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Especialización Superior en Enseñanza de las Ciencias Naturales en la escuela secundaria

Didáctica de las Ciencias Naturales II Biología

Clase 4

Parte II
¡Hola colegas!
En esta clase vamos a continuar con el análisis que iniciamos en la Clase 3, y para eso,
recurriremos al auxilio de las metaciencias (historia, epistemología y sociología de las
ciencias). En esta oportunidad nos interesa profundizar sobre aspectos epistemológicos
como los cambios en el concepto de ciencia experimentados a lo largo del siglo XX, que nos
van a permitir hacer otras lecturas de la obra de Darwin. En esta línea, analizaremos la
adecuación metodológica de la teoría de la evolución por selección natural según el canon
científico de su época. En este estudio se incluyen las metáforas y/o analogías construidas
por el naturalista, que nos darán pistas sobre los intereses de la época, sus formas de
conocer y de comunicarse. Este enfoque complementará el realizado en la clase anterior
sobre la recepción de la teoría de evolución por selección natural en la época victoriana.
Dado que nuestro interés principal es mejorar la enseñanza y los aprendizajes de la biología
evolutiva, esta reflexión de carácter metacientífico debería permitirnos hacer lecturas más
sólidas y fundamentadas de las propuestas de enseñanza que circulan en nuestra comunidad
y en los libros de texto.
Propósitos de la clase
 Comprender que la teoría de evolución por selección natural de Darwin contiene un
conjunto de potentes metáforas y analogías (“selección natural”, “árbol de la vida”,
“lucha por la existencia”, etc.) para explicar algunos hechos del mundo e intervenir
sobre ellos.
 Reflexionar sobre los cambios experimentados en la concepción de ciencia durante el
siglo XX, a partir del análisis de las objeciones metafísicas y metodológicas recibidas
por Darwin al presentar su teoría de evolución por selección natural.
 Incorporar los marcos teóricos de las metaciencias para realizar reflexiones más
sólidas sobre modelos científicos, su enseñanza y aprendizaje.

Metáforas y analogías en la enseñanza de las Ciencias Naturales


Los fenómenos no hablan por sí mismos; para que podamos pensarlos necesitamos la
mediación del lenguaje. Esto es especialmente cierto para aquellos fenómenos que no están
disponibles para su observación y que son altamente abstractos, para los que tenemos que
construir una terminología. A menudo, esta terminología se sirve de metáforas o analogías
como formas de recurrir a experiencias familiares que nos permitan aprender y darle sentido
a lo que nos resulta menos conocido.
Además de constituir recursos importantes del lenguaje, las analogías y las metáforas
desempeñan una función cognitiva no menos importante en el aprendizaje, y ambas son
ampliamente utilizadas en el discurso cotidiano y en el científico (Pralimg, 2007). Son
estrategias que usamos para construir significados a través del lenguaje. La metáfora “es
principalmente una forma de concebir una cosa en términos de otra y su función primaria es

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la compresión” (Lakoff y Johnson,1980:74). En realidad, ambas figuras establecen una
comparación; en el caso de la metáfora la comparación está implícita; en la analogía, en
cambio, sus términos se explicitan.
Para Lakoff y Johnson, los procesos de pensamiento son en gran parte metafóricos y el
sistema humano esta metafóricamente estructurado y definido. De esta manera, las
metáforas nos permiten modelizar, representar y por lo tanto, actuar en nuestro mundo; se
“infiltran” en el pensamiento, dirigiendo acciones y percepciones, y pueden interferir en la
forma en que el individuo, ve, piensa y actúa en diferentes situaciones.

Consideraciones para la lectura de “El origen de las especies”


La lectura de “El origen de las especies”, de Charles Darwin, así como su
contextualización socio-histórica resultan imprescindibles para la compresión
del modelo de evolución por selección natural. Es muy difícil comprender a
Darwin y a su desarrollo teórico sin haber leído sus obras: su lenguaje, sus
ideas, ejemplos, analogías, metáforas. Sin embargo, es habitual que el
público en general crea saber lo que dijo Darwin, basándose en un
conocimiento de segunda mano que suele dar lugar a interpretaciones
erróneas (Levine, G., 2011). Por otra parte, hay algunas consideraciones a
tener en cuenta en relación a cómo Darwin escribe su obra y cómo esta es
luego transpuesta en los libros de texto. Leer y analizar algunos pasajes de
El origen de las especies, nos ayudará entonces a complejizar y humanizar
nuestra compresión de lo que implica la actividad científica.
En primer término, podemos decir que el libro está narrado en primera
persona, como un testimonio: “Cuando iba como naturalista a bordo del
Beagle, buque de la marina real, me sorprendieron ciertos
hechos…”(1983:.53). El libro tiene además una gran precisión descriptiva:
cada organismo vivo es presentado como un personaje (narración) con un
importante papel; no importa cuán grande o pequeño sea, todos tienen la
misma importancia. Esto implica que la naturaleza no es presentada con
una estructura jerárquica. El otro aspecto central es el estilo de su prosa,
donde deja translucir aspectos subjetivos, como apasionamiento, emoción y
asombro, y también una actitud humilde y abierta; por momentos, incluso,
cuestiona sus propias ideas y creencias.

Las metáforas y analogías del “Origen de las especies”


Ahora vamos a analizar algunas de las analogías y metáforas que impregnan gran parte del
escrito de Darwin, quien era, por otra parte, muy consciente de su uso; en algunos pasajes
aclara incluso cómo debían ser entendidos ciertos términos, distinguiendo así los sentidos
literal y metafórico. Darwin utiliza estos recursos para crear y explicar los fenómenos y
hacerlos comprensibles para el público, la sociedad victoriana en su conjunto, que es el
destinatario original de su libro. Esto se ve claramente en las partes en las que el autor
aclara el sentido en que se deberían interpretar sus ideas. Por ejemplo: "…La expresión
“lucha por la existencia” se usa en sentido amplio. Debo hacer constar que empleo esta
expresión en un sentido amplio y metafórico, que incluye la dependencia de un ser respecto
de otro, y lo que es más importante, incluye no solo la vida del individuo, sino también su
capacidad de dejar descendencia…” (Darwin, 1983:117). A continuación refuerza esta idea
con dos ejemplos (otra características sobresaliente en su obra): “De una planta que
produce anualmente un millar de semillas, de las que, por término medio, solo una llega a la
madurez, puede decirse con más exactitud que lucha con las plantas de la misma clase y de
otras que ya cubren el suelo…” (Darwin, 1983: 117-118). Por último, cierra su idea: “ Como
el muérdago se disemina por los pájaros, su existencia depende de estos, y puede decirse

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metafóricamente que lucha con otras plantas frutales, tentando a los pájaros a devorar y así
diseminar sus semillas. En estos diversos sentidos que se relacionan entre sí, empleo por
razón de conveniencia la expresión general de “lucha por la existencia…”.
En otro pasaje de su obra se detiene para aclarar el uso de la expresión selección
natural: “…Otros han objetado que el término selección implica elección consciente en los
animales que se modifican, y hasta se ha argüido que, como las plantas no tienen volición,
la selección natural no es aplicable a ellas. En el sentido literal de la palabra,
indudablemente, selección natural es una expresión falsa; pero, ¿quién podrá nunca reparos
a los químicos que hablan de las afinidades electivas de los diferentes elementos? Y, sin
embargo, de un ácido no puede decirse estrictamente que elije a una base con la cual se
combina preferentemente. Se ha dicho que hablo de selección natural como de una potencia
activa o divinidad; pero, ¿quién hace cargos sobre un autor que habla de la atracción de la
gravedad como si regulase los movimientos de los planetas? Todos sabemos lo que
significan e implican tales expresiones metafóricas, que son casi necesarias para la
brevedad…” (Darwin, 1983:137). En este pasaje, el autor resalta y argumenta que las
metáforas son utilizadas tanto por físicos, como por químicos para la comprensión de sus
teorías.

Para comprender el modelo teórico no podemos prescindir de las metáforas


(“árbol de la vida”, “selección natural”, “lucha por la existencia”) y
analogías (“selección artificial” y “árbol de la vida”), creadas por Darwin.
Estas creaciones cognitivas forman parte del modelo y nos permiten pensar
sobre sus diferentes aspectos y su relación con los hechos del mundo que
se quieren comprender.

Sigamos con la metáfora/analogíadel árbol de la vida:


Las afinidades de todos los seres de la misma clase se han representado a veces por un gran
árbol. Creo que este símil expresa mucho la verdad. Los vástagos verdes y en ciernes
pueden representar las especies existentes, y las ramas producidas durante años anteriores
pueden representar la larga sucesión de especies extintas. En cada periodo de crecimiento,
todos los vástagos, al crecer, han intentado ramificarse por todos los lados y sobrepujar y
matar a los brotes y ramas de alrededor, del mismo modo que las especies y los grupos de
especies han dominado en todos los tiempos a otras especies en la gran batalla por la vida.
Las ramas principales, que arrancan del tronco y se dividen en ramas grandes, las cuales se
subdividen en ramas cada vez menores, fueron en un tiempo, cuando el árbol era joven,
vástagos en ciernes; y esta relación entre brotes pasados y presentes, mediante la
ramificación, puede representar muy bien la clasificación de todas las especies vivientes y
extinguidas en grupos subordinados unos a otros (Darwin, 1983:187).
Acá podemos notar cómo Darwin utiliza el árbol, una imagen conocida por todos, para
establecer una comparación y hacer más comprensibles términos teóricos
comodescendencia con modificación (cuando las ramas se dividen sucesivas veces y a lo
largo del tiempo), ancestro común (el tronco), las relaciones de parentesco entre los
seres vivientes (los que están en una rama y sus brotes), y la extinción de
especies(cuando se secan ramas). También está presente la idea de lucha por la
existencia, cuando escribe que los brotes intentan matar a otros, sobrepujar y ramificarse.
Para explicar lo que implica la selección natural, recurre a la selección artificial para
establecer sus alcances y diferencias con el mecanismo empleado por el hombre:
Si el hombre puede producir, y seguramente ha producido, grandes resultados con sus
medios metódicos e inconscientes de selección, ¿qué no podrá efectuar la selección natural?
El hombre solo puede actuar sobre caracteres externos y visibles. La naturaleza -si se me
permite personificar la conservación o supervivencia natural de los más aptos- no se

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preocupa para nada de las apariencias, excepto en la medida en que son útiles a cualquier
ser. Puede obrar sobre todos los órganos internos, sobre todos los matices de diferencia
constitucional, sobre el mecanismo entero de la vida. El hombre selecciona para su propio
bien; la naturaleza lo hace solo para el bien del ser que tiene a su cuidado(Darwin,
1983:139).
La analogía con la selección artificial le permitió dilucidar el mecanismo de selección natural
como un proceso paralelo en el que, más que un criador humano, lo que hay son unos pocos
individuos variantes (con caracteres útiles para la especie) que sobreviven y se
reproducen. Al igual que el criador no permitiría que cualquier animal se reproduzca si no
tiene el carácter que él quiere, los individuos nocivos son eliminados en la lucha por la
existencia, por el mecanismo de SN. Veamos cómo lo dice Darwin:
En la domesticidad puede decirse realmente que todo el organismo se hace plástico en cierta
medida. Pero la variabilidad que encontramos casi universalmente en nuestras producciones
domésticas no es producida directamente por el hombre, como muy bien hacen notar
Hooker y Asa Gray; el hombre no puede originar variedades ni impedir su aparición;
únicamente puede conservar y acumular aquellas que aparezcan. Y va un paso más allá
cuando explica el rol del ambiente: “… Involuntariamente el hombre somete a los seres
orgánicos a nuevas y cambiantes condiciones de vida, y sobreviene la variabilidad; pero
semejantes cambios pueden ocurrir y ocurren en la naturaleza. (…) ¿ Podemos dudar -y
recordemos que nacen mas individuos de los que es posible que sobrevivan- de que los
individuos que tengan cualquier ventaja, por ligera que sea, sobre otros, tendrían más
probabilidades de sobrevivir y de procrear su especie (…).Por el contrario, podemos estar
seguros de que toda variación perjudicial, aun en grado más ínfimo, sería rigurosamente
destruida. A esta conservación de las variaciones y diferencias individuales favorables y la
destrucción de las que son perjudiciales, las he llamado selección natural o supervivencia de
los más aptos…”(Darwin, 1983:136).
Para que esto se dé, tienen que cumplirse ciertas condiciones; las poblaciones tienen que
tener variabilidad intrínseca azarosa, y además deben nacer más individuos de los que
pueden sobrevivir. Entonces se establece una la lucha por la vida entre los individuos de la
misma especie y con otros (vista a un nivel ecosistémico de relaciones, incluido el ambiente
cambiante). Resulta que solo algunos y no todos van a sobrevivir; precisamente los que
tengan las variaciones favorables o, como expresa Darwin, los más aptos van a sobrevivir y
reproducirse, y dejarán una descendencia que heredará esas características.

Luego del análisis de las metáforas y analogías propuestas por Darwin en “El
origen de las especies”, los invitamos a reflexionar sobre las siguientes
preguntas orientadoras:
 ¿Cuáles son las metáforas/analogías centrales enunciadas en “El
origen de las especies?
 ¿Dónde encuentra Darwin la inspiración para elaborarlas? ¿Cuáles
consideran que son sus fortalezas y sus limitaciones?

¿Cómo fue recibida y juzgada la teoría de evolución por selección


natural por los filósofos y epistemólogos del siglo XIX?
En el siglo XX, se realizaron esfuerzos para formalizar las teorías científicas, especialmente
de parte de los llamados positivistas lógicos. Estos filósofos, al igual que los primeros
metodólogos del siglo XIX utilizaron a la física –de incuestionable éxito- como paradigma
para comprender toda la ciencia: la mecánica de Newton, con sus leyes del movimiento, y la
ley de la atracción gravitacional, eran el ejemplo a seguir. Este modelo de ciencia en el que
el objetivo de la investigación es el establecimiento de leyes de gran estabilidad o

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afirmaciones matemáticas universales se conoce como nomotética. Así concebida, la ciencia
tiene como función producir teorías que se presten bien a la confirmación experimental. Si
bien este tipo de formalización puede aplicarse con éxito en las ciencias físicas, los intentos
de poner en este marco a áreas de las ciencias biológicas ha sido problemático.
Mientras que la física se ocupa principalmente de la identificación de las leyes universales de
la materia, la biología evolutiva se centra más en los patrones específicos y en las
particularidades de la naturaleza. Este es el dominio de las ciencias históricas, que incluye,
además de la biología evolutiva, disciplinas como la geología y la paleontología, que, si bien
tienen como principal objetivo reconstruir relaciones genealógicas por medio de modelos que
expliquen los cambios históricos, están lejos de ser universales. Con esta concepción
nomética de las ciencias tropezó Darwin al publicar su trabajo, y dado que su evidencia era
principalmente indirecta -aunque abrumadora-, produjo en sus contemporáneos gran
confusión y dio lugar a controversias. El argumento que Darwin presentó en el Origen...,
dependía de la gran cantidad de evidencia indirecta que había acumulado durante 20 años.
La expectativa de que demostrara la transformación de algunas especies como podría
demostrarse directamente la ley de Snell en geométrica óptica era totalmente injustificada.
(Rudolph & Stewart, 1998).
Otra diferencia importante se refiere a la complejidad relativa de las dos ciencias. La física
opera en un nivel fenomenológico, en el que intenta determinar las leyes de la materia. La
biología y algunas de sus subdisciplinas, como la biología evolutiva y la ecología, trabajan
con múltiples interacciones entre sistemas altamente complejos que son susceptibles de
interrupción. Este hecho circunscribe inmediatamente el medio por el cual se pueden recoger
los datos. La práctica de la física consiste en su mayor parte en la manipulación directa de
las variables, o en la experimentación. Los sistemas biológicos existentes en la naturaleza no
son tan fácilmente manipulables. El acto de aislar y controlar ciertos aspectos de un sistema
de este tipo lo elimina al mismo tiempo de su estado natural, lo que pone en duda la validez
de las conclusiones. Por esta razón, los estudios de campo son los medios preferidos para
recoger datos en las investigaciones en sistemas que se cree que contienen poblaciones que
sufren cambios evolutivos. Aunque los estudios de campo producen información que es muy
relevante, proporcionan solo una base limitada para generalizar, y desde luego, no logran
construir leyes científicas universales. Lo que ofrecen es información sobre indicaciones de
probabilidades o tendencias. Debido a que muchos de los fenómenos evolutivos más
significativos no se prestan a fácil manipulación, lo que se tiene que aceptar como evidencia
es diferente de lo que se acepta como tal en campos altamente experimentales como la
genética y la fisiología. Gran parte de la evidencia disponible a los biólogos evolutivos es
necesariamente indirecta, y hacer predicciones sobre eventos evolutivos y luego ejecutar
experimentos para confirmar esas predicciones a menudo se dificulta o es imposible.
Las explicaciones evolucionistas dependen de los datos históricos y de la naturaleza
probabilística de sus modelos explicativos, incluyendo la selección natural. Por ejemplo,
aunque los procesos microevolutivos podrían ser en la actualidad observables, los efectos de
estos procesos a nivel de especie generalmente lo no son inmediatamente. La evidencia del
cambio evolutivo, por lo tanto, viene de fuentes tales como el registro fósil o el examen de
las estructuras homólogas, y, se ha incrementado en los últimos años con la información
molecular, todas ellas fuentes indirectas de evidencia. (Passmore et Stewart, 2002).

Como actividad obligatoria de esta semana, les pedimos que, a partir de la


lectura de dos de los apartados de esta clase (“¿Cómo fue recibida y juzgada la
teoría de evolución por selección natural por los filósofos y epistemólogos del
siglo XIX? y el que trabajaremos a continuación, “Compromisos metafísicos y
metodológicos de la teoría de evolución por selección natural”, más los aportes
del material de lectura obligatorio,

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 Identifiquen y desarrollen brevemente al menos uno de los principales


obstáculos en la recepción de la obra de Darwin y cómo este podría
influenciar la enseñanza de la evolución por selección natural.
Lo invitamos a incluir su aporte en el foro obligatorio de la semana 4.
Para más detalles, les presentamos la consigna de actividad obligatoria debajo
de la clase.

Ahora, continuemos…
Compromisos metafísicos y metodológicos de la teoría de evolución por
selección natural
El marco explicativo central de la teoría de evolución por selección natural (SN) cuestionaba
la visión de la naturaleza como un patrón ordenado de relaciones. La SN explicaba las
especies como sobreviviendo, o no, a un entorno en constante cambio, matando a las
variaciones inútiles en una despiadada "lucha por la existencia". Este no parece el tipo de
proceso que instituiría un dios benevolente, sobre todo porque se trata de un proceso
esencialmente de naturaleza egoísta, en el que una forma parasitaria de vida aparece como
una respuesta adaptativa en determinadas circunstancias. (Rudolph & Stewart, 1998).
La suposición de Darwin de que la producción de variantes individuales en una población es
un proceso esencialmente azaroso, sin dirección, descartaba cualquier posibilidad de que la
evolución pudiese estar conformada por una tendencia evolutiva predeterminada. No había
ningún objetivo evidente hacia el cual se dirigiera, y no produjo un patrón ordenado de
relaciones entre las especies. La acusación de que la teoría depende de la variación "al
azar" indica las preocupaciones de sus contemporáneos en este sentido. Como el mismo
Darwin dejó en claro, la variación fue sin duda causada por algo (más tarde identificado
cuando se comprendieron las bases de la herencia y la estructura del ADN), pero no estaba
dirigida en una dirección y, por tanto, la evolución era esencialmente de composición abierta
(Bowler,2009).
El segundo tipo de objeciones que recibió la teoría fueron las relacionadas con
irregularidades metodológicas aparentes, que para muchos pusieron en duda la validez de
sus conclusiones, sobre todo en lo referido al mecanismo (SN)propuesto para explicar
laevolución de las especies (ancestro común, descendencia con modificación), la selección
natural. Consciente de estos aspectos y de las principales objeciones de sus
contemporáneos, Darwin destinó algunos capítulos de su libro -al menos tres- para contra
argumentar los dos tipos de objeciones.
Analizaremos brevemente algunas de las objeciones identificadas en El origen de las
especies. El capítulo “Dificultades de la teoría” comienza expresando la siguiente idea:
Mucho antes de que el lector haya llegado a esta parte de mi obra se le habrá presentado un
cúmulo de dificultades. Algunas son tan graves, que aún hoy apenas puedo reflexionar en
ellas sin sentir cierta vacilación; pero, según mi leal saber y entender, la mayor parte de
ellas son aparentes, y las que son reales no son a mi juicio, funestas para mi teoría (Darwin,
1983:223).
Entre los principales obstáculos estaba su dificultad para explicar la variabilidad
intraespecífica:
Ignoramos por completo la causa de las variación pequeñas o de las diferencias individuales,
y nos damos cuenta inmediatamente de ello reflexionando sobre las diferencias entre las
razas de animales domésticos de diferentes paíse (Darwin, 1983: 256)

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Otra dificultad era la escasez o ausencia del registro fósil -sobre todo de especies
transicionales- que sostuvieran su tesis de evolución lenta y gradual:
Como la selección natural obra únicamente mediante la conservación de modificaciones
útiles, cada forma nueva tenderá, en un país totalmente poblado, a suplantar, y finalmente,
a exterminar a su forma madre menos perfeccionada, y a las demás formas menos
favorecidas con las que entre en competencia. Así, pues, la extinción y la selección natural
van de la mano. Pero como, según nuestra teoría, tienen que haber existido innumerables
formas de transición, ¿por qué no las encontramos incrustadas, en un número sin fin, en la
corteza terrestre?” (…) Aquí expresaré solamente mi creencia de que la respuesta estriba en
que el archivo es incomparablemente menos perfecto de lo que generalmente se supone. La
corteza terrestre es un vasto museo; pero las colecciones naturales se han hecho de un
modo imperfecto y solo a largos intervalos de tiempo (Darwin, 1983:224).
Otros obstáculos detectados por Darwin tienen que ver con las creencias y valores
(metafísicos) de la época. Analicemos algunos ejemplos:
Quien crea que una forma antigua se transformó de repente, mediante una fuerza o
tendencia interna, en otra, por ejemplo, provista de alas, se verá casi obligado aadmitir, en
oposición a toda analogía, que variaron simultáneamente muchos individuos. Es innegable
que estos cambios de estructuras grandes y bruscos son muy diferentes de los que parecen
haber experimentado la mayoría de las especies(Darwin, 1983:312).
Vemos cómo Darwin dice “quien crea”, porque no había evidencia que apoyara esta idea;
incluso la evidencia presentada por él (el registro fósil, las estructuras homólogas, en
algunos casos, la embriología, donde se podían reconocer estados ancestrales y la selección
artificial) descartaba este concepto. Pero, pensar en un impulso a la perfección o fuerza
interna vital intrínseca en las especies, era algo muy común en la época victoriana porque
encajaba bien con la idea de progreso.
Otro obstáculo que se le presentó para la comprensión de su teoría fue la noción de tiempo
(recordemos que eran los tiempos que aparecían en la Biblia). Aunque nuestra compresión
actual es más ajustada, tenemos que pensar que no siempre fue así. Veamos que dice
Darwin sobre este punto:
Pero la causa principal a la renuncia natural a admitir que una especie ha dado origen a otra
especie distinta es que siempre somos tardos en admitir grandes cambios cuyos grados
intermedios no vemos. La dificultad es la misma que la que sintieron los geólogos cuando
Lyell sostuvo por vez primera que los agentes que aún vemos en actividad han formado la
larga línea de acantilados del interior y han excavado los grandes valles. La mente quizás no
puede abarcar toda la significación, ni siquiera de la expresión un millón de años; no puede
sumar y percibir todos los resultados de muchas pequeñas variaciones acumuladas durante
un numero casi infinito de generaciones (Darwin 1983:596).
Por último, veamos qué opina el naturalista sobre algunos de sus colegas y la resistencia a
aceptar su teoría:
Aunque estoy plenamente convencido de la verdad de las opiniones expuestas en este libro
bajo la forma de un compendio, no espero de modo alguno convencer a experimentados
naturalistas cuya mente está llena de una multitud de hechos vistos todos, durante un largo
transcurso de años, desde un punto de vista diametralmente opuesto al mío. Es muy
cómodo ocultar nuestra ignorancia bajo expresiones tales como el “plan de creación”,
“unidad del tipo”, etc., y creer que damos un explicación cuando tan solo volvemos a
enunciar hechos. Todo aquel cuya disposición natural le lleve a dar más importancia a las
dificultades no aclaradas que a la explicación de un cierto número de hechos, rechazará
seguramente mi teoría. Algunos naturalistas dotados de mucha flexibilidad mental, y que
han empezado a dudar de la inmutabilidad de las especies, tal vez puedan ser influidos por
este libro; pero miro con confianza al porvenir, hacia los jóvenes y moderados naturalistas,

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que serán capaces de ver los dos aspectos de la cuestión con imparcialidad (Darwin,
1983:596).
Es claro que para Darwin más que análisis de las pruebas y ajuste del argumento, lo que
había entre sus colegas críticos era cierta carga de prejuicios.

Observemos juntos el siguiente video…


TEDX. Talks. Jack Horner: Crear un dinosaurio a partir de un pollo

En el enlace encontrarán una conferencia TED del científico y reconocido paleontólogo


estadounidense Jack Horner, quien, mediante la moderna paleontología, y apoyándose
en la teoría de la evolución (ancestro común, descendencia con modificación, selección
natural, embriología, homología) y en la genética intenta “transformar un pollo en
dinosaurio” porque, como él mismo plantea, “todos piden pruebas”. Este trabajo es una
prueba a favor de que el desarrollo teórico de Darwin modificó nuestra manera de
concebir a los seres vivos. Y, si como plantea Izquierdo, los modelos sirven para
comprender e intervenir en el mundo, este es un buen ejemplo.

Pensemos juntos…

 ¿Qué rol jugaron las metáforas y analogías propuestas por Darwin en


la compresión y aceptación de su teoría? ¿Por qué puede resultar
importante interpretar las metáforas y analogías teniendo en cuenta
el contexto en el que fueron elaboradas?
 ¿Cómo caracterizarían, en un párrafo, la actividad científica en toda
su compleljidad tomando como ejemplo el episodio trabajado en el
apartado “El desarrollo de la teoría de evolución por selección
natural” de esta clase?
 ¿Qué implicancias tienen para la enseñanza de la teoría de la
evolución por selección natural, los aspectos trabajados en las clases
3 y 4?

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A modo de reflexión final
Darwin era un pensador muy creativo que sintetizó una serie de ideas clave, algunas
derivadas de su trabajo científico y otras de las corrientes que circulaban en su entorno
cultural. Pocos aceptan actualmente la afirmación de que la evolución por selección natural
estaba “en el aire”. Darwin abordó el tema de una manera que fue muy diferente a cualquier
otro de los esfuerzos que se hicieron para explicar la historia de la vida en la Tierra. Tenía
una combinación única de intereses científicos que lo alertaron sobre temas ignorados por
otros naturalistas. Desde luego, se basó en las ideas ampliamente discutidas en el momento,
pero fue obligado por sus intereses científicos a utilizar esas fuentes de inspiración de una
manera muy original. (Bowler, 2009).

¿Hubo una revolución darwiniana? ¿Cuál fue la contribución específica de


Charles Darwin?, ¿Cuál fue la naturaleza conceptual de lo ocurrido a partir
de la publicación del Origen?

Diversos autores coinciden en que hubo un cambio importante, tanto científico como en un
sentido metafísico más amplio; que Charles Darwin fue el actor principal en el cambio, y que
hay que calificar la naturaleza y la magnitud del cambio prestando especial atención a un
contexto histórico más amplio en lugar de simplemente tratarlo como un acontecimiento
particular. Es decir, que la revolución fue compleja y que necesitamos de ideas filosóficas del
cambio científico que vienen de diferentes campos para captar todo el fenómeno en su
complejidad. Así, después de 1859, fue la evolución, no la selección natural (Vera causa), lo
que prevaleció. Esto significa que el sueño que había tenido Darwin de fundar una ciencia
profesional de los estudios evolutivos basada en la selección natural, en realidad nunca llegó
a despegar, como lo muestran los hechos posteriores. Esta idea tuvo que esperar hasta
1930 con la síntesis evolutiva (Ruse, 2000).
El reconocimiento de la biología evolutiva como ciencia distinta del modelo estrecho basado
en la física es una condición necesaria pero no suficiente para una enseñanza más sólida de
la evolución. Una visión epistemológica limitada ha contribuido a una imagen excesivamente
racional, y a una visión exclusivamente empirista de la ciencia, algo que, en lo que respecta
a la evolución, ha perjudicado tanto a los investigadores en didáctica como a los estudiantes
de biología. Por esta razón, es vital comenzar a utilizar modelos de ciencia que traten la
metafísica como una parte activa del proceso de dar sentido a los hechos del mundo, y de la
toma de decisiones en la ciencia (esto implica tener en cuenta el sistema de valores, no solo
lo epistémico). La estrechez de la visión empirista es ahora casi universalmente reconocida
en la comunidad de didactistas de la ciencia; sin embargo, el sesgo empírico sigue siendo
fuerte en la enseñanza y en los libros de texto.

 González Galli, L. (2014) “Darwin teleólogo” y “El eclipse del darwinismo”: dos casos
para repensar la historia del evolucionismo. En Historia y Filosofía de las Ciencia.
Aportes para una “nueva aulas de ciencia”, promotora de ciudadanía y valores.

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 Quintanilla Gatica, M., Daza Rosales, S., Cabrera Castillo, H. compiladores y autores.
Santiago de Chile: Bellaterra Ltda. p. 266-284.
http://www.academia.edu/11583079/Historia_y_filosof%C3%ADa_de_la_ciencia_Apo
rtes_para_una_nueva_aula_de_ciencias_promotora_de_ciudadan%C3%ADa_y_valor
es
*Selección de páginas de lectura obligatoria del artículo:
-Páginas 266 a 269
-Páginas 275 a 278

Adúriz Bravo, A. (2005). Una introducción a la naturaleza de la ciencia. La epistemología en


la enseñanza de las ciencias naturales. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires.
Bowler, P. J. (2009). Darwin's originality. Science, 323 (5911), 223-226.
Darwin C. (1983) El origen de las especies. Edición Sarpe. España
Fourez, G. (1998). Alfabetización Científica y Tecnológica acerca de las finalidades de la
enseñanza de las ciencias. Colihue. Buenos Aires.
González Galli, L. (2014) “Darwin teleólogo” y “el eclipse del darwinismo”: dos casos para
repensar la historia del evolucionismo. En Historia y Filosofía de las Ciencia. Aportes para
una “nueva aulas de ciencia”, promotora de ciudadanía y valores. Quintanilla Gatica, M.,
Daza Rosales, S., Cabrera Castillo, H. compiladores y autores. Santiago de Chile: Bellaterra
Ltda. p. 266-284.
Izquierdo, M. (2000). “Fundamentos epistemológicos”. En Perales. F. J. Y Cañal de León, P.
(Directores): Didáctica de las ciencias experimentales. Editorial Marfil. Alcoy. p. 35-64.
Lakoff, G. & Johnson, M. (1995) Metáforas de la vida cotidiana. Colección Cátedra Teorema.
Madrid.
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Especialización Superior en Enseñanza de las Ciencias Naturales en la escuela secundaria

Didáctica de las Ciencias Naturales II Biología

Foro obligatorio
A partir de la lectura de los apartados de esta clase “¿Cómo fue recibida y
juzgada la Teoría de Evolución por selección natural por los filósofos y
epistemólogos del siglo XIX?”, “Compromisos metafísicos y
metodológicos de la teoría de Evolución por selección natural” y
utilizando los aportes del material de lectura obligatorio,
 Identificar y desarrollar brevemente al menos uno de los principales
obstáculos en la recepción de la obra de Darwin y cómo este podría
influenciar en la enseñanza de la evolución por selección natural.
Incluir su aporte en el foro obligatorio de la semana 4, respondiendo a la
intervención del tutor. Le solicitamos que su aporte sea distinto al de sus
compañeros (identificar un nuevo obstáculo en la recepción de la obra de Darwin
y/o un nuevo modo en que podría influenciar la enseñanza de la evolución por
selección natural), o que brinde nuevas miradas y sistematizaciones a aquellos
aportes ya realizados.

Leer la clase y su bibliografía obligatoria. Para conocer la propuesta de lectura


para esta cuarta semana, los invitamos a acceder a la clase y a la hoja de ruta.

Como citar este texto:

Instituto Nacional de Formación Docente (2016). Clase 4: Las ideas meta-científicas


sobre la evolución darwiniana: reflexiones para pensar la enseñanza II, Didáctica de
las Ciencias Naturales II Biología I, Especialización docente de Nivel Superior en
Enseñanza de las Ciencias Naturales en la Escuela Secundaria. Buenos Aires:
Ministerio de Educación y Deportes Presidencia de la Nación.

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