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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

CONTEXTUALIZACIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

En Ecuador según la (Norma Técnica INEN 3194 Alcohol desinfectante,


2020), establece los requisitos para el etanol (alcohol etílico) en solución,
utilizado como agente desinfectante constituye una herramienta esencial
para controlar la diseminación de agentes infecciosos, permitiendo inhibir
el crecimiento del COVID-19. Acciones que se llevan a cabo en el estado
de emergencia sanitaria que vive nuestro país motivando a que la
población adquiera productos de desinfección como el alcohol sin conocer
los grados de concentración necesarios, originando fuente de peligro para
la piel, y muchos de ellos provocan lesiones cutáneas al actuar como
irritantes primarios o sensibilizadores alérgicos.

FORMULACIÓN DEL PROBLEMA


¿Qué efectos secundarios causa en la piel la excesiva utilización de
alcohol debido a la pandemia del Covid-19, en el barrio La Ecuatoriana de
la ciudad de Quito?
MARCO TEÒRICO

Según Geraldine Rodríguez (2019) manifiesta que: “el alcohol es superior


al lavado tradicional de manos y requiere menor tiempo de aplicación, es
menos irritante y disminuye la aparición de infecciones”. El alcohol como
agente desinfectante se refiere a dos compuestos principales usados
como agentes desinfectantes: el etanol (C2H5OH) o alcohol etílico, y
alcohol isopropílico ((CH3)2CHOH). Su principal forma de acción
antimicrobiana, es mediante la desnaturalización de las proteínas,
permitiendo la ruptura de membranas.

El alcohol es incoloro, pero volátil e inflamable, por lo tanto, debe


almacenarse en ambientes fríos y bien ventilados. Además, se evaporan
rápidamente, razón por la cual que es difícil tener periodos extendidos de
exposición. Según estudios de Löffler y col del Campus Virtual IntraMed
sugiere que el alcohol causa menos irritación cutánea que el lavado de
manos con jabones y sería preferible desde el punto de vista
dermatológico.
No obstante, los hallazgos experimentales contradicen la experiencia
subjetiva y se ha demostrado baja toxicidad cutánea relacionada con el
alcohol especialmente cuando se compara con el lavado con
detergentes. La higiene de manos usando alcohol ha sido importante en
los programas de control de infección y se considera en medicina como
antisépticos de limpieza y desinfección de heridas.

El efecto adverso aplicado brevemente a la piel no causa daño, pero irrita


si se deja mucho tiempo. En superficies lesionadas empeora el daño y
causa un coágulo bajo el cual pueden crecer bacterias, por lo que no se
utiliza como antiséptico para heridas abiertas. Su utilización puede
provocar irritación y sequedad de la piel. Al volatilizarse puede causar
irritación de la mucosa nasal y lagrimal. La toxicidad del alcohol
isopropílico es dos veces superior a la del etanol.
Aunque la mayoría de las recomendaciones oficiales aseguran que el
agua y el jabón es la mejor manera de mantener las manos libres de
virus, cuando esto no es posible, los desinfectantes a base de
hidrogel son una muy buena alternativa. Recomiendan, eso sí, que el gel
contenga al menos un 60% de alcohol y que, a la hora de aplicar, cubra
todas las superficies de las manos y se froten bien hasta que queden
secas. Estos desinfectantes para manos a base de alcohol pueden reducir
muy rápidamente la cantidad de microbios en las manos (excepto cuando
están muy sucias, en este caso es preferible lavarlas con agua y jabón).
Con el SRAS-CoV-2, estos geles, muy comunes antes de la crisis en el
ámbito hospitalario, se han convertido en un elemento habitual de la vida
cotidiana y en un potente destructor de microbios.

Los problemas ocasionados por el uso repetido y, en ocasiones, abusivos


de jabones, detergentes y de alcohol pueden llegar a ser un enemigo de
las manos, sobre todo las de aquellas personas que tienen una piel
particularmente seca o con afecciones como psoriasis. El exceso de
higiene y el abuso de los desinfectantes, algo habitual durante estos
días, puede romper la primera barrera defensiva del cuerpo, la piel, y sus
barreras protectoras (manto ácido, hidro-lipídico, bacterias benignas, etc.).
Los alcoholes tienen la capacidad de deshidratar nuestra piel, de ahí que
un uso continuado y repetitivo de este tipo de formulaciones que no tienen
emolientes o humectantes acabe afectando a nuestra epidermis. Y lo
hacen de varias maneras:

● Sequedad y aparición de grietas: el jabón y el agua en


exceso, así como el uso de geles desinfectantes, pueden hacer que se
elimine el manto lipídico de la piel.

● Eczema irritativo: una reacción inflamatoria de la piel que


acaba en descamación y picor como resultado de la exposición, repetida y
continuada, a sustancias o factores irritantes que dan lugar a lesiones
cutáneas. La limpieza excesiva, la humedad mantenida, agentes
detergentes, productos ácidos, etc., pueden alterar la estructura normal
de la capa más superficial de la piel.

● Eczema alérgico de contacto: puede desarrollarse en


personas previamente sensibilizadas a sustancias concretas.

● Dermatitis de contacto: es una reacción que suele


manifestarse en forma de enrojecimiento e inflamación, según la
Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma
Pediátrica (SEICAP). Da picor, en ocasiones intenso. Es más común en
personas que se han sensibilizado a una sustancia externa y es más
frecuente si ya hay daños previos en la piel, como dermatitis atópica o
psoriasis. También existe una predisposición genética a sufrir este tipo de
alergia.

REFERENCIAS BIBLIOGRÀFICAS

Sánchez L, Sáenz E. Antisépticos y desinfectantes. Dermatología


Peruana. 2005; 15(2)

Mencías Rodríguez E, Mayero Franco LM, eds. Manual de toxicología


básica. Madrid:Diaz Santos Editores; 2000. p. 335-51

https://www.normalizacion.gob.ec/inen-crea-norma-ecuatoriana-de-
alcohol-antiseptico-para-enfrentar-los-efectos-del-covid-19/

https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=48808

https://www.eldiario.es/consumoclaro/cuidarse/Riesgos-abuso-gel-
hidroalcoholico_0_1030997852.html

G.A Johnston, J.S.C English Fuente: Comentario y resumen objetivo: Dra.


Geraldina Rodriguez British Journal of Dermatology. Vol 157. I: 1. Pág 1-
3. Julio 2007

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