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Alfonso Francia1, en su documento sobre ³temas pedagógicos catequéticos´ nos


quiere dar una respuesta respecto al título de este apartado °  
   Y
como preámbulo comienza diciendo que la misión de la catequesis es educar para una fe
madura que se traduce en actitudes de vida2 que es la que debe inculcar el educador, ya
que esta educación no se refiere a datos culturales adquiridos, sino que se trata de una
dinámica existencial basada en una relación personal, con Dios, con Jesucristo, y que lo
llama con el Espíritu Santo a un compromiso de continuar su acción creadora y
salvadora.3 En otras palabras el catequista está llamado a alimentar y guiar la
mentalidad de la fe, y esta misión la hace en nombre y en la Iglesia.
En la educación de la Fe en los jóvenes se debe tener en cuenta necesariamente
el nuevo tipo de hombre que va surgiendo por diversos factores que son fácilmente
reconocidos y que son los siguientes: la rapidez del cambio por el progreso de la ciencia
y la técnica, los medios de comunicación social; igualmente la tendencia a la
urbanización, la inmersión dentro de una sociedad de consumo y el desarrollo de la
escolaridad4. Estos elementos forman una nueva tipología de hombre con rasgos bien
determinados, que negativa y positivamente lo lleva a tener una conciencia planetaria,
que con lenguaje de nuestro tiempo sería una conciencia globalizada; una manifestación
de la afectividad y de lo emocional, a veces sin control ninguno; con una necesidad de
viajar y de promover relaciones humanas«A pesar de estos rasgos en ninguna parte
existe el nuevo tipo de hombre en estado puro, lo que existe es una juventud con una
mentalidad nueva que está en tensión con lo tradicional y vigente5.

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1
Sacerdote Salesiano, escritor de un sinnúmero de libros y artículos para jóvenes y educadores.
V Cf. V . FranciaV „   Curso para Formadores Cristianos Animadores de
Grupos/IV. Editorial CCS. España: 1980
å
V Cf. VIbíd.V

V Cf. VIbíd.V

V Cf. VIbíd.V
uirando todo este panorama el autor nos quiere responder a la pregunta ¿Cómo
se sitúa ante la fe este nuevo tipo de hombre? Y la respuesta es que la educación en la fe
por ningún motivo puede desconocer el proceso y el deseo de transformación que
alienta actualmente al mundo de los jóvenes, y la fe se sitúa en cada persona de una
forma personal y existencial, de ahí que no sería dable por ningún motivo presentar una
fe a manera de transmisión de saberes, o prácticas religiosas.6
Por otro lado hay que tener en cuenta que la educación en la fe del joven no
depende básicamente del educador o guía que está al frente del joven, pues su desarrollo
es ante todo obra del Espíritu Santo«por ello se debe dejar actuar el Espíritu en la
creatividad y que debe ejercerse: en un conocimiento personal con Cristo, en la
experiencia litúrgica y oración, y en la praxis del Evangelio. De la misma manera esta
creatividad de los educadores debe arraigarse en el contexto familiar, social y eclesial,
ya que la educación debería y debe ser obra de toda la comunidad cristiana. Por eso el
papel de los educadores juega un papel importantísimo, y su vida debe ser auténtica
para que lo que transmitan pueda ser creíble.7
Por último Alfonso Francia, dirá ¿de qué medios disponemos para la educación
en la fe? Donde la respuesta es bastante clara, los mismos jóvenes y su dinamismo es
un medio como también la relación personal de los educadores con los adolescentes y
los grupos y sobretodo la relación progresiva con una comunidad más amplia8.

Pienso que así como hace 30 años, que es la fecha que ha sido escrito este
documento, y que a pesar de ello no le quita vigencia«las dificultades y retos para la
educación en la fe son los mismos, pues con lo nuevo que ha ido surgiendo en la
sociedad se está creando un nuevo tipo de mentalidad en los jóvenes, que de alguna
forma hacen que ya no estén de acuerdo con las antiguas estructuras y que reclamen
innovación. Este es el nuevo reto para los educadores hoy, educar en la fe sabiendo en el
mundo en que estamos sumidos, y la calidad de jóvenes con los que tenemos que
compartir nuestra fe. La respuesta es clara y fácil, y me parece que es la misma de hace
muchos años, como es dejar que el Espíritu Santo haga lo suyo, y que el educador saque
a flote su creatividad, donde pueda compartir a más de conocimientos su vida de fe, a
través de su coherencia entre lo que dice y lo que vive.

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V Cf. VIbíd.V

Cf. VIbíd.VV

V Cf. VIbíd.V
Si miramos medios para realizar esto yo diría sin temor a equivocarme los siguientes
medios: primero la confianza plena en Dios y dejar que actúe, segundo la confianza
valga la redundancia en el mismo joven, ya que el joven es el evangelizador del mismo
joven, tercero una buena relación de amistad y respeto entre educador y jóvenes y por
último el compromiso con la Iglesia que tiene que tener el joven de manera progresiva.

Concluyo la tarea con las siguientes conclusiones: Que la misión del catequista
es educar en la fe madura que se concreta en actitudes de vida. Ayer como hoy la
sociedad siempre ha estado invadida por la tecnología, medios de comunicación y
demás, que han influenciado en los jóvenes y demás personas en la educación y en la fe
pero que sin embargo, también ha habido personas que con mucha confianza en Dios y
creatividad han podido dar respuestas positivas a estos nuevos cambios, y en nuestra
época por supuesto el Espíritu dará respuesta para saber como actuar con la educación
en la fe hoy.
Creo que también, esto ya como propuesta, que el joven es el mejor medio para
educar en la fe al joven, y si hablamos de recursos él es el mejor recurso. Amemos de
verdad lo que hacemos, como educadores, catequistas, evangelizadores, para que ellos
nuestros muchachos lo amen también y lo puedan compartir con los demás con la ayuda
de Dios.
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V V

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