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EL TESTAMENTO: OLOGRAFO

I. INTRODUCCIÓN:

De una manera muy esquemática se puede decir que hay dos grandes tipos de
sucesión: la voluntaria, en la que el destino y destinatarios de bienes y derechos se
eligen por el causante, y la legal (intestada o legítima) en que destinatarios y destino de
los bienes y derechos resulta predeterminado por la Ley.

Pues bien el principal acto o negocio jurídico1 por el que una persona dispone para
después de su muerte de todos o de parte de sus bienes y derechos 2
Es el testamento.
Así es ni más ni menos como lo define el Código Civil (artículo 667) en definición
criticadísima por los juristas, pero que sencillamente resume y sintetiza más que las
prolijas definiciones que dan estos autores, la sustancia de lo que sea este.

- En primer lugar es un acto (o negocio jurídico) “mortis causa” este latinajo traducido
literalmente significa por causa de muerte y viene a significar que el testamento es un
acto “diferido” en el sentido de que quién expresa su voluntad no lo hace para que
produzca efectos inmediatamente o después pero que pueda apreciarlos (como ocurriría
en una compraventa), sino precisamente para después de que fallezca, cuando,
evidentemente, ya no se percate del asunto. Pero también en el sentido de que la
situación que se regula, ordena o contempla es futura y que aunque se sabe que va a
llegar (la muerte) se ignora cuando.

- Es un acto además de personal y unilateral, personalísimo, solo se puede hacer por


el testador, por lo que a diferencia de otros negocios jurídicos (p. ej. la misma
compraventa) no se puede hacer por medio de apoderado aunque tenga un poder
especialísimo.

2
Tampoco puede encomendarse a un tercero la subsistencia del testamento ni la
designación de herederos o legatarios (aunque en algunos derechos forales como verá
haya especialidades).

- Como acto personal, no admite la concurrencia de más persona que el testador en su


formación. Por eso se prohíbe el testamento mancomunado que es el hecho por dos o
más personas en un mismo documento, aunque la persona concurrente sea el cónyuge
del testador (artículo 669 Código Civil)3

- Es un acto o negocio jurídico libre, en el sentido que son inadmisibles las coacciones,
los engaños y los fraudes en la formación de la voluntad del testador (artículo 673 CC) y
si intervienen el testamento es nulo.

- Es una acto que requiere una capacidad especifica (aunque es muy amplia) que en
nuestro derecho se configura de forma negativa. Están capacitados para testar los que no
se hallen encuadrados en una de las prohibiciones o incapacidades que la Ley señale
(artículo 662). Pero estas son mínimas ya que el artículo 663 dice que no pueden testar
los menores de 14 años y “los que habitual o accidentalmente no se hallaren en su
cabal juicio” (expresión que significa incapacidad habitual que entonces tiene que estar
declarada judicialmente o momentánea que debe de apreciar el notario, en su caso) sea
como fuere la presunción en nuestro derecho es que la persona es capaz salva la prueba
en contrario. No obstante determinados tipos de testamentos (p. ej. el ológrafo)
requieren especiales requisitos de capacidad.

Es un acto o negocio jurídico valido aunque voluntariamente se omita el destino de


bienes y derechos.

Es siempre revocable, aunque en el testamento se hubiera expresado la voluntad de no


revocarlo (artículo 737 CC).

Es un acto o negocio jurídico formal. Para que sea válido debe de cumplir los
requisitos de forma que marcan las leyes (artículo 687 CC con carácter general, y 705
para el testamento abierto y 7115 para el cerrado).

1. CLASES DE TESTAMENTOS:
3
Son muchas las clasificaciones que los autores nos ofrecen sobre las clases de
testamentos, bien sea por la persona (o personas) 4 que los hace, por su forma, por el
lugar en que se hacen o por las circunstancias en que se hacen.

No le vamos a cansar con estas clasificaciones que a lo más tiene interés para abogados,
jueces y autores, y entendiendo que este informe debe de ser eminente práctico en
cuanto a la forma de hacer testamento o buscar determinados efectos las omitiremos
salvo hacerle una breve mención a la propia clasificación que acogen nuestras leyes
civiles.

Así el artículo 676 CC dice que el testamento puede ser común o especial, añadiendo
que son comunes el ológrafo (u hológrafo pues también se puede escribir de esta
forma), el abierto y el cerrado y especiales: el militar, el marítimo y el hecho en país
extranjero (art. 677).

Esta clasificación parte de las formalidades que se han de emplear en su confección las
normales los comunes u otras particulares, bien sea por el lugar (testamentos hechos en
país extranjero, marítimos) unido a veces como en el militar a la condición de la
persona.

Pero como verá Vd. los testamentos que el Código llama comunes presentan en
determinadas circunstancias algunas particularidades, atendiendo a la condición del
testador.

Se trata de aquellos testamentos en que el testador es minusválido por una u otra razón o
se haya impedido siquiera sea temporalmente en alguno de sus sentidos, lo cual puede
sucederle a personas de edad avanzada, bien sea porque no oyen bien, no puedan firmar
etcétera… En estas ocasiones se regulan determinadas especialidades generalmente de
carácter formal a fin de asegurarse de una parte la capacidad y libre voluntad de quien
testa y de otra que su voluntad se pueda manifestar de forma adecuada.

Es también especial, y de que modo, a pesar de que el código no los mencione como
tales, los testamentos hechos en peligro de muerte y en tiempos de epidemia, que viene
a considerar una forma de testamento abierto, atendiendo a la propia definición que se
da de este tipo de testamentos (luego lo veremos), pero que otros derechos (forales)
suelen considerar tipos distintos de testamentos como haremos aquí, por las
particularidades de todo tipo que presentan.
4
2.TESTAMENTOS OLÓGRAFOS:

2. 1. El testamento ológrafo:

Parafraseando al artículo 678 se puede definir el testamento ológrafo como aquel que
escribe personalmente el testador con las formalidades legalmente previstas.

Es pues un testamento a priori sencillo y barato, pero decimos “a priori” porque la


supuesta facilidad puede verse complicada por los requisitos formales que el Código o
las Leyes forales exigen para que sea válido y que en ocasiones hacen que este
testamento no sea eficaz, pese (sobre todo a determinados herederos pleiteadores y a
notarios) a que en no pocas ocasiones determinados requisitos han sido interpretados de
un modo flexible por los tribunales.

En principio en cuanto a requisitos formales, el Código no exige nada fuera de lo


normal, sólo que el testamento esté escrito todo él de mano propia del testador y
firmado por el mismo expresando en dicho escrito el año mes y día en que se redacte (y
normalmente, aunque esto no lo dice el Código la voluntad de disponer de todos o
algunos de los bienes propios para después de la muerte, sin que sea necesario darle
expresamente la denominación de “testamento”).

Hemos subrayado la expresión “todo él” porque esto es lo verdaderamente fundamental.


No vale este tipo de testamento si se escribe a máquina o con ordenador, ni tampoco si
se escribe por otra persona, de modo tal que quienes no sepan o no puedan por
enfermedad u otra causa escribir no pueden utilizar este testamento.

La escritura y firma deben de ser las habituales, las que emplearíamos para escribir una
carta a un amigo o la lista de la compra. Luego verá por qué.

Si hay tachaduras, enmiendas o frases o palabras escritas entre renglones es preciso que
se salven baje firma (también le diremos cómo).

Exige además el Código Civil que el testador sea mayor de edad, circunstancia esta que
a Vd. como persona mayor no le afecta, pero si puede afectar a sus parientes y
allegados.

Las principales particularidades de este testamento se producen después de haberse


redactado y sobre todo al fallecimiento del testador.
Después de haberse redactado decimos que hay particularidades por una razón muy
sencilla, cuando Vd. va al notario el testamento que firma, el original, no se le entrega a
Vd. personalmente, sino que se lo queda el propio Notario, que luego lo archiva en unos
libros especiales que se llaman protocolos. A Vd. a lo sumo, le darán una copia. A lo
que nos estamos refiriendo es que el testamento queda perfectamente (según el notario
por supuesto) conservado y lo que es más importante, localizado al fallecimiento de
quién hizo el testamento.

No ocurre lo mismo con el testamento ológrafo pues se otorga privadamente y nadie


sabe (salvo excepciones) que Vd. lo ha confeccionado, planteándose pues con toda su
crudeza el problema que tienen estos testamentos frente a sus indudables ventajas
(sencillez, inmediación y secreto), y es que es un documento fácilmente “ocultable” (por
no decir sustraible por una persona que no le guste) al no quedar constancia fidedigna
de su redacción y al no quedar conservado en un archivo público o semi-publico. De
hecho, en no pocas ocasiones el destino y utilización de estos testamentos queda
diferido a los intereses del que pueda resultar beneficiado por él (que lo presenta) o
perjudicado por el mismo (que lo oculta).

Sobre la conservación de este tipo de testamentos nada dice la Ley de modo que puede
guardarlo Vd. hasta su muerte, encomendar la guarda a una persona de su confianza (p.
ejemplo si ha tenido a bien nombrarla albacea o contador-partidor) o a uno de sus
herederos interesados en sus bienes.

La otra particularidad es que para que este testamento produzca efectos a su


fallecimiento es preciso protocolizarlo (es decir hacer de él un documento notarial que
se incluirá en el protocolo del notario) y adverarlo, esto quiere decir acreditar de modo
inequívoco que se trata del testamento de mano propia del testador, comprobándose a
estos efectos la letra y firma.

La protocolización (en la terminología que emplea el Código y algunas leyes forales)


del testamento ológrafo consta de dos fases: la adveración y la protocolización
propiamente dicha. La primera es una fase que se ventila ante el Juzgado y la segunda
ante el notario.

Vamos a intentar resumirle estas dos fases, que en el fondo no son interesantes en si al
testador, si no más bien a los presuntos y reales herederos o legatarios, a fin de que
comprenda porque en la práctica, aparte del desconocimiento que de esta forma de
testamento tiene no poca gente, es un testamento que se emplea menos de lo que
merecería.

Conforme a la Ley, este testamento para que sea válido debe de presentarse en el plazo
de 5 años contados desde el fallecimiento del testador. Pasados estos cinco años aunque
apareciera el testamento ya no es valido.

La persona que tenga en su poder el testamento: Albacea, heredero, amigo… debe


presentar el testamento en el plazo de 10 días desde que conociera el fallecimiento del
testador, bajo sanción de ser responsable de los daños y perjuicios que causara su
dilación.

- Ante el Juez, presentado, debe de acreditarse, el hecho fundamental del fallecimiento


del testador, lo que normalmente se hace mediante el certificado de defunción.
Acreditado el fallecimiento el Juez debe de abrirlo, si estuviera cerrado y firmar junto
con el secretario todas las hojas del testamento.

- El Juez debe de comprobar la autenticidad de la firma y letra del testador por


medio de tres testigos que las conozcan y que declaren que “no abrigan duda racional
de hallarse el testamento escrito y firmado de mano propia del testador”. A falta de
estos testigos o si estos no pudieran hacer esa declaración de autenticidad, se acudirá a
un procedimiento especial que se llama cotejo de letras (su propio nombre dice lo que
es).

Para la práctica de la adveración del testamento, el Juez ha de citar necesariamente al


cónyuge superviviente – si lo hubiere- a los descendientes y ascendientes del testador –
también si los hubiere – y en defecto de estos parientes, a los hermanos. Si no existiere
ni un solo pariente o cónyuge, o se desconociera su paradero se hace la citación al fiscal.

Estos parientes pueden concurrir a la declaración de los testigos o en su caso al cotejo


de letras (si bien hay que señalar que será al acto en que se presente el cotejo por el
perito calígrafo) y hacer a los testigos y al perito las preguntas que estimen pertinentes y
conducentes a autentificar el testamento presentado.

Estando todo conforme, es decir acreditada la autenticidad del testamento y que este es
el último efectuado por el testador, se dicta auto por el Juez ordenando que se
protocolice. Esto como ya le hemos dicho se hace por el notario quien efectúa un acta
con el testamento ológrafo, el auto del juez y demás documentos. Del acta se pueden
sacar cuantas copias por los interesados en la herencia se deseen, por supuesto
pagándolas a su costa el peticionario.

El auto judicial, solo lo es a efectos de protocolización del mismo, pero no prejuzga más
que a este efecto que el testamento sea realmente auténtico. Así si el heredero, real o
presunto, cree pese a lo actuado en el Juzgado, o porque no pudo actuar en él, que el
testamento es falso, puede interponer una demanda ante el Juzgado y contra los
herederos nombrados en el testamento ológrafo, para que se declare la nulidad de aquel.

2.2 Testamentos notariales: requisitos generales de estos, los testigos y el juicio de


capacidad.

Sencillamente testamento notarial es aquel en cuyo otorgamiento interviene un fedatario


público, que en España, es el notario.

Tal intervención sea redactándolo conforme a las instrucciones del testador o dando fe
de que se ha otorgado y que se halla en el sobre o cubierta que se le presenta da una
serie de garantías, en cuanto a la capacidad del testador, la inexistencia de presiones de
los eventuales herederos o beneficiarios, de autenticidad… que no posee el testamento
ológrafo.

El testamento en que interviene el notario es un acto rigurosamente formal, que


se rige primordialmente por las disposiciones del Código Civil, o las legislaciones
forales sobre la materia y supletoriamente por la legislación notarial.

El notario que autorice un testamento debe pues cumplir varios requisitos formales
inexcusables so pena de nulidad del testamento.

El primero es la llamada “fe de conocimiento” o mejor la identificación del testador.

Este es un requisito obvio, para evitar suplantaciones de personalidad en la persona que


va a testar (no vaya a ser que ocurra como en la opera “Gianni Schicchi”)

La identificación se hace de varias formas (artículo 685 CC):


a) por el conocimiento que el notario tiene del testador. Tradicionalmente era
la principal, pero en una ciudad grande es prácticamente imposible salvo
que sea cliente habitual del mismo notario.
b) Si el notario no conoce al testador, mediante dos testigos que le conozcan y
sean conocidos del mismo notario (supuesto aun más raro que el anterior).
c) Mediante la utilización de documentos expedidos por las autoridades cuyo
objeto sea identificar a las personas (v. gr: el DNI).

Esta es la forma habitual de identificar al testador, aun incluso con aquellos notarios que
le conozcan, de hecho, lo primero que hará el notario antes de empezar la lectura de su
testamento será pedírselo.

- El segundo es el Juicio de capacidad:

Este “juicio” es la declaración que hace el notario de que “a su juicio” tiene el testador
la capacidad legal necesaria para testar. Tal exigencia se reitera además cuando se habla
específicamente del testamento abierto (artículo 696) y del cerrado (art. 707).

Tal declaración por supuesto, puede ser enervada por la prueba en contrario, pero en
principio y según nuestros tribunales crea una presunción de que le testador era
plenamente capaz para disponer de sus bienes y hacer testamento.

- La intervención de los testigos: Esta intervención de los testigos solía encuadrarse


por los juristas como el tercer requisito común a los testamentos notariales, pues se
exigía su presencia siempre, en diferente número. Lo cierto es que tras las reformas en
la materia de principios de los años noventa del siglo pasado (un poco siguiendo la
estela de algunos derechos forales o en simultaneidad con estos derechos especiales)
que con carácter con general suprime la necesidad presencia de los testigos tanto en los
testamentos abiertos como en los cerrados, hablar de ellos y de su intervención, no es lo
primordial.

Ello no significa sin embargo que postestigos no intervengan ya nunca. De hecho, como
verá su presencia es necesaria en circunstancias particulares, que coinciden con esas
minusvalías de que se le habló; por ejemplo no poder firmar, ser ciego…
En estos casos los testigos deben de ser idóneos. Esta palabra técnica que emplea el
Código debe de ser entendida como persona en la que no concurra una causa de
inhabilidad o una prohibición legal. Así el Código establece que no pueden ser testigos:

1º Los menores de edad, salvo en el testamento en caso de epidemia.

2º Los ciegos y los totalmente sordos o mudos.

3º Los que no entiendan el idioma del testador.

4º Los que no estén en su sano juicio.

5º El cónyuge o los parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o


segundo de afinidad del notario autorizante y quines tengan con este una relación de
trabajo.

Además en el testamento abierto tampoco pueden ser testigos “ los herederos o


legatarios en el instituidos, sus cónyuges, ni los parientes de aquellos dentro del cuarto
grado de consanguinidad o segundo de afinidad” (artículos 681 y 682).

No nos queda en esta parte más que decirle que de todo testamento que autoriza, sea
abierto o cerrado, el notario remite un parte o información al registro Central de Actos
de Ultima Voluntad para que quede constancia del otorgamiento y para información de
los presuntos beneficiarios por el testamento.

1. En cuanto a su otorgamiento: ¿Quién puede otorgarlo y cómo?


 
El testamento ológrafo sólo podrá otorgarse por personas mayores de edad.
Para que sea válido este testamento deberá estar escrito todo él y firmado por el
testador, con expresión del año, mes y día en que se otorgue.
 
Si contuviere palabras tachadas, enmendadas o entre renglones las salvará el testador
bajo su firma.
Los extranjeros podrán otorgar testamento ológrafo en su propio idioma.
Es necesario tener siempre en cuenta:
          • Este tipo de testamento tiene que estar escrito a mano. No podrán otorgar
testamento ológrafo, los que no saben leer y escribir,  ya que es requisito esencial que el
testamento ológrafo sea autógrafo, del puño y letra del testador (están excluidos los
medios fonográficos, mecánicos…) y con su firma habitual.
No se admite la huella dactilar como sustitutiva de la firma, ni la expresión de no saber
o no poder firmar; ni que firme un testigo por el testador.
          • La firma solo se refiere y da valor a lo que antecede a la misma, pero no a lo que
pueda escribirse después de ella, que habrá de salvarse volviendo a estampar otra firma.
Bastará una firma al final del documento, sin necesidad de firmar cada hoja del mismo.
         • Fecha. También ha de ser autógrafa; puede ser puesta por números o letras y se
admite la fecha de equivalencia, siempre que sea exacta y verdadera. La falta de fecha
provoca la nulidad del testamento.
          • Es esencial que del texto del testamento aparezca claramente la voluntad de
estar haciendo testamento, cualquiera que sea la fórmula que se utilice para ello.
  2. Protocolización del testamento ológrafo.
El escrito redactado tiene el valor de declaración exclusivamente privada de
voluntad; para que sea pública y produzca todos los efectos que la ley atribuye a la
manifestación testamentaria, hay que cumplir como requisitos su
presentación, adveración y protocolización propiamente dicha:
A) Presentación
El testamento ológrafo deberá protocolizarse presentándolo con este objeto ante
cualquier notario del último domicilio del testador, o del lugar en que éste hubiese
fallecido, dentro del plazo de cinco años, contados desde el día del fallecimiento. Sin
este requisito no será válido. Se entiende que el plazo de  años se trata de un plazo de
caducidad. 
Esta forma de protocolización ha cambiado tras la Ley de Jurisdicción voluntaria del
año 2015. Ya no puede presentarse ante el Juez.
¿Quién puede presentarlo?: 
• La persona en cuyo poder se halle depositado dicho testamento deberá presentarlo ante
notario, una vez tenga noticias de la muerte del testador y, no verificándolo dentro de
los diez días siguientes desde dicha muerte, podría ser responsable de los daños y
perjuicios que se causen por la dilación.
 
• También podrá presentarlo cualquiera que tenga interés en el testamento como
heredero, legatario, albacea o en cualquier otro concepto.
 
          B) Adveración del testamento (comprobación de su veracidad).
 
Una vez que se ha presentado el testamento ológrafo ante el notario y acreditado el
fallecimiento del testador,  el Notario lo abrirá si estuviere en pliego cerrado y requerirá
a todos los que tuvieran interés en la herencia para que comparezcan ante él, de acuerdo
con lo manifestado por el compareciente y, en todo caso si le fueren conocidos, al
cónyuge sobreviviente, a los descendientes y a los ascendientes del testador y, en
defecto de estos, a los parientes colaterales hasta el cuarto grado para que promuevan el
expediente ante Notario competente, si les interesase.
Si se ignorase la identidad o domicilio de estas personas, la notificación se hará –y a
cuantos genéricamente pudieran estar interesados- en los tablones de anuncios de los
Ayuntamientos donde se encuentran todos los puntos de conexión que determinan la
competencia notarial. La exposición pública será de un mes, con diligenciado
acreditativo del Secretario del Ayuntamiento.
 
También habrá que comunicarlo al Ministerio Fiscal cuando existiere algún menor o
persona con capacidad modificada judicialmente para que se proceda al nombramiento
de defensor judicial cuando estas personas carezcan de representación legal.

Estas notificaciones no excluyen otros medios adicionales  que el Notario pueda


acordar.

La comparecencia se celebrará dentro del plazo de treinta días desde la solicitud. Los
citados podrán presenciar la práctica de dichas diligencias y hacer en el acto, de palabra,
las observaciones oportunas sobre la autenticidad del testamento. El notario formulará
las preguntas pertinentes y exhibirá el testamento a los testigos propuestos –y a los que
él haya acordado designar- así como a los interesados que, citados, hayan concurrido a
la práctica de esta diligencia.

Si los testigos citados –mínimo de tres- fueren declarados idóneos y no albergaren duda
sobre le identidad del testamento y de su autor, se tendrá por concluida la prueba
testifical. En defecto del número de tres, se estará a los que el notario considere. 

Los interesados tienen derecho a ser oídos en la práctica de esta prueba, cuyas
manifestaciones serán recogidas en la diligencia y si se adhieren al juicio de los testigos
esa adhesión tiene un indudable valor, fundamentalmente si son legitimarios.

Si no existieran testigos idóneos o si dudasen los examinados, el Notario podrá acordar,


si lo estima conveniente, que se practique una prueba pericial caligráfica.
   C) Protocolización

 
Si el notario estima justificada la identidad del testamento, acordará que se protocolice,
levantando un acta de notoriedad.  En caso contrario, puede denegar la protocolización.
La declaración de notoriedad y práctica de protocolización deberá formularse en el
término de cinco días hábiles computados desde la práctica de la última diligencia. 

 Cualquiera que sea el juicio notarial queda abierta a los interesados la vía judicial para
posibles impugnaciones.

Se tomará razón de la protocolización en el Registro  de Actos de Ultima Voluntad.

Contra la inadmisión del expediente o declaración fallida de protocolizar queda abierta


la vía judicial.

Estos mismos requisitos rigen para las denominadas “memorias testamentarias” y para
los supuestos de testamento cerrado nulo convertido en ológrafo.
 3. Caducidad del testamento ológrafo
Caduca en un plazo de cinco años contados desde el día del fallecimiento para realizar
las operaciones de protocolización y adveración. Una vez transcurrido este plazo sin
tales requisitos, no será válido el testamento.
3.- DEGUN AUTORES

 TESTAMENTO OLÓGRAFO SEGÚN AUTOR AUGUSTO FERRERO


COSTA

Concepto. Es el testamento que el testador escribe íntegramente de su puño y letra,


fechándolo y firmándolo, sin intervención de testigos ni notario. (FERRERO, 2002)

En general, el testamento ológrafo es redactado personal y directamente por el testador,


a mano, es decir, de su puño y letra, fechado y firmado sin intervención de testigos ni de
notario; por excepción y solo para el caso de discapacitados por deficiencia visual, se
puede utilizar el sistema Braille (AGUILAR LLANOS, 2014).

En esta clase de testamentos no interviene autoridad alguna, ni testigos; por ello, quizás
es el testamento con menos seguridad para guardar la voluntad testamentaria.
Formalidades (AGUILAR LLANOS, 2014).
Para que este documento sea válido debe cumplir con los requisitos establecidos en el
artículo 707°, del Código Civil Peruano. “Son formalidades esenciales del testamento
ológrafo, que sea totalmente escrito, fechado y firmado por el propio testador.

Si lo otorgara una persona con discapacidad por deficiencia visual, deberá cumplirse
con lo expuesto en el segundo párrafo del numeral 1 del artículo 699°. Para que
produzca efectos debe ser protocolizado, previa comprobación judicial, dentro del plazo
máximo de un año contado desde la muerte del testador”.

Escritura. Significa que debe estar escrito y redactado por el mismo testador
(manuscrito), formalidad que será comprobada a la muerte del testador por la vía del
peritaje calígrafo. El testamento puede ser extendido en cualquier papel o superficie,
pero su elaboración puede agotarse en un determinado o en varios momentos, cualquier
enmienda o corrección es posible, y puede realizarse al margen o entre líneas. Las
modificaciones realizadas luego de la conclusión del testamento, deben ser fechadas y
firmadas el testador, puesto que equivaldrían a un nuevo testamento.

Fecha. Según Echecopar el objeto de esta solemnidad es doble; por un lado, nos da un
referente temporal sobre la capacidad o no del testador cuando lo otorgó; y por otro, nos
permite establecer ante la eventualidad de la existencia de dos testamentos, cuál de ellos
es el último. En cuanto a cómo debe consignarse la fecha, la jurisprudencia extranjera
admite el uso de las letras o números.

Firma. De preferencia debe consignarse al final del testamento, sin embargo, creernos
que nada se opone a que aparezca en cualquier parte del texto, lo esencial es que quede
clara la relación entre la firma y el texto. Debe utilizarse el nombre y el apellido que usa
habitualmente el testador en los actos de su vida diaria. Por lo tanto, la suscripción
vendría a ser una ratificación del testador a todo lo expresado en el pliego testamentario.
Se señala que podría hacerse incluso utilizando seudónimos o con simples iniciales.
Efectos posteriores (FERRERO, 2002). La persona que conserve en su poder un
testamento ológrafo está obligada a presentarlo al juez competente dentro de los treinta
días de tener conocimiento de la muerte del testador, bajo responsabilidad por el
perjuicio que ocasione con su dilación (artículo 708°).

Debe mencionarse que en varios casos en que se acreditó la existencia de un


testamento, sin ser éste habido, la declaración de herederos hubo de seguirse en juicio
ordinario. De acuerdo al artículo 709°, presentado el testamento ológrafo con la copia
certificada de la partida de defunción del testador o declaración judicial de muerte
presunta, el juez con citación de los presuntos herederos, procederá a la apertura si
estuviera cerrado, pondrá su firma entera y el sello del juzgado en cada una de sus
páginas y dispondrá lo necesario para la comprobación de la autenticidad de la letra y
firma del testador mediante el cotejo, de conformidad con las disposiciones del Código
Procesal Civil que fueran aplicables. El mismo artículo agrega que sólo en caso de faltar
elementos para el cotejo, el juez puede disponer que la comprobación sea hecha por tres
testigos que conozcan la letra y la firma del testador.

Estas normas procesales en el Código Civil se debieron a que en el Código de


Procedimientos Civiles no existían; pues, cuando este último se promulgó, en 1912,
estaba vigente el Código de 1852, que no legislaba el testamento ológrafo. Una vez que
ha sido comprobada la autenticidad del testamento y el cumplimiento de sus requisitos
de forma, el juez mandará protocolizar el expediente (artículo 711°). El plazo para
hacerla es de un año contado desde la muerte del testador. La protocolización notarial
confiere al testamento ológrafo la condición de instrumento público, adquiriendo el
valor probatorio que como tal le corresponde, de acuerdo al Código Procesal Civil.

 EL TESTAMENTO OLOGRAFO AUTOR JESUS GOMEZ TABOADA

Concepto Se considera al testamento ológrafo al redactado de puño y letra por el


causante, surtiendo efectos una vez comprobada mediante un proceso judicial de su
validez.

Requisitos de Validez del Testamento Ologrado Dentro de los requisitos de validez


para la conformación y validez del testamento ológrafo se encuentran los contemplados
en el Art. 707 del Código Civil, interpretando sobre el mismo lo siguiente: Del
Causante

a) El causante debe redactar de puño y letra el testamento ológrafo por lo que decaería
en nulo lo prescrito de forma distinta o similar.

b) El causante debe fechar y firmar el testamento de los herederos, legatarios o el que


tenga en poder el testamento
a) El testamento ológrafo deberá ser protocolizado previa comprobación judicial,
dentro del término de un año de la muerte del causante. En relación a este paso, antes
de llegar a la etapa de la protocolización del contenido del mismo, está sujeta a dos
etapas, que a continuación pasaremos a exponer: Procedimiento de Otorgamiento del
Testamento Ológrafo

a) Fase Judicial Conforme el art. 817 del C.C que establece para esta institución que el
proceso judicial no contencioso para esta figura es el proceso judicial de otorgamiento
de testamento.

1. Requisitos y procedimiento para la interposición del pedido de otorgamiento del


testamento El Art. 751 así como el Art. 817 del Código Procesal Civil establece que los
requisitos de validez para la conformación del pedido son los siguientes:

 Juez Competente

 Datos de identificación (nombre, documento de identidad y domicilio) del


solicitante como del causante

 Individualizar el petitorio

 Exposición de las razones de hecho y derecho que fundamentan su pedido

 Y demás requisitos aplicables para el caso en concreto (similar a la


interposición de una demanda)

SE ADJUNTARÁN LOS SIGUIENTES DOCUMENTOS El Art. 818 del Código


Procesal Civil vigente, señala los siguientes: 1. La copia certificada de la partida de
defunción o de la declaración judicial de muerte presunta del testador, y certificación
registral de no figurar inscrito otro testamento.

2. Copia certificada, tratándose del testamento cerrado, del acta notarial extendida
cuando fue otorgado o, en defecto de ésta, certificación de existencia del testamento
emitida por el notario que lo conserve bajo su custodia;

3. El documento que contenga el testamento ológrafo o el sobre que presuntamente lo


contenga; y
4. Constancia registral de la inscripción del testamento conforme al Artículo 825, en los
casos de testamento militar, marítimo o aéreo que hubieran sido entregados al Juez por
la autoridad respectiva. En todos los casos previstos anteriormente se indicará el
nombre y domicilio de los herederos o legatarios. Una vez corroborada el cumplimiento
de toda la información de la solicitud el juez procederá la apertura del testamento
poniendo su sello y firma del juzgado en donde se presentó Al finalizar este acto
procederá a examinar la verosimilitud del testamento ológrafo por lo que comunicará a
las partes para hacer el cotejo Para que se produzca la validez del testamento ológrafo
debe pasar por una etapa anterior llevada judicialmente, denominada

OTORGAMIENTO DEL TESTIMONIO, este procedimiento al constituirse como un


proceso no contencioso también requiere de actividad instrumental y probatoria,
requisitos plasmados en párrafos anteriores.

b) Fase Notarial

Requisitos de validez para la protocolización del testamento ológrafo Por disposición


del juez una vez se haya finalizado con la parte judicial, esta manda a protocolizar

VALIDEZ DEL TESTAMENTO CERRADO COMO OLÓGRAFO SEGÚN EL


C.C.

ARTICULO 803

Tanto en el caso previsto en el artículo 802 como en el de su apertura por el testador, el


testamento cerrado vale como ológrafo si se conserva el pliego interior y éste reúne las
formalidades señaladas en la primera parte del artículo 707.

CONCORDANCIA:

C.C. arts. 700, 703, 802

Comentario

Juan Olavarría Vivian

La conversión de los actos jurídicos es una figura excepcional en el Derecho, y el caso


hipotético de la norma bajo comentario constituye un típico caso de conversión.

Ella se produce cuando el acto jurídico deja de producir por cualquier causa o motivo
sus efectos propios dando lugar a la posibilidad de que otro acto jurídico resurja de los
"restos" del acto jurídico primigenio y que su vez este segundo acto jurídico produzca
también sus propios efectos, requiriéndose para ello que se den todas las condiciones
para la validez y eficacia del segundo acto, lo cual significa que las causas por las cuales
se dejaron de producir los efectos propios del primer acto no tengan que ver con
aquellas que lesionan la estructura esencial del acto jurídico.

Además, debe advertirse que, si el legislador patrio optó por la solución de la


conversión del testamento cerrado en ológrafo siempre que se conserven cuando menos
los requisitos formales de este último, es por la primacía, preponderancia y preferencia
que tiene la sucesión testamentaria sobre la sucesión intestada.

DOCTRINA

CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Derecho de las Sucesiones. Editorial Imprenta Amauta


SA Lima, 1966; ECHECOPAR GARCíA, Luis. Derecho de Sucesiones. Talleres
Gráficos de la Editorial Lumen S.A. Lima, 1946; FERRERO, Augusto. Tratado de
Derecho Civil, Derecho de Sucesiones, Tomo V; Volumen 11. Universidad de Lima.
Cultural Cuzco S.A. Lima 1994; LANATTA, Rómulo E. Capacidad del Testador.
Imprenta del Seminario de Santo Toribio. Lima, 1977; LEÓN BARANDIARÁN, José.
La Sucesión Hereditaria en la Jurisprudencia Suprema. Talleres de Servicios de Artes
Gráficas S.A. Lima 1980; LOHMANN LUCA DE TENA, Guillermo. Derecho de
Sucesiones. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, 1995;
OLAVARRíA VIVIAN, Juan Alejandro. Cuestiones de Derecho Sucesorio en el
Código Civil peruano de 1984. Editora Escolani E.I.R.L. Lima, 1997.

Articulo 703º.- Modificacion de testamento cerrado por olografo

Si el juez comprueba que la cubierta está deteriorada, de manera que haya sido posible
el cambio del pliego que contiene el testamento, dispondra que este valga como
olografo, si reúne los requisitos señalados en la primera parte del artículo 707.

EJEMPLO DEL TESTAMENTO OLOGRAFO

ACTA DE PROTOCOLIZACIÓN DE UN TESTAMENTO OLOGRAFO


En ............. a ....................... de ..................... de 200.........

Yo............... Notario Público de la plaza de ..................... con residencia


en ...................... hago constar.

Que en cumplimiento de lo ordenado por el Juzgado de Primera Instancia de esta


ciudad, Por resolución N°......... de fecha ........ en auto de ................, protocolizo en mi
registro de instrumentos públicos mediante la presente acta y ................... bajo el
número de orden al principio indicado, el testamento ológrafo de Don ............. fechado
en ................ el ........, y las diligencias judiciales tramitadas a efectos de su identidad,
comprensivo todo ello de ................. folios.

Del consignado doy fe.

RECOMENDACIONES

1. Debe adaptarse progresivamente la tecnología al Derecho en todas las áreas en las que
sea posible ello y se aprecie un beneficio cualitativo, mientras no se atente contra la
naturaleza de las instituciones y se respeten condiciones mínimas para su validez.

2. Debe reasignarse titularidad a los Actos Jurídicos, así como destacar a la voluntad
humana como su centro y eje, franqueándose a las personas del mayor número de
medios idóneos para realizar su voluntad, con mayor razón en un acto tan vital como
el testamento, que comporta la última voluntad. Las formalidades que garantizan su
autenticidad no deben ser óbice para su perfecta y libre expresión.

3. Debe regularse el testamento audiovisual en la legislación peruana como acto jurídico


independiente, debiendo delimitarse sus notas características, efectos, formas de
impugnación y proceso de ejecución. En consecuencia, se deben añadir en la parte
respectiva del Código Civil los siguientes artículos modelos:

Artículo 3: El Notario remitirá un parte a Registros Públicos con los datos generales
del testamento para su inscripción. Posteriormente al fallecimiento del testador, el
notario hará entrega a los interesados de una copia del video así como la trascripción
de las disposiciones de carácter patrimonial hechas por aquel en el video,
documento que tendrá carácter público y valdrá como título para solicitar la
respectiva inscripción.

Artículo 4: El testamento en video podrá ser impugnado cuando el número de serie


del soporte no coincida con el consignado en el acta remitida a registros o cuando el
soporte sea imposible de reproducir, sin perjuicio de la responsabilidad del notario.

TEXTOS LEGALES
1. CODIGO CIVIL PERUANO DE 1984
2. CODIGO PROCESAL CIVIL DE 1993
3. LEY DEL NOTARIADO
4. REGLAMENTO DE REGISTROS PUBLICOS
BIBLIOGRAFÍA

LIBROS
1. CABANILLAS SANCHEZ, ANTONIO. ESTUDIOS JURIDICOS EN
HOMENAJE AL PROFESOR LUIS DIEZ PICASSO. THOMSON CIVITAS.
ESPAÑA. 2003.
2. CALDERON DEL RIO, OSCAR. PROCESOS NO CONTENCIOSOS.
COMPAÑÍA EDITORIAL AMERICANA SRL. PERU. 1997.
3. CASTAÑEDA, JORGE EUGENIO. DERECHO DE SUCESIONES.
LECCIONES DICTADAS EN LA FACULTAD DE DERECHO DE LA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN LUIS DE GONZAGA (ICA).
IMPRENTA AMAUTA. 1966
4. DÍEZ PICAZO, LUIS - GUILLON, ANTONIO. SISTEMA DE DERECHO
CIVIL. VOLUMEN IV. TECNOS. ESPAÑA. 2003.
5. ECHECOPAR GARCIA, LUIS. DERECHO DE SUCESIONES. GACETA
JURIDICA. PERU. 1999.
6. ENCICLOPEDIA JURIDICA OMEBA. DRISKILL. BUENOS AIRES, 1986.
7. LA CRUZ BERDEJO, JOSE LUIS Y OTROS. ELEMENTOS DEL DERECHO
CIVIL. TOMO V. DERECHO DE SUCESIONES. 5TA ED. BOSCH.
BARCELONA. 1993.
8. LANATTA GUILHEM, ROMULO. DERECHO DE SUCESIONES. TOMO II.
SUCESIÓN TESTAMENTARIA. 3RA ED. DESARROLLO. LIMA, 1983.
9. LEON BARANDIARAN, JOSE. ACTO JURIDICO. 3RA ED. GACETA
JURÍDICA. PERU, 1999.
1. http://es.wikipedia.org
2. http://www.derecho.org
3. http://www.vlex.com
4. http://www.ambito-juridico.com

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