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Consejo budista sobre la muerte y el morir

El 14º Dalái Lama

Todos enfrentaremos la muerte, por lo que no debemos ignorarla. Ser realistas con respecto a nuestra
mortalidad nos permite vivir una vida más plena y significativa. En lugar de morir con miedo, podemos
morir felices porque habremos sacado el mayor provecho de nuestra vida.

Vivir una vida significativa

Lo largo de los años nuestros cuerpos han cambiado; en términos generales, ni la espiritualidad ni la
meditación pueden evitar que eso suceda. Somos impermanentes, siempre cambiamos, cambiamos
momento a momento y eso es parte de la naturaleza. El tiempo está siempre transcurriendo, nada
puede detenerlo. Así que la verdadera pregunta es si estamos utilizando el tiempo correctamente o no.
¿Utilizamos el tiempo para crearles más problemas a los demás, lo cual en última instancia también nos
hace sentirnos infelices en lo profundo de nosotros mismos? Creo que esa es una manera incorrecta de
utilizar el tiempo.

Una mejor manera es tratar de moldear nuestra mente cada día con una motivación adecuada y después
vivir el resto del día con esa motivación. Y eso significa, si es posible, servir a los demás, y si no lo es, por
lo menos abstenerse de dañarlos. En este sentido no hay diferencia entre las profesiones; cualquiera que
sea la profesión se puede tener una motivación positiva. Si utilizamos nuestro tiempo de esta manera
durante días, semana, meses, años, décadas (no sólo por cinco años), entonces nuestras vidas se vuelven
significativas. Por lo menos estamos haciendo alguna contribución para la felicidad de nuestro propio
estado mental. Tarde o temprano llegará nuestro fin y ese día no vamos a sentir remordimientos,
sabremos que utilizamos nuestro tiempo de una manera constructiva.

Creo que muchos de ustedes utilizan el tiempo de forma adecuada y significativa. Eso es importante.

Tener una actitud realista acerca de la muerte

Sin embargo, nuestra vida actual no es eterna. Pero pensar: “la muerte es el enemigo” es totalmente
errado. La muerte es parte de nuestras vidas. Por supuesto, desde el punto de vista budista, este cuerpo
es en cierto sentido un enemigo; para desarrollar un deseo genuino de alcanzar moksha, la liberación, sí
necesitamos este tipo de actitud: que la verdadera naturaleza de este nacimiento y de este cuerpo es el
sufrimiento y, por lo tanto, queremos que cese. Pero esta actitud puede crear una gran cantidad de
problemas. Si consideran que la muerte es el enemigo, entonces el cuerpo también es el enemigo y la
vida como un todo es el enemigo; esto es ir demasiado lejos.
Por supuesto que la muerte significa ya no existir, al menos para este cuerpo; tendremos que separarnos
de todas las cosas con las que desarrollamos algún tipo de conexión estrecha en esta vida. A los animales
no les gusta la muerte, así que naturalmente ocurre lo mismo con los seres humanos, pero somos parte
de la naturaleza, por lo que la muerte es parte de nuestras vidas. Lógicamente, la vida tiene un principio
y un final, hay nacimiento y muerte, así que no es inusual. Pero me parece que nuestros enfoques no
realistas y nuestros puntos de vista sobre la muerte nos causan ansiedad y preocupaciones adicionales.

Como practicantes budistas es útil recordarnos diariamente la muerte y la impermanencia. Existen dos
niveles de impermanencia: un nivel burdo (que todo fenómeno producido termina) y un nivel sutil (que
todos los fenómenos afectados por causas y condiciones cambian momento a momento). En realidad, el
nivel sutil de la impermanencia es la verdadera enseñanza del budismo, pero generalmente el nivel
burdo es una parte importante de la práctica porque reduce algunas de nuestras emociones destructivas
que están basadas en la creencia de que permaneceremos para siempre.

Miren a esos grandes reyes o rajás, y en el oeste también, con sus grandes castillos y fortalezas se
consideraban inmortales; pero ahora, cuando vemos esas estructuras resulta bastante tonto. Miren la
Gran Muralla China, creó un inmenso sufrimiento a los individuos que la construyeron. Pero esos
trabajos se hicieron con la sensación: “mi poder y el imperio permanecerán por siempre” y “mi
emperador permanecerá para siempre”; al igual que con el Muro de Berlín, algún líder comunista de
Alemania Oriental dijo que duraría mil años. Todas estas sensaciones provienen del aferramiento a sí
mismos, a su partido o a sus creencias y al hecho de pensar que permanecerían para siempre.

También es cierto que necesitamos deseo positivo como parte de nuestra motivación; sin deseo no hay
movimiento, pero el deseo combinado con ignorancia es peligroso. Por ejemplo, está la sensación de
permanencia que con frecuencia crea la noción de “permaneceré para siempre”; eso no es realista, eso
es ignorancia, y cuando se combina con el deseo -querer algo más, algo más y algo más- se crean aún
más problemas y dificultades. Pero el deseo con sabiduría es muy positivo y eso es lo que necesitamos.

También vemos recordatorios de la impermanencia en la práctica tántrica, con cráneos y ese tipo de
cosas, y en algunos mándalas visualizamos cementerios (vertederos de cadáveres); todos estos son
símbolos para recordarnos la impermanencia. Un día el automóvil en el que yo viajaba pasó a través de
un cementerio, de tal forma que lo tenía fresco en mi mente cuando más tarde mencioné en una charla
pública: “Acabo de pasar por el cementerio, ese es nuestro destino final, tenemos que ir allí”. Jesucristo
lo demostró a sus seguidores en la cruz, que la muerte finalmente llega; el Buda lo hizo también. Alá no
lo sé, Alá no tiene forma, pero Mahoma por supuesto que lo demostró.
Así que tenemos que ser realistas acerca de que la muerte vendrá tarde o temprano; si desde el principio
desarrollan cierto tipo de actitud con respecto a que la muerte llegará, entonces cuando realmente
llegue se sentirán menos ansiosos. Para un practicante budista es muy importante recordar esto
diariamente.

Qué hacer en el momento de la muerte

Cuando llegue nuestro último día, necesitamos aceptarlo y no verlo como algo extraño; no hay otra
manera. En ese momento, alguien que tenga fe en una religión teísta debe pensar: “esta vida fue creada
por Dios, por lo que el final también está de acuerdo con el plan de Dios; aunque no me guste la muerte,
Dios la creó y debe significar algo”. Las personas que realmente crean en un Dios creador deben pensar
de esa manera.

Aquellos que siguen las tradiciones indias y creen en la reencarnación deben pensar en su vida futura y
hacer algún esfuerzo por crear las causas correctas para una buena vida futura, en lugar de preocuparse,
preocuparse y preocuparse. Por ejemplo, en el momento de morir pueden dedicar todas sus virtudes
para que su próxima vida sea una buena vida. Y luego, en el momento de la muerte sin importar cuáles
sean nuestras creencias, el estado mental debe ser calmado; la ira y el miedo excesivos no son buenos.

Si es posible, los practicantes budistas deben usar su tiempo para irse preparando para sus próximas
vidas; las prácticas de la bodichita y ciertas prácticas tántricas son útiles para ello. De acuerdo con las
enseñanzas tántricas, al momento de la muerte ocurre la disolución de los elementos en ocho etapas (se
disuelven los elementos más burdos del cuerpo y luego también se disuelven los niveles más sutiles). Los
practicantes tántricos deben incluir esto en su meditación diaria; todos los días yo medito al menos cinco
veces en la muerte (en diferentes prácticas del mándala) y ¡aún estoy vivo! Justo esta mañana he pasado
por tres muertes.

Así, estos son los métodos para crear una garantía para una próxima buena vida y, como lo mencioné
antes, para los no creyentes es importante ser realistas acerca del hecho de la impermanencia.

Cómo ayudar a los que están muriendo

Con respecto a las personas que están muriendo, es bueno que la gente que las rodea tenga algún
conocimiento de cómo ayudar. Como lo mencioné anteriormente, si la persona que está muriendo cree
en un Dios creador, podemos recordarle a Dios. Una fe unipuntual en Dios al menos tiene algún
beneficio, también desde la perspectiva budista. Con aquellas personas que no tienen ninguna creencia
ni religión, entonces, como mencioné anteriormente, hay que ser realista y es importante tratar de
mantener su mente en calma.

Tener a los parientes llorando alrededor puede ser perjudicial para que una persona moribunda
mantenga la mente en calma (demasiado apego); y por este apego hacia sus parientes también existe la
posibilidad de que desarrolle ira y vea a la muerte como un enemigo; así que es muy importante tratar
de mantener su estado mental en calma. Eso es importante.

En muchas ocasiones se me ha solicitado que acuda a hospicios budistas. En Australia, por ejemplo, hay
un convento en el que las monjas están totalmente dedicadas al cuidado de los moribundos y de los que
tienen enfermedades graves. Esta es una muy buena manera de poner en acción nuestra práctica diaria
de compasión; eso es muy importante.

Resumen

La muerte no es algo raro. Ocurre todos los días, en todo el mundo. Entender que definitivamente
moriremos nos anima a llevar una vida significativa. Cuando vemos que puede suceder en cualquier
momento, es menos probable que peleemos y discutamos por cosas insignificantes. En lugar de ello, nos
sentimos motivados para sacar el mejor provecho de la vida ayudando a los demás tanto como nos sea
posible.

Extracto de conferencias para los antiguos residentes occidentales de Dharamsala, Dharamsala, India,
noviembre 2 – 3, 2010, transcrito por Sean Jones y Michael Richards, editado por Luke Roberts y
Alexander Berzin, con aclaraciones entre paréntesis color violeta, traducido por Patricia Ordoñez

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