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Asignatura:
Tema:
El viejo y el mar.
Facilitador:
Participante:
Eury Ernesto peralta
Matricula:
2019-00536
Nudo:
Desenlace:
Los primeros cuarenta días de escasez había sido ayudado por un joven pero los
padres de este al percatarse que el viejo no lograba pescar nada mientras que los
otros pescadores lograban sustentarse con lo que pescaban le prohibieron al
joven seguir ayudando al viejo porque según ellos y el pueblo podría ser
contagiado con la mala suerte que este tenía y aunque estaba fuera de la voluntad
del joven tuvo que desistir de la idea de seguir ayudando al viejo; el joven se
entristecía al ver como todos los días el viejo regresaba con su bote sin haber
pescado nada ya el joven llevaba cuatro días sin haber estado ayudando al viejo y
decidió acercarse a ayudarlo e invitarlo a recrearse un rato en la terraza e ingerir
unas cervezas, estando allí, recordaron como el viejo le enseño a pescar y como
luego de ochenta y siete días sin pescar nada cogieron peces grandes todos los
días durante tres semanas, el viejo le agradeció que si no hubiese sido por la
esperanza que él le daba no lo hubiera logrado pues habría desistido.
6- Resumen de la historia:
Santiago es un viejo pescador cubano. Le acompaña un joven muchacho llamado
manolito, con quien el sentimiento de aprecio es mutuo, pero éste tuvo que dejarle
por otros pescadores con más fortuna en sus pescas porque el viejo tenía muy
mala suerte. Sin embargo, él le seguía ayudando.
Un día el viejo salió a la mar con el objetivo de terminar con su mala racha en la
pesca. El muchacho le había conseguido cebo. Al cabo de unas horas de navegar,
tras haber perdido de vista la costa, un pez picó el anzuelo. Era un pez enorme,
dispuesto a luchar hasta la muerte, si era preciso. La barca navegó a capricho del
pez mar adentro. Las fuerzas del viejo cada vez iban a menos y predecía que el
pez le podía matar, pero tenía una fuerte determinación por conseguir sacarlo del
agua, y no le importaba si tenía que dejar su vida en el intento.
Tras una larga y dura batalla, el pez tuvo la peor suerte, y el viejo, rebosante de
felicidad, ya que no creía que el pez fuese tan inmenso, lo amarro al costado de la
barca, para poner rumbo a la costa. “Era tan grande, que era como amarrar un
bote mucho más grande al costado del suyo". Todo su empeño habría sido inútil si
no consiguiese llevar el pez a tierra firme. Sin embargo, y para su desilusión,
apareció un tiburón. Cuando el escualo se acercó a comer el pez el viejo le asestó
un mortal golpe en la cabeza con su arpón.
Se había librado del tiburón, pero no tardarían en acercarse otros más siguiendo el
rastro de la sangre desparramada del pez herido. El viejo logró batirlos, pero se
habían comido medio pez. Por la noche se le acercaron más, que acabaron con él,
dejando solo la cabeza, la espina y la cola, suficientes para dar testimonio de la
hazaña.
Son elementos activos de la solidaridad: una actuación mutua que a los valores
personales antepone las normas, intereses y valores de la comunidad; el sentido
de pertenencia es poco valorado en la actuación de un hombre solidario; el viejo y
el mar señala la práctica de este valor imprescindible, en la relación del muchacho
y el viejo e igualmente como ellos, todos deberíamos ser solidarios en nuestra
comunidad, para así realizar un cambio social y desaparecer esa idea de auto
engrandecimiento y egoísmo.