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Ingredientes:
8 rocotos
400 gramos de carne de res molida
400 gramos de carne de cerdo
6 cucharadas de azúcar
3 cucharadas de vinagre
4 cucharaditas de ajo molido
120 gramos de pasas remojadas
4 tazas de cebolla roja picada en cuadraditos
8 tomates pelados, sin pepa y picados en cuadraditos
4 cucharadas de pasta de ají panca
8 cucharadas de aceite
8 aceitunas negras, sin pepas y picadas
2 huevos duros, picados
Queso rallado
Sal, comino y pimienta
Preparación:
BPM:
Limpiar e higienizar el área de trabajo, utensilios y las manos antes de la preparación
Limpiar bien los rocotos, cortando la parte superior con cuidado. Utilizar una cuchara
para sacar las semillas y las venas, teniendo cuidado de no romper el rocoto.
Llenar una olla grande de agua, agregar 2 cucharadas de azúcar y una cucharada de
vinagre y luego introducir los rocotos y sus tapas. Una vez que comienza a hervir, se
cambia de agua y se repite el proceso hasta tres veces consecutivas , agregándole las 2
cucharadas de azúcar y la cucharada de vinagre por cada vez. A esto se llama
blanquear el rocoto, y se realiza para reducir el picante.
En una sartén grande, hacer un aderezo de ajo y cebolla a fuego medio, dorándolos
durante 5 minutos. Luego agregar la carne de res y cerdo y cocinarlas a fuego medio.
Cuando la carne esté cocida, añadir la pasta de ají panca, el tomate, las pasas, la sal, la
pimienta y el comino, y cocinar 10 minutos más. Sacar la sartén del fuego, y agregar las
aceitunas y los huevos duros.
Rellenar los rocotos con la preparación, y agregar queso rallado encima de cada uno.
Proceder a cubrir cada rocoto con su tapa. Colocarlos en una fuente e introdúcirlos en
el horno, hasta que el queso se derrita y esté dorado (aproximadamente 15 minutos).
Se puede acompañar con unas papas doradas, y una crema de rocoto.
Tip : En caso de no conseguir rocoto, se puede usar pimiento.
2. Ocopa arequipeña
La ocopa arequipeña es típica como su nombre lo indica del departamento de
Arequipa, en la sierra sur del Perú. Es uno de los platos más populares al igual que el
rocoto relleno y el chupe de camarones.
Sobre el origen de su nombre, es posible que se deba a los chasquis o mensajeros del
imperio incaico, que llevaban una bolsa llamada ocopa, que contenía maníes molidos,
ajíes y hierbas en sus recorridos.
A fines del siglo XIX la ocopa era considerada un picante por sí solo, un “plato de
antojo, por cuanto se preparaba extraordinariamente en días festivos, para beber un
vaso de chicha…”.
Según está escrito en “La mesa peruana” de Francisco Ibáñez de 1896, la receta de
ocopa arequipeña, tenia de ingredientes cabezas de camarones secos o frescos, tolinas
picadas (mariscos), colas de camarones, targüi y hojas de nabos tiernas y escurridas,
que se llamaban loritos. También existía otro tipo de ocopa que se preparaba con
pajaritos asados que se molían junto con el ají.
La ocopa es un claro ejemplo de la evolución de uno de nuestros potajes peruanos, en
el que se ha reducido la cantidad de ingredientes en su preparación, convirtiéndose en
una salsa que es usada como acompañamiento.
Receta para 6 personas
Ingredientes:
3. Choros A La Chalaca.-
Lima fue un pueblo que floreció en el valle del Rímac hace 2000 años. Era considerada
la Ciudad de los Oráculos, con su dios principal Pachacamac. Fue elegida como capital
del Perú por Francisco Pizarro debido a su clima apacible y a su cercanía al puerto del
Callao.
Callao en quechua significa “hermano menor” y a los naturales de este lugar se les
llama chalacos que significa gente de la costa o chala. Este puerto estuvo muy ligado a
Lima y fue de gran importancia para las comunicaciones así como para el intercambio
comercial con el resto del mundo.
Como sucede con los puertos, el pueblo chalaco está formado por gente fuerte, que
tiene su principal fuente de alimentos en el mar y practica una cocina básicamente
marina.
Tenemos diversos platos al estilo del Callao: los Choros, Cebiche y Tiradito a la Chalaca,
entre otros.
1 docena de choros
6 limones
1 cebolla blanca
1 ají amarillo fresco
1 rocoto
2 tomates
1/2 taza de choclos desgranados cocidos
Sal, pimienta al gusto
1 cucharada de perejil picado
1/2 taza de vino blanco
Primero se abren y lavan los choros muy bien para que estén limpios al comer. Se les
pone sal y pimienta y el zumo de limón y se deja macerar por unos minutos.
Para preparar la salsa, debemos picar la cebolla en cuadritos pequeños y añade el
zumo de limón.
Luego se agrega el ají amarillo molido, el rocoto picado en cuadritos pequeñitos y el
perejil, se echa sal al gusto.
Cuando está sazonado se ponen los choclos desgranados y se mezcla, se echa un
chorrito de aceite y se deja reposar por cinco minutos.
Para terminar, se pone la salsa en cada concha y se sirve.
Se puede acompañar con canchita serrana, una chicha morada o un trago de pisco.
4. Papa rellena.
El plato consiste en una masa de papa cocida, que envuelve un relleno elaborado con
carne de vacuno, cebollas, aceitunas y huevos duros, todos estos picados. Una vez armada la
masa con el relleno, se lleva a freír hasta que dore. Otras variaciones reemplazan la carne
picada por otros ingredientes, como queso.
En Perú se suele agregar chuño para darle mayor consistencia a la masa, y se sirve con salsa
criolla.3 En el Perú existe también una variantes de este plato llamada «yuca rellena», en la
que se reemplaza la papa por la yuca, con la que se obtiene un sabor diferente y una textura
más ligosa que aquella de la papa rellena.
Según cuenta la historia, en 1879, en plena Guerra del Pacifico, los soldados peruanos tenían
que caminar y viajar por áreas bastante extensas, por caminos alejados de las ciudades y
poblaciones, para que los soldados chilenos no advirtieran sus posiciones y no puedan
determinar donde sería el próximo ataque. En estos periplos, los soldados tenían que llevar su
alimento pero no existían bolsas ni como refrigerar, por ello, con mucho ingenio cocinaban la
carne de res u de otros animales (picada y a medio moler), la sazonaban y hacían una especie
de pasta con las papas sancochadas, colocaban la carne dentro y luego la freían para que tome
consistencia. Todo eso era envuelto en telas como pañuelos grandes, de esa manera, cuando
llegaba la hora del almuerzo, sacaban estos envoltorios y se las comían.
"La papa, es la más humilde y sin duda la más importante de las conquistas humanas en el
dominio de la alimentación"
"Xavier Domingo.
...No hay nada en el mundo más peruano que la papa... base y cimiento de la peruanidad,
desde antes del Incario." Afirma en sus crónicas el Corregidor Mejía.
La domesticación de la papa en el Perú se remonta a ocho mil años. Su cultivo se extendió por
costa, sierra y selva y se convirtió en uno de los principales nutrientes de los antiguos
peruanos.
Lo más portentoso de los hombres precolombinos fue el haber domesticado ese fruto, que en
sus orígenes era insignificante, amargo y del tamaño de una avellana. Fue cambiando en las
manos de los campesinos, que guiados por los amautas o sabios del reino llegó a tener más de
mil variedades.
La papa es un producto sin el cual no habría sido posible la vida de la numerosa población en
los Andes.
Cuenta la leyenda que los auquillos o espíritus protectores, vigilan las chacras de papas y en
gratitud los agricultores dejan sus pagos u ofrendas una vez al año.
La papa en la actualidad se consume en todo el mundo, es cultivada en 130 países con una
producción anual de alrededor de 300 millones de toneladas métricas, según la FAO.
Los principales platos que en la actualidad hacemos con papa son los más populares en
nuestra Cocina: Papas rellenas, Papas a la huancaína, Papas chunias, Chuño cola, Puré, Papas
fritas, Croquetas, Ajiacos, Locros, entre muchos.
La Papa Rellena tiene influencia española a partir de la antiquísima empanada, que es fuente
de inspiración para muchos potajes con relleno o jigote.
5. Sopa Teóloga.-
La sopa teóloga, junto con la sopa shambar, son las más populares y tradicionales de la región.
Ha sido reconocida por el gobierno regional, como plato típico del distrito de Moche. Con esta
medida se busca preservar su origen y autenticidad, que incluyen el proceso de preparación y
presentación.
Una de las versiónes de su origen, menciona que los monjes trujillanos son los responsables de
la creación de la sopa teóloga. Surgió como resultado de los productos y alimentos sobrantes
que los feligreses llevaban al convento, para agregarlos al caldo de gallina o pavo que se
preparaba allí.
Los sacerdotes españoles que hacían el caldo, le agregaban elementos propios de su comida
española, dando como resultado una fusión.
Algunas de las primeras referencias de la sopa teóloga se remontan al siglo XIX, y fuerón
hechas por viajeros y costumbristas de la época.
El escritor trujillano Fernando Caso, que vivió entre 1828 y 1881, escribió sobre este plato, en
un banquete que se realizó en el siglo XIX: “Sobre el inmenso fogón, reposaba por un lado la
buena sopa teóloga, bajo cuyas rebanadas de pan mantecoso, bullían hígados, mollejas,
corazones y huevecillos en confusión amigable”.
Existen investigadores que sostienen que la sopa teóloga tiene su origen en la cultura Moche.
El plato era en esa época una especie de pepián de maíz cancha, tostado y molido, cuyo caldo
se preparaba con aves marinas.
En la época de la conquista del Peru por los españoles, el plato se influenció de una sopa
española con ingredientes a base de purés, harinas, migas, cereales y especias.
Ingredientes:
I gallina
2 cebollas
8 rebanadas de pan de molde
1 cucharada de mantequilla
3 dientes de ajo
1 rama de huacatay
3 ramas de hierbabuena
1 zanahoria
½ taza de almendras
2 huevos duros
3 ramas de perejil
12 aceitunas
sal, pimienta y orégano seco
¼ de queso fresco cortado en dados
Preparación:
Cortamos la gallina en presas y las colocamos en una olla con 6 litros de agua. Agregamos a la
olla media cebolla, una rama de huacatay, zanahoria, sal y pimienta al gusto. Procedemos a
cocinar a fuego medio. Cuando la carne esta cocida la retiramos, luego colamos el caldo, le
agregamos el pan, lo cocinamos por 10 minutos y reservamos para después.
Hacemos un aderezo en una sartén grande con la cebolla picada, las almendras picadas y la
menudencia de la gallina picada, sazonamos con sal y pimienta al gusto. Incorporamos a la
sartén las presas de gallina previamente despellejadas y procedemos a dorarlas. Luego
agregamos las aceitunas y huevos duros en rodajas. Vaciamos todo el contenido de la sartén
en una sopera.
En otra olla colocamos los ajos molidos, la hierbabuena picada, el perejil picado y un poquito
de orégano y los freímos con la mantequilla. Encima de esta olla echamos el caldo que
habíamos reservado y lo hacemos hervir.
Una vez hervido, vaciamos todo el contenido de la olla en la sopera que contiene el aderezo y
las presas de gallina. Y listo.
Este plato puede adornarse espolvoreando perejil picado encima, o con trocitos de de pan
frito.
6. El Menestrón.-
Entonces se agregan:
SEGUNDO: El pesto
TERCERO: El aderezo
1 tajada de zapallo
1 puñado de repollo picado
1 zanahoria picada a la Juliana
4 papas medianas cortadas en cuatro
1/4 de kilo de macarrones o fideo canuto
2 puñados de vainitas
Se deja hervir hasta que los vegetales estén blandos y entonces se añade el pesto y se
revuelve.
Aunque no consta en ninguno de los recetarios consultados, varias cocineras afirman que
antes de servir le añaden un buen chorro de leche evaporada.
Algunos comensales menos ortodoxos sugieren rociar el plato con un poco de tocino picado
previamente frito.
La presencia del ají amarillo es emblemática aunque no generalizada. La presente receta sin
duda es una variante criolla del celebrado minestrone italiano.
Personalmente me encanta este plato en las temporadas sin mucho calor, y la sensación que
causa esta increíblemente deliciosa obra maestra culinaria peruana crece exponencialmente
con la ayuda de frío.
El Menestrón tiene la ventaja de ser extremadamente versatil, y siempre resulta muy popular
entre los comensales. También es relativamente sencillo de hacer. Una vez que hayas
preparado todos los ingredientes puedes dejar la sopa a fuego lento para que se termine de
cocinar, mientras te preparas para recibir a los comensales. Como ves este es un plato
tradicional muy sabroso y fácil de hacer.