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Este tema revive la época de la hiperinflación, donde la crisis económica que atravesaba

el País era insostenible, los organismos internacionales en su afán de coadyuvar, vieron


la oportunidad de mitigar con el envío de ropa usada en carácter de donación para las
familias que atravesaban una situación de pobreza.
Tras la crisis económica que travesaba Bolivia, en agosto de 1985, Víctor Paz
Estenssoro con su frase: “Bolivia se nos muere” promulga el decreto 21060 que delineó
el libre mercado y una nueva era político económico cerrando el ciclo del estado,
destruyendo la industria nacional.
La década de los 80 se caracteriza por el cierre de grandes empresas como Soligno,
Forno, etc., que quebraron a consecuencia de la mala política económica que reinaba en
el País, pero primordialmente por que el mercado comenzaba a llenarse de prendería
usada que aparece seguramente por los fardos que no se entregaron a la población y que
se aprovecharon para comercializar, este cierre de empresas ocasionan que las familias
queden desprotegidas en un escenario incierto por el despido masivo de trabajadores/as
y la paralización de empleo sostenible, esto provoca la migración al extranjero de
hermanos/as bolivianos/as a países como Argentina, Brasil, España, Estados Unidos
entre otros. Esta etapa marca la destrucción de hogares bolivianos, la desunión familiar,
familias separadas, hijos sin control que son capturados por el vicio, son muestras del
alto costo que marco la vida de bolivianas/os.
Otra consecuencia fue que el gran importador (peces gordos) de prenda usada se vale de
la población cambiando la visión de comprar ropa nueva; a comprar con un anzuelo de
precios bajos, desechos de ropa que en otros países es considerada basura, alimentando
al comercio irresponsable de la prendería usada, sin pensar en las consecuencias
salubres y medioambientales que ocasionaría.
Para el comerciante es más fácil vender que producir, se extiende la conducta de omitir
tributos con excusa de pobreza, esto cambia la imagen de un país productivo, donde el
microempresario era el mejor cliente bancario para obtener créditos y cumplirlos.
La conducta de los comerciantes asume que a menos impuestos, gana más, matando
sistemáticamente la producción nacional, ahogando fuentes de empleo; a costa del
comprador que se imagina que adquiere productos con mayor calidad que uno nuevo,
tarde nos dimos cuenta que esos productos son desechos que ni el precio que se paga es
el justo.
En mayo del 2006, la CONAMYPE Bolivia con 12.000 productores se pronuncian en
una masiva marcha en protesta contra la comercialización de ropa usada, ya que por
mucho tiempo este comercio informal daño severamente e irremediablemente la
producción del micro y pequeño empresario, devaluando de manera considerable la
producción boliviana, obligando a ingresar en una competencia desleal de precios, las
microempresas legalmente constituidas en el país se cierran.
Los dirigentes de ropa usada no respetan, la Ley de Aduanas (Nº 1990) donde “no
permite la importación o ingreso aduanero nacional de mercaderías nocivas para el
medio ambiente, la salud y la vida humana…”
De la misma manera con el D.S. Nº 28761 que trató de solucionar esta situación,
prohibiendo la importación y comercialización de la prendería vieja, desechos,
desperdicios, ropa íntima, de cama y de tocador a territorio nacional a partir del 21 de
abril de 2007. En acuerdo suscrito con el Gobierno a solicitud de la Dirigencia de la
ropa usada, se amplió a dos años adicionales hasta el 2008, para proseguir con la
comercialización de estas prendas, la excusa fue hasta agotar el stock. Desde el final de
la prorroga (1 de marzo 2008), hasta ahora son nueve años que siguen comercializando,
difícil imaginar que aún mantienen el mismo stock, lo real es que las prendas que
comercializan son producto del contrabando, surgiendo peces gordos cuidados por los
comerciantes que sin darse cuenta son su carne de cañón.

El Estado pretende cambiar el producto de venta usada y crea el Programa de la


Reconversión Productiva y Comercial, que es el mecanismo para reorientar la matriz
comercial hacia una matriz de generación de empleo y nuevos emprendimientos
productivos. Es el D.S. Nº 29208, que permite la obtención de créditos para los
comercializadores de prendería usada a una tasa de 6% de interés para el sector
productivo y 8% para el sector comercial, hasta el momento se ha desembolsado un
total de Bs. 14.809.805, los cuales no han dado ningún resultado de reconversión,
nuevamente incumpliendo totalmente el registro que permitiría generar políticas
públicas para ese sector comercializador.

Ya han trascurrido 11 años y la acción de los vendedores de ropa usada ha sido


prácticamente nula incurriendo en delito. Cuando en el País existe estabilidad y un
crecimiento económico sostenido.

Cabe recalcar que el control de las alcaldías no ha sido de los mejores tras permitir que
esta venta ilegal se apodere de calles y sea de libre acceso, legalizando estas
operaciones por medio del pago de patentes, incluso cuando existe la prohibición
establecida por Ley, haciendo caso omiso a las normas legales.

No se puede cuantificar el número de comercializadores, debido a que los dirigentes no


permitieron el registro real de los vendedores de ropa usada, pero claramente se puede
observar que en el mayor mercado de ropa usada como es la feria 16 de julio de EL
Alto, aproximadamente el 45% comercializa ropa nueva.

Un nuevo proyecto de ley, la de “asignación competencial para la comercialización de


mercadería usada” se preparó para entregar competencias concurrentes al nivel central
del Estado y los municipios para que estos tengan la autoridad de decomisar, prohibir y
al mismo tiempo eliminar la autorización de licencias de funcionamiento.
Finalmente la Ley 393 es una plataforma de crédito accesible con una tasa de interés
preferencial y el proyecto de Ley del fondo Mype, permite dinamizar, fomentar
potenciar con tecnología al sector microempresario del país.

Lo importante de estas dos leyes es generar empleo en el país y así evitar que más
bolivianos/as tengan que emigrar a otros países y dignificar el aparato productivo del
país.

Asimismo permitirá que nuevas generaciones de profesionales puedan emprender y


desarrollar sus habilidades y capacidades productivas o empresariales y generar nuevos
emprendimientos, coadyuvando al desarrollo empresarial del sector público y
productivo Por una Bolivia productiva con dignidad y soberanía.

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