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NOTAS TÉCNICAS EN SALUD MENTAL

Recomendaciones para el abordaje del consumo de alcohol, tabaco y otras


drogas en el contexto de COVID-19:
Atención remota y telemedicina
Actualización 2, viernes 05 de junio de 2020.
Salud Mental / Ministerio de Salud

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Acerca de este documento:
La información puede ir cambiando en relación con nuevos escenarios a partir de definiciones de
organismos públicos y autoridades, así como también de nueva evidencia científica y experiencias
internacionales y locales. Para dar cuenta de nueva información se realizarán actualizaciones
periódicas.
Este es un documento de trabajo desarrollado en el contexto del brote de COVID-19. Está dirigido
principalmente a apoyar el trabajo desde Secretarías Regionales Ministeriales de Salud, Servicios
de Salud y redes de salud, pero sus contenidos pueden ser usados en otros escenarios con algunas
adaptaciones.
Antes de cada apartado se hace referencia a su población objetivo y posibles usos.

Acerca de esta actualización:


Se incorporan en esta actualización recomendaciones especiales relacionadas con la atención
remota y telemedicina, aplicadas tanto a Detección, Intervenciones Breves y Referencia Asistida
en alcohol y drogas (DIR), como al tratamiento de trastornos por consumo de alcohol y otras drogas.

Equipo de Alcohol y otras Drogas, Salud Mental, Ministerio de Salud


Pablo Norambuena C. Departamento de Salud Mental, División de Prevención y Control de
Enfermedades, Ministerio de Salud.
Milena Pereira R. Departamento de Gestión de Cuidados, División de Atención Primaria, Ministerio
de Salud. Mayo de 2020.
Carla Retamales. Unidad de Salud Mental, Departamento de Gestión Táctica de las Redes
Asistenciales, División de Gestión de Redes ASistenciales,
Alejandro Riquelme B. Departamento de Salud Mental, División de Prevención y Control de
Enfermedades, Ministerio de Salud.

Junio de 2020
Comentarios a pnorambuena@minsal.cl.

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Acerca del apartado: Se trata de un documento con recomendaciones para la implementación de Detección,
Intervenciones Breves y Referencia Asistida en alcohol y drogas, de manera remota, durante el periodo de COVID-19.
Contiene orientaciones y adaptaciones necesarias.
Está dirigido a trabajadores de salud en establecimientos de APS, principalmente, pero podría ser aplicado en otros
escenarios en los que se realice intervenciones breves sobre alcohol y otras drogas.
NOTA: Este documento fue desarrollado para apoyar la continuidad del trabajo del Programa DIR: Detección,
Intervenciones Breves y Referencia Asistida en alcohol y otras drogas en APS. Sin embargo, guardándo esa
consideración, la mayor parte de sus contenidos podrían ser aplicados a otros escenarios de implementación del
modelo DIR, también fuera de este marco programático específico.

Recomendaciones acerca de la implementación de Detección,


Intervenciones Breves y Referencia Asistida en alcohol y otras
drogas (DIR), en el marco del COVID-191

ANTECEDENTES
El consumo de alcohol, tabaco y otras drogas se suma a las condiciones que debilitan
potencialmente las funciones inmunológicas de las personas para hacer frente al Coronavirus,
haciendo a las personas más proclives al contagio, o bien, emperando la evolución de un cuadro.
Al mismo tiempo, las personas que consumen drogas se enfrentan a riesgos adicionales que
necesitan consideración y cuidado. El uso de drogas muchas veces se realiza en entornos en los
que las personas se congregan y pueden compartir sustancias o aparatos para el consumo de
drogas. También, en términos más generales, la estigmatización y la marginalización asociadas con
algunas formas de consumo de drogas pueden no solo aumentar el riesgo sino también crear
barreras para promover medidas que permitan gestionar mejor los riesgos y daños del consumo.
El consumo de alcohol y otras drogas es, por lo tanto, un tema que debemos abordar para hacer
frente al brote de Coronavirus.
Para esto el rol de la red de salud es fundamental y, específicamente, el modelo técnico del
Programa DIR, Detección, Intervenciones Breves y Referencia Asistida, puede ser un recurso
importante pues es una herramienta adaptable a otras prestaciones de salud e incluso podría
realizarse con cierto éxito de manera remota y no presencial, ya sea telefónica o con otros soportes
tecnológicos.
En este documento se aborda el desafío de mantener la continuidad de estas intervenciones,
haciendo ajustes relacionados principalmente con la necesidad de realizar intervenciones remotas.

ACERCA DE LA IMPLEMENTACIÓN DE DETECCIÓN, INTERVENCIONES BREVES Y


REFERENCIA ASISTIDA EN ALCOHOL Y OTRAS DROGAS (DIR)
Mantener la continuidad de las intervenciones que forman parte del Programa DIR
1. Es fundamental mantener la continuidad de las intervenciones que forman parte del
Programa DIR: Detección, Intervenciones Breves y Referencia Asistida. A partir del contexto
actual – dificultándose o imposibilitándose las acciones presenciales, cambiando las
prioridades en las prestaciones de salud, así como la carga de trabajo – esto implica
eventualmente algunos ajustes tanto administrativos como técnicos.

1 Pablo Norambuena C. Departamento de Salud Mental, División de Prevención y Control de Enfermedades, Ministerio de
Salud. Milena Pereira R. Departamento de Gestión de Cuidados, División de Atención Primaria, Ministerio de Salud. Mayo
de 2020.

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2. Debemos partir de la base de que el escenario NO es el ideal y que implica obstáculos que
perjudicarán el implementación y efectividad de DIR, de alguna manera. El trabajo presencial
– por ejemplo, en el despliegue de las herramientas relacionadas con la entrevista
motivacional – no puede compensarse. No obstante, existe convencimiento y evidencia que
respalda la mantención de las acciones relacionadas con DIR, en comparación con no
realizarlas o perder esta acción preventiva.

3. Mantener la continuidad del Programa significa, según sea el caso, mantener el trabajo de los
equipos especiales vinculados a DIR, cuando existan, así como también el desarrollo de
acciones DIR en el marco de otras prestaciones regulares de salud, cuando esa sea la fórmula
que se ha establecido localmente.

4. De la misma manera, deben mantenerse las acciones de soporte a las intervenciones mismas,
principalmente, la capacitación y asistencia técnica, la coordinación y los registros. En todos
los casos, se requieren ajustes y adecuaciones.

Sobre el financiamiento del Programa DIR


5. El programa continua con el presupuesto establecido en la Resolución Exenta N°119 del 02 de
marzo del 2020, que distribuye recursos para el año en curso.

En relación con las metas 2020 del Programa DIR


6. Los cortes evaluativos se realizaran en las fechas establecidas según resolución vigente que
aprueba el programa DIR para el año 2020.

7. Teniendo en consideración la situación epidemiologica que afecta el país, así como el


antecedente de alerta sanitaria y estado de catástrofe, se ponderaran todos los efectos de la
pandemia en los resultados de cumplimientos obtenidos a nivel local.

Acerca del DIR a través de vías remotas


8. Si bien el modelo DIR está diseñado para ser realizado mediante acciones presenciales,
implementadas principalmente en establecimientos de atención primaria de salud y en el
marco de prestaciones regulares de atención en salud, hoy, el contexto de COVID-19 sugiere
la necesidad de adaptar estas intervenciones para ser implementadas a través de trabajo
remoto.
9. Dentro de las formas de intervención remotas es posible encontrar el uso de mensajería por
correo electrónico, plataformas web especiales, aplicaciones móviles, así como video llamadas,
llamadas telefónicas y mensajería telefónica. Las llamadas telefónicas resultan ser las más
disponibles, en el contexto actual.
10. Las formas remotas para la implementación de intervenciones breves que forman parte de DIR,
y particularmente, las llamadas telefónicas pueden resultar efectivas y especialmente costo-
efectivas.
• Estudios sugieren que las llamadas telefónicas pueden ser un método efectivo en la
consejería sobre alcohol, ya sea como medio principal de intervención remota (Bischof
et al, 2008), como instrumento de refuerzo (Field et al, 2014), o como parte de un
modelo de intervención (Moore et al, 2011).
• Esto resulta apoyado además por algunas revisiones más amplias acerca de consejería
telefónica sobre salud mental (Hailey, Roine, Ojinmaa, 2008) o tratamiento de
trastornos por consumo de alcohol o drogas (Gates y Albertella, 2014; Kalapatapu et
al, 2014; McKay et al, 2005).
• Un reciente estudio (Säfsten et al, 2019) muestra que una intervención breve
estructurada (como la del modelo DIR), así como también una intervención más

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intensiva basada en la entrevista motivacional, ambas por vía telefónica, produjeron
cambios significativos en los niveles de riesgo de consultantes, medidos en AUDIT.
11. Para implementar DIR de manera remota, por lo tanto, use llamada telefónica o videollamada.
Revise las disposiciones generales u orientaciones que MINSAL haya entregado a la fecha para
atención remota o telemedicina y salud mental. En relación con el DIR, específicamente, más
adelante se describen adecuaciones a formas de trabajo remoto.

Respecto de las poblaciones focalizadas para realizar DIR


12. El contexto COVID-19 afectará todas las acciones de salud y, como vemos, también el
Programa DIR. Es difícil, en este sentido, encontrar oportunidades o beneficios en estas
circunstancias, excepto quizás por la posibilidad de focalizar nuevas poblaciones. En este
sentido, las intervenciones remotas pueden ser una oportunidad para vincularnos con
adolescentes (hombres y mujeres), así como con hombres adultos, dos grupos poblacionales
que con menor frecuencia acuden presencialmente a los establecimientos de atención
primaria de salud, pero que representan las más altas prevalencias de consumo de riesgo.
13. Si la manera en que se organizan las intervenciones de detección en su comuna o
establecimiento lo permiten, durante el periodo de COVID19, prefiera y priorice focalizar su
acción sobre adolescentes hombres y mujeres, y, sobre hombres adultos (25-44 años).
14. Otras poblaciones que podrían ser priorizadas, sobre todo en estas circunstancias, son:
• Mujeres embarazadas, que mantienen contactos y controles.
• Población con consumo de riesgo en evaluaciones pasadas (anteriores a 1 año). Este
puede ser un buen momento para revisar los registros y comenzar a contactar a
quienes fueron objeto de intervenciones breves en el periodo anterior a un año.
• Población que consume, de acuerdo a los registros que se tienen o el conocimiento de
colegas del sector.
• Población bajo control del programa de salud mental de la APS.

RECOMENDACIONES PARA REALIZAR AJUSTES TÉCNICOS A LA DETECCIÓN Y LAS


INTERVENCIONES DE ACUERDO AL NIVEL DE RIESGO DEL CONSUMO

1. El modelo DIR – detección del nivel de consumo de riesgo, intervenciones de acuerdo al nivel
de riesgo (bajo, riesgo, alto) – se mantiene y aplica igualmente a la atención remota. También
se mantienen los flujogramas, con las excepciones específicas que se señalan más adelante.
2. Las acciones de detección presentarán las mayores adaptaciones para permitir realizar un
tamizaje en tiempos limitados y mediante acción remota. Las intervenciones de acuerdo a
nivel de riesgo pueden realizarse de la manera en que está indicada en las Guías disponibles,
al menos a nivel de contenidos. La referencia asistida se realizará de la manera en que ha sido
definido para el resto de las acciones sobre salud mental en el contexto de COVID-19.

Detección: evaluación del nivel de riesgo del consumo


3. La primera parte del modelo DIR, evaluar el nivel de riesgo de consumo, debe realizarse con
algunos ajustes para dar fluidez y rapidez a la intervención remota, principalmente por vía
remota.

4. El primer ajuste recomendado es, cuando la evaluación es indicada por el trabajador de salud,
priorizar la evaluación del consumo de alcohol por sobre el de otras drogas, durante este
período de COVID-19. La razón es concentrar los esfuerzos y hacer más rápida la indagación
inicial que da paso a la intervención, sobre la base de considerar más prevalentes los consumos

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de alcohol. Esto significa poner énfasis sobre AUDIT, para adultos, y sobre CRAFFT indagando
sobre alcohol, para adolescentes. Si los equipos están más capacitados y tienen más
experiencia aplicando ASSIST, se recomienda hacer el instrumento pero indagando sobre
alcohol y no sobre otras drogas.
5. Igualmente, se recomienda mantener los canales abiertos en los casos en que los consultantes
muestren interés o mayor preocupación por consumo de otras drogas. Algunas
recomendaciones se dan más adelante.
6. Para evaluar el consumo de alcohol en adultos, prefiera el AUDIT-C y luego el AUDIT
(siguientes 7 preguntas), si el primer corte muestra consumo de riesgo. Esto es lo mismo que
ya está indicado en la “Guía Técnica de Intervenciones Breves sobre Alcohol” (Ministerio de
Salud, 2011).
7. Las preguntas del AUDIT pueden ser hechas telefónicamente, como podrían ser hechas
oralmente en una conversación. En la mayor parte de los casos, se resolverá en las tres primeras
preguntas. Es posible, sin embargo, que sea necesario tomar más que el habitual en explicar
adecuadamente el concepto de “trago”, ya que será menos posible contar con una herramienta
visual para mostrarlo.
8. Si los tiempos disponibles para la intervención telefónica - ya sea por disposiciones de su
establecimiento, por dificultades prácticas o materiales, o porque usted así lo juzga – son muy
limitados y NO permiten realizar todas las pregunta del AUDIT, no deje de hacer DIR.

9. En esta situación, hay algunas preguntas demarcadoras de niveles de riesgo del consumo que
le permitirán hacer una indagación, no tan precisa, pero que le permitirá intervenir igualmente.
Estas preguntas NO REEMPLAZAN EL INSTRUMENTO, pero pueden permitirle orientarse en
corto tiempo y definir una intervención y esto puede, a su vez, hacer posible mantener las
intervenciones en este contexto de acción remota.
• Primera pregunta: Para hombre: “Con qué frecuencia toma 5 o más tragos en un solo
día?”. Para mujer: “Con qué frecuencia toma 4 o más tragos en un solo día?”.
Cualquier respuesta positiva en la última semana es un indicador de “consumo de
riesgo”. Corresponde hacer intervención breve.

• Segunda pregunta: “¿(Con qué frecuencia) ha necesitado beber en ayuna para


recuperarse después de haber bebido el día anterior?”
Cualquier respuesta positiva en la última semana es un indicador de “consumo de alto
riesgo”, es decir, un posible trastorno. Corresponde hacer referencia asistida.

Observe que las preguntas son parte del instrumento AUDIT. Recuerde que la prioridad es
aplicar el instrumento en todos los casos en los que sea posible.

10. Para evaluar el consumo de alcohol en adolescentes use el CRAFFT, tal como está definido en
la Guía Técnica de Intervenciones Motivacionales para adolescentes (Ministerio de Salud,
2015). Se trata de pocas preguntas que podrán ser realizadas telefónicamente. En este caso y
como fue antes señalado, recomendamos usar el alcohol como referencia principal, por sobre
otras drogas, solo para concentrar los esfuerzos y hacer más fluida la intervención general.
11. Si no es posible hacer las preguntas del instrumento – por las condiciones actuales y los
tiempos – indague por el consumo de alcohol y considere todo consumo como riesgoso, en
adolescentes (principalmente en aquellos menores de 16 años), y, por lo tanto, realice una
intervención motivacional/breve.

12. Si bien recomendamos priorizar la evaluación del consumo de alcohol, durante el contexto de
COVID-19, mantenga los canales abiertos para los consultantes que sí quieran hablar de
drogas. Es decir, no instale usted la indagación sobre consumo de drogas, pero esté abierto/a
a tomarlo si el consultante lo señala de alguna manera. Recuerde que es posible que la

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cuarentena y la restricción de sustancias ilegales, haga que consumidores regulares
problematicen sus consumos cuando comienzan a sentirse intranquilos sin las sustancias que
habitualmente consumen.
13. Si este es el caso, para evaluar el consumo de drogas en adultos use el ASSIST (Humeniuk et al
2011). Asumiendo que, en el caso antes planteado, será de preocupación del consultante,
podemos suponer también que estará dispuesto/a a tomar más tiempo en responder a todas
las preguntas del instrumento. Recomendamos, eso sí, para dar mayor fluidez a la intervención
telefónica, focalizar las preguntas en una sola droga, la que más preocupa al consultante, por
ejemplo.
14. Si no es posible hacer las preguntas del instrumento, indague sobre consumo de drogas en
general, y considere todo consumo como riesgoso y realice intervención breve.

Intervenciones de acuerdo al nivel de riesgo del consumo


15. Como enfoque general de intervención, aunque sea más difícil de manera remota que
presencialmente, mantenga una disposición de intervención motivacional, el espíritu y las
habilidades o técnicas propias de esa posición. Asegure la confidencialidad de la conversación
aun en la acción remota, dispóngase de manera respetuosa y no enjuiciadora.
16. En relación con los contenidos de las intervenciones, siga la información, consejos e
indicaciones, de acuerdo a los mismos pasos centrales de la intervención que corresponda y
que están bien definidos en las Guías Técnicas disponibles.

17. A los contenidos definidos en las Guías Técnicas antes referidas, es posible agregar algunos
consejos que están más relacionados con el contexto COVID-192.
Contenidos especiales para la intervención mínima e intervención breve en alcohol, durante
COVID-19

Mito: El alcohol de beber no te protege del Coronavirus


El alcohol de beber no limpia, ni desinfecta, ni te protege del Coronavirus. Ni por fuera, ni por dentro.
Su concentración de alcohol es menor. El alcohol desnaturalizado o el alcohol gel con concentración
de 70% sí. El alcohol de beber tiene concentraciones mucho menores.
Primer consejo: menos es mejor
En general intenta reducir la cantidad de alcohol que consumes, la frecuencia con la que consumes
o, mejor aún, no beber. Llevar un registro de lo que bebes puede ayudar, pero principalmente estar
atentos a cuánto bebemos. Si decides beber, no más de 2 tragos en un mismo día es una referencia
adecuada.
Define días libres de alcohol
Para evitar riesgos, al menos debieras escoger 2 días libres de alcohol a la semana. Claro, si son más
días, mucho mejor.
Bebe más tarde
Puede ser tentador beber temprano cuando uno está en el hogar. Trata de retrasar tu consumo lo
más tarde posible en el día, especialmente si hay niños, niñas o adolescentes en la casa. Considera
fijar una meta de hora, por ejemplo, “en la casa no se bebe hasta las 10 pm”.
Fuera de la vista
Manten el alcohol fuera de tu vista. Guárdalo en alguna parte de la casa, pero no lo tengas siempre
en vista como recordatorio y tentación de poder beber más. También, mantenlo fuera del alcance de
niños, niñas o adolescentes. Si tienes sed, siempre bebe agua antes que alcohol.

2 Otro recurso de trabajo disponible es el video “¿Cuánto es tomar mucho?”, que podría ser usado como material
educativo o como herramienta de intervención con usuarios con acceso a internet, en la medida que se vea y se discuta,
comparando con el propio consumo, por ejemplo.
https://www.youtube.com/watch?v=UNd7eZYR3bk&t=51s

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No tengas reservas extra
No tengas grandes reservas de alcohol en tu hogar. En las circunstancias en las que estamos, planifica
tus compras cada vez que vayas por provisiones a una tienda o supermercado, una vez a la semana,
por ejemplo. Solo compra el alcohol que vas a consumir durante esos días. Prefiere las bebidas
alcohólicas de menor graduación que las de mayor graduación. Claro, prefiere todavía más las sin
alcohol.
Preocúpate por los niños, niñas y adolescentes
Aunque no lo notes, algunos niños y niñas pueden asustarse cuando los adultos beben. También
suelen ser muy perceptivos de los cambios en su ambiente y, por ejemplo, notan que los adultos
están bebiendo más o en horas poco habituales. Intenta no beber hasta que los niños y niñas se han
ido a la cama. Asegúrate, además, que siempre habrá un adulto que no beba mientras ellos y ellas
están en casa.

18. La intervención por vía remota puede facilitar que usted tenga los materiales y recordatorios
más a mano. Todos estos materiales y herramientas están descritas en las citadas Guías
Técnicas.

Referencia asistida
19. A partir de un consumo de “alto riesgo” detectado por alguna de las vías antes definidas, es
fundamental asegurar el contacto del consultante con los espacios de evaluación y
confirmación diagnóstica, de acuerdo a los protocolos que se hayan definido localmente y a
las orientaciones que el Ministerio de Salud determine al respecto y que, seguramente,
implicarán otra acción remota, pero dirigida por algún profesional vinculado al programa de
salud mental en APS.

REGISTRO
1. Las acciones del Programa DIR deben seguir siendo registradas en REM, de acuerdo a lo
indicado en el documento de “Orientaciones Técnico Administrativas para la Detección,
Intervención Breve y Referencia Asistida para el consumo de Alcohol, Tabaco y otras Drogas en
Atención Primaria”.
2. Las acciones de detección quedarán registradas en REM A03, sección D.1: “aplicación de
instrumento e intervenciones breves por patrón de consumo alcohol y otras sustancias
(Programa DIR ex Programa Vida Sana Alcohol).
3. En este caso, registre de acuerdo al instrumento con el que haya realizado la intervención
(AUDIT, CRAFFT, ASSIST) y, si corresponde, al espacio de atención al que se vinculó el tamizaje
(EMP, Control de salud integral del adolescente). En los casos excepcionales – durante el
contexto de COVID-19 – en los que no se haya aplicado el instrumento completo, sino las
preguntas demarcadoras antes definidas, registre en el instrumento que corresponde a la
sustancia sobre la que realizó el tamizaje (es decir, AUDIT, si tamizó alcohol, por ejemplo).
Registre también los niveles de riesgo definidos.
4. Las acciones de intervención de acuerdo a nivel de riesgo deben ser registradas en REM
A27, sección G: “Intervenciones por patrón de consumo alcohol y otras sustancias
(Programa DIR ex Programa Vida Sana Alcohol”. En este caso el registro no se altera en
absoluto por realizar la acción de manera remota.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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based stepped care intervention for alcohol-related disorders: A randomized controlled trial. Drug and
Alcohol Dependence, 93(3), 244-251. https://doi.org/10.1016/j.drugalcdep.2007.10.003
Field, C., Walters, S., Marti, C. N., Jun, J., Foreman, M., & Brown, C. (2014). A multisite randomized controlled
trial of brief intervention to reduce drinking in the trauma care setting: How brief is brief? Annals of Surgery,
259(5), 873-880. https://doi.org/10.1097/SLA.0000000000000339
Gates, P., & Albertella, L. (2016). The effectiveness of telephone counselling in the treatment of illicit drug
and alcohol use concerns. Journal of Telemedicine and Telecare, 22(2), 67-85.
https://doi.org/10.1177/1357633X15587406
Hailey, D., Roine, R., & Ohinmaa, A. (2008). The effectiveness of telemental health applications: A review.
Canadian Journal of Psychiatry. Revue Canadienne De Psychiatrie, 53(11), 769-778.
https://doi.org/10.1177/070674370805301109
Humeniuk, R., Henry-Edwards, S., Ali, R., Poznyak, V., Monteiro, M. (2011). ASSIST. La prueba de detección de
consumo de alcohol, tabaco y sustancias. Manual para uso en la atención primaria. Ginebra: Organización
Mundial de la Salud.
Disponible en: http://www.who.int/substance_abuse/activities/assist_screening_spanish.pdf?ua=1
Kalapatapu, R. K., Ho, J., Cai, X., Vinogradov, S., Batki, S. L., & Mohr, D. C. (2014). Cognitive-behavioral therapy in
depressed primary care patients with co-occurring problematic alcohol use: Effect of telephone-
administered vs. face-to-face treatment-a secondary analysis. Journal of Psychoactive Drugs, 46(2), 85-92.
https://doi.org/10.1080/02791072.2013.876521
McKay, J. R., Lynch, K. G., Shepard, D. S., & Pettinati, H. M. (2005). The effectiveness of telephone-based
continuing care for alcohol and cocaine dependence: 24-month outcomes. Archives of General Psychiatry,
62(2), 199-207. https://doi.org/10.1001/archpsyc.62.2.199
Ministerio de Salud (2015). Orientaciones técnicas para la detección, intervención motivacional y referencia
a tratamiento para el consumo de alcohol y otras drogas en adolescentes. Santiago: Ministerio de Salud.
Disponible en: http://web.minsal.cl/wp-content/uploads/2015/09/OT-Detecci%C3%B3n-IM-y-referencia-drogas-
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Ministerio de Salud (2011). Guía técnica de intervenciones breves para reducir el consumo de alcohol de
riesgo en atención primaria de salud. Santiago: Ministerio de Salud.
Disponible en: http://diprece.minsal.cl/wrdprss_minsal/wp-content/uploads/2016/02/5.-MINSAL_2011_-
Intervenciones-breves-alcohol.pdf
Moore, A. A., Blow, F. C., Hoffing, M., Welgreen, S., Davis, J. W., Lin, J. C., Ramirez, K. D., Liao, D. H., Tang, L., Gould,
R., Gill, M., Chen, O., & Barry, K. L. (2011). Primary care-based intervention to reduce at-risk drinking in older
adults: A randomized controlled trial. Addiction (Abingdon, England), 106(1), 111-120.
https://doi.org/10.1111/j.1360-0443.2010.03229.x
Säfsten, E., Forsell, Y., Ramstedt, M., Damström Thakker, K., & Galanti, M. R. (2019). A pragmatic randomised
trial of two counselling models at the Swedish national alcohol helpline. BMC Psychiatry, 19(1), 213.
https://doi.org/10.1186/s12888-019-2199-z

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Acerca del apartado: Se trata de un documento con recomendaciones para aplicar elementos de la telemedicina al
tratamiento de trastornos por uso de alcohol y otras drogas, durante el periodo de COVID-19.
Está dirigido a trabajadores de salud que participan de procesos de tratamiento, tanto a nivel primario como de
especialidad ambulatoria.

Recomendaciones para el uso de telemedicina en el tratamiento


para personas con trastornos por uso de alcohol y otras drogas
en el contexto de COVID-193

Hoy se tiene conocimiento que el COVID-19 ataca las vías respiratorias, por lo que es razonable
suponer que el compromiso de la función pulmonar o las enfermedades respiratorias relacionadas
con antecedentes de tabaquismo, como EPOC, puedan poner a las personas en riesgo de sufrir
complicaciones graves de la COVID-19.
Mientras la pandemia por COVID-19 se extiende, también se va provocando un aumento de la
sensación de miedo y preocupación en la población en general. En términos de salud mental
pública, uno de los principales impactos posibles son las tasas elevadas de estrés y ansiedad. Las
personas con problemas asociados a la salud mental podrían verse influidas de manera más
sustancial por las respuestas emocionales provocadas por la epidemia COVID-19, lo que resulta en
recaídas o empeoramiento de una afección de salud mental ya existente debido a la alta
susceptibilidad al estrés en comparación con la población general. Así mismo, la menor
disponibilidad de atención y la reticencia a acercarse a servicios de salud, por temor al contagio,
hacen que en algunos casos se pierda la continuidad de la atención.
Por otro lado, tal como muestra la evidencia de los países que iniciaron los contagios por COVID-
19 antes que en Chile, a medida que la pandemia impacta en las actividades, rutinas o estilos de
vida habituales de las personas, también se espera que aumenten los niveles de uso de alcohol y
drogas.

TRASTORNOS POR CONSUMO DE ALCOHOL Y OTRAS DROGAS Y COVID-19


Cuando las epidemias surgen, la población con trastornos de salud mental son más susceptibles al
contagio. Las posibles explicaciones incluyen deterioro cognitivo, poca conciencia del riesgo y
esfuerzos disminuidos con respecto a la protección personal. Por otro lado, una vez contagiadas
las personas con problemas de salud mental pueden estar expuestas a más barreras para acceder
a los servicios de salud oportunamente, debido a la discriminación asociada con la condición
mental (Hao, Jian-Hua, Yi-Feng, 2020).
Dado que el coronavirus que causa COVID-19 ataca los pulmones, podría representar un peligro
particularmente grave para quienes vapean o fuman tabaco o marihuana.
Las personas con trastornos por el consumo de pasta base de cocaína también pueden ser
vulnerables debido a los efectos que esa droga tiene en la salud respiratoria y pulmonar.
En estos momentos sabemos muy poco sobre la COVID-19, y menos aún sobre su intersección con
los trastornos por consumo de drogas. Pero podemos hacer conjeturas fundamentadas a partir de
las experiencias con personas cuya salud está comprometida debido a que fuman o vapean, y de
personas con trastornos por consumo de cannabis u otras drogas. Aún cuando estos grupos
tendrían un riesgo de contraer COVID-19 equivalente a la población general, podrían sufrir
complicaciones graves de la enfermedad por varias razones fisiológicas, sociales y ambientales.
La búsqueda del consumo de sustancias puede exponer a las personas a entornos en los que están
en contacto directo con otras personas que también podrían tener un mayor riesgo de contagio,
3Alejandro Riquelme B. Departamento de Salud Mental, División de Prevención y Control de Enfermedades, Ministerio
de Salud. Mayo de 2020.

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posicionando a las personas con trastornos por uso de alcohol y otras drogas en una situación de
mayor peligro de contraer el COVID-19.
En resumidas cuentas, esta población, el riesgo de desarrollar patología grave se relaciona a:
o Comorbilidad con otras patologías.
o Menor autocuidado.
o Exposición al salir a buscar OH/drogas.
o Riesgo de síndromes de abstinencia por menor disponibilidad de OH/drogas.
o Personas consumidoras de alcohol crónicas, se consideran inmunosuprimidos.
o Riesgo de no consultar por confusiones acerca del origen de los síntomas (por ejemplo
confundir sintomas COVID-19 con resaca).

Por otra parte, si se sobrepasa la capacidad de los hospitales y centros de salud, podría ocurrir que
estas personas—que muchas veces son objeto de estigmatización—se enfrenten con barreras aún
mayores en el tratamiento de la COVID-19. Por lo que debemos asegurarnos de que los pacientes
con trastornos por consumo de drogas no sufran discriminación si el aumento de casos de COVID-
19 agrega una carga mayor a nuestro sistema de cuidado de la salud.
Finalmente el uso de la cuarentena y otras medidas de salud pública, podrían tener efectos
indeseados en el acceso a la salud, medicamentos y otros elementos de apoyo que las personas
con trastornos por consumo de sustancias necesitan. Por lo que se deben buscar las mejores
alternativas para facilitar el acceso a tratamiento para quienes sufran de trastornos asociados al
uso de alcohol y otras drogas.

USO DE TELEMEDICINA EN EL TRATAMIENTO DE TRASTORNOS POR USO DE ALCOHOL


Y OTRAS DROGAS EN EL CONTEXTO DE COVID-19
El National Consortium of Telehealth Resource Centers (2020), define la telemedicina como el uso
de tecnologías electrónicas de información y telecomunicaciones para apoyar y promover la
atención clínica de salud a larga distancia, la educación relacionada con la salud de pacientes y
profesionales, la salud pública y la administración de la salud.
La telemedicina implica el uso de tecnologías tales como servicios telefónicos, videoconferencias,
mensajes de texto, aplicaciones de teléfonos inteligentes y herramientas basadas en la web para
brindar atención a distancia sin requerir que los pacientes viajen a la consulta.
La telemedicina, puede ser una herramienta apropiada en el tratamientos por uso de alcohol y
otras drogas durante la pandemia por COVID-19, ya que su uso limita la exposición al contagio para
poblaciones vulnerables y trabajadores de la salud.
Incluso, la telemedicina puede ampliar el alcance de las atenciones de salud mental a las
comunidades que tienen acceso limitado a los servicios que prestan tratamiento.
El uso de la telemedicina se recomienda cuando el acceso a la atención sea de riesgo para el
usuario y/o el equipo de tratamiento, de lo contrario, se sugiere la atención presencial.

Oportunidades del uso de la telemedicina en el contexto de pandemia por COVID-19


Existen numerosos beneficios asociados con el uso de la telemedicina durante el brote de COVID-
19 que se aplican en todo el continuo de tratamiento por drogodependencias.
Estos beneficios incluyen, entre otros, los siguientes:
o Promueve la práctica del distanciamiento físico para reducir la propagación del COVID-19,
desplazando la evaluación inicial y los controles del usuario a una modalidad que no requiere
interacción en persona y, por lo tanto, limita el contacto físico entre el equipo clínico y los
usuarios.

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o Permite el monitoreo de pacientes para identificar casos potenciales y confirmados sin
contacto de persona a persona.
o Permite a los profesionales en cuarentena continuar tratando a los pacientes de manera
remota y segura.
o Reduce el riesgo de propagación en áreas de alto tráfico de personas, como salas de espera, al
reducir el número de usuarios que requieren controles presenciales.
o Permite a los equipos clínicos continuar la atención, al tiempo que reduce la potencial de
exposición para aquellos usuarios que se consideran más vulnerables a COVID-19.
o Reduce la probabilidad de que los pacientes participen en actividades que podrían aumentar
el riesgo de exposición, como el uso del transporte público para asistir a los controles.

Aplicaciones de telemedicina para trastornos por uso de alcohol y otras drogas


(Hazelden Betty Ford Foundation, 2020)
En algunos países del hemisferio norte, están utilizando una variedad de métodos de atención a
distancia en el tratamiento y la recuperación de estos trastornos, que incluyen:

a) Mensajes de texto
Se refiere a la transmisión de mensajes electrónicos cortos entre dispositivos móviles. Se han
atribuido resultados positivos a las intervenciones por intermedio de comunicación. El tratamiento
del consumo de alcohol y otras drogas basado en mensajes de texto es económico y tiene el
potencial de ser ampliamente accesible en tiempo real.
Recomedable para el seguimiento del estado de personas en tratamiento y para post altas
terapéuticas.

b) Asistencia telefónica
Es uno de los primeros métodos de prestación de servicios de telemedicina.
La atención telefónica se sugiere para proporcionar atención continua para los trastornos por uso
de sustancias.

c) Video-llamada
Los estudios sobre videoconferencia para tratamiento de adicciones, han encontrado satisfacción
del usuario y resultados equivalentes con la atención prestada en persona. Los metanálisis de
videoconferencias para servicios de psiquiatría han encontrado resultados positivos similares.

Es imporante considerar que al momento de realizar evaluaciones de ingreso a programas de


tratamiento, no se sugiere el uso de llamadas telefónicas o mensajes de texto. En esa instancia se
indica el uso de la video llamada.

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CONSIDERACIONES GENERALES PARA IMPLEMENTAR LA TELEMEDICINA EN
TRATAMIENTO POR CONSUMO DE ALCOHOL Y OTRAS DROGAS
Las siguientes consideraciones fueron extraídas de las mejores prácticas para la telemedicina
durante la emergencia de salud pública COVID-19 por la AMA’s Quick Guide to Telemedicine
(American Medical Association, 2020), el National Council Resources for COVID-19 (National
Council for Behavioral Health, 2020) y la American Society of Addiction Medicine (2020).

a) Comunique los cambios en la atención a sus usuarios


Informe a sus pacientes sobre las medidas de telemedicina durante el brote de COVID19.
Si sólo proporcionará atención de telemedicina, publique información en su sitio web (o página de
Facebook), llame a los usuarios y ofrezca horas de telemedicina si fuera necesario. Considere la
posibilidad de priorizar a usuarios de alto compromiso biopsicosocial.

b) Practique primero el uso de la tecnología


Cualquier aplicación que decida usar, sobre todo si es video-llamada, practique con otro colega
antes de utilizarla con un paciente. Es posible que pueda recomendar aplicaciones de
videoconferencia preferidas a los usuarios y enviarles enlaces de prueba para asegurarse de que
haya una conexión disponible antes de comenzar su sesión.
Cerciórese que el usuario tenga disponibilidad tecnológica.

c) Cree un plan de respaldo


El programa de tratamiento debe considerar la creación de protocolos en caso de que se requiera
una escalada de la atención o la tecnología falle.

d) Considere las herramientas de detección adecuadas


Si aún ofrece horas en persona, es deseable la incorporación de protocolos para la detección4 de
síntomas de COVID-19 antes de la llegada y protocolos para cambiar las citaciones a virtuales si
alguien presenta síntomas.
Si alguien muestra síntomas pero está en crisis o requiere apoyo inmediato, considere protocolos
y asociaciones que puedan alertar a otros equipos de salud.

e) Flujo de trabajo
Determine en qué horario se atenderá por telemedicina. Es decir, durante todo el día,
entremezcladas con controles presenciales o durante un bloque de tiempo establecido dedicado
específicamente a atenciones virtuales.

f) Documentación y mantenimiento de registros


Asegúrese de registrar adecuadamente estas atenciones, como lo haría normalmente con una hora
presencial. Debe respaldarse y registrarse en la ficha clínica del usuario, sea esto de forma digital
en la ficha electrónica o de forma manual en una ficha de papel.

4 Consultar Lineamientos para atención ambulatoria de salud mental realizada de manera remota en contexto de COVID-
19. Departamento de Salud Mental DIVAP-DIGERA-DIPRECE. Ministerio de Salud

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g) Resguardo de la información
El profesional que realiza la teleatención debe tomar los cuidados para que esta atención ocurra
en forma segura, resguardando la privacidad del usuario, por lo que se debe buscar el espacio físico
más idóneo para realizar la atención.

SITUACIONES EN LAS QUE NO SE SUGIERE EL USO DE ATENCIÓN REMOTA


En los siguientes casos se debe evaluar la posibilidad de hacer visitas domiciliarias, ya que estos
usuarios también tienden a ser de alto riesgo en caso de contagio con COVID-19:
o Usuarios con sintomatología aguda severa como psicosis, síndrome de abstinencia severo o
ideación suicida activa, entre otras; puesto que posiblemente se requieran intervenciones de
mayor intensidad, uso de fármacos o realizar una derivación.
o Usuarios a los que por su edad o condición de discapacidad les sea dificil el uso de medios
tecnológicos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
American Medical Association. (2020) AMA quick guide to telemedicine in practice. Recuperado 23 de abril
de 2020, de https://www.ama-assn.org/practice-management/digital/ama-quick-guide-telemedicine-
practice
American Society of Addiction Medicine (2020). Access to Telehealth. Recuperado 23 de abril de 2020, de
https://www.asam.org/Quality-Science/covid-19-coronavirus/access-to-telehealth
Yao, H., Chen, J.-H., & Xu, Y.-F. (2020). Patients with mental health disorders in the COVID-19 epidemic. The
Lancet. Psychiatry, 7(4), e21. https://doi.org/10.1016/S2215-0366(20)30090-0
Hazelden Betty Ford Foundation (2020). Telehealth for Addiction Treatment and Recovery. Recuperado el 22
de abril de 2020, de https://www.hazeldenbettyford.org/education/bcr/addiction-research/telehealth-
addiction-treatment-ru-1218
National Consortium of Telehealth Resource Centers (2020). Telehealth Resorce Centers. Recuperado el 22
de abril de 2020, de https://www.telehealthresourcecenter.org/
National Council for behavioral health (2020). Resources and tools for addressing Coronavirus (COVID-19).
Recuperado el 23 de abril de 2020, de https://www.thenationalcouncil.org/covid19/

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