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 Participante: Félix Rosario Moreta

 Matrícula: 15-0788
 Carrera: Educación (Letras)
 Materia: Estrategias de producción escrita.
 Práctica: Tarea I
 Tema: narración.
 Facilitador/a: Lucitania Henriquez
Redacta un texto narrativo

1. Elige una situación a partir de la que comenzará el relato (situación inicial) y


determina quiénes serán los personajes de tu cuento. Aquí hay algunas
posibilidades, pero pueden ser otras: • Un chico y personaje fantástico viajando
en colectivo. • Unos amigos jugando con la computadora u otra cosa.

2. Una vez que hayas elegido a los personajes, describilos brevemente. 3.


Ahora, piensa cuál es el conflicto que se deriva de la situación inicial y
escríbelo en el borrador. 4. Luego, determina brevemente y en orden los
hechos que vas a contar. Por ejemplo: a) Primero: ……… b) Después: ……. c)
Luego: … d) Entonces: … e)Finalmente……… 5. Elige dos momentos claves
en el relato e imagina los diálogos que podrían haberse producido en esas
circunstancias. ¿Qué personajes intervendrían en cada caso? A continuación,
escríbelo. Para la textualización y la revisión 6. Ahora, escribe el cuento en
borrador, revísalo muy bien, y cuando estés conforme, inventa un título y
pásalo en limpio. 7. Luego, compártelo con el grupo.

Don Antonio y sus perros


A lo largo de los tiempos actuales las personas utilizan a los animales como
mascotas, la adoptan o la compran en algún establecimiento para tenerlas en
su hogar o lugar de trabajo. En un sector llamado Arroyo Hondo perteneciente
a Santo Domingo, República Dominicana vivía un señor llamado Antonio
Rodríguez el cual tenía seis perros y a los que adopto en una veterinaria
porque la madre de los cachorros había fallecido y los había dejado huérfanos.
Los perros de raza pastor alemán crecieron con el tiempo y con la comida
abastecida de proteínas que su dueño les daba para que se fortalezcan, de
igual modo los llevaba a un entrenamiento cada cinco días a la semana para
que aprendieran a obedecer las órdenes que le diera su amo.

Al cabo de dos años, los cachorros dejaron de serlo y se convirtieron en seis


enormes perros capaces de devorar o destrozar cualquier cosa que se
interpusiera en su camino. La noche del 23 de abril, noche que como esa no
había otra lluviosa y para favor de Rubito quien poseía la fama de ser el
responsable de todo lo que se perdía en el sector, era de mucha ayuda la
situación para los planes que tenía para esa noche.

La noche oscura a causa de un terrible apagón producido por una tormenta


tropical, oscuridad que sirvió de pase para que Rubito ideara un plan de
incursión en la casa de Don Antonio, la cual estaba totalmente cercada con
pared de block a más de siete metros de altura, tenía en el borde cristales
cortados con el propósito de herir a quien intentara entrar a la casa donde
estaban los seis perros esperando al intruso que cruzara la pared. “La noche
escura, Don Antonio trabajando, la casa sola, era la ocasión perfecta para
proceder con el plan”, este era el pensamiento de Rubito.

Rubito le había robado una escalera a Manuel quien era el vecino más cercano
de Don Antonio. Rubito tenía varios días observando la pared y se percató que
en una esquina de atrás le faltaban cristales, pues en ese lado era donde el
pondría la escalera para entrar si hacerse daño. El intruso busco la escalera, la
puso en el lugar que tenía pensado para entrar y subió, pero todavía quedaban
cristales que lo podían lastimar y bajó para buscar un pedazo de block viejo
que había tirado a varios metros de donde estaba él.

El ratero subió la escalera con el trozo de concreto duro y silenciosamente


rompió los cristales que estorbaban su paso hacia la casa de Don Antonio.
Después de haber roto los cristales, lanzó el pedazo de block donde no haga
mucho ruido al otro lado de la pared, se subió a la pared y se tiró sin mirar del
lado de la pared donde estaba la casa. El no mirar donde iba a caer fue el error
más grande que cometió porque cayó encima de unas planchas metálicas e
hizo un ruido que se escuchó hasta en los sectores aledaños.

Los perros al escuchar el ruido que había en la casa, se fueron corriendo para
ver que lo provocaba y al ver la sombría figura del intruso se le abalanzaron
arriba para comérselo, el sonido que provocaban, los gritos de Rubito, el
ladrido de los perros, los golpes que estos le daban a las planchas metálicas,
fue suficiente razón para que Don Antonio baje de la cama para ver qué
pasaba en su patio trasero.

Esa noche, Don Antonio estaba libre, no fue a trabajar y por eso no se veía luz
en la casa, razón por la que Rubito dedujo que no había nadie. Don Antonio
bajo con una escopeta calibre 12mm y una linterna recargable para ver que le
pasaba a los perros, al encender la linterna donde estaban los perros, el amo
vio a alguien tirado lleno de sangre y sin moverse. Rubito, el intruso que estaba
postrado al lado de las planchas metálicas con la tráquea desgarrada, varios
dedos de las manos comidos y parte de la cara deformada.

Yacía muerto el hombre que hacia media hora antes tenía el plan perfecto para
saquear la casa de Don Antonio. Al ver la muerte inminente del intruso, el amo
llamo a la policía para que vea lo sucedido, llego la policía, los perros fueron
llevados hacia unos médicos especializados con fines de exámenes peritales,
Don Antonio fue interrogado luego puesto en libertad y el que se murió fue
Rubito por querer las cosas fáciles.

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