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y Técnica Nº 10
Tercer año
Parcial Domiciliario:
Circuito productivo Lechero
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La historia de la lechería “comercial” en Argentina se inicia alrededor del año 1886, dónde
se comienzan a armar los primeros tambos a partir de pequeños productores ganaderos
de los alrededores de la ciudad de Buenos Aires interesados en abastecer las primeras
fábricas de manteca. En 1890 se instalan las primeras fábricas a vapor para elaboración de
manteca y entre 1895 y 1900 se construyen los primeros frigoríficos para exportación de
manteca, dando inicio a lo que puede considerarse el nacimiento de la verdadera industria
lechera láctea.
En esos tiempos el resto del país no tenía desarrollada la producción lechera, salvo una
pequeña cuenca en los alrededores de Rosario, destinada a surtir de leche fluida a dicha
ciudad. De 1903 a 1939, abierto el mercado de Londres para la manteca Argentina,
comienza el interés de capitalistas para invertir en la industria láctea y, sumado al
advenimiento del ferrocarril y el denominado “tren lechero”, las cuencas del interior
comienzan a desarrollarse con mayor impulso, enviando la leche producida hacia las
usinas centrales de la Ciudad de Buenos Aires. Éste sistema continuó expandiéndose y
tuvo su apogeo desde inicio de los años `40 hasta mediados de los `60, donde el desarrollo
de mejores caminos y de vehículos automotores especializados desplazaron al ferrocarril.
A partir de los años ´90 se produce en Argentina un cambio importante en las relaciones
de precios, con un esquema económico de “convertibilidad”, basado en la relación “1
peso: 1 dólar” y con una mejora relativa en cuanto al precio de la leche en relación a los
principales insumos necesarios para producirla, especialmente el grano de maíz.
Sin embargo, la devaluación de la moneda de dicho país hacia fines de 1999 retrajo las
exportaciones de productos lácteos y afectó los precios en el mercado interno, con
repercusión negativa sobre el productor local. Este hecho, sumado a condiciones
climáticas adversas en gran parte de las cuencas lecheras, originó una crisis sin
precedentes para el sector, que tuvo su mayor expresión a comienzo del 2002, al
producirse la salida de la convertibilidad monetaria en Argentina.
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1° Etapa: Ordeñe. Hay dos tipos: Ordeñe manual: consiste en la extracción de la leche por
presión manual. En la actualidad, este sistema es aplicado en una baja proporción de
tambos pequeños. Por el contrario, el ordeñe mecánico es el que se realiza por medio de
máquinas especiales. Ha evolucionado mucho, tanto en la complejidad de la máquina
como en su funcionamiento, para obtener la leche en forma rápida, sin dañar la ubre y en
buenas condiciones de higiene. Una máquina de ordeñar es un sistema cerrado de tubos
por los que la leche circula desde la ubre hasta un tanque de almacenamiento en frío.
Tanto la extracción como el transporte de la leche se realizan por la presencia de vacío, es
decir, la leche es prácticamente “aspirada”
3° Etapa: Pasteurización. Una vez que la leche llega a la fábrica se analiza para comprobar
que reúna todas las condiciones necesarias para ser consumida. El objetivo de la
pasteurización es eliminar la flora patógena de la leche. Se efectúa elevando la
temperatura a 76ºC y manteniéndola durante 15 segundos y luego se enfría rápidamente
yse almacena en un tanque de leche pasteurizada el cual se encuentra entre 2-4ºC
5° Etapa: Distribución. Una vez envasada la leche llega a los diferentes comercios donde
podemos comprarla, a través de camiones con refrigeración.
6° Etapa: Consumo. Y por último la leche llega a nuestras casas donde podemos
consumirla, como así también sus derivados.
Regiones productoras
La lechería argentina está distribuida a lo largo de toda la región pampeana, formada por
las siguientes provincias: Buenos Aires (Mar y Sierras, Oeste, Abasto Sur, Abasto Norte),
Santa Fe (Sur, Central), Córdoba (Sur, Villa María, Noreste), Entre Ríos (Cuenca “B”,
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Clasificación de productos
Cuando se analizan las industrias lácteas, se observa que el mercado mundial se encuentra
especializado, tanto en las empresas como en los países.
La leche fluida: es aquella que se procesa para consumo directo (leche fresca). Se clasifica
principalmente en leche pasteurizada y leche esterilizada. La diferencia entre ambas
consiste en el procesamiento que sufren las mismas. Como consecuencia se obtienen dos
productos líquidos que se diferencian en la duración y en sus requerimientos de
temperatura, entre otras cosas.
La leche esterilizada posee una vida útil de seis meses aproximadamente y no requiere
refrigeración, por lo que se la puede almacenar a temperatura ambiente. La pasteurizada
tiene una duración escasa de tan sólo cinco a siete días en refrigeración.
Leche en polvo: La producción de leche en polvo se divide en dos grandes grupos, uno
integrado por países desarrollados (EE.UU., Canadá y U.E.) con producciones subsidiadas;
y otro integrado por países con bajos costos de producción como Australia, Nueva
Zelanda, Argentina y Uruguay, que poseen condiciones agroclimáticas muy favorables
para la producción y cuentan con la infraestructura necesaria. Dentro de la clasificación se
encuentran las leches enteras y descremadas en polvo.
Quesos: La oferta de quesos de alto valor es dominada por Europa, con reconocimiento
mundial. Los países con bajos costos de producción de leche dominan el mercado mundial
de quesos comerciales, sobre todo del tipo para fundir. Los quesos se clasifican de
acuerdo al tiempo de maduración y al contenido de humedad
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Otros productos lácteos: dentro de esta subdivisión podemos clasificar entre: yogures y
similares, subproductos y derivados. En general, la estrategia empresarial hasta el
momento es desarrollar redes de franquicias y alianzas estratégicas (como en el caso de
Danone y Yoplait), más que promover la exportación. Los subproductos y deriva dos
incluyen la caseína, sueros y otros que participan cada vez más como materias primas de
productos alimenticios y farmacéuticos.
Empresas productoras
Se caracteriza por presentar una estructura en la que coexisten por un lado un gran
número de pequeñas empresas, muchas de ellas artesanales y que operan en el circuito
informal de producción, con un reducido peso económico; y por el otro, algunas pocas
grandes y medianas empresas multiplantas y multiproductos responsables de la mayor
parte de la producción.
Empresas medianas más especializadas y con mayor orientación al mercado interno: son
empresas especializadas en la producción de queso o empresas con menor grado de
producción centradas en el desarrollo de productos de alto valor agregado; la exportación
forma parte de sus estrategias comerciales.
Pequeñas empresas lácteas: este grupo está formado por un gran número de pequeñas
empresas de carácter familiar que, en muchos casos, surgieron a través de la unión de
pequeños y medianos tambos para la producción de quesos frescos.
Un aspecto muy importante del sector son las pymes que operan en el circuito informal,
cuyo número varía de acuerdo al año, aumentando en períodos de crisis, ya que engloba a
empresas medianas que se “deslizan” desde el circuito formal. La importancia de estas
empresas (que se encuentran al margen de controles sanitarios y de calidad, y de las
normativas legales sociales e impositivas) radica en que generan fuertes distorsiones en la
competitividad de los mercados. En períodos de crisis impulsan el surgimiento de dobles
estándares (mercados internos versus externos; grandes centros urbanos versus mercados
locales) y dificultan la marcha de las relaciones intersectoriales.
Producción de Lácteos
Hasta comienzos de la década del '90. las leches fluídas absorbían aproximadamente el
20% de la leche producida, siendo la leche pasteurizada la de mayor participación dentro
de éstas con el 93%, mientras que la leche esterilizada sólo representaba el 5%. El 2%
restante correspondía a la leche chocolatada.
En cuanto a los productos lácteos (aquellos diferentes a las leches frescas), los quesos
siempre tuvieron una participación muy importante.
La creciente inserción en los mercados externos durante la década del '90 indujo a un
cambio en el “mix” de productos elaborados. Se registra una importante tasa de
incorporación de nuevos productos, así como la diferenciación de productos y marcas
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dentro de los más tradicionales. Los productos que más crecieron durante el período de
expansión fueron las leches esterilizadas, leches en polvo entera, quesos pasta semidura
y leches en polvo descremadas.
temperatura, leches UAT o larga vida, tecnología introducida por Parmalat), que luego
fueron adoptadas por las mayores empresas. Esta tecnología permitió la exportación de
leches frescas. La producción de leches en polvo (tanto la entera como la descremada) se
incrementó debido, principalmente, al aumento en las exportaciones.
Hasta fines de la década del '70, más del 70% de las ventas de alimentos se realizaba a
través de comercios minoristas (almacenes, verdulerías, carnicerías, panaderías), los
cuales fueron desapareciendo a lo largo de los '80 mientras que las grandes cadenas
distribuidoras se acentuaban, para terminar de consolidarse a principios de los '90.
En el sector lácteo, estos cambios impactaron fuertemente en las empresas del sector,
obligándolas a un cambio en sus estrategias logísticas y tecnologías. Actualmente, las
relaciones entre las grandes industrias lácteas y las principales cadenas de super e
hipermercados, conforman situaciones de oligopolio bilateral, donde la concentración
comercial se enfrenta a una concentración industrial igualmente elevada. Las grandes
industrias no pueden prescindir de las cadenas distribuidoras para la venta de sus
productos y las principales cadenas distribuidoras no pueden dejar de tener productos de
las marcas líderes del mercado.
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Una de las principales estrategias llevadas a cabo por las grandes cadenas minoristas fue
el desarrollo de marcas propias, impulsado principalmente por la diferencia de precios
entre las primeras marcas y las líneas de los supermercados.
Comercio exterior
volver al sistema pastoril pero en consecuencia cae la producción ya que los animales
están adaptados a un sistema intensivo de altos requerimientos y no a uno pastoril.
Con la aplicación de un paquete tecnológico y de gestión que permita reducir los impactos
negativos de la situación económica por la que está pasando el país podría lograrse una
mayor eficiencia técnico-productiva. Pero, ya sea por la falta de crédito o por el
endeudamiento sufrido por algunos de los productores, no pueden llevarse a cabo
innovaciones en el sector. Esto acentúa aún más los rasgos negativos de la actividad, que
sumado a los bajos precios recibidos por los productores, lleva a considerar un cambio de
actividad por parte de estos últimos, en detrimento de la producción lechera.
Un estudio del Programa Cambio Rural zona Centro de Santa Fe - INTA Rafaela de 2002-
realiza una comparación entre diferentes niveles de producción de tambos versus el
cultivo de la soja y señala que en los establecimientos de mediana a alta producción la
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probabilidad de superar su renta con este cultivo no es tan alentadora, en cambio los de
baja producción pueden, fácilmente, hacerlo. Dadas estas circunstancia es probable que
ésta sea la franja de tamberos que más tiendan a la reconversión siempre y cuando
proyecten cambios hacia el corto plazo.
Actualmente para la actividad tambera es muy difícil competir con el cultivo de soja. Sin
embargo, debe considerarse que, un alto pero alcanzable nivel de eficiencia en el tambo
mejorará en gran medida su competitividad; que la agricultura presenta también riesgos
productivos que deberían tenerse en cuenta y que, si bien aún no existen definiciones
claras y/o hechos concretos, el análisis del sector lácteo indicaría una recuperación del
precio de la leche pagada al productor para el corriente año.
Además, la granja es una explotación lechera donde es necesario realizar las tareas de
ordeño y limpieza de instalaciones, así como gestionar el estiércol producido por las vacas.
Todas estas actividades, a su vez, generan un impacto, pues pueden contaminar las aguas.
Además, los gases de metano debidos a la propia digestión del ganado contribuyen al
cambio climático.
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Según el Panel Internacional de Cambio Climático, para producir 7.000 litros de leche, una
vaca puede llegar a emitir 140 kilos de metano al año, emisiones equivalentes a recorrer
8.000 kilómetros en coche.