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¿Qué llevabas puesto?

Elena Aragón Borreguero

Ilustración 1 viñeta de la artista Núria Jansana

Esta viñeta, que representa una escena que cualquier mujer desearía no vivir, muestra
la situación a la que miles de mujeres se enfrentan cuando denuncian o son víctimas
de una agresión sexual. En ella podemos ver como una mujer que dice haber sufrido
una violación acude a denunciarlo y la persona que le toma declaración le pregunta
qué llevaba puesto cuando fue víctima del abuso.

Aparentemente puede parecer una pregunta inocente, pero es algo que se ha


convertido a lo largo de los años en un suceso recurrente a la hora de juzgar casos de
delitos sexuales, además de promover la culpabilización de la víctima del abuso. La
vestimenta supone un prejuicio para muchos y en este caso se ha convertido en un
arma que muchos utilizan en contra de la mujer violada.

En este artículo vamos a tratar como se ha empleado la vestimenta femenina como un


justificante de la agresión sexual por parte de un hombre. Y, ¿por qué por parte de un
hombre y no de una mujer? pues porque tal y como vemos en la prensa cuando se
habla de casos como, por ejemplo, el de La Manada, sólo se considera relevante la
ropa que llevaba la víctima en casos de agresiones de un hombre hacia una mujer,
pero no a la inversa.
En primer lugar, es necesario conocer la totalidad de delitos sexuales que se cometen
en nuestro país anualmente. El Instituto Nacional de Estadística (INE) recoge en su
informe anual la totalidad de
condenados por delitos
sexuales en nuestro país,
haciendo distinción por sexos
y grupos de edad. Según este
estudio el año pasado los
adultos condenados por
delitos sexuales aumentaron
un 6,6% respecto a 2017. En
total, 2.431 adultos fueron
condenados por atentar
contra la integridad sexual y
casi la totalidad de los
delincuentes eran hombres
(96,3%) mientras que un
3,7% restante eran mujeres. Ilustración 2: INE

En total, los condenados


cometieron 2.953 delitos, sin embargo, debemos tener en cuenta que este informe
sólo puede recoger las agresiones que han sido denunciadas quedando fuera de él
otras muchas que no llegaron a ser denunciadas.

La totalidad de delitos fueron categorizadas según: abuso sexual, agresión sexual y


violación. Ahora bien, ¿Cuáles son las diferencias entre estos tres delitos? Según los
artículos 178 y 181 del título VIII del Código Penal se considera agresión sexual cuando
utilizando violencia o intimidación se atenta contra la libertad sexual de otra persona.
Si en la agresión sexual se accede por “vía vaginal, anal o bucal, o introducción de
miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras vías” esta pasará a
considerarse violación. Se considera abuso cuando no existe violencia o intimidación,
pero tampoco consentimiento y se atenta contra la libertad sexual de otra persona.
En este estudio recogido por el INE solo 32 de las agresiones fueron consideradas
violación.

Si nos centramos en los delitos sexuales, un fenómeno específico de todos ellos es la


culpabilización de la víctima a partir de varios factores como, por ejemplo, si el agresor
era una persona conocida o desconocida y la vestimenta de la víctima (Higueras, 2018).
Esto lleva a la formación de creencias o mitos por los cuales se llega en algunos casos a
legitimar el acto de agresión. Uno de estos mitos es por ejemplo el hecho de que una
mujer viste sexy para provocar a un hombre y que por ello mismo están “pidiendo ser
violadas” (Higueras, 2018).

El año pasado el Ministerio de Igualdad publicó en su portal web los resultados del
análisis de la encuesta sobre la percepción social de la violencia sexual con el objetivo
de mostrar la percepción que tiene la sociedad sobre los diferentes aspectos de la
violencia sexual. Entre otros, aquellas circunstancias o mitos que llegan en algunos
casos a justificar el acto de violencia. En algunos casos los resultados muestran “la
tolerancia de la población hacia actitudes que pueden llegar a justificar la violencia
sexual, culpabilizar a la víctima o eximir al agresor”. Por ejemplo, un 43,7 % de los
encuestados afirmaron que si una mujer no tiene intención de tener relaciones
sexuales con un hombre no debería coquetear con él, lo que supone pasar la
responsabilidad de la agresión sexual del agresor a la víctima. Dentro de estas
actitudes también se encuentra, entre otras, la vestimenta de la víctima en el
momento de la agresión
considerándose esta un factor
a tener en cuenta y que
podría justificar la violencia.

Sin embargo, los resultados


demuestran que únicamente
un 17,6% de los entrevistados
consideran la ropa de la
víctima un factor que podría
justificar la agresión mientras que el 81% restante rechaza la tolerancia a la agresión
sexual. Cómo se puede observar en el gráfico, también se analizan otro tipo de

Ilustración 3: Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad


creencias que culpabilizan a la víctima como, por ejemplo, el hecho de andar sola de
noche por lugares poco transitados, el hecho de que la víctima tuviera muchas parejas
o el coqueteo. Este último aspecto resulta representativo pues casi la mitad coincide
en que en ese caso la culpa sería de la víctima y no del agresor debido al
comportamiento inicial de la misma. Esto implicaría que porque una mujer decida
coquetear con un hombre ya debe de tener algún tipo de relación sexual de manera
obligatoria con él, cuando no es así. El flirteo o el coqueteo no deben de ser nunca
aspectos que se deban tener en cuenta para justificar la agresión sexual.

El análisis, que es además el primero que se realiza a nivel europeo, concluye en que
prácticamente la mitad de los encuestados (el 40,9 % de los hombres y el 33,4 % de las
mujeres) consideran que son las mujeres las que deben tomar responsabilidad para
evitar y controlar el acoso sexual a las que son sometidas y esta creencia no hace más
que dificultar que cesen los delitos por abuso sexual.

Por lo tanto, la vestimenta de una mujer a la hora de la violencia sexual es en


ocasiones, como demuestra el gráfico, un factor socialmente aceptado como
justificante de la agresión. Aunque cabe decir que el porcentaje que lo afirma es
pequeño pues solo un 17,6 % justificaría la agresión. Según este porcentaje la solución
sería que las mujeres adoptaran ciertos estereotipos de conducta para evitar sufrir
cualquier tipo de abuso sexual, como, por ejemplo, no vestirse con ropa provocativa o
no caminar por lugares poco transitados a altas horas de la noche. Sin embargo, nunca
se le suele preguntar al agresor que llevaba puesto el día que cometió el delito, pero sí
es recurrente que se le pregunte a la víctima. Al igual que se le suele preguntar por lo
que hizo el día después como si fuera un factor influyente, como sucedió en el caso de
La Manada durante uno de los juicios en el que se juzgó a la víctima por salir con sus
amigas de fiesta días después de la agresión.

La culpabilización de la víctima también se da en campañas contra la prevención de la


violencia machista pues en estas campañas podemos ver como la responsabilidad de
frenar la situación recae en la persona agredida. En muchas de estas campañas se pide
a la víctima que denuncie o que deje de ver al agresor, pero, sin embargo, este tipo de
campañas no suelen dirigirse directamente a este último.
La cuestión es que parece que siempre se intenta buscar algo que justifique la
agresión, ya sea la ropa o
el alcohol, olvidando que a
quién realmente hay que
juzgar y culpar es al
causante de la agresión.
Muchos gráficos que
circulan por internet
tratan así de recordarlo,
como este de la artista e
instagramer Moderna de
Pueblo, que publico en sus
redes el siguiente tras el
juicio de La Manada.

Ilustración 4: Moderna de Pueblo

Sin embargo, como se ha dicho al principio de este artículo la vestimenta no es más


que uno de los muchos mitos que se articulan en torno a los delitos sexuales. A raíz de
esto, han surgido en numerosos países de todo el mundo diferentes iniciativas con el
objetivo de visibilizar este prejuicio al que muchas mujeres se enfrentan, no sólo
cuando son víctimas de una agresión, sino en el día a día. La ropa se ha convertido en
un elemento que nos etiqueta según llevemos unas prendas u otras. Algunas de las
iniciativas que se han llevado a cabo son las siguientes:

What where you wearing?

El ¿Qué llevabas puesto? o What were you wearing? fue un movimiento que el Centro
de Educación y Prevención de Agresión Sexual de la Universidad de Arkansas llevó
acabo en 2013 y que pretendía frenar las creencias de que la vestimenta de una mujer
podía evitar o no que fueran víctimas de algún tipo de agresión sexual. Se realizó una
exposición en las que se expusieron recreaciones de las vestimentas que 18
estudiantes universitarias llevaron puestas el día que fueron víctimas de la agresión.
A partir de esta iniciativa en Arkansas se llevó a cabo una iniciativa similar el año
pasado en Costa Rica, con una réplica de la exposición durante el Día Internacional
para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La exposición tuvo lugar en la Casa
Caníbal del Centro Cultural de España y formó parte de una de las iniciativas de la
UNESCO de San José y del Centro Cultural de España para visibilizar los mitos que giran
en torno a la violencia sexual.
Además, también impulsaron una
campaña en RRSS bajo el hashtag
#quellevabaspuesto.

A lo largo de la exposición pueden


verse diferentes prendas de ropa
como, por ejemplo, una camisa
vaquera y unos pantalones, ropa
para hacer deporte e incluso un Ilustración 5: Artículo de El Mundo: ¿Vestidas para ser violadas?

vestido infantil. Todas estas


prendas demuestran que ningún tipo de ropa exime a una mujer de ser violada, da
igual que esta sea considerada provocativa o no.

I Believe Her- Ireland

El 14 de noviembre de 2018 hubo una manifestación


en Irlanda para apoyar a una víctima de violación.
Durante la manifestación cientos de personas salieron
a la calle con pancartas en las que se podía ver escrito
This is not consent, esto no es consentimiento, y en las
que aparecían dibujadas diferentes tipos de ropa
interior. El motivo de la manifestación surgió a raíz de
un juicio que se celebró en la ciudad irlandesa de Cork,
donde un hombre de 27 años fue absuelto tras violar a
una chica de 17 años. Durante el juicio su defensa
sugirió al juez que tuviera en cuenta el tipo de ropa Ilustración 6: Publicación en Twitter de I
Believe Her Ireland
interior que llevaba la chica durante la agresión. La
víctima llevaba un tanga a modo de ropa interior y según la abogada del acusado
podría considerarse como una señal de consentimiento por parte de la víctima. Esto no
son más que técnicas de distracción pues se consigue por un momento desviar la
atención del acusado y dirigir la mirada a la víctima. De nuevo, ninguna prenda de ropa
justifica ni da a entender si se da el consentimiento o no. La iniciativa la llevó a cabo
una cuenta de Twitter bajo el nombre de I Believer Her-Ireland y a raíz de sus
publicaciones miles de mujeres comenzaron a subir tweets y fotos de su ropa interior
con el hashtag #Thisisnotconsent.

El mensaje también llegó al Parlamento irlandés donde la diputada progresista Ruth


Coppinger mostró durante un pleno una prenda de ropa interior para llamar la
atención y pedir a la población un cambio de actitud respecto a las agresiones
sexuales.

La marcha de las putas

Otro de los movimientos feministas que se han llevado a cabo es el llamado


“Slutwalk”. Este movimiento originario de Estados Unidos surgió para hacer frente a
las declaraciones que un policía dio en una conferencia de seguridad civil en una
universidad de Toronto en enero de 2011. El policía en cuestión, Michael Sanguinetti,
hizo referencia a la vestimenta que llevan algunas mujeres cuando son víctimas de una
violación alegando lo
siguiente:

"I've been told I'm


not supposed to say
this - however,
women should avoid
dressing like sluts in
order not to be
victimised".

Es decir, en sus propias palabras las mujeres deberían dejar de vestirse como putas
para no ser violadas. Las duras y equivocadas palabras de este policía propiciaron que
en EE. UU. se llevara a cabo
una marcha feminista para
denunciar la violencia de género y a la cultura que culpa a la víctima en lugar de
condenar al agresor sexual. Miles de mujeres se lanzaron a las calles de Nueva York
con vestimentas supuestamente “provocativas” para reivindicar su libertad.

El movimiento intenta crear conciencia y que se eduque a la no violación en lugar de


decir a las mujeres qué pueden o no
llevar puesto cuando van por la calle.

El largo de mi falda NO te dice que sí

Otra de las campañas relacionadas con


este fenómeno tuvo lugar el pasado año
en la ciudad de Sevilla bajo el lema el
“Largo de mi falda NO te dice que sí” con
motivo del 25N Día Internacional contra
la violencia hacia las mujeres. La idea fue
elaborada por alumnos de ESO de uno
de los institutos de la provincia con
motivo del concurso que realiza
anualmente el área de Igualdad. En la
imagen podemos ver a tres chicas de
espaldas vestidas con tres faldas de distinta longitud.

El objetivo de nuevo era crear conciencia y hacer ver que no importa la vestimenta que
lleves, si tú falda es más larga o corta, pues eso no le da el derecho a nadie a agredirte.
La campaña contó con el apoyo de nuestra Universidad, así como de la Universidad de
Sevilla y de los clubes de fútbol, las estaciones del Metro de Sevilla y una gran cantidad
de comercios. Además, la campaña estuvo acompañada de un cortometraje que se
puede ver en la cuenta oficial del Ayuntamiento de Sevilla en YouTube

En conclusión, podemos decir que el tipo de ropa que una mujer lleve no justifica en
absoluto ni tampoco autoriza una agresión sexual. Esto no son más que creencias que
promueven la desigualdad entre hombres y mujeres. Este fenómeno de culpabilización
de la víctima es conocido también por su nombre en inglés como victim blaiming y la
vestimenta es solo un ejemplo. Otros factores como el alcohol, si una mujer va sola o
acompañada o según por los lugares que transite son también utilizados para
culpabilizar a la víctima de una agresión sexual. Por tanto, en lugar de decirle a una
mujer que debe o no debe ponerse, en lugar de intentar evitar vistiendo de una
manera u otra que seamos agredidas o echándole la culpa a otros factores como los
que se han comentado anteriormente, es necesario promover una educación que se
base en la no agresión.

Referencias:

 Artal, R. (17 de noviembre, 2017). De la falda culpable a La Manada bruta.


Recuperado de https://www.eldiario.es/zonacritica/falda-culpable-Manada-
bruta_6_709089097.html

 BBC. 'Slut' gaffe prompts many marches. (8 de mayo,2011). Recuperado de


https://www.bbc.com/news/world-us-canada-13320785

 El País, Verne. (16 de noviembre, 2018). "Esto no es consentimiento": fotos de


tangas para apoyar a una víctima de violación. Recuperado de
https://verne.elpais.com/verne/2018/11/16/articulo/1542360058_838594.htm
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El País, Verne. (7 de junio, 2018). Envía este gráfico a quien crea que el alcohol
es la causa de las violaciones. Recuperado de
https://verne.elpais.com/verne/2018/06/07/articulo/1528385151_741058.htm
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 Hernández, I. (5 de octubre, 2017). Vestidas para ser violadas?. Recuperado


dehttps://www.elmundo.es/sociedad/2017/10/05/59d50cf3268e3e2b7f8b462
3.html

 Higueras, J. (2018). ¿Influye la vestimenta de la víctima? Relación entre sexismo


hostil, chica que viste sexy y justificación de la agresión sexual (Trabajo de Fin
de Grado). Universidad de Granada, España.
 Instituto Nacional de Estadística (INE). (2018) . Estadística de Condenados:
Adultos / Estadística de Condenados: Menores (ECA / ECM) Año 2018.
Recuperado de https://www.ine.es/prensa/ec_am_2018.pdf

 Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2019). Percepción Social


de la Violencia Sexual. Principales Resultados. Recuperado de
http://www.violenciagenero.igualdad.mpr.gob.es/violenciaEnCifras/estudios/in
vestigaciones/2018/doc/Principales_Resultados_Violencia_Sexual.pdf

 Monge, Y. (13 de junio, 2011). Se visten como se visten, y pasa lo que pasa
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https://elpais.com/elpais/2011/06/13/mujeres/1307948400_130794.html

 Moura, C. y Alburquerque, C. (2015) La expresión de la ropa como estímulo a la


violencia de la mujer. Moda Documenta: Museu, Memória e Design. (Nº1).

 Navarro, B. (15 de enero, 2018). Una exposición desmonta el prejuicio de la


ropa que llevaban las víctimas de violaciones. Recuperado de
https://www.lavanguardia.com/vida/20180115/4427971760/exposicion-desmonta-
prejuicios-ropa-victimas-violaciones.html

 UNESCO. (2018). What Were You Wearing? Survivor Art Exhibition. Recuperado
de https://en.unesco.org/events/what-were-you-wearing-survivor-art-
exhibition

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