“El Oncenio” se desarrolló entre 1919 y 1930 y se caracterizó por ser de carácter populista, dictatorial y en el que se rindió culto a la personalidad de Leguía. Si bien en los comicios de 1919, Augusto B. Leguía fue elegido por mayoría, también, ante el temor de ser anuladas las elecciones por el Congreso, optó por asegurarse en ser Presidente a través del golpe de Estado de ese mismo año. “El Oncenio” supuso la decadencia y liquidación de viejos partidos políticos: el Civil, el Democrático, el Constitucional y el Liberal, para dar paso a nuevos: La Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), fundado el 7 de mayo de 1924 por Víctor Raúl Haya de la Torre en México y el Partido Socialista Peruano, fundado en 1928 por José Carlos Mariátegui. Pero también este periodo fue de malas prácticas políticas, no solo por el golpe de Estado de Leguía, sino también por cambiar la Constitución para sus objetivos reeleccionistas. En el campo económico, el Perú fue crédito de préstamos internacionales, especialmente de Estados Unidos. Mucho de ese dinero fue destinado para las obras públicas y sociales, pero sobre todo para celebrar el primer Centenario de la Independencia del Perú. El PBI en dólares constantes creció 3.6% por año en ese período, por debajo del promedio de 4.6% entre 1895 y 1930. Pero el segundo gobierno de Leguía, entre 1919 y 1930, fue uno de extraordinarios aciertos en el campo económico. En efecto, el oncenio fue una etapa de rápido progreso y desarrollo. Según datos del BCR, la economía creció a una tasa promedio anual de 6.5% entre 1922 y 1929. El ingreso per cápita y la productividad del capital y del trabajo se expandieron 5% y 4% por año en el mismo período. El veloz avance de la economía con Leguía es especialmente meritorio, pues ocurrió en un entorno internacional poco favorable. En 1919, el país enfrentó la caída en los precios de nuestras exportaciones como consecuencia del final de la primera guerra mundial. Y en octubre de 1929, la estrepitosa caída de la bolsa de Nueva York arrastró al mundo a la recesión. El PBI peruano se contrajo más de 10% en 1930. A pesar de todo, Leguía dejó al Perú en 1930 con un PBI más de 50% superior al que tenía en 1919. Además, el Perú creció 1% más que el resto de América Latina durante el oncenio. Leguía fue un dictador que cambió la Constitución a su antojo para reelegirse dos veces. El colapso de la economía mundial llevó a su caída en 1930. El ensañamiento contra Leguía fue infame: se saqueó su residencia, se le encerró en una celda diminuta y no se le brindó tratamiento adecuado para el cáncer que lo aquejaba. Pero la mezquindad y el odio no sobreviven el paso del tiempo. Augusto Bernardino Leguía es el fundador del Perú moderno.