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Matthew Lipman comprueba que los niños tienen la capacidad para aprender filosofía y por

esto debe incluirse dentro de la curricula.  El objetivo general de esta filosofía es convertir
a los alumnos en personas pensantes y autónomas, para esto propone abordar los temas
como diálogos filosóficos teniendo en cuenta que los diálogos deben incluir los siguientes
rasgos:

 Provocar una actitud reflexiva y de pensamiento propio.


 Aborda temas generales y cotidianos sabiendo que no siempre se van a poder
definir e intentando usar lenguaje sencillo.
 Saber pensar, seleccionar información y ejercer una mirada crítica.
 Respetar a todas las personas que participan de dicho dialogo.
 Se debe problematizar con preguntas y las respuestas deben ser argumentadas.

La práctica filosófica en el aula ayuda a los niños a mejorar en otras disciplinas y


contribuye al crecimiento cognitivo y afectivo del alumno, es por eso que se considera
valioso incluirla dentro del ámbito escolar.

Una primera justificación de la elección de la filosofía como hilo conductor de ese aprendizaje
es el convencimiento de que la mejor manera de aprender a pensar consiste en realizar una
actividad que podemos llamar metacognitiva: si queremos que nuestros estudiantes piensen
más y mejor, invitémosles a pensar en su propio pensamiento. Esto es, provoquemos en ellos
una actitud reflexiva que les lleve a poner la atención en sus propios procesos mentales, en
concreto en los procesos relacionados con el razonamiento y la argumentación, y también con
la propia vida afectiva. Se trata, por tanto, de abrir un espacio y un tiempo en la agenda
educativa dedicado específicamente a la deliberación reflexiva

La filosofía aborda fundamentalmente la reflexión sobre conceptos de carácter muy general,


como son los de verdad, realidad, bien, justicia, creencia, ideas, y otros muchos

Aprovechar tiempo de la curricula a diálogos filosóficos teniendo en cuenta que la filosofía


aborda la reflexión de conceptos generales que no siempre se van a llegar a definir pero si se
pueden dialogar y que no todo dialogo o tema es filosófico.

competencia filosófica. Lo dice con claridad y contundencia: «nuestros alumnos van a recibir
mensajes contradictorios, y necesitan tener ideas claras sobre la realidad, su inteligencia, y su
situación en el mundo. Tienen que saber pensar, seleccionar la información y ejercer sobre
ellas una mirada crítica, si quieren ser libres.

al y como acabo de exponerlo, lejos de caracterizar la filosofía como una actividad muy
especulativa, alejada de la vida cotidiana, lo que intento es destacar su profundo arraigo en
esa vida cotidiana

Nadie como los niños muestran esa doble capacidad de curiosidad y asombro sobre las que se
sustentan el aprendizaje permanente; la filosofía parte de ellas y sobre ellas elabora un
riguroso y serio proceso de reflexión apoyado en la propia capacidad de razonamiento
autónomo.

En este caso se plantea una pregunta y, ante la respuesta del alumno, se formula de inmediato
una segunda pregunta que sin duda es mucho más compleja que aquella otra en la que solo se
busca comprobar lo que se sabe. E

El diálogo filosófico exige un respeto profundo hacia todas las personas que participan en el
mismo, pero ya no exige el mismo respeto para aquellas opiniones que son infundadas, que se
emiten de manera precipitada y descuidada, sin rigor ni precisión.

Respuestas argumentadas son reales; son relevantes; facilitan la comprensión; y son conocidas
al interlocutor. Es un buen punto de partida

. La filosofía se hace siempre en primera persona. Soy yo quien tiene que plantear la pregunta
y buscar la respuesta; las preguntas y respuestas de los demás sólo provocan mi proceso de
aprendizaje si las asumo como propias, como relevantes para mí aquí y ahora.

La comunidad de investigación filosófica El diálogo filosófico realizado en el aula, dentro del


marco de una comunidad de investigación, se convierte así en un importante, incluso
insustituible, procedimiento para desarrollar la inteligencia y aprender a pensar.

Todo lo anterior pretende desvelar los rasgos que definen y caracterizan dicho diálogo
filosófico, con el transfondo de que es el modelo didáctico fundamental para el desarrollo y
mejora de las capacidades y competencias cognitivas y afectivas de carácter general y básico.
Pretende ofrecer una orientación abierta, pero también normativa, gracias a la cual aquellas
personas menos familiarizadas con la actividad filosófica encuentren algunos criterios que les
ayuden en su práctica docente y puedan ir revisando y mejorando la misma. Facilitar un
diálogo filosófico es, por tanto, algo que todo el mundo, en principio, puede aprender.

La filosofía como meta-reflexión


La omnipresente reflexión filosófica
Problematizar con preguntas…
Y mejor con preguntas filosóficas
Respuestas argumentadas
La actividad filosófica como tarea personal
La comunidad de investigación filosófica

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