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SI NO TUVIERAS MIEDO ¿QUÉ HARÍAS HOY?

Me despidieron. Hubo un cambio de administración y aunque había hecho un excelente trabajo, los nuevos directivos
trajeron su equipo de colaboradores. Sabía que nada es para siempre y que deberíííííííía estar preparado para cuando se
cerrara este ciclo, pero la verdad pense que no me podía pasar a mí con tan buenos resultados, el optimismo de faltan
algunos años para que añgo así se pueda dar. La realidad es que mi vida profesional y económica cambio en un día, fue
impresionante. Si tú estuvieras en mí lugar ¿Qué harías? ¿A Dónde irías? ¿En qué trabajarías?

Es mi historia real. Pero es la historia de otras muchas personas que, por azar, por buscarlo o por golpe del destino,
cambia su vida.

Quiero compartirte sinceramente que me atrapo la zona de comodidad, era un ejecutivo en una empresa transnacional,
muy buen sueldo, con mucho glamur por la posición, auto del año, viajes al extranjero, seguro médico, etc… en
realidad lo desempeñaba bien, pero……… en el fondo no me llenaba, la organización estaba plagada de vicios a todos
niveles, mis iguales eran gente sencillamente de quién tenía que estar cuidandome y las auditorias internacionales, eran
algo parecido a la versión moderna de la santa inquisición, no era aquella labor que me hiciera sentir realizado.

Sabía hacer mi trabajo y lo realizaba bien, pero nada más. La reflexión que te comparto es sencilla y, a la vez, profunda.
No me gustaba mi trabajo. Había días que me pesaba ir a trabajar, nunca falte pero el costo emocional si era alto, lo
justificaba diciendo que por lo que recibía valía la pena el esfuerzo. En ocasiones pense hacer un cambio de empresa ó
de actividad, pero sólo lo pense, nunca tuve un plan concreto. Te confieso que el miedo me paralizaba. ¿Qué pasaría
con la hipoteca? ¿Cómo me ganaría la vida? ¿podría encontrar algo mejor ó al menos igual económicamente a lo que
tenía?. Ahora después de lo sucedido me pregunto: ¿qué hubiera hecho de mi vida de no haber tenido miedo?.

Ahora, después de perderlo todo, buscar la vida se impuso forzosamente.

No hay que esperar a que los cambios se nos impongan inexorablemente. Hay que adelantarse. La pregunta
fundamental que te hago: ¿Qué haría si no tuviera miedo?.

Empezamos a cambiar cuando somos capaces de creer más en nuestro poder interno que el de las circunstancias
exteriores. Que pasemos de ser simples expectadores a actores de nuestra propia vida. Dejamos de ser víctimas del
destino cuando decidimos cambiar nuestros pensamientos y acciones para lograr la vida que queremos.

Nos aferramos a nuestros hábitos porque funcionan más o menos. Si embargo, las viejas convicciones no nos conducen
a una situación mejor. Hay que atreverse a cambiar, incluso en los momentos de éxito y clímax profesional. Y
precisamente es en esos instantes cuando más se gana con el cambio.

Si el repetir el mismo comportamiento lleva a los mismo resultados, , y éstos no nos satisfacen, ¿por qué seguimos
haciendo lo mismo una y otra vez?.

La vida es muy simple. En cuanto cambia la situación, cambian las oportunidades y, con ellas, cambia la persona para
bien ó para mal.

Es bueno imaginarse en una situación mejor, pues siempre cabe una situación mejor. Ayuda a que provoquemos los
cambios que necesitamos y hace que el cambio tenga más posibilidades de éxito. Es la profecía que se autocumple. El
miedo atrae aquello que se teme. Cuanto más se tema el fracaso, más cerca nos encontramos de él. El mayor inhibidor
del cambio se localiza en unos mismo. No significa que pensar en el éxito haga que lo obtengamos. Pero nos sitúa en
una actitud ventajosa. Hemos recorrido mitad del camino, ahora queda hacerlo posible.

Las cosas no necesitan ser complicadas. La vida esta llena de oportunidades, lo que hay poco es conciencia de la
oportunidad. Detectar los pequeños cambios nos preparan para el gran cambio. La vida es riesgo, se hace necesario
disfrutar de la aventura. Ahora bien, no todos los temores son malos, pues nos preservan de los peligros verdaderos.
Gustar de la aventura no significa estrellarse.

Simplemente el cambio ocurre. En nuestras vidas, en nuestro trabajo, en las organizaciones, en las relaciones
personales, en la política, en la economía, en la sociedad. Sólo hay que estar preparado. Para preverlo conviene estar
atento continuamente a los signos externos. Cuanto antes nos olvidemos de las situaciones pasadas, antes nos
acoplaremos a las nuevas.

La norma primera es : ¡Cambia, muévete!! Sin importar lo que digan. Como le dice Don Quijote a Sancho: “¿Ladran,
Sancho? Luego cabalgamos” ¡Disfruta del cambio!.

Sólo existen tres posibilidades: cambiar con el cambio, adaptarse una vez que haya ocurrido o quedarse inmóvil y
hundirse como el Titanic (saludando orgullosos, pero al final nos quedamos fríos e inmóviles en el fondo del océano).

Hay personas que se creen con derechos en esta vida y cuando se los quitan, piensan que son víctimas del destino o de
la mala fe de los otros o de una conspiración o de lo que fuera, y les echan las culpas a los demás, a la situación o
circunstancias. El problema, piensan, se encuentra fuera de ellos, cuando precisamente son ellos el problema. Pensar
que tú eres el problema es el primer paso para darte una oportunidad y encontrar una solución, quizá única, de
desarrollo.

¿De qué comportamientos, actitudes o cosas, las que fueren, necesitamos desprendernos y hacia dónde tenemos que
seguir avanzando?.

Cambiar puede significar sencillamente tener otra relación en la misma situación o con la misma persona. Siempre
tenemos la libertad última de elegir nuestra actitud ante los acontecimientos de la vida.

Un ejercicio productivo de cambio es meter inofrmación a tu mente diferente para que genere nuevas ideas, nuevas
expectativas de vida y genere acciones diferentes para que tu vida cambie.

Te deseo que logres la vida que quieras tener


Bendiciones
Juan Carlos Fernández

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