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CENA PENITENCIAL DE PAN Y AGUA

Querido hermanos en Cristo Jesús, los invitamos a tener hoy viernes 03 de abril una cena
penitencial de pan y agua, con el propósito de estar juntos en oración y ayuno pidiendo piedad
y misericordia por este mal que aqueja a la humanidad, por las necesidades de la Iglesia y del
mundo entero, por los difuntos y los enfermos, por todas las personas dedicadas a la salud, por
nuestras comunidades, por nuestra hermosa comunidad de Santo Toribio y cada uno de sus
fieles, por nuestros Obispos y presbíteros, por todas las almas consagradas, por nuestro
querido padre Ignacio Canales, por nuestras familias y nuestras necesidades y finalmente por
el Papa Francisco, el vicario de Cristo.

Unas breves indicaciones para vivir en total recogimiento y vivir el fruto de este hermoso
momento que Dios nos regala.

1) Se propone vivir este momento a las 20.00 hrs. Así estaremos todos desde casa unidos
como Iglesia a través de un mismo Espíritu.
2) Revisen anticipadamente este material para repartirse las lecturas, donde se propone
una persona para presidir y otra u otras a realizar el resto de las lecturas. En caso de ser
una única persona hacerlo lentamente dejando espacios para el silencio y reflexión
interior entre cada lectura.
3) Adornar la mesa principal de forma modesta y sencilla y presentar los panes y agua que
se va a consumir sin ningún acompañante ni bebida adicional.
4) Es una cena penitencial, un ayuno de sólo pan y agua. No es obligatorio, es una
invitación para unirnos en oración y ayuno de cara al inicio de la semana mayor, para
preparar nuestra alma y nuestro corazón.
5) Conforme indica la iglesia católica los ayunos son para personas entre 14 y 59 años.
6) Dispónganse el grupo familiar cerca de la mesa donde se va a orar y siéntense
cómodamente.
7) En un clima de silencio y oración dispongan su corazón a la escucha de la palabra de
Dios y a orar con mucho fervor.
8) Recuerden distribuirse las lecturas conforme se indica en el punto dos.
9) Los lectores deben hacerlo de forma pausada y el resto escuchar con atención y al
terminar cada lectura, dejar un breve espacio para la reflexión interior.
10) Hay cantos que se pueden cantar, recitar u omitir por el silencio.
11) El momento de la cena esta indicado más adelante en la guía.
12) Recuerde que este es su encuentro personal con Jesús porque Él también quiere estar
contigo. Jesús va a tu encuentro porque TE AMA. Con esta alegría en el corazón
vivamos unidos un momento de oración, de ayuno y de paz.

Dios permita que a ninguno de nuestros hermanos le falte el pan..!


(1ra lectura) PALABRAS DE ANIMACIÓN:
En este tiempo de cuaresma, que hemos iniciado con el miércoles de ceniza y como nos señala
el Papa Francisco, usando palabras de San Pablo 2Cor 5,20: “En nombre de Cristo les
pedimos se reconcilien con Dios” . Queridos hermanos y hermanas: El Señor nos vuelve a
conceder este año un tiempo propicio para prepararnos a celebrar con el corazón renovado el
gran Misterio de la muerte y resurrección de Jesús, fundamento de la vida cristiana personal y
comunitaria. Debemos volver continuamente a este Misterio, con la mente y con el corazón. De
hecho, este Misterio no deja de crecer en nosotros en la medida en que nos dejamos involucrar
por su dinamismo espiritual y lo abrazamos, respondiendo de modo libre y generoso. Es por
esto que nos encontrarnos en esta noche, cada una de las familias de la comunidad parroquial
de Santo Toribio, a distancia, pero unidos con el objetivo de compartir una Cena Penitencial de
Pan y Agua. Queremos llegar con la ayuda del Señor, al interior de nuestro corazón, de nuestra
vida, para ver cómo nos encontramos, que hay en nosotros que debemos cambiar, para poder
vivir con decisión el mandamiento de amar a Dios y a nuestro prójimo. Este año nos unimos
para clamar como Bartimeo, Jesús Hijo de David ten compasión de mí . Haciendo una campaña
de oración y ayuno por la Iglesia y la humanidad, pidiendo a la Santísima Trinidad nos devuelva
la paz y la salud y así juntos en comunidad trabajar todos por el progreso de la civilización del
amor, tan anhelada por Dios.

(Todos) - CANTO: VIENEN CON ALEGRÍA


Vienen con alegría Señor, cantando vienen con alegría Señor,
Los que caminan por la vida Señor sembrando tu paz y amor.
 Vienen trayendo la esperanza, a un mundo cansado de ansiedad, a un mundo que
busca y que no alcanza caminos de amor y de amistad.
 Viene trayendo entre sus manos esfuerzos de hermanos por la paz, deseos de un
mundo más humano que hable del bien y la verdad.
 Cuando el odio y la violencia aniden en nuestro corazón, el mundo sabrá que por
herencia le aguarda tristeza y dolor.

(El que preside.) TODOS UNIDOS: ORACIÓN


Oh Dios todopoderoso, concédenos en estos tiempos de enfermedad, muerte y
desolación contar con la inmaculada intercesión de María Auxiliadora, Reina de todo lo creado
y Auxilio de los cristianos, para que en esta vigilia y de cara a la semana mayor, escuchemos el
llamado a dejarnos reconciliar con Dios, fijemos la mirada del corazón en el Misterio pascual y
nos convirtamos a un diálogo abierto y sincero con el Señor. De este modo podremos ser lo
que Cristo dice de sus discípulos: sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-14). Amén.
(El que preside):
Evangelio de Marcos 10, 46-52 – EL CIEGO BARTIMEO

“Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos y con bastante más gente, un ciego
que pedía limosna se encontraba a la orilla del camino. Se llamaba Bartimeo (hijo de Timeo).
Al enterarse de que era Jesús de Nazaret el que pasaba, empezó a gritar: “¡Jesús, Hijo de
David, ¡ten compasión de mí!” Muchas personas trataban de hacerlo callar. Pero él gritaba con
más fuerza: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”
Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo.” Llamaron, pues, al ciego diciéndole: “Vamos,
levántate, que te está llamando.”  Y él, arrojando su manto, se puso en pie de un salto y se
acercó a Jesús.  Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego respondió:
“Maestro, que vea. ” Entonces Jesús le dijo: “Puedes irte, tu fe te ha salvado.” Y al instante
pudo ver y siguió a Jesús por el camino."

Palabra del Señor.


 
(2da lectura) REFLEXIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS “Señor te compasión de mí”.:
Hermanos y Hermanas: En este momento de reflexión fijemos nuestra mirada en el corazón
misericordioso de Jesús que no es ajeno al sufrimiento y clamor de Bartimeo. Por eso los invito
a meditar sobre este acto de profundo amor y misericordiosa.

En la figura de Bartimeo, nos podemos encontrar con la pena y el dolor que puede ser, el estar
en algún estado de discapacidad. Cuan triste puedes ser para una persona que es invidente, no
lograr ver las maravillas de la creación, las montañas, el mar, el cielo y las estrellas, el sol y la
luna, los colores, un arco iris o simplemente su imagen en un espejo y el rostro de familiares y
amigos. Pero, cuan mayor es la pena y el dolor de aquellos que pudiendo ver, no ven. Bartimeo
es invidente pero el resto de sus sentidos, le son suficientes para saber que Jesús es el Cristo,
el Mesías, el Hijo de Dios, el mismo Dios.

Juan y Santiago, los hijos de Zebedeo a pesar de ver, estar con Jesús, ser testigos de sus
milagros, piden lo que cualquier hombre en su fragilidad humana es capaz de pedir…cuando
reines, queremos estar uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Mientras que Bartimeo, siendo
ciego de nacimiento, es capaz de depositar toda su confianza y gritar sin miedo, ni vergüenza,
desde el fondo de su corazón: Jesús, Hijo de David ten compasión de mí, luego tira la única
prenda que posee, su manto, que lo protege del sol, lo abriga en el frio y lo arropa en la noche,
además no se deja amedrentar por aquellos que le hacen desistir de su encuentro con Jesús y
al llegar ante él y a pesar de su pregunta: “¿Qué quieres que haga por ti?” , no vacila en pedir
aquello que tanto anhela: “Maestro, que vea.”

Bartimeo nos enseña la importancia de vivir conforme el plan de Dios. No importa la condición
en la cual estés, ni el dolor que estemos pasando, debemos depositar plenamente nuestra
confianza en Dios y estar atentos a su paso por nuestras vidas. Dispuestos a soltar cosas y/o
personas, a renunciar en muchos casos a títulos de honor, distinciones y/o estatus social para
correr al encuentro con Él, no importando el qué dirán u opinarán de mi persona, por mi
renuncia y búsqueda. Finalmente, la experiencia de los sacramentos, el dialogo frecuente con
Cristo en la oración, el obrar diario en mi vida, las obras de caridad deben conducirme a ese
momento de encuentro y estar listo al igual que Bartimeo para responder a la pregunta de
Cristo: “¿Qué quieres que haga por ti?”

Es importante notar el uso en el Evangelio de la palabra “salvado” en muchas circunstancias


donde habríamos puesto “sanado”. Esto se debe a que, para muchísimas personas ajenas al
mundo de la teología, el acto que marcará su vida se produce en un momento en que han
pedido y conseguido lo imposible. En este triunfo de la esperanza todo su ser se ha abierto a
Dios, al mismo tiempo que aceptaban lo esencial de la verdad divina. Antes de que los
apóstoles pusieran a punto las condiciones y el valor de la verdadera fe, Jesús ya había
acogido a Bartimeo entre los mendigos.

Las súplicas que hoy elevamos a Dios, son para pedir perdón por lo alejado que puede estar
nuestro corazón del suyo, por nuestra falta de perdón, porque Dios aparte de nosotros este
cáliz de pena, dolor, enfermedad y muerte; por la necesidad de conseguir caminos de paz y por
la apertura de corazón que necesitamos tener para aceptar con nuestra razón y con todo
nuestro ser, que la cura a todas nuestras enfermedades reside, únicamente, en tener confianza
en aquel que tanto nos ama, para dar gracias por aquellos que se han enfermado por el
Coronavirus y han superado la enfermedad, dar gracias por aquellos que no se han contagiado
y rogar por la misericordia de Dios para que aquellos que han partido ya, a su encuentro y
consigan el perdón de sus culpas, que brille para ellos la luz perpetua y descansen en paz.

Todo el honor y la Gloria para Jesús nuestro Salvador. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.
Amén.

(Todos) - CANTO: HAZME UN INSTRUMENTO DE TU PAZ


 Hazme un instrumento de tu paz, donde hay odio lleve yo tu amor, donde hay injuria tu
perdón, Señor, donde haya duda fe en ti.
 Maestro ayúdame a nunca buscar, querer ser consolado como consolar, ser entendido
como entender, ser amado como yo amar.
 Hazme un instrumento de tu paz, que lleve tu esperanza por doquier, donde haya
oscuridad lleve tu luz, donde haya pena tu gozo, Señor.
 Maestro ayúdame a nunca buscar, querer ser consolado como consolar, ser entendido
como entender, ser amado como yo amar.
 Hazme un instrumento de tu paz, es perdonando que nos das perdón, es dando a todos
que Tú te nos das, muriendo es que volvemos a nacer.
 Maestro ayúdame a nunca buscar, querer ser consolado como consolar, ser entendido
como entender, ser amado como yo amar.
(3ra lectura) Para ayudar nosotros en esta labor, también nuestro corazón debe tener el fuego
de la caridad de Jesús y podemos ejercitarnos en asumir en nosotros tres formas de actuar:
Orar, Confiar y Dar Gracias.

ORAR: En el libro de Números 21 4-9, dice lo siguiente: “Dejaron el monte Hor por el camino
del mar de Suf para rodear el territorio de Edom. En el camino el pueblo perdió la paciencia y
murmuró contra Dios y Moisés: “¿Por qué nos hicieron subir de Egipto para que muramos en el
desierto sin pan y sin agua? ¡Ya estamos aburridos de esta comida sin gracia! Entonces Dios
mandó contra el pueblo serpientes-ardientes. Muchos de los israelitas murieron por sus
mordeduras. El pueblo fue a ver a Moisés y le dijo: “Hemos pecado, hemos murmurado contra
Yavé y contra ti. Ruega a Yavé por nosotros, para que aleje de nosotros las serpientes.” Moisés
oró por el pueblo, y Yavé le dijo a Moisés: “Hazte una serpiente-ardiente y colócala en un poste.
El que haya sido mordido, al verla, sanará.”

Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un poste. Cuando alguien era mordido por
una serpiente, miraba la serpiente de bronce y se sanaba.

La mayoría de las personas al leer este texto se quedan con la mirada en un Dios castigador.
En las tragedias de la vida es más sencillo culpar a Dios por nuestras penas y/o negar su
existencia que detenerse a reflexionar y buscar muy dentro de nosotros, todo aquello que nos
aleja de Dios. Es por eso, que la propuesta de esta lectura es la de fijar nuestra mirada en
Moisés y al mismo tiempo recordar al Papa Francisco el pasado viernes 23 de marzo, cuando
con un paso vacilante pero determinado, con firmeza de propósito y convicción, vimos al vicario
de Cristo, al igual que Moisés caminar a través de un pueblo que sufre una peste, un dolor, una
pena, la incertidumbre, la duda, la muerte, pero también viven la fe, la esperanza y la caridad.
Ambos dan ejemplo y optan por lo más esencial del hombre, ir a conversar con Dios, ir a orar,
interceder por todos, por muchos y quizás por ellos. Ciertamente, la oración de intercesión es la
herramienta más poderosa para este tiempo. Qué maravilla si nosotros atendemos este
hermoso llamado y nos unimos en el ejercicio de la caridad en este periodo de recogimiento al
encuentro con Dios para interceder por nuestro prójimo y dejamos a un lado un poco el orar o
pedir sólo por nosotros. La humanidad vive una peste mayor que el coronavirus… la
indiferencia. Ánimo. Ora y confía decía el Padre Pío.

(4ta lectura) Confiar. Isaías en el capítulo 12:2,3, cita en el Himno de los rescatados lo
siguiente:
¡Vean cómo es él, el Dios que me salva! En él confío y no tengo más miedo, pues Yahvé es mi
fuerza y mi canción, él ha sido mi salvación. Y ustedes sacarán agua con alegría de las
vertientes de la salvación.

Así mismo la Iglesia espera con ansia que ocurra una vez más, el triunfo del Señor sobre la
muerte. Es posible que tengamos una semana Santa totalmente diferente a las demás por la
ausencia del compartir juntos la piedad y devoción, que comúnmente compartimos en
asamblea; como pueblo de Dios. Pero lo que sí es seguro, es que Dios estará ahora más
presente que nunca en el corazón de aquel que opta por Cristo; porque Él es, fuente y agua,
salud y sanación, perdón y misericordia, ternura y amor, vida y salvación para el que confía en
el Señor. Por eso, ora y espera en la paz del Señor.

(5ta lectura) Dar Gracias. En el Evangelio de Marcos 8:5-10 nos relata lo siguiente:  Jesús les
preguntó: “¿Cuántos panes tienen?” Respondieron: “Siete.” Entonces mandó a la gente que se
sentara en el suelo y, tomando los siete panes, dio gracias, los partió y empezó a darlos a sus
discípulos para que los repartieran. Ellos se los sirvieron a la gente. Tenían también algunos
pescaditos. Jesús pronunció la bendición y mandó que también los repartieran. Todos comieron
hasta saciarse, y de los pedazos que sobraron, recogieron siete cestos. Eran unos cuatro mil
los que habían comido. Luego Jesús los despidió. En seguida subió a la barca con sus
discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Este hermoso pasaje de la biblia nos muestra, como en tantas otras ocasiones a Jesús en
medio de la multitud. Una multitud que tiene hambre. Un hambre que no se sacia, ni con los
alimentos, ni con los bienes de este mundo. Es un hambre de Dios… por eso, Él se hace
alimento. Que lastima y que dolor estar en estas fechas y por tanto tiempo lejos de la
Eucaristía, lejos del cuerpo de Dios, lejos de recibirlo. Por eso ahora más que nunca debemos
dar gracias a Dios por todas y cada una de las santas comuniones que hemos recibido en
nuestra vida y pedirle a Él que nos haga uno en Él, como Él es uno con el Padre y así ya no
tendremos más hambre ni sed. Debemos dar gracias por tantas personas que han dado su vida
por nosotros y más aún, por aquellos que dan su vida por superar esta tragedia y por la certeza
de que Dios ahora más que nunca está en medio de nosotros. ¡ Da gracias y vive la alegría del
Evangelio..!

(6ta lectura) NOS EXAMINAMOS DESDE LA PALABRA DE JESÚS (En silencio con música de
fondo un lector hace el examen de conciencia con voz pausada y manteniendo unos breves
segundos entre una y otra pregunta)
Nos preguntamos:
 ¿Es Jesús mi Salvador, es en Él en quién pongo mi Fe y mi Confianza? ¿Mi fe se ha
hecho tan horizontal que no creo que Dios pueda ayudarnos a superar esta tragedia?
¿Está mi fe y mi confianza condicionada a los hechos y acontecimientos?...
 ¿Acompaño a mis hermanos y los invito a vivir la fe? ¿Soy perseguido o perseguidor de la
Iglesia de Cristo? ¿Me descubro orgulloso y soberbio y por eso perseguidor de la Iglesia
de Cristo? En el caso de ser perseguido ¿Soy humilde y firme o cobarde y lejano?
¿Prefiero ser servido que servir? ¿Soy una piedra viva de la Iglesia de Cristo o lanzo
piedras? ¿Soy una oveja perdida o estoy en el redil?...
 ¿Hago las cosas por amor a Dios o miedo a Dios? ¿Comprendo mi responsabilidad en
estos momentos con respecto a Dios y mis hermanos? ¿Oro por todos mis hermanos o
sólo por aquellos que quiero? ¿Pido con frecuencia a Dios por sus pastores y ofrezco
sacrificios por ellos? ¿Participo de la Eucaristía y demás sacramentos con una fe viva?
¿Está mi corazón tan tibio que no siento la necesidad de alimentarme del cuerpo y la
sangre de Cristo? ¿Ofrezco mi servicio sin intereses? ¿Desecho cotilleos, juicios y
venenos que tanto daño hacen a la Iglesia de Cristo? ¿Escuche con paciencia los
problemas y acompaño a mis hermanos, prodigando el perdón divino con generosa
compasión? ¿Descubro en mí algún tipo de atadura o vicio que me hace esclavo? ¿En
quién pongo mi complacencia?...
 ¿De dónde proviene mí alegría? ¿Nace del amor y perdón de Dios? ¿Mi alegría se
alimenta de mis logros personales y excluye el bienestar de los demás? ¿Ha tocado la
misericordia de Dios mi corazón? ¿Ofrezco mi vida y servicio de manera gratuita e
incondicional? ¿Descubro en mi oración el consuelo de Dios? ¿Experimento en mi vida la
verdad, de que nada es más fuerte que su amor? ¿Vivo sereno interiormente? ¿Estoy
feliz de ser un canal de misericordia para acercar a mis hermanos al corazón de Dios?
¿Consigo en la celebración eucarística encontrarme con Dios y asumo su identidad en mí
vida? ¿Entiendo y creo que Jesús esta verdadera y auténticamente en el Pan
Consagrado?...
 ¿Doy gracias por aquellos hombres y mujeres valientes y fieles al Evangelio, que dan y
han dado un auténtico «sí» a Dios? ¿Agradezco y comprendo el misterio que existe en
dar la vida para unirse a Jesús, abandonando todo lo que es amado por un amor mayor y
doy gracias diariamente por ello? ¿Soy generoso? ¿A quién sigo, a Jesús mi Señor y
Salvador o al hombre?

(7ma lectura) QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25.

Ant. Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!

Cántico: QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25

Es verdad: tú eres un Dios escondido,


el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.

Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!

Así dice el Señor, creador del cielo


- él es Dios -,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»

Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!


No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»

Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!

Yo soy el Señor que pronuncia sentencia


y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.

Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!

Declarad, aducid pruebas,


que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
- No hay otro Dios fuera de mí -.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.

Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!


Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.

Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!

Yo juro por mi nombre,


de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»,
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder.»

Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!

A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.

Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ten piedad y misericordia de nosotros Señor..!

CANTO: CRISTO TE NECESITA PARA AMAR


Cristo te necesita para amar, para amar, Cristo te necesita para amar (bis)
No te importen las razas ni el color de la piel, ama a todos como hermanos y haz el bien (bis)
Al que sufre y al triste dale, amor, dale, amor: al humilde y al pobre dale, amor (bis)
Al que vive a tu lado, dale, amor, dale amor: al que viene de lejos dale amor (bis)
Al que habla otra lengua, dale, amor, dale, amor; al que piensa distinto, dale, amor (bis)
Al amigo de siempre, dale, amor, dale, amor; y al que no te saluda, dale, amor (bis)
 
6. (El que preside) ORACIÓN AL PADRE

Todos: Padre Nuestro…

7. BENDICIÓN DE LA MESA
Diácono: El Señor Jesús recibía a los pecadores y comía con ellos.
Todos:Bendito seas por siempre, Señor.

El que preside: Oh Dios que con el ayuno cuaresmal de tu Hijo nos enseñaste que la vida no
sólo se sustenta con el pan sino con toda palabra que sale de tu boca, bendice esta cena
penitencial de pan y agua y concede a cuantos participamos en ella levantar hacia ti el corazón
y desear el banquete de tu reino. Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.

Y la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre estos alimentos que
vamos a compartir y permanezca siempre en nosotros.
Todos: Amén.

CANTO: BENDIGAMOS AL SEÑOR.


Bendigamos al Señor, que nos une en caridad; y nos nutre con su amor,
en el Pan de la Unidad. Oh Padre Nuestro.
Conservemos la unidad, que el Maestro nos mandó; donde hay guerra que haya paz,
donde hay odio que haya amor. Oh Padre Nuestro.
El Señor nos ordenó: devolver el bien por mal, ser testigos de su amor,
perdonando de verdad. Oh Padre Nuestro.
Al que vive en el dolor, y al que sufre en soledad, 
entreguemos nuestro amor y consuelo fraternal. Oh Padre Nuestro.
El Señor que nos llamó, a vivir en Unidad, 
nos congregue con su amor, en feliz eternidad. Oh Padre Nuestro.

SE COMPARTE LA CENA DE PAN Y AGUA (Música instrumental católica de fondo y se puede


conversar, pero en tono suave sin perder la unción)

Guardamos nuestra ofrenda en la cajita cuaresmal para entregarla cuando nuevamente estemos reunidos
como familia y asamblea de Dios.

(lectura) ORACIÓN DE DESPEDIDA:


Oremos a Dios Padre que nos ha reunido para la cena penitencial de pan y agua.
Señor Jesús que dijiste a tus discípulos que no sólo de pan vive el hombre: ayúdanos a
levantar hacia Ti nuestros corazones y haz que, con la fuerza que proviene de Ti y alimentados
con tus dones, te amemos y te sirvamos en la persona de nuestros hermanos. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
 
(+) Pedimos la Bendición de Dios.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Amén.

CANTO A LA VIRGEN: MADRE


Junto a ti María, como un niño quiero estar, tómame en tus brazos, guíame en mi caminar.
Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar, hazme transparente, lléname de paz.
MADRE….
Gracias, madre mía por llevarnos a Jesús, haznos más humildes, tan sencillos como Tú.
Gracias, madre mía por abrir tu corazón porque nos congregas y nos das tu amor.

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