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MATERIAL EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

ISPEE - COMISIÓN 3
Docente: Silvina Peirano

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PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL
Ley 26.150

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Establécese que todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos
públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal.
Creación y Objetivos de dicho Programa.
Sancionada: Octubre 4 de 2006
Promulgada: Octubre 23 de 2006

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc.


sancionan con fuerza de Ley:
PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

ARTICULO 1º — Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos
públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal.
A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales,
afectivos y éticos.

ARTICULO 2º — Créase el Programa Nacional de Educación Sexual Integral en el ámbito del Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología, con la finalidad de cumplir en los establecimientos educativos referidos en el artículo 1º las disposiciones específicas de
la Ley 25.673, de creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable; Ley 23.849, de Ratificación de la
Convención de los Derechos del Niño; Ley 23.179, de Ratificación de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, que cuentan con rango constitucional; Ley 26.061, de Protección Integral de los Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes y las leyes generales de educación de la Nación.

ARTICULO 3º — Los objetivos del Programa Nacional de Educación Sexual Integral son:
a) Incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y
permanente de las personas;
b) Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los distintos aspectos
involucrados en la educación sexual integral;
c) Promover actitudes responsables ante la sexualidad;
d) Prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular;
e) Procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres.

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ARTICULO 4º — Las acciones que promueva el Programa Nacional de Educación Sexual Integral están destinadas a los
educandos del sistema educativo nacional, que asisten a establecimientos públicos de gestión estatal o privada, desde el nivel
inicial hasta el nivel superior de formación docente y de educación técnica no universitaria.

ARTICULO 5º — Las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal garantizarán la
realización obligatoria, a lo largo del ciclo lectivo, de acciones educativas sistemáticas en los establecimientos escolares, para el
cumplimiento del Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Cada comunidad educativa incluirá en el proceso de elaboración
de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario
institucional y a las convicciones de sus miembros.

ARTICULO 6º — El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología definirá, en consulta con el Consejo Federal de Cultura y
Educación, los lineamientos curriculares básicos del Programa Nacional de Educación Sexual Integral, de modo tal que se respeten
y articulen los programas y actividades que las jurisdicciones tengan en aplicación al momento de la sanción de la presente ley.

ARTICULO 7º — La definición de los lineamientos curriculares básicos para la educación sexual integral será asesorada por una
comisión interdisciplinaria de especialistas en la temática, convocada por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, con los
propósitos de elaborar documentos orientadores preliminares, incorporar los resultados de un diálogo sobre sus contenidos con
distintos sectores del sistema educativo nacional, sistematizar las experiencias ya desarrolladas por estados provinciales, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires y municipalidades, y aportar al Consejo Federal de Cultura y Educación una propuesta de materiales y
orientaciones que puedan favorecer la aplicación del programa.

ARTICULO 8º — Cada jurisdicción implementará el programa a través de:


a) La difusión de los objetivos de la presente ley, en los distintos niveles del sistema educativo;
b) El diseño de las propuestas de enseñanza, con secuencias y pautas de abordaje pedagógico, en función de la diversidad
sociocultural local y de las necesidades de los grupos etarios;
c) El diseño, producción o selección de los materiales didácticos que se recomiende, utilizar a nivel institucional;
d) El seguimiento, supervisión y evaluación del desarrollo de las actividades obligatorias realizadas;
e) Los programas de capacitación permanente y gratuita de los educadores en el marco de la formación docente continua;
f) La inclusión de los contenidos y didáctica de la educación sexual integral en los programas de formación de educadores.
ARTICULO 9º — Las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal, con apoyo del
programa, deberán organizar en todos los establecimientos educativos espacios de formación para los padres o responsables que
tienen derecho a estar informados. Los objetivos de estos espacios son:

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a) Ampliar la información sobre aspectos biológicos, fisiológicos, genéticos, psicológicos, éticos, jurídicos y pedagógicos en relación
con la sexualidad de niños, niñas y adolescentes;
b) Promover la comprensión y el acompañamiento en la maduración afectiva del niño, niña y adolescente ayudándolo a formar su
sexualidad y preparándolo para entablar relaciones interpersonales positivas;
c) Vincular más estrechamente la escuela y la familia para el logro de los objetivos del programa.

ARTICULO 10. — Disposición transitoria:


La presente ley tendrá una aplicación gradual y progresiva, acorde al desarrollo de las acciones preparatorias en aspectos
curriculares y de capacitación docente.
La autoridad de aplicación establecerá en un plazo de ciento ochenta (180) días un plan que permita el cumplimiento de la presente
ley, a partir de su vigencia y en un plazo máximo de cuatro (4) años. El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología integrará a las
jurisdicciones y comunidades escolares que implementan planes similares y que se ajusten a la presente ley.

ARTICULO 11. — Comuníquese al Poder Ejecutivo.

DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS CUATRO DIAS DEL MES DE
OCTUBRE DEL AÑO DOS MIL SEIS.

— REGISTRADA BAJO EL Nº 26.150 —

ALBERTO E. BALESTRINI. — DANIEL O. SCIOLI. — Enrique Hidalgo. — Juan H. Estrada.

INTRODUCCIÓN
A partir de la sanción de la Ley Nacional 26.150 de Educación Sexual Integral, el Ministerio de Educación de la
Nación consultó a las jurisdicciones sobre sus experiencias y recorridos en materia de educación sexual, y

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convocó a expertos y expertas en la temática y a representantes de distintos credos a fines de construir
acuerdos curriculares en torno a su implementación en las escuelas de todos los niveles educativos.

De este proceso de consultas y búsqueda de consenso,surgieron los Lineamientos Curriculares de Educación Sexual
Integral (ESI), que definen el piso común de contenidos curriculares válidos para todos los niveles y
modalidades del sistema educativo, para todas las escuelas públicas —tanto de gestión estatal como privada— y
para todas las jurisdicciones de nuestro país. Estos contenidos fueron aprobados por los ministros y ministras
de todas las jurisdicciones, en el Consejo Federal de Educación (Resolución 45/08).

Hoy, como educadoras y educadores tenemos la responsabilidad y, a la vez, la gran oportunidad de desarrollar la
Educación Sexual Integral en la escuela. De esta manera, contribuimos a garantizar el bienestar de nuestros
niños, niñas y jóvenes, y el cumplimiento del derecho a una educación de buena calidad para todos y todas.

A QUÉ LLAMAMOS SEXUALIDAD


Tradicionalmente, las temáticas referidas a la sexualidad no eran consideradas propias de los aprendizajes de la infancia,
sino de períodos más avanzados de la vida, como la pubertad o la adolescencia. Sin embargo, esto no ha implicado
necesariamente que estos temas se abordarán en la escuela y en la familia. En efecto, durante mucho tiempo, las
sociedades y las personas entendimos que hablar de sexualidad era posible recién en el momento en que las
niñas y los niños ya dejaban de serlo. Esto era así, entre otros factores, porque el concepto de sexualidad estaba
fuertemente unido al de genitalidad.
Desde esta mirada, la educación sexual en la escuela se daba preferentemente en la Educación Secundaria —en
particular, durante las clases de Biología— y se priorizaban algunos temas, como los cambios corporales en la
pubertad o la reproducción humana. Cuestiones vinculadas a la expresión de sentimientos y de afectos, la
promoción de valores relacionados con el amor y la amistad y la reflexión sobre roles y funciones atribuidos a
mujeres y a varones no formaban parte de los contenidos vinculados a la educación sexual. Con el desarrollo de
los conocimientos de diversas disciplinas y/o áreas de conocimiento, y con la definición de los derechos de la
infancia, también fuimos avanzando en otras formas de comprensión de la sexualidad. Así, llegamos a una definición
más amplia e integral, y hoy podemos pensar desde otro lugar la enseñanza de los contenidos escolares
vinculados a ella.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la sexualidad como “una dimensión fundamental del hecho de
ser humano. […] Se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores,
actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos,
psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales. […] En resumen, la sexualidad se
practica y se expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos” 1 . Siguiendo este sentido, el
concepto de sexualidad que proponemos —en consonancia con la Ley de Educación Sexual Integral— excede
ampliamente las nociones de “genitalidad” y de “relaciones sexuales”. Consideramos a la sexualidad como una
de las dimensiones constitutivas de la persona, relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida,
que abarca tanto aspectos biológicos, como psicológicos, socioculturales, afectivos y éticos.

EJES CONCEPTUALES DE LA ESI

Eje 1 RECONOCER LA PERSPECTIVA DE GÉNERO


Videos Género y equidad Embarazo en la adolescencia

Eje 2 RESPETAR LA DIVERSIDAD


Videos Respeto por la diversidad Nuevas familias

Eje 3 EJERCER NUESTROS DERECHOS


Videos Sexualidad y derechos Mi primera vez Mitos y creencias erróneas

Eje 4 VALORAR LA AFECTIVIDAD


Videos Relaciones entre pares Sexualidad y genitalidad Sexualidad y escuela
Eje 5 CUIDAR EL CUERPO Y LA SALUD
Videos Cuerpo ITS VIH Sida

Presentación EJES

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DESARROLLO
1. RECONOCER LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Muchas veces pensamos que todas las personas nos ubicamos en
una categoría: varón o mujer, que por definición se las presenta como excluyentes una de la otra y esto se daría de
un modo “natural”. Otra característica de estas categorías es que hay un valor social desigual para unos y para otras,
esto es, en muchas ocasiones se valora más lo masculino que lo femenino. Esta valoración desigual la vemos por
ejemplo cuando nos referimos a un conjunto de personas donde no todas son varones y por norma usamos el masculino
y no cuestionamos la norma, es decir lo vemos como algo “natural” o “normal”, o hasta no hace mucho tiempo se
esperaba que el hijo varón estudiara y que la hija mujer se ocupara más de cuestiones domésticas. El movimiento de
mujeres primero, y los estudios de género después, cuestionan este particular modo de entender la diferencia sexual y la
construcción social del género. El género está vinculado con la construcción social de la masculinidad y la
femineidad, esto significa que las personas a partir de la diferencia sexual vamos aprendiendo a ser varones y mujeres.
El sexo/género está presente desde siempre, pensemos por ejemplo cuando nos encontramos con una mujer
embarazada, una de las primeras cosas que le preguntamos es “¿es nene o nena?” y en función de la respuesta siguen
otra serie de conjeturas y opiniones. Este ejemplo nos sirve para pensar cómo vamos construyéndonos de un modo
cotidiano, casi sin darnos cuenta. Encontramos que si sos nena usas ropa de un color distinto de la ropa de los varones,
o si sos varón podés jugar con la pelota pero, si querés jugar con una muñeca, es muy probable que recibas algún
llamado de atención. Este llamado de atención aparece porque se ponen en juego los estereotipos de género. ¿A qué
nos referimos con los estereotipos de género?, a esas representaciones simplificadas, incompletas y generalizadas que
se realizan teniendo como base al sexo biológico. Estos estereotipos funcionan a partir de asociar una pauta cultural
(un rol esperado, una norma, un mandato, etc.) con un hecho biológico. Por ejemplo: que las mujeres sean
biológicamente quienes puedan llevar adelante el embarazo no determina que “naturalmente” tengan que ser quienes
cocinen o planchen, estas dos últimas acciones son características culturales que en nuestra sociedad suelen estar
asociadas a las mujeres y no a los varones. La perspectiva de género constituye un modo de mirar la realidad y las
relaciones entre los varones y las mujeres. Estas relaciones, como todas las relaciones sociales, están mediadas por
cuestiones de poder y muchas veces la distribución de ese poder deja en desventaja a las mujeres, y cuando esto
sucede suelen aparecer situaciones de vulneración de derechos como la violencia de género u otro tipo de
desigualdades sociales. Por ejemplo, las mujeres que trabajan afuera de su casa tienen, además, la responsabilidad del
trabajo doméstico lo cual se denomina “doble jornada de trabajo”. Algo que no suele pasar con los varones, dado que

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ellos suelen tener la responsabilidad de traer el dinero al hogar y de vez en cuando “ayudan” con las tareas del hogar. El
concepto de igualdad de género es una invitación a mirar nuestras relaciones y acciones, reconociendo que
históricamente las mujeres fueron discriminadas y/o no reconocidas en pie de igualdad en relación a los varones, y que
nuestras acciones en la escuela deben apuntar a tratar de disminuir esas desigualdades.

El trabajo con la perspectiva de género en la escuela implica revisar, reflexionar y cuestionar muchas de las
ideas y concepciones que tenemos sobre cómo nos relacionamos varones y mujeres, sobre lo que esperamos
de unos y de otras, sobre las expectativas distintas que tenemos según sea una alumna o un alumno, etc .
Implica, por ejemplo, dejar de lado expresiones del tipo “Ana, tenés una letra horrible, parecés un varón” o “¡Pedro, cómo
puede ser que no te guste jugar al fútbol!”.

Para la ESI los irrenunciables del eje “Reconocer la perspectiva de género” son:
Considerar al género como una categoría relacional que abarca a las mujeres y a los varones.
Reconocer la diferencia sexual entre unas y otros.
Analizar las desigualdades entre hombres y mujeres.
Problematizar las concepciones rígidas sobre lo considerado exclusivamente masculino o exclusivamente femenino
identificando prejuicios y estereotipos de género y las consecuencias negativas que provocan a mujeres y varones.
Incorporar el concepto de igualdad de género para abordar las desigualdades y hacer realidad la igualdad de todas las
personas independientemente de su género.

2. RESPETAR LA DIVERSIDAD La concepción con la que se trabaja en este eje asume que las personas somos
todas distintas y esa particularidad se expresa también en el modo en que cada ser humano piensa, siente, cree,
actúa y vive su sexualidad, convirtiéndolo en un ser único. Esto enriquece la experiencia social en la medida que
nos pone en contacto con la diferencia, con experiencias y trayectos personales distintos a los propios . El
abordaje de este eje implica reconocer y valorar positivamente las múltiples diferencias que tenemos los seres
humanos, por ejemplo: origen étnico, nacionalidad, creencias religiosas, políticas, edad, condición social,
orientación sexual e identidad de género, entre otras. El respeto por la diversidad implica asumir una actitud que
supere la idea de “tolerancia”: “soporto al otro/a y sus elecciones porque no me queda alternativa”, es decir, significa
asumir que todas las personas somos distintas e iguales en derechos. Nuestra identidad de género y nuestra orientación

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sexual forman parte de la diversidad sexual de nuestras sociedades, sin desconocer que hay determinadas identidades,
relaciones y orientaciones que se han construido como “normales” y legítimas (por ejemplo la orientación heterosexual),
mientras otras han sido consideradas erróneamente como “patológicas” y problemáticas (por ejemplo la orientación
homosexual o las identidades trans). Abordar la diversidad sexual genera múltiples sensaciones y reacciones en
algunos/as docentes. El respeto a la diversidad en la escuela implica estar atentos/as a cuestiones tan concretas y
profundas como por ejemplo respetar el nombre con que se presentan las personas (más allá del sexo asignado al
nacer) o no presuponer que todas las personas con las que interactuamos son o deberían ser heterosexuales dado que
la heterosexualidad, si bien es mayoritaria, no es la única manera de vivir la sexualidad. Nuestra tarea es garantizar el
derecho a la educación a todos y todas. Llevar adelante la educación sexual desde una mirada integral, supone
hacer de las escuelas espacios inclusivos y respetuosos en los cuales todas las personas tengan la libertad de
poder expresar su orientación sexual y su identidad de género sin temor a ser discriminadas o estigmatizadas.
Se trata entonces de estar atentos en el aula, en los patios y en toda la escuela, para trabajar contra la
discriminación teniendo presente que en diversos momentos pueden aparecer manifestaciones de homofobia,
lesbofobia (rechazos, miedos, prejuicios hacia varones homosexuales y mujeres lesbianas) o transfobia (rechazo dirigido
hacia las personas que tienen una identidad de género distinta a la del sexo asignado al nacer). En la Argentina, en los
últimos años se promulgaron leyes que permiten que en nuestro país las personas del mismo sexo que lo deseen
puedan casarse (Ley Nº 26.618) y que reconocen los derechos y necesidades de las personas que viven su género de
un modo que no coincide con el sexo que les fue asignado al nacer (Ley Nº 26.743). Estas normativas son nuevas
herramientas que tenemos los/as docentes para que desde las escuelas sigamos trabajando en la búsqueda de igualdad
y respeto para todas las personas.

Para la ESI los irrenunciables del eje “Respetar la diversidad” son:


Rescatar el significado profundo de convivir en una sociedad plural y poner en valor la diversidad.
Cuestionar la “presunción de heterosexualidad”.
Respetar la identidad de género y la orientación sexual de todas las personas.
Rechazar la violencia y la estigmatización por orientación sexual e identidad de género ya que no puede haber silencio
pedagógico frente a la discriminación de cualquier tipo.

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3. VALORAR LA AFECTIVIDAD Vinculado con la especificidad humana, no podemos dejar fuera los aspectos
relacionados con los sentimientos, los valores y las emociones en el marco de los vínculos y las relaciones
sociales. Incorporar esta dimensión nos aleja de perspectivas reduccionistas donde las personas se definen por
un único y exclusivo rasgo generalmente asociado a la razón como oposición a la dimensión afectiva y nos
permite tener una visión integral de los seres humanos. También significa valorar el lugar que ocupan las
emociones y sentimientos en el aprendizaje y contribuir al desarrollo de capacidades afectivas como la empatía,
la solidaridad, el respeto. Tener presente el aspecto afectivo no implica anular o invisibilizar las tensiones o los
conflictos que están presentes en todos los vínculos, por el contrario, nos permite dar cuenta de esas tensiones y
abordarlas de la mejor manera posible para que por ejemplo no se resuelvan desde la violencia. Trabajar activamente lo
que sentimos cuando estamos junto a otras personas nos da la posibilidad de entender mejor lo que nos pasa y lo que
les pasa a las/as demás, de comprender y de ponernos en el lugar del/la otro/a. Desde esta perspectiva se busca
reflexionar sobre las maneras que tenemos de manifestar el afecto haciendo especial hincapié en que esas formas no
vulneren los derechos de nadie, por ejemplo cuando un/a integrante de una pareja expresa que no desea tener una
relación sexual, esa decisión debe ser respetada por la otra persona. O también suele ser común pensar que los celos
son una demostración positiva del amor, cuando en realidad, constituyen una forma coercitiva de expresar el afecto. La
escuela puede contribuir a fortalecer las capacidades emocionales de los chicos y chicas, brindando herramientas para
que cada uno y cada una pueda identificar y decir lo que le sucede y lo que siente. Para ello, es importante generar
espacios de confianza y diálogo donde los chicos y chicas puedan compartir emociones y sentimientos, reflexionar sobre
ellos/as mismos/as construyendo relaciones y vínculos más igualitarios.

Para la ESI los irrenunciables del eje “Valorar la afectividad” son:


Tener en cuenta que las emociones y sentimientos están presentes en toda interacción humana.
Considerar que la afectividad puede contribuir al encuentro o desencuentro con los/as otros/as que interactuamos
cotidianamente.
Generar las condiciones para que todos/as puedan expresar sus puntos de vista respetando las diferencias, sin anular
las tensiones y conflictos presentes en los vínculos.
Respetar la intimidad propia y ajena.
Rechazar toda manifestación coercitiva del afecto, y al abuso y violencia de género y sexual.

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4. EJERCER NUESTROS DERECHOS Este eje evidencia que los niños, niñas y adolescentes son sujetos de
derecho con plena capacidad para participar, ser escuchados/as y no discriminados/as por ningún motivo y
considera a los/as adultos/as y al Estado como garante de sus derechos. Cuando aparece el tema de las nuevas
concepciones sobre la infancia y la adolescencia suele pensarse erróneamente que como se habla de igualdad de
derechos “ahora no hay diferencias entre adultos y niños, niñas y adolescentes”. Sin embargo, la perspectiva de
derecho sostiene que los/as adultos, por el hecho de serlo, tenemos la responsabilidad y el deber de proteger y
garantizar los derechos de los más chicos. Esta mirada no elimina la asimetría necesaria en los vínculos entre adultos
y niños, niñas y adolescentes, sino que promueve otra manera de que estos se vinculen y por lo tanto supone que los/as
adultos/as construyan nuevos modos de ejercer la autoridad. En la puesta en práctica de esta autoridad tiene que
estar representada la voz de los niños, niñas y adolescentes y para ello es necesario darles lugar en la
construcción de las normas, favorecer el diálogo y la escucha, establecer sanciones que no vulneren sus
derechos. La ESI reconoce a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho, esto implica que tienen derecho,
por ejemplo, a recibir información científicamente validada, a vivir sin violencia y sin discriminación de género y
por orientación sexual, derecho a decir “no” frente a situaciones de presión de pares o de adultos, etc. Además,
considerarlos/as sujetos de derecho desde la escuela nos obliga a crear espacios participativos y respetuosos
de la integridad de cada uno/a y de la diversidad de creencias y situaciones, promoviendo distintas formas de
participación ciudadana de los niños, niñas y adolescentes. Recordemos que en 2013 fue aprobada la ley N°
26.877, que promueve la participación en centros de estudiantes y la garantía de que las autoridades de las escuelas
reconozcan a dicho centros como espacios democráticos de representación estudiantil. De este modo, se procura
propiciar el enfoque de los derechos humanos como orientación para la convivencia social.

Para la ESI los irrenunciables del eje “Ejercer nuestros derechos” son:
Considerar que la ESI no es un hecho aislado sino que se inscribe en un marco de políticas públicas relacionadas con la
inclusión, la igualdad y el ejercicio de los derechos.
Propiciar el enfoque de derechos vinculados con las infancias y las adolescencias.
Rescatar el papel fundamental de los/as docentes y de todo el personal de la escuela como garantes de los derechos de
los niños, niñas y adolescentes.
Generar las condiciones institucionales para el efectivo cumplimiento de los derechos tanto de niños, niñas y
adolescentes como también de los/as docentes y de toda persona adulta de la comunidad educativa.

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Promover aprendizajes vinculados con la defensa y el ejercicio de los derechos.

5. CUIDAR EL CUERPO Y LA SALUD Las concepciones sobre qué es y cómo vivimos el cuerpo y cuidamos
nuestra salud no están aisladas del desarrollo general de las sociedades sino que se encuentran íntimamente
ligadas al momento político, económico, social en el cual se inscriben. Esto significa que el cuerpo no está
vinculado sólo con la dimensión biológica sino que también está constituido por los significados y valoraciones
que se le otorgan en cada sociedad y en cada momento histórico. Si entendemos al cuerpo como una dimensión
importante de nuestra identidad (personal y colectiva), debemos considerar la influencia del contexto histórico,
la cultura, la condición social, la forma de cuidarlo y de valorarlo, las concepciones sobre el sexo y el género que
prevalecen en la sociedad de la que formamos parte. Por ejemplo, podemos pensar que los cuerpos de los varones y
los de las mujeres son distintos en función de las configuraciones de las identidades de género, es decir, de lo que
socialmente se espera de unos y de otras, basado en la diferencia sexual de las personas. Asimismo, muchas veces se
entiende la salud como ausencia de enfermedad, priorizando solamente los aspectos físicos. Pero la salud también
incluye aspectos psicológicos, sociales y culturales. En este sentido, la salud no es solamente una cuestión
individual, sino también un proceso social, grupal y comunitario que incluye las condiciones de vida y de
trabajo, la educación, las redes sociales y el acceso a todos aquellos recursos que hacen posible la vida
humana. Desde la ESI nos proponemos trabajar sobre esta concepción más amplia de salud, promoviendo en
chicos y chicas el cuidado integral de la misma, tanto desde el punto de vista físico como psíquico y social. Se
trata de que, al crecer, los chicos y las chicas aprendan nuevas actividades para cuidarse (como por ejemplo:
seleccionar, dentro de los alimentos de su dieta, aquellos que son más nutritivos; incorporar hábitos de higiene
personal; conocer el funcionamiento de las partes íntimas del cuerpo; realizar actividad física) y también para
cuidar a otros y a otras. Desde la ESI, este eje busca el reconocimiento del cuerpo sexuado y sus distintos
cambios como parte fundante de la identidad de las personas. En este sentido, adquiere particular relevancia el
fortalecimiento de la autoestima y la autonomía, con la finalidad de adoptar decisiones sobre la salud en general, y
la salud sexual y reproductiva en particular, que permitan vivir una sexualidad sin ningún tipo de coacción,
violencia, discriminación, enfermedad o dolencia. Para ello es necesario que cuando en la escuela se trabaje el eje
“cuidado del cuerpo y la salud”, se incorporen otras dimensiones además de la biológica, como por ejemplo la historia
personal, los discursos científicos, los derechos humanos, las ofertas de la sociedad de consumo sobre todo a
partir de los medios masivos de comunicación, la re-presentación de los cuerpos a través de las distintas

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manifestaciones artísticas. También es importante propiciar la reflexión crítica sobre los modelos y los mensajes
de belleza que circulan en nuestra sociedad y que pueden influir negativamente en uno/a mismo/a y en los
vínculos interpersonales promoviendo la desnaturalización de los prejuicios y los estereotipos vinculados con el
cuerpo y la salud. De esta forma, valoramos positivamente nuestro cuerpo reconociendo que la sexualidad y el cuerpo
también se vinculan con el disfrute y el placer.

Para la ESI los irrenunciables del eje “Eje Cuidar el cuerpo y la salud” son:
Reconocer que el cuerpo sexuado y la salud no abarcan sólo la dimensión biológica.
Reflexionar críticamente sobre las representaciones sobre el cuerpo y la salud que se tiene en la escuela y en la
sociedad.
Trabajar el cuerpo desde distintas disciplinas por ejemplo el arte, la educación física, los medios de comunicación, etc.
Abordar la salud desde un enfoque que enfatice la salud como derecho.
Problematizar y reflexionar sobre los estereotipos de belleza para varones y mujeres.
Propiciar el (auto)cuidado del cuerpo y la promoción de la salud

¡A tener en cuenta! Si bien aquí abordamos cada uno de los cinco Ejes de la ESI de manera separada, en la
realidad estos se presentan interrelacionados y no son inescindibles uno del otro. Por ejemplo, cuando se trabajan los
modelos de belleza lo hacemos a través del eje “Reconocer la perspectiva de género”. Si continuamos y
problematizamos los estereotipos corporales vigentes acerca del ser varón y ser mujer estamos abordándolo desde el eje
“Cuidado del cuerpo y la salud”. Si ponemos en cuestión los ideales que en algunos casos ponen en riesgo la integridad
física, trabajamos desde el eje “Ejercer nuestros derechos”, y si enseñamos que existen regulaciones vinculadas a la
alimentación (‘Ley de obesidad’) y a la vestimenta (‘Ley de talles’) que buscan incluir a todos/as estamos vinculados al
eje del “Respeto a la diversidad”. Por último, si rescatamos el valor positivo de la existencia de distintos cuerpos y
propiciamos la autoestima positiva sobre el propio cuerpo nos encontramos con el eje “Valorar la afectividad”.

PUERTAS DE ENTRADA DE LA ESI


Los Ejes de la ESI organizan buena parte de lo que hemos visto hasta ahora. Volveremos frecuentemente sobre ellos,
porque en su conjunto nos permiten ver la integralidad de la propuesta. Desde el inicio de este curso, vimos que la ESI

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implica una actitud de pregunta y apertura a nuevos planteos, dudas y posicionamientos. Pero como educadores y
educadoras nos enfrentamos de forma frecuente a situaciones que nos exigen revisar nuestro rol: una situación de
discriminación en el patio; un niño en situación de abandono por parte de su grupo familiar; una familia que viene a la
escuela a cuestionar o a preguntarnos por algo que hicimos o dijimos, o no hicimos ni dijimos; una pregunta de una
estudiante que nos incomoda; un contenido del curriculum que siempre nos resulta difícil abordar.
Las puertas de entrada son los modos en que ingresa la ESI a la escuela.

Las hemos sintetizado en 3 puertas:


1. La reflexión sobre nosotros/as mismos/as
2. La enseñanza de la ESI
a. El desarrollo curricular
b. La organización de la vida institucional cotidiana
c. Episodios que irrumpen en la vida escolar
3. La escuela, las familias y la comunidad, en su relación con la ESI

Presentación power point PUERTAS DE ENTRADA

DESARROLLO
1. La reflexión sobre nosotros/as mismos/as
Las experiencias personales, nuestra historia en particular, nuestras características generacionales, nuestra
identidad de género, nuestra orientación sexual nos marcan y tienen mucho que ver con cómo nos paramos, hoy
y mañana, frente a los chicos y a las chicas en relación a la sexualidad. La ESI ingresa a la escuela… a través
nuestro.
Por eso el trabajo de reflexión en el primer cuatrimestre de la materia sobre la importancia de las emociones y los
sentimientos. Cuando enseñamos, siempre ponemos en juego lo que pensamos, sentimos y creemos. ¿Qué nos pasa a
nosotros y nosotras, educadores/as, en relación a la ESI?

La reflexión no abarca solamente nuestra experiencia y/o nuestras dudas. Somos educadores y educadoras de un
sistema educativo que tiene una historia particular. Y como estamos implicados en esa historia es preciso reflexionar

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sobre ella, sobre el lugar de la escuela en tanto institución que nació y se desarrolló para transmitir un determinado
conocimiento, saberes y formas de ver el mundo, que respondían a los intereses de algunos sectores sociales. Así, por
ejemplo, un “saber” que siempre enseñó la escuela era la propia relación con el tiempo y el espacio que exige la forma la
organización de la vida en el capitalismo: había que ser productivos/as, leer en determinado tiempo, escribir a cierta
velocidad, aprender en determinados años, descansar del trabajo de aprender cuando lo dijera el timbre3… Pero además
de ser productivos la escuela enseñó una particular definición de las relaciones de género, que moldea las identidades
de alumnos/as, y en particular de las y los docentes. No podemos eludir de la reflexión sobre nuestro rol como
educadores y educadoras la histórica feminización del trabajo docente en nuestro país.

Nuestras propias valoraciones, nuestras ideas, nuestra historia personal están siempre presentes en cada acto
pedagógico. En Educación Sexual Integral esto es aún más visible, y no podría ser de otra manera, porque la enseñanza
de contenidos vinculados a la sexualidad nos involucra en tanto personas sexuadas, nos retrotrae a nuestras propias
historias, a la forma en que fuimos educados en sexualidad, a nuestras dudas y certezas. La educación sexual atraviesa
nuestra práctica docente a toda hora y en todo lugar.

Si prestamos atención a estas expresiones, notamos que la sexualidad y la educación sexual se nos pueden presentar
de manera más o menos “evidente” según el caso. Por ejemplo, ¿nos damos cuenta de que, cuando nos llama la
atención que las chicas jueguen a la pelota, estamos actuando bajo la influencia de un estereotipo de género?;
¿percibimos que la sexualidad está presente en el estado anímico de Luciana?; ¿aprovechamos el nacimiento de un
hermanito en la sala para trabajar educación sexual?; ¿por qué a veces nos molesta la intromisión en nuestra intimidad
por parte de los estudiantes? Estas y otras preguntas nos llevan a pensar que, a la hora de implementar la ESI en la
escuela, es muy importante dar un primer paso: reflexionar sobre lo que nos pasa con la sexualidad y la educación
sexual, tanto a nivel individual como institucional.

En ESI, la reflexión sobre nuestros propios supuestos es fundamental, porque somos seres sexuados, y estos temas nos
atraviesan como personas y docentes. Porque también somos parejas de nuestras parejas, padres, madres, hijos e hijas,
hermanas y hermanos, abuelas y abuelos, amigos y amigas. Todas las personas solemos tenemos certezas, pero
también temores, inquietudes, resquemores y dudas sobre estos temas. Esto suele trasladarse también a la escuela,
donde reproducimos muchos de esos miedos, tabúes, prejuicios y estereotipos en forma cotidiana.

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2. LA ENSEÑANZA DE LA ESI
A. El desarrollo curricular
¿Cómo incorporar los contenidos de ESI? ¿De forma transversal y/o de modo específico? ¿Cómo trabajar: con proyectos
interdisciplinares, en la materia propia, o con un espacio específico en el nivel secundario? ¿Cómo hacemos para
aprovechar temas y momentos de las planificaciones curriculares de las materias/disciplinas para trabajar junto a otros/as
docentes? ¿Esperamos a que surjan episodios, y/o al mismo tiempo planificamos la enseñanza?

Los Lineamientos Curriculares, proponen tanto un enfoque transversal en todos los niveles educativos –que
atraviese el enfoque, los contenidos y el trabajo de las distintas disciplinas escolares-; como uno específico –
creando talleres, espacios específicos para trabajar la ESI en el nivel secundario y en la formación docente-.

El curriculum es una instancia privilegiada para pensar y planificar sistemáticamente actividades, contenidos y
enfoques de la ESI. Los temas transversales suelen traer aparejados una preocupación sobre el riesgo de que al ser
contenidos que deben estar en todos lados, terminan no estando en ninguno.

Frente a este problema pedagógico, es central:


Elaborar estrategias, fundamentalmente institucionales, para acordar de qué modo, en qué disciplinas, vinculado
a qué otros contenidos, y cuándo, se trabajará sobre los contenidos de la ESI.
Si en nuestra escuela aún no iniciamos este trabajo, es fundamental empezar por la lectura de los Lineamientos
Curriculares según el nivel educativo.
Identificar qué contenidos de la ESI nos resultan familiares (porque los desarrollamos curricularmente desde el enfoque
de la ESI, aunque sin darle ese nombre, o porque son contenidos muy cercanos a otros temas que trabajamos en la
disciplina o área), y cuáles nos resultan novedosos (por el tipo de propuesta que se realiza o porque nunca hemos
trabajado ese tema).
Revisar los documentos curriculares con los que nos manejamos.
Proyecto curricular de la escuela.
Diseño curricular de la provincia o jurisdicción.

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Lineamientos Curriculares para la ESI.Será importante poner sobre la mesa de trabajo estos u otros documentos que
expresen los contenidos que se enseñan en la escuela.
Intercambio sobre los contenidos de ESI, que podríamos ubicar en el plano de lo que se suele llamar currículum explícito.
Importante no sólo estudiar los contenidos y ver cómo los insertamos en nuestros documentos curriculares y proyectos
de aula, sino también mirarlos y mirarnos más allá de lo cognitivo, prestando atención también a nuestros sentimientos,
nuestros miedos, nuestras inseguridades y nuestros deseos como personas y como docentes.

Las siguientes preguntas pueden resultar orientativas al respecto:


¿Es necesario hacer cambios en nuestro Proyecto Curricular Institucional?
¿Se debe redactar un proyecto curricular específico de ESI?
¿Se deben insertar los contenidos transversalmente en el Proyecto Curricular Institucional?
¿Contamos con recursos (libros, manuales, videos, audios, apuntes, etc.) para nuestro desarrollo profesional en el tema?
¿Organizamos una “caja de recursos ESI” que esté disponible en la escuela?
¿Debemos comunicar a las familias el trabajo sobre ESI que se realiza en la escuela?
¿Cómo las convocamos? ¿Cuántas veces? ¿Qué les transmitimos? ¿Cómo las hacemos participar para que no sea sólo
una charla informativa? ¿Qué les podemos mostrar?

Estas u otras preguntas pensadas en grupo podrían plasmarse en acciones concretas a cargo de distintos grupos o
equipos de trabajo, en los que cada uno se encargue de diferentes cosas. Los acuerdos institucionales son muy
importantes, pero si no se plasman en las aulas, se pierde mucho de su sentido. Por eso, mientras se realizan las
redefiniciones institucionales, cada docente puede hacer un ejercicio individual de revisar sus planes y programas en
busca de la presencia o no de los contenidos de ESI pertinentes a su nivel y área o disciplina.

Para ello, ofrecemos algunas sugerencias:


Antes que nada, contar con el libro Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral.
Identificar en ese documento los propósitos formativos más afines al área, año, ciclo y nivel, y revisar los propósitos,
objetivos o expectativas de logro de las propias planificaciones.

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Ubicar los contenidos de ESI afines y revisar si están presentes en el programa o plan anual y en las unidades de
trabajo.
Finalmente, realizar las adecuaciones necesarias para enriquecer las planificaciones de aula con el enfoque de ESI,
seleccionando y secuenciado los contenidos. Al igual que para pensar esta tarea a nivel institucional es preciso un ir y
venir permanente entre lo curricular explícito y la reflexión sobre nosotros/as mismos/as, proponemos también, en este
caso, hacer un ejercicio para identificar los propios temores, creencias, valoraciones.
¿Nos sentimos condicionados por posibles reacciones de las familias cuando imaginamos el desarrollo de algún tema de
ESI? ¿O por posibles reacciones de las autoridades de la escuela o de la supervisión? ¿Por qué? ¿Cómo podemos
resolver alguna de estas dificultades? ¿Las compartimos con algún/a colega? ¿A quiénes podemos pedir asesoramiento
o colaboración? Siempre es importante recordar que no estamos solos/as, y que podemos hablar y compartir dudas y
certezas con colegas, contar con las familias (que cuando están bien informadas suelen ser grandes aliadas) y sobre
todo, con los/as estudiantes que seguramente nos demostrarán todo el interés y el acompañamiento en temas tan
significativos e importantes para sus vidas.

MATERIALES ESI
El mejor lugar para un material didáctico no es el lugar más seguro, cerrado o menos transitado. Todo lo contrario: el
mejor lugar es aquel totalmente accesible en el momento en que cualquier docente pueda necesitarlo.

Por ello, es importante tener presente algunas cuestiones:


Los materiales deben estar en un salón abierto y accesible para cualquier docente.
Pueden encontrarse entre otros materiales didácticos, como libros, mapas y láminas.
El o la responsable de la biblioteca o del centro de recursos los debe ingresar a alguna base de datos en el momento en
que llegan a la escuela.
En tanto existen versiones digitalizadas de todo el material impreso, sería conveniente que también esten disponibles en
este formato para todos los docentes.

La siguiente es una lista de los materiales de ESI producidos por el Ministerio de Educación Nacional, que puede
servir para saber si se dispone de todos ellos:

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LÁMINAS DIDÁCTICAS Las láminas son materiales para usar directamente en las aulas. No están pensadas para
queden expuestas en clase todo el tiempo, sino para ser utilizadas en el desarrollo de la clase y luego devueltas
a su lugar, como lo haríamos con cualquier lámina o mapa del centro de recursos, biblioteca o mapoteca. Estos
materiales contienen consignas para su utilización y, además, en cada Cuaderno de ESI hay un anexo con guías
didácticas que amplían las propuestas de trabajo de las láminas en el aula, presentando posibles formas de trabajo,
preguntas y actividades para realizar con ellas. Cada lámina debe ser trabajada concordantemente con el cuaderno del
mismo nivel.
También se han producido diversos trípticos, que son materiales impresos que presentan de modo sencillo algunos
aspectos claves de la ESI, su sentido, y contenido, pensando específicamente en adolescentes, docentes y familias.

CUADERNOS Los cuadernos para el aula contienen conceptualizaciones, marco teórico, información valiosa para las
y los docentes, así como propuestas de secuencias didácticas para que el/la docente las desarrollen en sus clases. En
muchas de sus actividades se presentan fragmentos con textos literarios e informativos, dibujos y fotografías que
pueden ser fotocopiados para el trabajo con estudiantes.

Al día de hoy contamos con un Cuaderno para el Nivel Inicial, otro para el Nivel Primario, dos Cuadernos para el
Nivel Secundario, un Cuaderno para la Modalidad de Jóvenes y Adultos, un Cuadernillo para educación especial,
y un Cuadernillo para formación docente.

VIDEOS El material audiovisual se utiliza para trabajar con alumnos/as en cada nivel educativo. Además; podemos
utilizar en los encuentros con las familias el video que presenta la Revista “Para Charlar en familia”.
Están disponibles, también, videos útiles para sensibilizar a otros/as docentes: La serie “Queremos saber”, aborda
temáticas de ESI pertinentes para estudiantes de educación Secundaria, aunque también algunos de los cortos pueden
ser usados en el segundo ciclo de la educación Primaria. La duración de cada programa es de 13 minutos, lo cual es
ideal para trabajar en las horas de clase, dando tiempo suficiente a observarlos y posteriormente, a reflexionar y debatir.
LINK: https://www.youtube.com/user/INFDTIC/playlists?sort=dd&view=50&shelf_id=2

LINEAMIENTOS CURRICULARES Los lineamientos curriculares no sólo constituyen un camino normativo que nos
indica cuáles son los contenidos insoslayables que debemos abordar de manera sistemática en las escuelas. También

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nos orientan en relación con las formas pedagógicas que pueden asumirse en el tratamiento de situaciones de la vida
cotidiana; nos estimulan para repensar la organización escolar; nos asisten a la hora de formular proyectos educativos
institucionales, en consonancia con las necesidades e intereses de nuestros/as alumnos y alumnas.
Presentación power point LINEAMIENTOS

La Ley Nº 26.150 establece el sentido general del Programa de Educación Sexual Integral. De conformidad a lo que
establece el artículo 86 de la Ley de Educación Nacional, los presentes lineamientos deberán ser adecuados por las
autoridades jurisdiccionales de acuerdo a sus realidades sociales y culturales, promoviendo, a la vez, la definición de
proyectos institucionales que permitan a las instituciones educativas postular sus propios desarrollos curriculares en el
marco de los objetivos y pautas comunes definidos por la ley de Educación Nacional. La Ley N° 26.206 establece en su
artículo 11° los fines y objetivos de la política educativa nacional. Los lineamientos curriculares nacionales para la ESI
responden a aquellos propósitos generales que se relacionan más directamente con la temática: "asegurar condiciones
de igualdad, respetando las diferencias entre las personas, sin admitir discriminación de género ni de ningún otro tipo";
"garantizar, en el ámbito educativo, el respeto de los/as niños/as y adolescentes establecidos en la Ley 26.061" ; "brindar
conocimientos y promover valores que fortalezcan la formación integral de una sexualidad responsable", "promover en
todos los niveles educativos y modalidades la comprensión del concepto de eliminación de todas las formas de
discriminación".

En vista de estos objetivos y los que se establecen en el artículo 3° de la Ley de Educación Sexual Integral, los presentes
Espacio transversal y/o espacio específico Los lineamientos curriculares acuerdan un piso común obligatorio para el
abordaje de la educación sexual integral en todas las escuelas del país. Tomando como base estas pautas
comunes y obligatorias, cada jurisdicción podrá realizar ajustes y/o adecuaciones de acuerdo a sus realidades y
necesidades. Decidir si la educación sexual integral debe ser abordada desde una perspectiva transversal o
como un espacio curricular específico, requiere considerar, entre otros factores, la etapa de desarrollo de los
niños, niñas y adolescentes, sus necesidades, intereses y derechos, el nivel educativo y la formación y
capacitación de los docentes para desarrollar esta tarea. La transversalidad y la existencia de un espacio
curricular específico no constituyen alternativas excluyentes. Ambas pueden coexistir en cada establecimiento y
en la educación primaria y secundaria. Sin embargo, y en relación a la ESI, sería recomendable organizar
espacios transversales de formación desde la educación inicial y primaria, para luego considerar la apertura en

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la educación secundaria de espacios específicos, que puedan formar parte de asignaturas ya existentes en el
currículo, o de nuevos espacios a incorporar. No debería entenderse que la existencia de un espacio específico
implica abandonar la preocupación por el abordaje interdisciplinario de la ESI. Para el trabajo en la escuela primaria,
sería pertinente un abordaje transversal, fundamentalmente desde las áreas de ciencias sociales, formación ética y
ciudadana, ciencias naturales, lengua y literatura, educación física y educación artística. En lo que respecta a la
educación secundaria, la enseñanza de la educación sexual integral podría encaminarse progresivamente a la creación
de espacios curriculares específicos. Esto permitiría desarrollar contenidos más complejos y concretos, atendiendo a la
vez a demandas puntuales e inquietudes de esta franja etaria.
La población adolescente requiere de una formación sólida y validada de educación sexual integral y de
espacios que los habiliten a plantear sus necesidades e intereses y que atienda sus particularidades. La escuela
debe sumar a sus funciones de transmisión cultural y formación, la prevención y oportuna derivación para asistencia de
aquellas problemáticas complejas que atraviesa un sector de la población adolescente. De esta manera podrá constituir
un espacio protector frente a los riesgos que conllevan la existencia de problemáticas como: embarazos no deseados,
enfermedades de transmisión sexual, adicciones, falta de cuidado del propio cuerpo, situaciones de abuso o
explotación, que en ocasiones culminan en morbimortalidad específica. La posibilidad de constituir un espacio
curricular particular para abordar esta formación integral se relaciona con las oportunidades que éste puede presentar
para que los/as jóvenes puedan implicarse en el proceso de los aprendizajes que involucra la temática y que no pueden
soslayarse como contenido curricular, en tanto que atiende a aspectos ligados a su propia historia y que inciden en su
presente y su futuro. La alternativa entre transversalidad o especificidad curricular debe ser contemplada en el marco de
las consideraciones señaladas. La organización de un espacio específico no debe de ninguna forma sesgar el enfoque
integral que entiende la sexualidad como parte de la condición humana. Esto significa que los docentes de las distintas
asignaturas deberán estar dispuestos a tener en cuenta los propósitos formativos de la ESI como así también a
constituirse, cuando la ocasión lo requiera, en receptores de las inquietudes y preocupaciones de los alumnos y
alumnas en relación con la temática.

En sintonía con lo expresado, los lineamientos curriculares proponen la perspectiva transversal para inicial y
primaria. Establecen contenidos relacionados con la ESI a ser trabajados en las distintas áreas, considerando los
propósitos formativos generales.

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En el nivel inicial las experiencias de aprendizaje propuestas han sido agrupadas en torno a ejes organizadores, que
expresan dichos propósitos generales adaptados al nivel. Para la escuela primaria se incluyeron las experiencias en las
áreas de ciencias sociales, ciencias naturales, formación ética y ciudadana, educación física, educación artística
y lengua y literatura. Con relación a la escuela secundaria se sugiere la adopción de la perspectiva transversal en
el primer ciclo. Para el resto de los años del nivel se ofrecen dos posibilidades: continuar trabajando la inclusión
de contenidos específicos de la ESI en las distintas asignaturas o crear espacios específicos que concentren
esos contenidos y otros más puntuales en talleres u otros espacios de definición institucional. De decidirse por
esta forma de desarrollo curricular de la ESI, es deseable que los contenidos sugeridos para las distintas áreas del
segundo ciclo de la escuela secundaria sean tenidos en cuenta y reagrupados en el espacio específico que se
genere (talleres, nueva asignatura, incorporación de contenidos a otra asignatura existente). Cabe nuevamente
aclarar que esta opción no debe implicar el abandono del tratamiento de la temática en las distintas asignaturas.
Las iniciativas de desarrollo curricular deberán necesariamente enmarcarse en los proyectos educativos
institucionales y encarnar en proyectos de aula, favoreciendo de esta manera la continuidad y sistematización de
las acciones, la interdisciplinariedad, la intersectorialidad y la participación de toda la comunidad educativa.

Será función de cada escuela informar a la comunidad educativa la forma que adopta en el proyecto educativo la
educación sexual integral y las estrategias de enseñanza. El diálogo y los consensos deben ser siempre inherentes
al acto educativo, sin embargo ante estos conocimientos –al igual que ante otras actuaciones y contenidos que brinda la
escuela- deberán preverse algunos casos de coexistencia pacífica de intereses en conflicto, base por otro lado de
todo accionar democrático.

La participación de las familias en las escuelas -más allá de las normas y de los beneficios que la fortaleza de este
vínculo necesario imprime en los alumnos y alumnas es por todos conocida, pero también es sabido que estos vínculos
no siempre se producen.
En este sentido, ya la Ley de Educación Nacional estipula la necesidad de generar y fortalecer lazos entre
escuelas y familias y es de esperar que las escuelas los efectivicen, no sólo por esta temática en particular sino para el
más amplio accionar de la escuela siempre con el objetivo de mejorar la calidad educativa de la población escolar. Los
aprendizajes comunes y obligatorios que en términos de objetivos, contenidos y estrategias de enseñanza asume el
Ministerio de Educación, deberán ser incorporados a cada escuela para que luego la institución, junto con su propia

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comunidad educativa, trabaje en un diálogo adulto, respaldado por las normas y el conocimiento científico, de la manera
más articulada para su implementación efectiva.

PROPÓSITOS FORMATIVOS Éstos son fundamentales. No se trata de un objetivo de una clase, simplemente,
o de un contenido “a transmitir”, sino de una serie de metas a lograr en relación al proceso de aprendizaje de
los/as estudiantes durante todo su recorrido escolar. Nos señalan un horizonte de trabajo pedagógico deseable,
vinculado al marco que le damos a la enseñanza (“promover una educación en valores”, “oportunidades para el
conocimiento”, “brindando educación básica sobre la dimensión anatómica y fisiológica…”, etc.) o remarcando
situaciones, valores o habilidades que nos gustaría que nuestros/as estudiantes logren, desarrollen o adquieran
(“reflexionar y valorar las emociones”, “competencias para la verbalización de los sentimientos…”, etc.).

Es importante tener en cuenta el vínculo de los contenidos propuestos con los propósitos formativos. El contenido
no está formulado como un mero “tema” a enseñar: está formulado también como un propósito formativo más
específico (como por ej.: promover “El desarrollo de la conciencia corporal y de las posibilidades lúdicas y motrices en
condiciones de igualdad, sin prejuicios apoyados en las diferencias entre mujeres y varones”), para considerarlo un
objeto de trabajo pedagógico, de reflexión y meta de aprendizaje por parte de los/as estudiantes. En algunas
áreas, además, van a encontrar una breve introducción sobre el vínculo entre esa área y la ESI, que fundamenta
los contenidos propuestos.

Los lineamientos curriculares responden a los siguientes propósitos formativos:


Ofrecer oportunidades de ampliar el horizonte cultural desde el cual cada niño, niña o adolescente desarrolla plenamente
su subjetividad reconociendo sus derechos y responsabilidades y respetando y reconociendo los derechos y
responsabilidades de las otras personas.
Expresar, reflexionar y valorar las emociones y los sentimientos presentes en las relaciones humanas en relación con la
sexualidad, reconociendo, respetando y haciendo respetar los derechos humanos.
Estimular la apropiación del enfoque de los derechos humanos como orientación para la convivencia social y la
integración a la vida institucional y comunitaria, respetando, a la vez, la libertad de enseñanza, en el marco del
cumplimiento de los preceptos constitucionales.

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Propiciar el conocimiento del cuerpo humano, brindando información básica sobre la dimensión anatómica y fisiológica
de la sexualidad pertinente para cada edad y grupo escolar.
Promover hábitos de cuidado del cuerpo y promoción de la salud en general y la salud sexual y reproductiva en
particular, de acuerdo a la franja etaria de los educandos.
Promover una educación en valores y actitudes relacionados con la solidaridad, el amor, el respeto a la intimidad propia y
ajena, el respeto por la vida y la integridad de las personas y con el desarrollo de actitudes responsables ante la
sexualidad.
Presentar oportunidades para el conocimiento y el respeto de sí mismo/a y de su propio cuerpo, con sus cambios y
continuidades tanto en su aspecto físico como en sus necesidades, sus emociones y sentimientos y sus modos de
expresión.
Promover aprendizajes de competencias relacionadas con la prevención de las diversas formas de vulneración de
derechos: maltrato infantil, abuso sexual, trata de niños.
Propiciar aprendizajes basados en el respeto por la diversidad y el rechazo por todas las formas de discriminación.
Desarrollar competencias para la verbalización de sentimientos, necesidades, emociones, problemas y la resolución de
conflictos a través del diálogo.

GUÍA PARA EL DESARROLLO INSTITUCIONAL DE LA ESI. 10 orientaciones para las escuelas


Este material está pensado para facilitar el desarrollo de la ESI en las escuelas, con actividades y sugerencias para
trabajar entre docentes.

B. La organización de la vida institucional cotidiana


Nos referimos a todas estas acciones, costumbres, rituales que hacemos cotidianamente en la escuela, modos
de relacionarnos y comunicarnos, que siempre transmiten determinadas ideas y visiones sobre la sexualidad. La
costumbre de entregar el material de educación sexual a los/as profesores/as de biología, la de comunicarnos en las
notas y comunicados usando sólo el género masculino (“Sres. padres”), o cuando a los actos escolares los “decoran”
sólo las docentes, porque supuestamente hay un “sentido estético natural” en las mujeres. En todas estas situaciones se
transmite información sobre lo permitido, lo prohibido y lo esperable en la escuela en relación a la sexualidad y el género.
Es importante que en la escuela puedan reconocerse estos guiones invisibles que van dejando marcas en cada uno/a de

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los/as que están en la escuela y fuera de ella (las familias, que no están integradas sólo por los “señores padres”) y
pensar en cómo las normas y formas de organización escolar favorecen o no vínculos de confianza y de respeto, la
inclusión de todas las opiniones y necesidades de los alumnos y las alumnas, y las relaciones igualitarias entre varones y
mujeres.

Cuando al final de la escena escolar, Ariel pregunta por qué el listado de alumnos/as no es mixto en su escuela, no está
cuestionando una dimensión irrelevante de la organización y clasificación escolar; Ariel aprendió a problematizar la
separación de espacios y la jerarquización desigual de los mismos. Y esa mirada, esos anteojos, son los que le
despiertan la pregunta sobre “la lista”. Podríamos responder ¿bueno, pero es más fácil así, que figuren unos primeros y
otras después? Ahora bien ¿Por qué no buscamos la “facilidad” –si así fuera- con otros criterios que no sean esos?
Como hemos visto, las relaciones de género están tan naturalizadas como modo de clasificar y valorar desigualmente,
que desarrollamos muchos argumentos para sostenerlos.

Lograr acuerdos institucionales para rever y transformar las acciones, los discursos, las costumbres escolares que
puedan ser injustas o desigualitarias; si no problematizamos nuestro rol, nuestra institución y sus prácticas cotidianas -y
si no establecemos acuerdos para modificarlas-, difícilmente podremos cambiar los aspectos de la cultura institucional de
la escuela que dificultan que los chicos y chicas transiten en ella, se sientan parte, aprendan significativamente,
construyan su posición como ciudadanos y ciudadanas, y garanticemos efectivamente su derecho a la educación.

Algunas preguntas que nos pueden ayudar a entender y reflexionar sobre nuestra institución desde la ESI:
¿quiénes pueden hacer qué cosas en los distintos espacios de la escuela? ¿Qué tipo de relaciones entre niños y niñas
estamos convalidando cuándo organizamos los actos escolares o cualquier otro tipo de muestra organizada por la
escuela? ¿Qué cosas estamos más dispuestos/as a dejar pasar porque las consideramos “cosas de nenes” o “cosas de
nenas”? Las relaciones entre adultos/as de la escuela ¿están basadas en el respeto? ¿Se utiliza un lenguaje no
discriminatorio para referirse a los o las colegas? ¿Qué tipo de chistes se suelen escuchar entre los adultos/as de la
escuela?

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C. Episodios que irrumpen en la vida escolar
Generalmente, cuando ocurre algo que trastoca la cotidianidad, impacta en toda la institución escolar y demanda
respuestas. Esto hace que muchas veces nos sintamos en la obligación de dar respuestas rápidas a distintos
actores (estudiantes, familias, medios). Es deseable detenerse a pensar estrategias para encarar estas
problemáticas, sustentadas en criterios compartidos. ¿Qué hacemos cuando un joven viene vestido de mujer, por
ejemplo? ¿Y cuando una chica embarazada pide un apoyo particular para seguir estudiando? ¿Qué hacemos cuando se
generan conflictos por los recursos y el espacio en la escuela?.
Todo este tipo de eventos requiere un enfoque ligado a la ESI: respeto por los derechos ante todo, mucho
diálogo y construcción de nuevos consensos, etc.

Nadie tiene todas las respuestas “correctas” frente a todos los episodios que puedan surgir. Pero cuando hemos
hecho un trabajo de reflexión y de construcción de acuerdos con nuestros/as colegas, cuando hemos empezado a hablar
de la ESI, vamos contando con más y mejores herramientas para que nuestras respuestas frente a los episodios se
encuadren en el marco de derechos, de la ESI y de su propuesta pedagógica.
Pero también hay otro tipo de episodios, situaciones sobre las cuales nos cuesta intervenir, porque no sabemos cómo
hacerlo. Nos referimos a casos de chicos y chicas con señales de abuso sexual u otro tipo de maltrato físico o verbal.
Cuando ocurre algo que trastoca la cotidianidad, impacta en toda la institución y demanda respuestas. Esto hace que
muchas veces nos sintamos en la obligación de dar respuestas rápidas a distintos actores (familias, medios) frente a
situaciones complejas. Por eso, es deseable detenerse a pensar estrategias para encarar estas problemáticas,
sustentadas en criterios compartidos. Por otra parte, sin desconocer la eventual gravedad de los hechos, cabe recordar
que estos episodios pueden promover aprendizajes para la escuela sobre formas de actuar más eficaces.

Frente a estos casos, es preciso tener presente que:


Antes que nada, es necesario disponer de tiempo para pensar, para compartir los que nos pasa con algún colega, para
encontrarnos con nuestros propios sentimientos sobre el tema y buscar acompañamiento y contención. Los/as docentes
tenemos que pensarnos como “escuela” y no como individuos aislados. Docentes, directivos/as, equipos de orientación
escolar podemos pensar y actuar en conjunto.

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Hay jurisdicciones que tienen “protocolos de actuación” en estos casos, y sería conveniente que cada escuela tenga una
copia impresa de dicho documento.
Existen otras instituciones públicas (salud, justicia, seguridad) y organizaciones de la sociedad civil que trabajan para
proteger los derechos de niños, niñas y adolescentes. Es importante ponerse en contacto con ellas y actuar “en red”. Y
no sólo frente a un hecho consumado, sino antes.
Existe un material de apoyo elaborado por el Ministerio de Educación Nacional llamado Maltrato infantil.
Orientaciones para actuar desde la escuela, disponible en www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL003091.pdf
Este texto presenta conceptos, datos y procedimientos importantes sobre estos temas, y además en su anexo hay datos
de organismos de protección de todo el país. Con los datos correspondientes a la jurisdicción de la escuela (nombre de
la repartición, dirección y teléfono) se puede elaborar un cartel para tenerlo visible en la dirección, la sala de docentes o
la secretaría.

Tenemos que tener presente que estas situaciones de discriminación también constituyen casos de vulneración de
derechos, y que es preciso actuar a tiempo. Es imprescindible que como docentes, que estamos varias horas del día
compartiendo la vida con alumnos y alumnas, les prestemos permanente atención y escucha, e intervengamos siempre
que sea necesario para hacer que se cumplan sus derechos. Finalmente, como estas situaciones impactan y nos
interpelan como personas y como docentes, quizá nos hayamos preguntado muchas veces si podemos evitar que estas
cosas sucedan. Tal vez no podamos impedirlas directamente, pero sí hay algo que podemos hacer todos los días en el
aula y en la escuela: educar en el desarrollo de una sexualidad integral. Y esto será posible cada vez que les enseñemos
a respetar el propio cuerpo y el de los demás; cada vez que les informemos sobre cuáles son sus derechos y ayudemos
a que se cumplan; cada vez que demos una respuesta adecuada ante la pregunta genuina; cada vez que colaboremos
en fortalecer la autoestima; cada vez que demostremos que sus palabras valen, y cada vez que enseñemos
herramientas de autoprotección. En este sentido, la escuela puede aportar, y mucho.

3. La escuela, las familias y la comunidad, en su relación con la ESI


La escuela, la familia y la comunidad en su relación con la ESI Como mencionábamos en el anterior punto, la ESI es una
invitación para articular e institucionalizar el trabajo que la escuela realiza con las organizaciones de la comunidad y con
otras instituciones del Estado, como los centros de salud.

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Ahora bien: ¿Qué hacemos con “los padres”? Sabemos, por todo lo compartido que el modo de convocar a las familias
suele ser inadecuado.
Algunos elementos son fundamentales:
La escuela es una instancia donde los/as primeros/as “educadores sexuales” (Santos, 2006), es decir, las “familias” se
encuentran, a través de los/as niños y niñas, con los educadores profesionalizados, es decir, los y las docentes, que
también son educadores sexuales. La función específica de los/as docentes, en la escuela, no quita ese rol a las familias.
Antes bien, como dice la Ley N° 26.150 en su art. Nº 1, la escuela debe constituirse como el lugar privilegiado para la
promoción y el respeto de los derechos de chicas y chicos. Para el desempeño de este rol, las familias, constituyen uno
de los pilares fundamentales a la hora de entablar vínculos, alianzas y estrategias. No son un oponente, al cual debemos
enfrentarnos, distanciarnos, o hacer de cuenta que no existen. Ello no quiere decir que debamos pedir permiso. No
podemos pedir permiso para cumplir un derecho de los niños/as y adolescentes. Con las familias debemos mantenernos
comunicados, no sólo porque deben conocer lo que hacemos en la escuela, sino también para generar instancias de
acercamiento y diálogo.

La diversidad de las familias debe ser tenida en cuenta como una instancia de aprendizaje, de convivencia democrática y
de respeto por la diversidad, pero no sólo para el o la docente, o el grupito de chicos y chicas que tenemos, sino para
toda la comunidad educativa. Esto quiere decir, reconocer esa diversidad, valorarla, y también cuidarla. Por eso a las
familias las convocamos y las invitamos como “Familias” y no sólo como “señores padres” o “papis”. Si hay una familia
integrada por la abuela y la nieta, y nosotros seguimos convocándola como “Sres. papis” hay algo del diálogo que
queremos establecer que no parece adecuado.

¿Para qué convocar a las familias? Para trabajar con ellos y ellas. No hace falta que seamos expertos en psicología,
tampoco en trabajo social. Somos educadores y educadoras que podemos convocar para realizar talleres que podrían
constituirse en espacios a través de los cuales los miembros de la comunidad educativa reflexionen en forma conjunta
sobre los roles de las familias y de la escuela en lo que hace a la transmisión cultural en los temas relativos a la
educación sexual. Las tensiones y/o conflictos que pueden aparecer, son una oportunidad para construir consensos,
reconocer la diversidad presente en las tradiciones culturales de la comunidad educativa, y tener, siempre como objetivo,
los derechos de los/as chicos y chicas. Desde el Programa Nacional de ESI, hemos elaborado dos materiales
específicos: uno es la Revista “Para Charlar en Familia”, destinada al trabajo entre la escuela y las familias en torno a la

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ESI. Y más recientemente, “Es parte de la Vida. Material de apoyo sobre educación sexual y discapacidad para compartir
en familia”.

La Ley 26.150 establece que las familias de los y las estudiantes deben estar informadas del enfoque de ESI que se
desarrolla en la escuela. También que la escuela debe abrir espacios de reflexión y formación para ellas. Como
proponemos en los anexos de los Cuadernos de ESI, para que la escuela y las familias trabajen en conjunto, es
necesario crear relaciones de confianza, sinceridad y apertura, en las que expongamos tanto los logros como las
dificultades, y colaboremos teniendo en cuenta los miedos, las necesidades y los deseos de todos y todas. Sabemos que
muchas veces tenemos cierto temor en abrir el debate a las familias, sobre todo en temas relacionados con la
sexualidad. Pensamos que en muchos casos van a estar en contra de la implementación de la ESI. Sin embargo, esto no
necesariamente es así: una encuesta realizada en el año 2004 en distintas jurisdicciones del país mostró que el 96,9%
de las mujeres y los varones encuestados consideraba que debía implementarse la educación sexual en la escuela.
Seguramente las respuestas de los encuestados y las encuestadas también responde a los pensamientos de muchas de
las familias de la escuela.

En el caso de planificar una reunión específica de ESI con familias, conviene tomar en cuenta algunas
cuestiones:
Recordemos que cuando decidimos hacer una “reunión de padres”, en realidad tenemos que pensar en un encuentro con
“las familias”, y organizarlo con el tiempo de anticipación suficiente para que puedan participar.
Elijamos un horario en el que puedan acudir la mayoría. Para eso podemos hacer un sondeo previo de horarios laborales
de los integrantes de las familias.
Planifiquemos la reunión pensando que las familias también necesitan momentos para reflexionar sobre ellas mismas.
No sólo pensemos en transmitir información. Podríamos organizar un encuentro en el que las familias participen en forma
activa. Para esto, consideremos las propuestas que están en los Cuadernos de ESI para la Educación Inicial, Primaria y
Secundaria.
Evitemos actitudes que puedan parecer “juicios” a las familias. Recordemos que no es nuestra tarea enseñarles cómo
educar a sus hijos e hijas. Sí podemos promover la reflexión sobre temas de crianza y, por supuesto, intervenir en casos
de maltrato infantil.

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¿De qué manera abordar la ESI con las familias? Contamos con materiales que pueden colaborar con este trabajo:
Trípticos ESI para familias. El folleto “Es nuestra responsabilidad” desarrolla de manera sencilla respuestas a
preguntas como: ¿A qué llamamos Educación Sexual Integral en la escuela? ¿Cuál es nuestra responsabilidad adulta en
la vida de chicos y chicas? ¿Por qué es necesaria la ESI? ¿Por qué la escuela tiene un rol indelegable?
“Sugerencias para reuniones de ESI con las familias”, anexo de la serie Cuadernos de ESI. Este material incluye
algunas ideas para trabajar en reuniones con las familias y, además, una ficha de trabajo que se llama “Diez consejos
para una educación sexual en familia”.
Revista Educación Sexual Integral, para charlar en familia. Esta revista plantea de manera sencilla y accesible el
desarrollo de los temas que les suelen resultar significativos a todas las familias, por ejemplo: las partes del cuerpo, la
llegada de un bebé, la edad de los cambios, la salud sexual, la procreación responsable, los derechos de todos y todas.
Video de presentación de la revista Educación Sexual Integral, para charlar en familia. Este video presenta a
actores y actrices de cine y televisión que cuentan sus experiencias relacionadas con la sexualidad y la educación
sexual, ya sea como hijos e hijas o como familiares de niños, niñas y adolescentes. Es una herramienta que permite abrir
el diálogo de manera amena y sencilla.

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