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Internacional Publico Siglo 21
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La supuesta falta de intención en obligar a su Estado por parte del Ministro de Relaciones Exteriores:
En cuanto a la relación entre las normas consuetudinarias y las resoluciones de la A.G. que plantea el
2. Estado del Sur, podemos afirmar que:
Una costumbre nunca puede ser creada a partir de una resolución de la A.G.
Las resoluciones de la A.G. crean automáticamente costumbres, sin necesidad de una práctica
uniforme y acorde posterior por parte de los Estados.
Las resoluciones de la A.G. deben estar respaldadas por una práctica internacional posterior
para que se consideren fuente de una norma consuetudinaria.
Tanto unas como otras generan obligaciones jurídicas para los Estados, por lo que la recepción
de unas por otras no afecta su validez intrínseca.
No existe ninguna relación significativa entre ambas, en cuanto que ambas son fuentes
auxiliares del Derecho Internacional, y por ende, ninguna crea normas jurídicas.
Es un sujeto de Derecho Internacional pero con capacidad limitada por su objeto y fines.
Es un sujeto de Derecho Internacional pero con capacidad limitada por su objeto y fines.
Para que los principios alegados por el Estado del Sur puedan ser considerados normas
5. consuetudinarias, se requiere:
6. La A.G. de la ONU:
Es un sujeto de Derecho Internacional pero con capacidad limitada por su objeto y fines.
7. Los principios del D.I. en los que el Estado del Sur fundamenta su posición:
Si bien pueden estar consagrados por normas generales de la costumbre internacional, para
ser obligatorios deben ser también receptados por los derechos internos de los Estados
implicados.
Son una fuente de obligaciones internacionales, en cuanto que constituyen normas
consuetudinarias generales.
No responden al concepto estricto de “fuente formal” del derecho internacional, aunque
pueden ser aplicados por la CIJ de forma supletoria.
No pueden en ningún caso alegarse como fuentes de una obligación internacional en cuanto
que no constituyen una fuente autónoma reconocida por la CIJ.
A pesar de su obligatoriedad, no pueden ser aplicados sin que medie en cada caso un
reconocimiento expreso de su aceptación por una norma convencional.
8. El acuerdo sobre la competencia de la CIJ, al no haber sido registrado ante la Secretaría de la ONU:
Únicamente conllevan una compulsión moral y política para los Estados partes.
Es un sujeto de Derecho Internacional pero con capacidad limitada por su objeto y fines.
La reserva hecha por el Estado del Norte en el Acuerdo Regional del 2005 (y teniendo en cuenta que
11. el mismo no prevé nada al respecto) podría ser válidamente alegada por este Estado:
Siempre que el tratado hubiera entrado en vigor respecto a todos los estados partes.
Sólo si el tratado autorizaba las reservas de manera expresa, lo que no se da en este caso, por
lo que debe tenerse por no hecha.
Si ha sido aceptada al menos por uno de los estados partes y el estado del Sur no ha
realizado una objeción expresa a la misma.
La falta de acreditación de plenos poderes por el Ministro de Relaciones Exteriores del Estado del
12. Norte:
No afecta la representación del Estado, en cuanto que ésta le corresponde en virtud de sus
funciones.
Sólo lo autoriza para representar al Estado si así lo prevé la normativa interna del mismo.
En cuanto a la relación entre el Acuerdo Regional del 2005 (multilateral) y el Acuerdo Marco de
13. Cooperación del 2006 (bilateral):
Ninguna de las opciones es correcta.
Dada la incompatibilidad entre las cláusulas de uno y otro, las mismas se tienen como no
escritas y ninguno de los acuerdos puede ser considerado por ello un argumento atendible.
Las cláusulas relativas a las actividades en cuestión en ambos tratados son aplicables y
válidas, por lo que sirven para apoyar las respectivas posturas, debiendo la CIJ resolver
teniendo en cuenta los restantes elementos del caso.
Prevalece el multilateral por abarcar un mayor número de estados y contemplar una mayor
cantidad de aspectos en su regulación.
Es válida en cuanto que la firma es un modo aceptado por dicha Convención para manifestar
el consentimiento en obligarse por parte de un Estado.
Sólo sería vinculante para las partes si las firmas hubieren correspondido en ambos casos a
los Jefes de Estado o Gobierno.
Convierte en nulo al acuerdo en cuanto que en ningún caso el Estado del Norte podría
apartarse de los procedimientos previstos por su normativa interna para la celebración de
tratados.
Debe tenerse por no escrita en cuanto que contradice normas del derecho interno de uno de
los Estados contratantes.
Al no estar receptada como modo de manifestación del consentimiento por la Convención,
será valida en función de lo que establezca la CIJ al respecto.
Para que la objeción por parte del Estado del Norte a la creación de una costumbre relativa al
15. contenido del principio de no intervención sea válida, es necesario que:
Exista al menos otro Estado que haya manifestado su objeción en el mismo sentido.
Se trate de una costumbre regional, en cuanto que las normas consuetudinarias generales no
admiten excepciones a su aplicación.
Se haya conformado una costumbre con un contenido contrario a instancias del Estado
objetor.
Haya una sentencia de un tribunal internacional que declare inaplicable la costumbre al
Estado objetor.
Es un sujeto de Derecho Internacional pero con capacidad limitada por su objeto y fines.
En el caso, la violación a las normas del derecho interno del Estado del Norte en el proceso de
18. celebración del tratado:
No puede ser alegada de buena fe por dicho Estado como vicio de su consentimiento para no
obligarse.
Convierte en nulo el acuerdo por dolo del Estado del Sur, en cuanto éste no puede pretender
desconocer la normativa interna de la otra parte.
Configura un vicio del consentimiento que hace nulo al tratado independientemente de las
circunstancias del caso.
No afecta la validez internacional del tratado, aunque es inoponible al Estado del Norte en el
plano doméstico.
Es una causal que habilita la suspensión de los efectos del acuerdo internacional.
Hay una propuesta de tratado, que puede convertirse en tratado con la ratificación de ambos
estados.
Sólo habría un tratado en el caso de que ambas partes asuman voluntariamente las
obligaciones contenidas en el o los instrumentos.
Hay un tratado internacional, pero el mismo es nulo ab initio porque medió error en el
consentimiento de uno de los contratantes.
No puede generar obligaciones válidas para los Estados contratantes, en cuanto que no existe
un tratado internacional.
Sólo vale como obligación de celebrar un nuevo acuerdo sobre la misma materia.
Obliga a las partes en cuanto que éstas pautaron que sus efectos jurídicos se producirían con
la sola firma.
Obligaría a las partes sólo en el caso de que éstas lo ratifiquen o aprueben mediante el
procedimiento previsto por su normativa interna.
Generará obligaciones válidas una vez que el Estado del Norte subsane la nulidad derivada
de la falta de competencia de su órgano.