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Revista Colombiana de Psiquiatría

ISSN: 0034-7450
revista@psiquiatria.org.co
Asociación Colombiana de Psiquiatría
Colombia

Caycedo Bustos, Martha Ligia


La muerte en la cultura occidental: antropología de la muerte
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXXVI, núm. 2, 2007, pp. 332-339
Asociación Colombiana de Psiquiatría
Bogotá, D.C., Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80636212

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Epistemología
Caycedo M.

filosofía de la mente y bioética

La muerte en la cultura occidental:


antropología de la muerte
Martha Ligia Caycedo Bustos1

El dolor sólo tiene un hermano y es la muerte.


Emily Dickinson

Resumen

Introducción: la muerte parece un ejemplo paradigmático de lo que puede llamarse un “hecho


social”. Sabemos que tiene lugar en un contexto social, en función de organizaciones, defini-
ciones profesionales de rol social, interacción y significado social. El significado de la muerte
se define socialmente, y la naturaleza de los rituales funerarios, del duelo y el luto refleja la
influencia del contexto social donde ocurren. Así, diferentes culturas manejan el problema de
distinta manera. Objetivos: reflexionar sobre el significado que tiene la muerte en la cultura
occidental contemporánea y analizar el proceso de luto expresado en una comunidad rural
en contraste con lo que ocurre en un medio urbano. Método: revisión narrativa de literatura
sobre el tema. Conclusión: es necesario aprovechar todas las capacidades humanas: curar
cuando es posible, consolar y apoyar cuando no se puede curar y encontrar sentido en todas
esas experiencias, reconociendo nuestra dependencia y la necesidad humana de otros.

Palabras clave: muerte, duelo, manejo de la enfermedad.

Title: Death in Western Culture: Anthropology of Death.

Abstract

Background: Death appears to be a paradigmatic example of what could be called a “social


fact”. We know it takes place in a social context, in function of organizations, professional
definitions of social roles, interactions and social meanings. The meaning of death is defi-
ned socially and the nature of the funeral rituals, of bereavement and mourning reflect the
influence of the social context where they occur. So, different cultures tackle the problem
in different ways. Objective: To reflect on the meaning death has in contemporary western
culture and analyze the process of mourning expressed in a rural community in contrast
to what happens in an urban one. Method: Narrative review of the literature on the subject.
Conclusion: It is necessary to take advantage of all the human capabilities: To cure when
possible, to console and support when it is not, and to find a meaning in all these expe-

1
Psicóloga, Universidad Católica de Colombia. Especialista en Educación Sexual,
Fundación Universitaria Monserrate, Colombia. Gestora de Psicología de la Clínica de
Nuestra Señora de La Paz.

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riences, recognizing our dependency and y duelo ante el fallecimiento de un


need of others. ser querido. Representa los actos
culturalmente definidos realizados
Keywords: Death, grief, therapy.
después de la muerte; incluye ritua-
les y comportamientos específicos
Introducción a cada cultura y religión En los
países occidentales, esto incluye los
Las diferencias en la vivencia del entierros, la ropa de luto, los sufra-
manejo de la muerte en cada cultura gios, entre otros. El luto se guarda
están impuestas por el muy personal como señal de respeto, solidaridad
concepto de muerte que cada indivi- u homenaje por grupos concretos,
duo haya construido e introyectado a en circunstancias especiales. Por
través de su historia, así como por el ejemplo: una comunidad puede
contexto social donde crezca y se de- llevar lazos de colores especiales en
sarrolle, pese a las similitudes de los un día concreto o durante un perío-
procesos expresados en diferentes do particular. Por ejemplo, tras los
culturas (1). Por otra parte, el tipo de atentados del 11 de septiembre de
muerte (“buena” o “mala” muerte) se 2001 se llevaron lazos rojos, blan-
corresponde también con un estilo cos y azules (colores de la bandera
funerario particular. estadounidense).
La muerte es el inexorable destino Por otra parte, el duelo es el
de todo ser. Una realidad desconocida sentimiento subjetivo provocado por
a la que cada una de las civilizaciones la pérdida, generalmente asociado
se ha enfrentado inventando formas con la muerte de un ser querido. En
felices, tristes o indiferentes de coro- las pequeñas comunidades rurales,
nar sus vidas. Hay pueblos que miran los grupos indígenas y en los gru-
el fin de sus días con miedo y de sos- pos agrariorrurales marginados, los
layo, como los países más civilizados padres y los ancianos enseñan a los
de Occidente, que en la actualidad niños desde muy temprano que la
se rehúsan a hablar de los muertos, muerte es parte natural e importan-
quizás por la influencia hedonista de te del ciclo de vida. Muchos creen
la publicidad. Sin embargo, también firmemente que en los momentos de
existen pueblos que han convertido el enfermedad grave y de muerte, los
día de los difuntos en fiesta nacional, antepasados llaman a la persona a
como es el caso de México. reunirse con ellos.
Cuando no se conoce de forma
Abordaje antropológico exacta la causa de la enfermedad,
se pide a los ancianos o a los cha-
El luto es la expresión más o manes que practiquen rituales para
menos formalizada de responder encontrar respuesta. Si todo indica
a la muerte, es decir, la muestra que la persona ha de morir, la fa-
externa de los sentimientos de pena milia y toda la aldea se reúnen para

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orar y ayudar a la persona a pre- valorar su pasado y su historia, y


pararse para la muerte. No quedan que han aprendido a aceptar y a
paralizados por lo desconocido o por vivir su presente como un regalo.
el miedo; no dudan de la continui- Muchas personas sólo aprenden
dad de la vida, y eso les da seguri- a vivir el “presente como un pre-
dad. Si los signos no indican que la sente”, cuando descubren que la
persona ha de morir, oran por su muerte pone en tela de juicio su
recuperación. Si los signos indican forma de vida actual. Los que viven
que la causa de la enfermedad es el presente como un regalo parecen
que los dioses o los espíritus están ser capaces de tener espacio para
ofendidos, entonces llevan a cabo el misterio del incógnito futuro. La
rituales y acciones para apaciguar muerte es misteriosa y verdadera-
a los espíritus. mente sagrada. Es probablemente
En circunstancias normales, nuestro mejor maestro para vivir
la familia rodea al enfermo y a la una espiritualidad plena.
persona que se está muriendo. Rara Dado el progresivo proceso de
vez se le deja solo. Se acaricia, se le desacralización y medicalización de
hacen masajes, se le canta, se habla la muerte, con la negación del pro-
con él y se ora. Se muestra la soli- ceso en los dolientes, es necesaria
citud y el cariño de forma tangible una revolución cultural para saber
y creativa. En algunas tribus, se enfrentarse con ella. De la postura
da a los pacientes en fase terminal religiosa “muero porque no muero”
una “manta para su viaje”, a fin de a la negación de la muerte a través
que cuando muera la manta pueda de la trascendencia de las institu-
abrigarlos y darles seguridad des- ciones surgen voces diferentes a las
pués de la muerte. Así mismo, se precedentes (2): pensar la muerte
les da comida “para el viaje”. Existen implica encontrar opciones. Esto,
rituales de respeto y serenidad por teniendo en cuenta que la historia
ese ser querido que se ha ido y ha de las mentalidades no es una histo-
pasado a un estado diferente (1). ria de las ideas ni del pensamiento,
Desde la antigüedad, las perso- aunque los tenga en cuenta como
nas que hacen masajes terapéuticos contexto.
saben que el cuerpo tiene tanto La revolución cultural es un
para comunicar al espíritu como medio propicio para cultivar la acep-
tiene el espíritu para comunicar al tación de la muerte. Esta última
cuerpo. El poder terapéutico de los tiene como objetivo fundamental
masajes dados con amor ha sido reconstruir los comportamientos
redescubierto recientemente por de las expresiones que traducen
personas de culturas tecnológica- una concepción del mundo. Si bien
mente avanzadas. en épocas recientes se ha prestado
En todas las culturas hay in- atención al tema de la muerte, de las
dividuos que parecen conocer y creencias, de los rituales, de los mo-

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delos educativos, etc. hay una gran marginados y excluidos. Las fami-
negación del tema, incluso Elisabe- lias y los profesionales de la salud
th Kübler-Ross afirma que “morir tienen que reconocer que un objeti-
significa, simplemente, mudarse a vo fundamental de una buena aten-
una casa más bella, hablando me- ción en salud es prestar asistencia
tafóricamente, se sobreentiende”, para que las personas puedan morir
para afirmar posteriormente que “la bien, “pues si vivimos, para el Señor
muerte no existe” (3-4). vivimos; y si morimos, morimos para
Para descubrir la significación el Señor” (6-7).
de la muerte es necesario recurrir En las culturas conformadas
al trabajo de Philippe Aries (5), El por la industrialización, en las
hombre ante la muerte. El análisis grandes ciudades, la enfermedad y
de su contenido ha permitido acla- la muerte se consideran, a menudo,
rar conceptos indispensables para enemigos. Los médicos tratan de
abordar este tema: debemos rein- atacar las supuestas causas de la
ventar la experiencia de muerte y enfermedad. En caso de condicio-
descubrir que hay formas positivas nes que ponen en peligro la vida,
y negativas de morir. En este sen- como el cáncer y el sida, lo más
tido, no hay matiz alguno entre los importante es “sobrevivir”. El éxito
postulados del capitalismo liberal apunta generalmente a la supervi-
y los del marxismo: ¿qué diferencia vencia y se suele medir en tiempo
objetiva puede establecerse a este “cuánto tiempo podré aún seguir
respecto entre la ley de aborto de viviendo” y se deja de lado “cómo
Cuba, Estados Unidos, Holanda e seguir viviendo”.
Italia? ¿Cuál es el contraste entre la Por otra parte, a las personas
educación sexual dada aquí, en Chi- se las suele considerar objetos: los
na o en la “muy civilizada” Francia? cuerpos se consideran material de
La verdad es que a lo largo de toda trabajo, los tumores un blanco que
nuestra vida necesitamos de otras hay que combatir y los profesio-
personas: nuestros vecinos, nues- nales pueden sustituirse cuando
tros amigos y nuestros parientes. ya no son capaces de satisfacer
De la misma manera que nece- las necesidades de la comunidad.
sitamos a los otros seres humanos, Cuando los pacientes se encuentran
la vida tiene un sentido que tras- en unidades de cuidados intensivos
ciende la comprensión humana. o están muriéndose, sus familias
Las palabras “ninguno de nosotros o sus seres queridos no pueden
vive para sí y ninguno muere para permanecer junto a ellos, tocarlos
sí” pueden parecer extrañas para o hablar con ellos. Son pocas las
quienes viven una vida solitaria, personas que se atreven a iniciar
para quienes por diferentes razones una conversación franca que pueda
piensan que se pueden bastar a llevar a las personas que se enfren-
sí mismos y para quienes mueren tan con la muerte a hacerse las

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preguntas realmente importantes: de la vida y la muerte se plasma


¿Cuál es mi situación real? ¿Podré en numerosos relatos bíblicos, y el
recuperarme? ¿Estoy muriéndome? estudio bíblico basado en Romanos
Por más natural e inevitable que 14, nos ayuda a tomar conciencia
sea la muerte, nuestro instinto de de que tanto la vida como la muer-
preservación y de supervivencia nos te tienen su origen en Dios y están
infunde un profundo temor. dirigidos a Dios.
En los países industrializados de
Occidente, la muerte ha pasado a ser Discusión
una cuestión que deja al individuo
solo frente a su propia realidad. A En nuestro tiempo, la muerte
todos nos cuesta aceptar que somos causa tanto miedo que ya no nos
mortales y que la muerte forma parte atrevemos a decir su nombre (usa-
de la vida de la familia y de la comuni- mos multitud de eufemismos). A su
dad. La mayor parte de las personas vez, este miedo se considera nor-
muere en hospitales, separada de sus mal y necesario. En la actualidad
familias y de sus seres queridos. Y los domina en los países industriali-
médicos y el personal de enfermería zados una concepción de muerte
no tienen la formación necesaria para que puede designarse como muerte
hacer frente al hecho de que la vida es invisible y que ha llegado también
frágil y finita. El que los profesionales a los países en desarrollo.
de la salud consideren la muerte un A partir de la primera mitad
fracaso de sus esfuerzos profesiona- del siglo XX, la muerte comienza a
les no permite establecer relaciones desa-parecer de la vida pública —en
abiertas y francas con los pacientes Colombia sólo queda su parte “fea”:
que se encuentran en la última fase el homicidio o el accidente—. El duelo
de su vida (8). también desaparece como práctica,
Dethlefsen y Dahlke (9) hacen los funerales se hacen breves y la
un llamado por una nueva cultura cremación se vuelve cada vez más
que conciba la muerte como algo frecuente. Las diferentes sociedades
completamente natural y que ayu- tienen diversas formas de conocer la
de a los profesionales de la salud a experiencia de la muerte y de hacerle
asumir un nuevo papel en la cura- frente. Y para la mayoría de las perso-
ción y la relación con los pacientes. nas, los servicios fúnebres se reducen
El trabajo de un profesional de la a veinte minutos en un crematorio:
salud se mantiene aun cuando ya
no pueda esperarse la curación del El nacimiento y la muerte son
enfermo. Preocuparse de las ne- acontecimientos naturales inte-
cesidades de los pacientes en fase rrelacionados, y la sexualidad y
terminal y simplemente estar con la procreación son el centro de la
ellos es una de sus tareas esenciales. vida. Nosotros, por nuestra parte,
Esta perspectiva de la interrelación tenemos que dejar la vida para que

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la próxima generación pueda, a su rencias al acceso de los cuidados en


vez, explorar el sentido de la vida salud hacen que para los primeros
humana. (10) estas enfermedades sean mortales,
en tanto que para los segundos pue-
La muerte nos afecta a todos den ser crónicas. Todos, al nacer,
independientemente de nuestra obtenemos una doble ciudadanía, la
condición y del lugar donde viva- del reino de los sanos y la del reino
mos. Acarín y cols. (11) refieren que de los enfermos (12).
lo que cambia de un caso a otro es La enfermedad es el lado oscuro
la percepción que cada uno de no- de la vida, una ciudadanía más cara.
sotros tiene de la muerte, así como Y aunque preferimos usar el pasaporte
los ritos que se practican en relación bueno, tarde o temprano cada uno de
con la muerte y el significado que nosotros se ve obligado a identificarse,
damos a la última fase de la vida. al menos durante un tiempo, como
Aunque la muerte es una cues- ciudadano de aquel otro lugar.
tión delicada que apela a nuestros Sobre la autodestructiva nega-
sentimientos más profundos, rara- ción de la muerte, Aries (5) afirma:
mente se aborda de forma abierta. “como ya no se muestran señales
Antes bien, suele quedar relegada externas de estar de luto, la socie-
a nuestro inconsciente. No es fácil dad no ‘ve’ a los que lloran la muerte
hacer frente a la “muerte”, quizás de un ser querido”. Esta situación
porque hemos hecho de ella un puede equipararse a la forma como
“tabú” y de los tabúes no se habla, tratamos a las personas de otros
del mismo modo que evitamos en- grupos étnicos, a los que tienen
frentar las verdades fundamentales sida y a los discapacitados. Con-
o las noticias desagradables. trolamos nuestro malestar interno
Creo que debemos superar el organizando en la sociedad grupos
tabú, para poder ayudar en muchos que evocan en nosotros ansiedad y
procesos de muerte que como pro- miedo. Al negar la muerte y el dolor
fesionales se nos pueden presentar. que conllevan esas situaciones, ne-
Es nuestra obligación aprender a gamos la vida y la plenitud a otros,
crecer espiritualmente y a darle un y en último término a nosotros mis-
lugar al amor. Mi cultura es una de mos. La autodestructiva negación
ésas que con mayor urgencia nece- de la muerte es más nefasta que la
sita ese amor restaurador. muerte física.
Con la expansión del sida y la Nuestra incapacidad de recono-
propagación del cáncer se aprecia cer y de comprender la muerte in-
que los pobres, al igual que los fluye en nuestras prioridades éticas
ricos, padecen un largo período de y en nuestro comportamiento. Las
enfermedad y una fase terminal pro- personas de edad en fase terminal
longada, y las tecnologías, por más de cáncer reciben, como paliativos,
avanzadas y modernas que sean, no radioterapia o quimioterapia sin que
pueden evitar la muerte. Las dife- se les informe que sólo el 5% puede

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beneficiarse de unos meses más de y encontrar sentido en todas esas


vida, aunque a expensas de graves experiencias, reconociendo nuestra
efectos secundarios que disminuyen dependencia y nuestra necesidad
su calidad de vida. El paternalismo unos de otros. Todas las personas,
de la profesión médica que “conoce ya sean ricas o pobres, necesitan
lo que es mejor” no ofrece la opor- instintivamente dar un sentido a su
tunidad de evaluar las opciones. vida. El mayor peligro y sufrimiento
Examinar, poner en tela de juicio o de una persona es perder contacto
incluso rechazar esos tratamientos con el “sentido de su vida”, experi-
suele ser imposible. mentar el sinsentido. Cuando hay
La especialización médica im- sentido, podemos soportar y sobre-
pide tener en cuenta las necesi- llevar el sufrimiento. Sin sentido, no
dades de la persona integral. Una tenemos la energía necesaria para
persona comparó su experiencia hacerlo, ni sabemos cómo.
de tratamiento de cáncer con la de ¿Cómo encontrarlo? Está tanto
estar sometida a un régimen político en las experiencias de vida como
opresivo que le permite vivir, pero en las de muerte, así como en las
la destruye internamente. Los estu- preguntas que nos planteamos al
dios han demostrado que el miedo vivir esas experiencias. Para algu-
a la muerte se manifiesta con par- nas personas en fase terminal su
ticular intensidad entre los médicos mejor maestro es su propia lucha
y las enfermeras (13). consciente por discernir sus te-
Las angustias y las expectativas mores, enfrentarse con los que les
de los pacientes y de sus familias, impide entrar más libremente en
de los cuales ellas esperan una cura los procesos de vida. Al enfrentarse
milagrosa, agravan esta situación. con los hechos, al igual que con sus
En este contexto, es muy difícil ser temores, “abren los ojos y viven más
franco y atreverse a comunicar una plenamente aprendiendo a morir”.
mala noticia. La verdad y la franque- Aprenden a dejar lado sus temores,
za se resienten frente a la muerte. y la muerte se convierte en miste-
riosa y sagrada y, probablemente,
Conclusión en nuestro mejor maestro de una
espiritualidad plena.
Cada uno está solo sobre “Lo que somos es todo lo que
el corazón de la tierra tenemos” (15). Aun en medio del
Traspasado por un rayo de sol:
y enseguida anochece.
sufrimiento y de la muerte, las re-
laciones de cariño, de preocupación
Salvatore Cuasimodo (14) y de amor nos ayudan a dar senti-
do a la vida. Encontramos sentido
Tenemos que aprovechar todas cuando damos y recibimos amor.
nuestras capacidades humanas: Es necesario venerar la vida, en
curar cuando es posible, consolar todas sus etapas, incluida la fase
y apoyar cuando no podemos curar de la muerte. Es vital aprender a

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La muerte en la cultura occidental: antropología de la muerte

escuchar nuestro corazón y el de los 3. Kübler-Ross E. Sobre la muerte y los mo-


otros. Es imperioso aprender a tener ribundos. Barcelona: Grijalbo; 1975.
4. Kübler-Ross E. La muerte: un amanecer.
compasión y a encontrar razones de Barcelona: Luciérnaga; 1987.
esperanza para nosotros mismos, 5. Ariès P, Armiño M. El hombre ante la
para nuestros seres queridos que se muerte. Madrid: Taurus; 1987.
mueren y para los que están solos. 6. Sagrada Biblia. Versión Reina-Valera
1909. Romanos 14:8.
Fonnegra afirma que: 7. Sagrada Biblia. Versión Reina-Valera
1909. Carta a los filipenses 1:20.
El proceso de ‘dejar’ ocurre a lo largo 8. Ariès P. Historia de la muerte en occiden-
de la vida: cuando descubrimos que te. Barcelona: El Acantilidado; 2000.
ya no somos capaces de correr tan 9. Dethlefsen T, Dahlke R. La enfermedad
como camino. 2da. ed. Barcelona: Ran-
rápido como antes, cuando tenemos dom House Mondadori; 2003.
que mudarnos a una nueva casa o 10. Morin E. El hombre y la muerte. Barce-
una nueva comunidad para conseguir lona: Kairós; 1974.
trabajo, cuando ya no podemos tener 11. Acarín N, Argullol R, Cirlot V, Marí A, Maté
C, Pániker S, Hallado D. Seis miradas
hijos o cuando nuestros padres mue- sobre la muerte. México: Paidós; 2005.
ren y ya no están con nosotros. (16) 12. Sontag S. La enfermedad y sus metá-
foras: el sida y sus metáforas. Madrid:
“Es necesario que el grano de Taurus; Grupo Santillán; 1996.
trigo caiga en la tierra y que muera 13. Morris D. La cultura del dolor. Santiago
de Chile: Editorial Andrés Bello; 1993.
para poder dar vida” (17). Aferrarse 14. Cuasimodo S. Y enseguida anochece y
inadecuadamente a la vida puede otros poemas. Barcelona: Orbis; 1983.
aumentar la cantidad de vida y no 15. Ferrater Mora J. El ser y la muerte. Ma-
la calidad de la vida. drid: Alianza; 1988.
16. Fonnegra I. De cara a la muerte. Barce-
lona: Andrés Bello; 2001.
Referencias 17. Sagrada Biblia. Versión Reina-Valera
1909. Juan 12:24.
1. Abengózar C. Como vivir la muerte y el
duelo: una perspectiva clínico evolutiva Bibliografía complementaria
de afrontamiento. Valencia: Universidad
de Valencia; 1994. Küng H. Morir con dignidad. Madrid: Temas
2. Savater F. Introducción. En: Unamuno M de Hoy; 1995.
del. Del sentimiento trágico de la vida. Malinowski B. Magia, ciencia y religión.
Bogotá: Altaza; 1998. Bogotá: Planeta de Agostini; 1985.

Recibido para evaluación: 9 de marzo de 2007


Aceptado para publicación: 2 de mayo de 2007

Correspondencia
Martha Ligia Caycedo Bustos
Clínica de Nuestra Señora de La Paz
Avenida Centenario No. 68F-25
Bogotá, Colombia
mcaicedo@cllapaz.com.co

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