Está en la página 1de 3

Universidad Nacional de Rosario

Facultad de Humanidades y Artes


Escuela de Filosofía

PARCIAL DOMICILIARIO

Tema: Hegel, G.W. F., Lecciones sobre la Estética, Madrid, Akal, 1989 (Introducción).

Materia: Estética
Prof.: Anabel Hernández
Prof.: Pablo Rivas
Martina Mazzoli
Legajo: M- 2182/2
Agosto de 2019
Consigna: Analizar la crítica hegeliana de la Ironía romántica.

En la introducción de Lecciones sobre la Estética (cursos publicados de forma póstuma


entre 1836 y 1838), Hegel critica la noción de ironía, tal como la concibieron los autores de la
Frühromantik y, más específicamente, Friedrich Schlegel.
Respecto de los hermanos Schlegel, el filósofo prusiano sostiene que ambos carecen de
naturaleza filosófica y que a lo sumo poseen una mera capacidad crítica, ya que ninguno de los dos
puede aspirar al prestigio del pensamiento especulativo. En este sentido, uno de los mayores
peligros que Hegel advierte respecto de la ironía schlegeliana es que con ella los límites entre
filosofía, literatura y arte se desvanecen, por lo que parte de la crítica hegeliana de la ironía se
erige, justamente, sobre este entrecruzamiento de conocimientos o disciplinas pregonado por el
Romanticismo. En efecto, la iniciativa romántica de «poetizar» la filosofía, condujo a que Hegel
considerara este recurso schlegeliano como un giro no-filosófico de la filosofía de Fichte.
Al respecto, Hegel sostiene que el concepto de ironía sobre el cual reflexionó F. Schlegel
es “una concentración en sí del yo, para el cual se han roto todos los lazos y que sólo puede vivir
en la beatitud del goce de sí mismo.” 1 Detrás de esta actitud romántica se encuentra, para Hegel, el
Yo fichteano, según el cual todo –lo que es en sí y para sí– es apariencia y, por lo tanto, nada es,
en sí mismo, realmente verdadero o efectivamente real.2
El filósofo de Berlín considera que en las obras de Schlegel, la figura del artista adopta este
Yo fichteano, al que fortalece hasta alcanzar la genialidad divina. Esta genialidad se identifica con
la figura del individuo descomprometido, que contempla con desprecio al resto de la humanidad, a
la que considera limitada por dejarse someter por el derecho, el Estado o la moral. Para este tipo de
genialidad todo lo objetivo parece nulo y vano, excepto la propia subjetividad (subjetividad
absoluta); la actitud irónica del genio opera, por lo tanto, sobre lo verdadero, es decir, sobre lo que
tiene carácter objetivo, anulando todo contenido. En definitiva, Hegel sostiene que este
distanciamiento de todo interés sustancial, llevado a cabo por el genio, produce un arte en el cual
todo es mera apariencia (Schein).3
Otro de los efectos negativos que advierte Hegel respecto de la ironía como procedimiento
es que ésta afecta la comprensibilidad de la realidad. Desde la perspectiva hegeliana, un mundo
demasiado irónico es un universo carente de comprensión, en donde los límites y las categorías
que antes resultaban confiables y claras se desvanecen. Por consiguiente, Hegel considera la ironía
de Schlegel como una amenaza contra todo intento de narración, de construcción y, por ende,
1
Cf. G. W. F. Hegel, Lecciones sobre la Estética, Madrid, Akal, 1989, p. 51.
2
Op. cit., p. 50.
3
A esta concepción del genio como subjetividad infinitamente libre, Hegel también la denomina «alma bella», la cual,
siendo sólo para sí misma, hace desvanecer toda determinación, todo lo externo. Cf. op. cit., p. 51.
1
como una detracción de la concepción de sistema. Asimismo, Hegel describe a la creatividad vital
y crítica propia de este movimiento como un progreso infinito que asocia con la monotonía y el
hastío, pues la actividad nostálgica e incansable del ironista se asemeja a una conversación sin
ninguna consecución, la cual conduce a una suerte de entropía comunicativa. De este modo, la
ironía schlegeliana alcanza, en Hegel, la forma de negatividad infinita, absoluta y la figura de una
σκέψις estética.4
Por lo tanto, puede señalarse que en el concepto y en la práctica de la ironía, el primer
Romanticismo encontró una respuesta a su interés por fundamentar una «poesía trascendental»,
oxímoron con el cual se describe el proyecto romántico de unificar poesía y filosofía y que, según
Hegel, constituye un fallido intento de superar el dualismo subjetividad-objetividad, pues en sus
lecciones consideró la ironía schlegeliana como “vanidad absoluta del yo” y “nulidad de todo lo
objetivo” o, en otros términos, como pura subjetividad (carente de sustancialidad) y pura
negatividad.5 En efecto, Hegel –en conformidad con el planteamiento de Solger– objeta a Schlegel
el concebir a la ironía como «negación indeterminada» y no como un momento asimilado en la
totalidad de la idea especulativa, es decir, como «negación determinada».6
En líneas generales, se puede decir que el problema que Hegel advierte con respecto al arte
romántico es que éste recrea el desequilibrio del arte simbólico que el clásico ya había superado.
Pues si en el arte simbólico la relación entre el espíritu y lo sensible no se presenta armónicamente
dada la primacía de la materia; en el arte romántico, Hegel indica que esta inadecuación reaparece
pero en virtud de una carencia de exteriorización de la parte inteligible, subjetiva, puesto que, en
esta forma artística, el espíritu sólo puede llevar a la representación (Darstellung) el mundo
interno. En efecto, para Hegel, el arte romántico disuelve la armonía entre lo interior y lo exterior
por hacer prevalecer la interioridad sobre el aspecto sensible.
En suma, al concebir la creación artística como una exteriorización de la subjetividad en la
materia, Hegel pretende conciliar lo simplemente externo o sensible con el espíritu, intentando
superar la peculiar oposición romántica entre el carácter trivial de la realidad y la infinita
potencialidad creadora del yo; pero, no obstante, desde el enfoque hegeliano también, a su modo,
el aspecto sensible queda subsumido en el dominio de la Idea.

4
Acerca de la crítica hegeliana de la ironía romántica como versión estética de la σκέψις, véase el interesante estudio
de Vieweg, Klaus, “Ironía Romántica como skepsis estética. Sobre la crítica de Hegel al proyecto de una «poesía
trascendental»”. Trad. de C. Emel Rendón, en: Estudios de Filosofía. Revista editada por el Instituto de Filosofía de la
Universidad de Antioquía, Colombia, Nº 25, 2002, pp. 53-70.
5
Cf. G. W. F. Hegel, op.cit., p. 51. Una interpretación diferente de la ironía schlegeliana puede hallarse en la reflexión
de Benjamin, quien invita a pensar esta ironía no como la expresión de un puro subjetivismo, sino como un momento
objetivo de la obra misma. v. Benjamin, W., “El concepto de crítica de arte en el Romanticismo alemán”, en: Obras, l.
I, vol. 1, Madrid, Abada, 2007, pp. 84-85.
6
Op. cit., p. 52.
2

También podría gustarte