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CAMBIO CLIMATICO Y BARIAVILIDAD CLIMATICA

Nota: El hecho de que el planeta Tierra sea un lugar adecuado para la vida tal como la
conocemos es principalmente una consecuencia de su clima moderado. Un
requerimiento fundamental para la vida es el agua líquida, y la Tierra es el único planeta
del Sistema Solar que la posee.

LA ATMÓSFERA TERRESTRE

La atmósfera es la capa gaseosa que envuelve la Tierra, y que se adhiere a ella gracias
a la acción de la gravedad.

Entre los gases que componen la atmósfera, hay que destacar el Nitrógeno (N2), el
Oxígeno (O2), el Argón (Ar), el Dióxido de Carbono (CO2) y el vapor de agua. La
siguiente tabla recoge el porcentaje de volumen de aire que cada uno de ellos
representa. Es importante recordar que la concentración de estos gases varía con la
altura, siendo especialmente acusadas las variaciones del vapor de agua, que se
concentra sobre todo en las capas próximas a la superficie.

La presencia de los gases que componen el aire es esencial para el desarrollo de la vida
sobre la Tierra. Por un lado, el O2 y el CO2 permiten la realización de las funciones
vitales de animales y plantas, y por otro, la presencia del vapor de agua y del CO2,
permiten que las temperaturas sobre la Tierra sean las adecuadas para la existencia de
la vida. El vapor de agua y el CO2, junto con otros gases menos abundantes como el
metano o el ozono, son los llamados gases de efecto invernadero. La radiación solar
puede atravesar sin dificultad estos gases, pero la radiación emitida por la Tierra (tras
calentarse con la energía solar) es absorbida en parte por ellos, sin poder escapar al
espacio en su totalidad.

¿QUÉ ENTIENDO POR CLIMA?


Es importante entender la diferencia entre “tiempo” y “clima”. Los fenómenos que
ocurren en la atmósfera en un momento determinado se consideran “tiempo” (incluye,
entre otras cosas, la dirección y la velocidad del viento, las precipitaciones, la presión
barométrica, la temperatura y la humedad relativa). El tiempo varía en un espacio corto
de tiempo (p. ej., unos días, semanas o meses). El clima es el promedio del estado del
tiempo y abarca períodos de tiempo prolongados (p. ej., 30 años). Una confusión común
entre clima y estado del tiempo surge al preguntar a los científicos cómo pueden
predecir el clima que habrá dentro de 50 años, si no pueden predecir el tiempo que
habrá dentro de unas semanas. La naturaleza caótica del estado del tiempo hace
impredecible cualquier pronóstico más allá de unos pocos días. En cambio, la
proyección de cambios en el clima (es decir, el estado del tiempo promedio a largo
plazo) debido a cambios en la composición atmosférica u otros factores resulta una
cuestión muy diferente y mucho más manejable.

¿QUE ES EL EFECTO INVERNADERO?

La temperatura de la Tierra es resultado de un equilibrio entre la energía que recibe del


Sol (radiación solar) y la energía que libera al espacio exterior. Alrededor de la mitad de
la radiación solar que recibe la Tierra y su atmósfera se absorbe en la superficie. La otra
mitad es absorbida por la atmósfera o vuelve a emitirse al espacio por las nubes,
pequeñas partículas en la atmósfera, la nieve, el hielo y los desiertos en la superficie
terrestre. Parte de la energía absorbida en la superficie terrestre vuelve a irradiarse (o es
devuelta) a la atmósfera y al espacio en forma de energía calorífica o térmica. La
temperatura que sentimos es una medida de esta energía calorífica. En la atmósfera, no
toda la radiación térmica emitida por la Tierra alcanza el espacio exterior. Parte de esta
es absorbida y reflejada de nuevo hacia la superficie de la Tierra por las moléculas de
los gases de efecto invernadero (GEI) y las nubes (el efecto invernadero), lo que da
lugar a una temperatura media global en torno a 14°C, muy superior a la temperatura de
-19°C que sentiríamos sin el efecto invernadero natural. La acción del hombre influye de
forma significativa sobre las concentraciones de algunos GEI, como el dióxido de
carbono (CO2), aunque no así en otros, como el vapor de agua.

Durante el último milenio,


Video recomendado
los cambios en la energía
del Sol, las erupciones
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volcánicas y el aumento en
la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera han sido los
forzamientos más importantes. El forzamiento radiativo total es positivo y ha dado lugar
a la absorción de energía por el sistema climático. El gráfico muestra que el aumento en
la concentración de CO2 en la atmósfera que se viene produciendo desde 1750 se ha
convertido en la principal contribución al forzamiento radiativo total.

DEFINICIONES
Gases de efecto invernadero (GEI) Aquellos
componentes gaseosos de la atmósfera, tanto
naturales como antropógenos, que absorben y
emiten radiación infrarroja (Benavides y León,
2007). El vapor de agua (H2O), dióxido de
carbono (CO2), óxido nitroso (N2O), metano
(CH4), y ozono (O3) son los principales Gases
de Efecto Invernadero en la atmósfera terrestre
y siempre han estado allí.

Efecto invernadero: De manera sencilla


y contundente se puede definir como el
fenómeno atmosférico debido a causas
naturales o antropogénicas, por el cual
determinados gases (gases de efecto
invernadero) que son componentes de la
atmósfera, retienen parte de la energía
emitida por el suelo al ser calentada por la
radiación solar.
Calentamiento global: El calentamiento
global se entiende como un aumento de la
temperatura promedio global que se puede
observar o registrar en los últimos siglos,
por medio de las mediciones provenientes
de la atmósfera como de los océanos.

ENOS (El Niño-Oscilación del Sur) “El Niño” y “La Nina” son dos fenómenos
opuestos y hacen parte del ciclo natural mundial conocido como ENOS (El Niño
Oscilación del Sur). Ambos son la causa de la mayor variabilidad climática en la
zona del Océano Pacifico.

“El Niño” es caracterizado por aguas relativamente más cálidas en el océano.

“La Niña” por aguas más frías.

Para hablar de adaptación es importante primero entender que los seres


humanos llevamos adaptándonos a los cambios del clima durante muchos años.

Las evidencias del calentamiento de la tierra provienen de diferentes escenarios desde


las profundidades de los océanos hasta lo más alto de la atmósfera. Múltiples
indicadores climáticos han registrado cambios en las temperaturas en la superficie, en
los océanos, en los glaciares, en la cubierta de nieve, el hielo marino, el nivel del mar y
el vapor de agua atmosférico (IPCC, 2013). Los científicos de todo el mundo han
verificado en numerosas ocasiones estas evidencias de forma independiente.
El incremento de las temperaturas en
tierra coincide con la tendencia de
calentamiento de los océanos. Varios
análisis independientes confirman que
el incremento de las temperaturas del
aire oceánico, medido a bordo de
buques y de las temperaturas de la
superficie marina también coinciden
(IPCC, 2013).

Es la capacidad de un sistema
de afrontar, ajustarse o
recuperarse ante un evento, los
fenómenos climáticos extremos
o al cambio climático.
¿Qué es la adaptación al cambio climático?

Para hablar de adaptación es importante primero entender que los seres humanos
Llevamos adaptándonos a los cambios del clima durante muchos años. Los primeros
humanos lograron desarrollar sus sociedades adaptándose a la variabilidad natural del
clima mediante cambios a los patrones de asentamiento, el desarrollo de técnicas de
agricultura, la modificación de patrones de vestuario, el uso del fuego, etc. De esta forma
la humanidad ha alcanzado a sobrevivir y asentarse desde desiertos, selvas, hasta
zonas apartadas como los polos.

Según la definición dada por el IPCC, la adaptación al cambio climático es aquel


conjunto de cambios, iniciativas, medidas encaminadas a la reducción de la
vulnerabilidad tanto en los sistemas naturales (ecosistemas) como en los humanos
(ciudades y asentamientos urbanos) ante los efectos que el cambio climático pueda
generar (IPPC, 2014).

También podemos definir la adaptación como la respuesta natural o programada de los


sistemas naturales o humanos a las variaciones climáticas, que tiene como fin reducir o
mitigar los posibles danos ocasionados por estos cambios. Esta adaptación requiere de
modificaciones sostenibles y permanentes en el tiempo en respuesta a las nuevas
condiciones ambientales que puedan presentarse (DNP, 2012).

Capacidad de adaptación
La capacidad de adaptación se define como la capacidad de un sistema y de sus partes
de anticipar, absorber, acomodar o recuperarse a los efectos de un disturbio de una
forma oportuna y eficiente (DNP, 2012). En otras palabras, es la capacidad de un
sistema de afrontar, ajustarse o recuperarse ante un evento, los fenómenos climáticos
extremos o al cambio climático. Por lo anterior una adaptación al cambio climático debe
procurar ser integral y contener varios enfoques, pero en la realidad se ha comprobado
que en las soluciones un enfoque predomina sobre los otros.
El objetivo de la Política nacional
de cambio climático es incorporar
la gestión del cambio climático en
las decisiones públicas y privadas
para avanzar en una senda de
desarrollo resiliente al clima y baja
en carbono, que reduzca los
riesgos del cambio climático y
permita aprovechar las
oportunidades que este genera.

Se define «el desarrollo sostenible como la


satisfacción de «las necesidades de la
generación presente sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras para
satisfacer sus propias necesidades».
(Informe titulado «Nuestro futuro común» de
1987.

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