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Medicina - III semestre

POR QUÉ ES ÚNICA LA BIOLOGÍA


1. LA CIENCIA Y LAS CIENCIAS

Este capítulo principalmente nos muestra que la biología es una ciencia genuina, aunque
posee algunas propiedades que no se encuentran en las ciencias físicas.
En comparación con las demás ciencias de la naturaleza, la institucionalización de la
Biología como ciencia autónoma es reciente. En palabras de Coleman (1985), la palabra
“biología” Se propuso en los primeros años del siglo XIX, de manera independiente por
varios naturalistas. Lo que importa, sin embargo, es que la biología tiene las características
indispensables de las verdaderas ciencias, tales como la química y la física. El autor Mayr
Se justifica en tratar de desarrollar una rama de la filosofía de la ciencia dedicada a la
biología. Según Dawkins (1988), la Biología es el estudio de las cosas complejas, mientras
que la física es el estudio de las cosas simples; aunque esto no equivale a decir que esta
última sea una ciencia simplista. Este autor hace énfasis en la complejidad de los objetos
biológicos, argumentando que si bien un libro de física está lleno de ecuaciones
matemáticas (lo cual puede implicar una dificultad para muchas personas), una sola célula
del autor de dicho texto es aún más compleja que un hecho explicado en ese material
bibliográfico.
Es así como los fenómenos de la física son más simples, puesto que se pueden expresar en
términos matemáticos, lo que es muy difícil en los procesos biológicos.
Sin embargo, Mayr no traza la antedicha distinción de un modo tan explícito; La Biología
como ciencia puede dividirse en dos campos: por una parte, lo que Mayr denomina
“Biología Mecanicista o funcional” y por otra la “Biología Histórica”. La primera de ellas
procede experimentalmente del mismo modo que lo puedan hacer la Física o la Química,
dándonos la Fisiología un buen ejemplo de cuál es su proceder metodológico.
La Biología Histórica, por su parte, se ocupa de todo aquello que tiene que ver con la
evolución de los seres vivos, pero en ella resulta imposible una aproximación experimental
o cuasi experimental, tal como ocurre en algunos campos de las denominadas ciencias
sociales. En su lugar se procede mediante lo que Mayr denomina “narrativas históricas”.
Las diversas razones que Mayr arguye en defensa de la autonomía de la Biología
constituyen la respuesta de un biólogo ante una manera determinada de caracterizar la
ciencia y la Filosofía de la Ciencia que ha sido dominante y a menudo ha obviado a la
Biología. La Filosofía de la Ciencia ha tomado como modelo de su objeto de estudio a las
ciencias físicas y, según Mayr, ha tratado de extrapolar sus resultados a otras disciplinas
como la Biología cuando, como él pretende señalar, nada tenían que ver.
Mayr explícitamente se decanta por la primera interpretación; la Biología, sostiene, es una
ciencia plenamente desarrollada que nada tiene que envidiar a la Física o a la Química y es
diferente en virtud de las peculiaridades de su objeto de estudio. De otra manera, el
objeto determina el método y éste consecuentemente es distinto.
Algo que distingue a la Biología de las demás ciencias naturales es que está basada en la
historia, pues todas las entidades vivientes hacen parte de un devenir histórico, en donde
la denominación acuñada por Darwin de “descendencia con modificaciones” no tiene
parangón en ciencias como la física, la química o la geología.

María José Barrios, Eblin Cogollo Vásquez, Camilo Forero, Vanessa Pérez,
Karol Zuluaga.
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Sin embargo, el hecho de asumir a la evolución como el ejemplo paradigmático de la


historicidad de lo vivo, no implica que el proceso evolutivo sea todo lo que importe en la
comprensión del mundo viviente, pues con ello se estaría yendo en contra de la diversidad
ontológica y la pluralidad disciplinar de la Biología, es decir, se estaría negando la
complejidad que le es inherente.
Para resumir lo que hemos planteado hasta el momento, vale la pena decir que la cualidad
principal de la Biología es que ella da cuenta de la complejidad de los seres vivos, y que
dicha complejidad no se puede comprender cabalmente si no se reconoce que ésta ha
surgido, se ha mantenido y se ha transformado a través de la historia.
No creemos haber agotado aquí la discusión acerca de las particularidades de la Biología,
pero, para efectos de nuestra presentación, solamente diremos que con lo expuesto es
suficiente para dejar claro qué hace de la Biología una ciencia autónoma, lo cual, a su vez,
tiene implicaciones en la forma en que se asuma su didáctica.
Así, llegados a este punto, consideramos que es oportuno relacionar lo expresado hasta
ahora con los aspectos que darían cuenta de la Didáctica de la Biología como una
disciplina teórica y metodológicamente fundamentada.

CONOCIMIENTO OBJETIVO
1. EL CONOCIMIENTO COMO CONJETURA: MI SOLUCIÓN AL PROBLEMA DE LA
INDUCCIÓN

En este primer capítulo, karl popper, afirma haber encontrado la solución a uno de los
mayores problemas filosóficos, “ El problema de la inducción”. Para ello popper decide
replantearse las dos teorías que años atrás había propuesto, ambas tratando de dar
solución a la inducción.
Popper analiza las siguientes formulaciones “ ¿cómo se justifica la creencia de que el
futuro será (en gran medida) como el pasado? o ¿cómo se justifican las inferencias
inductivas?” y decide catalogarlas como preguntas mal formuladas, explica que en la
primera es un error suponer que el futuro será como el pasado y en la segunda realizar
suposiciones acrítica es una equivocación. Después de analizar ciertas teorías decide
reformular el problema comenzando por el sentido común, donde propone a la teoría de
la mente como un cubo la cual quiere decir que no hay nada en el intelecto si antes no ha
pasado por los sentidos, pero hay un punto importante y es el hecho de que se cree
firmemente en las leyes de la naturaleza como también otras teorías. El sentido común se
resume a reiteradas observaciones realizadas en el pasado que hacen que surjan
creencias.
Continuó con los dos problemas de la inducción de Hume, en el que el anteriormente
mencionado formula dos preguntas una de forma lógica y otra psicológica, las cuales sus
respuestas chocan entre sí. La primera pregunta que otorgó a la lógica fue planteada de
este modo “¿como se justifica que, partiendo de casos (reiterados) de los que tenemos
experiencia lleguemos mediante el razonamiento a otros casos (conclusiones) de los que
no tenemos experiencia? este llegó a la respuesta de que no hay justificación sin importar
que tan mayor sea el número de repeticiones y que sigue siendo lógica si antes se utiliza
la palabra probable. Por otro lado en la parte psicológica planteó la siguiente pregunta
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Karol Zuluaga.
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¿Por qué, a pesar de todo, las personas razonables esperan y creen que los casos de los
que no tienen experiencia van a ser semejantes a aquellos de los que tienen experiencia?
Es decir, ¿por qué confiamos tanto en las experiencias que tenemos? la respuesta a estas
preguntas se le atribuye a la costumbre o al hábito.
La conclusión de que la reiteración carece de todo valor como argumento llevó a hume a
afirmar que la argumentación o la razón desempeñan en él un papel secundario.
Russell por el contrario afirma que la "La filosofía de Hume ... representa la bancarrota de
la racionalidad del siglo dieciocho" ya que según russell la teoría de hume rechaza la
inducción, para ello russell muestra la contradicción de la respuesta de hume y la
racionalidad, el empirismo y los procedimientos científicos.
Russell planteó la traduccion de terminos subjetivo como las creencias a objetivos como
enunciado.
El principio de transferencia abarca el tema psicológico. Russell admitió que existe una
conjetura un tanto arriesgada en psicología del pensamiento o de los procesos cognitivos.
llegó a la conclusión que no hay inducción por una repetición.

Popper admite estar de acuerdo con hume en que” ningún conjunto de enunciados
contrastadores verdaderos podrá justificar la pretensión de que una teoría explicativa
universal es verdadera” pero acepta que si los enunciados contrastadores son verdaderos
se pueden basar en ellos para justificar la pretensión de que una teoría universal sea falsa.

Popper afirma que la validez es la cuestión central del problema lógico de la inducción y
que, debemos considerar todas las leyes o teorías como hipótesis o conjeturas; es decir,
como suposiciones. Sin embargo, Gilbert Ryle argumenta que es incorrecto afirmar "que
todas las proposiciones generales de la ciencia... sean meras hipótesis" alegando que "a
menudo tenemos todas las garantías para sentirnos seguros de la ley expresada por una
proposición". Popper examinó las mencionadas “leyes establecidas”, específicamente los
tres principales modelos propuestos por los individualistas:

a. Que el sol saldrá mañana y se pondrá cada veinticuatro horas (o


aproximadamente cada 90.000 latidos del corazón), este modelo fue refutado
por Piteas de Marsella cuando descubrió "el mar helado y el sol de
medianoche".

b. Que todos los hombres son mortales, modelo que también se vio refutado,
aunque no de mía manera tan obvia. por el descubrimiento de que las
bacterias no están abocadas a la muerte, ya que multiplicarse por fisión no es
morir. También se vio refutada más tarde al comprobarse que la materia viva
no está en general condenada a la degeneración, aunque parezca que con
medios suficientemente drásticos es posible matar cualquiera de sus formas.

c. Que el pan alimenta, refutada cuando la gente que comía su pan cotidiano
murió de ergotismo en una catástrofe ocurrida en Francia no ha mucho.

María José Barrios, Eblin Cogollo Vásquez, Camilo Forero, Vanessa Pérez,
Karol Zuluaga.
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Así que, la respuesta negativa de Hume y Popper a algunos argumentos “no son simples
actitudes filosóficas sofisticadas, como parecen dar a entender Ryle y la teoría del
conocimiento del sentido común, sino que se basan en realidades muy prácticas”.
Finalmente argumenta que su solución no entra en conflicto con los métodos de la
ciencia, sino que conduce a los rudimentos de una metodología crítica. Finalmente,
Popper afirma que todas nuestras teorías no son más que suposiciones, conjeturas o
hipótesis y que, “Una vez aceptado plenamente este resultado- puramente lógico, surge la
cuestión de si puede haber argumentos puramente racionales (que pueden ser empíricos)
para preferir unas conjeturas o hipótesis a otras”. Popper habla acerca de la preferencia
teórica y la preferencia pragmática, suponiendo que el teórico se preocupa sólo por la
verdad y, específicamente, por encontrar teorías verdaderas. Preguntas como: “¿Qué
criterios de preferencia hemos de adoptar? ¿Hay teorías "mejores" que otras?” dan pie a
algunas consideraciones como que el problema de la preferencia surgirá
fundamentalmente en relación a las teorías que se ofrecen como soluciones a los mismos
problemas. Así como que el teórico que se interesa por la verdad, debe interesarse
también por la falsedad y que, descubrir dónde falla una teoría, además de suministrar
una información teóricamente interesante, plantea un nuevo problema importante para
una nueva teoría explicativa.

Las teorías nuevas pueden ser falsas, como toda teoría no refutada. Por eso el teórico
intentará por todos los medios ingeniar circunstancias o situaciones en las cuales es
probable que falle una teoría dada que no está refutada, si es que es falsa. Con este
sistema de eliminación podemos dar con una teoría verdadera. A pesar de que sea
verdadera, este método no puede en ningún caso establecer su verdad, ya que el número
de teorías verdaderas posible sigue siendo infinito en cualquier momento y cualquier
número de contrastaciones cruciales. El número de teorías efectivamente propuestas será
obviamente finito, pudiendo ocurrir perfectamente que las refutemos todas y que no
podamos inventar una nueva. Por otra parte, entre las teorías efectivamente propuestas
puede haber más de una sin refutar en un momento, con lo que no sabremos cuál
debemos preferir. El procedimiento descrito puede conducir a un conjunto de teorías que
compiten en el sentido de ofrecer soluciones al menos a algunos problemas comunes,
aunque cada una de ellas ofrezca por su parte solución a diversos problemas que no
comparte con las otras. Aunque exigimos que una nueva teoría resuelva los problemas
que resolvía, más los que no resolvía, siempre puede ocurrir, como es natural, que se
propongan dos o más teorías rivales nuevas, cada una de las cuales satisface estas
exigencias y además resuelva algunos problemas que las otras no resuelven. El teórico
puede estar especialmente interesado, en un momento t, en descubrir la teoría más
contrastable para someterla a nuevas contrastaciones. Si pasa las contrastaciones, será
también la mejor contrastada de todas las teorías consideradas basta el momento,
incluyendo todas sus predecesoras.

El grado de audacia de una teoría también depende de las relaciones que mantiene con
sus predecesoras. Creo que lo más interesante es que he conseguido dar un criterio
objetivo para grados muy altos de audacia. En este sentido se ha señalado que la teoría de

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Newton contradice las teorías de Kepler y de Galileo -si bien las explica por el hecho de
contenerlas como aproximaciones y que la de Einstein contradice a la de Newton, que
explica de un modo similar al contenerla como una aproximación. El método descrito
puede denominarse método crítico. Normalmente es decir, cuando el número de teorías
posible es infinito ni éste ni cualquier otro método pueden asegurar qué teoría es la
verdadera. Aunque no concluyente, el método sigue siendo aplicable. El enriquecimiento
de los problemas mediante la refutación de teorías falsas y las exigencias formuladas
aseguran que la predecesora de cada una de las nuevas teorías sea -desde el punto de
vista de ésta una aproximación a esta nueva teoría. Naturalmente, nada asegura que
hayamos de encontrar para cada teoría falsada una sucesora »mejor« o una aproximación
mejor que satisfaga estas exigencias. Nada asegura que se progresar hacia teorías
mejores. En primer lugar, lo dicho hasta ahora pertenece. En segundo lugar, puede
considerarse que estas reglas están sometidas al objetivo general de la discusión racional
que consiste en acercarse a la verdad lo más posible. También se introdujo originalmente
la idea de corroboración o al objeto de mostrar claramente el carácter absurdo de toda
teoría probabilística de la preferencia. La corroboración es, por tanto, un informe
evaluativo de su rendimiento pasado. «Probability Criterion for the Choice of Scielltific
Hypotbeses», Philosphy, 3-5', 1960, págs.

BASES DE MI REPLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA PSICOLÓGICO DE LA INDUCCIÓN DE


HUME

Históricamente hablando, descubrí la nueva solución al problema psicológico de la


inducción de Hume antes que la solución al problema lógico: observé la necesidad
inmensamente poderosa de regularidades -la necesidad que les hace buscar
regularidades, que les hace verlas incluso donde no las hay, que les hace aferrarse
dogmáticamente a sus expectativas, y que los hace desgraciados si se derrumban ciertas
regularidades supuestas, pudiendo llevarlos a la desesperación y al borde -de la locura. La
necesidad que lleva a intentar imponer tales regularidades al medio es claramente innata,
basándose en impulsos o instintos. Existe una necesidad general de que el mundo se
conforme a nuestras expectativas, aunque hay muchas otras necesidades más específicas
como son la necesidad de respuesta social regular o la necesidad de aprender un lenguaje
con reglas para los enunciados descriptivos. Esta situación me hizo concluir, en primer
lugar, que las expectativas pueden surgir sin, o antes de, la repetición y, en segundo lugar,
me condujo a un análisis lógico que mostraba que no podían surgir de otra manera,
puesto que la repetición presupone la similitud, que a su vez presupone un punto de vista
-una teoría o una expectativa.

Esto, a su vez, me llevó a la ulterior conjetura heurística de que, por regla general, lo que
vale en lógica vale también en psicología, suponiendo que se transfiera adecuadamente.
Imagino que fue en gran medida este resultado el que me hizo abandonar la psicología en

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favor de la lógica del descubrimiento. Aparte de esto, me dio la sensación de que habría
que considerar la psicología como una disciplina biológica, especialmente las teorías
psicológicas sobre la adquisición de conocimientos.

Esto me condujo a la siguiente formulación: la diferencia fundamental entre Einstein y una


ameba estriba en que Einstein busca conscientemente la supresión de errores. Intenta
matar sus teorías, criticándolas conscientemente, razón por la cual trata de formularlas no
con vaguedad, sino con precisión. Está claro que el método de ensayo y supresión de
errores se basa, en gran medida, en instintos innatos, algunos de los cuales están ligados
con ese vago fenómeno que algunos filósofos llaman «creencia». Sospecho que el interés
de los filósofos por la creencia es un resultado de esa filosofía equivocada que denomino
«inductivismo».

Hay teóricos del conocimiento que, partiendo de experiencias subjetivas, no logran


distinguir el conocimiento objetivo del subjetivo, lo que los lleva a pensar que la creencia
es el género y el conocimiento una de sus especies. Forster, en la creencia. Sin embargo,
hay otras razones más importantes para desconfiar de la creencia. Pero es discutible que
los filósofos utilicen la palabra «creencia» para describir estados psicológicos en este
sentido.

Parece que a lo que se refieren, más bien, no es a estados momentáneos, sino a lo que
podemos llamar creencias «fijas», incluso aquellas innumerables expectativas
inconscientes que constituyen nuestro horizonte de expectativas. Por lo tanto, incluso una
creencia «fija» cambia cuando se la formula, así como después de su formulación.

REPLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA PSICOLÓGICO DE LA INDUCCIÓN

Por las razones expuestas, no considero que el problema psicológico de la inducción forme
parte de mi propia teoría del conocimiento.

La teoría de la repetición es, en todos los sentidos, insostenible. Estas creencias son en
parte innatas, en parte modificaciones de creencias innatas que surgen del método de
ensayo y supresión de errores. Más explícitamente, una creencia pragmática en los
resultados de la ciencia no es irracional, ya que nada hay más «racional» que el método
de la discusión crítica que es el método de la ciencia.

EL PROBLEMA TRADICIONAL DE LA INDUCCIÓN Y LA INVALIDEZ DE TODOS LOS


PRINCIPIOS O REGLAS DE INDUCCIÓN

Han de ser rechazadas porque suponen, no sólo que nuestra búsqueda de conocimiento
ha tenido éxito, sino también que hemos de poder explicar por qué. No obstante, aun
suponiendo que nuestra busca de conocimiento ha tenido éxito hasta ahora y que

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sabemos algo acerca del universo, este éxito es milagrosamente improbable y, por ende,
inexplicable, ya que apelar a una serie ilimitada de accidentes improbables no constituye
una explicación.

La idea de un principio de inducción es la de que hay un enunciado que ha de considerarse


como un principio metafísico válido a priori, probable o, tal vez, como una mera conjetura
que, de ser verdadero, suministrará buenas razones para que confiemos en regularidades.
Entonces tal principio de inducción será sencillamente falso. Está claro que esta crítica no
sólo se aplica a cualquier principio que justifique la inferencia inductiva basada en la
repetición, sino también a cualquier principio que justifique la «confianza», en el método
de ensayo y supresión de errores o en cualquier otro método posible

MÁS ALLÁ DE LOS PROBLEMAS DE INDUCCIÓN Y DEMARCACIÓN

a solución al problema de la inducción se me ocurrió mucho después de resolver a mi


entera satisfacción el problema de la demarcación . Sólo tras solucionar el problema de la
inducción consideré que el problema de la demarcación era objetivamente importante, ya
que antes sospechaba que se reducía a suministrar una definición de la ciencia, lo cual me
parecía de significación dudosa , aunque lo encontraba muy útil para clarificar mi posición
frente a la ciencia y la pseudo-ciencia. Vi que lo que había que eliminar era la busca de
justificaciones, en el sentido de justificar la pretensión de verdad de una teoría. Además,
justificamos nuestras preferencias apelando a la idea de verdad que desempeña el papel
de idea reguladora.

Una vez que resolví el problema de la inducción y me di cuenta de sus estrechas relaciones
con el problema de la demarcación, surgieron, uno tras otro, atropellandose, nuevos
problemas interesantes y nuevas soluciones. Esto me llevó a pensar que todo lenguaje
está impregnado de teoría, lo cual entraña, obviamente, una revisión radical del
empirismo. La idea de la lógica deductiva como órgano de la crítica y la importancia de la
transmisión de la falsedad de la conclusión a las premisas . También hizo que me
percatara de que sólo puede ser objetiva una teoría formulada, de la idea de que esta
formulación u objetividad es lo que posibilita la crítica y, consecuentemente, de mi teoría
de un «tercer mundo» estos son sólo algunos de los muchos problemas que surgieron del
nuevo punto de vista.

Otros problemas son de carácter más técnico, como los relacionados con la teoría de la
probabilidad, teniendo en cuenta el papel que desempeña en la teoría cuántica y la
conexión entre mi teoría de la preferencia y la teoría darwinista de la selección natural.

REFERENCIAS:

● Karl R. Popper. Conocimiento objetivo: un enfoque evolucionista. 1972.


● Ernst Mayr. Por qué es única la biología. 2004.

María José Barrios, Eblin Cogollo Vásquez, Camilo Forero, Vanessa Pérez,
Karol Zuluaga.

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