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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR


INSTITUTO PEDAGÓGICO “LUIS BELTRÁN PRIETO FIGUEROA”
PROGRAMA DE EDUCACIÓN MUSICAL

GLOSARIO

Participante:
María Parra 25.240.689

Barquisimeto, Julio 2018


Visión epistemológica de la educación, por Ramón Asocar Áñez
La epistemología se ocupa de la definición del saber y de los conceptos relacionados
con las fuentes, los criterios, los tipos de conocimiento posible y el grado con el que cada uno
resulta cierto; así como la relación exacta entre el que conoce y el objeto conocido. Cuando se
habla de epistemología de la educación se refiere al conocimiento que se produce en esta rama
educativa, tratando sobre los métodos, técnicas, procedimientos y teorías que han hecho
posible mejorar las condiciones de producción y validación de los conocimientos desde la
educación.
La epistemología de la educación, es una ciencia que se ocupa desde la organización
del currículum escolar, de la conexión entre las disciplinas, de cómo se transmite el saber, de
la relación entre el sujeto cognitivo y el objeto a conocer, de la formación del docente, del
contexto escolar, del sentido social del hecho educativo, de La calidad educativa, de los
programas, proyectos, métodos, técnicas, procedimientos que van ayudar a mejorar y
optimizar la calidad educativa.
A través de la historia muchas posturas pedagógicas han explicado la manera cómo se
produce el conocimiento, estas posturas o modelos expeditos, permite acometer el hecho
educativo desde las diversas posturas epistémicas: la empírica, explica que el conocimiento se
adquiere de forma gradual, es decir, progresivo, de acuerdo al individuo, a través de los
sentidos y el sujeto es pasivo, todo lo adquiere del exterior; la relacionista, que señala que el
sujeto tiene conocimientos a priori, donde adquiere una función de mayor actividad, porque
sus estructuras mentales construyen el conocimiento constructivismo; y la dialéctica,
considera tanto al sujeto como al objeto como elementos en constante interacción, donde el
sujeto construye el conocimiento a través de su actividad, asimismo considera que el
conocimiento es continuo, progresivo y en constante evolución.
Opinión.
La epistemología de la educación se enfoca en conocer de dónde nace el
conocimiento, cómo se construye y cómo se integra en los aspectos de la vida. Para que este
conocimiento produzca cosas positivas en la educación se debe realizar un proceso de
reflexión, analizando todos los factores que pertenecen al proceso de educación como por
ejemplo, ¿qué se va a enseñar? El porqué de los contenidos, métodos, técnicas, la formación
del docente, el ambiente escolar, Para encontrar solución a los posibles problemas, y dar un
aprendizaje con significado para la vida.
La formación docente en la 4ta revolución industrial por Luís Bonilla Molina
La cuarta revolución industrial anuncia una nueva transformación del mundo
productivo y la sociabilidad humana, caracterizada por la integración de nanotecnología,
inteligencia artificial, robótica, neo arquitectura del genoma humano, pensamiento híbrido y
poder de conectividad de la nube tecnológica con formas biológicas de vida. La cuarta
revolución industrial y el inicio de la era de la singularidad, en la sociedad capitalista del siglo
XXI plantean ‒para la escuela, la profesión docente, la formación docente, las pedagogías y la
humanidad‒ desafíos nunca vistos.
Raymond Kurzweil, quien ocupa desde el año 2012 la Dirección de Ingeniería del
gigante Google, se ha dedicado en los últimos tiempos a divulgar el impacto que, a corto y
mediano plazo, tendrá el cruce de horizontes de los distintos componentes de la cuarta
revolución industrial con el crecimiento exponencial de la tecnología, en lo que él denomina
los albores de la era de la singularidad.
El inminente salto tecnológico demanda, entre otras cosas, conectividad a Internet y
plantea drásticos desafíos epistémicos para la humanidad y un resituarnos pedagógicamente
las y los docentes. El capitalismo del siglo XXI se debate entre la segmentación del acceso a
internet en la lógica del FMI o la propuesta de corporaciones como Google de expandir y
universalizar el acceso a la red para hacer posible el internet de las cosas y la apertura de un
nuevo modelo de sociedad, con nuevos modos de convivencia y por ende de educación.
Opinión.
Hoy más que nunca es importante pensar en cuál es el uso apropiado que se le debe dar
a las tecnologías en los procesos de enseñanza. La tecnología en el espacio educativo permite
el uso de herramientas más interactivas y que mantienen la atención de los estudiantes con
mayor facilidad. Además, las redes sociales y la Web implican compartir puntos de vista y
debatir sobre las ideas, lo que ayuda a que los niños y adolescentes desarrollen un pensamiento
crítico en una época en la que sus cerebros se están desarrollando.
Por otro lado, los profesores pueden beneficiarse mucho de los avances tecnológicos
para hacer su trabajo más atractivo y para ser más eficientes. “Muchas actividades de las que
forman parte de su rutina diaria se pueden optimizar con la ayuda de aplicaciones y
dispositivos informáticos, permitiendo que puedan dedicar más tiempo a su propia formación,
lo que a largo plazo no solo les beneficiará a ellos sino a sus estudiantes”. Así mismo, por su
flexibilidad y capacidad de adaptación los estudiantes pueden seguir ritmos distintos en su
aprendizaje.
Ciencia
El sustantivo scientia procede del verbo scire, que significa "saber"; etimológicamente,
'ciencia' equivale, pues, a “el saber”. Sin embargo, no es recomendable atenerse a esta
equivalencia. Hay saberes que no pertenecen a la ciencia; por ejemplo, el saber que a veces se
califica de común, ordinario o vulgar. Se saben, en efecto, muchas cosas que nadie osaría
presentar como si fuesen enunciados científicos. Saber, por ejemplo, que el Ministro de Obras
Públicas de Islandia ha sido operado de la próstata, es saber algo. Pero la proposición “El
Ministro de Obras Públicas de Islandia ha sido operado de la próstata” no es una proposición
científica. A menos que tomemos el término “ciencia” en un sentido muy amplio, no podemos,
pues, hacerlo sinónimo de “saber”. El propio Platón, que distinguía rigurosamente entre el
saber, y la opinión, advertía que ésta no es simple no saber; es algo situado entre la perfecta
ciencia y la absoluta ignorancia.
Parece, pues, necesario precisar qué tipo de saber es el científico. Varias respuestas se nos
ocurren. Por ejemplo: que es un saber culto o desinteresado, que es un saber teórico,
susceptible de aplicación práctica y técnica, que es un saber riguroso y metódico, etc., etc.
Todas estas respuestas nos proporcionan alguna información sobre el tipo especial del saber
científico. Pero no son suficientes. Tienen, además, un inconveniente, en nuestro caso
importante: el de que no permiten distinguir entre la ciencia y la filosofía. Durante muchos
siglos esta falta de diferenciación no ha parecido cosa grave: todavía es arduo separar lo
propiamente científico (sea cual fuere su valor actual) de lo propiamente filosófico.
La cuestión de la naturaleza del saber científico sólo puede ser tratada aquí muy someramente.
Nos limitamos a indicar que la ciencia es un modo de conocimiento que aspira a formular
mediante lenguajes rigurosos y apropiados —en lo posible, con auxilio del lenguaje
matemático— leyes por medio de las cuales se rigen los fenómenos. Estas leyes son de
diversos órdenes. Todas tienen, empero, varios elementos en común: ser capaces de describir
series de fenómenos; ser comprobables por medio de la observación de los hechos y de la
experimentación; ser capaces de predecir —ya sea mediante predicción completa, ya mediante
predicción estadística— acontecimientos futuros. La comprobación y la predicción no se
efectúan siempre, por lo demás, de la misma manera, no sólo en cada una de las ciencias, sino
también en diversas esferas de la misma ciencia.
Opinión
Son conocimientos obtenidos mediante la experimentación y observación de patrones
regulares. La ciencia tiene los orígenes en civilizaciones antiguas. La ciencia se ha convertido
en parte de la cultura del hombre y va ligada al avance tecnológico. Es importante que la
divulgación científica llegue a toda la sociedad. Para ello, además de los científicos, los
medios de comunicación y los museos tienen un papel de vital importancia.
CIENCIAS (CLASIFICACIÓN DE LAS).
En un sentido estricto la clasificación de las ciencias es un tema específicamente moderno,
pues solamente apareció al reconocerse lo que se ha llamado la "independencia de las ciencias
particulares con respecto a la filosofía". En un sentido amplio, sin embargo, la clasificación de
las ciencias es análoga a la clasificación de los saberes y a las subdivisiones de la filosofía
frecuentemente discutidas por los filósofos antiguos y medievales. En el presente artículo nos
referiremos principalmente a las clasificaciones de las ciencias en la época moderna
propuestas a partir de Francis Bacon, pero precederemos esta información con algunos datos
sobre las divisiones antiguas y medievales.
Una primera división de los saberes fue la establecida por Platón cuando distinguió entre la
opinión y el saber propiamente dicho. Aristóteles, Eudemo de Rodas y muchos comentaristas
posteriores del Estagirita dividieron la filosofía en teórica y práctica, y consideraron con
frecuencia la lógica como un simple instrumento (y no como una parte) de la filosofía.
Aristóteles, además, clasificó los saberes en tres clases: teóricos, prácticos y poéticos (o
productivos). El objeto de los saberes teóricos es la verdad; el de los saberes prácticos, la
acción encaminada a un fin; el de los saberes poéticos o productivos, un objeto exterior
producido por un agente
La clasificación más conocida en los comienzos de la época moderna es la de Francis Bacon.
Éste clasificó las ciencias según las facultades: memoria, razón y fantasía. La memoria da
origen a la Historia, la cual se subdivide en sagrada, civil y natural. La razón da origen a la
ciencia, la cual se subdivide en teología natural, en ciencia de la Naturaleza y en ciencia del
hombre. La ciencia de la Naturaleza se subdivide en metafísica o estudio de las causas
formales y finales, y física, o estudio de las causas materiales y eficientes. La ciencia del
hombre se subdivide en lógica o ciencia de la razón propiamente dicha, ética o ciencia de la
voluntad, y ciencia de la sociedad. La fantasía da origen a la poesía, subdividida según las
normas de la poética clásica.
Hobbes subdividió las ciencias en ciencias de hechos (o ciencias históricas y empíricas) y
ciencias de razón (o ciencias científico-filosóficas, que tienen por objeto la deducción de lo
que el entendimiento sienta como verdadero). Ampère dividió las ciencias en cosmológicas y
noológicas. Las ciencias cosmológicas se subdividen en ciencias cosmológicas propiamente
dichas (matemática, física) y ciencias fisiológicas (naturales y médicas). Las ciencias
noológicas se subdividen en ciencias noológicas propiamente dichas (subdivididas en
filosóficas —psicología, ontología, ética— y nootécnicas — tecnestesia, glosología) y ciencias
sociales (subdivididas en etnológicas —etnología, arqueología, historia— y política — de los
medios de gobierno o cibernética, del Derecho de gentes o etnodicea y de la diplomacia).
Schopenhauer dividió las ciencias en puras y empíricas. Las ciencias puras comprenden la
teoría del principio del ser y la teoría del principio del conocer. Las ciencias empíricas
comprenden la teoría de las causas, la teoría de las excitaciones y la teoría de los motivos.
Comte erigió una jerarquía de las ciencias de acuerdo con el grado de su "positividad",
ordenándolas en una serie que comienza con la matemática y sigue con la astronomía, la
física, la química, la biología y la sociología, con la filosofía como la ciencia más comprensiva
en virtud de la concepción comtiana del filósofo como "el especialista en generalidades".
Whewell presentó varias clasificaciones de las ciencias. Según R. Bianche, en los manuscritos
cantabrigienses del citado filósofo aparece una parte dedicada a las ciencias puras, otra a las
ciencias de observación y otra a las ciencias reflejas. Estas últimas son las "fundadas en
nuestro conocimiento de las acciones y sentimientos de nuestras individualidades y no
meramente en observaciones extemas"; se trata, pues, de las ciencias morales, llamadas
asimismo subjetivas.
Opinión.
La ciencia está continuamente en un proceso de formación, a medida que pasa el
tiempo y con todas las necesidades que a menudo aparecen en la sociedad se le da lugar a
nuevas ciencias, ésta clasificación de las ciencias se utiliza para sistematizar y ordenar estos
nuevos conocimientos que al principio se encuentran dispersos. Por eso es importante la
clasificación de las ciencias, para dar orden a todos los conocimientos.
CIENCIA MEDIA.
Los teólogos han tratado el problema de la intelligentia Dei o de la scientia Dei bajo el aspecto
de los atributos divinos. En tal sentido han entendido ante todo que Dios posee la ciencia en
modo perfectísimo. De ahí que el objeto primario de esta ciencia sea la esencia divina, es
decir, el propio Dios, en tanto que el objeto secundario son las ideas divinas. El problema de la
"relación" entre Dios y las ideas, así como, y sobre todo, el problema de lo que se ha llamado
"la divina presciencia de los futuros" —esencial para comprender la cuestión de la libertad
humana—, está, pues, incluida en la scientia Dei.
El concepto de ciencia media ha sido forjado precisamente para responder a algunas de
las mayores dificultades planteadas al respecto. Ya hemos visto varias de ellas en nuestra
descripción de la noción de futurible. Digamos ahora sólo que los teólogos han distinguido en
la cuestión que nos ocupa entre la llamada ciencia de simple inteligencia o también ciencia
divina, y ciencia de visión. Por la primera se entiende aquella forma de inteligencia por medio
de la cual Dios conoce los entes y los actos posibles como posibles, estén o no dentro del
ámbito de la posibilidad
El objeto de esta ciencia son por ello las esencias y los predicados esenciales, las
"verdades eternas" — y también, por consiguiente, los propios imposibles. Por la segunda se
entiende la inteligencia que posee Dios de los existentes como existentes, incluyendo,
naturalmente, al propio Dios. Como ya hemos visto en la discusión del concepto de futurible,
para algunos tal división es adecuada; para otros, en cambio, es inadecuada. Estos últimos han
introducido precisamente la noción de ciencia media como ciencia de los futuros
condicionados.
Como señala Ponce de León, la ciencia media de define de dos modos en el fondo
concordantes: es un conocimiento cierto e infalible de los futuros condicionados, que antecede
a todo decreto absoluto de Dios (según afirma Bastida), o es un conocimiento divino de los
futuros contingentes condicionados, independiente de todo medio conexo previamente con los
mismos (según sostiene Henao). Por eso la ciencia media "conviene con la simple inteligencia
en que se da en Dios independientemente de todo decreto libre actual, y por lo mismo no se
dice ciencia libre, sino natural, como la ciencia de simple inteligencia"
Opinión
Dios es el creador y sustentador del universo, todo lo que existe fue creado por Dios.
Dios sostiene y da la capacidad a sus creaturas para actuar. Dios tiene el futuro y consiste en
tres momentos lógicos. Primero Dios tiene una ciencia natural por medio de la cual él sabe
todas las posibilidades de todos los acontecimientos que podrían tener lugar en el universo,
segundo Dios tiene la ciencia libre o ciencia de visión por la cual él sabe no solamente lo que
es posible sino también lo que pasará en el mundo desde el principio hasta el fín de la historia.
Tercero, la ciencia media se refiere a un tipo de conocimiento entre ciencia natural y libre, esta
consiste en el conocimiento de todas las contingencias y futuros condicionales, es una ciencia
basada en la deducción.
CIENCIA UNIFICADA.
Véase EMPIRISMO, POSITIVISMO, VIENA (CÍRCULO DE).
POSITIVISMO.
En un sentido amplio puede decirse que el término 'positivismo' designa toda doctrina
que pretende atenerse a lo positivo y no a lo negativo. De acuerdo con ello podría
corresponder el nombre de positivismo a la "filosofía positiva" de Schelling. Ahora bien, en tal
caso no sólo el término poseería una excesiva extensión, sino que, además, llegaría a designar
un modo de pensar estrictamente opuesto al que, de acuerdo con la tradición histórica, se
llama el positivismo. Una primera reducción de su concepto obliga a considerar como
adscritas al positivismo sólo aquellas doctrinas que poseen ciertos caracteres comunes y no
incompatibles y que, además, han surgido dentro de una determinada situación histórica.
Ambas restricciones son necesarias.
En efecto, si nos atenemos sólo a los rasgos formales podremos considerar como
positivistas doctrinas habidas en cualquier período de la historia de la filosofía que se inclinen,
por ejemplo, a considerar como objeto de conocimiento positivo sólo lo dado mediante los
datos de los sentidos. Ciertos rasgos del escepticismo antiguo o de la filosofía de la Ilustración
serían entonces positivistas. De ahí la necesidad de la segunda restricción: la que obliga a
alojar el positivismo en cierto ámbito histórico. Éste es el que se formó en la época de Comte
y ha persistido con diversas variantes hasta nuestros días.
En su sentido más estricto y de acuerdo con su significado más propiamente histórico,
positivismo designa, por lo pronto, la doctrina y la escuela fundadas por Auguste Comte. Esta
doctrina comprende no sólo una teoría de la ciencia, sino también, y muy especialmente, una
reforma de la sociedad y una religión. Precisamente la acentuación de uno u otro de tales
factores fue lo que decidió el ulterior destino de la escuela: para algunos, el positivismo era
una doctrina del saber; para otros, era una norma para la sociedad y una regla de vida para el
hombre. En general, ambos rasgos del positivismo permanecieron mezclados a lo largo del
siglo XIX. Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente filosófico ha sido la
consideración positivista del saber lo que ha predominado y lo que se ha extendido hasta
nuestros días.
EMPIRISMO

VIENA (CÍRCULO DE).


Nos referiremos luego a los orígenes del llamado "Círculo de Viena" (Wiener Kreis) y
a sus relaciones con otros grupos. Indicaremos ahora, por lo pronto, algunas de las
características de dicho " Círculo". Ante todo, la oposición a toda "especulación", tal como la
que, según los fundadores del Círculo, predominaba en Alemania. Dentro de esta
"especulación" se incluía no solamente el idealismo, sino también diversas corrientes
filosóficas atentas a distinguir entre ciencias naturales y ciencias culturales o ciencias naturales
y ciencias del espíritu. Frente a todos los "descarríos filosóficos" los fundadores del Círculo
aspiraron a constituir una "filosofía científica" y especialmente, como indicó Otto Neurath (Le
développement du Cercle de Vienne, etc., pág. 11), la constitución de "un lenguaje científico
que, evitando todo pseudo-problenia, permitirá enunciar prognosis y formular las condiciones
de su control por medio de enunciados de observación".
El trabajo filosófico tenía que ser, pues, un trabajo en colaboración, análogo al que
tenía lugar en las ciencias positivas. Los que se adhirieron al Círculo de Viena aspiraron a
desarrollar un positivismo, pero no un positivismo como el ya tradicional en el siglo XIX, sino
uno en el cual desempeñara un papel importante la lógica, en la línea de FregePeano-Russell-
Whitehead, Por consiguiente, junto al empirismo se desarrolló en el Círculo de Viena lo que
puede llamarse "logicismo" (en un sentido no técnico de esta última expresión ) ; por eso los "
vieneses " fueron "positivistas lógicos" y oportunamente "empiristas lógicos". Aunque los
componentes del Círculo diferían entre sí en ciertos puntos, todos ellos coincidían en la
necesidad de edifica r la mencionada filosofía científica y la "concepción científica del mundo
"y en particular de acuerdo con las bases sentadas en los Principios de Mathematica, de
Whitehead-Russell.
CONOCIMIENTO.
Preguntas como: "¿Qué es el conocimiento?", "¿En qué se funda el conocimiento?", "¿Cómo
es posible el conocimiento?", etc., pertenecen a una disciplina filosófica llamada de varios
modos: "teoría del conocimiento", "crítica del conocimiento", "gnoseologia", "epistemología".
No nos ocuparemos aquí del significado de los diversos nombres de esta disciplina;. De
momento la llamaremos "teoría del conocimiento" y usaremos los términos “gnoseológico” y
“epistemológico” como adjetivos.
La pregunta: "¿Qué es el conocimiento?" fue a menudo formulada entre los griegos en
estrecha relación con la pregunta: "¿Qué es realidad?" Algo parecido sucedió con muchos
filósofos medievales. En modo alguno quiere decir esto que los filósofos aludidos no trataran
el problema del conocimiento con detalle: no se puede decir que, por ejemplo, los escépticos o
San Agustín no dedicaran muchos esfuerzos a esclarecer la posibilidad (o imposibilidad) del
conocimiento y los tipos de conocimiento. Sin embargo, es plausible sostener que sólo en la
época moderna (con varios autores renacentistas interesados por el método y con Descartes,
Malebranche, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume y otros) el problema del conocimiento se
convierte a menudo en problema central —si bien no único— en el pensamiento filosófico. La
constante preocupación de los autores aludidos y citados por el "método" y por la "estructura
del conocimiento" es en este respecto muy revelador.
Un resultado de tal fenomenología parece obvio: conocer es lo que tiene lugar cuando un
sujeto (llamado "cognoscente") aprehende un objeto (llamado "objeto de conocimiento" y,
para abreviar, simplemente "objeto"). Sin embargo, el resultado no es ni obvio ni tampoco
simple. Por lo pronto, la pura descripción del conocimiento o, si se quiere, del conocer, pone
de relieve la indispensable coexistencia, co-presencia y, en cierto modo, cooperación, de dos
elementos que no son admitidos, o no son admitidos con el mismo grado de necesidad, por
todas las filosofías. Algunas filosofías insisten en el primado del objeto (realismo en general);
otras, en el primado del sujeto (idealismo en general); otras, en la equiparación "neutral" del
sujeto y objeto. La fenomenología del conocimiento no reduce ni tampoco equipara: reconoce
la necesidad del sujeto y del objeto sin precisar en qué consiste cada uno de ellos, es decir, sin
detenerse en averiguar la naturaleza de cada uno de ellos o de cualquier supuesta realidad
previa a ellos o consistente en la fusión de ellos
CONOCIMIENTO (SOCIOLOGÍA DEL)
Véase SABER, SOCIOLOGÍA

Conocer
Es, pues, fenomenològicamente hablando, "aprehender", es decir, el acto por el cual un sujeto
aprehende un objeto. El objeto debe ser, pues, por lo menos gnoseológicamente, trascendente
al sujeto, pues de lo contrario no habría "aprehensión" de algo exterior: el sujeto se
"aprehendería" de algún modo a sí mismo. Decir que el objeto es trascendente al sujeto no
significa, sin embargo, todavía decir que hay una realidad independiente de todo sujeto: la
fenomenología del conocimiento, decíamos, no adopta por lo pronto ninguna posición
idealista, pero tampoco realista. Al aprehender el objeto éste está de alguna manera "en" el
sujeto. No está en él, sin embargo, ni física ni metafísicamente: está en él sólo
'representativamente" Por eso decir que el su jeto aprehende el objeto equivale a decir que lo
representa. Cuando lo representa tal como el objeto es, el sujeto tiene un conocimiento
verdadero (si bien posiblemente parcial) del objeto; cuando no lo representa tal como es, el
sujeto tiene un conocimiento falso del objeto.

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