluble. cas de la zona central del núcleo basal de la
estría terminalis (BSTc). Al parecer los
Egosexuación, autosexación hombres, al margen de cual sea su orienta-
e identidad sexual ción –esto es, tanto homosexuales, como
Conviene diferenciar los conceptos ego- heterosexuales–, tienen el doble de estas
sexuación y autosexación, de los cuales ya neuronas que las mujeres (también sea cual
hemos dado cuenta, del concepto identidad sea su orientación). Esto es, existe una dife-
sexual. Todos ellos hacen relación al cómo rencia sexual respecto al rango neuronal que
cada quien se siente –se dice, se sitúa, ...– en no se relaciona con la orientación sexual del
tanto que hombre o mujer. Pero son hechos deseo. Los resultados de este trabajo indican
diferentes, con significación diferente, que que los transexuales de hombre a mujer tie-
ocurren en momentos diferentes y que nen un rango femenino de estas neuronas y
corresponden a universos teóricos distintos. contrariamente los transexuales de mujer a
Como ya se ha dicho, la egosexuación es hombre tienen un rango masculino de estas
el término que uso para denominar un hecho mismas neuronas. El número de estas neuro-
de sexuación cerebral en el que operan todas nas queda organizado prenatalmente y no se
y cada una de las características generales de modifica por tratamientos, alteraciones o
la sexuación, luego los tres principios de la variaciones hormonales adultas.
sexuación y sus corolarios. El término es Pudiera ser que la estría terminalis sea la
neologismo mío que se corresponde con lo estructura que sexuándose determine median-
que en la literatura científica se ha llamado te mecanismos aún desconocidos la etiqueta
diferenciación sexual del centro de la identi- de autosexación.
dad sexual45. La autosexación es el resultante más
Aunque el conocimiento específico que notorio de esta sexuación cerebral previa y
tenemos sobre este subnivel de la sexuación se expresa mediante la conciencia de una
cerebral es aún muy preliminar, hay bastan- etiqueta sexual autoidentificatoria. Esta eti-
tes evidencias que permiten afirmar que la queta cumple las cinco condiciones arriba
identidad no está determinada por el apren- expresadas; luego es: definitiva, definitoria,
dizaje y la culturización, sino también por el finalística, binomial y disyuntiva.
proceso de diferenciación sexual. Más aún, El concepto identidad sexual es suma-
que la causación biológica es más firme que mente complejo y difícil de definir. Desde
la cultural. luego, demasiado complicado para ser expli-
Ni siquiera sabemos todavía cuál es el cado en las muy pocas líneas que le vamos a
material sexuado sobre el que opera esta dedicar. Pero es evidente que la identidad
sexuación, aunque hay algunos indicios que sexual no es, de sí, un hecho de sexuación.
permiten suponer que puede ser algún Esto es importante advertirlo, porque tras la
núcleo hipotalámico o un núcleo límbico (la creciente constatación de la relación entre
estría terminalis). diferenciación sexual cerebral e identidad
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104 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

SEXO SEXUALIDAD

SEXUACIÓN SEXACIÓN

Egosexuación Autosexación Identidad sexual


Diferenciación sexual cerebral Autodiscriminación sexual Vivencia de mi condición sexual

sexual, cada vez más se ordena la identidad yectoria vital. Pues mi identidad no sólo se
sexual como un hecho más de sexuación. Y construye en lo que mis ojos ven, sino en
no lo es. cómo me veo a través de los ojos de los
En términos teóricos la identidad sexual demás. Pero la identidad sexual se construye
es sexualidad (luego segundo registro del también en el diálogo con las regulaciones
Hecho de los Sexos) y no sexo (primer sociales culturales, con los modelos sexuales
registro). Los sexólogos sabemos que la culturales, con las expectativas sexuales, con
identidad sexual es la percha de la cual cuel- los usos y costumbres sexuales, con la pro-
ga prácticamente toda la sexualidad humana pia biografía erótica, con el discurso sobre
(la feminidad, la masculinidad) o, si se pre- uno mismo, con la conciencia de sí, con la
fiere, el cimiento sobre la cual ésta se cons- reflexividad, etc.
truye. En tanto que sexualidad es, sobre Quiero subrayar esta idea de diálogo
todo, vivencia; esto es, experiencia subjeti- entre sexaciones. En primer lugar, como ya
va, construcción biográfica. hemos dicho, todos los sujetos alosexan y
Aunque requiera de previas egosexuación manejan unos criterios sexantes para tales
y autosexación, la identidad sexual sobrepasa etiquetaciones sexuales de los otros. Ahora
tanto teórica como vivencialmente aquellas bien, ¿qué pasa cuando los criterios de alo-
categorías. La identidad sexual es también un sexación que uso para los otros no me sirven
resultante biográfico de conciencia –razona- para alosexarme a mí mismo porque con-
blemente temprano, pues, aunque vicariamen- trarían mi propia autosexación? Más aún,
te, comienza a formarse en el segundo año de ¿qué pasa cuando las etiquetas resultantes de
vida extrauterina. Ahora bien, en este acto de las alosexaciones que los demás hacen de
conciencia que se expresa como una convic- mí, coincidiendo todas entre sí, son contra-
ción profunda e inalterable concurren aspec- rias a la que me doy para mí mismo? Todo
tos bios, psicos y socios. esto les ocurre a los transexuales. Por eso la
Pero el concepto de identidad sexual no construcción biográfica de su identidad
sólo dice de la etiqueta sexual y de la con- sexual se ve dificultada, pues no tiene el
ciencia de ser hombre o mujer, sino del soporte cognitivo necesario para lograr esta
peculiar e intransferible modo de ser –de convicción profunda e inalterable que les es
sentirse y de vivirse como– el hombre o la –como a todos– del todo necesaria.
mujer concretos que cada quien es.
Luego entonces es bastante probable que Transexuaciones
la identidad sexual la vayamos construyendo He dejado para el final de esta segunda
biográficamente en el diálogo entre la ego- parte el concepto TRANSEXUACIÓN (5) que en
sexuación, la autosexación, las alosexacio- rigor debería haber sido explicado dentro del
nes –formales e informales– que los otros apartado dedicado a la sexuación, pues la
hacen de mí y los propios mecanismos transexuación no es sino una particularidad
inductores de estas alosexaciones de mí que posible del proceso de sexuación. De hecho,
vamos articulando a lo largo de nuestra tra- la transexuación es una forma concreta de
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 105

intersexualidad que se expresa con formas cambio de vías. Y el término transexuación


ginándricas secuenciadas en un mismo sujeto. hace referencia a un viaje que iniciado en
Nada hay de extraño o de inhabitual en una vía de origen, finaliza en la otra vía de
estas condiciones de intersexualidad y destino.
ginandria de los transexuales puesto que Entonces la transexuación ocurre, preci-
éstas son características universales del pro- samente, porque se ha producido un suceso
ceso de sexuación. Lo inhabitual de la tran- transexuante. Los sucesos transexuantes
sexuación es que se trata de un resultante de pueden ser: fisiológicos (p.e.: sexuaciones
sexuación que, comenzando en el primer por omisión), incidentales (p.e.: experimen-
paso de sexuación en su forma gínica, acaba tos de laboratorio, resultante de drogas o
en su último paso en su forma ándrica; o ambientes hostiles, alteraciones ecológicas,
viceversa. Siendo que considero primer paso etc.) o accidentales (p.e.: sucesos hormona-
a la fusión gamética y al establecimiento del les patológicos, etc.); y producen translación
patrón cromosómico (XX o XY) y llamo del recorrido sexual típico. Este suceso ocu-
último paso –aunque, de hecho, no lo sea– a rre siempre en un momento concreto y afec-
la sexuación cerebral en general y a la ego- tará a un nivel concreto. A partir de ahí
sexuación en concreto. Luego que, en el puede, o no, afectar a la totalidad del reco-
sujeto transexuado hay discordancia sexual rrido posterior. Esto depende de la cualidad
entre dos tramos sexuales perfectamente determinante que este nivel de sexuación
identificables. tenga en el posterior desarrollo de la sexua-
Para mejor explicar la transexuación ción. Por ejemplo, en el caso de la rata gay,
usaré una metáfora ferroviaria donde: el pro- decíamos que la rata era transexuada. El
ceso de sexuación es el viaje; el sujeto es el experimento servía precisamente a ese
propio tren; la vía del tren está constituída propósito transexuante; la intervención
por dos carriles sexuales (el gínico y el endocrina era el suceso transexuante.
ándrico); hay doble vía (la vía ándrica y la Ocurría en un tiempo concreto: la primera
vía gínica); y se producen –o pueden produ- semana postnatal. Y afectaba sólo a los
cirse– cambios de aguja (sucesos transe- niveles de sexuación posteriores a este tiem-
xuantes); en un sistema de ferrocarriles en el po; luego a la sexuación somática y a la
cual se produce una condición de seguridad sexuación cerebral.
vial ineludible: en ningún caso el tren desca- Por tanto, con el término transexuación
rrila o no circula. hacemos referencia a una forma especial de
Todo viaje en tren es un viaje ginándrico sexuación cuya peculiaridad es la siguiente:
porque el tren circula siempre sobre una vía la sexuación es típica (discurre por la vía
sexual formada por dos carriles que son esperada) desde su inicio hasta el suceso
sexuales. El tren puede circular tanto en una transexuante, y también es típica desde el
como en la otra vía sexual. Normalmente suceso transexuante hasta el final del proce-
circula en una o en la otra dependiendo de so de sexuación; pero estos dos tramos de
cual haya sido la vía en la que se puso en sexuación no coinciden entre sí: son sexual-
marcha en la estación de origen. Como cir- mente discordantes. En todas las formas de
cula por ella, suele llegar a su estación de intersexualidad habituales –ginandrias– no
destino en esa misma vía. hay modificación de la vía esperada, pero sí
En la mayor parte de los viajes el tren ha hay o puede haber –cambio de agujas provi-
circulado todo el recorrido de sexuación por sional. En este caso no hay dos tramos
una misma vía sexual (la gínica o la ándri- sexuales divergentes, sino un hecho sexual
ca). Lo que llamo un SUCESO TRANSEXUANTE –o varios– que son sexualmente divergentes
(37) es un cambio de agujas que produce con el recorrido sexual típico.
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106 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

Probablemente se entiende todo esto cubrió nada patológico ni extraño en su con-


mejor –y sin recurso a metáforas siempre dición femenina. Pasado el tiempo sólo una
discutibles– con algunos ejemplos de sexua- curiosidad: era una chica con un par cro-
ción concretos en los cuales ocurre un suce- mosómico vigesimotercero XY.
so transexuante. Ahora bien, resultó ser una fenomenal
En todos estos ejemplos supondremos un esquiadora y su patrón genético fue detecta-
espermatozoide Y que entrega su carga do en los test olímpicos de cromatina. Hoy
genética a un óvulo –siempre X– comenzan- sus medallas, sus registros y sus méritos
do las sucesivas divisiones celulares. deportivos constan en la historiografía del
Presumiblemente esta célula primera (todos fraude deportivo; incluso su honorabilidad
fuimos algún día un ser unicelular) tiene un quedó en entredicho para muchos cronistas
potencial ándrico y bastantes probabilidades deportivos.
de producir un niño. Luego el recorrido
esperado supone que si la estación de origen Segundo ejemplo: la gimnasta
–la célula primigenia– es ándrica, en la esta- que quiso ser olímpica
ción de destino el recién llegado será alose- Con este mismo supuesto de entrada
xable como varón. Varón –con sus particula- (fusión entre espermatozoide Y y óvulo X),
res ginandrias–, pero varón al fin y al cabo. pero a resultas de otro suceso transexuante
ocurrido en un momento ulterior, resultó que
Primer ejemplo: la campeona la niña no sólo tiene un patrón cromosómico
de esquí descalificada XY, sino también testículos disfuncionales
Ahora bien, puede que este cromosoma con ubicación intraperitoneal. Tras su naci-
Y no contuviese el gen Sry, o si lo tuviese miento y en razón de sus genitales perfecta-
que no se activara. Así que en el tercer mes mente ginizados también la alosexaron for-
fetal no se produjesen testículos, sino ova- malmente como hembra.
rios (por omisión). A partir de este momento Si entramos en su relato de vida, descu-
el resto del proceso discurrió, con todo su briríamos que su autosexación fue gínica
potencial ginándrico, por la vía gínica típica. identificándose como mujer. En este caso fue
El resultante al día del nacimiento fue una una niña normal que en el discurrir de la vida
niña perfectamente típica (salvo en su patrón se sintió menos normal puesto que no sólo no
cromosómico del que nadie tuvo cuenta). pudo competir en las olimpiadas –cosa que
Esta particularidad sólo le dificultó el emba- estuvo a su alcance porque su pubertad tardía
razo. Sin embargo, aunque requirió de asis- le favorecía en su carrera como gimnasta–,
tencia médica, fue madre fértil. sino que prepuberalmente fue intervenida
¿Qué le ocurrió? Que un suceso transe- quirúrgicamente para extirparle aquellos
xuante –la ausencia o inactividad del gen testículos disfuncionales e intraperitoneales
Sry– modificó el proceso de sexuación en un que amenazaban malignización.
momento crítico concreto –en este caso, Aunque a partir de la pubertad recibió
transexuación gonadal–; y a partir de ese estrógeno externo que ya nunca abando-
suceso, la sexuación ocurrió sin particulari- naría, no pudo ser madre, que fue anhelo que
dades mencionables en la dirección gínica. siempre tuvo. Es probable que sus cuadros
Recién nacida la alosexaron formalmente depresivos actuales usen de esta idea obsesi-
como niña, le asignaron nombre de niña y va –“no he podido ser madre”– para atrapar-
fue educada como tal, pues sus genitales la en la nostalgia y la tristeza. Pasado el
perfectamente formados (vulva y clítoris) lo tiempo volvió al quirófano para ponerse
facilitaron. Se autosexó como hembra y se unas prótesis mamarias de silicona que,
identificó siempre como mujer. Nunca des- dice, le sirvieron “para quitarse el complejo,
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 107

gustarse más a sí misma y mejorar su auto- guaje popular les ha bautizado con el gráfico
estima”. Aunque un sólido discurso feminis- término “huevodoce”, que hace referencia a
ta la ha ayudado a separar los conceptos de que son chicos que empezaron a serlo tras su
feminidad, maternidad y corporeidad, a pubertad, después de una docena de años de
menudo se duele de su suerte. Se trata de estar en el mundo como chicas.
una transexuación genital interna. El suceso En la actualidad toda la comunidad
transexuante ocurrió en la formación de científica acuerda que hay que hacer un
estos genitales internos. esfuerzo científico –hoy es posible pues su
En estos dos ejemplos no hubo error nin- patrón genético es ándrico y siendo la afec-
guno en la alosexación formal neonatal. ción genética se encuentran antecedentes
Ambas fueron sexadas como niñas, educadas familiares– para mejorar los sistemas de
como tales y así se sintieron siempre. Pero detección de esta peculiaridad. Esto es,
en los dos ejemplos siguientes sí se produce corregir los mecanismos de alosexación neo-
tal fatal e indeseable error. natal, para alosexarlos como chicos desde el
principio. Y para que reciban, si procede,
Tercer ejemplo: el “huevodoce” tratamiento hormonal, quirúrgico y sexoló-
Si otro suceso transexuante ocurriese con gico temprano. Pero, sobre todo, para que
el mismo supuesto de origen aún más tarde, toda la carga cultural alosexante no actúe
tendríamos también otra niña XY, con testí- lesivamente dificultando la construcción de
culos sin descender, próstata y vesículas su identidad sexual.
seminales, con una cierta hipertrofia clitóri-
ca pero con vulva perfectamente femenina. Cuarto ejemplo: transexual femenino
Recién nacida también se la alosexó Un último ejemplo con los mismos ele-
como hembra, aunque nació con testículos mentos de partida, pero con una transexua-
funcionales no descendidos que nadie ción prenatal aún más tardía. Se trata de una
detectó. Conociendo su relato de vida descu- niña 46 XY con testículos perfectamente
briríamos que después de una infancia de funcionales y en la ubicación correcta y con
marimacho, a partir de la pubertad se mani- genitales (tanto internos como externos) per-
festaron en sentido ándrico los caracteres fectamente ándricos. Lógicamente con estos
sexuales secundarios y se reafirmó en su caracteres sexuales se le alosexó neonatal-
condición masculina, en sus comportamien- mente como niño. Quiero detenerme un
tos ándricos y en su deseo ginerasta. poco en su historia.
En este caso, sí se cometió un error fatal Ya en los primeros años de su vida dio
en la alosexación neonatal. No era niña: era notorias muestras de juego infantil femeni-
niño. Y, por cierto le hubiese ido mejor, sin no. Sus padres, preocupados, lo llevaron al
el lastre de este error. psicólogo y al pediatra. Uno y otro, tras
Se trata, en este caso, de una afección recordarles el sufrimiento que la crueldad
genética que impide la fabricación de dehi- del resto de los niños iba a reportarle, sugi-
drotestosterona (DHT) que es el andrógeno rieron que fuesen firmes en la sanción de
hormonal de acción fuerte encargado de tanta feminidad y en la promoción de habili-
andrizar los genitales externos. En rigor, en dades más varoniles. El padre hizo durante
este caso no se trata de una transexuación años una cuestión de honor de este consejo.
(no hay cambio de agujas definitivo), pues Hasta que abatido, culpabilizado e iracundo
todo el recorrido –salvo la estación genital abdicó (de ésta y del resto de sus responsa-
externa– se ha realizado típicamente por la bilidades parentales).
vía ándrica. En Centroamérica, que es El día de su comunión –su madre lo
donde más se han dado estos casos, el len- recuerda aún horrorizada– consiguió que su
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108 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

mejor amiga le prestase aquel vestido blanco sexuante. Como la inmediatamente anterior,
y que lo fotografiase vestido de esa guisa con es una historia de alguien mal alosexado.
su cámara recién estrenada. Fueron sorpren- Salvo que en aquel caso hay acuerdo cientí-
didos los dos in fraganti (la una semidesnuda fico sobre el error en la alosexación. Y en
y el otro con el vestido de comunión de chica este caso, el del transexual, ningún acuerdo.
puesto). El suceso corrió de boca en boca por Pues la comunidad científica mayoritaria-
todo el pueblo con toda suerte de interpreta- mente no reconoce, en los casos de transe-
ciones. Gracias a la intercesión del cura- xualidad, el error fatal de alosexación neo-
párroco entró en el seminario en régimen de natal47. Y este asunto, el reconocimiento del
internado rodeado de chicos. La experiencia error, es relevante tanto desde el punto de
–cuenta ella ahora– en aquel santo y lúgubre vista teórico como profesional y de investi-
lugar “fue horrible, incluidos los abusos”. gación, como también desde la perspectiva
Aunque, paradojas de la vida, fue también política y social. Y, por supuesto, desde la
allí donde conoció por vez primera el amor y perspectiva biográfica de cada una de estas
donde recibió sus primeras “caricias con ter- personas mal alosexadas.
nura”. Resumen de su vida académica: “las Si logramos reducir esta tasa de fracasos
notas, un desastre”, “de castigo en castigo alosexantes las historias –sus historias–
hasta la expulsión definitiva”. Abandonados serán otras. Desde luego mejores.
los estudios durante mucho tiempo aborreció
los libros.
A los 16 años empezó a drogarse. A los PARTE TERCERA
19 años se escapó de casa después de una
“fenomenal bronca con el viejo” y empezó a Transexuales
prostituirse; al principio “de vez en cuando”,
y luego “con dedicación exclusiva”. Nunca Presentación
permitió que nadie, “por mucho que me Con todo lo dicho hasta ahora, podemos
pagase o por mucho que dijese quererme”, le afirmar que los transexuales son uno más de
rozase siquiera el pene. Con el tiempo los múltiples hechos de diversidad sexual;
aprendió incluso a que algunos clientes de que son una más de las múltiples formas de
“los que muy machos” siquiera lo supieran. la ginandria humana; y que son además suje-
“Siempre supe que era chica. Aprendí a no tos que sufren por la severa e inquebrantable
poder decirlo, pero lo sentía”. A los 22 tensión entre sus mecanismos autosexantes y
empezó con androcur y neoginona, primero los mecanismos alosexantes del resto del
por su cuenta; aunque después de algunos mundo (incluidos los suyos propios)
años sin control, acabó visitando al endocri- En otro orden de cosas, son un fenome-
no. “No sé quien estaba más cortado si él o nal contra-ejemplo del dimorfismo sexual y
yo, el caso es que nos entendimos”. “Para de nuestro rígido sistema de diferenciación
entonces ya tenía suficiente dinero y me fui entre hombres y mujeres.
a Madrid a hacerme las tetas. Después vino Los problemas con ellos relacionados
“lo de abajo” (sic) y ahora estoy con un –tanto sus problemas con el mundo, como
abogado para cambiarme el nombre y que los problemas del mundo con ellos– no deri-
me quiten la V del carné”. “Tiene gracia van de lo primero –la diversidad, la ginan-
que me va a resultar más difícil cambiar dria o su identidad–, sino de lo segundo: la
unas letras en unos papeles que cambiarme dificultad de integrarlos en un mundo de
el cuerpo entero”. dos –y sólo dos– sexos. Su misma existen-
En realidad al igual que las otras tres, es cia es una fenomenal cuña que se introduce
una historia en la que ocurre un suceso tran- en esta herida sangrante (herida científica,
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 109

social y también política) que es la redefini- Comentarios a las definiciones


ción y delimitación de las fronteras entre los Tanto las definiciones como las fuentes
sexos. que acabo de presentar son diferentes, pero
Con motivo de esta tensión entre su exis- todas recurren al “sexo opuesto” y todas
tencia y el “orden sexual” a menudo nos omiten la “identidad sexual”. Y además
hemos dejado tentar por dos negaciones todas hacen prevalecer la alosexación del
posibles: bien negarles a ellos (en virtud de definidor sobre la autosexación del defini-
la evidencia de dos –y sólo dos– sexos); do.
bien negar los dos –y sólo dos– sexos (en Aunque todas me parecen un despropósi-
virtud de su evidente existencia). No sé cuál to por desafortunadas, desatinadas o incluso
de las dos negaciones es más grave y cuál frívolas merecen comentarios diferentes.
insulta más la inteligencia. La del CIE-10 define el Síndrome
Una última cosa: aunque a menudo se les Transexual como un deseo. Desde luego que
haga abanderados de tales o cuales libera- sí existe un deseo (un anhelo, un propósito),
ciones sexuales, los transexuales no preten- pero no se trata de un deseo.
den subvertir el orden sexual, sino contraria- De las cuatro, tres mencionan la cirugía y
mente ansían tener un sitio en él. el tratamiento hormonal. Esto, primero, no
es siempre cierto. Y segundo, cuando sí lo
Algunos datos sobre transexualidad es, el acierto es circunstancial y medicocén-
trico. Pues la cirugía y la hormonoterapia
Definiciones son exclusivamente las técnicas médicas
CIE-10: “Deseo de vivir y ser aceptado concretas de que disponemos en este tiempo
como miembro del sexo opuesto, usualmen- concreto y en esta parte del mundo. Pero la
te acompañado por un sentido de incomodi- transexualidad es un hecho universal. Los
dad con, o inadecuación de, el propio sexo transexuales han existido en otros tiempos y
anatómico, y un deseo de recibir cirugía y existen en otros lugares sin conocer siquiera
tratamiento hormonal para hacer el propio la existencia de esas técnicas. Con unos u
cuerpo tan congruente como sea posible con otros recursos a su alcance (éstos u otros) lo
el sexo preferido.” común, longitudinal y transversalmente, a
DSM-IV: “Disforia de género severa que todos ellos es su insistencia en sentirse y ser
cursa con un deseo persistente por las carac- reconocidos con la etiqueta sexual con la
terísticas físicas y los roles sociales que cual se identifican. Y ya centrándonos sólo
corresponden al sexo biológico opuesto.” en los transexuales occidentales actuales, su
Diccionario médico de bolsillo Dorland: deseo de cambio de nombre o de cambio de
“Trastorno de la identidad de género, en el sexo legal es tanto o más central, notorio y
que la persona afectada tiene un deseo reiterativo que la hormonoterapia y la
invencible de cambiar su sexo anatómico, y cirugía.
que se origina en la convicción fija de que es La definición de la RAEL sólo considera
miembro del sexo opuesto; estas personas transexuales a los que ya han modificado sus
solicitan a menudo tratamiento hormonal y caracteres sexuales. Luego de algún modo, a
quirúrgico para cambiar su anatomía según los que han dejado de serlo, para ser simple-
sus deseos.” mente hombres o mujeres. Tras el tratamien-
Real Academia Española de la Lengua: to, el transexual se convierte para los demás
“Dícese de la persona que mediante trata- sencillamante en el hombre o en la mujer
miento hormonal e intervención quirúrgica que siempre se han sentido para sí mismo. Y
adquiere los caracteres sexuales del sexo es precisamente con ese –y no con otro– fin
opuesto.” que se realiza la intervención.
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110 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

Ahora bien, el propio término que usa- A partir del éxito del término de Benjamin,
mos para definirles y las peculiaridades de se han establecido categorías o tipos dentro de
su construcción (sobre todo el recurso a la los transexuales. Así, por ejemplo, en lo pri-
partícula trans) refuerza este significado que meros setenta Money y Gaskin, retomando
da la RAEL. Además, el prejuicio garantista términos de Hirschfeld diferenciaron entre
(luego la advertencia de que han cambiado travestismo homosexual y travestismo no
su naturaleza sexual) lo refuerza. homosexual. Posteriormente, era 1974, Person
La mención al sexo preferido de la defi- y Ovesey diferenciaron entre transexuales
nición del CIE-10 es sencillamente frívola. primarios y transexuales secundarios.
Ni en los transexuales, ni en nadie el sexo se Curiosamente definieron al transexaul pri-
prefiere (ni se elige), pues el sexo es una mario como alguien que es funcionalmente
variable natural e impuesta. Además no asexual y que progresa con resolución hacia
tendría el menor sentido todo lo que estamos cirugía sin desviaciones significativas hacia
diciendo y haciendo, si su fin fuese dar la homosexualidad ni la heterosexualidad y
curso a una preferencia. O sea: cumplir un sin afeminamiento infantil. Y definieron al
capricho. transexual secundario como alguien homo-
Resulta curioso que todas las definicio- sexual y afeminado desde la infancia.
nes omiten cualquier referencia a la identi- Además entre los transexaules secundarios
dad sexual. Que todas omiten cualquier refe- distinguieron entre: transexual homosexual
rencia a que se les ha asignado un sexo que y transexual travestista. Posteriormente
no coincide con el que ellos se autoasignan. tanto Stoller por un lado, como Levine y
Quizás porque los propios definidores, coin- Lothstein, por otro, retomaron esta diferen-
cidiendo también en esta asignación sexual ciación entre transexuales primarios y tran-
consensuada, concluyen que ni siquiera es sexuales secundarios, pero –lógicamente y
una asignación. en coherencia con los usos habituales de
tales adjetivos– dándoles la vuelta. Esto es,
Términos asociados48 considerando primarios a los secundarios de
El actual término transexual fue creado a Person y Ovesey: a los que sí habían mostra-
principios de los sesenta –su obra “The do sus características de identidad en las eta-
transsexual phenomenom” se publicó en el pas infantil, puberal y adolescente; y consi-
66– por el endocrinólogo norteamericano derando secundarios a los que no habían
Harry Benjamin, pero el esfuerzo de buscar mostrado tales características.
términos para definir y comprender la tran- Nótese que en casi todas estas definicio-
sexualidad es viejo. nes de tipos hay –explícito o implícito– un
Ya Rohleder en 1901 acuñó el término sesgo sexual: se habla fundamentalmente de
automonosexualismo. Lo sexólogos de prin- transexuales con caracteres sexuales mascu-
cipios de siglo –entre ellos, Marañón– se linos e identidad sexual femenina. Los lla-
manejaron con el término intersexualidad o mados male-to-female transsexual (MtFT).
estado intersexual y Hirschfeld en su obra Luego omitiendo a los female-to-male trans-
“Die transvestiten”, de 1912, acuñó el térmi- sexuals (FtMT)49.
no travestido que entonces hacía también Ha sido finalmente Blanchard quien ha
referencia a los hoy transexuales (pues en diferenciado entre transexualidad androfílica
tiempos de Hirschfeld ninguno deseaba hor- y transexualidad ginecofílica, usando los que
monoterapia, ni cirugía de reasignación a mí me parecen más afortunados términos
genital), aunque luego este término ha de cuantos he mencionado. Pues expresan
adquirido otros significados y ha quedado explícitamente la condición sexual a través
relegado a otras minorías eróticas. de las partículas griegas gineco y andro.
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 111

Aunque se le añada la partícula griega filia Así por ejemplo: quien firma este artículo
insistiendo sobre la idea del deseo sexual50 es egoándrico y su madre es egogínica. El
(querer ser) más que en la identidad sexual transexual llamado FtMT también es egoán-
(sentirse). drico, tanto como yo. Y la transexual MtFT es
Considero, continuando la propuesta de egogínica, tanto como mi madre. Finalmente,
Blanchard, que los transexuales deben ser y de esto estoy completamente seguro, los
clasificados en gínicos y ándricos. Ahora hechos de sexuación que hacen de unos y de
bien, yo sugiero las etiquetas EGOGÍNICOS y los otros lo que somos (egogínicas o egoándri-
EGOÁNDRICOS . La razones de este cambio cos), son exactamente los mismos. Al margen
son múltiples: por un lado abandono la recu- de nuestros genitales, que al respecto de esto
rrente –y a mi juicio desacertada– mención aportan bien poco.
al deseo (filia). Pues la particularidad de
estas personas no está en lo que desean ser, Prevalencia
sino en lo que sí son. Considero desacertado Hablamos de un colectivo muy pequeño.
cualquier término que se centre en las caren- Según el psiquiatra inglés Russell W. Reid, en
cias –lo que les falta– y no en sus particula- Inglaterra uno de cada 15.000 adultos es tran-
ridades –lo que sí tienen. Además, detrás de sexual (esto significa un 0,0067% de la pobla-
este cambio de terminología subyace una ción)51. En Escocia se estima que 8,18 de cada
apuesta teórica radical: la aceptación de la 100.000 adultos (0,0082 %), con una ratio
identidad sexual (y por debajo de ella, la cuatro veces superior a favor de los egogíni-
autosexación) como criterio alosexante defi- cos52. En Alemania entre 2,1-2,4 por 100.000
nitivo: como el inductor alosexante de máxi- personas adultas alemanas son transexuales
ma jerarquía. Y por si fuese poco, porque (0,0024 %) y la relación es: 2,3:1 a favor de
considero que estas etiquetas resuelven bas- los egogínicos53. En Holanda, uno de cada
tante bien la búsqueda de términos sexológi- 18.000 varones (0,0055 %) es transexual54 y
cos específicos que, cumpliendo las cuatro la ratio es 3:1 a favor, de nuevo, de los egogí-
condiciones terminológicas que expuse al nicos55. Zucker, KJ., Bradley, SJ. y Sanikhani,
principio, sirvan, además, tanto para transe- M. (1997) afirman que la relación sexual es de
xuales como para no-transexuales. Tanto 6,6 a favor de los egogínicos. Con estos datos
para los nómadas como para los sedentarios en España serían un total de entre 1500 y
de la sexación. 3000 los transexuales. Y un máximo de 200
Entonces el término egoginia hace refe- transexuales en el País Vasco.
rencia a la condición de sentirse en femenino, Lo común a todos estos datos es que hay,
de sentirse mujer. Y una vez adjetivado, significativamente más transexuales egogí-
serían personas –hombres o mujeres– egogíni- nicos que transexuales egoándricos. Lo cual
cas quienes tendrían identidad femenina o refuerza que la sexuación por omisión es
autosexación gínica. Tengan unos u otros siempre gínica.
genitales, gónadas o cromosomas y sean –o Se estima que la demanda de cirugía geni-
no– transexuales. Complementariamente, el tal es una por cada 1,7 por millón de habitan-
término egoandria haría referencia a la condi- tes y año56. Así que si todas las intervencio-
ción de sentirse en masculino, de sentirse nes quirúrgicas fuesen realizadas en la sani-
hombre. Luego, una vez adjetivado, serían dad pública ésta tendría que asumir unas 22
personas –insisto: hombres o mujeres– intervenciones de reasignación genital por
egoándricas las que tendrían identidad mas- año en toda España. La sanidad vasca tendría
culina o autosexación ándrica. Tengan unos que asumir 3 ó 4 al año.
u otros genitales, gónadas o cromosomas y En estos momentos –excepto por el
sean –o no– transexuales. efecto cuello de botella– casi habría más
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112 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

cirujanos en la red pública dispuestos a rea- gorías diagnósticas diferenciales sin que por
lizar estas intervenciones, que transexuales ello el transexual deje de serlo.
necesitándola. Sin embargo la posibilidad Al margen de estas u otras etiquetas
de financiación pública de estas interven- diagnósticas garantistas relacionadas con las
ciones sigue produciendo escándalo públi- lógicas y necesarias reservas ante intervencio-
co, insensibilidad política y resistencias nes hormonales y quirúrgicas que son agresi-
sanitarias. vas, desde la perspectiva del profesional de la
El Servicio Andaluz de Salud, como sexología las dos claves diagnósticas definiti-
corresponde a una institución sanitaria vas son: de un lado la fuerte y persistente
pública, ha asumido y financiado esta res- identificación con el sexo opuesto a los carac-
ponsabilidad que es sanitaria y que es públi- teres sexuales (esto es: una identidad sexual
ca. Son los primeros en España en hacerlo, firme y bien construida, pese a los innumera-
lo cual les honra. Confío en que no sean los bles obstáculos biográficos) y la persistente
últimos. Y confío además en que Osakidetza disconformidad con los indicadores –sobre
asuma con prontitud esta empresa. todo los más notorios– del sexo asignado.
En último término, entiendo que el sexó-
Sobre tratamiento logo/a debe de tener la convicción íntima e
inequívoca de que uno está ante un hombre
Diagnóstico o una mujer (al margen de cuáles sean sus
Inevitablemente la categoría de transe- genitales o su DNI).
xual está, y seguirá estándo, muy medicali-
zada. La garantía de esta medicalización Tratamiento completo
reside en que se requieren intervenciones El tratamiento completo incluye:
que deben ser llevadas a cabo por especia- a) diagnóstico e informe de descarte de
listas médicos. De ahí que las categorías psicopatología
diagnósticas estén siempre asociadas a la b) información, preparación y tratamiento
transexualidad. psicosexual previo
En la actualidad, se toman fundamental- c) hormonoterapia (modificación del
mente estos dos criterios diagnósticos para balance hormonal hombre-mujer)
la evaluación de la transexualidad: identidad d) uno o dos años de vida satisfactoria
persistente durante al menos dos años e ine- haciendo vida ordinaria en el papel del sexo
xistencia de ningún desorden mental (espe- de identidad con seguimiento psicoterápico
cialmente esquizofrenia). e) intervención quirúrgica pectoral
Además, desde el punto de vista del (mamoplasia o mastectomia, según casos);
diagnóstico diferencial, suelen excluirse de extirpación gonadal (de ovarios o de testícu-
la categoría otras formas de intersexualidad los, según casos)
y/o anomalías genéticas, así como el traves- f) cirugía genital: extirpación de genita-
tismo (vestir ocasionalmente ropas de mujer les internos (prostatotomía o histerectomía,
por una razón u otra, pero incluyendo en según casos) y cirugía de reasignación de
este propósito el placer sexual) y la homose- genitales externos
xualidad afeminada. g) otras intervenciones quiroestéticas
No termino de entender muy bien ningu- (tiroides, pómulos, caderas, etc.)
na de las tres; sobre todo porque pueden h) psicoterapia de seguimiento
aparecer, efectivamente, en la historia de un i) modificación legal de nombre y sexo
transexual concreto algunos hechos de No se producen necesariamente todos los
sexuación o hechos eróticos perfectamente pasos. Es especialmente notoria la ausencia
encuadrables en una o varias de estas cate- de apoyo profesional psico y sexual tanto
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 113

previo, como de seguimiento. Con suma fre- ticados. Sin embargo, Meyenburg (1999)
cuencia también se excluyen las intervencio- advierte taxativamente que no se debe
nes quiroestéticas. comenzar la reasignación en ningún caso
También frecuentemente el tratamiento antes de los 18 años. Por otro lado, Cohen-
endocrino es prescrito para evitar la medica- Kettenis, PT. y van Goozen, SH. (1998)
ción hormonal sin control médico que ya sugieren el retraso puberal para acercar la
viene ocurriendo con anterioridad. pubertad a la mayoría de edad.
El orden en el que se ha expuesto es el orden Yo no tengo la menor duda de que lo
habitual, pero no el orden lógico. En concreto, más deseable sería detectar a los transexua-
es del todo ilógico, además de lesivo, que la les, no ya antes de la mayoría de edad, sino
intervención judicial sea la última y la de menor en la primera infancia, incluso en el primer
tasas de logro con éxito, tanto por intento, año. Y creo que debería de llevarse a cabo
como por tiempo, como por unidad monetaria. con ellos un trabajo a largo plazo, interpro-
Las tasas de éxito con los tratamientos que fesional, coordinado y planificado que inclu-
efectivamente se hacen, en los cuales se con- ya absolutamente todos los órdenes de su
templa –si no exclusivamente, sí fundamental- vida (aspectos educativos, sociales, labora-
mente– la faceta hormonal y quirúrgica, giran les, jurídicos, endocrinos, eróticos, quirúrgi-
en torno al 95 %. El criterio de éxito es que cos, económicos, etc.).
“estén bien adaptados y sean estables”. El problema de mi propuesta es que no
Sólo conozco una investigación de segui- tenemos aún ningún modo de detección tem-
miento de fracasos –arrepentimientos– que prana suficientemente fiable y discrimina-
fue hecha en Suecia57. Los datos que aportan dor. Así que, de momento, la mejor garantía
son que un 3,8% de los intervenidos quirúrgi- de la buena praxis sigue siendo su libre,
camente se arrepienten. Y sugieren como fac- firme, decidida e inquebrantable voluntad
tores coadyuvantes de este arrepentimiento el que –como es obvio– sólo puede ser expre-
manejo de la circunstancia por parte del entor- sada cuando se cumplen las naturales condi-
no más inmediato al transexual ( fundamental- ciones psicocognitivas.
mente familia, amigos íntimos y parejas). No obstante entiendo que subyacen en
En base a estos y otros muchos datos, este debate sobre la mayoría de edad, razo-
Cohen-Kettenis y Gooren (1999) afirman nes que no son ni sexológicas, ni clínicas;
que la SRS (acrónimo en inglés de cirugía sino exclusivamente legales. Incluso razones
de reasignación de sexo) no es la panacea y de protección profesional y no de servicio y
que es necesaria la psicoterapia. atención a la demanda.
Ahora bien, incluso asumida una pers-
Momento de inicio del tratamiento pectiva legalista, los propios ordenamientos
Hay un cierto acuerdo por parte tanto de jurídicos occidentales reconocen derechos y
profesionales como de colectivos de transe- voluntades sexuales previas a la mayoría de
xuales para que estas intervenciones (espe- edad –en todo caso pospuberales o adoles-
cialmente las endocrinas y quirúrgicas) sean centes– como pueden ser: matrimonio, libre
llevadas a efecto con la mayor prontitud, consentimiento de unión carnal, aceptación
una vez realizado el oportuno y adecuado de p/maternidad, etc. No veo por qué no
diagnóstico. Sin embargo, hay notorios puede operar aquí la misma lógica.
desacuerdos cuando esta mayor prontitud
rebaja la mayoría de edad. Protocolo según Colectivo de Transexuales
Por ejemplo, los holandeses del grupo de de Cataluña Pro-derechos (21-6-99)
Gooren defienden y llevan a cabo interven- - Periodo de verificación y diagnóstico
ciones adolescentes en sujetos bien diagnos- (mínimo 3 meses). Se debe proporcionar al
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114 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

paciente el Libro Blanco sobre la construyendo como pueden su identidad


Transexualidad (LBT) y garantizar que lo sexual en coherencia con su egosexuación y
comprenda. Certificado psicológico de que su autosexación. Y en contradicción –y en
el candidato comprende el LBT. Informe lucha– con las alosexaciones formales e
psiquiátrico que garantice ausencia de psico- informales en las que ellos son el objeto alo-
patología. sexado.
- Requerimientos administrativos. Para En ellos más que disarmonías internas
mayores de edad: escrito firmado de consen- (incoherencias de los diferentes niveles de
timiento y declaración jurada de Decisión sexuación) hay un conflicto que afecta a la
libre y consciente. Para menores de edad: construcción de su identidad sexual. Este
dos informes psiquiátricos acreditados y conflicto se produce fundamentalmente
autorización de tutores. Manifestación expre- entre su autosexación y los mecanismos alo-
sa y escrita de la propia voluntad de acogerse sexantes de los otros (incluso de ellos mis-
a las terapias. mos) y frente a las alosexaciones formales
- Preparación psíquica y social58 de prescripción cultural. Esta discordancia
- Terapia hormonal ocurre justo porque, como ya se ha explica-
- Condiciones para la Cirugía de Reasig- do, los criterios alosexantes son siempre
nación Sexual Pectoral: mamoplasias o mas- diferentes que los criterios autosexantes.
tectomia. Mayoría de edad. Petición expresa En nuestro tiempo y cultura, resolvemos
escrita y firmada del demandante. Tres este conflicto (en teoría, una vez constatadas
meses de hormonación mínima. En transe- las mínimas garantías de la firme adquisi-
xuales masculinos (de chica a chico) histe- ción de una identidad consistente) con modi-
rectomía y ovariotomía. ficación quirúrgica, endocrina, legal, etc. de
- Condiciones para la Cirugía de Reasig- los niveles de sexuación que consideramos
nación Sexual Genital. Mayoría de edad. como criterios fundamentales de alosexación
Mínimo de 9 meses de terapia hormonal. (fundamentalmente los genitales, los carac-
Petición escrita y firmada por el demandante. teres sexuales secundarios y el sexo legal).

Conclusiones Necesidad de reconocimiento social


de la propia identidad sexual
Definición Más arriba hemos hablado de inducción
Con todo lo dicho hasta aquí podemos alosexante. Esto es, de los mecanismos que
afirmar que los transexuales son personas explícita o implícitamente articulamos para
cuya autosexación no corresponde con su que los demás nos alosexen de un determi-
alosexación. Esto ocurre porque, seguramen- nado modo. De este modo los objetos alo-
te, en su proceso de sexuación se produjo un sexados influyen en los mecanismos alose-
suceso transexuante cuando se estaba xantes de los sujetos alosexadores. Este
sexuando determinada parte del cerebro. aspecto es central en la transexualidad por
Puede ser que esta parte sea la mencionada dos razones: por un lado el cómo sea
BSTc. En cualquier caso, producto de este alguien sexualmente clasificado determina
suceso transexuante su cerebro se sexuó de cómo interactúan con él y su lugar en el
modo divergente al que se sexuaron otros mundo; y por otro lado, el cómo los otros
niveles de sexuación que son precisamente –y él mismo– lo clasifiquen sexualmente
los que tomamos como criterio para alose- condiciona la construcción de su identidad
xarlos formal e informalmente. sexual. Pues también se siente hombre o
Pese a todo, estos sujetos con más o mujer a través de cómo los otros lo sienten
menos dificultad (normalmente mucha) van hombre o mujer.
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 115

Los transexuales resultan obsesivos en su un lado, la competición interna y, por otro,


esfuerzo por ser reconocidos en tanto lo que las competiciones externas.
íntimamente se sienten. Cada quien con sus La competición sexante interna se refiere
fuerzas, sus recursos y posibilidades, luchan a la contradicción que el transexual encuen-
(el verbo es muy adecuado) por lograr una tra entre sus modos de alosexar a los demás
identidad pública más armoniosa –o menos (incluso el modo de alosexarse a sí mismo) y
disarmónica– con su identidad privada. su modo de autosexarse. Pues los transexua-
Cuantos he conocido directa o indirectamen- les también son sujetos alosexadores y no
te, gastan cantidades inmensas de energía, sólo objetos (mal) alosexados. Luego tam-
tiempo y dinero en lograr el reconocimiento bién tienen unos criterios de alosexación que
público de su identidad íntima. A veces operan sobre indicadores alosexantes y están
dedican tanta energía en esta empresa que sometidos por la fuerza de los inductores
claudican del resto de las facetas de la vida; alosexantes. Esto es, juegan con las mismas
incluso haciendo de ésta la razón única y reglas de sexación que el resto de los huma-
definitiva de vivir. nos. No tienen otras distintas para sí.
Es esta necesidad de reconocimiento Entonces los transexuales también usan
público de su identidad sexual lo que criterios alosexantes genitales y para ellos tam-
puede llevarles a los tribunales para modi- bién tener pene/vulva es un inductor alosexa-
ficar su nombre o su sexo legal, lo que dor que propicia etiqueta de hombre/mujer.
explica la reiteración obsesiva por ser Luego siendo poseedores de tales atributos
reconocidos en su grupo social y familiar también se alosexan a sí mismos con las
p o r u n n o m b r e –siempre abiertamente categorías de alosexación habituales.
sexuado– con el que ser llamados. Explica Excepto por el fenomenal empuje de su con-
sus negativas o resistencias a usar su DNI en vicción interna: la conciencia de su autose-
situaciones cotidianas (bancos, seguros, con- xación. Pero la tensión existe y es vitalmen-
tratos laborales, etc.) y la insistencia de te terrorífica.
muchos de ellos/as por lucir los indicadores Por otro lado, están las competiciones
de subrayado sexual más notorios y llamati- sexantes externas en las que compiten induc-
vos que estén a su alcance. ciones sexantes contradictorias. Básicamente
Además de esta dimensión que es más están: por una parte, la inducción sexante
pública, podemos encontrar este mismo ajena (familiar, educativa, cultural, terapéu-
fenómeno de necesidad de reconocimiento tica, etc.) que pretende producir en estos
en la realización erótica llevada a cabo en la sujetos una autosexación coincidente con la
más absoluta de las intimidades. Allí donde alosexación formal; por otra, la inducción
supuestamente, y una vez cerrada la puerta, sexante propia (del propio transexual) que
no hay más normas que las que allí dentro se pretende producir alosexaciones formales e
dicten. En este terreno erótico también apa- informales coincidentes con la propia auto-
rece de forma apremiante la necesidad de sexación.
que el otro me clasifique, me reconozca, me Esta competencia con mayor o menor
trate, me interprete, me acaricie, me sienta intensidad ocurre a lo largo de todas y cada
etc. como del sexo que me identifico. una de las etapas de su vida. Ahora bien, en
determinadas etapas de la vida, especialmen-
Tensión entre sexaciones te las primeras, la intensidad e hiperpresen-
A lo largo de la biografía vital de los cia de esta competencia resulta desleal
transexuales suelen producirse importantes (desde luego especialmente lesiva). Pues
tensiones entre hechos de sexación que lla- esta competencia incrementa la disarmonía
maré “competiciones sexantes”. Están, por (la egodistonía) y dificulta el ajuste sexual
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116 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

(la adquisición de una identidad sexual logía clínica y la razón por la cual quienes
firme). Conviene no incrementar, sino rela- trabajamos en sexología clínica tenemos
jar esta tensión. algo que ofrecerles. Pues nosotros somos
Sería deseable que recibiesen alguna quienes nos dedicamos a estas tres cate-
ayuda temprana que les permitiese mejor gorías humanas de: sexuados, sexuales y
salir de estas competiciones sexantes en las eróticos; en las cuales se producen la mayor
cuales suelen salir derrotados. parte de sus carencias y dificultades.
Aunque en un trabajo posterior explicaré
Qué podemos ofrecer los sexólogos esto con mayor detalle adelanto cuatro cam-
clínicos a los transexuales pos de intervención sexológica con transe-
Los transexuales adultos –en tanto que xuales:
tales– no sufren, per se, estado patológico
ninguno. Ni mucho menos patología mental 1. Informativa: que se entiendan a sí mis-
(por definición ha de descartarse ésta para mos en tanto que sexuados, sexuales y eróti-
ser así etiquetados). Son simple y llanamen- cos, y que entiendan las particularidades de
te uno más de las resultantes de la diversi- su sexuación y de su sexación; que entien-
dad sexual. Y esto no es una afirmación dan los tránsitos del tratamiento: sus ritmos,
políticamente correcta, sino resultado de las posibilidades y los problemas, los recur-
evidencia científica constatada. sos y las carencias.
Sin embargo, los transexuales sí necesi- 2. De apoyo y seguimiento: facilitarles
tan ayuda de profesionales “psi”, además, los tránsitos; prevenirles, entrenarles y apo-
claro está, de otras ayudas profesionales yarles frente a las múltiples adversidades;
(endocrinas, quirúrgicas, sociológicas, jurí- realizar informes y periciales; soporte psico-
dicas, legislativas, educativas, laborales, emocional; seguimiento del proceso, etc.
etc.). Pero complementaria a todas ellas, los 3. Sexoterápico: que resuelvan en lo
transexuales necesitan específicamente posible sus carencias sexuales y psíquicas
ayuda sexológica. Y este servicio sexológico personales.
habrá de ser ofrecido, evidentemente, por 4. De crecimiento erótico: que, entendida
profesionales cualificados que ejerzan la clí- e integrada su sexualidad, activen en lo posi-
nica sexológica. ble su peculiar erótica y que ésta sea fuente
Ahora bien, si requieren tanta ayuda no de placer y bienestar.
es porque, de sí, su condición sea tan carente
y necesitada; sino porque construyéndose a Consejos a padres
sí mismos en diálogo con un mundo que no Con frecuencia el profesional de la sexo-
tiene sitio para ellos, acaban pagando no logía es consultado a propósito de un niño o
sólo el peaje de su propias características niña de corta edad (primera y segunda infan-
sexuales, sino la plusvalía de esta interac- cia) que presenta juego infantil heterotípico
ción con un mundo cuya realidad sexual no y/o patrones de conducta heterotípicos.
los contempla. Incluso, además de lo anterior, niños o niñas
Y en su caso no se trata sólo de un fenó- con cierto discurso o conciencia –explícita o
meno más de marginación social (política, implícita– de su condición sexual contraria-
legal, sexual, etc.), sino de una dificultad da (nombre modificado, resistencia incondi-
enorme para ser personas. Sobre todo – pues cional a determinadas acciones de alta signi-
no puede ser de otro modo–, para ser perso- ficación sexual, etc.).
nas sexuadas, sexuales y eróticas. Tanto el juego infantil, como los patro-
Y esta es la razón por la cual los transe- nes de gestuación y conducta heterotípicos
xuales requieren profesionales de la sexo- deben ser tomados como predictores de
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 117

posible transexuación cerebral. Estos predic- usar con ellos los dos principios rectores de
tores no son definitivos y definitorios, pero la educación especial: normalización e inte-
son indicativos. Desde luego, a falta de otros gración. Todo ello se soporta exclusivamen-
más fiables son lo mejor que tenemos. te sobre un cimiento: la aceptación compren-
Esta predicción de transexuación cere- siva y comprendida del niño o niña concre-
bral no afecta necesariamente a la egosexua- tos. Digo comprensiva en cuanto a conteni-
ción, pues puede afectar a todos o a alguno dos actitudinales; y digo comprendida en
de los otros niveles de sexuación cerebral cuanto a contenidos cognitivos.
sin incidir necesariamente en éste. La transe- En estos casos el trabajo con los progeni-
xuación cerebral puede afectar a la sexua- tores es fundamental. Pues todas las inercias
ción erástica, a la sexuación del patrón de producidas por el orden sexual juegan contra
conducta, a la sexuación erótica, al patrón la buena praxis parental. Es fundamental que
endocrino o a la sexuación de las habilida- el profesional sea empático con el sufri-
des cognitivas y motóricas. Pero también miento de los padres, pero que sea honrado
puede afectar a la sexuación identitaria. A y asertivo en la explicitación de lo que está
todas juntas o a algunas de ellas por separado. ocurriendo. De lo que se ve y de lo que pasa
Siendo que no todas las posibilidades combi- por debajo de lo que se ve.
natorias pueden darse, pues recuérdese que la A mi juicio, es una mala y dolosa praxis
sexuación opera con un orden evolutivo. Así profesional la que llamo “recetar tranquili-
que el suceso transexuante –sea cual sea– zantes”. Esto es: alimentar una esperanza
habrá ocurrido en un momento determinado y desesperanzadora a base de no enfrentarse
sus efectos no tienen ninguna retroactividad. con los hechos o de escudarse en creencias
Es importante que cuantos interactúan mágicas (como que el tiempo arregla las
con el pequeño/a sepan con prontitud que, cosas, que una adecuada reeducación puede
en cualquier caso, su intervención educativa encauzar el asunto, etc.).
correctora no va a tener ningún éxito norma- Es fundamental el trabajo centrado en la
lizador y sí múltiples efectos nocivos e inde- desculpabilización intrínseca (los padres en
seables, tanto en el menor –en su desarrollo mayor o menor medida siempre se sienten
como persona, en las interacciones con él, culpables) y en la mejora de los mecanismos
etc.– como en las dinámicas que se estable- psíquicos de manejo de la culpabilización
cen en los sistemas humanos en los que externa (hagan lo que hagan, siempre serán
estos niños/as están insertos (familia, clase, culpados; incluso por el propio transexual).
grupo, etc). Es importante que padres y educadores
En este sentido, el valor didáctico de la comprendan las dinámicas de tensión –las
experiencia pasada con los zurdos puede que antes hemos llamado competiciones
darnos muy buenas pistas (y resulta espe- sexantes– entre sexaciones e inducciones
cialmente eficaz para que todo esto sea sexantes (internas y externas). Sobre todo
entendido en medios escolares). El mensaje para no hipertrofiarlas con su bienintencio-
respecto de esto es bien claro y puede resu- nada intervención.
mirse con la siguiente frase: “durante mucho Una última idea, si efectivamente son
tiempo tratamos de corregir a los zurdos transexuales (si hubo transexuación prenatal
haciéndolos diestros y sólo logramos zurdos que afectó el nivel de egosexuación), cuando
contrariados e infelices; eso sí, escribiendo antes se produzca la TRANSEXACIÓN y las
con la derecha”. intervenciones transexuantes de reversión,
Finalmente, se trata de aceptar lo que hay mejor. Tal y como están las cosas es proba-
y de facilitarles el ingreso en un mundo que ble que la primera transexación formal,
no está diseñado para ellos. Luego hemos de razonablemente temprana, de entre las posi-
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118 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

bles sólo pueda ocurrir en el ámbito estricta- siguientes: un nombre –incluso mote– fami-
mente familiar. Incluso con cierto secreto; al liar, un estilo de ropa, unos determinados
menos, reserva. Así pues pueden tomarse accesorios; roles y tareas con significación
como recursos transexantes promovibles los sexual en el ámbito familiar, etc., etc., etc.

Notas al texto
1 Advertencia: En algún sentido este artículo es continuación de Homos y heteros. Aportaciones para
una Teoría de la Sexuación cerebral. Si en aquel trabajo me centré en la orientación sexual, me
dedico ahora a la identidad sexual. En cualquier caso, tanto allí como aquí hablamos de sexuación
cerebral. He hecho un esfuerzo para, por un lado, no resultar repetitivo a quienes hayan leído aque-
lla obra; y para, por otro, sí resultar comprensible a quienes no lo hayan hecho. Después de leerlo
por vez última y antes de entregarlo, creo que los segundos han quedado mejor parados que los pri-
meros. Lo cual lamento. Espero que me perdonen las reiteraciones – necesarias por otro lado- y
confío compensarles con las modificaciones y mejoras.
2 Puede dirigirse correspondencia al autor en las siguientes direcciones: Joserra Landarroitajauregi.
Centro de Atención a la Pareja BIKO ARLOAK. C/ Erdikoetxe 1 c, Entrepl. Bilbao 48014. E-mail:
biko1@correo.cop.es.
3 En BSTc nº 3, año 2000.
4 Es etiqueta que se usa para definir al transexual que no desea cirugía de reasignación genital.
5 Mis neologismos se muestran, en su primera aparición, en versal y con un número entre paréntesis.
La versal es para indicar que es término que propongo. El número es el localizador en el glosario de
términos que he incluído al final.
6 Yo ya usé, irónicamente, este neologismo en 1994. Puede verse en ¿De la Sexología a la
Generología?. BIS, nº 6.
7 Juan Fernández (1996).
8 Quizás convenga aclarar mi posición respecto a esto. Mi compromiso -científico y también político-
es la sexología. Esto es bastante público y notorio: así que soy un sexologista. Y esto en tanto que
promotor activo de una ciencia articulada e institucionalizada del sexo y en tanto que persona curio-
sa que pretende conocer con rigor las cuestiones relacionadas con el sexo. En este sentido no sólo
no comparto ningún afán abolicionista respecto a ninguna materia sexual –ni antisexismo, ni antihe-
donismo, ni antipornografía, ni antierotismo, ni antisexualismo, ni antiprostitución, ni anticondón,
ni ninguna otra.-, sino que me reconozco abiertamente un anti-abolicionista sexual. O si se prefiere,
en relación a este caso concreto, se me puede definir como anti-antisexista. O mejor, aunque esto
siempre lleva a equívocos sobre todo si son malintencionados: soy pro-sexista. Desde luego tengo
un talante “muy a favor”, una actitud muy fílica y una disposición muy receptiva hacia todo lo rela-
cionado con el sexo. Incluso el fenómeno de etiquetaje sexual.
9 Los norteamericanos usan esta perífrasis un tanto cursi -“palabra de cuatro letras”- para decir lo que
en castellano llamamos palabrotas.
10 Puede leerse en Revista de Española de Sexología nº 1.
11 Amezúa (1999)
12 Puede leerse en Reseña de Teoría de los sexos en BIS nº 29. Año 2000.
13 Gorski (80), Swaab et al (1984,1985,1988, 1992 y 1995)
14 Hofman y Swaab (1989), Zhou et al (1995)
15 LeVay (1991)
16 Diamond (1989), Breedlove (1994 y 1999), Gorski (1999)
17 Allen et al (1989 y 1991)
18 MacLusky et al (1987), Maggi (1987)
19 DeLacoste-Utamsing y Holloway (1983 y 1986), Fitch et al (1991).
20 Madeira et al (1995), Micevych et al (1992).
21 Kruijver et al (2000).
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 119

22 Han (1999).
23 Mong (1996), McLusky (1981) Shankland (1995).
24 McCarthy et al (1997), Meisami et al (1998), Segovia et al (1996).
25 Hutchison et al (1997 y 1999), Naftolin (1991, 1994).
26 Dörner (1981, 1983 y 1988), Gooren (1986), Rodhe et al (1986), Segarra (1998).
27 Green (1978).
28 Hutchison (1978).
29 Friedman et al (1974), Girdano et al (1995).
30 Kimura (1992).
31 LaTorre et al (1976).
32 Miles et al (1998).
33 Cohen-Kettenis y van Goozen (1998), Gouchie y Kimura (1991).
34 Holtzen (1994).
35 Otros autores han usado otras terminologías: Milton Diamond usó para esto mismo centro de la
elección de objeto sexual y Dörner, centro de la elección de pareja y también centro del aparea-
miento.
36 Por cierto, menor pilosidad corporal no quiere decir ninguna. Las pieles depiladas de las mujeres
occidentales actuales no son obra del sexo; sino de cremas, ceras, maquinillas, electrones y otros
adminículos.
37 Por razones inexplicables en aquella obra apareció como inducción autosexante. Es un error que
espero corregir en otras ediciones, si las hay.
38 Desde luego si la especie es sexuada, que no todas lo son.
39 Lógicamente suelen ser sujetos de transexación perinatal aquellos que no son fácilmente alosexa-
bles mediante el mecanismo universal.
40 Se exprese o se omita, la etiqueta gínica es el modo primus inter pares.
41 Perforación transabdominal del útero para la obtención de líquido amniótico.
42 Llamo ser sexuable a cualquier sujeto perteneciente a una especie sexuada.
43 Lo irreversible es el orden, no los sucesos. Por suerte en este caso –y también por desgracia en
otros- podemos –y solemos- revertir sucesos.
44 Recuérdese que hemos dicho: definitoria porque establece la frontera sexual entre los colectivos
sexuales y asigna cada elemento a su conjunto sexual; definitiva por que pretende trascenderse a sí
misma (se presume sin final en el tiempo); y finalística porque sirve siempre a un mismo fin: filtrar
cualquier interacción con los otros y con uno mismo.
45 Diamond (1977), Dörner (1998).
46 Kruijver, FP., Zhou, JN., Pool, CW., Hofman, MA., Gooren, LJ. y Swaab, DF. (2000): Male-to-
female transsexuals have female neuron numbers in a limbic nucleus. J. Clin. Endocrinol. Metab,
85: 2034-41.
47 No siempre. Recuérdese que encabecé este artículo con una cita de Rusell Reid en este sentido de
reconocimiento del error de alosexación.
48 La mayor parte de esta información terminológica la tomo de Anne Vitale en Transexualidad
Primaria y Secundaria. Mito y realidad. Puede verse en BSTc nº 3.
49 Esta terminología se usa frecuentemente en investigación para evitar equívocos. El primer término
indicaría el sexo de alosexación formal y el segundo el sexo identitario. Aunque realmente el primer
acrónimo indica los caracteres sexuales originales y el segundo los caracteres sexuales de destino.
50 Nótese que he escrito deseo sexual con significado absolutamente diferente del que suele usarse que
en realidad es deseo erótico. Deseo sexual dice –es intelectualmente humillante tener que aclarar lo
que es de perogrullo - del deseo relacionado con el sexo; y sexo dice de la condición diferencial.
Así que, lógicamente, deseo sexual se refiere a querer ser de un sexo. Y no a querer hacer un gesto
erótico u otro con alguien o solo.
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120 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

51 Ver Aspectos médicos del Desorden de la Identidad de Género en BSTc nº 3, 2000.


52 Wilson, P., Sharp, C. y Carr, S. (1999).
53 Weitze, C. y Osburg, S. (1996).
54 Bakker, A., van Kesteren, PJ., Gooren, LJ., Bezemer, PD. (1993).
55 van Kesteren, Gooren y Megens (1996).
56 Landen, M., Walinder, J., Lundstrom, B. (1996).
57 Landen, M., Walinder, J., Hambert, G. y Lundstrom, B. (1998).
58 Me resulta sorprendente constatar que los propios colectivos transexuales no incluyan la dimensión
sexual y la erótica como campos de atención prioritarios en los protocolos que proponen.

Glosario de términos 12. Pre-esquemas de sexación: mecanismo


1. Sexación: etiquetación sexual. decodificador –cognitivo o precogniti-
2. Sexar: clasificar según sexo; asignar eti- vo- que convierte los estímulos con sig-
queta sexual. nificado sexual en una etiqueta sexual.
3. Inducción alosexante: participación acti- 13. Ginizar:en relación a la sexuación, feminizar.
va del objeto sexado en la alosexación 14. Andrizar: en relación a la sexuación,
que otros hacen de sí. Manejo de los pro- masculinizar.
pios indicadores alosexantes. 15. Andrógenos: cualquier agente sexuante
Normalmente: subrayado u ocultación de con capacidad de andrizar (sea, o no,
caracteres sexuales. hormonal).
4. Mecanismos alosexantes: soportes 16. Ginógenos: agente sexuante con capaci-
materiales de la alosexación. Son tres: dad de ginizar.
receptores, decodificadores y pre-esque- 17. Ginandria: referido a los resultantes
ma sexual. tanto gínicos como ándricos que el pro-
5. Transexuación: translación de la direc- ceso de sexuación produce siempre en
ción sexual típica producida por un un mismo sujeto.
suceso transexuante. Forma especial de 18. Egogínico: que se tiene a sí misma por
la sexuación en la que pueden diferen- hembra (en relación a la autosexación).
ciarse dos tramos de sexuación típicos, 19. Egoándrico: que se tiene a sí mismo por
pero sexualmente discordantes. macho (en relación a la autosexación).
6. Objeto sexado: quien es sexualmente 20. Ginerasta: que siente deseo erótico por
etiquetado. hembras.
7. Sujeto sexante (o sexador): quien reali- 21. Andrerasta: que siente deseo erótico por
za la etiqueta sexual. machos.
8. Alosexación: etiquetación sexual de 22. Organización: uno de los dos modos de
otros realizada sobre la base de indica- operación de la sexuación: transforma
dores alosexantes y usándose criterios definitivamente una estructura asexuada
alosexantes. Reconocimiento sexual. y sexuable en una estructura sexuada.
9. Criterios alosexantes: establecimiento de 23. Activación: el otro de los dos modos de
jerarquías para la resolución de incon- operación de la sexuación: transforma
gruencias entre indicadores alosexantes. mudablemente una estructura sexuada y
10. Autosexación: autoetiquetación sexual. sexuable en una estructura sexuada más
Resultante primero de la egosexuación. sexuada. Normalmente usa de un agente
11. Inductor de alosexación: indicador alo- sexuante que andriza o del potencial gíni-
sexante de máxima jerarquía. Esta jerar- co por omisión.
quía le es asignada en virtud de los cri- 24. Agente sexuantes: quienes tienen capa-
terios de alosexación. cidades de producir diferenciación
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TÉRMINOS, CONCEPTOS Y REFLEXIONES ... 121

sexual. Son de cuatro tipos: genéticos, una translación de la sexuación típica.


hormonales, neuronales y meméticos. Cambio de agujas.
25. Andrógenos hormonales: tradicional- 38. Gínico: etiquetado como femenino
mente denominados como andrógenos. (relativo a sexuación).
Hormonas con acción masculinizante; 39. Ándrico: etiquetado como masculino
normalmente esteroides gonadales. (relativo a sexuación).
26. Precursor dimórfico: tipo de precursor 40. Indicadores alosexantes: estímulos con
indiferenciado (pre-estructura asexuada y significado sexual (normalmente caracte-
sexuable) constituido por dos subestructu- res sexuales) sobre los cuales opera la
ras: la protogínica y la protándrica. alosexación.
27. Precursor intersexual: tipo de precursor 41. Protogínico: Material primigenio, aún
indiferenciado (pre-estructura asexuada y no sexuado pero sexuable, que tiene un
sexuable) constituido por una única estruc- potencial sexuante gínico.
tura protogínica susceptible de andrizarse. 42. Protándrico: Material primigenio, aún
28. Egosexuación: nivel de sexuación cere- no sexuado pero sexuable, que tiene un
bral que determina la autosexación. potencial sexuante ándrico.
Parece que la estructua neuronal que se
sexua es BSTc. Referencias
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33. Transexación perinatal: o también rea- Española de Sexología nº 91.
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denominada como sexo de reasignación pequeña de la sexología. Revista de sexo-
o reasignación sexual. Se refiere a la logía, 97-98.
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viamente asignada. Bezemer, PD. (1993): The prevalence of
34. Alosexación olímpica: alosexación for- transsexualism in the Netherlands. Acta
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ca, accidental o incidental– que propicia 315-334.
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122 JOSÉ RAMÓN LANDAARROITAJAUREGUI

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Anuario de Sexología © Anuario de Sexología A.E.P.S.


2000 Nº 6, 127-141 ISSN:1137-0963

TRANSEXUALIDAD:
UNA REVISIÓN DEL ESTADO ACTUAL DEL TEMA
Mercedes García Ruiz *, Ricardo de Dios del Valle **

La transexualidad es un fenómeno que ha puesto en entredicho los conocimientos actuales


sobre el proceso de sexuación del ser humano y más concretamente sobre la identidad sexual.
A lo largo de este artículo pretendemos exponer una revisión de los conocimientos actuales
sobre el tema, incluyendo desde una perspectiva histórica, hasta una definición del problema,
así como los intentos de explicar las causas de la transexualidad, cómo diagnosticarla y que
ofertas terapéuticas existen en la actualidad. Creemos que este tema es de gran interés para
los sexólogos ya que puede ser una problemática a la que enfrentarse en la práctica clínica
diaria y, por otro lado, sigue constituyendo un reto para la investigación en el campo de la
sexología.
Palabras clave: Transexualidad, revisión, sexología.

TRANSEXUALISM: AN ACTUALITY REVIEW


Transexualism is a phenomenum that has moved the actual knowlegments about the sexua-
tion process in human being, and, especially, about the sexual identity. The aim of this arti-
cle is to review the actual knowlegments about this concern incluiding the history, the con-
cept of this problem, and some explanations about the transexualism´s causes, how to diagnose
it and the actual treatments. Authors know the interest of this concern for sexologists becau-
ses this can be a problem in the daily practice. However this is a challenge for research in
sexology.
Keywords: Transexualism, review, sexology.

La transexualidad en la historia inglesa, que a su muerte proclamó que era una


Friedreich (1830) ya describía el caso de mujer. Otro caso notorio fue el de William
hombres que tenían la “ilusión” de ser muje- Sharp (1855-1905), que en la última década
res. Esquirol (1845), Westphal (1869) y Krafft- de su vida se hizo llamar “Fiona MacLeod”,
Ebing (1884) describieron fenómenos que y comenzó a escribir con este nombre dando
tenían algunos aspectos de la transexualidad. a conocer su verdadera identidad a su muer-
Marcusse en 1916 describe un tipo de inver- te. La doctora Mary Walker sirvió en el ejér-
sión psicosexual que se caracterizaba por bus- cito de los Estados Unidos en la guerra civil
car un cambio de sexo. En 1931, Abraham des- y reclamó en el Congreso el derecho a llevar
cribe el primer caso de un paciente sobre el pantalones, sufriendo gran exclusión social
que se realiza una intervención quirúrgica de por vestirse con el traje masculino. Charles
reasignación de sexo. El término fue utiliza- Durkee Pankhurst conducía diligencias entre
do en primer lugar por Cauldwell en 1950 y ciudades del oeste americano a finales del siglo
popularizado por Harry Benjamin durante los XIX; a su muerte se supo que era una mujer.
años sesenta. Pero ya tenemos referencias ante- Havelock Ellis recogió también diversos ejem-
riores de personas transexuales. Así, James plos de transexuales femeninas. Estos casos y
Barry (1795-1865), cirujano de la Armada muchos otros existentes en la literatura de todo

* Sexóloga. Psicóloga.
C/Las Eras 16. San Claudio. 33191 Oviedo. E-mail: mgarcia@correo.cop.es
** Sexólogo. Médico.
C/Avda Torrelavega 62-3º G. 33010 Oviedo. E-mail: ricardodios@jazzfree.com
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128 MERCEDES GARCÍA Y RICARDO DE DIOS

el mundo nos demuestran que la transexuali- de Nueva York y poco antes de ese simposio
dad ya existía mucho antes de que la cirugía (publicado en 1954) fue consagrado el traves-
permitiese el cambio de sexo. No debemos tismo y el transexualismo por Harry Benjamin
olvidar que en los casos expuestos anterior- (1953) quien había publicado el primer artícu-
mente y en otros descritos en la literatura no lo sobre el transexualismo “Travestism and
se puede diferenciar fácilmente la transexua- Transexualism” en la revista International
lidad y el travestismo. Muchas personas se Journal of Sexology. A partir de esta utilización
atrevieron a vivir como personas de otro sexo se impone el término.
sin cirugía de reasignación y sin otras ayudas H. Benjamin (1966) publica “The Tran-
terapéuticas, intentando ser felices, aunque sexual Phenomenon” donde escribe:
viviendo siempre con el miedo a ser descu- “Los verdaderos transexuales sienten que
biertos (Bullough, V., 1998). pertenecen al otro sexo, desean ser y funcio-
nar como miembros del sexo opuesto, y no
¿Qué entendemos por transexualidad? solamente parecer como tales. Para ellos sus
El término travestismo se debe a Hirschfeld órganos sexuales primarios (testículos), lo mis-
que publica en 1910 “Die travestitm: eina mo que los secundarios (pene y el resto), son
untersuchung über den erostischen Verkleu- deformidades desagradables que el bisturí del
dungstrieb mit urmfangreichmen easmistis- cirujano puede cambiar seguramente por los
chem und historischmen material” (Los tra- grandes progresos recientes de la endocrino-
vestís: una investigación sobre la pulsión logía y de las técnicas quirúrgicas”.
erótica de transvestirse). Benjamin se va a referir fundamentalmen-
Magnus Hirschfeld (1923) utilizó el tér- te al transexualismo del varón. Alby (1956) se
mino “Elischer Transsexualisms”, transexua- refiere también al transexualismo de la hem-
lismo psíquico, transexualismo del alma, dis- bra e introduce el término “error de la natura-
tinguiéndolo de la corporeidad ginandromorfa leza” que a menudo es utilizado por los y las
en la intersexualidad en su obra sobre “Estados transexuales: “Más a menudo, hombres que
intersexuales. La mujer masculina y el hom- mujeres, esos sujetos normalmente constitui-
bre femenino”. dos, tienen el sentimiento de pertenecer al sexo
El término transexual aparece por primera opuesto y demandan una transformación mor-
vez en la literatura profesional en el trabajo de fológica por medio de la cirugía plástica y la
Hirschfeld (1923). En éste todavía no se había administración de hormonas, para corregir lo
hecho una distinción entre travestismo, homo- que consideran como un error de la naturale-
sexualidad afeminada y transexualismo. za”.
Es a comienzos de los años 40 cuando el Hasta 1962, los artículos que se refieren al
término se empieza a usar en sentido moder- transexualismo se clasificaban bajo la rúbrica de
no, para señalar a individuos que desean vivir Sexual Desviation, después Sex Desviation, y a
(o viven actualmente) de manera permanente partir de 1963, bajo la rúbrica de Transvestismo.
en el papel social del género opuesto y a quie- La rúbrica Transexualidad apareció en 1968.
nes desean ser sometidos a reasignación de Para que el término se impusiese pasaron quin-
sexo (Cauldwell, 1949). Cauldwell (1949) ce años, después de la invención del mismo
publicó en “Sexology” un artículo titulado por Benjamin.
“Psychopathia transexualis”, término cons- Stoller (1968) publica “Sex of Gender” en
truido según el modelo de Psychopathia su volumen I: “El transexualismo es la con-
Sexualys de Kraft Ebing. vicción de un sujeto biológicamente normal,
La primera conferencia en la que el término de pertenecer al otro sexo. En el adulto, a esta
“transexualismo” se utilizó tuvo lugar el 18 de creencia le acompaña, en nuestros días, la
diciembre de 1953 en la Academia de Medicina demanda de intervención quirúrgica y endo-
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TRANSEXUALIDAD: UNA REVISIÓN DEL ESTADO ACTUAL DEL TEMA 129

crinológica para modificar la apariencia anató- y persistente con el otro sexo o sentimiento de
mica en el sentido del otro sexo”. Sobre esta inadecuación con su rol. La alteración no coe-
convicción Stoller añade que es permanente e xiste con una enfermedad intersexual. La alte-
inquebrantable. ración provoca malestar clínicamente signifi-
Person y Ovesey (1974) dan una definición cativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
breve, refiriéndose a la resolución o al deseo importantes de la actividad del individuo.
de reasignación del sexo por medio de las hor- En estos individuos, la identificación de
monas y la cirugía: “Definiríamos el transe- género, pero no el rol de género, puede estar
xualismo como la resolución o el deseo de rea- en oposición a su sexo de asignación.
signación del sexo por medio de hormonas y En el sistema de Clasificación de Enferme-
cirugía en las personas biológicamente nor- dades Psiquiátricas, el transexualismo apare-
males”. Introducen así una distinción entre la ció en 1980 (DSM III, 1980). En la versión
transexualidad primaria y secundaria. más reciente el término “transexualismo” se
Basándose en estudios sobre hermafrodi- abandonó y en su lugar se usa el término
tismo, Money (1994) propuso un concepto Desorden de Identidad de Género (DIG).
bivalente considerando los aspectos de la
identidad de género/rol de género. Según Prevalencia de la transexualidad
Money, rol de género es la manifestación La prevalencia de la transexualidad en per-
pública de la identidad de género. El transe- sonas mayores de 15 años está basada en el
xualismo sería entonces resultado de una número de transexuales que han sido tratados
incongruencia entre el sexo asignado y el en los centros más importantes. Este número
ambivalente concepto de identidad de géne- varía según el estudio. Así se han aportado
ro/rol de género. Por otra parte en los tran- datos de prevalencias de 1:100.000 en varones
sexuales, el rol de género está al mismo tiem- y de 1:400.000 en mujeres en un estudio rea-
po seriamente bloqueado. lizado en USA en 1968. En estudios más
En el DSM III (1980), entre los Trastornos recientes como los realizados en Holanda
Psicosexuales, los trastornos de la Identidad (1990) se muestra una prevalencia de 1:11.900
Sexual se caracterizan porque el individuo tie- varones y 1:30.400 mujeres. El hecho de que
ne sentimientos de malestar e inadecuación estudios más recientes muestren prevalencias
sobre su sexo anatómico, así como conductas cada vez mayores se podría explicar por la difi-
persistentes, generalmente asociadas al sexo cultad para la reasignación de sexo existente en
contrario. Como categoría diagnóstica el tran- los años 70 y 80 o el estigma social que conlle-
sexualismo se refiere a un sentimiento persis- vaba en aquella época. Otro elemento que pue-
tente de malestar y de inadecuación respecto de explicar las diferencias es la diferente meto-
al propio sexo anatómico y un deseo persis- dología utilizada en los diversos estudios. El
tente de liberarse de los propios genitales y de DSM-IV sugiere una prevalencia del 1:30.000
vivir como miembro del otro sexo. en varones y 1:100.000 en mujeres. La inci-
En el DSM IV (1995) aparecen como sec- dencia de la transexualidad se estima entorno
ción los trastornos sexuales y de la Identidad a 0.15 por cada 100.000 personas y año
Sexual caracterizándose por una identificación (Landén, M., Walinder, J. y Lundström, B.
intensa y persistente con el otro sexo, acom- 1996).
pañándose de malestar persistente por el pro-
pio sexo. ¿A qué se debe la transexualidad?
El CIE–10 (1992) define tres trastornos dife-
rentes: trastorno de la identidad sexual en la Factores biológicos
infancia, travestismo de rol doble y transexua- El proceso de diferenciación sexual no se
lismo que se refiere a la identificación acusada acaba con la formación de los genitales exter-
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130 MERCEDES GARCÍA Y RICARDO DE DIOS

nos, a pesar de ser éste el criterio para asignar una identidad femenina no desarrollaron pro-
el sexo al recién nacido, sino que también otros blemas de identidad, aunque mostraban gran
órganos de la anatomía humana sufrirán el pro- interés por juegos activos y un elevado gasto
ceso de diferenciación sexual. Sin duda, entre de energía (Money y Schwartz, 1977). En la
ellos el más importante es el cerebro. Una dife- mayoría de los casos no tuvieron ningún pro-
renciación sexual del cerebro como hombre blema de identidad sexual (Cohen, P. y
ocurre en presencia de suficientes niveles de Gooren, L., 1999). Otros casos estudiados fue-
testosterona durante el período crítico de dife- ron los de hombres expuestos durante su ges-
renciación sexual cerebral mientras que en tación a progestágenos y a estrógenos, como
ausencia de la misma se diferencia hacia hem- el dietil-estilbestrol, fármaco utilizado entre
bra. En estudios con animales se observó que los años 1940 y 1970 con objeto de evitar abor-
la presencia o ausencia de testosterona influía tos accidentales. Algunos estudios como los
en la morfología de ciertos núcleos cerebrales de Kester, Green, Finch y Williams (1980)
(Arnold et al. 1984; Breedlove, 1994; apuntaban que los varones expuestos a estas
McEwen, 1981). Otro efecto de la testostero- sustancias presentaban una gran incidencia de
na es que anula la capacidad de respuesta de problemas de identidad u orientación sexual.
la hormona LH para responder a un estímulo Estos datos no se confirmaron en el segui-
estrogénico. miento de hombres expuestos a estas sustan-
Las hipótesis que pretendían explicar la cias (Coleman, E. Gooren, L. y Ross, M.,
causa de la transexualidad desde la perspecti- 1998). Otros casos estudiados fueron los de
va biológica se basaban todas ellas en una idea individuos que padecían el déficit de la 5-alfa-
común, la supuesta discordancia entre la dife- reductasa, individuos que habían nacido con
renciación sexual de los genitales y del cere- genitales externos femeninos y habían sido
bro, pensando que el cerebro era el sustrato educados como niñas; en la pubertad no se pro-
anatómico de la identidad sexual. La investi- dujo la telarquia (desarrollo de las mamas) y
gación biomédica en este sentido se ha cen- el clítoris se agrandó mucho hasta parecerse a
trado en tres direcciones principales: un pene; también ganaron masa muscular y la
voz se hizo más grave. En este síndrome la tes-
• Identidad de género en personas con una tosterona no se puede transformar en dihidro-
historia endocrinológica anormal durante la testosterona, la cual es responsable de la dife-
gestación (exceso de andrógenos en hembras renciación de los genitales en dirección
o escasez de los mismos en machos). Dentro masculina; los genitales internos y cerebro son
de esta línea de investigación se estudiaron sensibles a la testosterona. Estos individuos al
individuos XX que habían padecido una hiper- llegar a la pubertad asumieron sin dificultad
plasia adrenal congénita, enfermedad que pro- la identidad de género masculina cuando sus
voca la existencia de niveles altos de andró- cuerpos se virilizaron (Wilson, J., Griffin, J.
genos durante la gestación. Se pensó que estos y Russel, D.; 1993., Levay, S., 1993).
individuos sometidos a altos niveles de tes-
tosterona tendrían un desarrollo de identidad • El tipo de respuesta de la LH al estímu-
sexual de varón, incluso habiendo sido edu- lo estrogénico. Analizado en los trabajos con
cados como niñas. Muy pocos casos se han mamíferos inferiores y en un trabajo realiza-
encontrado en los que haya ocurrido esto do por Dörner et al. en 1975. Se creía que la
(Meyer-Bahlburg, 1993) y suele ser en indi- regulación neuroendocrina de la LH era un
viduos con ambigüedad genital que se han indicador seguro de la diferenciación sexual
identificado como niños al nacimiento y desa- del cerebro. Se pensó que en los transexuales
rrollaron una identidad masculina acorde al de hombre a mujer tendría una respuesta que
sexo asignado. Las niñas a las que se les asignó se asemejase a lo que ocurre en las mujeres,
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TRANSEXUALIDAD: UNA REVISIÓN DEL ESTADO ACTUAL DEL TEMA 131

es decir, una elevación de la LH tras la esti- por razones médicas no se encontró el BSTc
mulación estrógenica, como consecuencia de más pequeño, indicándonos que las diferen-
una exposición prenatal a niveles desajusta- cias no han sido debidas al tratamiento hor-
dos de esteroides sexuales y se esperaba que monal ni a otros factores como edad u orqui-
ocurriese lo contrario en los transexuales de dectomía (Zhou, J., Hofman, M., Gooren, L.
mujer a hombre (Cohen-Kettenis, P. y Gooren, y Swaab, D., 1995).
L., 1999). Estudios posteriores (Gooren, 1986) No existen evidencias definitivas sobre el ori-
demostraron que en transexuales de hombre a gen biológico de la transexualidad; los últimos
mujer tenía una respuesta similar a hombres estudios sobre la morfología de los núcleos cere-
heterosexuales y que después de la realización brales realizados por Zhou aportan una esperanza
de la orquidectomía y tratamiento con estró- de llegar a conocer algo más sobre las causas de
genos mostraban un cambio en la respuesta la transexualidad.
(Coleman, E., Gooren, L. y Ross, M., 1998).
Estos estudios nos indican que la respuesta de Factores Psicológicos
la LH a los estímulos estrogénicos no viene Marañón (1930) señalaba que en los casos
determinada de forma definitiva por lo ocu- en los que el sexo declarado en el momento
rrido durante el período prenatal. era discordante con el sexo biológico en la ado-
lescencia, los factores ambientales, especial-
• La morfología de los núcleos cerebrales. mente los educativos, son determinantes para
La tercera línea de investigación desarrollada la psique del sujeto. De este modo, prefigura
se centró en la localización de núcleos cere- la idea de que el sexo de asignación prevale-
brales sexualmente dimórficos con respecto a ce sobre el sexo biológico e introduce en el
su tamaño o forma. Los núcleos sexualmente hermafroditismo una ruptura entre lo dado cor-
dimórficos son: el núcleo del área preóptica poral y lo adquirido psíquico. Por otra parte,
del hipotálamo, el SDN-POA, dos grupos celu- la noción de “cambio de sexo” aparece para
lares del hipotálamo anterior (INAH-2, INAH- clarificar prácticas médicas quirúrgicas hasta
3) y una parte del componente postero-medial ese momento carentes de nombre.
del núcleo que hace de lecho de la estría ter- Money (1955) y sus colaboradores psi-
minalis (BNST-dspm), el núcleo supra- quiatras en el Hospital de Baltimore, afirman,
quiasmático (SCN), y la subdivisión central a partir de setenta y seis casos de intersexua-
del núcleo denominado lecho de la estría ter- lidad, que el género de un sujeto se fija defi-
minalis (BSTc). Estas diferencias sexuales son nitivamente en la edad límite de dos años y
sugestivas para subrayar las diferencias sexua- medio. La fijación de la identidad de género
les en la identidad de género, en la reproduc- permite justificar la elección de la modifica-
ción y en la orientación sexual (Cohen, P. y ción del cuerpo de los transexuales ya que apa-
Gooren, L., 1999). El estudio que más luz apor- rece como más maleable que la psiquis.
ta sobre la posible existencia de núcleos Para Harry Benjamin (1967) el transexual
sexualmente dimórficos como causa de la tran- tiene un problema de género definido como
sexualidad es el que realizó Zhou, en el que “la armonía y la uniformidad de la enferme-
encontró en seis transexuales de hombre a dad psicosexual” se origina en la psiquis, en
mujer que el BSTc era más pequeño que en oposición a lo morfológico denominado sexo.
los varones biológicos y coincidía con el ran- Las opciones de Benjamin sobre las causas y
go del tamaño que tiene en las mujeres. Zhou el tratamiento del transexualismo son relati-
et al. fueron los primeros que demostraron una vamente simples. Ninguna explicación de tipo
estructra cerebral femenina en transexuales psicológico le convence y en su opinión el tran-
genéticamente varones. En personas no tran- sexualismo sólo puede ser una perturbación
sexuales que han estado tomando estrógenos constitucional (genética u hormonal) cuyas
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modalidades aún no han sido descubiertas: ambigüedad de las expectativas paternas fren-
señala que no es posible encontrar constantes te a la masculinidad o la feminidad de sus
etiológicas, en los relatos de los numerosos hijos-as”. Todas estas actitudes y sin duda otras
transexuales. agregadas a una predisposición hormonal pue-
Para Money (1977) el elemento central está den producir transposiciones de género.
en la “secuencia de la diferenciación” que Stoller (1968), marca el desarrollo del con-
comienza con el dimorfismo de los cromoso- cepto de transexualismo y de la práctica del
mas sexuales y prosigue con la diferenciación “cambio de sexo” desde finales de los 60 has-
de los órganos reproductores internos y luego ta la actualidad. Para Stoller el sexo y el géne-
de los órganos genitales externos que conlle- ro siguen estando vinculados por una relación
van una asignación diferencial del sexo en el determinista a través de la diferenciación
nacimiento, luego del sexo de educación (iden- sexual probable del cerebro. Distingue tran-
tidad/ rol de género infantil), la diferenciación sexualismo primario, caracterizado por una
hormonal en la pubertad y, finalmente, la iden- ausencia casi total de deseos y de prácticas
tidad /rol de género en la edad adulta, que sexuales; en tanto que en el secundario, el
incluye especialmente comportamientos dife- deseo de cambiar de sexo se declara tardía-
renciados en materia de erotismo y amor. mente, tanto en los travestis heterosexuales
Money incluye elementos innatos, biológicos, como en los homosexuales afeminados.
y elementos adquiridos, sociales. La diferen- Stoller (1975) define, por lo tanto, el sín-
ciación sexual la plantea desde un ángulo inte- drome transexual a partir de una etiología
raccionista, donde las categorías biológica y específica y no acepta el “cambio de sexo” sal-
social pertenecen a un continuo. Otro concepto vo en el caso de los individuos que corres-
clave que plantea es el de periodo crítico (un ponden a la definición del transexualismo pri-
código interno se expresa en la medida en que mario. Para los varones esta etiología se
no sufre interferencias del entorno durante el articula esencialmente alrededor de un cierto
periodo crítico). El proceso de codificación estilo de relación con la madre: contacto cor-
implica una programación por parte de los poral muy frecuente e intenso entre la madre
padres, pero no se trata de un proceso pasivo, y el niño, extremada permisividad de la madre,
el niño es el que codifica. La diferenciación lo que acentúa y prolonga una unión en la que
se opera gracias a dos mecanismos: la identi- el niño y la madre son uno solo y que el padre,
ficación (comportarse como un miembro de pasivo y distante, no rompe.
su sexo) y la complementariedad (reaccionar Las madres se definen como bisexuales,
a los comportamientos de los miembros del es decir, al mismo tiempo femeninas y mari-
otro sexo por medio de comportamientos com- machos, en su comportamiento y en su aspec-
plementarios o recíprocos). Una discordancia to, con un sentimiento de neutralidad sexual
entre los estímulos emitidos por los padres es que se inscribe en un fondo depresivo.
una causa mayor de anomalía de la identidad Expresan un profundo sentimiento de vacío,
/rol de género. Plantea también que los tabúes vinculado con una relación también vacía con
que pesan sobre la sexualidad infantil impiden la propia madre, relación que no ha sido com-
que los niños “repitan” su rol sexual adulto. pensada por el padre. El padre del joven tran-
Money (1955) en el ámbito familiar alude sexual está “dinámicamente ausente”. En cuan-
a “una insuficiente estimulación táctil, dema- to al niño, se caracteriza por una belleza que,
siada proximidad personal, enfermedad o desde el nacimiento, favorece un mayor vín-
muerte de pariente, conflictos familiares en culo físico por parte de la madre y la fantasía
los que el niño es un peón, exploración atípi- de una feminidad natural de su hijo; muestra
ca, actividades o juegos sexuales de impacto un temperamento particularmente creativo y
demasiado espectacular, el equívoco o la “artístico”.
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TRANSEXUALIDAD: UNA REVISIÓN DEL ESTADO ACTUAL DEL TEMA 133

Las hipótesis etiológicas de Stoller no dan Lothstein señala el carácter primitivo de


cuenta del transexualismo femenino. Se con- las defensas usadas por los transexuales (dene-
forma con postular un desarrollo simétrico gación, proyección, identificación proyectiva,
(ausencia de una simbiosis feliz entre la mujer descisión) como parte de la organización bor-
y la madre, impulso del padre a la masculini- delaine de su personalidad y signo de una falla
zación). fundamental en la estructura del yo.
Catherine Millot (1986) plantea que Stoller Para Lacan una de las claves para com-
en “Sex and Gender” hace del transexualismo prender la transexualidad consiste en la fór-
femenino un problema de identificación: resul- mula de la metáfora paterna. La relación de la
taría una especie de simbiosis con el padre. La madre con el niño se reduce a una relación
etiología sería de alguna manera inversa a la dual, en la que el niño está identificado al falo
del transexualismo en el varón. Stoller plan- que le falta a la madre. En virtud de esa iden-
tea que lo que masculiniza a la niña tal vez se tificación, el psicótico se ve feminizado, “Por
debe a una presencia excesiva del padre y una deber ser el falo –escribe Lacan– el paciente
ausencia excesiva de la madre. Así pues, se se consagra a volverse mujer”.
podría proponer la hipótesis de que el transe- El transexualismo puro dice Millot no con-
xualismo es mucho más raro en las niñas que lleva síntomas psicóticos en el sentido psi-
en los niños, porque es mucho más verosímil quiátrico del término. El síntoma transexual
que haya una madre excesivamente próxima, funcionaría como suplencia del nombre del
antes que una madre ausente y un padre exce- padre, en tanto que el transexual tiende a encar-
sivamente próximo. nar a la mujer.
Person y Ovesey (1973) formulan una crí- Safonan y Alby (1956) creen que el recha-
tica moderada y limitada a las concepciones zo transexual de la masculinidad es psicótico
de Stoller. Discuten la tesis según la cual la y que se trata de una psicosis sin delirio apa-
identidad femenina es el resultado de una rente. La castración está enquistada, no sim-
fusión prolongada con la madre. Sostienen, bolizada y aparece en lo real, lo que indica la
por el contrario, que estos sujetos construyen presencia del delirio y la psicosis.
una identidad sexual ambigua, en el marco de Según Green (1990), y en el marco de una
un deseo o de una fantasía de fusión, cuya fun- reflexión general sobre la bisexualidad psíqui-
ción es defensiva, frente a su angustia de sepa- ca, el desarrollo psicosexual y el narcisismo,
ración de la madre. la “psicososis transexual” constituye “la alie-
Para L. Lothstein (1977) el transexualis- nación sexual más extrema”. “El transexualis-
mo femenino es esencialmente una perturba- mo apunta a la expulsión, a la erradicación
ción del self system que refiere a la patología total del falso sexo real, para darle la mayor
del narcisismo y la personalidad bordelaine. existencia posible al verdadero sexo imagina-
Se arraiga en el periodo pre edípico y en la rio camuflado”. Esta paradoja del transexua-
dinámica familiar intergeneracional. La niña lismo proviene de que para Green existen
es designada por su familia, y especialmente “experiencias psicóticas normales”. La primi-
por su madre, para convertirse en transexual. tiva de esas experiencias y prototipo de todas
Esta actitud precoz de los padres obstaculiza sus relaciones de amor ulteriores, es la rela-
en la niña la formación de la imagen de sí mis- ción primitiva entre el lactante y la madre, y
ma, pero también la del Yo. Éste se identifica que constituye según Green una experiencia
con la visión de la feminidad propuesta por psicótica. Las opiniones de Green sobre el
sus padres y separa sus componentes bise- transexualismo se integran en una concepción
xuales en un ser femenino “absolutamente sobre la sexuación. El primer organizador, en
malo” y en un ser masculino “absolutamente el proceso de sexuación, es la atribución de
bueno”. género por parte de los padres. Las fantasías
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de los padres y sobre todo de la madre, así dios de carácter retrospectivo realizados en
como las del propio sujeto, se articulan por un transexuales adultos muestran diferencias en
lado, con la percepción que el sujeto tiene el tipo de crianza que han tenido en su infan-
sobre su propio cuerpo y al mismo tiempo del cia. Los transexuales de hombre a mujer carac-
género que se le atribuye, para crear un con- terizan a sus padres como menos emotivos,
flicto psíquico, que se expresa en la fantasía con más rechazo hacia ellos y dicen sentirse
de la escena primitiva, segundo organizador: más super controlados. Las transexuales de
este conflicto se refiere al sexo del individuo mujer a hombre señalan que ambos, tanto el
en tanto depende "de la manera en que es vivi- padre como la madre, las rechazaban y eran
do y percibido por su madre y su padre, de sus menos afectivos emocionalmente, aunque seña-
deseos convergentes o divergentes, de la laban que sus madres las super-protegían. La
manera en que se vive y se percibe a sí influencia de los padres, como factor que con-
mismo en deseos convergentes o divergentes. tribuye al desarrollo de una DIG, parece
Este conflicto se vincula tanto con el narcisis- encontrar algún apoyo en estos hallazgos. Es
mo del individuo como con sus pulsiones de concebible, mientras tanto, que las carac-
destrucción". terísticas ambientales, tales como el tipo de
En este marco teórico la “convicción tran- crianza, asociadas con una situación psicopa-
sexual” y la demanda de cambio de sexo sólo tológica de los padres, –a lo que se añade una
pueden comprenderse como un proceso. En constelación de factores familiares–, pueden
otros términos, la identidad sexual de los tran- encabezar algunos de los desórdenes de iden-
sexuales debe analizarse como una construc- tidad de género.
ción e, incluso, como una transformación, es
decir, que hay que tener en cuenta al mismo Diagnóstico
tiempo procesos primarios (la individuación) El diagnóstico de las alteraciones de la
y procesos secundarios (la sexuación y la diná- identidad sexual ha sufrido cambios drásticos
mica de las identificaciones). a lo largo de los últimos 30 años. Las prime-
Para la corriente etnometodológica (1950), ras descripciones de lo que se denominó una
el género o, mejor dicho, el hecho de que un indi- conducta sexual “incongruente” sin otras anor-
viduo sea hombre o mujer y de que sea tratado malidades físicas o biológicas detectables datan
como tal, se sitúa como una de las categorías de Green y Money (1991) y las primeras lis-
mentales que los miembros de la sociedad con- tas diágnósticas son de 1968 (Noshpitz, 1991).
sideran “evidentes”, en tanto se construyen per- El transexualismo ha sido eliminado como
manentemente en todas sus interacciones. diagnóstico independiente en el DSM-IV
Según Garfinkel (1967), para que la dife- (APA, 1994) pero permanece en la CIE –10
renciación entre hombre y mujer funcione debe (OMS, 1992).
ser considerada como “algo natural”, ser con- La ubicación de estos trastornos dentro de
siderada una “realidad”. La seguridad se pro- las clasificaciones al uso también ha cambia-
duce al haber sido criada como una mujer, “con do: en el DSM –III se incluyeron dentro de los
órganos genitales femeninos”. Aquellos que trastornos psicosexuales. En su versión revi-
funcionan como insignias de la pertenencia de sada (DSM-III-R) aparecieron en el epígrafe
un individuo a una categoría de género, son trastornos de inicio en la infancia, la niñez o
denominados “órganos genitales culturales” la adolescencia; la CIE-10 los ha englobado
para mostrar el hecho de que en su función de dentro de los trastornos de la personalidad y
insignia, son construidos durante las interac- comportamiento del adulto y, finalmente, el
ciones sociales. DSM IV los ha vuelto a definir en un aparta-
Cohen y Gooren (1999), en su revisión do específico (trastornos de la conducta e iden-
sobre el transexualismo, plantean que los estu- tidad sexual).
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TRANSEXUALIDAD: UNA REVISIÓN DEL ESTADO ACTUAL DEL TEMA 135

Los criterios para el diagnóstico de cidad de cada uno para vivir en el papel del sexo
Transexualismo son (DSM III-R): deseado y la firmeza de sus deseos de CRS, a la
· sensación de malestar y de inadecuación vista del desengaño existente mientras vive en
respecto al propio sexo anatómico el rol del género opuesto.
· deseo de liberarse de los propios genita- Cohen y Gooren (1999) señalan los proce-
les y de vivir como un miembro del otro sexo dimientos en las diferentes fases del diagnós-
· la alteración ha persistido al menos duran- tico. En la primera fase se recoge la informa-
te dos años. Ausencia de intersexualidad físi- ción sobre el desarrollo tanto general como
ca o anormalidad genética psicosexual, el significado subjetivo y el tipo
· no ser debido a otra enfermedad mental de su travestismo, su comportamiento, orien-
como, por ejemplo, la esquizofrenia tación sexual y su imagen corporal.
De forma genérica (CIE-10 o DSM IV) los Puede usarse una evaluación psicodiágnós-
niños o niñas con un Trastorno de la Identidad tica para evaluar mecanismos intelectuales y
Sexual (TIS) manifiestan un sentimiento nega- emocionales y detectar alguna psicopatología
tivo persistente en relación con su sexo anató- (Cuestionario de Personalidad de California
mico, verbalizan deseos de ser del sexo opues- (CPI), Cuestionario Multifásico de Personalidad
to (o que de hecho lo son), presentan un de Minnesota (MMPI). En algunos casos se uti-
travestismo de inicio precoz y consistente, pre- lizan Escalas de Masculinidad y de Feminidad
fieren juegos y compañeros de juegos del sexo de Bem o de Spence (Fernández, 1998).
contrario, y adoptan papeles del sexo opuesto También se recoge información sobre el ajus-
en las actividades lúdicas. Los transtornos de la te social.
identidad sexual constituyen un continuum en Es preciso realizar un diagnóstico diferen-
el que no puede establecerse una línea demar- cial respecto a la homosexualidad, el traves-
cadora clara que diferencie qué niños debieran tismo o personas que se excitan por el traves-
recibir el diagnóstico y cuáles no (Kaplan, 1994). tismo (Travestidos fetichistas) o en personas
Tanto el DSM-III-R como la CIE-10 permiten que prefieren ser menos sexualizadas, pero no
el diágnóstico de Transexualismo, no así el tienen interés en una identidad de género inver-
DSM-IV. tida; en los pacientes del síndrome de Scoptic
Para Cohen y Gooren (1999) actualmente (Coleman, 1990) o en homosexuales ego-distó-
es imposible diagnosticar el transexualismo nicos, en personas con estrés pasajero por el
sobre la base de criterios objetivos. Debido a travestismo, o personas con enfermedades psi-
que no existen instrumentos que midan el tran- quiátricas graves.
sexualismo, se depende de la información sub- Cuando los criterios del DSM-IV para la DIG
jetiva, dada por el solicitante, para el diagnós- no están totalmente cubiertos, se usa el diagnós-
tico. Algunos de ellos, harán intencional o tico de “Desorden de Identidad de Género
incoscientemente, una distorsión de la histo- Inespecífico”. Para los casos menos extremos de
ria de su vida para obtener su objetivo de la DIG, la Clasificación Internacional de
Cirugía de Reasignación de Sexo (CRS). Enfermedades tiene tres categorías ademas del
Los procedimientos de diagnóstico reco- transexualismo: el Travestismo Dual (F64.1),
mendados en los Protocolos de Cuidados de la Otros transtornos de la Identidad de género
Asociación Internacional de la Disforia de (F64.9) y Trastorno de la identidad de género no
Género “Harry Benjamin” (Walker, 1985) son específicado (F64.9).
los de llegar a una decisión de la CRS en dos A algunos individuos con DIG, se les deno-
fases: en la primera el diagnóstico está basado mina como Transgenéricos. Estos no buscan
en los criterios diagnósticos psiquiátricos (DSM una completa reasignación de sexo. En lugar
o Clasificación Internacional de Enfermedades). de ello, intentan una integración de sus pro-
En la segunda fase, debe comprobarse la capa- pios aspectos masculinos y femeninos, y sólo
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buscan un tratamiento médico parcial, tales sufrir modificaciones sustantivas. También


como la toma de hormonas o una cirugía par- debemos decir que este protocolo es conside-
cial (Cohen y Gooren, 1999). rado excesivo por la mayor parte de organi-
Los procedimientos diagnósticos para ado- zaciones de transexuales, las cuales desean un
lescentes son esencialmente los mismos que mayor protagonismo de la determinación indi-
para las personas de más edad, pero deben ser vidual y acabar con el paternalismo de las auto-
más intensos y con más tiempo. Como crite- ridades y profesionales sanitarios, los cuales
rios adicionales se plantean: se configuran en jueces sobre la identidad de
1. Los solicitantes deben mostar a lo largo una persona. Así en la International Conference
de su vida, una extrema y completa identidad on Transgender Law and Employment Policy
de género invertida. (ICTLEP) se formuló un protocolo en el que
2. Ausencia de Psicopatología seria. no se consideraba ético que ningún profesio-
3. No deben tener problemas importantes a nal sanitario se negase a dar tratamiento a cual-
nivel social y deben contar con apoyo familiar. quier persona que lo desease, estando sujeto
En la segunda fase del diagnóstico, el suje- simplemente al consentimiento informado y
to ha de vivir permanentemente en el papel del en ausencia de contraindicación médica
género deseado. Los miembros de la familia (Denny, D. y Robert, J., 1997).
deben estar informados acerca de inminentes
cambios. Durante el test de la vida real, se Tratamiento hormonal
requiere el contacto regular con un psicólogo Antes del inicio del test de la vida real, se
o psiquiatra conocedor del tema. realiza un examen médico con objeto de
excluir condiciones físicas (cromosomopatías,
Tratamiento anomalías hormonales) y para prevenir las
En 1979 Harry Benjamin International complicaciones derivadas del tratamiento hor-
Gender Dysphoria Association elaboraró unos monal. El objetivo del tratamiento hormonal
estandares de tratamiento que tenían por obje- es lograr desarrollar caracteres sexuales secun-
tivo definir una ética profesional para el trata- darios del sexo que se desea adoptar. En los
miento de las personas transexuales (Denny, D. transexuales de hombre a mujer se utilizan
y Roberts, J., 1997). Los estándares de trata- agonistas de la LHRH, estrógenos, o fárma-
miento de la HBIGDA son los más usados en la cos antiandrógenos como el acetato de cipro-
actualidad, pero otras organizaciones han inten- terona. Los efectos del tratamiento hormonal
tado definir otros, como en la International son: disminución de la conducta sexual mas-
Conference on Transgender Law and culina y de la fertilidad; las erecciones son
Employment Policy (ICTLEP) en 1993 donde cada vez menores, cierta atrofia de pene, testí-
formularon su propio protocolo. El protocolo de culos y próstata; aumento de las mamas.
la HBIGDA conforma el protocolo mínimo para Algunas pacientes refieren cambios de humor,
acceder al tratamiento médico de reasignación los cuales se dan más frecuentemente al ini-
de sexo, tanto hormonal como quirúrgico. El cio de la terapia. El vello facial y la voz son
protocolo de la HBIGDA exige un mínimo de características que se resisten al tratamiento
3 meses de psicoterapia y el informe positivo hormonal y que requieren un tratamiento
de un psiquiatra antes de iniciar el tratamien- específico que luego veremos. Con objeto de
to hormonal; y exige el informe positivo de lograr una movilización de las grasas corpo-
dos psiquiatras y el “test de la vida real”, es rales y su redistribución de forma femenina se
decir, vivir al menos un año de acuerdo al nue- usan estrógenos. El tratamiento hormonal sue-
vo sexo, antes de la intervención quirúrgica de le ser por vía oral, pero también son usados
reasignación sexual. Este protocolo ha sido los parches transdérmicos e inyecciones intra-
ampliamente usado durante estos años sin musculares. Aunque existe un debate abierto
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TRANSEXUALIDAD: UNA REVISIÓN DEL ESTADO ACTUAL DEL TEMA 137

sobre la posología, si se debe dar una dosis o agonista LHRH. Los efectos adversos pro-
constante de hormonas todos los días, o se debe ducidos por los andrógenos son el acné, alo-
intentar imitar el ciclo menstrual. Hoy por hoy pecia androgénica, perfil lipídico desfavora-
se usa una posología no ciclíca, ya que se con- ble y toxicidad hepática (con la aparición en
sidera que la feminización es más rápida. Los algunos casos de tumores hepáticos benignos
efectos se comienzan a ver a los dos o tres y malignos). Los controles médicos son simi-
meses, y se producen efectos irreversibles en lares, con vigilancia de la aparición de estos
unos 6 meses; se presentan efectos máximos efectos secundarios. En Amsterdam el trata-
en dos años. Los riesgos del tratamiento hor- miento hormonal se comienza lo antes posi-
monal son la enfermedad tromboembólica ble, y se ha observado en adolescentes entre
(trombosis venosa profunda y tromboembo- 16 y 18 años que tales tratamientos bloquean
lismo pulmonar). Los riesgos aumentan si se el desarrollo de las características sexuales no
tienen más de 40 años, se es obeso y fumador. desadas sin introducir las características sexua-
Es conveniente abandonar el tratamiento hor- les del género opuesto. Esto se logra con la
monal entre tres y seis semanas antes de una administración de agonistas de la LHRH. Estos
cirugía mayor para reducir el riesgo de fenó- preparados frenan la producción de LH y FSH
menos tromboembólicos, así como si se tiene y, por tanto, se reducen los niveles de esteroi-
que estar inmovilizada durante algún tiempo. des sexuales, permaneciendo en un estado pre-
Otro efecto secundario importante es la hiper- puberal. Cuando queda claro que los pacien-
tensión, la hiperprolactinemia (a veces se desa- tes se benefician del tratamiento, se inicia la
rrollan prolactinomas) y cierta toxicidad hepá- terapia sustitutiva, como hemos visto ante-
tica con aumento de transaminasas. En muchas riormente. No hace falta comentar que los
ocasiones la aparición de efectos secundarios padres están implicados en el tratamiento. Se
se soluciona cambiando el régimen hormonal. han observado mejores resultados cuanto más
Los chequeos médicos habituales no difieren temprano es el tratamiento (Cohen-Kettenis,
de los que se realizan a mujeres no transexuales y P. Gooren, L., 1999), aunque otros autores
que reciben tratamiento hormonal, como los advierten del riesgo de este tratamiento, con-
anticonceptivos orales. Se debe vigilar la fun- siderando que esta etapa de la vida se carac-
ción hepática, el perfil lipídico en sangre, la teriza por presentar numerosas dudas que lue-
coagulación, glucemia basal y la presión arte- go pueden ser resueltas en uno u otro sentido.
rial. Hay algunos médicos que opinan que
deberían realizarse más exploraciones y deter- Cirugía de reasignación de sexo
minaciones, pero no parece justificado en el En los transexuales de hombre a mujer la
momento actual (The Looking Glass Society, cirugía fundamental que se realiza es una vagi-
1998). noplastia y en algunas ocasiones la implanta-
En los transexuales de mujer a hombre se ción de prótesis mamarias. En los transexua-
usan andrógenos (testosterona) con objeto de les de mujer a hombre se realizan reducciones
lograr un crecimiento del vello corporal, apa- mamarias en todos los casos y faloplastia.
rición de barba, voz grave y una forma más La vaginoplastia con inversión penil es el
masculina del cuerpo (Cohen-Kettenis, P. y método que más ampliamente se realiza. Este
Gooren, L., 1999). Otros efectos que se pro- método consiste en utilizar la piel del pene
ducen son el aumento del tamaño del clítoris, para construir la vagina. En ocasiones es nece-
aumento de masa muscular y redistribución de sario utlizar la piel del escroto o injertos de
la grasa corporal (O´Keefe, T. y Fox, K., piel de otras zonas, ya que de lo contrario el
1997). La adminstración oral no suprime total- tamaño de la vagina puede resultar reducido.
mente la menstruación en la mitad de los tran- Las complicaciones más frecuentes son el pro-
sexuales y se necesita añadir un progestágeno lapso parcial de la vagina, fístulas entre la vagi-
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138 MERCEDES GARCÍA Y RICARDO DE DIOS

na y el recto, estenosis de la vagina y la ure- capaz de realizar la penetración durante las


tra. Otra técnica quirúrgica utilizada es la colo- relaciones sexuales. Esta intervención tiene
vaginoplastia. En este caso se utiliza una resec- como principal inconveniente el tamaño final
ción del colon sigmoide para reconstruir la del pene, el cual es más pequeño de lo que se
vagina. Esta técnica presenta mayores com- suelen desear. Se obtienen mejores resultados
plicaciones que la anterior y por ello sólo debe cuando los pacientes han recibido tratamien-
usarse cuando no es posible la anterior. Por to con andrógenos, los cuales provocan un
otra parte, la clitoroplastia es una intervención aumento del tamaño del clítoris, facilitando la
destinada a construir un clítoris que sea de posterior intervención (Hage, J., Bloem, J. y
aspecto realista y funcional. Los cuidados post- Suliman, H., 1993). Otras intervenciones que
operatorios necesarios son a base de un trata- se realizan en la actualidad son la faloplastia con
miento hormonal durante toda la vida. Suelen recto del abdomen, faloplastia con colgajo micro-
necesitar un tratamiento con estrógenos (no es quirúrgico radial, etc… Debemos decir que la
necesario el uso de progestágenos, aunque en cirugía de reasignación de sexo ha pasado de
algunos casos aportan beneficios, si está en una primera fase en la que sólo se perseguía la
proceso de feminización todavía; hay autores creación de unos genitales externos, a una fase
que piensan que reduce el riesgo de cáncer de posterior en la que se pretende crear unos geni-
mama, aunque no existen datos de la inciden- tales estéticamente bellos y funcionales.
cia de esta enfermedad en transexuales). Los Respecto al éxito de la cirugía de reasigna-
estrógenos deben pautarse por vía oral, ción de sexo, podemos decir que existen diver-
transdérmica o en inyecciones, y no son sufi- sos estudios, pero todos ellos con muestras
cientes las cremas vaginales con estrógenos, pequeñas. Podemos extraer de todos estos estu-
aunque éstas aportan una mejoría en la lubri- dios el hecho de que la cirugía de reasignación
cación de la vagina. Es necesaria una aplica- de sexo sí consigue solucionar la disforia de
ción al día y proceder a lavarse con agua para género que sufren las personas transexuales. Los
eliminar la base de la crema. La higiene en el porcentajes de éxito varían ampliamente de unos
postoperatorio es similar a la que se produce estudios a otros, pero podemos decir que son del
tras cualquier intervención quirúrgica; se uti- 87% al 97% (Green, R. y Fleming, D., 1990).
lizan geles con povidona iodada con objeto de Se han descrito rechazos post-operatorios. Así
evitar las infecciones en el postoperatorio. Pfäfflin y Junge concluyen que la mayoría de
Posteriormente no es necesario el uso de estos los casos de rechazo postoperatorio se hubieran
productos sino que con duchas de agua calien- evitado a través de un cuidadoso diagnóstico
te es suficiente. El uso de productos lubrican- diferencial, un adecuado test de la vida real y
tes es necesario para las relaciones sexuales una calidad razonable de la cirugía (Pfäfflin y
en pacientes a los que se han realizado una Junge, 1992). Weitz y Osburg (1996) exponen
vaginoplastia con inversión penil. (The que desde 1981 a 1990 de las 733 personas que
Looking Glass Society, 1998). habían solicitado el cambio legal de sexo, sola-
Lo que debemos esperar de una faloplas- mente una de ellas volvió a solicitar el cambio
tia ideal es la construcción en una sola inter- de sexo legal (al sexo de crianza); cuando la soli-
vención quirúrgica de un pene con buena apa- citud era simplemente para volver a cambiar su
riencia estética y que se mantenga la nombre legal, solamente se producían 52 casos
sensibilidad táctil y la sensibilidad erógena, de un total de 1.422 (0.4%).
permitiendo una adecuada funcionalidad Otras intervenciones quirúrgicas a las que
durante las relaciones sexuales. La metaidoi- se someten las personas transexuales son la
plastia, que consiste en construir el pene alar- mamoplastia de aumento que tiene por objeto
gando el clítoris, conserva la sensibilidad del el aumento del tamaño de las mamas; mastec-
nuevo pene, al menos la táctil, y este pene es tomía en el caso de transexuales de mujer a
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TRANSEXUALIDAD: UNA REVISIÓN DEL ESTADO ACTUAL DEL TEMA 139

hombre. Así mismo, otras intervenciones Sexualidad, traen consigo una serie de planos
quirúgicas de tipo plástico pueden ayudar a sucesivos de individuación o de concrección
lograr un aspecto más acorde con su nuevo cada vez más singularizada bajo los cuales se
sexo, aunque estas intervenciones dependerán desarrollan.
de las necesidades de cada persona. De estos planos sucesivos de individuación
cabe señalar los modos, matices y peculiari-
Otros tratamientos dades. Es decir, las biografías de los sujetos
Otros tratamientos utilizados pueden ser la no siguen procesos únicos e iguales, fijos e
depilación corporal con electrolisis o depila- invariables para todos, sino acomodados y fle-
ción con láser, cuyas complicaciones más xibles según esos modos, matices y peculiari-
importantes son las inflamaciones, quemadu- daes que nos permiten comprender y explicar
ras de la piel e hipo o hiperpigmentación cutá- a los sujetos en sus diversificaciones y varie-
nea. Las técnicas de feminización de la voz se dades sexuantes y sexuadas.
constituyen como otra ayuda importante en el Los sujetos tienen dos modos referencia-
proceso del cambio. les de sexuarse y de vivirse o sentirse, de expe-
rimentarse como tales: el masculino y el feme-
Psicoterapia nino. El concepto de intersexualidad dado por
Para Colette Chiland (1999) la psicotera- Hirschfeld, es fundamentalmente teórico, es
pia es difícil por el modo de funcionamiento decir explicativo, y no clínico o diagnóstico.
de estos pacientes que quieren que todo se jue- Da cuenta de una inmensa gama de dichas
gue en la representación corporal y nada en la variedades sin necesidad de recurrir a la pato-
psíquica. Llegan resueltos a obtener la cirugía logía del neutro o del ambiguo.
y el psicoterapeuta es sospechoso de querer- Se ha abusado de la patología de una mane-
les desviar de su fin. ra superflua, se ha recurrido a ella para no mati-
A veces, la psicoterapia forma parte del zar o profundizar en la variedad de los modos
programa de reasignación como un tiempo pre- existentes y en la riqueza de su entramado.
liminar. El paciente está vigilante con el tera- El fenómeno transexual podría ser consi-
peuta que tomará la decisión sobre la inter- derado como el caso más emblemáticamente
vención. Parece importante que la psicoterapia extremo y excepcional de complicaciones a
se realice sin que la opinión del psicólogo entre este respecto. Pero no se olvide que éste es un
en juego en la decisión. Se han utilizado dife- fenómeno provisional y de paso –trans, y no
rentes tipos de terapias: conductistas, cogniti- de instalación o destino. Interesa matizar la
vas, psicoanalítica, de grupo. La eficacia de gama de variedades que ofrece la intersexua-
todas estas intervenciones no ha sido investi- lidad como franja de reparto entre el masculi-
gada en estudios serios. no y el femenino, como hombres y mujeres,
La psicoterapia y el consejo son también sin que éstos pierdan su capacidad de refe-
una alternativa para los candidatos a la CRS. rencia pues es entonces cuando se abre la puer-
Estos pacientes pueden, por ejemplo, sobre- ta a la patología.
valorar su ansiedad ligada a su futuro o nece- Desde la construcción de lo sujetos sexua-
sitar apoyo cuando “salen”, cuando experi- dos y del Hecho de los sexos, todas estas rea-
mentan daño personal o cuando intentan lidades tienen una explicación razonable y
ajustarse a su cambiante situación vital. (Cohen coherente dentro del entramado general de la
y Gooren, 1999) sexualidad y sin recurrir a la patología: los
sujetos no se construyen de forma rectilínea o
Visión sexológica (Amezúa, 1999) en formato homologado y uniforme. Las pecu-
Los grandes campos conceptuales de la liaridades propias se dan como resultado de
Sexología, como son la Sexuación y la sus biografías concretas y peculiares.
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140 MERCEDES GARCÍA Y RICARDO DE DIOS

A partir de este nuevo paradigma y de los Caludwell, D.O. (1949): Psychopathia Tran-
conceptos por él generados, se entiende que sexualis. Sexology, 16, 274-280.
razonablemente todos los sujetos contienen Chiland, C. ( 1999): Cambiar de Sexo. Madrid.
esas dimensiones en grados o formas diversas Biblioteca Nueva.
de manera que con ellas podemos entender un Clasificación estadística internacional de
gran cúmulo de diversidades y variantes tan- enfermedades y problemas de salud (CIE-
to en cada sujeto como, dentro de él, en los 10) (1992). OMS.
distintos planos de su construcción. Cohen-Kettenis, PT. y Gooren, LJ. (1999):
El concepto de intersexualidad es clarifica- Transexualismo: revisión de la etiología, del
dor y ofrece claves para entender el proceso con diagnóstico y del tratamiento. Journal of
dos resultados visiblemente claros: la creación Psychosomatic Research, (46) 4, 315-333.
de sujetos sexuados con fuertes identidades Coleman, E. Gooren, L. y Ross, M. (1998):
–sólidas y consistentes– y al mismo tiempo, con Teorías sobre la transposición de género:
una gran variedad de formas dentro de los mis- crítica y sugerencias para ahondar en la
mos. Este concepto puede explicar los modos investigación. En: JA Nieto (ed.), Transe-
masculino y femenino, los matices homosexuales xualidad, transgenerismo y cultura.
y heterosexuales y las peculiaridades, así como (pp.249-270). Madrid. Talasa Ediciones.
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Anuario de Sexología © Anuario de Sexología A.E.P.S.


2000 Nº 6, 143-157 ISSN:1137-0963

LA VOZ DE LA MUSA:
UNA DIFÍCIL DESCOLONIZACIÓN CORPORAL.
PERSPECTIVAS TEÓRICAS Y ARTÍSTICAS
Luz Mar González Arias *

El cuerpo femenino se ha convertido en uno de los temas más controvertidos desde diversos
frentes teóricos debido a la tradicional simplificación del que ha sido víctima en los siste-
mas de representación patriarcales: bien como objeto erótico sobre el que descargar las fan-
tasías sexuales masculinas, bien como elemento ornamental, pasivo, fuente de inspiración
para la actividad artística del varón. Una re/lectura del cuerpo a partir de la filosofía existen-
cialista de Simone de Beauvoir nos ofrecerá un marco teórico muy adecuado para el análisis
de pinturas, poemas y demás manifestaciones culturales en las que la corporeidad se perfila
como el texto fundamental desde el que comenzar a re/tejer la identidad femenina.

Palabras clave: Simone de Beauvoir, artes visuales, literatura, cuerpo femenino.

THE VOICE OF THE MUSE: THE DIFFICULT DECOLONISATION OF THE BODY.


THEORETICAL AND ARTISTIC PERSPECTIVES
The female body has become one of the most controversial topics in theoretical discussions
due to its traditional simplification in patriarchal representations, where it has been either
the erotic object of male sexual fantasies, either a purely ornamental item, the passive sour-
ce of inspiration for male artistic activity. Simone de Beauvoir’s existentialist philosophy
provides an adequate theoretical framework for the re/reading of the female body in pain-
tings, poems and other contemporary cultural representations. The body is now shaped as
the main text from which the re/knitting of female identity stems.

Keywords: Simone de Beauvoir, the visual arts, literature, female corporeality.

Perspectivas teóricas y artísticas artística era dominada prácticamente en su


Hasta una época aún demasiado reciente totalidad por la esfera masculina mientras la
el cuerpo femenino ha estado ausente del mujer, y con ella su corporeidad, se con-
discurso cultural del mundo occidental. Para vertía, por oposición al sujeto creador, en el
gran parte del público lector esta afirmación, objeto pasivo de dicha creación, un elemen-
así planteada, sería cuestionable, ya que, to estético, meramente ornamental, silencia-
tanto en literatura como en las llamadas do y al servicio de los intereses de un siste-
artes visuales – escultura, pintura o cine – ma patriarcal, tanto en la realidad socio-
las formas femeninas han inundado desde política como en los textos, verbales o
siempre la representación. Los cuerpos de visuales, generados desde dicha realidad
mujer han inspirado las creaciones de escul- contextual. Por lo tanto, la afirmación con la
tores, pintores, escritores, directores de cine que comienza este artículo requiere, en efec-
o publicistas para quienes el concepto de to, ser matizada, ya que la fisicalidad feme-
“musa” estaba definido de forma sistemática nina sí ha estado presente en los discursos
en femenino. De este modo, la creación culturales, aunque siempre como un espacio

* Doctora en Filología Inglesa por la Universidad de Oviedo y Profesora Asociada en su Departamento de


Filología Anglogermánica y Francesa.
Campus de Humanidades El Milán, Universidad de Oviedo, 33071. Asturias. España.
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144 LUZ MAR GONZÁLEZ

colonizado por el entramado ideológico na como algo pecaminoso y sucio a reprimir.


falocéntrico, predefinido constantemente El hecho de que en la Biblia Adán y Eva
desde la autoría masculina que monopoliza- aparezcan desnudos tras transgredir la orden
ba los distintos ámbitos del saber. El cuerpo de tomar el fruto prohibido ha dado lugar a
definido desde dentro de la propia experien- la interpretación de la “tentación” de Eva en
cia femenina, liberado de la simplificación términos claramente sexuales. De este
romántica o de los prejuicios religiosos modo, el cuerpo de la primera mujer de la
sobre los que se han sustentado las represen- mitología cristiana y por ende, el de todas
taciones canónicas, ha carecido de un espa- sus descendientes, ha sido considerado como
cio propio para su desarrollo hasta bien el origen de las desgracias de los mortales,
entrado el siglo XX. Las “musas” de la lite- su sexualidad como algo peligroso que con-
ratura y arte contemporáneos ya no juegan el duce al desastre y, en último término, a la
papel de objetos complacientes y sumisos, de muerte. Son varias las teólogas y críticas
mujeres fértiles destinadas exclusivamente a que desde distintos frentes del feminismo
la procreación, o de cuerpos eróticos sobre han censurado las exégesis tradicionales del
los que descargar los deseos más reprimidos mito genésico cristiano por producir un
del subconsciente masculino. Gracias a la modelo de feminidad negativo generado a
aportación de teóricas feministas y de autoras partir de la corporeidad de Eva. Del mismo
comprometidas con las asimetrías genéricas modo, Marina Warner desarrolla en Tú sola
en las sociedades contemporáneas, el cuerpo entre las mujeres (1991) su tesis de la Virgen
de la mujer despierta de su letargo y se inscri- María como la segunda Eva que vendrá a
be en la representación, perfilándose como un enmendar, precisamente con la renuncia a su
componente básico en la construcción de las propia sexualidad, todo lo que la primera
identidades femeninas. mujer había estropeado al sucumbir a los pla-
ceres carnales. De este modo, la mitología
Musas del discurso patriarcal: el cuerpo cristiana generó la simplificación de la mujer
de la mujer como espacio colonizado en los estereotipos de pecadora y de madre vir-
La narración de los orígenes del mundo en ginal, connotados en negativo y en positivo
forma de mitología genésica responde a la respectivamente según la sexualidad femenina
necesidad por descubrir nuestra procedencia y estuviese o no desarrollada en dichos modelos.
destino último y da lugar a la aparición de tex- La ideología que preside tanto la repre-
tos cuya autoridad es raramente cuestionada. sentación de Eva como las interpretaciones
Los mitos de creación se presentan como un tradicionales de este mito fomentaron no
conjunto de relatos que ofrecen respuesta a los sólo una renuncia a los placeres corporales,
grandes interrogantes de la humanidad y que, sino una desaparición paulatina de la propia
además, aparecen sancionados por la autori- fisicalidad femenina. En su estudio sobre
dad divina. Invariablemente, el primer hombre santas del medievo italiano, Rudolph Bell
y la primera mujer son empleados como (1985) nos ofrece una interpretación de la
modelos a implantar en las sociedades que les anorexia con claras reminiscencias católicas.
dan vida; sus roles y la simbología atribuida a Para este autor, las mismas convicciones que
sus cuerpos servirán como estereotipos de “lo hacen de Eva un cuerpo herético convirtie-
masculino” y de “lo femenino” en la comuni- ron a aquellas santas en enfermas con sínto-
dad. Así, por ejemplo, del mito genésico cris- mas de anorexia aguda. La autodemacración
tiano –si bien el mismo argumento podría y la negación a comer adquirían una dimen-
aplicarse a gran parte de los mitos de crea- sión religiosa que permitía a aquellas muje-
ción de las sociedades paganas– se despren- res evitar sus características femeninas.
de la consideración de la sexualidad femeni- Metáforas de la “mujer varón”, es decir, de
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LA VOZ DE LA MUSA 145

la mujer metamorfoseada en un hombre, son ción espacial de la que se sirve la retórica


frecuentes en la literatura cristiana primitiva. política canónica. En este tipo de discursos,
En una jerarquía de valores, convertirse en surgidos desde experiencias nacionalistas o
varón significaba entrar en un estadio coloniales, las formas femeninas son utiliza-
supuestamente superior en el que la trans- das como iconos abstractos, equiparadas con
cendencia desplazaba a la inmanencia y la tierra colonizada o liberada según los
donde las necesidades sexuales de la mujer casos. El efecto de estas metáforas espacia-
quedaban totalmente suprimidas por una les, cuyo origen podría encontrarse en la
existencia espiritual de ascetismo absoluto.1 práctica de identificar a la Mujer con la
Puesto que en el Génesis Dios creó al hom- Madre Naturaleza, es el de simplificar la
bre a su imagen y semejanza, la masculini- historia de las mujeres de un determinado
zación del cuerpo de la mujer se convirtió en contexto ideológico, sus cuerpos reducidos a
el estado ideal de perfección espiritual y en una representación alegórica y sus realida-
la única manera de imitar al hombre, creado, des sexuales totalmente invisibles en la
incluso físicamente, a imagen divina. práctica discursiva, social y política. Así,
Pero la invisibilidad del cuerpo femenino por ejemplo, en su reciente trabajo sobre
no sólo es producto de prejuicios religiosos género y nacionalismo (1997) Nira Yuval-
o de corpus míticos anclados en el pasado. Davis denuncia el vínculo entre ambos tér-
La crítica norteamericana Naomi Wolf ha minos a los que dedica su estudio al consi-
trabajado sobre los estereotipos de belleza derar que las mujeres, y sus cuerpos, juegan
dentro de las sociedades occidentales con- los papeles de reproductoras biológicas y
temporáneas que, nuevamente, fomentan una simbólicas de las naciones a las que pertene-
desaparición progresiva de la corporeidad de cen y subraya cómo la nación se forma, en
la mujer. Para Wolf la belleza es la forma cualquier caso, a expensas de definiciones
que la sociedad contemporánea tiene de muy concretas de feminidad y de masculini-
aprisionar y controlar el cuerpo femenino dad. Estas definiciones benefician al varón e
una vez que los mitos de la llamada “mística invariablemente omiten la realidad corporal
de la feminidad”, tales como la castidad, la de la mujer, limitada a la procreación de
maternidad, la pasividad o la domesticidad, nuevos patriotas, idealizada en iconos abs-
parecen haber perdido gran parte de su tractos y pasivos, en definitiva, simplificada.
poder (1991: 11). El hecho de que esta También desde la teoría literaria la bio-
nueva religión de la belleza exija cuerpos logía femenina y sus ciclos naturales han
cada vez más delgados y jóvenes no es, en sido rechazados por considerarse que escri-
opinión de Wolf, un fenómeno casual. La bir sobre el cuerpo de la mujer vetaría la
dualidad carne/espíritu es reemplazada en la participación de ésta en el ámbito cultural,
sociedad actual por una nueva dicotomía de dominado por el hombre. Así, escribir sobre
igual poder: cuerpo/mente. Si era preciso un cuestiones de género dejando a un lado todo
proceso de masculinización para acceder a la lo referente al cuerpo se convirtió en prácti-
austeridad de la vida espiritual, ahora, sos- ca literaria para muchas mujeres. La distin-
tiene Wolf, será precisa una desaparición ción sexo/género surgió del estudio que
paralela de las formas femeninas para libe- Stroller llevó a cabo sobre transexuales a
rarse de las asociaciones de la carne con el finales de los años sesenta. Este psicoanalis-
dominio doméstico e introducirse en el ta explicaba el transexualismo como la falta
mundo laboral, monopolizado hasta el de identificación entre el sexo biológico del
momento por el hombre. paciente y su identidad genérica. Muy pron-
La corporeidad de las mujeres también se to la distinción sexo/género era adoptada por
ha visto reducida al silencio en la feminiza- teóricas feministas estructuralistas que utili-
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146 LUZ MAR GONZÁLEZ

zaban este binomio para analizar cómo las forma era visual y esta forma poseía una
desventajas sociales de la mujer no se des- dimensión de género que la convertía en
prendían de la biología femenina (sexo) sino masculina. Desde el principio se concedió
que eran producidas culturalmente (género). privilegio a la mirada sobre otras formas de
La distinción sexo/género resultó útil en un percibir el mundo, con lo que el varón
primer momento como oposición al determi- subrayaba constantemente su poder sobre
nismo biológico y sus efectos en la realidad todas y cada una de las cosas bajo su escruti-
social de las mujeres. Sin embargo, muchas nio. Durante la primera mitad del siglo XX
teóricas feministas pronto comenzaron a tra- las teorías estructuralistas y fenomenológi-
bajar en las limitaciones de la distinción, ya cas aún confiaban en la identidad transpa-
que un marco teórico que mantenga la opo- rente del aquí y ahora, es decir, de la forma
sición sexo/género reduce el cuerpo a una que puede verse y percibirse como “presen-
suma de hormonas y cromosomas – objeto te”. El predominio de lo visual no es exclu-
de estudio de la medicina – que no partici- sivo del campo de la filosofía. En disciplinas
paría en modo alguno en la socialización como la geografía, por ejemplo, la mirada es
posterior del mismo. Es decir, el cuerpo que- básica para la consecución de cualquier
daría reducido a una entidad pasiva, una representación del terreno. Al igual que en
conceptualización que no tardó en decons- el pensamiento filosófico tradicional, el geó-
truirse pues, tal como explica Nira Yuval- grafo aspira a reproducir la tierra que se
Davis, citando a Hood-Williams, el científi- encuentra presente ante sus ojos con objeti-
co debe saber de antemano qué significan vidad y precisión. La mirada juega, pues, un
socialmente los términos “mujer” u “hom- papel primordial en las representaciones cul-
bre” antes de poder confirmarlos genética- turales que, tras el desarrollo de teorías pos-
mente (1997: 9). El efecto de estas primeras testructuralistas y deconstruccionistas, dejan
teorizaciones feministas, si bien orientadas a patente la relación entre una ideología social
favorecer la inserción de la mujer en la esfe- determinada y el objeto mirado y reproduci-
ra laboral y creativa, monopolio exclusivo do. El ocularcentrismo criticado a partir de
del varón, produjeron, una vez más, el efec- la segunda mitad del XX se encuentra en la
to de silenciar el cuerpo femenino tanto en base de la teoría psicoanalítica más tradicio-
la representación como en la vida pública y nal, representada por Freud y por Lacan. Si
privada. bien el psicaonálisis constituye un corpus
Pero una de las distorsiones más eviden- teórico muy amplio y toda generalización
tes de lo femenino se debe a la reificación sería inapropiada dada la complejidad de sus
del cuerpo de la mujer en los sistemas de teorías, cierto es que las conceptualizaciones
representación canónicos, donde aparecía del cuerpo (masculino y femenino) introdu-
reducido al papel de musa erótica bajo la cidas por Freud y por Lacan han influido de
mirada de un voyeur masculino. Son muchas manera significativa en la mente colectiva,
las críticas contemporáneas a la filosofía de tal modo que es ahí donde teóricas, auto-
occidental que señalan cómo su cuerpo teó- ras y artistas han encontrado parte del mate-
rico ha estado caracterizado por una especie rial necesario para deconstruir y desmitificar
de “hipertrofia de lo visual”.2 El compromi- las representaciones tradicionales de la
so temático de filósofos y teóricos con “lo sexualidad y corporeidad de las mujeres.
que puede verse” deriva de la metafísica de Para ambos autores los procesos de for-
la presencia que ha dominado el pensamien- mación del ego, y por lo tanto de la subjeti-
to occidental desde Platón hasta nuestros vidad humana, se encuentran íntimamente
días. La relación entre lo visual y lo mascu- ligados a lo visual. Para poder llegar a un
lino pronto empezó a tejerse, ya que la entendimiento de los procesos (visuales) que
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fomentan la identificación mujer-musa (eró- femenino. Elisabeth Grosz distingue entre


tica o literaria) desde este marco teórico es dos formas de escopofilia o placer en la
preciso relacionar los términos con el con- mirada: en su manifestación activa, también
cepto de “fase del espejo” (state du miroir, denominada voyeurismo,5 un sujeto experi-
en el original francés), un concepto básico menta placer al mirar un objeto; por su
para el psicoanálisis que Lacan fue desarro- parte, en la escopofilia pasiva, o exhibicio-
llando a lo largo de toda su carrera3 y que nismo, un sujeto experimenta placer al ser
inicialmente consistía en comparar el com- contemplado por otro sujeto (Wright, 1995:
portamiento de un bebé de seis meses con el 447). Estos dos tipos de placer visual apun-
de un chimpancé de la misma edad cuando tan a los procesos a través de los cuales un
ambos eran enfrentados con sus imágenes sujeto es cosificado y, por lo tanto, reducido
reflejadas en un espejo (Evans, 1997: 115). a la pasividad. Sin embargo, a gran parte de
Mientras que el animal percibe rápidamente la crítica feminista basada en el psicoanálisis
la imagen proyectada como una fantasía y y centrada en cuestiones de visión y mirada
pierde el interés en ella, el bebé se regocija y se le ha reprochado el hecho de partir, bien
queda fascinado por lo que asimila como su de una confusión conceptual entre la mirada
propio ser. Lacan da cuenta del placer y de Sartre y la mirada de Lacan,6 bien de la
regocijo del niño de la siguiente forma: el falsa premisa según la cual la visión, un
bebé experimenta su cuerpo como fragmen- mero sentido físico, se entendería como
tado, al no poseer aún sobre él ni una coor- sexuada. Sin embargo, tal como señala
dinación ni un dominio absolutos. Sin Grosz, si bien la mirada no puede ser ni
embargo, la imagen que ve en el espejo, y masculina ni femenina, ciertas formas de
con la que se siente identificado, le produce mirar pueden ser, y son, empleadas para
el placer del dominio, pues esa imagen sí reproducir estructuras de poder (patriarcales,
está coordinada. El cuerpo del bebé es perci- coloniales, etc.) (Wright, 1995: 449). Tal es
bido a través del espejo como un todo la creencia de Laura Mulvey, quien en 1975
orquestado, totalmente bajo su control. Este publicó “Visual Pleasures and Narrative
primer momento en la formación del ego se Cinema”, un artículo muy influyente sobre
caracteriza, pues, por una fantasía de domi- mujeres y cine desde una perspectiva psicoa-
nio a través de la identificación con un otro nalítica. Según Mulvey, el placer que se des-
especular o imaginario,4 no real. La tensión prende de la mirada parte de un proceso car-
entre la imagen y la realidad se convierte, de gado genéricamente desde el principio, de
este modo, en la fase que inaugura la adqui- tal modo que en el cine – aunque el argu-
sición de la subjetividad, basada desde el mento podría aplicarse a toda representación
comienzo en una quimera, en la fantasía de – el objeto mirado es siempre la estrella
un dominio que le confiere seguridad a un femenina, reducida al papel de objeto eróti-
ser todavía lejos de alcanzar unidad y con- co (exhibicionista, pasivo) de la mirada
trol. Desde este estado tan inicial, la visión (voyeurista, activa) del héroe protagonista,
va unida al deseo de dominio sobre la ima- del resto de los personajes masculinos, y/o
gen proyectada y al placer que dicho domi- del público, identificado con el papel de
nio supone una vez que se crea la sensación voyeur, independientemente de su sexo. El
(ilusoria) de unidad para el cuerpo aún estudio de Mulvey generó una fuerte polé-
desordenado y frágil del bebé. mica debido a su correlación exacta entre
Placer y mirada poseen una dimensión de masculinidad-voyeurismo y feminidad-exhi-
género que los convierte en dos de los ele- bicionismo, según la cual los miembros de
mentos más importantes a tener en cuenta en un par no podrían formar parte en ningún
los procesos de cosificación del cuerpo momento del par opuesto. Igualmente, el
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artículo generó oposición al no considerar la misma. Los problemas teóricos del análi-
que la conceptualización del cuerpo femeni- sis de Freud son abundantes, siendo el más
no como “carencia” en las teorías freudianas evidente su énfasis en la biología de ambos
y lacanianas no es la única teorización posi- sexos y el inexplicable temor de la niña por
ble (Mulvey, 1985: 303-304). Sin embargo, perder un órgano que jamás poseyó (Wright,
y pese a las limitaciones de este estudio, un 1995: 43).
artículo como “Visual Pleasures” supone un Lacan da un paso adelante en este senti-
paso importante para comprender la dinámi- do y entiende el proceso de la castración
ca de la mirada que reduce el cuerpo femeni- como idéntico para el niño y para la niña.
no al papel de icono pasivo. Así, según Según Lacan, la castración no se basa en la
Mulvey, el público que va al cine – nueva- primacía de los genitales masculinos, sino
mente podríamos aplicar el mismo argumen- en la fantasía de poseer o no poseer un falo
to al resto de las representaciones culturales imaginario.7 El bebé, independientemente de
– se siente identificado con el héroe mascu- su sexo, se percata de que la madre fálica,
lino, debido a que éste desempeña la misma ese ser imaginario y omnipotente con el que
función de ego especular que la imagen del está en relación constante, ha sido castrada
bebé proyectada en el espejo y ofrece una por el padre, debido al tabú del incesto. La
sensación de dominio ilusoria. Las carac- madre deja de poseer el falo para el bebé y
terísticas del protagonista masculino, o ima- éste, a su vez, reprime su deseo de convertir-
gen especular, en las que se aliena el público se en falo para su madre y comprende que
son radicalmente opuestas a las del Otro: la sólo el padre lo posee, al menos temporal-
madre, la mujer, la musa. mente. El miedo a ser castrado origina en el
El cuerpo femenino no sólo se ha cosifi- sujeto la represión del deseo materno y pro-
cado y, por lo tanto simplificado, desde el voca, finalmente, su entrada en el Orden
psicoanálisis canónico a través de la mirada. Simbólico, el único que, según Lacan,
También se ha ido perfilando como una enti- regiría la vida en sociedad. En la teorización
dad invisible e imperfecta desde ese mismo lacaniana el falo se convierte en una entidad
marco teórico. En sus ensayos sobre la que nadie posee realmente, pero totalmente
teoría de la sexualidad (1975) Freud parte de necesaria en el proceso de adquisición de la
la “normalidad” biológica masculina al afir- subjetividad y de la identidad sexual del
mar que para el bebé ambos sexos se carac- infante. El falo se define como el “signifi-
terizan por la presencia del pene en un pri- cante de significantes” y estaría relacionado
mer momento (61). La diferencia entre hom- también con el lenguaje y, por lo tanto, con
bres y mujeres, por lo tanto, si bien ausente todos las representaciones surgidas dentro
en los primeros meses de vida, será producto de las distintas sociedades (Lacan, 1997:
de la castración, la cual explicaría la pérdida 285). A pesar de la insistencia de Lacan en
del órgano en la mujer y, por lo tanto, su la ausencia de determinismo biológico en
condición de “incompleta”. Desde el psico- sus teorías y de la distinción que mantiene a
análisis freudiano, este proceso es superado lo largo de su obra entre el “falo real”, el
de modo diferente en el niño y en la niña. “falo imaginario” y el “falo simbólico”,8 la
Mientras que para el varón la castración confusión entre el órgano biológico y las
nunca deja de ser una fantasía, la niña debe funciones simbólicas e imaginarias de dicho
aprender a vivir con una castración física órgano es, por necesidad, muy frecuente. En
que experimenta como real. De este modo, realidad, en la base de esa confusión con-
la inferioridad social de la mujer es analiza- ceptual se sustenta toda la adquisición de la
da por el padre del psicoanálisis como un subjetividad humana formulada desde el psi-
fenómeno anclado en la desventaja física de coanálisis más canónico, pues es precisa-
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mente la carencia del falo real la que desen- El determinismo biológico de dichos traba-
cadena la ansiedad de castración y las reac- jos queda ejemplificado en The Law of
ciones subsiguientes en el bebé. Es también Heredity, obra publicada en 1883 por el bió-
la relación íntima entre significante fálico y logo W. K. Brooks. El argumento funda-
órgano físico la que, en un primer momento, mental de este estudio de finales del XIX es
construye la imagen de la madre como cas- que en la biología del ser humano se encuen-
trada o mutilada y la del padre como posee- tra su destino. Para Brooks, el óvulo sería
dor del falo o Ley. transmisor de todas aquellas características
A diferencia de las teorías freudianas, hereditarias, es decir, fijas, frente al esper-
Lacan parece evitar toda acusación de esen- matozoide, más dinámico y portador de
cialismo biológico en su teoría del falo, ya peculiaridades adquiridas a lo largo de la
que éste, como decimos, no se corresponde vida del individuo. De acuerdo a la perspec-
con ningún órgano real de la supuesta “nor- tiva de Brooks, las diferencias sociales entre
malidad” sexual masculina. Sin embargo, la los sexos se desprenderían directamente de
íntima relación entre el falo significador las diferencias fisiológicas entre ambos.
simbólico y el órgano biológico masculino El esencialismo biológico de estudios
ha desatado las críticas de autoras y teóricas como éste encuentra la firme oposición de la
feministas que, desde distintas perspectivas, filosofía existencialista y fenomenológica
denuncian el desprestigio de la sexualidad desarrollada en Francia a mediados del siglo
femenina también desde esta argumentación XX. Uno de los trabajos más interesantes en
canónica. Los criterios de selección del falo este sentido, y una fuerte influencia para El
lacaniano como supersímbolo cultural res- segundo sexo, es el de Jean-Paul Sartre en El
ponden, una vez más, a la visibilidad del ser y la nada (L’Etre et le néant) (1984
mismo frente a la no tan obvia presencia de [1943]), donde el filósofo define el concepto
los genitales femeninos, conceptualizados de “situación”, relacionado directamente con
como invisibles, imperfectos, carentes. la experiencia corporal. Siguiendo los dicta-
dos de la filosofía existencialista de Sartre el
Verbalizaciones teóricas cuerpo es una situación en sí mismo, y no
desde la subjetividad femenina una entidad inmersa en una situación deter-
De todas las epistemologías que tratan de minada, exterior a él. Con este tipo de afir-
deconstruir los modelos de feminidad maciones, el esencialismo biológico de auto-
patriarcales la teorización iniciada por res como Brooks pierde toda credibilidad, ya
Simone de Beauvoir en El segundo sexo (Le que, desde este nuevo enfoque, el cuerpo no
deuxième sexe) (1962 [1949]) es una de las es una simple suma de hormonas y cromoso-
que resulta más adecuada para comprender mas, sino que determina y es a la vez deter-
la importancia de lo corpóreo en la minado por el mundo exterior. Sartre ilustra
(auto)definición de las identidades femeni- su teoría con el ejemplo del peñasco, que no
nas.9 El estudio de la filósofa francesa puede es intrínsecamente difícil o fácil de trepar.
resumirse en la máxima de la que la autora Ante la posibilidad de superar el obstáculo
nos hace partícipes en las páginas iniciales que representa el peñasco para el caminante,
del libro cuando escribe que “el cuerpo no el cuerpo del protagonista va a decidir si la
es una cosa, es una situación” (59; énfasis acción es sumamente difícil, arriesgada o
en el original). La primera parte de esta afir- simplemente sencilla. Las condiciones físi-
mación se corresponde con el rechazo de cas del sujeto, factores como su edad, peso o
Beauvoir a todas aquellas teorías científicas enfermedades, van a determinar la forma en
que trataban de explicar la subordinación que éste considere la roca, que en ningún
social de la mujer de acuerdo a su biología. momento existirá como situación indepen-
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diente del hombre (1984: 506-514). Para da por científicos como Stroller. Las limita-
Sartre, nuestro cuerpo es un cuerpo situado ciones de este enfoque estructuralista del
en un espacio y constituye, a la vez, nuestra cuerpo son superadas en la obra de Butler,
situación en el mundo. Esta idea existencia- donde se niega la posibilidad de estudiar la
lista del cuerpo como una “situación”, es corporeidad del sujeto como si se tratase de
decir, como una entidad afectada por el un objeto pasivo no influido por su sociali-
mundo exterior y, al mismo tiempo, capaz zación. Para Butler, aquello tradicionalmen-
de influir en ese mismo espacio, es la que te analizado como “materia”, es decir, cro-
recoge Simone de Beauvoir en su trabajo mosomas y demás aspectos relacionados
sobre el cuerpo, esta vez, un cuerpo sexuado exclusivamente con la medicina, no puede
como masculino o femenino. Beauvoir considerarse un significante vacío, sino una
comienza por preguntarse qué significa ser entidad también significadora.
mujer. A diferencia de las definiciones El proyecto de Butler, irónicamente, no
deterministas que reducían el sexo femenino se aleja del de Beauvoir y podría afirmarse
a las características de sus órganos repro- que, en realidad, sus movimientos teóricos
ductores, Beauvoir, sin negar la importancia responden al mismo objetivo que El segundo
de la fisiología en ambos sexos, no puede sexo. La teórica norteamericana malinterpre-
aceptar una definición de la mujer en térmi- ta la filosofía de Beauvoir y lee su cuerpo
nos exclusivamente biológicos. Su defini- situacional no a la luz del existencialismo,
ción del cuerpo se acerca a la filosofía de sino a través de la distinción sexo/género,
Sartre y, por lo tanto, supone que el sexo de una distinción posterior, en cualquier caso, a
la mujer influye y es al mismo tiempo influi- la publicación de la obra. El segundo sexo
do por el mundo exterior, con el que se puede contar entre sus logros el teorizar
encuentra en una relación de reciprocidad. A sobre el cuerpo de la mujer como una enti-
partir de este análisis la mujer ya no es sólo dad básica en la formación de la identidad
una suma de células pasivas, sino un cuerpo femenina. Frente a todas las teorías de
histórico en constante creación de su propio sexo/género y frente a los postulados estruc-
significado. turalistas que, tratando de superar la dico-
A pesar de la teorización existencialista tomía de Stroller parten de ella y la utilizan,
de Beauvoir, su conceptualización del cuer- Simone de Beauvoir establece la relación de
po ha conducido a varias teóricas contem- reciprocidad absoluta entre corporeidad y
poráneas, destacando entre ellas la nortea- mundo exterior, de tal modo que ambos ele-
mericana Judith Butler, a leer la obra de la mentos son re/creados constantemente de
filósofa francesa en términos de la distinción acuerdo a las variables que les rodeen – país,
sexo/género y, por lo tanto, a tratar de supe- clase, condiciones socio-económicas, etc. –
rar el supuesto marco teórico de Beauvoir.10 pero no poseen una esencia fija que sea su
Para Butler la muy manida declaración de destino.
Beauvoir según la cual la mujer no nace, El existencialismo francés y el postes-
sino que se hace, sugeriría la división entre tructuralismo norteamericano no son los úni-
los aspectos corporales dados por la biología cos marcos teóricos desde los que se ha tra-
(sexo) y todos los signos de identidad adqui- tado de inscribir la fisicalidad femenina en
ridos culturalmente con la socialización de los discursos culturales. Desde principios de
los sexos (género) (Butler, 1986: 35). Sin los sesenta son varios los trabajos de teólo-
embargo, el análisis de Butler es fruto de gas feministas que tratan de recuperar para
una confusión conceptual entre el cuerpo las sociedades contemporáneas la figura de
existencialista de Sartre, Merleau-Ponty y las diosas paganas, fértiles y sexuadas, con
Beauvoir y la teorización del cuerpo realiza- el fin de desestabilizar los modelos cristia-
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nos de feminidad. Así, por ejemplo, Merlin avance para los estudios de las mujeres al
Stone recuerda en sus estudios que al presentar la religión y la historia de las civi-
comienzo de los tiempos Dios era una mujer lizaciones desde un ángulo hasta entonces
y las comunidades rendían culto a la Diosa invisible. Estos mitos ginocéntricos, sin
de la vida (1979: 120). Stone repasa una embargo, plantean problemas teóricos que
gran cantidad de mitos femeninos en cultu- no deben ser obviados, ya que pueden llegar
ras tan distantes como la irlandesa, la india o a ser interpretados como naturalizadores, a
la egipcia: Sarasvasti, Cerridwen, Brigit eran través del propio mecanismo de creación
adoradas como dadoras de vida, inventoras mítico, de unos valores que no son sino cul-
del alfabeto o vientres fértiles que asegura- turales y construidos por un proyecto ideoló-
ban la descendencia. La distancia temporal gico concreto. El mito, sea éste patriarcal o
entre el momento del coito y la concepción y ginocéntrico, produce el efecto de convertir
el del parto hacía imposible en el mundo en naturales, ahistóricos y universales mode-
antiguo una paternidad segura, hecho que los que responden en realidad a la ideología
sin duda influiría en la consideración de las que preside un determinado entramado con-
figuras femeninas del politeísmo como fuen- textual. Es precisamente el poder naturaliza-
tes de vida exclusivas. Las diosas eran ima- dor del mito el que ha contribuido a la uni-
ginadas como procreadoras partenogenésicas versalización de imágenes femeninas sancio-
y por ello eran respetadas por la comunidad nadas por el patriarcado y que son rechaza-
y adoradas en los altares. Si bien no se ha das por autoras y teóricas feministas que tra-
podido demostrar que esta etapa de politeísmo tan de contrarrestar sus efectos. Los mitos
centrado en divinidades femeninas se corres- tradicionales son re/escritos o denunciados
pondiese necesariamente con un matriarcado, por voces femeninas que no se sienten iden-
sino más bien con una sociedad matrilineal en tificadas con las imágenes de sus cuerpos
la que la descendencia se nombraba por línea preconizadas por ellos. Sin embargo, tam-
materna, la situación de las mujeres y la con- bién existe la estrategia de recuperar o de
sideración de sus cuerpos dentro de aquellas crear un mito alternativo al patriarcal con el
sociedades parece haber sido más favorable fin de mermar los efectos del mismo. Es ésta
que tras la implantación de las enseñanzas la estrategia adoptada por trabajos como los
cristianas y su mitología monoteísta. Mary arriba mencionados, con un noble objetivo
Daly es una de las voces más representativas pero en contra de los cuales puede argumen-
en este sentido, con una gran cantidad de tarse una forma de esencialismo inherente a
publicaciones sobre diosas y corporeidad. tales mitos. La narración mitológica alterna-
Daly defiende la divinidad como un verbo tiva puede llegar a considerarse como un
activo que expresa fuerza vital para su nueva contenido que está enterrado en el pasado y
teología feminista, no como un sustantivo que contiene la definición “verdadera” y
marcado con un género gramatical concreto. “universal” de la masculinidad y de la femi-
De esta forma, señala Daly, se evitan las pro- nidad. El mito, entonces, no se reconoce
yecciones antropomórficas de un Dios que como una representación determinada cultu-
excluye a las mujeres y las reduce al papel del ralmente o re/producida constantemente por
eterno “Otro” (1979: 210-218). Carol Christ la historia, sino como la narración que defi-
es otra de las destacadas teólogas que subra- ne a la Mujer genérica por oposición al
yan la importancia de las diosas en la afirma- Hombre genérico.11 El mito se convierte en
ción de la sexualidad, voluntad y legados un elemento preceptivo y su efecto inmedia-
femeninos (1979: 273-287). to es la creación de imágenes femeninas que
La labor de trabajos como los menciona- posean la fuerza que estas autoras perciben
dos supuso en un primer momento un gran en las diosas del pasado. De este modo, la
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mujer alcanza, a través de la figura cataliza- La voz de las musas: verbalizaciones


dora de la diosa, una definición esencialista artísticas del cuerpo femenino
de su propia feminidad, cuyos orígenes se Desde comienzos de los años sesenta, en
encuentran enterrados en épocas arcaicas. Estados Unidos, un poco más tarde en el conti-
Éstos son tan sólo algunos ejemplos de nente europeo, caderas, vientres y pechos
las corrientes críticas preocupadas por sacar inundan las páginas del texto literario. El psi-
a la luz el cuerpo de la mujer que los prejui- coanálisis lacaniano que relacionaba al falo
cios religiosos, el psicoanálisis tradicional o con la adquisición del lenguaje y con la supre-
los discursos culturales patriarcales habían macía física masculina es atacado por filósofas
reducido a la otredad. Sin embargo, ninguna como Luce Irigaray, para quien los labios
teorización resulta completamente satisfac- vaginales, en continuo roce autoerótico, pre-
toria o exenta de problemas en sus concep- sentarían una actividad corporal ausente en los
tualizaciones de “lo femenino”. Así, la críti- genitales masculinos, a su parecer más pasivos
ca ginocéntrica consigue inscribir el cuerpo (1991). La teorización irigariana reclama el
de la mujer, pero el excesivo énfasis en la cuerpo de la mujer y une sexualidad y textuali-
función procreadora de las diosas paganas dad al relacionar los labios del habla con los
apunta hacia un esencialismo biológico del labios vaginales. Una vez el falocentrismo deja
que es deseable salir en tanto en cuanto es de tener sentido a la luz de esta nueva percep-
incompatible con la pluralidad del cuerpo ción de los genitales de la mujer, la condición
femenino esperada en las representaciones masculina del Logos también es derrocada por
contemporáneas. El postestructuralismo, por un lenguaje que la filósofa relaciona con las
su parte, niega la validez de la dicotomía diosas paganas y sus deseos anclados en su
sexo/género que reducía lo corpóreo a la propia corporeidad, frente a los modelos ase-
pasividad. Pero los giros teóricos de autoras xuados del cristianismo posterior (1991: 205).
como Butler, aunque para deconstruirla, El significante absoluto lacaniano ya no podrá
parten de la dicotomía que tratan de deses- tener sentido en sí mismo, sino que deberá al
tabilizar y, de este modo, la utilizan y menos oponerse al sistema presidido por el
subrayan. Por lo tanto, podemos concluir significante vaginal irigariano. Este nuevo sig-
que si bien el trabajo de Beauvoir en El nificante formulado por Irigaray pasa a unir,
segundo sexo adolece de ciertas limitacio- de este modo y como lo hacía también el falo
nes, limitaciones por otro lado inherentes a de Lacan, sexualidad, lenguaje y deseo. El
estudios tan pioneros como éste, su cuerpo poema “Musa”, de la irlandesa Anne Hartigan
situacional, anterior a los estudios de (1993),12 constituye uno de los muchos ejem-
sexo/género, resulta un marco muy adecua- plos que podríamos encontrar en la literatura
do desde el que comenzar a teorizar sobre el contemporánea para favorecer una inscripción
cuerpo sexuado. La re/construcción de la de la fisicalidad femenina sobre el texto escrito
identidad femenina debe incluir su fisicali- y aunar las aspiraciones de realización y reco-
dad como un significante plural capaz de nocimiento corporal con una participación
comunicar con el mundo exterior, sin negar activa de la mujer en la articulación cultural:
la influencia que la sociedad y las asi-
metrías genéricas puedan llegar a ejercer en Peligroso,
la (auto)percepción de dicho cuerpo. A par- Yacer con una mujer de palabras?
tir de Beauvoir el cuerpo femenino no sólo Dulce esperma?
significa sino que, además, se presenta También ella puede manchar
como un elemento indispensable en un lienzos blancos,
“femenino”, no tan eterno, ni silencioso, ni Con sangre caliente.
esencialista. Con tinta negra.
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LA VOZ DE LA MUSA 153

El texto, que es reproducido aquí en su construcciones iconográficas de la nación,


integridad debido a su corta extensión, abre en este caso irlandesa, en forma de mujer.
las puertas a la esperanza de que, en el futu- La silueta alargada de la abertura central en
ro, el cuerpo femenino ya no sirva el papel Cathoid no se convierte en referente de la
de musa pasiva y silenciada, sino que parti- corporeidad masculina y su primacía en los
cipe en la autodefinición plural de la identi- sistemas de representación canónicos, sino
dad femenina y logre comunicar a través de que entra en relación con la posición vertical
un lenguaje no mediatizado por el falocen- que presentaban las sacerdotisas celtas y con
trismo canónico sus deseos y sus aspiracio- las aberturas también verticales contenidas
nes artísticas y sexuales. en los monumentos megalíticos en los que
También desde las artes visuales el cuer- O’Connell ha mostrado siempre gran interés
po de la mujer adquiere protagonismo abso- (Nahum, 1997: 63).
luto. Cathoid (fig. 1), de Eilís O’Connell, Cathoid, además, contradice los postula-
reproduce una región pubiana de color azul dos psicoanalíticos sobre el órgano sexual
con una abertura central en forma de lágrima masculino y la importancia concedida al
que contrasta con el tono del resto de la mismo en base a criterios espaciales y visua-
composición. La silueta alargada de ésta y les. La fisura central de esta escultura con-
otras creaciones de esta artista formalista duce a una cavidad hueca en el interior de la
irlandesa ha desencadenado críticas a la misma que representa las regiones descono-
supuesta tendencia de O’Connell a represen- cidas de la sexualidad femenina, esa dimen-
tar formas fálicas. Sin embargo, su obra sión corporal no visible pero contenida en
constituye un espacio desde el que subrayar un espacio que se extiende a lo largo y
la fragmentación del cuerpo femenino y las ancho de toda la figura y que adquiere tanta
importancia como la superficie expuesta a la
mirada. El público que observa la escultura
de O’Connell es incapaz de acceder a toda
su extensión, con lo que el placer visual tra-
dicional se ve suprimido en favor del tacto.
La conexión entre la obra de O’Connell y el
desprestigio de la mirada como fuente mas-
culina de placer sacan a la luz formas de
adquirir la subjetividad diferentes de las tra-
dicionales.
Otro de los ejemplos gráficos más intere-
santes para ilustrar la importancia de la
sexualidad femenina y su participación acti-
va en el discurso cultural es el proyecto lle-
vado a cabo por las artistas, nuevamente
irlandesas, Pauline Cummins y Louise
Walsh en 1992 bajo el título Sounding the
Depths (figs. 2 & 3), una exposición de foto-
grafías, imágenes grabadas en vídeo y soni-
dos. En este trabajo los cuerpos de las dos
artistas, Cummins y Walsh, aparecen en
Fig. 1. O’Connell, E. (1996): Cathoid. En J. Grinnell y
A. Conley (Eds.), Re/Dressing Cathleen: Contemporary
fotografías y documentos en los que sus
Works from Irish Women Artists (pp. 96). Boston. bocas, dientes y lenguas se superponen a los
McMullen Museum of Art, Boston College. pechos, vaginas y torsos descubiertos de
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154 LUZ MAR GONZÁLEZ

Fig. 2. Cummins, P. y Walsh, L. (1992): Sounding the Depths (1992). En J. Grinnell y A. Conley (Eds.), Re/Dressing
Cathleen: Contemporary Works from Irish Women Artists (pp. 99). Boston. McMullen Museum of Art, Boston
College.

ambas (fig. 2). La sensación visual que se de tipo performance y alterando las perspec-
crea con esta técnica es la de exponer vísce- tivas fotográficas con sus movimientos
ras y regiones interiores de la sexualidad (Roth, 1992: 14). Por otro lado, en muchas
femenina con el fin de dejar salir por las de las imágenes en las que Cummins y
fisuras y aperturas buco-vaginales un len- Walsh aparecen desnudas, la mirada de la
guaje, tanto corporal como verbal, oculto en artista que ejerce de modelo en ese momento
el discurso cultural canónico. Los cuerpos está dirigida hacia su propio cuerpo, recla-
desnudos que componen Sounding the mando así el derecho a la autodefinición y
Depths se perfilan como entidades coloniza- control corporal. Las miradas de ambas
das y marcadas por luchas de poder colonia- sobre sus propios cuerpos no responden a la
les, nacionalistas y religiosas, desde donde necesidad narcisista que la mujer supuesta-
caminan hacia la independencia conceptual mente siente de identificarse con el objeto
y política. de deseo. Los cuerpos de ambas no se cons-
En las fotografías que componen el mon- tituyen en musas eróticas, sino que desesta-
taje, Cummins y Walsh se turnan como bilizan la mirada (masculina) que sólo perci-
modelos y fotógrafas, consiguiedo subvertir be la parte más visible y superficial del cuer-
así la pasividad de la musa tradicional y el po para adentrarse en las cavidades interio-
punto de vista autorial, y supuestamente res, al igual que también había hecho Eilís
objetivo, del artista masculino poseedor de O’Connell en su escultura. Sounding the
la mirada. Cummins confiesa haber disfruta- Depths destaca, igualmente, por la presencia
do de esta subversión y explica cómo la constante de bocas en distintos grados de
modelo influía activamente en la toma de la apertura (fig. 2) y de elementos tales como
fotografía, creando la sensación de un arte cremalleras o conchas con aperturas parale-
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LA VOZ DE LA MUSA 155

Fig. 2. Cummins, P. y Walsh, L. (1992): Sounding the Depths (1992). En J. Grinnell y A. Conley (Eds.), Re/Dressing
Cathleen: Contemporary Works from Irish Women Artists (pp. 99). Boston. McMullen Museum of Art, Boston
College.

las a las de las cavidades bucales y vaginales sedes del poder, al tiempo creador y destruc-
(fig. 3). De este modo, los labios del habla y tor, de las mismas. Las aperturas de los
los labios sexuales femeninos se entrecruzan cuerpos y bocas de las modelos-artistas y las
en las fotografías para ofrecer la posibilidad conchas con interiores viscosos en forma de
de un lenguaje alternativo. Las propias artis- lengua unen lo corpóreo al discurso alterna-
tas han declarado que Sounding the Depths tivo de las mujeres. Una vez más, el cuerpo
no opera exclusivamente a través del discur- es conceptualizado como elemento esencial
so verbal tradicional. En su obra la boca no de la identidad femenina y es inscrito, todo
es sólo un órgano articulatorio, sino la indi- él, en el texto verbal y/o visual. Los cuerpos
cación de que el cuerpo de la mujer reclama de Sounding the Depths y los que aparecen
su participación en la cultura, hablando y en poemas como el analizado en este trabajo
significando. Al mismo tiempo, los dientes son significantes activos de la diferencia y
que se superponen a vaginas y pechos parti- de la identidad femenina, tanto en su reali-
cipan de las fantasías imaginarias masculi- dad contextual como a escala internacional.
nas sobre las vaginas dentadas y castradoras Son, en definitiva, los cuerpos de las musas
del psicoanálisis tradicional. Los cuerpos de rebeldes que desean salir del silencio
las artistas aparecen agresivos, con lo que impuesto por un sistema de valores clara-
ellas se convierten en herederas de las mani- mente falocrático y por una colonización
festaciones polimorfas de las diosas y en corporal y sexual milenaria.
Notas al texto
1 De forma paralela, la figura del hombre metamorfoseado en mujer – aunque menos frecuente –
representaba la degeneración espiritual de aquellos que sucumbían a los placeres carnales. Para un
estudio detallado de la “mujer varón” y su significación en la literatura cristiana primitiva, véase
Vogt, 1985.
2 La “hipertrofia de lo visual” (“the hypertrophy of the visual”, en el original inglés) es la termino-
logía empleada por el teórico Martin Jay en su brillante estudio sobre lo visual y sus limitaciones a
la hora de reproducir la realidad (Jay, 1994).
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156 LUZ MAR GONZÁLEZ

3 La fase del espejo de Lacan comenzó teorizándose como una fase más dentro de la formación del
ego y localizada en un momento histórico en la vida del individuo, más concretamente en los prime-
ros meses de la infancia. Sin embargo, pronto pasó a convertirse en una estructura permanente en el
proceso de adquisición de la subjetividad (Evans, 1997: 115).
4 El otro especular hace referencia en psicoanálisis a un otro imaginario en el que se aliena el ego con
el fin de alcanzar la subjetividad. Es el reflejo del ego, pero al mismo tiempo no existe. Por lo tanto,
no podemos hablar del otro especular como un otro absoluto, ni tampoco como equivalente total del
ego, ya que el otro especular es él mismo y a la vez es otro. Por el contrario, el Otro indica una alte-
ridad radical, pues éste ya no puede ser asimilado a través de procesos de identificación o aliena-
ción, como ocurría en el caso anterior. La madre es la primera en ocupar la posición de Otro para el
bebé.
5 La palabra “voyeurismo” se emplea aquí con el significado que posee en las teorías psicoanalíticas
mencionadas, no con el sentido que esta palabra tiene en el uso común de la lengua española, donde
se refiere exclusivamente a la excitación sexual producida al observar a otros en situaciones eróti-
cas.
6 Tanto Sartre como Lacan emplean para “mirada” el término francés le regard. Sin embargo, los tra-
ductores ingleses han utilizado términos diferentes – the look para Sartre y the gaze para Lacan –
con el fin de subrayar las diferencias entre ambos conceptos. La mirada es, efectivamente, teorizada
de manera diferente en estos autores. Mientras que para Sartre la mirada es un proceso mediante el
cual un sujeto es convertido en objeto, la mirada lacaniana pertenece al ámbito del Otro, no al del
sujeto. La posibilidad de ser observado, no la de mirar, es la que prima en este caso (Evans, 1997:
72).
7 Para Freud los términos “falo” y “pene” son intercambiables y se refieren invariablemente al órgano
sexual del varón. Lacan, en cambio, utiliza el primer término como denominación de la Ley del
Padre que rige el Orden Simbólico y el segundo para referirse a los genitales masculinos reales
(Evans, 1997: 140).
8 El “falo real” no es sino el órgano sexual masculino, mientras que el “falo imaginario” es aquello
percibido por el bebé como objeto de deseo de la madre, una función que el infante querrá desem-
peñar. A su vez, el “falo simbólico” es el que cumple la función de significante privilegiado (Evans,
1997: 141-142).
9 Mi posición teórica con respecto al cuerpo fue desarrollada en el seminario que Toril Moi coordinó
en la Universidad de Cornell bajo el título “Sex, Gender and the Body: Phenomenological and
Psychoanalytical Perspectives”, como parte de los cursos de la School of Criticism and Theory en
1997. Mis re/lecturas de Beauvoir, Freud y Lacan se las debo principalmente a mi asistencia y parti-
cipación en dicho seminario.
10 Para un análisis detallado de los principios teóricos sobre los que se apoya El segundo sexo, véase
Martínez, 1999.
11 En estos casos se produce un análisis estructuralista que tiende a conceptualizar a la mujer como si
de una entidad monolítica se tratase, sin posibilidad para la pluralidad de significados dentro de la
categoría conocida como “feminidad”.
12 La traducción del poema es mía.

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LA VOZ DE LA MUSA 157

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de El Segundo Sexo (1949-1999): Warner, M. (1991): Tú sola entre las muje-
Simone de Beauvoir y el debate de los res: El mito y el culto de la Virgen
sexos. Anuario de Sexología, (5), 5-21. María. Madrid. Taurus. (Orig. 1976).
Mulvey, L. (1985): Visual Pleasures and Wolf, N. (1991): The Beauty Myth. Londres.
Narrative Cinema. En B. Nichols (Ed.), Vintage. (Orig. 1990).
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Being of Eilís O’Connell. En J. Grinnell Londres. Sage.
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158 ÍNDICES DE LOS VOLÚMENES PUBLICADOS

ÍNDICE ANUARIO DE SEXOLOGÍA. Nº 0. Nov. 1994


La Asociación Estatal de I. Introducción.
Profesionales de la Sexología II. La Sexología española del Siglo XX.
III.Fechas de referencia
IV. La A.E.P.S.
I Jornadas de educación sexual. Objetivos, contenidos, metodología y evaluación.
Sistema escolar El perfil del educador/a sexual.
Modelos de educación sexual.
La educación sexual en Aragón
Decálogo: Educación sexual
en el sistema escolar

ÍNDICE ANUARIO DE SEXOLOGÍA. Nº 1. Nov. 1995


Sexología Clínica
Manso, J. M. & Redondo, M. El papel del sexólogo clínico
para otros profesionales de la salud.
Amezúa, E. ¿Qué sexología clínica?.
Fuertes, M. A. Determinantes relacionales de los problemas
de deseo sexual: Pautas para una posible intervención.
Zapiain, J. G. El deseo sexual y sus trastornos:
Aproximación conceptual y etiológica.
Álvarez, J. M. El deseo en Psicoanálisis.
Gil, J. M. Sobre los deseos humanos.
Educación Sexual
Barragán, F. Currículum, poder y saber:
Un análisis crítico de la educación sexual.
Lázaro, O. & de la Cruz, C. Las sexualidades más válidas.
Desde otras disciplinas
Kacelnik, A. Sexualidad y biología.

ÍNDICE ANUARIO DE SEXOLOGÍA. Nº 2. Nov. 1996


Landaarroitajauregui, J. R. El castillo de Babel o la construcción de una sexología
del hacer y una generología del deber ser.
Fernández, J. ¿Son incompatibles la sexología y la generología?.
Lanas, M. Sexología: hacia una epistomología interna.
Llorca, A. La teoría de intersexualidad de Magnus Hirschfeld:
Los estadios intermedios.
Martínez, I. Metáforas del cuerpo de la mujer y cuerpo de la medicina.
Saez, S. La prevención del SIDA:
Un enfoque sexológico y una propuesta educativa.
Sánchez, A. Evaluación del desarrollo de la identidad sexual
durante la infancia.
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ÍNDICES DE LOS VOLÚMENES PUBLICADOS 159

ÍNDICE ANUARIO DE SEXOLOGÍA. Nº 3. Jun. 1997


Dedicatoria al Dr. Ramón Serrano Vicens.
Amezúa, E. La nueva criminalización del concepto de sexo
(una historia de ciclo corto dentro de otra de ciclo largo).
Martín-Peñasco, L. E. Memoria, logos y metáfora del cuerpo.
Seeck, A ¿Ilustración y recaida? El proyecto de establecimiento
de una “Sexología” y su concepción como parte de la biología.
Pretzel, A. Sexología y ciencia de la mujer.
Montiel, L. Renacimiento del andrógino: la bisexualidad originaria
en el pensamiento de Carl Gustav Jung.
Ferdinand, U. Maltusianismo y Neomaltusianismo: sobre la aparición
y desarrollo de un concepto de política poblacional.
Dose, R. No sex, please, we´re British o: Max Hodann en Inglaterra
en 1935, un emigrante alemán a la búsqueda de una existencia.
Llorca, A. El sexólogo Max Marcuse
y su trabajo como editor de obras sexológicas.

ÍNDICE ANUARIO DE SEXOLOGÍA. Nº 4. Nov. 1998


Amezúa, E. Cuestiones históricas y conceptuales: el paradigma del
hecho sexual, o sea de los sexos, en los siglos XIX y XX.
Rivera, M. M. La rebelión de los cuerpos.
Beyebach, M., Parejas exitosas.
Landaarroitajauregui, J. R. y
Pérez Opi, E.
Gil Calvo, E. La invención de la feminidad.
Fernández, J. Feminismo y sexualidad.
Martínez, F. Los sexos: del amor a la sexualidad.

ÍNDICE ANUARIO DE SEXOLOGÍA. Nº 5. Nov. 1999


Martínez, F. En los cincuenta años de El Segundo Sexo (1949-1999).
Simone de Beauvoir y el debate de los sexos.
Money, J. Antisexualismo epidémico: del Onanismo al Satanismo.
Lameiras, M. La sexualidad de los/as adolescentes y jóvenes en la era
del sida.
Amezúa, E. Líneas de intervención en sexología. El continuo “Sex the-
rapy-Sex counselling-Sex education” en el nuevo Ars
Amandi.
Oosterhuis, H. La ciencia médica y la modernización de la sexualidad.
Osma, M. A. y Loza, S. Mediación familiar: experiencias y reflexiones desde el
ámbito público.
Meler, M. Espejos y máscaras: miradas en torno a la identidad feme-
nina.
Lanas, M. La pareja como experiencia constructiva.
Manzano, M. El sexoanálisis: un nuevo modelo de tratamiento específi-
camente sexológico.
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A.E.P.S.
(Asociación Estatal
de Profesionales de la Sexología)
Apdo. de Correos 102
47080 Valladolid
Telf. y Fax: 983 39 08 92

EDICIÓN: Felicidad Martínez


TRADUCCIÓN: Agurtzane Ormaza

DISEÑO GRÁFICO: Lluís Palomares


IMPRIME: EFCA S.A.
Parque industrial “Las Monjas”
C/Verano Nº 38 Torrejón de Ardoz
Madrid
ISSN: 1137-0963
D.L.:
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NORMAS PARA LA ACEPTACIÓN DE TRABAJOS


El Anuario de Sexología publica trabajos origi- identificar trabajos del mismo autor o autores, de la
nales de Sexología o que supongan aportaciones a misma fecha, se añaden al año las letras “a”, “b”, “c”,
cualquier ambito de ésta desde otras disciplinas. hasta donde sea nacesario, repitiendo el año. A modo
Los trabajos habrán de ser inéditos. Se asume que de ejemplo: (Ellis, 1897), (Hirschfeld, 1910a, 1910b),
todas las personas que figuran como autores han dado (Master y Johnson, 1967).
su conformidad, y que cualquier persona citada como Las referencias bibliográficas irán alfabéticamen-
fuente de comunicación personal consiente tal cita- te ordenadas al final del texto, según la siguiente nor-
ción. mativa:
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25 hojas tipo DIN A4, de 33 líneas, por una sola cara, en versal, coma e iniciales de nombre y punto; en caso
con márgenes no inferiores a 2,5 cms., y todas ellas de varios autores, se separan con coma y antes del últi-
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Se aceptan escritos en español y en inglés. Cada título completo en cursiva y punto; ciudad, punto; edi-
artículo se acompañará, en hoja aparte, de un resumen torial. En caso de que haya manejado un libro traduci-
en español y en inglés, incluyendo al final de cada uno do con posterioridad a la publicación original, se aña-
de ellos un máximo de 6 palabras clave. Cada resu- de al final entre paréntesis “orig.” y el año.
men irá precedido del título del artículo en el idioma Marañón, G. (1926): Tres ensayos sobre la vida sexual.
correspondiente. Tendrá una extensión de 150-200 Madrid. Biblioteca Nueva.
palabras, y en él se expondrán brevemente los objeti- Bruckner, P. y Finkielkraut, A. (1979): El nuevo desor-
vos, resultados y principales conclusiones del trabajo. den amoroso. Barcelona. Anagrama. (Orig. 1977).
Cuando el artículo incluya gráficos o tablas, éstos b) Para capítulos de libros colectivos o de actas:
irán numerados y en hoja aparte, en tinta negra, y bien Autor/es; año; título del trabajo que se cita y punto;
contrastados. Las tablas se simplificarán en lo posi- a continuación, introduciendo con “En”, el o los direc-
ble, evitando las líneas verticales. Las notas y pies de tores, editores o compiladores (inicales del nombre
página –que preferiblemente se reducirán al mínimo– y apellido) seguido entre paréntesis de “Dir.”, “Ed.”
se numerarán de forma consecutiva e irán reseñadas o “Comp.”, añadiendo una “s” en el caso del plural,
en el texto del artículo utilizando únicamente el for- y coma; el título del libro, en cursiva y, entre parén-
mato superíndice. Al final del trabajo, se incluirán tesis, la paginación del capítulo citado; la ciudad y la
los textos correspondientes a dichas notas. Se evi- editorial.
tarán expresamente los formatos de notas a pie de García Calvo, A. (1988): Los dos sexos y el sexo: las
página que ofrecen los procesadores de texto razones de la irracionalidad. En F. Savater (Ed.),
(Wordperfect o Microsoft Word) Filosofía y Sexualidad (pp. 29-54). Barcelona.
Los manuscritos deberán ser remitidos por los auto- Anagrama
res en Diskette indicando el procesador de textos uti- c) Para revistas: Autor/es; año, título del artículo y
lizado, acompañado de dos copias impresas. La pre- punto; nombre de la revista completo y en cursiva y
sentación no incluirá tabulaciones, ni sangrado alguno. coma; volúmen entre paréntesis, seguido del número y
Los autores incluirán en hoja aparte su nombre, coma; página inicial y final.
dirección y filiación. Se recomienda adjuntar tam- Steicen, R. (1994): Du “manque du désir” au “désir du
bién teléfono, fax y e-mail de contacto, así como las manque”. Cahiers de Sexologie Clínique, (20) 123,
aclaraciones pertinentes para la correcta publicación 26-36
del trabajo. Los trabajos serán enviados por correo certificado,
Los diferentes apartados y subapartados que com- en Diskette acompañado de dos copias impresas a:
pongan el artículo, se numeraran correlativamente de A.E.P.S. (Comisión de Publicaciones)
la siguiente manera: 1, 1.1, 1.1.1, 1.2, 1.2.1, etc., evi- Apdo. de Correos, 102. 47080 Valladolid
tando usar negritas, cursivas o subrayados para dife- Se acusará recibo de los trabajos y se notificará por-
renciar subcapítulos de capítulos. teriormentes su aceptación, propuesta de modificación
Las citas bibliográficas en el texto incluirán el o rechazo.
apellido del autor y el año de publicación (entre parén- Los editores se reservan la posibilidad de realizar
tesis y separados por una coma). Si el nombre del pequeñas correcciones de estilo durante el proceso de
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tesis sólo el año. Cuando vayan varias citas en el mis- El autor o primer firmante del trabajo recibirá dos
mo paréntesis, se adopta el orden cronológico. Para ejemplares del número de la revista que se publique.

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