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Psicologia Comunitaria PDF
Psicologia Comunitaria PDF
VICERRECTORÍA ACADÉMICA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
PROGRAMA PSICOLOGÍA SOCIAL COMUNITARIA
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MODULO PSICOLOGÍA COMUNITARIA
Durante la primera mitad del siglo XIX en la Psiquiatría americana tuvo una gran
influencia el denominado “tratamiento moral”. El procedimiento básico consistía en
incluir las condiciones ambientales más adecuadas para maximizar la conducta
normal. El tratamiento se apoyaba en una forma de vida guiada por principios
morales en la que se regularizaban ciertos hábitos como la limpieza personal, la
terapia ocupacional, las prácticas religiosas, las actividades de entretenimiento y el
deporte.
Durante la segunda mitad del siglo XIX se produjeron en los Estados Unidos
cambios económicos que evolucionaron desde una economía agrícola hacia una
economía industrial, como consecuencia aumentó la inmigración y creció el
número de personas en las ciudades. Los psiquiatras en este período
consideraron a los emigrantes genéticamente inferiores y carentes de conducta
moral. En tal situación el tratamiento moral fracasa. El número de pacientes que
ingresan en los hospitales psiquiátricos aumenta de forma dramática, la
convivencia y la integración social se hacen difíciles tanto en los hospitales cono
en la comunidad. El incremento de población unido a la inmigración produce
desorganización social y hacen crecer el antagonismo entre las clases sociales.
En este contexto se popularizó el Darwinismo Social como teoría para explicar las
relaciones sociales.
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Los sociólogos de la Escuela de Sociología Urbana de Chicago muestran interés
especial por la vida en comunidad, ven en el regreso a los lazos y vínculos
comunitarios la solución frente al fenómeno del crecimiento y concentración de la
población. Dan un impulso definitivo a una perspectiva más ambientalista: la
distribución ecológica de las conductas asociales y de la enfermedad mental son,
en este contexto sus aproximaciones importantes. Sin embargo, este regreso a la
comunidad se hacía difícil ya que los rápidos cambios económicos habían
generado fuertes diferencias sociales.
Las iniciativas en Servicios Sociales y Salud Mental fueron muy escasas en los
años que comprende el período de 1930 a 1945. La Administración de Roosevelt
se centró en la revitalización económica e imperó una política donde los
problemas requerían una solución política más que psicológica o social.
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El interés por el ambiente se renueva tras la Segunda Guerra Mundial, un gran
número de veteranos de guerra que regresaron a la vida civil se encontraron con
numerosos problemas físicos y psicológicos. Este momento se considera la
antesala del nacimiento de la Psicología Comunitaria. El período que transcurre
desde 1945 a 1963 está cargado de acciones legislativas y cambios dentro de la
propia psicología y de la concepción de la salud mental que dan lugar al
nacimiento de la Psicología Comunitaria.
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HOMBRADOS M., María I. (1996) Introducción a la Psicología Comunitaria. Archidona, Málaga:
Ediciones Aljibe.
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a principios de los 60 se diseñó para mejorar los problemas de los problemas y
necesidades. El objetivo de estos programas era tanto el cambio social como la
ayuda directa.
Dentro de las insuficiencias del modelo médico tradicional que dieron lugar al
desarrollo de la Psicología Comunitaria, en un intento de superarlas se pueden
destacar el desarrollo de la psiquiatría militar tras la Segunda Guerra Mundial puso
de manifiesto la necesidad de replantearse la prestación de los servicios pues la
intervención temprana aplicada tanto por profesionales de la salud (enfermeras,
médicos, psicólogos, etc.) como por no profesionales estaba mostrando resultados
importantes en la recuperación de muchas personas. Al mismo tiempo la
introducción de las drogas psicotrópicas permitía a los sujetos seguir el
tratamiento en su comunidad. A partir de aquí se entra en un período de crisis que
afecta tanto a la Psiquiatría clásica como a los modelos terapéuticos.
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Respecto a la Psiquiatría clásica Blanco citado por Hombrados4 ha escrito: “En el
ámbito de la salud mental, la Psiquiatría iba camino a convertirse en un
mastodonte burocrático contra el que chocaba cualquier movimiento renovador
convirtiéndose así en una avanzadilla del inmovilismo y conservadurismo teórico,
burocrático y de tratamiento” (p. 42).
Las críticas al modelo médico no se hicieron esperar, entre ellas, hay que
destacar:
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salud existentes en la sociedad. Por ello muchos profesionales abogan por
otros métodos de prestación de los servicios: se prefieren métodos
preventivos para abordar la solución de los problemas a gran escala en la
comunidad, se hace necesario el uso de métodos indirectos de intervención y
la formación de paraprofesionales.
Desarrollo Intradisciplinar
Siguiendo a Blanco citado por Hombrados6 las teorías del Lugar de Control y las
teorías Sociales de la Personalidad incorporan factores económicos en la
explicación psicológica del comportamiento; siendo los aspectos económicos y
sociales de suma importancia dentro de la Psicología Comunitaria; la Psicología
Ecológica introduce la importancia del ambiente físico con conceptos como el de
escenario de conducta y refleja su influencia dentro de la Psicología Comunitaria
con el desarrollo del Paradigma Ecológico (Rappaport, citado por Hombrados en el
mismo texto); y por último las teorías del estrés cuyo concepto está incluido en
numerosos estudios en Psicología Comunitaria y relacionado con otros conceptos
tan importantes como el apoyo social.
2. La tradición grupal
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Existen estudios en Psicología Social cuyas concepciones han ayudado al
desarrollo de la Psicología Comunitaria, entre ellas se encuentra la tradición
grupal. El grupo es un lugar de confluencia entre lo individual y lo social. Este es
considerado el instrumento básico de socialización.
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4. La tradición lewiniana
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de que tal vez se produzca determinado tipo de conducta no depende de la
presencia o ausencia de un hecho o de un número de hechos enfocados
aisladamente, sino de la constelación (estructura de fuerzas) del campo específico
como un todo…las diferentes partes del campo son mutuamente
interdependientes”
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3.2.1. CAPITULO 2. SOBRE EL CONCEPTO DE PSICOLOGIA COMUNITARIA
Para Rappaport citado por Montero12 la define como la disciplina que “acentúa la
importancia de la perspectiva ecológica de la interacción, sosteniendo la
posibilidad de mejorar la adaptación entre las personas y su ambiente mediante la
creación de nuevas posibilidades sociales y a través del desarrollo de recursos
personales en vez de hacer hincapié exclusivamente en la supresión de las
deficiencias de los individuos y de sus comunidades”.
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MONTERO, Maritza. (2004) Introducción a la Psicología Comunitaria. Desarrollo, conceptos y
procesos. Buenos Aires, Argentina: Paidós.
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Un cambio en el modo de enfrentar la realidad, de interpretarla y de reaccionar
ante ella.
Hacer psicología para la transformación positiva, social e individual.
Cambios en el hábitat, en el individuo, en las relaciones individuo-grupo-
sociedad. Los cambios en el individuo llevan a cambios en los grupos a los
cuales pertenece, entre ellos la comunidad, y viceversa, los cambios en esos
grupos transforman a las personas. Se produce así una relación dialéctica de
transformaciones mutuas.
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LARA DE PRADA, Luz M. & OCAMPO DE BONIVENTO, Luz E. (2002). Psicología Social y
Comunitaria. Comunidad, Participación y Convivencia. Bogotá: Universidad Santo Tomás,
Vicerrectoría General Universidad Abierta y a Distancia.
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De igual forma intenta ser útil en la solución de problemas sociales, ayudando a
crear organizaciones efectivas que presten sus servicios acordes con las
necesidades sociales y proporcionar las bases para el desarrollo comunitario. Así,
la teoría, la investigación y la praxis buscan construir una psicología de la acción y
el cambio social desde una perspectiva ecológica, sin perder de vista los calores
que se van a fomentar en el contexto social en que nos movemos. Al respecto
Rappaport citado por las autoras dice que, la solución de problemas debe tender a
crear entornos que permitan a los sujetos, desarrollar aquellas habilidades que les
hagan tomar el control de sus propios recursos. Promoviendo el relativismo
cultural, la diversidad y la ecología se conseguirá el bienestar de la comunidad y
sólo así se evitará dar una solución paternalista a los problemas.
Sobre las causas de los problemas: Las sitúa en relación de interacción que
se produce entre las personas, el entorno y los sistemas sociales, entrando
a formar parte de este punto, la estructura de apoyo social y el poder social.
Sobre su nivel de análisis: La psicología comunitaria se interesa
especialmente, por el nivel de la organización y la comunidad.
Sobre su práctica: Tan cerca como sea posible de lo relevante y del
contexto social cotidiano.
Sobre la prestación de servicios: Sigue un modelo proactivo, de búsqueda,
de evaluación de necesidades, en especial en las comunidades de riesgo.
Sobre el énfasis en la práctica: Se centra en la prevención, más que en el
tratamiento.
Sobre sus métodos de investigación: Tiene preferencia por la investigación
cuasi-experimental, cualitativa, la acción-investigación y el estudio de
casos.
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Ocampo son: Barriga (1987), Chacón (1988), Sánchez (1991), Hombrados y
Gómez (1993), y siguiéndolos a ellos, algunas de sus proposiciones con relación a
las características son:
Con el fin de que el estudiante tenga una visión completa de las características de
la psicología comunitaria, las cuales pueda conectar con el rol que asume en ese
campo de la psicología, a continuación se incluye una síntesis que al respecto
aporta Montero17:
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3.2.1.3. Rol del Psicólogo en el ámbito comunitario
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ARANGO C., Carlos A. La Construcción Social del Rol del Psicólogo Comunitario. Cali,
Colombia: Instituto de Educación y Pedagogía de la Universidad del Valle.
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Cada uno de estos fenómenos sociales y culturales ha jugado un papel relativo en
el surgimiento de un “movimiento comunitario”, una preocupación por la pérdida de
estilos de vida comunitaria y por la creación de nuevas formas de convivencia,
nuevas formas de desarrollo social y un nuevo papel social de las instituciones.
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clínico y se buscaba ampliar sus horizontes para que se volviese generalista. Para
ello tendría que formarse en áreas tales como teoría del sistema social, la
organización de la comunidad, la planeación de la ciudad, la bioestadística, los
métodos de consulta, la ecología humana y la epidemiología, la investigación
evaluativo, la intervención en crisis y la prevención. Con ello se suponía que el
psicólogo comunitario estaría capacitado para verse envuelto en los procesos de
la comunidad y a la vez conceptualizar sobre dichos procesos. De esta forma el
nuevo rol del psicólogo el de un “conceptualizador participante” (Bennet,
Anderson, Cooper, Hazlo, Klein y Rosenblum, 1966, citados por Arango)21.
Igualmente se enfatizó la importancia de que el nuevo profesional llegase a
trabajar conjuntamente con otros profesionales relacionados con la comunidad.
Dentro de los diferentes roles que podrían ser desempeñados por el psicólogo
comunitario que se derivan de ese proceso de construcción norteamericano se
encuentran:
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1. Analista de sistemas sociales. Grupos, comunidades, organizaciones e
instituciones. Es el punto de partida para la solución de problemas. Un análisis
apropiado de un sistema social debe dar a conocer: 1) El problema o
necesidad, 2) los factores implicados en su generación y mantenimiento, 3) los
procesos de mantenimiento y reproducción del sistema así como los de
cambio y dinamización, y 4) los recursos del sistema. El analista social deberá
ser capaz de ve los problemas desde el punto de vista de los afectados y tener
capacidad de cuestionamiento cultural en cuanto a su análisis y generar
soluciones innovadoras distintas a las establecidas o “institucionales”
(Sánchez, 1991 citado por Arango24).
2. Evaluador de necesidades y programas. Es uno de los roles comunitarios
mejor perfilados, reconocidos y propios de la tradición y formación del
psicólogo frente a otros profesionales. La evaluación es prerrequisito básico
para la intervención social planificada. Sobre ella descansa la legitimación de
la teoría y praxis comunitaria, y la responsabilidad social de los interventores.
3. Diseñador de programas de intervención y cambio social. Este papel
convierte al psicólogo en agente de cambio social al integrar la preparación
recibida con los conocimientos producidos por la evaluación del problema para
presentar a la comunidad un programa de acción al utilizar los recursos de la
propia comunidad lleve al cambio social. El proceso en esta etapa se denominó
como de “Amplificación cultural” (Rappaport, 1997 citado por Arango25). Según
este autor esta característica le permite percibir la realidad más objetivamente y
sentirse libre de las convenciones y expectativas sociales del grupo (Sánchez,
1991 citado por Arango26).
4. Consultor de salud mental y desarrollo organizacional. Es el rol más
practicado en Salud Mental. La consulta es una relación triádica en que el
consultor entra en contacto personal y limitado con una persona o sistema
(consultante) para resolver los problemas de un tercero, sin asumir ninguna
responsabilidad por la implementación del plan resultante. A partir de Caplan
(1970) se admiten tres variantes según se centre en el cliente (tercero),
consultante o programa. Como rol se diferencia del de terapeuta y de
supervisor, con los que comparte rasgos comunes (Sánchez, 1991 citado por
Arango27).
5. Negociación, Mediación y Relaciones Humanas. La función básica es mediar
entre los intereses o partes de un sistema u organización o entre una
comunidad y la administración pública o los detentadores de recursos y
servicios. La condición para que esta función sea apropiada (y la estrategia que
defina eficaz) es que el problema o conflicto (de poder, roles, estilos, valores,
intereses, etc.) esté originado por deficiencias relacionales y de comunicación
(a nivel de grupos o subsistemas sociales, no necesariamente individuos)
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pudiendo por tanto ser abordado y resuelto facilitando la relación y
comunicación entre ellos, explicitando las asunciones implícitas o agendas
subyacentes, etc. (Sánchez, 1991 citado por Arango28).
6. La organización y dinamización comunitaria. Implica innovación y
experimentación social, catalización y facilitación del cambio social. El papel de
activador o agente facilitado r del cambio y experimentación social,
conjuntamente con el de analista social fue uno de los roles asignados al
psicólogo comunitario por la conferencia fundacional de Boston (Bennet, 1965;
Rappaport, 1977 citados por Arango29) señala al psicólogo comunitario como un
agente de cambio social que se implica conjuntamente con los sujetos que
solicitan la intervención, a la vez que da el protagonismo de la acción a los
sujetos demandantes.
7. Desarrollo de recursos humanos. Este rol tiene un carácter más educativo-
formativo que técnico. El concepto no ha sido apenas trabajado o desarrollado
con excepción de los aportes de la Psicología Humanista (Maslow, Rogers,
Allport) o la formulación sintética de salud mental positiva de Jahoda. Se
propone el desarrollo de potencialidades o recursos existentes en personas y
grupos. Desarrollo personal y poblacional a través de la terapia, educación,
salud, apoyo y autoayuda, y grupos de crecimiento y sensibilización (Sánchez,
1991 citado por Arango30).
Michael Foucault hace una revisión a las relaciones existentes entre el poder y el
saber, y plantea el tema de la función política del intelectual, dentro de la cual se
incluye al psicólogo. Es así como a partir del análisis que se hace sobre el poder
que se distribuye por todo el tejido social, se cuestiona la concepción marxista de
las superestructuras y las infraestructuras ideológicas y políticas y se replantea la
función política del intelectual y el técnico en el manejo de la relación saber/poder.
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verdad tan esencial a las estructuras y el funcionamiento de nuestra sociedad”
(Foucault citado por Arango31). El psicólogo como técnico o intelectual específico,
ocupa un lugar de poder dentro de las instituciones y en su relación con las
personas con quienes trabaja implementa un cierto régimen de producción de las
verdades a partir de las cuales interviene como profesional, en el contexto de un
cuerpo social donde el poder está diversamente distribuido.
Se plantea así una nueva concepción del rol del profesional: Los actores
principales del proceso de desinstitucionalización son ante todo los técnicos que
trabajan en el interior de la institución, los cuales transforman la organización, las
relaciones y las reglas del propio juego, ejercitando activamente su rol terapéutico
como psiquiatras, enfermeros, psicólogos, etc. Sobre esta base también los
pacientes se vuelven actores y la relación terapéutica se transforma en un recurso
de poder que es utilizado también para reclamar su responsabilidad y poderes a
otros actores institucionales cercanos y lejanos de los administradores locales
responsables de la salud mental, los técnicos de las estructuras sanitarias, los
políticos, etc. En otras palabras, los técnicos de la salud mental activan toda la red
de relaciones que estructuran el sistema de acción institucional y dinamizan las
competencias, los poderes, los intereses, las demandas sociales, etc. De esta
manera se encuentran implicados y movilizados los sujetos sociales como actores
del cambio: los pacientes, los sujetos políticos institucionales y no institucionales.
Este modo de practicar la desinstitucionalización suscita y multiplica las relacione,
o sea produce comunicación, solidaridad y conflictos, ya que el cambio de las
estructuras y el cambio de los sujetos y de su cultura, no pueden sino advenir
juntos (Rottelli y otros 1986, citados por Arango32).
Mientras que en los Estados Unidos y en Europa los desarrollos del rol del
psicólogo comunitario se basaron principalmente en el cuestionamiento del
modelo médico y clínico en salud mental y la búsqueda de estrategias de
ampliación de la cobertura en servicios de salud mental o de
desinstitucionalización psiquiátrica, en América Latina el desarrollo del rol del
psicólogo comunitario si bien estuvo influido por los nuevos aportes ideológicos y
teóricos de los países del primer mundo, su principal influencia ha sido la forma
específica de expresión del movimiento social y comunitario propio de
Latinoamérica.
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del psicólogo ha sido el de evaluador de procesos preceptúales y valorativos de la
comunidad para hacer recomendaciones a las instituciones en el diseño de
campañas preventivas. 2) El paradigma de la Investigación Acción Participativa
(IAP) (Ararat y Sarria, 1984; Arango, 1984, 1990; Amar, 1986, 1989; Aristizabal y
otros, 1987; De Roux, 1990; González y otros, 1986; Solarte y otros, 1984; Strauss
y otros, 1989 citados por Arango34) trabajando desde las bases de los sectores
populares y 3) El paradigma del Comportamiento Participativo que articula a la
metodología IAP una conceptualización psicológica sobre los procesos de
participación (Arango, 1992, 1993; Arango y Varela, 1988; Ortega y Vergara, 1991;
Perea, 1990; Varela, 1988, citados por Arango35).
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Para una mayor ampliación sobre el rol del psicólogo comunitario en países como Argentina,
Brasil, Chile, Cuba, México, Puerto Rico y Venezuela, revisar el texto de Arango citado
reiteradamente.
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trabajo interinstitucional que a veces afecta el contexto nacional e
internacional. Se da una estrecha relación con instituciones legitimadoras que
permiten que se amplíen u compartan universos simbólicos a partir de la
interacción con otros psicólogos lo que al parecer conlleva el fortalecimiento
del ejercicio del rol profesional. Aquí se realiza una conceptualización desde
teorías formales y abstractas sobre la realidad.
Sin embargo el autor plantea que los marcos conceptuales hacen desaparecer la
especificidad de los problemas comunitarios al no tener en cuenta la dimensión
cultural e histórica de los mismos, que es lo que les da su significado.
22
Para finalizar, se presenta la breve síntesis que hace Lara y Ocampo37 frente al rol
del psicólogo comunitario. Las autoras mencionan que debe convertirse en un
agente de la comunidad local, esto requiere, que trabaje para proporcionar a las
personas socialmente marginales los recursos, el poder y el control sobre sus
propias vidas, ya que estos aspectos son necesarios para una sociedad de la
diversidad y no de la conformidad. Cada comunidad tiene derecho a mantener sus
propios valores, su propio estilo y a controlar sus propias instituciones; por
consiguiente, se respetan diferencias individuales, y se considera que no existen
personas de culturas inferiores y cada una de ellas tiene derecho a recibir una
porción justa de los recursos de la sociedad.
Desde 1887, por obra de F. Tönres citado por Lara y Ocampo38 quedó establecida
la diferencia entre comunidad y sociedad, según el autor, la sociedad es lo público,
es el mundo donde la vida está masificada y el individuo se halla
despersonalizado, solo y desamparado. La comunidad en cambio, representa un
círculo de reacciones recíprocas en que los individuos se sienten vinculados con
lazos afectivos y de solidaridad, con relaciones de carácter localista mientras que
en la sociedad son de tipo cosmopolita.
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En la dinámica interna de una comunidad están presentes:
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Heller en su libro Historia y Vida Cotidiana, citada por LARA DE PRADA, Luz M. & OCAMPO DE
BONIVENTO, Luz E. (2002). Psicología Social y Comunitaria. Comunidad, Participación y
Convivencia. Bogotá: Universidad Santo Tomás, Vicerrectoría General Universidad Abierta y a
Distancia.
24
como los gobiernos, entidades gubernamentales, funcionarios, etc. Parece
entonces, como si la existencia de comunidades sólo se reconociera desde el
momento en que se decide intervenir en ellas.
Desarrollo de la comunidad
Para este término las autoras toman los aportes dados por Castro40. Es así como
se encuentra que el término aparece inicialmente en los trabajos de los ingleses
en sus colonias de Asia y África pues a principios de 1900 se implementaban allí,
programas laborales cuyo objetivo era legitimar la hegemonía cultural y política del
imperio. Estos programas iniciales eran básicamente estrategias de dominación y
de control estatal de contradicciones sociales, aunque implicaron a la vez mejoras
y beneficios para los pobladores.
40
Castro, María C. en su libro Educación y Comunidad, citada por LARA DE PRADA, Luz M. &
OCAMPO DE BONIVENTO, Luz E. (2002). Psicología Social y Comunitaria. Comunidad,
Participación y Convivencia. Bogotá: Universidad Santo Tomás, Vicerrectoría General Universidad
Abierta y a Distancia.
25
Esta idea y el término mismo fueron adoptados por la Organización de Naciones
Unidas (ONU) para proyectarlos a la parte más atrasada del mundo, elaborando la
siguiente definición:
DESARROLLO DE LA COMUNIDAD
Figura 1. Elementos esenciales para el desarrollo de la comunidad
Bajo esta perspectiva surgen posiciones como la de Max Neef (1986) con sus
planteamientos sobre el desarrollo humano, y G. Hoyos (1989) quien lo entiende
como reproducción social, simbólica y cultural de la comunidad, e implica un
fortalecimiento de las relaciones sociales y del mundo subjetivo, personal e íntimo
de los miembros de la comunidad.
41
ONU en su documento Desarrollo de la Comunidad y servicios conexos, citado por citada por
LARA DE PRADA, Luz M. & OCAMPO DE BONIVENTO, Luz E. (2002). Psicología Social y
Comunitaria. Comunidad, Participación y Convivencia. Bogotá: Universidad Santo Tomás,
Vicerrectoría General Universidad Abierta y a Distancia.
26
En este orden de ideas, el desarrollo comunitario se orienta hacia la constitución
de la comunidad mediante la promoción de procesos organizativos y educativos
que posibilita formas activas y comprometidas de participación de las
comunidades en una perspectiva de participación democrática y de autogestión.
Organización de la comunidad
Este concepto surge en las primeras décadas del siglo XX debido a las
condiciones político-sociales del momento: Flujo de migrantes, desigualdad social,
racismo, tugurización, etc. Como reacción a esta situación surgen en 1920 los
Consejos de Planeamiento de la Comunidad o Consejos Locales para el Bienestar
de la Comunidad y tienen como fin coordinar los servicios asistenciales y
promover servicios institucionales.
En 1930, los asistentes sociales, tienen mayor injerencia en este campo y la
organización de la comunidad es asumida por el Servicio Social, área profesional
equivalente al Trabajo Social. En 1940, se destacan otros aspectos dentro de la
organización de la comunidad como el desarrollo de los grupos, las relaciones
intergrupos, la integración y el ajuste entre recursos y necesidades.
Trabajo comunitario
Con el fin de atender las necesidades de este sector se creó el trabajo comentario
que viene a ser una parte del trabajo social. Consiste en la gestión de los servicios
sociales para mejorar la calidad de vida de las comunidades; sus campos de
27
acción tienen que ver con la participación ciudadana, las campañas cívicas, la
conservación del medio ambiente, el fomento del empleo, del trabajo juvenil, de la
cultura popular, la promoción de asociaciones, del trabajo voluntario, del deporte
popular, la continuidad de las tradiciones y la animación comunitaria, entre otros.
Educación comunitaria
Se refiere a los aspectos educativos del trabajo comunitario, al quehacer “en, con,
por y para la comunidad”.
42
Montero, Maritza citada por Martín González A. Psicología Comunitaria, Fundamentos y
Aplicaciones. Editorial Síntesis.
28
1. Relaciones sociales habituales, frecuentes, muchas veces cara a cara.
2. Compartir tanto ventajas y beneficios, cuanto intereses, objetivos,
necesidades y problemas, por el hecho de que sus miembros están
inmersos en particulares situaciones sociales, históricas, culturales y
económicas.
3. Presencia de alguna forma de organización, en función de lo anterior, que
conduce a modos de acción colectiva para alcanzar algunos fines.
4. Una identidad y un sentimiento de pertenencia en las personas que la
integran y que contribuyen a desarrollar un sentido de comunidad.
5. Carácter histórico y dinámico.
6. Constituir un nivel de integración mucho más concreto que el de otras
formas colectivas tales como la clase social, la región, la denominación
religiosa o la nación, y a la vez más amplia que un grupo primario.
7. Existencia de una cultura compartida, así como de habilidades y recursos,
derivados a la vez que generadores de esa cultura.
García y Giuliani (1992) citados por Montero, consideran que las características
del concepto de comunidad pueden ser categorizadas en: estructurales, que
incluyen los aspectos relacionados con las personas que integran la comunidad y
con el entorno en el cual ella existe, y funcionales, referidos a la interacción entre
las personas que forman la comunidad, así como su ambiente, y las formas que
esa interacción adopta. A estos dos grupos agregan un tercero: el de dirección de
las características, determinado por los intereses y necesidades compartidos por
los miembros de la comunidad que les otorga sentido.
El poder de la comunidad
El poder según Montero,43 atraviesa todas las relaciones humanas. De uno u otro
modo está siempre presente en ellas, bajo múltiples formas, a veces más sutiles,
otras más explícitas. Como su uso abusivo suele tener efectos más dramáticos
que su empleo con fines benéficos, es ese el rostro que con más frecuencia suele
ser visto. Pero en el poder hay aspectos tanto positivos como negativos y ambos
deben ser considerados cuando se trata de procesos comunitarios. Las
expresiones asimétricas del uso del poder, aquellas en las cuales polo de la
relación de poder concentra la mayoría o la totalidad de los recursos deseados,
43
MONTERO, Maritza. (2003). Teoría y Práctica de la Psicología Comunitaria. La tensión entre
comunidad y sociedad. Primera edición. Buenos Aires: Paidós (Tramas Sociales).
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generan situaciones cuyo desequilibrio puede producir efectos patológicos sobre
las personas, las relaciones familiares e institucionales, afectando en general
todas las expresiones de la intersubjetividad. Tanto el abuso cuanto la ausencia de
poder, su exceso y su defecto, son causa de procesos psicológicos consecuencias
en el campo psicosocial. En el campo de las expresiones comunitarias, que nos
concierne aquí, se presenta una amplia gama de procesos en los cuales la acción
negativa o positiva del uso del poder queda de manifiesto.
Es evidente, en primer lugar, los desajustes que pueden afectar a las personas por
la falta de poder, ya que además de ocasionar problemas individuales, debe
señalarse que, para ser llevadas a cabo, las transformaciones sociales deseadas
por grupos o comunidades necesitan cambio en las relaciones de poder. Esto
significa que hay formas de ejercicio del poder que no se deben considerar como
patológicas o socialmente dañinas. No toda forma de ejercicio del poder es
opresora. Así, dentro de lo que solemos llamar cotidianidad, hay expresiones
positivas en el sentido de que permiten la realización de los cambios reclamados
por diversos actores sociales.
Poder y control
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Características de la noción de poder
Formas de poder
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El poder referente reside en la identificación con alguna persona percibida como
poderosa o como poseedora de una condición deseada o deseable. Esta
categoría también ha sido llamada poder de atracción (De Crespigny, citado por
Ibáñez, 1980, quien es retomado por Montero), cuando se logra la obediencia del
otro debido a la atracción que se ejerce sobre él. Se obedece por el deseo de
complacer a la persona hacia la cual se siente la atracción. La otra persona puede
estar consciente del efecto que ejerce sobre los demás y usarlo en su beneficio,
pero también esto puede ocurrir inconscientemente.
El poder de experto proviene del saber y del respeto que ese conocimiento
genera. El poder informativo es el que deriva de la capacidad de informar.
32
participan en tareas específicas, que realizan a cabalidad y con dedicación aunque
no lideran, para luego retirarse hasta una próxima oportunidad. El siguiente círculo
está integrado por quienes se hacen presentes a través de donaciones, aportes
materiales, así como de su benevolencia explícita hacia las acciones emprendidas
pro los grupos anteriores. Hay también quienes se conforman con simpatizar y
aprobar el trabajo colectivo, pero que no harán otro aporte que el de su simpatía
hacia quienes actúan y hacia la obra en realización. Y finalmente, se encuentran
los espectadores curiosos, indiferentes a veces, pero no obstaculizadores. Todos
son necesarios y todas esas formas de participación que se presentan
acompañadas de gradaciones del compromiso que van del máximo posible al
mínimo perceptible, son necesarias para consecución de los objetivos de la
comunidad. Ninguna debe ser desdeñada, puesto que todas significan un aporte.
De hecho, los límites entre esos niveles de participación no son impermeables.
Continuamente se está dando el flujo de unos a otros, de tal manera que se puede
decir que un trabajo comunitario exitoso debe lograr el ensanchamiento de los tres
primeros niveles a costa de los tres últimos.
2 1
33
de buena voluntad transformará, de la noche a la mañana, a la situación y a las
gentes rozados pro ellos; ni con el criterio tecnicista del experto que cree tener
tanto las preguntas cuanto las respuestas y que va a la comunidad a imponer un
punto de vista, un modo de acción y sus soluciones, con prescindencia de lo que
puedan sentir, creer o desear quienes conforman la comunidad.
Sin embargo, como bien lo han señalado Perdomo (1988) y Quintal de Freitas
citadas por Montero46, no siempre ha sido ni es así. La primera de las autoras
advierte acerca de los peligros de convertirse en una de estas figuras:
34
cual configura una Psicología en a comunidad; a una Psicología de la comunidad,
en la cual los psicólogos asumen una posición de activistas, olvidando o
desechando los recursos de su profesión, para convertirse en otro trabajadores de
la comunidad; así como una Psicología para la comunidad, en la cual se decide
qué hacer y cómo hacerlo, con prescindencia tanto de los miembros de la
comunidad, cuanto de una reflexión sobre la propia disciplina; hasta la concepción
de una Psicología Comunitaria propiamente dicha, con identidad profesional
compromiso social y transformación del rol profesional que se asume como el de
agente de cambio social. Cambio ejecutado y dirigido por los miembros de la
comunidad. Por lo tanto, es posible encontrar que no siempre quienes intervienen
e investigan, ni quienes investigan catalizan cambios sociales.
Serrano-García (1992:93) citado por Montero47, dice que si los agentes de cambio
sólo quieren lograr “cambios en función”, pueden hacer terapia, asesoramiento,
dirección de grupos, magisterio y también investigación. Pero si escogen “un nivel
de intervención institucional-comunitario”, entonces les “es indispensable
desarrollar también destrezas políticas, administrativas y de organización y
movilización de comunidades”, pero sin olvidar, y esto es característico de esta
línea teórica, que deben “enseñar y aprender”.
Ahora bien, retomando a Montero48 quien cita a Fischer (1992), dentro de las
bases psicosociales y psicocomunitarias del poder, que como se mencionó
anteriormente, se encuentra presente en toda relación, está permeado por
procesos como la identificación, que es el deseo suscitado en ciertas personas de
tomar a alguien como modelo a seguir, debido a la atracción que se ejerce sobre
ellas. La legitimidad consiste en “el hecho de fundamentar racionalmente el poder
al suscitar, respecto a él, un acuerdo social tal que quien lo tiene dispone del
derecho de dirigir a los demás en ciertas circunstancias”. La estructura
socioafectiva se desprende del amor, donde, como lo manifiesta Enriques (1983)
citado por la autora, “el poder es aprehendido como sagrado” y no admite grados,
reflexión ni remordimiento, tal como suele manifestarse en los casos del poder
carismático.
47
Ibíd. 42
48
Ibíd. 43
35
Participación comunitaria en América Latina
49
Ibíd. 42
50
Ibíd. 42
36
Desde la década de los 70, se crean políticas sociales estatales con el fin de
superar la pobreza y la marginalidad:
Según Boris Esguerra citado por Lara y Ocampo51, en las últimas décadas, el
Estado se ha concientizado de la participación de la comunidad para el logro de
los objetivos gubernamentales. Esta conciencia, se ha manifestado a través de los
diferentes ministerios y organismos adscritos al Estado, que contemplan en sus
actividades dicha participación. Algunos de estos organismos han sido:
Con los grupos organizados de las comunidades se desarrollan todas o casi todas,
las fases del diseño, implementación, seguimiento y evaluación de los proyectos
sociales. Se destacan los Comités de Participación Comunitaria del Plan Nacional
de Rehabilitación (PNR), Programas de Capacitación para la Participación
Comunitaria Urbana (CIPACU) y Capacitación para la Participación Comunitaria
51
Ibíd. 15
37
Campesina (CAPACA), el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) y algunos
programas de microempresa en el Desarrollo Rural Integral (DRI).
Esta modalidad no incluye la discusión del diseño de los programas con los
beneficiarios de la comunidad, como tampoco tiene en cuenta sus opiniones e
intereses en las decisiones para la implementación de acciones. Define la
participación activa de la comunidad en términos de aporte de la fuerza de trabajo,
seguimiento y evaluación de los proyectos, respuestas a consultas de opinión, etc.
Propicia lo que María Clemencia Castro ha catalogado como participación dirigida
o abordaje externo en el trabajo comunitario.
38
Paralelamente a esta concepción, algunas organizaciones no gubernamentales le
otorgan un sentido de mayor trascendencia a la apertura de espacios de
participación popular frente a las iniciativas del Estado.
Basil Bernstein citado por Lara y Ocampo53, señala en su texto Poder, educación y
conciencia tres derechos que deben ser satisfechos para una democracia efectiva:
39
En este marco, la comunidad es un articulación de hombres concretos que se
comportan como seres genéricos, donde hay que garantizar su crecimiento
individual para propiciar el desarrollo social y esto implica su inclusión en la
gestación y aplicación de los programas comunitarios.
Por su parte Estanislao Zuleta citado por las autoras, presenta tres elementos que
estructurarían una concepción ética hacia la participación y la democracia en el
plano de lo individual y lo colectivo: La igualdad real, la creación de cultura y la
racionalidad.
54
Ibíd. 15
40
La cultura de violencia que domina al país, diluye las posibilidades de una moral
autónoma, se prefiere la seguridad de lo ajeno, lo externo, frente al desafío de
pensar y obrar a partir de criterios propios.
55
Ibíd. 15
41
3.3.1.3. Principios que fundamentan la Psicología Comunitaria
Es así como los valores son los marcadores que guían la interacción en una
sociedad, razón por la cual el reconocimiento de la existencia y la necesidad de
valores rectores de la acción han acompañado a la psicología comunitaria desde
sus inicios. El hecho mismo de que en su versión estadounidense la corriente
dominante sea definida en todas sus expresiones específicas como ecológica
indica que está orientada por la presencia de ciertos valores: La armonía entre las
personas y su medio ambiente; la preservación tanto del bienestar individual como
del colectivo que vive en un entorno determinado; la armonía, por ende, del mismo
entorno, en tanto las relaciones entre los elementos que en él cohabitan y
necesariamente lo configuran al ser parte de él sean armoniosas. Bienestar y
armonía, a los que se podría agregar dentro de lo primero: Relaciones de respeto,
de solidaridad, de unión, de trabajo, amistad, equidad, justicia, paz.
1. Catálisis social, que define el rol del agente externo que actúa con la
comunidad en procura de su transformación. Ese rol es de catalizador de la
56
Ibíd. 12
57
Ibíd. 12
42
acción transformadora, que busca una finalidad autónoma y liberadora para
las personas participantes y para la comunidad en general a la cual
pertenecen. Este principio se complementa con el siguiente. Los valores
subyacentes son la libertad, el respeto y la autonomía.
2. Autonomía del grupo, de acuerdo con el cual toda acción debe ser decidida,
organizada y realizada con una orientación democrática, por y con los
grupos organizados de la comunidad y todos aquellos miembros de la
misma que deseen participar, empleando sus capacidades, sus recursos
materiales y espirituales y sus potencialidades, así como aquellos
provenientes de fuera que puedan y deseen obtener. Los valores
subyacentes son la democracia y la autonomía.
3. Prioridades, es decir, la jerarquización, por parte de las personas de la
comunidad participantes, de las necesidades o acciones que se desea
atender o cumplir. Este principio supone una organización interna que
diseña una estrategia de acción. Los valores subyacentes son la
organización y la autonomía.
4. Realizaciones, es decir, la necesidad de obtener logros, de producir
resultados en el sentido de la transformación deseada. Tener productos
concretos que muestren que la acción conjunta ha dado resultados, lo cual
estimula la conciencia y la cooperación. Valores subyacentes: trabajo,
cooperación, conciencia y logro.
5. Estímulos, un principio que al igual que el anterior, ha sido uno de los
aportes más conocidos y sólidos del conductismo, una de las teorías
psicológicas más importantes del siglo XX. Lo que este principio propone es
la necesidad de que la comunidad en general y en particular aquellos
integrantes que se organizan en grupos de trabajo construyan y definan
como estímulos, tanto materiales como inmateriales, aspectos relacionados
con sus logros. Éstos pueden ser formas de reconocimiento externo, la
satisfacción por el éxito o la calidad de la tarea realizada o el propio cambio
o transformación logrados.
43
canto, teatro, narración de cuentos y modelado en arcilla; alberga actualmente el
proyecto “Constelación” (desarrollo de identidad social positiva a través de la
expresión pictórica) y realiza un programa vacacional con visitas a parques,
playas, teatros, cines y piscinas. Sus empleados son, en su mayor parte,
reclutados en el propio barrio, muchos de ellos antiguos lectores usuarios de la
biblioteca. Y el libro más leído (tanto que los ejemplares en uso tienen los bordes
de las páginas y las tapas desgastados) es una historia de logros, editada por el
Banco del Libro, cuyo protagonista es un grupo de niños que poco después de la
construcción de la biblioteca realizó una actividad movilizadota de los adultos de la
comunidad que culminó en la construcción de un parque infantil. La calle es libre,
título del libro que relata esa acción comunitaria, lleva ocho ediciones y muchas
más reimpresiones, ha ganado algún premio internacional y su distribución ha
trascendido las fronteras del país. Pero donde siempre ha sido el best seller es en
el barrio, donde es surtidor siempre vivo de satisfacción y orgullo para sus
habitantes. Las heroínas y los héroes ya son madres y padres de familia, pero sus
hijos citan ese ejemplo. Y la biblioteca es el santuario de la solidaridad, la
seguridad, la amistad, el respeto y la paz, además del conocimiento, para todo el
barrio.
58
Ibíd. 42
44
7. El poder, así como el centro del control, deben estar ubicados en la
comunidad, sopena de seguir reproduciendo las relaciones de poder
asimétricas que llevan al surgimiento y mantenimiento de la pasividad y del
paternalismo. Una psicología de la acción y el cambio social no puede
mantener una relación desequilibrada sin caer no sólo en contradicción,
sino además anulando sus propios objetivos.
8. Orientación hacia a transformación tanto social como individual, que incluya
a los participantes tanto internos cuanto externos y a la comunidad misma
como unidad. Nadie participa en la acción comunitaria sin ser transformado.
9. Socialización y resocialización, en el sentido de desarrollar nuevos hábitos,
nuevas formas de acción y de cambiar otros, generando nuevas pautas de
acción.
10. El principio que se ha llamado del mínimo necesario versus el máximo
deseable. El trabajo comunitario puede producir o formar parte de un
movimiento social, pero no significa esto que la movilización popular o
grupal que se produzca será siempre y en cada caso multitudinaria, nutrida
o aglutinante de la mayoría. Muchas veces el trabajo comunitario comienza
a partir de un pequeño grupo que se hace vocero de las necesidades y
deseos de un grupo mayor aún no organizado. Por lo tanto, si bien lo
deseable seria, comenzar con la participación de un alto porcentaje o de la
totalidad de las personas afectadas por un problema, ello casi nunca es
posible. Demorar el inicio de las acciones porque no hay un grupo “grande”
de personas puede y suele llevar al desánimo de aquellas inicialmente
presentes, que sienten que pierden el tiempo, que no son tomadas en
cuenta, o que sufren la descalificación implícita inherente a la consideración
de que no se puede hacer nada porque hay pocos. “No vino casi nadie” es
una expresión que desconoce la participación presente. Por lo tanto, debe
trabajarse con “mínimo necesario”, si bien la orientación debe ser la de
atraer el “máximo deseable”.
11. El principio de la reflexión. La psicología comunitaria no trata únicamente de
la facilitación o catalización de acciones transformadoras. Ya se ha
advertido de los peligros del mero activismo. Se dirige fundamentalmente al
estudio de los procesos psicológicos implicados en el proceso de
transformación social, que incluye a la acción, pero que supone no sólo un
cambio en el ambiente, en la situación y condiciones de vida, sino también
en las personas. La reflexión conduce a la acción y a la vez se genera en
ella. Para ello es necesario llevar a cabo un análisis crítico que encuentre el
significado de lo que ha sido naturalizado, que transforme la necesidad
verbalizada en acción y que distinga entre necesidades inducidas y
necesidades sentidas respondientes a situaciones límite (Freire, 1974
citado por Montero59); es decir, aquellas surgidas de carencias profundas e
insoportables para le grupo.
59
Ibíd. 42
45
12. El principio de problematización de la realidad. La reflexión en el trabajo
comunitario debe llevar igualmente a desechar aquellas explicaciones de la
vida cotidiana que simplifican, reducen u ocultan sus orígenes, llevando a
aceptar como inevitables, o como la “forma de ser de las cosas”,
situaciones perjudiciales para una comunidad y sus miembros. Debe
producirse entonces un proceso de concientización (Freire, 1974 citado por
Montero60), movimiento para el cambio de la conciencia que permite el
descubrimiento de las relaciones causa efecto entre hechos aparentemente
inconexos, así como el descubrimiento o revaloración de potencialidades
individuales y grupales. Unido a esa concientización debe darse un proceso
de desideologización, definido como el desenmascaramiento de las formas
alienantes que impiden el desarrollo de la democracia y que hacen natural y
aceptable aquello que va en contra de los intereses de una comunidad.
13. Ambos procesos conducirán a otro principio: la desnaturalización,
consistente en plantear en las discusiones y reflexión comunitarias, la
perspectiva de lo no evidente; en tratar de acercarse a los problemas desde
posiciones y puntos de vista diferentes a aquellos comúnmente adoptados.
Asumir “el otro lado”, tratar de luchar contra ese campo habitual del
conocimiento, en el cual se codifica y organiza la vida cotidiana de tal
manera que las situaciones adversas devienen naturales, para lo cual es
necesario formular preguntas que produzcan una indagación sobre aquellos
aspectos de los cuales no se suele dudar, presentar los puntos de vista
contrarios a los que aparecen como argumentos inmediatos. Preguntar por
ejemplo, a quiénes o a qué grupos convienen las explicaciones
predominantes y a cuáles los desfavorecen, a quiénes molestan tales
explicaciones, a quiénes benefician, de dónde surgen y por qué se opina de
una determinada manera. Por qué las cosas son de determinada manera y
no pueden ser de otra. No basta la mera intención crítica para que se
transforme la manera de ver e interpretar el mundo. Es necesario además
este proceso de revisión de lo cotidiano, de cuestionamiento de lo obvio y lo
aceptado.
14. Recuperación crítica y devolución sistemática. Por cuanto la psicología
comunitaria se ubica en un paradigma científico orientado por las relaciones
dialógicas y la participación de todos los sujetos involucrados (externos e
internos a la comunidad), en la producción de conocimiento que tiene lugar
durante la investigación-acción-participativa, asume una posición
congruente con tal posición epistemológica y metodológica, desechando
formas extractivas de elaboración del saber. Así, a la vez que la comunidad,
en muchos casos, necesita recuperar su historia, reconstruir sus orígenes,
analizando sus debilidades y sus potencialidades, para afirmar su identidad
y extraer de ese conocimiento fuerzas y recursos para la acción
transformadora.
60
Ibíd. 42
46
3.2. UNIDAD DIDACTICA 2. MODELOS TEÓRICOS EN PSICOLOGIA
COMUNITARIA
61
CHACON FUERTES, Fernando y GARCIA GONZALEZ, María Jesús citados por MARTIN
GONZALEZ, Antonio. Psicología Comunitaria. Fundamentos y Aplicaciones. Editorial Síntesis.
47
Marco Organizacional
Las disciplinas en que se fundamenta este modelo son las del Desarrollo
organizacional, la consultoría organizacional, el aprendizaje y las encuestas de
retroinformación; se basa en el método científico-empírico-tradicional para realizar
investigaciones, centrándose en patrones de interacción, técnicas de observación
y estudio de la eficiencia organizacional.
Sin embargo Riger (1993, citado por Martín) encontró que aunque la psicología
comunitaria se ha beneficiado de las teorías y métodos de la psicología
organizacional, los valores y perspectivas de esta última difieren de los de la
psicología comunitaria (el bienestar de las personas), siendo adecuado adaptar
estos procedimientos metodológicos a la aplicación en Comunitaria.
Marco Ecológico
En relación a este modelo, González destaca que autores como Heller, 1989 así
como Levine y cols. 1990 (citados por González) afirman que éste es el más
difundido en la Psicología Comunitaria, siendo para Serrano-García y Álvarez
como el que mejor presenta la interdependencia persona-ambiente a todos los
niveles, lo que lo convierte en el modelo más generalizable.
48
A pesar de lo anterior, los autores previamente citados, refieren que no existen un
único modelo ecológico y que su desarrollo metodológico no ha seguido el mismo
ritmo (González).
62
Ibíd.1
49
En este mismo sentido, Hombrados (1996) se refiere a la Potenciación como
sentido psicológico de control personal así como a la provisión de derechos y
opciones de los ciudadanos, constituyéndose como un proceso que permite a las
personas y organizaciones tener un control sobre sus vidas.
50
3.2.1.3. Otros modelos
Las bases del modelo para la Psicología Social Comunitaria las sitúa Serrano –
García et al (1987, citado por Hombrados), en el trabajo efectuado por Berger y
Luckman (1967, citado por Hombrados), en lo concerniente la construcción social
de la realidad; presentando utilidad para el análisis de las formas particulares de
producción y de organización social (Hombrados, 1996).
De acuerdo con Hombrados (1996), refiere que este modelo ha de seguir unos
parámetros que dirigen la acción profesional y que a continuación se enuncian:
a) democratización del acceso a la democratización y al consumo de la
riqueza social de todos los sectores de la sociedad, b) es preciso que la
comunidad esté informada y sea socialmente activa, c) el desarrollo de la
investigación ha de ser dirigido al mejoramiento de la calidad de vida, d)
desarrollar equipos de trabajo colectivo a fin de nivel intelectual, material y cultural
de la comunidad, e) realizar un análisis crítico de las Instituciones para evaluar si
51
cumplen con su función social, f) legitimación de la cultura y conciencia popular, y
g) desarrollo de una conciencia social mediante un proceso educativo y cambio
actitudinal.
Newbrough (1991, citado por Hombrados) manifiesta que “el problema básico de
una comunidad se encuentra en la relación que mantiene el sujeto con la
comunidad o grupo social”. Para este mismo autor, en este modelo se requiere de
una interdependencia entre la teoría de la potenciación y el modelo social-
comunitario, enfatizando en la responsabilidad que tienen los sujetos en la
solución de los problemas. De igual forma, destaca el rol del psicólogo
comunitario, como un profesional encargado de conferir, facultar y proporcionar
estrategias, respondiendo a los recursos locales y trabajando en y para el medio
en que se encuentra inmerso.
Por otro lado, de acuerdo a la revisión teórica realizada por Serrano y Álvarez
(1992, citados por Martín) destacan los modelos teóricos que a continuación se
describen:
52
ser excluyentes, tiene unas características específicas que es necesario
identificar.
La Validez
Metodología
Un Problema Conceptual
63
CLEMENTE, Miguel. citado por MARTIN GONZALEZ, Antonio. Psicología Comunitaria.
Fundamentos y Aplicaciones. Editorial Síntesis.
53
Dimensión representacional versus relacional
La Metodología
54
Población y Muestra
Las Variables
La Instrumentación
El Diseño y el Procedimiento
Los tipos de diseño más habituales son: De dos grupos, multigrupo, factoriales,
Solomon, de bloques y los de Intragrupo; para que una investigación sea
replicable, es necesario que el diseño sea el mismo, no se puede utilizar uno cada
vez; el procedimiento es la forma detallada que se utiliza en cada diseño para
estudiar el tema en concreto.
55
sociométrico) en Psicología Comunitaria casi todas las técnicas que se emplean
son de tipo subjetivo.
Existe una dicotomía que se presenta como contraposición entre una perspectiva
émica (fonémica) frente a otra ética (fonética), la dicotomía se refiere al
reconocimiento que hacen las metodologías cualitativas a la perspectiva émica
que describe modelos y patrones que se dan en una cultura en particular, contrario
a la perspectiva ética que busca afirmaciones generalizadas de los datos, siendo
un conocimiento transcultural.
“Los métodos cualitativos son los que enfatizan el conocer la realidad desde una
perspectiva de insider, de captar el significado particular que a cada hecho
atribuye su propio protagonista y de contemplar estos elementos como piezas de
un conjunto sistemático” (Ruiz).
64
RUIZ OLABUÉNAGA, Ignacio citado por MARTIN GONZALEZ, Antonio. Psicología Comunitaria.
Fundamentos y Aplicaciones. Editorial Síntesis.
56
Comportamiento ordinario, d) Estructura como requerimiento ritual (no se impone
la estructura y se reconocen significados y contextos) y e) Focos descriptivos
(fenómenos recurrentes en un tiempo y espacio concreto).
La estrategia
Diseño muestral
57
Se pueden determinar los códigos de manera inductiva o deductiva, en lo que se
refiere a inductiva, se emplea el de “zambullirse” en un documento para identificar
la información más relevante (Abrahamsom, 1983 citado por Ruiz).
Recogida de Datos
Análisis de Datos
“El análisis de los datos se lleva mediante una descripción densa que se
caracteriza porque es interpretativa (los interpreta el flujo del discurso social) y esa
interpretación busca rescatar lo dicho en ese discurso y lo fija en términos
susceptibles de consulta”.
58
matricial, biografía asistida, el método Delphi, el método de escenarios, el
ordenamiento circular, el concepto circular, la ciencia de la acción y la
investigación participativa.
La Validez
65
GONCALVES DE FREITAS, Maribel y MONTERO, Maritza citadas por MONTERO, Maritza.
(2003). Teoría y Práctica de la Psicología Comunitaria. La tensión entre comunidad y sociedad.
Primera edición. Buenos Aires: Paidós (Tramas Sociales).
59
1994). Las redes son la expresión más evidente de las relaciones sociales que
construimos y en las que somos. Así, no sólo son la fuente creativa de recursos,
dinámica y flexible, sino también, como todo fenómeno humano, complejas.
La definición de Morillo de Hidalgo (2000) ilustra bien este punto, a la vez que
hace una descripción de cómo opera el carácter relacional de las redes. Esta
autora las define como:
Estos aspectos deben complementarse con las condiciones que, según Itriago e
Itriago (2000), son parte esencial de una red social los cuales se presentan a
continuación.
60
Estar en sintonía con la comunidad. Ésta es una característica fundamental
en las redes comunitarias, que de otra manera no podrían considerarse
como tales.
La comprensión de las redes comunitarias hace preciso tener claro que los
procesos organizativos en las comunidades involucran a todos sus miembros. Las
comunidades suelen generar diversos grupos organizados, y cuentan también con
personas que asumen la dirección de ciertas actividades o procesos,
imprimiéndoles su estilo personal y a veces también sus sesgos individuales o sus
motivaciones (religiosas, vecinales, académicas, idiosincrásicas, partidistas, entre
otras), así como su estilo de liderazgo para abordar el trabajo comunitario
(paternalista, participativo, autogestor).
61
experimentados y probada su eficacia pueden dar lugar a la generación de redes
comunitarias.
Por último, es importante aclarar que las redes comunitarias no son en sí mismas
un fin de la organización, sino un medio o una estrategia para lograr una mejor
organización, ya que la existencia de redes no garantiza el desarrollo comunitario
aun cuando siempre aporta beneficios para la comunidad.
62
Características de las redes comunitarias
63
La dinámica de la red permite entonces que los niveles de participación y
de compromiso cobren importancia en su estructura, manteniendo la
flexibilidad y movilidad de la participación. Esto es importante puesto que en
algunas situaciones pueden concentrarse más responsabilidades en uno o
varios puntos de la red, que constituyen los nodos de ésta y, paralelamente,
en otras oportunidades pueden recaer sobre diferentes sectores de la red,
sin que ello altere su proceso. Esto permite adecuar los ritmos personales,
grupales y colectivos dentro de la vida cotidiana, ya que la red de algún
modo es un reflejo de la dinámica cotidiana de la comunidad.
Diversidad y particularidad, divergencia y convergencia: Dentro de las redes
conviven varios intereses particulares, personales, grupales, institucionales,
dada la pluralidad de áreas y perspectivas que en ella confluyen, así como
la heterogeneidad de grupos de edad que la componen. Así, confluyen
objetivos, necesidades y modos de acción que pueden ser divergentes, y a
la vez, converger en relación con una misma finalidad: El fortalecimiento y
desarrollo de la comunidad. En este sentido, se hace necesario equilibrar
estas fuerzas aprovechándolas como potencial tanto para los
investigadores externos como para la comunidad.
Puntos de tensión y negociación: La variedad de motivaciones y estilos de
los actores involucrados produce ciertos momentos de tensión interna en
las relaciones de la red, los cuales pueden asumirse como modos de
fortalecimiento, estableciendo mecanismos de negociación en los que todos
sean beneficiados por la meta común. Este proceso de negociación permite
organizar los intereses particulares y los colectivos, distribuyendo las
responsabilidades de acuerdo con estos últimos. De esta manera se
constituye en un canal efectivo para la optimización del trabajo comunitario.
Cuanto más madura es la red comunitaria, con mayor facilidad establecerá
los mecanismos de negociación.
Construcción y reconstrucción: La red no permanece siempre idéntica;
constantemente pueden salir o entrar miembros a ella, a la vez que cambiar
de posición en el proceso de relación y ejecución de las tareas. Igualmente,
las relaciones pueden cambiar de estilo en un momento dado y modificar
las estrategias de acción. Por ello, la red está en permanente
transformación, incluso de su intensidad y periodicidad de activación.
Intercambio de experiencias, informaciones y servicios: La riqueza de la red
está dada por la cantidad de recursos, informaciones y servicios con que se
cuenta para el desarrollo de las acciones, lo cual se evalúa
permanentemente en la medida en que los miembros pueden compartir sus
logros y sus limitaciones en su desempeño particular.
Cogestión: La red supone que los diferentes entes involucrados mantienen
una relación de colaboración y cooperación permanente para el desarrollo
de las acciones conjuntas y particulares, que les permite reconocer su
propio aporte y el de los demás para el logro efectivo y exitoso de las metas
planteadas.
64
Democratización de conocimientos y poder compartido: Dentro de la red,
los participantes ponen sus recursos internos al servicio propio y de los
demás, a la vez que se enriquecen con los ofrecidos por los otros, siendo
todos útiles para alcanzar los objetivos de la red. Para ello es necesario
tener una visión diferente del poder, que implica asumirlo como capacidad
para el desempeño de las tareas y responsabilidades en relación y no como
un objeto o cosa que pertenece a alguien en particular. De este modo, los
recursos compartidos en la red hacen que el poder se encuentre en todos y
cada uno de sus puntos.
Afectividad, filiación y solidaridad: Toda red comunitaria supone la
identificación de los miembros con sus acciones y objetivos, así como con
los otros actores sociales que comparten el espacio y el sentido de la
relación. En este sentido, la necesidad de socializar y compartir entre los
involucrados se hace presente como característica del proceso de relación
en red, a través del cual se auspicia la inclusión de nuevos miembros por
vía de la afiliación con los ya pertenecientes a ella. En muchos momentos,
los vínculos afectivos y de vecindad entre las personas de una comunidad
dan inicio a los procesos de redes.
Flexibilidad: Sobre este aspecto las autoras citan a Itriago e Itriago (2000:
89), quienes consideran que la flexibilidad “es un factor de aglutinación,
pues la rigidez de principios o de estructuras, en el fondo constituye una
restricción o exclusión. Mientras más flexible sea una red, mayores serán
sus posibilidades de crecimiento. No obstante, la flexibilidad no puede llegar
al extremo de difuminar los objetivos de la red. La red tiene que tener un
norte, claro y objetivo, que sea a su vez el polo de atracción y
congregación”. Y esto es así puesto que, si la informalidad es una
constante, la red podría transformarse en un conjunto de relaciones
desarticuladas; pero si la informalidad es una constante, la red podría
transformarse en un conjunto de relaciones desarticuladas; pero si se
cristaliza como estructura, se convierte en una institución que puede romper
con la dinámica cotidiana de las relaciones y producir desmotivación o
temor al compromiso en muchos de sus miembros.
A esto se suma, como lo reportan algunas experiencias comunitarias, la
pérdida de objetivos emergentes en beneficio de la comunidad, pues
comienzan a demandarse objetivos y metas propios para la red, así como
una organización de cargos o comisiones para su funcionamiento
permanente. Itriago e Itriago (2000: 89) al referirse a la flexibilidad de las
redes plantean que “la rigidez en poco tiempo haría a la red apartarse o
separarse de la realidad social y la condenaría al fracaso más absoluto […]
tornándolas en estructuras obsoletas que en lugar de promover el desarrollo
social se constituyen en lastres para el mismo”.
65
única y está determinada por la historia de la localidad y de los actores
involucrados en ella.
Si bien habrá otras diferencias entre ese tipo de agrupaciones y las redes
comunitarias, encontramos que los tiempos para activar las conexiones, la
diversidad de los miembros y, en general, la flexibilidad de los diferentes aspectos
que dentro de ella se generan, son los aspectos principales que distinguen a una
red comunitaria de un grupo o institución.
66
Preguntarse cómo se dan y cómo se consolidan las redes comunitarias es tarea
difícil. No se sabe con precisión cuándo se crean ni quién las inicia, porque en el
momento en que se detectan por lo general ya están funcionando. Esto ocurre
porque las relaciones comunitarias suelen preexistir a la actividad de intervención
o investigación e implican a personas, familias y grupos, quienes en su quehacer
cotidiano pueden, de modo espontáneo, en algún momento, articular en una red
sus relaciones en torno del trabajo comunitario. Al respecto, (Morillo de Hidalgo,
2000: 11) considera que “es evidente que las redes sociales preexisten en muchos
casos a la intervención y lo que ésta hace es revelar, o mejor aún ‘develar’ su
existencia reconociéndolas y haciendo a sus integrantes conscientes de ellas y de
sus potencialidades de acción”.
Tipos de redes
67
1. Un primer criterio concierne a los actores involucrados en el proceso. De
acuerdo con este, las redes pueden ser interpersonales, intergrupales,
interinstitucionales y combinadas.
Las redes interpersonales son aquellas que se establecen entre diferentes
miembros de la comunidad no adscritos a ningún grupo organizado de ésta
y con perspectivas y áreas diferentes para el abordaje del trabajo
comunitario. Las redes intergrupales, por su parte, están constituidas por
diferentes grupos organizados de la comunidad o externos a esta. Las
redes interinstitucionales están conformadas por varias instituciones que se
unen para trabajar en torno de un fin común en el campo comunitario.
Finalmente, las combinadas incorporan actores sociales de cualquiera de
las entidades antes mencionadas, lo cual es el estilo más frecuente en las
redes comunitarias.
2. Según el ámbito que abarcan las redes, pueden ser intracomunitarias o
intercomunitarias.
Las redes intracomunitarias son las que se establecen internamente dentro
de una comunidad. A su vez, las intercomunitarias se refieren a las
conexiones entre entes pertenecientes a dos o más comunidades. Las
primeras promueven la articulación local y las segundas van construyendo
el tejido social para fortalecer la sociedad civil, por lo que son de mayor
alcance.
De esta manera, el trabajo comunitario trasciende el espacio de lo local
para incorporarse al de la ciudadanía. Es entonces deseable para la
organización comunitaria que este tipo de redes coexistan, por cuanto se
fortalecen ellas y sus integrantes al producirse intercambios entre contextos
similares que mantienen sus particularidades, a la vez que se van
consolidando los espacios para el ejercicio de la ciudadanía.
3. De acuerdo con su funcionamiento, las redes pueden ser circunstanciales o
estables.
Las redes circunstanciales son aquellas que se activan en un momento
particular para solventar una situación específica y que desaparecen una
vez resuelta esa situación y habiendo cumplido su cometido. Tal es el caso
de las redes solidarias para ayudar a algún vecino en una situación
problemática (muerte o enfermedad de algún familiar, circunstancias de
robo o asalto), o el caso de los problemas colectivos (suspensión de un
servicio público), que llevan a los vecinos a establecer redes momentáneas
para resolver las circunstancias adversas.
Las redes estables, por su parte, son las que mantienen los mecanismos de
relación e intercambio de manera permanente y que se activan con
frecuencia, ya sea para situaciones emergentes o para ejecutar proyectos
conjuntos que favorezcan el desarrollo comunitario.
4. De acuerdo con su reconocimiento, las redes pueden ser visibles o
invisibles.
68
Esta clasificación obedece al hecho de que las comunidades comúnmente
funcionan en red sin tomar conciencia de ello, lo cual no les permite
potenciar al máximo la multiplicidad de relaciones establecidas y los
mecanismos y recursos para la solución de los problemas. En ese caso se
trata de redes invisibles tanto para los miembros de la comunidad como
para los agentes externos a ellas. Mientras que en otros casos existen
redes comunitarias reconocidas por sus miembros, por el resto de la
comunidad e identificables fácilmente por agentes externos a estas
comunidades.
5. De acuerdo con su estructura, las redes pueden ser espontáneas o bien
estructuradas o institucionalizadas.
Las redes espontáneas son aquellas de carácter flexible e inductivo en las
que las relaciones entre los actores se establecen de modo natural o
inestructurado, en el espacio de la cotidianidad. Es decir, no
necesariamente a través de las reuniones formales sino de intercambios en
el quehacer de unos y otros. En la mayoría de los casos se activan cuando
es necesario dar respuesta a una situación u organizar una actividad, aun
cuando se mantienen en contacto permanente. La frecuencia de activación
le otorga carácter de perdurabilidad a esta red.
Las redes estructuradas o institucionalizadas son de carácter formal y
deductivo, pues su estructura y organización están establecidas, ya sea
previamente o luego de iniciado su funcionamiento. Estas redes precisan
elementos tales como representantes de cada organización, roles de cada
miembro, días de encuentro y periodicidad de las reuniones, entre otros.
Si bien las redes tienen grandes virtudes para la organización comunitaria y para
el sostenimiento de la tarama social, no están exentas de problemas que es bueno
señalar:
69
actores sociales y terminan bloqueando esfuerzos y demorando las
soluciones deseadas.
La desconfianza. Si se asume que la confianza es el deseo y la disposición
para entablar y sostener una relación de intercambio recíproco entre dos
personas en un plano de igualdad y sin mediación de segundas intenciones
atribuidas por una parte de la relación a la otra, el que algunos miembros de
la red desconfíen de la capacidad de los otros para responder
adecuadamente a las demandas, sobrecarga algunos puntos de la red y
debilita otros. Esto quiebra la posibilidad de intercambio y, en
consecuencia, obstaculiza el proceso de red y el alcance de sus objetivos.
Las relaciones adversas entre vecinos o compañeros, en general miembros
de la red, y las luchas de poder entre organizaciones y agrupaciones
comunitarias imposibilitan los espacios de intercambio y fomentan, por el
contrario, las críticas, el protagonismo y la desconfianza.
La desesperanza aprendida y los fracasos continuos hacen que los
miembros de la comunidad estén convencidos de que no existen
estrategias que permitan alcanzar logros en su comunidad.
La rigidez del pensamiento organizativo. Muchas comunidades han
centrado durante años su trabajo comunitario en la presencia de líderes
capaces de resolver las dificultades de la comunidad, con un mínimo de
participación de los demás miembros de la comunidad. De esa manera han
centrado la acción en los líderes y han naturalizado esa circunstancia. Esto
produce aislamiento y separación, exactamente lo contrario de lo que se
necesita para formar u mantener una red. Así se dificulta la asunción de
nuevos modos de intercambio que favorezcan la optimización de los
recursos, tal como lo hacen las redes comunitarias.
70
al introducir elementos de afectividad y contacto directo entre los miembros
de la red se facilita el entusiasmo por la tarea y los fines a alcanzar.
5. Potenciación, fortalecimiento y aprovechamiento de recursos materiales y
humanos.
6. Mejor distribución de responsabilidades, estrategias y tareas.
7. Unificación de objetivos e intercambio de vivencias comunes y no comunes
(cultura, espacio físico, problemas, condiciones de vida).
8. No multiplicación de esfuerzos innecesarios al canalizar las ofertas de
colaboración.
9. Refuerzo de la identidad individual, familiar, grupal, comunitaria y
ciudadana, a partir del encuentro de intereses comunes, particulares y aun
internamente divergentes.
10. Apertura de un espacio de evaluación intergrupal a partir de la
retroalimentación de las experiencias.
11. Rescate de la cotidianidad como potencial para la acción comunitaria, en la
medida en que se toman en cuenta los espacios y las relaciones cotidianos
de las personas, las estrategias de vinculación y el desarrollo de
alternativas de acciones a partir de las situaciones de la vida diaria.
12. Mayor convocatoria en la comunidad, a través de la diversidad de puntos
de la red.
13. Impulso de la participación y el protagonismo de mayor número de actores
o grupos sociales, descentralizado el poder.
14. “La red se convierte en una alternativa de desarrollo comunitario cuando en
cada uno de los actores implicados se producen cambios en los niveles de
las condiciones materiales de existencia y de la construcción subjetiva de la
realidad” (Fernández, 1995:400)
15. Estímulo a la articulación social y la construcción de ciudadanía, al permitir
la unificación de criterios y el intercambio de recursos de diferentes
sectores y localidades de la sociedad con metas comunes. Posibilita la
construcción y reconstrucción del entramado social (Morillo de Hidalgo,
2000).
16. En un plano extracomunitario, pero que a la vez se relaciona con los
procesos comunitarios, las redes pueden atender necesidades claramente
identificas no sólo por las comunidades sino por las ONG que prestan sus
servicios en ese campo. En tal sentido, esto puede producir “una
experiencia de democracia interna” (Orellana, 2000:19)
17. Procesos y ámbito de reflexión sobre lo grupal, lo comunitario, lo instituido,
la estructura organizativa y lo social, lo cual nuevamente nos lleva al
proceso de concientización.
71
3.2.3.2. El apoyo social en la intervención social y comunitaria
Para abordar el apoyo social se han seleccionado los aportes de Gracia66, quien
considera que una reacción humana natural ante situaciones de peligro, ante el
temor, la ansiedad o el estrés es la búsqueda de la proximidad de otra persona, de
sus palabras, de su contacto físico. Una tendencia que el ser humano comparte
con otras especies y que, desde el punto de vista funcional, es de gran
importancia para la salud, el ajuste y el bienestar. Esa tendencia de buscar la
compañía de otras personas de buscar el apoyo de otras personas, en particular
ante situaciones estresantes, acompaña al ser humano a lo largo de su ciclo vital.
Decía Sydney Cobb (1976) que el apoyo social comienza en el útero. Su
desarrollo se produce durante la infancia a través de las relaciones con los padres
y continúa, a lo largo del ciclo vital, con la incorporación de otros familiares,
amigos, miembros de la comunidad, compañeros de trabajo y, a veces, miembros
de las profesionales de ayuda. Un hecho que Bowlby (1969) describía en los
siguientes términos. “Que la conducta de apego en la vida adulta es la
continuación directa de la conducta de apego durante la infancia se demuestra en
las circunstancias que llevan a la pronta manifestación de la conducta de apego
del adulto. En la enfermedad, ante la calamidad, el peligro súbito o el desastre,
una persona buscará, con casi toda certeza, la proximidad de otra persona
conocida y en la que se confía. En tales circunstancias, el incremento de la
conducta de apego se considera por todos como natural….considerar esa
conducta como regresiva es ciertamente ignorar el rol vital que desempeña en la
vida de una persona desde la cuna hasta la tumba”.
66
GRACIA FUSTER, Enrique. (1997). El apoyo social en la intervención comunitaria. España:
Paidós.
72
buscaron la compañía de otros durante la espera, mientras que en la condición de
baja ansiedad este porcentaje se reducía en un 33%. Schachter también observó,
en una variación del experimento en la que habían otros estudiantes en la sala de
espera que no participaban en el estudio,, que los estudiantes a los que se les
había dicho que iban a recibir un shock buscaban la compañía de otros que se
encontraban en la misma situación. Schachter propuso que este deseo de buscar
la compañía de otras personas en situaciones de temor o ansiedad era debido, al
menos en parte, a la necesidad de establecer un proceso de comparación social
(Festinger, 1954) a través del cual se puede obtener información acerca de la
situación estresante (lo que permite reducir la incertidumbre) y validar las propias
reacciones (comparando sentimiento y conductas). Esa busca de información, la
necesidad de validar las propias experiencias y reacciones, y la necesidad de
establecer un proceso de comparación social con las personas que comparten una
misma situación o problemática son, por ejemplo, elementos característicos de los
grupos de autoayuda. Cassel y Cobb propusieron que el apoyo social protege a
las personas de las consecuencias negativas, físicas y psicológicas, de los
sucesos vitales estresantes.
73
identificables y objetivos de la red de relaciones sociales de una persona. Es
importante distinguir aquí entre los términos red social, apoyo social y red de
apoyo. La red social hace referencia a las características estructurales de las
relaciones sociales, mientras que el concepto de apoyo social hace referencia a
las funciones que desempeña esa red y a sus posibles efectos en el bienestar
individual. Por otra parte, mientras que el concepto de red social se refiere al
conjunto de relaciones sociales, el concepto de red de apoyo, más restringido,
hace referencia al subconjunto de esas relaciones que se desempeñan funciones
de apoyo.
La dimensión expresiva hace referencia a las relaciones sociales tanto como un fin
en sí mismas, como un medio pro las que el individuo satisface necesidades
emocionales y afiliativas, tales como sentirse amado, compartir sentimientos o
problemas emocionales, sentirse valorado y aceptado por los demás, o resolver
frustraciones.
El más externo y general de ellos consiste en las relaciones que se establecen con
la comunidad y reflejaría la integración en la estructura social más amplia.
Constituyendo un indicador del sentido de pertenencia a una comunidad. El
siguiente estrato, más cercano al individuo, consiste en las redes sociales a través
de las cuales se accede directa e indirectamente a un número relativamente
amplio de personas, proporcionan al individuo un sentimiento de vinculación, de
significado o impacto. Finalmente, las relaciones íntimas y de confianza
constituyen para el individuo el último y más central y significativo de los estratos o
categorías de relaciones sociales propuestas. Esta clase de relaciones implican un
sentimiento de compromiso.
74
Efectos del apoyo social en la salud y el bienestar
Los estudios que han relacionado la carencia del apoyo social y el aislamiento
social con la mortalidad constituyen la evidencia más dramática acerca de la
relación entre el apoyo social y la salud. Los estudios epidemiológicos
prospectivos sobre la relación entre el aislamiento social y los índices de
mortalidad que se iniciaron a mediados de los años 60 se encuentran entre los
más conocidos y citados. Uno de estos estudios fue complementado por Berkman
y Syme en Oakland, California. En este estudio más de 4000 personas fueron
clasificadas de acuerdo con su nivel de apoyo social, evaluando en términos de su
estatus marital, pertenencia a clubes y grupos religiosos y la cantidad de contactos
con amigos y familiares. Además se controlaron variables tales como el estatus
socioeconómico, la obesidad, ejercicio físico, tabaquismo, uso de alcohol, etc.
Después de un seguimiento de nueve años los resultados obtenidos indicaban que
los varones con niveles más bajos de apoyo social tenían una probabilidad de
morir durante ese periodo 2,3 veces más elevada que otras personas con niveles
mayores de apoyo social. Para las mujeres con carencias de apoyo social la
desventaja era de 2,8. Pero además, lo que confiere una mayor solidez y
credibilidad a este estudio, es el hecho de que sus resultados han sido en EUA
sino también en otros países como Suecia o Finlandia (House y otros, 1998). Por
ejemplo en Suecia los varones con niveles más bajos de apoyo social tenían tasas
de mortalidad cuatro veces mayores a las de aquellos con niveles altos de apoyo
(Baron y otros, 1992).
75
2. El acceso a relaciones íntimas o redes sociales positivas se ha asociado con el
bienestar psicológico y la ausencia de depresión.
3. El apoyo social modera los efectos negativos del estrés laboral y el desempleo
5. El acceso a una red social positiva ha demostrado ser un mejor preeditor del
éxito en la integración comunitaria que otros tratamientos para pacientes
mentales, menores en centros de tratamiento residenciales y para la vuelta del
delincuente juvenil a la comunidad.
7. Es más improbable para las personas que han sido maltratadas en su infancia
pero que poseen una red social fuerte y activa repetir los malos tratos con sus
propios hijos.
8. La disponibilidad para una persona que ha perdido a su pareja de una red social
compuesta por personas que han sido capaces de superar un mismo suceso vital
proporciona tanto fortaleza como un modelo para afrontar la pérdida.
9. Las personas de la tercera edad que no están vinculadas a una red informal de
apoyo, tienden a utilizar con mayor frecuencia los servicios formales, el bienestar
personal tiende a reducirse y la probabilidad de ser institucionales se incrementa.
76
social de la persona en su comunidad, desmitificando la creencia de que las
grandes estructuras y organizaciones formales en la sociedad moderna han
llevado al declive del rol que desempeñan los grupos primarios (familia, amigos,
vecinos, comunidad, etc.).
77
la psicología comunitaria es que la desorganización y desintegración social y la
disolución de redes de apoyo y de grupos sociales primarios (especialmente la
familia) presente en las sociedades industriales y urbanas modernas son factores
clave en la génesis de los problemas psicosociales actuales (drogodependencias,
delincuencia, marginación, problemática familiar…). En este sentido, el
restablecimiento del sentido de pertenencia grupal y comunitaria es parte esencial
de numerosas estrategias de intervención comunitaria (Sarason, 1974). Desde
esta perspectiva, la programación de “sistemas de apoyo comunitario” y el
desarrollo y potenciación de “redes informales de apoyo” pueden considerarse
intervenciones proveedoras de apoyo social decisivas para el ajuste psicológico y
social del individuo, especialmente e aquellos grupos y comunidades más
desasistidos, más deprivados y más alejados de los servicios sociales y de salud
(Blanco, 1988).
78
del apoyo necesitado, b) determinar si ese apoyo tiene lugar y c) la evaluación de
su impacto. Finalmente, estas intervenciones pueden complementar otras
intervenciones profesionales, ser parte de un programa más amplio de
intervención o ser el objetivo único del programa. Siguiendo al autor, él ha
desarrollado una tipología de intervenciones cuya organización se articula
alrededor de distintos niveles de intervención: Individual, diádico, grupal, social y
comunitario. En general, el objetivo de estas intervenciones es optimizar los
recursos psicosociales que las personas intercambian en el contexto de las
relaciones con los miembros del grupo social primario. Las variaciones en las
estrategias de intervención para lograr este objetivo dependen de un amplio
número de factores, entre los que se incluyen las exigencias de las situaciones, la
estructura y recursos de los vínculos sociales, obstáculos prácticos que limitan los
cambios en el entorno social y, no menos importante, las preferencias de los
responsables de la intervención.
79
3.2.3.3. Grupos de Autoayuda
Continuando con Gracia67 fue durante los años 30 cuando tuvo lugar en los
Estados Unidos lo que se ha considerado el desarrollo más importante en el
movimiento actual de los grupos de autoayuda, la formación de Alcohólicos
Anónimos, el primer grupo de autoayuda tal y como se entienden actualmente y
que todavía constituye una organización para la ayuda mutua paradigmática.
Como señala Katz (1993), después del “abuelo” de las organizaciones de
autoayuda, Alcohólicos Anónimos, comenzaron a surgir grupos para padres con
hijos discapacitados, personas con problemas de salud mental y con condiciones
crónicas, a estos grupos siguieron la mirada de grupos con propósitos específicos
con una continua proliferación durante los años sesenta, que continuó durante los
setenta y ochenta y que, actualmente, todavía no existen signos de este ímpetu
haya disminuido.
Por su parte, Gartner y Riessman (1977) aportan las siguientes razones que
pueden explicar el crecimiento y mayor aceptación de los grupos de autoayuda: a)
Estos grupos proveen servicios necesarios más económicamente que los
acercamientos institucionales y profesionales tradicionales, b) la existencia de una
creciente tendencia antiburocrática en la sociedad, c) el rol de estos grupos en la
reducción de los sentimientos de alienación y en el incremento de los sentimientos
67
Ibíd. 62
80
de poder personal, d) su atractivo para un amplio número de poblaciones,
mujeres, jóvenes, personas ancianas, personas con handicaps, etc. e) su
efectividad como un recurso para el cuidado de personas con enfermedades
crónicas, y f) sus esfuerzos por mejorar los distintos servicios institucionales que
se consideran en muchos casos incapaces e inadecuados para satisfacer las
necesidades de sus usuarios.
Definición
Aunque existe una gran variedad entre los grupos de autoayuda con respecto a
los problemas que tratan, su formato, estilo, tipo de liderazgo, ideología,
características organizativas, etc., en general todos comparten ciertas
características comunes. Estas características comunes, como ha señalado
Silverman (1980), no son el producto de la teoría o ideología de un grupo
particular, del tipo de problema o del estilo de liderazgo, sino que son condiciones
81
intrínsecas de los grupos pequeños que adquieren un carácter más pronunciado
en grupos cuyos miembros se encuentran afectados por estados de necesidad
similares, desean compartir diversos aspectos personales y unir sus esfuerzos
contra un mundo externo que, con frecuencia, se percibe como hostil.
Marie Killilea (1976) citada por Gracia68, identificó las siguientes características de
los grupos de autoayuda:
82
psicológica relevante: La mejora de la empatía, un sentido de simetría y la
voluntad de revelar sentimientos personales profundos (Jacobs y Goodman,
1989).
Apoyo emocional
83
ese sentido, es difícil de obtener por otros medios como libros, profesionales y
otras instituciones formales.
Reestructuración cognitiva
Socialización
La función de los grupos de autoayuda para ayudar a sus miembros a superar los
sentimientos de aislamiento social es particularmente importante. El retraimiento
social es, una reacción de las personas que sufren un problema o condición
estresante que se basa en el siguiente conjunto de creencias: a) Nadie más tiene
este problema, b) no hay nadie que comprenda lo que significa tener ese
problema, o c) no hay nadie que pueda ayudarme a superar este problema y, la
socialización puede ayudar a la persona a romper ese aislamiento al proporcionar
actividades sociales y recreativas.
Acción conjunta
84
nueva perspectiva que trasciende la preocupación obsesiva con sus problemas
(Katz, 1993).
85
patrocinador u organizador del grupo y, finalmente, el profesional como la
persona que directa o indirectamente dirige el grupo. El profesional se
define, para los propósitos de esta tipología como una persona que ha sido
formada en una disciplina relevante, que puede obtener beneficios
económicos por su labor y que puede no haber enfrentado personalmente
el problema.
4. Tipo de conocimiento utilizado. Esta subdimensión se refiere al tipo de
conocimiento utilizado por el grupo tanto para definir como para resolver los
problemas. En un extremo de este continuo se encuentra el conocimiento
experiencial. De acuerdo con la definición de Borkman (1976), el
conocimiento experiencial es el obtenido por la participación personal en un
fenómeno. Este conocimiento tiende a ser concreto y basado en el sentido
común puesto que se basa en la experiencia actual de un individuo, la cual
es única, limitada, y más o menos representativa de la experiencia de otras
personas que tienen el mismo problema. En el otro extremo de la
dimensión, se encuentra el conocimiento profesional, basado en la
investigación y el análisis, y compartido, a través de programas de
formación, con futuros profesionales. Los grupos que se sitúan en el
extremo experiencial comparten, en general, problemas, soluciones y
progresos, con interacciones cara cara. De estos grupos pocos incluyen
conferenciantes o presentaciones formales en sus actividades. Los grupos
con un período largo de existencia a veces recopilan y publican el
conocimiento experiencial para así ser compartido por otros miembros.
Algunos grupos también publican y diseminan no sólo conocimiento
experiencial, sino también información para los medios de comunicación y
profesionales. Por otra parte, otros grupos confían en actividades
educacionales y utilizan a los profesionales como recurso. Otros se
organizan a partir de orientaciones y procedimientos desarrollados por los
profesionales, combinando el conocimiento experiencial con le
proporcionado por los profesionales. Finalmente, algunos grupos son
establecidos y dirigidos por profesionales. Estos grupos generalmente
utilizan el conocimiento profesional para los procedimientos organizativos y
de liderazgo, aunque el conocimiento experiencial es todavía utilizado a
través de las interacciones personales y discusiones en las reuniones.
86
3.3. UNIDAD DIDACTICA 3. ÁREAS DE INTERVENCIÓN EN LA PSICOLOGIA
COMUNITARIA
69
MARTÍN GONZÁLEZ, Antonio, CHACÓN FUERTES, Fernando y MARTÍNEZ GARCÍA, Manuel.
Psicología Comunitaria. Textos Visor.
87
como Perloff, Perloff y Susana (1976) consideran la evaluación de programas
como la determinación de la medida en que un programa logró uno o más de sus
objetivos, las razones por las cuales no los alcanzó y la relación que hay entre los
efectos del programa y una diversidad de variables y características del mismo.
Objetivos de la evaluación
Carol H. Weiss (1975), señala: “El objetivo de la evaluación es medir los efectos
de un programa por comparación con las metas que se propuso alcanzar, a fin de
contribuir a la toma de decisiones subsiguientes acerca del programa y para
mejorar la programación futura”. De acuerdo con esta interpretación, de las
conclusiones a que se llega mediante la evaluación, siempre debe desprenderse
un conjunto de medidas que influyen en la marcha de un programa. La evaluación
es parte, en consecuencia, del proceso racional de toma de decisiones.
88
Efectividad: Capacidad que tienen las actividades y tareas del programa para
alcanzar los objetivos y metas que el mismo define.
Eficiencia: El índice de productividad del programa, o sea, la relación entre los
bienes y servicios finales y los costos requeridos para su producción.
2. Facilitar el proceso de toma de decisiones: Pudiendo ser muy diversas
tales como:
Continuar o interrumpir el programa que se está evaluando;
Mejorar sus prácticas o procedimientos
Añadir o desechar técnicas en relación con las que se estén empleando;
Modificar la estrategia en desarrollo;
Establecer programas semejantes en realidades similares;
Asignar recursos escasos entre programas que compiten entre sí;
Aceptar o rechazar un enfoque o teoría sobre el programa en ejecución.
Áreas de evaluación
Así, para que una evaluación sea operativa, hay que delimitar previamente los
aspectos del programa que se han de evaluar. En la evaluación los diferentes
aspectos en que se puede descomponer un programa se denominan áreas de
evaluación. Y esta evaluación puede ser de carácter global o parcial, según se
analicen todas o algunas áreas, y esto depende de la finalidad que persiga la
evaluación.
Aunque existe una amplia gama de modelos para la evaluación, los autores han
adoptado el criterio metodológico que sigue Ezequiel Ander-Egg (1982), por su
practicidad. El autor organiza las áreas en “área de coherencia interna” es decir,
compuesta por las fases que tienen que ver con el proceso interno del programa, y
de “coherencia externa” que serían las restantes fases relevantes del estudio.
89
Área de coherencia interna
3. La fase de la implantación
La fase de implantación es el período durante el cual se realizan todas las
gestiones pertinentes para poner en marcha el programa. Entre los elementos
que conforman esta fase podemos destacar los siguientes:
90
apartado, se debe hacer un análisis pormenorizado, con especificación
concreta de las distintas variables. A continuación se presenta una porpuesta
de clasificación:
Recursos humanos
Personal técnico dedicado al programa
Personal auxiliar
Personal voluntario y colaborador
Personal de apoyo logístico para el programa
Recursos materiales
Locales
Mobiliario
Herramientas, maquinaria, etc.
Recursos económicos
Presupuesto efectivo
Disponibilidad económica real
Otras fuentes de financiación
Agilidad administrativa en la gestión económica
Recursos técnicos
Conocimiento de métodos y técnicas para el trabajo
Utillaje profesional específico
91
Idoneidad del programa: Entendida como la confiabilidad que existe de que las
acciones se han programado van a lograr alcanzar los objetivos propuestos.
Un aspecto importante para medir la idoneidad, sería determinar el grado de
cumplimiento de los objetivos intermedios, y verificar si s mantiene la relación
con los generales. Habría que responder a preguntas como las siguientes:
¿Eran las acciones desarrolladas las más adecuadas para lograr los objetivos
definidos?; ¿de qué manera los objetivos intermedios alcanzados tienden a
obtener los objetivos generales de que forman parte?
Eficiencia del programa: Comprendida como la relación que existe entre los
costos utilizados y los productos que se están alcanzando o se alcanzaron
finalmente con su ejecución. En otras palabras, es la cantidad de esfuerzos en
términos económicos, materiales y humanos que se invierten en la producción
de cada unidad que conforma las metas del programa.
92
Área de coherencia interna
93
1. Cuestionarios
Los cuestionarios son instrumentos de recogida de datos estructurados con base a
preguntas sistematizadas cuyas respuestas proporcionaran información sobre
aspectos que interesan al evaluador.
2. La entrevista
La entrevista consiste –como instrumento- en una conversación entre dos
personas por lo menos, en la cual uno es el entrevistado y otro u otros son los
entrevistadores, estas personas dialogan con arreglo de ciertos esquemas o
pautas acerca de un problema o cuestión determinada, teniendo un propósito
evaluador. Como una técnica de recopilación, va desde la interrogación
estandarizada hasta la conversación libre. En ambos casos se recurre a una
“guía”, que puede ser un formulario o un esquema de cuestiones que han de
orientar la conversación. La entrevista se puede utilizar según su complejidad
desde tres puntos de vista, y dependiendo de los fines que se persigan: Entrevista
estructurada, entrevista no estructurada y entrevista focalizada.
3. Observación
La observación científicamente concebida, puede ser definida, siguiendo a
Espinoza (1983), como una forma de conocer y experimentar una situación o
ambiente con un objetivo científico, registrarla sistemáticamente y someterla a
chequeos y controles que permitan el máximo de validez y confiabilidad a los
hechos observados.
94
problema. Se trataría de codificar y clasificar el material referido a: Fuentes
históricas, fuentes estadísticas, informes y estudios técnicos, memorias
institucionales de carácter global o sectorizadas, actas de reuniones, archivos,
diarios y documentos personales entre otros muchos tipos de documentos.
Hay que significar que estos instrumentos no son los únicos y que se trata, en
definitiva, de técnicas para recabar información, por lo que en este aspecto no
deben haber límites, los únicos límites, como lo señala Espinoza serían el ingenio
y la imaginación del investigador.
Continuando con la revisión de los aportes que han realizado Martín, Chacón y
Martínez70 sobre el tema, los autores consideran importante primero abordar el
concepto de necesidad para luego abordarlo desde la evaluación. Señalan cuatro
aspectos relevantes del mismo:
70
Ibíd. 65
71
Ibíd. 65
95
significado de la información con el fin de determinar las prioridades para la
planificación del programa o servicios”.
Por su parte Bell et al. citado por Martín et al.72, señalan que siempre que se habla
de la definición y propósito del análisis de necesidades es necesario tener en
cuenta que:
Según Mckillip (1987) citado por Martín et al.73, un programa general de análisis de
necesidades debe incluir cinco fases:
3. Identificación de necesidades.
En esta fase se describen los problemas de la población objetivo y posibles
soluciones. Generalmente se emplea más de una fuente de información, y dicha
información debe incluir las expectativas sobre los resultados, el costo y el impacto
de las soluciones alternativas.
72
Ibíd. 65
73
Ibíd. 65
96
4. Evaluación de necesidades
Una vez identificados los problemas y sus posibles soluciones, se deben evaluar
las necesidades: ¿Cuáles son las más importantes para la población objetivo?
¿Cuáles son las más relevantes teniendo en cuenta los objetivos y experiencias
del servicio? ¿Cómo integrar los múltiples indicadores de necesidad? El análisis
de necesidades sólo será útil para adoptar decisiones si las necesidades
identificadas se evalúan conforme a criterios explícitos y apropiados.
5. Comunicación de resultados
Por último, los resultados de la evaluación de necesidades deben transmitirse a
los usuarios del análisis, a las personas que deben adoptar las decisiones
pertinentes, y en su caso, a otros grupos interesados.
1. Modelo de discrepancia
97
determina la población objetivo, habitualmente mediante una encuesta o a través
de grupos estructurados, aunque se pueden utilizar cualquiera de las técnicas de
identificación de necesidades.
2. Modelo de marketing
Kotler (1982), también citado por Martín et al.75, considera que esta perspectiva es
una extensión de los principios del marketing del sector privado al público. El
modelo de marketing permite planificar una organización en su conjunto,
cubriendo temas que van más allá de la evaluación de necesidades. Según Kotler,
la orientación marketing mantiene que, la principal tarea de una organización es
determinar las necesidades y deseos del mercado y satisfacerlos mediante el
diseño, comunicación y prestación de productos y servicios apropiados y
competitivamente viables.
74
Ibíd. 65
75
Ibíd. 65
98
Selección de la posición competitiva: Distinguir los servicios propios de los
ofrecidos por otras instituciones.
Desarrollo de una combinación de marketing efectiva, seleccionando el
rango y la calidad de los servicios que maximizan su utilización por parte de
la población objetivo.
99
vínculo más fuerte entre la epidemiología y las ciencias sociales76, estimulado por
la necesidad de reconocer y documentar el amplio espectro de los determinantes
de la salud, desde el nivel micro en que operan los factores biológicos individuales
hasta los niveles macro que expresan las condiciones sociales en que viven las
poblaciones, dando nacimiento a la llamada "epidemiología social".
100
3.3.2. CAPITULO 8. AMBITOS DE APLICACIÓN I
Concepto
78
SANCHEZ VIDAL, Alipio (Departamento de Psicología Social, Universidad de Barcelona). citado
por MARTÍN GONZÁLEZ, Antonio, CHACÓN FUERTES, Fernando y MARTÍNEZ GARCÍA,
Manuel. Psicología Comunitaria. Textos Visor.
101
Dentro de los autores citados por Sánchez, se encuentra Kelly y otros (1977)
quienes definen la IS desde la psicología comunitaria como “influencias,
planificadas o no, en la vida de un grupo pequeño, organización o comunidad
(para)… prevenir o reducir la desorganización social y personal y promover el
bienestar de la comunidad”. Para Caplan (1980) la acción social (equivalente
grosso modo a la IS) está constituida por los “esfuerzos realizados para modificar
los sistemas operativos sociales y políticos y la actividad legislativa y
reglamentadora relativa a la salud, educación y bienestar y a los campos religiosos
y correccionales, con el fin de mejorar a escala comunitaria la provisión de
recursos físicos, psicosociales y socioculturales básicos, y la organización de los
servicios para ayudar a los individuos a enfrentar sus crisis”.
Características
102
sociales son considerados (familias, grupos) suele ser más como contexto
social del individuo que como blanco directo de la intervención.
2. Estado inicial. En la IS hay un “estado” inicial propio del sistema social del
que partimos; en la IP se asume grosso modo que se parte de cero (o de un
estado inicial “negativo”, pero conocido y clasificado: Patología, estado
carencial predeterminado como “síntomas”, retraso del aprendizaje, etc.).
La evaluación del estado inicial del sistema social a modificar es precisamente
el primer paso del que parte toda IS, la intervención externa es sólo un input en
esa evolución, no el único, ni necesariamente el más importante.
3. Tipo de cambio. El objetivo inmediato de toda intervención es producir un
cambio o transformación. En la IS se busca el cambio social; en la IP el
individual. El objetivo final de la IS es igualmente cambiar las vidas de los
individuos, pero eso se hace a través del cambio de las estructuras y procesos
sociales y no directamente como en la IP. El cambio social es
considerablemente más complejo, multidimensionado, imprevisible y
desconocido que el cambio individual (psicoterapia), más unidimensional,
familiar y previsible para el psicólogo que ha centrado tradicionalmente en él su
quehacer práctico e investigador.
4. Objetivos o metas. El cambio social e individual constituyen las metas más
genéricas de IS e IP respectivamente. Los objetivos específicos se fijarán según
la dirección que se desea dar a ese cambio o los efectos a lograr. También
difieren IS e IP respecto de esos objetivos. En la intervención clínica están
predeterminados: “Curar” al “paciente” (o sea revertir o disminuir la intensidad
de sus síntomas y disfunciones comportamentales y paliar su sufrimiento
subjetivo). En IS los objetivos están indeterminados; su determinación es el
paso inicial de la intervención.
5. Ámbito de aplicación. La IP se suele centrar en la salud mental; la IS cubre
un espectro mucho más amplio (salud mental, educación, drogas y alcohol; ocio
y recreo; sistema penal, judicial y policial; sistemas religioso-parroquial, urbano
marginal; adolescentes, menores y predelincuencia, etc.) ya que la vida social
tiene inputs y determinantes complejos y multidimensionales sobre el desarrollo
humano (o su coartación) y la IS (la comunitaria, sobre todo) se pretende
integrar, no pudiendo por tanto centrarse en un solo aspecto con
desconsideración del resto.
6. Técnicas usadas. En la IP las técnicas usadas son de carácter
exclusivamente psicológico. En IS, en cambio, y en respuesta a la complejidad
y multifacetismo de problemas y sistemas sociales, las técnicas concretas son
mucho más variadas y no necesariamente de carácter psicológico sino también
urbanísticas, psicosociales, de trabajo social, políticas, administrativo-
organizativas, de salud pública, ecológico-ambientales, etc.
7. Duración. La IP es de duración relativamente corta (2 a 6 meses
habitualmente y según los paquetes terapéuticos más modernos y realistas en
términos temporales) comparada con la IS que suele comportar largos períodos
(años) sobre todo si implica una planificación moderada y se han de efectuar
103
cambios estructurales, reorganizaciones o dinamización y movilización de
comunidades apáticas y faltas de estructura asociativo-organizativa, con
conflictos grupales complejos; etc. Claro que la extensión poblacional y la
profundidad de los efectos (personales e institucionales) son
concomitantemente mucho mayores en la intervención comunitaria que en la
individual.
8. Estilo o formato relacional. En la IP la relación entre cliente e interventor es
subordinada y diádica dándose en el marco de un estilo de prestación de
servicios en que el técnico espera, en su consulta o centro separado de la
comunidad, a que lleguen los clientes que han definido su problema como
psicológico y a él como experto idóneo para solucionar ese problema.
En la IS en cambio, la relación es coordinada y simétrica y el formato de
prestación de servicios es más similar al marketing que al del clínico distanciado
basándose en una búsqueda activa de casos y personas en situaciones de
riesgo en su propio entorno natural (para permitir la prevención) valiéndose de
mediadores comunitarios y paraprofesionales como intermediarios en la
prestación de servicios indirectos que alcancen a todos los que precisan
asistencia.
9. Principios de organización de servicios y recursos. Inexistentes en la IP;
imprescindibles en la IS para una atención: a) completa e integral (cubriendo
diversos tipos de servicios como salud, sociales, educación, transición
correccional, ocio, etc.) b) centrada en la persona y sus necesidades (y no al
servicio o la técnica específica). Los principios organizativos derivados son: c)
continuidad sin vacíos en la asistencia a lo largo de la red o circuito de
servicios; d) coordinación (horizontal, espacial y temporal entre agencias
prestadoras de servicios, servicios mismos y administración, de forma que no
se produzcan duplicidades y geográfica para un funcionamiento eficaz y dirigido
sinérgicamente hacia los mismos objetivos).
104
Proceso de la intervención comunitaria
No hay un proceso único y prescriptito para cualquier tipo de IS, dado que el curso
y formato de la intervención depende considerablemente del ámbito y nivel de la
intervención (educación, salud metal, urbanismo, etc.; barrio, región, centro u
organización, etc.) así como las estrategias usadas y objetivos perseguidos
(consulta, promoción y educación de la salud, acción psico-política y organizativa,
promoción de la participación, etc.). Se puede proponer, sin embargo, un proceso
genérico de cinco fases más o menos secuenciales como resumen y guía para la
mayoría de las intervenciones habituales:
105
3.3.2.2. Servicios sociales
Para este apartado se ha retomado a Rueda, Beltrí y Giménez citados por Martín,
Chacón y Martínez79.
79
RUEDA, Joseph María, Ayuntamiento de San Adrián del Besós; BELTRÍ, Francesc,
Ayuntamiento de Barcelona y GIMÉNEZ, José. Ayuntamiento de Barcelona citados por MARTÍN
GONZÁLEZ, Antonio, CHACÓN FUERTES, Fernando y MARTÍNEZ GARCÍA, Manuel. Psicología
Comunitaria. Textos Visor.
106
Definición de contenidos
3. Ayuda a domicilio.
Se beneficiarían de este servicio aquellos sujetos o familias que pasaran por un
período de crisis o conflicto sea individual, psicosocial o de disfuncionalidades de
los roles familiares. La ayuda a domicilio tiene una intención preventiva, por lo que
se refiere a las crisis personales y familiares.
4. Convivencia.
En el supuesto de que los problemas individuales, familiares o sociales no puedan
ser resueltos en el medio habitual de los sujetos o grupos, el Área de Convivencia
prevé dotar a las comunidades de una serie de recursos residenciales que
permitan ofrecer a los sujetos en crisis una alternativa de convivencia adecuada
107
que les proporcione un marco de referencia normalizador. Esta alternativa se
conjugará con la ayuda a domicilio con el objeto de paliar o solucionar la
problemática de la familia para que ésta pueda hacerse cargo, en el menor
espacio de tiempo posible, del familiar apartado de la misma. También estas
actuaciones son preventivas de la inadaptación y marginación social.
108
Igualación de posibilidades mediante una acción especial en aquellos
medios más necesitados.
109
Favorecer el mantenimiento del anciano en su medio.
Promover el desarrollo socio-cultural.
Evitar la marginación.
Promover su integración y participación en la sociedad.
Favorecer las condiciones de vida que contribuyan al mantenimiento de us
facultades físicas y psíquicas.
110
Programas de S.S.E. para Homosexuales.
111
Programas específicos de educación y animación comunitaria en aquellos
núcleos de población considerados de alto riesgo.
Elaboración de campañas de prevención de la drogodependencia.
112
Programas de reinserción.
Programas de lucha contra la marginación social.
Como se puede observar los Servicios Sociales son un área de aplicación que
ofrece múltiples posibilidades para la práctica profesional del psicólogo junto a
otros profesionales como pueden ser los trabajadores sociales, los educadores,
los pedagogos, etc.
3.3.2.3. Salud
80
DURO MARTÍNEZ, Juan Carlos, Psicólogo Coordinador de Programas de los Servicios de Salud
Mental (Getafe – Madrid) citado por MARTÍN GONZÁLEZ, Antonio, CHACÓN FUERTES, Fernando
y MARTÍNEZ GARCÍA, Manuel. Psicología Comunitaria. Textos Visor.
113
los Equipos de Atención Primaria, estos programas han de priorizarse desde los
Equipos de Salud Mental.
114
La Psicología Comunitaria ha de proporcionar conocimientos, instrumentos y
técnicas tanto a la población como a los equipos de atención primaria para la
consecución de estos objetivos.
En la asistencia primaria. Los profesionales sanitarios de atención primaria
han de poder tener en cuenta el nivel psicológico individual y psicosocial
(grupo familiar) de la persona que demanda asistencia (tanto a nivel de
evaluación como de tratamiento y/o de derivación a los equipos
especializados).
Este apartado hace referencia a las prestaciones que los servicios de salud han de
ofrecer a la población en materia de Planificación Familiar y de Salud Materno-
Infantil, concretamente a lo que se refiere a la atención en el embarazo,
preparación al parto y puerperio. Está por definir si estas prestaciones se ubican
en el nivel especializado de atención o en el nivel primario, en cualquier situación
tienen tal imbricación social que exigen un intenso trabajo comunitario en sus
niveles preventivos (prevención de embarazos no deseados y en población de
riesgo, de malformaciones congénitas, problemas psicológicos postparto y en la
primera relación madre-hijo, etc.), de promoción de la salud (utilización de
métodos anticonceptivos, seguimiento embarazo y del niño sano, etc.), y de
educación para la salud (educación sexual, relaciones de pareja y familia, etc.).
115
riesgo (adolescentes, parejas con dificultad de relación y/o problemas sexuales,
personas con problemas psicológicos previos, etc.).
Junto con este aspecto de trabajo en y con la comunidad, las actividades más
propiamente asistenciales psicológicas, como la evaluación y/o tratamiento de
problemas sexuales, de parejas y/o familiares han de impregnarse del enfoque
comunitario favoreciendo las técnicas de intervención que contribuyen a la toma
de conciencia del carácter profundamente social y colectivo de buena parte de los
problemas vividos exclusivamente como íntimos e individuales. La introducción de
elementos informativos que eleven el nivel de conocimientos de las personas junto
con la posibilidad de elaboración e incorporación de los mismos a su vida y
contexto personal, contribuye al cambio de etapa introducido por la psicología
comunitaria desde lo clínico individual a lo psicosocial – colectivo.
116
priorizando por lo tanto lo programas de Apoyo y Coordinación con la Atención
Primaria en Salud, con Servicios Sociales y Comunitarios y con los Servicios de
apoyo a la Escuela (Equipos Psicopedagógicos, Equipos Multiprofesionales, etc.)
algunos enfoques y posibles actividades de estos Programas son:
Programa de Coordinación y Apoyo a la Atención Primaria en Salud. A partir de
las derivaciones efectuadas por los Equipos de Atención Primarios al Equipo de
Salud Mental, se debe mantener periódicas y sistemáticas sesiones interconsulta
en las que, sobre intervenciones concretas por parte de ambos equipos, se les
asesore en la evaluación y orientación psicológica que los Equipos de Atención
Primaria puedan hacer en la línea del cambio de concepción y relación profesional
sanitario – usuario.
117
prioritaria para ir articulando redes sociales alternativas a la hospitalización
psiquiátrica.
118
barrio) hace imprescindible, si no se quiere psiquiatrizar aceptando la etiquetación
de loco o enfermo mental, la implementación con carácter de urgencia en muchos
casos de intervenciones psicológicas grupales en el seno de la comunidad en las
que al tiempo que se interviene para entender y canalizar la situación de crisis se
efectúa un necesario trabajo educativo para desmitificación y evitar exclusión de la
diferencia (“locura”).
81
HOMBRADOS MENDIETA, Isabel y GÓMEZ JACINTO, Luís. (Universidad de Málaga) citados
por MARTÍN GONZÁLEZ, Antonio, CHACÓN FUERTES, Fernando y MARTÍNEZ GARCÍA,
Manuel. Psicología Comunitaria. Textos Visor.
119
Los costes económicos de la intervención preventiva en edades tempranas
son menores que los de intervenciones en crisis.
Para desarrollar una cultura de salud y crear actitudes más positivas hacia
el cuidado de la misma hay que incidir en el sistema educativo puesto que
“el proceso de socialización es uno de los mecanismos más importantes
para transmitir valores y normas” (O.M.S., 1983. En Costa y López, 1986).
Tradicionalmente la escuela se ha centrado principal o exclusivamente en la
transmisión de contenidos instruccionales. Sin embargo, la escuela como
agente primario de socialización debe ser empleada para promover el
bienestar psicosocial, los comportamientos de salud (en el sentido integral
del término), la preparación anticipada y el desarrollo de habilidades que
permitan una mayor adaptación al medio. Se trataría de “hacer las escuelas
más eficientes para proveer al niño de los recursos que le ayudarán a
desarrollarse como un ser humano psicosocialmente adecuado”. (Zax y
Specter, 1979).
120
La orientación comunitaria en la escuela ha trabajado con un cuerpo de
investigación importante sobre el desarrollo del niño y la ecuación. No es
sorprendente, por tanto, que los modelos de inteligencia, educación y aprendizaje
predominantes en la psicología infantil hayan tenido una gran influencia sobre la
intervención comunitaria en la escuela (Rappaport, 1977).
121
en un punto de vista ecológico asume la existencia de una gran diversidad de
creencias, actitudes y prácticas que afectan la socialización y educación (Laosa,
en Kent y Rolf, 1979); los valores atribuidos a los tipos de conducta varían en cada
cultura. Cada ambiente puede tener distintos tipos de característica que
demandan diferentes funciones de adaptación. El grado en que los niños tienen
éxito en el contexto escolar depende, en gran parte, de la competencia con que se
enfrentan a dicho contexto.
122
metas; generar alternativas, desarrollar habilidades para pensar en una amplia
variedad de soluciones potenciales; considerar las consecuencias y anticipar los
resultados; verificación del proceso de solución de problema.
123
Intervención en el comportamiento
Conservación de la energía
La crisis del petróleo del año 1973 acaba con una época expansionista, de gran
desarrollo económico y social; introduciendo a las sociedades occidentales en el
túnel de la crisis energética. La conservación de la energía y de los recursos
naturales se convierte en prioridad para los gobiernos de todo el mundo. La
psicología no es ajena a esta problemática. Se le ofrece la oportunidad de
desarrollar estrategias psicológicas para colaborar en la solución de tan grave
problema social. El conocimiento sobre cambio de actitudes, modificación de
conducta, evaluación de programas, es aplicado inmediatamente en este nuevo
campo. La conservación de la energía en el hogar, en el transporte, y la reducción
y reciclaje de residuos, son como lo señalan Blas y Aragonés (1987) tres áreas de
intervención con importantes consecuencias para el ahorro energético. Y no
olvidemos que éste tiene repercusiones importantes sobre la calidad ambiental;
habrá menor contaminación si las centrales termoeléctricas y nucleares son
menos necesarias, si se usan menos los automóviles, si las calefacciones
domésticas se utilizan con mayor racionalidad.
En la mencionada revisión de Asís y Aragonés se muestra una serie de
intervenciones encaminadas a reducir el consumo de materias primas sin reducir
el nivel de calidad de vida. Para ello se utilizan principalmente las estrategias
consecuentes de la conducta (feedback, autocontrol, refuerzo positivo y negativo y
el castigo). La educación ambiental, los estímulos instigadores y el modelado no
han sido muy eficaces según estos autores, pero no habría que descartarlos
totalmente y puede ser muy útil su aplicación en la educación ambiental de niños.
124
Por lo que respecta al consumo energético en el hogar (Baum y Singer, 1981), los
programas han ido encaminados a la redistribución del horario de consumo
eléctrico, a su reducción paulatina y al uso racional de determinados
electrodomésticos. Las intervenciones para reducir el consumo energético
derivado del transporte (Altman et al., 1981) fomentan el que las personas
compartan el coche para ir al trabajo, reduzcan los kilómetros recorridos y
optimicen el consumo de gasolina. Otro apartado importante es la incentivación
del uso del transporte público. Si bien el objetivo directo de estos programas es la
contención del consumo de gasolina, qué duda cabe que tienen también una
incidencia importante sobre la reducción de los accidentes de tráfico: Lo cual les
convierte en doblemente recomendables. Y, por último, la reducción y reciclaje de
residuos se ha intentado modificar desde grandes campañas orquestadas
generalmente desde la administración pública y desde pequeños estudios de
campo realizados normalmente en grandes almacenes. En ambos casos se ha
tratado de incentivar el uso de materias retornables. Los programas de reciclaje se
han circunscrito, casi exclusivamente, al reforzamiento positivo por la recogida y/o
entrega de papel.
Arrojar basuras
125
al reciclaje de las mismas, y la recogida de papel ha sido la conducta
principalmente estudiada. El incentivo económico consiguió los efectos más
importantes.
Intervención en el ambiente
Desde esta perspectiva el ambiente puede ser visto como una variable
independiente, capaz de ejercer una poderosa influencia sobre el comportamiento.
La psicología ambiental ha enfatizado, al menos en sus comienzos, este enfoque,
y el porcentaje mayor de investigación lo ha dedicado al influjo del ambiente sobre
la conducta.
126
estresares que causan efectos sobre la salud, estos son: El hacinamiento, la
contaminación del aire y el ruido.
Gran cantidad e trabajos sobre hacinamiento han mostrado cómo éste induce
estés en los individuos, entorpece las relaciones interpersonales, reduce la
conducta de ayuda e incrementa la agresividad, produce pérdida del control y
puede conducir a determinadas patologías. Los factores potenciales de tan
nefastas consecuencias no se encuentran exclusivamente en las características
ambientales; las variables personales, la capacidad de afrontamiento y adaptación
modulan los efectos (Baum y Epstein, 1978; GurKaynak y LeCompte, 1979; Levi y
Anderson, 1980). La incidencia del hacinamiento en salud de las personas viene
mediada por el estrés. Los trabajos con animales y con humanos evidencian una
gran actividad del sistema nervioso autónomo y la secreción de hormonas
adrenocorticales (síntomas ambos de estrés) bajo condiciones de hacinamiento.
127
en el desarrollo de patologías mentales. El ruido provoca sensación de molestia y
desagrado y es capaz de interferir las actividades personales e interpersonales. Y,
evidentemente, la exposición a grandes intensidades de ruido puede provocar
lesiones auditivas importantes. Su prevención se contempla principalmente desde
el control del mismo, eliminando la fuente que lo produce o reduciendo su
capacidad emisora y protegiendo al individuo que lo padece. Ello se consigue
mediante leyes restrictivas del nivel máximo de ruidos permitidos para un
determinado ambiente, que obliga, en muchos casos, a su correcto aislamiento
acústico. El individuo puede evitar la exposición al ruido mediante la protección
personal y el aislamiento acústico de su ambiente habitual.
82
JIMÉNEZ BURILLO, Florencio. (Departamento de Psicología Social, Universidad Complutense
de Madrid) citado por MARTÍN GONZÁLEZ, Antonio, CHACÓN FUERTES, Fernando y MARTÍNEZ
GARCÍA, Manuel. Psicología Comunitaria. Textos Visor.
128
en que una decisión política puede ser condición necesaria de eliminación del
problema.
5. Si como dijeran Marx y Skinner las condiciones de existencia de las personas
determinan su conducta, es clara la relación entre factores políticos y
satisfacción de necesidades. Existen ya plausibles argumentos que han
mostrado la conexión entre esa satisfacción y niveles de desarrollo político,
desde la anarquía primitiva hasta ese lejano estadio superior que podría ser la
anarquía civilizada.
Muchos han sido los problemas que han surgido y surgen para realizar esta labor
(véase, por ejemplo, Clemente, 1986). Así, ocurre con la misma noción de
prevención que para los juristas se puede clasificar en prevención general (que
sería aquella que se dirige a la colectividad en general y que trata de impedir que
surjan sujetos delincuentes en la sociedad, pudiendo equipararse, por lo tanto, a la
prevención primaria) y prevención especial (que incide sobre quienes ya han
cometido un delito, con el objeto de lograr que esas personas no vuelvan a
delinquir, y coincidiendo, por tanto, con la prevención terciaria); por tanto, el
esquema jurídico deja de lado por completo la prevención secundaria.
83
DÍAZ, Miguel Clemente. (Departamento de Psicología Social, Universidad Complutense de
Madrid) citado por MARTÍN GONZÁLEZ, Antonio, CHACÓN FUERTES, Fernando y MARTÍNEZ
GARCÍA, Manuel. Psicología Comunitaria. Textos Visor.
129
sociólogos de la Escuela de Chicago, encontrando en la actualidad su máximo
exponente en Newman, arquitecto que, observando cómo existía una relación
lineal entre la altura de una casa y el número de delitos que se cometían en la
misma, atribuyó este hecho a la falta de semantización del espacio de los grandes
edificios, de forma que cuanto más grande es un edificio, más de llegan a
conceptualizar los espacios de carácter semiprivado (corredores, pasillos,
ascensores, escaleras, etc.), como zonas públicas, ante la imposibilidad de
detectar a un posible intruso. Propugna Newman la noción de espacio defendible,
o semantización de los espacios de forma que den la sensación de ser zonas
seguras, protegidas y de carácter privado; para conseguir tal fin, elabora un listado
de condiciones a conseguir en la ordenación ambiental de los barrios (formas de
construir los parques, los aparcamientos, las casas, las ventanas, etc.), que
investigaciones posteriores han comprobado de gran eficacia.
130
Finalmente, en relación con la prevención de carácter terciaria, se han realizado
programas orientados hacia la rehabilitación y la reinserción.
4. BIBLIOGRAFÍA
ARANGO C., Carlos A. La Construcción Social del Rol del Psicólogo Comunitario.
Cali, Colombia: Instituto de Educación y Pedagogía de la Universidad del Valle.
131
________________. (2003). Teoría y Práctica de la Psicología Comunitaria. La
tensión entre comunidad y sociedad. Primera edición. Buenos Aires: Paidós
(Tramas Sociales).
5. CIBERGRAFIA
132
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
RESUMEN
El carácter teórico de la Psicología Comunitaria ha suscitado opiniones diversas por que existen
criterios – no solo de sus detractores – de verla como una rama predominantemente práctica.
Este criterio resulta contradictorio, por que existen multiplicidad de elaboraciones teóricas, a las
cuales se le han llamado “modelos teóricos ”, entre los que podemos mencionar:
• Modelos de suministros
• Modelos de objetivos
• Modelos ecológicos
• Modelos de actuación
Estas teorías representan el estudio desde posiciones muy amplias (como son los referidos al
cambio social, que proponen como objeto de la Psicología Comunitaria la transformación macro
social), los que se dedican a un aspecto específico (los modelos de objetivos) y hasta los que
abordan método y se dirigen a la intervención comunitaria.
A tenor de las diferencias que presentan estos modelos, Sánchez Vidal (1991) considera que se
pueden dividir en dos grandes grupos:
• Modelos operativos
133
Los analíticos globales o sociales son aquellos que se centran en el marco global socio-cultural del
desempeño comunitario, permitiendo relacionar los fenómenos psicosociales de interés directo con
la Psicología Comunitaria, con sus determinantes y correlatos macro sociales. Los psicosociales se
inscriben en el nivel mesosocial, ligando dos términos básicos; individuo y sistema social a varios
niveles
En los modelos operativos se pueden distinguir; los más conceptuales y valorativos que defienden
los objetivos o metas de actuación y los más formales, dinámicos y relacionales, que centrándose
en la acción y sus efectos, guían y orientan la realización de la intervención comunitaria desde la
Psicología.
Creo que la elaboración de una teoría debe partir por definir la condición esencial del campo de
estudio, para su posterior proyección. En este caso este criterio central es desarrollar en el
individuo la capacidad de ser sujeto de salud, lo que deriva inmediatamente la necesidad de
plantear los determinantes a través de los cuales se puede abordar esta construcción, que son
cuatro:
• Lograr que la comunidad posea su propio sentido y funcione como sistema de apoyo.
De hecho estos conceptos- indisolubles- son vistos de forma fraccionada en cada modelo y el
cuarto no ha sido objeto de suficiente atención, lo cual limita la utilidad de los constructos teóricos,
por ser el espacio la razón de la existencia grupal.
A mi juicio los modelos que más aportes hacen al cuerpo teórico de al Psicología Comunitaria son:
Cada uno de estos modelos estudian alguno de los elementos centrales de la teoría comunitaria
para lograr el fin último de la actuación comunitaria o sea que las personas sean protagonistas de
su propia salud.
A continuación voy a hacer un análisis escueto de cada modelo, para en publicaciones futuras
dedicarme a profundizar en los mismos, por que ahora el propósito que persigo es valorar si en
realidad estas teorías merecen ser consideradas como “modelos teóricos”.
En sentido general, promueven la transformación del entorno social parar reajustar sus funciones y
dar un espacio a todos sus miembros en función de la integración. Estos cambios pueden derivar
en una reorganización utilizable en otros aspectos de la actividad humana y social. Son
134
considerados como cambios también la asunción de nuevos roles y mejoramiento de los ya
asumidos y en general toda transformación psicológica que permita la búsqueda de la salud, en
tanto equilibrio.
De esta manera creo que no son útiles aquellas posiciones que propugnan el cambio social radical
que lleva a transformaciones sociales políticas y económicas por considerar utópico que la
Psicología pueda lograr variaciones de magnitud macrosocial, lo cual se corrobora por que no
existen evidencias que hayan ocurridos cambios a ese nivel.
Los propósitos del cambio social radical llevan a un énfasis desmedido en las aspectos sociales,
que llevan a una disminución de la valoración psicológica, una sobredimensión del rol de psicólogo,
viéndolo como una transformador de sistemas sociales lo que lleva a que sus principios teóricos
tengan grandes dificultades aplicativas.
Modelos de competencia
Le dan sentido al carácter volitivo del proceso socializador, donde se van a desarrollar cualidades
psicológicas con particularidad personológica para manifestar conductas competentes que le
permitan vivir mejor, entendiendo dentro de esto y con carácter prioritario las conductas saludables.
El desarrollo de potencialidades y la creación de esos recursos psicológicos durante el desarrollo
ontogenético permite la autorrealización, elevación de la autoestima, la toma de decisiones y la
conducta autónoma.
• Hacen énfasis en al relevancia psicológica, por considerar a todas las personas portadoras de
recursos y potencialidades. No existe personas incapaces, todos poseemos potencialidades- pero
diferentes- y algunos las descubren mas fácil que otros, debido a que las condiciones sociales han
sido mas favorables para ello.
• Consideran como criterio básico la promoción de conductas sanas a partir del conocimiento
científico compartido por profesionales y la comunidad para establecer una relación interactiva
interesada en el desarrollo.
135
• Amplitud en la perspectiva de equilibrio físico y psicológico con los beneficios que de esto se
deriva.
Lo que me interesa ahora es dirimir hasta que punto estas definiciones son teorías desarrolladas,
es decir si en verdad funcionen como “modelos teóricos”. Para comenzar, es necesario hacer
algunas reflexiones en torno a la teoría, sus funciones, utilidad y los criterios a tener en cuenta para
evaluarla.
Así encontramos que la definición de Kerlinger (1975) sobre teoría nos da elementos esenciales
que la caracterizan, cuando dice que es un conjunto de constructos (conceptos ), definiciones y
proposiciones relacionadas entre sí que representan un punto de vista sistemático de fenómenos
especificando relaciones entre variables, con el objeto de explicar y predecir los fenómenos. Otros
autores como Black y Champion (1976), Blalock (1984) y Gibbs (1976) también hacen definiciones
al respecto muy similares a la de Kerlinger.
Es tan amplio el criterio sobre la teoría que tomaremos el de Kerlinger por su seriedad y lógica.
Toda teoría tiene utilidad, ya sea por que describe, explica y predice un fenómeno o hecho; por que
organiza el conocimiento o por que orienta la investigación. No existen teorías malas o
inadecuadas, lo que sucede es que a veces no se logra ver la utilidad de la teoría por que no se le
ve su vínculo con la realidad. En otras ocasiones se le llama teoría a lo que en realidad es una
creencia, un conjunto de suposiciones, una especulación o una ocurrencia. Cuando se aplica la
teoría a una determinada realidad y no funciona, esto no la hace inútil, sino inoperante para un
contexto específico.
Todas las teorías aportan conocimientos, aunque en ocasiones ven los fenómenos que se estudian
desde ángulos diferentes y algunas se encuentran mas desarrolladas que otras y cumplen mejor
sus funciones. Para decidir el valor de una teoría se cuenta con varios criterios:
Explicar tiene dos significados: Ferman y Levin, (1979) En primer término significa entender las
causas del fenómeno y en segundo término se refiere a la “prueba empírica” de las proporciones
de las teorías.
• Consistencia lógica: Las proposiciones que la integran deben estar interrelacionadas entre sí, no
debe haber repeticiones, ni contradicciones internas o incoherencia (Black y Champion, 1976).
136
• Perspectiva: se refiere al nivel de generalidad (Ferman y Levin, 1979). Una teoría posee más
perspectiva cuando mayor cantidad de fenómenos explique y mayor número de aplicaciones
admita.
• Parsimonia: Se entiende como la sencillez, la cual es una cualidad deseable, por que no
signifi9ca superficialidad, sino que se pueden explicar mayor cantidad de fenómenos con menos
proposiciones.
Los teóricos de la Psicología Comunitaria han llamado “modelo teórico” a toda elaboración, ya sea
descriptiva, exploratoria o explicativa de las causas que dieron origen a esta tendencia, las
condiciones históricas y sociales de su actuación, así como las metódicas utilizadas, donde
subsisten diferentes criterios diferentes sobre su objeto de estudio
Si tomamos la definición de gran teoría y modelos teóricos asociados de Goetz y Lecompte (1988)
– que son los autores que hacen referencia a este término- se considera a la gran teoría como
sistemas fuertemente interrelacionadas de proposiciones y conceptos abstractos que describen,
predicen o explican de forma exhaustiva grandes categorías de fenómenos . Los ejemplos más
claros de grandes teorías son las de Newton y Einstein en torno a las relaciones entre materia,
energía y movimiento.
Estos autores consideran que en el terreno de las ciencias sociales es difícil llegar a este nivel
teórico, lo cual es achaca por parte de algunos a la falta de madurez de estas ciencias o bien a la
complejidad del comportamiento humano como para que sea reducible a leyes universales. Pese a
este criterio, creemos que si es posible ver grandes teorías en al Psicología, como lo es la del
desarrollo histórico – cultural de los procesos psíquicos del hombre de Vigotski (1987).
Goetz y Lecompte creen además que a la gran teoría se le asocian los modelos teóricos,
entendidos como “conjunto de supuestos, conceptos y proposiciones interrelacionadas de forma
laxa que configuran una visión del mundo.
Estos autores continúan diciendo que adeninas de la gran teoría y sus modelos teóricos asociados,
también existan las teorías formales o de rango intermedio “que son conjuntos de proposiciones
interrelacionadas, cuyo objeto es explicar una clase abstracta de comportamientos humanos”. Y
por último hacen referencia a las teoría sustantivas” que son proposiciones o conceptos
interrelacionados los cuales se centran en determinados aspectos de poblaciones, escenarios o
tiempos”.
Se puede derivar la conclusión que no solo es el campo u objeto de estudio lo que define el nivel y
complejidad de la teoría, sino también es importante la profundidad del estudio y los resultados
obtenidos los que permitan ubicar la teoría en uno u otro nivel.
A nuestro juicio, al denominar “ modelos teóricos “ a todos estos estudios, a veces generales y
otras veces muy particulares es sobredimensionarlos, por que no tienen la capacidad
137
generalizadora que se espera de un modelo teórico, sino que deben ser ubicados dentro de las
teorías sustantivas. Este análisis se fundamenta en:
• La ausencia de una gran teoría que les guiara y orientara para que tuvieran una interrelación
encaminada hacia el mismo objetivo.
• No se logra conformar una visión del mundo, no por que el campo comunitario no lo permita, sino
por su desarrollo limitado y fragmentación.
Estas teorías resultan de utilidad, pero resulta evidente la ausencia de un sentido de unidad, lo que
impide la configuración de un cuerpo teórico que involucre la teoría y la praxis en estrecha relación
e interdependencia.
En la vinculación necesaria de los principios de: cambio, apoyo social, desarrollo de recursos y
escenarios resulta de urgencia este último y que las investigaciones se encaminen en este sentido.
BIBLIOGRAFÍA
• Vigotski, S. L. (1987) Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores. Edit. Científico
Técnica, Habana.
• Black, J y Champion, D. (1976) Methosds and issues in social research; Nueva York: John Wiley
and sons
138
CONSTRUYENDO JUNTOS UN NUEVO SIGNIFICADO DE PARTICIPACIÓN: UNA INICIATIVA
PARA LA CREACIÓN Y EL CAMBIO SOCIAL DESDE LA PSICOLOGÍA SOCIAL
COMUNITARIA
Resumen
Este trabajo tiene por objetivo presentar una experiencia psicosocial comunitaria desarrollada en la
provincia de Tucumán – Argentina. Experiencia que se da a través de la incorporación del Proyecto
Internacional “Constelación” creado por la artista plástica francesa Sylvaine Remy, el cual tiene
como propósito desarrollar la capacidad creativa y artística de niños y adolescentes de diferentes
lugares del mundo y propiciar el intercambio de las producciones plásticas entre ellos.
En Argentina se lleva a cabo en dos provincias: Salta y Tucumán. En esta última se conoce el
proyecto a través de la experiencia que se realiza en Venezuela, bajo la dirección de la Dra.
Maritza Montero. En Tucumán, comienza a funcionar desde 1999 continuando en la actualidad en
la comunidad rural de Alpachiri. Allí un grupo de 50 niños y adolescentes autodenominados “Los
Pequeños Pintores de Alpachiri”, asisten a este proyecto en el Centro Cultural “Posta el Paisanito”.
Se trata de una alternativa educativa no formal e interdisciplinaria, en la que este grupo participa y
se expresa libremente a través de actividades plásticas, teatrales, literarias. Se propicia desde el
arte y la PSC el desarrollo del sentimiento de pertenencia comunitaria, responsabilidad por el
medio ambiente, búsqueda de sus propias raíces culturales y reconocimiento de las mismas,
valorización y confianza de su propio ser y del contexto que lo rodea, al trabajar con temas de su
pueblo y cultura, y al recibir dibujos de otros niños del mundo. Así, los pequeños artistas se
convierten en investigadores y transformadores de su propia realidad con acciones puntuales,
logrando sentir a su comunidad como parte de ellos. La metodología utilizada es la IAP.
Este trabajo tiene por objetivo presentar una experiencia psicosocial comunitaria desarrollado en la
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Provincia de Tucumán – República Argentina, en una comunidad llamada Alpachiri , situada al
sureste de la provincia. En este pueblo, de nivel socioeconómico pobre, humilde y con pocos
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ALPACHIRI; significa en lengua quechua Tierra Fría.
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recursos materiales, las condiciones de educación, trabajo, salud, vivienda, energía eléctrica y
agua potable son escasas.
Los niños asisten a la escuela solo hasta 7° grado, donde completan el nivel primario. Aquellos
adolescentes que logran culminar el secundario son los que tienen la posibilidad de trasladarse a la
ciudad más cercana.
Cuando el niño y el adolescente termina su formación primaria tiene dos alternativas: Proseguir la
educación secundaria o directamente pasar al mundo del trabajo: El trabajo en la tierra como modo
de supervivencia, puesto que Alpachiri es zona agrícola.
De esta manera la puesta en marcha del Proyecto que a continuación se presentará, surge a partir
de una detección de necesidades, donde en la fase de diagnóstico participativo se visualiza la
carencia de espacios alternativos de participación diferentes a los que puede ofrecer la escuela y el
trabajo. Se detecta por lo tanto, falta de lugares de desarrollo donde se facilitan otras actividades
necesarias para los niños y adolescentes. Necesidad que no está atendida ni por la escuela ni por
el mundo del trabajo.
De ahí que, a través de una etapa de negociación de la implementación del proyecto, se proponga
la apertura de un espacio de trabajo diferente que sea de y para los niños y adolescentes del
pueblo. Es allí, donde se articula la puesta en marcha de esta experiencia psicosocial a través de la
incorporación del Proyecto Internacional “Constelación” en Alpachiri, desde 1999 hasta la
actualidad.
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La experiencia psicosocial comunitaria
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Proyecto Constelación
Constelación es un proyecto internacional cuya sede se encuentra en Francia (St Michael de
Maurienne). Fue creado y fundado por la pintora y artista plástica Sylvaine Remy en 1996. El
proyecto tiene como meta el desarrollo de la capacidad creativa y artística de niños y adolescentes
de diferentes lugares del mundo, en particular de los más desfavorecidos.
Se propone que, a través de la pintura y de otras expresiones artísticas los niños se conozcan
entre ellos, al mismo tiempo que conozcan el contexto cultural al que pertenecen, estableciendo
vínculos. Para lo cual propicia el intercambio de las producciones plásticas de los grupos que
pertenecen a dicha organización. Estimula el desarrollo cultural e intercultural de los pequeños
artistas. Se propone ayudar a los niños a saberse parte de una comunidad y a conocer otras
culturas.
Considera que la “irrigación cultural” (entendida como el intercambio y expansión del conocimiento
entre culturas) es indispensable. El sacar del encerramiento a los niños, hacerles descubrir el
mundo en toda su riqueza, al mismo tiempo que su propia identidad, puede hacerlos más abiertos,
más creativos, más aptos para ser actores del mundo de mañana, siendo actores del mundo de
hoy.
Por lo tanto, el eje del proyecto es vincular entre si a niños de diferentes partes del mundo a través
del intercambio de los trabajos. De esta manera, ven lo que los otros son y hacen como una forma
diferente de aprender otras realidades, al mismo tiempo que aprenden a valorarse a sí mismos, a
reconocerse como parte de una comunidad y a conocer a niños de otras culturas.
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Mi especial agradecimiento a la Dra. Maritza Montero por posibilitarme conocer y llevar a cabo la
puesta en marcha de este proyecto en Venezuela. A Sylvaine Remy por confiar la incorporación del
Proyecto Constelación en Tucumán – Argentina, a través de mi coordinación.
141
Por un lado, busca desarrollar la capacidad creativa y artística de los niños y adolescentes
formando la creatividad y la sensibilidad humana mediante la enseñanza de técnicas pictóricas y
plásticas a través de las cuales puedan expresar lo que piensan y sienten. Y por otro, busca
favorecer el desarrollo integral de los mismos estimulando el conocimiento mutuo, la integración, la
solidaridad y la cooperación a través de la expresión artística y la promoción de acciones
participativas y transformadoras que tienden a un cambio social innovador.
Los niños a través de sus producciones artísticas narran el pasado y el presente de sus culturas y
países. Por lo tanto, definen su identidad a partir del conocimiento propio y el conocimiento de lo
diferente. Así, pueden expresar quiénes son, su cultura y raíces; mientras las redescubren. En este
sentido se valora la búsqueda en documentos, canciones, fotos, pinturas, narración oral de
personas mayores, con el objetivo de indagar sus raíces y tradiciones. Se trabaja con temas de la
vida diaria, de lo local: Como el pueblo, el trabajo, el sitio donde viven, las fiestas, etc., para que los
niños expresen su cotidiano y en muchos casos los problemas sociales que observan.
Fundamentación
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El pueblo de Alpachiri tiene una economía de subsistencia, en general la actividad está basada
en la agricultura. Cuando hay cosechas en ese lugar se convierten en “poblaciones golondrina”,
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Por lo tanto, esto es lo que permite conectar que, a través de un espacio de creación y
participación, se forje el sentido de comunidad y se vayan dando los primeros pasos hacia la
construcción de un nuevo significado de participación.
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Método
La I.A.P. une el saber popular con el saber científico y permite que ambos se influyan, dando lugar
a un saber integrado, distinto, más elaborado y relevante para unos y otros (agentes internos y
externos).
De allí que las características del proyecto constelación se relacionen con dicho abordaje
metodológico, ya que se pretende fortalecer y potenciar la identidad de los niños, a través del
conocimiento del contexto en el cual están inmersos, logrando así su apertura; expandir su
creatividad para ser actores del mundo que los rodea; facilitar el reencuentro con ellos mismos, con
su historia, raíces y tradiciones; compartir e intercambiar aquellos que descubren, con lo que
descubren otros; propiciar la reflexión de que “el mundo puede ser de otra manera” y generar
“acciones” que refuercen esta reflexión. Todo esto, teniendo como meta transformar la vida
cotidiana y fortalecer esa entidad.
Participantes
La puesta en marcha de este proyecto se construye con el aporte y la participación de todos los
actores que intervienen.
Los protagonistas de esta experiencia son un grupo de alrededor de 50 niños y adolescentes del
pueblo, autodenominados “Los Pequeños Pintores de Alpachiri”, cuyas edades oscilan entre 2 a 15
años.
Los miembros del equipo de trabajo responsable de la puesta en marcha de este proceso
sostienen la continuidad del proyecto a través del trabajo interdisciplinario. Dentro del equipo se
consideró la incorporación de personas de zona rural para favorecer el funcionamiento continuo de
la experiencia. El equipo responsable está constituido por psicólogas, artista plástico y poeta-
87
escritor .
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Miembros del Equipo de Trabajo: Lic. Analía del Valle Sánchez (Psicóloga-Coordinadora General
del Proyecto); Lic. Ana María Ortiz de Ferullo (Psicóloga-Supervisora del Proyecto), Prof. Dardo
Altamirano (Artista Plástico); Sr. Daniel Mora (Poeta y Escritor)
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A lo largo del proceso se contó con la colaboración tanto de agentes internos como externos que
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aportaron generosamente sus intervenciones al proyecto .
Cada taller tiene una temática que es sugerida y seleccionada por los niños y adolescentes bajo la
consigna: ¿qué cosas de Alpachiri les gustaría mostrar a otros niños del mundo como pequeños
investigadores de su propio pueblo?. Entre algunos de los temas propuestos por los niños se
mencionan: el río Chirimoyo, la plaza del pueblo, la escuela, los animales, los paisajes, las plantas,
los chicos de Alpachiri, entre otros.
Además de los talleres semanales, se organizan exposiciones de los trabajos realizados durante el
año y de las producciones de otros niños del mundo.
Se realizan talleres con las madres y padres de los niños con el fin de trabajar conjuntamente con
ellos los procesos psicosociales que emergen en el transcurso del proyecto.
Se realizan días de paseo fuera de la Posta, por ejemplo a otros pueblos, al río, al arroyo, etc.
Como así también un viaje a la ciudad de San Miguel de Tucumán (capital de la provincia). En el
transcurso de los paseos se festejan los cumpleaños de los niños y del equipo de trabajo. Además,
se celebran las fiestas que a nivel comunitario son importantes, como el día del niño, día de la
madre, etc. En cada jornada de trabajo los niños cuentan con un momento de recreación en el que
se incluye un pequeño desayuno o merienda.
Se registran las actividades mediante fotos, videos, informes escritos, a fin de sistematizar el
proceso transitado para devolver permanentemente lo trabajado a los niños y a la comunidad en
general y como parte del intercambio internacional que constantemente se realiza.
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Se menciona el valioso aporte de los Practicantes Mayores de Psicología Comunitaria de la
Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Tucumán, del Prof. Edgardo Mora (Teatro y
Títeres), de la Prof. Graciela de Mora (Teatro), Sr. Alejandro Heredia (Folklorista), Srta. Adriana
Díaz (Bibliotecaria del Centro Cultural) y la Sra. Teresa Haro de Sánchez (Donación de Desayuno y
Merienda)
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Se evidenció en los chicos una mayor consolidación de su identidad personal, social y
cultural, así como también mayor conciencia de su realidad sociocultural y la existencia de
otros paisajes y culturas en el mundo, a través del intercambio de las producciones.
El reforzamiento de las aptitudes para tomar decisiones y la libre expresión de las ideas.
El desarrollo de la creación artística a través de la implementación de una actividad
plástica que es didáctica y que a su vez, enfatiza aspectos psicosociales del grupo.
La participación de niños de otras comunidades vecinas.
La reconfirmación de la importancia del trabajo interdisciplinario, constatado el valor de la
combinación de varios propósitos en una sola actividad. Los niños tuvieron la oportunidad
de participar de una gama de propuestas como la poesía, la danza, la dramatización, los
juegos, la música y el trabajo pictórico, resultándoles provechoso, convirtiéndose en una
actividad gratificante y descubriendo el sentido del compartir y aprender.
La realización de pequeñas transformaciones en el pueblo como el mejoramiento de la
plaza, creación de murales en la Posta El Paisanito, participación activa en la inauguración
de la biblioteca comunitaria, entre otros.
La puesta en marcha del proyecto Constelación generó un proceso psicosocial comunitario basado
y sostenido desde una plataforma participativa.
Este proceso posibilitó algunos cambios que fueron sentidos, explicitados y vivenciados por los
propios agentes involucrados. Estos cambios se dieron en diferentes niveles. A nivel de conciencia,
de comportamientos, de interrelaciones entre ellos y a su vez de su relación con su entorno físico y
comunitario.
Desde la PSC se introdujo, a través de una metodología (IAP), un modo de incidir y transformar la
realidad a partir de nuevas experiencias participativas que llegan a elaborar socialmente nuevos
significados. Los cambios mencionados anteriormente dieron lugar a pequeñas modificaciones,
logros y transformaciones de la realidad conduciendo a un cambio social innovador. Este cambio,
supuso un cambio de posición de los sujetos involucrados que implicó un viraje, un pasaje de
sujeto con escasa participación o una participación esporádica o puntual, a un sujeto con un
posicionamiento que implicó apropiarse, ser gestor, hacedor de su propio devenir, protagonista,
actor y artífice de su accionar.
Por ello, se puede decir que este grupo de niños y adolescentes identificados como los principales
actores del cambio social, lograron apropiarse y sostener este espacio.
Por último, cabe advertir que el cambio social mencionado y la puesta en marcha de este proceso
psicosocial comunitario fue posible, para esta experiencia en particular, desde la promoción de
acciones creativas y participativas.
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