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Dubet François Lo Que Nos Une PDF
Dubet François Lo Que Nos Une PDF
frangois dubet
v v y i siglo veintiuno
/ X \ l editores
grupo editorial
siglo veintiuno
siglo xxi editores, méxico
CERRO DEL AGJA 248 ROMERO DE TERREROS 04310 MEXICO C*
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siglo xxi editores, argentina
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anthropos
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www.anthfOpos-editoual.ccfn
Dubet, Francois
Lo que nos une: Cómo vivir juntos a partir de un reconocimiento
positivo de la diferencia.- i a ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno
Editores, 2017.
136 p.; 21 x 14 cm.- (Sociología y política)
ISBN 978-987-629-744-8
D E L A S E X P E R IE N C IA S IN D IV ID U A L E S
A L A S L U C H A S C O L E C T IV A S
¿Q U É T E N E M O S E N C O M Ú N ?
1 I^as declaraciones en las que se apoya este libro provienen de una en
cuesta realizada a ciento ochenta y siete personas y de una veintena de
reuniones grupales (Dubet, Cousin, Macé y Rui, 2013). Quiero agrade
cer a mis coautores por autorizarme a retomar este trabajo en común.
Desde luego, los análisis de este libro sólo me comprometen a mí.
i . ¿Cómo se genera y cómo
se sobrelleva la prueba
de la discriminación?
El h ech o de q u e la m ayoría de las veces la discrim ina
ción provenga de los estereotipos negativos que so p o rtan los
individuos p o r lo q u e son o lo que p arecen ser no quita que
las propias rep resen tacio n es de la discrim inación tam bién
sean m uy estereotipadas. A la g en te le gustan los clichés sin
aten u an tes: el jo v en d e origen africano o n o rafricano víctima
del racism o, hostigado p o r la policía, excluido del m u n d o del
trabajo y d e las discotecas, relegado p o r la escuela, e n c erra
d o en su barrio-gueto. Es u n a suerte d e víctim a absoluta, que
e n c a m a u n peligro igu alm en te absoluto según la ecuación
sum aria “discrim inación = delin cu en cia = terro rism o ”.
En el o tro ex trem o del espectro, se alzaría la figura de las
personas que, p a ra ju stificar sus fracasos y dificultades, ven
discrim inación e n todas partes, c u a n d o en realidad lo únicc
q u e d e b e ría tenerse en c u e n ta son las desigualdades sociales
objetivas y las virtudes singulares d e los sujetos. Para e n te n d e i
los conflictos p o r los que pasan los individuos, p rim ero ha>
q u e evitar reducirlos a esos clichés.
L A S M E D IC IO N E S Y S U S L ÍM IT E S
\
i Las p e rso n a s d isc rim in a d a s n o “se h a c en la cab eza”: la dis
I c rim in a c ió n es u n h e c h o objetivo y m e n su ra b le . Existen
d o s g ra n d e s m é to d o s p a ra m e d ir la d isc rim in a c ió n . El p ri
m ero es la com paración estadística. Las encuestas “T rajectoirej
18 LO Q U E NOS U NE
LO S “ M O T IV O S” DE L A D ISC R IM IN A C IÓ N
L A IG U A L D A D D E N E G A D A
2 Sobre los afroam ericanos en los Estados Unidos, rem itim os a los li
bros de autores com o Ta-Nehisi Coates, Ralph Ellison, T o n i M orrison
y Richard W right, entre otros.
3 R ecordem os qu e los extranjeros también tienen derechos y qu e en
Francia estos no siem pre se respetan (Le D éfenseur des Droits, 201 6 ).
a4 LO QUE NOS UNE
LA DEN EG A C IÓ N D EL M ÉRITO
E N T R E C ASTIN G S Y A S IG N A C IO N E S SO C IA LES
LA E X P E R IE N C IA TO TA L
* Esta palabra, propia del registro inform al o jergal, designa a los hijos
de m agrebíes nacidos en Francia, Su fem enino es beurette, [N. de T.]
34 IX) Q U E NOS UN E
LA IN C E R T ID U M B R E
¿CÓM O A C T U A R ? ¿CÓMO R E A C C IO N A R ?
U N A P A R A D O JA F R A N C E SA
6 De aquí en más, llam aré “discrim inación positiva" a todas las políticas
y todos los dispositivos que buscan establecer la equidad y com pensar
cierta desigualdad m ediante el establecim iento de cupos, focalizando
una población específica e instaurando reglas específicas que ben e
ficien a determ inados grupos. De más está decir que estas políticas
pu ed en tener grandes diferencias entre sí.
¿ D IS C R I M I N A C I Ó N PO SIT IV A A I.A F RA N C ES A ? 45
EL D IL E M A D E LA S M EM O R IA S
D IS C R IM IN A C IÓ N D E M A S A S Y D IS C R IM IN A C IÓ N “ S U T I L ”
D IS P O S IT IV O S S IN F IL O S O F ÍA P O L ÍT IC A
Y E N T O N C E S , ¿A Q U IÉ N A P U N T A R ?
L A P A R ID A D
V O L V E R A LAS E X P E R IE N C IA S
¿ D E N U N C IA R ?
L A S D E S IG U A L D A D E S S O C IA L E S E N C A S T R A D A S
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La dem anda de igualdad y equidad forma parte de
u na concepción de la justicia que está inscripta en el núcleo
mismo de las sociedades democráticas. La tesis de una de
sigualdad natural de las razas y los sexos dejó de ser aceptable
y ya nadie puede oponerse a viva voz a la idea de que somos
iguales y debemos ten er las mismas posibilidades de éxito.
/ En cambio, la dem anda de reconocim iento de identidades y
! culturas plantea problem as muy distintos: si la dem anda de
I, igualdad lleva a los individuos a volverse invisibles, con la
dem anda de reconocim iento buscan volverse “visibles”.
Para la mayoría, reconocer que una identidad m inoritaria
cuenta con igual dignidad significa cuestionar la identidad
propia y redefinir la dimensión com unitaria de la vida social.
Si la dem anda de igualdad se apoya en teorías de la justicia,
la de reconocim iento pone en juego concepciones del bien,
las identidades y los imaginarios de la buena sociedad y la
fraternidad, de lo que tenemos en común. Ahora bien, aunque
los principios de justicia perm iten establecer acuerdos y prio
ridades, es difícil negociar valores e identidades: uno puede
aceptar ser un poco más o un poco menos rico, pero es más
difícil ser “un poco más” o “un poco m enos” francés, católico,
m usulmán, vale decir, ser más o m enos uno mismo.
Cuando se admite de m anera ritual que la riqueza de Fran
cia es producto de la diversidad, con las sucesivas oleadas de
migrantes, es sobre todo para decir que esta diversidad se fu
sionó en una cultura nacional que jerarquiza el orden de las
identidades, el de las “patrias chicas” y la nación, el de los
72 LO Q U E N OS U N E
E L R E T O R N O D E LO S R E P R IM ID O S (O R E L E G A D O S )
E L D E S G A S T E D E LO S G A R A N T E S M E T A S O C IA L E S
hay ninguna, pero para que no las haya se cierran las fron-
teras. P uede suceder que las cuestiones identitarias se de
sarrollen en un contexto de crisis económ ica; pero tam bién
hay casos com o los d e Austria y N oruega, donde la crisis está
relativam ente atenuada, m ientras que en otros países, com o
en España, la crisis es fuerte y la extrem a d erecha populista
es débil. Así que la d em anda de reconocim iento de las m ino
rías no provoca y explica p o r sí sola el populism o identitario y
nacionalista. Por el contrario, todos estos temas se cristalizan
en las m inorías, que son m enos una causa que un síntom a.
N inguna gran novedad en todo esto: está claro que la causa
del antisem itism o alem án de los años treinta del siglo pasado
no eran los judíos.
Si bien adm itim os que la vida social y las m aneras de vivir
ju n to s se apoyan, en tre otras cosas, en garantes metasociales,
concepciones im plícitas y com partidas d e la naturaleza de las
cosas y de los sistemas simbólicos que representan esta evi
dencia, cabe decir que hoy e n día dos d e estos m arcos pare
cen convulsionados.
El prim ero es el d e la nación. La nación n o sólo es el m arco
político de la dem ocracia y del Estado, tam bién es la adhesión
a un relato y a un im aginario de fraternidad, a u n a com uni
dad “sentim ental”, “u n a idea m ística y oscura”, com o escribía
D urkheim (1975: 49). P orque pertenecem os a u n a mism a na
ción, aceptam os algunos sacrificios que benefician a quienes
no conocem os, p o r el solo motivo de que son nuestros com
patriotas. A unque el patriotism o y el sentim iento nacional ya
no tengan el carácter heroico, de conquista y sacrificio que
solían ten er antes y d u ran te la Prim era G uerra M undial, la
nación, con su idiom a, su historia y sus paisajes, form a par
te de la identidad m ás pro fu n d a de los individuos. En cierta
m edida, les da consistencia y estabilidad frente a los desórde
nes del m undo.
A hora bien, la nación tal com o se la representó d u ran te
m ucho tiem po ya n o es algo que se da por sentado. La ar
ticulación de u n a soberanía política absoluta, una cultura
LOS C O N F L IC T O S DEL R E C O N O C IM IE N T O 77
LA N A C IÓ N A M E N A Z A D A
EL P U E B L O O L V ID A D O Y EL M U N D O P E R D ID O
P R O B L E M A S CO N LO LAICO
LA “ N A T U R A L E Z A ” D E LOS H O M B R E S Y D E L A S M UJER ES
L A ID E N T ID A D C O N T R A E L IN D IV ID U O
¿C óm o se m anifiesta la d e m a n d a d e re c o n o c im ie n to en las
y los discrim inados? C u a n d o u n o in te n ta m a n te n e rs e lo m ás
c e rc a posible de los h e c h o s, el paisaje p ie rd e rá p id a m e n te
nitidez, ya q u e los discursos p a re c e n estar d istrib u id o s en u n
espacio q u e va d e sd e las d e m a n d a s m ás radicales y “to tales”
hasta las m ás individualizadas, discretas e incluso a p e n as au
dibles. En u n e x tre m o se d e sp lie g an discursos id en tita rio s
radicales, ñ o en el se n tid o d e q u e llam an a la violencia, sino
e n la m ed id a en q u e la id e n tid a d reivindicada se p re se n ta
co m o un absoluto . E n el o tro , la d e m a n d a d e re c o n o c im ie n
to es p ro fu n d a m e n te subjetiva e individual y se apoya a n te
to d o e n el d e re c h o d e ser u n o m ism o e n n o m b re d e u n a
sin g u larid ad .
El azar d e los e n c u en tro s nos perm itió recopilar algunas
afirm aciones identitarias “totales”. T an totales q ue M oham ed,
u n jo v e ñ ^ s tu d ia n te d e historia, se niega a verse com o u n a
víctim a d e la discrim inación. En efecto, p a ra q u e a u n o lo dis
c rim in en tien e q u e definirse com o igual y sem ejante a todos.
Sin em bargo, si u n o n o se siente ni sem ejante n i igual a los
dem ás, es im posible q u e lo discrim inen: u n o está fu era del
m u n d o , al m argen , e x tra n je ro , e n g u e rra con él, p e ro no lo
discrim inan.
EL IN D IV ID U O C O N T R A LA ID E N T ID A D
¿ R E C O N O C IM IE N T O D E Q U É ?
L A S O C IE D A D D E S A P A R E C ID A
El p rim e ro e ra u n a re p re se n ta c ió n o rg án ic a d e la división
del trabcyo y la so lid a rid a d con base e n el trabajo, la in te r
d e p e n d e n c ia d e las clases y d e las fu n cio n e s e c o n ó m ica s y
sociales. Las clases sociales p o d ía n o p o n e rs e co n violencia,
p e ro to d as p a rtic ip a b a n d e la vida en u n a m ism a “c o lm e n a ”,
u n m ism o c o n ju n to . El trab ajo fu n d a b a ta n to las posiciones
sociales y los d e re c h o s c o m o las d e u d a s y las ac re e n cia s d e
cad a cual, e n u n sistem a am p lia d o d e so lid arid ad es del cual
se deriva el E stado d e bien estar.
El se g u n d o p ila r e ra el d e las institu ciones. Y, so b re to d o ,
las in stitu cio n es d e m o c rática s q u e re p re s e n ta b a n , parcial y
lab o rio sa m en te , in tereses “p a rtic u la re s” articu la d o s c o n la
b ú sq u e d a del in te rés g e n e ra l. En este se n tid o , la d e m o c ra c ia
“re g ía ” la so c ie d a d a la vez q u e e ra la e x p re sió n d e la lib er
tad equitativa d e los c iu d a d a n o s y sus conflictos d e in te rese s y
convicciones (R osanvallon, 1998). Las in stitu cio n es tam b ié n
e ra n los a p a ra to s q u e socializaban a los individuos e n la “g ra n
so c ie d a d ”. C om o la escuela, te n ía n el d e b e r de in cu lc ar los va
lo res u n iv ersales y n a c io n a le s, a la vez q u e p re p a ra b a n a los
individuos p a ra o c u p a r los roles pro fesio n ales y los d ife re n te s
estatus o rig in a d o s e n la división del trab ajo . Al c o n tra rio d e lo
q u e aseg u ra u n a tenaz leyenda, la ig u ald a d d e o p o rtu n id a d e s
y la a u to n o m ía p e rso n a l n u n c a estuvieron e n el c e n tro d e la
co n stru c ció n d e la escu ela rep u b lic a n a . A ntes q u e c u e stio n a r
la d e sig u a ld ad y los d estin o s sociales, su objetivo e ra p ro d u c ir
lo co m ú n .
En fin, inclu so si n u n c a e n c o n tra b a u n a e x p re sió n m uy
/clara, la id ea d e u n a so c ie d a d se apoyaba e n u n a base “co m u
n ita ria ”, u n re la to y u n im a g in a rio c o m p a rtid o s, e n se ñ a d o s,
iritualizados, y reactivados sin cesar: la n a c ió n . La n a c ió n fue
o tra m a n e ra d e lla m a r a la so c ie d a d c u a n d o el E stado n a c ió n
se im p u so co m o el m arc o “n a tu ra l” de las so cied ad es d e m o
cráticas y m o d ern a s. Se d a b a p o r s e n ta d o q u e , a u n q u e los
tra b a ja d o re s c o m b a tie ra n a los p a tro n e s y n o to d o s los ciu
d a d a n o s c o m p a rtie ra n las m ism as cre e n c ia s y valores, to d o s
a d h e ría n a u n im a g in a rio n acio n al. Los m o v im ien to s sociales
EI. T E R C E R O A U S E N T E : R E C O N S T R U IR U N A S O C IE D A D IO 3
L A IG U A L D A D SO C IA L
LA A M P L IA C IÓ N D E LA V ID A D E M O C R Á T IC A
13 N ilü fer G óle (2 0 1 5 ) arm ó estos grupos de discusión con m usulm anes
“com u n es” en varias ciu d ad es de Europa.
14 La n oción de “arreglo razo n able”, proven ien te del d e re c h o labo
ral canadiense, se p o p u la rizó en Q u e b e c a través d e la C om isión
B ou ch ard -T aylo r en 2 0 0 7 , q u e in vitó a e sta b le c e r p ro ce d im ie n to s
d e con su ltas y a cu e rd o s e n tre las re iv in d ica cio n es de la m a yoría y
las d e las diversas m in o rías. El p ro p io R égis D eb ra y h izo a p o lo g ía
d e estos a cu erd o s p rá ctico s. V é a se D ebray y L esch i (2 0 1 6 ).
112 LO Q U E N OS U N E
E L L A IC ISM O Y L A J E R A R Q U ÍA DE LO S D E R E C H O S
¿CÓM O T R A N S M IT IR ?
¿U N A P A T R IA CO M ÚN?