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Esc. Sec. Federal N.2.

“Dr. Gabino Barreda”

Ignacio Méndez González

ESPAÑOL

Grado: 1.- Grupo: “D”

2015 - 2016
La leyenda de las brujas del cerrito de
San Miguel.
Todas las madres rezaban cuando llegaba la noche, oraban para que las bolas de fuego
que se observaban de lejos en el cerrito de San Miguel, no volaran cerca de sus casas,
porque ellas perseguían a niños de 5 años hasta los recién nacidos que eran los favoritos
de las desagradables brujas.
Todos se encerraban desde las 8 de la noche por miedo a toparse con una de ellas, se
decía que llegando se quitaban las piernas, las acomodaban al lado de la hornaza del
fogón y se ponían las patas de un guajolote, luego se arreglaban el pelo para no estar tan
feas y se subían en esas escobas hechas de ramas secas y salían volando por las puertas o
ventanas; al llegar al cerro de San Miguel se juntaban tratando de oler o ver una buena
carnada de niños u hombres tomados, o enamoradizos.
Las mamás después de acostar a sus hijos en sus petates, cerraban las ventanas y puertas
bien atrancadas, colocaban sus veladoras cerca de sus Santos y después de orar, sacaban
cruces de ocote, de estacas de tijeras cruzadas para ponerlas cerca de las puertas, bajo el
petate y la almohada para proteger a los niños de las brujas chupadoras; porque cuando
no encontraban obstáculos, llegaban y chupaban la sangre del niño hasta dejarlo casi
muerto.
Aún con el paso de los años todavía se llegó a ver el cansado vuelo de una bola de lumbre
por las laderas del cerrito como señal de que las brujas todavía quieren seguir
chupándonos la sangre.

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