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PROBLEMAS MÁS SERIOS DEL SISTEMA

TRIBUTARIO

Reforma tributaria. Son apenas dos palabras, pero sus consecuencias son lo
suficientemente severas para tenernos hablando por meses. El Gobierno ha afirmado
que los recursos de los que dispone actualmente no alcanzan para los gastos que vienen
a raíz del posconflicto. Por eso, apenas dos años después de aprobada la más reciente
reforma tributaria, nuevamente el Gobierno enfila baterías hacia otra modificación en el
estatuto que rige los impuestos que pagan los colombianos.

Con ayuda de César Corredor, Director del Programa De Economía de la Universidad


de la Salle, identificamos los siete problemas más serios del sistema tributario
colombiano.

1. Falta innovación. Se requiere ser novedosos desde el punto de vista


institucional fruto de un análisis a profundidad de todo el sistema tributario. Los
Gobiernos siempre anuncian reformas amplias, estructurales, pero que al final,
por la dinámica política terminan convertidas en pequeños cambios recortados por
las presiones de los grupos de interés.  Lo que siempre se arranca como una
reforma estructural al final los Ministros dicen que es imposible debido a que es
muy complicado pasarlas al Congreso.

2. Hacer el proceso al contrario. Por lo expresado en el punto anterior sería


interesante manejar el tema al contrario, es decir, primero una iniciativa del
Gobierno, luego el respaldo para una comisión técnica que estudie un proyecto y
luego pasarla al Congreso. Incluso podría pensarse de la misma manera como se
hizo con el manejo de la política monetaria,  en una especie de junta fiscal que dé
recomendaciones de carácter técnico. De otra manera esto se vuelve una reforma
cada dos años que no lo aguanta ni la institucionalidad del Estado, ni los hogares,
ni las empresas. Modificaciones muy frecuentes a las reglas de juego tributarias
afectan el consumo, la inversión y la actividad económica.
 

3. Persisten los impuestos regresivos. En este sentido hay varios elementos,


algunos positivos como el hecho de que los esfuerzos recientes se enfocan en
impuestos directos que por su naturaleza son más progresivos porque en últimas
el que tiene más paga más, a cambio de otros como el IVA donde todos pagan
igual y por lo tanto al final el efecto es contrario. Otro punto favorable es que la
DIAN ha tenido un notable fortalecimiento institucional. La información que
recoge es más completa, la presentación de la declaración es mucho más sencilla
y la parte de cobros es más efectiva. Eso ha hecho que en general en Colombia
estemos más atentos a este proceso y lo hagamos de forma correcta.

4. Dejar de castigar a la clase media. Gracias a que la recolección de la


información ha mejorado, hemos identificado que la distribución de ingresos es
bastante compleja y con altas dosis de desigualdad. Eso nos deja enfrentados a
una disyuntiva: la de tener que premiar a los más ricos porque tienen mayores
recursos y por lo tanto pueden generar más empleos, lo cual se traduce en
exenciones y gabelas tributarias que reducen el recaudo y por otro lado la
decisión de carácter moral de no cobrar a los más pobres por los efectos que esto
tendría sobre su poder adquisitivo. Ambos aspectos tienen elementos que sin duda
son válidos desde el punto de vista económico y social. Sin embargo, los
perdedores son los miembros de la clase media, quienes no solo terminan
sosteniendo el sistema por las razones ya presentadas, sino que además hacen
parte del sistema formal de la economía y fuera de eso son los que hacen menor
uso de los servicios estatales proporcionalmente.

5. La definición de clase media. Ese tema es especialmente sensible en la


discusión pública a raíz de la propuesta de modificar y mantener el impuesto al
patrimonio. Tal como se afirmaba hace poco, el que tiene un apartamentico y un
lote ya pasa de los mil millones de patrimonio, lo cual es poco en términos de
propiedades, pero lo cierto es que el porcentaje sobre el total de la población es
también muy poco y en ciudades como Bogotá con zonas de metro cuadrado
valoradas en 15 millones de pesos es más fácil aún caer en ese segmento.

6. Doble tributación. Un tema que ha sido muy tenido en cuenta para


inversionistas extranjeros y para inversionistas que participan en la bolsa, pero
que no se ha pensado en inversionistas locales que por ejemplo en el caso de la
finca raíz terminan pagando sobre un mismo predio por tres razones distintas.
Compra el apartamento y paga impuestos de timbre, luego le cobran el predial y
más adelante el impuesto de renta y después el de patrimonio. A la escalada
terrible en los precios de la vivienda añadirle ese elemento fiscal hace que ser
propietario sea muy complejo.

7. Impuestos poco técnicos. Ejemplos perfectos son el 4 x 1000 y el impuesto


sobre el patrimonio.  Dos impuestos que eran transitorios en principio y que
tenían tasas muy inferiores al comenzar su cobro y luego distorsionan las
decisiones de inversión. En el caso del impuesto a las transacciones financieras
afecta la formalización de la economía y la bancarización.
8. A los departamentos financieros y contables nos sucede regularmente que el
cierre del año se da una o dos semanas después del 31 de diciembre; incluso en
febrero todavía estamos pensando y haciendo registros del año
anterior, corrigiendo todo tipo de transacciones que no se planearon
adecuadamente o que se vieron afectadas por imprevistos ocasionados por la no
obtención oportuna de la información.
9. “el primero de enero es otro año y requiere del diseño de procedimientos
adecuados para no obstaculizar las transacciones normales del período
siguiente”
10. Pero igual, el primero de enero es otro año y requiere del diseño de
procedimientos adecuados para no obstaculizar las transacciones normales del
período siguiente. Así, por ejemplo, cuántas veces recibimos y perdemos
clientes el 2 de enero por no poder facturar debido a la ausencia de recibos de
caja o comprobantes de contabilidad o hacemos cosas indebidas como registrar
ventas en el año anterior sin precauciones por errores en cartera, retenciones a
favor, entre otras situaciones irregulares.
11. De esta manera, un buen plan de cierre contable y fiscal debe prever como
iniciar las actividades la primera semana de 2018. Hay que establecer el
“corte de documentos” al cierre y determinar los cambios en los sistemas por el
inicio de actividades al año fiscal 2018.
12. Algunos sistemas asumen de modo automático el cambio de fecha, el primero de
enero elaboran las facturas, comprobantes, recibos de caja y demás documentos
con el año 2018. Si hay facturas pendientes por elaborar con fecha del período
anterior, recibos de caja, u otros documentos, al no prever esta situación, habría
que violar la seguridad informática y efectuar intromisiones que son fáciles de
identificar en una auditoria al sistema, incluso con la fecha exacta del registro en
el año posterior. Estas evidencias podrían jugar una mala pasada en algunas
investigaciones tributarias.
13. Los inventarios físicos cuando se realizan con fecha posterior a diciembre 31
igual dejan evidencias de ajustes con fechas del año 2018 en el sistema. Hay que
diseñar las metodologías de ajustes y pruebas preliminares en los sistemas y en
la documentación para que estos reconocimientos se efectúen en las fechas
correspondientes. Las salidas de mercancía y facturas elaboradas después del
inventario físico o durante el mismo tienden a ser un problema que da lugar a
equivocaciones permanentes cuando no se tienen en cuenta los correspondientes
movimientos extraordinarios.
14. Una auditoria sencilla que hacen los funcionarios de fiscalización es revisar los
movimientos de ingresos, inventarios, cartera, gastos de las primeras semanas
del 2018, en las que se dejan una cantidad de evidencias que corresponden
realmente a transacciones del año anterior (es decir 2017). Además, los soportes
de los recibos de reembolsos de cajas menores y el reconocimiento de facturas
de proveedores que estaban escondidas o no fueron debidamente tramitadas
siempre son un dolor de cabeza.

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