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3.

Tráfico de moneda falsa

“Artículo 254.- El que a sabiendas, introduce, transporta o retira del territorio de la República;
comercializa, distribuye o pone en circulación monedas o billetes falsificados o alterados por
terceros, cuyo valor nominal supere una remuneración mínima vital, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años y con ciento ochenta a trescientos
sesenta y cinco días multa. La pena será de ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-
multa, si el valor nominal es menor a una remuneración mínima vital”.

(Artículo modificado por el artículo 1 de la Ley N9 27593, publicada el 13 de diciembre de 2001).

Las modalidades delictivas consisten en introducir, transportar o retirar del territorio de la


República materialmente moneda falsa, o en su defecto aquel que comercializa, distribuye o pone
físicamente en circulación monedas o billetes siendo la condición sirte qua non que sean
falsificados o alterados por terceros, resultando indiferente el país de procedencia. Además se
estipula que el valor nominal supere una remuneración mínima vital, el tipo requiere que el sujeto
activo, tenga perfectamente conocimiento de la falsedad de la moneda o billete.

Se entiende o se resalta la idea que el sujeto activo no lo ha fabricado o diseñado materialmente,


sino estaríamos ante el tipo 252; sino que aquí se comporta como distribuidor o promotor
(“...falsificados o alterados por terceros”); pero muchas veces el que fabrica también resulta
siendo finalmente el que los distribuye o los promueve para ponerlos en circulación, situación que
no presentará problemas, pues se procesará por los dos delitos en forma independiente como
concurso real homogéneo.

Se resalta la idea del dolo directo o intencional por el término “a sabiendas”, esto implica el
conocer de su falsedad y no obstante realiza las conductas típicas de introducir, transportar,
retirar, etc.

Se puede presentar una relación concursal con los delitos de estafa (tipo base) y tráfico de
moneda falsa en la cual la conducta entraría en disputa por dichos tipos; sin embargo dicho
concurso solo es aparente, porque sobre la base del “principio de especialidad”, tipo general que
es la estafa y el tipo específico que el delito en comentario, se preferirá el delito de tráfico de
moneda falsa.

4. Fabricación, introducción en el territorio de la República o retiro de este de instrumentos


destinados a la falsificación de billetes o monedas

“Artículo 255.- El que fabrica, introduce en el territorio de la República o retira de él, máquinas,
matrices, cuños o cualquier otra clase de instrumentos o insumos destinados a la falsificación de
billetes o monedas o se encuentra en posesión de uno o más pliegos de billetes falsificados, o
extrae de un billete auténtico medidas de seguridad, con el objeto de insertarlas en uno falso o
alterado, o que, a sabiendas, los conserva en su poder, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de cinco ni mayor de doce años y con ciento ochenta a trescientos sesenta y
cinco días-multa”.

El tipo penal establece seis verbos rectores: las conductas típicas de •■fabricar”, “introducir”
dentro del país o “retirar” de él, aquellos elementos, materia prima o instrumentos que sirvan
para la elaboración de billetes o monedas falsas; o “poseer” uno o más pliegos de billetes
falsificados. Según la Real Academia Española, poseer significa que una persona tenga una cosa y
pueda ejercer una facultad con independencia de que se tenga o no derecho a ella; o, en este
caso, “extraer” de un billete auténtico medidas de seguridad, es decir, sacar estas medidas de
protección con el objeto de insertarlas en un billete falso o alterado, de modo que vuelve más
dificultosa la detección de su falsedad; y la de “conservar” a sabiendas de su origen ilícito (una
especie de receptación monetaria). La política criminal del Estado está basada, entonces, en
sancionar desde un inicio meros actos preparatorios antes de que ingresen al tráfico monetario,
de manera que estamos ante un delito de peligro abstracto. De este modo, es casi inadmisible
fragmentos progresivos del iter criminis, pero que teóricamente se puede admitir.

La de fabricar moneda de curso legal en la República. En términos semánticos, “fabricar” significa


crear, elaborar o producir; en nuestro caso, sería fabricar para hacer y asimismo crear monedas
y/o billetes falsos que tengan una cierta apariencia de legitimidad, genuidad o auténtica para su
circulación. Desde esta perspectiva, la exigencia normativa es que la moneda resultante de la
actividad fraudulenta tenga apariencia verdadera, de manera que su confección no sea burda,
tosca ni grosera.

600 CAPÍTULO XXI: PROTECCIÓN PENAL DE LA MONEDA EN EL PERÚ

MANUAL DE DERECHO PENAL. PARTE ESPECIAL

La jurisprudencia española (STS 21-21 -83) es clara al enfatizar que “...En lo concerniente a la
apariencia de autenticidad, no es posible un virtuosismo o una técnica tan sumamente depurada
que haga poco menos que imposible distinguir la moneda inauténtica de la legítima a la que se
imita, pero no parece lógico extender la dura represión a imitaciones burdas y groseras fácilmente
perceptibles a actos o resultados deleznables;(746) Sin embargo, aunque otra jurisprudencia (STS
173-67) consideró punible la fabricación de monedas falsas cualquiera que sea la perfección o el
grado de imitación de las legítimas, lo más certero es entender que hay apariencia de punible
cuando lo fabricado puede ser confundido por lo auténtico por un hombre medio, situándose por
debajo del nivel del técnico monetario o del perito...”, (cursivas nuestras)

El delito de fabricación se consuma cuando la moneda falsa se halla dispuesta para ser lanzada a la
circulación, sin que se precise ni la efectividad de esta ni el perjuicio para un sujeto concreto,
supuesta siempre la mínima apariencia de autenticidad precisa para su acceso al tráfico. Con lo
cual entonces queda un lapso de tiempo de “actos ejecutivos”.

Se entiende que la introducción en nuestro territorio de las máquinas, cuños o cualquier otra clase
de instrumentos ha de ser realizada por una persona distinta a la del falsificador. En todo caso, si
el introductor es la misma persona que el falsificador, se estaría ante lo que la doctrina denomina
un acto posterior impune, propio del principio de consunción (concurso aparente de leyes)747.
Por territorio de la República hay que entender lo dispuesto en el artículo 54 de la Constitución
“....Comprende el suelo, subsuelo, el dominio marítimo, y el espacio aéreo que los cubre".

El tipo también reprime no solo al que fabrica, o los introduce, sino también a los que conserven
en poder de dominio dichos instrumentos, siendo conscientes de que sirven para fines ilícitos.
Se discute la connivencia o la concertación que puede existir entre el falsificador y el introductor.
Para algunos como Villacampa Estiarte, estiman que no es necesario que el introductor se haya
puesto de acuerdo con el falsificador para que se realice el delito, desde que el momento en que
el tipo no lo exige; cabe imaginar hipótesis como por ejemplo quien conoce un lugar en el
extranjero donde hay

746 Doctrinariamente, pero con referencia a falsedades documentales, CALLE RODRÍGUEZ, y


sostiene que cuando la falsedad sea tan burda que resulte evidente, y por tanto, ya no esté de la
idoneidad necesaria y precisa para el resultado dañoso o de engaño que con ella se pretende, no
existiría delito.

747 En la doctrina alemana se ha planteado los casos de “actos copenados” (o “impunes”) que
comprende tanto a los “actos anteriores o previos" como a los “actos posteriores”. Esto se
soluciona mediante la llamada relación de “consunción”, en la medida que los actos ya sean
previos o posteriores son absorbidos por el acto que podría llamarse principal. NELSON PESSOA
“Concurso de Delitos. Teoría de la unidad y pluralidad delictiva Buenos Aires, 1996, p. 203 se
resiste a creer que exista los denominados “actos posteriores”, pues no tienen autonomía. Así,
“...si se lee con atención este tipo de razonamiento lo que dice es que el tipo que describe la
conducta “anterior” aprehende -consuma- a la conducta descrita por el tipo puesto en
movimiento por la conducta “posterior”. Por su parte para; YESID REYES ALVARADO El Concurso
de Delitos, Bogotá, 1990, p. 143, los “actos anteriores copenados” lo analiza en la parte de la
subsidiaridad.

monedas falsas ocultas, se hace con ellas y las introduce en nuestro país. Por el contrario, para
Queralt requiere, por la naturaleza de las cosas y la interpretación sistemática, la necesaria
connivencia con los falsificadores materiales.

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