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La Obra Reciente de Hugo Bleichmar
La Obra Reciente de Hugo Bleichmar
Autor: Abelin-Sas, Graciela
Palabras clave
Revisión: Hugo Bleichmar
Su último trabajo, desde 1996 hasta ahora, podría ser la base para un curso
excelente y fascinante sobre el psicoanálisis, su historia, evolución y cambios
actuales en relación con los descubrimientos neurocientíficos. Su integración –
altamente interesante e importante- de la teoría psicoanalítica con el trabajo de
disciplinas vecinas ofrece significativas innovaciones técnicas y teóricas.
Incluye no sólo un estudio respetuoso y creativo sobre Freud, sino también una
discusión reflexiva del conocimiento adquirido por varias escuelas
psicoanalíticas. Bleichmar va más allá, sin embargo. Ofrece sus propias
opiniones sobre la estructura y el tratamiento de la depresión, la ansiedad, la
agresión, el masoquismo, el narcisismo, el duelo y la patología del superyó y,
con ello, acentúa la importancia de las intervenciones dirigidas a las dinámicas
inconscientes específicas de cada paciente. Con ese fin, corona su trabajo con
un modelo “modular-transformacional”, un marco conceptual para el estudio de
la psicopatología, rico en implicaciones tanto para el psicoanálisis como para la
psicoterapia psicoanalítica. De principio a fin, el talento clínico de Bleichmar se
hace patente en sus viñetas. Éstas guían al lector hacia el objetivo
cuidadosamente construido de sus intervenciones e interpretaciones, ilustrando
cómo el marco teórico que ofrece puede ser una contribución técnica
aclaratoria.
Los módulos se afectan los unos a los otros. La sexualidad, por ejemplo, puede
utilizarse para reparar la autoestima, una observación común que, sin embargo,
enfatiza la gran complejidad de las fuerzas en juego. Las necesidades de
apego pueden permitir a alguien renunciar a la satisfacción narcisista y sexual,
o aceptar todo tipo de humillaciones. Para mostrar independencia, otros
renunciarán al apego, aun a costa de la autoconservación. En realidad, las
necesidades narcisistas de otros pueden llevarlos a aceptar la muerte para
evitar la vergüenza y el deshonor.
Una viñeta clínica de uno de los artículos de Bleichmar (2001) puede mostrar la
utilidad de alguna de sus ideas: una mujer acude a consulta con un profundo
sentimiento de desvitalización. Se siente impotente, sin esperanza de que su
conducta tenga un impacto en los otros, en la realidad. Un terapeuta anterior
interrumpió su tratamiento porque no progresaba. No tenía expectativas. Se
traga sus palabras; su narrativa no está acompañada por ninguna expresión
emocional. Las observaciones e interpretaciones de Bleichmar son recibidas
con sumisión, no son aceptadas ni rechazadas. Es inteligente, asocia, sueña y
comprende algunos significados: pero esto no modifica sus reacciones
automáticas, ni sus relaciones. Su comportamiento emocional le recuerda a
Bleichmar los casos de hospitalización. La madre de la paciente era
inaccesible, egocéntrica; una hermana ocupaba toda su atención. El padre era
débil y no podía ofrecerle a la paciente apoyo ni un modelo de identificación
defendiendo sus propios derechos. Aparte del consuelo temporal que halla en
su deseo sexual, vive en el espacio limitado que los demás le permiten ocupar.
Es una posición básica, que reproduce la que adoptó en relación con su madre.
La inhibición de su deseo se debe no a un conflicto de superyó sino a algo más
básico, una falta de respuesta por parte del otro, lo cual tenía la doble
consecuencia de un déficit en la fuerza de sus deseos y un profundo
sentimiento de existencia ilegítima, ahora parte de su identidad. Esta
autodevaluación es paralela a una idealización de los otros, respecto a los
cuales se siente inferior. Siente que los otros no quieren estar con ella porque
no tiene nada interesante que ofrecer. No hay reproche. Permanece un débil
deseo de ser aceptada, pero su convicción es que dicho deseo no será
satisfecho.