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CARTA

DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II


A LOS ARTISTAS

La carta a los artistas del papa Juan pablo II consiste en relacionar la belleza del arte con
lo bueno de la vida.
Esto quiere decir que no todas la personas poseemos el don de hacer arte pues algunas
son artífices, lo que quiere decir que son personas que utilizan algo ya existente dándole
así una nueva apariencia y un significado.
El arte surge de lo más profundo del alma en un momento único y especial que hace que
la persona realice cosas fantásticas y maravillosas; como señalaba el Cardenal Nicolás de
Cusa: «El arte creador, que el alma tiene la suerte de alojar, no se identifica con aquel
arte por esencia que es Dios, sino que es solamente una comunicación y una
participación del mismo».

Pero no todos estamos llamados a ser artistas en el sentido específico de la palabra, sin
embargo a cada hombre se le confía la tarea de ser artífice de su propia vida y en cierto
modo debe hacer de ella una obra de arte una obra maestra. Pero en esto también tiene
que haber algo de disposición por parte del hombre puesto que todos nacemos buenos y
a lo largo de la vida es que nos vamos formando como personas buenas o malas, eso
depende de cada uno y como dije antes el hombre es o será el artífice de su propia vida.
Dándole así su valor y su significado, significado que para algunos todavía es
desconocido pero que para hallarlo lo único que se debe o debemos hacer es vivir… y al
final sabremos si todo lo que hicimos en nuestra vida habrá valido la pena o no.

El tema de la belleza es propio de una reflexión sobre el arte, La relación entre bueno y
bello suscita reflexiones sugestivas. La belleza es, en cierto sentido, la expresión visible
del bien, así como el bien es la condición metafísica de la belleza.

El hombre establece su propia relación con el ser, con la verdad y con el bien, viviendo y
trabajando. El artista vive una relación peculiar con la belleza. En un sentido muy real
puede decirse que la belleza es la vocación a la que el Creador le llama con el don del
talento artístico.

Quien percibe en sí mismo esta especie de destello divino que es la vocación artística de
poeta, escritor, pintor, escultor, arquitecto, músico, actor, etc. Advierte al mismo tiempo la
obligación de no mal gastar ese talento, sino de desarrollarlo para ponerlo al servicio del
prójimo y de toda la humanidad.

La sociedad evidentemente necesita artistas como también necesita científicos, técnicos,


trabajadores, profesionales, así como testigos de la fe, maestros, padres y madres, que
garanticen el crecimiento de la persona y el desarrollo de la comunidad por medio de ese
arte eminente que es el arte de educar.

La diferente vocación de cada artista, a la vez que elige su profesión también elige su
ámbito de servicio y de esta manera debe asumir lo duro de su trabajo y la
responsabilidad que debe afrontar con su profesión.

En la carta también nos menciona que Dios padre no puede ser representado de alguna
forma material ya que el trasciende toda representación material: “Yo soy el que soy”. sin
embargo Dios se hizo presente en Jesucristo el cual ah pasado a ser el punto de
referencia para comprender el enigma de la existencia humana, del mundo creado y de
Dios mismo.

CONCLUSIONES
No es una sorpresa para todos, que cada persona en el mundo tiene sueños y anhelos, y
a veces o muchas veces no sé, estos artistas sea cual sea su profesión: músicos, poetas,
escritores, actores o cantantes nos ayudan a acercarnos a ellos pues existen canciones o
pinturas que nos trasportan y en verdad a veces, solo a veces se identifican con nosotros
mismo, dándonos a entender que aquello que queremos o anhelamos es posible y que
cada cosa que hagamos día a día nos acercara o nos alejara de ellos.

En conclusión el papa Juan Pablo II dirigió esta carta a los artistas primero para felicitarlos
por su gran obra ante la humanidad puesto que ellos han ayudado y lo siguen haciendo
hasta el día de hoy. Pero también para decirles que lo sigan haciendo pues el mundo
necesita de ellos y que en la belleza de su arte también está reflejada la belleza de
nuestro Dios padre
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La Iglesia tiene necesidad de arquitectos, porque requiere lugares para reunir al pueblo cristiano y
celebrar los misterios de la salvación. Tras las terribles destrucciones de la última guerra mundial y
la expansión de las metrópolis, muchos arquitectos de la nueva generación se han fraguado
teniendo en cuenta las exigencias del culto cristiano, confirmando así la capacidad de inspiración
que el tema religioso posee, incluso por lo que se refiere a los criterios arquitectónicos de nuestro
Tiempo. En efecto, no pocas veces se han construido templos que son, a la vez, lugares de oración
y auténticas obras de arte.

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