Está en la página 1de 5

Resumen Exp.

Nº 02534-2019-PHC/TC

La sentencia emitida en el Expediente Nº 02534-2019-PHC/TC con fecha 25/11/2019, sobre el


Hábeas Corpus planteado a favor de Keiko Sofía Fujimori Higuchi, que cuestiona la medida de
prisión preventiva impuesta en el marco del proceso seguido en su contra por el delito de
lavado de activos agravado, considerando la vulneración de los derechos fundamentales a la
libertad individual, al debido proceso, a la motivación de las resoluciones judiciales, a la
defensa, el principio de legalidad y la presunción de inocencia, generó una clara división dentro
de los miembros del Tribunal Constitucional, quienes expresaron su decisión con fundamentos
polarizados, asumiendo finalmente, por votos en mayoría, una efectiva vulneración del
derecho a la libertad individual y, en consecuencia, se dispuso la inmediata libertad de la
favorecida, Keiko Fujimori.

Doctrina desarrollada:

1. Sobre la cuestión previa:


Determina la procedencia sobre la revisión en procesos constitucionales de
resoluciones sobre las que no se haya resuelto un medio impugnatorio interpuesto en
la vía ordinaria; en el presente caso, no había pronunciamiento sobre el recurso de
casación interpuesto por la defensa.
Conforme jurisprudencia, y en aplicación del artículo 4 del Código Procesal
Constitucional (CPC), las demandas de hábeas corpus resultan improcedentes.
a. A favor (voto de magistrados Blume Fortini, Sardón de Taboada y Ferrero
Costa):
i. En aplicación de una excepción, el juez constitucional resuelve sobre el
fondo sin considerar los requisitos de procedibilidad en aplicación de
los principios pro actione y el acceso a una tutela jurisdiccional
efectiva.
ii. A su vez, se debe considerar que, en términos prácticos, el 12/09/2019
se resolvió la casación declarándola fundada en parte y reduciendo la
prisión preventiva a 18 meses (observar que se resuelve en fecha
posterior a la interposición de la demanda de hábeas corpus, es decir,
el 08/03/2019)
b. A favor (voto de magistrado Ramos Nuñez):
i. Considerando que la finalidad de los procesos constitucionales es la
tutela directa de los derechos fundamentales, pretendiendo, en el
caso de observar un agravio, reponer las cosas al estado anterior, se
deben considerar los plazos para que una situación no se torne
irreparable, particularmente en el caso que el derecho en agravio sea
la libertad personal.
ii. De forma paralela, se debe observar la actuación tardía de las
autoridades competentes para emitir su pronunciamiento,
especialmente en las vías ordinarias.
iii. Considerando ello, de forma excepcional los jueces constitucionales
pueden analizar el fondo de una controversia vinculada a la libertad
personal, pese a que no se ha cumplido con la formalidad respectiva
(agotamiento de los medios impugnatorios), siempre y cuando dicha
vulneración se encuentre pronta expirar; cabe precisar que este
proceder deberá ser adecuadamente motivado por la autoridad que
decida sobre el fondo.
iv. En el caso concreto, considerando que al resolver el recurso de la
casación se determinó la reducción de la prisión preventiva de 36
meses a 18 meses, y, de declararse improcedente la presente
demanda, la favorecida y su defensa plantearían nuevamente dicho
recurso con una alta probabilidad que durante su tramitación se venza
el plazo de la prisión preventiva, se observa una imposibilidad para
poder restaurar la situación al estado previo a la supuesta vulneración.
Dichos fundamentos hacen que sea necesario se emita un
pronunciamiento sobre el fondo.
c. En contra (votos de magistrados Miranda Canales, Ledesma Narváez y
Espinoza-Saldaña Barrerra):
i. La fuerza normativa de la constitución ordena preferir la este cuerpo
normativo frente a otras normas de inferior jerarquía. En ese sentido,
el Tribunal Constitucional solo debería efectuar el control
constitucional cuando los mecanismos ordinarios de protección de los
derechos fundamentales puedan no haber funcionado correctamente,
es decir, de forma subsidiaria a la actividad judicial; caso contrario, se
encontrarían relevando a las instancias judiciales ordinarias de sus
competencias, generando espacios para la intervención del juez
constitucional.
ii. En ese sentido, se ha establecido en múltiple jurisprudencia que para
la revisión constitucional de procesos por interposición de hábeas
corpus, se debe cumplir con el requisito de firmeza previsto en el
artículo 4 del CPC al momento de interponer la demanda.
2. Respecto al trámite sobre el recurso de apelación:
a. En contra (voto de magistrado Ramos Nuñez)
i. La demora sobre el emplazamiento del recurso de apelación en
vulneración de las disposiciones del Código Procesal Penal vigente, se
produjo puesto que el emplazado (juez Richard Concepción) dispuso
su no elevación hasta que terminara de resolver los pedidos de prisión
preventiva requeridos por la fiscalía; dicha actuación daba cese al
agravio interpuesto.
ii. Asimismo, la devolución del expediente al no haber sido remitida la
transcripción de las resoluciones impugnadas, fue subsanada y se
cumplió con remitir nuevamente el incidente de apelación, verificando
el cese del agravio señalado.
iii. Las actividades señaladas cesaron con fecha anterior a la interposición
del recurso de hábeas corpus, razón por la que resulta infundado
dicho extremo solicitado.
3. Sobre la vulneración del derecho de defensa:
a. En contra (voto de magistrado Ramos Nuñez)
i. Se precisa que esta instancia se limita a verificar si en las resoluciones
cuestionadas se advierten vicios en la motivación, mas no actúa como
una supra instancia de revisión sobre los jueces ordinarios.
ii. Habiéndose pronunciado la Sala Penal de Apelaciones al respecto,
declarando que los defectos encontrados no son gravitantes para
levantar la medida cautelar adoptada, no se puede declarar la nulidad
solicitada.
iii. Asimismo, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia
de la República consideró que no es lesivo la exclusión de los
elementos de convicción realizados en la segunda instancia, puesto
que se cumplía con los requisitos de imputación necesaria con los
elementos presentados para el requerimiento de prisión preventiva.
iv. Todo ello motiva a declarar infundado el extremo sobre la vulneración
al derecho de defensa.
4. Sobre la vulneración del derecho a la libertad personal de la favorecida:
i. Los requisitos para la imposición de una prisión preventiva son:
1. Fundados y graves elementos de convicción para estimar que
el investigado puede estar vinculado con la comisión de un
delito
2. Sanción a imponerse superior a 4 años de pena privativa de la
libertad
3. En razón a sus antecedentes y otras circunstancias del caso
particular, pueda colegirse razonablemente que tratará de
eludir la justicia u obstaculizar la averiguación de la verdad.
ii. Los dos primeros de ellos fueron cuestionados por la recurrente con
fundamentos que corresponden ser velados en la esfera de
jurisdicción ordinaria.
iii. La función de la instancia constitucional no radica en hacer las veces
una cuarta instancia, más bien, se limita a observar la validez
constitucional de la resolución cuestionada.
iv. En ese sentido, todo lo vinculado a razonamiento y valoración sobre
los medios probatorios no debe ser objeto de análisis por esta
instancia; de forma similar, lo vinculado a la prognosis de la pena no
corresponde a ser evaluado.
v. Únicamente corresponde verificar la confluencia del peligro procesal,
el mismo que se configura con el peligro de fuga o el peligro de
obstaculización; de no hallarse presente, de declararía fundada la
pretensión solicitada.
vi. Se efectúa un análisis del peligro procesal sobre el que se pronunció
cada instancia:
1. Segunda instancia: Existe riesgo procesal por la configuración
del peligro de obstaculización de la actividad probatoria,
vinculada a su actividad realizada en la región San Martín, los
actos de presión y amenaza sobre los supuestos aportantes,
así como el acto de ofrecimiento y pago de dinero a un
supuesto aportante.
2. Casación: La Corte Suprema consideró que no había
justificación para mantener el plazo máximo de prisión
preventiva, razón por la que la reduce a 18 meses; se toman
como válidos los elementos considerados para el peligro de
obstaculización.
vii. Ha de observarse que el peligro de obstaculización se encuentra
vinculado con la injerencia del procesado en libertad ambulatoria
respecto del resultado del proceso, pudiendo derivar de una influencia
del actor para la alteración, ocultamiento o desaparición de medios
probatorios; asimismo, dicho peligro no es un elemento estático,
siendo lógico que durante el transcurso de las investigaciones dicho
peligro se vea atenuado por el aseguramiento de las pruebas
materiales.
viii. En dicho plano, se verifica que los medios probatorios recabados para
el presente proceso aumentaron la convicción de la fiscalía en cuanto
a la formalización planteada, mermando el peligro de obstaculización;
asimismo, se recuerda que la tesis fiscal señala como principal aparato
de poder político al Congreso de la República, el mismo que a la fecha
fue disuelto y, consecuentemente, se habría reducido a gran escala el
peligro procesal, considerando a su vez otros hechos, como la captura
de los cuellos Blancos.
ix. Todo ello permite llegar a la conclusión de que el peligro procesal no
es el mismo que a la fecha de la imposición de la prisión preventiva,
habiéndose reducido; en mérito a ello, considera que se viene
afectando el derecho a la libertad personal de la favorecida, por lo que
se debe declarar fundada la demanda en este extremo.
5. Sobre elementos que pueden ser materia de control en procesos de hábeas corpus
contra resoluciones judiciales, y en especial en los casos de prisión preventiva (votos
de magistrados Miranda Canales, Ledesma Narváez y Espinoza-Saldaña Barrerra)
a. La judicatura constitucional no debe actuar en un rol de “cuarta instancia” al
revisar cuestiones resueltas por la judicatura ordinaria, que forma parte de sus
competencias exclusivas y excluyentes; los jueces constitucionales no pueden
subrogarse en la labor del juez penal haciendo un nuevo juicio sobre lo
realizado, es decir, otorgando diferente valor sobre la carga probatoria
efectuada en el proceso penal.
b. La labor constitucional se limita a verificar que la detención judicial preventiva
haya sido adoptada de forma fundada, completa y acorde con los fines y
carácter excepcional de la institución en referencia.
c. Se advierte en que la presente controversia se ha excedido dicha labor al
ingresar a analizar la interpretación de contenido legal, la valoración de
pruebas o la calificación jurídica de hechos.
d. En ese sentido, en la ponencia suscrita por los magistrados Blume Fortini,
Sardón de Taboada y Ferrero Costa se advierten 3 problemas referidos a:
i. Aplicación de estándar distinto al de sospecha grave:
1. La imposición de la medida de prisión preventiva requiere
conocer de un nivel en la motivación exigible vinculada con los
elementos de convicción que permitan verificar su
cumplimiento.
2. Dicho nivel alcanza al de “sospecha grave” mas no al de
“acreditación indefectible” o de “certeza o verosimilitud” en la
contrastación de las pruebas, tal como afirman los
magistrados en cuestión.
3. Esta interpretación no aplica lo señalado en el Acuerdo
Plenario Nª 1-2019-CIJ/116, el mismo que detalla que la
sospecha fuerte se concluye desde una inferencia razonable
de que el imputado es fundadamente sospechoso, sin exigir
un estándar de certeza.
ii. Uso de inferencias y presunciones en la argumentación
1. El voto conjunto de los magistrados en cuestión desconoce la
utilidad de las pruebas indirectas o indiciarias para esclarecer
lo ocurrido en los casos judicializados.
2. Exigir una “prueba directa” para cada afirmación en los
procesos resulta por lo menos inadecuado si no nos
encontramos frente a la discusión de la condena o absolución
del imputados.
3. En ese plano, es inadecuado exigir la corroboración sobre la
participación del imputado en hechos materia de
investigación, las críticas al razonamiento judicial por partir de
presunciones, o no sustentar la convicción de hechos en
conjeturas que se desprenden de declaraciones.
iii. Valoración de la prueba
1. A los jueces constitucionales no les corresponde pronunciarse
valorando pruebas, hecho que consta en abundante
jurisprudencia, la misma que señala que dicha atribución es
exclusiva de los jueces ordinarios.
2. Un juez constitucional no puede calificar los elementos de
convicción partiendo de un conocimiento limitado; por ello, su
competencia radica en determinar si existió lesión sobre el
derecho fundamental a la prueba (si fue admitida, actuada y
valorada correctamente)
3. El voto de los magistrados en cuestión incurre en este error en
múltiples ocasiones, extralimitando su competencia.
6. Puntos de referencia adicionales (votos de magistrados Miranda Canales, Ledesma
Narváez y Espinoza-Saldaña Barrerra):
a. Habiendo solicitado el procurador del Poder Judicial se tomen en cuenta
nuevos elementos de convicción como la declaración de Jaime Yoshiyama, se
ha optado por la improcedencia en dicho extremo, debiendo exhortar a la
judicatura ordinaria a su profunda evaluación.
b. A criterio de los citados magistrados, se ha cumplido con la concurrencia de los
presupuestos materiales exigidos por la norma procesal para la imposición de
la prisión preventiva.
c. Resulta cuestionable verificar que el voto singular del magistrado Ramos
Nuñez sea fundamentado en un hecho nuevo como la disolución del Congreso,
mas no considera a otros similares, como el testimonio del señor Jaime
Yoshiyama.
d. Asimismo, el voto de los magistrados Blume Fortini, Sardón de Taboada y
Ferrero Costa no se pronuncia sobre el merito probatorio de los hechos
nuevos pese a que fue un requerimiento planteado por una de las partes,
advirtiéndose como una omisión.

También podría gustarte