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La narración tradicional china de la historia se basa en el llamado ciclo dinástico, mediante

el cual los acontecimientos históricos se explican como el resultado de sucesivas dinastías


de reyes y emperadores que pasan por etapas alternas de auge y declive. Este modelo del
ciclo dinástico ha sido criticado por muchos autores 1 por dos razones fundamentales: En
primer lugar, por su simplismo, ya que el modelo adopta un patrón recurrente según el cual
los primeros emperadores son heroicos y virtuosos, mientras que los últimos son débiles y
corruptos. Esta visión está sin duda influida por la interpretación de las propias dinastías
reinantes, las cuales encontraban en la degradación de la dinastía precedente una
legitimación de su propio ascenso al poder. En segundo lugar, el modelo dinástico ha sido
también criticado por presentar una visión nacionalista artificial, pues lo que en una
interpretación alternativa podría verse como una sucesión de diferentes estados y
civilizaciones en un mismo territorio, aparece como una mera alternancia de regímenes de
gobierno en el marco imperturbable de una entidad nacional única.
A pesar de estas críticas el modelo del ciclo dinástico permite ver los acontecimientos
históricos que han llevado a la formación de la China actual como una estructura lineal de
fácil comprensión, lo cual ha mantenido su vigencia entre los historiadores hasta la
actualidad. Otra razón principal por la que el estudio de las dinastías y sus emperadores
ha sido fundamental entre los chinos en el análisis de su propia historia es el sistema
tradicional de datación de fechas, según el cual cada emperador establecía sus periodos
de reinado como marco para contabilizar los años. Así, el año cristiano de 1700 se
corresponde según el sistema tradicional chino con el año 38 de la era Kangxi, mientras
que el año 1750 sería el año 15 de la era Qianlong. Incluso hoy en día, en Taiwán el año
2017 se designa en contextos formales como año 106 de la República. Este uso de las
dinastías y sus emperadores para la propia datación de los años ha hecho imprescindible
el dominio de la cronología dinástica en la tradición cultural china para adentrarse en el
estudio de la historia.

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