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CUENTO A LA PANDEMIA COVID-19. POR, Luz Edilma Rentería Moreno P/Rica.

“El niño sanador de VID”

Cuenta la historia que en un continente muy lejano del nuestro; en una


de las naciones más grandes del mundo, con un gran desarrollo intelectual,
creativo, industrial y tecnológico, nació un agente invisible.

Este agente invisible no se llevó a una iglesia a bautizar, sino que lo


hicieron en un laboratorio y sus padrinos fueron unos investigadores y
epidemiólogos. Sus padres se les conocen como SARS-CoV2 y eran
oriundos de una provincia de Hubei llamada Wuhan (China).

A este agente invisible le gustaba muchos alimentarse de animales


exóticos, para que le saciaran sus antojos. Comía muchas proteínas tales
como murciélagos, ratones, culebras, perros, gatos…

Cuenta la historia, que poco a poco fue


creciendo y desarrollándose de una manera y forma
exorbitante, que nadie se lo esperada, se enojó tanto
que en su furia los epidemiólogos le dan un nombre
clínico llamado COVID-19, y con un sobrenombre,
CORONAVIRUS.

Este nombre con solo escucharlo es asociado a estrés, encierro,


cuidados, miedo, angustia, terror, enfermedad y hasta muerte.

Tanto creció el invisible, llamado ahora Coronavirus que cuando


tuvo fuerzas se convirtió en un virus agresivamente mortal. Cogió un vuelo por
el ambiente, donde se trasladó por medio de goticas de salivas respiratoria
potencialmente infectadas. Éste se fue a viajar por todo todas los países,
naciones, ciudades, pueblos y veredas, a tal punto que llegó a visitar terrible a
todo el universo.

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En su travesía, no tuvo excepciones de raza, ni género, ni edad, ni culto,
ni posición social, menos con personas con enfermedades de base; todo
cuando tocara que tuviera cabida, allí se quedaba; y al no tener los cuidados
necesarios o protocolos de seguridad para que el no llegara a la
persona, de una quedaba infectado, unos con síntomas claros y otros sin
síntomas.

Se dice que cuando una persona


estornudaba, tosía, tenía fiebre, gripa o
alguna enfermedad viral y de base, se le
retiraba automáticamente y jocosamente
quien le acompañaba se retiraba, como
huyendo. Tener era motivo de
aislamiento y discriminación, hasta de la
misma familia. Pues, había que aislarlo sin
contacto alguno con otras personas, pero sí
alimentándose de alguna manera.

El en su tours por todos los países, hizo cerrar los espacios


públicos, instituciones de estudio, trabajos, centros comerciales, deportivos…
y nos atrapó en nuestros hogares (juntos pero separados) para evitar se
propagara más y seguir causando tanto daño a la humanidad.

Al rescate de la población y tratando de dar de baja a ese enemigo


invisible , fueron muchos los estudiosos entre científicos, epidemiólogos,
bacteriólogos, médicos que hicieron recomendaciones, que curiosamente se
dejó de lado la elegancia y el glamur, para usar implementos de protección
tales como cubre bocas, caretas, chalecos, gafas, guantes, gel, jabón,
alcohol…como forma de evitar la propagación.

Después de algún tiempo de aislados, poco a poco se ve una luz al final


del camino. Pues un niño humilde, estudioso y curioso, escucha una voz dulce
y penetrante que le habla, dándole instrucciones de qué hacer con un muy
buen amigo que agonizaba a causa de ese , buscó a su profesor de
ciencias y le contó su visión o sueño; el profesor junto al niño hicieron el
experimento indicado, cuya ingrediente de base era primero la fe con limón,
ajo , miel y agua tibia.

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Celosamente y a escondidas se lo dieron a su amigo enfermo, y al día
siguiente empezó a verse mejor, al término de 3 días ya el que antes estaba
enfermo, se encontraba dando testimonio de su sanación. El niño junto al
profe, continuaron haciendo más experimentos y dándole a paciente, que se
iban curando en menos de 24 horas.

Llegó el día en que todo volvió a la normalidad, sin enfermos de ,e


incluso otros pacientes que tenían otros pronósticos de salud, también se
mejoraron.

Hoy en día, se puede abrazar, besar, estar juntos, las instituciones educativas
se alegran con la presencia de su comunidad educativa activa, los centros de
juegos, deporte, comercio, oficinas, iglesias y demás están abiertas al público.
La economía después de tanto sufrir ahora florece.

Y después de casi un año de pandemia, Victoria, Victoria… se acabó la


historia.

Autor, Luz Edilma Rentería Moreno.

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