Está en la página 1de 4

Resumen:

Antecedentes:

La presente norma tiene como objetivo prevenir la expansión del COVID-19 en los
establecimientos penitenciarios y centros juveniles, pero a la vez se proyecta como
una aproximación a la correcta aplicación de una prisión preventiva (debido a que esta
norma, no nos acerca aún a la forma correcta de aplicar la prisión preventiva),
asimismo modifica el artículo 46-B del código Penal.

Antes de la pandemia el populismo lamentablemente influyó mucho en nuestro


sistema judicial, creando presiones mediáticas que malversaban y mermaban el
debido proceso, que hacían caer en error al racionalismo hermenéutico de los jueces,
a causa de estos errores se dictaban deficientes autos de prisiones preventivas, por
ejemplo en la reciente norma, llama la atención este criterio que tiene que tomar
obligatoriamente el juez con respecto a la cesación de la prisión preventiva: “ El
procesado o la procesada se encuentren dentro los grupos de riesgo al COVID-
19, según las disposiciones del Ministerio de Salud, incluyendo madres internas
con hijos”, cabe agregar que dentro los grupos de riesgo COVID-19 encontramos a
los ancianos, personas delicadas de salud, etc, (según Ministerio de Salud); es
increíble esta situación, que a pesar de superar el filtro que consiste en no
encontrarse en una proceso por los delitos regulados en la mencionada norma,
existan este tipo de procesados internados en establecimientos penitenciarios, que
tranquilamente se les pudo imponérseles otras medidas menos gravosas..

En fin, esto demuestra un inopio conocimiento del derecho Penal por parte de nuestros
legisladores, que se encargan de crear leyes penales, que casi por obligación son
modificadas periódicamente, debido a la inmensa cantidad de lagunas procesales que
tiene nuestro presente código.
Síntesis:

Esta norma se desprende en dos ámbitos: en el primer ámbito se encuentran el


procesado(a) y el condenado(a), y en el otro ámbito los adolescentes juveniles.

En el primer ámbito con respecto a la cesación de prisión preventiva se evalúan ciertos


requisitos como son: el de no ser procesado por delitos aparentemente graves, y
criterios obligatorios que adopta el juez de emergencia.

Asimismo, en este ámbito se desprende lo siguiente; “ Sin perjuicio de la revisión de


oficio, las procesadas y procesados que se encuentren dentro de los supuestos de los
delitos excluidos de la medida de cesación regulada en el artículo 2 de la presente
norma, puede solicitar la cesación de su prisión preventiva de acuerdo a lo
establecido en el artículo 283 del Código Procesal Penal, en cuyo caso, el juez
competente, valora los elementos de convicción listados en el numeral
anterior.”, es decir que a pesar de presentar nuevos elementos de convicción, el
procesado, será evaluado con respecto a los criterios recientes dimanados de la
presente norma; entre la cual se destaca obviamente el riesgo de contraer el COVID-
19, algo que favorece mucho al procesado, por otro lado, otro aspecto cuestionable,
son las medidas restrictivas una vez dispuesta la cesación de la prisión preventiva, en
la que otorgan como medida reemplazable no vivir en el mismo domicilio de la
víctima, por le menos tendrá que estar alejado 500 metros, en consecuencia esta
medida es muy poco probable controlarla, porque todo dependería de las condiciones
del procesado y el clima restrictivo que se vive gracias a la pandemia.

En la situación de los condenados , empezaremos con la remisión de las penas, que


nos precisa unos ciertos e importantes requisitos que se basan en los años cumplidos
de privación de libertad efectiva, y que se encuentren en etapas de tratamientos
aceptables (primarias o medianas), asimismo nos muestra ciertos delitos por las que
no deben de encontrarse como condenado.

Una vez resuelta la remisión, el tiempo restante para el cumplimiento de la privación


de libertad se le deberá imponérsele reglas de conducta, ahora en el tema de los
beneficios penitenciarios, se arma el expediente electrónico con los requisitos
respectivos que se encuentren en las etapas de tratamiento de mínima o mediana
seguridad del régimen cerrado ordinario, y que no se encuentren dentro de los
supuestos de exclusión previstos en el artículo 50 del Código de Ejecución Penal;
cabe precisar que para la celeridad de su procedimiento dependerá de las entidades
obligadas(INPE y Poder Judicial), por otro lado hay que en enfatizar que en la
audiencia virtual, el juez evalúa si el condenado ha podido alcanzar un grado de
readaptación que permita pronosticar que no volvería a cometer nuevo delito al
incorporarse al medio libre, en ese sentido se pondrá a prueba la función
resocializadora de nuestro Código Penal.

En el segundo ámbito el procesado(a) juvenil; con respecto a la Cesación de la


Internación Preventiva, se rigen por su normativa procesal especial, y se ejecución es
basada en los procedimientos de los procesados adultos que cumplen con los
requisitos y criterios, con la diferencia de que los adolescentes, en el aspecto de su
internación son sustituidas por medidas socioeducativas y su ejecución se suspende
hasta después de la conclusión del Estado de Emergencia Sanitaria.

Por último para la ejecución de la cesaciones preventivas, remisiones de pena, y las


cesaciones de las internaciones preventivas de los Centros Juveniles, todo se realiza
por mero trámite salvo disposición en contra del Ministerio Público, por otra lado la
celeridad es muy esencial y dependerá de la parte Administrativa del Poder Judicial
como del INPE, que tienen la máxima responsabilidad para ejecutar el procedimiento
con rapidez y eficacia, finalmente al momento de la libertad, los procesados,
condenados y adolescentes se le someterá a la prueba de descarte por COVID- 19.

Ahora solo dependerá de los condenados, procesados, adolescentes, cumplan con


todo lo especificado en esta norma, debido que se sobrentiende que son liberados y
resocializados por el Estado.

CONCLUSIONES.

En las audiencias virtuales, las apelaciones, requerimientos y evaluaciones, será muy


difícil, debido a que no se mermará el principio de inmediación.

La presente norma tiene vigencia hasta noventa (90) días después de levantada la
Emergencia Sanitaria, declarada mediante Decreto Supremo Nº 008-2020-SA, Decreto
Supremo que declara en Emergencia Sanitaria a nivel nacional por el plazo de noventa
(90) días calendario y dicta medidas de prevención y control del COVID-19, prorrogada
por Decreto Supremo Nº 008-2020-SA, y de sus posteriores prórrogas, en caso así se
disponga.
Esta norma aparte de tener un fin que consiste en evitar los problemas de
hacinamientos, uno de sus fines subyacentes sería el acercamiento a una debida
racionalización por parte de los jueces, que consiste en valorar más a la persona que a
los escasos e insuficientes fundamentos de los requerimientos de prisiones
preventivas por parte del Ministerio Público; y no vulnerar su derecho supremo
constitucional que es el de la defensa de la persona y su dignidad.

También podría gustarte