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LA ANTROPOLOGIA Y EL SUBCAMPO DE LA ETNOGRAFIA EN EL ESTUDIO DEL

HOMO SAPIENS.

Este ensayo sitúa brevemente a la antropología como una disciplina de estudio dentro de las

ciencias sociales. . La antropología empezó como la ciencia de la historia. Los triunfos del

método científico en los dominios físico y orgánico llevaron a los antropólogos del siglo XIX a

pensar que los fenómenos socioculturales estaban gobernados por principios que podían

descubrirse y enunciarse en forma de leyes.

Los antropólogos se preocupan por el desarrollo físico e histórico del lenguaje humano, así como

por cuestiones contemporáneas relacionadas con la cultura y el lenguaje. Los arqueólogos

examinan las culturas humanas del pasado a través de exámenes sistemáticos de evidencia

artificial. Y los antropólogos culturales estudian grupos o culturas humanas contemporáneas.

Esta convicción hizo que sus intereses coincidieran con las aspiraciones de un período anterior,

que se remontaba a una época en la que las ciencias sociales aún carecían de nombre y enlazaban

con las inquietudes trascendentales de la Ilustración del siglo XVIII y con su concepción de la

historia universal de la humanidad.

Por muchos que fuesen los puntos débiles de las teorías propuestas por los primeros

antropólogos bajo la influencia del científico decimonónico, tenemos que reconocer que las

cuestiones que se planteaban en los orígenes y causas que dieron a sus escritos una importancia

duradera.

Es innecesario decir que si la contribución antropológica a los programas internacionales de

desarrollo sigue sin apoyarse en una teoría general del cambio sociocultural, las consecuencias

pueden ser desastrosas en el más literal de los sentidos. Resulta posible defender las teorías de
alcance medio en relación con la investigación pura, basándose en la idea de que el trabajo puede

avanzar de un modo ecléctico, fragmentario, con la esperanza de que cuando se cree la macro

teoría esos fragmentos quizá se ordene en el lugar que dentro de ella les corresponda. Mas la

aproximación ecléctica y fragmentaria, de rango intermedio, a la problemática del cambio

cultural dirigido expone a los antropólogos a la acusación de irresponsabilidad.

La investigación antropológica no ha podido confirmar los componentes dialécticos y

revolucionarios de esta marca de materialismo. De hecho, la mistificación de los procesos de la

historia universal es en el materialismo dialéctico tan acusado y tan grave como en el idealismo

cultural burgués.

La intención ha sido en una dirección independiente de todos los ideólogos de la guerra fría, está

dispuesta a recobrar su título eminente de ciencia de la historia. La resistencia a formular así la

gran estrategia de la investigación antropológica ha adquirido la fuerza del hábito. Muchos

antropólogos se contentan y creen que es suficiente dedicarse a la solución de problemas

limitados, formulados en un idioma aparentemente científico, pero deliberadamente

desconectados de las cuestiones de causas y orígenes.

El pensamiento humano ha ingeniado diversos estamentos para eludir toda alusión a las causas

y dar al mismo tiempo la impresión de que se está ofreciendo una explicación. En lugar de

explicaciones de las semejanzas y de las diferencias socioculturales en términos de principios

verdaderamente nomotéticos. Tenemos las llamadas explicaciones funcionales: tenemos

correlaciones en las que no se sabe en qué dirección apunta la flecha de la causalidad y

explicaciones en términos de esquemas cognoscitivos paradigmáticos que se aceptan como

dados, sin que se sepa nada sobre cuánto tiempo han existido. Mi principal razón para escribir
este ensayo es reafirmar la prioridad metodológica de la búsqueda de las leyes de la historia en la

ciencia del hombre.

El restablecimiento de esa prioridad es urgente y su urgencia crece en proporción directa con el

aumento de la dotación y el planteamiento de las investigaciones antropológicas y,

especialmente, con el papel que se quiere que los antropólogos asuman en la planificación y en la

realización de los programas internacionales de desarrollo según los pensamientos de bohannan-

glazer.

Si la expansión de los fondos de investigación disponibles ha de resultar en algo más que en el

rápido del crecimiento de la cantidad de trivialidades publicadas en las revistas eruditas, lo que

hace falta es una teoría general de la historia. La publicación de cada vez más sobre cada vez

menos puede ser una consecuencia aceptable de la riqueza, pero sólo si la especialización no

conduce al descuido o incluso a la ceguera ante las cuestiones fundamentales.

Realmente es poco lo que se puede decir en favor de las teorías de rango medio, incluso sin

tomar en cuenta esos programas de desarrollo de los que resulta el subdesarrollo. En la

antropología teórica, como en la aplicada, el eclecticismo no es con frecuencia más que una

excusa conveniente para no tener que molestarse con la cuestión de la importancia científica de

una opción determinada de investigación.

Pero también se tendrá que insistir en el error en que incurrieron Marx y Engels al encadenar su

materialismo cultural a la fantasmal dialéctica hegeliana. Creo con firmeza que la generación

venidera de científicos sociales está preparada para decir tanto a los militantes del partido como a

las zalamerías de los burgueses que se equivocan los unos y los otros, y para seguir con su

negocio de buscar la verdad, donde quiera que su búsqueda les pueda llevar. Para lograr que la
estrategia materialista cultural tenga una defensa leal, sin prejuicios, nos veremos obligados a

embarcarnos en una sinopsis histórica del desarrollo de las teorías antropológicas de la cultura.

La razón por la que pasaremos revista a las principales teorías antropológicas de los últimos

doscientos años es la de probar que los antropólogos no han aplicado nunca consecuente ni

consistentemente el principio del determinismo tecno ecológico y tecno económico a toda la gran

variedad de fenómenos con que están familiarizados.

A pesar de lo cual, han contribuido poderosamente a desacreditar esta opción que ellos nunca

eligieron. Demostraré que esa relegación de la estrategia del materialismo cultural es el resultado

no de un programa razonable de investigación orientada de distinto modo, sino de las presiones

encubiertas del medio sociocultural en el que la antropología llegó a verse reconocida como

disciplina independiente

Más con el siglo xx comenzaron los esfuerzos, que se habían de prolongar hasta los años

cuarenta, por cambiar las premisas estratégicas de las que dependía el cientifismo de la teoría

antropológica. Casi simultáneamente se desarrollaron en Inglaterra, Francia, Alemania y Estados

Unidos escuelas antropológicas que de un modo u otro rechazaron la pretensión científica.

Llegó a aceptarse generalmente que la antropología no podría nunca descubrir los orígenes de las

instituciones ni explicar sus causas. En los Estados Unidos la escuela dominante llegó a decir

rotundamente que no existían leyes históricas y que no podía haber una ciencia de la historia

La antropología es el estudio de grupos y culturas humanas, tanto del pasado como del presente.

La antropología comparte este enfoque en el estudio de grupos humanos con otras disciplinas de

las ciencias sociales como la ciencia política, la sociología y la economía. Lo que hace que la
antropología sea única es su compromiso de examinar las afirmaciones sobre la "naturaleza"

humana utilizando un enfoque de cuatro campos.

Los cuatros subcampos principales dentro de la antropología son la antropología lingüística, la

antropología sociocultural (a veces llamada etnología), la arqueología y la antropología física.

Cada uno de estos subcampos adopta un enfoque diferente para el estudio de los humanos; juntos,

proporcionan una visión holística. Entonces, por ejemplo, los antropólogos físicos están

interesados en los humanos como una especie biológica en evolución.

Los etnógrafos relatan aquí lo que sería un "entrada exitosa" para comprender el manifiesto en su

esfuerzo por integrarse a una lógica nativa que permita una mayor consideración hacia su

persona. Este punto asume una importancia crucial cuando el investigador y los informantes

ocupan posiciones en una estructura social asimétrica. Pero en términos de la reflexividad de

campo, es habitual que los etnógrafos relatan una experiencia que se transformó en el punto de

inflexión de su relación con los informantes (Spencer, 1973). Para resumir La experiencia

obtenida de la lectura de los libros acerca del campo de antropología y su subcampos

etnográficos que suele relatarse para las predisposiciones como un conjunto de casualidades

permitan un hilo argumental que permitan esclarecer todo los orígenes de los homo sapiens.

Karrol escarraga pupo.

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